Revirtiendo Hermón (Michael S. Heiser, 2017)
Revirtiendo Hermón (Michael S. Heiser, 2017)
Revirtiendo Hermón (Michael S. Heiser, 2017)
2
Original: Reversing Hermon: Enoch, the Watchers, & the Forgotten
Mission of Jesus Christ
© 2017 by Dr. Michael S. Heiser (Defender Publishing: USA)
theuclipress@outlook.com
launiversidadcristianalibre@gmail.com
Para “Booma” Miriam I. Heiser
(1903―1992)
RECONOCIMIENTOS
Introducción………………………………………………………………………1
CAPÍTULO 1
Los Hijos de Dios y los nefilim
Tomándonos en serio Génesis 6:1-4…………..……………………………9
CAPÍTULO 2
El pecado de los Vigilantes en 1 Enoc y otros textos enoquianos………………..23
CAPÍTULO 3
Los apkalu mesopotámicos, los vigilantes y los nefilim………………………….37
CAPÍTULO 4
El pecado de los Vigilantes y el nacimiento de Jesús…………………………….55
CAPÍTULO 5
El pecado de los Vigilantes y la genealogía de Jesús…………………………….71
CAPÍTULO 6
El pecado de los Vigilantes y el ministerio de Jesús……………………………..87
CAPÍTULO 7
El pecado de los Vigilantes y la depravación humana…..………………………105
CAPÍTULO 8
El pecado de los Vigilantes y el
velo femenino de 1 Corintios 11…...…………………………………….123
CAPÍTULO 9
El pecado de los Vigilantes y el bautismo………………………………………137
Vista previa de la sección: PARTE IV
Revirtiendo Hermón en el libro del Apocalipsis
CAPÍTULO 10
El pecado de los Vigilantes, los nefilim y el Anticristo…………………………147
CAPÍTULO 11
El pecado de los Vigilantes y el Apocalipsis……………………………………163
Conclusión………………………………………………………………………181
APÉNDICE I
El asunto de la inspiración de
1 Enoc en la Iglesia primitiva……………………………………………183
APÉNDICE II
La datación y la evidencia manuscrita de
1 Enoc y el Libro de los Gigantes………………………………………..193
APÉNDICE III
Bibliografía académica sobre
1 Enoc y el Libro de los Gigantes………………………………………..197
APÉNDICE IV
Alusiones neotestamentarias a los libros pseudoepigráficos……………………257
APÉNDICE V
El perfil del antiguo Anticristo
¿Judío o gentil? ………………………………………………………….257
Notas…………………………………………………………………………….269
INTRODUCCIÓN
Este libro trata sobre la importante influencia que tuvo la historia del
pecado de los Vigilantes en 1 Enoc 6–16 en el pensamiento de los
autores del Nuevo Testamento. Para aquellos a quienes 1 Enoc no les
suena familiar, esta es la antigua obra literaria apocalíptica conocida
popularmente (pero de manera imprecisa) como “el Libro de Enoc”.1
La mayoría de los eruditos creen que 1 Enoc fue escrito originalmente
en arameo quizás ya en el siglo III a.C.2 Los fragmentos más antiguos
del libro se encontraron entre los Rollos del Mar Muerto y datan
aproximadamente del siglo II a.C., justo en medio de lo que los eruditos
llaman el Período del Segundo Templo (ca. 500 a.C.―70 d.C.), una era
más comúnmente conocida como el “Período Intertestamentario”. Este
libro utilizará la designación más académica (“Período del Segundo
Templo”).
LA TAREA
El término “Vigilantes” es bíblico. Los Vigilantes (arameo: irin)3
aparecen solo en el libro de Daniel en la Biblia (Daniel 4:13, 17, 23),
donde también se les llama “santos”. En Daniel, por lo tanto, son
1
miembros “buenos” del séquito de Dios. El término aparece con mayor
frecuencia fuera de la Biblia en la literatura judía compuesta entre los
períodos del Antiguo y Nuevo Testamento.
La historia de los Vigilantes de 1 Enoc, como recordarán muchos
lectores, es una expansión del episodio descrito en Génesis 6:1-4, en el
que “los hijos de Dios” (hebreo: beney ha-ʾelohim) “se llegaron a las
hijas de los hombres” (Génesis 6:4, VRV95). En consecuencia,
“Vigilantes” es el término enoquiano de elección (entre otros) para los
divinos “hijos de Dios”.4 Si bien la historia de esta rebelión
sobrenatural ocupa poco espacio en el Génesis, recibió una atención
considerable durante el período del Segundo Templo. Como veremos,
esta atención no es periférica a la teología bíblica.
La razón de esta afirmación es sencilla y se demostrará en detalle:
La versión enoquiana de los eventos de Génesis 6:1-4 preserva y
transmite el contexto mesopotámico original de los primeros cuatro
versículos del relato del Diluvio. Cada elemento de Génesis 6:1–4 tiene
un contrapunto mesopotámico, un objetivo teológico que proporciona
el fundamento de por qué estos cuatro versículos terminaron en el texto
inspirado en primer lugar.
Las conexiones con esa historia de fondo se pueden encontrar en el
Antiguo Testamento, pero están dispersas y no sistemáticamente
presentadas. Este no es el caso de la literatura judía del Segundo
Templo como 1 Enoc. Libros como 1 Enoc conservan todos los puntos
de contacto mesopotámicos con Génesis 6:1–4 cuando presentan su
recuento ampliado de los eventos de ese pasaje bíblico. El recuento
enoquiano de la historia a su vez encuentra su camino hacia el Nuevo
Testamento, de manera más transparente en los libros de Pedro y Judas,
pero, como mostrará este libro, otros escritores del Nuevo Testamento
hacen lo mismo. Dicho de otra manera, los detalles en ciertos pasajes
del Nuevo Testamento con enlaces al episodio de Génesis 6:1-4 solo se
pueden rastrear hasta 1 Enoc, y esos elementos a su vez son bastante
consistentes con el contexto mesopotámico original de Génesis 6:1-4.
Esto significa que la historia enoquiana no solo proporciona detalles
importantes sobre cómo debe entenderse Génesis 6:1-4, sino que
también nos informa cómo ciertas interpretaciones de ese pasaje,
popular tanto en la Iglesia primitiva como en la Cristiandad moderna
2
(p. Ej., La interpretación “setita”), violan fundamentalmente el contexto
original de Génesis 6:1-4.
Todo esto está muy bien para aquellos que ya ven la incoherencia
general de la visión setita y otras interpretaciones no sobrenaturalistas.
Pero la noción de que el pecado de los Vigilantes fue un punto de
referencia teológico frecuente para los escritores del Nuevo Testamento
será nueva para la mayoría de los lectores. No es una novedad para los
eruditos, cuyo enfoque es el Nuevo Testamento y el Período del
Segundo Templo. De hecho, existe una cantidad sustancial de literatura
académica revisada por pares que demuestra este punto. Este libro se
basa en gran medida en esa academicidad.
Si uno le preguntara a un cristiano moderno: “¿Por qué el mundo y
toda la humanidad son tan perversos?” las posibilidades son muy altas
de que se obtenga la respuesta típica de “la Caída”. Hemos sido
condicionados por la historia de la iglesia (antigua y moderna) para
mirar solo a Génesis 3 para tal teología. Pero si le hicieras la misma
pregunta a un judío que vive en el período del Segundo Templo, la
respuesta sería dramáticamente diferente. Sí, la entrada del pecado en el
buen mundo de Dios ocurrió en el Edén, pero el testimonio unánime del
judaísmo del Segundo Templo es que los Vigilantes tienen la culpa de
la proliferación del mal en la tierra. Los escritores del Nuevo
Testamento, que eran predominantemente judíos y productos del
Período del Segundo Templo, telegrafiaron a menudo la misma
perspectiva. Simplemente no podemos verlo porque, francamente, no
tenemos ojos judíos del tipo del Segundo Templo. Nos perdemos de lo
que habría visto la audiencia original.
