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En El Anden

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EN EL ANDÉN

De Ernesto Frers

La escena representa sucintamente, el andén  de una estación ferroviaria de pueblo. Hay un

banco. Al fondo, tres puerta. Entre la primera y la segunda, una ventanilla de boletos. Cada puerta

tiene un cartel que reza, de izquierda a derecha: “jefe”, “sala de espera” y “ W.C”, la ventanilla tiene

un c artel en el que se lee “ boletería”. Al levantarse el telón  la escena está   desierta; luego de un

tiempo entra por la derecha un señor de impermeable, con una valija. Echa una ojeada al lugar. Luego

viene a proscenio y mira a uno y otro lado, como si espera ra ver algún tren. Consulta el reloj y lo

compara con el de la estación que marca las 12hs (durante toda la obra marcara la misma hora).

Vuelve a mirar a lo lejos y por último se sienta en el banco, saca un diario del bolsillo y lee. Por

izquierda, entra l a joven pasajera, pasando por frente al señor de la valija; este la espía por sobre el

diario. Ella entra en la “sala de espera” y cierra la puerta. El señor de la valija deja el diario, se

incorpora y se acerca a la puerta de la sala de espera, la observa un momento y luego se agacha para

espiar por la cerradura. De la puerta que corresponde al “jefe” sale el empleado, de uniforme, con un

farol ferroviario y una bandera verde.

EL EMPLEADO:- (al señor ) ¿Busca usted algo?

EL SEÑOR:- (incorporándose 
 ) ¿eh?... ¡ah!.... ¡si!..... el ….. baño por favor.  

EL EMPLEADO:-(Señalando 
 ) Es la otra puerta.

EL SEÑOR:- ¿la otra? Caramba. Debo haberme confundido.

EMPLEADO:- Esta es la sala de espera. Lo dice el cartel

SEÑOR:- ¿eso dice? Claro, no tengo anteojos los debo h aber dejado en la valija. Siempre me sucede…  
 

EMPLEADO:- Bueno pues es la otra puerta.

SEÑOR:- (señalando 
 ) ¿aquella verdad?

EMPLEADO:- esa misma

SEÑOR:- (cortante 
 ) Bien ya iré… ya iré… (Mira el uniforme del empleado) ¿Es usted el jefe de la

estación?

EMPLEADO:- no señor, yo soy el empleado. El jefe está trabajando en su oficina que es aquella otra

puerta.

SEÑOR:- si, lo he leído “jefe” 

EMPLEADO:- ¿sin los anteojos?

SEÑOR:- (sin inmutarse) Bien…. La palabra es más corta. (Coloca gráficamente los dos índices a corta

distancia) cuando es más… (Separa mucho los dedos, mientras el empleado lo mira fijamente 
 )…

necesito los anteojos. Astigmatismo, eso es.

EMPLEADO:-  no deja de ser un engorro.

SEÑOR:- Dígamelo a mí. ( Transición) ¿De manera que es el empleado?  

EMPLEADO:- Si señor

SEÑOR:- El empleado de jefe.

EMPLEADO:- (con satisfacción 
 ) Su brazo derecho.

SEÑOR:- (luego de mirarse su brazo derecho ) Eso está muy bien, lo felicito.


 

EMPLEADO:- Gracias, En verdad es una carrera notable para mi edad. En 15 o 20 años más puedo llegar

a ayudante principal. Y, Dios mediante, a subjefe y… no me atrevo a pensarlo… si todo va bien y vivo lo

suficiente, podría incluso ser algún día ¡Jefe de estación! ¿Qué me cuenta? ¡Yo jefe!

SEÑOR:- Un brillante porvenir. Si alguna vez tengo hijos, los empleare en el ferrocarril.

EMPLEADO:- Bien no todas son rosas. A veces se trabaja duro. En ocasiones pasan hasta 3 trenes por

semana y uno debe estar atento.

SEÑOR:- ¿Atento?

EMPLEADO:- Si señor, hay que prestar mucha atención. Eso es lo fundamental. Vigilar las señales,

limpiar el Rol, vender boletos y estar atento ( señalando la puerta del  jefe ) El siempre estuvo atento; por

eso llego a donde está. Y yo pienso imitarlo.

SEÑOR:- La verdad lo envidio a usted. Parece muy seguro de sí.

EMPLEADO:- (levantando el índice 
 ) ¡El trabajo es salud!

SEÑOR:- (un tanto desconcertado 


 ) Sin duda. Bien y ya que usted es tan atento, ¿podría decirme por

favor si el expreso de las 7 llegara a horario?

EMPLEADO:- (Agradablemente sorprendido 
 ) Ah, ¿pero tenemos hoy un expreso?

SEÑOR:-  Eso creo. ¿No lo sabe usted?

