Las Estrategias de Aprendizaje: Características Básicas y Su Relevancia en El Contexto Escolar
Las Estrategias de Aprendizaje: Características Básicas y Su Relevancia en El Contexto Escolar
Las Estrategias de Aprendizaje: Características Básicas y Su Relevancia en El Contexto Escolar
Learning strategies´ topic sets up one of the most relevant lines of research,
in these last years, in educational psychology. As a general rule, learning strategies
comprise a set of procedures and cognitive resources that the students start when they
cope with learning; so, in a stricte sense, learning strategies are very much related
with the cognitive components that have an influence on the learning process.
Anyway, if we assume the hypothesis that the student's motives and intentions deter-
mine the type of strategies he is going to start, it implies that cognitive mechanisms
used by people to facilitate learning depend, to a great extent, on dispositional and
motivational factors.
Las ideas expresadas con anterioridad nos introducen de lleno en toda la com-
pleja dinámica de los factores cognitivos que determinan el aprendizaje escolar, pero
que van más allá de un simple listado de estrategias que contribuyen a la adquisición
de nuevos conocimientos. En el momento en que asumimos el carácter voluntario,
intencional y controlado de las estrategias de aprendizaje nos estamos acercando
tanto a los componentes motivacionales como a los mecanismos metacognitivos
implicados en el aprendizaje. Aunque probablemente, el tener un amplio conoci-
miento sobre estrategias no se encuentre relacionado con la motivación del estudian-
te, es indudable que la utilización y puesta en marcha de unas determinadas estrate-
gias se encuentra vinculado directamente con las intenciones, motivos y metas del
sujeto.
Si asumimos que las personas tienen creencias sobre lo que ellos pueden ser
y lo que ellos pueden hacer (García y Pintrich, 1994), entonces también deben exis-
tir algunos mecanismos, procedimientos y estrategias que guían y regulan su con-
ducta en sintonía con dichas creencias. Por eso, también en este caso (en el ámbito
motivacional), la metacognición desempeña un papel decisivo ya que le permite al
sujeto no sólo conocer y ejercer un control sobre las metas, intereses e intenciones,
sino que le posibilita el relacionar todo esto con el ámbito cognitivo y con las deman-
das de la tarea.
Insistiendo de nuevo en el papel trascendental que tiene la metacognición en
todo este proceso, debemos indicar que aunque el óptimo aprendizaje está caracteri-
zado por el uso apropiado de estrategias, es la metacognición una condición necesa-
ria para el uso eficaz de dichas estrategias (Pressley, Borkowski y Schneider, 1987;
Pressley, Forret-Pressley y Elliott-Faust, 1988). Pues bien, la metacognición guía el
uso eficaz de estrategias en dos direcciones; en primer lugar, para llevar a cabo una
estrategia, los sujetos deben poseer conocimiento sobre las estrategias específicas,
incluyendo cómo, cuándo y porqué utilizarlas; y un segundo camino a través del cual
la metacognición guía el uso de estrategias es mediante su función reguladora, es
decir, el sujeto tiene la posibilidad de controlar la eficacia de las estrategias y modi-
ficarlas cuando se enfrenta a nuevas demandas de la tarea (Ghatala, Levin, Pressley
y Lodico, 1985). Cuando un sujeto controla la eficacia de la estrategia y adapta las
estrategias a nuevas situaciones de aprendizaje, él aprende más sobre estrategias, así
como dónde, cuándo y porqué utilizarlas (Borkowski, Johnston y Reid, 1987).
La mayor parte de los estudios actuales sobre el aprendizaje escolar coinciden
en señalar que aprender implica un proceso activo de integración y organización de
la información, construcción de significados y control de la comprensión. Así, los
estudiantes más capaces, con altos niveles de esfuerzo, concentración y persistencia
son, probablemente, los que desarrollan una comprensión más profunda del material
de aprendizaje (Meece, 1994).
