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Armonas 00 Palm

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BRIEF

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AR ]^í OX I A S
Propiedad del Editor
RICARDO PALMA

ARMONÍAS
LIBRO DE ÜN DESTERRADO

LIBRERÍA DE LA W^^ DE CH. BOURET


parís MÉXICO
23, Rué Visconti, 23 Avenida Cinco de Mayo, 45

1912
Quedan asegurados los derechos de propiedad
conforme á la lev.

OCT-?,^
DON RICARDO PALMA

La condesa de Agoult. tan conocida bajo el

seudónimo Daniel Stern, una de las más bellas

inteligencias de la Francia, ha dicho, al hablar de

las poesías de madama Ackermann : — Amo más


el talento por lo que es que por lo que hace. En
la poesía busco al poeta. —
En Palma, el talento nos encanta por lo que es

y por lo que hace. Este joven, tan inteligente como


modesto, pertenece á la brillante generación que

ya ha aumentado el esplendor de la literatura

peruana y que se distingue por las dotes del espí-

ritu como por las cualidades del corazón.

Palma empezó por ser poeta, y pronto, sin dejar

la lira, empuñó la pluma del periodista y se lanzó

en la ardiente arena de la política militante. Desde


1
!

9 _,

que leímos sus primeros versos, comprendimos


que era uno de los favorecidos de las musas y que

su talento estaba realzado por los más nobles sen-


timientos.

Cuando llegaron á nuestras manos sus primeras

poesías, publicadas en un pequeño cuaderno

en 1855. pudimos exclamar con Du Cornau que


parece haberse inspirado en las Armonías y las

Meditaciones :

Illusions, saintes chimores!

Ahí suspendez pour nous vos heures éphéraeres I

Düroz pour embellir ou consoler nos jours:


Vous faites rayonner nos ardentes jeunesses;
Vous gardez létincelle a nos vertes vieillesses;

Durez, durez toujours

La vida del poeta del Rimac no presenta muchos


incidentes. Gomo Gutiérrez decía de Lillo, hace

quince años, la biografía de Palma está en el

porvenir. Sin embargo ya ha servido útilmente á

su patria, á la causa americana, y ha escrito


mucho en prosa y verso.
Ricardo Palma nació en Lima el 7 de Febrero
de 18.33. En 1855 dio á la estampa, en un pequeño
volu non. muchos de sus cantos. De 1851 á 1856
— 3 —
díó al Teatro varios dramas y comedias. Desde 1853
Palma se hizo periodista y ha colaborado en dis-
tintos diarios y revistas del Perú. Chile y Buenos
Aires. El Correo de Uíramar lo cuenta entre sus

más activos colaboradores. En 1863 ha publicado


con el título — Anales de la Inquisición de Lima
un interesante libro, que es la más completa his-

toria de ese sangriento tribunal en América.

Palma fué oficial de la Marina de guerra Peruana.

El 1° de Marzo de 1855 naufragó en las costas del

Perú yendo á bordo del vapor Rimac cuya conta-

duría desempeñaba. Entonces dio á luz una bellí-

sima poesía dictada por las impresiones del nau-

fragio y que ha aumentado la reputación del autor.

En Noviembre de 1860 Palma tomó parte en una


revolución que hizo el partido liberal, y habiendo

ésta sido sofocada, nuestro poeta salió desterrado

á Chile. Durante sus dos años de proscripción

cjmpuso casi todas las poesías que furmaii el

presente volumen.

En 1864 fué nombrado cónsul del Perú en el

Brasil y visitó la Europa en tránsito para el

Janeiro.

Como escritor de crónicas v romances históricos,


;

_ 4 —
Palma ha explotado con acierto las bellas tradi-

ciones en que es tan fecunda la ciudad que fundó

Francisco Pizarro. Lida, Mauro Cordato^ El her-

mano de Atahualpa. Infernum el hechicero. La


Querida del Pirata. El Nazareno^ el Virey de la

Adivinanza. Debellare superbos, Predestinación,

Justos y Pecadores, La hija del Oidor, Don Dimas


de la Tijereta y otra multitud de leyendas publi-

cadas en el Liberal. La ñepüblica y la Revista de

Lima, han dado en este género de escritos gran

popularidad á nuestro amigo.

Palma, hijo de sus obras, se ha labrado una

posición á fuerza de inteligencia y de laboriosidad

y si es digno de aplauso por sus producciones

políticas y literarias, mayores elogios merece por


su hidalguía, su franqueza y su modestia. El

poeta ilustrará su nombre con nuevas obras y,

mientras tanto, nosotros le repetiremos.

Sic te diva potetis Cypri!

J. M. Torres Caicedo.

Paris. Enero de 1865.


Amores y esperanzas.
Ensueños y alegrías,
Del patriotismo arranques
Y notas de aflicción;
Pues fuisteis de mis horas
Constantes armonías,
Vivid en este libro
Carísimos efluvios, flores del corazón!
ARMONÍAS
- 9 -^

NAVEGANDO

20 de Diciembre de 1860.

Parto ¡oh patria I desterrado...


De tu cielo arrebolado

Mis miradas van en pos;


Y en la estela

Que ríela

Sobre la faz de los mares,


;AyI envío á mis hogares
Un adiós.

i.
— 10 —
¡Patria! ; Patria! Mi destino

Me arrebata peregrino
Y para siempre quizás...
Si desmaya
En otra playa

Mi varonil ardimiento,
Mi postrero pensamiento
Tú serás...
— H —

A GUILLERMO MATTA

En el estrecho linde del camino


Te sientas, fatigado peregrino,
Y atravesando tu deseo el monte
Te finges de la patria el horizonte,

Otra luz. otro cielo y otros mares.


Distinta inspiración, nuevos cantares,

Siempre en tu ser reflejan la que hermosa


Tu espíritu acaricia, dolorosa

Memoria de la América. Perdida


No está aún la esperanza bendecida
De cambiar su fatídico presente

Por el sol del mañana refulgente,


— 12 —
Cumplamos la misión que en este abismo
Nos señaló la nrnno del Dios mismo
Y si un óbolo no, nuestra desgracia
Sea ofrenda en tus aras ¡
democracia !

¡Nunca la fe de iluminarte cese!

¡
Canta, poeta! ¡
Tu destino es ese !

Y soldado constante de la idea


Lucha y vence ó sucumbe en la pelea.

¡Otros vendrán! La humanidad ha visto

Amargo cáliz apurar al Cristo.

¡Otros vendrán! Para ellos la victoria.,.


El martirio también tiene su gloria.

¡
Otros vendrán ! El sitio de los buenos
Que caen bravos, leales y serenos,

Jamás queda vacío, que es la santa

Causa del libre alción que se levanta


Y al renacer de su gélida ceniza
El triunfo del derecho profetiza.

Llenemos nuestro fin, republicanos.


En el destierro y el principio hermanos.
;

- 13 —

AURA

¡Tímida brisa de la triste noche!


Tú que á la patria de mis sueños sigues.
Lleva á la hermosa por quien pena el alma
Mi íntimo duelo.

Dila que lejos de sus ojos dulces

No hallo colores en la luz de Oriente

Dila que al que ama con pasión tan honda


Muerte es la vida.
- 14 —
Dila, que siempre de su afecto digno,
Una existencia tormentosa arrastro ;

Dila mis penas infinitas, dila


Cuánto la adoro!

¡Ve, mensajera misteriosa!... ¡Vuela!

Los rizos blondos de mi amada mece


Y en ellos tierno, palpitante, grato.

Déjala un beso.
;

- 15 —

MISTERIO

Si está en tu memoria
Presente la historia

Del tiempo feliz

En que es la existencia poema de amores,


En que hay en los cielos más puros colores,

En que hay en los bosques encanto y matiz

Si no has olvidado
Tu dulce pasado.
La edad juvenil,
En que de ilusiones asaz seductoras
Sentimos que corren pobladas las horas
Cual brisas serenas en tardes de Abril,
— 16 —
¡Anciana! comprende
Que aquello que enciende
Con vivo color
De tímida virgen la candida frente,
Que aquello que agita su pecho inocente,

Misterio es que llaman los hombres Amor!


— i7 —

Á UiNA FLOR

Ella te envió, flor modesta,

Muy más pura


Que el sueño á que un niño presta
Galanura.

Tú que en sus manos tuviste

Exquisitas
Galas, hoy en las de un triste

Te marchitas.
— 18 —
En tu corola luciente,

De rocío
Bebió gota transparente
El labio mío.

Mas mi beso apasionado,


Como el fuego

¡ Ay ! tu cáliz perfumado
Quemó luego.
;

" 19 —

TUS OJOS

Me han dicho que si cantas de tu alma envías


Un raudal infinito de melodías ;

Mas si en no oir tu acento perdí un consuelo,


Vi que en tus ojos llevas algo del cielo.

Apacibles del éter se ven los tules


Así son tus pupilas castas, azules.

Hay en ellas lo dulce de la paloma


Y lo grato del lirio que da su aroma.
— 20 —
La pureza reflejan del firmamento,

Mundos de poesía, de sentimiento.

Una de tus miradas es el rocío

Que el corazón da vida, calma el hastío.

Si hoy en medio á tu dicha los ojos pones


Tímidos, inocentes en mis renglones

Al saber que me agobia pena secreta


¿Habrá una perla en ellos para el poeta?
!

21 —

LAMENTO

¿Contemplaste el Océano infinito?

¡
Gomo él es la congoja en que me agito

Acaso, acaso mi bajel zozobre,


Que es amarga la vida del proscrito
Como las ondas de la mar salobre.
- 22

ILUSIONES

Niña de mi corazón,
Flor ó espuma es la ilusión.
— No es así. —
Pues escucha como á mí
Se me antoja la cuestión.

Bordando con su espuma la ribera


Y amagando absorber la creación
El Océano sigue su carrera ;

Así como sus olas ¡ oh sílfide hechicera !

Las ilusiones son.


— 23 -
Que es mar revuelto por las pasiones
Nuestro existir
Y son sus olas las ilusiones

Que en playa ignota van á morir.

II

La púdica azucena de blanco terciopelo


Y el lirio perfumado de vivido color
Deshojan hoy tus manos con impaciente anhelo.
Así. luz de mi cielo.

Las ilusiones son.


— 24 —

EL JUZGAMIENTO DEL CRISTO

A MI AMIGO

ABIGAIL LOZANO

¡
El pretorio está abierto I

j Escribas, levantad vuestra cabeza !

En el nombre de Aquel que en el Mar Muerto


Abrió tumba al Jordán, el juicio empieza.

¡
Acusad al caído !

Crimen que le imputéis será atendido.


!

— 25 —
Ante su juez sereno
El Justo se halla ¡
impíos
— ¿ Eres, dime, Jesús el Nazareno?
¿Eres, responde, el rey de los judíos?
— Tú lo dices — el Cristo le contesta
Y Caifas escuchando la respuesta
Exclama lleno de furor insano :

— ¡ Atenta contra el César soberano !

¡ Se ha confesado del delito reo!


¿Qué más, gobernador de la Judea,
Tu Justicia desea ?
— ;
Crucifícale ! ! ! grita un fariseo.
— ¡Crucifícale ! ! ! gritan los villanos.
— Pues lo queréis, crucificado sea,

Pilatos dijo y se lavó las manos.

Y desde entonces, hombres insensatos.


Os hace siempre vuestro encono adusto
Encontrar para un Justo
Un Judas y un Pilatos.
26 —

NOCTURNO

Que el céfiro sutil

Su aroma embriagador
Vagando en el pensil
Le robe á toda flor,

Tus labios de clavel


Mejor perfume dan
Que todas las esencias del verjel.

Que pierda su arrebol


El bello luminar
Que aJ sepultarse el sol
Riela sobre el mar,
Que yo lograré ver
Muy más preciada luz
Si irradia en tus pupilas el placer.
- 28

SECRETO

¡ Tú también !
¡
Tú también de mi tormento
Una gota aumentar al cáliz quieres
Corazón !
¡
Corazón ! Si al sufrimiento

Mezquino y débil eres,

¿ Por qué no estallas dentro el pecho mío


Como en su cauce desbordado río ?
- 29 -

SERENATA

Doncella la de lo blanco,
La que entre todas descuellas,
Gomo en el bosque la palma
Por la gracia y gentileza;
La qup de nácar vestida
Casta pureza reflejas,
Que tu espíritu engalana

En tu juventud serena ;

Niña de los ojos garzos

Que cuando miras risueña


— 30 —
Vas prodigando esperanzas
Á los que tu amor desvela ;

Sal. no temas á la noche


Que en medio de las tinieblas

Es siempre cuando la luna


La creación transparenta.
Asómate á ais ventanas

Y oye. tirana, mis quejas.

Son vibraciones del alma


Que tu amor tiene en cadenas...

Son efluvios inefables


De un misterio que en mí vela,

Que algo tienen de divinos


Desde que Dios me condena
Por esquiva á aborrecerte,
Á idolatrarte por bella.

En una noche tranquila


Así cantaba un poeta
De la que de amor lo mata
Cabe la cerrada reja.
— 31 -

NOSTALGIA

Lejos ¡oh patria I de la ribera

Donde la infancia sentí rodar.

La planta hollando tierra extranjera

Y ajeno hogar.

Á tí el proscrito su acento eleva.

Consuelo débil á la aflicción,

Que de ti lejos á ti lo lleva

Su corazón.
- 32 -
Sin ti en el aura no hallo pureza,
Y son mis horas horas sin luz.

Que mi ser cubre de la tristeza

Negrro capuz.

Al recordarte de mis dolores

El Océano siento crecer.


Porque tú guardas de mis amores
Á la mujer.

Flor cuyo aroma me embalsamaba.


Que hechizó un día mi juventud
y (lulces himnos arrebataba
De mi laúd.

11

Ávidos buitres en tu belleza


Se ensañan ¡patria! sin compasión.
Del crimen manchan con la impureza
Tu pabellón.

Bandera ilustre que sus deberes


Revelar sabes al corazón.
Enseña santa ¿por qué ya no eres
pe redención?
;

— 33 —
Junin te ha visto flamear con gloria;
Te ornó Ayacucho de un timbre más
Y hoy para mengua de nuestra historia
¡Sin honra estás!

Si un cetro inmundo cayó deshecho


Ante el esfuerzo de osada grey,

La fuerza hoy habla, calla el derecho,

¡Farsa es la ley!

Es un presente bien desdichado


El que consigues, juventud, ver.
Por dictaduras hemos cambiado
¡Ay! el ayer.

III

Mas del mañana vendrá la aurora


Que ardiente el alma, patria, soñó.
Que la esperanza consoladora
¡
No muere, no!

¡Cáliz amargo! Ya te apuramos...


¡No es dado angustia mayor sufrir!