EMPLEADO:- ¡Como no voy a saberlo! Permítame ( saca un horario del bolsillo y lo hojea ) ¡Si aquí

esta! El expreso de las 7 llegara exactamente a las 8:45

SEÑOR:- ¿Tan retrasado?

EMPLEADO:- A horario
 

SEÑOR:- (Cauteloso ) Tengo entendido que es el expreso de las 7…  

EMPLEADO:- Eso es

SEÑOR:- ¿Y llega 8:45?

EMPLEADO:- Esa pequeña demora esta prevista en el horario. ¡Usted no entiende nada de ferrocarriles,

señor! Le convendría emplear a su hijo.

SEÑOR:- es que todavía no lo tengo.

EMPLEADO:- No lo olvide si llega a tenerlo.

SEÑOR:- Eso hare.

EMPLEADO:- Bueno, ahora debo continuar mi labor. Que lo pase usted bien. ( Se aleja 
 )

SEÑOR:-  ¡Eh oiga!

EMPLEADO:- (volviéndose 
 ) ¿Qué desea?

SEÑOR:- ¿El expreso se detiene regularmente en esta estación?

EMPLEADO:- Ah no señor. No se detiene regularmente.

SEÑOR:- ¿Y qué días se detiene?

EMPLEADO:- (corrido 
 ) La verdad que hasta ahora no se ha detenido nunca.

SEÑOR:- ¡Que inconveniente!

EMPLEADO:- ¿Esperaba usted tomarlo?

SEÑOR:- Esa era mi idea.


 

EMPLEADO:- ¡Que original! Bueno, que no se haya detenido hasta ahora no quiere decir que no se

detenga alguna vez.

SEÑOR:- ¿Le parece?…  

EMPLEADO:- Hay que ser optimista.

SEÑOR:- ¿Usted cree?

EMPLEADO:- Hace 10 años que el jefe de estación solicita a la superintendencia que el expreso de las 7

se detenga aquí a las 8:45. El nuevo superintendente ha prometido ocuparse del asunto, así que en

cualquier momento… Ya ve usted.  

SEÑOR:- Es una esperanza.

EMPLEADO:- ¡La esperanza, es lo último que se pierde! Por las dudas le venderé un boleto

SEÑOR:- ¿Lo cree necesario?

EMPLEADO:- Si no tiene boleto no podrá usted tomar el tren, son muy exigentes en esas cosas. Un

momento ( Entra en la oficina del jefe y reaparece por la ventanilla ) ¿A donde viaja?

SEÑOR:-  A la capital.

EMPLEADO:- ¿Negocios?

SEÑOR:- Algo así … 

EMPLEADO:- ( pícaro ) ¿Una aventura?

SEÑOR:- No, nada de eso.

EMPLEADO:- Lastima, ¿un asunto de familia, quizás?


 

SEÑOR:- ¿y después de todo, porque tengo que rendirle cuentas? ¡No creo que a usted le incumba!

EMPLEADO:- (ofendido ) Está bien, si lo toma así …. Son $500.  

SEÑOR:-  Es un poco caro…  

EMPLEADO:- (secamente ) El expreso tiene únicamente coches de primera y la capital queda lejos. ¡El

servicio hay que pagarlo!

SEÑOR:- (hurgando en su bolsillo ) No sé si me alcanza….  

EMPLEADO:- (Molesto 
 ) Haberlo pensado antes.

SEÑOR:- (Termina de contar su dinero ) ¿480?

EMPLEADO:- ¡Quinientos!

SEÑOR:- ¡Pero es que no me alcanza!

EMPLEADO:- Pues deberá bajarse antes

SEÑOR:-  No sé todavía si voy a poder subir…  

EMPLEADO:-  Tiene usted que decidirse ( asoma la cabeza para consultar el reloj que marca las

12 ) Ya van a ser las 7.

SEÑOR:- (Comenzando a indignarse ) ¡Pero si el expreso llega 8:45!

EMPLEADO:- La boletería cierra a las 7. Es el reglamento.

SEÑOR:- Siendo así ( completa los $500 y se los da )

EMPLEADO:- Es mejor usted cuando se pone razonable.


 

SEÑOR:- No me ha dado el boleto…  

EMPLEADO:-  Se lo daré si el tren se detiene. Si sigue de largo ¿para qué quiere el boleto?

SEÑOR:- (desconfiado ) En ese caso ¿me devuelven el dinero?

EMPLEADO:- El 20 por ciento. El resto es para la caja de empleados ( iracundo ) ¡O quiere usted que

trabajemos gratis! ( cierra violentamente la ventanilla 


 ).

SEÑOR:- (Regresando al banco ) No es justo. ( Se sienta y vuelve a tomar el diario. De la sala

de espera sale la joven pasajera y se aproxima ).