Dentro de las variables personales que influyen en el aprendizaje, son los fac-
tores motivacionales y cognitivos los que han aglutinado todo esa amplia variedad de
elementos relacionados directamente con el sujeto que aprende y que parecen deter-
minar en gran medida la calidad y profundidad de los aprendizaje realizados. De
todas formas, como plantea Shuell (1993), la mayor parte de la investigación psico-
lógica sobre el aprendizaje y la enseñanza se ha centrado tradicionalmente en los pro-
cesos cognitivos relacionados con el aprendizaje, olvidando, a veces, que en el con-
texto real de la educación estos procesos no actúan de manera aislada; factores moti-
vacionales, afectivos, metacognitivos, evolutivos y sociales se combinan dentro de
un estudiante que funciona como una totalidad, y cuando se enfrenta a las activida-
des de aprendizaje trae consigo algo más que conocimientos previos, capacidades y
estrategias de aprendizaje.
Tanto la integración de los aspectos cognitivos y afectivo-motivacionales que
influyen en el aprendizaje como la consideración del alumno como agente activo de
construcción de conocimiento y verdadero protagonista del aprendizaje, conduce en
la actualidad a una convergencia casi obligada en la manera de enfocar el estudio e
investigación de los posibles determinantes del aprendizaje (Valle, 1997; Valle,
González Cabanach, Barca y Núñez, 1996; Valle, González Cabanach, Barca y
Núñez, 1997). En último término, y desde el punto de vista de los alumnos, el con-
texto de aprendizaje es percibido como un proceso de construcción personal consti-
tuido por las intenciones de su aprendizaje y por creencias sobre ellos mismos como
aprendices (Paris y Newman, 1990). Y estos pensamiento sobre cómo se ve el alum-
no y cuáles son las metas y objetivos que pretende conseguir, son elementos que ejer-
cen un poderosa influencia sobre el aprendizaje. A esto hay que añadir que para
alcanzar dichas metas, el estudiante debe poner en marcha determinadas estrategias
adaptadas a sus intenciones educativas.
Por consiguiente, cuando se aborda el tema de las estrategias de aprendizaje
no puede quedar sólo reducido al análisis y puesta en marcha de determinados recur-
sos cognitivos que favorecen el aprendizaje; es preciso, además, recurrir a los aspec-
tos motivacionales y disposicionales que son los que, en último término, condicionan
la puesta en marcha de dichas estrategias. Aunque para realizar un óptimo aprendi-
zaje sea necesario saber cómo hacerlo, poder hacerlo, lo que requiere ciertas capaci-
dades, conocimientos, estrategias, etc.; también se precisa de una disposición favo-
rable por parte del estudiante para poner en funcionamiento todos los recursos men-
tales disponibles que contribuyan a un aprendizaje eficaz.
A MODO DE CONCLUSIONES
Desde las concepciones actuales sobre el aprendizaje escolar se considera este
proceso como una actividad constructiva en la que el sujeto no sólo se limita a recor-
dar y reproducir el material que debe ser aprendido; más bien lo que hace es cons-
truir su propia representación mental del nuevo contenido, selecciona la información
que considera relevante e interpreta esa información en función de sus conocimien-
tos previos. Esta forma de concebir el aprendizaje como proceso de construcción
pone de manifiesto que la manera cómo los estudiantes procesan la situación ins-
truccional (incluido el material que debe ser aprendido) es un determinante más
importante de lo que el estudiante aprenderá, que lo que hace el profesor u otros
agentes instruccionales (Shuell, 1993). Así, por ejemplo, el conocimiento previo, la
percepción de las expectativas del profesor, la motivación, las estrategias de apren-
dizaje, la autoeficacia, las relaciones interpersonales, y otros muchos factores deben
ser contemplados para lograr una comprensión adecuada del proceso de aprendizaje.
Cuando hablamos de los mecanismos cognitivos implicados en la actividad
constructiva que entraña el proceso de aprender, casi siempre se hace referencia al con-
junto de actividades, operaciones y recursos mentales que pone en marcha de forma
consciente y deliberada el sujeto que aprende, con el fin de facilitar la adquisición y
comprensión de conocimientos. Estos componentes cognitivos que favorecen el apren-
dizaje y que se encuentran bajo el control del alumno, engloban una de las líneas de
investigación más relevantes en los últimos años dentro del aprendizaje escolar.
