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292-JuanDomingoPerón SUPENSAMIENTO

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ENSAYO HISTORICO

“JUAN DOMINGO PERON:


SU PENSAMIENTO”
Unión del Personal Civil de la Nación
(UPCN)
Instituto de Formación y Actualización Política
(IFAP)
“Discurso del General Perón en el 1º Congreso Nacional de
Filosofía” – Mendoza, Abril 1949
CONCURSO NACIONAL DE
ENSAYO 2019:
“JUAN DOMINGO PERON:
SU PENSAMIENTO”

PREMIO PUBLICACION DE OBRAS


GANADORAS

EL CONCURSO NACIONAL DE ENSAYO


2019 HA OBTENIDO LAS SIGUIENTES
MENCIONES

“DECLARACIÓN DE INTERES POLITICO


Y CULTURAL DEL CONSEJO NACIONAL
DEL PARTIDO JUSTICIALISTA”

“DECLARACIÓN DE INTERÉS CULTURAL


DE LA LEGISLATURA DE LA CIUDAD
AUTONOMA DE BUENOS AIRES”
PRÓLOGOS
UPCN
La Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y
el Instituto de Formación y Actualización Política
(IFAP), unificaron sus esfuerzos para promover
encuentros, investigaciones, estudios y
publicaciones destinados a trabajar sobre las
fuentes filosóficas, políticas, económicas, sociales y
culturales que nutrieron la formación intelectual de
Perón. Con este fin se organizó el concurso
nacional de Ensayo 2019 con el tema: Juan
Domingo Perón, su pensamiento.
Al cumplirse 70 años de la celebración del Primer
Congreso Nacional de Filosofía queremos
profundizar el conocimiento sobre los valores éticos
y las ideas que sostienen su concepto de
comunidad organizada. Perón expuso durante la
clausura del Congreso su propuesta ante
destacados pensadores del campo nacional e
internacional y esto se constituyó en un
acontecimiento político central en la construcción
del ideario doctrinario del justicialismo.
Los siguientes ensayos rescatan al político que
sintetiza los sueños que circulan por la Argentina. Al
que aglutina y moviliza ideas y masas populares,
poniéndolas en práctica y dándoles vida. Destacan
su vigencia frente al caos organizado que propone
el régimen neoliberal a nivel global. Nos relatan al
intelectual que no se conforma con la mera
comprensión de los acontecimientos. El que busca
la acción política concreta, la que requiere de la
inteligencia de las situaciones, de la capacidad de
advertir lo específico en un momento histórico
determinado. Nos demuestran en definitiva que
desde el pensamiento de Perón, podemos dialogar
con los pensadores del Siglo XXI. Vemos en estos
ensayos como el peronismo se acerca más a un
modo de lectura de la realidad, a un método, que a
una colección de afirmaciones dogmáticas. Relatos
sobre como incorporar ideas de diverso origen, con
la lucidez de saber que es a veces lo que cambia en
uno lo que nos permite seguir siendo los mismos, y
lo que queda fijo puede cambiarnos para mal. Lo
único que permanece son los grandes objetivos: la
Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación.
Para cumplirlos están las tres banderas: la
Soberanía Política, la Independencia Económica y
la Justicia Social. Todo lo demás tiene que ser
revisado o repensado permanentemente.
El peronismo quiere crear, trabajar, engrandecer a
la Patria sin necesidad de sacrificar la construcción
de la felicidad del Pueblo. Frente a la soledad de
individuos-islas donde solo nos aguarda el
desamparo, quiere la trascendencia de la
comunidad. Luchar contra el desencantamiento del
mundo.
Son ensayos fascinados por la apertura hacia lo
múltiple:
…la armonía y la organización de nuestra
Comunidad no conspirarán contra su carácter
dinámico y creativo. Organización no es sinónimo
de cristalización. Un Ideal no puede contentarse con
su postulación: debe recibir la sangre de la Historia
para plenamente ser…

Para reestablecer el sentido primigenio de la


filosofía que divorciada de los pueblos, ya no
brinda respuesta a las preguntas fundamentales
sobre el sentido de la vida, Perón presta especial
atención (más que a los presocráticos, como
generalmente se supone) a los siete sabios
fundadores de la civilización helénica. Porque ellos
fueron tanto pensadores, como legisladores y
gobernantes. Ese es el hilo conductor de La
Comunidad Organizada y la urdiembre que estos
relatos buscan tejer para utilizarla como
herramienta de comprensión de su momento
histórico y de su proyección actual.
ANDRES RODRIGUEZ
Secretario General UPCN
“El General Perón escribiendo durante su exilio”

IFAP
“Juan Domingo Perón, un pensamiento vigente”
Desde los ámbitos académicos de mayor
predicamento en campos como la sociología, la
ciencia política y la historia se ha difundido que el
peronismo es un fenómeno político de
características “pragmáticas” surgido de la
capacidad de manipulación de las masas de su líder
y fundador, el Gral. Perón. Esta concepción ha sido
reiterada y repetida por sucesivos investigadores,
ensayistas y opinadores.
En esta interpretación que ha influido incluso en
muchos de los intelectuales y dirigentes que se
definen como “peronistas”, Perón y el peronismo no
desarrollaron un cuerpo ideológico determinado y
coherente, sino que se fueron adaptando con
habilidad y maquiavelismo a las circunstancias
diversas de los tiempos y la política, con el único y
utilitario fin de su afán de poder.
Basta analizar con detenimiento las referencias a
estos temas en las principales obras de Gino
Germani y José Luis Romero, dos de los “próceres
intocables” de las ciencias sociales argentinas que
ya en la década del 40 el segundo y en los 60 el
primero sientan las bases de esta definición.
El IFAP, Instituto de Formación y Actualización
Política, es una institución que desde su fundación
se propuso como una de sus tareas centrales
difundir y analizar el pensamiento expresado por
Perón tanto a través de su obra escrita, como desde
sus innumerables mensajes y discursos. Estamos
convencidos que el conocimiento y análisis del
mismo refuta por su propio peso la falaz proposición
mencionada al comienzo.
Uno de los conceptos centrales con respecto a la
ética de la política que Perón predicó entre los
miembros de su movimiento fue que la misma
consiste básicamente en “la lucha por la idea”. Por
lógica entonces, dedicó una enorme cantidad de
energía y tiempo en desarrollar un cuerpo
doctrinario y conceptual producto de diversas
fuentes del pensamiento y la historia.
Se inspiró en la doctrina social de la iglesia, el
nacionalismo popular del radicalismo forjista, el
ideario reformador y social del socialismo, por
mencionar sólo algunas de sus fuentes y se dedicó
a formar personalmente a los dirigentes y a la masa
del peronismo.
Construyó, un cuerpo ideológico que denominó la
Comunidad Organizada, un cuerpo doctrinario que
sintetizaba esos principios para poder ser
inculcados y desarrolló y sistematizó también las
formas de ejecución de esa doctrina y las formas de
organización para la acción política adaptando
brillantemente la experiencia de la conducción
militar a los fines y las necesidades de la política.
El fin fue desde un principio transformar una masa
inorgánica en un pueblo con conciencia social,
solidaridad social y personalidad social.
Además de esto, y tal vez lo más difícil de
comprender para esas élites intelectuales que lo
juzgaban arbitrariamente, proclamó que el
pensamiento ideológico y doctrinario resultante de
su experiencia, si bien reconocía el aporte y la labor
racional de insignes y calificados colaboradores y
antecesores, provenía fundamentalmente de la
interpretación correcta de los objetivos y los
sentimientos anidados en ese pueblo organizado.
Es así como, desde el IFAP, tanto a través de sus
miembros permanentes como de invitados
especialistas en distintas áreas, se han venido
desarrollando cursos y actividades formativas
dirigidas al público en general, pero muy
especialmente a los jóvenes dirigentes y militantes
del Movimiento Peronista, con el objetivo de difundir
y comprender el pensamiento del Gral. Perón.

En abril de este año se cumplieron los 70 años del


Primer congreso nacional de Filosofía realizado en
Mendoza, en el ámbito de la Universidad de Cuyo y
por impulso directo del Gral. Perón entonces
Presidente de la Nación.
En ese carácter, el 9 de abril de aquel 1949, Perón
dio el discurso de clausura de las sesiones ante una
concurrencia compuesta por los más importantes
filósofos de nuestro país y del ámbito internacional.
Dicho texto fue editado posteriormente con el título
de “La Comunidad Organizada”, y allí se fijaron las
bases ideológicas del movimiento peronista. La
concepción humanista de raíz cristiana va a ser
desde entonces el fundamento del accionar político
del peronismo.

Los miembros del IFAP estamos convencidos de la


vigencia de este pensamiento y en especial de los
postulados de este texto que ya hace 70 años,
alertaba sobre el riesgo que la humanidad corría si
continuaba su camino de oscilación entre un
individualismo egoísta y un colectivismo
insectificante, en un marco de desarrollos
tecnológicos y científicos que no contemplaran al
hombre como medida de todas las cosas.
Los desafíos del mundo actual y la crisis y el
fracaso de los paradigmas dominantes en el siglo
XX para dar respuestas justas a los mismos,
demuestran hoy lo acertado de aquellos postulados
surgidos de las experiencias política e intelectual
del peronismo.
Demuestran además la vigencia de un ideario que
hoy es observado en los más diversos lugares del
planeta, como una alternativa y una esperanza para
los pueblos que anhelan un destino en el que
impere la justicia social.
En este marco de conmemoración de un evento tan
trascendente para nuestra historia, como fue el
Congreso de Filosofía, surgió la iniciativa, en
conjunto con UPCN (La Unión del Personal Civil de
la Nación), de realizar un concurso de ensayos a
nivel nacional que aportara nuevas perspectivas y
distintos análisis al estudio del pensamiento del
Gral. Perón.

Se establecieron las bases técnicas y organizativas


para la presentación de los trabajos; se fijó un
premio para los trabajos seleccionados entre los
seis primeros consistente en una suma de dinero, la
publicación y el diploma correspondiente.

Alrededor de sesenta agrupaciones e institutos del


justicialismo de todas las provincias adhirieron a la
convocatoria y se constituyeron en junta promotora
para convocar a los interesados y enviar sus
trabajos.
Se logró convocar a un jurado de personalidades de
un gran prestigio académico y una muy reconocida
trayectoria en el campo intelectual para realizar esta
selección.
El mismo estuvo compuesto por Graciela Maturo,
José Paradiso, Ana Aimetta de Colotti, Ernesto
Villanueva y Miguel Ángel Barrios.

Finalmente, los trabajos seleccionados por el jurado


fueron presentados y premiados en un acto
realizado durante el transcurso de la Feria del libro
de este año con la presencia de numerosos
dirigentes, entre ellos el Presidente del Partido
Justicialista a nivel Nacional, el compañero José
Luis Gioja, quien merece un especial
reconocimiento por su compromiso permanente con
nuestra Institución, militantes de las organizaciones
convocantes y los autores.
Esta publicación que estamos presentando reúne
entonces los trabajos seleccionados cumpliendo así
con el compromiso formal de la premiación
establecida, pero fundamentalmente cumpliendo
con el compromiso de aportar al desarrollo y la
difusión del pensamiento del Gral. Perón. Sentimos
además un legítimo orgullo por la calidad y la
profundidad en el análisis de los cuadros políticos e
intelectuales del Movimiento peronistas que aquí
son presentados.

Los integrantes del IFAP, expresamos nuestro


inmenso agradecimiento y reconocimiento a los
compañeros de UPCN comenzando por su
Secretario General, Andrés Rodríguez, que tomó la
decisión de poner el excelente nivel de organización
y el enorme despliegue de sus delegaciones en
todo el país a trabajar en este proyecto.
Expresamos también nuestro agradecimiento a los
Institutos y agrupaciones del Justicialismo de todo
el País que fueron promotores del concurso. Su lista
se publica aparte por razones de espacio de este
texto.
Los miembros del jurado merecen nuestro más
profundo reconocimiento por su trabajo y por la
generosidad de acompañarnos en este proyecto
aportando su gran prestigio y honrarnos de esta
forma con su participación.

Finalmente, nuestro enorme y afectuoso


agradecimiento a los compañeros de todas las
provincias de la Argentina que depositaron su
confianza en nosotros y nos enviaron sus trabajos.
La calidad y la capacidad demostrada en los
mismos no solo dificultaron enormemente la tarea
de selección, sino que también nos dejó la
seguridad de haber cumplido con el cometido de
mostrar la vigencia y la profundidad del
pensamiento del Gral. Perón.
Estos ensayos nos demuestran además que
indudablemente el peronismo cuenta con los
cuadros y militantes con la formación y la claridad
necesarias para llevarlo a la victoria.

Setiembre de 2019.

IFAP: INSTITUTO DE FORMACION Y


ACTUALIZACION POLITICA
Javier Mouriño – Kelly Olmos – Daniel Romero –
Omar El Kadri – Orlando Olmos – Abdo El Kadri
-“Campo ideológico con árbol de la vida” (Homenaje a Xul
Solar)-

Autor: Daniel Santoro - Óleo 150 x 150 cm. – (2006)

Un homenaje a Juan Domingo Perón


como pensador nacional

El Concurso de Ensayo “El pensamiento de Juan


Domingo Perón” convocado en 2019 por el IFAP Y
la UPCN (1) ha sido un gran acierto ligado a una
oportunidad histórica. Motivó, en tiempo
relativamente breve, la presentación de 38 trabajos,
entre los cuales, quienes fuimos jurados, hemos
premiado a un grupo excelente, valorando también
cierto número de escritos con menciones
especiales, y concediendo nuestro aprecio a todos
por su interés y participación. Los trabajos
constataban la actualidad y vigencia del
pensamiento de Perón, redescubriendo a un
pensador nacional.
La convocatoria no se orientaba al análisis
de problemas puntuales, estrategias de gobierno o
políticas internacionales; la propuesta era, en
cambio, adentrarse en el núcleo significativo de las
ideas doctrinarias de Perón, y los concursantes lo
hicieron, mayoritariamente, a través de un texto
fundacional: La Comunidad Organizada. 1
La atenta relectura de esta obra capital
revela hoy su densidad y actualidad. Perón, dotado
de una intuición privilegiada, y formado en lecturas,
experiencias y múltiples viajes, es videncial cuando
anuncia la crisis más profunda de la Historia, al
menos de la Historia Occidental. Predecía la
agudización de esa crisis, no alcanzó a vivir la
revolución cibernética pero presintió su desarrollo y
sus riesgos.
Perón es el autor intelectual, filosófico y
político del Congreso Nacional de Filosofía de 1949,
cuyo discurso de cierre fue justamente la lectura de
los que serían luego los últimos capítulos de La
Comunidad organizada, que sin ser su primera obra

1 A fines del 1948 ya se trabajaba en el orden nacional, en


decretos y medidas atinentes al Congreso de Filosofía de
1949, y se hacía la nómina de sus invitados. En consecuencia
es presumible que el conductor preparara ya el texto cuyos
últimos capítulos leyó en la Jornada de cierre, el 9 de abril de
1949, en el Teatro Independencia de Mendoza. El texto
completo fue publicado en 1950 con las Actas.
escrita, es la primera síntesis de su doctrina. El
fundador del movimiento justicialista se proponía
dar a éste una base histórica, filosófica y política.
De modo que su discurso y presencia distan de ser
un gesto meramente formal del presidente de turno:
por el contrario encierran la clave política del
evento. En esas páginas finales de su trabajo,
Perón habla de hombre centauro, de sociedad y de
edad centauro. La figura biforme confirma el doble
rumbo terrenal y celeste de la humanidad.
Otorgamos a su personalismo religioso los rasgos
que distinguen su pensamiento frente a
movimientos contemporáneos con los cuales ha
sido comparado.
Sin ánimo de simplificaciones, recordaré los
principales temas del Congreso, coincidentes con lo
expresado por Perón en su discurso:
Se planteaba, a todas luces, la profunda
crisis moral y espiritual de los países occidentales,
acentuada desde la debacle económica del ’29 y
desencadenante de la Segunda Guerra Mundial.
Esa caída de los valores morales fue subrayada en
contraste con el progreso material, científico o
técnico, nunca objetados o rechazados por Perón.
Pero el punto clave del pensamiento de
Perón, en consonancia con los temas desplegados
en el Congreso, es la reivindicación de la persona
humana como entidad sobre la cual reposa la
sociedad. Las exposiciones giraron, en su mayoría,
alrededor del tema del hombre y su singularidad,
punto insoslayable para la construcción de una
sociedad justa.
Finalmente, hay un aspecto muy
esperanzador y positivo en el Congreso y por
supuesto en toda la doctrina de Perón: la posibilidad
de reconstruir la cultura y el advenimiento de una
era nueva, que para muchos de los ponentes del
cónclave y obviamente para el conductor, estaría
ligada al protagonismo de las naciones
latinoamericanas, herederas, pero no simples
extensiones, de la cultura occidental. Es decir, que
siempre fue tenido en cuenta por Perón ese
carácter híbrido de nuestra formación, esa mezcla
de Oriente y Occidente que conformó en América
una cultura nueva, mestiza, material y
espiritualmente original.
Todos estos rasgos han sido rescatados o
exaltados por los participantes de este histórico
Concurso de Ensayos, que vino a señalar la falta de
un reconocimiento necesario. Celebro la ocasión de
ver publicados estos trabajos, en un momento en
que las condiciones históricas hacen propicio volver
a un pensamiento humanista y constructivo, de
alcance universal como el predicado por Perón.

Buenos Aires, Setiembre de 2019.

Graciela Maturo

Doctora en Letras, poeta, ensayista, profesora


universitaria, ha sido Investigadora Principal del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet),
fundadora de centros y grupos de investigación, asesora de
editoriales, etc. En junio de 2009 actuó como jurado del
premio internacional Rómulo Gallegos, y dicta cursos como
profesora invitada en universidades americanas y europeas.
Desde 1970 ha difundido sus ideas sobre razón poética,
identidad cultural latinoamericana e integración de América
Latina por la cultura. Su obra publicada abarca la poesía, el
ensayo y la investigación literaria.
-“La esfinge” - Autor: Daniel Santoro
Óleo y acrílico 200 x 150 cm – (2001)

La comunidad organizada: un gran vuelco de la


historia.

“Ahora la cultura no es un refugio. Lo que de


ella se deriva no es un lugar seguro para vivir y
prosperar, sugiere más bien conceptos como
los de taller de trabajo y campo de batalla… Es
evidente que el hombre moderno no está
preparado para un uso correcto del poder.”
Romano Guardini. El fin de la modernidad.
Edic. PPC – Madrid – 1995 – pags. 108 y ss
Este prólogo se propone celebrar los 70 años de
la comunidad organizada y rendir tributo al pueblo
Argentino que acompañó su gestación y desarrollo
histórico.
Celebramos también la publicación de los
trabajos seleccionados de este concurso.
Celebrar significa bucear en los caminos de la
memoria para encontrar claves no escrutadas de un
determinado pensamiento, este es el recorrido que
hemos transitado con los participantes de este
concurso, buscando esas claves, ejes, temas...
El pensamiento de General Perón es el más
lúcido de Latinoamérica. Debe situarse en el mundo
como herramienta de diálogo, de encuentro entre
los pueblos, sólo de este modo contribuirá a la
resolución de los problemas del siglo XXI dando
respuesta a la crisis de los sistemas políticos y
reflejando la voluntad de los pueblos.
El pensamiento de Perón es un universo y en el
cabe el universo del pueblo argentino. Un pueblo en
la medida que lo es, tiene conciencia de sí, sabe
cuáles son sus realizaciones históricas, este saber
yace en lo más recóndito de un pueblo. En este
sentido la sabiduría de los pueblos es la única
fuente del conocimiento. La doctrina peronista es
como el evangelio se reescribe todos los días.
Perón está vivo, en el 45 fue una semilla, luego
un árbol ahora un continente, un mundo…
No hay argentino que ignore la crisis existencial
que sufren las instituciones y el estado de nuestra
patria.
El proceso crítico abarca tanto a:
Tangibilidad de la patria su territorio y sus bienes
comunes desposeído a grados extremos, como el
espíritu de la nación en su intangible y mensurable
voluntad de ser.
Nos decía Perón la vida histórica es una
permanente creación, no es un tesoro que nos
viene de regalo, para crear hay que mantenerse
entrenado como hacían los griegos al preparar a los
deportistas para los juegos olímpicos. Ese
constante entrenamiento es lo único capaz de crear.
No alcanza la voluntad es preciso que las
circunstancias nos inciten, presionen, hieran.
Un pueblo se pone de pie cuando siente a toda
hora el aguijón de los problemas nacionales y el
espolazo del destino. Es a partir de estas ideas del
pensamiento Perón que hemos realizado este
concurso.
La comunidad organizada: El inicio de una
nueva edad
Una mirada onda, profunda a la Comunidad
Organizada nos permite ordenar una serie de
conceptos Familia, Comunidad, Pueblo, Nación,
Patria, Estado, Persona. Pero esto tiene dos
lecturas.
 Una que es la lectura generalmente
extendida, que consiste en ordenar estos
conceptos de pueblo, patria, estado en
términos del régimen.
 La otra lectura permite percibir que, de lo que
se trata, es como se hace para crear un
nuevo estado pero no mirando solo al
modelo vigente del 49, en que fue escrito y
dado a conocer sino mirando hacia el futuro.
Lo que nos proponemos es fijar el orden de
esas categorías y de esas instituciones en la
proyección de una nueva Argentina cómo
continuidad histórica.
 Porque la condición de ese proyecto de su
realización era y es la Educación de todo un
Pueblo. Y eso no se hace por decreto.
 Lo importante es como cada persona, cada
familia, cada comunidad, cambia no 180
grados sino pocas cosas pero profundas y
permanentes porque una vez que esto se
hace el proceso continua y este es el
proceso que debemos inaugurar y
desencadenar.
 La frase final de la comunidad organizada
"sentimos y experimentamos que somos
eternos" nos incita a comprender que no es
tarea de una sola generación sino que se
trata de la reconstrucción del Pueblo de la
Patria y de la Nación Argentina.
Finalmente el papa Francisco nos convoca a
nosotros, hombres y mujeres de esta larga vigilia,
a:
I. Ser sujetos de una cultura del encuentro en la
convivencia de nuestras naciones.
II. Fortalecer la democracia, caminando hacia
democracias fuertes y maduras con amplia
participación popular.
III. Prepararnos para un cambio de época, y para
ello es menester “preparar la montura para cabalgar
la evolución”.
“Sólo son los pueblos del tercer mundo
quienes pueden resolver este problema en su
conjunto, son ellos quienes luchan bajo
diversas formas para instaurar una nueva forma
de relación entre los hombres basadas en la
solidaridad y no en el egoísmo y la competencia,
en la justicia y no en el lucro, y cuyo
fundamento es la socialización del hombre, la
socialización de la conciencia y de la vida
humana, lo que permitirá hacer efectivas la
socialización de la riqueza del saber y la
técnica.” Amelia Podetti – Ciencia y Política -
Revista Hechos e Ideas. N° 4 Junio 2018.
Setiembre de 2019 - Hechos e Ideas
Ana Aimetta de Colotti
JURADO DEL CONCURSO

DRA. GRACIELA MATURO

Presidenta del Jurado


Poetisa, docente e investigadora con más de 200
ensayos y libros publicados. Licenciada en letras
egresada de la universidad nacional de cuyo y doctorada
en la universidad del salvador.
En los años 70 fundó el centro de estudios
latinoamericanos, memorable por la revista Megafón.
Discípula de Leopoldo Marechal. Es autora del libro
“Marechal, el camino de la belleza” editado por el Fondo
Nacional de las Artes.
Profesora en las Universidades de Cuyo, de Buenos
Aires, de la UCA y El Salvador. Investigadora principal
del CONICET
En el año 2018 recibió el premio a la trayectoria
otorgado por la academia nacional de letras.
Obras destacadas: Cortázar, razón y revelación; la
literatura hispanoamericana; de la utopía al paraíso;
fenomenología, creación y critica; la mirada del poeta; la
identidad hispanoamericana; problemas y destinos de
una comunidad; la razón ardiente. Aportes para una
teoría literaria y latinoamericana; el humanismo indiano;
literatura y filosofía desde América latina; argentina y la
opción por América; América: recomienzo de la historia;
el humanismo en la argentina indiana, etc.
MIGUEL ANGEL BARRIOS:
Vocal del jurado
Profesor de historia egresado del instituto superior del
profesorado de posadas, misiones.
Autor de varios, libros, ensayos, artículos y prólogos
como investigador latinoamericanista.
Magister en sociología de la Universidad Nacional de
Lomas de Zamora.
Doctor en educación de la universidad tecnológica
intercontinental.
Doctor en ciencia política de la universidad del salvador.

ERNESTO VILLANUEVA
Vocal del jurado
Licenciado en sociología egresado de la Universidad de
Buenos Aires.
Escritor, investigador y docente.
Se desempeñó como profesor en las Universidades de
Cuyo, Quilmes, Entre Ríos y la UBA.
En 1973-1974 tuvo a su cargo el rectorado de la UBA.
En 1994. Fue director del CONICET
Desde 2010 a la actualidad es rector de la Universidad
Nacional Arturo Jauretche de Florencio Varela.
ANA AIMETTA DE COLOTTI:
Vocal del jurado
Profesora de filosofía egresada de la UBA.
Docente de las universidades: UBA, la plata y rio cuarto.
Dirigió la comisión Perón durante 12 años en el
Congreso de la Nación.
Expositora en numerosos congresos sobre el
pensamiento del General Perón.
Autora de ensayos y publicaciones sobre el
pensamiento americanista.
Actualmente dirige la prestigiosa revista hechos e
ideas fundada por el Yrigoyenismo y que desde los
años cuarenta abrazo la causa peronista.
Coordinadora de la catedra Amelia Podetti de la
universidad del congreso.

JOSE PARADISO
Vocal del jurado
Licenciado en sociología egresado de la UBA.
Director de la escuela de relaciones internacionales
de la Universidad del Salvador.
Director del post grado en relaciones
internacionales e integración de la universidad
nacional de tres de febrero
Investigador, docente y director de numerosas
publicaciones y revistas sobre geopolítica y
relaciones internacionales.

JURADO DE PRECALIFICACIÓN
AGUIRRE ORLANDO (IPPJS)
AUTON OMAR (UPCN)
BATISTA GUILLERMO (UPCN)
DÁVILA FEDERICO (UPCN)
EL KADRI ABDO (IFAP)
EL KADRI OMAR (IFAP)
KELLY OLMOS (IFAP)
MOURIÑO JAVIER (IFAP)
ROMERO DANIEL ALBERTO (IFAP)
SANCHEZ ANTELO RAÚL (CONVERGENCIA)
SOLA MERCEDES (HECHOS E IDEAS)
TANGARI JUAN (UPCN)
COMISION PROMOTORA
Consejo Nacional del Partido Justicialista
Confederación General del Trabajo
Secretaria de Universidades del CNPJ
Bloque de Rectores Peronistas (CIN)
Agrupación “Evita Compañera” (APL)
Asociación Argentina de Aeronavegantes
Catedra Amelia Podetti (Universidad del Congreso)
Centro de Estudios Hernández Aguirre
Comisión de Desarrollo Cultural e Histórico “Arturo Jauretche”
(Córdoba)
Escuela de Cuadros Fermín Chávez
Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN)
Fundación para la Paz y el Desarrollo (Corrientes)
Generación Francisco
Grupo de Desarrollo Biotecnológico (Chaco)
Hechos e Ideas
Instituto Argentina Profunda
Instituto Malvinas, Patagonia e Islas del Atlántico Sur
Juventud Fraternal Peronista
La Academia
Museo de Arte Popular Rosa de los Vientos (M. del Plata)
Palacio Cultural “La biblioteca de Charlie” (San Luis)
Proyecto Perón – Perón
Sindicato Único de Trabajadores del ACA (SUTACA)
Unión obrera Ladrillera de la R.A.
Agrupación José Gervasio de Artigas (Salta)
Agrupación Peronista Blanca (UPCN)
Asociación de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales
(ASOFIL)
Catedra Leopoldo Marechal (Universidad del Congreso)
Centro de Investigaciones en Política y Economía (CIEPE)
Corriente Federal (CABA)
Escuela Superior Peronista (Tierra del Fuego)
Foro del Peronismo del Siglo XXI
Fundación Patagonia para el Tercer Milenio
Gestar
Grupo Descartes
Hechos e Ideas (Mendoza)
Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Eva Perón”
Instituto Pedagógico Provincial “Justicia Social” (Formosa)
Juventud Sindical CGT
La Biblioteca de Charlie. Palacio Cultural (San Luis)
NOMOS
Partido Justicialista de Mendoza
Revista Movimiento
Sindicato Unido de Conductores de Personal Aeronáutico y
Portuario (SUCPAP)
Universidad metropolitana para la Educación y el Trabajo
(UMET)
Agrupación Justicialista Gaspar Campos (Mar del Plata)
Agrupación Rodolfo Walch (Córdoba)
Asociación hacer (Neuquén)
Centro Cultural “Leonardo Favio”
Centro de pensamiento Nacional y Latinoamericano “Hector
Tristán”
Encuentro de predicadores Peronistas
Federación Gaucha de Salta
Foro Hora de los Pueblos (Córdoba)
Fundación Villa Manuelita
Grupo Artigas
Grupo Folklorico y Cultural Montoneros del Moto Méndez
(Bolivia)
Iniciativa Política (Córdoba)
Junta Departamental de Cruz Alta (PJ Tucumán)
Juventud Universitaria Peronista (Jujuy)
Movimiento Social del Deporte
Nuevo Espacio de Participación (NEP)
Peña Eva Perón
Revista Movimiento 21
Unión Informática
GANADORES DEL CONCURSO:

1º Premio - TENENBAUM, Ernesto


2º Premio – PRESTIA, Martín
3º Premio – MUCIACCIA, Facundo
4º Premio – BERTELLOTTI, Mario
5º Premio – RODRIGUEZ, Carlos
6º Premio – MENDEZ, María Teresa

MENCIONES ESPECIALES EN PARIDAD

ALIAGA, Carlos (Córdoba)


JUAREZ, Edmundo (Jujuy)
MONTENEGRO, Esteban C.A.B.A.)
AMBROSINI, Jorge (C.A.B.A.)
CAZAL, Jorge (Formosa)
GODOY, José María (Formosa)
CAMPAGNA, Juan Cruz (Mendoza)
FERGUSON Juan- GUTIERREZ, Mauricio (Bs.As.)
MATEO, Juan (Entre Ríos)
BASSI, Julio Javier (C.A.B.A.)
GARABEDIAN, Jorge (C.A.B.A.)
PARTICIPANTES

BACIGALUPO, María del Carmen (Buenos Aires)


BARRIONUEVO, Gabriel Abelardo (Formosa)
BESSON, Juan Facundo (Santa Fe)
BIANCO, María Victoria (C.A.B.A.)
CAMPBELL, María Laura (C.A.B.A.)
D´ASTOLFO, Enrique Nelson (Chubut)
ESPIL, Mauricio (Buenos Aires)
GARCIA, Luis Alberto (Formosa)
GODOY, José María (Formosa)
JUAREZ, Edmundo Raúl (Jujuy)
MAYORANO, Daniel (C.A.B.A.)
NAVARRO, Javier (Neuquén)
PAIVA, Raquel (Formosa)
RIPANI, Jorge Alberto (Santa Fe)
RODAS, Matías (Buenos Aires)
ROLDAN, Hugo Leandro (Formosa)
ROUDIL, Héctor Roberto (C.A.B.A.)
SALDARINI, Griselda Judith (Formosa)
SCANU, Marcelo (Buenos Aires)
SEBRIANO, Luis Alberto (Formosa)
SPANO, Germán (C.A.B.A.)
URBINA, Raúl (Formosa)
ZURITA, Clara María Alejandra (Formosa)
“General Juan Domingo Perón” - Fotografía de 1949
TENENBAUM, ERNESTO JORGE

1º PREMIO.-

Juan Domingo Perón, su

pensamiento

Características y actualidad

¿Alguien para quien el pensamiento del General


Perón es parte constitutiva de su propia visión del
mundo, puede entender los grandes problemas de
este final de la segunda década del Siglo XXI?
Alain Rouquié dice en su libro “El siglo de Perón”:
“… un fenómeno político que no pertenece sólo al
pasado ni es exclusivo de un país concreto de
América del Sur. ¿Acaso no está el peronismo en
proceso de designar un tipo de régimen, una
categoría política?”. A partir de esto, nos separan
muchas diferencias con el escritor francés, pero
coincidimos en responder afirmativamente a la
pregunta que da inicio a este ensayo. Haremos una
breve descripción de algunas características que
creemos presentes en el legado que rescatamos, y
elegiremos algunos grandes tópicos de actualidad
para “mirarlos” desde el ideario que analizamos.
Conscientes de la enorme importancia de “La
Comunidad Organizada”, formulada hace setenta
años, nos basamos en un conjunto de ideas, de
distintos momentos, que la abarcan pero no se
agotan en ese texto, y que tampoco pretenden
expresar todo lo que ha dicho o escrito Perón.
En “Nacionalismo y Liberación”, un libro que en su
momento tuvo gran importancia política en nuestro
país, por contribuir a acercar un gran número de
jóvenes al movimiento nacional, escribió Juan José
Hernández Arregui: “en la Argentina se empieza y
se termina hablando de Perón. Perón, como
símbolo político, es el campo de batalla donde se
ventila, a través de agitados y enredosos tramos,
este litigio histórico entre la colonia y la soberanía
nacional.”
Decía el gran uruguayo Don Alberto Methol Ferré
que “Perón no era un intelectual, era un político –
intelectual. Los políticos de épocas difíciles son
siempre políticos – intelectuales como Lenin,
Napoleón, Haya de la Torre. Tienen que ser
intelectuales y políticos para poder inventar
grandes novedades. Los políticos del statu quo
conformados por lo habitual, no tienen necesidades
de invención intelectual”.
Tenía una gran vocación docente. En primer lugar
por haberla ejercitado durante años como Profesor
en el Ejército, incluyendo textos de su autoría como
“Apuntes de Historia Militar”, “El frente oriental en la
guerra mundial de 1914”, “La guerra ruso –
japonesa de 1905”, “Toponimia Patagónica de la
Etimología Araucana”, capítulos sobre “Moral
Militar” e “Higiene Militar”, entre otras publicaciones.
Pero también por insistir siempre en la necesidad
de elevar la cultura cívica y social de la Nación, o
por los cursos que personalmente dictaba en la
Escuela Superior Peronista o en la CGT. Varios de
sus libros son recopilaciones de sus clases y
conferencias.
Se consideraba a sí mismo un profesional de la
conducción. A la que concebía como un arte,
explicitando la diferencia de su propuesta con el
caudillismo y el caciquismo; teniendo además buen
cuidado de diferenciar la conducción política de la
militar, ya que en la primera se actúa por
persuasión, no por mando y obediencia. También
puede ser considerado como uno de los grandes
teóricos de las ciencias políticas en la Argentina. Su
aporte de conceptos, teorías, categorías políticas,
sólo puede ser comparado con el de Juan Bautista
Alberdi. Con la ventaja, además, de haber ejercido
altas responsabilidades de gobierno.
En la formación de su pensamiento hubo múltiples
influencias. Tomamos de Carlos Piñeiro Iñiguez el
distinguir: la vertiente socialcristiana; la teoría
militar y geopolítica; la influencia del mundo obrero
y sindical; los nacionalistas; los nacionalismos
populares latinoamericanos; los militares
industrialistas. No olvidemos lecturas como la
Biblia, el Martín Fierro, las Vidas Paralelas de
Plutarco, la Historia Universal de Cantú, la Historia
de Belgrano de Mitre, Chesterton, Leopoldo
Lugones, Alejandro Bunge, Gustav Le Bon. Y
sabemos que, especialmente durante su forzado y
largo exilio, se mantuvo en contacto con políticos,
pensadores, libros, en lo que hoy llamaríamos un
proceso de formación continua. Del que no fueron
ajenos el Forjismo, el revisionismo, o la izquierda
nacional. Pero no existió, a diferencia de otros
casos, una “teoría”, con distintos grados de
sistematización, previa a la acción. En este sentido,
el peronismo puede ser concebido como una
especie de experimento colectivo de invención y
autoorganización, pero que tampoco se propuso
como una respuesta “coyuntural” y puramente
pragmática, sino que trataba de desplegar su
propia concepción a medida que iba generando su
propia realidad.
Al decir que Perón puso en práctica ideas de otros
con una articulación y contextualización propias se
está diciendo que les dio vida, las transformó en
acción. La acusación de “plagio”, que hasta hoy
algunos intentan esgrimir, es absurda, más aún en
el terreno político. Ya decía Goethe “Ni el genio
más alto iría demasiado lejos si todo tuviera que
descubrirlo por sí mismo. No todos comprenden
esto y se pasan buena parte de la vida indagando
en la oscuridad en pos de un sueño de originalidad
absoluta (…) ¡Necios! ¡Como si fuera posible!”. En
este sentido, no vemos el término ecléctico desde
el peyorativo “vale todo”, sino desde el lado positivo
del gusto por la diversidad y la capacidad de
mantener la mente abierta, porque en todos lados
es posible encontrar verdades. Y, como expresó
Fermín Chávez, “No es tarea sencilla ubicar las
vertientes que alimentan los distintos momentos de
la cultura de Juan Perón, y descubrir sus atentas
lecturas. Sólo en pocos discursos y textos suyos
hallamos los rastros explícitos de sus pensadores
preferidos. Es que no era aficionado a las citas y
más bien se caracterizaba por exponer ideas
reelaboradas, adaptadas en un lenguaje muy
propio y en síntesis verdaderamente originales.”
Afirmaba Evita (“Historia del Peronismo”) que
“Perón ha tomado lo mejor de sus precursores y ha
creado también cosas nuevas. Pero lo grande de
Perón es que ha tomado de cada doctrina los
conceptos humanos, los conceptos de la seguridad
social, los conceptos del respeto a las leyes, los
conceptos de la igualdad y de una sola clase.”
Si no tenía miedo de incorporar ideas de diverso
origen, tampoco temía al cambio. Lo único que
permanece fijo son los grandes objetivos, la
Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación.
Para cumplirlos están las tres banderas, La
Soberanía Política. La Independencia Económica y
la Justicia Social. Esto es lo que él llamaba en los
años cincuenta la parte fija de la doctrina y, en los
setenta, la ideología. Todo lo demás tiene que ser
revisado o repensado permanentemente. Su
concepto de ideología está muy alejado de aquellas
que quieren deducir de concepciones generales la
supuesta comprensión de los acontecimientos.
Invierte estos términos, y por eso la importancia de
la acción política concreta, que requiere de la
inteligencia de las situaciones, de la capacidad de
advertir lo específico en un momento histórico
determinado. La única verdad es la realidad.
Aquí nos centramos en el papel de Perón como
creador de pensamiento, ignorado todavía por
muchos que reconocen su capacidad política, o aún
su carácter de conductor del movimiento popular.
Es un clásico, si entendemos por tal lo
paradigmático, lo que a uno le permite pensar como
variantes distintas formas que van apareciendo y
pueden ser remitidas a ese marco. Un verdadero
clásico, tan de su tiempo que fue capaz de
trascender a su tiempo. Establece él mismo los
parámetros sobre los que va a ser percibido; sus
ideas principales no dependen de ninguna
coyuntura ni tienen fecha de vencimiento. Explicaba
Ortega y Gasset, en 1932, que no hay sino una
manera de salvar al clásico: usando de él sin
miramiento para nuestra propia salvación, es decir,
prescindiendo de su clasicismo, trayéndolo hacia
nosotros, contemporaneizandolo, inyectándole
pulso nuevo con la sangre de nuestras venas,
cuyos ingredientes son nuestras pasiones y
nuestros problemas.
Era un enemigo declarado del dogmatismo y, como
veremos más adelante, del sectarismo. Leemos en
“Conducción Política”: ¿“Qué diferencia hay entre la
conducción gregaria o sectaria y el
adoctrinamiento? La doctrina no es una regla fija
para nadie. Es, en cambio, una gran orientación,
con principios; con principios que se cumplen
siempre de distinta manera. No se está atado a
nada fijo, pero sí se tiene la orientación espiritual
para resolverse, en todas las ocasiones, dentro de
una misma dirección, pero en un inmenso campo
de acción para la ejecución.”
El alcance de este trabajo nos obliga a seleccionar
algunas de aquellas temáticas, naturalmente
imbricadas entre sí, que nos resultan
fundamentales hoy, y mirarlas desde el
pensamiento de Perón. Lógicamente, como un
pensamiento inspirador, no en la búsqueda de
recetas de aplicación inmediata. Apoyándonos
también en algunas citas. Y con la seguridad de
que existen otras visiones sobre el mismo tema,
externas e internas al peronismo.
A) La actual situación internacional, los
nacionalismos
Es conocido que Perón hablaba, hace ya muchas
décadas, de la inevitabilidad del universalismo.
Término que preferimos porque, como afirma
Bauman (“En busca de la política”) “globalización
se refiere a los que nos está ocurriendo,
universalización a lo que necesitamos, debemos o
pretendemos hacer”. Advertía sobre las distintas
características que éste proceso podía asumir, de
la mano de los Pueblos o de los grandes poderes
transnacionales. Apostaba a un universalismo de la
diferencia, no de la uniformidad. Hoy vemos crujir el
proceso de globalización, junto a construcciones
emblemáticas como la Unión Europea y, en menor
medida porque avanzaron menos, el Mercosur y la
UNASUR. Y surgen expresiones nacionalistas de
distinto tipo, que actualmente son Gobierno, por
ejemplo en Estados Unidos, Rusia, India, Brasil,
Polonia, Hungría, República Checa, Italia, Israel,
Turquía, Filipinas, y si no gobiernan forman parte
de la realidad política de casi toda Europa. Es una
reacción que posiblemente no detenga la “onda
larga” de construcción de soluciones a problemas
que no se pueden resolver sino a nivel global, pero
que alertan sobre el desconocimiento que pudo
tenerse sobre el sentir patriótico de los Pueblos,
que necesitan de la identidad y la pertenencia para
desde allí, en todo caso, participar de desafíos a
otra escala. Ya nos enseñaron que para participar
del universalismo, y aún de la etapa que aún
consideramos imprescindible del continentalismo,
había que ser “más argentinos que nunca”. En “La
Comunidad Organizada encontramos una
referencia al espíritu americano. Como reflexionara
Amelia Podetti, desde América era “posible percibir
la verdadera dimensión de lo universal, recogiendo
y preservando la capacidad de síntesis, integración
y unificación”. Una reflexión situada, lejos de
encerrarnos en un “particularismo” o “folklorismo”
cultural, nos abre, desde nosotros mismos, a las
experiencias de una alteridad que siempre adviene
desde la historia.
Un camino propio, una identidad, un orgullo de la
diferencia, que no tiene connotaciones étnicas, sino
que constituye el proyecto común de todos los
nacidos en un lugar determinado de la Tierra, o los
que eligieron vivir e integrarse en él. Un proyecto
solidario, consciente de que nos salvamos entre
todos o no se salva nadie. No existe aún, salvo
para pequeñas elites, una manera de participar de
la vida en este mundo que no sea desde una
identidad colectiva y comunitaria a la que seguimos
llamando Nación. A la vez, el ideario y la práctica
peronista evitan caer en los extremos que muchas
veces conlleva el nacionalismo. Perón postula, y
produce hechos concretos, hacia la integración con
Brasil y Chile con vocación de extenderse a otros
países de América del Sur, en la solución de
conflictos con Uruguay, en las relaciones sin
fronteras ideológicas. También es claro respecto a
la inmigración, tema que nadie desconoce es
central en los debates de este siglo, expresando,
por ejemplo: “No tenemos prejuicios raciales. Los
hombres decentes y de buena voluntad serán
siempre bien acogidos en esta Patria generosa y
buena.” “Para el corazón argentino, en nuestra
tierra, nadie es extranjero, si viene animado del
deseo de sentirse hermano nuestro.” En el “Modelo
Argentino para el Proyecto Nacional” se expresó
taxativamente: “Concepción nacional sin
xenofobia”, “concretar el pensamiento universalista
que nos anima”. Y en el mensaje enviado a los
Países No alineados, plantea que “es preciso
trabajar unidos, solidarios y organizados (…) en
bien de la Comunidad Universal, y tal vez un día
podamos designarnos con el honroso título de
Ciudadanos del Mundo”.
El peronismo es un nacionalismo popular, que tuvo
diversas expresiones en nuestra América, así como
en procesos de descolonización o antiimperialistas
en distintos continentes. Desde ahí ofrece una
alternativa a ese otro nacionalismo con el que tiene
diferencias profundas, pero cuyas causas puede
comprender mejor que quien lo mira desde un
punto de vista liberal o marxista. Porque sabe que
el sentimiento de Patria es consustancial a los
Pueblos. Pueblo es lo opuesto al Uno. El pueblo,
tanto en su acepción teológica como política y
cultural, es el nombre que refiere en primer término
a los de abajo, a los pobres, a los vulnerables. Y a
todos los que luchan por la justicia social y por la
reparación de quienes sufren las injusticias. Su
patriotismo no tiene necesidad de ser agresivo.
“Por eso los argentinos somos celosos y orgullosos
de nuestra soberanía. No habrá fuerza alguna en el
mundo que nos doblegue en su defensa. No
creemos que ningún argentino levante en esta
tierra un soldado para pelear fuera de sus fronteras,
porque aquí no existe predisposición para agredir.”
O puede comprender el fuerte sentimiento de
rechazo a lo establecido, aún a la coalición de
todos los poderes establecidos, ya que también
estuvo en su origen, en la rebelión fundante que se
concretó el 17 de Octubre de 1945. Porque
también podemos entender la animadversión que
han provocado organismos internacionales que se
han ido alejando de la realidad cotidiana,
generando irritantes excesos de reglamentarismo.
Ya en 1952 decía Perón “Estas organizaciones
internacionales constituyen sólo una burocracia
internacional inoperante e intrascendente, aunque
costosa y anacrónica”.
El nacionalismo que proponía Perón es integrador y
defensivo. Preveía la importancia que tendrían en
el futuro los alimentos y las materias primas, ante el
panorama de una superpoblación creciente y el
agotamiento de los recursos naturales. Y temía por
la viabilidad de los países pequeños y débiles, a los
que instaba a unirse para contrarrestar a los más
poderosos. Su discurso en la Escuela Nacional de
Guerra del 11 de Noviembre de 1953, tan
tergiversado por sus enemigos de entonces en el
país y en el exterior, no deja dudas acerca de la
conciencia de las limitaciones y la prudencia de los
objetivos.
B) La noción de trascendencia
Se pretendió minimizar la importancia de las
religiones. Y la realidad demostró que la fe, la idea
de trascendencia, resistió todos los embates. “El
carácter de esa necesidad era consustancial al
alma humana, como vocación de explicaciones
últimas o como una conciencia de hallarse
encuadrada en un orden superior.” Un hombre que
no crea en algo superior a sí mismo (lo llame como
lo llame), que no esté atado a la fascinación de
darle proyección a cada acto más allá de sí mismo,
es un espantapájaros que vive sus momentos en
clave de grotesco.
El General manifestó explícita y reiteradamente que
sus ideas eran tributarias de la Doctrina Social de la
Iglesia Católica. Un pensamiento de integración
social cuyo inicio puede situarse en la encíclica
Rerum Novarum del Papa León XIII de 1891,
retomado y profundizado en 1931 por la encíclica
Quadragésimo Annus del Papa Pio XI, y otras
actualizaciones posteriores. Perón quiso darle una
“eficacia pastoral”, para que se convierta en hechos
concretos. Dice el pensador católico Jacques
Maritain: “Pero sería confundir lo espiritual con lo
temporal el imaginar que la doctrina común de la
Iglesia basta por sí sola para resolver los conflictos
de la historia temporal (…) son indispensables una
filosofía social y política y elaboraciones prácticas.”
Todos los escritos liminares del General destacan
“la dimensión vertical” como un elemento sustancial
de una comunidad organizada al servicio de la
persona humana. Lo reafirmaba el 1º de Mayo de
1974: “Hay una cabal coincidencia entre la
concepción de la Iglesia, nuestra visión del mundo
y nuestro planteo de Justicia Social, por cuanto nos
basamos en una misma ética, en una misma moral,
e igual prédica por la paz y el amor entre los
hombres.”
Eva Perón dejó escrito que “Perón ha dicho que su
doctrina es profundamente cristiana y también ha
dicho muchas veces que no es una doctrina nueva.
Amamos a Cristo no sólo porque es Dios sino
también porque dejó sobre el mundo algo que será
eterno: el amor entre los hombres”. La Declaración
de Ética Mundial, consensuada por el Parlamento
de las Religiones del Mundo, reunido en Chicago
en 1993, afirma la universalidad del principio de
hacer el bien y de evitar el mal, subrayando la
necesidad de que todo ser humano reciba un trato
humano. Al mismo tiempo se establecen
compromisos fundamentales a favor de cuatro
culturas: la no violencia y el respeto a la vida; la
solidaridad y el orden económico justo; la tolerancia
y el estilo de vida honrado y veraz; la igualdad y la
camaradería entre el varón y la mujer. Las
religiones tienen mucho que aportar, a despecho de
los que en el pasado preguntaban ¿cuantas
divisiones tiene el Papa? O de los que le niegan
hoy influencia electoral.
Sin embargo, el peronismo, en el cual siempre
participaron personas de diferentes credos, en su
conjunto nunca fue una organización confesional, y
entendió las falencias de los regímenes teocráticos.
Porque si un gobernante habla en nombre de Dios
(sobre todo de un Dios monoteísta), ¿cómo discutir
con Él, cómo discutir con Dios, sin negarlo? La
política se realiza en la relación entre los hombres,
en nombre de valores, pero no apelando a lo divino,
ni fundando legitimidades en la Gracia de Dios. A
Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del
César.
Tampoco los peronistas creímos en la utopía
negativa de pretender construir el paraíso en la
tierra, y preferimos adscribir a la idea de procesos y
caminos. Este último concepto, utilizado
frecuentemente en “La Comunidad Organizada”,
remite a un esfuerzo inacabado y permanente,
pues “… la humanidad que soñamos es el Hombre
con una dignidad en continuo forcejeo y una
vocación indeclinable hacia formas superiores de
vida”.
C) Cambiar el sistema
Supo decir Scalabrini Ortiz: “quizás hay más
diferencia entre la Argentina anterior y posterior a
Perón que entre la Francia anterior y posterior a la
Revolución Francesa. Y aquí no se guillotinó a
nadie.”
Cuando buscaba adoctrinar a los jóvenes en la
década del setenta, el General expresaba: “el
sistema no se cambia (…) el sistema va a resultar
cambiado cuando las estructuras que lo conforman
y lo desenvuelven se hayan modificado (…) hay un
solo camino… que es la legislación (…) cuando se
acuerden, el sistema va a estar totalmente
cambiado”.
Insistía con la noción de revolución pacífica.
Reformando estructuras, dentro de las leyes,
eligiendo el tiempo y no la sangre. Ya en la
Comunidad Organizada advertía que “el amor entre
los hombres habría conseguido mejores frutos en
menos tiempo del que ha costado a la humanidad
la siembra del rencor.” Le preocupaba que los
Pueblos alcanzaran un grado ético, y que el
hombre portara valores para ser “una célula del
bien general”. “Esa virtud no ciega los caminos de
la lucha, no obstaculiza el avance del progreso, no
condena las sagradas rebeldías, pero opone un
muro infranqueable al desorden.”
Repetía que las grandes revoluciones, en la historia
de la humanidad, se desarrollan a través de cuatro
etapas: la doctrinaria, la toma del poder, la
dogmática y la institucional. Sin que exista un orden
cronológico estricto, ya que no solo se producen
solapamientos, sino también avances y retrocesos.
El General identificaba, en la Revolución Francesa,
a los enciclopedistas; al Napoleón del 18 Brumario;
al Napoleón del Imperio; y a la Primera República.
En la Revolución Rusa, a Marx, Engels y Lenin; a
Trotsky y la toma del Palacio de Invierno; a Stalin; y
al período que puede identificarse con la época
iniciada por Kruschev.
Consideraba a la Armonía como categoría
fundamental de la existencia humana, como
principio rector de nuestra doctrina. Y había que
restablecer la armonía entre el progreso material y
los valores espirituales. Este concepto nos
relaciona con el pensamiento clásico de Occidente
y con muchos Pueblos originarios de América, pero
también abre un inmenso campo de diálogo con el
pensamiento oriental, donde el taoísmo ya había
enseñado que todo tiene su opuesto, aunque este
no es absoluto sino relativo, ya que nada es
completamente yin ni completamente yang. Por
ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque en
un día de verano puede hacer frío y
viceversa. Ambos términos son
interdependientes, no puede existir el uno sin el
otro, como el día no puede existir sin la noche. Y,
para nosotros, la armonía está poblada de
conflictos, siempre en riesgo, y hay que
reestablecerla cada vez, pero no puede
reestablecerse repitiendo lo pasado, ya que
permanentemente se construyen y destruyen
nuevos y viejos elementos y relaciones.
El peronismo no tiene sentido sin la idea de
felicidad. Jamás pediría el sacrificio de una
generación, como sí lo hicieron, implícita o
explícitamente, otros sistemas. El estalinismo
generó hambre y enormes dificultades en la vida
cotidiana para poder construir la grandeza de la
Unión Soviética; pero también los liberales que
plantean que “primero hay que crecer, para
después poder distribuir”, lo cual, agregando el
pago de las deudas externas que acostumbran
contraer, nos llevan al mismo destino, al futuro
incierto por el cual debemos sacrificarnos hoy. En
1973, Perón hablaba de esto claramente en la
CGT: “No hay que sacrificar una generación para
que otra pueda disfrutar, que es ya un cuento muy
viejo y conocido”.
Y nos instaba a considerar la relación entre el
conjunto y cada persona: “el tránsito del yo al
nosotros no se opera meteóricamente como un
exterminio de las individualidades, sino como una
reafirmación de éstas en su función colectiva.” “Si
la plena realización del yo se halla en el bien
general, no se puede fiar a la abdicación de las
individualidades en poderes extremos una
imposible realización social. Que el individuo
acepte pacíficamente su eliminación como un
sacrificio en aras de la comunidad no redunda en
beneficio de ésta. Una suma de ceros es cero
siempre.” Una clara respuesta a la deificación del
Estado y a toda forma de despotismo, cualquiera
sea el signo ideológico que invoque.
Al señalar que el Justicialismo es una Filosofía de
la vida, simple, práctica, popular y cristiana”, apunta
a un pensamiento a la vez racional y emotivo, que
se dirija al hombre común y su realidad cotidiana,
ya que creía que “la acción del pensamiento ha
perdido contacto directo con las realidades de la
vida de los pueblos”. El Peronismo propone un
humanismo que se fundamenta en “la observación
del hombre tal cual es, en sus grandezas y en sus
debilidades, en su excelsa dignidad y en sus
limitaciones individuales, que exigen el auxilio de la
sociedad para el cumplimiento de su misión, de su
deber y de su destino”. Los proyectos basados en
el “Hombre Nuevo”, o en el “Superhombre”,
demostraron sobradamente sus falencias.
Asimismo, la ciencia moderna ha valorizado los
aspectos emocionales de la conducta humana.
Ante la ridiculización que se pretendió hacer de “el
peronismo es un sentimiento”, actualmente se llega
a hablar de “emocracia", reconociendo que si hubo
un tiempo en que las apelaciones a la emoción
sobre los hechos se consideraban un atributo de lo
que llaman populismo, hoy imperan en todo el
espectro político.
Nuestro humanismo no se va a plantear volver a la
antigüedad clásica, o a la edad media, y se opone a
las corrientes fatalistas, que sostienen la
predestinación en todas las acciones, de modo que
el individuo puede obrar de cualquier modo, y, por
lo tanto, no hay lugar ni para la libertad ni para la
responsabilidad moral.
D) Trabajo, Justicia Social y ayuda Social
Hay conceptos clásicos del Justicialismo que
apuntan al corazón de los problemas económicos y
sociales de nuestros días.
La convicción de que gobernar es crear trabajo,
cuando los avances tecnológicos sitúan este
derecho básico de las personas en el centro de los
debates; la importancia de la productividad, en
torno a la cual se realizó un Congreso en 1954,
contradiciendo las aún hoy críticas ligeras acerca
de mero distribucionismo; la diferencia entre justicia
social y ayuda social, por lo cual nunca un gobierno
peronista se sentiría orgulloso por aumentar planes
de asistencia, y a la cual nos volveremos a referir;
la idea de responsabilidad, que es determinante en
el pensamiento peronista, como está claro en la
quinta de las 20 verdades: “En la Nueva Argentina
el trabajo es un derecho que crea la dignidad del
hombre y es un deber, porque es justo que cada
uno produzca por lo menos lo que consume ”; la
importancia del consumo popular como
dinamizador de la economía.
Dice el Modelo Argentino que “la sociedad estima
que la propiedad privada permite organizar la
producción de bienes y servicios con mayor sentido
social y eficiencia que la propiedad común (…) pero
debe exigirse que esa posesión sea hecha en
función del bien común”. Visualizaba claramente lo
que hoy conocemos como “sociedad del
conocimiento”, pues decía que “en lo científico
tecnológico se reconoce el núcleo del problema de
la liberación”, con todas las consecuencias que
esto tiene en los ámbitos productivo, educativo, de
fomento de la ciencia y la innovación. En el
mensaje al Congreso del 1º de Mayo de 1950
expresa: “En el orden económico la Tercera
Posición es el abandono de la economía libre y de
la economía dirigida por un sistema de economía
social, al que se llega poniendo el capital al servicio
de la economía.” ¿Alguien puede, ya en el Siglo
XXI, sostener que hubo algún sistema de
“economía libre” puro y exitoso, sin que el Estado
promoviera o resguardara determinadas
actividades, al menos durante cierto tiempo?
¿Alguien puede mostrar éxitos de una economía
totalmente dirigida, cuando las que lo intentaron
tuvieron que abandonar todo o parte de ese
esquema para generar productividad?
Es muy clara la diferenciación entre Justicia Social
y Ayuda Social. La décima Verdad Peronista
expresa: “Los dos brazos del Peronismo son la
Justicia Social y la Ayuda Social. Con ellos damos
al Pueblo un abrazo de justicia y de amor.” La
primera está relacionada con el tipo de sociedad
que se quiere construir, es un derecho, al que se
llega mediante el trabajo, la actividad socialmente
útil. La segunda es el “mientras tanto”, ya que no se
puede dejar a ninguna persona abandonada en
tanto se realiza el objetivo principal, y está
relacionada con el amor, concepto permanente en
el Justicialismo.
En cuanto a la distribución del ingreso, podemos
ver en el Modelo Argentino: “Poco nos dirán los
impactantes índices de crecimiento global si no
vienen acompañados de una equitativa distribución
personal y funcional de los ingresos que termine,
definitivamente, con su concentración en reducidos
núcleos o élites que han sido la causa de costosos
conflictos sociales.
Ante el sentido común que se ha generalizado
respecto a que “el capitalismo ganó la batalla”,
volviéndose un modelo casi universal, podemos
preguntarnos en primer lugar por sus variantes: ¿el
capitalismo democrático liberal de Estados Unidos
hasta que tuvo que adoptar políticas
proteccionistas, el social que quiso mantener
Europa, el autoritario competitivo de Rusia y países
del sudeste asiático, el burocrático estatal de China
y Vietnam? Y nuestra segunda pregunta se debe
dirigir a la enorme desigualdad, que hace inviable la
convivencia humana. En el período 1988 – 2008 la
globalización logró aumentar los ingresos de los
sectores bajos, sacando a millones de personas de
la pobreza, elevó el bienestar de las clases medias
de los países emergentes, pero también aumentó
los ingresos de los más ricos, la elite mundial. En
cambio, las grandes perdedoras de la
globalización fueron, por sobre todo, las clases
medias en muchos países desarrollados, y esto
no es ajeno a las reacciones actuales. La
concentración de la riqueza, y el predominio del
capital financiero, se acentuaron exponencialmente
en nuestros días, según el resultado de los estudios
más diversos.