JOVEN:- ¿Señor…? ( El la mira ) ¿espera usted el expreso de las 7?

SEÑOR:- Eso creo. ¿Viaja usted también? Le advierto que ya no podrá tomar boleto. Han cerrado. Es el

reglamento.

JOVEN:-  Oh, no señor. Yo solo vengo a esperar a una persona.

SEÑOR:- ¿Espera usted a alguien?

JOVEN:- Si señor, a mi prometido.

SEÑOR:- Excelente. Entonces sin dudas el expreso ha de detenerse.

JOVEN:- (Suspira)  Eso no lo sabemos.

SEÑOR:- ¿Pero no dice usted que viaja su prometido?

JOVEN:- Si señor, todos los días. Y todos los días llega hasta el final de la línea sin conseguir descender

aquí. Regresa en el expreso nocturno y vuelve a hacer el viaje al día siguiente. ( Sonríe 
 )¡Se ve que me

quiere!
 

SEÑOR:- (desconcertado 
 ) Sin duda… pero… ¿por qué no intenta arrojarse por la ventanilla?

JOVEN:-  Quiso hacerlo, señor, hace algunos años. Pero yo no se lo permití ¿no cree usted que eso es

muy peligroso?

SEÑOR:-  Hay algún peligro… Si… Pero si realmente la quiere…  

 ) Oh, sí. El me quiere y haría cualquier locura por mi ( súbitamente seria ) Pero
JOVEN:- (En arrebato 

también debemos pensar en nuestros hijos.

SEÑOR:- ¿Tienen ustedes hijos?

JOVEN:- (Salta ) no, señor ¿Por quién me ha tomado? ( trágica ) Pero tampoco podremos tenerlos si se

mata al saltar del tren en marcha.

SEÑOR:- ( pensativo ) Evidentemente.

JOVEN:- (suspira ) Ya ve usted, no tiene solución.

SEÑOR:- (luego de pensar ) Digo yo… Aparte del expreso ¿No hay trenes intermedios?

JOVEN:-  Si señor hay uno, Pero solo tiene vagones de segunda. ¿Cree usted que mi familia me

permitiría casarme con alguien que viaja en segunda?

SEÑOR:- Bueno… Si no hay otra manera… Deberían comprenderlo… 

JOVEN:- ¡Ah no señor! Hay que cuidar las formas. Este es un pueblo chico y se murmura mucho. Quizás

en la capital podría pasar; pero no aquí señor, no aquí ( entra el empleado )

EMPLEADO:- ¡Ah otro pasajero! Veo que hay mucho movimiento hoy ( se acerca al banco ) ¿Tiene

usted boleto?

SEÑOR:- Yo si, lo tome recién ¿no recuerda?


 

 EMPLEADO:- Me refiero a la señorita.

JOVEN:- Yo no viajo.

EMPLEADO:- Entonces no puede permanecer aquí. Debe pasar a la sala de espera, señorita. Lo siento es

el reglamento.

JOVEN:- ¿No podría quedarme aquí sentada hasta que pase el tren? ¡Solo para verlo!

EMPLEADO:- (asombrado 
 ) ¿Nunca ha visto un tren señorita?

SEÑOR:- La joven se refiere a su prometido.

EMPLEADO:- (ofendido ) Sepa que yo soy casado y por otra parte…  

SEÑOR:-  Aludo al prometido de ella.

EMPLEADO:- (alegre, a la joven ) ¿ah, va usted a casarse?

JOVEN:- Eso espero.

EMPLEADO:- Siendo así haremos una excepción, Pero no se mueva usted del banco, eh! El jefe podría

irritarse.

SEÑOR:- ¿No podría hablar con el…?  

EMPLEADO:- ¿Con quién señor?

SEÑOR:- Con el jefe. Quizás el sepa si el expreso se detendrá hoy.

EMPLEADO:-  No lo sabe. Si lo supiera, me lo hubiera dicho. No tiene secretos para mí, soy su brazo

derecho. Además creo haberle dicho ya que está muy ocupado. No recibe a nadie.

SEÑOR:- Entonces… ¡solo resta esperar!


 

EMPLEADO:- Para eso está este sitio señor, Para esperar ( sale el empleado )

SEÑOR:- ¡Es inconcebible, Deberé perder un tiempo precioso!

JOVEN:- Es usted muy impaciente.

SEÑOR:- ¿Le parece?

JOVEN:-  Oh sí, señor. Y la impaciencia a nada conduce. El empleado tiene razón, estamos en el andén

par esperar el tren. Esperemos pues.

SEÑOR:- No, no me niego a esperar ¡Pero alguien debería saber si ese bendito expreso va a detenerse

hoy aquí!

