Repensar La Ciudad La Dimension Ontologica de Lo U
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Daniel Hiernaux
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2006
Daniel Hiernaux
REPENSAR LA CIUDAD: LA DIMENSIÓN ONTOLÓGICA DE LO URBANO
Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos, diciembre, año/vol. IV, número 002
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
San Cristóbal de las Casas, México
pp. 7-17
http://redalyc.uaemex.mx
SECCIÓN
T E M Á T I C A
LA CIUDAD: REPENSAR
LA DIMENSIÓN ONTOLÓGICA DE LO URBANO
Daniel Hiernaux
Resumen: Los cambios recientes en las ciudades generan numerosas Abstract: The recent changes in cities generate new and different
interpretaciones muy diferentes entre sí. Pocos autores, sin embargo, interpretations. Few authors, however, are facing the fundamental
enfrentan una pregunta fundamental: ¿estamos todavía frente a lo que question: Are we still facing what traditionally was called a “city”?
tradicionalmente se ha llamado “ciudad”? Este artículo se orienta a This paper focuses on the ontological dimension of the city. Therefore,
interrogar la dimensión ontológica de la ciudad. Para ello remite a tres it refers to three dimensions: the labyrinth, the fortuitous, the fleeting,
dimensiones: lo laberíntico, lo fortuito y lo fugaz, cuya articulación whose articulation integrates the essence of the urban. Not all the
integra la esencia de lo urbano. No todo lo urbanizado actual responde actually urbanized space responds to this model; therefore we need to
a este modelo, y es a planteamientos como el de Louis Wirth sobre el refer to proposals like Louis Wirth’ urban way of life, for example
modo de vida urbano que convendría remitir, entre otros, para replantear to reformulate urban policies.
las políticas urbanas.
Key words: ontology, city, labyrinth, fortuitous, fleeting.
Palabras clave: ontología, ciudad, laberinto, fortuito, fugaz.
Introducción
H
oy, cuando las ciudades cambian tan
velozmente como las sociedades, surge la
impresión de que todo el conocimiento que
la humanidad ha acumulado sobre la historia de las
mismas está erosionándose por la intensidad y, casi,
Daniel Hiernaux, doctor en Geografía por la Universidad de la Sorbona Nueva– por la violencia misma del proceso de cambio.
Paris III; profesor investigador titular de la Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa de la ciudad de México, en la licenciatura en geografía humana.
Los ejemplos surgen profusamente: desde las redes
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 3. Temas principales de que cruzan de forma invisible los espacios urbanos
investigación: geografía urbana; geografía del turismo y del tiempo libre; para distribuir información o, a veces, mentiras o nuevas
epistemología de la geografía. Departamento de Sociología. Edificio H. División
de Ciencias Sociales y Humanidades, San Rafael Atlixco, 186, colonia Vicentina, leyendas urbanas —como la noticia de la existencia de
Delegación Iztapalapa, C. P. 09430, México, D. F., tel: UAM 5804 6466, fax: 5612 5682, una banda denominada “sangre” en la ciudad de
correo electrónico: danielhiernaux@gmail.com.
México a fines de 2005—, hasta la proliferación de
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conjuntos amurallados donde encierran sus miedos de las ciencias sociales de hace algunos lustros. Nos
quienes tienen lo que los demás anhelan. Son muchas referimos, obviamente, a aquellas explicaciones que
las facetas de estas “nuevas ciudades” que se presentan partían de propuestas generales, que se aplicaron a
a nuestros ojos. Más aún, resulta sobrecogedor observar contextos diversos con resultados no siempre
que las mismas tendencias, los mismos miedos, las positivos. Aunque no es nuestro propósito desarrollar
mismas ilusiones de modernidad, avasallan a todos los esta idea en el contexto de este trabajo, vale subrayar
territorios del mundo. que la investigación sobre la ciudad ha sido
Dos preguntas, sin embargo, se imponen a quienes particularmente marcada por este tipo de lecturas
pretenden superar la profusión de los elementos visibles preestablecidas, donde lo esencial era cubrir los
para interrogar la esencia misma del fenómeno actual: requisitos de una agenda con frecuencia más ideológica
¿cómo interpretar estos cambios?, ¿cómo reconstruir que verdaderamente científica.