Pero con ella glorificamos

El porvenir.
— 34 -
También el Cristo, que prestó abrigo
Al pensamiento de redención,
Halló el martirio... Yo te bendigo
¡Crucifixión!

¡Sí! noble causa que por secuaces


Tienes los que aman la libertad,

De tus adeptos mártires haces,


En toda edad.

Tú das á Sócrates la cicuta,

El ostracismo das á Catón,

Y á los apóstoles ancha ruta


De proscripción.

IV

El orbe lucha del despotismo

Las ligaduras para romper ;

De los tiranos hórrido abismo


Se abre al poder.

Y tú, la perla más esplendente


Que al viejo mundo mostró Colón,
¿Inclinar puedes la altiva frente

A la abyección?
!

- 35 -

¡Qué! De los Andes el duro hielo


Mató en tus hijos la dignidad?
¿Ya no tiene eco bajo tu cielo

La libertad?

¿Entre los tuyos no habrá quien pueda


El ominoso yugo destruir?
¡Republicanos! La fe nos queda
Y el porvenir.

Pasará el tiempo de la desgracia!


Tu cielo, patria, tendrá arrebol
Temblad, tiranos! ¡La democracia
Es como el .sol!
— 36 —

ESPERANZA

A LA SEÑORITA

CRISTINA BUSTAMANTE

Yo bien sé, púdica virgen,


La del rizado cabello.
La de alabastrino cuello.

La de labios de coral,

Que acaricias de tus horas


En la dulce bienandanza
— 37 —
La ilusión de una esperanza
Halagüeña, celestial.

Como tú también espero


Guando el sol nace ó desmaya...
Ave triste que á otra playa
La tempestad arrojó!
Pero, niña, mi esperanza
Cual la tuya no fulgura,
Que tú esperas la ventura, 1

Nueva angustia espero yo.

Esperar como tú, hermosa,


Es de Dios ver la sonrisa.

Es sentir plácida brisa


Que refresca nuestra sien.

¡Oh I feliz tú. á quien halaga


Tan serena lontananza
Que es, Cristina, tu esperanza
Un perfume del Edén.

Es un iris, refulgente
De magníficos colores,

Es un prado en el que hay flores

De matices mil y mil.

3
38 —
¡Nunca, nunca la tormenta
Borre el iris de tu cielo,

Ni las flores seque el hielo


De tu mágico pensil!
;

39 —

FRAGILIDAD

Su nombre imprime en las arenas cálidas


De los desiertos el viajero audaz
Mas la tormenta rápida
La firma borrará.

El escultor en los pulidos mármoles


Graba sus iniciales y un laurel :

Al fin la piedra rómpese


¿Qué de la cifra fué?
!

— 40 —
Todo, todo se borra en el espíritu

Como se borra en la materia vil.

¡Cuanto nos diera júbilo


Se desvanece al fin

¡Mujer! ¡Mujer! Tu vida es una página


Donde hoy escribes la palabra Amor...

¡
No la borre la ráfaga
De airada Decepción!
— 41 —

LAS ÁNIMAS

— Madre, tocan á la queda.


— Eleva, hija, tu oración,

Que la voz de la inocencia


Oye cariñoso Dios.
Ruega por los que padecen
En honda tribulación,

Ruega por los que en el mundo


Vierten llanto de dolor.
— Madre ¿es verdad que las ánimas
De las que mueren de amor,
— 42 —
Flores que deshoja el cierzo.

Vagan de la noche en pos


Y velan por el ingrato

Que engaño su corazón?


¡
Ah Si es verdad, madre mía.
!

También morir quiero yo.


— No acaricies, pobre niña.

Tan fantástica ilusión.

¡
Los amores de la tierra

No llegan al cielo, nó!


!

— 43 -

PEREGRINA

Fué gota de rocío transparente


Que daba vida al cáliz de una flor :

Fué la esperanza célica, inocente


Que á la desgracia concedió el Señor

Rayo de sol magnífico, esplendente.

Que doró el horizonte de un amor.


Rugió la tempestad y del rocío
La purísima gota evaporó.
¡Bajo las iras del destino impío
Al cielo la esperanza se voló
— 44 —
Las nubes tormentosas te ofuscaron,
Blanco rayo de luz,
Y noche horrible en derredor dejaron...

¡Valor! Llevemos del dolor la cruz!

Y tú que la miraste

Tibia aún con el hálito de Dios,


Si no hay consuelo que á tu angustia baste
Al menos no olvidaste

Que somos ¡ay! para llorarla dos.


— 4D —

AMOR

Ámame, tortolilla encantadora,


Como al zenit el sol :

Ámame, así cual la risueña aurora


, Su vivido arrebol.

Ámame, como el mar ama la brisa


Y á la lluvia el erial :

Ámame, como el niño la sonrisa


Del labio maternal.

3.
— 46 —
Ámame, como quiere su ambrosía
En el jardín la flor :

Como ama de su voz la melodía


Festivo ruiseñor.
!

— 47 —

DUENDE

— ¡Abuela! ¡Abuela! ¿Qué es lo que siento?

¡
Pálida estoy
¡Ya de mis ojos huyó el contento I

¡
Mi sombra soy I

¡Abuela I ¡Abuela! ¿Por qué me agito


De noche yo?
— Es que algún duende rubio y bonito
Te fascinó.
No abras ¡ oh niña ! la celosía

De tu balcón.
— 48 —
Que vaga en medio la noche umbíra
Mala visión.
Como un fantasma que se recata

Va tentador
Duende galano que serenata
Brinda de amor.
¡
Ay de la incauta, linda doncella
Que se asomó
Y que del duende la frase bella

No desoyó !

¿ Volar has visto la mariposa


De flor en flor ?

Así es el duende, cara de rosa,


Que miente amor.
Y la inocente, que su falsía

No sospechó,
¡ Ay ! para siempre, paloma mía,
La infamia halló.

Al lecho vete... tu luz enciende...


Cierra el balcón...

Y no te asomes si toca el duende


De maldición.

Calló la anciana. La niña


Una lágrima enjugó
Y dijo, ahogando un suspiro :
-

¡Abuela! j
Ya es tarde! ¡Adiós !
— 49 —

TRADUCCIÓN

DE VÍCTOR HUGO

¡Oh! no insultéis á la mujer caída!!!

¿Quién sabe con qué afán ha combatido?


¿Bajo qué peso su alma ha sucumbido?
¿Qué abismo se entreabrió bajo sus pies?

¿Mirasteis en el pétalo del lirio


Brillar gota de lluvia, blanca y leda?

¡Pues sacudid la rama!... sólo queda


Perla antes de caer, lodo después.
!

— 50 —
¡No! no es de la mujer, la culpa es nuestra!

¡
Tuya es la falta, sociedad menguada
¿Quién no vio á la mujer, débil y aislada.
Luchar con la miseria y el dolor ?

Todavía en el lodo se halla pura


El agua; mas si perla peregrina
Queréis tornar la gota cristalina
Dadle un rayo de sol, rayo de amor!
— 51 —

CLARO-OSCURO

Un rayo en dos partido


Del fulgurante sol
¿No es cierto, vida mía,

Que nuestras almas son ?


Si alcanza á dividirlo
La bruma del dolor,

Mi bien, no desesperes
Que á unirlo vuelva Dios.
;

— 52 —

II

Si llegan congojas
Tu sueño á turbar,
Ó el ruido del viento que mece las hojas.
O el eco lejano de la ola del mar

Tu espíritu ar.Iiente

Recuerde ¡ay de mí!


Que en playas remotas, insomne y doliente.

El triste poeta suspira por ti.


!

53 —

INDIGNACIÓN

Levántase á los cielos en raudo torbellino


Del polvo de la tierra confuso nubarrón,
Y cubre con sus alas el disco diamantino
Del fulgurante sol.

Y dícele con burla : — ¡Prosigue tu carrera


Tus rayos de topacio nublados por mí son :

Tu orgullo he confundido, monarca de la esfera.

Tu luz amenguo yo. —


!

- 54 —
Y el sol contesta : — En breve se ha de calmar el viento
Y oh nube!
¡
en lodo infecto te habrás de convertir
En tanto yo ilumino la tierra, el firmamento,
Y el hoy y el porvenir!

Así la envidia estúpida con pérfida insolencia


Los lauros del talento pretende mancillar...
Es ella polvo inmundo y es sol la inteligencia!

;Su lumbre es inmortal


— 55 —

ITALIA

La mano del Señor Omnipotente


Los pasos todos de los pueblos guía :

De Babel humilló la altanería

Y libertó á Judá de extraña gente.

Á su voz soberana de repente


Acalla su furor la mar bravia,
Y el yugo de la inmunda tiranía
Es frágil caña que arrastró el torrente.
- 56 —
La humanidad contempla conmovida
De la Europa un ricón ¡Italia I ¡Italia!

Si hoy desde el Vaticano envilecida


Pisotea tu faz una sandalia.
Dios al murmullo mezclará del Tibre

El hossana inmortal que entona el libre.


— 57 —

MARGO!

Un ángel de inocencia
Fuiste ¡
pobre Marcó !

Hoy de tu tez la blanca transparencia


Impúdico el deleite marchitó,

La corona de lirios

Con que adornas tu sien


Te da remordimientos y martirios
Y de la sociedad glacial desdén.
!

— 58 -^

Sobre tu rostro impreso


Va el anatema vil

Y en vano de tu mengua bajo el peso


Se doblega tu frente juvenil.

En vano al mundo imploras


Para ti compasión...
Te llama el mundo cuando ve que lloras,
Traviata de ulcerado corazón!

II

Emponzoñadas son tus alegrías


Y envenenada está tu juventud.

j Marcó ! Queda á tus días


La paz del ataúd.

Sólo tú siempre de miserias llena


No perdonas, mezquina sociedad.,

Del Cristo á Magdalena


Perdonó la bondad
— 59

PASIONARIA

Azules como los cielos.

Bellos como la esperanza.


Tus ojos son y un hechizo
Asaz misterioso guardan.
Mal haya amén el que de ellos

Arranque furtiva lágrima.

Que son las lágrimas perlas


Que el sufrimiento alquitara.
Pero más que de tus ojos
La luz que mágica irradia,
— 60 —
Cuando por ellos se asoma
Toda tu alma enamorada,
Envidia me da aquel nombre
Que en tu matinal plegaria
Por el coral de tus labios,

Pálida virgen, se escapa.


~ 61 —

MEJOR ES CREER

¿Perfume que se pierde en el vacío


Es la felicidad? ¿Miraje hermoso
Que cuando sueña el corazón ansioso
Tocarlo se evapora?
¿Será verdad, Dios mío.
Que el existir es mezcla apenadora
De ansiedad, de congoja y de ilusiones?
¿A dónde vamos? Las revueltas olas
Del agitado mar de las pasiones.

Tras las que audaz ¡oh juventud! te inmolas,


4
— 62 —
Acaso estrellarán nuestra barquilla
Al tocar ya la suspirada orilla?

De la borrasca á la merced boguemos


Y en la bonanza próxima fiemos,
Que así el águila cruza por la esfera

Y al rayo desafia.
También águila osada el alma mía
De la tormenta en medio cree y espera.
— 63 —

CONSTANCIA

Siempre vives, alma mía.


En mis recuerdos de amor.
Gomo el perfume en la flor,

Como en la aura la armonía.


Siempre en mis sueños sonríes.
Formas toma
Tu imagen, cual las huríes

De Mahoma.
- 64 —
Si en el lenguaje gentil,
Misterioso del poeta
Se desprende el alma inquieta
Del lodo terrestre y vil,

Eres tú, maga amorosa,


Vida mía,
Quien da á mi arpa deliciosa
Melodía,

Que es dulce tu recuerdo idolatrado,

Gomo el agua al viajero.


Como es bella la patria al desterrado,
Como la libertad al prisionero.
— 65 —

Á CUATRO HERMANAS

Cielo sin nubes, flor sin espinas

Es, niñas bellas, la juventud

Cuando sus horas más peregrinas


Dan el perfume de la virtud.

¿En este libro mi poesía


Queréis que deje huella fugaz ?

Mandáis vosotras, y el alma mía


Un himno os alza de amor y paz.
— 66 —
Tan hondo encanto vuestra pureza
Lleva y es tanta vuestra bondad,
Que mi fe brilla con más fijeza...

¡No es tan mezquina la humanidad !

Mas si algún día la fama varia


Que aumenta os dice mi adversidad,
Leed esta hoja y una plegaria
Por mí alce al cielo vuestra amistad.

Que cuando elevan las almas puras


El santo aroma de la oración,

Dios se sonríe y en las alturas


Reluce el iris de bendición.
;

- 67 -

ORIENTAL

Pues tienes, nazarena,


Caftanes de tisú
Y chales Cachemira
Brinda á tu juventud ;

Pues Tira te da púrpuras


Y aromas Stambul
Y la Golconda perlas
Que esconde el mar azul
Quisiera yo, sultana,

¡
Guarde Alah tu virtud I

Ser para tu belleza


El terso espejo en que te miras tú.
; ;

— 68 -
Quisiera ser el onda
Que juega valadí

Con los dorados rizos


De tu frente gentil

Quisiera ser el himno


Que entona el colorín
Para arrullar tus sueños
De rosa y de jazmín ;

La flor que ardientes besan


Tus labios de rubí,
Quisiera ser ó el aura
Que vaga ondula en derredor de ti.

El libro del Profeta

Dice al creyente fiel

Que las huríes moran


El celestial verjel

Mas cuando tú sonríes


Con dulce languidez
Y acaso un pensamiento
De amor cruza tu sien,

Dudo que las huríes

Habiten el Edén,
Y en ese instante anhelo
Tu enamorado pensamiento ser.
;

— 69 —

CAMINO DEL CIELO

¡
Vedla ! Cubren su belleza
Albos, transparentes tules
Así una estrella circundan
Ledas nubes.
Ñola despertéis, que duerme
La niña de ojos azules
Y sueña con sus hermanos
Los querubes.
— 70

Cuando al lucir la mañana


El sol dilata sus luces

Y sobre cuanto es creado


Calor y vida difunde,
No llpres, madre, no llores,

Y alienta el consuelo dulce


Que va camino del cielo

La niña de ojos'azules.
;

- 71 —

ANTIFAZ

¡ Esto es ser venturoso ! ¿Quién lo niega ?

Siempre asoma la risa en mi semblante


Siempre la burla entre mis labios juega ;

Siempre voy tras quimeras delirante ;

¡Pardiez! Si ésta no es dicha, dulce amiga,


Venga Dios y lo diga,

¡ No Mi
! risa es la risa del sarcasmo.

Mi burla de la angustia lleva el sello,


!

- 72 —
Y mis quimeras son del entusiasmo

Juvenil ; ay ! el último destello,


Si es la faz del espíritu careta

¡
Adelante, poeta
!

