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Adquisición y Organización de Información

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21/Julio/2023

Materia:
Orientación Familiar

Unidad 4
Actividad 17
ADQUISICIÓN Y ORGANIZACIÓN DE INFORMACIÓN

Asesor:
Maestro Eduardo Rodríguez Viorato

Nombre de la Alumna:
Eleonora Hernández Abarca

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Eleonora Hernández Abarca
21/Julio/2023

LAS ETAPAS DE LA FAMILIA.

Con el fin de que encuentres la perspectiva de tu vida, quiero presentarte las


imágenes del ciclo vital.

En términos de jardinería, somos plantados, germinamos, desarrollamos un tallo


principal, un botón, una flor y/o fruto, y ponemos en movimiento una nueva forma.
Para la mayoría de las personas, todo esto ocurre en un lapso de setenta a
ochentas años. Para simplificar la situación, mencionare cinco etapas que se
agrupan en tres partes de la vida. Dichas etapas y partes solo sirven para
recordarnos que somos distintos en diferentes épocas de la vida. La única
constante es nuestra fuerza vital.

Parte I.

Etapa 1. De la concepción al nacimiento. Deben transcurrir 9 meses.


Etapa 2. Del nacimiento a la pubertad. Requiere de 10 a 14 años.
Etapa 3. De la pubertad a la edad adulta. Tiene una duración entre 7 y 11
años.

El día en que alcanzamos la mayoría de edad legal cambiamos nuestra relación


respecto a la dependencia y la responsabilidad. Desde el punto de vista de la ley,
somos adultos y tenemos la responsabilidad; para ser exitosos, necesitamos
adquirir -o poseer ya- el aprendizaje necesario para hacer posible lo anterior.

Parte II.

Etapa 4. De la edad adulta al estado de vejez. Esta etapa dura entre 44 y 47


años, y puede dividirse en adultos jóvenes, de mediana edad y ancianos.

Parte III.

Etapa 5. Del estado de vejez a la muerte.

Lo anterior también podría dividirse en las siguientes etapas: nueva, en evolución


y evolucionada.

Cada parte tiene tareas de crecimiento, responsabilidades y privilegios específicos


que le son inherentes. También tiene una forma distinta. Por ejemplo, pensemos
en la oruga y la mariposa, que poseen la misma energía, aunque en distinta forma.

Cada parte sirve de fundamento y eslabón con la siguiente. Cuando alguna de


ellas se ve interrumpida antes de su culminación, las etapas pierden su armonía y
el ciclo de crecimiento se distorsiona. La energía sufre desviaciones y ocasiona
problemas. Los físicos dicen que la energía no puede destruirse; que solo cambia
en forma. Por lo tanto, la energía que utilizamos para propinar una bofetada,
podría aprovecharse también para dar un abrazo.
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Eleonora Hernández Abarca
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Para ser más plenamente humanos, necesitamos realizar ciertos aprendizajes


tienen que ocurrir, de alguna forma, en cada una de las etapas y partes de la vida
de todo ser humano, partiendo de la primera etapa, la infancia. Quiero ofrecer esta
lista de aprendizajes que constituyen la competencia personal indispensable.

Diferenciación: distinguir entre tú y yo.


Relaciones: saber cómo conectarte contigo y con los demás.
Autonomía: depender de mí misma, estar separada y ser distinta de los demás.
Autoestima: el sentimiento de valía personal.
Poder: utilizar mi energía para iniciar y dirigir mi conducta.
Productividad: manifestar la competencia.
Capacidad de amar: ser compasiva, aceptar a los demás, dar y recibir afecto.

El desarrollo de cada etapa determinará la nueva forma que adopten los


aprendizajes universales. Por ejemplo, no podemos enseñar competencia
personal a un niño exigiendo que adquiera habilidad para conducir un auto. El
nivel de competencia del niño podría mejorar con la enseñanza del uso de una
cuchara. La conducción de un auto es una forma de competencia más adecuada
para adolescentes.

Después de pasar los primeros dieciocho a veintiún años aprendiendo a ser


demasiado joven, la noche anterior a la mayoría de edad puede ser muy solitaria.
Entre otras cosas, tenemos que aprender a elevar la autoestima, a utilizar el poder
de manera constructiva y a tomar las determinaciones correctas para resolver
cualquier situación que se presente durante esta nueva etapa de la vida. No hay
duda de que nadie puede dormir.

No logramos estas metas en una noche; la mañana de nuestro cumpleaños,


despertamos sintiéndonos muy parecidos a como fuimos antes de acostarnos.
Muchas de las habilidades y actitudes que requerimos para negociar con éxito la
etapa el adulto, aún debe ser aprendidas. Y nos esforzarnos mucho para hacerlo.

Es interesante observar que los adolescentes responden de manera similar a su


nueva condición. Sin embargo, se enfrascan en actos de violencia y agresión
puede carecer de un medio de expresión saludable, y la autoestima suele ser muy
baja.

