Carlos Daniel Aguirre Tarco
Carlos Daniel Aguirre Tarco
Carlos Daniel Aguirre Tarco
Sandro Botticelli
PRESENTACIÓN
Para todo aquel que sea un apasionado del arte y su estudio minucioso ,
el estudio de las obras a traves del tiempo es tal vez la manera más pura
de demostrar amor o pasión por la historia del arte , es grato para mi el
poder haber desarrollado una investigación de esta magnitud , de una de
mis obras favoritas del renacimiento y un emblema a la mujer , resaltando
la calidad y el estilo , es una obra significativa al abelleza de la mujer y su
encanto , esto muestra una parte un poco más sentimental del arte , las
causales que muchas veces estan detras de una pintura , los sentimientos
que encierran la parte subjetiva de una obra , y bien pues hoy tengo el agrado
de presentar un informe de la obra de Sandro Botticelli, para conocer un poco
más de todo lo que engloba el ser artista y el como una obra nos puede
definir.
Gracias
Año: c. 1482-1485
Estilo: Renacentista
Fuentes literarias
Las fuentes literarias de esta obra son Ovidio (Las metamorfosis, II 27; Fastos, V 217)
y Angelo Poliziano (Stanze per la Giostra, 1494). Además, existía en la Florencia de la
época el recuerdo de una pintura legendaria del griego Apeles, titulada Venus
Anadiomena y que Poliziano describe en una poesía, inspirada en un
pasaje homérico que, según Plinio, narraba el nacimiento de la diosa. Otra fuente podría
ser el poema anónimo Pervigilium Veneris (siglo II o III), que describe la llegada de Venus
a Sicilia.8 En su Teogonía, Hesíodo también habla de Afrodita Anadiomene («surgida de
las agua»), fruto de la unión entre el cielo y el agua.
El tema lo tomó probablemente de unos versos de Stanze per la Giostra de Poliziano (99-
101):
En el seno del tempestuoso Egeo / se ve a Tetis con el abultado vientre [...] errar por
las ondas en blanca espuma envuelta / y dentro nacida con movimientos delicados y
alegres / una doncella con rostro no humano / De céfiros lascivos empujada hasta la
orilla / Gira sobre una concha y parece que el cielo goza con ello. [...] La diosa aprieta
con la diestra la cabellera / con la otra el dulce pomo recubre [...] De tres ninfas en el
seno fue acogida / y en estrellado vestido envuelta.
En su obra, Poliziano narró el torneo celebrado el 29 de enero de 1475 para celebrar la
alianza entre Florencia, Milán y Venecia. En este torneo participó Giuliano de Médici, el
hermano menor de Lorenzo el Magnífico, quien encargó a Botticelli la elaboración de un
estandarte. En este tipo de pendones era costumbre plasmar un tipo de imágenes
alegóricas de difícil interpretación, generalmente dedicadas a amores secretos, una
tradicicón procedente de la literatura trovadoresca medieval. Al parecer, Giuliano estaba
enamorado de Simonetta, una joven que ejemplarizaba el tipo de mujer ensalzado
por Petrarca, que aunaba belleza con cualidades morales; aunque su fidelidad a su esposo
era famosa, Giuliano se entregó a un amor imposible que, al fin y al cabo, era el paradigma
del amor cortesano. En su estandarte, Botticelli pintó una figura femenina vestida con un
túnica blanca bordada en oro, que aludía a Palas Atenea. Estaba posada sobre unas
ramas de olivo prendidas en llamas y portaba casco, lanza y un escudo con la cabeza
de Medusa. Tras ella había un olivo con la figura de Cupido atada al árbol con hilos de oro,
con su arco y flechas rotos a sus pies. En la parte superior figuraba la leyenda la sans
par («la sin igual») escrita en letras góticas doradas. El simbolismo es claro: Palas
representa a Simonetta, vestida con túnica blanca como símbolo de castidad, y cuya
armadura la protege de las flechas del amor. La leyenda de los dos amantes se magnificó
por su trágico fin en plena juventud: Simonetta murió de tuberculosis y Giuliano asesinado
en la conspiración de los Pazzi.