la urdimbre de una tela de la cual sólo vemos los hilos Por el contrario, la diversidad y riqueza de los
exteriores y el acabado que se nos deja ver? enfoques actuales hacen patente que las explicaciones
Después del derrumbe de los grandes discursos, pueden ser múltiples, frente a una realidad fragmentada,
las lecturas de la ciudad actual propuestas por los retacería de un rompecabezas siempre inconcluso,
analistas son muy diferentes y responden a corrientes siempre renovado, parecido al tejido de Penélope. Por
de pensamiento aún mal establecidas o poco ello también, los lectores de estos análisis pueden pasar,
consolidadas. Desde las propuestas postmarxistas de ávidamente, de una lectura a otra, de una interpretación
David Harvey (2003) o Neil Smith (1996), pasando por aparentemente sin falla a otra que, en cuestión de
la sociologización del discurso de la globalización que minutos, se vuelve inconfundiblemente la más atinada,
sugiere la obra de Saskia Sassen (1991), hasta las versiones hasta que la sofisticación de una nueva propuesta borra
más centradas en la cultura que proponen Néstor García las anteriores, como una marea.
Canclini (2004) o Armando Silva (1992), estamos frente La riqueza de este proceso caótico no debe pasar
a una ineludible multiplicidad de voces que pretenden inadvertida: en vez de discursos contundentes que
descifrar la ciudad contemporánea. Todas, a su manera explican “todo” a partir de algunas aseveraciones
y en el marco de las limitaciones pero también de las decisivas, la multiplicidad de ensayos interpretativos
potencialidades que traen consigo sus enfoques, aportan induce la emergencia de diversos hitos, como puntas
algo al estudio de la ciudad actual. de iceberg en medio del mar de nuestra incapacidad
Igualmente todas remiten a una porción de la para entender la ciudad contemporánea. El valor de lo
realidad, a aquellas dimensiones que se antojan caótico, de lo múltiple, de la diversidad misma, aun en
esenciales para entender la ciudad de hoy, sean las las explicaciones intelectuales, es, sin lugar a dudas, una
migraciones internacionales, los imaginarios urbanos, gran virtud de nuestros tiempos.
el peso de las corporaciones internacionales o el modo Pocos autores, sin embargo, enfrentan una pregunta
de gobernanza, por mencionar sólo algunas. fundamental, aquélla que debería preceder a todas las
Dimensiones, todas ellas, que se derivan del énfasis demás sobre temas concretos: ¿estamos todavía frente
que los intelectuales presienten necesario otorgar ahora a lo que tradicionalmente se ha llamado “ciudad”?1 En
a algún elemento en especial cuando ya se difuminaron efecto, seguimos usando la voz “ciudad” para calificar
las frases hechas, las explicaciones formalizadas que estas urbanizaciones extensas, esta “ciudad difusa”, estas
hicieron más fácil, aunque menos creativo, el trabajo formas innovadoras de ocupación del espacio que
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Lo que definitivamente sobresale de todo ello es la volatilidad de las cosas, las personas, las acciones y los
ausencia de una dimensión subjetiva en las definiciones pensamientos. Finalmente, lo fortuito no implica la
tradicionales de la ciudad: se centran en lo material o ausencia de organización ni de instituciones, cuando
en lo visible, en lo supuestamente objetivo, sometido a sabemos que, desde la Edad Media, las instituciones
los criterios de la razón positiva. Así es entonces posible fueron decisivas para impulsar el nuevo auge urbano
definir la ciudad a partir de su tamaño, criterio bien (Pirenne, 1975; Weber, 1964); más bien remite al carácter
conocido por los organismos que trabajan lo caótico, espontáneo, de no pocos eventos urbanos.
demográfico, o a partir de lo económico, por ejemplo. Pasemos, entonces, a tratar de discernir cada una
Posiblemente, el ejemplo más completo y sofisticado de las categorías ontológicas que acabamos de
que tenemos de ello en México es la destacada obra de mencionar, y a explicar por qué son esenciales para la
Luis Unikel, El desarrollo urbano de México (1976). definición de lo urbano.