TRISTEZA

¡
Pasaron ya las auras del verano
Impregnadas de aroma y melodía!
;
Naturaleza en el invierno cano
Se viste de fatal melancolía
Denr^a la niebla sepultó del llano

Cuanto fuera á los ojos alegría.

Ni abren al sol sus perfumadas hojas


Lirios azules ni amapolas rojas.

5
_ 74 —
También el corazón del desterrado
Á herir viene del mundo la tristeza.

Que lejos ¡
ay ! de lo que tanto ha aniadu
Se inclina fatigada su cabeza.
Sueño que un día el alma ha acariciado.
¿ Por qué tu halago á abandonarme empieza ?

Cual nube de los vientos impelida


Te arrastra el infortunio de mi vida.
BRINDIS

28 de Julio de 1861.

¡
üli patria I
¡
patria! Tus proscriptos hijos

Hoy tu sol relucir no mirarán :

Tienen en ti sus pensamientos fijos


Y amasan ¡
ay I en su dolor prolijos
Con la sal de sus lá.íírimas un pan.
— 70 -
Otros allá de rebosante espuma
La copa henchida te hablarán de amor :

Nosotros, seres que el tormento abruma,


Podemos sólo en la desgracia suma
Brindarte nuestro cáliz de dolor !
LA CONCIENCIA

VÍCTOR HUGO. — LA LEYENDA DE LOS SIGLOS

Airada tempestad se desataba.


Cuando, vestido de salvajes pieles,
Caín con su familia caminaba
Huyendo á la justicia de Jehovali.
La noche iba á caer. Lenta la marcha
Al pie de una montaña detuvieron
Y á aquel hombre fatídico dijeron

Sus tristes hijos : — Descansemos ya.


!

— 78

II

Duermen todos, excepto el fratricida

Que alzando sus miradas liacia el monte


Vio en el fondo del fúnebre horizonte
Un ojo fijo en él.

Se estremeció Caín y despertando


A Su familia del dormir reacio,
Cual siniestros fantasmas del espacio
Retornaron á huir. ¡
Suerte cruel !

Corrieron treinta noches y sus días


Y pálido, callado, sin reposo.

Sin mirar hacia atrás y pavoroso


Tierra de Assur pisó.
— ¡
Reposemos aquí!... Denos asilo

Este confín espléndido del suelo —


Y al sentarse, su frente elevó al cielo
Y allí el ojo encontró

III

Entonces á Jabel, })a(h'e de aquellos


Que en el desierto habitan ; Haz, le dijo.
— 79 —
Que se arme aquí una tienda. — Y el buen hij >

Armrj tienda común.


— ¿Todavía lo veis? — preguntó Tsila,

La niña de la blonda cabellera.


La de faz como el alba placentera.
Y Caín respondió : — Lo veo aún.

IV

.Jubal entonces dijo : — L'na barrera

De bronce construiré. Tras de su mur»:».

Padre, estarás de la visión seguro.


Ten coníianza en mí. —
Una muralla se elevó altanera

Y el ojo estaba allí.

Tubalcai'n á fabricar se puso

Una ciudad, gigante de la tierra.


Y en tanto sus hermanos daban guerra
Á la tribu de Seth y á la de Enós.
Poblando de tinieblas la campiña
La sombra de las torres se extendía,

Y en la puerta grabó su altanería


— Prohibo entrar á Dios —
— 80 —
Un castillo de piedra, cuyo muro
Á la altitud de una montaña asciende,
De la ciudad en medio se desprende
Y allí Caín entró.
Tsila llega hasta él y palpitante
— Padre, le dice ¿aun no ha desaparecido?
Y el anciano, aterrado y conmovido,
La responde : — ¡
No I
¡
No I

VI

De hoy más quiero habitar bajo la tierra.


Gomo en su tumba el muerto — y presurosa
Su familia cavóle una ancha fosa
Y á ella descendió al fin.

Mas debajo esa bóveda sombría.


Debajo de esa tumba inhabitable,
El ojo estaba fiero, inexorable.
Y miraba á Caín.
81 -

AVE DE PASO

No es siempre azul y transparente el cielo

Bellísima María,
Y en medio del placer tiende su velo

Mortal melancolía.

No todo es ilusión, paz y ventura,

Ni el sol es siempre ledo :

Yo, que el cáliz probé de la amargura.


Yo, decírtelo puedo.
— 82 —
Hoy vives lialagada. Tu alegría
El dolor no consume,
Y encuentras en las auras armonía
Y en el jardín perfume.

En tus labios de grana tentadores

Retoza una sonrisa,


Más pura que el aliento de las flores

Mecidas por la brisa.

Tu vida es como un bimno á la inocencia.


Gomo un aroma santo,
Y hechizan tu serena florescencia

Las aves con su canto.

Pero se enluta el prisma. Viene un día


De amargas decepciones...
Xo es eterna la dicha, hermosa mía,
¡ Mueren las ilusiones !

¡
La dicha ! Audaz el corazón se aíana
Tras su esplendor escaso
Y en el bazar do la miseria humana
Sólo es ave de paso.
— 83 —

ORACIÓN FÚNEBRE

Sin ser útil á nadie ni á tí mismo


Fuiste un pavo real en el plumaje
Y el mundo al verte en el eterno abismo
Dice :— Un picaro menos y... buen viaje
¡
!
— 84 —

METEORO

Pasó como del iris los fúlgidos eolores,

Pasó como encantada, fantástica visión,


Pasó como la brisa resbala entre las flores,

¡
Oh flor de mis delirios !
¡
oh flor de nvis amores !

Pero su aroma siempre tendrá mi corazón.

¡
Los años han corrido ! Mi juventud primera
Marchita ya se inclina bajo el tenaz pesar ;

Poético entusiasmo mi frente ya no altera ;

Mas ella vive siempre romántica, hechicera..


Del alma su recuerdo jamás porlré arrancar !
!

— 8o —
¡
Cuan rápida. Dios mío, corrió la dulce historia
De amor tan infinito, de tanto frenesí !...

Después de otras pasiones formar quise mi gloria;


Mas siempre ella presente se hallaba á mi memoria
Y muertas ilusiones en torno caer vi

¡
Felices los que olvidan I Para alegrar mis horas
En mi camino lóbrego hallámonos los dos...

Pasó ella corno pasan de Mayo las auroras.

Como la blanda magia de músicas sonoras...


Mas repercute su eco mi corazón. ¡
gran Dios !
._. 86 —

CONFRONTACIONES

VÍCTOR HUGO CHATIMENTS

¡Hablad, hablad, cadáveres !

Decidme quiénes son


Los asesinos pérfidos
Que así el puñal traidor
En vuestro seno mísero
Hundieron ¡
vive Dios !
— 87 —
¿Quién eres tú ? Respóndeme,
¿Tu nombre — Religión —
?

¿Y tu asesino ? — El tímido

Ministro del Señor.

II

Y á ti que en cálida sangre


Te agitas, ¿ quién te hirió, quién ?

¿ Cuáles tu nombre? — Justicia.

¿Quién es tu asesino? — El Juez.


;

88

VAGUEDAD

Cuando entro castos sonrojos,


Gacela amante y sencilla,
Se colora tu mejilla
De rosa con el vivido color
Cuando rellcjan tus ojos

Del entusiasmo la llama


Y en tu ser se desparrama
La fruición misteriosa del amor.
— 89 —
Mi espíritu languidece
En brazos del sentimiento,

Falta vida al pensamiento,


Mi dulce bien, para absorberse en ti.

En otro mundo se mece


De idealismo y poesía...

No me arrojes, alma mía.


De ese Edén delicioso que entrevi.
— 90 —

EN LA NOCHE

Extiende la noche su velo nublado,


Tachonan estrellas la ignota altitud.

Bien vengas, ¡
amiga del ser desgraciado !

Sincero mi labio te dice. ¡


salud!

Al rayo templado que débil fulmina


Mirar nos promete la gloria de Dios
La luna, viajera que amante camina
Del sol sus amores eternos en pos.
-— 91 —
¡
Bien vengas I Tus sombras le traen al poeta
Recuerdos sentidos de un plácido amor.
Que en medio á tu calma pacífica y quieta

Gozó cuando viraren fué su alma al dolor.

Memorias que vida serán «le mi vida.

Memorias de un tiempo de bella ilusión

En que eran mis versos y tú. mi querida.


Mi mundo encantado, mi sola pasión.

¡
Bien vengas, oh noche I trayendo al proscrito,

Mezclado al gemido del aura sutil.

Acaso el suspiro de amor infinito

Que da en mis hogares mi maga gentil.

Contigo camina la pura fragancia


Que roban las auras y jazmín
al lirio ;

Contigo va el sueño de tímida infancia ;

Contitro la trova que alzó el serafín.

La paz del hunra-lo se mece contigo.


Brindándole sueño pacífico asaz ;

Contigo del crimen camina el castigo.


Que al reprobo acosa vigilia tenaz.
— 92 —
Mil veces ¡
oh noche I sentí en mis halcones

Tus genios alados medrosos tocar.


Y al arpa arrancando sentidas canciones
En vano intentara sn afán conjurar.

También ora llegan I... Prestadme, prestadme


La dulce armonía del aura veloz
Y tiernas endechas de amor inspiradme
Que mi alma arrebaten al trono de Dios.
y3 -

CANTILENA

Pláceme en noche callada


Comtemplar
De la bóveda encantada
Las estrellas titilar.

Y escuchar en lontananza
Una canción.
Como el himno de esperanza
Que arrulla á la creación.
— 94 —
Acaso en la sombra vaga
Se cree ver
Leve sombra de una maga
Los espacios recorrer.

Las hojas agita el viento

Del jardín...
Quizá las mece el aliento

De un alado serafín.

Bendita ¡oh noche! tu calma.


Tu quietud
Inspira ensueños al alma
De infinita beatitud.

Y ardiente la fantasía

Va también
De ilusión y poesía
Iluminando un Edén.

Feliz quien de ese embeleso


Celestial

Es sacado por el beso


De unos labios de coral.
— 95 —

TODO SE OLVIDA

Fuera infierno del alma la memoria.


Como lo es para el crimen la conciencia,
Si el buen Dios no la hiciera transitoria

Prestándola mezquina consistencia,


— Eternamente guardaré tu historia.
— Siempre estarás presente en mi existencia
¡Mentira vil I Al lin de la partida
Todo, todo se olvida.
— 96 —
Cuanto soñar tu fantasía hoy puede
Después por sueños trocarás mejores.
Á una ilusión otra ilusión sucede
Y también se renuevan los dolores.
Sin que el recuerdo en lontananza quede
Dan la muerte á un amor otros amores.
Triste verdad, mi bien. ¡Ay! en la vida

Todo, todo se olvida.


- 97 -

LA DEMOGRAi:iA

A LORENZO GARCÍA

tL JOVEN

¡Padre I Me espera el combate.


Mi potro la sangre husmea
Y volará á la pelea
Sin sentir el acicate.

6
!

— 98 —
Mas dudo de la victoria

Que es muy fuerte el enemigo.

EL ANXIANO

Mi bendición va contigo
Y vivirás en la historia.

II

EL JOVEN

¡Padre! Al bote de mi lanza


Muchos el polvo mordieron
y al cabo[^todos huyeron...

¡
Terrible fué la matanza
Hemos vuelto á la ciudad
Y estamos de heridas llenos.,

EL ANCIANO

Con la sangre de los buenos


Se riega la libertad.
!

— 90 —

111

EL JOVEN

¡Padre! Me siento morir...


¡Destino ingrato y cruel.
Que á la sombra dfl laurel

Mi fosa se haya de abrir


¡Señor! Que tu eternidad
Venturosa á mi alma sea...

EL AXCIAXU

Mártires hace la i«lea

Que salva á la humanidad!!!


;

— 100 —

LA PALABRA DE PASE DE LA VIDA

¡Siempre el dolor! ¡Siempre el llanto!

La desgracia cubre al hombre


Con su manto.
Hasta en medio de la orgía

Hay una nube de vaga


Melancolía.

No es el himno de la fiesta

El que en medio de la noche


Nos contesta
— 101 —
El que el mundo un ¡ay! murmura.
Que también tiene armonías
La amaríTura.

Y cuando la noche al orbe


En el silencio y tinieblas
Lenta absorbe,
La creación, ¿no os parece
Que lanza un débil suspiro

Y se estremece?

El dolor desde la cuna


Nuestra existencia fatídico
Importuna.
Y es una queja sentida
¡Ay! la palabra de pase
De la vida.
!

102 —

CAFE!!!

¿Quién llora del destino los hórridos enojos

Si el bien es ilusorio y el mal es realidad?

Donde soñamos flores se encuentran sólo abrojos.


¿Existe algo de cierto? ¿Será la Eternidad?

En tanto que caminan veloces nuestras horas,


Rindamos holocaustos solemnes al placer :

Busquemos del placer las fiestas tentadoras...

El hoy es la mortaja que cubre nuestro ser


— 103 —
¡Mañana! Ese mañana que se ama. teme y odia,
¿Traerá para nosotros un desengaño más?
Cuando al morir nos canten la funeral salmodia,
¿Veremos que hay un cielo del ataúd detrás?

¡Oh! jsí! Para nosotros, viajeros que anhelantes


Marchamos y marchamos de lo ideal en pos.
Hay algo que nos dice con voces incesantes
Que están tras de la tumba la Eternidad v Dios.

Por eso cuando miro que no hay sobre la tierra

Mas que egoísmo y dolo, miseria y corrupción.


Mis lágrimas ahogo. la humanidad me aterra
Y estalla en carcajada salvaje el corazón.

Ya el mundo se fastidia

De tantos que especulan llorando su aflicción.

Por eso entre mis labios siempre el sarcasmo lidia

La rtsa es la monería que está en circulación.

E]n vano es que el poeta con afanar profundo


Del bien las armonías demande á su laúd.

Si al ruido de la orgía su voz sofoca el mundo.


Si el crimen está en alza y en Ijaja la virtud.
— 104 —
Tu causa sacrosanta, sublime democracia,
Pretexto es en Italia para imperial botín.
¡Señor! ¿Aun del castigo la fuente no se sacia?

¿Perdón no tendrá un día la raza de Cain?

¡Reir! ¿Y qué me importa que esclavo el mundo gima


De pérfidos tiranos bajo el sangriento pie?
¡Bien vengas, egoísmo ! Mi espíritu se anima
Al celestial influjo del mágico café.

Con él, gratas visiones me trae la fantasía

De forma misteriosa, de espléndido color;


Con él, como el espíritu que el Génesis decía,

Se crea mi alma un mundo de libertad v amor.

Y en él al pueblo miro que se alza soberano,


La ley es su bandera, la libertad su altar,

Y el hombre es para el hombre hermano para hermanu


Y la mujer su cielo, su genio tutelar.

Mas cesa aquel influjo del néctar perfumado


Mi pensamiento baja del mundo que forjé.