JOVEN:- Es mejor así, según yo pienso. La duda forma parte de la espera ¿No lo cree usted? Si uno

estuviera seguro de que el tren va a detenerse, o no, el andén perdería todo su encanto.

SEÑOR:- ¿Usted cree?

JOVEN:- Sin duda, señor.

SEÑOR:- (sentándose a su lado ) ¿Sabe que es interesante lo que usted dice? Nadie pensaría que

fuera capaz de tan sagaz razonamiento; y poético.

JOVEN:- No son palabras mías señor. Me lo enseño mi padre antes de morir. Lo piso un tren ¿Sabe

usted?

SEÑOR:- ¿A su padre?

JOVEN:- (asintiendo ) Fue un día como hoy, en este mismo lugar. Descendió a las vías para ver si venia

el expreso y lo atropello un tren lechero que llegaba en sentido contrario. ( Suspira ) Uno de los vagones

descarrilo. Esa semana tomamos mucha leche en el pueblo.


 

SEÑOR:- (sentencioso 
 ) Toda desgracia, tiene su compensación.

JOVEN:- Así es ( suspira ) El siempre me lo decía: la incertidumbre es lo más hermoso del andén. ( Otro

suspiro ) Tenía razón ¿No cree usted?

SEÑOR:- Si, evidentemente.

JOVEN:- Entonces, esperemos.

SEÑOR:- ¿Y qué podemos hacer mientras esperamos?

JOVEN:- Lo que hace todo el mundo: conversar.

SEÑOR:- (Alegre ) ¡Eso es! ¡conversemos! Conversemos…( silencio embarazoso ) ¡Ejem…! ¿Y… de que

podemos conversar?

JOVEN:- De cualquier cosa. Hable usted de lo que quiera.

SEÑOR:-  Ah muy bien… ( Parece que va a decir algo, pero se queda mudo. Luego: ) Este… la

verdad… 

JOVEN:- ¿No se le ocurre nada?

SEÑOR:- La verdad es que….así de repente no, no se me ocurre nada. Es tonto ¿verdad?

JOVEN:- un poco. Pero siempre pasa lo mismo. En cuanto uno se propone conversar seriamente no se le

ocurre nada que decir… Entonces se queda callado.  

SEÑOR:-  Como yo ahora.

JOVEN:- Exactamente. Es muy gracioso ( se ríe )

SEÑOR:- Por lo menos la he hecho reír … 


 

JOVEN:- (sin poder contenerse 


 ) oh si ¡me da usted mucha risa!  (gran carcajada )

SEÑOR:- (ensaya una sonrisa, luego vuelve a ponerse serio ) No veo el motivo… ( Nueva

carcajada de ella ) señorita… por favor…  

JOVEN:- (enjuagándose las lagrimas ) Le ruego me perdone. ( Risa contenida ) Pero es que me dan

mucha risa los señores.

SEÑOR:- ¿Los señores?

JOVEN:- ¡Si, son graciosísimos!

SEÑOR:- ¿Todos los señores?

JOVEN:- (riendo ) ¡oh, si… todos!  

SEÑOR:- ¿Incluso los alemanes?

JOVEN:- (repentinamente seria ) No. Los alemanes no.

SEÑOR:- ¡Ah! ¿Y por qué esa excepción?

JOVEN:- ¿Ha visto usted algún alemán que sea gracioso?

SEÑOR:- No, es cierto que no he visto ninguno. Pero eso no quiere decir que no los haya. Hasta

recuerdo haber leído por ahí de uno que lo era. Fíjese usted que en esas cosas las generalizaciones, por lo

general, a nada conducen. Eso hace que yo sea un escéptico. Pero tengo mis razones, es innegable. Cuando

era estudiante siempre me decía qu e… 

JOVEN:-  ¿ve usted? Ya lo tenemos.

SEÑOR:- (volviéndose instintivamente ) ¿a quien ¿


 

JOVEN:- Al tema. En cuanto uno deja de pensar en ello, lo encuentra.

SEÑOR:-  Así es… así es… Bueno ¿que estaba diciendo?

JOVEN:- ( paciente ) Dije que en cuanto uno deja de pensar en ello, lo encuentra

SEÑOR:-  No, no…. ¿Qué estaba diciendo yo?  

JOVEN:- ¡ah! Decía usted” así es…. Así es…” 

SEÑOR:- Antes de eso.

JOVEN:- (recita ) “Fíjese usted que en estas cosas las generalizaciones, por lo general, a nada conducen”  

SEÑOR:- ¡No, no un poco más adelante…! 

JOVEN:- (mecánica ) “Cuando era estudiante siempre me decía que…”  

SEÑOR:-¡Eso es! ¡Eso es exactamente! ( retoma ) Cuando era estudiante siempre me decía que la verdad

sobre los alemanes hay que buscarla en Wagner y Schiller.

