FALLOS
FALLOS
FALLOS
Por María del Pilar García Martínez, Abogada orientación en derecho internacional público y
en derecho administrativo, Diploma de Honor (UBA), docente del Departamento de Derecho
Público II, Facultad de Derecho (UBA)
1.- Introducción
Uno de los temas que sobreabundó los medios periodísticos desde principios de este año, está
vinculado a las modificaciones institucionales que se intentan llevar a cabo –y algunas ya
cuentan con validez-, a iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional.
Así, desde finales del mes de marzo se sigue de cerca todo el proceso de cambio que, en el
marco de la política de gobierno llamada “democratización de la justicia”, se desarrolla tanto
en sede administrativa como judicial.
Esta política, que consiste básicamente en un plan de reformas en el Poder Judicial, está
conformada por seis proyectos de ley que fueron enviados al Congreso para su tratamiento y
sanción.(2)
El proyecto fue presentado, como se mencionó, por el Poder Ejecutivo Nacional y tratado
maratónicamente en el Congreso, consiguiendo su sanción el 8 de mayo, y su promulgación el
24 del mismo mes del presente año, junto con el Decreto 577/2013, a través del cual se dan
instrucciones para implementar el sistema de elección de consejeros previsto en la ley
aprobada.(3)
Se trata de la Ley nº26.855, compuesta por 32 artículos que abarcan, entre otras cuestiones, la
modificación de la composición del Consejo y el procedimiento para elegir a sus integrantes.
Estas innovaciones fueron atacadas como contrarias a la Constitución Nacional desde un
principio por varios sectores, y conllevaron presentaciones ante Juzgados Federales, invocando
inconstitucionalidad de la ley(4) .
Más allá de la novedad del tema, es de gran trascendencia ya que recorre y actualiza tanto el
rol del Estado como garante de las Instituciones y de los derechos de los ciudadanos, -en
concordancia con un sistema democrático-, como la vigencia de los principios republicanos de
gobierno, y la fidelidad a la Carta Magna.
La Corte, en el fallo “Rizzo” enunció al respecto que “El obrar del Estado debe entonces estar
dirigido al más amplio acatamiento de los principios, declaraciones, derechos y garantías
reconocidos en el pacto fundacional de los argentinos”(6).
2. El Consejo de la Magistratura.
Dicha elección por el Poder Ejecutivo fue muy criticada en virtud del rol preponderante que se
le asignaba a dicho Poder, conspirando contra la independencia de los jueces.
Este nuevo artículo 114 dejó en manos de los legisladores su reglamentación a través de una
ley especial con mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Mas
establece que se “procure el equilibrio entre la representación de los órganos políticos
resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la
matrícula federal. Será integrado, asimismo, por otras personas del ámbito académico y
científico, en el número y forma que indique la ley”(8) .
“El objetivo es crear un órgano en el cual sus integrantes provengan de fuentes diversas de
selección y elección, evitando así dejar en manos de alguno de los grupos a los que pertenecen
la posibilidad de imponer o digitar el sentido de las decisiones que adopte”.(9)
Así, siguiendo el mandato, se sanciona en el año 1999 la Ley 24.937 (Decreto 816/99) por la
que se establece la composición del Consejo y la forma de designación de sus integrantes.
Luego, por Ley 26.080 del año 2006, se realizan ciertas modificaciones. Por último, mediante la
Ley 26.855 se intentan nuevas reformas a esos puntos, los que fueron sometidos a control de
constitucionalidad, mediante recurso ante la Corte.
De esta manera, hay consenso en sostener que se cumple con la noción de ‘equilibrio’ que
profesa el artículo 114 de la Constitución, en cuanto a la composición del Consejo, y la elección
por sectores, a excepción de los legisladores que son elegidos por el voto popular.