No hay que perder de vista que el eje de nuestra


acción política es la Justicia Social y la lucha contra
la desigualdad, a veces desdibujados ante la
multiplicidad de demandas de derechos que surgen
en la sociedad moderna. Dice Zygmunt Bauman
“ambos desarrollos, el colapso de las
reivindicaciones redistributivas colectivas (y más en
general, la sustitución de los criterios de justicia
social por los de respeto a la diferencia reducida a
la distinción cultural) y el desarrollo de una
desigualdad desbocada, están relacionados
íntimamente. Esta coincidencia no tiene nada de
circunstancial. El desvincular las reivindicaciones
de reconocimiento de su contenido redistributivo
permite que el creciente monto de ansiedad
individual y miedo que genera la precariedad de la
“vida líquida moderna” se desvíe del ámbito
político, el único territorio en el que podría
cristalizar en acción redentora…”
El peronismo, cuya imagen de la Justicia la
mostraba con los ojos abiertos, sin la clásica venda,
avanza sobre otro concepto medular, la equidad, y
hay un claro ejemplo de esto en palabras de Evita:
“Yo, sin embargo, por mi manera de ser, no
siempre estoy en ese punto justo de equilibrio. Lo
reconozco. Casi siempre para mí la justicia está un
poco más allá de la mitad del camino… ¡Más cerca
de los trabajadores que de los patrones! (…)
Durante un siglo los privilegiados fueron los
explotadores de la clase obrera ¡Hace falta que eso
sea equilibrado con otro siglo en que los
privilegiados sean los trabajadores!”. Lo equitativo
puede ser visto como una rectificación de la ley en
la parte en que esta es deficiente por su carácter
general, y por eso la Justicia de ojos abiertos.
E) Participación, Estado y Comunidad
El Justicialismo diferencia tres niveles: un Gobierno
centralizado, un Estado organizado y un Pueblo
libre. Libertad que no se refiere al individuo aislado,
sino a la posibilidad de éste de participar en la
comunidad. Y la participación en la vida social no
se concibe aisladamente, sino a través de
instituciones. Además de la representación formal
renovada periódicamente en elecciones, sistema
del que el peronismo jamás abjuró, postula que la
democracia consolida la soberanía popular
mediante mecanismos múltiples de participación.
Aparece aquí el concepto medular de
organizaciones libres del pueblo.
Perón ponía un énfasis especial en el carácter libre
de las organizaciones populares, lo cual lo
distanciaba definitivamente de las críticas recibidas
por “corporativismo”. “La organización popular que
no es libre muere pronto”, “la organización libre del
pueblo debe hacerla el pueblo mismo”, “la
organización del pueblo debe ser una organización
libre, porque el pueblo es como esos pájaros que
no pueden vivir sin libertad”, “las organizaciones
populares deben organizarse por sí y como ellas
quieran”, “la mejor forma de articular la
organización popular es dejar que las mismas se
promuevan libremente”, son frases de la década de
1950. Y en el Modelo Argentino para el Proyecto
Nacional recoge el guante de las críticas
provenientes desde la concepción liberal, y le
responde “las organizaciones intermedias que
responden a grupos sociales o profesionales han
sido calificadas como correspondientes a una
concepción corporativista del Estado. Hemos
evaluado suficientemente las enseñanzas de la
historia como para concluir ahora que no
necesitamos seguir en este juego pendular entre
liberalismo y corporativismo.”
En este sentido, es muy taxativa su postura frente
al totalitarismo: en la presentación del 2º. Plan
Quinquenal, en 1952, Perón define con toda
claridad: “El totalitarismo, cuya filosofía de la acción
es antiliberal, entiende que, en su acción, el
gobierno puede y aún debe asumir la dirección total
de la actividad productiva, económica y social del
Pueblo. Las consecuencias no han sido menos
desastrosas que en el individualismo: dictadura en
lo político, intervencionismo en lo económico,
explotación del hombre por el Estado en lo social.”
“Lo que caracteriza a las comunidades sanas y
vigorosas es el grado de sus individualidades y el
sentido con el que se disponen a engendrar en lo
colectivo. A este sentido de comunidad se llega
desde abajo, no desde arriba; se alcanza por el
equilibrio, no por la imposición.”
Pierre Rosanvallon, en “El buen gobierno”, de 2015,
habla de “representar problemas de sociedad” por
intermedio de asociaciones activas en los
diferentes dominios de la vida social y cultural.
Distintas formas de participación deben evitar una
“democracia de autorización”, logrando una acción
gubernamental que permita su apropiación por los
ciudadanos, y no hagan de ella una instancia de
dominación, expresión de un poder oligárquico
separado de la sociedad.
Hace poco se hizo público que, según la Red de
Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la
ONU, Finlandia fue declarada como el país más
feliz del mundo. Y dentro de él, el pueblo de
Kauniainen, de 9600 habitantes. Su característica
principal es que tiene más de 100 sociedades de
fomento, clubes deportivos y culturales, todos ellos
subsidiados de un modo u otro por el Estado.
La tecnología de la información y las
comunicaciones, las redes sociales, permiten ver la
participación y la organización en un sentido
dinámico, definitivamente alejada de un sistema de
instituciones sociales establecido e inmutable,
propio de la Edad Media o de la sociedad industrial.
Y ocurre que el ciudadano está reasumiendo la
soberanía que había delegado en partidos políticos
o en organizaciones de poder. “Nada sin mi
consentimiento” pudiera ser la consigna del nuevo
tiempo. Apoyándose en las redes y en Internet ha
descubierto su voz. Una voz del hombre aislado
pero en red e interactuando con otros millones de
hombres aislados; que pueden participar y decidir
en cuestiones sociales o políticas y hasta judiciales
(Change. Org., Amicus Curiae, etc.). O que a
través de la consulta popular, o la revocación de
mandatos o el presupuesto participativo, pueden
participar en política. Los resultados finales están
por verse, pero no se puede negar la cantidad de
hechos masivos que suceden alrededor del mundo
con fuerte influencia de estas redes.
En su concepción de una comunidad donde la
participación sea permanente, Perón destacaba la
importancia central de las organizaciones de los
trabajadores. En estos tiempos en que se habla de
“adaptar” la legislación laboral, de “flexibilizar”,
viene bien recordar desde que principios discutimos
los peronistas: “los Derechos del Trabajador,
consagrados en nuestra reforma constitucional de
1949, tienen plena vigencia e integran este Modelo.
Los derechos a trabajar, a una retribución justa, a la
capacitación, a condiciones dignas de trabajo, a la
preservación de la salud, al bienestar, a la
seguridad social, a la protección de su familia, al
mejoramiento económico y a la defensa de los
intereses profesionales, contenidos en dicha
reforma, tienen que ser completados con el
derecho a la participación plena en los ámbitos a
los cuales el trabajador sea convocado por leyes
especiales y, además, con el derecho de
participación en el ámbito de las empresas en las
que se desenvuelve”. Hoy le llamaríamos Trabajo
Digno o, en términos del Premio Nobel de
Economía Amartya Sen, Trabajo Decente. Esta
cuestión, la de los derechos de los trabajadores y la
vigencia de sus organizaciones, está directamente
relacionada con la temática de este ensayo, ya que,
como reseñara Hernández Arregui (“Nacionalismo y
Liberación): “¿Cuál es el problema central de la
política argentina alrededor del cual giran los
demás? La existencia de una clase obrera
organizada. Esta es la sucesión política abierta por
Perón y la causa de la resistencia inamovible que
suscita su persona.”
En el Modelo Argentino encontramos: “La
democracia social que deseamos no se funda
esencialmente en la figura de caudillos, sino en un
estado de representatividad permanente de las
masas populares.” Esto está muy bien definido por
el sacerdote Juan Carlos Scannone: “tenemos
todavía como materia pendiente una
democratización integral, que una la participación
activa a la sola representación, y la democracia
social, económica y cultural, a la mera democracia
política formal.”
F) La tecnología y el desarrollo humano
En La Comunidad Organizada, 1949, Perón se
refiere a un tema para él central: el desajuste que
se habría producido en la modernidad europea, a
partir del Renacimiento, entre el progreso material y
el progreso espiritual. En El Modelo Argentino,
1974, dice que “una cosa es el progreso económico
y otra, muy diferente, es el desarrollo social del país
en pro de la felicidad del hombre que lo integra”. El
Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo trabaja con el concepto de Desarrollo
Humano, como “el desarrollo del pueblo, por el
pueblo, y para el pueblo”. Es decir, despojado de
sus interpretaciones meramente economicistas. “La
economía debería servir a las necesidades de la
sociedad, y no la sociedad a los imperativos del
mercado (…) No hay demasiadas dudas de que el
libre mercado es el tipo de capitalismo más
económicamente eficiente (…) pero la persecución
de la eficiencia económica sin tener en cuenta los
costes sociales es en sí misma irracional y, en
efecto, prioriza las demandas de la economía por
sobre las demandas de la sociedad (…) alcanzar la
máxima productividad a expensas de la destrucción
social y de la miseria humana es un ideal social
anómalo y peligroso”. Esto no lo decía Perón,
aunque parezca, sino un inglés, John Gray, en
1998 (“Falso Amanecer”).
Esta preocupación, constante, no es para rechazar
la tecnología, anacronismo que el General nunca
suscribiría. Lo que se busca son los parámetros
éticos y las instituciones capaces de encuadrar los
grandes desafíos tecnológicos, que en esta era
son: la Inteligencia Artificial, el vector que nos
conduce al futuro y nos plantea grandes
interrogantes; la robótica, y su relación con el
reemplazo del trabajo humano; la genética que
producirá grandes avances en materia de salud, lo
cual que llevará al alargamiento de la vida humana,
con todas sus consecuencias en la demografía, el
trabajo y el ocio. No hace falta citar a la gran
cantidad de teóricos de nuestro tiempo que se
ocupan de estos temas. Los puede representar el
alerta acerca de que si los seres humanos no
investigamos quienes somos en realidad y
elegimos nuestro destino, en corto tiempo los
algoritmos podrían hacerlo por nosotros. Otra vez,
desde el pensamiento de Perón, podemos dialogar
con los pensadores del Siglo XXI.
El Papa Francisco, luego de afirmar que “la ciencia
y la tecnología son un maravilloso producto de la
creatividad humana donada por Dios”, alerta: “Se
tiende a creer que todo incremento del poder
constituye sin más un progreso, un aumento de
seguridad, de utilidad, de bienestar, de energía
vital, de plenitud de los valores, como si la realidad,
el bien y la verdad brotaran espontáneamente del
mismo poder tecnológico y económico. El hecho es
que el hombre moderno no está preparado para
utilizar el poder con acierto, porque el intenso
crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de
un desarrollo del ser humano en responsabilidad,
valores, conciencia.”
G) Democracia y Unidad
El peronismo siempre creyó en la Democracia, que
dijo significaba hacer lo que el Pueblo quiere, y la
definía para Argentina como Republicana,
Representativa, Federal y Social. No lo decimos
solamente por considerar que, cuando recurrió a
métodos de lucha por fuera del sistema, lo hizo
porque le estaban negados los caminos electorales,
sino también para intervenir en los problemas que
actualmente atraviesa la Democracia en el mundo,
que nadie puede desconocer.
En el Modelo Argentino leemos “… a nuestro juicio,
han de quedar eliminadas las posibilidades de un
sistema de partido único o de multiplicidad
atomizada de partidos irrelevantes.” En su exilio, el
General revalorizó más que en sus primeros
gobiernos a la democracia representativa, a la idea
de unidad nacional que permitía la competencia y la
colaboración simultánea de posiciones políticas
diversas, a que la violencia y la acción directa no
eran mecanismos válidos para dirimir diferencias en
la democracia, y postuló la propuesta de
Reconstrucción Nacional, a la cual los argentinos
probablemente tengamos que volver a recurrir. La
famosa reunión del restaurante Nino, la
construcción plural del FREJULI y su abrazo con
Ricardo Balbín quedan como fuertes mensajes
históricos.
No podemos ignorar que, en nuestro tiempo, para
mucha gente en el mundo, la democracia se
desligó del bienestar. Y eso trae menos confianza
en los poderes constitucionales, apatía, vacío de
orientación, enojo, búsqueda de liderazgos
alternativos que desprecian el sistema. Hemos visto
en diferentes latitudes como la polarización de la
sociedad, y por ende de la política, es el factor
común y el signo de esta era, extendida como una
verdadera pandemia. Esto no quiere decir que la
polarización antes no existía. Pero ahora las
situaciones excepcionales de parálisis y caos
gubernamental que provoca se han vuelto la
norma. Antes, los Gobiernos democráticos lograban
llegar a acuerdos con sus oponentes o podían
organizar coaliciones que les permitían tomar
decisiones, gobernar. Ahora los rivales políticos con
frecuencia mutan en enemigos irreconciliables que
hacen imposible los acuerdos, compromisos o
coaliciones con sus adversarios. Respecto a las
contradicciones y los antagonismos, leemos a José
Pablo Feinmann en “Estudios sobre el peronismo”,
de 1983: “Al convocar a la Unidad Nacional no
ignora Perón que hay contradicciones en el seno
del Pueblo. No hay que ser clarividente para
advertirlo, y resulta lamentable que algunos hagan
de la política una empresa destinada a la
marcación estridente de esas contradicciones: el
verdadero modo de hacer política apunta siempre a
objetivos más serios y profundos. Perón -
acostumbrado, en tanto conductor político, a
conducir el desorden – ha mostrado cotidianamente
que lo verdadero en política no radica en descubrir
la existencia de las contradicciones, sino en saber
elaborarlas con el menor costo posible de
polarizaciones y enfrentamientos, evitando así
presentarle brechas al oponente. Y esta es la
nueva lucha para la cual convoca: la primacía del
tiempo sobre la sangre, de la unidad sobre la
beligerancia, de la unidad sobre la disociación. No
le está pidiendo a nadie que se esfuerce por
disimular las contradicciones: están allí, existen,
son tan evidentes que es muy escaso el mérito que
se le puede conceder a quien meramente las
perciba. Pero lo que Perón exige férreamente, por
vía de conducción, es que ningún peronista
transforme esas contradicciones en antagónicas,
sólo así podrá ser posible elaborarlas
adecuadamente…” Cuando las diferencias, que
podrían conducir a un debate fructífero, son
interpretadas como disidencias, a menudo
acompañadas de visiones conspirativas, sólo se
llega a purgas y rupturas.
En un mensaje de 1973, Perón hablaba de
Democracia integrada: “La política, hoy, ya no son
dos trincheras en cada una de las cuales está uno
armado para pelear con el otro. (…) Vienen épocas
de democracias integradas en las que todos luchan
con un objetivo común, manteniendo su
individualidad, sus ideas, sus doctrinas y sus
ideologías, pero todos trabajando para un fin
común. Ya nadie puede tratar de hacer una
oposición sistemática y negativa…”
H) Izquierda y Derecha
En nuestros días existen amplios consensos sobre
la inutilidad o ineficiencia de etiquetar cualquier
política como de izquierda o de derecha, categorías
que, como todos sabemos, surgen en el seno de la
Revolución Francesa. Es un error suponer que el
eje izquierda/derecha, es el único válido. ¿Por qué
toda la complejidad de distintas sociedades se
podría representar en un único corte? En muchos
países hay divisiones referidas a religiones o
etnias, por ejemplo, o se buscan soluciones
alejadas de sesgos ideológicos tan marcados, El
psicólogo cognitivo de la Universidad de Harvard
Steven Pinker remarcó que "si buscamos qué
sociedades son felices, prósperas, exitosas, y
cuáles resultaron desastrosas, las sociedades
exitosas tienen una mezcla de derecha e
izquierda".
El creador del Justicialismo no quiso definirse
taxativamente entre esas opciones, tomando según
la necesidad decisiones que podrían ser
caracterizadas de cualquiera de las dos maneras.
Era de izquierda si por tal entendemos un cambio
profundo en las relaciones humanas y sociales, era
de derecha si pensamos en las transiciones sin
brutalidad, o si nos fijamos en su noción acendrada
de orden, desde la cual veía como terrible la idea
de anulación del Estado, o la anarquía.
Recordemos que “dentro de la ley todo, fuera de la
ley nada.” Hanna Arendt, en ¿“Que es la política?”,
también se refiere críticamente a la idea de la
sociedad sin Estado: “… el ideal socialista de la
idea de una condición humana final sin estado, lo
que en Marx significa sin política, no es de ninguna
manera utópico; es sólo escalofriante.”
La caracterización de Perón como alguien que
procuraba el orden no significa que desconociera la
realidad. Lo decimos por su famosa frase de que
“los que en política quieren manejar un orden
perfecto suelen morir de una sed desconocida,
porque en política difícilmente existe un orden
perfecto. Por eso, el que anhele conducir
políticamente, ha de acostumbrarse a manejar el
desorden antes que el orden.”
Es importante señalar que el peronismo, a
diferencia de lo que hicieron sus antagonistas
políticos durante muchos años, no se define por la
negación. No somos “anti”, tenemos una propuesta
positiva. Solía repetir Perón: “Yo no he dicho que el
peronismo es anticomunista o anticapitalista. Ser
“anti” es estar en posición de pelea o de lucha, y el
peronismo quiere crear, trabajar, engrandecer a la
Patria sobre la felicidad de su Pueblo. Los que nos
pelean son ellos…”. También afirmaba: “El partido
centrista, como el izquierdista y el derechista, es
sectario, y nosotros somos totalmente antisectarios
(…) Nuestra Tercera Posición, ¿es una posición
centrista, como se la ha llamado en algunas
partes? No. Está en el centro, a la izquierda, o a la
derecha, según los hechos.” Recordemos que la
Tercera Posición no se definía “entre” el capitalismo
y el comunismo sino “más allá” de estos. También
afirmaba “totalmente libres de prejuicios y de otras
cosas que no sea la realidad. No diremos que
somos realistas, diremos, más bien, Justicialistas,
es decir, nos basamos en la Justicia aunque esta
no sea la realidad”. La Justicia, definida por Arturo
Sampay como el bienestar general. Seguramente
Perón advirtió que los discursos ideológicos muy
estructurados configuran abstracciones unilaterales
a la compleja realidad existente, y que en esa
misma medida producían escisiones imposibles de
reconciliar, porque los perfiles de esas mismas
ideologías están construidos por mutua oposición,
enfatizando siempre algún elemento en desmedro o
con exclusión de los otros. Él prefería pensar que
“lo que es bueno no deja de serlo porque provenga
del diablo, el diablo a veces tiene alguna cosa
buena”. La historia siempre nos hace recordar a
Aldous Huxley en “Un mundo feliz”: “los extremos
se tocan, por la sencilla razón de que se crearon
para tocarse”.
En Noviembre de 1951 decía Perón, bajo el
seudónimo “Descartes”: “En nuestros días se
observa un singular y sintomático antagonismo
entre pueblos y gobiernos”. Hoy es más claro que
entonces que, sin distinción de partidos, los líderes
e instituciones perdieron sintonía con las
necesidades populares, resignando legitimidad y
prestigio. A pesar de ello el General no asume una
actitud oportunista, y en “La hora de los Pueblos”
podemos leer una drástica posición respecto a un
fenómeno que, si ya existía en las décadas de 1950
o 1960, hoy se ve agudizada y “explota”
regularmente en distintas partes del mundo: “Un
lugar común de la ignorancia suele ser el ataque
atolondrado a la política, como si de ella
dependiera que los hombres sean malos y
mentirosos. Los simples suelen ser partidarios de la
“eliminación de la política” porque hay malos
políticos, como podrían ser partidarios de la
erradicación de la medicina, porque existen algunos
malos médicos. Sin embargo, cuando los tontos se
ven forzados a mandar, no titubean en echar mano
a la política; es que ellos son enemigos de la
política de los demás.”
En un libro de 1974, “El peronismo y la primacía de
la política”, José Pablo Feinmann afirmaba: “Para
nosotros, las clases sociales son conceptos
meramente descriptivos pero de ningún modo
explicativos, porque lo explicativo es la política… si
las relaciones de producción son el elemento más
importante para explicar las clases sociales,
entonces las clases sociales no sirven para explicar
los procesos históricos, porque los procesos
históricos no pueden ser explicados a partir de las
relaciones de producción sino a partir de la práctica
política”. Por ello, en lugar de poner el eje en las
divisiones de clase, sin negar nunca, por supuesto,
que existan, preferimos trabajar sobre pertenencia,
bienestar, participación, que pueden ser vistas
como las dimensiones fundamentales de la
integración social. Solo así podrá encontrarse
respuesta al problema del desempleo estructural,
que es hoy más profundo que el ejército de reserva
que permitía una mayor explotación de los
trabajadores. Y para lograr sus objetivos, sin
desertar jamás de su compromiso con los sectores
más necesitados, el peronismo no se puede reducir
al “partido de los pobres”. De hecho, ayer y hoy,
numerosos conservadores se sintieron llamados
por una idea de orden; nacionalistas, por el
sentimiento de Patria; los trabajadores, pero
también los excluidos, por la justicia social; los
nuevos movimientos sociales por la idea de
derechos y de reconocimiento como actores;
muchos empresarios porque, al fin y al cabo, con el
peronismo hay a quién venderle. El conflicto
legítimo entre sectores o intereses sociales puede,
según las circunstancias, derivar en negociación,
acuerdo constructivo, compromiso momentáneo, o
enfrentamiento abierto. Desde el Justicialismo hay
una concepción más práctica del poder y del valor
de las ideas, orientada por un horizonte ético –
social y por una constante política de negociación y
articulación de diferencias, intereses y programas.
I) la cuestión ecológica
Es conocida su “Carta a los Gobiernos y Pueblos
del Mundo”, de 1972, desde el exilio en Madrid,
donde instaba a tomar conciencia de la marcha
suicida que la humanidad ha emprendido a través
de la contaminación del medio ambiente y la
biosfera, la dilapidación de los recursos naturales y
la sobreestimación de la tecnología. Relacionaba
los problemas ecológicos con aspectos culturales y
con intereses económicos: “Las mal llamadas
"sociedades de consumo", son, en realidad,
sistemas sociales de despilfarro masivo, basados
en el gasto, por el gusto que produce el lucro. Se
despilfarra mediante la producción de bienes
innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que
deberían ser de consumo duradero, con toda
intención se les asigna cierta vida porque la
renovación produce utilidades. Se gastan millones
en inversiones para cambiar el aspecto de los
artículos, pero no para reemplazar los bienes
dañinos para la salud humana, y hasta se apela a
nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la
vanidad humana. Como ejemplo bastan los autos
actuales que debieran haber sido reemplazados por
otros con motores eléctricos, o el tóxico plomo que
se agrega a las naftas simplemente para aumentar
el pique de los mismos.”
En su tercer mandato como Presidente, creó la
Secretaría de Medio Ambiente. Alertaba sobre los
graves conflictos que la humanidad del futuro podía
llegar a tener en torno a la escasez de agua
potable. Y en el Modelo Argentino habla de un tema
que aún hoy es motivo de grandes controversias
políticas, el calentamiento global: “… eleva la
temperatura del medio ambiente sin medir sus
consecuencias biológicas”
Los contenidos expresados cuando en el mundo
era incipiente la conciencia ecológica, pueden ser
reconocidos en la Encíclica “Laudato Si” del Papa
Francisco. Nos habla de una ecología integral, y de
defender la casa común. “No podemos dejar de
reconocer que un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe
integrar la justicia en las discusiones sobre el
ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra
como el clamor de los pobres”. Por ello la ecología
integral debe atender los planos interrelacionados
de lo ambiental, lo económico y lo social. Habla de
lo que le está pasando a nuestra casa, de la
contaminación y el cambio climático, del problema
del agua y de la pérdida de la biodiversidad, pero lo
hace junto con la cultura del descarte, la inequidad
planetaria, el destino común de los bienes y la
Justicia entre generaciones. Al referirse a las
estrategias de baja emisión de gases
contaminantes, no deja de alertar sobre los riesgos
de una nueva injusticia envuelta en el ropaje del
cuidado del medio ambiente, al exigir a los países
más necesitados compromisos comparables a los
de los más industrializados.
Hoy se habla de desarrollo sustentable, o
sostenible, única forma de no generar catástrofes
ambientales en un futuro cercano. Definido como la
capacidad de la generación actual para asegurar la
satisfacción de las necesidades del presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones
futuras para satisfacer sus propias necesidades.
J) Grandes principios de conducción y
organización
Hay algunas enseñanzas de Perón que convendría
tener especialmente presentes a la hora de
desarrollar alguna actividad como dirigente o
militante, y no solamente en el campo político
estricto:
.- Su principio tantas veces enseñado sobre la
importancia de la economía de fuerzas, que ya
desarrolla en Apuntes de Historia militar
relacionándolo con el centro de gravedad de la
batalla, y retoma en Conducción Política dos
décadas después. Nos habla acerca de la
imposibilidad de ser fuertes en todos los lugares,
por lo cual es necesario distinguir bien el tiempo y
el espacio decisivo y principal. Para aplicar este
principio a nuestros problemas actuales, podemos
pensar en los acuerdos necesarios para Políticas
de Estado, de los que tanto suele hablarse.
Permitiría concentrar los esfuerzos de conjunto en
temas que lo requieren por su importancia central,
sin menoscabo que cada partido o sector, en otros
asuntos, desarrolle su posición divergente.
.- En épocas de ausencia de colectivos y primacía
de los personalismos y los “candidatos”,
recordemos que, para Perón, sólo la organización
vence al tiempo. Admite que, en su primera etapa,
la conducción es siempre gregaria, personalista.
Sólo después que la doctrina es asimilada como
propia por el Pueblo, se llega a la conducción
orgánica, a una construcción colectiva. Y es bueno
tener presente que la organización debe realizarse
cumpliendo determinados principios: la simplicidad,
porque si es complicada no se puede manejar; la
objetividad, que esté organizada para una finalidad
específica; la estabilidad orgánica, que no se
cambie todos los días; y la perfectibilidad, la
evolución, para evitar anquilosarse en un sistema y
excederse en la estabilidad.
.- Quienes pretenden imponer hegemonías, no
teniendo en cuenta la existencia de otros, deberían
recordar: “En el gobierno, para que uno pueda
hacer el cincuenta por ciento de lo que quiere, ha
de permitir que los demás hagan el otro cincuenta
por ciento de lo que ellos quieren. Hay que tener la
habilidad para que el cincuenta por ciento que le
toque a uno sea lo fundamental. Los que son
siempre amigos de hacer su voluntad, terminan por
no hacerla de manera alguna.”
.- Perón toma del pensamiento organicista la idea
de los anticuerpos, las autodefensas que permiten
anular un germen patógeno introducido en el
organismo vivo. Lo lleva a la acción política, para
neutralizar la acción disociadora de cualquier
dirigente. Más allá de la discusión teórica sobre la
validez de la traslación del organicismo al campo
social, el concepto puntual es muy útil en la práctica
cotidiana.
.- La falta de formación política y el intento de
suplirla con técnicos o con acciones tácticas
parciales debería tener en cuenta algo que ya
figura en “Conducción Política”: “El error de
enfoque y de penetración del aspecto político de la
Nación está en no mirar en grande la política; ella
no se puede mirar en pequeño, porque es la
actividad integral; todo está comprendido por la
política: (…) De manera que para ser conductor
político, lo que hay que estudiar es esta política
integral. No pequeños sectores de especialización
en la política, porque aunque tenga a su lado a
técnicos, no le servirán; esos son asesores y no
conductores.”
.- Hoy existe una percepción generalizada acerca
de la distancia entre la llamada “clase política” y las
personas comunes. Que suele expresarse en la
relación entre los dirigentes y aquellos a quienes
pretenden conducir. Recordemos que las actitudes
oligárquicas suelen entrar en los movimientos
populares, produciendo un daño superlativo. Hay
enseñanzas que conviene no olvidar: “Y para ser
respetado, hay un solo método: respetar. Nadie es
tan indigno y tan miserable que no merezca el
respeto. Si uno respeta a todos, aún quizás al que
no lo merece, gana siempre el respeto de los
demás”… “la base es la lealtad y la sinceridad.
Nadie sigue al hombre a quien no cree leal, porque
la lealtad, para que sea tal, debe serlo a dos
puntas: lealtad del que obedece y lealtad del que
manda.” Siempre preocupado porque el conjunto
no ahogue a la individualidad, ya expresaba en
“Conducción Política”: “El último hombre que es
conducido en esa masa tiene también una acción
en la conducción. Él no es solamente conducido,
también se conduce a sí mismo. ¡Él también es un
conductor, un conductor de sí mismo!”.
.- El trasvasamiento generacional, que impulsaba
para evitar el anquilosamiento que naturalmente se
desarrolla en la mayoría de las organizaciones
humanas, estaba matizado por “no tirar todos los
días un viejo por la ventana”. Con esto se situaba al
concepto más allá de un simple contenido etario, y
debemos ligarlo a la condición de “perfectibilidad”
que, como vimos, juzgaba como uno de los cuatro
necesarios en su concepción organizacional. De
hecho, generación es un concepto de carácter
aproximativo, que delimita fronteras algo inciertas.
.- El rescate de la estrategia en la concepción del
poder y de la política que hace Perón se adelanta a
una orientación que recién será trabajada desde la
teoría, fuera del ámbito castrense, en la década de
1970. Ya en 1932, en “Apuntes de historia militar”,
encontramos que “la más difícil cualidad del
conductor es crear en estrategia”. Y actualmente
existen enfoques en los cuales la estrategia deja de
ser la ciencia del conflicto, para convertirse en la
ciencia de la articulación, en la que la comunicación
juega un papel crucial. Así como el liderazgo, tema
recursivo en sus clases de Conducción, y que hoy
se revaloriza como clave en cualquier organización,
y se pide al líder que sea proactivo y no reactivo,
imaginativo y creativo más que pragmático, y que
tenga una visión holística sustentada en la ética.
.- En nuestro tiempo se habla mucho de la
“manipulación”, y se liga este concepto o a los
medios de comunicación, o a lo que genéricamente
se designa como “populismo”. Perón parece salirle
al paso anticipadamente a estas deformaciones de
la política: “Hay algunos “conductores” que
apuestan a la ignorancia de la masa, para poder
conducirla según sus apetitos. Pero la conducción
necesita de una masa disciplinada, inteligente,
obediente y con iniciativa propia (…) una masa
organizada, educada, elevada espiritualmente”.
Esta diferencia entre masa y pueblo, que
enfatizamos porque es muy importante en la
concepción peronista, tiene una muy buena síntesis
que realiza Eva Perón al sostener que la masa es
un agrupamiento informe de personas “sin
conciencia colectiva o social, sin personalidad
social y sin organización social”, por lo tanto
manipulable, y que se suele expresar en forma
violenta; mientras que el pueblo, mediante un
proceso de adoctrinamiento, ha adquirido los tres
atributos mencionados, lo que lo lleva a conductas
distintas.
.- Al contrario de lo que pretende inculcar buena
parte de la leyenda negra sobre Perón y el
peronismo, y sin dejar de reconocer errores o gente
“más papista que el papa”, nunca buscó la
unanimidad en las ideas: “la pluralidad de
pensamiento y las críticas constructivas configuran
elementos esenciales de esa misma forma de
organización y funcionamiento”, encontramos en el
Modelo Argentino para el Proyecto Nacional.
.- No está de más recalcar una de las sanas
obsesiones de Perón, la lucha contra el sectarismo.
“No se pueden conducir los elementos sectarios.
¿Por qué? Porque cuando llega el momento en el
que la conducción debe echar mano a un recurso
extraordinario, el sectario dice: “No. Esta es una
herejía para el sectario”. Entonces, los métodos y
los recursos de lucha se reducen a un sector tan
pequeño que presentan una enorme debilidad
frente a otros más hábiles que utilizan todos los
recursos que la situación les ofrece para la
conducción. Por eso el sectarismo es la tumba para
la conducción en el campo político.”
.- Hemos hablado de la unidad y de la organización,
y ahora nos referiremos al otro elemento de lo que
fue en algún tiempo una famosa trilogía de
términos, la solidaridad. Por medio de la solidaridad
cada uno contribuye a que el otro realice los fines
que le son propios, respetando su autonomía. Esta
relación es recíproca. Solidaridad para mejorar las
condiciones de vida de los seres humanos.
Alternativa a este presente de individualismos y
desigualdades.
.- Claramente Perón privilegiaba la acción, el hacer,
el realizar: “Si nos quedamos en la doctrina, somos
predicadores; si solamente tenemos la teoría,
somos “diletantes” que decimos todo lo que hay
que hacer, pero no hacemos nada. Y si conocemos
solamente las formas de ejecución, las hacemos
rutinaria y mecánicamente y no dejamos “macana”
por hacer.” Ya en Apuntes de Historia Militar se
apoyaba en Clausewitz, uno de sus grandes
referentes intelectuales. “El proyectar un buen plan
de operaciones no hay que considerarlo como una
obra maestra. La gran dificultad de la guerra estriba
en su dirección, en permanecer fiel a las grandes
líneas del plan trazado en medio de las
incertidumbres y los desfallecimientos que se
producen en el curso de una campaña y para esto,
más que un gran talento, lo que se necesita es un
buen sentido sostenido por un gran carácter y una
gran fuerza de alma.”
.- Fue capaz de modificar apotegmas fundantes: de
“para un peronista no hay nada mejor que otro
peronista”, pasó a “para un argentino no hay nada
mejor que otro argentino”. También de revisar
hechos de su propia historia: “Yo mismo, siendo un
joven oficial, participé del golpe que derrocó al
gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también
en ese momento fui utilizado por la oligarquía”.
¡Tantos necios deberían aprender de esta actitud!