En la actualidad, casi todas nuestras prácticas educativas, médicas, sociales y


psicológicas están sustentadas por este modelo dominante-sumiso, y son dictadas
por la edad en vez de estar regidas por una condición personal. Es necesario
revalorizar esta situación para que toda persona, encada fase de cada etapa,
pueda manifestarse como un ser humano completo. El dibujo que aparece a
continuación representa un modelo que ofrece resultados muy distintos y
esperanzadores.

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Eleonora Hernández Abarca
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En este modelo de humanidad absoluta, cada individuo se encuentra siempre en


el lugar adecuado, en cualquier etapa. Aun aquí todos llegamos impotentes al
mundo, pero lo abandonamos con gloria en un lugar muy elevado de nuestro
desarrollo. Las relaciones de este modelo no están basadas en el poder, en el
amor y una conducta que refleja la responsabilidad personal y social.

En este modelo, enfrentamos la vida con la idea de que cada etapa sea de
primera categoría: cada una nos ofrece maravillas; expresa la magia del
desarrollo. Este ejemplo sugiere que cada etapa es una época que podemos
disfrutar, durante la cual aprendemos, damos y recibimos, y a la cual
consideramos como la totalidad en sí misma. En este modelo recordamos que las
personas son seres vivos que se encuentran en constante movimiento, y a
quienes tratamos en consecuencia.

ASPECTOS ESENCIALES DE LA ORIENTACIÓN FAMILIAR Y SU


PROBLEMÁTICA.

La formación y la protección de la pareja en todas sus dimensiones es, además de


la característica esencial, lo que exige —antes del matrimonio— una preparación
adecuada, constituida por informaciones sobre los problemas conyugales-
familiares y por una verificación de la posesión de la madurez psico-afectiva
suficiente y —después del matrimonio— intervenciones pluridisciplinares para el
crecimiento de toda la familia.

Teniendo presente la complejidad de la relación interpersonal, las dificultades de


entendimiento, los ineludibles problemas higiénica-sanitarios y procreativos,
psicológicos, jurídicos, económicos, educacionales, estos servicios deben
constituirse como un conjunto de prestaciones que favorezcan el peculiar modo de
realizarse como pareja y como familia.

Deben caracterizarse por una perspectiva personal del individuo o de la pareja,


donde la persona es tratada como un ser en sí mismo, con su afectividad propia,
su tensión y fragilidad, su propia conciencia, donde sólo un servicio de personas
cualificadas pueda ayudar a los interesados a conocer las propias motivaciones y
errores, y aceptar el tratamiento más conveniente. El cual, para su realización,
debe expresarse de forma interdisciplinar a través de la intervención de expertos
técnica y humanamente preparados.

La intervención debe presentarse siempre como una participación humana, dentro


del pleno respeto a la libertad y a las exigencias del sujeto, con ese contado
personal, y sólo así será de extrema eficacia la orientación.

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Estos servicios se traducirán como expresión válida y genuina en lo que respecta


a los valores más altos y humanos de la pareja y de la vida familiar, conservando
siempre su individualidad y peculiaridad como institución especializada en
consulta, al servicio y ayuda en todo lo relacionado con la familia.

Los problemas con los que se presenta la orientación familiar, como ya venimos
señalando, son de tipo relacional, impiden el desarrollo de relaciones humanas
armónicas: repliegue sobre sí mismo, inmadurez, complejo de inferioridad,
problemas afectivos que perturban las relaciones sexuales, malentendidos
familiares, etc. Otros problemas que se le presentan son: divergencias sobre los
principios de educación de los hijos, conflictos de generación, incompetencia para
llevar la casa, problemas provenientes de la elección del cónyuge, desacuerdo en
religión, problemas de hogar, violencia, trabajo, paro.

Dada esta problemática, los trabajadores sociales desde su función de asesores


familiares tendrán un papel de especial relevancia, siempre que se adecuen de
forma más cuidadosa los contenidos que reciben, en su formación académica, a la
que nos referiremos posteriormente.

MAPA FAMILIAR.

Es un instrumento para dibujar un árbol genealógico. Proporciona una visión de la


estructura familiar y sus interacciones a modo de fotografía. Puede definirse como
la representación gráfica de la familia a lo largo del tiempo o como instrumento
para incorporar categorías de información familiar al proceso de resolución de
problemas. Puede ser utilizado por el Trabajador Social en la investigación de
recursos y, tras su análisis, para generar hipótesis y buscar estrategias de apoyo
al paciente.

Los genograma son una representación gráfica, con un trazado y unas figuras que
son símbolo de los miembros de una familia, sus características biológicas y los
lazos que los unen. A veces, el trazado de un genograma es muy complejo por las
numerosas uniones y separaciones que se han dado en la familia. En estos casos,
pueden requerirse más de una página y más de una sesión.

