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DEPRESIÓN

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DEPRESIÓN

Depresión- Información Básica

Publicado por: Instituto Nacional de Salud Mental (2016)

La depresión se define como un trastorno del estado de ánimo que genera malestar y que afecta la
funcionalidad de las personas en diferentes áreas de su vida como lo son relaciones sentimentales,
personales, actividad laboral y otras actividades cotidianas. Según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), es una enfermedad que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y
puede convertirse en un problema de salud serio que puede incluso llevar al suicidio. Al año, cerca
de 800,000 personas con depresión, se suicidan.

Los síntomas usuales de la depresión son los sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza
y/o desanimo, la sensación de “vacío,” los sentimientos de culpa, insuficiencia y/o culpabilidad, la
pérdida de interés o placer en actividades que previamente se disfrutaban, la falta de energía,
dificultad en la concentración, alteraciones en el sueño, alteraciones en el apetito, ideas de
muerte, o incluso ideas suicidas. Estos síntomas suceden la mayor parte del día, casi todos los días
y por lo menos por dos semanas.

La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores psicológicos, biológicos y


sociales. Esta puede clasificarse como depresión mayor cuando los síntomas se dan durante la
mayor parte del día, casi todos los días y por lo menos por dos semanas y la calidad de vida de
quien la padece se ve grandemente afectada. La distimia se presenta con síntomas usualmente
más moderados que persisten por al menos 2 años. La depresión también puede clasificarse según
la circunstancia en la que se presente como sucede en la depresión perinatal (en el embarazo o en
el posparto), la depresión estacional (se manifiesta con el cambio de estaciones), el trastorno
afectivo bipolar (episodios maníacos y depresivos separados por intervalos de ánimo normal) o la
depresión psicótica (acompañada de delirios o alucinaciones), entre otros.

Dependiendo de los diferentes grupos etarios y géneros, la depresión puede manifestarse de


diversas maneras y en diferentes frecuencias. Tiende a ser más frecuente en mujeres y
principalmente se observan síntomas de tristeza, falta de autoestima y sentimientos de culpa. En
cambio, los hombres suelen sentirse más cansados, irritables y pierden el interés de las actividades
que antes disfrutaban. Por otro lado, las personas mayores tienen síntomas más evidentes y estos
se asocian a problemas cardíacos. Los niños suelen aferrarse más a sus padres y somatizar sus
emociones. Los adolescentes, por último, tienen más problemas en la escuela y la depresión suele
asociarse a condiciones como la ansiedad, consumo de sustancias psicoactivas o trastornos de la
alimentación.
Aunque las personas que sufren de trastornos mentales tienen mayor riesgo de cometer suicidio.
Y en este grupo el riesgo es específicamente alto para las personas que tienen depresión. No toda
persona con conducta suicida tiene una enfermedad mental.

Suicidio lo tenemos que entender desde una perspectiva compleja. Que involucra factores
biológicos, genéticos, psicológicos y psicosociales. Son muchas las causas que pueden llevar a una
persona a intentar quitarse la vida. Dentro de estos podemos encontrar problemas de salud,
problemas financieros, dificultades o rupturas en las relaciones amorosas. Traumas psicosociales,
incluyendo discriminación, dificultades para afrontar situaciones difíciles, entre otros.

A continuación, mencionaremos algunos factores que pueden aumentar el riesgo de cometer


suicidio. En las personas que lo están considerando.

En primer lugar, intentos suicidas previos. Que son el principal predictor de la conducta suicida.
También la historia personal de consumo de sustancias y la presencia de trastornos mentales
incluyendo por supuesto la depresión. La historia familiar de conductas suicidas o de trastornos
mentales, el acceso fácil a armas o a sustancias peligrosas. La enfermedad médica crónica, que
exista una pobre red de apoyo.

Ahora bien, si estos algunos factores de riesgo conocidos, no significa que las personas que no los
cumplan no estén en riesgo y viceversa.

El suicidio es prevenible, pero para poder prevenirlo es importante que podamos hablar de esto.
Es importante des estigmatizarlo. Como sociedad nos tenemos que sentir cómodos hablando de la
salud mental y, por supuesto, hablando de la enfermedad mental. Es importante que tengamos un
cambio cultural, en el que sea aceptado hablar de nuestras emociones. En el que además
tengamos servicios de salud donde las personas puedan acceder rápidamente a recibir el mejor
cuidado. Este proceso es un proceso largo pero que hoy estemos hablando de suicidio y depresión
es el primer paso.