Adherimos al planteo de que el peronismo no se


transforme en una arqueología para eruditos.
Definimos en los primeros párrafos que uno puede
encontrar en los clásicos casi todas las grandes
cuestiones que se vuelven a presentar en contextos
distintos y con otras características, pero se
reiteran.
Está mal visto en muchos sectores que Perón,
además de ser un gran político, haya generado
ideas. Y, más aún, que esas ideas puedan ser
útiles en la actualidad. Una especie de “cono de
sombra”, o de “espiral del silencio”, ya que, como
decía Orwell en “1984”, “y si todos aceptaban la
mentira, entonces la mentira pasaba a la Historia y
se transformaba en verdad.” A despecho de
muchos que creyeron eso desde 1943, Perón y su
Movimiento no eran meros “lugares vacíos”, efectos
puramente contingentes de la lucha social, a los
que otros debían aportarle contenidos.
Tampoco hay que hacer “transformismo” con el
pensamiento de Perón, lo que suele realizarse para
llevar agua para algún molino de la política,
tomando hechos o ideas y descontextualizándolos,
para dar lugar a los más diversos etiquetamientos,
ajenos al Justicialismo. Por ejemplo, una de las
cosas que aún hoy se repiten es que el peronismo
fue, y aún ahora lo sería, una especie de “fascismo
criollo”, imputación que por otro lado se hizo a otros
movimientos nacionales y populares americanos,
como si defender los recursos naturales existentes
en el territorio propio fuese equivalente a ocupar un
país vecino. Más allá de ciertos rasgos de época, y
de simpatizantes ubicados en los bordes, - al ser un
movimiento multitudinario siempre tuvo, y tiene,
simpatizantes ubicados en otros bordes, como el
liberal o el marxista” - ninguna investigación que no
esté sesgada por el odio puede desconocer que el
fascismo surgió de guerras perdidas o frustraciones
territoriales, de una fuerte amenaza comunista, tuvo
una alta representación de las clases medias
frustradas, en oposición a las organizaciones
europeas de trabajadores, abrevó en ideologías
reaccionarias irracionalistas, tenía la convicción de
que la modernidad era un período decadente de la
historia, se caracterizaba por el elitismo y el
racismo, hacía un culto del deseo de expansión o
del “espacio vital”, y generó la organización
militarizada de los adherentes, el culto a la guerra y
la violencia, y el rechazo de toda crítica al punto de
practicar un verdadero terrorismo represivo. En el
pensamiento de Perón, como vimos, siempre están
presentes las libertades individuales, la crítica a la
subyugación del hombre por el Estado, la búsqueda
de la paz, la negativa a todo tipo de discriminación.
Y, centralmente, sus adeptos eran mayoritariamente
los trabajadores, y su oposición los sectores
medios y altos.
No creemos que haya que hacer del pensamiento
de Perón una lectura dogmática u “ortodoxa”. Al
respecto nos remitimos al filósofo Cornelius
Castoriadis cuando, en referencia al marxismo,
hablaba de “la noción monstruosa de ortodoxia”,
explicando que “la ortodoxia conduce a una
esterilización más o menos completa del
pensamiento. La “teoría revolucionaria” deviene en
comentario talmúdico de los textos sagrados,
mientras que ante los inmensos cambios
científicos, culturales y artísticos que se acumulan
desde 1890, el marxismo enmudece o se limita a
calificarlos como producto de la burguesía
decadente.” No imitemos las cosas que no dieron
resultado. Acordémonos también de los
economistas “ortodoxos”. Porque “la ortodoxia
significa no pensar, no necesitar el pensamiento”
(Orwell, “1984”).
Por ello nos hemos referido a cuestiones que hoy
están muy presentes, y quisimos mirarlas desde las
ideas de Perón. No es de nuestro interés repetir
dogmáticamente fórmulas elaboradas en el pasado.
Si algo es realmente ajeno a la filosofía política del
peronismo es cualquier forma de fundamentalismo.
El peronismo se acerca más a un modo de lectura
de la realidad, a un método, que a una colección de
afirmaciones dogmáticas. La armonía y la
organización de nuestra Comunidad no conspirarán
contra su carácter dinámico y creativo.
“Organización no es sinónimo de cristalización. (…)
vocación de autorregulación y actualización
constante (…) Estas coincidencias sociales básicas
no excluyen la discusión o aún el conflicto. Pero, si
partimos de una base común, la discusión se
encauza por el camino de la razón y no de la
agresión disolvente (…) Nuestra sociedad excluye
terminantemente la posibilidad de fijar o repetir el
pasado, pero debe guardar una relación
comprensiva y constructiva con su tradición
histórica…”
Como dijera Antonio Cafiero, “Lejos de las visiones
– materialistas – que consideran que los diferentes
intereses sociales son inconciliables, y de aquellas
– neoliberales – que pretenden unanimidad en los
asuntos de debate público, para el peronismo la
lucha es parte inescindible de la democracia con
justicia social. No nos concebimos como un dique
de contención de los conflictos, sino como un canal
profundo y generoso que nació para irrigar toda la
estructura social con la energía de las demandas
postergadas.”
El peronismo, a diferencia de tantos otros
movimientos y partidos políticos de distintos lugares
del mundo, tiene vigencia. Podrá ganar o perder
una elección, dividirse o unirse, pero siempre está.
En el plano político, en el social, pero también
como un cierto modo de pensar y sentir importante
en la sociedad argentina. Seguramente, lo que
hemos visto en este ensayo algo tendrá que ver
con eso.
Los argentinos, no sólo los peronistas, tenemos la
suerte de haber accedido al pensamiento de Perón,
a esta herramienta tan útil para accionar sobre la
realidad. Pero no es de esa clase de herramientas
que se pueden utilizar para cualquier cosa, porque
es también un legado, un mandato de hacer
Justicia. Y si en algún punto este diálogo nos lleva
a una discusión con el pasado, aún a un conflicto,
no deberíamos temer a ello. Porque no debemos
confundirnos. No existe un pueblo que ya está
unido, a la espera de ser representado. Se requiere
la acción política capaz de imaginar aquello que
puede volver a generar cohesiones en cada
momento de la historia. Agradezcamos a Perón, y
actuemos aquí y ahora, ya que a las sociedades,
sobre todo en nuestra época y cultura, no les
interesa demasiado repetir. Aman algunos rituales,
pero desean con ansias procesos nuevos que, eso
sí, puedan garantizar los más profundos anhelos
que cada tiempo demanda. Utilicemos la
creatividad porque, como dijera el gran educador
venezolano Simón Rodríguez, o inventamos o
erramos.

TENENBAUN, ERNESTO JORGE


Licenciado en Sociología (UBA); Magister en
Integración Latinoamericana (UNTREF); Posgrado
en Medios y Opinión Pública (FLACSO)
Ex Presidente de Subterráneos de Buenos Aires
S.E.; Ex Subsecretario de Transporte y Tránsito
(Municipalidad de Buenos Aires); Ex Subsecretario
de Seguridad Vial (Ministerio del Interior); Ex
Director Ejecutivo del INCAP (Ministerio del
Interior); Ex Asesor H. Cámara de Senadores; Ex
Asesor H. Cámara de Diputados
Miembro de la Comisión Honoraria de Homenaje al
General Perón (Secretaría de Cultura de la Nación;
Instituto Juan Perón)
Congresal del Partido Justicialista (PBA)
Actualmente trabajo en el Municipio de Tigre
Libros Publicados: "Perón Tenía Razón" (2001);
"Kirchner es peronista, el peronismo del Siglo XXI"
(2003); "Movimientos Populares en la Historia de
Nuestra América" (2007)
Miembro del Consejo de Redacción de la Revista
Máscara/s (2000); "Encuentro, aportes para el
Proyecto Nacional" (2017)

“La tercera posición” – Autor: Daniel Santoro

Acrílico, dorado a la hoja y péndulo - 180 x 200 cm – (2001)


“El General Perón durante su exilio en
República Dominicana”
PRESTIA, MARTÍN
2º PREMIO

El pensamiento de Perón en el
«instante decisivo» de nuestro
tiempo:
La decisión
Una lectura de La comunidad organizada

La Historia de la Humanidad es "una limitada serie


de instantes decisivos"
Ello obliga al compromiso vital con nuestro tiempo y
nuestra circunstancia, nuestro «aquí y ahora»
distintivos. No se trata de dimensiones externas a
nuestro quehacer sino que nos constituyen;
«somos» nuestro aquí y ahora. Por eso es que el
filosofar concreto, el que se despliega sobre
nuestra particular situación existencial y vital, debe
integrar en sí la circunstancia, la que se vuelve
motivo de límite pero también de posibilidad.
Nuestra circunstancia no nos determina, pero
señala la parábola ideal de nuestro destino, traza el
surco de nuestras posibilidades inmanentes, que
reclaman una decisión.
Perón advierte el carácter «agonal» de su época:
en ella se juega el ser del hombre, su humanidad.
Signada por una profunda crisis de valores, su
situación histórica -que no es otra que la nuestra, la
Modernidad capitalista occidental- ofrece, en un
"instante decisivo", un resquicio, una abertura, por
la cual puede ingresar el ser humano a través de
una decisión existencial para alcanzar su
«salvación», entendida ésta como la reconducción
a la plenitud de su ser. Se trata del kairós, en su
doble acepción de «oportunidad» e «imperativo de
la hora». Por ello es que "no puede existir divorcio
alguno entre el pensamiento y la acción"

Todas nuestras citas pertenecen a Perón, J. D. (1949).


"Conferencia del Excmo. Señor
Presidente de la Nación, General Juan D. Perón" ["La
comunidad organizada"]. En A.A.V.V.
(1950). Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía,
Tomo 1, Sesión de Clausura. Buenos
Aires: Universidad Nacional de Cuyo.

(135). Un Ideal no puede contentarse con su


postulación: debe recibir la sangre de la Historia
para plenamente ser.
A Perón lo obsesiona la traductibilidad práctica del
pensamiento. Y ello no porque crea en la
«aplicación» sin más de modelos teóricos a
realidades concretas sino porque se opone
taxativamente a toda desviación contemplativa de
la filosofía. Una filosofía que deviene mera
contemplación es virtuosismo técnico que pervierte
sus orígenes. Es quietismo. La filosofía nace con
sentido pedagógico-práctico, es decir, político.
Claro que la política no puede reducirse sin más a
una institucionalidad concreta -pues ello es
absolutamente contingente, mudable, larvado de
historicidad-, sino a un hecho más fundamental y
raigal: el ordenamiento que un grupo humano se da
a sí mismo, su vida-en-común, que remite siempre
a consideraciones de orden superior: el sentido de
la vida humana y la adecuación entre el ser del
hombre y la comunidad en que habita. Si la
revelación de las religiones instauraba "sólidas
verdades con las que el hombre es capaz de
desafiar cualquier mudanza", nuestra época,
signada por la crisis de valores, debe ser capaz de
restaurar para la filosofía "el claro sentido de sus
orígenes (...) [develando] la norma que articula al
cuerpo social" (137). En ese sentido, se configura
en tanto Ética y Cultura, en tanto Pedagogía Social.
La filosofía, entonces, escapa a la pretensión
hegeliana de un saber en el ocaso: es "acción del
pensamiento" (135).

La religiosidad

La filosofía se ha divorciado de la vida de los


pueblos. Ya no puede brindar respuesta a las
preguntas más fundamentales que embargan al ser
humano: ¿qué debemos hacer y cómo debemos
vivir? He allí el hilo conductor de La comunidad
organizada. La filosofía ha devenido una disciplina
académica, gozosa en su asepsia. Vivimos en un
tiempo en el que se han ausentado las "tesis
fundamentales" sobre la vida humana, su sentido y
dirección, y frente a ello prolifera un cúmulo
inagotable de "pequeñas tesis".
El germen de la separación de la filosofía de la
respuesta por el sentido de la vida va cifrado,
según Perón, en Descartes. No en vano. En el
alborear de la Modernidad, la filosofía emprende la
senda de la fundamentación de la investigación
científica, tarea que luego coronará Kant. La
«imagen científica del mundo» -esto es, el triunfo
de la ciencia como único discurso tenido por
legítimo, por el cual se reduce el lógos a la ratio
instrumental, que pone la naturaleza y a los otros
hombres a su servicio como medios para la
explotación económica- expulsa de la esfera
pública todo valor sublime, todo «ideal»,
arrinconándolos en la esfera privada y las
relaciones inter-individuales, o llevándolos hacia «el
reino trascendente de la vida mística». Consuma,
así, el «desencantamiento del mundo» (Max
Weber).
La ciencia, sin embargo, no puede justificar el
sentido de la vida, ni siquiera la orientación práctica
de la misma. Al tiempo que desaloja de la vida
humana en convivencia su sentido, nos desprovee
de la posibilidad de justificar nuestras acciones con
arreglo a un marco «objetivo» válido. La ciencia
explica, no obliga ni señala camino alguno. «De
premisas en el indicativo no podemos extraer
ninguna conclusión en el imperativo», afirmaba
Poincaré, signando el divorcio entre «ser» y «deber
ser» y reivindicando la separación kantiana entre
razón pura y razón práctica. Perón, analizando este
devenir del pensamiento humano, sentenciará en
sentido crítico que "no es posible fundar sobre una
ley técnica, desconectada de las razones últimas,
una ley positiva, ni siquiera un tratado de buenas
costumbres" (142).
No obstante, para Perón existe una "disposición
religiosa congénita" en el ser humano, una
"preocupación teológica" que resiste al proceso de
racionalización científica, a la especialización y su
barbarie. Esa disposición anímica -verdadera nota
antropológico-filosófica fundamental en el
pensamiento de Perón- se identifica con el
despliegue expansivo de la vida y permite su
potenciación. Se trata del mismo impulso que obra
detrás de la misión pedagógica de la filosofía, y que
establece puntos cardinales para la orientación vital
y gnoseológica de la vida humana. Así entendida, la
religiosidad se opone tanto al ateísmo vulgar como
al dogma y los «signos externos» de las religiones
institucionales, que pueden expresar o no ese
sentimiento religioso.
La disposición religiosa del ser humano y los
principios ideales que articulan el cuerpo social no
deben buscar necesariamente sus contenidos en
un trasmundo. La propia comunidad encuentra en
sí misma la referencia al sentido de la vida, en una
inmanencia que conserva en sí la sacralidad. El ser
humano que, recogido por una comunidad, ha
reencontrado un sentido para su vida, puede, con
embeleso de místico, "experimentar'' la eternidad
(174). En ello reside la aspiración a reestablecer el
sentido originario de la filosofía, pasando por
encima de siglos de racionalización. Puede que ello
sea, en definitiva, un intento vano, pero bien vale
tensar el arco de nuestras decisiones apuntando la
flecha hacia ese blanco: "[e]n los cataclismos la
pupila del hombre ha vuelto a ver a Dios y, de
reflejo, ha vuelto a divisarse a sí mismo" (173).

La Totalidad

El triunfo de la ciencia corresponde a un largo


devenir histórico en el que se ha fragmentado el
conocimiento humano, su visión unitaria del mundo.
El proceso por el cual alumbraron las distintas
disciplinas científicas -que coronará el siglo XIX,
con el auge del positivismo-, a un tiempo que
implica el desalojo y desvalorización del discurso
filosófico y de la metafísica -a las que se pretende
«perros muertos» de la Historia-, implica también
una parcialización extraordinaria del conocimiento
en innumerables áreas que previamente recortan
del discurrir de la vida su objeto de estudio,
disgregando la Totalidad. El especialista es incapaz
de responder a la pregunta por el sentido de su
actividad a partir de una idea cultural unitaria que lo
domine como hombre entero y que pudiera dominar
también a los hombres y mujeres que trabajan junto
a él, especialistas de otras profesiones (Simmel).
Recuperar el sentido primigenio de la filosofía es,
también, adquirir un fondo último que reconstituya
esa Totalidad perdida. Eso no significa abandonar
la ciencia, sino reubicarla sobre el telón de fondo de
un «ideal» que permita dotar de significación la
multiplicidad y diversidad de las actividades
humanas, esto es, otorgar una «visión de conjunto»
de los fines de la vida. Sin ciencia no podemos
mantener la altura histórica alcanzada, pero
debemos conjurar los peligros de la ciencia y sus
aplicaciones prácticas, que siempre acechan al
«sueño de la Razón».
La Totalidad que intenta recuperarse en el plano
del pensamiento, desandando la senda de una
filosofía al mero servicio de la investigación técnica,
dotándola de un sentido pedagógico social, corre
acompasada con la búsqueda por recuperar la
unidad de la trama de la vida socioeconómica,
política y cultural.
También allí proliferan las "pequeñas tesis". La
instauración de relaciones sociales capitalistas, la
profundización de la subjetividad moderna -
pretendidamente soberana frente a una
materialidad a la que parece desconocer,
consumando el triunfo del idealismo subjetivista-, y
la aparición dela idea de individuo como punto de
partida y llegada de la convivencia, movido
únicamente por intereses económicos y buscando
maximizar su ganancia -en el plano económico
pero también en el afectivo, ínter-personal, en lo
que se configura como el triunfo de la razón
instrumental-, disgregan la unidad social, lo que se
ve reforzado por «la muerte de Dios» y el
consecuente desfondamiento del mundo, la pérdida
de toda referencia trascendente y la inadecuación
de la legitimación inmanente. La Diosa Razón
acaba por devorarse a sí misma, incapaz de hacer
frente a su Verdad: que descansa en Voluntad -
esto es, irracionalidad. Entierra con ello sus propios
restos al pie de los rascacielos, inertes e
indiferentes, pese a todo su brillo exterior, al
discurrir humano, que queda mudo en medio del
"bullicio de lo circundante" (150).

La técnica y el Progreso

La «imagen científica del mundo» engendra a su


hijo pródigo: el Progreso.
La pretensión de que es posible -y deseable- la
dominación absoluta de la naturaleza a partir de
una conquista infinita de las distintas parcelas de la
realidad material, acaba por apoderarse del
horizonte de sentido del ser humano, que se vuelve
una mera partícula de ese devenir inacabable,
arrojado a una vida inauténtica y alienada. Ello
implica una cuantificación del mundo, pero también
una descualificación. Perón denuncia la primacía
del «progreso material», «económico» o «técnico»,
frente al cual el «progreso espiritual», la dimensión
moral del ser humano, ha quedado minimizada. Así
entendido, Progreso es otro de los nombres que
recibe aquel dios que exige siempre nuevos
sacrificios: la «civilización». Distinta de la «cultura»,
depositaria de valores espirituales, civilización
técnico-mercantil encumbra valores materiales -
vieja cuño germano que atraviesa el pensamiento
de Perón.
La extrema parcialización del conocimiento humano
se reproduce al interior del proceso productivo. La
imposibilidad, para el científico, de elevarse a un
punto de vista general que unifique los resultados
inherentemente fragmentarios investigación se
corresponde con el agostamiento y amputación de
la personalidad que acarrea la división del trabajo
en la industria. La técnica en la Modernidad vuelve
al ser humano un mero engranaje de la gigantesca
máquina de la producción capitalista. No se trata de
una simple metáfora: al interior de la fábrica el
obrero transcurre sus días en una existencia
alienada, ajeno a toda decisión sobre el proceso de
producción y los frutos de su trabajo. La
«civilización moderna», en suma, impide una
concepción integral del hombre.
Por ello es que la filosofía debe contribuir al
establecimiento de una cultura que rompa con la
"insectificación" del ser humano (157). Con ello,
asimismo, se pretende armonizar ambas
dimensiones de lo humano, tanto la «material»
comola «espiritual». En ese sentido, La comunidad
organizada -pieza de pretensiones fundacionales
de un proyecto político industrialista, modernizador-
y, en general, todo el pensamiento de Perón, si
bien reconoce las consecuencias alienantes y
«desencantadoras» de la tecnificación, la considera
inevitable, por lo cual propondrá «humanizar» la
técnica, desplegarla por fuera de los marcos de la
pura maximización del capital, contribuyendo a un
programa de vida al servicio de lo humano.
Debemos romper con una idea de «Progreso»
deudora de la ontología productivista de los siglos
XVIII y XIX. La Historia es un escenario de
dicotomía de la de su confrontación, siempre
abierto, en que la incidencia del ser humano, en
razón de su praxis política, decide su destino y
dirección. Podemos reivindicar, sí, el Ideal de la
auto-producción y auto-perfección ilimitada del ser
humano en el horizonte infinito de la Historia,
mientras hagamos la crítica de los resabios
«materialistas» de esa concepción. No otra cosa
quiere Perón al hablar de la insuficiencia del
Progreso material que, hipostasiado y vuelto
soberano de las relaciones humanas, ha terminado
por relegar al ser humano al último rango valores.

La comunidad del pueblo

Todo pensamiento se erige en contra de otro, polo


dialéctico al que niega e intenta superar. Perón
mantendrá una disputa con dos contendientes
filosóficos principales a lo largo de todo su discurso:
Thomas Hobbes y Karl Marx.
Tanto el uno como el otro pertenecen, según
Perón, a la corriente filosófica «materialista», que
se condice con la primacía del «progreso
económico» y que contribuye a la anomia a la que
se halla sometido el hombre moderno. Por ello es
que la armonización entre el progreso espiritual y el
material que La comunidad organizada propone
implica, como necesario paso previo, la adopción
de una antropología filosófica que armonice
también el "cuerpo" y "alma", la "materia" y el
"espíritu".
Por sus consecuencias políticas, el materialismo
desvirtúa y cercena el despliegue de las
posibilidades vitales del ser humano. La «guerra de
todos contra todos» y su horno homini lupus es el
reverso de una moneda ya oxidada, cuya
contracara es la «lucha de clases» como motor de
la Historia. Hobbes, padre del liberalismo, y Marx,
el más destacado filósofo del comunismo, al en su
tabla de el colocar la conflictividad como connatural
al ser humano, trabajan por la destrucción del lazo
social, imposibilitando a la postre toda comunidad:
"[n]o existe probabilidad de virtud, ni siquiera
asomo de dignidad individual, donde se proclama el
estado de necesidad de esa lucha que, es por
esencia, abierta dislocación de los elementos
naturales de la comunidad" (145).
Por otra parte, la idea de «democracia» al modo en
que se ha configurado a partir del liberalismo -de
manera tergiversada e insuficiente- terminará de
erosionar las bases para toda auto-comprensión del
ser humano como integrado a una colectividad que
lo supere y otorgue sentido a su existencia. No
obstante, la idea de democracia es una conquista
inclaudicable de la Modernidad. La democracia
liberal está agotada, pero no el ideal democrático.
Por ello es que Perón dirá que "[e] I problema del
pensamiento democrático futuro está en
resolvernos a dar cabida en su paisaje a la
comunidad, sin distraer la atención de los valores
supremos del individuo; acentuando sobre sus
esencias espirituales, pero con las esperanzas
puestas en el bien común" (170; énfasis propio). La
misión pedagógica de la filosofía es proporcionar
una Ética que supere los límites de la democracia
moderna: los «derechos» conquistados deben ser
equilibrados con una serie de «obligaciones».
No puede renunciarse tampoco a la idea de
«individuo», pero debe ser pensada por fuera de la
caracterización abstracta y a-histórica de la que
parte el liberalismo, y que lo reduce a un átomo
egoísta. Tampoco puede caerse en el extremo
opuesto del "colectivismo" para el cual el individuo
es una simple pieza de la gran máquina del Estado.
Con lenguaje hegeliano: el individuo es un
«momento» de la comunidad, entendida como
«totalidad social». Ello no niega ni minimiza la
figura del individuo, sino que reconfigura su sentido
al interior de dicho ordenamiento social, al que ata
su destino.
Perón será taxativo ante el complejo tópico de la
libertad. La libertad negativa del liberalismo, aquella
que promulga la posibilidad de "obrar según propia
gana" es "una libertad irresponsable ante el interés
común, enemiga natural del bien social. No vigoriza
al yo sino en la medida en que niega nosotros"
(149; 151; énfasis original). Su adquisición, por otra
parte, no estuvo acompañada por una disminución
de las desigualdades más que meramente formal.
La libertad que propugna Perón, positiva, se
expresa" autodeterminación popular''; es el
resultado de una auto-conciencia plena que se
llega a través de la educación, y que sólo puede
realizarse en el seno de la comunidad (149).
La idea de comunidad no puede imponerse desde
el Estado sino que surgir desde los mismos
individuos, como producto y fin de su cultura. Allí
donde la religión o la creencia en un Dios ya no
pueden estructurar la colectividad, la filosofía viene
a tomar su lugar, estableciendo una cultura que
redunda en virtud cívica. "Si debemos predicar y
realizar un evangelio de justicia y preciso que
fundemos su verificación en la superación individual
como premisa de la superación colectiva" (173).
Por ello es que Perón afirmará, en abierta
disonancia con la interpretación que hace de los
"materialismos" liberal y marxista, que " nosotros
somos colectivistas, pero la base de ese
colectivismo es de signo individualista" (173). El
pensamiento contenido en La comunidad
organizada proclama "la realización del yo en el
nosotros", con la condición de que ese "'nosotros'
se realice y perfeccione por el yo" (17 4; énfasis
original). En un plano de progreso, la al en la a la
debes.
Ese «nosotros» que Perón propugna adquiere su
forma política bajo la figura del «pueblo», sujeto
colectivo del cambio histórico. El Estado, a su vez,
deja de ser concebido como una máquina de
opresión y pasa a ser una expresión de la
trayectoria histórica y vital del pueblo, de sus fines y
sus aspiraciones. El pueblo se vuelca, así, sobre un
molde estatal que se renueva y aquilata con cada
generación o promoción que sale a la gran escena
de la vida histórica, dotando su accionar de
«finalidad ética».

El sentido histórico

La Historia nos ofrece un silencio ensordecedor si


nos acercamos a ella con el vicio archivístico de los
arqueólogos. Pero si la interrogamos con sentido
creativo, con ánimo de reconocer en ella a nuestros
héroes, a los hitos que constituyen nuestra
tradición, se nos abre entonces como un libro en
que pueden leerse los afanes que aún pulsan en el
presente, ávidos de actualización. Allí radica una de
las adquisiciones más importantes que legara el
pensamiento filosófico que, a partir del siglo XIX,
comienza a cuestionar una concepción del tiempo
como proceso uniforme, lineal y homogéneo: el
sentido histórico. No de otro modo lee Perón la
Historia de la Humanidad occidental, y no de otro
modo debemos leer sus textos. Actualizar una
tradición es colocarla a la «altura de los tiempos»
como paso necesario para «llevarla al acto»,
abriendo las puertas del porvenir. En ese sentido, la
doctrina justicialista se auto-comprende como un
movimiento particular que tiende a lo ecuménico,
buscando cumplir las esperanzas y ensueños
redentoristas de la Humanidad.
La libertad y la muerte

El Progreso desaloja de la vida humana también el


sentido de la Muerte.
¿Cómo es posible que nos esté reservada la Nada,
si el porvenir que nos aguarda es siempre y
necesariamente mejor? El ser humano,
considerado un apéndice más del infinito proceso
de perfección -«necesario» e incuestionado-, deja
de poder hallar un sentido a su finitud. Con ello
pierde sentido también su Vida (Max Weber). La
vida del hombre «civilizado» es, en ese sentido,
menos rica que la del campesino, quien puede
morir «colmado de vivir». Aquél únicamente puede
hastiarse, morir «cansado de vivir». No en vano
Perón señala que "el hombre no posee la misma
medida de su personalidad a la sombra del olmo
bucólico que junto al poderío estruendoso de la
máquina" (136).
No encontramos en Perón, es cierto, ninguna clase
de meditatio mortis. Si hemos de reivindicar la
filosofía esbozada en La comunidad organizada,
reclamamos una comprensión de la finitud que se
funde en la analítica existencial del Dasein, tal y
como la plantea Heidegger, y que tuvo en aquellas
jornadas un brillante discípulo, Carlos Astrada, uno
de los más destacados filósofos del peronismo.
Sólo asumiendo y anticipando la Muerte como
límite último que totaliza nuestra existencia y le
otorga sentido -manifiesto en la «resolución», en
una «decisión ética»- podremos decir con pleno
compromiso vital y existencial que somos capaces
de imponernos nuestro propio destino y serle fiel,
que vivimos bajo la norma que nos damos a
nosotros mismos. Ello completa la concepción de
libertad positiva esbozada antes. Si la Historia es
realmente, como quería Perón, "una limitada serie
de instantes decisivos" es porque somos capaces
de asumir nuestra finitud y resolvernos, junto-con-
otros, en una gran acción histórica. Sólo de ese
modo podremos hablar plenamente de la libertad
como "autodeterminación popular".

Humanismo para un tiempo in-humano

Los textos adquieren su grandeza y cumplen su


destino cuando son «textos prácticos» (137). En
ese punto, el peronismo es cabalmente un
humanismo, tal y como es caracterizado por el
filósofo alemán contemporáneo Peter Sloterdijk: un
proyecto pedagógico que pretende fundar una
Nación en torno a una lectura común, creando y
criando a un «tipo humano» distintivo. Todo
humanismo aparece en contra de una «barbarie», a
la que intenta domesticar. El rescate de la
humanidad del hombre que propone el peronismo -
su «humanismo pacifista»- se erige como
respuesta a la barbarie de la Gran Guerra Civil
europea de 1914-1945, a la técnica volcada por
entero a la «fabricación de cadáveres», a las
bombas de Hiroshima y Nagasaki poniendo punto
final, en un despliegue de aniquilación
indiscriminada, a un período que ya había sido
demasiado cruento. El peronismo sería, de ese
modo, uno más de los humanismos que proliferaron
en la inmediata posguerra, cual canto de cisne del
proyecto civilizatorio burgués-moderno -junto con
sus pares: el humanismo marxista, el existencial-
ateo y el cristiano, todos ellos en multitud de
variantes.
En ese sentido, es lícito aún preguntarnos por los
alcances del humanismo en la sociedad de la
información en que vivimos, donde la figura del
«pueblo» parece haber perdido potencia política, en
continuo peligro de disgregación, acechada por
incontables "pequeñas tesis". Para Sloterdijk, el
humanismo está agotado como antropo-técnica,
esto es, como técnica domesticadora del ser
humano dirigida al establecimiento de la
coexistencia en el seno de las sociedades
modernas, pues se han agotado los supuestos
sobre los que descansaba: la lectura como difusora
y sostén de las identidades colectivas, la
comunidad nacional como grupo humano reunido
alrededor de textos fundantes y fundacionales. La
sociedad de masas no puede ya contar con
métodos literarios para establecer las bases de la
socialidad. Se ha perdido toda capacidad de
«narración» y, con ella, toda posibilidad de
instalación de un «nosotros» duradero, que vaya
por fuera de un instante, necesariamente efímero,
de agrupación en torno a una demanda concreta o
una «indignación» (Byung-Chul Han). Esa nueva
forma de re-unión social, cada vez más difundida,
mantiene el punto de vista de la particularidad,
pues es el resultado de una suma de
individualidades siempre tendiente a la vuelta a su
estado original. Forma un espacio «común», pero
ello es, por mor de su propia constitución, pasajero.
Por ello es que reivindicar un pensamiento como el
que Perón expresa en La comunidad organizada nos
obliga a enfrentarnos a la punzante cuestión de
cómo dar con un sentido capaz de movilizar y
cohesionar las voluntades, una identidad colectiva
que pueda re-ligar lo disperso e instalar un espíritu
que trascienda el presente, que amenaza con
volverse la única dimensión temporal de lo humano,
desalojando el pasado -el sentido histórico- y el
porvenir -la capacidad proyectiva.
Este "instante decisivo" empuja, una vez más, a
recuperar el sentido originario de la filosofía, su
orientación pedagógico-práctica. Se trata de un
tiempo agónico, que reclama el establecimiento de
una Cultura que traduzca la particularidad histórica
de nuestro pueblo -de cada pueblo-, que se halla
amenazada por la homogeneización de la era
global, nueva iteración de la apatridad. Más aún: se
trata de proyectar una humanitas que no sea más
que el resultado de la nivelación del mercado y la
promoción de su tipo humano: el individuo-
consumidor, abstracto y a-histórico. El pensamiento
de Perón, revisitado, contribuye a entender que la
presunta muerte de los «grandes relatos» -que
habilitan (a) los sujetos colectivos capaces
históricas- no es sino la contracara de un discurso
que de grandes acciones confina al hombre a la
fatalidad de lo dado, librado a potencias extrañas
que responden, ésas intereses de sujetos
concretos.

MARTIN PRESTÍA
Martín Prestía nació el 27 de febrero de 1990. Es
Licenciado en Ciencia Política con especialización
en Teoría y Filosofía Política por la Universidad de
Buenos Aires (UBA), Maestrando en Ciencia
Política en etapa tesis por el Instituto de Altos
Estudios Sociales de la Universidad Nacional de
San Martín (IDAES-UNSAM) y Doctorando en
Ciencias Sociales por la UBA. Es Profesor Adjunto
en la materia Historia Económica Contemporánea,
en la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ)
y Profesor Adjunto en la materia Ciencia Política de
la carrera homónima de la Universidad de Ciencias
Económicas y Sociales (UCES). Es Becario
Doctoral Interno del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas (CONICET). Es Director
e Investigador del Círculo de Estudio “Comunidad,
mito, poesía. Contornos de lo político” (IDAES-
UNSAM). Ha publicado varios trabajos en torno a la
filosofía política argentina del siglo XX en diversas
revistas especializadas y libros, como así también
ha participado de congresos y jornadas científicas
nacionales e internacionales. Es compilador y autor
del Estudio Preliminar del libro Carlos Astrada.
Escritos escogidos. Artículos, conferencias,
ensayos, manifiestos (1916-1943), coedición
Universidad Nacional de Córdoba (UNC) - Editorial
Caterva - Editorial Nomos [En prensa].

***

Publicaciones

Revistas y publicaciones con referato

“Carlos Astrada frente a la tercera visita de Ortega


a la Argentina”. En Daimon. Revista Internacional
de Filosofía, n. 78, septiembre-diciembre de 2019,
Universidad de Murcia. ISSN: 1989-4651. [En
prensa].

“Humanismo y técnica. Notas en torno a La


revolución existencialista (1952) de Carlos
Astrada”. En Symploké. Revista filosófica, n. 10,
julio de 2019, pp. 66-70, Universidad Nacional de
San Martín. ISSN 2468-9777.

“Del «Año del Libertador» a la «Campaña


Echeverría»: las figuras de Carlos Astrada y Héctor
P. Agosti en la disputa por la historia nacional”. En
Monograma. Revista Iberoamericana de Cultura y
Pensamiento, n. 3, noviembre de 2018, pp. 101-
120. ISSN: 2603-5839.
http://www.revistamonograma.com/index.php/mngr
m/article/view/89
“Universidad y ethos nacional. La Reforma
universitaria de 1918 en el pensamiento de Carlos
Astrada”. En Questiones de Ruptura. Revista
interdisciplinar de las Ciencias Sociales de América
Latina, vol. 2, n°1, enero-junio de 2018, pp. 82-98.
ISSN: 2538-9645.

Capítulos de libro

“La filosofía y la vida de los pueblos. Notas para


una lectura de 'La comunidad organizada'”
[capítulo de libro]. En Giani, J. (comp). Perón. Una
filosofía política (del GOU al Kirchnerismo). Buenos
Aires: Paso de los Libres, 2017, pp. 169-181.
ISBN: 9789874058058.
“El sacrificio, debajo del ombú de la abundancia”

Autor: Daniel Santoro – Óleo 175 cm – (2013)


Lic. JUAN FACUNDO MUCIACCIA

3º PREMIO

El pensamiento estratégico del

General Juan Perón,

el último realista.

Desafíos y contingencias hacia

el futuro.

PARTE I. Pensamiento estratégico e identidad

peronista
1. Introducción

¿Por qué en cada crisis que atravesamos o en


cada acontecimiento de la política argentina
resurge con una persistencia inusitada el
pensamiento de Juan Domingo Perón? Después de
46 años de su fallecimiento sigue recorriendo la
Argentina y la región, alabado por su capacidad
intelectual y de construcción de poder como
también odiado y denostado por gran parte del
progresismo, la oligarquía y los think thanks de los
centros del poder financiero global. Nos cabe
preguntarnos a la nueva generación del movimiento
por qué es tan odiado, más allá de lo que sabemos
por lo que nos han contado a partir de experiencias
directas, mediante el trasvasamiento generacional,
o lo que hemos leído de su praxis política y su
pensamiento estratégico.
Para comenzar a recorrer ese camino, sugerimos la
siguiente pregunta: ¿cómo puede entenderse que
en un país periférico surja la potencia de una visión
propia del mundo, una síntesis socio-histórica que
representa su pensamiento en diferentes procesos
históricos? Cuando hablamos de una visión propia
de mundo hablamos del interés nacional y de la
patria, de saber lo que es conveniente o no para el
desarrollo de la nación, cómo negociar en la
geopolítica en un mundo interdependiente, para no
caer en los falsos conductores o charlatanes
formadores de opinión de los medios hegemónicos,
que históricamente nos han querido desviar del
propósito de una Argentina próspera y soberana.
En estos momentos, donde el régimen neoliberal
modela la subjetividad del planeta entero, es
necesario proyectar hacia el futuro el pensamiento
de Perón, resguardándonos de caer en el
sectarismo sin sentido que responde a la lógica del
adversario y así ser amplios para poder potenciar y
expandir la identidad política y cultural que nos ha
caracterizado siempre.
Cuando hablamos del General Perón como el
último realista nos queremos remitir a distintas
dimensiones de su pensamiento y acción: una,
identificada en la concepción de la grandeza de la
nación y la felicidad del pueblo argentino. No es un
eslogan barato que repetimos sin sentido,
básicamente porque se sabe fue una realidad y se
ha convertido en una lucha constante del pueblo
argentino. En segundo lugar, la dimensión del
pensamiento estratégico en la política internacional,
dado que ahí se caen todos los velos y se ve
realmente quién es cada uno en la relaciones de
poder. Juan Perón pensaba y actuaba como un
realista defendiendo los intereses de la patria y del
Estado argentino en una coyuntura internacional
extremadamente delicada, donde había vencedores
y vencidos y donde los países dominantes
subyugaban a los demás mediante las políticas
imperiales, tanto en el Oeste como en el Este. La
construcción de autonomía de los centros de poder
mundial, gracias a tener una visión propia del
mundo y defender los intereses del país, tuvo un
costo y llevó a ese desenlace trágico: sangre
hermana derramada y 18 años de exilio de una de
las mentes más brillantes que han surgido de
nuestro continente, un lujo que solo la Argentina se
puede dar.
Cuando los dogmas caen cuando las recetas
magistrales nos llevan al caos organizado resurge
un eco en algún rincón de la patria, donde resurge
con fuerza nuestra forma de mirar el mundo desde
el pensamiento de Juan Domingo Perón.
Intentaremos esbozar mediante el análisis del
pensamiento de Perón y sus fuentes la vigencia de
la comunidad organizada ante el caos organizado
que propone el régimen neoliberal a nivel global,
entendemos que todavía tiene una potencia
trascendental para pensar soluciones en un mundo
convulsionado, fragmentado y cada vez más
complejo.
Más allá de esa triste dicotomía entre quienes dicen
ser su reactualización constante (y no lo nombran)
y entre quienes son cooptados por el régimen
neoliberal sin pensar en el interés nacional, siempre
resurge en el sentido común de nuestro pueblo la
misión de pelear por sus derechos y ampliarlos más
allá del poder de turno. Este sentido común
colectivo fue asentado por y responde al
pensamiento estratégico de Perón, se hizo carne
en el subconsciente del pueblo argentino y lo
impulsa en cada pelea por una causa digna y,
especialmente, justa.
Por último, queremos retomar una dimensión
fundamental: el haber construido una doctrina que
sustenta ese sentido común que atraviesa a las
grandes mayorías del pueblo argentino; doctrina
que va desde las tres banderas hasta la concepción
de la política como herramienta para transformar la
realidad mediante la democracia social.
Si volvemos a nuestra pregunta inicial, podemos
apreciar que nuestra reflexión proyecta una
temporalidad que no se aferra únicamente al
pasado glorioso ni a las crisis del presente. Si
volvemos a interrogarnos sobre el pensamiento
estratégico de Perón es para poder transmitirlo a
las nuevas generaciones, porque reconocemos que
ése es el desafío de enorme envergadura que nos
cabe asumir. A realizar un pequeño aporte en esa
dirección, dedicamos el siguiente trabajo.

2. Introducción a las tres banderas del


justicialismo

Las tres banderas del justicialismo son del pueblo,


porque ellas representan la libertad y la justicia
por las que los pueblos han luchado siempre.
Hemos luchado y hemos trabajado por la felicidad
común
y la grandeza de la Patria,
haciendo todo lo que el pueblo quiere
y sirviendo a un solo interés, el del pueblo.
Discurso de Perón al Cabildo Abierto, 2 de agosto de
1951.

Por eso nosotros hemos luchado sin descanso para


imponer la justicia social
que suprimiera la miseria en medio de la abundancia;
por eso hemos declarado y realizado la independencia
económica
que nos permitiera reconquistar lo perdido y crear una
Argentina para los argentinos,
y por eso vivimos velando porque la soberanía de la
patria sea inviolable
mientras haya un argentino que pueda oponer su
avance
a toda prepotencia extranjera.
Perón, Juan Domingo. La hora de los pueblos,
Buenos Aires, Ediciones Argentinas, 1973.

Los núcleos conceptuales centrales de la Doctrina


Peronista son las “tres banderas” y la unión
nacional. Son conceptos simples, populares, pero
tienen particular significación si se las observa en
su articulación interna. Perón creía que la
soberanía política había sido expresada por
primera vez en nuestro país con el yrigoyenismo.
Sin embargo, a este movimiento le había faltado la
segunda bandera, la de la independencia
económica, sin la cual no se puede llegar a la
tercera, la de la justicia social. Por otro lado, al
carecer de herramientas eficaces para controlar el
rumbo de la economía nacional, la soberanía
política fue erosionándose hasta llegar finalmente a
1930, cuando el Golpe de Estado acabó
derrumbando al gobierno radical. La enseñanza es
bastante clara: ninguna de las tres banderas puede
existir mucho tiempo sin las otras.
Cuando desde el justicialismo decimos que
queremos una patria libre, justa y soberana
decimos que esas tres banderas son las banderas
de la nacionalidad, porque no puede haber una
patria formada por patriotas si no existe la justicia
social, y no puede haber una patria políticamente
soberana mientras nosotros no creemos dentro de
ella la independencia económica por medio del
trabajo, que acumula la riqueza argentina y nos
permite cortar la columna de la recolonización
vigente en nuestros días. Ninguna nación puede
proclamarse políticamente soberana mientras no
realice, hasta los últimos extremos, su
independencia económica.
Tenemos independencia económica cuando las
grandes decisiones que fijan el rumbo de nuestra
economía son tomadas a favor de las necesidades
de nuestro pueblo y desde el interés nacional. De
este modo, no estaremos limitados en el disfrute de
nuestra riqueza sino que esta será repartida entre
todos los habitantes de acuerdo con su esfuerzo.
Cada uno de ellos será soberano de su propio
destino, ya que tendrá la capacidad económica y
moral para tomar las decisiones que considere
adecuadas para lograr su felicidad, la de su familia
y la comunidad que habita. Será también, de una
manera directa o indirecta, el forjador de la
grandeza de la Nación.

En su versión original (el del primer peronismo de


1945 a 1955), las tres banderas significaron la
expresión de un proyecto popular que se constituía
desde el Estado en oposición al proyecto político
oligárquico que había construido durante cincuenta
años un país que era precisamente el reverso
negativo de las tres banderas: la nación dependía
económicamente como una cuasi-colonia, sus
decisiones en materia de política nacional e
internacional estaban condicionadas por las
necesidades y requerimientos de una potencia
extranjera (Gran Bretaña) y la realidad social
mostraba una inequidad creciente que se
completaba con la exclusión económica y política
de sectores cada vez más amplios de la población.
El sentido y significado que expresaron las tres
banderas del peronismo fueron, de este modo,
claros e inequívocos: independencia económica
significaba lograr la industrialización nacional y el
autoabastecimiento energético nacionalizando los
rubros económicos claves en ese sentido y
favoreciendo una industrialización sustitutiva con un
rol interventor fuerte del Estado. La soberanía
política significaba recuperar la toma de decisiones
estratégicas de la nación desde y para la propia
Nación, sin tener que seguir obligadamente al
poder hegemónico británico y, en la inmediata
posguerra, al norteamericano. Este carácter
soberano de la política nacional tenía como
correlato interno la ampliación de la participación
política y la permanente apelación al voto como
respaldo de las políticas públicas.
“El General Perón pronunciando su discurso ante el
Congreso Nacional, en ocasión de la reforma de la
Constitución Nacional” - 1949

3. Nuestra Constitución Nacional de 1949. Base


formal de una nación justa, libre y soberana.

Éramos un pequeño país sometido al capitalismo


internacional
que ahogaba nuestra economía
y especulaba con el hambre de los trabajadores
argentinos.
Éramos un país sin rumbo.
Ahora el rumbo es el rumbo de la Patria, es nuestro
rumbo,
¡vamos donde queremos ir!
(…) Podemos decir, con legítimo orgullo,
que trabajando juntos hemos construido esto,
sobre la vieja Argentina injusta, vendida y traicionada
esta nueva Argentina JUSTA, LIBRE Y SOBERANA.
Gral. Perón

Hechas las aclaraciones que corresponden, ya


podemos adentrarnos en una definición más
precisa del tema que nos ocupa. El concepto
de soberanía puede entenderse de distintas
maneras según el enfoque elegido. Dentro del
ámbito de la política, la soberanía está asociada al
hecho de ejercer la autoridad en un cierto territorio.
Esta autoridad emana y reside en el pueblo, y se
debería manifiesta a través de sus gobernantes. Es
decir, los ciudadanos no realizan un ejercicio
directo de la misma sino que delegan dicho poder
en sus representantes. En resumen, la soberanía
política radica en la voluntad popular que sostiene
una organización política, la cual armoniza los
intereses individuales con los del bien general.
Si bien esta definición es adecuada a nuestros
fines, debemos realizar algunas aclaraciones. La
delegación del ejercicio de gobierno en los
representantes del pueblo es una de las
características principales del republicanismo y la
democracia demoliberal. Recordemos el artículo 22
de nuestra Constitución Nacional (inspirada en las
constituciones europeas y norteamericana), en el
cual se aclara que:

El pueblo no gobierna ni delibera sino a través


de sus representantes y autoridades creadas por
esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión
de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y peticione en nombre de este, comete el
delito de sedición.

El artículo no precisa de grandes argumentaciones


que justifiquen su existencia. Es claro que una de
las condiciones fundamentales para la existencia
de cualquier Estado Nacional es el reconocimiento
de su competencia y autoridad de gobierno dentro
de un territorio delimitado. ¿Pero qué sucede
cuando, quienes ejercen el gobierno, traicionan la
voluntad popular y el bien común de manera
deliberada y prolongada en el tiempo? En ese caso,
nos encontramos con un problema grave. El
artículo citado podría servir como justificación
constitucional para desoír las demandas populares
y ensanchar la distancia entre representantes y
representados. Ante la falta de precisiones, una
intención noble podría terminar alimentando la
injusticia social.
Para evitar el problema de la vaguedad con que se
redactan muchos de los artículos constitucionales o
las mismas leyes, la Constitución Nacional de 1949
–votada con todos los requisitos de la ley y
derogada por una proclama del golpe militar de
1955– ratifica en su Preámbulo: “la irrevocable
decisión de constituir una nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana”.
Este agregado no es menor. Por el contrario, tiene
una relevancia jurídica y simbólica fundamental
para la interpretación de todo el articulado
posterior. La frase fija un rumbo y sirve de guía a
todo un pueblo. Pero más importante aún, dota de
herramientas eficaces a quienes tienen el deber de
aplicar la Ley para que nadie que atente contra los
intereses del bien común, o use la libertad en
contra de la libertad, salga impune de su delito al
encontrar refugio “legal” en algún artículo aislado.
De esta forma, la Constitución deja de ser un
“archipiélago” con artículos separados e inconexos
para constituir un todo integral que responde al bien
común sin desmerecer las libertades individuales.
Por otro lado, en las veinte verdades peronistas,
que constituyen los principios doctrinarios básicos
de nuestro movimiento, encontramos una clara
definición de nuestra idea de democracia. En el
primer postulado se afirma que “la verdadera
democracia es aquella donde el gobierno hace lo
que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el
del pueblo”. El principio es claro y no deja lugar a
dobles interpretaciones. Este apotegma alumbra las
diferencias entre la idea de democracia “política”,
meramente formal en algunos casos, y la idea
justicialista de democracia “social”. Podemos
concluir entonces que el régimen representativo y
la delegación de la autoridad son ideas
fundamentales para la construcción del Estado
moderno, pero que aquellos que ocupen cargos de
gobierno están obligados por un mandato anterior a
la creación del Estado, que no es otro que la
voluntad popular, ya que es en el pueblo donde
reside el poder originario de nuestro sistema
político y ninguna forma de gobierno puede minar
esa potestad natural.
4. Tercera Posición y política internacional en el
Pensamiento de Juan Domingo Perón. La gran
política.