Para limitar nuestro enfoque, varios pasajes del Nuevo Testamento
dicen lo que dicen porque son expresiones literarias de un tema
importante en la teología del Nuevo Testamento: la reversión de la
maldad que ha permeado a la raza humana. Muchos lectores
reconocerán que el monte Hermón es el lugar donde, según 1 Enoc 6: 6,
los Vigilantes descendieron y juraron cometer la transgresión descrita
en Génesis 6:1–4. El título de este libro, Revirtiendo Hermón, alude a la
noción, oculta a plena vista en un número sorprendente de pasajes del
Nuevo Testamento, de que lo que sucedió en Génesis 6:1-4 tuvo que
3
revertirse como parte de la restauración de la visión edénica original.
Ese cambio fue, es y será realizado por el Mesías, Jesús de Nazaret.
Mi tarea en este libro es quitar de nuestros ojos las escalas de
nuestra propia tradición, al menos en lo que se refiere a la importancia
de la historia de los Vigilantes de 1 Enoc para comprender partes del
Nuevo Testamento. Al hacerlo, me esforzaré por hacer que la erudición
seria y revisada por pares sea accesible para los lectores interesados
fuera del gremio académico. Con ese fin, este no es un libro lleno de
especulaciones. Es un libro que brinda a los lectores acceso a lo mejor
de la erudición actual sobre 1 Enoc, otra literatura judía del Segundo
Templo (por ejemplo, el Libro de los Gigantes que se encuentra entre
los Rollos del Mar Muerto) y su relación con el Nuevo Testamento.5
4
que se desalientan de hacerlo. No considero que el libro de 1 Enoc sea
inspirado y canónico, pero eso no es excusa para descuidarlo en el
estudio de las Escrituras. Francamente, todo este libro es testimonio de
la locura de esta falta de atención.
La suposición de que los libros antiguos sin inspiración no son
valiosos para comprender las Escrituras es profundamente errónea. Los
escritores bíblicos de ambos testamentos muestran un conocimiento
detallado de los escritos antiguos que ahora conoce el mundo moderno.
Que este material no fuera inspirado no molestó a los escritores
bíblicos. Es bien sabido entre los eruditos, por ejemplo, que los pactos
del Antiguo Testamento siguen la estructura de diferentes tipos de
tratados del antiguo Cercano Oriente,7 que los profetas y salmistas citan
del Ciclo de Baal (p. Ej., KTU 1.5.I; Salmo 74:13), y que Salomón
tomó prestado material de la Sabiduría de Amenemope para Proverbios
22: 17–23:11. En el Nuevo Testamento, las citas de Pablo de los poetas
griegos son bien conocidas (Hechos 17:28, cita a Epiménides y Arato;
1 Corintios 15:33, a Eurípides o Menandro; Tito 1:2, a Epiménides)
como es el uso del apócrifo (“deutero-canónico” para los católicos
romanos) Sabiduría de Salomón en Hebreos 1:2 (Sabiduría de Salomón
7:26). Y estos están lejos de ser los únicos casos.
Un segundo factor es que la reputación de 1 Enoc ha sido
mancillada por un pensamiento equivocado acerca de la naturaleza de
la colección moderna de libros en la que ha sido agrupada por los
eruditos: los pseudoepigráficos. Lo siguiente es representativo: “Los
libros pseudoepigráficos son aquellos que son claramente falsos y poco
auténticos en su contenido general” y “ninguna fórmula como ‘está
escrito’ o ‘las Escrituras dicen’ está relacionada con estas citas”.8 Estas
afirmaciones son incoherentes. Con respecto al primero, el hecho de
que Pedro y Judas abrazan contenido que es demostrablemente de 1
Enoc significa que el contenido de ese libro, aunque no es canónico, no
puede considerarse completamente falso. Con respecto al segundo,
algunos escritores de la iglesia primitiva citan 1 Enoc con frases como
“porque la Escritura dice…” y “porque está escrito…” 9
Como se señaló anteriormente, 1 Enoc es parte de un grupo de
obras antiguas conocidas colectivamente por los eruditos como
pseudoepígrafos. Pero el término no significa “escritos falsos” en el
5
sentido de que el contenido de estos libros debe considerarse totalmente
falso. Más bien, el término se refiere a la práctica de producir trabajos
escritos y luego asignar su autoría a alguien (real o imaginario) que no
sea el autor real. Esta práctica era común en el mundo antiguo y debe
distinguirse de las falsificaciones literarias. El conocido erudito del
Nuevo Testamento D. A. Carson escribe:
6
Vista previa de la sección:
PARTE I
8
1
9
ciento veinte años.’ 4Los nefilim estaban sobre la tierra en
aquellos días ―y también después― cuando los hijos de Dios
fueron con las hijas de los hombres y tuvieron hijos de ellas.
Ellos fueron los héroes de la antigüedad, varones de renombre.”
(New International Version, NIV)
LA INTERPRETACIÓN SETITA
La llamada interpretación setita se niega a tomar el pasaje al pie de la
letra, con los hijos de Dios como seres divinos (“ángeles”) y sus
descendientes como gigantes. Este punto de vista ha sido la posición
cristiana de consenso desde finales del siglo IV d.C. Sigue siendo el
enfoque predominante de Génesis 6:1-4 en las iglesias evangélicas
modernas.15
En este enfoque, los hijos de Dios son simplemente seres humanos,
hombres del linaje de Set, el hijo de Adán y Eva que nació después de
que Caín asesinara a Abel (Génesis 4:25-26; 5:3-4). Presumiblemente,
estos cuatro versículos describen matrimonios mixtos prohibidos entre
los hombres piadosos del linaje de Set (“hijos de Dios”) y las mujeres
impías del linaje de Caín (“hijas de la humanidad”). En esta lectura,
todos los que vivieron en la tierra finalmente vinieron de estas dos
líneas, ambos descendieron de los hijos de Adán y Eva.16 De esta
manera, la Biblia distinguió a los piadosos de los impíos. Parte de la
justificación de este punto de vista proviene de Génesis 4:26, donde,
según la traducción que se use, leemos que Set o la humanidad
“comenzaron a invocar el nombre del Señor” (NVI). La línea de Set
debía permanecer pura y separada del linaje maligno. Los matrimonios
de Génesis 6:1–4 borraron esta separación e incurrieron en la ira de
Dios en el Diluvio.
10
La perspectiva setita de Génesis 6:1-4 es profundamente defectuosa.
En primer lugar, Génesis 4:26 jamás afirma que las únicas personas que
“comenzaron a invocar el nombre de Jehová” eran hombres del linaje de
Set. Esa idea se impone en el texto. En segundo lugar, como veremos en
el próximo capítulo, esta visión fracasa estrepitosamente a la hora de
explicar a los Nefilim. En tercer lugar, el texto nunca llama a las mujeres
del episodio “hijas de Caín”. Más bien, son “hijas de la humanidad”. No
hay ningún vínculo real en el texto con Caín. Esto significa que la visión
setita del texto está respaldada por algo que no está presente en el texto,
que es la antítesis misma de la exégesis. Cuarto, no hay ningún mandato
en el texto con respecto a los matrimonios ni ninguna prohibición contra
el matrimonio con ciertas personas. No hay “judíos ni gentiles” en este
momento.17 Quinto, nada en Génesis 6:1-4 ni en ningún otro lugar de la
Biblia identifica a las personas que provienen del linaje de Set con la frase
descriptiva “hijos de Dios”. Esa conexión es puramente una suposición a
través de la cual, quienes sostienen la visión setita, filtran la historia.