Para construir un genograma se utilizan símbolos y formas de registro específicos


que aportan una información sobre dos componentes:

Genograma Estructural: representa la arquitectura o anatomía familiar, sus


miembros, incluye datos demográficos como edades y fechas de los
acontecimientos familiares, los vivos y fallecidos; así como enfermedades, o
factores de riesgo, ocupaciones, situación laboral, nivel educativo, etc.

En la estructura general de todos los Genogramas figurarán, al menos, tres


generaciones y se incluirán las familias de origen del cliente y su cónyuge.

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Una de las limitaciones que presenta este instrumento es no poder reflejar bien
otro tipo de apoyos sociales como amigos, vecinos, etc. Éstos pueden registrarse
aparte con símbolos parecidos o utilizar herramientas específicas.

Genograma Funcional: completa la información obtenida y aporta la visión


dinámica, al indicar las interacciones dentro de las familias. La información
funcional incluye datos más o menos objetivos sobre el comportamiento emocional
de distintos miembros de la familia. Los signos más utilizados para esta
información son las líneas que simbolizan los diferentes tipos de relación entre dos
o más miembros de la familia. Este tipo de símbolos sirve para esquematizar de
forma gráfica los sucesos familiares críticos.

La historia y las pautas de relación que revela la evaluación de un genograma


proporcionan claves importantes sobre la naturaleza de las crisis familiares; nos
plantean preguntas y, a veces, respuestas sobre cómo ha surgido un síntoma que
conserva o impide alguna pauta vincular o que protege algún legado de
generaciones previas.

La recogida de datos se hará comenzando por la generación parental actual,


pasando a continuación a registrar la información de la generación siguiente para
concluir con la anterior Necesariamente, se ha de registrar la fecha en que se
obtiene la información, ya que ésta no es estática, sino que puede verse
modificada con el tiempo.

La finalidad de este capítulo es demostrar la naturaleza de esta red o trama


familiar y cómo puedes trazar el mapa de tu familia. Me parece que la mejor
manera de proceder es tomar a una familia imaginaria, los Lara, y mostrar cómo
funciona su red familiar a favor y en contra del grupo.

En la familia, los papeles y las parejas caen en tres categorías principales: la


marital, que ostenta las denominaciones de marido y mujer; la paterno-filial, que
tiene las denominaciones de padre-hija, madre-hija, padre hijo y madre-hijo, y la
fraternal, que tiene las denominaciones de hermano-hermano, hermana-hermana
y hermano-hermana. Los papeles familiares siempre implican la creación de
parejas; es imposible tomar el papel de esposa sin un marido, o el de padre o
madre sin un hijo o una hija, u así sucesivamente.

La concepción de los distintos significados de un papel puede diferir. Cada papel


evoca distintas los diversos papeles para cada miembro de la familia.

Los triángulos son muy importantes debido a que el funcionamiento de la familia


depende, en gran medida, de cómo se desarrollen los triángulos.

El primer paso para hacer que un triángulo sea tolerable es comprender a la


perfección que nadie puede dar la misma atención a dos individuos en el mismo
momento. Quizá la mejor solución sea abordar el inevitable triangulo como lo hace
la gente de Texas con el clima: esperar un rato y éste cambiará.
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El desafío de la vida familiar es encontrar la manera de que cada individuo


participe o sea el observador de los demás, sin sentir que nada vale. Enfrentar el
reto exige que no seamos víctimas de nuestro conocido verdugo: la baja
autoestima.

LOS NIVELES DE ASESORAMIENTO.

Teniendo presente que el objetivo de la orientación familiar es la estructuración del


progreso personal de la familia, y considerando a ésta un sistema en relación
donde el comportamiento individual tiene que ver con la interacción que se crea en
todo el contexto familiar, y con cualquier modelo de familia que se tenga, es el
refuerzo de los vínculos que unen a los miembros el trabajo de todo orientador.

Los niveles de orientación que consideramos en toda situación familiar son:

Nivel educativo de orientación.


La orientación, en este nivel, teniendo en cuenta los cambios que se van a
producir en las interacciones familiares en función de los distintos ciclos vitales,
deberá proporcionar a la familia los medios básicos para poder realizar su función
educativa y socializadora.

Configurar personas “sanas”, ayudando mediante la información en los procesos


de desarrollo personal de cada uno de los miembros que forman la familia. Apoyo
afectivo para resolver los encuentros interpersonales en las distintas facetas que
la familia presenta.

Las llamadas Escuelas de Padres son medios instrumentales que, mediante una
permanente educación de adultos, facilitan y ayudan en el compromiso de este
nivel.

Nivel de asesoramiento (o preventivo).


Permitir y facilitar los criterios de funcionamiento para tratar las situaciones
normales que, en momentos determinados, sufren algún tipo de desajuste o
alteración y ayudar así a superar las dificultades que aparecen. Se actúa con la
familia, en esa peculiaridad que presenta, con una orientación específica para ese
momento.