Y exclamo, cariñosa mirándote á mi lado :

¡Bendito sea el Derviche que descubrió el café I


^ 10o

PASEO

¡Qué triste estás, alma mía!


La blanca luna riela

Y su fulgor no consuela
Tu dulce mQlancoIía.
;,0 es que cuando se padece
Sin fortuna
El tormento al rayo acrece

De la luna?
— 106 —
¡Ayl yo también padecí
Desde los primeros años,
Angustias y desengaños
Siempre, siempre en torno vi

Mas hice para consuelo

A mi dolor
Una religión y un cielo

De tu amor.

Ven. ven. y lánguidamente


Reclina en mí tu cabeza...
De tu aliento la tibieza

Sienta rozar por mi frente


Los abrojos de la vida.

Valadí,
Separarás, mi querida.
¿No es así?

De rosa y nácar vestida


Pareces maga entre flores..,

Ven, te contaré de amores


Una leyenda sentida.

O al arrullo lento y vago


De las olas

Alzaré para tu halago


Barcarolas.
!

— 107 —
Elmar parece un espejo
Donde Dios se transparenta,
Como la extensión argenta
La luna con su reflejo

Escena de tan sublime


Poesía
¿No te ha conmovido, dime,
Vida mía?

Nuestra ardiente juventud


En nuestras venas palpita...

Bendita, oh noche, bendita


Tu magnífica quietud!
¡Todo calla!... Desparece
Tu dolor
Y en el misterio se mece
De mi amor.
108 -

MENTIRAS DEL CORAZÓN

¡Niña! el fuego de tus ojos


Y aquella triste sonrisa
Que vaga en tus labios rojos.

Que estás sufriendo nio avisa.

¿Será amor, perla preciosa,


Será amor ?

Pero ¡
ay de ti! no adivinas
Que tiene el amor espinas
Cual la rosa,
Y que es su herida enojosa

Y que es mortal su dolor.


:

— 109 —
Escucha. Una vez (esto era
Allá en los días

De mi vital primavera.
Tiempo de luz y armonías.)

Me arrancó tiernas querellas


El amor

Y á un astrólogo, prolijo

Consultor
De la luna y las estrellas.
Pedí remedio á mi duelo.
¿Lo creerás?
Pues sírvate de consuelo
El saber lo que me dijo

Su ciencia de Satanás.

¡Mienten ellos I ¡Mienten ellas!


La constancia
Es una flor sin fragancia.

¡Delirio! ¡Fábulas bellas!

La escuela del desengaño


Enseña á todas y á todos
Y el que una vez por su daño
Cree en amor,
Después por distintos modos
Engaña á más y mejor.
7
- no —
¿Qué juzgas, niña, del cuento?

Es una amarga verdad


La que hoy en tu pensamiento
Ha arrojado mi amistad,
¡Por el lirio

De Idumea!
¿No es martirio

Que así sea?

Mas sé con pena tirana,


Mi bien, que ni tú ni yo
Hemos de enmendar la plana
Al que este mundo creó.
Y en los más floridos años
Aprendemos
A fuerza de desengaños
Y de sufrir y sufrir,
Que para mejor mentir
Y mentir sin aprensión,

;Ay! traemos
Escondido el corazón.
^ iU

ROMANCE

De las tristezas más íntimas


Te dejo una prenda aquí,
Alma que el amor comprendes,
Alma que sabes sentir.

Es una historia doliente


Como el vago yaraví;
Que no se nuble al oiría

Tu pupila juvenil.
— 112 —

II

Para que brote en endechas


La historia de mi laúd,
Atiéndeme, flor del valle,

Tus ojos préstenme luz.

Ella lección será acaso

A tu fresca juventud,

Que si de la dicha sabes


Del mal ignoras aún.

III

Allá en la edad de los Incas

Me cuentan, niña gentil.

Que hubo un tirano en mi patria


Cuyo funesto dormir
Tan sólo se conciliaba
Al cantar de un colorín.
Ave de gayo plumaje,
Libre, amorosa y feliz.
- 113 —

IV

Alegre entonaba el ave


Su melodiosa canción.
De armonías se poblaba
El viento á su dulce voz.

Pero delirante el Inca


Ansió trinos de dolor,
Y al colorín inocente
¡Ay! los ojos arrancó.

En lágrimas desde entonces


Se convirtió su cantar,
Que caían como gotas
De la lava de un volcán.
Suspendió sus trinos gratos,
Presa del dolor tenaz,
Y al cabo exhaló muriendo
Himno tierno y celestial.
114 -=

VI

En la senda de la vida
Del hombre la avilantez

Al ángel que le da goces


Un cáliz brinda de hiél.

Guárdete Dios, linda virgen,


Azucena del Edén !

¡Guarde Dios tus alegrías?


¡
Guarde Dios tu sencillez !
— lio —

QUIMERA

Dolientes doy ai aura mis débiles cantares


Que mueren de la noche fugaz en la quietud :

La savia de mi genio la forman los pesares

Y á su inclemencia estallan las cuerdas dei laúd.

Como la mar revuelta desprende olas de espuma


Así de mis congojas desátase el turbión!...

¡Señor! Si el infortunio mi espíritu no abruma


Será porque aun alienta la fe mi corazón.
!

- Ii6 —
Por eso en mi entusiasmo corriendo voy reacio
Tal vez tras un fantasma soñando un porvenir :

A mi ambición gigante mezquino es el espacio...

Laureles de la tierra! Cuan presto os vi morir!

¡Quién fuera como el cóndor que cruza el infinito

Rozando con sus alas los ámbitos del Bien,

Para lanzar osado tan penetrante grito


Que conmover lograra las puertas del Edén

Cuando la duda toma triunfal y regio asiento,

¡
Quién fuera como el rayo del sol primaveral
Para inflamar la vida, la fe y el sentimiento
En las gastadas fibras del mundo material!

¡Valor, valor, oh nauta! ¡Prosigue, peregrino!


La nave no abandones, si airado el ábrego es....

Acaso á puerto amigo te llevará el destino....

Un cielo azul se augura de nubes al través!


— 117

BACANAL

¿Qué somos? Aristas


Que arrebata la brisa fugaz.

Pasamos, pasamos
Como pasan las olas del mar.

Así se evapora
En el aire una voz ríe placer.

Así joh Dios! se borra


En la arena la huella del pie.
— Ii8 -
Pues somos esencias
Que se pierden en vaga espiral;

Pues somos iguales


k las nubes que vienen y van.

Hagamos, hagamos
Menos triste la vida infeliz.

Escánciame vino,
Y la muerte suspenda el festín.
— 119 —

EMPEÑO

En el libro de tu historia
En ser yo. flor de las flores.

Página hermosa de amores


Tengo empeño.
Ó en ser la ilusión postrera

Que sobre tu alma vacila,

Cuando á cerrar tu pupila

Viene el sueño.
— 120 -

1N(3GENGIA

EL POETA.

¡Perla! ¿Qué buscas en el jardín?


Espinas tiene la flor gentil

Y tu existencia que hoy es feliz

Acaso alguna pudiera herir.

LA NINA.

Cuando el sol luce sobre el zenit

Las mariposas vagando vi.


— 121 —
Y nunca espina logró sutil
Herir sus alas de oro y zafir.

EL POETA.

Feliz quien nunca voraz, sin fin.

Sintió el tormento de duda vil.

Feliz quien lleva dentro de sí

Santa confianza para vivir !


;

— 122 —

INTUICIÓN

Si amor el aura suspira,


Si amor la fuente murmura. ^1

Si amor en la selva oscura


Sus trinos al ave inspira
Si todo cuanto se mira
De amor da aroma exquisito
¿Por qué huir como un precito
De su halago tentador.
Cuando siento que es amor
El alma del Infinito?
- 123 --

EXCUSA

En la mañana
De las pasiones,

Cuando engalana
Con ilusiones
El Increado tu juventud.

Mi voz te diera
Melancolía,
Niña hechicera.
Que pena impía
Gime en las cuerdas de mi laúd.
— 124 -
Con tu alma joven
En armonía
Del gran Beethoven
La melodía
Enamorada se halla mejor.

Que los acentos

Del peregrino
Que da á los vientos

De su destino
El ¡ay! profundo, desgarrador.
125 —

LAGRIMAS

Lloraste ayer de alegría


Y lloras hoy de aflicción.

jPor cuánta varia razón


Gastamos, hermosa mía,
La savia del corazón!
^ 126 —

CONSUELO

'^

No llores más tiempo,, ¡paloma del valle!

Si el hado inclemente robó tu ilusión


Sus quejas dolientes tu espíritu acalle...

¡Valor, corazón!

¿Quién hay tan estoico que dentro del pecho


No encierre secreto, tirano pesar?
Cristal es la vida de lágrimas hecho
Y es ley el llorar.
- 127 —
Allá donde existe mi patria ribera,
Do el alma sencilla se abriera al amor,
También el poeta con lágrimas diera
Tributo al dolor.

Mas siempre un consuelo tiernísimo brota


Del llanto... no apures su dulce raudal:
Porque. ;ay! si esa fuente divina se agota
Ya eterno es el mal.

De goces el alma se gasta y hastía


Si anduvo anhelante de goces en pos :

Así tú no gastes la fiel poesía


Que al llanto da Dios.

¿Tan honda congoja tu ser aniquila?

¿Ninguna esperanza contemplas lucir?

Que lágrimas guarde tu ardiente pupila

Para el porvenir.

Más tiempo no llores... Es fácil que estalle

Mañana en tus horas tormenta mayor


Y acaso del llanto, paloma del valle.
El bálsamo no halles tan consolador.
— 128 —

Á UN TIL\IDOR

Atrás, ¡oh miserable!

¡A tu propia conciencia despreciable!


De la virtud tu aliento empaña el brillo.

Mal con máscara hipócrita te escudas


Pues sentimos sonar en tu bolsillo

Los dineros de Judas.


129 —

SIEMPRE JOVEN

7 de Febrero de 1862.

Esta mañana al despertar me dije,

Sobre el altivo corazón la mano :

— Chico, vamos á cuentas ¿ qué te aflige?

Te siento hoy como ayer latir ufano.

¡
Bravo !
¡
Bien, corazón ! Mal se colige
Que en ti el destino se ensañó tirano
Y que presto seréis ceniza fría,

Horas de juventud y poesía.


; !

— 130 —
No te abate el dolor, pobre poeta.

Ni gastas tu alma con la duda impía ;

Se eleva audaz tu inspiración inquieta


Y roba luz al sol tu fantasía.

Aun no ha traspuesto tu existir la meta


Que el paso marca á la vejez sombría
Tu juventud aun tiene reflejos...

Quédese la vejez para los viejos!

¿.
Qué son las canas, padre de los buenos,
Sino el fruto que engendra el desencanto?
Cada una encierra una ilusión de menos
Ó simboliza un hórrido quebranto.
Quien lia vivido aún poco con serenos

Ojos del i)orvenir contempla el manto.


No acierta á leer en su honda lontananza
Pero puede soñar una esperanza.

Presto un adiós doliente


De la vida daré á la primavera ;

Presto su huella grabará en mi frente


Del tiempo destructor la mano íiora.

Mas este afán indefinible, ardiente.

¿Qué dice ¡vive Dios I que así te altera?

¿ Qué el anhelo inñnitu en que te meces ?

¡
Corazón !
¡
Corazón 1
¡
Tú no envejeces
— 131 —

EN UN RETRATO

¡
Adiós I
¡
ailiós !
¡
La suerte lu ha queriilo !

Si se borra mi noml)re de tu mente


¿Sepultarás también en el olvido
La pobre imagen de tu amigo ausente ?

I
— 432 —

REALIDAD

Aquellas horas mágicas


Que la ilusión un día
Acarició en tu espíritu'
Ya nunca volverán.
¿ Qué resta de tus célicos

Transportes de alegría ?

El desencanto pálido,
El matador afán.

¡
Anciano ! Así en el tráfago
Fatal de la existencia
— 133 —
El goce es una ráfaga

•Que piérdese fugaz.


Después... acaso lágrimas
Nos queman la conciencia
Hasta encontrar el túmulo
Donde dormir en paz.
— 134 —

HOSTIA

El derecho divino de los reyes

Ante la idea nueva se derrumba :

Del pasado á encerrarse va en la tumba


Con sus vicios la regia majestad.

A la justa y sagrada democracia


El hombre — Dios desde la cruz nos guía.

;
De rodillas ! Tu pan de eucaristía
Es ella ¡ humanidad !
— 135 —

ADELANTE

¿Á dónde vas? Tu destino,


Humanidad, está escrito !..é

El libro del Infinito

Lo encierra, lo sabe Dios !

Él te guía, y nuevas glorias

Para tu con^^tancia crea


Y va espléndida la idea
De nuevos triunfos en posr
! ;

— 136 —
Ayer del genio el pensamiento osado
Espiraba en sus labios aun naciente
Mas la imprenta lució !.. De gente en gente
Al trasmitirlo lo tornó inmortal,
Y cruzó luego en el espacio gayo
La eléctrica cadena que conduce
La palabra del hombre como rayo
Ó soplo divinal.

¡
Tú avanzas ! No ya con burlas
Oirás las quejas del pobre...
De vil y dorado cobre
No eres, civilización

Pronto no alzarás altares,


Giñendo corona verde,
Al que se revuelca y pierde
En el fango y la abyección.

A una generación desventurada


Otra vendrá que lave su impudicia
Y con ella el derecho y la justicia...

¿ Quién tu carro detiene, humanidad?


¡
Dolorosa verdad ! Los pueblos tienen
Su purificación en el martirio
Y al fin, lozana como hermoso lirio,

Se alza la libertad.

I
!

— 137 —
¡Marcha ! Aparta los estorbos

En tu senda de progreso :

No te abrume con su peso


Del pasado la impiedad.
Y tu enseña clava altiva

En la meta del camino...

¡
Avanzar es tu destino

¡
Adelante, humanidad !
— 138 -

BILLETE

¡ Sí! Yo en ti siempre entusiasmado pienso


Y llenas de mi espíritu el santuario. .

Como la nube de aromado incienso


Que se eleva en el templo solitario.

Quizá este amor indestructiblej inmenso.


Á mi agitada suerte necesario,
Es el rayo de sol que el Infinito

Irradió en el sendero del proscrito.

Por él acaso la esperanza no haya


Abandonado la existencia mía ;
— 159 —
Por él acaso en extranjera playa
Tiene vida en mi ser la poesía.

Más feliz ella que tu amante, vaya


En la patria á halagar tu fantasía
Cuando se hunde en la mar vertiginosa
La faz del padre de la luz hermosa.

Si mece entonces murmurando el viento


Los rizos blondos de tu frente blanca,
El á tu oído llevará mi acento
Y los suspiros que tu amor me arranca,
Mi espíritu va á tí ! De su ardimiento
Ni el infortunio la violencia estanca,
Mas si es forzoso que sucumba y ceda
Para tu amor la eternidad me queda.