Una lectura atenta de Génesis 6:1-4 deja claro que se está creando un
contraste entre dos clases de individuos, uno humano y otro divino. Al
hablar de cómo la humanidad se iba multiplicando en la tierra (v. 1), el
texto menciona sólo hijas (“les nacieron hijas”). El punto no es
literalmente que cada nacimiento en la historia de la tierra después de
Caín y Abel resultó en una niña. Más bien, el escritor está estableciendo
un contraste entre dos grupos. El primer grupo es humano y femenino (las
“hijas de la humanidad”). El versículo 2 presenta el otro grupo para
contrastar: los hijos de Dios. Ese grupo no es humano, sino divino.
Hay más deficiencias en este punto de vista de las que me tomaré el
tiempo de exponer aquí, pero el punto es evidente. La hipótesis setita se
derrumba bajo el peso de su propia incoherencia.
11
Altísimo” en el Salmo 82:6 como refiriéndose a los humanos, y luego
leerla nuevamente en Génesis 6:1-4; (2) notar el lenguaje en el que Dios
se refiere a los humanos como suyos (Éxodo 4:23; Salmo 2:7), lo cual, se
argumenta, es paralelo a las creencias del antiguo Cercano Oriente de que
se pensaba que los reyes eran descendientes divinos;18 y (3) argumentar
que los malos matrimonios condenados en los versos eran poligamia
humana por parte de estos gobernantes divinizados.
Al igual que con la interpretación setita, este punto de vista hace
suposiciones que la invalidan cuando se las prueba. Primero, el texto de
Génesis 6 nunca dice que los matrimonios fueran polígamos. Esa idea
debe leerse en el pasaje. En segundo lugar, los paralelos antiguos
restringen el lenguaje de la filiación divina a los reyes. En consecuencia,
la idea de un grupo de hijos de Dios carece de un paralelo coherente en el
antiguo Cercano Oriente. La frase plural precisa se refiere a seres divinos
en otras partes del Antiguo Testamento, no a reyes (Job 1:6; 2:1; 38:7;
Salmo 29:1; 82:6 [cf. 19 82:1b); 89:6 [Hebreo: 89:7]).19 En tercer lugar, la
idea amplia de “reinado divino humano” en otras partes del Antiguo
Testamento no es un argumento coherente contra una visión sobrenatural
de Génesis 6. Fue el diseño original de Dios que Sus hijos humanos
fueran gobernantes siervos sobre la tierra bajo Su autoridad como Sus
representantes en la presencia de Su gloria. Restaurar la pérdida de la
visión edénica eventualmente implica crear un pueblo conocido como
Israel y darle un rey (David), que es el modelo del Mesías. Como
resultado, el Mesías es el rey davídico supremo, y todos los creyentes
glorificados comparten ese gobierno en un nuevo Edén global. Pero es
una hermenéutica errónea leer la antigua realeza o la glorificación de los
creyentes en Génesis 6. La razón es obvia: los matrimonios en Génesis
6:1-4 corrompen la tierra en el preludio de la historia del Diluvio. Una
teología bíblica del gobierno humano divinizado en el Edén restaurado no
sería corrupta ni malvada.
En resumen, la pluralidad de la frase “hijos de Dios” y los contextos
celestiales de su uso en otros lugares nos muestran que no hay ninguna
razón exegética para excluir las apariciones de la frase en Génesis 6:2, 4
de la lista de seres sobrenaturales. Lo que impulsa esta elección es la
aprensión ante la alternativa sobrenaturalista.
12
DEL LADO DE PEDRO Y JUDAS
2 PEDRO 2:1-10:
JUDAS 5-7:
Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor,
habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a
los que no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad,
sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo
oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como
Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma
13
manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra
naturaleza, fueron puestos por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego
eterno.
LOS NEFILIM
15
facilita argumentar que los hijos de Dios que produjeron a los nefilim
eran humanos.
En realidad, no importa si la traducción es “los caídos”. Los nefilim
y los anakim/refaim que descienden de ellos (Números 13:33;
Deuteronomio 2:20-21; 3:1-11) todavía se describen como
inusualmente altos. En consecuencia, insistir en que el nombre significa
“caído” no produce escapatoria a una interpretación sobrenaturalista.28
A pesar de la inutilidad del argumento, no estoy dispuesto a
admitirlo. El término nefilim no significa “los caídos”.29 Los escritores
y traductores judíos (por ejemplo, la Septuaginta) habitualmente
piensan en “gigantes” cuando usan o traducen el término. Hay buenas
razones para ello.
Explicar mi propia visión de lo que significa el término involucra la
morfología hebrea, es decir, la forma en que se escriben o forman las
palabras en hebreo. Esa discusión se pone técnica muy rápidamente,
pero debemos dedicar algo de atención a ella justo ahora.
La ortografía de la palabra “nefilim” proporciona una pista de qué
raíz se deriva el término. “Nefilim” se escribe de dos maneras
diferentes en la Biblia hebrea: nefilim y nefiylim. La diferencia entre
ellos es la letra “y” en la segunda ortografía. El hebreo originalmente
no tenía vocales. Todas las palabras fueron escritas únicamente con
consonantes. Con el paso del tiempo, los escribas hebreos comenzaron
a utilizar algunas de las consonantes para marcar sonidos de vocales
largas. El inglés hace esto con la consonante “y” (a veces es una vocal).
El hebreo también hace eso con su letra “y” (la yod).
La conclusión es que la segunda ortografía (nefiylim) nos dice que
la raíz detrás del término tenía una i larga (y) antes de que se agregara
la terminación plural (-im). Eso a su vez nos ayuda a determinar que la
palabra no significa “los que caen”. Si ese fuera el caso, la palabra se
habría escrito nofelim. Una traducción de “caído” del verbo nafal
también se ve debilitada por la forma ortográfica “y”. Si la palabra
viniera del verbo nafal, esperaríamos una ortografía de nefulim para
“caído”.
Sin embargo, existe otra posible defensa del significado de “caído”.
En lugar de provenir del verbo nafal, la palabra podría provenir de un
sustantivo que tenga una vocal i larga en la segunda sílaba. Este tipo de
16
pronombre es llamado gatiyl por los gramáticos hebreos. Aunque no
existe un sustantivo como nafiyl en la Biblia hebrea, la forma plural
hipotética sería nefiylim, que es la ortografía larga que vemos en
Números 13:33.
Esta opción resuelve el problema de la ortografía, pero no explica
todo lo demás: el contexto mesopotámico original, el reconocimiento
judío de ese contexto en el Segundo Templo, la conexión del término
con los gigantes Anakim (Números 13:33; Deuteronomio 2-3), y el
hecho de que los traductores de la Septuaginta tradujeron la palabra
como “gigantes”, no “caídos”.
Entonces, ¿de dónde viene la ortografía nefiylim? ¿Hay una
respuesta que explique simultáneamente la ortografía y por qué los
traductores estaban pensando constantemente en “gigantes”? De hecho,
la hay.
Recordemos que el Antiguo Testamento nos dice que los
intelectuales judíos fueron llevados a Babilonia. Durante esos setenta
años, los judíos aprendieron a hablar arameo. Luego lo trajeron de
regreso a Judá. Así es como el arameo se convirtió en el idioma
principal en Judea en la época de Jesús. Mi opinión es que los escribas
judíos adoptaron un sustantivo arameo: nafiyla, que significa “gigante”.
Cuando esa palabra se pluraliza en hebreo, se obtuvo nefiylim,
precisamente lo que vemos en Números 13:33. Ésta es la única
explicación del significado de la palabra que da cuenta de todos los
contextos y todos los detalles.
17
conquista como descendientes físicos de los nefilim (Números 13:32-
33).31
La principal objeción a este enfoque es el componente sexual. La
mente ilustrada moderna simplemente no puede tolerarlo.
Generalmente se hace una apelación a Mateo 22:23-33 a este respecto,
bajo el supuesto de que el versículo 30 enseña que los ángeles no
pueden tener relaciones sexuales:
20
descendientes de Anac “procedían de los nefilim”.35 Los hijos de Anac,
los Anakim, eran uno de los clanes gigantes descritos en las narrativas
de la conquista (por ejemplo, Deuteronomio 2:10-11, 21; Josué 11:21-
22; 14:12, 15). El texto los vincula claramente con los nefilim, pero
¿cómo es posible esto dado el relato del Diluvio?36
El problema ha desconcertado a los intérpretes desde la antigüedad.