Este nivel permite mantener una mejor estabilidad familiar evitando el


debilitamiento mayor y las crisis en que, mediante no poco sufrimiento, se ven
envueltos los individuos. A veces, cuando aparece de forma clara el conflicto, la
familia es irrecuperable mientras que, con una atención oportuna, en este nivel, las
relaciones hubieran sido más sanas y gratificantes.

Nivel terapéutico (o asistencial).


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Eleonora Hernández Abarca
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Aparece una relación de ayuda mediante técnicas adecuadas para identificar


primero, y reestructurar después, las disfunciones que aparecen en la familia,
descubriendo nuevos mecanismos de cambio y ayudando a autodeterminarse en
nuevas formas de realización.
En este nivel se descubren amenazas serias de deterioro y son los servicios
propios de terapia, pero desde la orientación, los que cubren las necesidades de la
familia.

LA ORIENTACIÓN EN EL INICIO DE LA FAMILIA.

 Etapa de formación de una unidad nuclear familiar distinta del sistema


familiar de origen de cada uno de los cónyuges.

La orientación en este momento se encaminarla a conseguir la integración de


cada sujeto al nuevo contexto sin pérdida de su identidad, ayudando a
enriquecerse a cada miembro a través de la interacción.

El mundo de cada uno —costumbres, valores, hábitos— tendrá que “acogerse” en


el otro, donde un buen nivel de comunicación permite a uno expresarse desde los
sentimientos (mi angustia, mi alegría, mi frustración), siendo la confidencia la que
hace un “nosotros”, reconociéndonos y permitiéndonos como somos.

Enseñar a dialogar en aspectos tan fundamentales como son la afectividad, los


intereses espirituales, la sexualidad, la economía, los hijos, aspectos todos de la
vida de la pareja y poder ponerlos en común, en una actitud de respeto, supone ir
constituyendo una fuerte adaptación de pareja, con caracteres propios y distintos
de los de los sistemas familiares de origen, y crear la propia familia, preparándose
así para el estadio siguiente que es la paternidad.

LA ORIENTACIÓN EN EL NACIMIENTO DEL PRIMER HIJO.

 Esta etapa supone un cambia en la realización de las metas de la pareja,


teniéndose que replantear una nueva reestructuración y jugando ya el rol de
padres.

Desde la orientación, la labor en esta etapa es ayudar en las capacidades de


cambio de los miembros de la pareja, para que sigan existiendo como tal, al
mismo tiempo que se realiza de una manera gratificante un encuentro como
padres. Puede aparecer el miedo de no saber qué hacer en ese nuevo rol, o el
distanciamiento del otro, así como el riesgo al denominado “triángulo perverso”,
situación en la que, considerando el tratamiento del sistema de relación de dos
generaciones, se forman alianzas de dos contra el tercero, alianzas que, a la vez,
son negadas. Bien puede ser madre e hijo contra padre, o, al contrario. La tarea
de ser padres también tiene unos tiempos en los que los hijos se incorporan ya a

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otro sistema distinto al familiar, que es la escuela. En este ciclo de vida lo


significativo es el proceso de socialización que, si bien no comienza ahora, si
adquiere toda la importancia.

La labor de orientación en esta etapa es ayudar en el desconocimiento casi total


que suele darse en este proceso de socialización primaria del niño y que tanto
influye en su comportamiento de adulto.

LA ORIENTACIÓN EN LA ADOLESCENCIA.

Las familias, en su ciclo vital, con hijos adolescentes, suelen presentar su


problemática para la orientación con demandas más fuertes y abundantes.

El hijo adolescente suele considerarse como un problema, pero éste no radica en


el hijo, sino en el adulto, en su actitud ante esa vida nueva que aparece como una
‘explosión” en todas sus facetas. La necesidad de cambio choca con las reglas
familiares anteriormente establecidas y aceptadas.

Una mayor reorganización familiar, en un diálogo permanente se hace ahora


imprescindible. La función de la familia, creemos, no es marcar caminos donde la
responsabilidad no recaería en el adolescente, sino dar informaciones diversas de
las distintas formas de actuar. Aquí el reto les viene a las familias rígidas,
pudiendo crear entonces unas patologías más fácilmente en el sistema así
constituido.

En el proceso de orientación habrá que trabajar con la comprensión de los padres,


pudiéndose colocar en su lugar para mejor entenderle y aceptándole, a la vez que
saber proporcionarle el mejor ambiente para el encuentro consigo mismo.

En el ciclo vital de la familia un asesor debe conocer después a fondo, sabiendo


los riesgos que en ella se pueden presentar, la fase siguiente llamada el “nido
vacío”, en la que después de un período más o menos estable de juventud, donde
las capacidades de afecto y trabajo se han ido consolidando, se va dando paso
desde una madurez psicosexual a la independencia y autonomía y, poco a poco, a
la marcha del hijo del hogar que constituye para el sistema familiar el mejor
momento para volver a encontrarse los cónyuges como pareja.