El sistema capitalista impuso su ley y se ha ufanado en


destacar sus conquistas técnicas y científicas, se ha
guardado muy bien de confesar que, aparte del empeño
de los técnicos y hombres de ciencia, todo el esfuerzo
material ha gravitado sobre las nobles espaldas de los
trabajadores y de los pueblos sometidos, a los que
jamás les han llegado, en proporción a sus sacrificios,
los beneficios de tales conquistas que, en muchos
casos, más bien han servido para la destrucción y la
muerte. El despertar de una nueva conciencia social en
marcha hace pensar que, si en la etapa industrial fue
posible la explotación del hombre y de los pueblos
sometidos al colonialismo imperialista, en la etapa
postindustrial, que ya se anuncia, no será posible seguir
con semejantes métodos y sistemas. En este 1968 ya
soplan vientos de fronda para los contumaces
reaccionarios de otros tiempos. Comienza ya “la hora de
los pueblos”, caracterizada por la liberación de las
naciones del yugo opresor de los imperialismos como
por la supresión de la injusticia social.
Perón, Juan Domingo. La hora de los pueblos,
Buenos Aires, Ediciones Argentinas, 1973.

En este período, el logro de las tres banderas del


peronismo tenía como sustrato y espacio territorial
a la República Argentina. Era, para decirlo
gráficamente, un proyecto acotado a nuestras
fronteras nacionales. Aún era posible y pensable un
proyecto nacional fuertemente autónomo, buscando
un destino nacional “en paralelo” con el de otras
naciones. Sin embargo, no pasó mucho tiempo
hasta que el mismo Perón dio cuenta de los límites
que imponían esas fronteras territoriales. Las
economías de los países sudamericanos eran
economías incompletas, es decir, estructuralmente
dependientes, por lo que ninguna de ellas podría
lograr completar todas las fases del desarrollo
económico de manera aislada. Fue entonces que
resurgió con asombrosa vitalidad la idea de unión
latinoamericana heredada de nuestros libertadores.
A nuestro origen cultural común, se le sumaba la
necesidad de complementarnos en materia
económica para lograr la independencia.
El hombre de confianza del General Justo era el
Coronel José María Sarobe, entonces maestro del
joven Perón, como él lo reconoció siempre. Será de
José María Sarobe que Perón asimilará la idea de
la alianza argentino-brasileña. Es que Sarobe había
sido agregado militar en Brasil durante el
“tenientismo” de los años 20, luego fue la conexión
entre Vargas y Justo, que tuvieron relaciones muy
íntimas, en los años 30.

(...) La posición de Estados Unidos en la Isla


Continental, similar simultáneamente a la de
Gran Bretaña frente a Europa y a la de Japón
frente a Asia, le hace convertir a éstas últimas en
su trampolín para detener la expansión del
mundo comunista en la Isla Mundial. Y a la vez
convierte desde la década del 40 a la Isla
Continental en su coto cerrado y afirma a través
del sistema Panamericano, perfeccionado en
Chapultepec, Río de Janeiro y Bogotá, su
hegemonía exclusiva. La [Organización de
Estados Americanos] será el ministerio de sus
semicolonias (...) (Methol Ferré: 38: 1971).

En su libro de 1944, Iberoamérica: mensaje a la


juventud, Sarobe sostiene la necesidad de unión de
los países del Cono Sur, afirmando que las
“economías del Brasil y de la Argentina son
complementarias en lo fundamental y es tan
importante el comercio entre ambas naciones que
se lo puede considerar el eje sobre el cual rota todo
el plan revisionista sudamericano” (Sarobe: 102:
1944). Y cierra esta idea afirmando que:

La Unión Aduanera debe comenzar por los


países vecinos. La cordillera abierta debe ser el
lema de las relaciones mercantiles entre
Argentina y Chile. El Atlántico es el océano de
más intenso intercambio y el Pacífico es el mar
del porvenir (Sarobe: 97: 1944).

La tendencia hispanoamericana era considerar más


el conjunto que a América del Sur sola. Pero en la
medida que se formulara una estrategia política, la
distinción entre América del Sur y el norte
mexicano, centroamericano, caribeño, era
inevitable. Se comprenden así las ambigüedades
de Perón entre América del Sur y América Latina.
Pero el acento es siempre puesto sobre América
del Sur. Por ejemplo, el 26 de febrero de 1946, a
dos días de las elecciones que consagraron su
victoria presidencial en Argentina, le escribía una
carta al doctor Luis Alberto de Herrera y decía:
“Hay que realizar el sueño de Bolívar. Debemos
formar los Estados Unidos de Sudamérica”
Es en un discurso de setiembre de 1951,
pronunciado con motivo del aniversario de la
independencia de Brasil y ante el recién llegado
embajador João Batista Lusardo, que Perón
propone la unión argentino-brasileña, no sólo para
ser “ejemplo de unidad”, sino “también punto de
apoyo que habrá de servir para lograr la unión del
resto de los países americanos”.
Vemos que en el pensamiento de Perón la
integración respondía a un objetivo estratégico:
hacer escuchar la voz y garantizar la autonomía de
los países latinoamericanos en un sistema
internacional crecientemente dominado por
unidades geopolíticas de tamaño continental. Así,
el Peronismo configuró una visión propia del
Mundo, un ámbito que había estado solamente
reservado para los sectores poderosos en la
política internacional. Con esto nos referimos a la
postura de una posición soberana con respecto a
las dos potencias hegemónicas que monopolizaron
la escena internacional después de la Segunda
Guerra Mundial –los Estados Unidos y la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas. La Tercera
Posición significó entonces tener un criterio propio
con respecto a temas de política internacional,
equidistantes de los dos sistemas imperiales –el
capitalismo norteamericano y el colectivismo
soviético.
Comprendiendo y siguiendo esta intuición, Methol
Ferré, aboga por un análisis geográfico de la
política y un análisis político de la geografía y
reconoce que, si han sido las grandes potencias las
que han pensado con mayor profundidad la
dimensión espacio-tiempo, debe reconocerse que
sólo “por mediación del saber de las grandes
geopolíticas, es que los Estados pequeños
[pueden] elaborar las propias” (Methol Ferré: 90:
2009). Al adoptar esta postura y recapitular sobre
los primeros geopolíticos (provenientes de
Inglaterra, Alemania y Estados Unidos), el esquema
de pensamiento de Methol-Ferré permitirá
comprender la posición que ocupa América Latina
en el espacio-tiempo mundial, en función de la
lectura de las potencias imperiales y en el marco de
la visualización de tres etapas de globalización.
Para tal fin, el autor rescata como elemento de
síntesis la noción de “Estado-Continental”:

Si la política es relación del hombre con el


hombre tomado en sus conjuntos, es siempre
relación «localizada» en espacios concretos. El
hombre es animal terrestre y político, por lo que
hace naturalmente «geopolítica», aunque sea de
modo ingenuo, no explícito. (…) El espacio sólo
es neutro en tanto no dominado por el hombre,
apenas dominado se «politiza». Las luchas y
conflictos humanos implican siempre conflictos y
desplazamientos espaciales (Methol Ferré: 90:
2009).
Siguiendo esta reflexión, podemos volver al análisis
de la tradición hispanoamericano en el
pensamiento de Perón, especialmente en lo que
concierne a la integración regional y su política de
acercamiento a los vecinos de la Región. Perón
aquí introduce una variable novedosa: delimita el
espacio de integración al bloque suramericano
mediante el ABC (Argentina, Brasil, Chile), e
incluye como variable estratégica al Brasil como eje
de aglutinación central para lograr la independencia
económica y la construcción de un Estado
Continental Sudamericano, y así afrontar los
nuevos desafíos y posibilidades en la escena
internacional a largo plazo.
Los Tratados de Complementación Económica
perseguían inicialmente interesar a los países
hermano del continente en una acción económica
común de mutua defensa como punto de partida
para una integración ulterior de mayores alcances,
con los siguientes objetivos:
A. Evitar divisiones que pudieran ser utilizadas
para explotarnos aisladamente;
B. Crear, gracias un mercado ampliado y sin
fronteras interiores, las condiciones más favorables
para la utilización del progreso técnico y la
expansión económica;
C. Para mejorar el nivel de vida de nuestros
200 millones de habitantes;
D. Para dar a Latinoamérica, frente el
dinamismo de los “grandes” y el despertar de los
continentes, el puesto que debe corresponderle en
los asuntos mundiales;
E. Para crear las bases de los futuros Estados
Unidos de Sud América.
En este sentido, el artículo “Confederaciones
continentales” (1952), Perón presenta tres ideas
núcleo que a simple vista pueden parecer básicas.
La primera: el pasaje sucesivo del nacionalismo al
continentalismo, antesala del mundialismo.
Estaríamos en la era de los Continentalismos. Y en
efecto esta consigna se ha repetido
incansablemente en Argentina cuando se analiza la
perspectiva de Perón, pero nunca se ha hecho en
medio siglo el menor estudio de su génesis y
fundamento. Quedó en estribillo o mero eslogan. La
segunda idea: la necesidad de un “núcleo básico de
aglutinación”, que fuera “base operativa
polifacética” para el proceso de unificación
latinoamericano, o más bien suramericano. Y que
ese “núcleo básico” estuviera constituido por
Argentina, Brasil y Chile. El nuevo ABC:

(...) La unidad comienza por la unión y ésta por


la unificación de un núcleo básico de
aglutinación... El signo de la Cruz del Sur puede
ser la insignia de triunfo de los penates de la
América del hemisferio austral. Ni la Argentina, ni
Brasil, ni Chile aisladas pueden soñar con la
unidad económica indispensable para enfrentar
un destino de grandeza. Unidas forman, sin
embargo, la más formidable unidad a caballo
sobre los dos océanos de la civilización
moderna. Así podrían intentar desde aquí la
unidad latinoamericana con una base operativa
polifacética con inicial impulso indetenible.
Desde esa base podría construirse hacia el
Norte la Confederación Sudamericana,
unificando en esa unión a todos los pueblos de
raíz latina. ¿Cómo? Sería lo de menos, si
realmente estamos decididos a hacerlo. Si esta
confederación se espera para el año 2000, que
mejor que adelantarnos, pensando que es
preferible esperar en ella a que el tiempo nos
esté esperando a nosotros (Perón: 246: 1952).

Sin embargo, por una convergencia de signos, en


especial con la otra exposición clave de Perón, “La
Integración Latinoamericana”, a pesar de la
importancia que le da a la participación de Chile,
surge con claridad que lo esencial es la alianza
argentino-brasileña, al punto que afirma que sólo
ésta es el “principio de triunfo” de la política
latinoamericana. Esto no deja de ser una novedad
radical: señalar el camino principal para que exista
una “política latinoamericana”. Extrapolándola,
sería algo así como descubrir que sin la unidad de
Francia y Alemania no sería posible la unidad
europea. Eso es lo que significó y significa para
nosotros lo vislumbrado por Perón sobre la alianza
Argentina-Brasil. Estas dos ideas del artículo
“Confederaciones continentales” son las que más
nos importan rescatar para lo que sigue:

Ni Argentina, Brasil o Chile aislados pueden


soñar con la unidad económica indispensable
para alcanzar un destino de grandeza. Unidos
forman, sin embargo, la más formidable unidad a
caballo de los dos océanos de la civilización
moderna…Desde esa base podría construirse
hacia el norte la Confederación
Sudamericana…Unidos seremos
inconquistables; separados, indefendibles
(Perón: 247: 1952).

Vemos, entonces, que en el pensamiento de Perón


la integración responde a un objetivo estratégico:
hacer escuchar la voz y garantizar la autonomía de
los países latinoamericanos en un sistema
internacional crecientemente dominado por
unidades geopolíticas de tamaño continental. Los
Golpes de Estado orquestados desde Washington
contra los gobiernos populares de Latinoamérica,
sumados a la asfixiante presión del capitalismo
internacional, vinieron a corroborar las tesis de
Perón sobre la necesidad de la unidad
sudamericana, y lograron detener por algún tiempo
el proceso de integración regional que lideraba la
Argentina justicialista.

5. La Tercera Posición como identidad política

A nuestro criterio, la afirmación de la Tercera


Posición, enunciada en plena Guerra Fría entre los
dos grandes Estados Continentales, los Estados
Unidos y la Unión Soviética (y para dar una
precisión, en el tiempo de la guerra localizada de
Corea), fue lo que hizo que los Estados Unidos
obstaculizaran el intento del Nuevo ABC. No podían
permitir el surgimiento de una tercera vía en su
retaguardia. Por el contrario, con el derrumbe de la
URSS, no hubo oposición norteamericana al
surgimiento del Mercosur, preparado por la alianza
argentino-brasileña en términos de radical
reafirmación democrática-liberal.
Por eso, es fundamental una vez más volver sobre
este concepto: ¿Es la Tercera Posición una
posición ideológica centrista, como la han llamado
en algunas partes? No, es una posición ideológica
que está en el centro, a la izquierda o a la derecha
según los hechos. Obedecemos a los hechos, es
decir: nosotros creemos que no somos una causa
sino una consecuencia de los hechos. Esta
posición abre un amplio campo del pensar
estratégico y sobre la cuestión de la conducción
política.
Este carácter “realista” y no ideológico-sectario
para expresar la acción de gobierno es el
reconocimiento del privilegio del carácter táctico de
las lecturas de fondo estratégico, con sus centros
de fuerzas constantes, por sobre las ideologías
abstractas y transhistóricas. Era esta lectura
táctico-estratégica a la que Perón trataba de
mantener permanentemente actualizada, tanto a
nivel nacional como internacional. Y esta misma
movilidad defendida por el conductor es la que nos
obliga a actualizar las formas de ejecución de la
doctrina peronista.
La Tercera Posición es, además, y como dijimos,
una necesidad geopolítica para no ser arrastrados
por la dinámica empobrecedora liderada por las
potencias o, podríamos agregar hoy, por la
dinámica empobrecedora del sistema capitalista
global. Pero el objetivo no deja de ser el mismo: la
afirmación de la soberanía nacional que necesita
de su autoconciencia. Allí reside la clave
hermenéutica de la doctrina peronista.

En el antiimperialismo del Tercer Mundo está,


lógicamente, la tercera posición. La evolución de la
humanidad ha ido hacia integraciones mayores: del
hombre a la familia, la tribu, el estado primitivo, el
estado feudal y la nacionalidad. A nosotros nos ha
tocado la etapa del continentalismo. Y es posible
que nuestros nietos o bisnietos lleguen a la futura y
última integración, que es el universalismo como
aspiración de una humanidad realizada.
Para acompañar el proceso evolutivo de la
humanidad, la base de nuestra actuación ha de ser
la defensa de la soberanía, con tanta mayor
energía, cuanto mayor sea quienes intenten
desconocerla, porque despreciamos a los hombres
y a las naciones que se levantan ante los débiles y
se doblegan ante los poderosos. La fórmula de
nuestro gobierno se concreta por lo tanto así: en lo
interno, el respeto absoluto a la esencia de nuestra
tradición y nuestras instituciones, elevación
progresiva de la cultura, en todos sus aspectos, y
mejoramiento económico de todos los habitantes.
En lo externo, mantenimiento inquebrantable, firme
e intransigente de nuestra soberanía y
cumplimiento sincero de nuestros compromisos
internacionales con los pueblos del mundo.
El General Perón y su esposa Eva Duarte junto a participantes
del 1º Congreso Nacional de Filosofía de 1949

PARTE II. Contingencias y desafíos hacia el


futuro

6. La Comunidad organizada frente al caos


organizado que propone el régimen neoliberal.

El mundo actual tiene un riesgo, una tristeza


individualista que brota del corazón cómodo y
avaro: el consumismo, esa búsqueda de placeres
superficiales. Cuando la vida interior se clausura en
los propios intereses ya no hay espacio para los
demás, ya no entran los pobres, ni se goza la
alegría del amor, no palpita el entusiasmo de hacer
el bien.
En la “Comunidad Organizada”, Juan Domingo
Perón reflexiona sobre la profunda crisis que
atraviesa la humanidad. Se explaya sobre la
importancia de restablecer la paz entre los valores
espirituales y el progreso material proporcionando
al hombre, nuevamente, una visión certera de su
realidad y una misión que cumplir en la Historia.
La gran pregunta que surge es: ¿Construiremos
una comunidad organizada donde nadie se realiza
si la comunidad no se realiza, o iremos a una
sociedad donde predomine la individualidad egoísta
del sálvese quien pueda donde “el hombre sea lobo
del hombre”?
Creemos que el horizonte ya se encuentra
determinado en la búsqueda de la felicidad del
propio hombre. Si bien aquello suena
intrínsecamente egoísta, no debemos entenderlo
así, ya que la única forma en que se puede lograr la
felicidad individual es, precisamente, a través de la
felicidad colectiva. No obstante ello, el camino
hacia la felicidad del hombre, es decir, hacia la
felicidad del pueblo, se halla condicionada por el
cumplimiento de ciertas condiciones: una de ella es
la unión. El hombre sólo se realiza en comunidad.
Pero esta comunidad debe tener un punto que
permita la cohesión y así lograr la solidaridad entre
quienes la integran. De eso se trata, de una unión
consolidada a través de la solidaridad entre
compañeros y compañeras dotada de los mismos
valores que, a su vez, permiten la identificación
entre ellos, generando un sentimiento de lealtad. La
siguiente condición es la libertad. El hombre no es
una personalidad libre hasta que aprende a
compartir y respetar su libertad con la del prójimo.
Por eso el hombre sólo es libre dentro de una
comunidad. El individuo se significa y acentúa sus
valores en la comunidad. A esto le sigue la verdad:
la comunidad en su conjunto, afirmando una verdad
sólida, puede enfrentar cualquier adversidad,
incluso el cambio más dramático que existe.
Lo fundamental, en todo caso, para toda acción son
los valores: se necesita una homogeneidad de los
valores que serán brindados a la sociedad a través
de la educación, porque tanto los valores morales
como los éticos son los que permitirán,
consecuentemente, el surgimiento de una
conciencia colectiva que determine que aquellos
que más poseen cedan, un poco, hacia los que
menos tienen, para así estimular el progreso de los
más rezagados. Al mismo tiempo, acompañado con
la fe los hombres y mujeres nos alimentamos de fe
pero ya no nos sirve una simple creencia. Hay que
construir un estado permanente de misión.
En paralelo, desde el punto de vista político de las
nuevas generaciones, existen dos condiciones sin
las cuales no podemos emprender el camino hacia
la superación: la unidad de concepción y la unidad
de acción. Dicho en otras palabras, debemos tener
coherencia en nuestra conducta y abogar por que
haya correlación entre los medios que utilizamos
día tras día y nuestro objetivo final, que no es otro
que la grandeza de la nación y la felicidad del
pueblo que habita nuestro suelo.
Por ello, cada nueva generación tiene un mandato
ético, y es preciso que nos involucremos con la
causa que nos convoca. Es fundamental no perder
el contacto con la realidad y con el sentir de
nuestros compatriotas, de otro modo nos
convertiremos en nómades sin raíces, presos de la
insatisfacción propia de aquel que no conoce su
origen.

7. Comunidad y militancia son mandatos éticos

Aquí llegamos a un punto nodal de nuestro


argumento, que es la comunicación entre las
conducciones y la sociedad. Para que ésta sea
genuina, debemos persuadirnos de la importancia
de nuestro rol como militantes. Somos los militantes
la herramienta trascendental para generar el
constante movimiento desde arriba hacia abajo y
desde abajo hacia arriba. De esa manera, se
involucra, acompaña, fructifica y festeja. La
comunidad debe adelantarse, tomar la iniciativa sin
miedo, buscar y llegar para incluir a los excluidos.
Esta fluidez permitirá que, por un lado, se conozcan
las necesidades de los estratos más marginales y,
por el otro, los lineamientos planteados desde la
conducción. La palabra está dotada de
potencialidad, es eficaz a su manera y, de formas
muy diversas, suele superar nuestras previsiones y
romper nuestros esquemas.
Detrás de una economía que fragmenta toda
cohesión social en favor de la especulación para
maximizar el interés de grades élites financieras, se
esconde el rechazo de la ética, que es mirada con
desprecio. Eso sucede porque ella relativiza el
dinero y el poder –es demasiado humana– y
condena la manipulación, junto con la degradación
de la humanidad y el caos organizado para el
saqueo de nuestras sociedades. Por tal motivo no
puede sino sentirse como como una amenaza para
los centros de poder. En definitiva, la ética tiene
una respuesta comprometida que es totalmente
opuesta con los principios del mercado. La ética
crea un equilibrio y un orden social más humano.
Recordemos que Juan Domingo Perón decía que la
ética se enfrenta con el mundo exterior e intenta
perfeccionar los módulos de la propia existencia. La
ética culmina en la política. Esto quiere decir que
cada hombre acepta su papel en la sociedad
observando cómo se relaciona con el resto, y
mediante este ejercicio es que cobra sentido su
vida, que también depende de la educación que
recibió y la conformación del clima social. La
diferencia entre una sociedad victoriosa en lo social
respecto de aquella que se encuentra en el
desorden, es el grado de ética poseído. El grado de
ética permitirá hacer glorioso el triunfo y soportable
el fracaso. El progreso está en absoluta relación de
dependencia con el grado ético alcanzado. Este
establece la moral de las leyes y la capacidad de
interpretarlas sabiamente.
El consumo desenfrenado, unido a la desigualdad,
es doblemente dañino a la comunidad porque la
desigualdad genera violencia que no se resolverá
con la fuerza armamentista sino que engañará a
aquellos que reclaman mayor seguridad. Ya
sabemos que las armas crean nuevas y peores
soluciones. Quienes culpan a los pobres pretenden
soluciones con una educación que los tranquilice
convirtiéndolos en seres domesticados e
inofensivos.
El proceso de secularización reduce la fe y deforma
la ética, así como relativiza la verdad. La
consecuencia de este proceso orquestado desde el
poder económico y político para mantener el status
quo es la desorientación, el caos organizado, que
afecta sobre todo a la juventud, la cual es más
vulnerable a los cambios.

8. Ante la incertidumbre sistematizada, nuestros


valores.

Para contrarrestar la ofensiva de la incertidumbre


constante es necesaria una educación que enseñe
a pensar críticamente y que ofrezca un camino de
maduración de valores. En los tiempos que corren,
donde la novedad y lo urgente se imponen sobre lo
trascendental y lo importante, hablar de valores se
hace una tarea cuesta arriba. Desde la revolución
industrial hasta nuestros días existe una amenaza
constante que presenta sus terribles consecuencias
desde hace varias décadas. Esta amenaza consiste
en que el progreso técnico no vaya acompañado,
de manera proporcional, con el progreso de la
educación de los pueblos. Debemos defender como
bandera que el progreso técnico esté al servicio de
la humanidad y no la humanidad al servicio del
progreso. Con un avance proporcional de cada
espacio que le permita a cada hombre y a cada
mujer identificar su propia proporción ante el bullicio
creciente de lo circundante.
Perón marcó que la diferencia entre una sociedad
victoriosa en lo social frente aquella que se
encuentra en el desorden se vislumbra en el grado
de ética poseído. “Este grado permitirá hacer
glorioso el triunfo y soportable el fracaso.” (Perón:
23: 2012).
Si esto no ocurre, nos encontraremos con la
peligrosa “insectificación” del hombre, que es la
estimación de él en sí mismo. Algo que contribuye
a la aparición de la insectificación es la ausencia de
categorías morales. Esto genera en los hombres
una progresiva pérdida de confianza y un progreso
paulatino del sentimiento de inferioridad ante el
gigante exterior. Hacia esto nos ha llevado el
materialismo intransigente, que llegó con el
progreso bajo su ala y acabó logrando que en no
pocas ocasiones el hombre se sienta minúsculo,
creando en él “resentimiento”. A esto, los
existencialistas hicieron bien en llamarlo “náusea”,
náusea hacia lo moral, a la vida común, a las leyes
y los procesos de la historia. Pero vemos que tiene
su razón –histórica antes que existencial– de ser.
El progreso depende del grado ético alcanzado por
la comunidad, porque establece la moral de las
leyes y permite interpretarlas sabiamente. Por otro
lado, hay que señalar que la sociedad material sirve
a que los individuos acepten pacíficamente su
eliminación como un sacrificio, incluso en aras de la
comunidad. Pero en la sociedad global
mercantilizada no hay lugar para la sociedad que
queremos, donde no sirve esa suma de ceros
impuesta por la moral sacrificial: esa suma siempre
da ceros. Lo que caracteriza a las comunidades
sanas y vigorosas es el grado de sus
individualidades y el sentido con el que se disponen
a engendrar lo colectivo. A este sentido de
comunidad se llega desde abajo, no desde arriba,
se alcanza por el equilibrio, no por la imposición. La
diferencia entre una y otra es que, mediante la
imposición, no se dan formas naturales de
evolución, mientras que a través del equilibrio
surgen razones de supervivencias que tienden a
generar evolución.

Existen dos grandes desvíos en la sociedad, uno es


el individualismo amoral que nos lleva hacia el
egoísmo, es decir, a estados inferiores de
evolución. Y por otro lado está la involución que
surge de esa interpretación de la vida que intenta
despersonalizar al hombre en un colectivismo
atomizador. El hombre debe entender que es el
portador de los valores máximos pero debe serlo
humanamente, es decir, sin ignorancia. Sólo así
podremos partir del yo vertical hacia un ideal de
humanidad compuesto por una suma de
individualidades con tendencia a un continuo
perfeccionamiento. La plena realización del yo se
halla en el bien general.
A través del tiempo se van sustituyendo las formas
de vida pero nuestro objeto, como peronistas, sigue
siendo el mismo: el hombre y su verdad. Sin
embargo, lo trascendental del pensamiento
democrático, tal como lo entendemos, está todavía
en pie como una enorme posibilidad en orden al
perfeccionamiento de la vida. En este momento
atravesamos una crisis que es netamente
materialista. Hay demasiados deseos insatisfechos
porque la cultura moderna nos ha hecho posar los
ojos en los derechos y no en las obligaciones. Ha
descubierto lo que es bueno poseer mejor que el
buen uso que se ha de dar a lo poseído o a las
propias facultades.
La comunidad a la que debemos aspirar es aquella
donde la libertad y la responsabilidad son causa y
efecto de que exista una alegría, que ha de ser
fundada en la persuasión de la dignidad propia.
Una comunidad donde el individuo tenga realmente
algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y
no sólo su presencia muda y temerosa (o
temblorosa). Debemos como comunidad lograr la
armonía entre nuestro ideal y lo material. En tal
régimen, la libertad no es una palabra vacía: se
proyecta y materializa en la suma de libertades, en
el estado ético y en la moral.
Lo que nuestra filosofía intenta restablecer, al
emplear el término armonía, es cabalmente el
sentido de plenitud de la existencia. Apuntamos a
que “el nosotros” se realice y perfeccione en el yo,
porque la sociedad evolucionada deberá ser una
comunidad de bien, es decir, deberá ser una
sociedad que se realice como tal en la medida en
que cada hombre que la integra pueda también
realizarse individualmente en ella.

9. El pacto histórico con la Patria y el futuro de


la soberanía nacional.

El momento actual está definido por los modos en


que los liberales y globalistas han impuesto su
modelo hegemónico de poder, momentáneamente.
Para ello han utilizado diferentes tipos de
argumentos y prejuicios, para mantener dividido
cualquier movimiento que intente construir una
política independiente o de emancipación por fuera
de su influencia.
Por lo tanto, debemos volver a las fuentes del
Pensamiento Gral. Perón de forma prospectiva,
proyectándose hacia el futuro mediante la unidad
de las fuerzas sociales y políticas bajo la justicia
social y la soberanía política en la ardua batalla por
nuestra autonomía respecto de los poderes
globales.
Teniendo en cuenta esto, debemos recuperar el
concepto de pacto histórico, que surge de Gramsci.
Desde el punto de vista del intelectual italiano, el
pacto patriótico como tal no depende de la política
o de la economía sino que es un pacto
históricamente determinado. Vale decir, si el
intelectual celebra un pacto histórico con el
liberalismo, entonces trabaja para la ideología
liberal. Si el intelectual pacta con el movimiento
nacional y popular, independientemente de su
origen político o económico, entonces el intelectual
puede estar al frente de procesos políticos y
económicos emancipadores. Allí la clave de la
responsabilidad intelectual que todos debemos
asumir.
La conciencia del hombre hace su elección por
fuera de la política y la economía, luego el
intelectual hace un pacto que no depende de un
Partido ni de una base económica. Diríamos, una
elección casi religiosa; quien elige el capital y el
liberalismo, le sirve en carne y en espíritu, sin
importar donde esté y quien lo patrocine; si eligió el
movimiento nacional y popular, comienza a recrear
el movimiento mediante el pensamiento de Perón, y
donde sea que esté, sin importar las condiciones,
estará trabajando contra el capital global y el
liberalismo.
Siguiendo esta línea, creemos que es importante
volver a pensar nuestra identidad como región en
los términos de un sistema valores opuestos a la
dominación y a la posmodernidad. Dijo el filósofo
francés Alain de Benoist:
“(...) No importa si hay apoyo y representación
partidaria o si hay dinero, si celebramos un pacto
histórico con la tradición y nuestra identidad
como intelectuales. Luego trabajaremos en
revistas, difusión, haremos películas, y
crearemos poemas, reflejando dicho pacto
histórico y con el tiempo conquistaremos algún
éxito. (...)” (Benoist: 39:2018)

Teniendo en cuenta esto, el pacto histórico con


nuestra identidad es lo decididamente importante,
dado que es la condición de posibilidad para
recrear, desde nuestro compromiso intelectual y
militante, el movimiento de emancipación y
proyectando el pensamiento de Perón mediante la
acción política. Cómo lo comunicaremos no es
importante. Un periodista escribirá un artículo o
ensayo, algún funcionario lo tendrá en cuenta al
tomar decisiones, una acción política en la
comunidad, un director hará una película. En el
interior de este pacto está nuestra dignidad
intelectual y espiritual como Nación.
Otro intelectual, en este caso ruso, ha reflexionado
sobre la esencia de la soberanía como soberanía
del espíritu, o soberanía intelectual.

“(...) Por que en la mente, más precisamente en


el espíritu del hombre, está la instancia donde se
presenta una posibilidad de tomar o no una
decisión libre (...) Este es precisamente el
fundamento de la soberanía, porque soberanía
es libertad de decisión (...)” (Dugin: 33: 2018)
La esencia de la soberanía radica en que no exista
otra instancia por encima de nosotros que tome la
decisión en sus manos. Si espíritu de los hombres
que ocupan roles de responsabilidad en la
sociedad, en el Estado y en las instituciones no es
libre, entonces sus decisiones tampoco lo serán.
No se puede hablar de soberanía si estamos
controlados o manipulados por alguien o por algo;
si no somos libres, entonces no podemos ser
soberanos.
La soberanía es algo espiritual y, por eso, nunca
podrá ser algo estrictamente individual. Sin
identidad colectiva no es posible tomar una
decisión soberana. Por esta razón hablamos de
comunidad organizada y la vinculamos con la gran
política internacional en los lineamientos centrales
de nuestro ensayo.
En este sentido, el proceso de (pos) globalización
actual, la hegemonía liberal global, excluye la
soberanía como concepto de todos los manuales
políticos, puesto que en la nueva configuración del
mundo nadie es soberano, en ninguna sociedad y
en ningún Estado. Estas es, justamente, la exacta
definición de la otra cara del liberalismo, del
globalismo y del mundialismo: el proceso de des-
soberanizacion, liquidación de la soberanía que ya
era una idea central desde Adam Smith, que
criticaba el Estado nacional como regulador del
comercio internacional.

Por el contrario, el Estado nacional, la organización


y la comunidad, son todas identidades colectivas
que deben ser defendidas y sostenidas a través de
las generaciones. La globalización, por el contrario,
comienza con la destrucción de la soberanía
espiritual, intelectual y de la comunidad, afirmando
que existen valores universales. Todos los valores
universales son instrumento para la destrucción de
la identidad y la soberanía. Se trata de imponer una
pretendida universalidad en lugar de llegar a ella
por medio del diálogo entre civilizaciones o
comunidades.
La soberanía hoy cobra un aspecto muy concreto,
la lucha entre dos concepciones del mundo. ¿Cómo
se manifiesta esa lucha de los poderes
concentrados a nivel global, que intentan imponer
su agenda a todos los pueblos?

(...) reduciendo su soberanía a cero, a través de


la economía y de la técnica (que no es neutral es
metafísica) y a través de la política liberal con
creación de instituciones supranacionales
internacionales que limiten el margen de decisión
de las civilizaciones, de los pueblos, de las
tradiciones y de las sociedades, imponiéndoles
los valores de una minoría que deviene absoluta
(Dugin: 39: 2018).

Hablar de estar a favor del Estado nacional y el


pueblo es un crimen según los liberales, y los
globalistas lo enmarcan en argumentos fascistas o
populistas para no dar la discusión en cuestiones
estratégicas. Y esto resulta una estrategia bastante
eficaz para un público no informado. Si aceptamos
esta censura, estos artilugios discursivos, todos
vamos perdiendo nuestra identidad, nuestra
soberanía, y somos de a poco reducidos a
individuos en soledad sin pertenencia ni identidad.
Digámoslo: lo que se busca es atacar la soberanía
como acción legítima de los pueblos para
profundizar el proceso de destrucción de los
Estados nacionales y completar el anhelado
proyecto de una sociedad civil global.

“El General Perón participando del


1º Congreso Nacional de Filosofía” - Mendoza, 1949

10. La actualidad del pensamiento estratégico


de Perón. Un programa de integración y
desarrollo frente al liberalismo global.
Los países hoy buscan mejorar sus posibilidades
de inserción y al mismo tiempo aplacar los efectos
negativos de la globalización a través de la
constitución de bloques regionales con proyección
hacia Estado-Continentales, en donde se
compatibilizan intereses y se multipliquen políticas
de desarrollo productivo. El peso que tienen los
países europeos en los asuntos mundiales no
depende ya de su existencia como naciones sino
de su organización “comunitaria” en Europa.
Para el caso argentino, nuestra soberanía política
se verá claramente aumentada en la medida en
que los bloques regionales en América del Sur se
fortalezcan y expandan, pasando de ser mercados
comunes a ser verdaderas comunidades de
naciones sudamericanas con objetivos comunes en
materia de política exterior, de política social,
económica y cultural.
La creación de la UNASUR en 2008 resultó un
nuevo y significativo paso en el proceso de
integración, al tiempo que implicaba el
reconocimiento de Sudamérica como un espacio
geopolítico con identidad propia. Se creó un nuevo
ámbito para el diálogo político, la integración
económica, el desarrollo de infraestructura regional
y la cooperación en materia de seguridad en una
región del mundo que abarca más de 17.000.000
de kilómetros cuadrados y 390 millones de
habitantes; que cuenta con enormes recursos
naturales (un tercio del agua dulce del planeta, el
20% de las reservas comprobadas de petróleo y el
12% de la tierra cultivable); y que posee una
significativa potencia industrial y tecnológica. Entre
las iniciativas más importantes desarrolladas en
este ámbito, cabe destacar a IIRSA, para la
planificación y financiamiento de proyectos de
infraestructura críticos, y el Consejo de Defensa
Sudamericano, espacio de cooperación en materia
de seguridad internacional. UNASUR nos marcó y
marca, más allá del momento actual de retroceso
en la región, un camino a retomar para el necesario
fortalecimiento del continentalismo.
Soberanía política significa hoy, por lo tanto,
retomar la identidad nacional pero desde esta
perspectiva geopolítica estratégica, que ya
vislumbró Perón en los años ’50: un territorio que
en términos físicos y simbólicos se extiende mucho
más allá de nuestras fronteras nacionales. Este
Estado nacional fortalecido deberá ser recreado y
sostenido por una estrategia de inserción siguiendo
ciertos lineamientos del pensamiento del Gral.
Perón con sus actualizaciones respectivas. La
política es la condición para defender el Estado
nacional de las presiones de los poderes
constituidos en la actual globalización totalizadora.
La integración, entonces, no es únicamente un
ejercicio retórico o sentimental, sino una respuesta
indispensable a los desafíos planteados por la
realidad. Si no nos integramos, seremos meros
juguetes del destino de los poderes globales, nunca
sus protagonistas. Alcanzar mayor capacidad de
decisión autónoma requiere ampliar nuestros
mercados, haciéndolos más atractivos para la
inversión y permitiendo la integración de cadenas
de valor; potenciar el desarrollo científico y
tecnológico; desplegar capacidades conjuntas para
la defensa; vincular nuestras sociedades; coordinar
nuestras políticas exteriores: en suma, integrarnos.
Por ello podemos afirmar que la integración es el
nuevo nombre de la soberanía.
Como se ve, a pesar de todo, mucho se ha
avanzado desde 1945, y resta mucho por hacer. En
cuanto a nuestra inserción internacional, sin
embargo, los caminos posibles –hoy como ayer–
son claros: podemos optar por un sendero
individualista, que a cambio de aparentes
beneficios inmediatos nos condene a la
irrelevancia, o podemos elegir el camino largo y
trabajoso de la integración, único posible para
defender la soberanía política, contribuir a un
sistema internacional más justo y mejorar la vida de
nuestro pueblo.
Quizás, el estar experimentando un momento
histórico adverso permita que un arco de actores
sociales, políticos, económicos, confesionales, de
la cultura y de las más variadas identidades y
diferentes orígenes coincidan en un ideario
revigorizado, en donde justicia social,
independencia económica y soberanía política sean
ya mucho más que el patrimonio exclusivo de un
Partido para pasar a ser el nuevo acuerdo fundante
de un Proyecto Nacional (y por qué no, regional).
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José María Sarobe, Ibero América. Mensaje a la


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1944.

Lic. Juan Facundo Muciaccia

ANSES, Ciudad de Buenos Aires

Gestión
Analista de Recursos Humanos Avanzado en la
Dirección General de Recursos Humanos.
2009 –actualidad.
Planificación de propuestas para reformulación y
modificación del Convenio
Colectivo de Trabajo de la ANSES 305/98 “E”.
2012-2017.
Participación en la reestructuración escalafonaria
de la administración de la seguridad social
(ANSES) en el marco de la modificación de la
carrera administrativa mediante la COPECA
(Comisión permanente de carrera). Colectivo de
Trabajo de la ANSES 305/98 “E” 2011- actualidad.
Agente de Gestión de la regularización Dominical
en la administración IVC (Instituto de la Vivienda de
la Ciudad). 2007-2009.
Coordinador de equipo de trabajo y circuito de
Formación política centralizada a las seccionales
Provinciales y delegaciones Generales .En el
marco del CIPER en el Consejo Directivo Nacional
de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN).
2014- actualidad
Coordinador del Área de Formación Político–
Sindical de la Secretaria de Juventud de UPCN,
Seccional Capital Federal de Empleados Públicos
Nacionales y del Gobierno de la Ciudad de Buenos
aires... 2012-2014

Docencia
Docente de metodología de estudio en UNTREF
virtual en convenio con la Universidad de La Punta
(San Luis) modalidad a distancia. Desde 2018 a la
actualidad
Integrante del seminario de Formación y
actualización política. La tercera posición en el
siglo XXl de la Escuela de Formación Sindical de
UPCN Seccional Capital Federal Empleados
Públicos Nacionales del Gobierno de la Ciudad de
Buenos aires. 2013-2015
Coordinador de panel en el XII Congreso
Nacional de Ciencia Política, simposio de
Integración Regional organizado por la Sociedad
Argentina de Análisis Político y la Universidad
Nacional de Cuyo, Mendoza, 12 al 15 de agosto de
2015
Profesor de Ciencia Políticas en el marco del Plan
Fines2 en el Distrito de Lomas de Zamora 2015-
2016
Profesor de Sociología en el marco del Plan Fines2
en el Distrito de Lomas de Zamora 2014-2015
Planificación, armado y montaje del circuito de
Formación del CIPER del
Consejo Directivo Nacional de la Unión Personal
Civil de la Nación (UPCN)
2014
Docente de Grado en Primaria y en la Secundaria
en la Ciudad Buenos Aires
2007-2009.
Educación Maestría en Historia Económica y de
las Políticas Económicas Facultad de Economía
Universidad de Buenos Aires. 2016-2018
Universidad de Buenos Aires 2009-2015. Facultad
de Ciencias Sociales.
Licenciatura en Ciencia Política de la UBA.
Con orientación hacia:
- Administración Pública y Políticas Públicas.
- Política Latinoamérica y procesos de integración
Magisterio Nacional en Escuela de Bellas artes
Manuel Belgrano.
2002-2006.
Maestro Nacional de Dibujo.
“El descamisado gigante irrumpe en un jardín cultivado”

Autor: Daniel Santoro – Óleo 170 x 140 cm – (2006)


BERTELLOTTI MARIO
4º PREMIO

PERÓN Y LA CREACIÓN DE SU
PENSAMIENTO JUSTICIALISTA

I - Construcción Histórica del Peronismo y de su


Pensamiento Justicialista
Pensamiento Justicialista - Juan Domingo Perón es
el creador de un pensamiento propio, que etiquetó
como "justicialista" y definió como "una nueva
filosofía de la vida, simple, práctica, popular,
profundamente cristiana y profundamente
humanista", que tiene como supremo objetivo
lograr la "felicidad del pueblo" construyendo la
"grandeza de la nación". Perón precisó que, "como
doctrina política, el justicialismo realiza el equilibrio
del derecho del individuo con el de la comunidad;
como doctrina económica, el justicialismo realiza la
economía social, poniendo el capital al servicio de
la economía y ésta al servicio del bienestar social; y
"como doctrina social, el justicialismo realiza la
justicia social, que da a cada persona su derecho
en función social". Los tres medios necesarios para
lograr "una Argentina socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana";
en la que exista "una sola clase de hombres, los
que trabajan'". La creación del pensamiento
justicialista, una forma nueva y sistematizada de
pensar, original y diferente a otros pensamientos
universalmente conocidos (como el liberalismo y el
marxismo) no tuvo en Perón una motivación
intelectual, respondió a una necesidad política:
darle coherencia ideológica a una creación previa
que etiquetará como "movimiento peronista".

Movimiento Peronista –
Se trata de una fuerza política y social popular
nueva, que comenzará a organizar como síntesis
contenedora y superadora del frente electoral
heterogéneo y contradictorio desde el punto de
vista político e ideológico, con el que había
triunfado en la elección presidencial del 24 de
febrero de 1946. De acuerdo a las categorías que
usará Perón, será una fuerza con "unidad de
concepción" justicialista capaz de contener a todos
los "peronistas", es decir todos a los seguidores
que había logrado, sin importar como pensaban
hasta el día antes de la elección". A la relación que
establecerá entre el movimiento peronista como
organización y el justicialismo como pensamiento,
Perón la explicará así: "un gobierno sin doctrina es
un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene su
propia doctrina política, económica y social: el
justicialismo'".
Teoría, doctrina y formas de ejecución - A los
efectos formales, Perón desagregará su forma de
pensar en tres categorías complementarias entre
sí. Estas son, la "teoría", que es siempre compleja y
campo de reflexión de los intelectuales; la
"doctrina", que es siempre expresión sintética y
simple de la teoría y está destinada a la
comprensión popular; y las "formas de ejecución",
que son siempre mecanismos prácticos que
permiten que la teoría y a la doctrina, accionen
sobre la realidad. Es por ello que siguiendo estas
categorías, el pensamiento justicialista tendrá una
teoría, una doctrina y diversas formas de
ejecución+

Conceptualizaciones que hacen original al


pensamiento justicialista –
Se puede afirmar que un pensamiento es original y
diferente a otros cuando utiliza categorías propias
para analizar la realidad. Y cuando es posible
encontrar a través del estudio desagregado del
mismo, conceptualizaciones teóricas
sistematizadas, que no son una mera copia o
adaptación de otros pensamientos universalmente
conocidos. Haciendo un estudio desagregado del
pensamiento de Perón, podemos encontrar que
contiene tres grandes conceptualizaciones teóricas
sistematizadas, a las cuales él, además, resumió
en forma de doctrina. Estas son: Conducción
Política; Concepción de la Historia; y Comunidad
Organizada. A cada una de ellas las analizaremos y
desarrollaremos en forma particular, más adelante.
Pensamiento emergente de una personalidad y
una conciencia –
Lo haremos después de hacer un poco de historia,
para ver cómo fue la vida de Perón desde su
infancia y cómo fue el proceso de formación de su
personalidad y de su conciencia. Porque todo
pensamiento es emergente del proceso de
formación de una personalidad y de una
conciencia.