Algunos escritores judíos supusieron que la respuesta era que el propio
Noé había sido engendrado por uno de los hijos de Dios y era un
gigante nefilim.37 Pero Génesis 6:9 claramente quiere distanciar a Noé
de la injusticia que precipitó el Diluvio, por lo que esta explicación no
funciona.
Hay dos alternativas para explicar la presencia de gigantes después
del Diluvio que descendieron de los gigantes nefilim: (1) el Diluvio de
Génesis 6-8 fue una catástrofe regional, no global; (2) el mismo tipo de
comportamiento descrito en Génesis 6:1-4 sucedió nuevamente (o
continuó sucediendo) después del Diluvio, produciendo otros nefilim,
de quienes descendieron los clanes gigantes.
La primera opción, un Diluvio localizado, depende naturalmente de
la coherencia de los argumentos en defensa de un Diluvio local,
especialmente aquellos argumentos que tienen que ver con la redacción
del texto bíblico que parece sugerir que el diluvio fue mundial.
Muchos eruditos bíblicos, científicos y otros investigadores han reunido
la evidencia a favor de esta lectura.38 Para nuestros propósitos, esta
opción permitiría la supervivencia humana en algún lugar de las
regiones conocidas por los autores bíblicos (Génesis 10),
específicamente el antiguo Cercano Oriente, el Mar Mediterráneo y el
Mar Egeo.39
La segunda opción es una posibilidad que se deriva de la gramática
hebrea. Génesis 6:4 nos dice que había nefilim en la tierra antes del
Diluvio “y también después, cuando los hijos de Dios se llegaron a las
hijas de los hombres”. El “cuando” en el versículo podría traducirse
“cuando sea”, sugiriendo así una repetición de estos eventos previos al
Diluvio después del Diluvio. En otras palabras, dado que Génesis 6:4
apunta a los clanes gigantes posteriores, la frase podría sugerir que
otros hijos de Dios engendraron más nefilim después del Diluvio.40
Como resultado, no habría supervivencia de los nefilim originales, y el
21
dilema posterior al Diluvio se resolvería. Una aparición posterior de
otros nefilim ocurrió por los mismos medios que antes del Diluvio.
El propósito de este breve estudio de las cuestiones interpretativas
presentadas por Génesis 6:1-4 es bastante simple: demostrar que las
opiniones familiares no sobrenaturalistas del pasaje son evasivas e
insatisfactorias por muchas razones. No toman en serio el pasaje por lo
que dice. Los próximos dos capítulos reforzarán la necesidad de dejar
que el pasaje diga lo que dice; pero, lo que es más importante,
demostrarán que la expansión enoquiana de Génesis 6:1-4 en realidad
preserva el contexto original del pasaje. Esta es la razón por la que un
enfoque sobrenaturalista de Génesis 6:1-4 no sólo es el enfoque
correcto, sino que es esencial para comprender por qué los escritores
del Nuevo Testamento tomaron tan en serio el material de Enoc.
22
2
23
UNA VISIÓN GENERAL AMPLIA DE 1 ENOC
24
humanas y la procreación de gigantes […] Los Vigilantes
engendran gigantes en la tierra mediante su unión con mujeres
humanas. De estos gigantes salen espíritus malignos que
extravían a la humanidad (1 Enoc 15:11-12; este motivo se
desarrolla más detalladamente en Jubileos). A corto plazo, la
crisis de los Vigilantes se resuelve cuando Dios envía el diluvio
para limpiar la tierra.
25
Los eruditos se refieren a la tercera sección (1 Enoc 72-82) como
el Libro Astronómico, ya que su contenido trata de observaciones
astronómicas a las que se les da una interpretación teológica
(particularmente escatológica). En términos de datos manuscritos,
puede ser la parte más antigua de lo que ahora conocemos como 1
Enoc.
El llamado Libro de los Sueños (1 Enoc 83-90) es la siguiente
sección. Su contenido refleja ciertos pasajes de Jeremías (23, 31, 33,
50), Ezequiel (34, 37) y Daniel (2, 7-8, 10). Collins resume las
visiones:
26
Sigue el breve Apocalipsis de las Semanas (91:11-17). Su
similitud con Daniel 9:24-27 es obvio. La breve porción registra “lo
que Enoc vio en una visión celestial y comprendió en las tablas del
cielo”.47 La visión explica cómo la historia futura se dividirá en diez
“semanas” (presumiblemente semanas de años como en Daniel 9:24-
27). Las semanas describen el tiempo del fin y el juicio de los
Vigilantes.
La Epístola de Enoc (91:1-10, 92-105) es una especie de
exhortación sermónica. Cediendo una vez más a Collins:
27
Génesis 6:1-4. Por esa razón, voy a reproducir una buena parte de
esta porción del Libro de los Vigilantes en lo que queda de este
capítulo. La traducción es la producida por Nickelsburg en su
comentario académico sobre 1 Enoc.51 Los capítulos más destacados
son 1 Enoc 6-8, por lo que comenzamos con ellos en su totalidad:
28
ellas, y a enseñarles hechicerías y encantamientos, y a
revelarles cómo cortar raíces y plantas. 2Y concibieron de
ellos y les dieron a luz grandes gigantes. Y los gigantes
engendraron a Nefilim, y a los Nefilim les nacieron Elioud.55
Y fueron creciendo conforme a su grandeza.56 3Devoraban el
trabajo de todos los hijos de los hombres, y los hombres no
podían abastecerlos. 4Y los gigantes comenzaron a matar
hombres y a devorarlos. 5Y comenzaron a pecar contra las
aves, los animales, los reptiles y los peces, y a devorar la
carne unos de otros. Y bebieron la sangre. 6Entonces la tierra
presentó acusación contra los impíos.
1 Enoc 8: 1Asael57 enseñó a los hombres a hacer espadas
de hierro y armas y escudos y corazas y todo instrumento de
guerra. Les mostró los metales de la tierra y cómo debían
trabajar el oro para darle forma adecuada, y en cuanto a la
plata, para hacer pulseras y adornos para las mujeres. Y les
mostró acerca del antimonio, del tinte para los ojos y de toda
clase de piedras preciosas y de tintes. Y los hijos de los
hombres las hicieron para ellos y para sus hijas, y
transgredieron y extraviaron a los santos.58 2Y hubo mucha
impiedad sobre la tierra, y asolaron sus caminos. 3Semyaza
enseñó hechizos y el corte de raíces.
Hermani enseñó hechicería para desatar hechizos, magia y
habilidades.
Baraqel enseñó las señales de los relámpagos.
Kokabel enseñó los signos de las estrellas.
Ziqel enseñó los signos de las estrellas fugaces.
Arteqoph enseñó los signos de la tierra.
Shamsiel enseñó los signos del Sol.
Sahriel enseñó los signos de la Luna.
Y todos empezaron a revelar misterios a sus mujeres y a
sus hijos.
4
(Y) mientras los hombres perecían, el clamor subió al
cielo.
29
¿Qué pasa con el resto de la historia? En 1 Enoc 9, cuatro
arcángeles (Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel) ven los terribles
acontecimientos que se desarrollan en la tierra y se acercan a Dios en
busca de una solución. Las almas de la humanidad exigen: “Trae
nuestro juicio al Altísimo, y nuestra destrucción ante la gloria de la
majestad, ante el Señor de todos los señores en majestad” (1 Enoc 9:3).
Los cuatro arcángeles le dicen a Dios (1 Enoc 9:11):
Tú sabes todas las cosas antes de que sucedan, y las ves y las
permites y no nos dices qué debemos hacer con ellas con
respecto a estas cosas.