“La elección popular no aparece como el sistema más indicado para la selección de buenos
jueces (Linares Quintana, Segundo, “Tratado de la ciencia del derecho constitucional”, pág
424)”.(10)
La Ley en cuestión fue esgrimida de inconstitucional desde su proyecto. Y ello, en virtud de las
modificaciones que intentó realizar, a la composición del Consejo y a la forma de elegir los
integrantes. Veamos.
En primer lugar, en lo referente a los integrantes, este texto propone elevar el número de
consejeros a diecinueve (19), y ello a través de incrementar el número de personas
representantes del ámbito académico y científico a seis, y agregar un abogado más,
alcanzando un total de tres (artículo 2º).
Por otro lado, esta misma Ley quiso realizar un cambio radical en cuanto a la elección de los
integrantes, generando un desajuste en la esencia del propio sistema creado desde el
comienzo, y con fundamento en el derecho comparado.
De esta manera, el texto indica que se altera el sistema de elecciones, convirtiendo todo el
proceso al voto popular, y para ello, los ‘candidatos’ deben aliarse a partidos políticos para su
participación en el proceso electoral.
Ordenando un poco esta idea, el artículo 4º de la Ley dice que “para elegir a los consejeros de
la magistratura representantes del ámbito académico y científico, de los jueces y de los
abogados de la matrícula federal, las elecciones se realizarán en forma conjunta y simultánea
con las elecciones nacionales en las cuales se elija presidente (…) por una lista de
precandidatos postulados por agrupaciones políticas nacionales (…) mediante elecciones
primarias abiertas, simultáneas y obligatorias…”.
Para llevar a cabo estos cambios, el artículo 18 precisa cómo los candidatos deben adherirse a
grupos políticos y así ser parte de las boletas en las próximas elecciones primarias para cargos
legislativos. (PASO, 11/08/13)
Por último, por medio del artículo 30 se incluía la convocatoria a elecciones de candidatos a
Consejero de la Magistratura.
Entre los argumentos que sostiene la parte actora, en virtud del establecimiento de selección
mediante el voto popular previsto por la Ley en discusión, encontramos que “…so pretexto de
una mayor representatividad “democrática” establece que quien represente “a los abogados
de la matrícula federal” no sea electo por sus representados los abogados, sino por todos los
habilitados a emitir sufragio en las PASO. Con lo cual, quien aspire a “representar” al segmento
de los abogados de la matrícula federal, deberá, obligatoriamente, ser afiliado o al menos
haber acordado con un partido político su precandidatura; participar en las primarias
“partidarias”, etc., para finalmente no “representar” a los abogados (aunque lo sea), sino para
“representar” al Partido Político que le permitió llegar a ese lugar”.(12)
La demandada plantea, por su parte, que “…todos los ciudadanos deben tener el derecho de
elegir a sus gobernantes, incluso a los Consejeros que se encargan de tomar decisiones
políticas respecto del servicio de justicia. Y la idea de voto calificado, va en dirección contraria
del voto universal, por lo cual, una mayor democratización del servicio de justicia reclamaba la
modificación instrumentada por la Ley N° 26.855.”
“Lo único que se exige con el nuevo régimen es vehiculizarla por medio de un partido político
(…) [p]resumir que los consejeros jueces, abogados y académicos que resulten elegidos por la
mayoría a través del sufragio universal, habrán de alinearse con aquellos representantes de
origen político (legisladores y el designado por el PEN), resulta una mera posibilidad que
convive con la alternativa contraria”.(13)
La jueza interviniente luego de un profundo análisis, expresa los argumentos por los cuales
declara la inconstitucionalidad de los artículos 2º, 4º, 18 y 30 de la Ley 26.855 y del Decreto
577/13. Entre ellos, “[C]on la modificación cuestionada no solo se altera el principio de
representación sino también se afecta el principio de razonabilidad, en clara contradicción al
artículo 28 de la Constitución Nacional, que establece que los principios, garantías y derechos
reconocidos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio (…) la nueva
norma no solo impide a los académicos y científicos elegir entre sus pares a quienes los van a
representar, sino que también elimina cualquier sustento cualitativo que pudiera haber en el
proceso de selección respecto a la calidad o excelencia educativa y profesional del candidato,
reemplazándolo por un requisito tan amplio y generalizado en su enunciación (amplia y
reconocida trayectoria), que resulta por un lado de imposible control para la mayoría de los
electores y por otra parte de valoración subjetiva.”
