Historia Proyecto 2.0
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Historia y Geografía
Tratado secreto
TRATADO SECRETO DE LA TRIPLE ALIANZA
“El Gobierno de la República Oriental del Uruguay, el Gobierno
de S.A. el Emperador de Brasil y el Gobierno de la República
Argentina:
El "Libro de oro"
Durante cinco meses, ciudad por ciudad, más de 5.000 mujeres
entregaron lo más preciado que tenían: aros y peinetas de oro, collares de
coral, anillos y prendedores de diamantes, relojes de bolsillo, vajilla con
incrustaciones en piedra, espuelas de plata.
Heroínas anónimas
La donación de joyas es apenas uno de los tantos roles que asumieron
las mujeres paraguayas durante la Guerra de la Triple Alianza.
"Los primeros registros de mujeres luchando son de diciembre de
1868", le cuenta a BBC Mundo el historiador paraguayo Fabián
Chamorro.
Pero desde un principio, agrega Monte de López Moreira, las mujeres
trabajaron la tierra para suministrar el alimento a los soldados y
participaron como enfermeras, lavanderas y cocineras en los campos de
batalla.
"Encontré registros de algunas mujeres que iban hasta el campo
enemigo, le sacaban los uniformes a los caídos, los lavaban y
adaptaban para los soldados paraguayos", explica la historiadora.
Por su parte, Arrúa Ávalos afirma que, "a pesar de que la donación de
joyas resuena como la máxima expresión de patriotismo", además
hicieron cuantiosas entregas de comida, ropa y aguardiente, por
citar algunos ejemplos.
También fueron ellas las que tuvieron la difícil tarea de reconstruir el
país al terminar la guerra, en 1870.
Según los registros historiográficos más aceptados, 80% de los
paraguayos que murieron durante el conflicto eran hombres. Ellas,
entonces, se encargaron de plantar la tierra y faenar, pero también de
otras tareas como comercializar y estivar en el puerto.
Y, por supuesto, debieron repoblar el país en tiempos en que había
cuatro mujeres por cada varón y hasta la pareja se compartía.
Incluso, en algunas regiones de Paraguay, la proporción llegaría a ser
de 20 a uno, lo cual provocó el apodo coloquial del "país de las
mujeres".
No obstante, estas mujeres permanecen como heroínas anónimas.
Para ellas no hay estatuas con sus rostros ni calles o plazas con sus
nombres y apellidos.
En palabras de Chamorro: "En un país reconstruido por mujeres,
nuestra historia no las recuerda".