Pensamiento situado en una geografía y en una


cultura política –
Pero como la biografía de una personalidad
transcurre en la geografía en donde nació y sobre
la cual transitará su vida y, además se desenvuelve
en el contexto político, económico, social y cultural
que ha dado identidad histórica a esa geografía;
todo pensamiento trascendente es también,
necesariamente, un pensamiento situado en una
geografía y en el marco de una cultura política. En
el caso de Perón, como veremos, es un
pensamiento que está situado en la Argentina y
América del Sur, en la cultura política argentina y
sudamericana. Esto nos permitirá tener elementos
para comprender quién era Perón, cuando apareció
en el escenario político argentino a partir del golpe
de estado del 4 de junio de 1943.
Historia familiar –
La historia oficial dice que Perón nació en Lobos,
provincia de Buenos Aires, en 1895. Que su padre
fue Mario Tomás Perón, hijo de Tomás Liberato
Perón, un médico porteño con ancestro familiar
francés, que participó de la campaña sanitaria
contra la fiebre amarilla y fue senador mitrista. Y
que su madre fue Juana Sosa, una muchacha
lugareña, mestiza americana, hija de una tehuelche
y unos gauchos. Pero, una investigación extraoficial
muy documentada afirma que, en realidad, Perón
nació dos años antes en la localidad vecina de
Roque Pérez y que fue inscripto como Juan Sosa,
porque sus padres no estaban casados por
entonces. Y que fue reinscrito con su nombre oficial
en Lobos, cuando sus padres se unieron en
matrimonio, sucediendo lo mismo con su hermano
Mario, cuatro años mayor". Más allá de esta
polémica, está unívocamente documentado que los
hermanitos Perón-Sosa pasaron su primera
infancia en la llanura bonaerense y que después
vivieron en la estepa chubutense, cuando sus
padres se mudaron allá. Y que, con posterioridad,
fueron a vivir a la ciudad de Buenos Aires con la
abuela paterna, Dominga Dutey, viuda por
entonces; y que allí cursaron primaria y secundaria
en colegios de la comunidad francesa, el
Internacional de Olivos y el Internacional
Politécnico de Buenos Aires.
“El Cadete Juan Domingo Perón” - 1913

Ingreso al ejército –
En 1910 la abuela conseguirá que Juan Domingo
ingrese en el Colegio Militar de la Nación, con una
beca, porque la familia carecía de los recursos
necesarios para solventar el costo. La gestionará
evocando la trayectoria del abuelo del postulante.
Por esta razón, la carrera militar de Perón será la
alternativa gratuita al estudio arancelado de
medicina, la vocación original que tenía, a la que
tuvo que renunciar. Dentro del ejército optará por la
infantería, el arma "plebeya"; porque a la caballería,
al arma "aristocrática", solo accedían los hijos de
estancieros. En este contexto sabemos que, bajo la
influencia de la familia paterna vinculada al poder,
el niño y adolescente Perón pudo acceder, no sin
dificultades, a la instrucción y formación cultural
que recibían por entonces los hijos de familias
pertenecientes a la reducida clase media porteña.
Acceso a una educación clásica compuesta por una
base religiosa y una instrucción derivada de la
cultura greco-romana-cristiana europea. Y que, de
su abuela y de su madre, portadoras de la cultura
original americana, heredó ese apego a la tierra y
esa manera de ser sencillo y humilde y digno en el
trato, que caracteriza a su raza. De esta etapa
formativa, Perón evocará como enseñanza paterna,
dos momentos trascendentes que lo marcarán. Al
primero, situado en Chubut, lo relatará así: "Cierta
vez llegué a mi casa y encontré a mi padre
hablando con un indio. Estaba mal vestido y se
notaba que era de condición sumamente humilde.
Mi padre le hablaba en su lengua, el Tehuelche. El
visitante se llamaba Nikol-Man, Cóndor Volador. La
condición externa de aquel hombre lo suponía un
desecho de ser humano, pero mi padre lo trataba
con la misma deferencia con que hubiera tratado al
presidente de la república. Cuando aquel hombre
se fue y nos quedamos solos, le confesé mi
impresión, al observar los modos con que trataba a
alguien tan humilde y le pregunté por qué lo hacía.
Me respondió: vos que observaste todo y quedaste
tan impresionado por lo exterior, no alcanzaste a
ver lo más importante: la dignidad del indio. Esa
dignidad es la única herencia que le queda de sus
mayores. Hay gente que les llama ladrones,
olvidando que los ladrones somos nosotros; el
hombre blanco, por haberle quitado todo lo que
tenían: El segundo que evocará, será cuando
egrese del Colegio Militar y su padre le regale la
Historia Universal de Cesar Cantú y tres libros más:
Consejos de Lord Chesterfield a su hijo Felipe de
Stanhope; Vidas Paralelas de Plutarco en la edición
Grenier, bajo el título de Varones Ilustres; y el
Martín Fierro de José Hernández. Dirá Perón: "En
cada uno de ellos me puso una dedicatoria
adecuada. En el de Lord Chesterfield: Para que
aprendas a transitar entre la gente; en el de
Plutarco: Para que te inspires en ellos; y en el de
Hernández: Para que nunca te olvides que, por
sobre todas las cosas, sos un criollo. No sé si lo
habré hecho bien, pero jamás me he apartado de
estos tres consejos que reglaron mi vida'".

Oficial con sensibilidad social –


De su primer destino como subteniente, en el
Regimiento 12 de Infantería de Paraná, Entre Ríos,
Perón destacará lo siguiente: "Recibí una sección
de ochenta soldados y diez suboficiales. Fue mi
primer contacto con una realidad humana que
contemplé con preocupación no exenta de
emoción. Allí vi por primera vez y a conciencia, las
miserias fisiológicas y sociales. En un país con
cincuenta millones de vacas, el treinta por ciento de
los conscriptos era rechazado del servicio por
debilidad constitucional y los que se incorporaban
venían semidesnudos, como provenientes de la
mayor miseria. Ese impacto sobre mi sensibilidad
de entonces, estaba destinado a perdurar toda mi
vida. Porque en aquel entonces me dije: Si algún
día puedo, esto será lo primero que remedie.
Comencé entonces a concebir el patriotismo, no
como amor a la tierra de nuestros mayores, ni a sus
riquezas, ni a sus ciudades o sus pueblos, sino a
nuestros hermanos argentinos, que son los que
más merecen y necesitan'". En aquel momento, su
aporte concreto fue organizar para los reclutas que
quedaban de franco en el cuartel, porque no eran
de la zona y no tenían familia, representaciones
teatrales y prácticas de boxeo, para canalizar
virtuosamente en la cultura y el deporte la energía
ociosa de los "coümbas"!". Una reflexión social, e
iniciativas que estaban fuera de lo común en el
mundo militar de entonces y lo están aún en el de
hoy.

Ensayo de mediación política sobre el conflicto


social –
En 1916 y 1919, el teniente Perón deberá enfrentar
como oficial, dos conflictos políticos. Será enviado
a restablecer el orden social quebrado por
rebeliones obreras en las localidades santafecinas
de Villa Guillermina, primero y de San Cristóbal,
después. La crónica indica que en ambos casos
pudo cumplir su misión, mediando intuitivamente
entre patrones y huelguistas, sin utilizar la
represión. Cabe señalar que se diferenció así de la
forma de proceder que tuvieron otros oficiales del
ejército que, en circunstancias similares, actuaron
violentamente ante conflictos obreros en la
Patagonia y en los Talleres Vasena de Buenos
Aires. Rompió así nuevamente, el molde de
comportamiento medio de la institución militar.

Oficial intelectual –
Estos antecedentes llevaron a que el oficial Perón
fuera considerado por sus superiores, como parte
de los "intelectuales" del ejército, una minoría entre
una mayoría de "troperos". Por ello le serán
asignadas tareas educativas y formativas dentro de
la fuerza: Escuela de Suboficiales Sargento Cabral
en 1920, Escuela Superior de Guerra en 1930 y
Centro de Instrucción de Tropas de Montaña en
1941. Misiones políticas: Comisión de Límites
Internacionales en 1931, Informe Sobre la
Patagonia en 1935, Agregado Militar y Aeronáutico
en Chile en 1936 y Misión a Europa en 1938. Y
destinos ejecutivos vinculados a la conducción
estratégica: Secretario Privado del Ministro de
Guerra en 1930, Ayudante de Campo del Ministro
de Guerra en 1934 y Jefe de la Oficina del Ministro
de Guerra en 1943.
Construcción de un método intelectual –
Como huella de su paso por estas distintas
misiones, el oficial Perón dejó escritos, la mayoría
de ellos editados por el ejército. Cada uno de estos
textos fue primero una clase sistemática, una
charla, o una conferencia. De este proceso
construyó un método del desarrollo de las ideas
que le fue de extrema utilidad cuando abrazó el
liderazgo político. Aprendió a hablar como escribía
y a escribir como hablaba, explicándose con frases
directas y sencillas, de fácil comprensión para los
suboficiales y oficiales, sintetizando sus ideas en
consignas casi publicitarias. Como prueba de esta
singularidad de Perón, tenemos que al final de su
vida en la década de los setenta, en charlas
coloquiales e improvisadas se citaba a él mismo en
conceptos generados en las décadas de los
cuarenta y cincuenta, repitiéndolos casi sin
alteraciones formales.

Producción teórica –
Algunos de los libros que Perón alumbró antes de
incursionar en la acción política fueron: Moral
Militar, Higiene Militar, Apuntes de Historia Militar,
Campaña del Alto Perú 1812-14, El Frente Oriental
en la Guerra de 1914, La Guerra Ruso-Japonesa,
Toponimia Patagónica de la Etimología Araucana,
La idea Estratégica y la Idea Operativa de San
Martín en la Campaña de los Andes, La Patagonia,
Pasado, Presente y Porvenir y Las Operaciones en
1870: Guerra Franco-Prusiana, entre otros!"

Fuentes y aportes al pensamiento de Perón –


Esta breve reseña de la carrera militar y de la
producción intelectual de Perón, permiten
comprender que en 1943, a los 48/50 años de edad
y con el grado de coronel, no era un improvisado, ni
uno más dentro del Ejército. Estaba en la plenitud
de su vida útil y con ideas sobre qué hacer más allá
de la profesión militar, si se daban las
circunstancias. Veremos a continuación, cuales son
las principales fuentes intelectuales en las que
abrevó Perón a lo largo de su vida militar, de las
que extraerá para sí, lo que más le atraerá de cada
una.

Vocación por la medicina y la botánica –


Cabe señalar que la vocación temprana por la
medicina que tuvo Perón, no fue dejada de lado por
el oficial intelectual preocupado por ampliar sus
conocimientos primero, ni por el dirigente político
que se propuso conducir y organizar después. En
ese sentido veremos más adelante, cómo influirán
en su visión sobre la organización institucional los
conceptos teóricos sobre la organización biológica,
extraídos de la medicina y la botánica.
Doctrina Social de la Iglesia Católica –
Fue, sin duda, el primer y principal pensamiento
sistemático que alimentó en Perón el nacimiento de
una reflexión política y social estratégica, más allá
de lo estrictamente militar. Esto es lógico,
tratándose de un oficial superior preocupado en los
años treinta y cuarenta por la evolución de la
soberanía de su país, en el marco de la Segunda
Guerra Mundial y por la crisis política y social que la
afectaba en su estabilidad interna desde 1930. La
encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII dada
a conocer en 1891, sentó las bases de la doctrina
social del catolicismo. En la misma se criticaron las
miserias sociales que exhibía el triunfante
capitalismo liberal, que por entonces transitaba su
primera revolución industrial. Al tiempo que se
defendía la legitimidad de la sindicalización obrera
y de la lucha de los trabajadores por mejores
condiciones de trabajo, pero desde una óptica
diferente y alternativa a la planteada por Carlos
Marx y su teoría comunista fundada en la lucha de
clases, contraria a la propiedad privada de los
medios de producción y negadora de la existencia
de Dios. Con esta encíclica la iglesia creó, a
principios del siglo XX, el espacio para el desarrollo
de un "pensamiento de integración social" que tomó
distancia, tanto del modelo capitalista liberal sin
protección de los derechos de los trabajadores,
como del modelo marxista propuesto para
sustituirlo. Este pensamiento de integración social
fue retomado y profundizado en 1931 por la
encíclica Quadragesímo Annus del Papa Pío XI. En
ella se ratificó esta concepción reformista cristiana,
como solución no-comunista para la crisis mundial
que en 1929 puso en duda la viabilidad del
capitalismo liberal, que por entonces transitaba por
su segunda revolución industrial. En 1941 la
doctrina social cristiana tuvo una nueva
actualización, en oportunidad del radiomensaje La
Solennita de Pentecoste pronunciado por el Papa
Pío XII en el momento más álgido de la Segunda
Guerra Mundial. Un conflicto que involucró, en
forma entrecruzada y cambiante, al comunismo
soviético enemigo del capitalismo y a los gobiernos
reformistas del capitalismo, pensados como una
solución alternativa al comunismo: el
keynesianismo anglo norteamericano francés, el
nacionalsocialismo alemán, el fascismo italiano y el
militarismo industrial japonés!". Debe tenerse en
cuenta asimismo, que el cardenal Paccelli,
Secretario de Estado del Vaticano y después Papa
Pío XII, había presidido el importantísimo Congreso
Eucarístico Internacional realizado en Buenos Aires
en 1935. Y que Perón, por entonces mayor,
revistaba en el Ministerio de Guerra. El
pensamiento político de Perón, que se ubicará
según él, como una "tercera posición filosófica"15
entre el capitalismo y el comunismo, reconoce su
origen histórico en las formulaciones marco de la
Rerum Novarum. Y la categoría "justicia social",
que Perón adoptará como central a su ideario, fue
introducida al mundo político por los documentos
papales dados a luz en los años treinta y cuarenta.
El viaje a Europa –
La misión militar a Europa, desarrollada con base
en Italia entre 1938 y 1940, tuvo también su
influencia en Perón. Desde allí tomó contacto
práctico con los modelos europeos reformistas del
capitalismo, los vio operar en la realidad, con sus
virtudes y sus defectos. Y pudo ver en forma directa
un fenómeno político nuevo que lo marcará
definitivamente: el liderazgo de base popular
construido como una relación directa del conductor
con el pueblo, por encima de las estructuras
orgánicas militantes. También se introdujo en una
materia necesaria para cualquier gobernante, la
economía. Hizo al respecto un curso en la
Universidad de Milán, ampliando así su horizonte
intelectual".

La doctrina militar –
También percibió en el escenario europeo, el
drama y el peligro de la guerra inminente y le surgió
la inquietud de preparar a la Argentina para
absorber la realidad de ese conflicto, con el menor
perjuicio posible. Vinculada a esta última
preocupación, aparece el otro aporte central a la
formación de Perón: la doctrina militar. Que, en su
evolución después de la Primera Guerra Mundial y
en el inicio de la Segunda, ya concebía a la
"defensa nacional" como una tarea de la "nación en
armas" y no como una mera cuestión de las fuerzas
armadas. Tal pensamiento fue expuesto en 1931
por el mayor Perón, en Apuntes de Historia de
Militar17. Y en 1944 fue desarrollado, como
aplicación al presente y futuro argentino, por el
coronel Perón, por entonces Secretario de Trabajo
y Previsión, Ministro de Guerra y Vicepresidente del
gobierno militar iniciado en 1943. Lo hizo al hablar
sobre el Significado de la Defensa Nacional desde
el Punto de Vista Militar, en la Universidad de La
Plata, en donde fundamentará la creación del
Consejo Nacional de Posguerra, un organismo
donde él reunirá, según sus propias palabras,
"materia gris" para comenzar a pensar el futuro
inmediato de la Argentina. Pensando en la
posguerra expondrá en esa oportunidad, la
siguiente preocupación estratégica: "Los estadistas
que actualmente dirigen la guerra de los principales
países en lucha, ya sea bajo el signo del Nuevo
Orden o bajo la bandera de las Naciones Unidas,
muestran a los ojos ansiosos de sus pueblos una
felicidad futura basada en una ininterrumpida paz y
cordialidad entre las naciones y la promesa de una
verdadera justicia social en los Estados ( ... )
alguien tendría que demostrar inobjetablemente
que Estados Unidos, Inglaterra, Rusia y China, en
el caso de que las Naciones Unidas ganen la
guerra, y lo mismo Alemania y Japón en el caso
inverso, no tendrían jamás en el futuro intereses
encontrados que los lleve a iniciar un nuevo
conflicto entre sí y, además, que los vencedores no
pretenderán establecer en el mundo un
imperialismo odioso, que obligue a la rebelión de
los oprimidos, para recién creer que la palabra
guerra queda definitivamente descartada de todos
los léxicos". En esta presentación de Perón
quedará claro también que, a su entender, el
concepto de nación en armas requiere "organizar
un sistema económico industrial" y "organizar al
pueblo" para que den soporte a la defensa
nacional".

Visión universalista de la historia –


El estudio de la historia, será una de las
motivaciones intelectuales tempranas de Perón y él
lo recordará así: "Desde mis años juveniles, la
filosofía de los varones griegos y romanos que
protagonizan las Vidas Paralelas han sido mis
modelos y mis ejemplos. Ese contacto con el
mundo antiguo ha tenido una influencia decisiva en
mi persona, desde los primeros fragmentos de la
Historia Universal de Cesar Cantú (...) a
Cantú le debo el sentido universalista y anti
dogmático de ese aprendizaje. Muchas veces he
releído con emoción los comentarios marginales
que puse sobre los diez gruesos tomos de pasta
española que componen su historia y que recibí
como legado de mi padre">.

Visión revisionista de la historia dentro del


ejército liberal –
Esta inquietud por la comprensión de la historia
continuará como joven oficial superior. Concurrirá a
leer y estudiar al Archivo General de la Nación y a
la Academia Nacional de la Historia. Al respecto,
debe tenerse en cuenta la visión que Perón
asumirá sobre el rol de Juan Manuel de Rosas, no
coincidente con la doctrina liberal oficial del ejército
por entonces, ni con la herencia ideológica recibida
de su abuelo y padre mitristas.
Esto lo expresará a su familia que vivía en Chubut
al momento de finalizar la Primera Guerra Mundial:
"Hoy he recibido carta y me alegra mucho que
estén buenos y contentos con el triunfo de las ideas
aliadas; pero debo hacer presente que no está bien
eso de la lista negra, por cuanto es un atropello a la
libertad de comercio y yo la critico desde el punto
de vista puramente neutral y argentino ( ... ) no
olvides papá que este espíritu de patriotismo que
vos mismo supiste inculcarme, brama hoy un odio
tremendo a Inglaterra que se reveló en 1806 y 1807
Y con las tristemente argentinas Islas Malvinas,
donde hasta hoy hay gobierno inglés ( ... ) en 1845
llegó a Buenos Aires la abrumadora intervención
anglo-francesa; se libró el combate de Obligado,
que no es un episodio insignificante de la Historia
Argentina, sino glorioso ( ... ) Rosas con ser Tirano,
fue el más grande argentino de esos años y el
mejor diplomático de su época"2o.
Visión favorable a la unión sudamericana dentro
del ejército liberal –
En el mismo sentido revisionista de la historia, debe
registrarse otra influencia sobre la formación del
pensamiento de Perón. Será la posición en pro de
la unión sudamericana, incluyendo la herencia
española y portuguesa, crítica de la fragmentación
en la que había caído América del Sur después de
la Guerra de la Independencia, que asumirán
oficiales de mayor graduación y con influencia
sobre Perón.
Integrantes dentro del ejército liberal, de la
intelectualidad vinculada a la Escuela Superior de
Guerra y al Estado Mayor en los años treinta y
cuarenta, quienes desde ese lugar lo ayudarán a
progresar en su carrera. A modo de ejemplo cabe
señalar lo que expondrá en 1944, uno de ellos, el
general José María Sarobe: "La Patria de los
americanos debe ser una sola, Iberoamérica, de
espaldas a su tradición y su destino, se convirtió en
un conglomerado de estados, de precaria
personalidad internacional. El vasto continente,
baldío, desunido, se halla poco menos que
indefenso, frente a los imperialismos que no
conquistan a los pueblos con la guerra, sino
mediante otros procedimientos, el avasallamiento
económico. Unirse es la misión perentoria y
trascendente de América. Nunca como ahora fue
tan imperativo ese deber: Unión por arriba de las
fronteras nacionales en resguardo del mismo
ideario político y social".
La historia como evolución y el conflicto entre
el capital y el trabajo –
Para completar este viaje exploratorio hacia la
formación intelectual de Perón, debemos poner la
lupa sobre lo siguiente. Ya lanzado a la vida política
como Secretario de Trabajo y Previsión, se puede
verificar que su pensamiento ha madurado y
recogido en forma convergente y complementaria,
integrándolas en una sola concepción, a dos
matrices de pensamiento. Una, es la matriz de
integración social destinada a armonizar el capital y
el trabajo, propuesta por la doctrina socialcristiana.
Y la otra, es la propia convicción, madurada como
fruto de sus múltiples lecturas y experiencias, de
que la historia es un complejo, multifacético y
contradictorio proceso colectivo de evolución
permanente, que los hombres se ven compelidos a
entender, para poder actuar con éxito frente a ella y
no fracasar. Este pensamiento, que coloca el
conflicto social en el contexto de la evolución
histórica, lo expondrá a los trabajadores
metalúrgicos en setiembre de 1945, en vísperas de
acontecimientos políticos decisivos, como veremos
más adelante: "El mundo, en los dos últimos siglos,
ha sufrido dos grandes etapas de evolución. La
Revolución Francesa marcó el primer ciclo de la
evolución política, económica y social del mundo.
En 1914 se cierra el ciclo de influencia de la
Revolución Francesa y se abre el de la Revolución
Rusa, el cual comienza su etapa heroica ese año,
triunfa en 1917 y hace su epopeya en los campos
de Europa en 1945. ¿Cómo no va a arrojar un siglo
de influencia en el desarrollo y la evolución del
mundo futuro? Ignorar eso sería gravísimo error,
como también lo sería creer que nosotros nos
vamos a transformar en comunistas. Porque así
como nosotros sufrimos la evolución de la
Revolución Francesa, sin transformarnos en sans-
culottes, ni en nada por el estilo, también
cumpliremos esta obra de evolución sin
transformarnos, por la sencilla razón de que
nosotros no producimos la evolución. Hay que
seguir la evolución. Yo siempre digo que si un
hombre pudiera correr a la velocidad de la bala,
nadie sería muerto de un balazo. Con la evolución
ocurre lo mismo. Si uno está detenido y viene la
evolución, esta produce un golpe por inercia; pero
si uno está en marcha cuando la evolución llega, el
cataclismo no se produce. Esto que trato de
explicar con toda sinceridad, es tan simple, es tan
absolutamente claro, y sin embargo no logro
hacerlo entender a los señores de las fuerzas vivas.
Esa es la razón por la cual estamos ahora
colocados frente a esos señores"; aludiendo al
mundo empresario que por entonces lo enfrentaba
y quería echarlo del gobierno=.

Del golpe de estado de 1930 al de 1943 –


Hecha esta breve introducción a la biografía de
Perón y al proceso de su formación intelectual
como oficial del ejército, se hace necesario hacer
un breve raconto histórico de este período para
comprender la matriz política que hizo posible el
golpe de estado del año 1943.

El de 1930 fue un golpe contra el voto secreto –


Lo primero que hay que recordar es que el 6 de
setiembre de 1930 se produjo un golpe de estado
que destituyó al presidente Hipólito Yrigoyen, dos
años después de que hubiera iniciado su segundo
mandato, respaldado por el 62 por ciento de los
votos. Este golpe fue promovido por tres corrientes
políticas que estaban interesadas en terminar con
el sistema electoral de "voto secreto y obligatorio",
puesto en vigencia por la llamada Ley Sáenz Peña
en 1912. Que había terminado con el sistema
electoral fraudulento del "voto cantado y voluntario"
vigente desde 1862. ¿Por qué terminar con el voto
secreto? Porque el voto cantado había hecho
posible que el poder elitista oligárquico se hiciera
de la presidencia en forma continuada desde aquel
momento, ya sea en su versión "liberal" de herencia
"mitrista" primero, o en su versión "conservadora"
de herencia "roquista" después. Y el voto secreto
había hecho posible que la Unión Cívica Radical,
una fuerza política nueva de base popular, parida
tras la Revolución del Parque de 1890 que provocó
la renuncia del presidente conservador Miguel
Juárez Célman, pudiera colocar en la presidencia a
Yrigoyen en 1916, a Marcelo T. de Alvear en 1922
y nuevamente a Yrigoyen en 1928.
Radicalismo liberal elitista versus radicalismo
popular plebeyo –
Yrigoyen era el dirigente surgido de una familia de
mazorqueros rosistas, que le dio al radicalismo su
impronta popular plebeya. Alvear era el dirigente
surgido de una familia oligárquica, que le dio al
radicalismo su impronta liberal elitista. Al terminar
su presidencia, el dedo de Yrigoyen hizo presidente
a Alvear, que ganó con comodidad frente al Partido
Demócrata Nacional, la expresión síntesis del viejo
liberalismo conservador. Durante su presidencia
surgirá, en torno a él, el radicalismo liberal elitista
"antipersonalista". Es decir, el "alvearismo" opuesto
a Yrigoyen. Este nuevo liberalismo elitista
concurrirá a la elección de 1928 como UCR
Antipersonalista, con fórmula propia, que será
apoyada por el Partido Demócrata Nacional, que no
presentará la suya, para sumar así el viejo
liberalismo conservador elitista al nuevo liberalismo
radical elitista y tratar de vencer al radicalismo
popular plebeyo. Pero no podrán porque, como ya
vimos, ganará abrumadoramente Yrigoyen, con la
UCR sin aditamentos.

Las fuerzas políticas golpistas –


Las tres fuerzas que querían terminar con el voto
secreto eran: el viejo liberalismo conservador
elitista de herencia mitrista-roquista; el nuevo
liberalismo radical elitista, antipersonalista o
antiyrigoyenista o alvearista; y el nacionalismo
católico, el fascismo elitista criollo que empieza a
hacerse presente como Liga Patriótica durante la
Semana Trágica de 1919.
Cabe señalar que, el por entonces mayor Perón,
que revistaba en el ministerio de Guerra, participó
del "fragote" del '30 invitado por las dos corrientes
internas del Ejército, la "liberal" que sintetizaba al
conservadorismo y al antipersonalismo y la
"nacionalista". De allí sacará Perón conclusiones
políticas que, como veremos, le servirán más
adelante'".

Intento fallido de suprimir la competencia


electoral entre partidos –
El golpe del '30 tuvo una primera etapa dictatorial,
de impronta nacionalista católica, filo fascista,
encabezada por el general Félix Uriburu, quien
pretendió terminar, para siempre, con el sistema de
competencia electoral entre partidos políticos,
tratando de imponer un partido único. No pudo
lograrlo porque se opuso la corriente liberal del
Ejército liderada por el general Agustín P. Justo, el
ex-ministro de Guerra de Alvear. Lo que dará lugar
a una segunda etapa, que será la de preparar la
salida política electoral de la dictadura.
Nace la Concordancia, el Fraude Patriótico y la
Década Infame –
En este contexto, se armará una formula oficial
elitista heredera de la dictadura, integrada por el
general Justo como presidente, en representación
del radicalismo antipersonalista; y como vice por
Julio A. Roca (h), en representación de los
conservadores. Será el inicio de lo que se llamará
el Fraude Patriótico y la Década infame. Es decir,
voto secreto formal, con candidatos y partidos
proscriptos y con organización fraudulenta del
escrutinio, para asegurarse que ganen los
candidatos que representen a la elite y no los que
representen al pueblo.

Decesos que generarán vacío político y


marcarán el un fin de época –
En marzo de 1942 morirá Alvear y en enero de
1943 se irá Justo de este mundo, quedando sin
conducción el radicalismo antipersonalista y la
corriente liberal del Ejército.

Corte a la restauración liberal conservadora


iniciada en 1930 –
En este marco de fragilidad del sistema de poder, el
4 de junio de 1943 las Fuerzas Armadas saldrán
nuevamente de los cuarteles para cortar la
continuidad de la restauración liberal conservadora
que habían habilitado en 1930.

Aparece una tercera corriente interna dentro del


ejército –
La novedad que traerá este nuevo golpe de estado
es que aparecerá y será decisiva en la toma de
decisiones, una tercera corriente política interna,
nueva, que buscará imponer un perfil social y
popular al gobierno militar. Será la orientada por
Perón, que a tal efecto había constituido en marzo
de 1943 una logia secreta de oficiales hasta el
grado de coronel, el GOU, que se aliará con las dos
corrientes políticas elitistas tradicionales del
Ejército, la liberal y la nacionalista para impulsar el
golpe24.

Aprovechar el vacío político –


Si Justo no hubiera fallecido en enero de ese año y
la corriente liberal no hubiera perdido a su jefe,
Perón no habría tenido espacio político dentro del
Ejército para organizar su logia dos meses después
y elegir para que lo represente en la cúpula de la
fuerza al general Edelmiro Farrell, su jefe en la
Inspección de Infantería de Montaña donde
revistaba. Y asociarse con la corriente nacionalista
para conducir el segundo tramo del gobierno militar,
desplazando a la corriente liberal. En efecto, la
liberal, la más cercana a los políticos de la
Concordancia desplazados, pudo colocar como
presidente al general Guillermo Rawson, para tratar
de que cambiara el gobierno, de civil a militar, pero
no la política liberal conservadora. Pero esta
primera instancia durará pocos días. Será
reemplazado en la presidencia, con el apoyo de
Perón, por el líder de la corriente nacionalista
general Pedro Ramírez.

Secretario de Trabajo y Previsión –


En este contexto, Perón logrará asumir en
diciembre de 1943 como Secretario de Trabajo y
Previsión y comenzará a desplegar desde allí una
novedosa, intensa y audaz política de defensa y
promoción de los derechos laborales de los
trabajadores. A raíz de esto, su figura comenzará a
hacerse popular y llamará la atención de los
dirigentes sindicales que eran socialistas,
anarquistas, comunistas y trotskistas por entonces.

Hombre fuerte del gobierno –


Perón aprovechará la popularidad que le dará la
secretaria de trabajo para ganar más espacio en el
gobierno para su corriente y para él. Así logrará
que en febrero de 1944, Farrell reemplace a
Ramírez en la presidencia. Aprovechando el
envión, él se hará cargo del Ministerio de Guerra y
de la Vicepresidencia. Así, apoyando el ascenso de
Farrell y apoyándose en él, Perón se transformará
progresivamente en el "hombre fuerte" del gobierno
militar, a costa de la corriente liberal y de la
nacionalista.

17 de octubre de 1945 –
Pero el sesgo decididamente a favor de los
derechos de los trabajadores que Perón le
imprimirá a su gestión, generará incomprensión y
oposición frontal en el mundo de los grandes
empresarios, como ya vimos. Esta política de perfil
social y popular y de acumulación de poder dentro
del gobierno, generará también resistencia a Perón
en las dos corrientes militares elitistas desplazadas.
Cabe agregar que la oposición será fogueada con
pasión desde las embajadas de Estados Unidos e
Inglaterra. El 10 de octubre de 1945 estallará la
crisis. Los camaradas liberales y nacionalistas se
juntarán para exigir a Farrell la renuncia de Perón a
todos sus cargos. El acatará el ultimátum. Pero no
conformes con eso, el 13, sus enemigos lo
confinarán detenido a la isla Martín García. En ese
momento, la vida política de Perón pareció
terminada. Pero ocurrió lo inesperado. Cuatro días
después, el 17, los trabajadores de la ciudad y del
gran Buenos Aires abandonarán sus lugares de
trabajo, ganarán masivamente las calles y al grito
de "queremos a Perón" ocuparán la Plaza de Mayo.
Esto hará posible que los militares amigos que le
quedaban a Perón en el Ejército, ante la sorpresa y
parálisis de sus enemigos internos, pudieran
rescatarlo y levarlo a la Casa de Gobierno para ver
a Farrell y "dar vuelta la taba", cosa que lograrán.
Esa noche del 17 de octubre de 1945, Perón
hablará finalmente desde el balcón de la Casa
Rosada a los trabajadores reunidos en la plaza.
Anunciará su pase a retiro del Ejército y que, de
ahora en más, su agradecimiento y su "lealtad"
sería para con los trabajadores y el pueblo que
fueron "leales" para con él Y lo rescataron cuando
fue desplazado. Por eso, el 17 de octubre será
conmemorado por Perón como el Día de la Lealtad.

Frente electoral transversal de un líder leal a los


trabajadores –
Farrell convocará a elecciones para el 24 de
febrero siguiente y Perón pondrá toda su energía
en organizar, en tres meses, un frente electoral
transversal y tratar de ganarlas. Para ello armará
tres partidos políticos. Partido Laborista - Fue
organizado por los dirigentes sindicales y políticos
socialistas, anarquistas, comunistas y trotskistas
que se unieron a Perón a partir de la decisiva
gestión que, como vimos, realizó en beneficio de
los derechos de los trabajadores desde la
Secretaría de Trabajo y Previsión.
Servirá para canalizar el voto de los sectores
sociales populares que en todo el país se sintieron
identificados con el éxito que habían obtenido los
trabajadores el 17 de octubre y querían la
continuidad de la política social de Perón.
Unión Cívica Radical Junta Renovadora –
Fue organizada por los dirigentes yrigoyenistas y
antipersonalistas que apreciaron que Perón
encarnaba una esperanza. La aparición de un
nuevo liderazgo político de perfil nacional y popular
que podría ocupar el vacío que había dejado
Yrigoyen y recuperar el voto radical disperso que
no se identificaba con la deriva liberal conservadora
que había asumido el partido.

Partido Independiente –
A través de sus Centros Cívicos Coronel Perón
sumó a una diversidad política e ideológica
compuesta por militares, empresarios,
conservadores, liberales, masones, nacionalistas
católicos, etc., que vieron la posibilidad de ser parte
de un nuevo proceso político y de influir en su
desarrollo, según sus propias inclinaciones>.

De la bolsa de gatos a la unidad de concepción



Mirado desde hoy, se trataba de una verdadera
"bolsa de gatos" reunida en torno a la figura de
Perón, lo que vaticinaba conflictos. Y los hubo.
Para enfrentarlos y tratar de resolverlos, Perón hizo
tres cosas simultáneas. La primera, hacer valer con
firmeza el liderazgo que había adquirido sobre el
pueblo que lo había votado, ejerciendo su autoridad
por sobre la representación que los dirigentes que
lo habían seguido pretendían tener sobre los
sectores sociales apoyándose en los respectivos
partidos que habían organizado. La segunda,
demostrar en los hechos que él tenía una
capacidad superior de conducción política y de
gestión gubernamental, que los dirigentes que
pretendían enfrentarlo para seguir otro rumbo. Que
era un rumbo más apegado a su propio pasado
socialista, anarquista, comunista, trotskista, radical,
conservador, liberal, masón, nacionalista católico,
etc. Es decir, más apegado a seguir haciendo lo
que hacían antes de conocer a Perón, que abiertos
a adentrarse en lo nuevo que les proponía hacer
Perón: disolver las estructuras y construir el
"peronismo" en torno a él, que era lo único que los
unía26. La tercera, acompañar este proceso de
organización del peronismo, con la construcción,
divulgación y sistematización de un pensamiento
justicialista nuevo, destinado a darle coherencia
ideológica al peronismo. Es decir, destinado a darle
"unidad de concepción mediante el
adoctrinarniento".

De los tres partidos a un movimiento con cuatro


ramas y una doctrina –
Para avanzar hacia donde quería, Perón disolvió a
los tres partidos. Con los que había ganado la
elección, unificando todo en el Partido Único de la
Revolución Nacional (PURN). Pero éste duró nada.
Fue rápidamente reemplazado por el Partido
Peronista, una etiqueta popular que a todos
identificaba. Pero, más allá de que Perón aceptara
utilizar la categoría "partido" a los efectos jurídicos
electorales, él fue imponiendo en todos sus
mensajes y discursos otra categoría, la de
"movimiento". Porque en su concepción, el Partido
Peronista pasaba a ser una "rama política" electoral
del peronismo, que reunía a todos los dirigentes sin
representación social. En tanto que la
Confederación General del Trabajo (CGT), pasaba
a ser la "rama gremial" del peronismo, que reunía a
los dirigentes sindicales, pero sin constituir un
partido político como había sido el laborista
disuelto. Tenemos así que, a mediados de 1946 el
Movimiento Peronista se articulaba orgánicamente,
por voluntad de Perón, en dos ramas: la política, el
Partido Peronista, referenciado a lo electoral; y la
gremial, la CGT, referenciada a lo social. Pero, una
vez que se habilitó el voto de las mujeres en 1948,
Eva Perón creará al año siguiente el Partido
Peronista Femenino, estrechamente ligado a la
Fundación Eva Perón, que había organizado para
dar soporte a la gestión gubernamental mediante la
"ayuda social" directa a los sectores y personas
más necesitados; una política nueva que sustituirá
a la tradicional beneficencia que se practicaba
hasta entonces-". De esta manera, a mediados del
año 1949, el "dispositivo" del Movimiento Peronista
estará articulado por cuatro grandes ramas
organizativas: el Partido Peronista Masculino, la
CGT, el Partido Peronista Femenino y la Fundación
Eva Perón. Todo bajo la Jefatura indiscutida de
Perón e imbuido de la Doctrina Justicialista. Este
proceso progresivo de organización del peronismo
en torno a la identidad justicialista, culminará con la
creación posterior por parte de Perón de una nueva
etiqueta política que englobará todo: Movimiento
Nacional Justicialista.

Reforma de la Constitución Nacional –


El 16 de marzo de 1949 entrará en vigencia la
reforma de la Constitución Nacional que impulsó
Perón y en ella adquirirán forma jurídica, categorías
centrales del pensamiento justicialista. En el
Preámbulo, se incorporará "la irrevocable decisión
de constituir una nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana".
Y, en el cuerpo programático, se incorporarán los
"derechos sociales": del "trabajador"; de la "familia";
de la "ancianidad"; y de la "educación y la cultura"
... También se establecerá "la función social de la
propiedad"; que "el capital debe estar al servicio de
la economía nacional y tener como principal objeto
el bienestar social"; que "la organización de la
riqueza y su explotación tienen por fin 'el bienestar
del pueblo, dentro de un orden económico
conforme a los principios de la justicia social"; y que
"el estado, mediante una ley, podrá intervenir en la
economía" para ordenarla según estos principios
sociales; entre otros conceptos justicialistas.
Congreso Nacional de Filosofía –
El 9 de abril de 1949 Perón hará la siguiente
introducción política en el acto de clausura del
Primer Congreso Nacional de Filosofía realizado en
Mendoza. "Señores congresales: Alejandro, el más
grande general, tuvo por maestro a Aristóteles.
Siempre he pensado entonces que mi oficio tenía
algo que ver con la filosofía. El destino me ha
convertido en hombre público. En este nuevo oficio,
agradezco cuanto nos ha sido posible incursionar
en el campo de la filosofía. Nuestra acción de
gobierno no representa un partido político, sino un
gran movimiento nacional, con una doctrina propia,
nueva en el campo político mundial. He querido
entonces ofrecer a los señores que nos honran con
su visita, una idea sintética, de base filosófica,
sobre lo que representa sociológicamente nuestra
tercera posición. No tendría jamás la pretensión de
hacer filosofía pura, frente a los maestros del
mundo en tal disciplina científica. Pero, cuanto he
de afirmar, se encuentra en la República en plena
realización. La dificultad del hombre de Estado
responsable, consiste casualmente en que está
obligado a realizar cuanto afirma. Por eso, señores,
en mi disertación no ataco a otros sistemas, señalo
solamente opiniones propias hoy compartidas por
una inmensa mayoría de nuestro pueblo e
incorporadas a la Constitución de la Nación
Argentina.
El movimiento nacional argentino, que llamamos
justicialismo en su concepción integral, tiene una
doctrina nacional que encarna los grandes
principios teóricos de que os hablaré enseguida y
constituye a la vez la escala de realizaciones, hoy
ya felizmente cumplidas en la comunidad
argentina'?".

La Comunidad Organizada –
Estas palabras de Perón sintetizan el proceso
histórico de construcción del Movimiento Nacional
Justicialista, que hemos descripto. A los "grandes
principios" que expondrá, Perón los editará luego
como libro, bajo el título: La Comunidad
Organizada'".

Las Veinte Verdades del Peronismo –


Perón era consciente de que su pensamiento
teórico justicialista expuesto ante intelectuales,
necesitaba una síntesis doctrinaria justicialista
popular. Por eso, el 17 de octubre de 1950, ante el
pueblo reunido en la Plaza de Mayo, proclamó Las'
Veinte Verdades del Peronismo.

Conducción Política e Historia del Peronismo –


Como además Perón era consciente de que en el
plano cualitativo de los "dirigentes y de los cuadros
de conducción y encuadramiento" del movimiento,
era necesario hacer una exposición teórica que
explicara cuales eran los principios r--. que él había
venido aplicando para conducir con éxito, creará en
1951 la Escuela Superior Peronista (ESP). A tal
efecto dictará una serie de conferencias
magistrales, que después editará como libro, con el
título: Conducción Política". Complementando este
proceso de formación teórica cualitativa, Eva Perón
hará su contribución a la explicación del
pensamiento justicialista de Perón. Dictará ese
mismo año en la ESP, una serie de charlas que
serán editadas también como libro, con el título:
Historia del Peronismo>'.

II- Teoría de la Conducción Política:


Introducción a los Principios del Arte

Conducir es persuadir –
Perón creará su teoría de la conducción política
tomando conceptos de la teoría de la conducción
militar y reformulándolos para la acción política. El
explicará en la ESp 35 que el oficial recibe un
"reglamento" y una fuerza "encuadrada y
uniformada" y lo que debe hacer es "mandar". Pero
que el político debe conquistar la voluntad de sus
seguidores. Debe "persuadirlos" para tratar de
"organizarlos" tras una "idea", que él mismo deberá
construir. Por ello en política, para él, "hay que
persuadir y no mandar".
Un arte basado en principios –
Afirmará que la conducción política es un "arte"
guiado por "principios científicos", que son "la parte
inerte del arte", la que se puede aprender; pero
donde "lo vital es el artista", el dirigente que toma
las decisiones. El que tendrá mayor o menor éxito
según cual sea su conocimiento de los principios,
por un lado; y de cual sea su talento natural para
ejecutar, por el otro. A este talento natural él lo
llamará "Oleo Sagrado de Samuel". Resaltando la
importancia de la creación en el conductor político,
pone el ejemplo de lo que ocurre en las artes
plásticas: "manejando la técnica se puede hacer
una escultura, pero un David solo será obra de un
Miguel Ángel".

Ejercicio del criterio en cada caso –


Perón considera que "la acción está por sobre la
concepción", porque se resuelve siempre a partir
de situaciones concretas y siempre cambiantes,
usando el "criterio" para aplicar creativamente los
principios teóricos que se conocen. Citando a
Napoleón Bonaparte sintetiza: "la conducción es un
arte sencillo, todo de ejecución".

En política lo perfecto es enemigo de lo bueno –


Afirma Perón, porque para él, "la política, a pesar
de que en ella hay algunos intransigentes, es un
juego de transigencias"; en consecuencia aconseja,
"se debe ser intransigente sólo en los grandes
principios y conformarse con que se haga el
cincuenta por ciento de lo que uno quiere, dejando
el otro cincuenta por ciento a los demás"; y añade
"en política no se conduce el orden, se conduce
sobre el desorden, el que quiere conducir el orden
fracasa".

El éxito –
Dice Perón, "se concibe, se prepara, se organiza,
se realiza y se explota". Completando la explicación
del fenómeno puntualiza que, en el proceso de
decidir se debe seguir siempre la siguiente lógica:
"ver, base para apreciar; apreciar, base para
resolver; resolver, base para actuar", en cada caso.

La única verdad es la realidad –


Define Perón y con esta medida analiza el proceso
de construcción del poder político en la comunidad.
Para él, "en la conducción acierta el que gana y
desacierta el que pierde" y es alrededor del éxito en
la toma de decisiones que se construye "el prestigio
que asegura la libertad de acción del conductor
mediante la subordinación voluntaria de todos los
hombres que lo siguen y creen en él". Pero advierte
que, inversamente, el fracaso produce desprestigio
y dispersión porque, como dice el refrán popular,
"la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es
huérfana".

Imponer la voluntad propia al adversario –


Es para Perón el objetivo de la conducción política.
Señala que esto se logra dirigiendo acertadamente
una "fuerza" en el "espacio" y en el "tiempo", con
una "estrategia" y numerosas "tácticas", manejando
"información" sobre el contendiente, el "secreto"
sobre los planes propios y la "sorpresa" en la toma
de decisiones.

Estrategia y tácticas –
La estrategia es para él, "el plan de acción para
toda la fuerza, en todo el espacio y en todo el
tiempo", en tanto que las tácticas son "planes
parciales de fuerza, espacio y tiempo vinculados al
desarrollo de la estrategia". Existe, en este
contexto, una "conducción estratégica" a cargo del
"jefe del movimiento político" y varias
"conducciones tácticas" ejercidas por los "dirigentes
y cuadros de conducción y encuadramiento".

Cuatro principios esenciales –


Dice Perón que deben tenerse en cuenta para
tratar de tener éxito en la conducción política. Son:
la "iniciativa", el "centro de gravedad de la batalla",
la "economía de fuerzas" y la "continuidad del
esfuerzo" y que los mismos están íntimamente
relacionados entre sí.
Porque imponer la iniciativa al adversario significa
"obligarlo a responder en los términos que nos
benefician", evitando tener que contestar en los
términos que lo favorecen. Centro de gravedad de
la batalla quiere decir, "elegir un espacio de
confrontación" que permita que nuestras fortalezas
propias compitan con las debilidades del otro.
Economía de fuerzas implica "asignar las
principales fuerzas propias al escenario principal, al
centro de gravedad, y las secundarias a los
escenarios secundarios", en el momento adecuado.
Y continuidad en el esfuerzo es "mantener la
decisión tomada, hasta imponer la voluntad propia
al contendiente".

El liderazgo comienza gregario –


Perón señala que, en su primera etapa, la
conducción es siempre "gregaria". Es decir, se
basa en el personalismo seductor del dirigente, que
comienza a ser seguido por su forma de ser y
actuar por una "masa" que no conoce totalmente su
pensamiento.
Diferencia entre masa y pueblo –
Vinculado a este concepto, diferencia la masa del
pueblo. Eva Perón, exponiendo sobre el
pensamiento de Perón explicó en la ESp36, que "la
masa es un agrupamiento informe de personas sin
conciencia colectiva o social, sin personalidad
social y sin organización social", por lo tanto
manipulable, y que "casi siempre se expresa en
forma violenta"; y que el pueblo, por el contrario, es
una masa que, "mediante un proceso de
adoctrinamiento ha adquirido una conciencia
colectiva o social, personalidad social y
organización social".

Transformar la masa en pueblo mediante el


adoctrinamiento –
Afirma Perón, es la tarea principal del dirigente,
porque recién a partir de esa tarea sistemática de
adoctrinamiento, que lleva tiempo, la masa que
comenzó a seguir al dirigente por su personalidad
empezará conocer la doctrina que él predica.

Conducción orgánica en base a la doctrina –


Y que solo después que la doctrina sea aceptada y
asimilada como propia por la masa, convertida ya
en pueblo, se puede hablar de la "conducción
orgánica en base a la doctrina". Para ejemplificar
este fenómeno hace una parábola con Jesús: "Dios
tuvo que hacer hombre a su Hijo para lograr que los
hombres lo siguieran y sobre la base de su acción
gregaria primero, nació después la doctrina
cristiana".

Diferencia entre conductores y caudillos –


Con esta concepción, Perón diferencia a los
dirigentes. Llama "conductores" a aquellos que
actúan según una doctrina y son también
"maestros" de sus seguidores, ocupándose de
"adoctrinarlos" y de "organizarlos". En tanto que
califica como meros "caudillos", a los que actúan en
función de su poder personal y que subestiman el
valor de las ideas y de la organización.

La doctrina debe inculcarse al pueblo –


Dice Perón, porque son principios simples que
deben formularse como expresión "racional" pero
que deben también llegar al "alma", al sentimiento,
a la emoción del destinatario, de tal manera que
sean también, a partir de cierto momento, un "acto
de fe" para el que los comparte. Esta categoría del
pensamiento pertenece a la formulación del "credo
cristiano" y de allí tomó Perón la idea de que la
doctrina justicialista debía llegar a instalarse en el
corazón de los trabajadores y de sus familias y no
meramente en sus mentes, para llegar a una
"organización espiritual del pueblo", como lo logró;
y no apuntar solo al aglutinamiento de los
dirigentes, tal como ocurría con los demás partidos
políticos hasta ese momento en la Argentina.

Actualización de la doctrina y cambio de formas


de ejecución –
Perón afirma que una relación dinámica une a la
teoría, la doctrina y las formas de ejecución.
Entiende así que, cuando "nuevas realidades"
demandan nuevas respuestas a los dirigentes,
nuevos esfuerzos deben realizarse en el campo de
la teoría para proponer nuevas formas de ejecución
que sustituyan a las anteriores; y que esto se
puede reflejar en una actualización de la doctrina.
Perón señala que las formas de ejecución pueden
ser así "sustituidas" en forma parcial o totalmente y
la doctrina "actualizada". Parcialmente en su
formulación, pero que "son eternos algunos
principios que la sustentan y que forman el
núcleo de la teoría".

Unidad de concepción para la unidad de acción



El adoctrinamiento es para Perón lo que hace
posible la "unidad de concepción" del movimiento
político, condición necesaria para lograr la "unidad
de acción" del mismo, actuando con "unidad,
solidaridad y organización".
Los anticuerpos preservan la organización –
Como narramos al comienzo, para Perón existe
una "similitud entre el organismo fisiológico y el
organismo institucional: las autodefensas son las
que conservan la especie y la organización";
porque la biología ha comprobado que el germen
patógeno que se introduce al organismo vivo, es el
que genera las autodefensas que permiten anular
su acción destructiva.

