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IDH Clase1 2023

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Clase 1

CONCEPTOS BÁSICOS EN DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos constituyen un repertorio abierto de libertades y derechos


inherentes a cada uno de los seres humanos sobre la base de su igualdad y dignidad
personal y social. Este conjunto de libertades y derechos apunta a garantizar y satisfacer
condiciones indispensables para el desarrollo de una vida digna, “sin distinción alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”1.
Podemos caracterizar al paradigma de los derechos humanos como un marco de
referencia desde el cual abordar, analizar y modificar prácticas sociales estructuradas
sobre creencias que establecen valencias diferenciales para las personas. Este tipo de
prácticas parten de no considerar a los seres humanos como igualmente dignos. Los
argumentos que sustentan la idea de que no somos todos igualmente dignos varian y se
modifican para cada tiempo y lugar. Entre muchos ejemplos posibles señalemos los casos
del nazismo (donde se identificaba a las personas como pertenecientes o no a la “raza aria” y
sobre esa base se regulaba y decidía el destino de las personas), el apartheid (régimen legal
de segregación de las personas basado en el color de la piel, vigente en Sudáfrica entre 1948
y 1992) o la dictadura cívico-militar en Argentina (en la que la disidencia política fue usada
como argumento para la práctica de violaciones de derechos como el secuestro, la tortura
y la desaparición forzada).
Para profundizar en aquello que entendemos por derechos humanos es importante
comenzar por tener presentes dos cuestiones. Al hablar de derechos humanos, por un lado,
hacemos referencia a las luchas que, en distintos contextos históricos y geográficos, han
mantenido y mantienen los pueblos y comunidades por el reconocimiento y respeto de su
dignidad. A su vez, cuando hablamos de derechos humanos nos referimos a los procesos de
reconocimiento por parte de los Estados y la comunidad internacional, de las personas y

1 Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 2.

1
grupos de personas como “sujetos de derechos”.
Este proceso de construcción histórico-social de los derechos humanos es dinámico
y progresivo y su reconocimiento por parte de los Estados es producto de esas luchas por
la conquista de los derechos. Así, planteando otros ejemplos, podemos señalar que la
existencia de sindicatos nos resulta “natural” porque hace más de cien años los/as
trabajadores/as conquistaron el derecho a defender conjuntamente sus intereses creando
organizaciones especializadas (los sindicatos) hasta entonces inexistentes. También
podemos dar cuenta de formas de ampliación y profundización de derechos que no
necesariamente encuentran una expresión inmediata en las normas sino que operan a
través de cambios culturales: por ejemplo, la crítica social del feminismo ha logrado ocupar
en nuestros días un lugar en la agenda académica, política y mediática que era impensado
hace cuarenta años.
Cuando hablamos del proceso de reconocimiento de los derechos humanos hacemos
referencia tanto a la adopción de compromisos internacionales como a la adecuación de las
normas y sistemas judiciales nacionales (constitución, leyes, decretos, reglamentos, etc.) y
la implementación de políticas públicas que garanticen su puesta en práctica. En el módulo
2 del curso abordaremos en profundidad estas cuestiones.

Construcción y Desarrollo del Paradigma de los Derechos Humanos


Desde nuestra perspectiva, la historia de los derechos humanos coincide con la historia de
las luchas por la emancipación, la igualdad y la autonomía. Esta historia es también la de
las luchas contra las diversas formas de opresión, desigualdad y jerarquías. Muchas de
estas luchas se desarrollaron contra el avance de las autoridades y sus abusos de poder
sobre quienes se hallaban bajo su dominación, mientras que otras se desplegaroncon el
objetivo de lograr avances y conquistas en la calidad y condiciones de vida de las personas,
desde el acceso a alimentos hasta la posibilidad de profesar creencias religiosas
libremente.
La narración de estas historias suele destacar entre sus puntos más salientes los
momentos en que las aspiraciones que orientan estas prácticas emancipatorias quedan
plasmadas en documentos escritos, generalmente bajo la forma de declaraciones y normas
jurídicas. En este sentido, y a costa de dejar por fuera numerosísimos capítulos que se
inscriben en estas líneas, resulta de importancia mencionar las formulaciones que