“En el marco propuesto por la norma cuestionada, no puede establecerse que cada candidato
represente al estamento al que pertenece, ya que su mandato no se originará en la votación
de sus pares -que constituye la auténtica representación-, ni en su calidad de representantes
de los jueces o abogados, sino en la preselección de los partidos políticos que los postulan y en
el voto del electorado nacional en su conjunto”.(14)
A través de los argumentos queda fundado que la redacción de la Ley en debate conduciría a la
politización del órgano por influencias partidarias, alterando el origen, finalidad,
independencia asignados al Consejo de la Magistratura en la Constitución. Ello viola el
principio de división de poderes, y es contrario a la forma republicana de gobierno. Existe una
colisión efectiva con el texto constitucional. Por lo que “resulta inviable la realización de los
comicios previstos y convocados por la normativa en cuestión”, declarando la
inconstitucionalidad de los artículos referentes a la reforma.
Destacamos algunos de los argumentos más relevantes sobre el fondo del asunto.(16)
Así, “la concepción de los constituyentes (…) fue mantener en el Consejo un equilibrio entre
sectores de distinto origen sin que exista predominio de uno sobre otros (…) que ningún sector
cuente con una cantidad de representantes que le permita ejercer una acción hegemónica
respecto del conjunto o controlar por sí mismo al cuerpo”.(19)
En el análisis también se advierte que la elección popular directa está reservada explícitamente
a las autoridades políticas nacionales, no autorizando la Constitución al legislador a determinar
este mecanismo para otras instituciones, menos aún tratándose de estructura del Poder
Judicial, donde la legitimidad democrática se la da la Constitución, y no es derivada justamente
de la elección directa.
Concluyendo este punto, “la elección de los representantes de los jueces, abogados y
académicos o científicos no puede realizarse por sufragio universal, sino que debe efectuarse
en el ámbito de sus respectivos estamentos”.(20) Ello en virtud de una integración equilibrada,
sin preponderancia de unos sobre otros.
En el considerando 29, la Corte estima que la ley 26.855 resulta inconstitucional ya que
quiebra el equilibrio previsto por el artículo 114 de la Constitución, al vincular la elección de los
integrantes con un sistema político partidario, desconociendo el principio de representación,
comprometiendo la independencia judicial, distorsionando el proceso electoral.
“En la práctica, la ley contraría la imparcialidad del juez frente a las partes del proceso y a la
ciudadanía toda, pues le exige identificarse con un partido político mientras cumple la función
de administrar justicia. Desaparece así la idea de neutralidad judicial frente a los poderes
políticos y fácticos”.(22)
5. Conclusiones
La Corte sienta hoy un precedente más sobre la función de control constitucional que le
compete. La trascendencia de este fallo impregna las nociones básicas de derechos humanos y
de derecho administrativo, desde el momento en que se deja bien explícito el rol del Poder
Judicial frente a los intentos de avasallamiento del poder político de turno, y de los intentos
por tergiversar las interpretaciones del texto constitucional, en virtud de la voluntad política
predominante.
Parte de la doctrina sostiene que el sistema actual que prevé la intervención de tres
instituciones para la designación de los magistrados, “torna engorroso el acto y permite que la
idoneidad que se intenta proteger con el sistema se desvanezca ante las negociaciones
políticas entre los órganos intervinientes”(23) . Por lo que, en todo y cada caso que sea
necesaria una reforma institucional, se deberá llevar a cabo siguiendo el orden constitucional
vigente.