Los anticuerpos son los miembros


adoctrinados –
Para él, lo mismo ocurre en la organización
institucional desde el concepto justicialista.
Habiendo unidad de concepción, la "acción
disociadora de cualquier dirigente es neutralizada
por los anticuerpos, que son los miembros
adoctrinados del movimiento". Esta acción de
neutralización que hacen los anticuerpos, los
miembros adoctrinados del movimiento en la vida
política del peronismo, explica porque,
históricamente, en todas las épocas, en vida de
Perón y después también, los dirigentes que han
procurado dividir al peronismo, o han tratado de
desviarlo de su cauce nacional y popular, más tarde
o más temprano han fracasado en su intento.
Principios de la organización –
La organización que surge de una doctrina debe
ser para Perón, simultáneamente "simple, objetiva,
estable y perfectible". Simple, porque "debe ser
entendida en su objetivo por el hombre común" y
no solo por el intelectualizado. Objetiva, porque
debe ser "dirigida a un fin" y no a varios al mismo
tiempo para ser eficaz. Estable, porque "sin
continuidad no se puede convocar a participar" en
forma permanente a nadie. Y perfectible, porque
"sin adaptación a los cambios" la organización se
desvincula pronto de la realidad.
Solo la organización vence al tiempo - Afirma Perón
como conclusión. Y añade, "no se vence con
violencia, se vence con inteligencia y organización".
Los principios de la organización serán retomados y
ampliados en IV - Comunidad Organizada.
II - Concepción de la Historia como
Evolución

La historia como evolución comprende a las


revoluciones-
Perón no sistematizará su concepción de la historia
en un libro, pero expondrá una síntesis actualizada
de la misma en partes de los reportajes fílmicos
que le fueron realizados en la etapa final de su
exilio en Madrid37, en partes de las exposiciones
que realizará en la CGT a su regreso a la Patria y
en parte del mensaje que el 10 de mayo de 1974
ofrecerá como Presidente de la Nación ante el
Congreso de la Nación". En ellos explicará que
para él la noción de "evolución" es central y que la
noción de "revolución" es complementaria a la
misma. Porque para él, "el mundo nunca ha sido
estático, sino que ha estado siempre en evolución
permanente y las revoluciones son parte de esa
evolución". Ubicando a la evolución como "obra de
la naturaleza y del fatalismo histórico" y a las
revoluciones como "los cambios estructurales
necesarios que se practican para ponerse de
acuerdo con la evolución de la humanidad, que es
la que rige todos los cambios que han de
realizarse"; y a los hombres dentro de la historia
como "agentes que crean sistemas para servir a
esa evolución y colocarse dentro de ella". Perón
advierte que los hombres, generalmente, tienen la
ilusión de creer que son los autores de la evolución
y, por esa falsa apreciación, los llama "un poco
angelitos". Según él, lo que en realidad ocurre
siempre, es que "los hombres se ven obligados a
aceptar la evolución y adaptarse a la misma
cambiando los sistemas periféricos".

Nuestra revolución es una adaptación a la


evolución –
Refiriéndose a su propia acción política precisó al
respecto, "la revolución que nosotros postulamos
no es una causa, sino un efecto de esa evolución,
que nosotros debemos poner al día a través de
sistemas". Por eso, su actitud como conductor
político fue, permanentemente, tratar de
desentrañar el sentido posible de la evolución
futura, para así poder construir a tiempo "las
monturas adecuadas para cabalgar los cambios y
adaptarse con éxito a los mismos". Evolución hacia
integraciones cada vez mayores - Una de las
cuestiones que caracterizan a la evolución según
Perón, es que "desde que el hombre comenzó a
tener sentido como habitante de la Tierra, todas las
evoluciones se han hecho hacia integraciones
mayores: la primera fue la familia; a continuación
vino el clan, la unión de varias familias; después
vino la tribu, reunión mayor; luego vino el estado
primitivo; más tarde la ciudad; después vino el
estado feudal".

Del nacionalismo al continentalismo y al


universalismo -
"Luego vino la nacionalidad, las naciones; ahora
vienen los continentes integrados, el
continentalismo; y es muy probable que, siguiendo
esta escala de evoluciones, lleguemos pronto al
universalismo, es decir, a la integración total de los
habitantes de la Tierra".
Aceleración de los tiempos históricos –
Otro aspecto que Perón introdujo en su visión de la
evolución, es la referencia a la aceleración de los
tiempos históricos, cuestión que se está
verificando. En ese sentido el señaló que, "la
evolución de la humanidad se acelera cada día
más. El medioevo, en la época de la carreta, duró
cinco siglos; la etapa del demo-liberalismo, de las
nacionalidades, va durando dos siglos, pero ya es
la época del automóvil; el continentalismo quién
sabe si durará 25 o 30 años, en la época del jet;
porque esta evolución marcha con la velocidad de
los medios que la impulsa, estaremos llegando ya
'al universalismo. Nosotros debemos pensar que,
quizás antes del año 2000 se va a tener que
producir, indefectiblemente, la integración
universal".

El año 2000 nos encontrará unidos o dominados



Este pronóstico de Perón, ubicando el 2000 como
un momento bisagra de la historia en que
emergería el continentalismo, estuvo presente
desde un principio en su pensamiento. En forma
coherente con esta visión anticipatoria de la
evolución futura, en 1948 dio a conocer un Mensaje
a los Jóvenes del Año 2000 en el que advirtió que
el 2000 nos encontrará a los sudamericanos
"unidos o dominados'<". Unidos, si logramos tener
una organización que integre continentalmente a
los estados nacionales. Dominados, si no.

Con cada evolución cambian los sistemas


sociales –
Perón complementará esta visión del derrotero
humano por las etapas históricas mencionadas, con
un análisis de los cambios que se operarán en los
sistemas sociales en cada salto evolutivo. Señala
así que lo primero fue el trabajo colectivo de las
familias, clanes y tribus en los orígenes de la
humanidad; que fue sustituido después por el
trabajo esclavo en las ciudades y estados
primitivos; que con el feudalismo murió lo anterior y
aparecieron las corporaciones de oficios de
artesanos urbanos y los campesinos vasallos del
señor feudal.

Capitalismo y comunismo perimidos –


Y que con la nacionalidad "nacen el sistema demo-
liberal- capitalista y el sistema comunista, porque
los dos nacen en el siglo XVIII y se desarrollan en
los siglos XIX y principios del XX", afirmando que
"los dos hoy ya están perimidos. Porque han sido
superados ya por la evolución, porque han sido
creados para servir a la etapa de las
nacionalidades, que hoy también está terminando
para dar nacimiento al continentalismo".
Sistema social más solidario en el
continentalismo –
En ese sentido Perón señaló que será la
"democracia social" o "democracia integrada", un
sistema más solidario con una "economía social"
destinada a reemplazar el "sacrificio" por el
"esfuerzo" en una "comunidad organizada", el
sistema social que emergería con el advenimiento
del continentalismo en su tránsito hacia el
universalismo.

Neocolonialismo o liberación hacia el


universalismo –
Complementando esta visión explicará que "se
percibe ya con firmeza que la sociedad mundial se
orienta hacia un universalismo que, a pocas
décadas del presente, nos puede conducir a formas
integradas, tanto en el orden económico como en el
político". Pero, al mismo tiempo advertirá que,
"mientras se realice el proceso universalista,
existen dos únicas alternativas para nuestros
países: neocolonialismo o liberación".

Nacionalismo cultural en el universalismo –


Porque "el itinerario es inexorable y tenemos que
prepararnos para recorrerlo; y, aunque ello parezca
contradictorio, tal evento nos exige desarrollar
desde ya un profundo nacionalismo cultural como
única manera de fortificar el ser nacional, para
preservarlo con individualidad propia en las etapas
que se avecinan"; porque "el mundo en su conjunto
no podrá constituir un sistema, sin que a su vez
estén integrados los países en procesos paralelos".

Unidad de todos los trabajadores del mundo –


En ese sentido agregará que, para que la liberación
de nuestros países sea posible, será "necesaria
una firme y efectiva unión de todos los trabajadores
del mundo, dada por el hecho de serio y por lo que
ellos representan en la vida de los pueblos".
Concebir la sociedad mundial como un sistema - En
este contexto evaluará que "la integración
económica podrá realizarse cuando los
imperialismos tomen debida conciencia de que han
entrado en una nueva etapa de su accionar
histórico y que servirán mejor al mundo en su
conjunto y a ellos mismos, en la medida en que
contribuyan a concebir y accionar a la sociedad
mundial como un sistema, cuyo único objetivo
resida en lograr la realización del hombre en
plenitud dentro de esa sociedad mundial."

El universalismo ante la crisis ecológica –


Refiriéndose a los conflictos que se abrirían en el
mundo a medida que se aproxima al
universalismo". Perón hizo referencia a las
conclusiones que él saco de la Primera Conferencia
Mundial sobre el Medio Ambiente que tuvo lugar en
Estocolmo, Suecia, en 1972. El primer encuentro
que puso en la agenda mundial la cuestión de la
"ecología" y la necesidad de lograr un "desarrollo
económico sustentable en el medio ambiente".

Universalización o hecatombe –
Al respecto Perón afirmó, haciendo suyas las
palabras de un experto que no nombra, que "allí en
primer lugar, no se habló de países, se habló de la
Tierra. Segundo, nos dimos cuenta de que el
mundo marcha hacia la universalización o hacia la
hecatombe. Y tercero, nos dimos cuenta de lo
estúpidos que han sido los hombres que durante
siglos han muerto por millones, defendiendo unas
fronteras que solo estaban en su imaginación".

Acuerdo geopolítico o supresión biológica –


En forma coherente con este análisis, Perón
advertirá a continuación que "las soluciones han
sido siempre de dos naturalezas: una es la
supresión biológica, es decir, matar gente, de lo
cual se encargan las guerras, las pestes y el
hambre, que es la enfermedad que más mata en la
Tierra"; o sea, la hecatombe. Y la otra solución es
el reordenamiento geopolítico, que permite una
mayor producción y mejor distribución de los
medios de subsistencia"; es decir, la
universalización.

Los imperialismos o los pueblos –


Concluyendo que "si esta integración universal la
realizara cualquiera de los imperialismos, la haría
en su provecho y no en provecho de los demás.
Solamente la conformación de un tercer' mundo
podría ser una garantía para que la humanidad
pudiese disfrutar de un mundo mejor en el futuro.
Pero para eso, ese tercer mundo tiene que
organizarse y fortalecerse”.

Mensaje ecológico –
En forma coherente con su opción por un acuerdo
geopolítico que construya
La universalización desde los pueblos del tercer
mundo, para evitar la hecatombe a la que pueden
llevar los imperialismos, Perón dio a conocer un
Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo
referido a la situación del medio ambiente". Allí
señaló que hay que tomar conciencia "de la marcha
suicida que la humanidad ha emprendido a través
de la contaminación del medio ambiente y la
biósfera, la dilapidación de los recursos naturales,
el crecimiento sin freno de la población y la
sobrestimación de la tecnología", convocando a
"invertir de inmediato la dirección de esa marcha a
través de una acción mancomunada internacional".

IV - Teoría de la Comunidad Organizada:


Introducción a los Principios

Filosóficos y Organizativos

Introducción a la lectura del libro La


Comunidad Organizada –
La Comunidad Organizada es un libro de teoría que
consta de XXII Capítulos, muy difícil de abordar sin
una formación previa en materia filosófica.

Las claves del texto –


No obstante, los ajenos a la materia, podemos
hacer un abordaje al mismo si hacemos una lectura
política del mismo que desentrañe las claves de su
estructura como texto. Y una de las claves es que
Perón, siguiendo su método didáctico que apunta a
sintetizar en forma de doctrina a la teoría, colocó
los Títulos de cada Capítulo en síntesis doctrinaria.
Es recomendable seguir este texto, con el libro
abierto, para comparar y comprobar lo que aquí se
afirma. Veamos.

La tesis –
En los Capítulos 1, 11 Y 111 del libro, Perón
presenta una tesis, la que podemos sintetizar en un
solo concepto afirmativo, haciendo una lectura
encadenada de los respectivos Títulos de los
mismos, como la que sigue a continuación.

De la crisis de valores a un nuevo renacer –


En ellos Perón afirma <"El hombre y la sociedad se
enfrentan con la más profunda crisis de valores que
registra su evolución" (Título 1), pero "el hombre
puede desafiar cualquier mudanza si se halla
armado de una sólida verdad" (Titulo 11) porque,
"si la crisis medieval condujo al Renacimiento, la de
hoy, con el hombre más libre y la conciencia más
capaz, puede llevar a un renacer más
esplendoroso" (Título 111».

Realismo y esperanza –
Se trata de una visión realista, porque reconoce a
la crisis de valores como la más profunda de la
historia de la humanidad. Pero es esperanzada,
porque apuesta a la posibilidad de un nuevo
renacimiento de la civilización.
El viaje por la historia de la filosofía –
Entre los Capítulos IV y XVII Perón hace un viaje
por la historia de la filosofía, desde el hombre
primitivo de los comienzos de la humanidad, para
quien su primera inquietud fue "La Preocupación
Teológica" (Título IV); hasta el hombre
complejizado de mediados del siglo XX, que se
pregunta si "¿La felicidad que el hombre anhela
pertenecerá al reino de lo material o lograrán las
aspiraciones anímicas del hombre el camino de la
perfección?" (Títulos XVII). Esta es la parte del libro
que, en una primera etapa de lectura, se
recomienda saltar para concentrarse directamente
en los últimos cinco capítulos.

La propuesta –
Como conclusión de ese tránsito por la historia de
la filosofía, Perón desgranará finalmente su
propuesta, la que tomará forma en los Capítulos
XVIII, XIX, XX, XXI Y XXII finales. Si hacemos
nuevamente una lectura encadenada de los Títulos
de esos Capítulos, construyendo un solo discurso
surge lo siguiente.
El renacer es proporción, armonía y equilibrio
en la comunidad organizada –
<El renacer podrá lograrse sí los dirigentes vuelven
a considerar a "el hombre como portador de valores
máximos y célula del bien generar (Título XVIII) y
toman conciencia de que "hay que devolver al
hombre la fe en su misión" (Título XIX) perdida en
medio de la crisis de valores generada por el
materialismo; y que esto podrá concretarse, solo si
los dirigentes se abocan a construir una
"comunidad organizada" cuyo "sentido de la norma"
(Título XX) sea capaz de neutralizar "la terrible
anulación del hombre por el Estado" estimulando el
desarrollo del "pensamiento democrático del futuro"
(Título XXI), para lograr así que reine en esa
comunidad organizada el "sentido de proporción",
el "anhelo de armonía" y la "necesidad de
equilibrio" (Título XXII».

Síntesis textual de la propuesta –


Para ampliar este análisis nos meteremos en el
texto, ensamblando en un solo discurso partes de
lo expresado en forma textual por Perón en los
Capítulos XXI y XXII, colocando como final, el final
de Perón en su exposición.
Armonía entre materia y espíritu y entre
individuo y comunidad –
<"(Capítulo REC...) La crisis de nuestro tiempo es
materialista. Hay demasiados deseos insatisfechos,
porque la primera luz de la cultura moderna se ha
esparcido sobre los derechos y no sobre las
obligaciones (...) lo que importa hoy es persistir en
ese principio de justicia, para recuperar el sentido
de la vida, para devolver al hombre su absoluto. Ni
la justicia social ni la libertad, motores de nuestro
tiempo, son comprensibles en una comunidad
montada sobre seres insectificados; a menos que,
a modo de dolorosa solución, el ideal se concentre
en el mecanismo omnipotente del Estado. Nuestra
comunidad, a la que debemos aspirar, es aquella
donde la libertad y la responsabilidad son causa y
efecto, en que exista una alegría de ser fundada en
la persuasión de la dignidad propia. Una comunidad
donde el individuo tenga realmente algo que ofrecer
al bien general, algo que integrar y no sólo su
presencia muda y temerosa. ( ... ) La sociedad
tendrá que ser una armonía en la que no se
produzca disonancia ninguna: ni predominio de la
materia, ni estado de fantasía. En esa armonía que
preside la norma puede hablarse de un
colectivismo logrado por la superación, por la
cultura, por el equilibrio. En tal régimen no es la
libertad una palabra vacía, porque viene
determinada su condición por la suma de libertades
y por el estado ético y la moral (...). (Capítulo
XXII...) No nos está permitido dudar de la
trascendencia de los momentos que aguardan a la
humanidad. El pensamiento noble, espoleado por
su vocación de verdad, trata de ajustar un nuevo
paisaje. Las incógnitas históricas son ciertamente
considerables, pero no retrasarán un solo día la
marcha de los pueblos por grande que su
incertidumbre nos parezca. Importa, por tanto,
conciliar nuestro sentido de la perfección con la
naturaleza de los hechos, restablecer la armonía
entre el progreso material y los valores espirituales
y proporcionar nuevamente al hombre una visión
certera de su realidad. Nosotros somos
colectivistas, pero la base de ese colectivismo es
de signo individualista, y su raíz es una suprema fe
en el tesoro que el hombre, por el hecho de existir,
representa. ( ... ) Lo que nuestra filosofía intenta
restablecer al emplear el término armonía es,
cabalmente, el sentido de plenitud de la existencia.
Al principio hegeliano de realización del yo en el
nosotros, apuntamos la necesidad de que ese
nosotros, se realice y perfeccione por el yo. Nuestra
comunidad tenderá a ser de hombres y no de
bestias. Nuestra disciplina tiende a ser
conocimiento, busca ser cultura. Nuestra libertad,
coexistencia de las libertades que procede de una
ética para la que el bien general se halla siempre
vivo, presente, indeclinable. El progreso social no
debe mendigar ni asesinar, sino realizarse por la
conciencia plena de su inexorabilidad. La náusea
está desterrada de este mundo, que podrá parecer
ideal, pero que es en nosotros un convencimiento
de cosa realizable. Esta comunidad que persigue
fines espirituales y materiales, que tiende a
superarse, que anhela mejorar y ser más justa, más
buena y más feliz, en la que el individuo puede
realizarse y realizarla simultáneamente, dará al
hombre futuro la bienvenida desde su alta torre con
la noble convicción de Spinoza: Sentimos,
experimentamos, que somos eternos".>

La comunidad organizada como tercera


posición filosófica –
Con esta visión, Perón construye una "tercera
posición filosófica" centrada en armonizar los
derechos individuales con los derechos sociales; y
las necesidades materiales con las espirituales de
las personas, en la construcción política de la
civilización.

Edad suma de valores –


Porque, "si hubo épocas de exclusiva acentuación
ideal y otras de acentuación material, la nuestra
debe realizar sus ambiciosos fines nobles por la
armonía (...) ésta debe ser una edad-suma-de-
valores" (Capítulo XXI).

Construir un colectivismo de signo


individualista –
El modelo comunidad organizada así definido por
Perón se diferencia tanto de los modelos de
ordenamiento social individualistas que dan
preeminencia al yo sobre el nosotros, como de los
modelos colectivistas que ponen el nosotros por
sobre el yo. Perón coloca dentro del colectivismo
no solo al comunismo, sino también al fascismo y al
nazismo; porque al analizar la evolución del
pensamiento europeo puntualiza al respecto en otra
parte del texto que: "Hegel convertirá en Dios al
Estado. La vida ideal y el mundo espiritual que halló
abandonados, los recogió para sacrificarlos a la
Providencia estatal, convertida en serie de
absolutos. De esta concepción filosófica derivará la
traslación posterior: el materialismo conducirá al
marxismo, y el idealismo, que ya no acentúa sobre
el hombre, será en los sucesores y en los
intérpretes de Hegel la deificación del estado ideal,
con su consecuencia necesaria: la insectificación
del individuo (...). Lo que en ambas formas se hace
patente, es la anulación del hombre como tal, su
desaparición progresiva frente al aparato externo
del progreso, el estado fáustico o la comunidad
mecanizada". (Capítulo XXI). Por eso propone
como nueva síntesis: la construcción de un
"colectivismo de signo individualista" donde el yo se
realice en el nosotros y el nosotros se realice en
cada yo. (Capítulo XXII)

En el cruce de los cuatro polos de la filosofía –


Esta tercera posición le permitió a Perón colocarse
en el cruce y en forma equidistante de los cuatro
polos de la filosofía, que han pretendido encuadrar
a los pueblos a lo largo de la historia:

El individualismo espiritualista –
De carácter contemplativo, es la filosofía que
predica el mejoramiento de la sociedad a través del
viaje interior de perfeccionamiento espiritual de
cada persona, al tiempo que se despreocupa del
destino material y social de la comunidad.
Concepción que tiene fuerte vigencia en algunos
países asiáticos que tienen a vastos sectores de su
población sumergida en la miseria crónica.

El individualismo materialista –
Corporizado en el capitalismo, es el sistema donde
tener es más importante que ser y en el cual se
desprecia la dimensión espiritual y social de la
convivencia humana. El que opera impunemente en
todos los países con economía de mercado que no
han construido su estado de bienestar o logrado la
justicia social, por lo tanto no logran la integración
social y tienen, por ello, grandes sectores de su
población sometidos a la marginación y la pobreza.
Para Perón, se trata de "un individualismo amoral
predispuesto al egoísmo, a la subversión, al retorno
a estados inferiores de la evolución de 1a especie,
el homo hominis lupus, el hombre lobo del hombre"
que describe el filósofo Hobbes; y lo critica porque
pone la sociedad al servicio de la economía y ésta
al servicio del capital. (Capítulo IX).

El colectivismo materialista –
Es la construcción política concentrada en
organizar la dimensión social y material de la
comunidad, pero quitándole valor a la dimensión
individual y espiritual de la existencia humana;
corporizado esto en el modelo comunista.
El colectivismo espiritualista - Construcción política
que a la dimensión social y material de la
comunidad le agrega una dimensión económica y
espiritual individual permitida, pero descree
igualmente de la dimensión política individual de la
existencia humana; sistema que fue encarnado por
el nacionalsocialismo y el fascismo.

Combatir la crisis con fe en la misión del


hombre –
Como ya vimos, Perón define a lo largo del texto,
que la crisis actual es materialista y que es la más
profunda crisis de valores que registra la evolución;
pero es esperanzado y combate filosóficamente
contra la "angustia", la "nausea" y el "desencanto"
que auto derrotan a los hombres durante las crisis,
proponiendo "devolver al hombre la fe en su misión,
en lo individual, en lo familiar y en lo colectivo"
(Capítulo XIX).

Una misión a la vez individual, familiar y social –


Aquí es muy importante destacar que para Perón,
las personas que pueden dar soporte a un nuevo
renacer, deben estar armadas de una nueva fe en
la misión humana sobre la Tierra que articule, al
mismo tiempo, el interés individual con el familiar y
a ambos con el colectivo; diferenciándose del
individualismo que acentúa sobre lo individual y
familiar, pero se desentiende de lo colectivo; como
del colectivismo que acentúa sobre lo comunitario,
pero se desentiende de lo individual y familiar,

La comunidad organizada como modelo de


ordenamiento social –
En oportunidad de exponer su mensaje ante el
Congreso de la Nación el 10 de mayo de 1954,
Perón reseño su teoría de lo que es la comunidad
organizada como modelo de ordenamiento social.
Ese mensaje fue pronunciado por Perón ante los
senadores y diputados nacionales después de ocho
años de ejercer la Presidencia de la Nación, pero
teniendo como invitados especiales a los dirigentes
de las organizaciones empresarias (Confederación
General Económica) y sindicales (CGT), así como a
los dirigentes de otras organizaciones sociales y
culturales de la comunidad; que él había alentado
en su proceso de creación y desarrollo desde que
había asumido como Secretario de Trabajo y
Previsión".

Gobierno, Estado y Organizaciones Libres del


Pueblo –
Allí Perón reiteró que para el justicialismo "la
política es solo un medio para alcanzar la grandeza
de la nación y la felicidad del pueblo", explicitando
con claridad que estaba en desarrollo práctico una
"comunidad organizada" i""'" que, como modelo de
ordenamiento social, se apoya en tres grandes
actores: "el Gobierno, el Estado y las
Organizaciones Libres del Pueblo", Donde el
Gobierno gestiona el Estado y conduce la Nación
con el concurso del pueblo organizado; y de esta
manera puede ser la comunidad organizada, una
"verdadera democracia, en donde el gobierno hace
lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés,
el del pueblo",
El pueblo organizado es la fuente del poder –
En esta comunidad organizada, el núcleo fundador
del poder es para Perón, "el pueblo libremente
organizado, que es quien elige al Gobierno; que, a
su vez, organiza el Estado al servicio de la libertad
del pueblo", Perón sostiene que "el pueblo es libre,
solo si está organizado", es decir, que mediante un
proceso de formación y adoctrinamiento "ha
adquirido una personalidad social y ha dejado de
ser una masa desorganizada", para expresar sus
intereses por medio de sus organizaciones libres,
dentro de la comunidad a la que pertenece.

Gobierno y Estado esclavos de la libertad del


pueblo –
Perón entiende que "el pueblo debe ser libre dentro
de la ley y dentro de una ética, sin la cual la libertad
es un mito"; y que, "el Gobierno y el Estado deben
ser esclavos de su deber para asegurar la libertad
del pueblo". Organizaciones políticas, económicas,
sociales y culturales - Perón afirma que las
organizaciones libres del pueblo pueden ser
"políticas, económicas, sociales, o culturales". En
esta definición entran todas las organizaciones
legales que no son, ni el Gobierno, ni el Estado. Es
decir, comprende a empresas, cooperativas,
mutuales, fundaciones, sindicatos, asociaciones
empresarias, partidos y agrupaciones políticas,
clubes, asociaciones culturales, sociedades sin
fines de lucro de cualquier tipo, organizaciones
religiosas, etc.

Un perfil preponderante pero no exclusivo –


Perón entiende que para ser eficaces en su acción
y, a su vez, poder articularse organizadamente con
el Estado y el Gobierno, las organizaciones libres
del pueblo "deben desarrollarse sobre los principios
orgánico-funcionales de simplicidad, objetividad,
estabilidad y perfectibilidad" ya vistos; y tener en
cuenta que "una organización es solo
preponderantemente social, o económica, o
política, o cultural, pero que, ninguna de ellas es
absoluta y totalmente, social, o económica, o
política, o cultural".

Armonía, apresurados y retardatarios –


Esta preocupación filosófica de Perón por el
sentido de la proporción, el anhelo de armonía y la
necesidad de equilibrio, tiene también su
formulación en el campo político práctico de
construcción de la comunidad organizada. El
señaló que "es indudable que en todos los
movimientos revolucionarios existen tres clases de
enfoques: de un lado, el de los apresurados, que
creen que todo anda despacio, que no se hace
nada, porque no se rompen las cosas ni se mata
gente. Otro sector está formado por los
retardatarios, esos que no quieren que se haga
nada, y entonces hacen todo lo posible para que la
revolución no se realice. Entre estos dos extremos
perniciosos existe un enfoque, que es el del
equilibrio, y que conforma la acción de una política
que es el arte de hacer lo posible: no ir más allá, ni
quedarse más acá, pero hacer lo posible en
beneficio de los pueblos". Perón añade que "quizá
los inventores de la revolución organizada hayan
sido los griegos, que nos legaron la demos griega y
la revolución de Platón; pero la Grecia de ese
tiempo, antes de lanzar la revolución, colocó en el
frontispicio de todas sus universidades una frase
que indica lo que la revolución debe ser. Decía esa
frase: todo en su medida y armoniosamente. Eso
es la revolución: los cambios realizados en su
medida y armoniosamente, para que no llegue a
resultar que el remedio sea peor que la
enfermedad+'.

Justicialismo, centro, derecha e izquierda –


Traduciendo su filosofía del equilibrio, de la
proporción y de la armonía a la faz práctica de la
conducción política, Perón precisó de esta manera,
la ubicación de su pensamiento respecto a la
derecha, la izquierda y el centro: "el partido
centrista, como el izquierdista y el derechista es
sectario, y nosotros somos totalmente anti-
sectarios. Para nosotros no hay nada cierto, ni
nada que se pueda negar, previo a una
comprobación que nosotros hacemos en el método
que aplicamos. Nuestra tercera posición ¿es una
posición centrista, como se la ha llamado en
algunas partes? No. Es una colocación ideológica
que está en el centro, la izquierda o la derecha,
según los hechos. Nos colocamos en esa posición,
totalmente libres de prejuicios y de otras cosas que
no sea la realidad. No diremos que somos realistas;
diremos, más bien, justicialistas, es decir, nos
basamos en la justicia aunque esta no sea la
realidad. Lo justo es justo; es lo único que sabemos
y tratamos de hacerlo":".

v - Vigencia del Pensamiento de Perón

La idea de comunidad organizada ha


sobrevivido a los cambios de la evolución –
Completado este análisis, se puede afirmar que la
propuesta de armonía proporción y equilibrio entre
los derechos individuales y colectivos y entre las
necesidad materiales y espirituales de los pueblos y
de las personas en una comunidad organizada, ha
sobrevivido a los cambios de la evolución sin tener
que arriar banderas, como sí ha pasado con el
liberalismo y el marxismo. El liberalismo ha tenido
que abandonar hace mucho, el dominio del libre
mercado como absoluto. Y el marxismo ha tenido
que abandonar no hace tanto, el dominio del estado
como absoluto. El justicialismo como tercera
posición filosófica, nunca planteo ninguno de esos
extremos, sino que propuso desde siempre,
mediante la conducción política, arbitrar desde el
Estado entre el capital y trabajo, para que cada uno
se quede con el cincuenta por ciento de la riqueza.
El poder estatal es continentalista –
Perón vaticinó que, después del año 2000, o sea
ahora, a comienzos del Siglo XXI, los poderes
estatales dominantes serían de dimensión
continental y que, los que no alcanzaran esa
dimensión serían dominados. Y es lo que ocurre.
Estados Unidos y la Unión Europea se han
constituido en los Estados semicontinentales
industriales dominantes. Y China, Rusia e India, se
han constituido en los Estados semicontinentales
industriales emergentes que disputan de igual a
igual, en el ámbito del poder mundial, con los
Estados semicontinentales industriales dominantes.

Los sudamericanos estamos dominados


porque estamos desunidos –
América del Sur ha quedado afuera de ese
escenario continentallsta de disputa del poder
mundial. Es porque no alcanzaron los correctos
esfuerzos políticos que hicimos a partir del 2005
(en que se le dijo No al Acuerdo de Libre Comercio
de, las Américas hegemonizado por EEUU) para
lograr que la Unión de Naciones Sudamericanas
(UNASUR) creada en el 2008, se convirtiera en un
poder geopolítico continental estatal industrial
autónomo emergente consolidado. A consecuencia
de ello, ese proceso de unidad inconclusa está en
pleno proceso de reversión, bajo el comando de
EEUU. y los sudamericanos estamos dominados.
Otro acierto de Perón, en este caso, para
lamentamos.

Estamos en la globalización del imperio


capitalista –
Perón vaticinó también que, después de la etapa
continentalista vendría inexorablemente la
integración total de los habitantes de la Tierra; y
que, si esa integración la hacía cualquiera de los
imperialismos, lo haría en su propio beneficio,
Que la alternativa era hacerla desde los países del
tercer mundo en beneficio de los pueblos. Desde
entonces hasta ahora, la noción geopolítica de
primero, segundo y tercer mundo cayó en desuso.
Porque el imperialismo soviético que expresaba el
segundo mundo comunista, fue vencido por el
capitalismo y despareció. Y el imperialismo
norteamericano que expresaba la noción de primer
mundo capitalista, transformó su característica. Se
convirtió en la globalización capitalista financiera
cultural tecnológica y militar que articula la alianza
anglo norteamericana israelí en beneficio de las
élites, no de los pueblos. O sea, el vaticinio de
Perón se cumplió.
Universalización en beneficio de los pueblos –
Queda como alternativa a la globalización hecha en
beneficio de las elites, la universalización hecha en
beneficio de los pueblos que visualizó Perón.
A esa universalización, él le propuso un programa
de reforma mundial de la economía basado en un
acuerdo geopolítico que permita producir más y
distribuir mejor la riqueza en beneficio de los
pueblos, haciéndose cargo también del problema
ambiental. Esta propuesta de Perón está viva y en
pleno proceso de recreación doctrinaria, encarnada
por el Papa Francisco con la carta pastoral
Evangelii Gaudium y la encíclica Laudato Sí.

Conducción Política –
Los principios del arte están también vigentes. Son
una herramienta para la formación y capacitación
de las nuevas generaciones de dirigentes y cuadros
que aspiren a organizar al pueblo y conducir a la
nación. Modelo Argentino para el Proyecto Nacional
- Perón preparó como última síntesis de su
pensamiento justicialista un libro, que no llegó a
editar, que tituló: Modelo Argentino para el Proyecto
Nacional. Estaba destinado a ser el documento que
presentaría a la futura Convención Constituyente
que, tal como anunció en 10 de mayo de 1974 al
Congreso de la Nación, pensaba convocar para
redefinir los contenidos de la Constitución Nacional,
cosa que no pudo hacer porque se fue de este
mundo el 10 de julio de ese año.
El pensamiento de Perón es una guía
plenamente vigente –
Que los argentinos, peronistas y no peronistas,
tenemos a mano para hacer frente a la crisis de
sometimiento al poder mundial y de destrucción del
bienestar social que sufre nuestra Patria desde
hace tres años. Predicar este pensamiento y
hacerlo conocer a las nuevas generaciones es una
responsabilidad que las viejas generaciones
debemos asumir, porque de la transmisión de la
memoria histórica de los procesos de construcción
nacionales y populares y de los pensamientos
políticos que los sustentaron, depende la
continuidad o la quiebra de la memoria histórica de
la cultura política nacional y popular que desde la
Revolución de Mayo viene batallando por construir
la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo.

Bibliografía:

1 Las Veinte Verdades del Peronismo, La Fuerza


es el Derecho de las Bestias, Juan D. Perón, Los
Libros del Exilio, Corregidor,
1996, Argentina.
2 Conducción Política, Juan D. Perón, Ediciones
Pueblos del Sur, 2012, Argentina.
3 Las Veinte Verdades del Peronismo, ob. cit.
4 Conducción Política, ob. cit.
5 Yo Perón, Enrique Pavón Pereyra, MILSA, 1993,
Argentina.
6 Juancito Sosa, El Indio que Cambió la Historia,
Hipólito Barreiro, Ediciones Tehuelche, 2000,
Argentina.
7 Yo Perón, ob. cit.
8 Revista Panorama, Editorial Abril, Argentina,
entrevista a Juan Domingo Perón en Madrid,
Tomás Eloy Martínez, 14 de abril de
1970.
9 Revista Panorama, ob. cit.
10 El Hombre del Destino, fascículo 1, Enrique
Pavón Pereyra, Editorial Abril, 1974, Argentina. El
Subteniente Perón, Hugo Alfredo
García, Fabro, 2013, Argentina.
11 El Hombre del Destino, fascículo 3, ob. cit.
12 El Hombre del Destino, fascículo 6, ob. cit.
13 El Hombre del Destino, fascículo 7, ob. cit. Yo,
Perón, ob. cit.
14 Antecedentes de la Encíclica Rerum Novarum,
Rafael Llerena Amadeo, CIES, 1999, Argentina.
15 Primer Congreso Nacional de Filosofía,
http://www.filosofia.org/mfb/1949a128.htm.
16 Yo Perón, ob. cit. Mi encuentro con Perón,
Memorias e Ideales, Julián Licastro, Ediciones
Lumiere, 2004, Argentina. Perón en
Roma, Ignacio M. Cloppet, Fabro, 2015, Argentina.
17 Apuntes de Historia Militar, Juan D. Perón,
Ediciones Pueblos del Sur, 2014, Argentina.
18 Significado de la Defensa Nacional desde el
Punto de Vista Militar, Ediciones Pueblos del Sur,
Argentina, 2014.
19 Yo Perón, ob. cit.
20 Siete Escolios sobre Perón, Fermín Chaves,
Ediciones Teoría, 200'1, Argentina.
21 El Perón Liberal, Claudio Chaves, Biblioteca
Jorge Abelardo Ramos, 1999, Argentina.
22 Sindicalismo y Peronismo, Los Comienzos de un
Vínculo Perdurable, Hugo Del Campo, Siglo XXI,
2005, Argentina.
23 Tres Revoluciones Militares, Juan D. Perón,
Editorial Megafón, 1982, Argentina.
24 Documentos del GOU, Ediciones Pueblos del
Sur, 2014, Argentina.
25 El 45, Félix Luna, Sudamericana, 1972.
26 El Partido Laborista, Luis Gay, Biblos, 1999.
27 Conducción Política, ob. cit.
28 Evita Capitana, El Partido Peronista Femenino,
Carolina Barry, Ediciones UTREF, 2009, Argentina.
29 Constitución de 1949,
https://www.wipo.intledocs/lexdocs/laws/es/ar/ar146
es.pdf.
30 Primer Congreso Nacional de Filosofía, ob. cit.
31 La Comunidad Organizada, Juan D. Perón,
Fabro, 2010, Argentina.
32 Las Veinte Verdades del Peronismo, ob. cit.
33 Conducción Política, ob. cit.
34 Historia del Peronismo, Eva Perón, Ediciones
Pueblos del Sur, 2012, Argentina.
35 Conducción Política, ob. cit.
36 Historia del Peronismo, ob. cit.
37 La Revolución Justicialista, Reportaje Fllrnico a
Juan D. Perón, Madrid, 1972, Grupo Cine y
Liberación, 1973, Argentina.
Actualización Política y Doctrinaria para la Toma
del Poder, Grupo Cine y Liberación, 1971,
Argentina.
38 Mensajes del Presidente Perón, Secretaría de
Prensa y Difusión, junio de 1973/mayo de 1974,
Presidencia de la Nación, Argentina.
39 Mensaje a los Jóvenes del Año 2000, Juan D.
Perón, Editorial de la Reconstrucción, 1973,
Argentina.
40 Mensaje del Presidente Perón al Congreso de la
Nación, 10 de mayo de 1974, Secretaría de Prensa
y Difusión, Presidencia de la Nación, Argentina.
41 Conferencia en la CGT, 30 de julio de 1973,
Secretaría de Prensa y Difusión, ob. cit.
42 Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo,
Juan D. Perón, Revista Hechos e Ideas, Tercera
Epoca, setiembre de 1973, Argentina.
43 Mensaje del Presidente Perón al Congreso de la
Nación, 10 de mayo de 1954, Editorial de la
Reconstrucción, 1973, Argentina.
44 Conferencia en la CGT, 30 de julio de 1973, ob.
cit.
45 Exposición en la Confederación de Intelectuales,
Juan D. Perón, Editorial de la Reconstrucción,
1973, Argentina.
Mario Bertellotti

Periodista e intelectual peronista que inició su


actividad profesional en la Agencia Noticias
Argentinas y Radio Continental y la culminó como
Director de Prensa del Ente Tripartito de Obras y
Servicios Sanitario (ETOSS) y del Ente Regulador
de Agua y Saneamiento (ERAS). En el ínterin fue
profesor de la Escuela de Periodismo del Círculo
de la Prensa y se capacitó en Comunicación
Institucional en Organismos Públicos (Universidad
Austral). En su rol político se desempeñó como
director en la Secretaría de Prensa y Difusión de la
Presidencia de la Nación, fue asesor de la
Comisión de Comunicaciones de la Cámara de
Diputados de la Nación y secretario del Consejo
Federal de Comunicación Social. También profesor
del Instituto de Formación Política del Partido
Justicialista de La Plata y del Instituto Gestar del
Partido Justicialista, miembro del Consejo
Académico del Instituto de Altos Estudios Juan
Perón (IAEJP) e integrante del Instituto de Estudios
para la Integración (CEPI). Es autor de diversos
ensayos políticos sobre la identidad del peronismo,
entre ellos Crisis y Resurrección del Justicialismo
(Corregidor). Nació en Paraná, Entre Ríos, está
casado, tiene dos hijos y dos nietos, vive en CABA.
“Centauro descamisado y casa de Victoria Ocampo”

Autor: Daniel Santoro - Óleo sobre tela 200 x 160 cm – (2011)


RODRIGUEZ CARLOS
5º PREMIO

JUAN DOMINGO PERÓN.


Su pensamiento.

Introducción
Estas páginas reúnen algunas reflexiones sobre los
problemas que hoy enfrenta el mundo,
transcribiendo y articulando mensajes y escritos de
tres pensadores. Por una parte la prédica y
acciones contemporáneas de un guía religioso y
líder espiritual nacido en América, el Papa
Francisco. Por otra, distintos análisis sobre el tema
del sociólogo de origen polaco, recientemente
fallecido, Zygmunt Bauman. Por último, la visita y
relectura a algunas de los textos fundacionales del
Justicialismo, que reúnen del pensamiento de Juan
Domingo Perón.

No ha sido casual la elección de estas voces,


dado que bien iniciado el Siglo XXI, las dos
primeras expresan, desde espacios diferentes
como el religioso y el científico, la misma
preocupación por la Dignidad Humana, el Bien
Común y la Justicia Social, que constituyen
algunos de los principios rectores del legado
doctrinario y filosófico del Justicialismo.

En cuanto a la tercera, y en vísperas de


cumplirse 70 años de la presentación del “esbozo
filosófico” de La Comunidad Organizada en el
Primer Congreso Nacional de Filosofía de
Mendoza (abril de 1949), la intención ha sido
abordar una vez más los ideales, las propuestas y
los hechos de Juan Domingo Perón, y analizar su
proyección sobre este siglo.

Los mensajes y textos que se transcriben en este


trabajo, están relacionados a tres grandes temas
siempre presentes siempre en el pensamiento de
Perón:

- La Dignidad Humana, concebido el Hombre


como ser social, habitante de un Territorio
determinado y parte integrante de una
sociedad en la que el individuo puede
desarrollarse y alcanzar en libertad su plena
realización. En esa interacción de relaciones entre
el individuo y lo social, la reivindicación de la
Política, actividad ética y forma de expresión
legítima de los anhelos de hombres y mujeres,
como la herramienta capaz de armonizar intereses
en pos del interés de todos; la Política, abocada a
la construcción de un Estado al servicio del Pueblo,
esencial para defender su Libertad y su Soberanía.

- El Bien Común, que lleva implícito el


respeto por los derechos de los individuos y la
atención de sus necesidades, la responsabilidad
de cada uno en la construcción social, el
reconocimiento del Trabajo como un derecho, la
producción de bienes como contribución al
bienestar general, el fortalecimiento de los lazos
de solidaridad y la prédica del amor al prójimo
como forma de vencer al egoísmo y deponer los
intereses individuales, y el cuidado de los
recursos del planeta, La Casa de Todos,

- La Justicia Social, presupuesto fundamental


para la construcción de una comunidad organizada,
armónica, donde la riqueza producida se distribuya
en forma justa. Una sociedad en la que todos
puedan atender sus necesidades, desarrollar sus
aptitudes y acceder a los bienes de la educación y
la cultura, en busca de la Felicidad de todos y el
ejercicio pleno de la libertad

Parte I. La voz y las acciones del Papa Francisco


La Iglesia y los Profetas dijeron, desde hace
milenios, lo que tanto escandaliza que repita el
Papa de este momento. (Papa Francisco, 2015)

Hace poco tiempo, releyendo las palabras del


Papa Francisco ante los trabajadores de los
Movimientos Populares en Santa Cruz de la
Sierra, Bolivia (1), hice foco en su concepto de
las tres T: Trabajo, Techo y Tierra. En mi interior,
siempre resuenan esas tres palabras asociadas a
ese otro concepto, sensible y universal, que
entiendo las contiene: el de Justicia Social. La
palabra Justicia, y el adjetivo Social,
indispensables, cuando van unidos, para toda
construcción sólida que se proponga la realización
del Bien Común.

Tres T, Justicia Social, Bien Común, son


conceptos que aparecen reiteradamente, en
estos turbulentos inicios del siglo XXI, en los
mensajes del Papa dirigidos a los Pueblos y
Gobiernos del mundo, para denunciar un orden
perverso que está condenando a gran parte de
la Humanidad a la infelicidad más absoluta, y
sometiendo a la Tierra a una paulatina
descomposición por los excesos en la explotación
de los recursos naturales.
“Cuando la ambición desenfrenada de dinero es la
que gobierna, el servicio para el bien común
queda relegado. Cuando el capital se convierte
en ídolo y dirige las opciones de los seres
humanos, cuando la avidez por el dinero tutela
todo el sistema socioeconómico, arruina la
sociedad, condena al hombre, lo convierte en
esclavo, destruye la fraternidad interhumana,
enfrenta pueblo contra pueblo, como vemos,
incluso pone en riesgo esta nuestra casa
común, los más afectados son los pueblos
excluidos que viven en carne propia la

Mercantilización de la tierra, que concentrada en


pocas manos es la fuente de todas las injusticias
sociales". (2)

Más que elocuentes, este tipo de intervenciones de


Francisco no dan lugar a ser interpretadas como
advertencias pesimistas, o meras
declaraciones. Son insistentes llamados a la
acción en contra de la injusticia social,
pronunciados en Foros tan opuestos como el
Congreso de los Estados Unidos (sept. 2015), en
donde planteó que “la lucha contra la pobreza y el
hambre ha de ser combatida constantemente en
sus muchos frentes, “especialmente en las
causas que las provocan”, o los multitudinarios
encuentros en más de 30 países de América,
Europa, África y Asia que ha visitado desde el año
2013.

Los suyos son también mensajes de


esperanza, convocando a toda la sociedad, y
en especial a los más humildes, a la participación
comunitaria; un llamado enfático a los Movimientos
sociales, trabajadores y jóvenes, para que
avancen en nuevas formas de organización en
reclamo de tierra, trabajo, alimentos, vivienda,
salud y educación.