JOVEN:- No conozco esa esquina.

SEÑOR:- No es exactamente una esquina.

JOVEN:- ¿queda entonces a mitad de cuadra? No creo que pueda usted encontrar la verdad a mitad de

cuadra. Y menos tratándose de los alemanes.

SEÑOR:- (severo ) Creo que no nos entendemos.

JOVEN:- (quejosa ) Es usted muy exigente.


 

SEÑOR:- No señorita. Por el contrario soy muy amplio y comprensivo. Siempre lo he sido; incluso desde

chico. Pero debe usted aceptar que no ha interpretado correctamente mi ejemplo. ¡Si no sabe quién es

Wagner…! 

JOVEN:- (escandalizada ) ¡Cómo no voy a saber quién es Wagner!

SEÑOR:- ¿Lo sabe usted?

JOVEN:- Por supuesto.

SEÑOR:- ¿y Schiller?

JOVEN:- No no creo que Schiller lo sepa.

SEÑOR:- (al borde de la desesperación ) Seguimos sin entendernos.

JOVEN:- Usted no es razonable.

SEÑOR:- Trato de serlo, mi querida.

JOVEN:- (en un alarido ) ¡Yo no soy su querida!

SEÑOR:- (confundido ) Es una manera de hablar…  

JOVEN:- ¡Pues tiene una manera de hablar muy atrevida! ( le da la espalda ) 

( Reaparece el empleado 
 )

EMPLEADO:- ¿No ha llegado aun el expreso?

SEÑOR:- no, no ha llegado.

JOVEN:- no, no ha llegado.
 

(El empleado se acerca a ellos, que se dan la espalda, y mira alternativamente a uno y a

otra, irguiéndose luego con aire triunfal )

EMPLEADO:- ¡Ustedes han reñido!

SEÑOR:- No tanto como eso… En fin, tuvimos un malentendido…  

JOVEN:- ¡un malentendido? ( dirigiéndose  al empleado ) ¡El señor es un grosero! ¡no deberían

permitir que gente así permaneciera en el andén!

SEÑOR:- La señorita exagera… solo trate de explicarle…  

JOVEN:- ¡me ha hecho insinuaciones inconfesables!

EMPLEADO:- (severo ) ¿Eso ha hecho?

JOVEN:- (llorosa ) Dio por sentado que yo era su querida.

EMPLEADO:- ¡Caramba, señor, ha estado fuerte!

SEÑOR:- La llame que rida paternalmente…  

JOVEN:- ¿Ve usted? ¡Lo reconoce! ¡Este hombre no tiene vergüenza!

SEÑOR:- No señorita, porque no he hecho nada que pueda avergonzarme.

JOVEN:- ¡Por supuesto que no lo ha hecho! Lo ha dicho ¡y con eso basta!

EMPLEADO:- Calma, calma… Consideremos las cosas con un poco de tranquilidad. ¿Usted reconoce,

señor, haber dicho que ella era su querida?

SEÑOR:- En sentido figurado…  

EMPLEADO:- (feroz ) ¡lo reconoce o no lo reconoce!


 

SEÑOR:- (más feroz) ¡no lo reconozco!

EMPLEADO:- (suave, sorprendido ) ¿Como no me reconoce? Si hace 10 minutos estuve hablando con

usted. Soy el empleado de la estación.

JOVEN:- (solícita ) ¡Claro! El es el empleado. Vende boletos.

SEÑOR:- Ya sé que es el empleado.

EMPLEADO:- (amoscado ) ¿Y entonces por qué dice que no me reconoce?

SEÑOR:- (exasperado ) ¡Nunca he dicho tal cosa!

EMPLEADO:- (en voz baja a la joven ) Acaba de decirlo.

JOVEN:- (en voz baja al empleado ) En efecto.

EMPLEADO:- (en voz baja a la joven ) Este hombre está loco.

JOVEN:- (en voz baja al empleado ) Completamente.

EMPLEADO:- Señor, usted está completamente. Por ese motivo no puede permanecer en el andén. En

el reglamento ( recita ) “articulo 112: Las personas que den muestras inequívocas de locura, embriaguez,

comunismo o malas costumbres, no podrán permanecer en el andén esperando el tren expreso, siendo

obligación del empleado de la estación desplazarlas convenientemente fuera del perímetro del mismo”,

entonces haga el favor de desalojar el andén o me veré obligado a usar la fuerza.

JOVEN:- ¡Así se habla!

EMPLEADO:- ¿Cómo se habla?

JOVEN:- Así, como ha hablado usted ( imitándolo )” entonces haga el favor de desalojar el andén”  
 

EMPLEADO:- No puedo señorita, yo trabajo aquí.