2
encontramos en la ‘Declaración de Derechos de Virginia’ (EEUU, 1776) y en la ‘Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano’ (Francia, 1789). Ambos documentos fueron
producto de cambios revolucionarios en las estructuras sociales de las naciones en que se
desarrollaron, a la vez que sirvieron de base para la reconfiguración de las articulaciones
sociales y políticas en estas sociedades.
Es muy importante tener presente que la redacción adoptada en estos documentos
responde a consensos históricamente situados, a opciones discursivas que dan cuenta de
las condiciones de producción de esos discursos. Aun así, estos documentos no se agotan
en la “letra de la ley” sino que resignifican los contextos que les dieron origen.
En este sentido, podemos decir que tanto las declaraciones de derechos de los siglos
XVIII y XIX como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 constituyen
productos culturales que no están al margen del sistema de relaciones sociales imperantes
al momento de su redacción: esta “clave de lectura” nos permite tomar conciencia de su
fuerza enunciativa, de sus potencialidades y también de sus limitaciones. Como veremos
más adelante, uno de los caracteres que atribuimos a los derechos humanos es su
progresividad: esta noción hace referencia al hecho de que el paradigma de los derechos
humanos no constituye un sistema cerrado sino un “eficaz sistema de nombres en
permanente expansión”2.
En la línea de construcción de una historicidad posible de los derechos humanos
debemos hacer foco en la experiencia del horror a escala mundial. La posibilidad misma de
la puesta en práctica de “actos de barbarie ultrajantes a la conciencia de la humanidad” (tal
como será caracterizado el Holocausto/Shoá en la primera declaración de derechos
humanos que se postula con carácter universal) marca un hito fundamental en la historia.
La singularidad de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 radica en
que, por primera vez y más allá de las particularidades nacionales, un conjunto amplio de
Estados reconoce la necesidad de consensuar “una concepción común de estos derechos y
libertades” a fin de asegurar a todas las personas el respeto y garantía para el ejercicio de
un repertorio de derechos y libertades, independientemente de sus determinaciones
existenciales.
Para el caso argentino la referencia principal para la noción de derechos humanos

2 Segato, R. (2003). La argamasa jerárquica. En: Las estructuras elementales de la violencia. Buenos Aires:
UNQ, p. 127.

3
se vincula con su violación sistemática en el contexto de la dictadura cívico-militar
instaurada en 1976. En este sentido, vale la pena recordar que “desde la restauración
democrática, el Estado nacional ha dado importantes pasos para que los ciudadanos
dispongan de elementos para conocer qué sucedió en la Argentina entre 1976 y 1983. El
informe de la CONADEP (1984) y el Juicio a las Juntas (1985) constituyen hitos en la
aproximación a la verdad histórica y la construcción de la memoria. Este último probó que el
terrorismo de Estado había sido una política sistemática, que en la Argentina habían
funcionado campos de concentración, que miles de argentinos habían sido secuestrados,
asesinados, encarcelados u obligados a exiliarse, dejar sus trabajos y sus casas. (…) Sin
embargo, la acción incansable de las organizaciones de Derechos Humanos y otros actores
sociales y políticos encontró siempre la posibilidad de mantener viva la memoria y seguir
adelante con el pedido de justicia”3. En la misma línea, a pesar de los retrocesos en la materia
que se registraron en algunos gobiernos democráticos, desde el año 2003 se rehabilitó la
vía para el juzgamiento de los responsables y autores de los crímenes de lesa humanidad,
proceso que continúa hasta la actualidad.4
Es en este sentido que decimos que el paradigma de los derechos humanos se
inscribe en la historia de las luchas por la emancipación: de una parte, recoge
reivindicaciones anteriores (tanto de aquellas que llegaron a ser codificadas como de otras
tantas que no siguieron ese curso) mientras que, por otra, hace suyas estas aspiraciones y
pasa a ser el motor de estos reclamos.