31
el cielo y los humanos habitan propiamente en la tierra (15:10),
pero la naturaleza de los Gigantes es mixta. Esta transgresión de
categorías trae resultados terribles: después de su muerte física, los
espíritus demoníacos de los Gigantes “salen de sus cuerpos” para
atormentar a la humanidad (15:9, 11-12; 16:1). Según 1 En[oc] 16,
la transmisión angelical del conocimiento celestial a los humanos
terrenales también puede entenderse como una contaminación de
distintas categorías dentro de la ordenada Creación de Dios. Como
habitantes del cielo, los Vigilantes estaban al tanto de todos los
secretos del cielo; su revelación de este conocimiento a los
habitantes de la tierra fue categóricamente inapropiada y
moralmente destructiva.59
36
3
38
Con el tiempo, los apkallu tuvieron tratos con la humanidad.
La literatura mesopotámica los presenta como los grandes sabios
antediluvianos (“anteriores al Diluvio”), “héroes culturales que
trajeron las artes de la civilización a la tierra. Durante el tiempo que
sigue a este período, no se inventa nada nuevo, la revelación
original sólo se transmite y se despliega”.69 Este proceso de
civilización del mundo de los hombres se ve positivamente en el
pensamiento mesopotámico, hasta el punto de que “las
afirmaciones tanto de la ascendencia física como de la igualdad con
las figuras antediluvianas fueron importantes tanto para los reyes
como para los eruditos mesopotámicos”.70 Esto fue especialmente el
caso con respecto a los apkallu, porque tales asociaciones
significaban que los humanos podían reclamar acceso al
conocimiento que sólo poseían los dioses en el consejo divino
mesopotámico, una idea que habría sido utilizada para legitimar el
estatus, el poder y la influencia.71
Es difícil hacer justicia a la importancia de la idea de que el
conocimiento que hizo grande a la civilización mesopotámica—
particularmente en el caso de Babilonia—provino de una fuente
divina. Es un tema con vínculos inmediatos con el Génesis. El
erudito cuneiformista Amar Annus escribe:
U’an: Aialu
U’anduga: Alalgar
Enmeduga: Ammelu ‘anna
Enmebulugga: Enme ‘ušumgalanna
Anenlilda: Dumuzi
Utu ‘abzu: Enmeduranki
42
completamente diferente. Su trabajo en 2010 ha expuesto los paralelos
entre la historia de los apkallu mesopotámicos y Génesis 6:1-4 con
mayor detalle y con más cuidado que nadie hasta la fecha.
A diferencia de Kilmer, Annus tomó nota de la observación de
que los apkallu anteriores al Diluvio eran completamente divinos,
pero los apkallu posteriores al Diluvio eran seres híbridos. El resultado
es que “apkallu” es un término tanto para seres plenamente divinos
antes del Diluvio como para seres híbridos cuasi divinos después del
Diluvio. Así es precisamente como 1 Enoc usa el término “vigilante”
tanto para los hijos de Dios plenamente divinos que cohabitaron con
mujeres humanas en Génesis 6:1-4 como para los espíritus de la
descendencia gigante producida por la unión prohibida (1 Enoc 6-7).
Lo primero es fácilmente comprensible, ya que los Vigilantes que
descendieron a la tierra eran completamente divinos. El término
“Vigilante” se aplicó a estos últimos porque la naturaleza inmaterial
de los gigantes (sus espíritus) no era humana sino divina. En
consecuencia, esta es la razón por la cual los espíritus de los gigantes
muertos en la historia enoquiana eran considerados malos y, por lo
tanto, el origen de los demonios (1 Enoc 15:8-12).82
Los apkallu de antes del Diluvio eran héroes para los mesopotámicos.
Pero, ¿hay evidencia de que los apkallu de Mesopotamia posteriores al
Diluvio fueran percibidos como gigantes y espíritus malignos? De
hecho, la hay.
Annus tiene una larga discusión sobre cómo los apkallu también
se asociaban con el mal. Él escribe en parte:
43
cuatro sabios posdiluvianos enojaron a los dioses.
Piriggalnungal enfureció al dios de la tormenta, quien causó
sequía en la tierra durante tres años […] Los apkallus
aparecen al menos dos veces en la serie anti-brujería Maqlû
como brujas, contra quienes se dirigen encantamientos […]
De muchas referencias en la literatura mesopotámica
podemos aprender que se pensaba que los sabios con forma de
pez habían sido creados y también residían en Apsu. […] El
hecho de que los apkallu nazcan y a menudo residan en Apsu
no es evidencia que apunte a su carácter exclusivamente
positivo, ya que a menudo también se pensaba que las
criaturas demoníacas tenían su origen en las profundidades
del río divino. Por ejemplo, en el mito mesopotámico sobre la
muerte del dragón Labbu por parte del dios Tishpak, al
monstruo se le llama “descendiente del río”. Este río, donde
las representaciones de brujas y los modelos de portadores de
augurios malvados, fueron expulsados con un propósito de
purificación, también tenía un epíteto y aspecto de diluvio.83
44
están consagradas? ¿Dónde está Ninagal, portador de la piedra de
molino superior e inferior, que muele el cobre duro como si fuera piel
y quién forja herra[mientas]? ¿Dónde están las piedras escogidas,
creadas por el vasto mar, para adornar mi diadema? ¿Dónde están los
siete [sa]bios de las profundidades, esos peces sagrados, que como Ea
su señor, son perfectos en sabiduría sublime, los que limpiaron mi
cuerpo?84
45
encontraba con la tierra. El contexto literario de Ezequiel es, de
manera reveladora, Babilonia (Ezequiel 1:13). Ezequiel 28:11-14
combina las imágenes del jardín, las imágenes de las montañas
cósmicas y las preciosas y brillantes piedras asociadas con el
resplandor de la presencia divina en su descripción del Edén. Por
supuesto, el Edén tenía el árbol de la vida. Ezequiel 31:1-9 también
es famoso por su enigmática descripción del “jardín de Dios” (31:8)
con enormes árboles. El punto es que las imágenes de los
comentarios de Marduk sobre lo que le había hecho a los apkallu,
en efecto apuntan al destierro de ellos de su presencia, su morada, el
lugar del consejo, el lugar donde se mantenía el orden cósmico. Así
es precisamente como fueron castigados los Vigilantes. Son
desechados de Dios y olvidados. Ya no tienen un papel en el
consejo divino para participar con Dios en los asuntos del cielo y de
la tierra. Los paralelos con la descripción de 1 Enoc de cómo Dios
trató con los Vigilantes, son inequívocos:
Así como los apkallus son enviados a Apsu, los Vigilantes y sus
hijos “serán llevados al abismo de fuego, a la tortura y a la
prisión donde serán confinados para siempre” en [1 Enoc]
10.13. La prisión, donde se guardan los espíritus de los ángeles
caídos, es un abismo como Apsû, un abismo que contiene
pilares de fuego, y está situado en el “fin de la gran tierra”
según la versión griega de 1 En[oc] 18.10, o “más allá de la
gran tierra”, según el etíope. La expresión “gran tierra” es muy
inusual en ambos idiomas, pero resulta explicable a la luz de la
mitología mesopotámica. La “gran tierra” es un nombre para
el inframundo en los textos mesopotámicos, ki-gal en sumerio,
de donde se tomó prestado el acadio kigallu. La expresión se
encuentra en el nombre de la reina mesopotámica del
inframundo, Ereshkigal […] El fragmento arameo de Qumrán,
que pertenece al Libro de los Gigantes […] contiene en un
contexto roto la referencia a “jardineros” (gnnyn) trabajando,
nutriendo y protegiendo los árboles (2 ii 7), lo que connota a
los Vigilantes antes de su apostasía. Esta referencia a los
“jardineros” debe compararse con los Jub[ileos] 5.6, donde
Dios envió a los ángeles a la tierra, y 4.15 especifica aún más el
46
motivo: “para instruir a los seres humanos y actuar (con)
justicia y rectitud sobre la tierra”. Según Jubileos, sólo después
de la llegada de los Vigilantes y su estancia entre los seres
humanos, fueron corrompidos y descarriados por la belleza
irresistible de las mujeres mortales […] Desde una perspectiva
comparativa, tanto la misión educativa de los Vigilantes como
su acto de semejarlos a “jardineros”, tiene mucho sentido. En
los relieves y sellos de los palacios neoasirios, los famosos
apkallus, como hombres con capas de peces o como criaturas
aladas con cabeza de águila, se asocian muy a menudo con el
Árbol de la Vida. El acto de “regar los árboles” de los
Vigilantes en el Libro de los Gigantes encuentra muchos
precursores iconográficos en los relieves de los palacios asirios
[…] El árbol sagrado asirio simbolizaba tanto el orden mundial
divino como al rey, que actuaba como su administrador
terrenal. Mediante el riego con agua bendita, los sabios le
impartieron su propia santidad, mantuvieron la armonía
cósmica, asegurando así “el correcto funcionamiento de los
planes del cielo y de la tierra”.86
El paralelo más revelador con los Vigilantes y, por tanto, con Génesis
6:1-4, es que los apkallu híbridos posteriores al Diluvio son gigantes.