Prevención y control

Los suicidios son prevenibles. Hay una serie de medidas que se pueden tomar a nivel de población,
subpoblación e individuo para prevenir el suicidio y los intentos de suicidio. VIVA LA VIDA, el
enfoque de la OMS para la prevención del suicidio, recomienda las siguientes intervenciones clave
basadas en la evidencia:

limitar el acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, pesticidas, armas de fuego, ciertos
medicamentos);

interactuar con los medios de comunicación para informar responsablemente sobre el suicidio;

fomentar habilidades socioemocionales para la vida en los adolescentes;

identificar, evaluar, manejar y hacer un seguimiento temprano de cualquier persona afectada por
conductas suicidas.
Estos deben ir de la mano con los siguientes pilares fundamentales: análisis de situación,
colaboración multisectorial, sensibilización, desarrollo de capacidades, financiación, vigilancia y
seguimiento y evaluación.

Los esfuerzos de prevención del suicidio requieren coordinación y colaboración entre múltiples
sectores de la sociedad, incluido el sector de la salud y otros sectores como la educación, el
trabajo, la agricultura, las empresas, la justicia, el derecho, la defensa, la política y los medios de
comunicación. Estos esfuerzos deben ser integrales e integrados, ya que ningún enfoque por sí
solo puede tener un impacto en un tema tan complejo como el suicidio.

Conclusiones: Depresión y suicidio.

Punto clave 1: La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta a millones de personas
al año.

Punto clave 2: La depresión tiene tratamiento. Para su manejo, es fundamental que sea pronto y
oportuno.

Punto clave 3: Estar triste no es lo mismo que estar deprimido. Si bien la tristeza es un síntoma
frecuente de la depresión, se deben cumplir otros criterios antes de considerar que la persona
está cursando con una depresión franca.

Punto clave 4: Si bien las personas que tienen depresión tienen más riesgo de desarrollar una
conducta suicida, no todas las personas con conducta suicida tienen depresión.

Punto clave 5: El suicidio puede ser prevenido.

Conclusiones: duelo.

Punto clave 1: El duelo es una reacción emocional normal que se presenta ante una pérdida

Punto clave 2: Usualmente, los síntomas asociados al duelo tienden a mejorar con el tiempo

Punto clave 3: Si bien existen determinadas fases en el proceso de duelo, no necesariamente se


atraviesan todas ni en el mismo orden.
Diferencia entre ideas de muerte y suicidas, al igual que la diferencia entre conductas autolesivas y
conductas suicidas.

Ideas de muerte/Ideas suicidas:

Ideas de muerte: pensamientos pasivos recurrentes que se caracterizan por afectar la salud
mental de los pacientes a largo plazo, los cuáles pueden presentarse en cualquier persona sin ser
patológicos.

Ideas suicidas: Pensamientos y deseos relacionados con la posibilidad de incurrir en el acto de


acabar la propia vida luego de un estímulo muy fuerte.

Conductas autolesivas/conductas suicidas.

Conductas autolesivas: Éstas hacen referencia a los intentos de suicidio que pueden dar lugar a
lesiones pero que no necesariamente tienen como fin último la muerte.

Conductas suicidas: Éstas se dividen en suicidio consumado el cual es un acto autolesivo


intencionado con resultado de muerte, y en intento de suicidio acto autolesivo con intención de
provocar la muerte, pero que finalmente no resulta mortal.

Evaluación de la Depresión.

Es usual que ante situaciones difíciles tengamos algunas respuestas de tristeza o irritabilidad, no
significa que toda tristeza sea una depresión. De hecho, para hacer el diagnóstico de depresión, la
persona debe haber presentado algunos síntomas. Tales como tristeza, o pérdida de interés, o
placer en las actividades que antes realizaba. Síntomas somáticos, como cambios en el sueño, el
apetito, o cambios en el deseo sexual. La mayor parte del tiempo, durante más de dos semanas, y
su funcionalidad debe verse afectada.

Siempre que se esté evaluando a un paciente con depresión, es importante evaluar la presencia de
riesgo suicida.