Iconografía
Según cuenta la leyenda, Venus (Afrodita en la mitología griega), diosa del amor, nació de
los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Saturno y luego arrojados al mar. El título
de la obra no es, por lo tanto, exacto, ya que el cuadro no representa el momento del
nacimiento de la diosa, sino que muestra la llegada de Venus, sobre una concha, a la
playa de una de las islas que tradicionalmente se le dedican,
como Chipre, Pafos o Citerea. Según el mito, la diosa fue transportada por Céfiro, dios del
viento oeste, hasta tierra, y acogida por las Horas, las diosas de las estaciones, quienes la
vistieron y condujeron a la morada de los dioses. Así, Botticelli omite el suceso truculento
de la castración y se centra en el surgimiento de la diosa del mar y su llegada a tierra
impulsada por los vientos, en medio de una lluvia de flores que simbolizan la fecundación
del mar por el cielo.
En la escena representada por Botticelli, Céfiro aparece a la izquierda insuflando un soplo
de viento a Venus. Transporta en sus brazos a Cloris (Flora en la mitología romana), la
diosa de las flores y los jardines, mujer de Céfiro, y están rodeados de flores que parecen
caer del cielo. Son rosas, la flor del amor, creada según el mito al mismo tiempo que la
diosa. Según otra interpretación, en vez de Cloris podría tratarse de Aura, la diosa de la
brisa. En el centro aparece Venus desnuda sobre una concha, símbolo de fertilidad. A su
lado, en la esquina inferior izquierda, aparecen unos juncos marinos, en medio de unas
olas en forma de V. A la derecha aparece una de las Horas, seguramente la Primavera,
que tiende un manto púrpura para cubrir a la diosa recién nacida. Lleva un traje floreado,
blanco y bordado de acianos. Un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una
elegante guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor eterno. Entre sus
pies florece una anémona azul, que se relaciona con la llegada de la primavera. Los
árboles del fondo son naranjos, veteados de flores y espinas doradas, imitando el color del
cabello de Venus.
El paisaje del fondo es meramente decorativo, lo importante en la imagen son las figuras,
dispuestas a modo de friso. Esta sensación se refuerza por la poca sensación de
profundidad que ofrece el cuadro, que parece un collage con un fondo plano y unas figuras
superpuestas. Las olas del mar dan más sensación de alfombra que de ondas marinas y
los árboles de la derecha no guardan relación de proporción con las figuras. En cuanto a
cromatismo, los tonos verdeazulados de cielo y mar contrastan con los tonos pálidos de
las figuras, mientras que los toques dorados esparcidos por todo el cuadro proporcionan
luminosidad al ambiente.
Venus del taller de Botticelli (c. 1490) Venus del taller de Botticelli (c. 1485-1490),
Gemäldegalerie de Berlín Galleria Sabauda de Turín
La figura de Venus, pese al clasicismo de la composición, responde más a
criterios góticos, no tanto en cuanto a proporciones, sino en ritmo y estructura: su forma
curva hace que la figura no esté distribuida equitativamente, sino que el peso cae más a la
derecha, y el movimiento ondulado de su contorno y sus cabellos da la sensación de estar
flotando en el aire. Pese a la esbeltez de sus proporciones, algunas partes del cuerpo
están desproporcionadas: tiene el cuello demasiado largo, los hombros caídos y el brazo
derecho más largo de lo normal. Pese a todo, su figura muestra una innegable gracia y
armonía, por lo que se convirtió en el prototipo de la belleza de su tiempo.31
Sobre el goticismo de la figura de Venus, cabe señalar que Botticelli pudo tener un
referente en la estatua de la Templanza del púlpito de la catedral de Pisa, obra
de Giovanni Pisano de alrededor de 1300-1310. Esta figura es un claro ejemplo de Venus
Púdica copiada sin duda de esculturas clásicas, que se cubre sus partes íntimas con sus
brazos, y es uno de los pocos eslabones existentes entre el arte clásico y el renacentista
en el tema del desnudo mitológico,
realizado al temple sobre lienzo. Por lo general, en sus obras de caballete