Principios Generales de los Derechos Humanos


En 1954 Arendt planteó que el punto de partida de los derechos humanos es la constatación
de que el derecho básico es el “derecho a tener derechos”5. Esta idea nos llevaa reflexionar
sobre las comunidades que otorgan sentidos particulares a esta afirmación. Desde el
paradigma de los derechos humanos, pensar la comunidad implica reflexionar sobre el lazo
social que hace posible la vida-en-común de todas y todos; esto es, el desarrollo sobre bases
equitativas de las expectativas de vida buena y plena, libre de condicionamientos y

3 Ministerio de Educación de la Nación (2010): Pensar la dictadura: terrorismo de Estado en Argentina,


pág.16.
4 En agosto de 2003 se promulgó la ley Nº 25.779 declarando insanablemente nulas las leyes de punto

final (Nº 23.492) y de obediencia debida (Nº 23.521).


5 Arendt H. (1996): Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política, Península, Barcelona.

4
desigualdades.
Es en este sentido que podemos dar cuerpo a la afirmación de Lechner de que
“proclamar los derechos humanos significa fundamentalmente crear aquel ‘horizonte de
sentido’ mediante el cual los individuos aislados pueden concebirse y afirmarse a sí mismos
como una comunidad de hombres libres e iguales”6.
Un concepto clave a recuperar es la noción de equidad. Esta noción hace referenciaal
objetivo de lograr un tratamiento justo y equitativo para todas las personas según sus
necesidades respectivas, libre de sesgos, actitudes y prácticas discriminatorias. La equidad
no promueve un “trato igual” sino un “trato igualitario”, es decir, atento a las diferentes
necesidades de las personas. La idea central es considerar a todas las personas equivalentes
en términos de libertades, derechos, garantías, obligaciones y oportunidades. Esta
perspectiva es recuperada por el principio de igualdad anclado en el paradigma de los
derechos humanos: este principio no se orienta a suprimir y/o desconocer las diferencias
que existen entre las personas sino a sentar las bases para que ellas –se trate de diferencias
de sexos, culturas, colores de piel, de lenguas, orientaciones sexuales, religiosas, entre
otras– dejen de ser el presupuesto sobre las que se fundan y legitiman formas de
dominación, jerarquías sociales, prácticas sociales discriminatorias y otras formas de
desigualdad social.
Es así como el derecho a tener derechos abre permanentemente el juego a la
participación y al debate sobre nuevos derechos. El enfoque planteado por Arendt tiene
consecuencias importantes para la práctica de la lucha contra las discriminaciones y las
opresiones, dado que mientras el contenido de las reivindicaciones, las prioridades
políticas y los ámbitos de lucha pueden variar, lo importante es mantener y reafirmar el
derecho a tener derechos y sostener el debate público, dado que tanto la ciudadanía como
los derechos están siempre en proceso de construcción y de cambio. En su libro Los orígenes
del totalitarismo, la autora sostiene que “no nacemos iguales; llegamos a ser iguales como
miembros de un grupo por la fuerza de nuestra decisión de concedernos mutuamente
derechos iguales”7.

Por eso los derechos humanos no se agotan en el conjunto de normas nacionales e

6 Lechner N. (1983): “Los derechos humanos como categoría política”, conferencia pronunciada en el Foro
Los Derechos Humanos y las Ciencias Sociales en América Latina, en ocasión de la XII Asamblea General
del CLACSO, Buenos Aires, noviembre, pag. 6.
7 Arendt H. (2002): Los orígenes del totalitarismo, Alianza, Madrid, pág. 436.

5
internacionales instituidas para la protección de las personas, sino que se trata de una
herramienta que podemos reivindicar y que es el acto de su reivindicación el que le otorgaa
los derechos su significación moral específica.

Características y Clasificación de los Derechos Humanos


Al referirnos a las características de los derechos humanos debemos comenzar por dar
cuenta de su integralidad e interdependencia. Para ello debemos partir de lo establecido
en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, desarrollada en Viena en 1993:
“todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están
relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en
forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el
mismo peso. Debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y
regionales, así como de los diversos patrimonios históricos, culturales y religiosos, pero
los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y
culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales”8.