¿Es suficiente? No lo consideramos así. La com-
plejidad de las ciudades supera el marco estrecho de La figura del laberinto
sus dimensiones demográficas, morfológicas o econó-
micas. Más aún, las fronteras entre lo urbano y lo rural El laberinto es una de las formas más enigmáticas que
se antojan cada vez más endebles a la luz de la creciente haya ofrecido la iconografía humana. Desde épocas
“urbanización del campo” que, singularmente, borra muy tempranas fue representado por las sociedades
de manera progresiva los límites entre modos de vida humanas y considerado como una figura esencial que
urbanos y rurales, por lo menos según los criterios ha sido representada en las artes y edificada en
tradicionales de delimitación entre ambos campos. arquitectura. Es una forma atractiva y compleja a pesar
La pregunta sería, entonces: ¿qué es lo que hace que de cierta obviedad: la obligación de encontrar un
una ciudad sea una ciudad? O, en otros términos, ¿cuál recorrido en un entrelazado de vías cerradas.
es la esencia misma del hecho urbano? Michel Foucault expresa acerca del laberinto que
A esta pregunta nos abocaremos a continuación. no es el lugar donde uno se pierde, sino del cual se sale
siempre perdido (Foucault, citado por Attali, 1996: 209).
II Entrar a un laberinto corresponde metafóricamente a
emprender un viaje mental no evidente, construido por
Propondremos una definición de lo urbano que tomará avances y retrocesos, que implica también un proceso
en cuenta tres categorías fundamentales: lo laberíntico, de memorización para encontrar el camino de salida.
lo fugaz y lo fortuito. Éstas son tres figuras metafóricas El hombre moderno, el homo urbanus, el que vive en
a partir de las cuales se puede desvelar la esencia de la la ciudad, es quien, percibiendo la complejidad del
ciudad. Son metafóricas porque representan más un mundo actual, no trata de solucionar su vida cotidiana a
estado “absoluto”, inalcanzable en forma total, que una partir de trazados rectos y decisiones irrevocables, sino
realidad concreta. Lo laberíntico no remite a la obligación que asume un recorrido laberíntico a través del mundo
de que la ciudad se trace como un perfecto laberinto, de la ciudad. Este andar no determinado tampoco refleja
como el que se encuentra inscrito en el piso de la catedral una incapacidad para encontrar el camino recto, sino
de Chartres. Tampoco lo fugaz implica que todo se una capacidad adaptativa casi genética que hace que el
desvanezca al instante, sino que una característica hombre moderno sea justamente un hombre sabio. La
esencial de lo urbano es la ausencia de duración, la sabiduría, no encontrándose en el respeto de las
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tradiciones, de las normas y pautas establecidas desde En los albores de la ciudad moderna, en la ur-
tiempos inmemoriales, sino en la capacidad de adaptarse, modernidad como la calificara Walter Benjamin, la figura
de encontrar un camino diferente cada vez que se del laberinto se vuelve a imponer con fuerza a través de la
presenta una nueva situación —una esquina del laberinto, construcción de los pasajes cubiertos de París, y en otras
donde se tiene que definir el camino a seguir—, es, en muchas ciudades del mundo, donde esta forma
esencia, la sabiduría del nómada (Attali, 2003). arquitectónica urbana se repetirá de manera más o menos
La ciudad es claramente una figura metafórica del similar. Benjamin retoma la figura del laberinto en su amplio
laberinto o, también, pensándolo como espejo, el laberinto trabajo sobre los pasajes parisinos. Lo hace a través del
es la metáfora de la ciudad. Aun si proliferaron las ciudades montaje literario, que implica numerosas bifurcaciones
de trazado regular y sencillo de interpretar, no es a su mentales, algunas inclusive poco evidentes para el lector.