No se halla en tanto mi existir desierto

De algo que alivio á mi> dolores sea.


Sueña contigo el corazón despierto
Y tu memoria su ansiedad recrea.

Mi espíritu va ú ti I Su solo puerto


En la borrasca atroz que me rodea,
Como va al cáliz de la flor naciente
El beso resfalado del ambiente.
— 140 —

RAYO DE LUxNA

Al rayo que vierte la luna templada


En la inmensidad,
Cual maga que cruza por senda encantada
Miré tu beldad.

Y entonces un cielo de goce y ventura


Osé ambicionar,
Que todas mis fibras al ver tu hermosura
Sentí retemblar,
!

— 141 —
¡ Bendito ese rayo de luna ! ¡
bendito
Su tibio fulgor

Que trajo á mis ojos tu encanto infinito

Y asaz tentador

De entonces las horas de halago reviste


Mi ardiente pasión...
¡
Bendito ese rayo que al pecho del triste,

Volvió la ilusión !

Tu pie delicado la espuma besaba


Del mar mugidor
Y dentro de mi alma, mi bien, estallaba

Tormenta mavor.

Si el genio que traza del hombre el camino


Me aleja de ti

No olvides, no olvides que amarte es mi sino.

Que vives en mí.


— 142

II

SIGLO DE ORO

A BERNARDO, fiALINÜO

De Baltasar en el festín se sienta


La humanidad y estúpida se embriaga :

De su presente en la abyección se halaga


Porque no tiene el porvenir en cuenta.

Si un cuadro de dolor se le presenta

En torno suyo indiferente vaga :

La fe su luz esplendorosa apaga


Ante la luz del oro amarillenta.
!

— 143 —
¡ El hombre no ama al hombre ! El mundo aleve
Del egoísmo religión va haciendo...

¡
Pobre mortal del siglo diezinueve

¿ Qué habrás de responder cuando tremendo


Te pregunte el Eterno Soberano :

Cain ! ! I Cain ! ! ! Qué has hecho de tu hermano ?
- 144 —

GONx\UBIO

Una alma otra alma adivina ;

Se buscan, se hallan y encienden


Dos miradas se comprenden ;

Y así dos almas se prenden


De amor en la red divina.

Si en la desierta ribera

Su gran penacho flotante

Alza gentil la palmera,


¡Buscad... ! no estará distante
Su amorosa compañera.
! !

— 145 —
Entre las alas del viento,

Su fértil polen la envía,


Beso que da el sentimiento
Al ser lleno de ardimiento
Que es nuestra paz y alegría.

Junto á la mujer querida


¡
Qué bella es la luz del sol

¡
Cuál se desliza la vida
Hallando otra alma fundida
De la nuestra en el crisol

¡ Ah No
! es el mundo, por cierto,

De las almas la prisión... !

Solo el mundo es un desierto


Para aquel que lleva muerto
Dentro el pecho el corazón.
— 146 —

VOZ DEL ALMA

¡
Lo quiso Dios ! Me dio por compañera
El arpa del poeta plañidera

En medio á la aflicción :

Con ella la esperanza bendecida


Que sobre mi alma por el rayo herida
Vierte consolación.

¿ Por qué cantan las aves á la aurora?


¿Por qué la luz los horizontes dora
— 147 —
Y da aromas la flor?

Todo en la creación es armonía !

Así tiene también su poesía


Misteriosa el dolor.
148 —

ORIENTAL

Para ornar tu pura frente


Tú sólo gastas, hermosa,

Blanco jazmín, fresca rosa,


No corona refulgente.

Que encantos tales, tan bellos,

Le plugo prestarte á Alá


Que oro superior no habrá
Al oro de tus cabellos.
— 149 —
La mujer del medio día
Ciega la vista, sultana,
Porque altiva se engalana
De variada pedrería

Tú la miras con enojos


Y haces bien, flor de las flores,
Porque hay cambiantes mejores
En el cristal de tus ojos.
— loO -

SIMILIA SIMILIBUS

A linda niña de tez morena,


Cuyo semblante la pena atrista

Y deshojaba con frenesí


Las blancas hojas de una azucena,
Médico materialista
Dicen que la dijo así :

— Las dolencias del amor


No se curan, alma mía,
Entregándose al dolor...

La panacea mejor
Se encuentra en la homeopatía.
!

- lol —
Porque es tremenda locura
Que descolore el pesar
Tu angelical hermosura.
¡
Amor con amor se cura !

¡
Lo demás es delirar

Amor va poco á poco filtrándose en el ánimo


Del infeliz mortal
Y á dominar el pecho bastante es una dosis
Infinitesimal

Á mi dolencia
No hay en la ciencia,

Doctor, remedio... j
no existe, no !

Si el que es mi dueño, si el que es mi vida


De mí se olvida
I

Y en el pañuelo la frente hundió.


— i52 —

UiNA HOJA MAS

(en un álbum)

Sincera al elevarte
Mi poesía
De las aves ansiara

La melodía.
Mas, ¡Dios lo quiso !

Lloro Adán desterrado


Del Paraíso.
— 153 —
El dolor no tiene himnos,
Músicas bellas :

En el ser del proscrito

Sólo hay querellas.


Perdón, hermosa,
Si turbo con mi duelo
Tu alma gozosa.

Tiende al desventurado
Siempre la mano ;

Sea el que llora penas


Para ti hermano.
Todo consuelo
Que des será, mi vida,

Brisa del cielo.

Y si un día te cuentan
Que allá en mis lares
Murió quien hoy te brinda
Pobres cantares,
Sobre esta hoja,
¡
Ah ! no lo olvides, una
Lágrima arroja.

9r
;

— 154

ENVIDIA

En el cáliz de la rosa
Se ha posado temblorosa
Una gota de acuático cristal
Y otra perla que un querube
Desprendiera de la nube,
Á morir va sin agravio
En tu labio
Virginal.

¡
Quién me diera, flor divina,

Ser la gota peregrina

I
!

— 15o —
Del ligero rocío matinal
Que ha vivido un solo instante,
Acariciada y amante,
Entre la sonrisa loca
De tu boca

De coral
— 15a -

Á SOLAS

Ensueños que acariciaba


Mi espíritu de poeta,
Por cada uno una saeta
Hoy me hiere el corazón.
Horas van y vienen horas...
Cada una de eHas arranca
De nuestro ser la flor blanca

De umi ilusión.

¿Quién no suspira doliente?


Del árbol de las congojas
— 157 —
Siempre retoñan las hojas I

Nunca muere la aflicción

Eterna palingenesia
Del impío sufrimiento... I

¡
Oh corazón I

Y todos de ti ocultamos
Algún quebranto profundo
Porque siempre humilla. ¡
oh muiidn !

Tu insultante compasión.
¡ Sociedad I Ante ti ríe

Quien vive en llanto deshecho...


Para eso es cárcel el pecho
Del corazón.

¿Y qué es la vida ? Juguete


Tenaz del destino huraño :

Siempre brota un desengaño


Donde muere una ilusión.

¿Y qué es la vida? Océano


De tempestad atronante
Y tú el náufrago constante.

¡
Oh corazón !
— 158

ESPERANZA EN DIOS

(VÍCTOR HUGO — HOJAS DE OTOÑO)

j
Joven ! Espera, espera

En el mañana y siempre en el mañana...


No abandones la fe del porvenir !

Y cada vez que fúlgida y galana


Luzca la aurora en la celeste esfera
Y el monte dore y transparente el valle,

De pie, de pie nos halle .

Á la plegaria prontos, cual Dios á bendecir.


lo9 —

II

¡
Pobre joven ! El amargo
Sufrimiento que en ti noto
Es el hijo de tus faltas,
Es tu parte de lo odioso,

j
Quién sabe, permaneciendo
Por largo tiempo de hinojos,
Guando haya Dios acabado
De bendecir generoso
Á todos los inocentes,
Los arrepentidos todos,
Quién sabe, joven, quién sabe.
Se acordará de nosotros !
!

- 160 —

EFUSIÓN

En el Cerro Alegre. Valparaíso.

Cuando de tu alma penetré el arcano


Yo de despecho y de pasión temblé...

Babel revuelta el corazón humano


De sentimientos encontrados es !

Al Un, al íin mi juventud sombría


Un rayo de esperanza iluminó.
Levántate á vivir, j
pobre alma mía
Despierta del letargo, ¡
corazón \
!

— 161 —
Quizás el tedio pertinaz, profundo,

En que he vivido desparezca ya,

Como abandona la tiniebla el mundo


Á la rosada luz crepuscular.

Que tú la aurora en mi existencia fuiste,

Revelación tal vez del porvenir


Deshecho el mal de mi pasado triste

I Cuanto te adoro, americana hurí

Que era mi juventud sin tus amores


Desierto inmenso, abrasador erial,
Cuadro en que hay solo fúnebres colores
Siniestro claro oscuro de Rembrandt.

Perezosa y doliente melodía


Que va á perderse en el espacio azul

4 Qué fuera de mi ser, hermosa mía.


Sin el consuelo que me brindas tú !

Cuando en las olas de los mares cae


Gomo en su tumba gigantesca el sol,

Y de la brisa el murmurar me trae

Blandas memorias de inmortal unción.


102 —
Guando luego eri glacial ínelancolía

Se inclina sqhre el pecho mi cerviz


Y se hunde el peiisamiento, como el día
Del lejano horizonte en el confín.

Guando el recuerdo de la patria hermosa


Dobla la angustia que en mis horas hay,
Tu amor me da consolación gloriosa
Y ensueños dulces de iníinita paz.

¿ Por qué no te hallas á mi lado, ardiente


Serafín entusiasta de mi amor,
Acariciando rni ahrasa,da frente,

Músicas dando junto á mí tu voz ?

Es muy bello, muy bello el panorarna

Que presenta la tarde al espirar I

Gon cuan extraña vaguedad se inflama

En el pecho la savia para amar !

Vieras el mar ceñir como un encaje


Al astro rey que deja su dosel,
Y como á mí ese espléndido miraje

Te trajera los sueños del Edén.


! ; ; !!

— 163

La creación entera es poesía

Y vagos ecos y misterios mil


¿. Por qué no nos es dado á esa armonía
Unirnos, ¡ ay !
y de pasión morir?

¡
Ah ¿por qué de
! tus labios los corales

No dan alivio á mi amorosa sed ?

Como hada de los cuentos orientales


Ven en las alas de la brisa, ven !

Leve, cual de los ángeles el vuelo


Tierna, como la alondra en el jardín
Ardiente, como el sol de nuestro cielo ;

Cariñosa y romántica y gentil.

Ven así, ven así, púdica viola


A perfumar las horas del cantor I

Triste mi vida se desliza y sola,

Ai'ista que arrebata el aquilón.

Ya ocultó el sol su disco fulgurante,


Pasó la pompa de la tarde ya
No olvides nunca á tu proscrito amante
;
Ah ! no lo olvides, por tu Dios, jamás
— 164 —

A HERAGLIO FAJARDO

En horas que en mi alma sembraron el duelo,

Cual tú contemplando distante mi hogar,


Proscripto del patrio, bellísimo suelo,
Brindó á mi quebranto deleite y consuelo
Tu dulce cantar.

Poeta que cantas á orillas del Plata,


Tus trovas sentidas llegaron á mí,
Cual eco lejano de cítara grata
Ligándome á ti.
- 165 —
Hermanos en el arte

Y en la creencia hermanos,
Ün eco me consagras
También de tu laúd.
Si impide la distancia

Se estrechen nuestras manos.


Acepto yo tu ofrenda
Con honda gratitud.

Quizá, qnizá el destino


Juntarnos quiera un día
Bajo la sombra fresca
De secular ombú!
Memorias entretanto
De afecto y simpatía
Te lleven en sus alas
Las brisas del Perú.
166 —

A UNA ARTISTA

Estrecha misteriosa simpatía


A los que anima santa inspiración.
Tu alma es de artista y la buscó la mía.
Que ambas hermanas para el arte son.

La vida te sonríe, como al niño


De tierna madre el encantado amor
Y gozas de un esposo en el cariño
Y la gloria te ofrece su esplendor.
;

— 167 —
Dios con el genio te prestó hermosura
Y un corazón de bienes talismán,
Que no turbe, Ventura! tu ventura

El dardo envenenado del afán.

Tú la fama hallarás en la paleta


Que dio nombre inmortal á Rafael,
Y yo con mis delirios de poeta

Nunca á mi frente ceñiré un laurel.

A tí el aplauso que soñó la artista

Te guarda el porvenir con profusión ;

En tanto á mí como á la leve arista

Me arrastra de la suerte el aquilón.

Proscripto de la patria donde un día


Himnos de fe brotara mi laúd.
En sus cuerdas no encuentro una armonía
Para hechizar mi pobre juventud.

Pero si el nombre de hermano


No le niegas al poeta
Cuya inspiración inquieta
Tiene el sello del dolor
— 168 —
Si esta página leyendo
Tu espíritu se ha agitado.
Habrás ventura, arrojado
j

En su camino una flor.


- 469 —

MELANCOLÍA

No es este que contemplo tu horizonte.


Patria infeliz á la cadena atada;
No está aquí el natal valle ni aquí el monte
Donde altiva fijóse la mirada.

En vez de alfombras de verdor lozano


Halla espinas la planta en el sendero ;

Aquí ninguno me apellida hermano,


Aquí soy para todos extranjero,
dO
- m-
No hay aquí corazones que respondan
Al afanoso palpitar del mío,
Ni sonrisas purísimas que escondan
Tesoros de entusiasta desvarío.

Las brisas de la patria aquí no orean

Con su soplo mi frente enardecida,


Ni alivio blando á mi congoja crean
Mi padre anciano, mi gentil querida.

En la noche el apoy(j de mi brazo


Tu cuerpo en vano buscará doliente,

¡Pobre viejo! Al herirme, de rechazo


Hirió el destino tu ánimo valiente.

Tú también, lirio de belleza extrema


Que perfumaste el alma del proscrito.

Tal vez suspiras y tu rostro queina

Llanto que con mis labios yo no quito.

Gratos como la luz del íirmamento


Á mi espíritu sois, seres queridos :

Si levanto hasta Dios el pensamiento


Van en él vuestros noriibres confundidos.
— i:i —
¡
Oh patria de mi amor La fantasía
!

A ti me lleva en la nocturna calma...


Presente siempre á la memoria mía
Vives en el altar que te alza el alma.
— 172 -^

FLORES Y ABROJOS

En su capricho infantil

Ella las flores deshoja

Y al instante las arroja,

Burlando al viento sutil.

En tanto el tiempo volaba.