Recuerde que el cuarto de los apkallu posteriores al Diluvio fue
descrito como solo dos tercios de apkallu. Esta nota proviene de una
sección de los textos cuneiformes bīt mēseri, encantamientos para
proteger una casa o edificio contra espíritus malignos invasores.87
Annus escribe:
47
Esto coincide exactamente con el estatus de Gilgamesh en el
mundo posdiluviano, ya que también era “dos tercios divino
y un tercio humano” (I 48). Gilgamesh estaba remotamente
relacionado con los apkallus antediluvianos, ya que “trajo un
mensaje de la era antediluviana” (I 8). En términos judíos,
era como uno de los Nefilim gigantes, tal como lo describe
exactamente el Libro de los Gigantes […] Hay nueva
evidencia cuneiforme que respalda que se pensaba que
Gilgamesh tenía una estatura gigantesca, siendo su altura de
11 codos. […] La lectura del pasaje en el que la epopeya
babilónica estándar da la altura del cuerpo gigante de
Gilgamesh en 11 codos (I 52-58), está ahora confirmada por
la evidencia más reciente publicada de Ugarit. 88
ENTENDIENDO Y HONRANDO
LA POLÉMICA DE GÉNESIS 6:1-4
48
1) Todos los elementos de Génesis 6:1-4 pueden explicarse en
material mesopotámico relacionado precisamente con el
mismo contexto: el gran Diluvio.
2) Estos paralelos fueron preservados en el libro judío del
Segundo Templo conocido como 1 Enoc.
3) Los elementos en la historia de 1 Enoc sobre el pecado de los
Vigilantes que no se encuentran directamente en Génesis 6:1-
4 pueden, sin embargo, ser completamente consistentes con
Génesis 6:1-4.
4) Los escritores del Nuevo Testamento como Pedro y Judas no
deben ser criticados por coincidir con 1 Enoc en su propio
pensamiento teológico.
49
De hecho, los escritores judíos de la literatura enoquiana
invierten cada elemento de la tradición apkallu, vinculando esa
inversión con los hijos de Dios y los Nefilim de Génesis 6:1-4. El
punto era darle la vuelta al sistema de creencias mesopotámico, para
asegurarse de que los israelitas y los lectores judíos supieran que lo que
sucedió entre los hijos de Dios y las hijas de la humanidad no fue algo
que mejorara a la humanidad. Era todo lo contrario, una transgresión
del cielo y de la tierra que corrompería a la humanidad y produciría
un linaje que luego sería una amenaza a la existencia misma de Israel,
el pueblo y la porción de Yahvé (Deuteronomio 32:8-9).93
Annus continúa, llamando la atención sobre actos “heroicos”
específicos de los apkallu como perversiones del orden divino:
50
Esto coincide exactamente con el estatus de Gilgamesh en el
mundo posdiluviano, ya que también era “dos tercios divino, y
un tercio ser humano” (I 48). Gilgamesh estuvo remotamente
relacionado con los apkallus antediluvianos, ya que “trajo un
mensaje de la era antediluviana” (18). En términos judíos, era
como uno de los Nefilim gigantes, tal como lo describe
exactamente el Libro de los Gigantes […] Al identificar a
ciertos archienemigos tradicionales como descendientes de los
Vigilantes, los autores judíos una vez más dieron un impulso
polémico al concepto mesopotámico de los gobernantes como
“semilla conservada antes del diluvio”. Esta inversión de
actitudes también se ve en las transgresiones sexuales que se
atribuyeron a los Vigilantes. Los encuentros sexuales entre
humanos y divinidades tenían un lugar claramente fijo en el
ritual real del matrimonio sagrado en la cultura mesopotámica.
En 1 Enoc, sin embargo, tal transgresión de los límites entre lo
humano y lo divino se describe como sacrílega desde el
principio, y como algo irreversible en el mundo humano.95
51
El veredicto de todo esto es ineludible. Cualquier interpretación
de Génesis 6:1-4 que no observe e interactúe cuidadosamente con el
contexto mesopotámico original, no puede esperar ser ni remotamente
correcta. Los judíos del período del Segundo Templo entendieron este
contexto. Los escritores del Nuevo Testamento eran parte de ese
medio. En consecuencia, no debería sorprender que el pecado de los
Vigilantes estuviera en el fondo de sus mentes mientras escribían
acerca de lo que el Mesías, Jesús de Nazaret, debía hacer, hizo y
revertiría en Su venida y regreso. Como descubriremos a partir de
ahora, este tema de revertir los efectos del pecado de los Vigilantes se
esconde bajo la superficie de muchos pasajes del Nuevo Testamento.
52
Vista previa de la sección:
PARTE II
53
para la psique judía, sino también porque el plan de que el Mesías
muriera y resucitara era, para citar a Pablo, “la sabiduría secreta y
oculta de Dios” que, si los poderes de las tinieblas hubieran
sabido, nunca habrían crucificado al Señor (1 Corintios 2:6-8).97
Dado que el tema de la reversión estaba ligado a la aparición
y obra del Mesías, nuestro estudio del tema de la reversión
obviamente comenzará con el primer advenimiento. Los tres
capítulos de esta sección tratan, en orden:
Capítulo 4: Cómo el nacimiento del Mesías telegrafió que, en
parte, la llegada del Mesías señalaba a que el pecado de los
Vigilantes o hijos de Dios descrito, respectivamente, en 1 Enoc y
Génesis 6: 1–4 sería resuelto.
Capítulo 5: Cómo la genealogía del Mesías habría llevado a
los lectores a esperar que una reversión del pecado de los
Vigilantes fuera parte del propósito de la llegada del Mesías.
Capítulo 6: Cómo ciertas declaraciones y actos de Jesús
habrían sido analizados por su audiencia judía del primer siglo
como gestos de desafío contra los Vigilantes.
54
4
55
PABLO, EL SALMO 19 Y EL CONOCIMIENTO DE LA
VENIDA DEL MESÍAS
56
Pablo está describiendo claramente la necesidad de creer en
Jesucristo para la salvación (10: 9-10). Pero para creer en Jesús, la
gente debe escuchar acerca de Jesús. Pablo entonces plantea la
objeción esperada: no todo el mundo ha oído hablar de Jesús.
Pablo da una respuesta inesperada y fascinante a esta objeción.
Afirma que han oído hablar de Jesús (Romanos 10:18).
Naturalmente, sus lectores se preguntarían: ¿Dónde? ¿Cómo? Aquí
es donde las cosas se ponen interesantes.