Asimismo, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), en cuanto al caso, “sostiene
que el fallo no debe venir a cerrar la discusión respecto de las reformas necesarias sobre el
Poder Judicial, sino que debe servir como oportunidad para dar un paso cualitativo en la
reflexión y debate públicos en relación a los cambios que el Poder Judicial necesita, con miras
a un efectivo cumplimiento de los principios de independencia judicial, acceso a la justicia y
tutela efectiva.”(24)
El Congreso sancionó las leyes 13.246, 13.897 y 14.451, que ordenaban al Poder Ejecutivo a
organizar en el Ministerio de Agricultura las Cámaras Regionales Paritarias de Conciliación y
Arbitraje obligatorio, y una Cámara Central.
Estas cámaras estaban integradas por representantes de los propietarios de terrenos rurales y
de los arrendatarios y aparceros.
El caso se origina por un conflicto entre Fernández Arias y Poggio en el cual la Cámara
Regional de Trenque Lauquen, condenó a Poggio a entregar el predio en cuestión; contra dicho
pronunciamiento, el condenado dedujo recurso extraordinario, que al ser denegado motivó una
queja ante la Corte Suprema, donde impugnó la constitucionalidad de las leyes 13.246, 13.897
y 14.451, ya que por éstas se crearon órganos administrativos dotados de facultades
jurisdiccionales lo que contraria al Artículo 95 de la Constitución Nacional, que impide al Poder
Ejecutivo el ejercicio de funciones judiciales, resulta violatorio el Art. 67 inc. 11 de la
Constitución toda vez que se faculta a las Cámaras Paritarias para resolver sobre materias
propias de autoridades judiciales de las provincias, e incumple el Artículo 18 de la Constitución
Nacional, en cuanto se reconoce a toda persona el derecho de defensa en juicio ante el Poder
Judicial. Las leyes cuestionadas extraen de la esfera judicial ciertos conflictos para que sean
resueltos exclusivamente por tribunales administrativos.
Las decisiones de los órganos en discusión deben quedar sujetas a revisión judicial, de lo
contrario se violaría el Art. 18 de la Constitución Nacional, que reconoce a todos los habitantes
del país el derecho a acudir a un órgano judicial. Hay que diferenciar la adecuación del principio
de división de poderes en la vida contemporánea, y la violación de su esencia, lo que sucedería
si se privara totalmente al Poder Judicial de sus atribuciones.
Si bien las necesidades sociales pueden requerir que organismos administrativos ejerzan
excepcionalmente funciones judiciales, el Art. 18 de la Constitución Nacional exige que siempre
exista una instancia judicial.
Los integrantes de las Cámaras Paritarias son designados y removidos por el Poder Ejecutivo,
no gozan por lo tanto de la independencia necesaria para desempeñar la función judicial, como
así tampoco poseen título habilitante para ejercer una función jurídica.
Por disposición del Art. 67 inc. 11 de la Constitución Nacional las provincias se reservan la
aplicación del derecho común, contrariamente las normas impugnadas establecen un sistema
por el cual el derecho será aplicado por las cámaras creadas, las que tienen jurisdicción
nacional, no provincial.
El Poder Judicial debe conservar la atribución de revisar las decisiones que dicten los
tribunales administrativos.
https://youtu.be/x-XF59f-OQ4
Caso “Estrada A. y Cía S.A c/ Resol 71/96 Sec. Ener. y Puertos ”(Resuelto el 5/04/2005).
Hechos:
A fines de 1993 y comienzos de 1994, la empresa EDESUR interrumpió el servicio eléctrico
durante un mes y medio. El ENRE (organismo de contralor de las empresas que prestan el
servicio público de electricidad) sancionó a EDESUR por este incumplimiento y le impuso una
multa de casi 4 millones de pesos.La sociedad comercial “Estrada y Cia, S.A” demandó a
EDESUR ya que el incumplimiento del servicio durante ese tiempo había impedido que
funcionara su planta industrial. Por ello exigió que le indemnizara los dañados causados por un
total de $ 163.770 pesos.