SEÑOR:- (intercediendo ) Claro, debe cumplir horario.

EMPLEADO:- Sino, me descuentan a fin de mes. Es el reglamento.

JOVEN:- (desorientada ) Creo que no nos entendemos.

SEÑOR:- Eso es lo que estoy diciendo yo desde el principio.

EMPLEADO:- No señor, disculpe. Usted al principio estaba espiando por el ojo de la cerradura. Lo vi

perfectamente.

SEÑOR:- Me refiero a lo que le decía antes a la señorita.

JOVEN:- ¿Qué me decía antes?

SEÑOR:- Que no nos entendemos.

JOVEN:- No señor, usted antes me decía “querida”  

SEÑOR:- (al empleado ) Ya ve usted.

EMPLEADO:- ¿Entonces, ustedes son parientes?

JOVEN:- Es la primera vez que lo veo.

EMPLEADO:- ¿Y usted?

SEÑOR:- La segunda. La primera fue cuando entró al la sala de espera. La espié por encima del diario.

EMPLEADO:- Entonces es la tercera; porque luego la espío usted por el ojo de la cerradura.

SEÑOR:- Tiene razón, la tercera. Como usted ve, nos hemos visto varias veces, y dada la diferencia de

edad, creo que ya puedo llamarla querida.


 

EMPLEADO:- Bueno, llámela.

SEÑOR:- ¡Querida!

JOVEN:- ¿Qué desea señor?

SEÑOR:- Él me dijo que la llamara.

JOVEN:- (al empleado ) ¿usted me llamaba?

EMPLEADO:- No, el que la llamaba era él.

JOVEN:- Pero él me dijo que era usted.

EMPLEADO:- ¿Yo?

SEÑOR:- ¡Claro! ¿No me dijo usted, “bueno llámela”?  

EMPLEADO:- Porque era la tercera vez que la veía.

JOVEN:- (al empleado ) ¿Me ha visto usted otras veces? ¡Es lógico, yo vengo tan a menudo a la

estación!

EMPLEADO:- Creo que no nos entendemos.

SEÑOR:- ¡Eso es lo que estoy diciendo desde el principio!

JOVEN:- Si le resulta divertido, sígalo diciendo. A mí no me molesta.

EMPLEADO:- A mí tampoco, siga nomás.

SEÑOR:- Entonces, ¿Puedo seguir diciéndolo?

EMPLEADO:- ¡Por supuesto! Dígalo con confianza, está es su casa.


 

SEÑOR:- Creo que no nos entendemos.

JOVEN:- (al empleado ) Lo dice con mucha convicción.

EMPLEADO:- Sí, la verdad lo dice bien. ( Al señor ) continúe, continúe…

SEÑOR:- ¡Creo que no nos entendemos. Creo que no nos entendemos, creo que no nos entendemos,

creo que no nos entendemos, creo que no nos entendemos, creo que no nos entendemos, creo que no nos

entendemos, creo que no nos entendemos, creo que no nos entendemos, creo que no nos entendemos,

creo que no nos entendemos!

EMPLEADO:- ¿Cree usted que no nos entendemos?

SEÑOR:- (agotado ) Eso creo.

EMPLEADO:- (a la joven ) ¿Y usted?

JOVEN:- Evidentemente no nos entendemos.

EMPLEADO:- Bien, eso puede ser un problema.

JOVEN:- (aprensiva ) ¿Usted cree?

EMPLEADO:- ¿Que no nos entendemos?

JOVEN:- Que puede ser un problema.

EMPLEADO:- Seguramente. Si no nos entendemos, no podremos seguir conversando.

JOVEN:-Hay tanta gente que conversa y no se entiende…  

EMPLEADO:- Pero no es lo correcto, y menos en el andén.

SEÑOR:- (tímidamente ) Podríamos intentar de nuevo desde el principio…  


 

EMPLEADO:- (dubitativo ) ¿Y si volvemos a no entendernos?

JOVEN:- (entusiasmada ) Empezamos nuevamente, total hay tiempo.

EMPLEADO:- (al señor ) ¿Usted está de acuerdo?

SEÑOR:- Probar no cuesta nada…  

EMPLEADO:- ¡Entonces, probemos!

(El empleado sale rápidamente por la izquierda. El señor se introduce en el W.C. y la

 joven se sienta a leer el diario.

Luego de un tiempo, entra el empleado, se dirige a la oficina del jefe mientras la joven

lo espía por sobre el diario. Luego ella se incorpora y va a mirar por el ojo de la cerradura.

Sale el seño r del W.C. y se dirige a la joven. ) 

SEÑOR:- ¿Busca usted algo?

JOVEN:- eh… ah, sí , creí que era la sala de espera….  