El texto de prueba de Pablo del Antiguo Testamento para
sugerir que la gente en todas partes había oído hablar de Jesús es
el Salmo 19:4. Su cita del versículo en Romanos 10:18 proviene
de la Septuaginta, la antigua traducción griega del Antiguo
Testamento hebreo.98 Para Pablo, todo el mundo había oído (o
debería haber oído) acerca de la venida de Jesús porque “su voz
se ha extendido a toda la tierra, y sus palabras hasta los confines
del mundo”.
¿De quién es la voz de la que habla Pablo? ¡Los cielos!
Veamos la fuente de la cita de Pablo, Salmo 19:1-4:
1
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
el firmamento proclama la obra de sus manos.
2
Un día se lo dice a otro día;
una noche a otra hace que lo conozcan.
3
Hablan sin sonido ni palabra,
su voz es silenciosa en los cielos;
4 su mensaje se extiende por todo el mundo,
hasta los confines de la tierra.
57
Un tratamiento completo de este pasaje (y otros) con
respecto a estas ideas y cómo encajan en el contexto de la
teología bíblica debe reservarse para un momento diferente. Para
nuestros propósitos aquí, este pasaje es uno de varios en el Nuevo
Testamento que nos lleva al concepto antiguo de teología astral,
un subconjunto del cual es la profecía astral.99 En términos más
breves, y con respecto a una perspectiva bíblica (a diferencia de la
concepción del politeísmo pagano), la teología astral era la idea
de que Aquel que hizo que los objetos celestes en los cielos (Sol,
Luna, estrellas) fueran para “señales y estaciones” y para marcar
el tiempo (Génesis 1:14) podría usar esos objetos para
comunicarse. Existe una gran cantidad de evidencia (por ejemplo,
mosaicos del zodíaco en las antiguas sinagogas judías) de que los
judíos fieles y teológicamente conservadores creían que la
actividad divina que tendría un impacto en los eventos terrenales
podría discernirse en los cielos; actividad que tuvieron cuidado de
atribuir solamente al Dios verdadero y no a otros dioses.100
Las preguntas clave para el presente capítulo son: “¿Cómo
pensaba Pablo que los cielos comunicaban la venida de Jesús?” y
“¿Hay evidencia en otra parte del Nuevo Testamento de que los
cielos hicieron algo como esto?”
58
son signos astronómicos asociados con el nacimiento del Mesías.
Al considerar el lenguaje de Apocalipsis 12:1-7 de esta manera, se
produce una fecha en tiempo real para el nacimiento de Jesús,
una fecha cargada de simbolismo que los judíos del primer siglo
habrían entendido como una conexión entre el nacimiento
mesiánico y el pecado de los Vigilantes. Apocalipsis 12:1–7 dice
lo siguiente:
1
Y apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida
del sol, con la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una
corona de doce estrellas. 2 Estaba embarazada y lloraba de
dolores de parto y de la agonía de dar a luz. 3 Y apareció
otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón rojo, con
siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete
diademas. 4 Su cola arrastró la tercera parte de las estrellas
del cielo y las arrojó a la tierra. Y el dragón se paró delante
de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para que
cuando diera a luz a su hijo, lo devorara. 5 Ella dio a luz un
hijo varón, que gobernará todas las naciones con vara de
hierro, pero su hijo fue arrebatado para Dios y su trono, 6 y
la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado
por Dios, en el que se alimentará durante 1,260 días.
Está bastante claro que las señales en los cielos, donde Juan
está mirando específicamente (Apocalipsis 12:1), son
indiscutiblemente astronómicas: el Sol, la Luna y las estrellas.102
Los signos específicos requieren atención.
1. La Mujer
59
(Israel), que existía tanto antes como después de la venida de
Cristo”.103 Israel, por supuesto, se describe como la virgen de Sión
en el Antiguo Testamento y produce al Mesías en cumplimiento
de la profecía del Antiguo Testamento.104 Más específicamente,
por supuesto, María viene a la mente como la niña judía que da a
luz a Jesús, pero “la virgen de Israel” encaja mejor en ambas
partes de la descripción de la mujer.105
Además, la conexión con la Virgen de Israel es importante
dado que la señalización tendría que ser descifrable para los
judíos en el momento del nacimiento de Jesús. En ese momento,
las circunstancias de María habrían sido completamente
desconocidas. El significado de la virgen y las doce estrellas
alrededor de su cabeza es evidente en la literatura judía del
período del Segundo Templo, así como en el pensamiento
rabínico posterior.106
¿Qué quiere decir Juan al describir a esta mujer? Esto es
cierto: la mujer en los primeros tres versículos aparece como si
estuviera en el cielo y tanto el sol como la luna están asociados con
ella. Apocalipsis 12:1 nos da detalles claros: la mujer está
“vestida” con el sol, hay doce estrellas alrededor de su cabeza y la
luna está a sus pies. Ella es un signo astronómico (celestial).107
La idea de que la mujer es una constelación se vuelve
plausible cuando uno mira de cerca el texto. La descripción de
que la mujer estaba “vestida” con el sol es un lenguaje
astronómico común para el sol en medio de una constelación.
Mientras el sol está en la mujer, la luna está a sus pies. Para que
ocurra esta situación, la constelación de la mujer debe estar, en
lenguaje astronómico, en la eclíptica, la línea imaginaria en el
cielo que siguen el sol y la luna en su recorrido por las
constelaciones del zodíaco.108 Martin escribe:
60
(es decir, estar a la mitad de su cuerpo, justo en la región donde una
mujer embarazada lleva a su hijo) es cuando el Sol se encuentra entre
unos 150 y 170 grados a lo largo de la eclíptica. Esta “vestimenta” de la
mujer por el Sol ocurre durante un período de 20 días cada año. Esta
extensión de 20 grados podría indicar la hora general en que nació
Jesús.109
2. El Niño
61
3. El Dragón
62
constelación etiqueta Juan como el Dragón rojo, el Dragón
en el sur? Obviamente no es Draco, que se encuentra en el
Polo Norte. Boll opta por Hydra […]. Inmediatamente
encima de Hydra y acompañándola están las constelaciones
de Corax (Cuervo) y Crater, que tienen siete y diez estrellas
respectivamente. Corax con siete, correspondiente al número
de cabezas [en Apocalipsis 12] se encuentra más cerca de
Virgo […]. Por otro lado, Lehmann-Nitsche sostiene que el
Dragón prototípico del cielo es realmente el antiguo
Escorpio, originalmente un conjunto de estrellas más grande
que la constelación actual. Era verdaderamente gigantesco,
incluso para los estándares del zodíaco celestial, ya que
originalmente consistía en dos signos zodiacales [modernos]
(Libra/Garras y Escorpio). Fue hasta hace relativamente
poco, es decir, alrededor del 237 a.C., que fue dividida por
los griegos.113
63
Otros Eventos Astronómicos que Ocurren
con los signos de Apocalipsis 12
64
El estado de Regulus en Leo es importante porque en una de las
posibles fechas del nacimiento mesiánico entró en conjunción con
Júpiter. Como el planeta más grande, Júpiter fue considerado el
“Planeta Rey” en el pensamiento astro-teológico del primer siglo.
Como resultado, la constelación de Leo, el signo mesiánico del león
de Judá para los judíos que “leían” los cielos, tenía dos signos unidos
de un nacimiento real dentro de ella.
Esta combinación de signos astronómicos produce un conjunto
único de circunstancias que solo pueden explicarse por una fecha (y de
hecho, una ventana de noventa minutos en esa fecha). Esta fecha,
como veremos momentáneamente, tiene un significado dramático en
el calendario judío. Según estos signos en los cielos, la fecha del
nacimiento de Jesús fue el 11 de septiembre del 3 a.C.116
Júpiter también es importante porque es la mejor explicación
para la “estrella” cuyo movimiento fue seguido por los magos. Júpiter
es bien conocido por su “movimiento retrógrado”, la apariencia de
movimiento hacia adelante y hacia atrás en el cielo nocturno. La
primera conjunción de Júpiter con Regulus comenzó el 14 de
septiembre del 3 a.C. y continuó hasta el 11 de septiembre del 3 a.C.
