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Tía Lila

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Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología

Escuela de Educación Secundaria N°14 “General Manuel Belgrano”


Espacio Curricular: Lengua y Literatura II
Cursos: 1° 5°, 1° 6°, 1° 7°
Ciclo Lectivo: 2021

Tía Lila
Daniel Moyano

Carozo y Titilo han formado dos bandos. Yo en el arco de Carozo, el Beto en el de Titilo. Y hay cuatro
negritos para cada bando. Y un montón de sapos, que en cierto modo también son jugadores, alternadamente;
ellos, cuando no son pelota, van saltando por la canchita como si jugaran; uno que sube y otro que baja,
saltando siempre, desde el arroyo hasta la casa de tío Emilio, justamente hasta sus canteros de coronas de
novias, todo es un latir de sapos.
En eso hay un pase alto de Titilo. Un negrito viene a la carrera con intención de cabecear, pero justo a
tiempo recuerda la calidad de la pelota y entonces la para con el pecho, no la deja caer al suelo, juega bárbaro el
negrito; la frena en la rodilla, la bailotea con la izquierda y tira con la derecha a media altura y muy violento. Yo
estoy bien colocado y embolso sin problemas. Pero ahí nomás la suelto, la tiro para atrás por encima del palo,
está helada esta pelota, córner gritan varios. Automáticamente voy a buscar la pelota cuando llega la voz de
Titilo diciendo que la deje, ya no sirve. Y allá desde el córner con las patas abiertas viene gritando el otro sapo,
la panza le blanquea cuando pasa frente al arco, peligro para mí, he salido a destiempo, cuando Carozo salvaba
la situación sacando de voleo, un tiro bárbaro que toma de sorpresa al otro arquero, que ni ve la pelota cuando
pasa alta junto al poste casi en el ángulo y se estrella no sé dónde y ya estamos uno a cero, nos abrazamos con el
Carozo y los negritos.
Chicos, no se ensucien, dice tía Lila debajo de la magnolia. Y dentro de un rato vengan que vamos a rezar
todos juntos por el tío Jacinto que está muerto pobrecito.
Nosotros no queremos rezar ni que nos cuenten otra vez la historia del tío Jacinto. Ya nos hemos olvidado
de él. Sabemos que tenía bigotes y usaba sombrero aludo porque así está en el cuadro, en la pared.
Es que el remolino lo hundió y lo devolvió tres veces a la superficie, dice siempre tía Lila como si no lo
supiéramos, mostrándonos tres dedos blancos, y nadie fue capaz de alcanzarle un palo, una tablita al pobrecito,
y a la tercera vez ya no volvió a salir más.
Se ahogó por boludo, decimos siempre con Titilo. Nosotros nos bañamos siempre en los remolinos, es
mejor que en aguas mansas. Uno se deja llevar girando para abajo un par de metros, y en el fondo el remolino es
un puntito que no tiene fuerza, acaba en cero. Todo lo que hay que hacer es apoyar un pie en el fondo y con el
envión salir hacia el costado, y ya se está fuera del giro. Después de nadar hasta la superficie, tomar resuello y
otra vez adentro. Como un tobogán, pero más divertido. El remolino no existe en el fondo del río, todo el
mundo lo sabe menos el tío Jacinto. Y los que estaban ahí se lo decían: haga un envión cuando esté abajo, señor
Jacinto, tenga en cuenta que el remolino lo llevará de abajo hacia arriba tres veces solamente. Se lo decían con
palabras y también con señas por si era sordo, pero él nada. En vez de hacer lo que le decían, él también hacía
señas con los dedos, y nadie lo entendía por supuesto. Los otros le decían tres, tres dedos le mostraban para que
los mirase, y él también mostraba, cada vez que salía, tres dedos, siete dedos, nueve dedos. Tres veces, le decían
los otros, pero él nada, haciendo su testamento, tres vacas, siete ovejas, nueve canarios, todo eso se lo dejo a mi
querido hermano Emilio. Los bigotes y el sombrero chorreando. Tres veces te perdona el remolino. Pero él
nada. Y claro, a la tercera vez el remolino se lo llevó al carajo. Entonces que se joda, decimos siempre con
Titilo.
Qué hacés, imbécil, me grita Carozo cuando me dejo meter el gol, cuando no veo al sapo que pasa como un