SEÑOR:- Es la otra puerta.

JOVEN:- ¿la otra? Caramba, debo haberme confundido ( el empleado se asoma por la puerta de

la oficina )

SEÑOR:- (al empleado ) ¡Todavía no es su turno, métase adentro!

EMPLEADO:- No puedo, el jefe me ha mandado afuera.

SEÑOR:- ¡Usted lo echa todo a perder!

JOVEN:- ¡Ya no podremos continuar!...


 

SEÑOR:- Claro, claro, vuelva adentro.

JOVEN:- Si, así continuamos.

EMPLEADO:- Pero es que el jefe…

SEÑOR:-  Invente cualquier excusa… . ¡vamos!

EMPLEADO:- Imposible, el jefe me ha dicho que salga porque viene el expreso.

SEÑOR:- ¿Qué expreso?

EMPLEADO:- El que ustedes están esperando.

SEÑOR:- (a la joven ) ¿Espera usted un expreso?

JOVEN:- Vagamente…. 

SEÑOR:- Hum… (Al empleado ) ¿Y qué sucede con ese expreso?

EMPLEADO:- Que si yo no estoy en el andén, no podrá detenerse….  

SEÑOR:- Lo más probable es que no se detenga de todos modos. Nunca se ha detenido, usted mismo lo

dijo cuando yo lo pregunté.

EMPLEADO:- Pero siempre hay una probabilidad, seamos optimistas.

SEÑOR:-¡Bah, bah, déjese de pamplinas y métase adentro! ( lo empuja dentro de la oficina y

luego se dirige a la joven ) ¿Dónde íbamos?

JOVEN:- Yo decía que debía haberme confundido…. 

SEÑOR:- ¡Ah eso es! Retomemos entonces ( vuelven a ubicarse en la posición anterior )


 

JOVEN:- ¿La otra? Caramba, debo haberme confundido.

SEÑOR:- Esta es la oficina del jefe, lo dice el cartel.

JOVEN:- ¿Eso dice? Claro, no tengo los anteojos. Los debo haber dejado en la valija…

SEÑOR:- Bueno, pues es la otra puerta.

JOVEN:- ¿Aquella verdad?

SEÑOR:- Esa misma.

(Mientras hablan se oye cada vez más cerca el ruido del tren, que por último cubre el

diálogo. Sigue la escena en pantomima mientras el ruido se hace ensordecedor y se reflejan

en la pared las ventanillas del expreso, muy rápido primero y más lentamente después,

hasta detenerse con gran ruido de frenos y escapes de vapor )

(El señor y la joven, enfrascados en su conversación mímica, no advierten la llegada del

tren, que vuelve a ponerse en marcha en momentos en que llega corriendo el empleado y

hace señas con su farol, mientras el tren se aleja. El señor y la joven dejan de conversar y

miran al empleado )

SEÑOR:- (acercándose ) ¿Qué hace usted?

EMPLEADO:- (con el farol ) Saludo al expreso.

SEÑOR:- ¡AH! ¿Pero ha pasado el expreso?

EMPLEADO:- Sí señor, ha pasado y se detuvo aquí.

SEÑOR:- ¡Que me cuenta!

EMPLEADO:- Que ha pasado el expreso y se detuvo aquí


 

SEÑOR:- ¡Pero qué me dice!

EMPLEADO:- Que ha pasado el expreso y se detuvo aquí.

SEÑOR:- ¡Ya lo he oído hombre! No es necesario que me repita las cosas como a una criatura.

JOVEN:- ¿Qué sucede?

SEÑOR:- Este hombre sostiene que ha pasado el expreso y se detuvo aquí.

JOVEN:- No puede ser, lo hubiéramos visto.

SEÑOR:- Es verdad ( al empleado ) ¿Está usted seguro?

EMPLEADO:- Completamente. Se detuvo frente a las narices de ustedes.

SEÑOR:- Imposible, nuestras narices estaban frente a frente.

EMPLEADO:- Es una manera de hablar.

SEÑOR:- Pues es una manera impropia.

EMPLEADO:- Está bien, digamos entonces que se detuvo al lado de ustedes.

SEÑOR:- Eso está mejor.

JOVEN:- ¿Lo vio usted?

EMPLEADO:- Como la veo a usted ahora.

SEÑOR:- ¿Pero más grande?

EMPLEADO:- Sí, bastante más grande. Incluso un poco más largo.

JOVEN:- ¿Y no vio descender a un joven moreno, de bigote, con galera?


 

EMPLEADO:- No señorita, no descendió nadie.

(La joven se echa a llorar desconsoladamente )

SEÑOR:- ¿Y ahora qué le pasa?

JOVEN:- (entre hipos ) Olegario me ha engañado.

EMPLEADO:- (al señor ) ¿Qué le sucede?