La edad le llegó de amores,

Y en vez de jugar con flores


Con corazones jugaba.
Vinieron luego otros años,
Cubiertos de nubarrones,
Y presa de las pasiones
Acarició desengaños.
; ;

— 173 —
De una ilusión el encanto
A veces su alma divisa;
Mas detrás de la sonrisa

Asoma siempre su llanto.


Y si pide al labio chistes
Va con ellos el sarcasmo
Porque él es el entusiasmo
De los espíritus tristes.

¿Qué se hicieron peregrinas

Sus auroras encantadas?


Ayer, flores perfumadas
Hoy. hojas secas y espinas.

Ondina de mis riberas.


Hurí de los negros ojos,
Que escuchaste sin enojos

Mis endechas lastimeras;


Tú que del pobre proscrito
Al dolor brindas consuelo

Y soñar lo haces del cielo


Con el halago infinito ;

•Maga de los labios rojos!

Esta historia en conclusión


Dice que las horas son
Mezcla de flores y abrojos.
10.
— 174 —

LA PERLA

(en el álbum de mercedes)

¡
En el nombre de Alah Dios me perdone
I

Principiar con la sura


Del Corán; mas me abone
De mi genio la innata travesura.
Y es que anoche, Mercedes,
Por conciliar el sueño,
Cansado íle extasiarme en las paredes
Que forman mi tugurio de proscrito,
Me eché á leer con afanoso empeño
Los de irios de un loco morabito
— 17.J —
Que ha comentado con gentil decoro

El libro escrito sobre planchas de oro.

Oye la alegoría
Que ese moro poeta
Ornó con su brillante fantasía.

¡Dios es Dios y Mahoma su profeta I

Del rocío purísimo del cielo


Blanca una gota, transparente y fresca,
Cayó sobre el espejo de los mares,
Rosada el alba al despuntar serena.
La gota al verse abandonada y sola
Por el espacio de la mar inmensa
Se estremeció de espanto :
¡
Desdichada !

Quién dará amparo á su orfandad extrema.


Flotando por fl piélago infinito
Y entre las algas cárdenas envuelta.
Como al doliente espíritu la dicha,

L'na concha acercóse á la viajera.

— ¿Dónde vas, peregrina de los cielos?

¿Quién á las olas te arrojó revueltas?

Ven, que en mi seno encontrarás abrigo.


Ven, yo te salvaré de la tormenta. —
— 176 —
Y cien soles pasaron esplendentes,

Y al fin la gota convertida en perla,


Grande, bella, magnífica, envidiada,

Fué á adornar el turbante del Profeta.

Gomo esa perla, querida mía,


Y no lo olvide tu juventud,
Es un tesoro de gran valía
La florescencia de tu virtud.
— 177 —

SARCASMO

¿Y te admiras, modesta paloma.


De ver que en mis labios
La sonrisa glacial siempre asoma
Y el ay del sarcasmo?

He perdido del pecho la calma,


Sufrí desengaños,

Y agostada de entonce está en mi alma


La fuente del llanto.
— 478 —
¡
El amor !
¡
La amistad ! Si supieras

Que son nombres vanos,


Como yo, como yo sonrieras
Oyendo invocarlos.

Mi alma es árbol que se alza en la cima


Y herido es del rayo.
¿Quién la fe que se apaga reanima?
¿Quién da vida al árbol?

Yo soy solo un poeta que halaga


Su mal solitario

Con el eco que tímido vaga


De su íntimo canto.

Mas si altar se elevó al egoísmOj


Y al vicio y engaño;
Si la fe en tan atroz cataclismo
Se ha hundido en el caos ;

Si ponzoña á la brisa va unida;


Si vil desencanto
Hiere el genio y enerva la vida
Y el santo entusiasmo,
— 179 —
¿Qué nos resta á las almas ardientes
Que un cielo soñamos?
Los que no doblegamos las frentes

En este contagio?

Tiene el mar sus salobres espumas.


Espinas un ramo.
Tiene el cielo azulado sus brumas,
Y el hombre el sarcasmo.
— i80 —

¿POR QUÉ CANTAS?

No ya de verde
Laurel te adornas, ¡pobre laúd!
Quien ilusiones sin cesar pierde
Marchita siente su juventud.
Allá fué un día
Que tu armonía
Mis pobres horas embelesó.
De frescas rosas yo te vestía...

Y el ciprés fúnebre hoy te enlutó!


; ;;

Como la noche de eterna calma


Triste está el alma!

Es infinita su soledad!
Y canto y canto.
Y á mis acentos se mezcla el llanto.

Mi voz ahoga de mi quebranto


La inmensidad.

Á su destino
Ciego obedece dando cantares
El peregrino.

Ellos son eco de los pesares

De su existir.

Así dan olas los turbios «tares;

Así su aroma brindan las flores

Así sus trinos los ruiseñores


Así los astros sus resplandores
Así los cielos trualda v zalir.

Hojas que esparce por el vacío


Simoun rugiente
Son tus lamentos, bardo sombrío!..,

¡Nadie los ama! ¡nadie los siente!


Que los versos del poeta.

Para él adoradas premias


11
- 182 -
De su juventud inquieta,
Sólo son
¡Ay! misteriosas leyendas
Del libro del corazón.
183 —

CONTRASTE

Mi alma como la nociie está sombría


Y del tormento se abrasó en las fraguas
En vano bnsca luz y bailar ansia

La fe que bace marcbar sobre las aguas.

Triste (le aqnel que en la existencia avanza


i
Y en su ser lleva <lel dolor la espinal
Como á Lázaro, quién á mi esperanza
Ha de decir : — ¡levántate y camina!
!

i84 —
Se burlan del dolor y la agonía
Cristo arrojó para brindar ejemplo

Los mercaderes de la grey judía...


No profanéis del infortunio el templo I

II

No quieras, sensitiva delicada.


Unir tus gozos con las penas mías :

Música son tus lioras regalada,

Mi vida está desierta de armonías.

Tú, bella como el iris en el cielo

Y risueña como él, como él radiante;


Y yo que arrastro de infinito duelo
La huella indestructible en mi semidanto.

Tu corazón rebosa de alegría;


Mi espíritu está lleno de tristeza;
Mal se avienen la gala y lozanía
Del lirio con la cárdena maleza.
— 185 —

DATE LÍLLIA

Coronas de las vírgenes divinas,

Cuántas turabas ornáis de Mesalinas!


— 186 —

AMALIA

En la grata transparencia
Miran(i(3 estás del espejo

Tu beldad.
Pero en el cielo de tu inocencia
Tu pureza halla mejor reflejo.

Di. ¿no es verdad?


!

— ixi —

FLOR AXDLXA

Anoche en el baile lució tu belleza.

¡Qué bella. Dios mío. te vi por mi malí


Tu cuerpo de fada. tu altiva cabeza.

De reina te daban el aire triunfal.

¡Qué bella. Dios mío. te vi por mi mal


De flores y perlas ceñida tu frente
Un ángel amores sintiera por ti;
Y al ver la sonrisa graciosa, inocente.
Que ornaba tus labios de puro rubí

Un ángel amores sintiera por tí.


— 188 —

JULIO ARBOLEDA

En la estrecha montaña que una tarde


Regara con su sangre generosa
El héroe de Ayacucho, misteriosa.
Y traidora y cobarde,
Para mengua del suelo granadino
La mano alza otra vez un asesino.
De la sublime democracia en nombre,
Que acepta al bueno, que rechaza al malo,
Se ha asesinado á un hombre!
Al cantor de Pubenza y de Gonzalo! !
— 1S9 —
— Eso dirá la liistoria!

Y el pueblo colombiano será reo


Si en él no se alza un nuevo Macabeo
Que revindique su empañada gloria

Y esa página borre infamatoria.


Si bay turba que el delito deifica

De la guerra civil en la tormenta


Coronando asesinos.
Vendrá el rayo de Dios que purifica;
Porque él en su justicia toma cuenta
También á una nación, ¡olí granadinos !

¡No I no juiede Colombia


Aceptar en silencio el torpe crimen
Que á protestar de tanta villanía

Bolívar de su tumba se alzaría.

La santa democracia no consiente


El comprado trabuco del bandido.

Que ella siempre ha vencido


En cómbate leal v frente á frente.

11,
— 190

HOJA DE LAUREL

Á MIS COMPxVÑEROS DE DESTIERRO,

MANUEL MARÍA RIVAS Y PEDRO JOSÉ SAAVEDRA

Almas (le fuego la Italia cría;

En ella el genio vive de amor;


Todo respira de poesía
Cierto perfume consolador.

liajo su cielo por todas partes


La fantasía siente vagar
Aquí las glorias, allá las artes...

Siempre recuerdos que hacen gozar


. I
— 191 -
Maguer aun llevas cadena odiosa,
Maguer tu cuello ciñe nn dogal.
Todos te amamos, madre gloriosa
Del sentimiento, de lo ideal.

Y pues soberbia fuiste en ideas


Bebe en el cáliz hoy de otra edad.
Y cuando Italia de nuevo seas
Sé arca que guarde la libertad.
— 192 -

EN LA TUMBA

DE ALFRED DE MUSSET

¡Poeta del dolor I Sobre tu losa


Vino á llorar un vate americano.
Fraternidad de penas misteriosa
Siempre ha liga lo al corazón humano.
Cansado <le sufrir, aquí reposa
Tu cuerpo: mas tu genio soberano.

Como otro sol que en el cénit se mece,

Kn el mundo del arte resplandece.


~ 193

VENECIA

A CARLOS AUGUSTO SALAVERRY

Heme aquí, peregrino de la América,


Mirando audaz lo que Venecia fué
Y al cruzar sus canales en mi gijndola

Un cementerio me parece ver.

¡
Venecia I Yo de tu pasado espléndido
Quiero el recuerdo plácido evocar.
Poderosa y feliz en la república.

Grande y feliz bajo el poder ducal.


— 194 —
Mas doquier torno mis pupilas ávidas
Marcas de esclavitud hallo en tu sien ;

Eres tan sólo ya glorioso túmulo


Gomo lo es Tvro v lo es Jerusalén.

Tu carnaval fantástico y tus máscaras

No turban de San Marcos al león,

Que prisionero en su dorada cúpula


Duerme el sueño fatal de la abyección

¡
Oh ! quién dijera al contemplarte mísera
Que bajo el cielo que te cubre fué
Donde colores encontraron mágicos
Schiavone, el Ticiano. el Veronés.

¡Pobre Venecia ! Así dicen


Allá en el Lido tus hijos,
Cuando en baja voz maldicen
Llorando duelos prolijos.
Y esclavos tus gondoleros
Cruzan tus tranquilas olas,

Sin entonar placenteros


Barcarolas.
— 19o -
D3 Enero en las nuches gratas
Ni) oyes bajo tus balcones
De plácidas serenatas
Las amorosas canciones ;

Que pesando vil cadena


Sobre la patria infelice.

Mal con sus dolores dice


La amorosa cantilena.

¡
Pobre Venecia I El austriaco

Besa andaz á tus Doncellas


Y entrando en el Rialto á saco
Sembró fiel terror las huellas.

Pero odian la tiranía

Siempre tus hijos leales.

Y aguzan en noche umbría


Sus puñales.

¡Gondoleros! vuestro canto.


Sea \m canto de venganza !

Que al llorar, en vuestro llanto


Tenga aún vida la esperanza I

Ante el Austria que os desprecia


Protestad, nobles y bravos.
Que Ins hijos de Venecia
>'o nacieron para esclavos.
;

— 196 —
¡
Venecia ! Polonia ! Hungría !

Hermanas qne entre cadenas


Miráis despuntar del día
Las alboradas serenas
El austria y el moscovita

Han hecho\sucios jirones,

Vuestra libertad bendita,


Vuestra vida do naciones.

Del Adriático azula lo

Tn tiempo reina y señora,


Tú que contemplas ahora
Tu cetro regio trozado,
¿Por qué, por qué desesperas?
Ten fe! se acerca el mañana
En que á ser tornes lo que eras.

Italiana !
— 197 —

VOZ ÍNTIMA

Á LUIS benjamín CISNF/ROS

Hay horas en la vida


De tedio y amargura.
En las que agota el alma
La hiél de la aflicción :

En que el insomnio viene


Como fantasma impura
Y con sus manos férreas
Nos prensa el corazón.
- 198 -
Las mágicas quimeras
De amor y poesía
El paso libre dejan

Á triste realidad ;

Del arpa del poeta


Se apaga la armonía.
Cual si extendiera en torn )

Su voz la tempestad.

Cobarde en esas horas


El corazón vacila

Y anhela de las tumbas


La fúnebre quietud,
La fe de una creencia
Sobre la duda oscila,

Cadáver nos creemos


En flor de juventud.

Si el cielo es nebuloso,
Si es árido el camino,
Si vaga uno perdido
Sin dirección, sin luz ;

¿Por qué maldice el mundo


Doliente al peregrino,
Que soportar no pudo
De su dolor la cruz ?
— 199 —
Las zarzas punzadoras
Hiriendo la existencia
Ambicionar nos hacen
De eso tormento el fin.

; Señor del firmamento !

¿Por qué á tan triste herencia.

Sujeta ha de estar siempre


La raza de Caín ?

¡
Atrás ! Dentro el espíritu

L'n misterioso acento


Nos marca, en el combate
La ruta del deber.
La lucha purifica.

La lucha da ardimiento.
Y el ánimo engrandecí^
Y eleva nuestro ser.

Kl libro dó ^'-ul ^'^crita

Del Cristo la leyenda.


La Biblia, nos enseña
Severa una lección :

Milicia son los días

Del hombre en esta senda;

Sus horas cual las horas


Del jornalero son.
— 200 —
Y si como el romano
Atleta, al fin vencido,

Caemos bajo el arma


Terrible del dolor,
Con la conciencia entonces
Este da el deber cumplido
Ante tu trono espléndido
El alma irá. Señor !
~ 201 -

U^^^ GENOVEVA CHARNY

¡
Quién me dijera, casta azucena,

Guando la margen pisé del Sena


Que el primer eco de mi laúd.
Un eco fuera de inmensa pena
Al ver marchita tu juventud !

¡
Breve en la vida fué tu jornada !

Tú que vivistes entusiasmada


Con lo sublime, con lo ideal,

La tierra dejas, flor nacarada,

Por otra patria, patria inmortal.


— 202 —
La patria del espíritu
Te abrió sus puertas de oro.
Paloma peregrina
Del valle del dolor.
Los ángeles enjugan
De tu pupila el lloro,

Y en el espacio vives
Del infinito amor.

Mas ¿dónde el noble amigo


Que te adoraba tanto,
Podrá de sus dolores
Hallar consolación ?

Para él tú serás siempre

Como un perfume santo


Que guarda allá en el puro
Ci'isol dol corazón.
— -I'd —

filosofía

La nai(a de la nada, eso es la muerte. —


¡
Par.liez ! que me divierte

Purque me rleja á oscuras.