forma material a lo que nos referimos, sino al sentido Finalmente, para Benjamin la ciudad también es un laberinto,
mismo del abordaje de la ciudad. La ciudad es, antes que como lo señala Frisby: “... Benjamin concebía ya la ciudad
todo, una forma socio-espacial cuya interpretación, tanto de París como un laberinto y el pasaje como un laberinto
por el habitante como por el analista, requiere de un andar que contenía el ‘paisaje primitivo del consumo’” (1992:
laberíntico: la complejidad anida en la ciudad y la 346). Así, se evidencia que el laberinto, figura antigua, fue
transforma en un tejido de caminos mentales y físicos que retomado, en sus formas básicas, por la modernidad.
obliga a vaivenes, retrocesos, avances, y raras veces integra Por el contrario, la ciudad moderna de cuño
la llegada a una salida evidente. anglosajón parece haber asumido el trazado en forma
Regresando a la aparente transparencia para el de damero, de tal suerte que el carácter laberíntico de la
habitante de la ciudad ortogonal, es posible y realista ciudad se ha difuminado. Como lo nota Jackson (1994),
pensar que el camino recto no es siempre la mejor vía. la manera euclidiana de situarse en el espacio ha sido
Como lo subraya Jacques Attali: “Aun las ciudades más ampliamente aceptada por la sociedad estadounidense,
artificiales nunca pudieron deshacerse del laberinto: la la cual ha asumido la idea de que la ciudad debe ser
vida no está hecha de líneas rectas” (Attali, 1996: 135). transparente, evitando los resquicios, rincones, espacios
El miedo a lugares poco transitados, la afectividad ligada neutros, impasses y otras formas de organización espacial
a ciertos espacios frente a los cuales nos agrada pasar, que se encuentran extensamente en las ciudades
así como muchos comportamientos modelados por tradicionales europeas: la metáfora del laberinto se ha
nuestro inconsciente o por nuestros deseos, actúan perdido frente a la racionalidad irreprochable del
como una suerte de fuerza mental para desviarnos del capitalismo protestante, y sabemos a qué grado este
camino recto. Nos obligan a seguir, inconscientemente, modelo urbano se ha expandido a lo largo del mundo.2
los dictados del laberinto. Como lo subraya Michel Sin embargo, la evolución moderna de las ciudades
Roux, “el imaginario está en el corazón de las ‘realidades’ europeas ha incluido en su momento la idea del trazado
geográficas” (1999: 32). ortogonal. Podemos citar el caso de las propuestas
La ciudad de origen europeo es laberíntica en su modernistas de extensión urbana en torno a espacios
trazado. El discurso de la racionalidad propuesto por feudales laberínticos como los “ensanches” —penos
Hippodamo de Mileto, en su intención de imponer el particularmente en la propuesta de Cerda para
trazado ortogonal en los asentamientos del hombre, Barcelona—. También, es evidente que la evolución actual
ha sido poco escuchado en la vida cotidiana de las de las principales ciudades europeas tiende a una
sociedades tradicionales (Paden, 2001). suburbanización que suele darse en damero.
