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El Aborto

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RESUMEN

El aborto es un procedimiento médico que


pone fin al embarazo. Es una necesidad básica
de atención de la salud para millones de
mujeres, niñas y otras personas que pueden
quedarse embarazadas. Se calcula que en
todo el mundo, cada año, uno de cada cuatro
embarazos acaba en aborto.

Pero, aunque la necesidad de someterse a un


aborto es común, el acceso a servicios legales
y sin riesgos de aborto dista de estar
garantizado para quienes puedan necesitarlos. 

De hecho, el acceso al aborto es uno de los


temas más controvertidos en todo el mundo, y
el acalorado debate que genera está
empañado por la desinformación sobre las
verdaderas repercusiones de restringir el
acceso

a este servicio de salud básico.

Estos son los datos básicos sobre el aborto


que todo el mundo debería conocer.
es un aborto?
El aborto es la pérdida del embarazo "en un
momento en el que el feto o embrión no es
viable, es decir, que no es capaz de sobrevivir
fuera del útero materno", explica Manuel
Fernández, ginecólogo y director
de IVI Sevilla. Según la definición que hace
la Sociedad Española de Ginecología y
Obstetricia, pérdida de la gestación de un
embrión o feto que tenga menos de medio kilo
o 500 gramos o hasta la semana 22. En caso
de que sea otra semana más avanzada u otro
peso pero totalmente incompatible con la vida
tambié se consideraría aborto.
Se puede producir tanto de forma
espontánea como inducida. Sea cual sea el
caso, el aborto concluye con la expulsión
del feto a través del canal vaginal.
Existen diferentes tipos de aborto o interrupción
del embarazo:
Aborto espontáneo
El aborto espontáneo es aquel que no se da de
forma intencionada, sino a causa de una serie
de complicaciones en el feto o en la madre.
Generalmente ocurre durante las 12 primeras
semanas de gestación y no precisa de ningún
tipo de intervención quirúrgica, pero a partir de
la semana 20 pasa a denominarse muerte fetal.
La tasa de aborto espontáneo se encuentra
entre el 15 y el 20% entre aquellas mujeres que
saben que están embarazadas. Según datos
recogidos en el último Congreso Anual de
Hiteroscopia, 3 de cada 10 mujeres que se
quedan embarazadas por primera vez sufren
un aborto natural, algo que plantea muchas
preguntas y dudas sobre las posibles causas.
Causas de un aborto espontáneo
Hay que tener en cuenta que más de la mitad
de los óvulos fecundados no son viables y se
expulsan de forma espontánea; para la
mayoría de las mujeres esto pasa
desapercibido ya que los únicos signos que se
dan de este hecho es un sangrado ligeramente
mayor del habitual durante la menstruación.
Las causas de un aborto espontáneo pueden
ser varias, aunque lo más común es que se
deba a problemas en los cromosomas de los
embriones. "Esto es que el embrión tiene algún
problema en su dotación cromosímica o en su
contenido genético que permite su implante en
el útero pero no su desarrollo final", detalla el
experto del IVI.  
También existen otros factores como niveles
hormonales anómalos, diabetes no controlada,
incompetencia del cuello uterino o algunos
medicamentos. Otro tipo de causas pueden ser
infecciones, obesidad, problemas físicos en los
órganos reproductores de la madre, problemas
con la respuesta inmunitaria o enfermedades
graves.
La edad también puede ser un factor
determinante: a mayor edad, mayor es la
probabilidad de sufrir un aborto espontáneo,
especialmente a partir de los 40 años. El haber
sufrido un aborto espontáneo anteriormente
también puede aumentar las posibilidades de
volver a sufrirlo.
Las mujeres que tienen abortos de repetición o
que tienen varios abortos, "con cierta
probabilidad pueden tener problemas de
coagulación de las sangre o tromboflia", apunta
Fernández.
Otras causas establecidas son anomalías
estructurales del útero, trastornos endocrinos
como el hipotiroidismo, y autoinmunes como
anticuerpos antitiroideos.
Síntomas de un aborto espontáneo
Existen síntomas que pueden indicar un aborto
espontáneo como lumbalgia, dolor abdominal,
cólicos o sangrados vaginales. 
Según explica el ginecólogo del IVI, los
síntomas son muy variados. "Hay mujeres que
abortan sin saberlo y se ve en un hallazgo
casual en las pruebas ginecológicas, y otras
que tienen síntomas como
distensión abdominal, calambres, nauseas o
repulsión a los olores pero, de repente, dejan
de tenerlos".
Si el aborto se da durante las primeras
semanas, normalmente el tejido se expulsa por
la vagina de forma natural sin necesidad de
intervención. En el caso contrario, se puede
precisar de una cirugía como el legrado o
medicamentos para terminar de expulsar los
restos que queden en el útero. Esto es lo que
se conoce como un aborto séptico y debe
tratarse rápidamente ya que de lo contrario
puede provocar infecciones, fiebre, sangrado
vaginal, cólicos o flujo vaginal fétido.
Muerte fetal
Cuando el aborto ocurre con posterioridad a las
20 primeras semanas de gestación se conoce
como muerte fetal y en estos casos siempre se
requiere de cirugía para extraer el feto del
útero. Es un caso extraordinario, pues sólo
ocurre en menos del 1% de los embarazos.
Los primeros síntomas de una muerte fetal se
suelen mostrar al detectar un menor
movimiento del bebé o espasmos y dolores en
la pelvis, la espalda o el vientre. Factores como
el tabaquismo, la hipertensión arterial o la
diabetes pueden aumentar las probabilidades
de que esto ocurra, pero también se puede
producir por preclampsia y eclampsia,
enfermedades infecciosas, anomalías
congénitas graves, posmadurez o lupus, entre
otras patologías.
Aborto inducido
El aborto inducido es aquel que se realiza por
propia voluntad de la mujer. Hay dos formas de
interrumpir un embarazo:
Aborto médico
Se toma un medicamento para llevar a cabo el
aborto. Sólo se puede hacer durante las nueve
primeras semanas de embarazo. El más
común es la mifepristona, una hormona que
bloquea la progesterona. Este y otros
medicamentos se toman durante tres sesiones
en una clínica bajo la supervisión de un
médico, y pueden surgir algunos sangrados
vaginales a causa de los medicamentos. Otros
efectos secundarios de este tratamiento son
cólicos, diarrea o malestar estomacal, y en
raras ocasiones, fiebre alta. El aborto médico
tiene una efectividad aproximada del 97 por
ciento.
 