En este tiempo, con la marcha de los hijos que se suele vivir como una pérdida
desde las figuras de los padres, se presenta el esfuerzo nuevo de adaptación.
Adecuar nuevas reglas para la propia pareja y para la convivencia con esos hijos
ya adultos que irán formando su propia familia.

LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA EN LA ADOLESCENCIA.

La adolescencia es un periodo evolutivo tremendamente complejo a la par que


maravilloso en el que la persona abandona el razonamiento que, hasta el

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momento, le había caracterizado como un niño para dar paso a una forma de


pensar, sentir y actuar cada vez más próxima a la de un adulto.

Pero este engranaje de cambios no siempre es un camino de rosas. Muchos niños


experimentan la exigencia de “crecer”, “comprender” y “actuar” como adultos
desde la fase más temprana de la adolescencia, y es algo que genera cierta
frustración porque, por una parte, no necesariamente se han desprendido del todo
de su sentir de la infancia y, por otra, cognitivamente no están preparados para
asumir radicalmente los entresijos de la siguiente etapa.

En la adolescencia, el sentido de identidad propia que ha comenzado a forjarse


durante la infancia toma más fuerza, de manera que, progresivamente, los niños
dejan de basar la visión de sí mismos exclusivamente en lo que les transmiten sus
vínculos afectivos de relevancia (especialmente, los padres) para darle un mayor
peso a sus experiencias personales y, también, a lo que viven, sienten y
experimentan con su grupo de pertenencia.

Este hecho no significa que la valoración que los padres hacen de un hijo/a no sea
importante para ellos; al contrario. Tanto cuando se lanzan mensajes positivos,
como negativos sobre un hijo, dicha forma y contenido tendrán un impacto
innegable en la construcción de la identidad, pero ya no son los únicos mensajes
que importan al adolescente.

¿De qué manera influyen las valoraciones externas e internas en la


autoestima adolescente?
El concepto de autoestima no es tan difícil de definir como de explicar en relación
a los múltiples factores que influyen en él. El amor y respeto que dirijo a mí mismo
en base a cómo me valoro incluye un sinfín de epígrafes debido no tanto a la parte
de amor y respeto dirigida a uno mismo, sino al “cómo me valoro”.

Las valoraciones en las que se basa la autoestima tienen que ver, a nivel interno,
con cómo evalúo mis éxitos y mis fracasos, y en este apartado, influye en gran
medida la manera en que proceso mis propias vivencias, el locus de control
interno (“todo lo que me ocurre es cosa mía”) o externo (“todo lo que me ocurre es
por los demás”), la capacidad de asumir las responsabilidades de nuestros actos y
la capacidad de apreciar no sólo aquello que podemos mejorar, sino también
nuestras capacidades y habilidades más potentes.

Pero, además de lo que uno cree sobre sí mismo, de forma indudable los


mensajes que recibimos de los otros en el periodo adolescente van a tener una
incuestionable influencia en cómo cambia nuestra valoración y estima propia.

¿Por qué es importante una buena autoestima en la adolescencia?


En base al párrafo anterior, me veo en la obligación de trasladar una buena y una
mala noticia. La mala, es que nuestro cerebro está biológicamente preparado para
detectar una amenaza y prepararnos para la supervivencia, de ahí que, por
defecto, nuestro “ordenador” cerebral esté configurado para captar de forma más
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rápida aquellos mensajes de contenido negativo que los de contenido positivo, ya


que estos últimos no son “técnicamente” necesarios para la supervivencia.

Ello significa que, con el objetivo de protegernos, recordamos más fácilmente los


comentarios negativos que los positivos, aunque paradójicamente nos causen más
daño a largo plazo que un verdadero beneficio.

La buena noticia es que podemos cambiar la manera en que nos comunicamos


con nuestros hijos, hermanos, alumnos, pacientes. No sólo se trata de no
lanzarles mensajes que puedan resultar una lacra emocional a largo plazo, sino de
revisar con ellos porqué tienen determinada opinión negativa de sí mismos ante
alguna circunstancia concreta.

Una buena autoestima en la adolescencia es importante para que la persona


pueda entrar en la edad adulta habiendo superado los cambios biológicos,
químicos y sociales de una etapa tan bonita como difícil, y siendo consciente de
cómo puede mejorar aquellas características que considera una debilidad y cuáles
son sus fortalezas para la consecución de los logros que se plantee para el resto
de su vida.
Un nivel de autoestima adecuado implica que la persona cuenta con un adecuado
apoyo emocional, pero, aún más importante, cuenta con su propio sostén
emocional. Como todo mortal sufre, y es consciente de su sufrimiento, pero
también es conocer de los recursos con que cuenta para lidiar con él.