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Si bien la forma no es una dimensión esencial de la y Simmel (1986), entre otros. Mientras que la presencia
ciudad, ni el laberinto es exclusivamente espacial, es de la comunidad implicó que las relaciones sociales
evidente que la morfología de las ciudades afecta nues- siempre estuvieran marcadas por la omnipresencia del
tro modo de vida y, en el caso de las ciudades de traza pasado en el presente —reflejado en costumbres,
ortogonal, nos aleja de una concepción laberíntica de la normas y rituales precisos—, la asociación se alcanza
ciudad y, quizás a manera de hipótesis, de la vida misma. sobre la base de un acuerdo entre partes que no tiene
más objeto que cumplir con un fin determinado: no
La tiranía de lo fugaz existe por tanto una tradición tan fuerte, las costumbres
pueden modificarse, por ejemplo, en la medida en que
El tiempo de las sociedades rurales tradicionales difiere la asociación se logra mejor bajo nuevos parámetros.
sensiblemente de las temporalidades del mundo urbano. Uno de los parámetros esenciales de la asociación
La ciudad implica movimiento, pero quizás, y sobre es la abstracción de la riqueza que, de ser contabilizada
todo, velocidad. Los ritmos lentos de transformación en bienes materiales, se transforma en la inmaterialidad
de las sociedades tradicionales remitían a una vida del mismo dinero. Este soporte de las transacciones, el
tranquila, al peso de la tradición, a la omnipresencia de dinero, también transformador potente de las
la memoria y de la continuidad que imponían las relaciones sociales, se generaliza en las ciudades que
mismas formas y los mismos espacios de vida, de inventaron el cheque y posteriormente las formas
generación en generación. En otros términos, las posi- magnéticas de dinero, permitiendo así la fugacidad de
bilidades de cambio eran pocas y, si se manifestaban, los intercambios, su volatilidad gracias a un soporte
ocurrían en el largo plazo. inodoro y aparentemente intranscendente de las
Por el contrario, la ciudad implicó rápidamente la transacciones.
imposición de un ritmo muy diferente, marcado por Georg Simmel observó de forma magnífica esta
la velocidad de las acciones y la escasa trascendencia transformación de las relaciones en el entorno urbano,
temporal de los eventos.3 Es en ese sentido que lo fugaz mostrando que la vida urbana implica el encuentro fugaz
se vuelve tiránico: no permite la lentitud, rechaza la entre las personas, sin que ello lleve a la creación de
permanencia, por lo que la ciudad maldice a quienes obligaciones mutuas. En la ciudad se prefieren la
no son capaces de seguir las pautas de la fugacidad: velocidad y el cambio antes que la duración y la
ancianos, marginados, niños… permanencia, lo cual se comprueba en la inestabilidad
Ciertamente, la construcción de la ciudad denotaba de la residencia, el cambio laboral, la selección de las
siempre la permanencia, como en el caso de la lenta actividades lúdicas, así como en la inestabilidad de la
construcción de las catedrales, pero aun así, los críticos familia. La exacerbación de la tendencia a lo fugaz ha
de la arquitectura han evidenciado cómo se trans- sido ampliamente demostrada por los sociólogos
formaba el estilo constructivo a lo largo del proceso urbanos, que evidencian cómo se ha reducido la
de edificación, permitiendo que la transformación fidelidad a una residencia, a un lugar de compras, a
pueda y deba leerse en la misma piedra. unas relaciones sociales, en breve, cómo se han creado
La vida urbana, por su parte, estuvo marcada, desde géneros de vida cada vez más efímeros: es lo que
sus principios, por otra temporalidad, cuya racionalidad Bauman califica como “modernidad líquida” (2003).
se puede entender por el paso de la comunidad a la En otro lugar hemos tratado de evidenciar que
asociación, en el sentido que desarrollaron Tönnies (1979) también existe una nueva geografía de lo fugaz, ya que
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esta cualidad no sólo se refiere a los encuentros o a los Lévy observa también que “la ciudad ofrece, justamente
intercambios, sino que atañe asimismo a los espacios por la densidad de su diversidad, la posibilidad de lo
(Hiernaux, 2006, en prensa). Lo fugaz no es sólo una que se llama en inglés ‘serendipity’5 —una palabra que
imposición tecnológica como, por ejemplo, el uso de me gusta mucho: quiere decir que se encuentra lo que
aparatos de telecomunicación. Se ha vuelto una forma no se buscaba” (Lévy, 2003: 83).