Aborto quirúrgico
Se realiza una cirugía para extraer el feto.
Existen dos métodos frecuentes de aborto
quirúrgico  por aspiración con vacío manual,
que se puede hacer durante las 12 primeras
semanas de embarazo y consiste en la
extracción de todo el tejido que contiene el
útero con un instrumento succionador de
manera manual y la dilatación y
evacuación. Este tipo de aborto quirúrgico se
puede practicar tras el primer mes de
embarazo pero siempre antes de la semana
13. Consiste también en la extracción del tejido
que reviste el útero, pero se realiza a través de
una máquina.
En ambos casos, se dilata el cuello del útero y
se introduce un tubo a través del cual se
succiona todo aquello a eliminar para
completar el aborto. Tras esta operación
pueden surgir algunos sangrados así como
cólicos menstruales. La efectividad del aborto
quirúrgico es cercana al cien por cien.
Si se realiza con anestesia local puede
parecerse a una regla molesta. Si a la paciente
le preocupa el dolor o está muy nerviosa "se
puede realizar también con sedación", según
explican desde la Asociación de Clínicas
Acreditadas para la Interrupción del Embarazo
(ACAI).
En abortos mayores de 14 semanas "se usará
siempre sedación y/o analgésicos o anestesia
epidural, según la técnica. El aborto
farmacológico puede ser también doloroso en
el proceso de expulsión, para aliviarlo se
pueden usar analgésicos", señalan desde
ACAI.
Después de un aborto
Una vez el aborto se ha llevado a cabo, se
suele realizar un examen del útero adicional
para determinar si queda tejido fetal en el
útero. También se estudia si los restos
expulsados correspondían a un feto o a
una mola hidatiforme, una masa de células que
son el resultado de un óvulo no desarrollado
correctamente. En caso de que queden restos,
se recurre a un legrado.
En cuanto a los problemas que tiene la mujer
tras el aborto, Fernández señala que "en los
abortos muy precoces, no suele afectar mucho
físicamente a la mujer, salvo algún sangrado o
molestia abdominal que se resuelven
rápidamente. Cuando es tardío puede afectar
más y si hace falta realizar un legrado, puede
haber complicaciones derivadas de esta
técnica". 
Al cabo de las tres o cuatro semanas de haber
sufrido un aborto, el ciclo menstrual vuelve a la
normalidad.
Riesgos de un aborto
El aborto es una de las intervenciones
instrumentales más frecuentes en España, "su
incidencia de complicaciones es baja cuando
es realizada por profesionales capacitados/as
para realizar esta intervención y cuando se ha
realizado un correcto acompañamiento
psicológico" explican desde la Asociación de
Clínicas Acreditadas para la Interrupción del
Embarazo (ACAI).
La mayoría de los abortos no necesitan
hospitalización, "las técnicas que se usan en
los centros acreditados, consensuadas por los
expertos, son ambulatorias, es decir, no
requieren de hospitalización en el centro",
informan desde ACAI. El tiempo de la
intervención "varía mucho sobre todo en
función de las semanas y las técnicas usadas.
A más semanas más tiempo de gestación y
más tiempo de estancia habitualmente".
Con cuántas semanas de gestación se puede
abortar
La legislación española contempla la
interrupción del embarazo por libre voluntad de
la gestante "hasta la semana 14". Por otra
parte, "la norma permite el aborto provocado
por patología fetal y por salud materna (física y
psíquica) hasta la semana 22", informan desde
la ACAI.
Además, la Ley de Salud Sexual y
Reproductiva e Interrupción Voluntaria del
Embarazo "contempla la posibilidad de
interrumpir la gestación más allá de la semana
22 (sin límite) cuando exista una patología fetal