Este fragmento nos permite caracterizar a los derechos humanos de acuerdo a los
siguientes aspectos:
• Inherentes a los seres humanos: cada persona es titular de estos derechos, sin depender
de ningún tipo de reconocimiento por parte de Estados, gobiernos, autoridades o
personas en general.
• Universales: en la medida en que corresponden a todo el género humano en todo
tiempo y lugar, no pueden invocarse diferencias culturales, sociales o políticas como
excusa para su desconocimiento, violación o aplicación parcial.

• Intransferibles, irrenunciables e inalienables: nadie puede renunciar a estos derechos


ni transferirlos o negociarlos. En el mismo sentido, tampoco los Estados pueden
disponer de los derechos de las personas, aunque en situaciones excepcionales el
disfrute de ciertos derechos puede ser limitado temporalmente (aunque nunca
negado, revocado o anulado).

8 Conferencia Mundial de Derechos Humanos. 1993. Declaración y Programa de Acción de Viena. Punto 5.

6
• Incondicionales y obligatorios: los derechos humanos no requieren de ninguna
condición para su goce y, tanto las personas como los Estados, tienen la obligación
concreta de respetarlos.
• Inviolables: ninguna persona o autoridad puede legítimamente atentar, lesionar o
destruir los derechos humanos. Las personas y los Estados deben regirse por el
respeto a los mismos.
• Imprescriptibles, acumulativos y progresivos: no prescriben por el paso del tiempo, no
caducan y no se pueden perder. Por el contrario, como señala Rita Segato, "los
derechos humanos son un sistema de nombres en expansión" y es probable que en el
futuro se extienda la categoría de derecho humano a otros aspectos de la vida que en
el pasado no se reconocían como tales.
• Integrales, interdependientes, indivisibles, y complementarios: la vigencia de unos es
condición para la plena realización de los otros, de forma tal que la violación o
desconocimiento de alguno de ellos implica poner en riesgo el ejercicio de otros
derechos.

Como veremos en el módulo siguiente, desde 1948 observamos un progresivo desarrollo y


avance en la codificación de este conjunto de derechos: su desarrollo a nivel internacional,
su incorporación en diverso grado al derecho interno de distintos países y el creciente
reconocimiento de derechos que hasta el momento no se hallaban comprendidos en el
plexo normativo que conocemos como Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Un aspecto de importancia a destacar, como señala Cançado Trindade, es que “la
emergencia de ‘nuevos derechos’ no puede haber tenido el propósito de comprometer o
minar los avances y conquistas del pasado, sino el de consolidarlos, enriquecerlos y
desarrollarlos”9. De esta forma, y retomando lo señalado en la Conferencia de Viena de
1993, ninguna clasificación implica la prevalencia o mayor importancia de unos derechos
por sobre otros. Se trata, en todo caso, de formas posibles de abordar la complejidad e
interdependencia. Es así que, en la actualidad, el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos incluye los siguientes grupos de derechos:

9 Cançado Trindade, Antônio (1994): “Derechos de solidaridad”, en Estudios Básicos sobre Derechos
Humanos, San Jose de Costa Rica, IIDH.

7
➢ Derechos Civiles y Políticos. Este grupo de derechos corresponden a las
libertades que se consagran a las personas frente al Estado y/o autoridades
públicas. Entre estos derechos figuran:
- Derecho a la vida y a la libertad;
- Derecho a no ser sometido a esclavitud y/o servidumbre;
- Derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes, ni se le podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral;
- Nadie puede ser molestado arbitrariamente en su vida privada, familiar, domicilio o
correspondencia, ni sufrir ataques a su honra o reputación;
- Derecho a circular libremente y a elegir su lugar de residencia;
- Derecho a la nacionalidad;
- Derecho a buscar asilo y a disfrutar de él, en caso de persecución política;
- Derecho a casarse y fundar una familia;
- Derecho a la libertad de pensamiento y de religión y culto;
- Derecho a la libertad de opinión y expresión de ideas;
- Derecho a la libertad de reunión y de asociación.

➢ Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Son derechos de contenido


predominantemente social tendiente a procurar mejores condiciones para el
desarrollo de una vida plena. Incluyen, entre otros, el derecho al salario justo, la
libertad de asociación, a tomar parte en la vida cultural, el derecho a la seguridad
social, al bienestar, la educación y la salud.