de vivir, una capacidad nueva de ejercer acciones en el Lo fortuito no implica que la ciudad funcione
tiempo. De hecho, también es una demanda social caóticamente, en cuyo caso todo podría ocurrir, sino
creciente (Hiernaux, 2005). que la concentración de individuos con experiencias y
Lo fugaz no sólo es demandado, sino que se trayectorias distintas implica que del encuentro de tantas
constituye, en forma quizás contradictoria con lo que diferencias siempre puede surgir algo nuevo,
se solía ver por el pasado, en una oferta concreta de las inesperado, fortuito. En este sentido, la ciudad es cuna
instituciones: desfiles —las llamadas “parades”, en inglés de innovaciones porque reúne una multiplicidad de
y francés— oficiales y corporativos, movimientos experiencias humanas que, situadas en un sustrato
fugaces propuestos por grupos organizados, eventos laberíntico, marcado además por la fugacidad de lo
instantáneos organizados por la internet entre personas que allí ocurre, permite una suerte de combinatoria al
que no se conocen…, todo ello refleja una penetración infinito de eventos.
creciente de lo fugaz en la vida urbana, sin que pareciera Entonces, lo fortuito es una dimensión incon-
ofrecerse mucha resistencia al respecto. trolable de lo urbano, fuente de innovaciones y de
Lo fugaz se vuelve así una característica dominante una reconstrucción constante. Esto le permite al
de la vida urbana, y ello se expresa en todas las esferas escritor Joseph Roth señalar que resulta imposible
de la cotidianidad: públicas y privadas. describir una ciudad de manera definitiva, como
parecería que quieren hacerlo las guías turísticas o
La riqueza de lo fortuito ciertos relatos de viaje: “Los libros de viaje están
dictados por un espíritu estúpido, incapaz de creer en
A la fugacidad se asocia, en forma evidente, el carácter la variabilidad del mundo. [...] El ‘buen observador’
cada vez más fortuito de la vida urbana, también es el informador más triste. Registra todo cuanto esté
resultado de la evolución propia de las ciudades. Si el sujeto a cambios con los ojos bien abiertos pero
laberinto es la representación metafórica de la ciudad, rígidos” (Roth, 2000: 9). A pesar de ello, el uso de las
entonces no se puede dudar de que no se sabe lo que guías turísticas sigue vigente; quizás haya que explicarlo
aparecerá a la vuelta de la esquina. La ciudad ofrece de por el hecho de que la fugacidad misma de los viajes
esta manera nuevas posibilidades a cada cruce de calles, obliga al manejo de referencias rápidas —“dónde
sea en el sentido tradicional, de una variedad de oferta comer”, “qué visitar”…— para evitar la confusión
(Remy, 1966),4 sea desde la perspectiva del desarrollo ligada también a la profusión.
personal del individuo. Que el aire de la ciudad hace No ha lugar a dudas que lo fortuito representa una
libre, como decía Robert Park: “Stadtluft mach frei”, riqueza inagotable de las ciudades. Es una de las
parece una evidencia, pero que, además, la libertad principales fuentes por las que siguen resultando
surgiera a partir de la variedad de posibilidades que atractivas para muchos, aun si otras facetas de las
ofrece lo fortuito, es la observación complementaria mismas difícilmente son soportables. Lo fortuito aporta
que consolida lo propuesto por ese sociólogo. Jacques una calidad extraordinaria a la vida urbana, la transforma
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en un siempre reempezar, a pesar de los innegables Todo ello no significa más que intentos técnicos, cuando
elementos rutinarios que comporta la vida cotidiana. no tecnocráticos, que reducen la esencia de lo urbano a
Así, lo fortuito es lo que permite las pequeñas algunas características esencialmente físicas o eco-
trasgresiones, las mínimas subversiones que aligeran el nómicas. Con base en los criterios anteriores, podemos
peso de la rutina, de la repetición de lo ya conocido: el asumir que el estudio de la ciudad no puede solamente
carácter fortuito de los eventos en la ciudad es la pasar por definir rangos de ciudades por su tamaño,
pimienta de la dolorosa experiencia de la rutina. por estudiar variaciones de densidad del centro a la peri-
Sobre lo fortuito se construye la innovación social, feria, o por constatar las nuevas profesiones que surgen
la capacidad de las ciudades de constituirse en territorios de la actual “globalización”, entre otros análisis posibles.