incompatible con la vida, o cuando se detecte
en el feto una enfermedad extremadamente
grave e incurable en el momento del
diagnóstico y así lo confirme un comité clínico".
Consecuencias psicológicas del aborto
Según explican Diana Lozano, sexóloga del
centro TAP, "aquellas mujeres que sin haberlo
deseado ni planificado, se quedan
embarazadas y teniéndolo claro deciden
interrumpir su embarazo, tomando la decisión
por ellas mismas, teniendo en cuenta sus
propios criterios, valorando que si ese no es su
momento para ser madre otros en el futuro
podrán serlo, no tienen por qué tener ninguna
consecuencia negativa a medio y largo plazo".
Sin embargo, aquellas mujeres que dudan, que
tienen sensaciones encontradas, que sienten
presiones en un sentido o en otro con respecto
a su entorno o pareja, que entran en
contradicción con sus ideas políticas o
religiosas y toman la decisión no con una
motivación propia, sino influidas o
condicionadas por elementos externos, "son
las que tienen más posibilidades de generar
repercusiones psicológicas negativas a medio y
largo plazo".
Diferencias entre píldora del día después y
píldora abortiva
Existe la creencia de que la píldora del día
después es abortiva y perjudicial para la mujer
o para su capacidad reproductiva futura. La
píldora del día después no puede interrumpir
un embarazo en curso ni dañar un embrión en
desarrollo.
La anticoncepción de urgencia actúa
retrasando el momento en que el ovario libera
un óvulo preparado para la fecundación e
impidiendo su encuentro con un
espermatozoide. Los espermatozoides pueden
vivir en el aparato genital de la mujer entre tres
y cinco días tras el coito. En estos días la mujer
puede quedarse embarazada si se produjera la
ovulación. Si fuera una píldora abortiva, no
estaría autorizada su libre dispensación en la
farmacia.
Los casos más frecuentes en los que se
recomienda utilizar la píldora del día después
para evitar un embarazo no planificado son:
cuando se han mantenido relaciones sexuales
sin protección, olvidos en la toma de la píldora
habitual, incumplimiento de los plazos de
colocación o retirada del anillo vaginal o el
parche y rotura, retención o uso inadecuado del
preservativo. En cualquiera de estas
situaciones, la mujer puede estar en riesgo de
un embarazo no planificado.
Por su parte, la píldora abortiva es, junto con el
aborto quirúrgico, un método de interrupción
voluntaria del embarazo (IVE).  Por lo tanto "se
utiliza cuando la mujer debidamente informada,
solicita esta forma de IVE y no presenta
contraindicaciones”. Las principales
contraindicaciones son si la mujer está en
tratamiento con corticosteroides, terapia
anticoagulante,  tiene trastornos hemorrágicos
y en los casos de embarazo
ectópico (implantación fuera del útero).  En el
caso de que la mujer se haya quedado
embarazada utilizando el DIU (Dispositivo
intrauterino) se debe retirar antes de
administrar la píldora abortiva.
Actualmente existen principalmente dos tipos
de píldoras del día después a disposición de
las mujeres que puedan necesitar
anticoncepción de urgencia: acetato de
ulipristal y levonorgestrel. Ambas píldoras
actúan retrasando la ovulación.
Para la interrupción del embarazo de manera
farmacológica, se utilizan dos pastillas en
combinación. Por un lado, la pastilla abortiva
RU-486 (mifepristona) que es una
antiprogesterona administrada vía oral. Y un
segundo fármaco, no abortivo, el misoprostol,
que es una prostaglandina E1  utilizada para el
proceso de dilatación cervical y expulsión . El
misoprostol puede administrarse por vía oral,
bucal o vaginal.

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