➢ Derechos de Solidaridad. Estos derechos tienen a un mismo tiempo una


dimensión individual y colectiva; conciernen tanto a la persona humana así como
a colectividades humanas, ya que su resolución afecta a conjuntos específicos de
la sociedad (o en algunos casos, a la humanidad en su conjunto), por lo cual llevan
intrínsecamente el valor de la co-responsabilidad. En este grupo incluimos el derecho al
medio ambiente sano, a la independencia económica y política, a la paz, al desarrollo.

➢ Derechos de Colectivos Específicos. Este grupo de derechos se orientan a


garantizar la igualdad para personas que, por su inscripción dentro de
determinados colectivos sociales, están más expuestas a formas de

8
discriminación o violencias específicas. En este grupo se incluyen, entre otros,
los derechos de niños, niñas y adolescentes; los derechos humanos de las
mujeres; los derechos de las personas con discapacidad; los derechos de los/as
trabajadores/as migrantes y los derechos de los pueblos y comunidades
indígenas.

Violaciones a los Derechos Humanos


Uno de los aspectos centrales a tener en consideración respecto de los derechos humanos se
refiere a la tipificación de determinadas conductas como violaciones a los derechos
humanos. Como sabemos, los Estados modernos desarrollan sus funciones a través de un
amplio conjunto de instituciones conformadas por personas 10. Estas personas –los/as
agentes, funcionarios/as y autoridades públicos/as– son quienes tienen la responsabilidad
concreta de respetar, garantizar, proteger y velar por el real cumplimiento de los derechos
y libertades fundamentales que estamos analizando. El trabajo que estas personas
desarrollan, cada una de sus acciones u omisiones, es considerado como una acción del
Estado y ello significa que estas acciones acarrean “responsabilidad para el Estado”.
Ante la ocurrencia de situaciones que vulneren derechos consagrados en un
instrumento internacional de derechos humanos, la cuestión central es determinar si la
situación de vulneración implica también una responsabilidad por parte del Estado. En la
medida en que el Estado está obligado a respetar y garantizar la vigencia de los derechos
humanos es, también, el único que puede violarlos. Es por ello que cuando un/a
funcionario/as público/a incumple sus obligaciones o abusa del poder que le fue conferido
–negando derechos o dejando de hacer lo necesario para garantizarlos– nos encontramos
frente a una violación de derechos humanos.
Intentemos aclarar la diferencia con cualquier delito: cuando una persona resulta
víctima de cualquier tipo de agresión, abuso o violencia puede recurrir a las autoridades,
quienes investigarán los hechos, los juzgarán y determinarán cuál es el castigo que

10 En este punto vale la pena recordar que, siguiendo la definición propuesta por Max Weber, la
característica distintiva del Estado moderno es monopolizar la violencia física legítima; esto es, que
toda forma de violencia legítima se concentra en sus instituciones. Sin embargo debemos resaltar que
esto no significa que la única forma de acción posible sea el uso de la fuerza sino que mayormente la
función del aparato represivose ejerce de esta forma. Véase Weber M. (1967): El político y el científico,
Alianza, Madrid.

9
corresponde a ese tipo de acción. Para estos casos (delitos cometidos por particulares) los
Estados han desarrollado diversas medidas para prevenirlos y sancionarlos: cada país
dispone de legislación donde se especifican las acciones consideradas delictivas y, a su vez,
cuenta con normativa relativa a la investigación, juzgamiento y sanción de dichos actos.
Mientras que los delitos cometidos por particulares reciben este tipo de tipificación, las
acciones u omisiones de los/as funcionarios/as públicos/as que vulneran un derecho
consagrado en un instrumento internacional de derechos humanos reciben el tratamiento
de “violación de derechos humanos”. Esto significa que, en los casos en que el agresor es la
propia autoridad estatal, hablamos de violación a los derechos humanos. Sin embargo,
debemos tener presente que existen casos en los que un particular también puede cometer
una violación a los derechos humanos: esto ocurre cuando esta persona o grupo de
personas actúan en complicidad, en conexión o bajo órdenes de agentes estatales.
El hecho de que una acción u omisión realizada por el Estado comprometa su
responsabilidad a nivel internacional es lo que habilita el funcionamiento de los
mecanismos internacionales de protección de derechos humanos, constituyendo un
control externo de la conducta y actuación de los/as funcionarios/as estatales. El motivo
por el cual existen estas instancias de control supranacional es que los Estados han
considerado necesario que exista una garantía para que, en caso de verse afectados
derechos fundamentales, el/la damnificado/a pueda contar con una instancia de
protección supranacional con capacidad de verificar el respeto a estos derechos. En este
sentido, conviene mencionar algunos aspectos señalados por Pedro Nikken:

“Los derechos humanos implican obligaciones a cargo del gobierno. Él es el responsable


de respetarlos, garantizarlos o satisfacerlos y, por otro lado, en sentido estricto, solo él
puede violarlos. Las ofensas a la dignidad de la persona pueden tener diversas fuentes,
pero no todas configuran, técnicamente, violaciones a los derechos humanos. Este es un
punto conceptualmente capital para comprender a cabalidad el tema de los derechos
humanos. (…) La nota característica de las violaciones a los derechos humanos es que
ellas se cometen desde el poder público o gracias a los medios que este pone a disposición
de quienes lo ejercen. No todo abuso contra una persona ni toda forma de violencia social
son técnicamente atentados contra los derechos humanos. Pueden ser crímenes, incluso
gravísimos, pero si es la mera obra de particulares no será una violación de los derechos
humanos.

10
(…) La responsabilidad por la efectiva vigencia de los derechos humanos incumbe
exclusivamente al Estado, entre cuyas funciones primordiales está la prevención y la
punición de toda clase de delitos. El Estado no está en condiciones de igualdad con
personas o grupos que se encuentren fuera de la ley, cualquiera sea su propósito al así
obrar. El Estado existe para el bien común y su autoridad debe ejercerse con apego a la
dignidad humana, de conformidad con la ley”.11

Vale la pena destacar que esta calificación (“violación a los derechos humanos”) se
utiliza en todos los países que han incorporado a su legislación interna el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos. El Derecho Internacional de los Derechos
Humanos comprende a los distintos instrumentos internacionales (tratados, convenios y
declaraciones) establecidos para proteger los derechos humanos. Cuando hablamos de
tratados internacionales hacemos referencia a pactos entre Estados representados por sus
gobiernos. Es en este sentido que destacamos que los sujetos obligados por los pactos
internacionales de derechos humanos son los Estados, no las personas ni organizaciones
privadas. Al firmar y ratificar los distintos instrumentos internacionales, los Estados
asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar
(abstenerse de interferir o limitar el disfrute de los derechos humanos, sea por acción u
omisión), proteger (impedir todo tipo de abusos y violaciones de los derechos humanos)
y garantizar (adoptar medidas de todo tipo tendientes a promover y asegurar el disfrute de
los derechos humanos).
En este contexto, cuando por conductas imputables al Estado –es decir relativas a la
acción u omisión de sus agentes, realizadas al amparo de su carácter oficial, aún si actúan
fuera de los límites de su competencia– se violan derechos fundamentales y no se
garantizan las medidas adecuadas de protección (por ineficacia, imposibilidad o retardo),
las personas pueden interponer acciones ante órganos internacionales. Este tipo de
recurso, que analizaremos más adelante, supone que, en el caso de que el sistema jurídico
nacional no brinde recursos judiciales efectivos a las víctimas, puedan ponerse en
funcionamiento los mecanismos de protección internacional.
Hemos visto hasta aquí los principios generales de los derechos humanos, los hitos
más importantes que fueron posibilitando su construcción a lo largo del tiempo, la

11 Nikken P. (1994): “El concepto de Derechos Humanos” en: VVAA, Estudios Básicos de Derechos Humanos,
Tomo I, San José. C. R., IIDH., pp. 27-28.

11
clasificación de que han sido objeto y la responsabilidad del Estado de respetar, proteger y
garantizar los derechos.
En el módulo siguiente, desarrollaremos la normativa internacional, regional y
nacional, la especificidad de los tratados y los instrumentos jurídicos de control que han
sido creados para analizar el cumplimiento de los deberes y obligaciones de los Estados.

12

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