Es importante indagar por, sentimientos de tristeza o desesperanza. Cambios en el apetito,


cambios en el patrón de sueño. Anhedonia o pérdida del placer con las cosas que realizaba antes.
Poca concentración y falta de energía.

Adicionalmente, la depresión aumenta el riesgo de suicidio. Y este suele ser una forma de escapar
al dolor emocional, por ello es muy importante incluirlo en el tamizaje.

Cuando un paciente está deprimido o tiene ideación suicida no debe minimizar emociones o
ignorarlas. Usar frases como todo va a estar bien, tranquilo, no pasa nada. Presionarlos a que
cambien sus emociones, confrontarlos directamente. O creer que por indagar por suicidio va a
aumentar o incrementar el riesgo de cometerlo.

En cambio, en estos casos es muy importante poderlos escuchar de forma activa. Validar sus
emociones. Usar un lenguaje claro y directo.
No juzgar. Intentar comprender la posición del paciente y sus emociones. Y evaluar posibles
factores protectores.

 Punto clave 1: Cuando se evalúa a una persona con depresión, siempre es


importante evaluar el riesgo suicida
 Punto clave 2: Ideas de muerte, no es lo mismo que ideas suicidas
 Punto clave 3: Las personas con depresión, tienen más riesgo de conductas
suicidas, pero no toda persona con conductas suicidas esta deprimida
 Punto clave 4: El suicidio es prevenible

Depresión en niños y adolescentes: qué dice la academia

La depresión mayor, en la población infanto-juvenil, es una enfermedad médica con síntomas


psicológicos que existe y puede resultar en consecuencias devastadoras para el niño y su entorno,
si no se maneja a tiempo. Es un trastorno caracterizado por tristeza, anhedonia, irritabilidad y
síntomas asociados como pensamientos negativos, alteraciones en el apetito y sueño, falta de
energía y dificultad para concentrarse, de forma episódica y recurrente. Dependiendo de la edad,
su frecuencia puede ser del 1-2% en los niños y del 5% en los adolescentes. Asimismo,
dependiendo de la etapa del desarrollo, el patrón varía resultando en diferencias en su
manifestación: mientras que los niños pre-puberales presentan irritabilidad y quejas somáticas, los
adolescentes manifiestan más alteraciones en el apetito y sueño, así como mayor probabilidad de
autolesión y riesgo de suicidio.

La depresión en la juventud es el resultado de complejas interacciones entre vulnerabilidades


biológicas e influencias ambientales. Así, no es causada por una mala crianza, por falta de
resiliencia o por una actitud negativa. Las vulnerabilidades biológicas son consecuencia de la
dotación genética de cada niño, los antecedentes familiares de depresión o trastorno bipolar y los
factores prenatales; mientras que las influencias ambientales incluyen las relaciones familiares
conflictivas, los eventos traumáticos, el abandono, el rechazo y las características socioculturales
que los rodean, entre otros.

Las posibles consecuencias de padecerla son el retraso del desarrollo psicomotor y cognitivo,
problemas en la escolaridad, dificultad para la interacción social e incluso el suicidio. Por ello, es
fundamental identificarla y tratarla de forma temprana. El pilar del manejo es la psicoterapia y se
debe involucrar a los padres en el proceso. En presentaciones más severas puede ser necesario el
uso de medidas farmacológicas y en ese caso, se debe utilizar un inhibidor de la recaptación de
serotonina o remitir a un especialista en psiquiatría infantil.
Texto escrito por: Germán Ricardo Casas Nieto, Profesor clínico - Universidad de los Andes-
Psiquiatra Institucional Fundación Santa Fe de Bogotá y Lina Valeria Cuadrado, Universidad de los
Andes.

Para ampliar más información puede consultar el texto fuente que se encuentra a continuación.

Fuentes

Rey JM, Bella-Awusah TT, Jing L. Depresión en niños y adolescentes. (Prieto-Tagle MF, ed.). En Rey
JM (ed), Manual de Salud Mental Infantil y Adolescente de la IACAPAP. Ginebra: Asociación
Internacional de Psiquiatría del Niño y el Adolescente y Profesiones Afines 2017. Tomado de
https://iacapap.org/content/uploads/E.1-Depresi%C3%B3n-Spanish-2017.pdf

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