Refiriéndose a los daños que el sistema capitalista-


financiero está ocasionando, y pensando en
contrarrestarlos, interpela con él...“¡¿qué puedo
hacer yo?!”:

“No quiero extenderme describiendo los efectos


malignos de esta sutil dictadura: ustedes los
conocen. Tampoco basta con señalar las causas
estructurales del drama social y ambiental
contemporáneo. Sufrimos cierto exceso de
diagnóstico que a veces nos lleva a un pesimismo
charlatán o a regodearnos en lo negativo. Al ver la
crónica negra de cada día, creemos que no hay
nada que se puede hacer salvo cuidarse uno
mismo y al pequeño círculo de la familia y los
afectos.
¿Qué puedo hacer yo, cartonero, catadora,
pepenador, recicladora, frente a tantos problemas
si apenas gano para comer? ¿Qué puedo hacer yo
artesano, vendedor ambulante, transportista,
trabajador excluido si ni siquiera tengo
derechos laborales? ¿Qué puedo hacer yo,
campesina, indígena, pescador que apenas puedo
resistir el avasallamiento de las grandes
corporaciones? ¿Qué puedo hacer yo desde mi
villa, mi chabola, mi población, mi rancherío cuando
soy diariamente discriminado y marginado? ¿Qué
puede hacer ese estudiante, ese joven, ese
militante, ese misionero que patea las barriadas y
los parajes con el corazón lleno de sueños pero
casi sin ninguna solución para mis problemas?
¡Mucho! Pueden hacer mucho. Ustedes, los más
humildes, los explotados, los pobres y excluidos,
pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el
futuro de la humanidad está, en gran medida,
en sus manos, en su capacidad de organizarse y
promover alternativas creativas, en la búsqueda
cotidiana de “las tres T” (trabajo, techo, tierra) y
también, en su participación protagónica en los
grandes procesos de cambio, nacionales,
regionales y mundiales. ¡No se achiquen!...
Ustedes son sembradores de cambio. Aquí en
Bolivia he escuchado una frase que me gusta
mucho: “proceso de cambio”. El cambio concebido
no como algo que un día llegará porque se
impuso tal o cual opción política o porque se
instauró tal o cual estructura social. Sabemos
dolorosamente que un cambio de estructuras que
no viene acompañado de una sincera conversión
de las actitudes y del corazón termina a la larga o a
la corta por burocratizarse, corromperse y
sucumbir. Por eso me gusta tanto la imagen del
proceso, donde la pasión por sembrar, por regar
serenamente lo que otros verán florecer, remplaza
la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder
disponibles y ver resultados inmediatos. Cada uno
de nosotros no es más que parte de un todo
complejo y diverso interactuando en el tiempo:
pueblos que luchan por una significación, por un
destino, por vivir con dignidad, por “vivir bien”. (3

Francisco alienta a no aceptar pasivamente


este modelo capitalista “de mercado”, expandido
globalmente por su gigantesca máquina de
propaganda, y cuyos réditos no siempre se orientan
a mejorar la armonía en la producción... Cuando la
Economía real y la Política fracasan para garantizar
el Bien Común, es que se han invertido los
términos. El capital no ha sido puesto al servicio
del progreso y el bienestar de la comunidad. . Si no
hay controles, el egoísmo prima entonces sobre la
solidaridad social, y el capital tiende a
esconder sus beneficios y esconderlos, previa fuga,
en paraísos fiscales –cuevas-, o volcarlos a la
especulación financiera

"Es extraño, pero si hablo de esto, para algunos


resulta que el Papa es comunista. No se entiende
que el amor a los pobres está al centro del
Evangelio. Tierra, techo y trabajo, eso por lo que
ustedes luchan, son derechos sagrados. Reclamar
esto no es nada raro, es la doctrina social de la
Iglesia", dice Francisco. A menudo se refiere a los
desequilibrios producidos por acción del capitalismo
financiero internacional. Sus mensajes, gestos y
acciones no dejan lugar a duda sobre la firmeza
con que defiende a las víctimas. Llama a corregir
las grandes asimetrías que destruyen el tejido
social de los pueblos, a intervenir para detener
el desmedido proceso de acumulación y el culto
de lo que él llama el “Dios-Dinero”, a impedir el
avance de las guerras de rapiña de los poderosos
de la tierra, con su secuela de daños
“colaterales”, cuyas víctimas terminan siendo
siempre los más débiles, los migrantes sin tierra,
los refugiados hacinados en campamentos en
donde niños y ancianos son los primeros en morir
en condiciones de hambre y hacinamiento, los
pueblos indígenas expoliados que también siguen
viendo avasallada su cultura.
“Es imprescindible que, junto a la reivindicación de
sus legítimos derechos, los Pueblos y sus
organizaciones sociales construyan una
alternativa humana a la

Globalización excluyente. Ustedes son


sembradores del cambio. Que Dios les dé coraje,
alegría, perseverancia y pasión para seguir
sembrando. Tengan la certeza que tarde o
temprano vamos de ver los frutos. A los dirigentes
les pido: sean creativos y nunca pierdan el
arraigo a lo cercano, porque el padre de la
mentira sabe usurpar palabras nobles, promover
modas intelectuales y adoptar poses ideológicas,
pero si ustedes construyen sobre bases sólidas,
sobre las necesidades reales y la experiencia
viva de sus hermanos, de los campesinos e
indígenas, de los trabajadores excluidos y las
familias marginadas, seguramente no se van a
equivocar. (…) Cuando Estado y organizaciones
sociales asumen juntos la misión de

«las tres T» se activan los principios de


solidaridad y subsidiariedad que permiten
edificar el bien común en una democracia plena y
participativa

Es penoso ver cómo políticos y “formadores de


opinión” de signo liberal o neo- liberal elogian el
desarrollo y nivel de vida de las sociedades
opulentas como ejemplos de progreso y de
libertad individual, cuando en realidad no dejan
de ser espacios de máxima concentración de
consumo inducido y sociedades de derroche, en
donde se mantiene enajenados, conscientes o no,
a vastos sectores de la sociedad. Muchos de sus
ciudadanos parecen haber resignado la aspiración
de edificar sociedades más justas, o más
igualitarias, a cambio de garantizar su permanencia
en nichos del sistema que les aseguren bienestar
individual. Los mismos que defienden las
libertades individuales, no parecen oponerse a
que esa libertad se vea acotada por las propias
exigencias y límites que el mismo sistema les
impone: la sobre-exigencia laboral, la
competitividad excesiva, el rendimiento humano
sólo medido en productividad… y terminan
convenciéndose de que actualmente esas son las
mejores o únicas opciones de vida posible. Han
ido aceptando también, casi naturalizando, los
males endémicos del sistema: las excesivas
presiones laborales, el estrés provocado por lograr
mantener altos niveles de consumo, el miedo al
fracaso, la pérdida de

Interés en las actividades sociales, la ansiedad, la


abulia, el hastío... La naturalización del
padecimiento de estos males, su secuela de
depresión o inadaptación severa, conducen a
muchos incluso a buscar la solución vía
medicación, terapias, tratamientos psicológicos,
que a veces se vuelven crónicos. Circulan las
estadísticas sobre el elevado uso social de
fármacos, aún en dosis excesivas, y sobre
adicciones varias… “remedios” que el sistema
mismo provee, legal o ilegalmente, y hasta
intentando medicar al individuo para devolverlo a su
estado anterior (esto último surge de la nota de Erik
Varad en Village Voice (4), referida a
investigaciones científicas sobre tratamientos
experimentales de estrés post-traumático.

Por otra parte, la necesidad de fugar de su


realidad lleva al individuo a un
ensimismamiento, o a la búsqueda de
gratificaciones. Allí juega un papel el abuso que
se hace de nuevas tecnologías, que pueden
ofrecer ilusorios mundos; tecnologías que si bien
facilitan la vida diaria (comunicación, uso de
servicios) o amplían el acceso a actividades
culturales o lúdicas, suelen ser también aliados
del sistema al fomentar hábitos y producir
mensajes que lo refuerzan. El individuo puede
permanecer aislado aun cuando esté hiper
conectado en redes (sólo dentro de un
círculo que elige), débilmente comprometido
con sus relaciones y afectos, o con la realidad de
su comunidad. La tecnología no es responsable del
mal uso que se le dé, pero de hecho es hoy
utilizada por el mercado para abarcar todos los
ámbitos de la vida individual y social, como nunca
había ocurrido en la historia. Crea patrones de
consumo y de vida, incluyendo cada día a
millones de niños y adultos en el círculo de
consumidores pasivos –acríticos- que sostiene el
modelo de producción. A este respecto, así
reflexiona Francisco en la Encíclica Laudato Si: “El
paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su
dominio sobre la Economía y la

Política. La economía asume todo desarrollo


tecnológico en función del rédito, sin prestar
atención a eventuales consecuencias negativas
para el ser humano. Las finanzas ahogan a la
economía real”. ¿Y la Política, qué rol juega? Al
respecto dice Francisco: “El amor debe estar
presente y penetrar todas las relaciones sociales…
Puede ser llamado caridad social o caridad política
y debe extenderse a todo el género humano.
Hablar de caridad política le otorga valor a un
trabajo por el bien común que a menudo es
poco apreciado, porque en la política no se
reconoce siempre lo que hacen los demás.” (5)
La Política se practica hoy en un mundo en el que
los más beneficiados por el sistema son cada vez
más refractarios a aceptar cambios que intenten
una mejor distribución de la riqueza. Muchos se
vuelven así, consciente o inconscientemente,
guardianes del orden establecido, y están
dispuestos a defender las reglas del juego, y todo lo
que constituye para ellos las “bondades” o
“beneficios” del sistema, que hay que defender.
Un ejército de analistas políticos y económicos va a
darles los “argumentos”. Pero hay debilidades del
sistema neoliberal. Permanentemente algo
desarticula el statu-quo. Son “amenazas” a “lo
establecido”. “Tormentas”. Se llena de agujeros el
paraguas que protege del mal tiempo a los que
están disfrutando en su “zona de confort”. Pueden
ser “golpes de mercado”, o se culpa a la
“volatilidad del sistema mundial” o la “suba de la
tasa en la Reserva Federal”, etc… Con cada crisis,
los que están adentro se abroquelan, muchos se
preguntan si también ellos “tendrán que salir”, y
los que están afuera, siguen soportando una
vida a la deriva (para ellos no hay plan B, ni
soluciones previstas salvo magros subsidios. Son
los desocupados, indigentes, migrantes, los
descartados del sistema)
Eva Perón acompañando a su esposo en el 1º Congreso
Nacional de Filosofía – Mendoza 1949

¿Quién debiera considerarse amenazado? ¿El que


disfruta de los bienes o el que tiene vedado el
acceso a ellos? En las crisis, son las políticas
económicas la verdadera amenaza, y se
invisibilidad a los verdaderos amenazados.
Cuando se habla de políticas de ajuste, de poner
el hombro, del “derrame” de la riqueza a futuro… y
la economía no crece, se sigue castigando al que
trabaja, dejando al desnudo la falacia y la
perversidad de un sistema que ha sido diseñado
para pocos. Las “amenazas”, en realidad son
emergentes propios del sistema que muestran su
estructura injusta, como también sus
contradicciones y fragilidad. No es viable una vida
de bienestar para pocos al interior de un oasis de
seguridad, en medio del desierto de una sociedad
injusta. Entonces, Francisco se pregunta… “¿quién
resuelve esto? ¿Y cómo? “

Y él insiste en reivindicar el papel y la


importancia de la Política. Anima a los pueblos a
involucrarse en ella, a utilizar como herramientas
hacia sus objetivos. “La responsabilidad social
requiere un cierto tipo de paradigma cultural y,
en consecuencia, de la política. Somos
responsables de la formación de las nuevas
generaciones, ayudarlas a ser capaces en la
economía y la política, y firmes en los valores
éticos. El futuro exige hoy la tarea de rehabilitar la
política, que es una de las formas más altas de la
caridad”.

Francisco dice esto a la gente pero también se está


dirigiendo a gobiernos, Estados, instituciones
supra-estatales, líderes sociales, religiosos y
políticos del mundo. En la Pastoral Social de 2005,
siendo arzobispo, hizo mención a una declaración
del Episcopado francés que afirmaba: “Una
sociedad que menosprecie a la política se pone en
peligro. Resulta urgente rehabilitarla y replantearse
en todos los ámbitos (educación, familia, economía,
ecología, cultura, sanidad, protección social,
justicia…) una relación activa entre la política y la
vida cotidiana de los ciudadanos”. (6).

Otra preocupación del Papa es la referida a la


expoliación de los recursos naturales. Como
latinoamericano, Francisco recoge la figura de la
Madre Tierra, dadora de vida, tan cara a la cultura y
a la religiosidad de los pueblos andinos. Esos
conceptos recuerdan también aquel “estar” en la
tierra, incluso hasta filosofar tendido en la tierra,
que el filósofo Rodolfo Kusch planteaba como
característica del habitar del hombre americano en
su territorio.

En su visita a Quito en 2015, decía: "Hay algo que


es claro, no podemos seguir dándole la espalda a
nuestra realidad, a nuestros hermanos, nuestra
madre Tierra. No es lícito ignorar lo que está
sucediendo a nuestro alrededor como si
determinadas situaciones no existiesen o no
tuvieran nada que ver con nuestra realidad. El
cuidado y la protección del ambiente son hoy una
invitación que se impone a la fuerza. Ya no como
una mera recomendación, sino como debíamos
cultivar, que éramos sus propietarios y
dominadores, autorizados quizás a expoliarla... por
eso entre los pobres más abandonados y
maltratados, está nuestra oprimida y devastada
Tierra. Esta Tierra la hemos recibido como
herencia, como un don, como un regalo. Qué bien
nos hará preguntarnos: ¿Cómo la queremos
dejar?". En la Encíclica Laudato Si – Alabado
sea Dios (# 53), expresa: “Cuidar la Tierra es
inseparable de la justicia social. Necesitamos
fortalecer la convicción de que somos una sola
familia humana, no hay fronteras ni barreras,
políticas o sociales, detrás de las cuales podemos
escondernos, y menos aún hay espacio para la
globalización de la indiferencia. Innegablemente,
los pobres son las víctimas. Tenemos que darnos
cuenta de que un verdadero enfoque ecológico
siempre se convierte en un enfoque social,
debe integrar

cuestiones de justicia en los debates sobre el


medio ambiente, para escuchar tanto el grito de
la tierra y el clamor de los pobres. El cuidado
de la Tierra necesita un cambio, el cambio es algo
deseable, pero se convierte en una fuente de
ansiedad cuando causa daño al mundo y a la
calidad de vida de la humanidad…(…) Hoy
cualquier cosa que sea frágil, como el medio
ambiente, queda indefensa ante los intereses del
mercado divinizado, convertidos en regla absoluta.
“¡Hay que escuchar los gemidos de la Hermana
Tierra!”, es el elocuente llamado de Francisco.

En cuanto a los medios de comunicación, Francisco


también manifiesta preocupación. No referida a la
importante tarea de informar a cargo del
periodismo responsable, sino debido a ciertas
acciones de los poderosos conglomerados de
medios, a veces monopólicos, parte del entramado
global.

Sus operaciones, asociadas al poder político,


empresario y judicial (hoy muy utilizado en la
“guerra judicial”, o “la faro”), se realizan tanto en
su beneficio como a favor de las necesidades del
poder, mediante una eficiente manipulación de la
verdad y de la información, con el fin de influir
en la percepción de la realidad sobre millones de
usuarios en todo el mundo. La mentiras instalada
(o pos verdad, verdades aparentes que luego no
resultan verdades) se utiliza a diario en una suerte
de “militancia” de estos medios de comunicación.

Otras de sus operaciones son cortinas de humo


para distraer a la opinión pública en
coyunturas de crisis, o para tergiversar hechos
económicos o políticos en beneficio del poder
(Ejemplo grave: el caso de corrupción Papeles
de Panamá o Panamá-Paperas, que en algunos
países como la Argentina no ha tenido el
tratamiento responsable en los grandes medios,
encubriendo así a

Grandes evasores fiscales, muchos en ejercicio


de la función pública). De ello también habla
Francisco: “La concentración monopólica de los
medios de comunicación social que pretende
imponer pautas alienantes de consumo y cierta
uniformidad cultural es otra de las formas
que adopta el nuevo colonialismo. Es el
colonialismo ideológico. Como dicen los Obispos de
África, muchas veces se pretende convertir a los
países pobres en «piezas de un mecanismo y de
un engranaje gigantesco.

Para ir concluyendo esta Parte I, transcribo estas


palabras de fe:

“El futuro de la humanidad no está únicamente


en manos de los grandes dirigentes, las grandes
potencias y las élites. Está fundamentalmente en
manos de los Pueblos; en su capacidad de
organizar y también en sus manos que riegan con
humildad y convicción este proceso de cambio. Los
acompaño. Y cada uno Digamos juntos desde el
corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún
campesino sin tierra, ningún trabajador sin
derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna
persona sin dignidad, ningún niño sin infancia,
ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin
una venerable vejez.” (P.Francisco)

Parte II. Los aportes de un sociólogo: Bauman.

“Puede que los seres humanos se hayan


reciclado en artículos de consumo, pero los
bienes de consumo no pueden convertirse en
humanos. No en las clases de seres humanos que
inspiran nuestra desesperada búsqueda de raíces,
parentesco, amistad y amor (Zygmunt Bauman.
(1925/2017) “Vidas desperdiciadas. La Modernidad
y sus parias”, 2004)

Desde hace unos años, leer al sociólogo y filósofo


polaco Sigmund Bauman significa descorrer
velos, para descubrir la lógica del
“Progreso” y del “Capitalismo” en tiempos de la
Modernidad, como así el origen y consecuencias
de muchos de los males que la Humanidad
deberá resolver a corto plazo. Efectivamente, el
sistema económico mundial cruje. Los sistemas
políticos y los Estados se doblegan ante los
embates del capital financiero concentrado. La
globalización avanza a despecho de los millones de
seres humanos excluidos del mercado de consumo.

Bauman se ha ocupado de escudriñar el modelo


internacional de extracción, producción,
circulación y comercialización de bienes que
arranca con la Modernidad, y que hoy ha
derivado en un sistema global de concentración
ininterrumpida de riqueza, responsable de enormes
asimetrías e injusticias. Advierte que como todo
producto de diseño, es un sistema que
genera desechos, y a esta altura del proceso, el
descarte ya causa estragos. Y lo

Grave y dramático, ética y moralmente inadmisible,


es que estamos hablando de desechos humanos,
que se agregan a los desechos materiales de
la explotación de los recursos planetarios. Seres
humanos, hermanos nuestros en la gran familia
humana (niños, jóvenes y viejos), día a día
pierden todos sus derechos, sus posesiones, y sus
vidas, víctimas de los modos de producción del
sistema global o de las guerras localizadas que se
suceden sin solución de continuidad. Muchos
tenemos hoy la sensación de estar viviendo una
guerra internacional, en pequeños segmentos, que
pretende ser negada. Redes de “desinformación”
mediante, estamos naturalizando esta realidad
apocalíptica, no alejada de los horrores de las
guerras mundiales ya padecidas, en “un lavado de
cerebro y de sentimientos” a escala social,
cómplice y sin precedentes.

Como parte de los efectos económicos de este


modelo, reconocido como sociedad de libre
mercado pero que se define mejor como de
“consumismo” y de “explotación”, Bauman
desarrolla el concepto por él acuñado: la
modernidad líquida. Un ámbito en el que las
identidades están sometidas a la presión de lo
global : la violenta expansión del capitalismo
transnacional, la acción del mercado globalizado
en contubernio con las políticas
conservadoras o neoliberales, la actividad de
las redes sociales (susceptibles de ser
consideradas como comunidades que favorecen
una afirmación de los individualismos -en el
sentido de escuchar más de la propia voz-,
el funcionamiento de las redes espiadas por
supra controles («lugares donde la vigilancia es
voluntaria y autoinfligida, sobre los que se
proyecta la sombra del Gran Hermano), todo esto
sumado a la dinámica de los nuevos derechos de
grupos sociales y étnicos, los movimientos
feministas, la irrupción de la alteridad

-como reconocimiento de “el otro”-, la lucha por


los derechos de los pueblos originarios y de los
migrantes desplazados, y muchas otras
expresiones que buscan ser visibles frente al
sistema. Todas estas realidades interpelan al
individuo moderno, lo rodean, y presionan sobre su
identidad cualquiera ella sea. Muchas de las
inamovibles verdades que estructuraban la familia,
el trabajo, la amistad, también se desdibujan o
entran en crisis. Metafóricamente, lo moderno
licúa.

Respecto del pensamiento y los aportes de


Bauman, me permitiré focalizarme en su libro
“Vidas desperdicias. La Modernidad y sus parias”,
publicado en el año 2004, que indaga en el
proceso de aceleración en la concentración de la
riqueza y de los bienes, y la expulsión del sistema
productivo internacional de millones de personas
que quedan libradas a su suerte, a las que
Bauman describe con el duro término de
“residuos”. Junto a sus análisis, se agregan textos
de otros pensadores citados por él en su libro.

Territorios, Poblaciones e irrupción de la


Modernidad
Un primer tema abordado, es el impacto del
impulso de la Modernidad sobre Territorios y
Poblaciones. A los efectos de facilitar la
presentación, se ha elegido hacer aquí una división
en dos etapas de la idea expuesta por Bauman.
Una primera etapa, en la que los territorios
fuera del influjo inicial del modernismo no
presentaban crisis de población ni de
sustentabilidad, hasta que el avance del
modernismo en Europa empezó a expulsar
trabajadores que el sistema no podía absorber. Y
una segunda, que se continúa hasta hoy, en la
que los desequilibrios globales expulsan desde los
territorios expoliados grandes contingentes de
migrantes, muchos hacia los países más
modernizados, las sociedades opulentas, que
han concentrado la mayor parte de la
riqueza producida en el mundo. O sea, un flujo
inverso al anterior.

1ª etapa

Con sus propias palabras:

“Durante la mayor parte de la historia


moderna, vastas regiones del globo (regiones
“retrasadas”, “subdesarrolladas” si se miden
conforme a las ambiciones del sector del planeta
“ya moderno”, es decir, “obsesivamente
modernizador”), permanecieron total o
parcialmente inalteradas por las presiones
modernizadoras, eludiendo así su efecto de
“superpoblación”. Confrontadas con los nichos del
globo “en vías de modernización”, tales regiones
(“pre modernas” y “subdesarrolladas”) tendían a
verse y tratarse como tierras capaces de absorber
el exceso de población de los “países
desarrollados”, destinos naturales para la
exportación de “seres humanos superfluos” y
conspicuos vertederos dispuestos para los
“residuos humanos” de la modernización.

“Desde sus orígenes la era moderna fue una época


de gran migración. Masas de población no
cuantificadas hasta la fecha se movieron por todo
el planeta, abandonando sus países de origen, que
no ofrecían ningún sustento, por tierras extrañas
que prometían mejor fortuna.(…) En general los
emigrantes deambulaban desde las regiones “más
desarrolladas” (más intensamente modernizantes)
del planeta hacia las áreas “subdesarrolladas”
(todavía no expulsadas del equilibrio
socioeconómico bajo el impacto de la
modernización) (….) Los países en los que se
producía el excedente de población gozaban
(aunque sólo fuese de manera temporal) de una
superioridad tecnológica y militar sobre los
territorios aún no afectados por la
modernización. Esto les permitió concebir y tratar a
esas áreas como “vacías” (y vaciarlas en el caso
que los nativos se resistiesen a los apremios o
ejerciesen un poder molesto…) y, por lo tanto,
preparadas para la colonización masiva (…) Según
cálculos a todas

Luces incompletos, unos 30 a 50 millones


de nativos de las tierras “pre modernas”,
alrededor del 80% de su población total, fueron
exterminados en el período que abarca desde la
primera llegada de soldados y comerciantes
europeos hasta comienzos del siglo XX. (7)

Muchos fueron asesinados, muchos otros


perecieron o importaron enfermedades, y los
demás se extinguieron privados de los caminos
que mantuvieron vivos por siglos a sus
ancestros. Tal como resumiera Charles Darwin
en la saga del “proceso civilizador de los
salvajes” conducido por Europa: “Allí donde el
europeo ha puesto el pie, la muerte parece
perseguir al indígena” (8)

Irónicamente, el exterminio de los indígenas para


despejar nuevos lugares para el excedente de
población europeo (…) se llevó a cabo en nombre
del mismísimo “progreso” que reciclaba su
excedente de europeos en “emigrantes
económicos”. Theodore Roosevelt concebía el
exterminio de los indios americanos como un
servicio desinteresado a la causa de la civilización:
“En el fondo, los colonos y los pioneros han
tenido la justicia de su lado; este gran
continente no podía seguir siendo un mero coto
de caza para salvajes mugrientos” (9)

Mientras tanto el General Roca, responsable del


infame episodio de la historia argentina
eufemísticamente apodado “Conquista del
Desierto”, pero consistente en la “limpieza étnica”
de la población india de la pampa, explicaba a
sus compatriotas que estaban obligados, por
amor propio, a “someter lo antes posible, por la
razón o por la fuerza, a este puñado de salvajes
que destruyen nuestra riqueza y nos impiden
ocupar de manera definitiva, en el nombre de la
ley, el progreso y nuestra propia seguridad, las más
ricas y fértiles tierras de la República” (10)

La eliminación de residuos humanos producida por


las regiones del globo “modernizadas” y aún “en
vías de modernización”, supuso el significado
más profundo de la colonización y las
conquistas imperialistas; ambas posibilidades, y de
hecho inevitables, por el diferencial de poder
continuamente reproducido por la severa
desigualdad en el “desarrollo” (eufemísticamente
denominado “retraso cultural”, resultante a su
vez del confinamiento de la moderna forma de
vida a una sección “privilegiada” del planeta.
Dicha desigualdad permitió a la parte moderna
del globo, buscar, y hallar, soluciones globales
para problemas de “superpoblación” localmente
producidos (en la misma Europa).

Muchos años han transcurrido desde entonces,


pero los puntos de vista, las perspectivas que
abren y las palabras empleadas para
describir dichas perspectivas son las mismas.
Recientemente el gobierno israelí decidió limpiar
el desierto de Negev de su población
beduina, para abrir espacio a los
asentamientos de la próxima oleada de inmigrantes
judíos. Ya cinco años antes Ariel Sharon, entonces
Ministro del Interior, anticipando la necesidad de
tierras vacías para descargar las abarrotadas
ciudades del norte, declaraba que los beduinos
ya se habían ido…”El Negev se halla vacío, con
excepción de unas cuantas cabras y ovejas”. Las
acciones subsiguientes confirmaron el veredicto
de Sharon: de los 140.000 beduinos del Negev, la
mitad ya han sido instalados en “pueblos
reconocidos”, que son poco mejores que
vertederos urbanos irregulares” y Shai Hermesh de
la Agencia Judía, opinaba que “los beduinos aún
están a caballo entre tradición y civilización, y que
sus madres y abuelas quieren vivir rodeadas de
ovejas” Su conclusión optimista era que los
inmigrantes judíos “podrían conseguir tierra por
unos cuantos peniques en el Negev”. (11)

2ª etapa, hasta hoy

“En la medida en que el progreso triunfante de


la modernización ha alcanzado las más remotas
regiones del planeta, y prácticamente la
totalidad de la producción y el consumo
humanos se ha visto mediada por el dinero y
el mercado, y los procesos de mercantilización,
comercialización y monetarización de la
subsistencia humana han penetrado por todos los
rincones del globo, ya no están disponibles las
soluciones globales a los problemas producidos
localmente, o las salidas globales para los
excesos locales. Sucede justo lo contrario: todas
las localidades (incluidas, muy en especial,
las altamente modernizadas), han de cargar con las
consecuencias del triunfo global de la modernidad.
Ahora se enfrentan a la necesidad de buscar (al
parecer en vano) soluciones locales a los
problemas producidos globalmente. Para abreviar
la larga historia, la nueva plenitud del planeta
significa, en esencia, una aguda crisis de la
industria de eliminación de residuos humanos…
(…) La globalización se ha convertido en la
tercera, la más prolífica y menos controlada,
“cadena de montaje” de seres humanos residuales.

“La propagación global de la forma de vida


moderna liberó y puso en movimiento cantidades
ingentes, y en constante aumento, de seres
humanos despojados de sus hasta ahora
adecuados modos y medios de supervivencia,
tanto en el sentido biológico como sociocultural del
término. Para las presiones de la población
resultante, las viejas y familiares presiones
colonialistas pero en sentido inverso, no hay
salidas disponibles: ni para su “reciclaje” ni para
su “eliminación” segura. De ahí las alarmas
concernientes a la superpoblación del globo
terráqueo, de ahí también la nueva centralidad de
los problemas de “los inmigrantes” y los
“solicitantes de asilo” para la agenda
contemporánea, así como la importancia
creciente del papel desempeñado por vagos y
difusos
“temores relativos a la seguridad” en las estrategias
globales emergentes y en la lógica de las luchas
por el poder.

En este punto, Bauman menciona uno de los


efectos más siniestros de la globalización: la
desregulación de las guerras: “La mayoría de la
acciones bélicas actuales, y las más crueles y
sangrientas de entre ellas, las llevan a cabo
entidades no estatales, no sometidas a ningún
derecho estatal ni a ninguna convención
internacional. Son a la par consecuencias y causas,
auxiliares pero poderosas, de la continua erosión
de la soberanía de los Estados”

Las poblaciones quedan desprotegidas, bajo un


fuego cruzado, huyen a cualquier parte
terminar como indocumentados o apátridas, sin
hallar un sitio que los acoja. Estos
desplazamientos vuelven a revivir en algunos el
fantasma de la “superpoblación mundial”, que
Bauman analiza desde otro lugar:

“Nuestro planeta está lleno. Permítanme que me


explique: éste no es un enunciado de geografía
física o humana. En términos del espacio físico y la
propagación de la cohabitación humana, el planeta
está lo que sea, menos lleno. Por el contrario, el
tamaño total de las tierras escasamente pobladas o
despobladas, consideradas inhabitables o
incapaces de soportar vida humana, parece estar
expandiéndose más que encogiéndose. Mientras el
proceso tecnológico ofrece (a un precio cada vez
más alto, desde luego) nuevos medios de
supervivencia en hábitats previamente
estimados no aptos para el asentamiento
humano, erosiona asimismo la capacidad de
muchos hábitats de sostener las poblaciones que
solían albergar y alimentar con anterioridad.
Entretanto, el progreso económico torna inviables e
impracticables modos de ganarse la vida antaño
efectivos, incrementando así el tamaño de tierras
yermas que quedan en barbecho y abandonadas.”

Capitalismo Global y residuos.

La Modernidad nace dispuesta a avanzar


obstinadamente, trazándose un camino de
desarrollo interminable, sin aceptar que nada la
detenga. El progreso es planteado desde el origen
como objetivo permanente, y su espíritu “podrá” ser
impuesto en cualquier ámbito y territorio, aún
a despecho de los presupuestos de cualquier
cultura. Sólo habrá que invocar “el progreso” para
legitimar cualquier acción. La novedad, “lo que
viene” será parte de su bagaje de seducción. Toda
“esta dinámica toma impulso cuando la
modernidad plantea que la única ley de la historia
humana en la que cabía pensar era la necesidad
de que la razón humana asumiese el mando”,
dice Bauman. El capitalismo fue su incondicional
aliado, buscando eficiencia en la producción y
eficacia para obtener productividad y beneficio. “La
modernidad es un estado de perpetua emergencia”,
dice Bauman, “una condición de diseño compulsivo
y adictivo”.

En ese contexto, el neocolonialismo opera distinto


que el colonialismo o el imperialismo tradicionales.
Ha conseguido una enorme masa de rehenes a
nivel mundial y reina sobre el convencimiento
general de que el poder de la ciencia, la
tecnología y la producción (incluida la de
armamentos) puede garantizar el bienestar social.
Los rehenes son consumidores seducidos por el
libre mercado. Habitan en el seno de las
sociedades opulentas, y buscan consumir más
cada día: más confort, más tecnología, más viajes,
más y más… Pero está la contracara del
consumidor. La máquina del sistema ha
comenzado a producir entre sus desechos,
como ya dijimos, un número alarmante de
desechos humanos. Los desocupados y sub-
ocupados, que se transforman en una carga
superflua de la que hay que deshacerse.
Los “consumidores fallidos”, para los que hay que
ubicar vertederos, cada vez más escasos. ”Ex-
consumidores” que demandan ingentes partidas de
gastos de

Contención social, lo que a su vez es mal visto por


los que están dentro del sistema (individuos, ellos
mismos, que pueden ser los próximos en salir).

“La producción de residuos humanos, o para


ser más exactos, seres humanos residuales (los
excedentes y superfluos, es decir la población de
aquellos que o bien no querían ser reconocidos o
bien no se deseaba que lo fuesen o que se les
permitiese la permanencia), es una
consecuencia inevitable de la modernización y
una compañera inseparable de la

Modernidad. Es un ineludible efecto secundario de


la construcción del

Orden (cada orden asigna a ciertas partes de la


población existente el papel de

“Fuera de lugar”, “no aptos” o “indeseables”)


y del progreso económico

(Incapaz de proceder sin degradar y devaluar los


modos de “ganarse la vida”, antaño efectivos).
Modernidad líquida

Gran parte de la Humanidad, a caballo entre la


Modernidad y lo Post-moderno, se debate en un
cúmulo de incertidumbres: el amor, la pareja, la
familia, el trabajo, ya nada parece que pueda ser
como antes. Se impone creer, además, que nada
debería ser “para siempre”, y disponerse a los
permanentes cambios sean económicos, sociales o
políticos. Los propios Estados alientan a la
población a esta disposición para el cambio,
incapaces de darles soluciones en lo real. En las
crisis, se deja solo al individuo, frente a la
incertidumbre, y él carga además con el
sentimiento de culpa de no poder resolver por sí
mismo su situación. El desempleo, la ausencia de
un lugar en la sociedad, no poder cubrir las propias
necesidades, produce una cierta anulación del
individuo. “Perte d’emploi, perte de soi”, -Pérdida
del empleo, perdida de sí mismo, dice Daniele
Linhardt.

“Los problemas de los “residuos humanos” y la


eliminación de residuos [humanos], pesan mucho
y para siempre en la líquida, moderna y
consumista cultura de la individualización.
Saturan todos los sectores más relevantes de la
vida social y tienden a dominar las estrategias
vitales y a alterar las más importantes actividades
de la vida, alentándolas a generar sus propios
desechos sui generis: las relaciones humanas
malogradas, incapaces, inválidas o inviables,
nacidas con la marca del residuo inminente.”

Bauman comenta en este sentido haber advertido


la “devastación emocional y mental de muchos
jóvenes que entran ahora al mercado de trabajo
y sienten que no son bienvenidos, que no pueden
añadir nada al bienestar de la sociedad sino que
son una carga. La gente que tiene un empleo
experimenta la fuerte sensación de que hay
altas posibilidades de que también se
conviertan en desecho. Y aun conociendo la
amenaza son incapaces de prevenirla. Es una
combinación de ignorancia e impotencia. No saben
qué va a pasar, pero ni sabiéndolo serían capaces
de prevenirlo. Ser un sobrante, un desecho, es
una condición aún de una minoría, pero impacta
no sólo en los empobrecidos sino también en
cada vez mayores sectores de las clases
medias, que son la base social de nuestras
sociedades democráticas modernas. Están
atribuladas” (12) Esta descarnada descripción
del mundo contemporáneo, y su lógica de
funcionamiento -sacada de “su escondrijo”-,
permite tener una mejor lectura de la realidad.
Pero el individuo común se siente agobiado por la
lejanía del poder y la impotencia para modificar las
cosas. Lamentablemente, la crisis global nos
abarcó. Cualquiera de nosotros puede reconocerla
“a la vuelta de la esquina”, sin necesidad de
buscarla en otras latitudes ni en el epicentro de
las calamidades que a diario suceden (atentados
“terroristas”, “daños colaterales” con víctimas
humanas, crímenes ecológicos…). Podemos
reconocerla con sólo mirar cada día la realidad
local, en las noticias de radio o TV, leyendo
periódicos que traen información incompleta o
sesgada que luego hay que decodificar. Nuestros
familiares o amigos sin trabajo… ¿forman parte
ellos también de esos “residuos” del sistema? El
paisaje desolado de villas en nuestros
conurbanos, donde recalan desocupados,
migrantes, miembros de familias desintegradas…

¿Son los vertederos de residuos humanos de los


que habla Bauman?

Estado Social y Política

En épocas de crisis, volvemos una y otra vez los


ojos al Estado, a la política, a todas las instituciones
que podrían aportar soluciones para sortear la
situación. Hoy los vemos ocupados en otros
intereses: la balanza de pagos, las metas fiscales,
“la seguridad”, temas de difícil solución cuando se
ha impuesto un sistema diseñado para que todo
funcione en el sentido inverso. Ahora vemos
cómo el neo-liberalismo y el capital se interesan por
el control de los poderes del Estado (en realidad
para atender directamente sus intereses y facilitar
sus negocios, favores de corrupción, espionaje,
etc.) Dice Loica Wacqant (también citado por
Bauman): “La misma gente que ayer luchaba
con visible éxito por “menos Estado” para dejar en
libertad al capital y el modo en que éste usaba la
fuerza de trabajo, demanda hoy arduamente ”más
Estado” con el fin de contener y ocultar las
deletéreas consecuencias sociales de la
desregulación de las condiciones de empleo y
del deterioro de la protección social para las
regiones inferiores del espacio social”. (13)

Bauman opina que los Estados en general, como


culminación de la larga historia de la democracia
europea, están batiéndose en retirada, ante su
fracaso en cumplir las promesas hechas a los
ciudadanos, quienes le quitan cada vez más

Legitimidad. Desde el Movimiento de los


Indignados en España 2011-2015 hasta el
Mouvement des Gilets jaunes (chalecos Amarillo)
en Francia desde 2018, un malestar se expande
hoy hacia otros países como Italia, Alemania,
Bélgica… Los Estados, aún las
“Socialdemocracias”, van perdiendo terreno. Apelan
desesperadamente a gestos de autoridad, “hacen
como que resuelven”, buscan nichos de poder en
donde afirmarse. “El Estado contemporáneo ya no
puede prometer el Estado Social, y sus políticos ya
no repiten la promesa. Antes bien, sus políticas
auguran una vida todavía más precaria y plagada
de riesgos (… ), que torna casi imposible los
proyectos vitales. Apelan a los electores para
que sean “más flexibles” (o sea, que se preparen
para las cotas aún mayores de inseguridad que
están por llegar) y para que busquen
individualmente sus propias soluciones
personales a los problemas socialmente
producidos” (…)

”Un imperativo de suma urgencia al que se


enfrenta todo gobierno (…) es por tanto la tarea
de hallar o de construir una nueva “fórmula de
legitimación” en la que puedan apoyarse, en su
lugar, la autoafirmación de la autoridad estatal y
la demanda de disciplina”. Lamentablemente, la
forma en que hoy los Gobiernos tratan de
legitimarse es mostrándose como Garantes de
un Orden, “enfrentando” las “amenazas” y
“conspiraciones” que atentan contra la sociedad,
ese cúmulo de operaciones de espionaje,
terrorismo y boicots de difícil comprobación, de
las que participan Agencias de Seguridad
Estatales y operadores de mercado, y que los
medios de comunicación –cómplices- se
encargan de difundir cada día, creando temor y
distrayendo a los individuos de sus penurias. Cada
día escuchamos a políticos y grupos civiles que
claman por “más seguridad”, al tiempo que
se ocultan los verdaderos orígenes de la
“inseguridad”.”: el orden económico injusto, la
desregulación de mercados, la falta de controles,
las “permeabilidades” consentidas en las
fronteras, las guerras localizadas, los paraísos
fiscales, la inestabilidad de intercambios con
nuevos “flujos planetarios” que sólo aseguran
réditos al capital financiero, el tráfico de armas.
Todo esto debilita cada vez más el orden social y la
estabilidad de los gobiernos Aumentan también las
áreas internacionales de inestabilidad permanente,
con graves secuelas económico-sociales que ya
resultan inmanejables para los Estados
nacionales. El Mar Mediterráneo, la frontera
México-EEUU, las fronteras europeas, regiones de
África y Medio Oriente, ejemplos de
vulnerabilidades regionales y de catástrofes
humanitarias.

Sigue Bauman: “El Estado social se convierte de


manera gradual, aunque firme e implacable, en un
“Estado guarnición”, como lo denomina Henry Giro.
Un Estado que protege cada vez más los intereses
de las corporaciones transnacionales globales al
tiempo que eleva el nivel de represión y
militarización en el frente doméstico, criminalizando
cada vez más los problemas sociales. Las alarmas
referentes al deterioro de la seguridad desplazan
las preocupaciones públicas y las salidas a la
ansiedad individual lejos de las raíces económicas
y sociales del problema… A su vez la próspera
“industria de la seguridad” se convierte con
rapidez en una de las principales ramas de la
“producción de desechos” y en el factor clave de
la eliminación de residuos. En palabras de Henry
Giroux: “La represión crece y sustituye a la
compasión” (14)

Bauman concluye en que los problemas que se


reciben desde la esfera global, están lejos de
poder resolverse en el nivel local, por el bajo
volumen de poder del que disponen los estados-
nación individuales. Esto realimenta la impotencia
de los gobiernos, al crecer la desconfianza entre los
ciudadanos. La crisis actual

Está definida como una crisis de la capacidad de


acción, una crisis de la democracia representativa y
una crisis de la soberanía del Estado. Y cita a
Giorgio Agamben, que en 1996 opinaba: “Con el
avance de la globalización, el Pueblo no pareciera
ser otra cosa que el hueco soporte de la identidad
estatal, y que y únicamente como tal es
reconocido” (…) Los Pueblos sin Estado (kurdos,
armenios, palestinos…) han sido oprimidos y
exterminados impunemente, lo que pone en claro
que el destino de un pueblo puede ser sólo una
identidad estatal y que el concepto de Pueblo
no tiene sentido más que si es recodificado en
el de soberanía” (15)

En sus conversaciones con Michel Hviid Jacobsen


y Keith Tester (diciembre 2010), comentando la
pérdida de confianza de la sociedad en sus
gobernantes luego del escándalo de los wikileaks,
Bauman expresaba “Es importante que resurja el
ágora, ese espacio público-privado de
encuentro, intercambio y diálogo entre los
ciudadanos que los griegos supieron convertir con
maestría en un centro político urbano. En
occidente hace tiempo que existe una
desconexión entre lo público y lo privado. Es vital
que haya un intercambio de opiniones en la
sociedad” (…)

“La sociedad vive una época de globalización


pero los problemas se siguen solucionando a
nivel local, donde existen agentes sociales y
políticos que deben responder a las necesidades
de los ciudadanos (…) “El reto para el sociólogo
es crear una sociedad que actúe de forma
solidaria, con la contrariedad que se da a diario
entre lo que se puede hacer y se hace”.

La solidaridad aplicada es un reto para toda la


sociedad. Una gran tarea de persuasión debería
cumplirse para instalarla.

Como reflexión final sobre las posibles


expectativas de Bauman sobre el futuro de la
Política y del Estado, agrego un párrafo del
escritor sudafricano J.M. Coetze, que el propio
Bauman eligió para incluirlo en uno de sus
últimos libros, “Estado de crisis”, 2014:

“Una carrera, una competición: así son las cosas.


Por naturaleza somos miembros de naciones
diferentes; por naturaleza las naciones compiten
con otras naciones. Somos como la naturaleza nos
ha hecho. Pero de hecho, nada es ineluctable con
respecto a la guerra. Si queremos guerra, podemos
elegir guerra, y si queremos paz, igualmente
podemos elegir paz. Si queremos competencia,
podemos elegir competencia; pero también
tenemos la posibilidad de emprender el camino de
la colaboración amistosa. Pero sin duda Dios no
hizo el mercado…, Dios o el Espíritu de la Historia.
Y si los seres humanos lo hicieron, ¿no podemos
deshacerlo y volverlo a hacer de una manera más
amable? ¿Por qué el mundo tiene que ser un
anfiteatro donde los gladiadores matan o
perecen, en vez de, por ejemplo una
colmena o un hormiguero cuyos miembros se
afanan por colaborar?” (16)

Parte III – Perón y el Modelo Argentino

“Como hombre del destino, creo que nadie puede


escapar de él, pero también creo que podemos
ayudarlo, fortalecerlo, tornarlo favorable hasta el
punto de que sea sinónimo de Victoria”.

Juan Domingo Perón

El pensamiento y la obra de Perón trascienden en


mucho su tiempo y su lugar. Pensador, militar,
político, escritor, hombre de pensamiento y de
acción, ocupó su vida en conocer la historia y las
aspiraciones del Pueblo argentino, y a crear
instrumentos políticos y sociales que lo dignificaran
y engrandecieran la Patria. Como él decía, el
hombre “es un ser de la Creación que necesita
“habitar” para realizar acabadamente su esencia…
para lo que instaura una morada en la Tierra: eso
es la Patria”.

De gran vocación social y política, desde


muy joven profundizó sus conocimientos de
filosofía, ética e historia y desde su profesión militar
recorrió el país, fue profesor de Historia en la
Escuela de Guerra y dio inicio a su vocación de
escritor prolífico. Fue también un eximio deportista.
Entre 1939 y 1941 realizó estudios en Europa,
tomando contacto con las realidades de un
continente que ya ingresaba en el drama de la
Segunda Guerra Mundial.

Sus preocupaciones fueron profundamente


americanas. Supo experimentar desde su propia
experiencia familiar la importancia de la relación
del hombre con la tierra que habita, y que
nuestro destino como país se hallaba integrado
al continente en el que compartimos una
herencia cultural común con otros pueblos,
afirmada desde las guerras de la Independencia.

Ya como líder político, al alcanzar su primera


presidencia de la Nación con el apoyo de los
trabajadores y de sectores de vocación nacional y
popular, su primer propuesta filosófica en 1949,
“La Comunidad organizada”, fijó el rumbo de sus
ideas, afirmadas en una búsqueda del Bien
Común”, con el hombre como “portador de
valores máximos y célula del bien general”. Allí
Perón manifiesta la importancia de los valores
morales firmes, sobre los cuales construir un
orden social afirmado en la solidaridad, el amor al
prójimo, “una ética que corrija el egoísmo (…)
“Combatir el egoísmo no supone una actitud
armada frente al vicio, sino más bien una actitud
positiva destinada a fortalecer las virtudes
contrarias; a sustituirlo por una amplia y generosa
visión ética”. Tal vez su impulso interior al redactar
este esbozo fue, arriesgando una hipótesis, el título
de su Cap. XIX: “Hay que devolver al Hombre la fe
en su misión”.

Pensó en construir un orden social que no someta


la libertad individual al Estado. “La Humanidad
necesita fe en sus destinos y acción, y posee
la clarividencia suficiente para entrever que el
tránsito del “yo” al “nosotros” no se opera
meteóricamente como un exterminio de las
individualidades, sino como una reafirmación de
éstas en su función colectiva” (…) Citando a
Fichte, continúa Perón-, “El grado supremo (de
libertad) sólo llega a lograrse cuando sobre ese
ciego deseo de poder y sobre la arbitrariedad del
individuo se sobrepone en uno la voluntad de
libertad, de soberanía del hombre, la voluntad
racional. El hombre no es una personalidad libre
hasta que aprende a respetar al prójimo”.
Pero el legado de Perón es la idea sumada a la
acción. Como líder político fundó con el
Justicialismo una Doctrina movimientista, sobre los
principios de Justicia Social, Independencia
Económica y Soberanía Política. Se gestó un
orden social nuevo en el país, inaugurado
con la Declaración de los Derechos de los
Trabajadores, que permitió el fortalecimiento de
sus organizaciones. Hubo una gran expansión de la
educación, la salud, el deporte, la cultura y el
turismo social. Los 2 Planes Quinquenales
fomentaron la obra pública, el desarrollo de una
fuerte industria nacional y del campo -favoreciendo
el arraigo de nuevos propietarios-, y se crearon
importantes Empresas y Centros de Investigación
Científica estatales. En 1947 se consagraron por
Ley los derechos políticos de la mujer y el voto
femenino. Con la Constitución de 1949, se propuso
fortalecer el desarrollo autónomo y armónico del
país.

En su obra social y de Gobierno, Perón estuvo


acompañado de su mujer, Evita, que ha pasado a
la historia universal como ejemplo de la lucha por
los derechos sociales, y cuyas frases llenas de
pasión política la definen: “Peronismo es la fe
popular hecha movimiento, en torno a una causa
de esperanza que faltaba en la Patria” (…)
“Donde existe una necesidad, nace un derecho”
(Evita, “La Historia del Peronismo).

Para comunicar al Pueblo sus propuestas


doctrinarias, Perón utilizó términos claros y simples,
como los contenidos en las “20 Verdades
Peronistas”, algunas Transcribimos: “La verdadera
democracia es aquella donde el gobierno hace lo
que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el
del pueblo”.

“No existe para el Peronismo más que una sola


clase de hombres: los que trabajan”.

