Susana habla con una doctora sobre su vida como prostituta y las experiencias traumáticas que ha tenido desde una edad temprana. Susana expresa que se siente como un robot conectado a máquinas y le pide a la doctora que baje para hablar en persona. Procede a contar sobre su primera experiencia sexual a los 12 años que resultó dolorosa y sobre ocasiones posteriores en que fue abusada sexualmente por familiares y empleadores. Susana muestra signos de daño psicológico y falta de memoria sobre ciertos eventos traumá
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Susana habla con una doctora sobre su vida como prostituta y las experiencias traumáticas que ha tenido desde una edad temprana. Susana expresa que se siente como un robot conectado a máquinas y le pide a la doctora que baje para hablar en persona. Procede a contar sobre su primera experiencia sexual a los 12 años que resultó dolorosa y sobre ocasiones posteriores en que fue abusada sexualmente por familiares y empleadores. Susana muestra signos de daño psicológico y falta de memoria sobre ciertos eventos traumá
Susana habla con una doctora sobre su vida como prostituta y las experiencias traumáticas que ha tenido desde una edad temprana. Susana expresa que se siente como un robot conectado a máquinas y le pide a la doctora que baje para hablar en persona. Procede a contar sobre su primera experiencia sexual a los 12 años que resultó dolorosa y sobre ocasiones posteriores en que fue abusada sexualmente por familiares y empleadores. Susana muestra signos de daño psicológico y falta de memoria sobre ciertos eventos traumá
Susana habla con una doctora sobre su vida como prostituta y las experiencias traumáticas que ha tenido desde una edad temprana. Susana expresa que se siente como un robot conectado a máquinas y le pide a la doctora que baje para hablar en persona. Procede a contar sobre su primera experiencia sexual a los 12 años que resultó dolorosa y sobre ocasiones posteriores en que fue abusada sexualmente por familiares y empleadores. Susana muestra signos de daño psicológico y falta de memoria sobre ciertos eventos traumá
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SUSANA: Sí, doctora, la escucho perfectamente.
Estoy relajada, pero con tanto cable
enchufado hasta en el culo me siento como un robot, o como si estuviera en la silla eléctrica. ¿Por qué no baja y nos sentamos frente a frente a charlar?. Me cuesta hablar sola, como los locos. Sí… ya sé que estoy loca, pero me cuesta mucho contar cosas si no tengo a nadie a quien mirar a la cara Bueno, si tiene que controlar las máquinas, controle nomás. ¿Por dónde empiezo? ¿Por cuándo incendiamos la casa del industrial?...ah… ¿cómo me hice prostituta?...Mire, vamos a hablar claro… a mí la palabra esa no me gusta. A mí dígame puta. Mejor las cosas claras, ¿no le parece? De la primera vez ni me acuerdo. No, no fue mala experiencia, todo lo contrario. Fue con mi papá, pero yo lo quería tanto al pobre que para mí no fue algo malo. De la segunda sí me acuerdo bien. Fue atrás de mi casa, en un campito, arriba del pasto mojado. Yo tenía el culo helado y él estaba como loco. Creo que trece tenía. Yo doce. Era la primera vez para los dos. No, nada… no sentí nada. Lo que sí me acuerdo es del dolor de ombligo… y sí, porque creíamos que el amor se hacía por ahí... y él empujaba y empujaba… hasta que a mí se me inflamó muchísimo el ombligo. Después aprendí, y ahora ya no soy tonta. ¿Vio, doctora, todo lo que sé? Yo soy como una enciclopedia, ¡sé todo de la sexualidad de la mujer! Igual, también sé que soy tonta, idiota, que tengo un retraso madurativo… y no lo digo por decir, pero a veces se me cruzan los cables y no entiendo nada, y hago cosas que después no acuerdo. O sea, sí me acuerdo, pero es porque me lo cuentan. Y a veces porque escucho la maquinita esa que usted usa, esa que graba. Como por ejemplo la noche que pusieron música en el boliche de Gualberto y a mí se me dio por bailar desnuda… no, yo no quería, pero… escuché la música y me puse a bailar. Después, de a poco, me fui sacando la ropa hasta quedar desnuda. Y después, bueno… ya sabemos… menos mal que había pocos hombres. 38 eran. Y todos aprovecharon mi desnudez… De otras cosas no me acuerdo. Lo único que sé es que cuando me desperté acá, en el manicomio, estaba llena de sedantes y según dijeron me había pasado dos días durmiendo. Me duele el cuerpo…como si me hubieran dado una paliza tremenda Que se yo… la policía dice que me caí, pero… no hay testigos. Y de ahí me trajeron acá. Parece que nadie preguntó por mí. A nadie le importo. Y claro… si yo soy una puta, ¿no? una puta que de vez en cuando tiene una crisis, y se pone corno loca. Pero no me quejo. Después de todo, las putas nacimos para encontrar el truco que nos permita vivir bien sin trabajar. Igual no entiendo… porque cuando fui sirvienta, me usaban de puta el padre y el hijo de la casa donde trabajaba. Después me fui a la fábrica de corpiños, pero ahí pasó lo mismo: me usaba de puta mi jefe, con la amenaza de que me iba a echar. Oiga doctora…usted puede pensar lo que quiera, pero le juro que no me gusta nada lo de ser puta. Nunca encontré a una colega que dijera “que lindo es ser puta”. No… todas dicen “voy a ahorrar un poco con este oficio de mierda, y después me retiro, pongo un negocio de venta de ropa y listo”. Mi amiga Carolita tuvo más suerte… a ella le tocó un jefe que al poquito tiempo de hacerla su amante le compró un auto, un departamentito y algunas joyas. Por eso digo, doctora, que es una cuestión de suerte… somos iguales de putas, ¡pero ella con suerte!