El documento describe cinco símbolos principales de la Biblia: espejo, semilla, agua, lámpara y espada. Cada símbolo representa una cualidad diferente de la Palabra de Dios. El espejo refleja la mente de Dios y muestra la condición del hombre. La semilla produce vida, crecimiento y fruto cuando se siembra correctamente. El agua limpia y purifica. La lámpara guía el camino. Y la espada corta y cambia los corazones.
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El documento describe cinco símbolos principales de la Biblia: espejo, semilla, agua, lámpara y espada. Cada símbolo representa una cualidad diferente de la Palabra de Dios. El espejo refleja la mente de Dios y muestra la condición del hombre. La semilla produce vida, crecimiento y fruto cuando se siembra correctamente. El agua limpia y purifica. La lámpara guía el camino. Y la espada corta y cambia los corazones.
El documento describe cinco símbolos principales de la Biblia: espejo, semilla, agua, lámpara y espada. Cada símbolo representa una cualidad diferente de la Palabra de Dios. El espejo refleja la mente de Dios y muestra la condición del hombre. La semilla produce vida, crecimiento y fruto cuando se siembra correctamente. El agua limpia y purifica. La lámpara guía el camino. Y la espada corta y cambia los corazones.
El documento describe cinco símbolos principales de la Biblia: espejo, semilla, agua, lámpara y espada. Cada símbolo representa una cualidad diferente de la Palabra de Dios. El espejo refleja la mente de Dios y muestra la condición del hombre. La semilla produce vida, crecimiento y fruto cuando se siembra correctamente. El agua limpia y purifica. La lámpara guía el camino. Y la espada corta y cambia los corazones.
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LOS PRINCIPALES SÍMBOLOS DE LA BIBLIA
1. Espejo: Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es
semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace>>.(Stg.1:23-25). Se le llama espejo porque refleja la mente de Dios y a la misma vez la verdadera condición del hombre. ¡Qué privilegio más grande, es tener un espejo, en el cual Dios se de a conocer, y también nos muestre nuestra pecaminosidad…! II. Una semilla. Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P. 1:23) 5 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas (Stg.1:18). Se le llama semilla porque una vez que es plantada correctamente, produce vida, crecimiento y fruto. La simiente implantada en nuestros corazones, es la que realmente nos libra de permanecer en la vida de pecado. 1Juan 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. Cada vez que pensemos en la Palabra, como semilla, recordemos el valor de simiente preciosa implantada en nuestros corazones, y su efecto preservador en nuestras vidas. III. Agua. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.(Ef. 5:25-27) Cada vez que consideremos, a la palabra de Dios como agua, necesitamos reflexionar en su bondad y misericordia para con nuestras vidas, al obrar su santidad en nuestros corazones. Se la llama agua por sus propiedades para limpiar. El agua es un excelente solvente, que disuelve la suciedad, además de refrescar, hacer germinar, saciar la sed y ser un ingrediente vital para la vida del ser humano. Isaías 55:10 “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. IV. Una lámpara. “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal.119:105). Se la llama lámpara porque nos muestra dónde estamos ahora, nos guía en el próximo paso y nos protege de las caídas. ¡Cuán misericordioso es nuestro Dios, que no nos deja andar a ciegas… ! V. Una espada. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón (He.4:12) 6 Se le llama espada por su capacidad para cortar, obrando una verdadera operación de corazón abierto. Cuántas veces, hemos inútilmente tratado de cambiar nuestra conducta, o la de nuestro prójimo. El cambio auténtico y efectivo se logra mediante una verdadera operación de corazón abierto, que nuestro Señor realiza en lo más profundo de nuestros corazones, obrando no en lo externo de nuestra conducta, sino más bien en lo interno, en “las intenciones de nuestro corazón.” Y si cambia lo interno, seguramente este cambio repercutirá en nuestra conducta externa. El deseo o intención del corazón, precede a toda acción. Nuestra conducta es el resultado de las intenciones de nuestro corazón. Y el método Divino para cambiar nuestro corazón es Su santa y bendita palabra.