“En la Nueva Argentina, el trabajo es un derecho,


que crea la dignidad del hombre, y es un deber
porque es justo que cada uno produzca por lo
menos lo que consume”.

“El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida,


simple, práctica, popular, profundamente cristiana y
profundamente humanista”.

“Como doctrina política, el Justicialismo realiza


el equilibrio del derecho del individuo con el de la
comunidad”.

“Como doctrina económica, el Justicialismo realiza


la economía social, poniendo el capital al servicio
de la economía y ésta al beneficio del bienestar
social. “Como doctrina social, el Justicialismo
realiza la justicia social que da a cada persona
su derecho en función social”.

En esos años de construcción, Perón promovió


la creación de Instituciones intermedias en la
sociedad civil, lo que él llamaba Organizaciones
libres del Pueblo, que expresaban por un lado las
necesidades y proyectos de sectores muy
variados (trabajadores, productores, cooperativas,
profesionales…), y que podían desarrollar,
independientemente de los Partidos Políticos, un
importante trabajo en la organización y el progreso
social. Perón veía en ellas una fortaleza para la
sociedad, y una garantía de continuidad de
las estructuras de organización del Pueblo, más
allá de los vaivenes de la política. En las
Organizaciones Libres interactúan los
ideales compartidos con la experiencia de las
prácticas cotidianas del Pueblo en un
territorio concreto, que en general son
continuadoras de la experiencia histórica de la
comunidad, que busca avanzar hacia ese destino
común que la doctrina justicialista define como “La
Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Patria”.

No analizaremos acá las tragedias y vicisitudes


del Pueblo argentino después del Golpe de
Estado de 1955 y los subsiguientes, que llevaron a
Perón al exilio y a miles de argentinos a las
cárceles o a la muerte, y al resto del país a un
retroceso social y económico del que nunca pudo
recuperarse plenamente, a pesar de algunos
períodos de crecimiento en los que el
Justicialismo pudo ser Gobierno. Nos interesa sí
ver cómo se proyecta hoy el ideario de Perón sobre

La realidad Argentina y del mundo actual, en esta


etapa de la Humanidad de la que ya se ha hecho
una semblanza, bastante preocupante, en las
Partes I y II de este trabajo. En este interés nos
pareció importante releer a Perón en tres de sus
obras, escritas en distintas coyunturas:

Año 1968. Exilio de J.D. Perón.

En 1968, desde su exilio en Madrid, Perón trazó


un cuadro de la situación nacional e internacional
en su libro “La Hora de los Pueblos”. Años muy
duros en América Latina, en los que el
Imperialismo desarrollaba una agresiva política de
penetración en todos los estamentos de los
Estados nacionales, incluyendo el uso de la fuerza
a través de las Fuerzas Armadas nacionales y
sus aliados económicos locales. En ese momento,
Perón plantea la resistencia al régimen desde el
movimientismo y la unión nacional. “Hoy los
pueblos anhelan soluciones que el capitalismo y el
demoliberalismo ya no les pueden ofrecer. Es
preciso entonces que todos los argentinos nos
persuadamos de la necesidad de agruparnos y
unirnos solidariamente para formar un gran frente
nacional en el que sin banderías ni divisionismos
negativos, se pueda luchar contra el actual estado
de cosas, y restituir al Pueblo su soberanía”
(pág.180). En los párrafos siguientes, Perón
menciona también las coincidencias del
Justicialismo con las Encíclicas Papales “Mater et
Magistra” (1961) y “Populorum Progressio” (1967),
en las que los Papas Juan XXIII y Paulo VI hablan
de países pobres y países ricos, de los derechos
de los Trabajadores y de las consecuencias del
colonialismo, y Perón hace público su apoyo a
ellas.

En ese momento de resistencia a la Dictadura


Militar, Perón plantea entonces:

- Conformar un gran frente Nacional sin


banderías.

- Avanzar hacia una integración geopolítica e


histórica latinoamericana.

Año 1972. Exilio en Madrid de J.D.P.


En marzo de l972 (otro año de violencia en
América Latina), Perón escribió su “Mensaje a los
Pueblos y Gobiernos del Mundo”, un llamado
dramático pidiendo respeto por los derechos
ambientales y por la supervivencia.

“Creemos que ha llegado la hora en que todos


los pueblos y gobiernos del mundo cobren
conciencia de la marcha suicida que la
humanidad ha emprendido a través de la
contaminación del medio ambiente y la biósfera…
(…) El ser humano ya no puede ser concebido
independientemente del medio ambiente que él
mismo ha creado. Ya es una poderos fuerza
biológica, y si continúa destruyendo los recursos
vitales que le brinda la tierra, sólo puede
esperar catástrofes sociales para las próximas
décadas. La humanidad está cambiando las
condiciones de vida con tal rapidez que no
llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su
acción va más rápido que su captación de la
realidad y el hombre no ha llegado a comprender,
entre otras cosas, que los recursos vitales para
él y sus descendientes derivan de la naturaleza,
y no de su poder mental. De este modo, a
diario, su vida se transforma en una interminable
cadena de contradicciones. En el último siglo ha
saqueado continentes enteros y le han bastado un
par de décadas para convertir ríos y mares en
basurales, y el aire de las grandes ciudades en un
gas tóxico y espeso Este mensaje reviste hoy
una gran importancia. En su extensión, Perón pasa
revista a todos los aspectos medioambientales.
Pide una “revolución mental en los hombres”, para
que entiendan que no pueden reemplazar los
ciclos biológicos. Pide también revisar el manejo de
los recursos y las técnicas de producción,
restaurar la naturaleza y sus relaciones con el
hombre, como así respetar el uso soberano de los
recursos de cada país,

“Todos estos problemas están ligados de manera


indisoluble con el de la justicia social, la
soberanía política y la independencia económica
del Tercer Mundo, y la distensión y cooperación
internacionales. (…) La humanidad debe ponerse
de pie en defensa de sí misma. En esta tarea
gigantesca nadie puede quedarse con los brazos
cruzados. Por eso convoco a todos los pueblos y
gobiernos del mundo a una acción solidaria.
Juan D. Perón saludando desde el balcón de la Casa Rosada
tras asumir su 3º presidencia.

Año 1974. Tercera Presidencia de J.D.Perón

El 1° de mayo de 1974, y como Presidente de la


Nación elegido por tercera vez por el voto
popular, Perón presentó en la Asamblea
Legislativa su Modelo Argentino para el Proyecto
Nacional. Documento póstumo, preparado por él
mismo, se trata de una obra central de su
pensamiento, tal vez la más abarcadora, en la
culminación y madurez de su carrera política.
Días después se presentó al Gabinete Nacional y
se anunció su traducción a varios idiomas. En su
inicio expresaba “La Argentina necesita un
Proyecto Nacional. Estoy persuadido de que si
nos pusiéramos todos a realizar este trabajo
y sí, entonces, comparáramos nuestro
pensamiento, obtendríamos un gran espacio de
coincidencia nacional”. “El Modelo Argentino
sistematiza los pensamientos de una vida de
servicio, en la forma más sencilla en que ellos
puede ofrecerse al Pueblo.”

Para ese gran espacio de coincidencia, Perón


ofrece su propuesta que pretende interpretar la
conciencia nacional buscando un cauce definitivo
para la marcha del Pueblo hacia la concreción
de una sociedad armónica. Esta propuesta
recoge las experiencias históricas, y a lo largo de
sus 150 páginas va tomando forma de doctrina, con
objetivos, propuestas y formas de organización. En
los discursos de Perón, aparecían muchas de las
ideas de su Modelo:

“Así como no podemos concebir un hombre sin


alma, es inconcebible un pueblo sin doctrina”.

“Nuestro objetivo es social. La política y la


economía son solo medios. Las políticas y las
economías que no mejoran la situación social no
sirven”.
“La lucha por la libertad, para nosotros, es la que
nos conduce a la justicia social, a la independencia
económica y a la soberanía política. Ella da sentido
a la vida y congruencia a los actos de la
comunidad. Es el punto de partida de la educación
del pueblo”.

“Lo único que vence al tiempo son las


organizaciones, pero las organizaciones imbuidas
por la mística de un ideal superior a la vida misma
de los hombres que lo alientan”.

Parte IV – Reflexión final.

Este ha sido planteado como un trabajo de


lecturas, asociaciones y reflexión. Parados en el
siglo XXI, buscamos referencias actuales para
entender la compleja realidad universal. Las voces
y las palabras del Papa Francisco y de Zygmunt
Bauman nos han aportado análisis, señales y
caminos posibles.

Francisco arrasa con su energía espiritual,


sostenida en la doctrina cristiana del amor al
prójimo, denunciando los graves desequilibrios y
las actuales injusticias que impiden la realización
plena de la Humanidad. Al mismo tiempo, alienta a
la construcción de una sociedad más armónica con
Tierra, Techo y Trabajo para todos, en un
medio ambiente respetado. Apoyado en la
esperanza, confía esa misión a todos los
trabajadores y a las nuevas generaciones.
Reivindica “la Política como una de las formas más
altas de la caridad “, y como la mejor
herramienta de construcción social, fundada en
la

Solidaridad y en el amor al prójimo. La caridad


social, o la caridad política, como base de toda
construcción social.

Bauman parece abrumarnos por momentos, pero


nos contagia el ansia de “escudriñar” la realidad,
buscando sacar a luz las miserias del sistema de
explotación y sus consecuencias sobre la
Humanidad en crisis, perdida en los laberintos del
consumismo y el individualismo algunos, otros
privados del acceso a los bienes, residuos o
desechos humanos producidos por el mismo
modelo que se autoproclama de “Desarrollo” y
“Progreso”. Su visión no le impide avizorar futuros
posibles cambios, basado en la existencia de
ideales humanos y en la creación de “sociedades
que actúen solidariamente”.

Perón, ya en 1949 anticipaba esta crisis, y en los


años posteriores dedicó su vida a dar forma a su
propuesta ideológica y doctrinaria, el Justicialismo,
fundada en la Justicia Social , con los valores
éticos y morales necesarios para la construcción
de una “Comunidad Organizada”. Llevó su
pensamiento a la acción a lo largo de sus
gobiernos y trabajó para integrar los Pueblos de
América Latina, con el propósito de participar,
desde ese espacio cultural común, del ámbito
mayor de la gran familia humana, en una etapa
que llamó del “Universalismo”. Su Modelo para un
“Proyecto Nacional” y su “Mensaje a los Pueblos y
Gobiernos del Mundo” resumen su legado.

Estas tres personalidades, el religioso, el


sociólogo, el político, manifiestan todos ellos, en
distintos espacios y tiempos, una fe en el
Hombre, en su capacidad para reconocer las
causas de sus males, y buscar y encontrar
soluciones, transformando la adversidad en
victoria, en este caso, de la Dignidad humana.
Sus visiones se comparten, se complementan,
se actualizan, y nos muestran caminos posibles
para la construcción del Bien común.

A los Pueblos les toca continuar la lucha por sus


reivindicaciones, y avanzar en la construcción de
estructuras sociales que consoliden las conquistas
logradas, Difícil pero ineludible tarea. En el camino,
es bueno recordar, como decía Perón, que “el
hombre puede desafiar cualquier contingencia,
cualquier mudanza, favorable o adversa, si se
halla armado de una verdad sólida para toda la
vida”. Si los Estados parecen enfrentar una seria
crisis de legitimidad, al tiempo que sus acciones
carecen de todo poder soberano, con Giorgio
Agamben repetimos que “el destino de un
pueblo puede quedar reducido a ser sólo una
identidad estatal, pero que el concepto de
Pueblo no tiene sentido más que si es
recodificado en el de soberanía”. Le toca al
Pueblo conquistar esa soberanía. Por supuesto que
cabe la pregunta: ¿es posible la subsistencia de
ideales en el seno del Pueblo, en esta sociedad
líquida, en los términos planteados por Bauman?
Debiera haber esperanza, cuando él mismo dice:
“Nosotros, los seres humanos, somos, y no
podemos evitar ser, animales
“transgresores”, “trascendentes”, Vivimos por
delante del presente. Nuestras representaciones
pueden liberarse de nuestros sentimientos y
adelantarse a ellos. El mundo que habitamos se
halla siempre un paso, un kilómetro o un año
sideral por delante del mundo que
experimentamos. Esa parte del mundo que
sobresale de la experiencia vivida es lo que
llamamos “ideales”. La misión de los ideales
estriba en guiarnos hasta el territorio todavía
inexplorado y no cartografiado”.
Los ideales permanecen también en la
experimentación de un sentido de la vida, heredado
tal vez de las generaciones anteriores o
emergente de la propia historia política. Sólo
debemos sentir ese soplo, ese sentimiento de
eternidad, desde ese lugar en donde tal vez
residen los ideales. Siempre es posible, ya que
como dice Bauman “la conciencia de la eternidad (o
más bien, deberíamos decir la creencia en la
eternidad) puede concebirse como uno de los
rasgos definitorios de la humanidad”.

También se percibe cercano el tiempo de los


cambios, cuando la gravedad de las crisis nos
agobia. El aliento y el acompañamiento de figuras
como Francisco, tendiendo puentes entre los
hombres de buena voluntad y golpeando las
puertas de los poderosos para reclamar esos
cambios, pueden ayudarnos hoy a revertir el
desánimo e insuflar optimismo a las luchas
sociales.

Le toca a la Política conducir los procesos para


recuperar un Estado que sea garante del Bien
Común, devolviéndole además la capacidad
de recuperar Soberanía. Los principios de la
Conducción política y las Bases para esa
conducción, también forman parte del legado
de Perón, de la experiencia y de la memoria
histórica del Justicialismo, tanto de sus años de
Gobierno como de sus años de resistencia. El
desafío para esa Conducción será construir ese
espacio sin sectarismos, en torno al Proyecto
Nacional, que integre al mayor número de
ciudadanos comprometidos con el interés nacional,
y los incorpore a la acción política, como Perón
hubiera querido. No olvidemos que aquel 12 de
junio se despidió diciéndonos: “Yo llevo en mis
oídos la más maravillosa música, que para mí,
es la palabra del pueblo argentino”.

Referencias

(1)(2)(3) Francisco, julio 2015, II Encuentro de


Movimientos Populares, Sta. Cruz de la Sierra,
Bolivia (4) Erik Baard, “The Guilt-Free soldier”.
Estudios sobre Tratamientos para trastornos de
estrés postraumático - Univs. Puerto Rico Ponce-
California Irvine-Harvard-New York, Village Voice
8/1/2003. (5) Encuentro con la clase dirigente de
Brasil, 27 de julio de 2013

(6) Episcopado francés. “Rehabilitar la política” (17


de febrero de 1999)

(7) David Maybury-Lewis, “Genocide against


indigenous peoples”, en Alexander Laban
Hinton, Annihilating Difference: The Anthropology of
Genocide, University California <press, 2002,
págs.. 43-53

(8) HERMAN Merivale. Lectures on Colonization


and Colonies, Green Longman and Roberts,
1861(9) Theodore Roosevelt. “The Winning of the
West: From the Alleghenies to the Mississipi (1769-
76)

(10) Alfredo M Serres Güiraldes. La Estrategia del


General Roca, Pleamar, 1979,

(11) Chris Mc Greal, “Bedouin feel the squeeze as


Israel resettles the Negev desert”, Guardian, 2003,
(12) Zygmunt Bauman, (Entrevista de La
Vanguardia, Barcelona, febrero 2015)

(13) Loic Wacquant,”Comment la tolérense zéro


vint de l’Europe.p.40.

(14) Henry Giroux, “Global Capitalism and the


return of the garrison state”, Arena <journal, 2002

(15) Giorgio Agamben, “Mezzi sensa fine”, 1996

(16) J.M. Coetze. “Diario de un mal año”,


Barcelona, Random House, 2007.
Carlos Manuel Rodríguez –
Nacido en la Plata en 1946. De profesión
Arquitecto, trabajó durante su carrera profesional
en proyectos y construcción de Conjuntos
habitacionales de Vivienda Social y edificios de
Salud Pública, en varias provincias de la Argentina
y en África Occidental. Docente universitario. En
2002/2003 cursó la Maestría en Desarrollo
Sustentable en FLACAM, Foro Latinoamericano de
Ciencias Ambientales - Cátedra UNESCO. Entre
2007 y 2011 fue Secretario de Cultura del Municipio
de Gral. Pueyrredón (Pcia. de Buenos Aires).
Realizó diversos viajes de estudio e investigación
por América Latina y África interesado en la
temática del hábitat y del arte popular en sus
diversas manifestaciones. Desde 2001 es parte de
la dirección de la Galería Museo Rosa de los
Vientos, en Mar del Plata, dedicada a la
conservación y difusión del Arte Popular de
Latinoamérica.
“El descamisado gigante ayuda a cruzar el riachuelo a la mamá
de Juanito Laguna”

Autor: Daniel Santoro – Óleo- 170 x 140 cm – (2006)


MENDEZ, MARIA TERESA
6º PREMIO

DERIVACIONES POLÍTICAS DEL


CONGRESO DE FILOSOFÍA DEL 49

Este año, se cumplen 70 años del Congreso de


Filosofía que se llevó a cabo entre los días 30 de
marzo y el 09 de abril en la ciudad de Mendoza,
siendo el primer Congreso Internacional de
Filosofía después de la Segunda Guerra Mundial; al
cual Coriolano Alberini catalogó como: “este
Primer Congreso Nacional dará singular
prestigio a la Argentina espiritual… y
esperemos que en un futuro florezcan genios
filosóficos ajenos a la enseñanza oficial”. El
Congreso de Filosofía de 1949, visto a una
distancia de 70 años podemos afirmar sin miedo a
equivocarnos, fue el hecho cultural de mayor
significación internacional que produjo la Argentina
en toda su breve historia, y aún sigue siendo
mencionado como un hito dentro del desarrollo
filosófico mundial porque en él se jugó el destino
del pensamiento y la inteligencia argentina”.
Es grato y alentador que instituciones como UPCN
e IFAP hayan convocado a este concurso ensayo
sobre el pensamiento del Gral. Perón, que
pregonaba que la realidad, como enseñaba el
maestro Aristóteles, aun cuando no nos convenga,
es un conflicto de “potencia y acto”; y por eso, no
es solo lo que es, sino también lo que puede ser.
Así tenemos la oportunidad desde la óptica de cada
uno de nosotros de exaltar la trascendencia de una
filosofía de vida que permitió al pueblo argentino
comenzar a modificar las estructuras caducas
surgidas del pensamiento iluminista en sus diversas
variables (liberalismo, marxismo, fascismo, social
democracia, etc.). El pensamiento o paradigma
alternativo que el Gral. Perón ha desarrollado en el
mensaje del cierre del Congreso, “LA
COMUNIDAD ORGANIZADA”, es profundamente
cristiano, humanista y comunitarista, y que
encierra en sus propuestas, el sentir profundo del
pueblo argentino que es interpretado en su
dignidad humana, única e irrepetible.
Sabemos de los debates y las diversas versiones
acerca del contenido del mensaje del Gral. Perón:
Ante ellos comparto la opinión del filósofo Alberto
Buela que dice: “Finalmente debemos aclarar
una vez más que el discurso de Perón de cierre
del Congreso, conocido como La Comunidad
Organizada, no fue escrito por ninguno de los
buenos filósofos argentinos de aquella época,
pues ni un Astrada, ni un de Anquín, un
Guerrero o un Benítez podían cometer el error
de atribuir a Parménides lo que corresponde a
Jenófanes de Colofón como se hace en el
capítulo IV del discurso presidencial”.
“Esto confirma nuestra tesis por verosímil y
realista que el discurso fue redactado por varias
manos de escribas ad hoc, como sucede en
todo el mundo con todos los discursos
académicos que dictan los presidentes.
Lo que sí afirmamos, porque lo hemos
estudiado detenidamente cotejando el estilo y
los términos de uso diario de los discursos
orales de Perón, que en los capítulos XX y XXI,
el ante penúltimo y último que son los que fijan
la idea de Comunidad Organizada, está
indubitablemente la mano directa de Perón”.
El Congreso conto con la participación de
destacados pensadores nacionales y extranjeros;
en el mismo reinó la libertad espiritual y de
pensamiento; esta libertad de ánimo estuvo a
disposición de todos con la intención de aplicarlos a
los problemas filosóficos y políticos; y con la
intención de generar un pensamiento crítico y
disidente.
Asimismo afirmamos que el Congreso del 49 fue
invisibilizado espiritual y filosóficamente desde
1955, con el cruento golpe de Estado inducido por
el enemigo anglosajón y ejecutado con los
personeros locales, (Rojas, Aramburu, “los
Romeros”, etc), que derrocado Perón, vaciaron las
universidades argentinas de los mejores
pensadores filósofos del ámbito académico. (Los
grandes responsables fueron los hermanos
José Luís y Francisco Romero, que se habían
negado en 1949 a participar del Congreso de
Filosofía).
Son los responsables directos de realizar en 1955
la primera purga universitaria argentina, expulsando
y exonerando a todos aquellos pensadores
sospechados de peronistas, momento a partir del
cual se produce el “genocidio” intelectual,
desarticulando y persiguiendo a los grandes
pensadores del ese momento como Miguel Ángel
Virasoro, Luís Juan Guerrero, Nimio de Anquín
o Carlos Cossio, a los nombrados agreguemos a
Carlos Astrada, Diego Pró, Leonardo Castellani,
entre otros; a partir de ahí la gran mayoría de los
“pensadores” pasan a imitar como un espejo
opaco; que imita, y además imita mal.
Entrando al programa del Congreso del 49 ,
diremos que el discurso filosófico que estuvo a
cargo del maestro Coriolano Alberini (quien tuvo
honor de organizar académica y modernamente la
Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos
Aires); afirma en su mensaje, como anticipamos al
comienzo de este trabajo, que “el Primer
Congreso Nacional dará singular prestigio a la
Argentina espiritual… y esperemos que en un
futuro florecerán genios filosóficos ajenos a la
enseñanza oficial” que den luz a los problemas
filosóficos y políticos de nuestro pueblo.
¿Entonces…? ¿Que nos quedó del Congreso?:
Nos quedó la Teoría de la Comunidad
Organizada, en la cual Perón sentó los principios
de la Doctrina Justicialista; base arquitectónica de
la Constitución de 1949 y la Constitución de la
Provincia Pte Perón, actual Chaco, (llamada la
del doble voto), guías para elaborar proyectos de
una comunidad más justa; que el 1° de mayo de
1974 se plasmó en el Modelo Argentino para el
Proyecto Nacional.
Nosotros interpretamos a partir de los capítulos
XVII al XXI; que el aporte a la teoría política de la
Comunidad Organizada tiene dos lecturas
posibles: Como sistema social a construir y
como sistema de poder, equidistante de los
materialismos liberales y del marxista.
Primera Derivación Política
a) Como sistema social sostiene que el
pueblo no existe suelto, aislado, atomizado
como hormiguero pateado. Sólo existe el
pueblo si está organizado transformándose
así en factor concurrente en los aparatos del
Estado que le son específicos a cada
organización libre del pueblo o cuerpos
intermedios en lenguaje sociológico.
b) Como sistema de poder sostiene que el
poder procede del pueblo que se expresa a
través de lo que llamamos técnicamente
instituciones intermedias, y los peronistas
denominamos Organizaciones Libres del
Pueblo. El poder NO procede del gobierno
NI del Estado. El pueblo tampoco delega su
poder en las instituciones del Estado ya que
"al sentido de comunidad se llega desde
abajo y no desde arriba".
Entonces podemos decir que la idea de Comunidad
Organizada se apoya en los siguientes postulados:
a) el hombre es libre sólo en una comunidad
libre;
b) tiene incidencias reales en la vida de
sociedad en la medida en que está
organizado, sea tanto por solidaridad
local como profesional…;
c)…puede acceder a una vida próspera y
feliz en tanto que logra establecer una
justicia social distributiva, a partes
proporcionales para todos los
miembros de la comunidad.
Estas dos lecturas constituyen la esencia que
explica la idea de Comunidad Organizada. De
modo que, los ideales de libertad, justicia y
solidaridad sostienen las condiciones
necesarias para llevar a cabo la idea de
Comunidad Organizada.
Vale decir que en su fundamento la Comunidad
Organizada, es más una comunidad de familias,
entendida como la primera organización social del
hombre, que un tejido complejo de relaciones
individuales.
"Nuestra comunidad, ha dicho Perón en la
conferencia de clausura del Congreso de Filosofía
de Mendoza, a la que debemos aspirar, es aquella
donde la libertad y la responsabilidad son causa
y efecto de que exista una alegría de ser,
fundada en la persuasión de la dignidad propia.
Una comunidad donde el individuo tenga
realmente algo que ofrecer al bien general, algo
que integrar y no sólo su presencia muda y
temerosa”.
Estas interpretaciones constituyen la reseña que
explican la idea de Comunidad Organizada. El
pueblo como pueblo organizado crea un sistema
social en lo territorial, profesional, laboral,
cultural, deportivo, etc., que restaura la dignidad
del hombre como persona, única e irrepetible,
generando un poder político real (no virtual como la
parodia democrática liberal burguesa: Un hombre
es “un votante”, una cosa que vota) que le permite
la recreación permanente de un sistema social
solidario para el logro de la "buena vida"
(Aristóteles, Ética Nicomaquea. 1323, b 29)
La esencia ideológica de la C.O. es su
comunitarismo populista que consiste en lo que
ordena el Cap. X del Congreso: “el grado ético
alcanzado por un pueblo imprime rumbo al
progreso, crea orden y asegura el uso feliz de la
libertad”, por ello:
1) Consideramos al pueblo como fuente
principal de inspiración.
2) Como término constante de referencia
3) Como depositario exclusivo de valores
positivos. Su hipótesis es que la mayoría
siempre tiene razón.
Deducimos que la crítica política que se desprende
de la Comunidad Organizada es que las
instituciones formales del Estado demoliberal
burgués no alcanzan a expresar ni a resolver las
demandas existentes en los pueblos.
Hoy “el hombre puede desafiar cualquier
mudanza si se halla armado de una sólida
verdad” (Cap. II), sobre este principio pivotea la
idea de Comunidad Organizada, enunciada en las
veinte verdades peronistas. En la N°1prescribe:“la
verdadera democracia es aquella en la que el
gobierno hace lo que el pueblo quiere y
defiende un solo interés, el del pueblo” y en la
N° 19, se afirma que: "Constituimos un gobierno
centralizado, un Estado descentralizado y un
pueblo libremente organizado".
La interpretación que hacemos de estos principios
es la siguiente, la teoría política y filosófica de la
Comunidad Organizada, a contrario sensu de las
teorías iluministas, liberales y marxistas, sostiene
que:
a) "El Justicialismo concibe…al
Gobierno como el órgano de la
concepción y planificación, y por
eso es centralizado;
b) …al Estado como organismo de
la ejecución, y por eso es
descentralizado en cada uno de
sus aparatos de gestión;
c) …y al pueblo como el elemento
de acción, y para ello debe
también estar organizado.
Los tres factores, Gobierno, Estado y Pueblo
deben actuar en armonía, coordinados, y en
equilibrio en la ejecución de la misión común.
Para que ello ocurra, son necesarias una
subordinación ajustada y absoluta del Estado al
Gobierno y una colaboración y cooperación
inteligentes y solidarias, de las distintas fuerzas
del pueblo organizado con el gobierno y las
instituciones estatales".
O sea que Perón en su teoría política filosófica de
la C.O les fija a las Organizaciones Libres del
Pueblo, la función de ser factores concurrentes
en los aparatos del Estado, obligando a éstos a
trabajar en el ámbito preciso de su representación
natural, de modo tal que no sean absorbidas por
él, como en el caso del fascismo, ni que tampoco
sean elementos de presión en su contra, para la
toma del poder político, como es el caso del
marxismo, cuando aún no lo ha conquistado.
Continúa diciendo Perón:… "Las instituciones
estatales, orgánicamente dependientes del
gobierno, están naturalmente tuteladas en su
acción por el mismo. Las instituciones
populares deben recibir del gobierno idéntico
trato, ya que son el pueblo mismo, pero no está
en manos del gobierno el organizarlas, porque
esa organización, para que sea eficaz y
constructiva, debe ser popularmente libre". En
una palabra, debemos interpretar que el Gobierno y
el Estado no deben intervenir en la vida íntima de
los gremios, las sociedades de fomento, los clubes,
bibliotecas populares, asociaciones vecinales,
etcétera. Ellos tienen autonomía respecto del
Estado y el Gobierno, estando explicitado en el
discurso de cierre del Congreso: "al sentido de
comunidad se llega desde abajo y no desde
arriba”, y que no debe ser un orden impuesto por el
Estado (como sucedió con el fascismo), sino que es
un orden impuesto por el trabajo de la base misma
del pueblo. Esto confirma a nuestro juicio cómo
estos organismos naturales de la comunidad
surgen de abajo hacia arriba, de manera libre y su
función es ser factores concurrentes en los
aparatos del Estado.
Así, por ejemplo, en el orden laboral los sindicatos
deben ser factores concurrentes en aquellos
aparatos del Estado que tienen vinculación con el
ámbito que ellos cubren, por ejemplo…,
● el sindicato de mineros en la Secretaría de
Minería,
● el de Docentes en el Ministerio de Educación
y
● la C.G.T. en el Ministerio de trabajo.
● en el ámbito local las Comisiones Vecinales,
las distintas sociedades de fomento, por el
hecho de ser los entes naturales y lógicos de
las comunidades inmediatas, deben
concurrir al Municipio, a los efectos de
plantear ahí las exigencias que cubren los
intereses propios de los ciudadanos, que
ellos representan…
● todas estas organizaciones libres del pueblo
vienen a ser los voceros autorizados del
pueblo, con representatividad real en lo
funcional y en lo territorial.
Claro ejemplo de que el poder viene de abajo lo
evidenciamos en las comisiones vecinales y de
fomento, representantes naturales de la comunidad
local, basándose su poder en una solidaridad de
tipo territorial, mientras que el sindicato tiene su
fundamento en la representación natural de una
solidaridad de base profesional como lo es la rama
de producción.

La segunda derivación politológica se produce


en el año 1949
Estas hipótesis de ver “superada la lucha de
clases por la colaboración social y la dignidad
humana” (Cap. XIII), se ven plasmadas en la idea
de Comunidad Organizada surgida en el Congreso
de 1949 y aceptada como doctrina nacional en la
Convención Nacional Constituyente de l949,
comúnmente conocida como la Constitución de
Sampay y en la de la Prov. Pte. Perón (Chaco)
de1951…, Perón determina en el Congreso que “la
terrible anulación del hombre por el Estado
acarreara problemas al pensamiento
democrático del futuro”, sentenciando una crítica
al sistema de representación partidocrática
liberal burguesa que se subsana en la
Constitución del Chaco de 1951. Se observa en la
Constitución de 1949, una característica de un alto
contenido social propia del Estado de bienestar de
la época, donde se destacan en la misma los
artículos 37 al 40 (Derechos sociales, derechos
sobre los servicios públicos y recursos
naturales), aportes jurídicos más o menos
originales, como lo son los hoy denominados
derechos humanos de segunda generación o
derechos sociales.
Vemos también la proyección del Congreso en la
Constitución, en los postulados de LIBERTAD,
JUSTICIA Y SOLIDARIDAD que vienen a
reemplazar a los viejos ideales liberales
sostenidos por la Constitución de 1853 tomados
del lema de la Revolución Francesa de
LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD. Con
su premisa del “reconocimiento de las esencias
de la persona humana como base de la
dignificación y del bienestar humano” (Cap. VI).
Vemos que hay coincidencia en uno de los
ideales que es el de la libertad, pero su
interpretación es completamente distinta. La
concepción de la libertad según la Constitución
de 1853, que es en definitiva la concepción de la
libertad liberal, define a ésta "como poder hacer
lo que se quiere", la libertad se va a presentar
como una libertad egoísta, más allá de su
“El General Perón en su escritorio de la quinta de San
Vicente”

condicionamiento o de su vinculación social. Por el


contrario, la libertad de la concepción
justicialista va a ser entendida como "libertad
en situación"; es decir; un hombre no puede ser
libre en una comunidad que no lo es; el tema no
es evitar el mal sino hacer el bien; como se
deduce del Cap. IX que prescribe: “El amor
entre los hombres habría conseguido mejores
frutos en menos tiempo que el que ha costado a
la humanidad la siembra del rencor”.
Hay una distinción acá que es fundamental hacer,
la concepción social de la libertad está vinculada al
antiguo ideal de los filósofos presocráticos que está
expresado magistralmente por Goethe, en aquella
frase: "dichosa la ley que nos hace libres". La otra
es la concepción de la libertad que vincula a ésta al
capricho subjetivo. Esta idea de la libertad, se
refleja en el apotegma de Hobbes: Homo homini
lupus; el hombre es para el hombre un lobo, por
ello refutamos esta idea en el Cap. XI que
informa “el sentido último de la ética consiste
en la corrección del egoísmo”.
Llevado a la práctica el capítulo XXII que dice: “el
sentido de proporción, anhelo de armonía,
necesidad de equilibrio” , se ve reflejado en lo
que se ha llamado la Doctrina Nacional, ha sido
el constituir una Nación Socialmente Justa,
Económicamente Libre y Políticamente
Soberana.
Ello supone que, en lo externo, se guíe por el
principio de las nacionalidades, sostenga la
autodeterminación de los pueblos políticamente
constituidos y postule una tercera posición que
supere al capitalismo liberal y al comunismo
marxista.
En lo interno, a su vez, tiene como meta la
felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación,
lo que técnicamente se denomina el bien común
general, al que se accede a través de la
organización de la comunidad. ¿Qué quiere
decir esto? Que no puede lograrse el bien
común de la nación si no se establece un
régimen en el que todas las unidades que la
integran puedan conseguir su propio bien, su
objetivo específico…De modo que, el marco
teórico donde se sitúa la idea de la Comunidad
Organizada es dentro del objetivo nacional
interno.
Esta idea considerada según dijimos al comienzo,
como el aporte original del peronismo en lo que
hace a pensamiento político del siglo XX, viene a
responder a la pregunta, qué debe ser la polis o
sea la sociedad de los hombres para una vida
próspera y feliz. De modo que la noción de
Comunidad Organizada la situamos a nivel de la
sociedad; dentro de la división clásica entre Estado,
individuo y sociedad civil. Vendría a ser entonces,
la idea que propone la teoría de la Comunidad
Organizada para organizar la sociedad civil y sus
relaciones con el Estado y el individuo.
Resumiendo este primer punto podemos decir que
la Comunidad Organizada es un sistema social
a construir; motivo por el cual el peronismo ha
quedado siempre como una revolución
inconclusa, lo que explica que pasados setenta
años siga habiendo mayoritariamente peronistas en
Argentina porque es el único pensamiento que
toma y aplica el principio del Cap. VIII de la
Comunidad Organizada que dice “los valores
morales han de compensar las euforias de las
luchas y las conquistas y oponer un muro
infranqueable al desorden”…
La Tercera Derivación Politológica.
Otra de las derivaciones politológicas se plasmó
en la Constitución del Chaco de 1951. Hecho
desconocido, olvidado y en gran parte silenciado
que se adelantó en el tiempo a resolver los
problemas de la crisis de representatividad
política dentro de una Constitución total y
raigalmente democrática social, orgánica y
participativa.
Constitución del Chaco de 1951: el 8 de octubre
de 1951 se creó la provincia del Chaco cuya
Constitución tuvo disposiciones novedosas y
polémicas. Su rasgo fundamental es que, salvo
mejor opinión, es una de las pocas en el mundo,
que desde bases democráticas, modificó el
régimen de representación política demoliberal
que entiende que solo los partidos políticos
tienen el monopolio de la representatividad
política.
Ya el preámbulo comienza con una novedad: Nos,
los representantes del pueblo trabajador de la
Provincia y no como era de uso comenzar: Nos,
los representantes del pueblo… a imitación de
las constituciones salidas del espíritu de la
Revolución Francesa de 1789.
La apelación específica al pueblo trabajador ya nos
está indicando el carácter específicamente
peronista de esta Constitución, pues es sabido que
una de las verdades o apotegmas del justicialismo
(la N° 4) dice: No existe para el Justicialismo
más que una clase de hombres: los que
trabajan.
Aclarándose a continuación en el mismo preámbulo
que su propósito es contribuir al afianzamiento de
una Nación Socialmente Justa, Económicamente
Libre y Políticamente Soberana en coincidencia por
lo declarado también en el preámbulo de la
Constitución Nacional de 1949, conocida como la
Constitución de Perón; todos principios
emanados del Congreso de Filosofía y llevados
a la práctica política.
Ahora bien, si la Constitución del Chaco recogió
las disposiciones de carácter económico y sociales
incluidas en la Constitución de 1949, existe entre
estas dos constituciones una diferencia sustancial
pues la del 49 no llega a modificar el régimen de
representación partidocrática demoliberal
respetando el monopolio que ejercen los
partidos políticos en dicho campo, mientras que
la del Chaco sí. Los artículos 33 y 118 son los
que regulan y establecen la modificación de la que
hablamos. En ellos se fija que habrá una cámara
de representantes compuesta por 15
representantes provenientes de los listados de
los partidos políticos votados por todo el
pueblo y la elección de los otros 15
representantes también a pluralidad de
sufragios pero solo votada y compuesta por las
personas que pertenezcan a las entidades
profesionales y/o de interés. (Trabajadores;
empresarios y profesionales). Fue así que esta
Constitución del Chaco fue conocida en su
época como “la del doble voto”…
…El voto por el listado partidocrático y…
… el voto por el listado social.
Esta Constitución dejó de regir la provincia en 1956
con motivo del golpe de Estado del 1955.
El Cap.XII de la Comunidad Organizada desarrolla
la idea de “la superación de la lucha de clases
por la colaboración social y la dignificación
humana”, reconociendo que hay una sola clase
de hombres, los que trabajan. Esta premisa fue
plasmada en la Constitución del Chaco y así fue
posible poner al alcance del pueblo trabajador
(obreros, empleados, industriales, comerciantes,
profesionales, trabajadores de cualquier rama y
oficio) la representación parlamentaria sin tener
que subordinarse a las oligarquías partidarias
que normalmente manejan los partidos
políticos. No olvidemos que, en este caso, el
mando siempre ha sido de unos pocos.
Fue Evita quien dio el mayor impulso político a esta
novedosa Constitución afirmando en el
parlamento Nacional: “Estos representantes
(los del listado social) hablarán por la propia
boca del territorio. Serán la voz de la tierra,
directa y clara. Dirán lo que saben con pleno
conocimiento de causa y pedirán lo que en
justicia necesitan” para, “la realización perfecta
de la vida” como dice el Cap.VII de la C.O.
Decía al respecto el Gdor. Del Chaco Gallardo: “Se
trataba de una forma de participación sindical o
profesional en uno de los poderes del Estado.
Muchos criticaron este sistema pero era parte del
programa de Perón, el que tenía por objeto la
formación de una Comunidad Organizada: es decir
la organización del pueblo. No se trataba de un
privilegio era un incentivo para que la gente se
organizara por sectores. Porque tanto derecho
tenía el obrero organizado como el profesional
organizado. Porque es distinto dialogar con un
grupo de mecánicos o un grupo de abogados que
hacerlo con representantes de sus organizaciones.
Y así por medio del “voto sindical” ellos contaban
con una representación directa en la Cámara de
Diputados. Por eso se estableció el “doble voto”: el
voto del ciudadano y el voto sindical o profesional.
Entonces si usted estaba afiliado a una entidad que
integrara la Confederación General del Trabajo, la
Confederación General de Profesionales o la
Confederación General Económica, usted tenía
derecho al “doble voto”.
En el Cap. XVIII se trata el tema de: “el hombre es
portador de valores máximos y célula básica del
bien común”, observamos que desde Platón para
acá todos los grandes filósofos como la inmensa
mayoría de los filósofos argentinos que
contribuyeron a la realización de tan excepcional
Primer Congreso de Filosofía de 1949; tuvieron esa
misma pretensión, y en función de ello meditaron y
barruntaron que el novel gobierno de Perón
presentaba una ocasión imperdible para ejercer
influencia.
Pruebas objetivas e irrefutables: participaron
activamente marxistas, liberales, fenomenólogos,
escolásticos, tomistas, existencialistas, positivistas.
Solo quedaron al margen o mejor aún se auto
marginaron aquellos profesores antiperonistas ab
ovo como el mencionado Francisco Romero, el
capitán filósofo como lo denominaba Alejandro
Korn.
Pasadas casi siete décadas de esta experiencia
filosófico-política, ciertamente que las
circunstancias han cambiado pero el tono
general de modificación de la representatividad
política sigue vigente, incluso se profundizó
con toda la crítica posterior a la reducción de la
democracia a simplemente una partidocracia.
Además a partir de 1970 se viene desarrollando en
los países capitalistas avanzados, como sostiene el
eminente politólogo Gonzalo Fernández de la Mora,
una corriente de pensamiento que se ha dedicado a
estudiar la teoría de la Comunidad Organizada y
sus portavoces más destacados son P. Schmitter y
G. Lembruch, cuya preocupación fundamental es
encajar dentro del esquema contemporáneo de
partidocracia el decisivo de la “acción concertada”
entre sindicatos y patronales con eventual
presencia gubernamental2.
Hoy son muchos desde el campo social que
piden la reinstauración de nuevas formas de
participación ciudadana, pero este derecho
debemos conquistarlo y no mendigarlo,
debemos bucear e interpretar la teoría Política
Filosófica de la Comunidad Organizada y en el
Modelo Argentino. Si no estudiamos a Perón…
poco y nada se podrá hacer ya que a la sociedad y
al mundo del trabajo poco le servirá los relatos del
iluminismo, que ya no tiene más ideas para
reciclarse.
Se nos tilda de fascistas o socialistas, el
justicialismo siempre fue idéntico a sí mismo; nunca
habló de corporativismo ni de cuerpos intermedios
al estilo de Roberto Michels, Mosca o Creuzet sino
de “organizaciones libres del pueblo”. Esto es,
organizaciones creadas libremente por el
pueblo, de abajo hacia arriba, sin intervención
del Estado, estableciendo sí “las condiciones de
posibilidad” de las organizaciones profesionales
pero no su creación, que quedó siempre en mano
de los trabajadores y del pueblo en su conjunto
según sus intereses y necesidades.
Estos antecedentes teóricos, y muchos más que
desconocemos, nos hacen pensar en la realización
de un congreso nacional e internacional sobre este
tema específico donde se planteen estrictamente
las posibilidades concretas de instauración de
un sistema alternativo al partidocrático actual. Y
esto solo puede hacerse desde la Teoría Política
del Peronismo como marco de referencia pues
no olvidemos que él ha quedado como una
revolución política y social inconclusa.
A modo de conclusión sostenemos que el
Congreso de filosofía del 49 tuvo repercusiones y
consecuencias politológicas como las señaladas,
de valor universal, que aporta al concierto de las
naciones, y que generó una producción filosófica
incomparable, no solo posterior sino anterior a su
realización; producción que se detuvo
abruptamente en 1955.
El Congreso de Filosofía de 1949 es por sí mismo
una refutación a la tesis sociológica lanzada por el
sociólogo Gino Germani y sus discípulos, tanto
liberales como progresistas de izquierda, repetida
hasta el cansancio de que el esplendor de la
Universidad argentina se da desde y gracias a la
caída de Perón hasta “la noche de los bastones
largos” de la dictadura de Onganía en 1966.
Eso es falso de toda falsedad, la plenitud de la
Universidad Argentina en el orden filosófico se
plasmó cuando llegan a su esplendor,
sucesivamente, las generaciones del 25 (de
Anquin, Astrada, Guerrero, Aybar y otros) y del
40 (Herrera Figueroa, Casas, Murena, Pró, y
otros).
Lo grande nace grande y si no hubiera habido esta
sucesión de estas dos generaciones de filósofos
valiosos, poseedores de una clara conciencia
nacional no hubiera sido posible la realización de
ese Congreso de Filosofía que rememoramos hoy
aquí por más voluntad política y medios
económicos que hubiera tenido a su alcance el
gobierno de turno.
Lo que sucedió después todos lo padecemos hoy;
la decadencia argentina tiene un comienzo cierto e
indubitable, el golpe de Estado del 1955, y como es
sabido de la decadencia, solo se sale de como del
laberinto…por arriba; recuperando la capacidad de
preferirnos a nosotros mismos y aspirando
a…“SENTIR, y EXPERIMENTAR QUE SOMOS
ETERNOS”.

Bibliografía consultada:
PERÓN, Juan; Política y Estrategia, Buenos Aires,
opera omnia ed. Hernadarias.
PERÓN, Juan; La comunidad organizada, Bs. As,
Fundación Integración Americana, 1966.
BUELA Alberto; Filósofo; Teoría del Peronismo;
Ed. Docencia, Bs. As. 2011
BUELA Alberto; Filósofo; Metapolítica y Filosofía;
Ediciones Theoria; Bs. As. 2002
ARISTÓTELES, Ética Nicomaquea.
PERÓN, Juan; Modelo Argentino para el Proyecto
Nacional; Ed Docencia; Bs. As. 2011.

SAMPAY Arturo (1911-1987) jurista y filósofo del


derecho principal redactor de la Constitución de
1949. Si bien la constitución fue sancionada en 16
de marzo y el congreso comenzó el 30 del mismo
mes, cabe recordar que sobre el congreso de
filosofía se comenzó a trabajar el 20 de abril de
1948 cuando se lo declaró de carácter nacional.

ZALAZAR, Roberto de Jesús: El Chaco, del


territorio nacional a la provincia autónoma,
Resistencia, 2001, p.

DJORDJEVICH; Jovan, Yugoslavia: democracia


socialista, FCE. 1961.

FERREIRA, Héctor Antonio: Contador público


nacional de la provincia del Chaco en Carta
personal del 15/10/2001

FERNÁNDEZ DE LA MORA, Gonzalo:


Contradicciones de la partidocracia, La
Emboscadura, Madrid, 2008.

María Teresa Méndez


Medica Cirujana, con ejercicio en la especialidad de
Ginecología, durante 41 años.
Residencia: Ushuaia. Tierra del Fuego
Antecedentes:
Legisladora Provincial (MC)
Secretaria de la Mujer (PJ) 1991/1995
Convencional Nacional Constituyente en la
Reforma de la Constitución en 1994
Jefa de Bloque del FPV en el Concejo Deliberante
desde 2011 a 2015.
Secretaria de Coordinación de Gestión en la
Municipalidad de Ushuaia.
Actual Jefa de Bloque del Concejo Deliberante de
Ushuaia.
INDICE
1. DECLARACIONES DE INTERES
2. PROLOGO UPCN
3. PROLOGO IFAP
4. PROLOGO GRACIELA MATURO
5. PROLOGO ANA COLOTTI
6. JURADO DEL CONCURSO
7. JURADO DE PRECALIFICACION
8. JUNTA PROMOTORA
9. PARTICIPANTES
10.TENENBAUM
11.PRESTIA
12.MUCIACCIA
13.BERTELLOTTI
14.RODRÍGUEZ
15.MENDEZ
16.INDICE
“Especial agradecimiento al Cro. Emilio Gauna del CDN
de UPCN, por su colaboración en el armado y edición de
esta obra.”
CONCURSO NACIONAL DE ENSAYO 2019:

JUAN DOMINGO PERÓN “SU PENSAMIENTO”

OBRA “GENERAL PERON”: RELIEVE EN MADERA – 35 X 40 –


AUTOR: JULIO COLOTTI

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