de lo moderno. Como señalara Charles Baudelaire, la Pero quizás debamos empezar una reflexión que
modernidad se basa en lo fortuito. Podríamos agregar podría ser mucho más significativa, la de redefinir la
que la ciudad sin lo fortuito sería un receptáculo vacío ciudad en otro sentido, particularmente a partir de estas
de nuestras vivencias, un simple contenedor de hechos figuras metafóricas que conforman la estructura, los
y objetos, un soporte material de la vida, lo que pilares de la construcción del concepto mismo de ciudad.
—obvio es— sería invivible para quienes han elegido Hablar de la ciudad difusa, como hace por ejemplo
la vida urbana. Lo anterior no significa que no existan Giuseppe Dematteis (1998), o de exópolis (Garreau,
modos de vida alternativos que no recurren o quizás 1991), o de metápolis (Ascher, 1995), entre otras voces,
rehúyen de lo laberíntico, lo fortuito y lo fugaz. El unas más logradas que otras, no resuelve el problema,
“regreso al campo” obser vable tanto en la más bien lo agrava porque estas expresiones parten de
proliferación de las segundas residencias como en la la idea de que toda aglomeración humana con ciertas
migración por largas temporadas de personas hacia características oficiales sigue siendo, en cierta forma,
ciertos pueblos o regiones tradicionales, es el reflejo una ciudad, por lo que sólo se estudian las variaciones
de elecciones fundamentales sobre el modo de vida.6 de una forma de “ciudad” predeterminada, en vez de
En este sentido, Ascher (1995) había advertido ya que, interrogarse sobre la esencia misma de “la ciudad como
frente a la vida en los nodos urbanos de las “redes ser”, es decir, emprender la construcción de una
metapolitanas”, bien se puede elegir vivir en los ontología de la ciudad. Este reto, posiblemente,
espacios no articulados. provocaría el derrumbe de muchos de los discursos
sobre la ciudad contemporánea, construyendo además
III una lectura alterna de la misma.
La tríada “laberíntico-fugaz-fortuito” no es una
Las tres características esenciales que hemos presentado simple yuxtaposición de “ocurrencias” bonitas a partir
en las páginas previas —el carácter laberíntico, la de las cuales se podría repensar la ciudad. Permite una
fugacidad y la esencia fortuita de lo urbano— pueden redefinición ontológica sobre lo que la ciudad es en su
ser vistas como las tres dimensiones centrales a partir de esencia; en otros términos, lo que hace que una ciudad
las cuales podemos construir la ontología de la ciudad. sea una ciudad y no una simple aglomeración de
Estamos lejos, pues, de las definiciones tradicionales personas con ciertas actividades sobre un territorio
de la ciudad: la cantidad de población, su densidad dado, bajo una determinada morfología espacial.
física o la presencia de actividades no rurales; ya no Una ciudad, por lo menos en el sentido que se ha
parecen ser suficientes para que un espacio sea urbano. atribuido tradicionalmente al concepto, ha de tener las
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tres características mencionadas. Pero además las tiene interminables periferias de las metrópolis mundiales, y
que poseer simultánea y articuladamente. No hay particularmente las nuestras en México, distan de ser
posibilidad de que un laberinto, sin el carácter fortuito laberínticas, de ofrecer la fugacidad y el carácter fortuito
y sin la fugacidad, constituya una ciudad. Tampoco es que consideramos como esencia ontológica de la ciudad.