EL PAPEL DEL ORIENTADOR EN LA JUVENTUD.

La adolescencia es una etapa de la vida que marca el fin de la infancia y el


comienzo de la edad adulta. Los cambios biológicos que se sufren durante esta
etapa podrán afectar al adolescente de por vida si no se le brinda la ayuda
especializada, y por eso es aquí donde entra la orientación educativa en la
adolescencia.

El orientador educativo está en cada escuela para servir como una guía para los
estudiantes en la toma de decisiones que suelen afectar su futuro. Las funciones
de un orientador educativo son muchas y todas están enfocadas en la ayuda y
guía de los estudiantes de modo que puedan ver en él a alguien de confianza al
cual poder expresarle sus inquietudes y problemas.

Un orientador educativo no es más que un profesional dedicado a acompañar,


guiar e instruir a un alumno dentro de las decisiones que competen al área
educativa y formación profesional. Tenga presente que la orientación educativa en
la adolescencia no se trata de darle todas las soluciones o respuestas al joven,
sino tratar que este, con su propio criterio, logre tomar decisiones correctas que
repercutan positivamente en su futuro.

Las edades comprendidas entre los 13 y los 17 años son aquellas en las que el
adolescente atraviesa la etapa de la secundaria, los cambios biológicos por los
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que pasan estos jóvenes suponen problemas como baja autoestima, sexualidad y


confusión sobre su vocación y futuro.

También comienzan los noviazgos que muchas veces pueden terminar


en embarazo precoz, es por esto que la orientación educativa tiene tanta
importancia. Prevenir o ayudar a canalizar estos problemas será parte de la
función del orientador escolar.

La orientación vocacional no es la única función de estos profesionales de la


pedagogía, también hacen uso de la psicología educativa para ayudar a los
jóvenes con sus problemas en el ámbito escolar y en el personal.

Para llevar a cabo su trabajo de la forma más óptima en cuanto a orientación


académica, la orientación educativa en la adolescencia se basa en el perfil
académico y personal del estudiante de modo que sea capaz de presentarle un
plan de posibles carreras a estudiar según sus gustos, aptitudes y las
calificaciones que ha obtenido hasta el momento.

En un centro de enseñanza o escuela las funciones de un orientador educativo


son muchas, entre ellas se encuentran las siguientes:

 Identificar las necesidades educativas de los estudiantes para luego


hacérselas saber de forma individual y encontrar juntos las mejores
soluciones, si las necesidades educativas son delicadas o especiales, el
orientador estará en la obligación de poner al tanto a la familia del
estudiante para, entre todos, encontrar la mejor solución.

 Aunque los problemas de conducta de los estudiantes suelen ser


competencia del psicólogo infantil, una profesional que conoce sobre
la orientación educativa en la adolescencia podrá hacerse cargo de este
tipo de casos siempre y cuando la escuela no cuente con un psicólogo o
especialista.

 Colaborar junto a los profesores y la familia del alumno para prevenir o


detectar conductas inusuales o dificultades en el aprendizaje y ayudarle
con tutorías.

 El orientador deberá contribuir en la interacción de estudiantes, profesores


y familiares, para lograr una mejor convivencia y comunicación que
beneficie a toda la comunidad estudiantil.

 Coordinar con los otros recursos internos con que cuenta la escuela como
lo son los pediatras y los psicólogos infantiles, de este modo los alumnos
podrán tener una experiencia completa de educación y cuidado en su
crecimiento tanto físico como psicológico.

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 Muchas veces el orientador deberá prestar asesoramiento psicopedagógico


a los profesores, de modo que estos cuenten con más herramientas
pedagógicas para implementar en las aulas.

El orientador educativo deberá aprovechar las reuniones de padres y


representantes para conocerlos y acercarse a ellos, conocer a los padres puede
ayudar al orientador a completar el perfil psicológico de los estudiantes, además
siempre es ideal conversar con los representantes y discutir de este modo las
calificaciones y el comportamiento de los estudiantes.

EL PAPEL DEL ORIENTADOR EN EL ADULTO MAYOR.

El envejecimiento humano es un proceso inherente a la vida, sobre el cual pocas


veces la persona reflexiona. Reviste tal importancia, que dicho proceso constituye
el eje central de diferentes disciplinas y enfoques. El envejecimiento, proceso
normal de la vida, se define como un conjunto de cambios físicos, individuales,
sociales, familiares, psicológicos y espirituales que atraviesa la persona, según
avanza en edad. Es un continuo universal e individual de transformaciones.

Al respecto, Kastenbaum menciona que la vejez no se apodera del ser humano


como una fuerza extraña intensa que lo debilita, sino que, con mayor frecuencia,
se asumen las experiencias y se enfrentan, valientemente, retos de la vida, de
acuerdo con las pautas establecidas en años anteriores.

