La autodefensa es el derecho de todo procesado a defenderse personalmente en un proceso legal. Este derecho permite al procesado intervenir directamente para preservar su libertad e impedir una condena o reducir cualquier sanción penal, incluso si cuenta con la representación de un abogado. La autodefensa se considera una garantía procesal constitucional que permite a las partes participar personal y directamente en el proceso legal.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
21 vistas4 páginas
La autodefensa es el derecho de todo procesado a defenderse personalmente en un proceso legal. Este derecho permite al procesado intervenir directamente para preservar su libertad e impedir una condena o reducir cualquier sanción penal, incluso si cuenta con la representación de un abogado. La autodefensa se considera una garantía procesal constitucional que permite a las partes participar personal y directamente en el proceso legal.
La autodefensa es el derecho de todo procesado a defenderse personalmente en un proceso legal. Este derecho permite al procesado intervenir directamente para preservar su libertad e impedir una condena o reducir cualquier sanción penal, incluso si cuenta con la representación de un abogado. La autodefensa se considera una garantía procesal constitucional que permite a las partes participar personal y directamente en el proceso legal.
La autodefensa es el derecho de todo procesado a defenderse personalmente en un proceso legal. Este derecho permite al procesado intervenir directamente para preservar su libertad e impedir una condena o reducir cualquier sanción penal, incluso si cuenta con la representación de un abogado. La autodefensa se considera una garantía procesal constitucional que permite a las partes participar personal y directamente en el proceso legal.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 4
la autodefensa, que es uno de los puntos principales de este artículo, es el
derecho de todo procesado a intervenir directa y personalmente en el proceso;
en otra palabras, es el derecho del procesado a defenderse por sí mismo en el marco de un proceso. De acuerdo con César San Martín, este tipo de actos propios del procesado están encaminados a preservar su libertad, es decir a impedir la condena o a reducir al mínimo la posible sanción penal. Es necesario aclarar que, bajo ninguna circunstancia, el recibir apoyo técnico de un abogado o abogada implica la renuncia a la defensa del imputado por sí mismo. Es decir, las partes siempre podrán defenderse personal y directamente durante el proceso, incluso si tienen la representación de un abogado o abogada. Además, dentro de este derecho podemos encontrar el denominado “derecho a la última palabra”. Este derecho constituye la última manifestación del derecho de defensa material del imputado. El uso de este derecho queda enteramente a discrecionalidad del imputado, pues es el único que decide hacer uso del mismo.La autodefensa entonces se constituye como una garantía procesal constitucional que se manifiesta a través de la intervención personal y directa de las partes en el proceso, esto sin excluir la posibilidad de que sean asistidas legalmente por especialistas en la materia como lo son los abogados.En segundo lugar, dentro de los mecanismos de resolución de conflictos existentes, encontramos a la autotutela o también denominada, por algunos académicos, autodefensa. La autotutela es un modo de resolver situaciones conflictivas por uno mismo. De hecho, la autotutela se manifiesta de diversas maneras: la autotutela reglamentada como la huelga, la autotutela privada como el derecho de los padres de castigar a sus hijos o la autotutela en defensa a un ataque precedente como la legítima defensa. En esta ocasión nos centraremos en la autotutela manifestada en la legítima defensa.La legítima defensa, como ya lo mencionamos antes, es una de las expresiones de la autotutela mediante la que una persona reacciona ante un ataque precedente que podría vulnerar su integridad o algún otro bien jurídicamente protegido. La legítima defensa es reconocida en el artículo 2° inciso 23 de la Constitución de 1993. De acuerdo con Marianella Ledesma, la legítima defensa es un mecanismo eximente de responsabilidad penal que permite declarar, conforme a derecho, actos que afectan tipos legales[8]. Es posible afirmar que el reconocimiento de la legítima defensa por la Carta Fundamental a una norma de tipo permisiva. Vale recalcar que en el ordenamiento jurídico no sólo existen normas de carácter prohibitivo, sino también de carácter permisivo que facultan a los individuos de realizar ciertos hechos.Ahora bien, el carácter permisivo de una norma implica que es posible realizar determinados actos que, en principio, estaban prohibidos, pero que debido a las circunstancias están justificados y, por lo tanto, no son punibles. Es decir, “existen causas que excluyen la antijuricidad y convierten el hecho típico en uno perfectamente lícito y aprobado por el ordenamiento jurídico Por ello, si una acción no es contraria a derecho (antijurídica), entonces no configura un delito, por lo que no puede ser sancionada. De acuerdo con Marianella Ledesma, la legítima defensa es una conducta típica, pero no antijurídica, pues se actúa bajo el tipo permisivo de la defensa necesaria.