Primeros Auxilios Psicológicos
Primeros Auxilios Psicológicos
Primeros Auxilios Psicológicos
Salud mental
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como
un estado de bienestar en el que el individuo desarrolla sus capacidades puede afrontar las
tensiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de contribuir
a su comunidad.
Así mismo, la salud siempre se verá afectada de forma positiva o negativa por diferentes factores,
que inciden directamente en el comportamiento de la enfermedad o del bienestar en general de
las personas como las siguientes:
Baja estima
Pensamientos negativos
Condiciones hereditarias
aja tolerancia a la frustración
Habilidades sociales escasas.
Escasas redes de apoyo
Problema mental
La encuesta Nacional de salud mental (2015) define el problema mental como el malestar y las
dificultades en la interacción con los otros, que se generan por la vivencia de eventos
estresantes que no son tan graves como un trastorno mental.
Trastornos mentales
La Organización Panamericana de la Salud (2017) plantea que los trastornos mentales comunes se
refieren a dos categorías principales de diagnóstico: los trastornos depresivos y los trastornos de
ansiedad. Estos trastornos son altamente prevalentes en la población (de ahí que se consideren
“comunes”) y repercuten en el estado de ánimo o los sentimientos de las personas afectadas. Los
síntomas varían en cuanto a su intensidad (de leves a severos) y duración (de meses a años). Estos
trastornos son condiciones de salud diagnosticables y se diferencian de los sentimientos de
tristeza, estrés o temor que cualquiera puede experimentar ocasionalmente en su vida.
(Depresión y otros trastornos mentales comunes. Estimaciones sanitarias mundiales.
Washington, D.C.: Organización Panamericana de la Salud; 2017.)
Por lo general los hábitos influyen de manera importante en la aparición o no de estos trastornos.
Es así como la ingesta de licor o cualquier otro tipo de sustancias psicoactiva, la vida sedentaria,
la despreocupación por aprender a manejar y gestionar las emociones y los conflictos de forma
positiva, la falta de un proyecto de vida que entregue propósito de vida, son algunas de las
causas que pueden desencadenar la aparición de la enfermedad en cualquier momento del ciclo
vital.
Trastornos depresivos
La depresión se enmarca en una emoción constante de tristeza que se alimenta de forma
recurrente con pensamientos que la anidan y desencadenan conductas como la falta de interés
o de placer, tendencia a la culpa, una baja autoestima, exceso de sueño o pérdida de este,
alteración del apetito, cansancio, dolor muscular, dificultades para concentrarse, baja atención y
mirada oscura de la vida. Las personas con trastornos depresivos tienen dificultades para ser
productivas, ya sea en su trabajo o en el estudio, por lo general la vida se vuelve difícil de
sobrellevar en su cotidianidad. Por este motivo uno de los riesgos más altos de una depresión
severa, es el suicidio, debido precisamente a ese cansancio con la vida que el trastorno produce.
Trastorno depresivo mayor: De acuerdo con sus manifestaciones e intensidad puede ser leve,
moderado o severo.
Distimia: Se caracteriza por ser un proceso depresivo leve pero crónico. La diferencia entre cada
categoría está fundamentalmente en la severidad de los síntomas y en la persistencia de estos.
(Depresión y otros trastornos mentales comunes. Estimaciones sanitarias mundiales. Washington,
D.C.: Organización Panamericana de la Salud; 2017. ).
La depresión se enmarca en
Otra manifestación de esta patología depresiva es la siguiente:
Otra manifestación de esta patología depresiva es el llamado trastorno afectivo bipolar que
maneja dos tipos de picos emocionales: tristeza profunda y episodios maníacos
caracterizados por una gran exaltación emocional que desencadena sobreactividad,
verborrea, pérdida del sueño, exageración de episodios reales
Trastornos de ansiedad
Los trastornos de ansiedad se enmarcan en una emoción constante de miedo que genera
dificultades para enfrentar situaciones mínimas de la vida, generando un desborde de emociones,
pánico y confusión. Estos trastornos se clasifican en
Ansiedad generalizada
Por lo general las personas presentan miedo, angustia y preocupación extrema por muchas
cosas, sin distinción aparente de la causa.
Ansiedad social
La principal manifestación es el miedo que produce el contacto con las personas, es sentirse
observado. Esta ansiedad puede llegar incluso a manifestar síntomas cuando se realizan
acciones cotidianas como una llamada telefónica, hablar con el señor del supermercado
para resolver una duda.
Trastorno de ansiedad fóbica
Trastorno de angustia
Se conoce de forma más cercana como trastorno de pánico y se caracteriza por manifestarse
a través de crisis de miedo intenso, sin existir realmente una condición de peligro. Las
personas tienen diferentes manifestaciones como huida, llanto, dificultad para tomar
decisiones, distorsiones cognitivas.