El caso llegó a la Corte Suprema para que determinara si a EDESUR se le podía exigir que
pagara esta indemnización o, bien, si la ley y el contrato de servicio público limitaba la
responsabilidad de esta empresa al pago de la multa. La segunda cuestión que debía resolver
la Corte era si el reclamo por esta indemnización podía ser resuelto por el ENRE o si sólo podía
ser decidido por la justicia.
Decisión de la Corte:
La Corte Suprema resolvió que EDESUR podía ser demandada por los daños y perjuicios
causados por no haber prestado el servicio de provisión de energía eléctrica en las condiciones
previstas en el contrato (Voto de los jueces Petracchi, Boggiano, Maqueda, Highton de
Nolasco, Belluscio, Zaffaroni y Lorenzetti. Fayt votó en disidencia, rechazando el recurso por
cuestiones formales. Argibay consideró innecesario resolver esta cuestión).Los jueces basaron
su decisión en que el contrato de servicio público con EDESUR expresamente establecía esta
obligación. Además, señalaron que la limitación a la responsabilidad civil sólo podría surgir de
una ley dictada por el Congreso que justificara, debidamente, la razón de ser de esa medida.
Zaffaroni fue el único juez que argumentó que esta posición encontraba justificativo en el
artículo 42 de la Constitución Nacional que asegura la protección económica de los usuarios de
los servicios públicos.
En segundo lugar, la Corte resolvió que este reclamo no podía ser resuelto por el ENRE sino
que correspondía que fuera analizado y decidido por la justicia (Voto de los jueces Petracchi,
Boggiano, Maqueda, Highton de Nolasco, Lorenzetti, Belluscio y Argibay).
Zaffaroni votó en disidencia. Para este juez, la ley que regula la actuación del ENRE le otorga
competencia para resolver este tipo de reclamos y que ello no era violatorio de la división de
poderes porque existía la posibilidad de que la justicia revisara esa decisión. Fayt votó en
disidencia, rechazando el recurso por cuestiones formales. Argibay consideró innecesario
resolver esta cuestión.
https://www.youtube.com/watch?v=iYYsz6W_nhM
CSJN, "Asociación Derechos Civiles c/EN - PAMI (dto. 1172/2003) s/ amparo ley
16.986" del 04-12-2012 (Fallos: 335:2393).
El Poder Ejecutivo dictó los decretos de necesidad y urgencia Nº. 770/96 y 771/96
mediante los cuáles suprimió las asignaciones familiares a los trabajadores cuyas
remuneraciones superaran los $1.000. Afectado por la medida Verrochi presentó una
acción de amparo aduciendo de inconstitucionalidad los mencionados decretos por
resultar violatorios de la garantía de protección integral de la familia, reconocida en el
Art. 14 bis de la Constitución Nacional.
El actor alegó además que el decreto no estaba fundado en una situación de
necesidad y urgencia. El amparo resultó procedente tanto en primera como en
segunda instancia, por lo que el fisco interpuso recurso extraordinario federal.
Además alegó que el Poder Judicial estaba facultado para controlar que en el caso
concreto existieran las circunstancias excepcionales alegadas por el Poder Ejecutivo.
Concurrencia de Petracchi.
Declara la inconstitucionalidad de los decretos en cuestión en base a que el art. 99 inc.
3 de la Constitución Nacional exige como requisito de validez de los decretos de
necesidad y urgencia la intervención de una comisión bicameral permanente como
fase de control, que debía ser creada mediante una ley especial, aún no dictada. Por
ello los decretos en examen no podían ser emitidos porque de lo contrario dejarían de
ser actos concurrentes de dos poderes para ser actos unilaterales y discrecionales del
Poder Ejecutivo.
Concurrencia de Boggiano.
Señala que el Poder Legislativo dictó la ley 24.714 que derogó los decretos en
cuestión como manifestación de su disconformidad con las normas en examen.