Filósofos germanos, vuestra ciencia.
En Dios y en mi conciencia
Vuestras deílnicioncs son locuras,
Y con un ton» In decís tan seri >

Tan r«jlun'lo y enfático !

Eso es hablar, señores, de un misteri.»


C'jmo de alsún axioma matemálico :
— 204 —
como quien cuenta
Así

Que veinte y veinte más suman cuarenta


La premisa sentada
Que la muerte es la nada de la nada.
Corolario : — La vida, caballeros,

; Será una inmensa sucesión de ceros?


20o —

A LAURA ASCASUBI

Aunque ave pasajera


Por la orguUosa Francia
El bardo americano

Te brinda su canción.
Estamos de la patria

Querida á gran distancia,


Mas guarda su encantado
Recuerdo el corazón.
12
— 206 —
Viniste las riberas
Á engalanar del Sena,

Del argentino valle


La más preciada ñor.
Pero esta densa niebla
Tu espíritu envenena
Que aquí no tienen vida
Tus sueños de candor.

Al rápido murmullo
Del tur])ulento Plata.
Cuando el pampero meco
La copa del ombú ;

Cuando su faz la luna


Sobre el azul dilata.
Halla ilusión un ángel.
L'n ángel como tú.

¡
El Piala I Allí se encuentran
¡
Oh Laura I tus memorias :

La tumba de tu hermana.
Los goces del hogar.
Del vate y el soldado
Tu padre, están las glorias...

¡
Cuanto á soñar alcances
Allí h» lias de encontrar !
— 207 —
Yo sé que del poeta
Profético es el canto.
Que el porvenir más plácido
Allí lograrás tú ;

Mas, Laura, en esos días


De misterioso encanto.
Acuérdate del pobre
Poeta del Perú.
— 208 —

EL CUBIL DE LA FIERA

Rockstone-House, Southampton. ^
ii

Era la tarde. El rey del firmamento


Su corona de fuego desceñía
Y en la curva del mar en movimiento
Chispas de oro y de plata desprendía.
A solas con mi loco pensamiento
Por la umbrosa alameda discurría.

Admirando el coloso de la tierra


Que llamamos la vieja Inglaterra.
- 209 —
Mas (le pronto sentíme estremecido.
Como á impulso galvánico, ante un hombre.

¿ Quién era ese fatal desconocido


Que así me impresionaba? ¿Cuál su nombre?
¿ Por qué el sello del reprobo iba impreso
Sobre su frente audaz ? ¿. Por qaé sus ojos
Brillaban con satánico embeleso?

¿ Por qué vagaba por sus labios rojos


Tan glacial ironía

Que se heló de pavor la sangre mía?

Siempre, siempre del tigre carnicero,


Que en pobre res la ruda garra embota,

Al acercarse intrépido viajero


A la cueva, de víctimas abismo.
El olor acre de la sangre azota

Su débil organismo.

Por mi propio sendero


Cruzaba á la sazón un extranjero.
De la América libre feliz hijo.

Que un nombre odioso á mis oídos dijo

¡
Yo no sé maldecir !... Y siempre hermano
A todo hombre llamé... nías sentí altivo
12.
— 210 —
Encono que en mis fibras se dilata,

Y recordando á un trovador del Plata


También como él un rayo vengativo
Al cielo demandé contra el villano,

Borrón funesto del linaje humanó.


Y como el peregrino
Que huye, en su camino
Víboras encontrando ponzoñosas,
De Rockston me ?lejé, mansión de rosas.
El Caín de un gran pueblo americano,
El Nerón argentino.
— 21i

NOMEX, XniEX, LUMEN

VÍCTOR HUijíJ — COXTEMI'LACIUXE?

Cuando él ya su obra terminado había

Y los astros sin cuento


En la bóveda azul del firmamento
Tomaron armonía.
Se dijo : — ¡
Creador I
¿ cómo te nombras ?

Alzóse entre las sombras


Y exclamó : Jchovah!
— 212 —
Las siete letras luego.
Cayendo en el espacio,
Del cielo reverberan
En medio á la extensión,
Formando con su brillo

De vivido topacio
Los siete astros gigantes

Del negro Septentrión.


GANTARGILLOS
Leíamos una noche el Libro de los Cantares do
Antonio de Trueba. versos tiernos y sencillos
como los sueños de la inocencia.
— ¿Por qué no escribes en este género? me
dijo ella.
— La razón es muy llana. Porque creo que
Dios no me llama por ese camino.
— Ensaya.
— Hágase tu voluntad. Ensayaré.
Y en efecto. En una época bastante azarosa para
mi patria, publiqué anónimos en un diario de
Lima varios Cantarcillos. sirviéndome de tema
para- ellos los versos que en mi infancia Jiabía

recogido de ese gran poeta que se llama el pueblo.


Como nada permanece oculto sobre la tierra, se
descubrió mi paternidad de los Cantarcillosy
entonces mi excelente amigo el bardo venezolano
Don Juan Vicente Camacho, me alentó con su
aplauso á cultivar la musa popular y á que consi-
— 216 -
derase esas composiciones como apéndice de las

Armonías. Muchos versos he condenado á la

hoguera y acaso habría hecho bien en dar igual


destino á todos los que han brotado de mi péñola;
pero si no me engaña el amor de padre, que
siempre se encariña por los hijos más deformes,
hay en los cantarcillos merecimiento para sal-

varse de las llamas y tener la vida del libro. Ello


tú juzgarás, lector, y plegué al cielo que no salgan
mal librados con tu fallo. Así cobraré ánimo para
darles más amplitud y novedad en una obra que
bulle en mi cerebro y la que, Dios mediante, mo
prometo llevar á cumplida realización.

París, Noviembre 15 de 1864.

Ricardo Palma.

i
VANIDADES

Cantor de los cantarcillos,

Yü aquel que voy por el mundo.


Galeote que la cadena
Arrastra del infortunio.
Consolando mis tristezas
Del pueblo sencillo y. puro
Con los pensamientos íntimos
Y en poesía fecundos
13
— 218 —
Que produce en su entusiasmo,
Magües lo apelliden vulgo
Descreídos pesimistas
Ó seres de alma de estuco ;

Bardo de las Armonías


Que he visto del tiempo rudo
A los furiosos embates
Caer los más altos muros ;

Yo, que he perdido ilusiones


Y soy como seco arbusto
Que en el campo de la vida
No da ni flores ni frutos ;

Mirado en mi patria misma


Como paria ó vagabundo,
Cuando en mi espíritu siento

Noble y generoso impulso ;

Huérfano de la esperanza
Desheredado ¡
oh Dios sumo !

De todo lo que hace bella


La juventud en el mundo ;

Yo que un amor alimento,


Amor en que me consumo,
Y ai cual lia puesto la suerte

Barreras de bronce duro,


Canto como canta el pueblo
De sus penas al arrullo :

Con un cigarro habano


Comparo al mundo
— 219

Porque todo se vuelve

Cenizas y humo.

II

Que el zancarrón de Mahoma


Me niegue una hurí á mi gusto.
Si no encuentran un fin triste

Las alegrías del mundo.


Cuánto afán y rebullicio.
Cuántas zozobras y sustos,
Cuesta á un hombre encaramarse
Desde un modesto tugurio
Hasta el dosel de Palacio
Elegante asaz y pulcro !

Ser Ministro cuánto cuesta !

Aunque me digan algunos


Que en estos tiempos no se halla

Un hombre para un apuro.


Vanidad de Vanidades.
Así Eclesiastes tradujo
De esta vida cominera
Los efímeros tributos
Y yo. poeta del pueblo.

Recalco on el mismo punto.


'

— 220 —
Mañana caeréis, ministros.

Del pueblo entre los murmullos,


Y será moco de pavo
El que hoy ostentáis orgullo.
Que os hace mirar á todos

Los peruanos como á turcos.


Y mandarlos cual si fueran
Pehuenches ó mamelucos
Que no tienen garantías,
Ni libertades, ni lujo
De leyes, ni otros ridículos

Manoseados despapuchos,
Para escritos... muy lucidos!
Para cumplidos... ah brujo !

Et cest par ga que á Eclesiastes


Parodiando os canta el vulgo.
Ministros de chicha y nabo,
Hacienda, Gobierno y Culto :

Con un ciyarro habano

Comparo al mundo
Porque todo se vuelve

Cenizas y humo.
221 -

AMOR INTERESADO

De los mares azulados


Las borrascas conocí.
Allá en los pasados tiempos

De mi mocedad feliz !

¿Qué mucho, pues, que no logren


Tus ojos de serafín
El imán que en otros tienen
Ejercer ya sobre mí ?

i
; ! ! !

222

Con la bendición del cura


Esa mano de jazmín
Me ofreces... ¡Te has vuelto loca!

¡
Pues es un grano de anís
Al cura respeto mucho
Y bien sin él me sentí

Con él no quiero más tratos


Que en el trance del morir.
Que hable á tu madre dijiste

De mi cariño... ¡ ay de mí
¿ Yo, que á las viejas profeso
Un odio más que cerril,

Bandera de parlamento
Habré de ponerles, di ?

Ya tanta esquivez me explico


Cuando me acercaba á ti :

— Que nos observa mi tía...

me van á reñir...
Tal vez

Ya murmuran las vecinas


De que usted no trae buen fin...

¡
Jesús me ruboriza
! que
Lo que usted me va á decir...
No se me aproxime tanto...
Si ya estoy como el carmín...
— Y tantos otros repulgos
De coqueta valadí.

¡
Yo una suegra ! ! ! No en mis días

Renuncio á tu amor febril,


— 223 —
Cantándote un cantarcillo
Que del pueblo recogí :

Niña de los ojos negros,


Bucarito de alhelí,
Te conocí el barlovento
Desde que te vi venir.

II

Programas nainisteriales.

En Londres como en París,

Son mentiras ordenadas


Desde el principio hasta el fin.

¿ Quién por atrapar el puesto


No le ofreció ; voto á mil.
De á caballo ! al pobre pueblo
El hacerlo tan feliz

Que hasta el patán comería


Palomitas en salmí?
Ya con tantos desengaños
Como ha palpado el país

Perdió la fe y en halagos
No cree de ningún malsín ;
— 224

Y al mirar los pretendientes

Cruzar de aquí para allí

Les conoce el barlovento


Desde que los ve venir.
- 225 -

MALA CORRESPONDENCIA

Te quise... porque te quise.

Niña de cabellos de ángel.


Porque esa fué del destino

La voluntad inmutable.
Cuántas lágrimas me cuesta
Este cariño constante
Porque tú, luz de mis ojos.
Con desdenes me abrumaste I

¡
Ay. ilusiones soñadas I

¡
Ay, esperanzas falaces !

13.
!

— 226 —
Ante el rigor de la ingrata

Cuan presto en humo os tornasteis

Traidora asaz fué la estrella


Que iluminó en este valle

El instante en que á tu hechizo

Rendí el alma incontrastable.


Por eso vago doliente
En las yermas soledades
Y el peso de mi infortunio
Hace, paloma, que cante :

Se subió mi pensamiento
Arriba de aquel adarbe
Y después de estar arriba
No supo como bajarse.
— 227 —

PACIENCIA Y BARAJAR

Bañas en lágrimas, niña.


Tus mejillas de alabastro.
Y no piensas que las lágrimas
Marchitarán tus encantos.
Esa es la vida, azucena
De las auroras de Mayo
En cuyo cáliz se posa
El rocío delicado,
; ;

— 228 —
Llanto que lloran los ángeles
Desde el firmamento gayo.
Tus males, prenda querida,
Bien quisiera consolarlos
Mas á enfermedad del alma
Remedio no presta el canto.

Espera, que la esperanza


Es de los duelos el bálsamo
Espera, que no es eterno
De las almas el quebranto.
La bonanza sigue siempre
Al huracán más insano
Y vienen horas de gozo
Tras las de tormento amargo.
Rema, mi vida. rema.

Vamos remando^
Que otra orilla veremos...

¡ Dios sabe cuándo !

TT

Tanto escribir es pamema :

Tanto chillar es en vano :

No hay sordo peor que el que pone


En este mundo bellaco
- 229 —
Para no escuchar verdades
Voluntad de cal y canto.
Algo se avanza diciendo.
Vaya el ministerio abajo
Y que venga otro que sepa
Dónde le ajusta el zapato.
La tisis hace progresos
En este clima endiablado

Y quien grita.se enronquece


Y puede liar los bártulos.
Á los ministros actuales
Lo mejor es soportarlos

Y zurrarles la badana

Así. á la chita — callando ;

Porque entre ellos y la tisis

Elijo lo menos malo :

Rema, mi patria, rema.

Vamos remando :

Vendrá otro ministerio...

¡Dios sabe cuándo!


230 —

PROMESAS DULCES

¿Por qué así, tortolilla

De la arboleda,
Del lado de quien te ama
Tanto te alejas ?

¿ Será para que anhele


Tu pronta vuelta
Y que sueñe delicias

Quien por ti pena ?


!

— 231 —
Si esto es cierto, alma mía.
¡
Bendita seas !

Pues dulzuras promete


Bendita ausencia
Por eso al compás canto
De mi vihuela
Que tu madre, sin duda.
Fué confitera.

II

Son ministros de encargo


Los de mi tierra
Que á la blanda paltrona

Tanto se aferran,
Como á los enveloppes
Dúctil oblea.

Como la ostra á su concha


De blanca cera.

Al decirme que presto


La silla dejan,
Lucero de mi noche,
Tú me consuelas.
232 -
Y esperanzas tan dulce;
Hacen que crea
Que tu madre, sin duda.
Fué confitera.
233 —

VIVIR MURIENDO

Desde que asoma la luna


Por la azulada extensión
Hasta que viene del alba
Eí clarísimo arrebol,

Ramilletico de lirios,

Estoy bajo tu balcón


A los hierros de tu reja
Contándoles mi dolor,
!

- 234 —
Quién fuera, doncella linda,
Ese blanco cinturón
Que ciñe tu talle esbelto,

Delicado y cimbrador,
Gomo la enhiesta palmera
Que remece el aquilón,
Con más púdico abrazo
el

Que mi amor imaginó!


Quién fuera ese cortinaje
Que, formando pabellón
Sobre tu candido lecho.
Oculta tanto primor
Quién fuera gota del fresco
Rocío que manda Dios,

Para besar los corales

Que en tus labios puros son

É ir á morir en el cáliz

De una fraganciosa flor!

Mas pesie á mi negra estrella

No ablando tu corazón!

Y tú, insensible á mi queja.


Cada vez con más rigor
Tratas de apagar el fuego
En que abrasándome estoy.

¡
Ay por
! eso mis tristezas

Te cantan esta canción.


Niña de la negra crencha,
Rosita de Jericó :
— 23o —
Dicen que ¡as penas matan.
Las penas no matan no ^ :

Que si las penas mataran


Ya me hubiera muerto yo.
!