Envejecer en esta sociedad puede significar alcanzar un intercambio de nuevos


roles para poder involucrarse activamente por medio del desempeño de estos. La
lucha social debe orientarse en el esfuerzo de hacer sentir al adulto mayor que no
ha perdido posición social y que puede encontrar nuevos sentidos, retos y
experiencias de vida como ser humano que es, motivándolo en la participación y
desarrollo de nuevas actividades que contribuyan a su bienestar personal, social y
una mejor calidad de vida. Desde una perspectiva teóricosociológica se puede
destacar, de acuerdo con Sánchez, que las interacciones sociales de las personas
adultas mayores (familia, ambiente, relaciones interpersonales, entre otros) son el
fundamento para poder visualizar a esta población como personas activas y
creadoras de su propio proceso de envejecimiento. Considerar el proceso del
envejecimiento como un fenómeno social permite describir el rol del adulto mayor
en su ambiente de desarrollo, y analizar la capacidad que la persona tenga para
enfrentarse y vivir con éxito su vida a nivel social: sus formas, posición, adaptación
e interacción.

En este cambio social que lleva a la búsqueda del éxito y la satisfacción personal,
la Orientación como disciplina puede potenciar factores protectores en las
personas adultas mayores, con la finalidad de solventar crisis que se presentan en
esta etapa de la vida, como la autonomía o la pertenencia. Además, partiendo de
esta intervención, se pueden crear espacios de acción –que conllevan a una mejor
calidad de vida de la persona adulta mayor– como el trabajo recreativo, espacios
educativos, entre otros.
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Eleonora Hernández Abarca
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La Orientación se fundamenta en el principio de las diferencias individuales. Es


decir, en el reconocimiento de que los individuos tienen capacidades diferentes
para realizar, con distintos grados de facilidad, las mismas o diversas actividades.
Se trata, principalmente, de identificar y ayudar a desarrollar esas capacidades
latentes o expresas de cada persona. Partir de este supuesto, lleva a plantearse la
necesidad de conocer el medio en que se desarrolla la persona adulta mayor, con
el fin de mejorar las condiciones existentes o hacerlas explícitas, para la
potencialización de sus capacidades, su realización como persona y su aporte a la
sociedad. El proceso de Orientación se lleva a cabo en la medida en que se
confrontan las capacidades individuales con las oportunidades de desarrollo que
ofrece el medio; esto, para que el individuo pueda desarrollarse en un proceso
continuo de crecimiento. Las oportunidades de desarrollo juegan un papel
importante en el desenvolvimiento del individuo, pues llenan necesidades de
crecimiento. Salas, afirma, respecto a lo anterior: por una parte, actúan como
incentivos del medio ambiente que el sujeto aprovecha para su propio desarrollo, y
por otra, las llamadas oportunidades de desarrollo se encuentran en el ambiente
que rodea al individuo.

El proceso educativo mediante el cual se desarrollan las capacidades y


habilidades de los seres humanos es uno de los medios para asegurar a la
sociedad una vida mejor. En este accionar educativo, la Orientación, como
disciplina, puede considerarse fundamental en los procesos gerontológicos, al
facilitar las elecciones y decisiones prudentes de las personas adultas mayores,
así como al promover la adaptación y la salud mental desde los procesos de
orientación gerontológica.

Dentro de las destrezas que debe poner en marcha la persona profesional en


orientación para ayudar a las personas a hacer frente a sus situaciones son:

- Fase 1: Exploración y clarificación de los problemas que se padecen en la


actualidad.
- Fase 2: Desarrollo de una nueva comprensión. Visión de metas y objetivos.
- Fase 3: Concebir y ejecutar planes de acción. Avanzar hacia un guion
establecido.

Por tal motivo, se reitera la necesidad de realizar procesos de orientación que


intervengan de forma directa en los factores sociales y en la calidad de vida de la
persona adulta mayor, para así establecer prioridades de atención y proponer
acciones que ayuden a mejorar sus condiciones de vida.

Desde la Orientación se deben fortalecer los servicios sociales para la atención


integral en dimensiones como: respeto a los derechos de las personas mayores,
autonomía física y psicológica, servicios para la atención de la salud integral,
actividades socio-recreativas, educacional, cultural y físicas, contactos sociales
como fuente de apoyo y bienestar, y el facilitar y alcanzar la integridad como tarea
de desarrollo.
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Eleonora Hernández Abarca
21/Julio/2023

La Orientación debe facilitar el conocimiento, por parte de la persona adulta


mayor, de sus contextos, tanto naturales como socioculturales, para que
identifique con qué, de lo que tiene a su alrededor pueda contar; guiarla hacia un
autoconocimiento, con el fin de que desarrolle sus potencialidades, tome mejores
decisiones, planifique sus proyectos de vida, clarifique su sentido de vida en las
distintas situaciones vitales y construya resiliencia para enfrentar y superar sus
adversidades. Uno de nuestros retos es lograr que la persona adulta mayor sea
agente activo de sus procesos de desarrollo y enfrentarlas con sus propias
responsabilidades para que actúen conociendo los pros y contras de sus
decisiones.