Pero las estrategias de aprendizaje van más allá de los factores considerados
tradicionalmente como cognitivos, representando un nexo de unión entre las varia-
bles cognitivas, motivacionales y metacognitivas que influyen en el aprendizaje.
Todo ello confluye, a su vez, con las concepciones constructivistas del aprendizaje
que consideran al alumno como agente activo y responsable, en último término, de
la calidad y profundidad de los aprendizaje realizados. Detrás del carácter conscien-
te y deliberado de las estrategias de aprendizaje y del control y regulación que el
estudiante puede ejercer sobre las mismas, subyacen elementos directamente vincu-
lados con el papel esencialmente activo que desempeña el sujeto en su proceso de
aprendizaje.
Cuando el alumno se enfrenta a la resolución de una determinada tarea dis-
pone de una amplia variedad de recursos mentales que pueden contribuir a una solu-
ción adecuada de la misma. No obstante, los posibles motivos, intenciones y metas
del sujeto son elementos que van a condicionar en gran medida el tipo de estrategias
que va a utilizar para resolver dicha tarea. En este caso, las propias creencias del suje-
to respecto a su capacidad para enfrentarse a la resolución de la tarea así como la
importancia e interés de la misma, son algunos de los factores motivacionales que
pueden determinar la puesta en marcha de unas determinadas estrategias.
Pero estas decisiones que debe tomar el sujeto respecto a las expectativas de
éxito y el valor concedido a la resolución de una determinada tarea, precisan de un
análisis previo referido tanto a las características de la misma (su grado de dificultad,
si es más o menos familiar, etc.) como a sus posibilidades, recursos personales y
confianza en sí mismo para enfrentarse a su resolución. Este tipo de decisiones que
va tomando el sujeto, deben repercutir finalmente en la utilización de aquellas estra-
tegias más ajustadas a los análisis realizados previamente.
Sin lugar a dudas, el analizar las características y demandas de la tarea, el ser
consciente de las posibilidades y limitaciones de uno mismo, el reflexionar sobre las
expectativas y el valor concedido a la tarea, y el planificar y decidir qué estrategias
son las más adecuadas para enfrentarse a la resolución de la misma, exige un alto
grado de control y regulación sobre el propio proceso de aprendizaje. Todo esto
implica un adecuado funcionamiento metacognitivo, ya que el sujeto reflexiona
sobre el tipo de problema a resolver, sobre sus propios motivos e intenciones, sobre
las posibilidades que él tiene de solucionar con éxito la tarea en función de sus capa-
cidades y del esfuerzo a realizar y, finalmente, sobre las estrategias que debe poner
en marcha. Estas pautas de actuación son muy semejantes a lo que Borkowski y
Muthukrishna (1992) consideran como rasgos esenciales de un buen procesador de
la información, lo que implica la integración de variables cognitivas, motivacionales,
personales y situacionales dentro de los componentes principales del sistema meta-
cognitivo. Según estos autores (ver Borkowski y Muthukrishna, 1992, p. 483), las
características más relevantes de estos sujetos son las siguientes:
1. Conocen un amplio número de estrategias de aprendizaje.
2. Comprenden cuándo, dónde y porqué estas estrategias son importantes.
3. Seleccionan y controlan las estrategias, y son muy reflexivos y planifica-
dores.
4. Adoptan un punto de vista incremental respecto al desarrollo mental (de la
inteligencia).
5. Creen en el esfuerzo desplegado cuidadosamente.
6. Están motivados intrínsecamente, orientados hacia las tareas y tienen
metas de aprendizaje.
7. No tienen miedo al fracaso, de hecho, piensan que el fracaso es esencial
para el éxito y, por lo tanto, no se muestran ansiosos ante los exámenes,
sino que los consideran como una oportunidad para aprender.
8. Tienen imágenes concretas y variadas de los "possible selves", tanto dese-
ados como temidos en un futuro próximo y lejano.
9. Tienen conocimientos sobre muchos temas y un rápidos acceso a esos
conocimientos.
10. Tienen una historia de haber contado con el apoyo necesario en todas
estas características, tanto por sus padres, por la escuela y por la socie-
dad en general.
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