Como principal manifestación están las conductas repetitivas de carácter compulsivo, por lo
general relacionadas con pensamientos irracionales alrededor de la organización de
espacios, acumulación de objetos, lavado de manos y limpieza de superficies por miedo a
gérmenes.
Este trastorno aparece como consecuencia de un hecho que produce trauma en las personas:
abuso sexual, agresión, desastres, muerte súbita. Cuando ocurre el trauma la persona alcanza a
procesar con sus recursos emocionales y psicológicos el impacto y puede llegar a desarrollar en el
futuro estrés postraumático. Este se manifiesta a través de la recurrencia del recuerdo traumático
y la manifestación física y fisiológica de los síntomas, como si estuviera viviendo el hecho
nuevamente.
1.3 Crisis
Todas las personas a lo largo de la vida están expuestas a circunstancias difíciles ya sea por
situaciones determinadas por el entorno, como una guerra, o por un desastre natural inesperado,
como un terremoto o por las situaciones propias de la vida como la muerte de las personas
amadas, la pérdida afectiva, los fracasos laborales, entre muchas condiciones que pueden generar
desestabilización emocional y psicológica en una persona.
Los seres humanos cuentan con recursos emocionales, psicológicos y cognitivos para afrontar los
desafíos y retos de la vida hace parte del instinto de supervivencia y de los aprendizajes que
durante el desarrollo que van dando desde la interacción social; sin embargo, algunas personas
pueden necesitar ayudas adicionales, ya que se sale de su control y manejo la exposición a eventos
difíciles y traumáticos. En este escenario es donde se configura la “crisis”.
De acuerdo con lo planteado por la OPS, (Cohen,1999), la crisis es un periodo crucial o momento
decisivo de la vida de una persona, que tiene consecuencias físicas y emocionales. Es decir, una
crisis es un periodo limitado de desequilibrio psicológico precipitado por un cambio súbito o
significativo en la situación vital del individuo.
Fases de la crisis
Produce tensión y puede aparecer un estado de shock que protege a la víctima de una
condición abrumadora. De forma inconsciente el cerebro se prepara para dar una respuesta
efectiva, sacando los recursos de afrontamiento aprendidos para recuperar el equilibrio.
Respuesta desorganizada
Hay aumento de la tensión y las respuestas emocionales y cognitivas fallan para enfrentar la
crisis de forma adecuada. Las respuestas se tornan confusas y provocan disfunciones.
Explosión
Estabilización
Inicia la calma a medida que aparecen los recursos alternos. La persona es muy vulnerable
en este momento y puede volver a la fase de explosión. Hay cierto nivel de conciencia de lo
que ha sucedido, pero las reacciones ya no son tan extremas.
Adaptación
Comienza el proceso de control sobre las acciones, puede concentrarse en otras situaciones,
además del evento vivido, orienta interés por el futuro, se reactiva la socialización y puede
descubrir nuevos rumbos a partir de la experiencia vivida.
Toda situación de crisis genera reacciones debido a la activación del sistema nervioso
simpático, responsable de la respuesta automática frente a la percepción de peligro. Los
cambios reactivos se ven reflejados internamente con el aumento de la segregación de
adrenalina y cortisona o cortisol, hormonas responsables de la preparación del cuerpo
para la huida o el ataque.
Mantener esta condición de supervivencia por largo tiempo puede llegar a producir efectos sobre
la salud mental lo que se considera un estado crítico de salud mental.
Reacciones físicas
Fatiga
Cansancio
Incremento del ritmo cardíaco
Hiperventilación
Sudoración
Reacciones cognitivas
Confusión mental
Desorientación espacial
Pérdida de conciencia de la realidad
Duda frente a sus propias creencias
Dificultad para concentrarse
Pérdida de memoria
Exageración y sobrevaloración de situaciones de poca importancia
Reacciones emocionales
Miedo incontrolado.
Baja autoestima.
Culpa.
Rabia.
Irritabilidad.
Sensación de desesperanza.
Llanto incontenido.
Aislamiento.
Dificultad para expresar emociones.
Hipervigilancia y sobresalto.
Incremento de conflictos con la familia.
Dependencia.
Es importante comprender que los trastornos asociados a un estado crítico por lo general no
se manifiestan durante la crisis, sino de forma posterior a la vivencia, por esta razón se debe
analizar el daño potencial producido con el evento traumático y la correlación con otros
aspectos que pueden agravar el suceso. Por ejemplo, una persona es víctima de violencia
sexual y este hecho se convierte en el evento traumático, sin embargo, el estrés agudo puede
agravarse debido a la falta de apoyo de la familia, el juzgamiento de la pareja, entre otras
circunstancias. Seguramente una persona que vive la misma situación tendrá una evolución
distinta si cuenta con las redes de apoyo familiares y de pareja necesarias. Esto es relevante ya
que en la intervención no solamente se aborda la situación desencadenante, sino los hechos
y condiciones agravantes de la misma que pueden desencadenar trastornos que perduran
en el tiempo o que desaparecen.