— 236 —

DESAIRES

Para desengaños, hija.

El tiempo — dice un membrete


Que llevan las cajetillas

De los cigarros de Allegues —


Pobre de mí si entusiasta
A ti me uno in facie ecclesise,

Halagado por tus gracias


Y tus palabras de mieles

De fijo que al mes cumplido


Mostrabas la hilaza feble.
- 237 —
Y yo sin más requilorios,
Que te cascaba las liendres.

¡
Vaya ! El ángel de mi guarda
Me salvó de la pendiente;

Pues anoche tus vecinas,


Dios su caridad les premie,
Cosas de ti me contaron
Que me dejaron pelele

Como hay Cristo, y lo que es más


Arrepentido por siempre
De casarme con muchacha
Que historia más larga tiene

Que la que lleva por título

Los doce pares franceses,


Y canto en son de salmodia
Por eso, en la calle al verte...

Anda, dile d tu madre


Que te empapele
Que el galán que te quiso

Ya no te quiere.
— 238 —

PRETENSIÓN EXAGERADA

Con Lucas el barberillo

Hace dos noches ó tres

Que tú al toque de la queda


Das en salir, Isabel.

Á conversar en la puerta
Y eso, chica, no está bien.
Ve que si esto se repite,

Si esto vuelve á suceder,


— 239 —
Te arrimo una buena felpa
Ó te corto el pelo ; ve
Que vecinas hay chismosas
Y murmuran á placer.

Ve que el honor de una moza


Bonita como un verjel

Nunca anda bien puesto en lenguas


De la vecindad, y que
Ese loco chischisveo
Nunca me ha sabido á miel.
— Madre ¿en sus tiempos pasados.
Que acaso ha olvidado usted,
Pudo resistirse á voces

De : — chica, te quiero bien;

Serás mi media naranja.


Pimpollito de clavel,
Y por ti me prevarico
Cual por el agua la sed, —
Dichas por algún buen mozo
Con retintín y altivez?

No resiste á esas palabras

La que ha nacido mujer


Y en el cristal del arroyo
Con buen palmito se ve

Y siente dentro el almario


I Un alma de fuego arder.
Y por fin. madre, se olvida
Usted del cantar aquel :
! !

240

Quererle cortar las alas

Á los que se quieren bien.

Es echar al fuego leña

Y sentarse á verlo arder.

II

Unos dicen que es el pueblo

Turba vocinglera, á fe ;

Y otros que es el soberano


En la mundana Babel,

Eníre las dos opiniones


Si á mí me dan á escoger

Me coloco entre dos luces


Y digo á las dos : — amén
¡Fuera! ¡Fuera el ministerio!

Gritaban unos ayer :

¡Viva el ministerio! ¡Viva!

Gritaban otros también.


— Renuévese por mitad,
Dijo el jefe de la grey,
Y así á los dos paladares .

Doy gusto, voto á Luzbel


Que yo estoy encariñado
Por algunos bien claro es
— 241 —
Y antes me aspen que plantarlos,
Cual dicen, en la del rey —
No hay que pedir gollerías

¡
Oh pueblo !
y confórmate
Recordando el cantarcillo

De la donosa Isabel :

Quererle cortar las alas

Á los que se quieren bien,


Es echar al fuego leña

F sentarse á verlo arder.

14
242

ERES TURCO Y NO TE CREO

Á la vera de un arroyo,
De un arroyo bullidor,

Una muchacha de quince,


Rubia como el mismo sol.
Con unos ojos de fuego
Y labios de tentación, .

Miró pasar á un ministro,


De esos que conozco yo
Que cual nubes de verano
Pasan por esta nación
— 24.3 —
Sin dejar huella ninguna.
Sin hacer cosa de pro,
Y que si algo á hacer aciertan
Merece una maldición.
Él pretendió engatusarla

Con hellas frases de amor;


Mas la picara muchacha
Al punto le contestó :

Ministro eres, no te creo :

Y asi me perdone Dios


Si mentiras no son triunfos

Entre los ministros de hoy.


244

POCO FALTA

Virgen de los negros ojos,


La de la frente de nieve,
La de mejillas de rosas.
La de labios de claveles.

La que perlas orientales


Risueña ostenta por dientes.
La que cautiva más almas
Que los piratas de Ostende;
;

— 24o —
Sal. abandonando el lecho
En que tu beldad se aduerme
A escuchar la serenata
De quien por tu amor se muere.
Dos tardes ha que en el prado
Sostuve tu cuerpo leve
Entre mis brazos bailando...
¡Perdone Dios mi deleite!
Entonces te hablé de amores.
Entonces mis ansias crueles
De tu corazón las puertas
Fueron á tocar, y flébil

Un si cariñoso y tierno
Asomó á tu boca breve.
Yo tuve celos del viento

Que pudiera sorprenderle


Porque ese más preciado
si es

Para mí que muchos bienes.


Mi corazón está. niña.
Prisionero entre tus redes
Y es fuerza que para Pascua
Amante al altar te lleve.

Por eso cabe tu reja


Me encuentro cantando alegre
De los cien embarazos
Que el amor tiene

Ya llevamos vencidos
¡Voventa y nueve.
!

— 246

II

Mucho cuento es ser porfiado

Y machacar ¡
voto al siete

De copas! que en este mundo


El que es constante ese obtiene.
Cuantas veces hemos visto
Que un insustancial pelele

Llega á conquistar la plaza


De una muchacha oj i-alegre

Ú oj i-seria (para el caso


Da lo mismo ele que ene)
Gracias sólo á su paciencia
Y á estar siempre erre que erre
Ese ministerio abajo!
Tanto gritaron aquende
Que á la postre y Dios mediante,
Ya derrumbado parece;
Por eso en las covachuelas
Canta la chusma insolente :

De las cien dificultades

Que cambiar ministros tiene

Ya llevamos vencidas
Noventa y niieve^
;

— 247 —

NON PLUS ULTRA

Doncellica más preciada


Que los fulgores del sol,

La por gentil codiciada

De cuantos cristianos son


Que aspiran á hacer conquistas

Para el reino del Señor


Pues vivir hace en su suarda
Sacramental bendición
Muchacha que en el otero
Vas de una flor á otra ílor.
; ;

— 248 —
Como va la mariposa
De la ardiente llama en pos
Si al fin tus alas doradas
Ha de quemar el calor;

Si al fin ante algún mancebo


Rendirás el corazón
Niña, lo que ha de ser tarde
Que sea pronto es mejor
Y empieza ya por quererme,

¡
Por vida del otro Dios !

Que no perderás te afirmo


Haciendo tal elección;

Pues para apreciar sin duda


Los quilates de mi amor
El pueblo, siempre poeta.

Este cantar inventó :

Nadó David para rey,


Para sabio Salomón,

Para llorar Jeremías.

Y para quererte yo.


— 249

LA GRAN NOTICIA

CUENTO POPULAR

Á un viejo que pasaba por la calle


Una niña bonita
Y de arrogante talle
Detuvo del faldón de la levita

Diciéndole : — Señor, por vida suya


Quiero que usted me instruya
De las nuevas que aquí me participa
Una tía que tengo en Arequipa, —
Y sin más requilorio
Alargaba una carta al vejestorio.
!

— 250 —
Cabalgó el buen señor sobre los ojos

ün grave par de anteojos;


El sobre contempló, rompió la oblea,

La arenilla quitó de los borrones,

Examinó la firma, linda ó fea,

Y se extasió media hora en los renglones.

Ya de aguardar cansada
— ¿Qué me dicen, señor? — dijo la bella :

Y el viejo echó á llorar diciendo : — ¡Nada!


Has nacido, mi bien, con mala estrella.

Asustada la joven del exceso


De llanto del anciano :

Le preguntó — ¿.Quizás murió mi hermano?


:

Y viejo respondióla
el — ¡Ay! es peor que eso,
:

— ¿Está enferma mi madre? — Todavía


Es peor cosa, hija mía.
No puedes resistir á esta desgracia...!

Yo, viejo y todo, me volviera loco...


— ¿Qué ha sucedido, pues, por Santa Engracia?
— Que tú no sabes leer ni yo tampoco!
251 —

BIENES Y MALES

Pobre nave que lachando


Con el revuelto huracán.
Roto el timón y sin rumbo
Boga entregado al azar
¿Quién al puerto suspirado.
;
Oh nave! te llevará?

Existe un Dios que á los l)uenos


No ha abandonado jamás
Y fía en él, marinero,
Que él es fuente de bondad.
— 252 —
Pero entretanto que el cielo

Más felices horas da


Canto como canta el pueblo,
Bañada en llanto la faz :

La imagen de mi fortuna

Miro en las olas del mar :

Los males son las que vienen,


I^os bienes son las que van.
;

253 -

TÍL\>:SM1GKACI0N

Sobre su labio superior, Mercedes


De tafetán llevaba un parchecito,
Tan muño, tan pulido, tan bonito,
Que tentaba á besarlo. Oigan ustedes.

Era en el tren la escena


Y de la bella al lado
Un joven de bigote muy rizado
Y que á rosas olía y á verbena.
Hallábase sentado.
— 254 —
Oscuro un túnel en la férrea vía

Atravesamos, y por fin de nuevo


Al ver la luz del día
Desparecido el parchecito lia])ía...

¡
Miento ! Estaba en la boca del mancebo.
-00

TE CONOZCO

Cuando vas á la Alameda,


Cuando vas al Coliseo,

Todos, cristianos y turcos,


En ti clavan los gemelos.
Á todos, mujer, fascina
Tanta gracia y embeleso
Como plugo al Infinito

Poner en tu rostro bello.

Ángel los unos te llaman


Bajado del firmamento,
Y para los otros eres
Hurí del séptimo cielo.
; ;

- 250 -
Pero yo, que tus traiciones
Pude conocerrá tiempo
Pero yo. que de tus ojos
Me he consumido en el fuego
Yo, que he absorbido en tus labios
De la mentira el veneno,
Engañadora sirena
Cuya falsedad execro ;

Al contemplar esa turba

De enamorados, que ciegos


Con la fiebre del cariño
Tus huellas marchan siguiendo,
Aspirando una mirada.
Una sonrisa, un consuelo.
Una flor de tu peinado.
Un favor el más pequeño.
Digo entredientes un. canto
Que en la niñez oí al pueblo :

Laguna cuyos cristales

Vuelven del sol el reflejo.

No me acercaré d tu orilla...

Yo sé que en tu fondo hay cieno.


— 257 -

EMMA

Virgen de los rizos de oro,


Perla de la costa inglesa,

Que tienes siempre en tus labios

Consoladoras promesas
Para enjugar toda lágrima,
Para alejar toda pena :

Al mirarte yo he sentido
Una casta complacencia
Que todo en ti, dulce niña,
A la mujer me recuerda
Que dejé, triste y doliente,

Allá en mi patria ribera.

lo.
!

— 258 -
Acaso aleve destino
Nunca á sus brazos me vuelva...

Sufrí tanto que he perdido,


Niña, hasta la fe en mi estrella

Mas tú no pides sollozos

Sino un cántico al poeta


Y j
por Dios ! que de mi lira

Son gemidoras las cuerdas.

Ni cuadra bien el hablarte

De mis íntimas tristezas,

De que llevo en el espíritu

La nostalgia de la América,
Á ti, búcaro de flores,
Á ti. querub de inocencia.
Y pues exiges que en tu álbum
Mi humilde firma se lea.

Yo consigno lo que mi alma


Ardorosa por ti anhela.
Que para tí de la vida
Corran las horas risueñas

Sin que el llanto bañe nunca


Tus mejillas de azucena.
¡
Adiós ! Perla de la costa,
Niña pudorosa y bella!
— ¿59 —
Yo siempre con tu recuerdo

Halagaré mi existencia ;

Pues fué sin duda por ti

Que al contemplar tu pureza


Y tu liermosura y tu arracia
Dijo entusiasta un poeta :

Bendígate Dios, paloma


De las verdes arboledas :

Tus ojos dicen : — mañana,


Y iu frente : — primavera.

FIN
Índice

Don Ricardo Palma 1

ARMONÍAS
Navegando 9

Á Guillermo Matta 11

Aura 13

Misterio 13

Á una flor 17

Tus ojos 19

Lamento 21

Husiones 22

El Juzgamiento del Cristo 24

Nocturno 26

Secreto • 28

Serenata 29

Nostalgia 31

Esperanza 36

Fragilidad • .
39

Las ánimas 41

Peregrina 'i3

Amor ^^
^~
Duende
Traducción de Víctor Hugo 49

Claro-oscuro 51

Indisnación . .
33
— 262 -
Italia 55
Marcó 57
Pasionaria 59
Mejor es creer >
. 6]
Constancia 63
Á cuatro hermanas 65
Oriental 67
Camino del cielo 69
Antifaz 71
Tristeza 73
Brindis 75
La Conciencia 77
Ave de paso 81
Oración fúnebre 83
Meteoro 84
Confrontaciones 86
Vaguedad 87
En la noche 90
Cantilena 93
Todo se olvida 95
La democracia . 97
La palabra de pase de la vida 100
Café 102
Paseo 105
Mentiras del corazón . . 108
Romance 111
Quimera 115
Bacanal 117
Empeño. 119
Inocencia , 120
Intuición 122
Excusa 123
Lágrimas 125
Consuelo '
12G
Á un traidor . . 128
Siempre Joven 129
— 263 —
En un retrato. 131
Realidad i32
Hostia 134
Adelante. 135
Billete . 138

Rayo de Luna 140


Siglo de oro 142
Connubio . 144
Voz del alma 146
Oriental 148
Similia Similibus 150
Una hoja más 152
Envidia 154
Á solas 156
Esperanza en Dios . 158
Efusión 160
Á Heraclio Fajardo 164
Á una artista . 166
Melancolía 169
Flores y abrojos 172
La Perla 174

Sarcasmo 177

¿Por qué cantas ? 180


Contraste 183

Date Lillia 185

Amalia 186

Flor andina 187


Julio Arboleda 188

Hoja de laurel 190

En la tumba de Alfred de Musset 192

Venecia 193

Voz intima 197


M'i« Genoveva Charny 201

Filosofía 203
Á Laura Ascasubi 205
El cubil de la fiera 208
— 264 -
Nomen, Numen, Lumrn . 211
CANTARCILLOS 213
Vanidades 217
Amor interesado 221
Mala correspondencia 225
Paciencia y barajar 227
Promesas dulces. 230
V^ivir muriendo 233
Desaires 236
Pretensión exagerada 238
Eres turco y no te creo 242
Poco falta ... 244
Non plus ultra 247
La gran noticia 249
Bienes y males 251
Transmigración 253
Te conozco 255
Emma c- - 257

FIN DEL ÍNDICE

PARÍS — Imprenta de la vda de en. coiret


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