Ante este amplio panorama sobre la intervención de la Orientación en los diversos


procesos de las personas adultas mayores, se plantea la necesidad de actuar, en
tanto los profesionales en Orientación, en diversos espacios de acción como: en la
andrología y en todo el continuum educativo; en espacios recreativos que
fomentan la proactividad de la persona en busca de la realización, satisfacción y
calidad de vida; en atenciones individuales; en formación de programas de
prevención, entro otros.

CUALIDADES QUE DEBE TENER EL ORIENTADOR.

La orientación nace como respuesta a la preocupación social por superar


deficiencias y necesidades personales y grupales, la persona en momentos de
desconcierto y confusión necesita orientarse y es cuando busca cooperación
técnica.

Entonces la Orientación surge, por una parte, de una demanda social y, por otra,
del creciente interés técnico y científico por dar respuesta a esos requerimientos.

Según Dinkmayer un orientador debe tener las siguientes cualidades:

 Sensibilidad para las necesidades, expresadas en palabras y en la


conducta, disposición para hacerse cargo de ellas y conocimientos para
formular conceptualmente esas necesidades dentro de teorías y sistemas
adecuados.
 Capacidad para ayudar a los alumnos y otras personas a detectar sus
propias necesidades y metas para planificar y adoptar las medidas
necesarias para satisfacer esas necesidades y alcanzar esas metas.
 Capacidad de trabajar con grupos (de alumnos, promotores del desarrollo,
padres y otros), ayudando a los grupos y a los miembros individualmente
para tomar cada vez mayor conciencia de sus propios recursos de las
condiciones de la comunicación eficaz y de dinámica del cambio.
 Capacidad para transmitir a otros miembros de la comunidad de
aprendizaje su propio conocimiento y habilidades en cuanto a sentir y
analizar las necesidades, mejorar la comunicación facilitar el cambio.

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Eleonora Hernández Abarca
21/Julio/2023

 Capacidad para crear una atmósfera de colaboración, flexibilidad,


modificación y para estimular a otros, dentro y fuera de la escuela, para que
participen activamente en la totalidad de la empresa educacional.

LOS ATRIBUTOS PERSONALES DE UN ORIENTADOR.

En un servicio o centro de orientación familiar el orientador es la pieza clave; está


claro, por ello, que necesita por un lado un bagaje técnico interdisciplinar
considerable y, por otro, tener la suficiente experiencia para clarificar la
problemática que se plantea y darle un cauce adecuado.

Deberá poseer una comprensión multidireccional, puesto que pueden existir todo
tipo de complicaciones.

En cualquier tipo de consulta el éxito depende de la selección, grado de


cualificación y trabajo del asesor; él es el que coordina y dinamiza todo el conflicto.

Para el desempeño de su trabajo deberá contar con unas cualidades básicas que
se fundamentan en una capacidad de trabajo en equipo y coordinación, como
requisitos previos. La formación progresiva y el entrenamiento preciso son
igualmente necesarios.

Atributos personales como son la imaginación y la creatividad, capacidad para


comprender cómo es y lo que le sucede a la familia, aceptándola tal cual aparece
y permitiéndole ser ella misma, escuchando sus demandas desde el principio de la
privacidad y de la confidencia (uno no puede introducirse en la vida de la familia
sin permiso de ella).

En la formación de un orientador se necesita conocer el derecho de familia


vigente; hay que hacer referencia a la medicina y a la pedagogía, y comprender
los aspectos psicológicos, sociales y morales de la familia.

Los servicios del orientador familiar deben caracterizarse por estar en relación con
las distintas instituciones sociales, teniendo en cuenta que, para ofrecer una
atención especializada a todas las personas que forman el sistema familiar, el
trabajo ha de ser forzosamente interdisciplinar.

COMENTARIOS.

Las etapas son la forma en la que se divide la vida desde el nacimiento asta la
muerte, lo más importante es saber como enfrentar cada una de estas etapas, ya
que todas presentan desafíos, y al final solo aceptar el final del ciclo de la vida (la
muerte). En estas etapas se presenta una serie de fenómenos particulares que se
repiten de generación en generación.
Cada persona aplica sus diferentes experiencias en cada una de las etapas del
ciclo de la vida. Yo pienso que las etapas se dividen en cambios físicos y
biológicos por las experiencias que se viven.
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Eleonora Hernández Abarca
21/Julio/2023

BIBLIOGRAFÍA.

https://docta.ucm.es/rest/api/core/bitstreams/f7b46967-b2bd-4083-a9e3-
f5b6a2b5046c/content
Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. Virginia Satir.
https://www.edumargen.org/docs/curso46-10/unid03/complem05_03.pdf
https://dialnet.unirioja.es>descarga>articulo

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Eleonora Hernández Abarca

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