SEÑOR:- Olegario la ha engañado.

EMPLEADO:- ¡Qué crueldad! ¿Y quién es Olegario?

SEÑOR:- Yo me llamo Idelfonso.

EMPLEADO:- Y yo Patricio.

SEÑOR:- Mucho gusto.

EMPLEADO:- A sus órdenes.

(Se dan la mano )

JOVEN:- (llorosa ) Me había jurado amor eterno. Me aseguraba que viajaba en todos los expresos, ¡lo

he esperado durante diez años!

EMPLEADO:- ¡Que canalla!

SEÑOR:- No ha estado bien. No señor, no ha sido correcto.

EMPLEADO:- Merecería que le dieran una buena paliza.

SEÑOR:- Alguien tendría que hacerlo.


 

EMPLEADO:- Yo estoy dispuesto a zurrarlo.

JOVEN:- ¿A quién?

EMPLEADO:- A… Olegario.

JOVEN:- ¿Y quién es usted para meterse con Olegario?

EMPLEADO:- Yo soy el empleado de la estación.

SEÑOR:- Claro, él es el empleado de la estación ¿No lo recuerda?

JOVEN:- Vagamente…. ¿Estuvo usted en el último baile del club?  

EMPLEADO:- No señorita, yo estuve en el baile de la asociación bancaria ( al señor ) Y usted ¿en qué

baile estuvo?

SEÑOR:- Sabrán disculpar, pero yo no voy a los bailes. ( Digno ) Soy rengo.

JOVEN:- ¿Rengo? ¡Pero si no se le nota nada!

EMPLEADO:- Es verdad, juraría que tiene usted las dos piernas.

SEÑOR:- Las tengo. Pero una de las dos es ortopédica.

JOVEN:- ¿Y la otra es suya?

EMPLEADO:- Yo tengo un hermano que tuvo varios accidentes y terminó siendo todo él ortopédico.

Mala suerte.

SEÑOR:- De nacimiento. ( Reaccionando ) ¡Y la ortopédica también es mía! ¿O me cree capaz de

haberla robado?

JOVEN:- ¿Todo entero?
 

EMPLEADO:- Todo. Aunque usted no lo crea; Hoy un brazo, mañana una pierna, pasado otra cosa… De

un día para otro se encontró con que no le quedaba nada original. Todos repuestos.

SEÑOR:- ¡Terrible! ¿Y qué hace el pobrecito?

EMPLEADO:- Trabaja de maniquí en una tienda. De vez en cuando vamos a limpiarlo, porque el dueño

es muy descuidado.

JOVEN:- ¡En fin! ( suspira ) cada casa es un mundo.

SEÑOR:- ¿Lo dice usted en serio?

JOVEN:- ¡Absolutamente!

SEÑOR:- A mi no se me hubiera ocurrido.

JOVEN:- Pues es así.

SEÑOR:- Una gran verdad

EMPLEADO:- Cada día se aprende algo nuevo.

JOVEN:- Así es ( hay un silencio embarazoso, con toses y suspiros )

SEÑOR:- ( por decir algo ) ¿De manera…. que ya pasó el expreso?  

EMPLEADO:- Eso dicen…  

SEÑOR:- ¡Usted lo dijo!

EMPLEADO:- No señor lo ha dicho usted.

SEÑOR:- ¿Yo?

EMPLEADO:- Si señor, acaba de decirlo. Lo oí perfectamente ( a la joven ) ¿No es así?


 

JOVEN:- Es verdad yo también lo oí.

SEÑOR:- Yo lo dije porque usted lo había dicho antes.

EMPLEADO:- ¡No es cierto! Yo antes dije que cada día se aprende algo nuevo.

SEÑOR:- (desesperado ) ¡Otra vez no nos entendemos!

JOVEN:- (solícita ) ¿No se entienden ustedes?

SEÑOR:- En lo absoluto.

JOVEN:- Claro la conversación se ha embarullado un poco y ahora ya no hay manera de entenderse.

¿Por qué no probamos de empezar de nuevo, desde el principio?

SEÑOR:- Si a él le parece…  

EMPLEADO:- ¿usted está de acuerdo?

SEÑOR:- Será divertido.

JOVEN:- Bien entonces…. ¡Recomencemos!  

(EL SEÑOR sale rápidamente por la izquierda. LA JOVEN se introduce en la oficina del

 jefe y EL EMPLEADO se sienta a leer el diario. Luego de un momento aparece EL SEÑOR y

se dirige al W.C. mientras EL EMPLEADO espía por enci ma del diario. Luego que EL

SEÑOR entra, EL EMPLEADO se levanta y va a espiar por el ojo de la cerradura, mientras

cae el….. ) 

TELON 
 

 
 

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