posible que los eventos de carácter fortuito o fugaz Cabe reiterar que las características fundamentales de
puedan constituirse en una representación de la ciudad, la ciudad no remiten a su morfología —traza, tipo de
si no existe lo laberíntico que es su sustrato, no sólo vivienda…— sino a los modos de vida. En este sentido,
físico sino también mental. las investigaciones que hemos realizado en la periferia
De hecho, las tres caracterizaciones hablan de lo oriental de la ciudad de México apuntan a la linealidad
mismo, pero se refieren a campos distintos. Lo de la vida cotidiana, y lo escasamente fortuito y fugaz
laberíntico remite a lo espacial desde lo geográfico, o de la misma.
bien, a la organización del espacio mental —lo labe- El debate no debe enfocarse entonces en la mor-
ríntico de los sueños y de los imaginarios—. En tanto fología de la ciudad, si, por otra parte, planteamos que
que lo fugaz refiere a lo temporal, y lo fortuito a lo el modelo de urbanización actual dista de tener las
social. Estamos hablando, entonces, de una comple- condiciones como para que pueda ser calificado de
mentariedad real, en tres campos articulados y difí- urbano. La cuestión es, por ende, reconocer que quizás
cilmente separables, de una “cierta” característica que estamos entrando en una fase de “post-ciudad” en
es la marca de referencia que define la ciudad. En buena donde reina la urbanización sin ciudad. Esto lo
medida hablamos de la no linealidad del espacio, del insinuaron en forma profética autores como Françoise
tiempo y de las acciones sociales. La ausencia de un Choay (1970) o Murray Bookchin (1992).
trazado fiable, permanente, seguro para nuestras Tampoco es aceptable que todo lo urbanizado no
acciones en el tiempo y en el espacio. sea ciudad. La ciudad perdura, en su esencia ontológica
Esto es lo que distingue la ciudad del “campo” o, tradicional, pero es evidente que ha sido reemplazada
más bien, de las formas distintas de articulación entre —¿quizás desde los sesenta?— por una urbanización
la naturaleza y la sociedad que solían darse en el pasado. que no es ciudad sino “otra cosa”, de la cual es pertinente
La comunidad, en sus diversas formas de inscripción hacer la ontología y darle un nombre, bautizarla, lo
espacial, desde el calpulli prehispánico, el pueblo que hasta ahora no se ha hecho, tal vez por el afán de
tradicional europeo o las aldeas africanas, no ha ofre- seguir discutiendo sobre las formas de ciudad.
cido ni ofrecerá, para bien o para mal, la diversidad Significativamente, muchas ciudades que han
de espacios, de posibilidades ni de innovaciones que perdurado como tales se han rodeado de estas urba-
ha ofrecido, y lo sigue haciendo, la ciudad desde sus nizaciones interminables. Inclusive, hemos encontrado
albores. un verdadero interés en muchos de sus habitantes por
La cuestión que puede plantearse también, desde emprender un “regreso a la ciudad” (Bidou, Hiernaux
una perspectiva histórica, es si ciertas formas de y Rivière d’Arc, 2003) que, con frecuencia, sirve más
asentamientos, como Tenochtitlan, entre otras, caben para desvirtuar el espacio urbano todavía existente que
en esta formulación de la esencia de la ciudad que para asegurar la permanencia de la ciudad.
acabamos de proponer. No nos toca responder esta Fenómenos como la “gentrificación” o la “turisti-
pregunta pero sí podemos afirmar que muchas formas ficación” se han hecho presentes en muchas ciudades,
actuales de asentamientos humanos, como las desarrolladas o no. Pero estos procesos, fruto de una
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REPENSAR LA CIUDAD: LA DIMENSIÓN ONTOLÓGICA DE LO URBANO
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DANIEL HIERNAUX
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