refusilo entre mis piernas, todo por acordarme del tío Jacinto. Menos mal que es gol anulado: la pelota es ésta,
dice un negrito que se corta solo para el otro arco, y cuando va a tirar sale Titilo, taponazo, se la quitan y a
cambiar de sapo.
Titilo busca el empate como loco y como sabe que yo no sé atajar pelotas altas se remuerde en un tiro
demasiado alto que pasa por encima del travesaño; salto todo lo que puedo viendo que el sapo va derechito a lo
del tío Emilio, alcanzo a rozar la pelota con las uñas pero no hay caso, se me va, girando como un remolino con
la panza para arriba allá lejos se estrella contra la jaula del Siete Colores de mi tío Emilio. Y en seguida la voz
de tía Lila, tan buena, tan creída, la voz que dice por amor del Señor mis chiquilines, dejen tranquilo a ese
sapito y vengan a rezar, ella hablando de un sapo y nosotros ya hemos usado como veinte.
Paren, penal, gritaron todos. Del penal del empate me acuerdo muy bien. Discutían a ver quién lo pateaba.
Era un sapo grande, gordísimo, que no se quedaba quieto frente al arco mientras discutíamos. Lo ponían en su
sitio y él siempre agarraba para el lado del arroyo. Al final lo pateó el Titilo, como siempre. Volvieron a poner
el sapo en su sitio. Titilo lo miró, tomó carrera y se remordió en un tiro a media altura que no pude atajar
desgraciadamente, mientras oía el grito de tía Lila como yéndose del mundo, cayendo en remolinos, mientras
veíamos que su vestido blanco cambiaba rápidamente de color mientras oíamos su grito más bien suave, como
si fueran señas de gritos, más bien lánguido, como si en vez de gritar estuviese diciendo qué han hecho mis
queridos, no se olviden que Dios y el tío Jacinto los están mirando desde el cielo.
Gol, golazo, gritan Titilo y sus negritos, que se abrazan con el Beto. Yo me retuerzo de bronca en el suelo,
muerdo el pasto. Dejarme meter el gol y además mancharle el vestido a tía Lila. Ahora ella va a pensar que no
la queremos. El vestido tan blanco, tan bordado, tan puntillas, entre las dos mariposas ha reventado el sapo, a la
altura del canesú alforzado del vestido de tía Lila pavo real y escarapela.
Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología
Escuela de Educación Secundaria N°14 “General Manuel Belgrano”
Espacio Curricular: Lengua y Literatura II
Cursos: 1° 5°, 1° 6°, 1° 7°
Ciclo Lectivo: 2021
Es molestísimo rezar cuando se suda a mares. Sudando es imposible concentrarse en el retrato del tío
Jacinto, alumbrado con velas. Rezamos mirando de vez en cuando a tía Lila, que llora en enaguas lavando su
vestido en una palangana. Nunca sabremos si llora por su vestido o por el tío Jacinto. Titilo reza mirando el
retrato, pero los ojos le relumbran de alegría. Yo rezo tratando de disimular la bronca que tengo todavía. Un
poquito más y lo atajaba, le agarraba una pata, qué sé yo, lo echaba al córner. Si me estiraba un poco más
ganábamos uno a cero. El tío Emilio que reza con nosotros como si contara melones o cabritos. La tía Lila, que
al siguiente verano habíamos olvidado como al tío Jacinto porque después no volvimos a las sierras. La tía Lila
creyendo en tantas cosas buenas. La tía Lila que dicen que nunca pudo sacar del todo las manchas de sangre que
hicimos en su vestido blanco. La tía Lila sin saber que nosotros seguiríamos matando sapos.

Primer Trabajo Práctico


1-Leer el cuento “Tía Lila” de Daniel Moyano
2- Realizar el resumen de la historia
3- Responder:
a- ¿Quiénes son los personajes que aparecen en la historia?. Menciónalos. Explica cuál era el parentesco entre
ellos.
b- Describe cómo te imaginas el lugar dónde ocurre la historia.
c- Comenten cuál fue el problema de la historia y cómo se resuelve.
d- ¿Por qué consideran que los chicos no respondieron al llamado de la Tía Lila?
e- Redacta otro cuento (no tan extenso) en el que se cambie el final de la historia. La extensión tiene que ser de
3 párrafos aproximadamente.

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