El 1 de diciembre del 3 a.C., Júpiter detuvo su curso normal a través
de las estrellas fijas y comenzó su retroceso anual o “movimiento
retrógrado”. Al hacerlo, una vez más se dirigió hacia la estrella
Regulus. Luego, el 17 de febrero del 2 a.C., los dos se reunieron.
Júpiter continuó en su movimiento (todavía en retroceso) otros
cuarenta días y luego volvió a su movimiento normal a través de las
estrellas.117 El momento es el adecuado, ya que los magos se
embarcaron en su viaje aproximadamente un año después del
nacimiento de Jesús.118
66
El primer paso para discernir estas conexiones es comprender el
calendario judío, al menos en lo que se refiere a nuestro tema. Las
circunstancias del antiguo calendario israelita, bíblico y judío son
como las nuestras en que hay múltiples calendarios en juego. Por
ejemplo, en la civilización occidental moderna, es común tener un
calendario que mapea las estaciones, un calendario del año escolar y
un calendario del año fiscal. Los tres calendarios cubren doce meses,
pero sus puntos de inicio difieren con frecuencia.
Hoy, el Año Nuevo judío (Rosh Ha-Shanah) “ocurre en el primer
y segundo día de Tishri”.122 Cualquiera que sea judío o tenga amigos
judíos sabe, sin embargo, que este día de Año Nuevo y el día de Año
Nuevo que celebramos según el calendario gregoriano moderno (1 de
enero) no son lo mismo. El Rosh Ha-Shanah judío ocurre en la
temporada de otoño (septiembre-octubre).123 El primer mes del año es
Tishri y ocurre en el otoño. El otoño fue, por supuesto, la temporada
de la cosecha, una idea importante a la que volveremos en un
momento.
Éxodo 12:1–2, sin embargo, sugiere que el primer mes del
calendario israelita no era Tishri. Después de que los israelitas
escaparon de Egipto, el primer mes se alineó con la Pascua (Éxodo
12:3) para conmemorar el nuevo comienzo de la nación israelita
después del Éxodo de Egipto. El calendario de Éxodo 12 separó la
primera temporada del calendario de la cosecha agrícola y, en cambio,
la adjuntó a este renacimiento nacional. El primer mes de este nuevo
calendario fue Nisan (Ester 3:7).
De estos dos calendarios, el calendario agrícola que tenía a Tishri
como primer mes es el más antiguo en la historia israelita, anterior al
Éxodo. El texto bíblico contiene indicios de este calendario más
antiguo en ciertos pasajes que describen el final del año (Éxodo 23:16;
34:22). Mientras que Tishri marcó la cosecha de otoño, el final del año
estuvo marcado por la Fiesta de la Recolección (ʾāsı̂p).
El punto importante para nuestros propósitos es que el calendario
israelita más antiguo comenzó con Tishri, que cayó en la temporada de
otoño con una cosecha, después de que las lluvias habían producido la
cosecha de otoño. Este mes y esta cosecha, como señaló Gaster, se
consideraron un memorial de la creación. ¿Por qué? La respuesta es
simple: Génesis tiene a Adán y Eva colocados en un exuberante
jardín, el Edén. Debido a la disponibilidad de alimentos para Adán y
67
Eva, la creación debe haber comenzado en la temporada de cosecha,
por lo que el calendario hebreo más antiguo comenzaba el año en la
temporada de cosecha. Por lo tanto, el primer mes, Tishri, cayó en la
temporada de cosecha de otoño. Esta lógica produce la idea de que el
Año Nuevo israelita marcó una renovación de la creación.
En su fascinante ensayo académico, “Las Pléyades, el Diluvio y
el Año Nuevo judío”, la Dra. Ellen Robbins, profesora de la
Universidad Johns Hopkins, detalla cómo este antiguo pensamiento
calendárico influyó en la interpretación de la historia del Diluvio,
incluido su preámbulo sobre los hijos de Dios y los Nefilim.124
Debemos comenzar en la forma en que Génesis 7 describe el
inicio del Diluvio:
6
Noé tenía seiscientos años cuando el diluvio de las aguas cayó
sobre la tierra. 7 Y Noé y sus hijos y su esposa y las mujeres de
sus hijos con él entraron en el arca para escapar de las aguas
del diluvio. 8 De los animales limpios, y de los animales que no
están limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la
tierra, 9 de dos en dos, macho y hembra, entraron en el arca
con Noé, como Dios había mandado a Noé. 10 Y después de
siete días, las aguas del diluvio cayeron sobre la tierra. 11 En el
año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, el día
diecisiete del mes, en ese día brotaron todas las fuentes del gran
abismo, y se abrieron las ventanas de los cielos.
68
Las matemáticas son transparentes. Apenas un año después de
que comenzara el Diluvio, Noé y su familia abandonaron el arca en el
segundo mes del año. Noé había cumplido 601 años cuando dejó el arca.
¿Por qué es esto digno de mención? Porque la tradición judía
tomó esta cronología para significar que el cumpleaños de Noé fue el
1° de Tishri. Este es el mismo día en que nacería el Mesías, Jesús, si
tomamos Apocalipsis 12 como el indicador de las señales celestiales
presentes en su nacimiento. Un mesías nacido en Tishri 1
inevitablemente habría creado asociaciones mentales y teológicas
entre Noé y Jesús.
Hay otros detalles sobre la cronología del Diluvio que, dada la
idea de que Jesús y Noé compartieron un cumpleaños, habrían
movido a los lectores judíos antiguos a asociar al Mesías con el
prólogo de la historia del Diluvio, Génesis 6:1-4. El segundo mes del
año, el mes en que Noé y su familia salieron del arca después de que el
Diluvio barrió la tierra de su maldad y de los terribles Nefilim, estuvo
marcado astronómicamente por la apariencia helíaca de las Pléyades.
El ascenso helíaco de una estrella “es un fenómeno en el que una
estrella es visible por primera vez en el cielo matutino. En este día,
una estrella solo será breve y apenas visible, ya que, si hubieras mirado
un día antes, estaba demasiado cerca del Sol para ser visible”.125
El cúmulo de estrellas conocido como las Pléyades (término
hebreo: kima) se menciona tres veces en el Antiguo Testamento (Amós
5:8; Job 9:9; 38:31). Siempre está emparejado con Orión (hebreo:
kesil), ya que su posición en el cielo está cerca de la constelación de
Orión. No es de extrañar que Orión fuera considerado un gigante en el
mundo antiguo.126 La última referencia, Job 38:31, es significativa a la
luz de los Rollos del Mar Muerto. En un Targum de Job (es decir, una
traducción aramea de Job) descubierto en Qumrán, Job 38:31 dice:
“¿Puedes atar las cadenas de las Pléyades (kima) o desatar las cuerdas
de Orión (naphilaʾ)?”127 Este último término, la palabra aramea para
Orión, es el sustantivo arameo del que deriva Nefilim.128
Recuerde nuestra discusión en el capítulo 3 sobre la importancia
del contexto mesopotámico para Génesis 6:1–4 y su preservación en 1
Enoc y otra literatura judía del Segundo Templo. En la astronomía
mesopotámica, se hacía referencia a Orión como “el verdadero pastor
de Anu”.129 Anu era el dios principal del reino celestial, el cielo. El
motivo del pastor se asoció en el antiguo Cercano Oriente con la
69
realeza. Orión, entonces, fue el rey elegido por Anu. Pero este naphila
no era el verdadero rey pastor de los seguidores de Yahvé, el Dios
verdadero.
La imaginería del pastor, por supuesto, es abiertamente
mesiánica:
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5
71
Los eruditos han propuesto varias explicaciones para la inclusión
de Tamar, Rut, Betsabé (“la esposa de Urías”) y Rahab. Algunos
teologizan su inclusión como demostraciones de la gracia de Dios a
los pecadores o, específicamente, a los gentiles. Otros han propuesto,
incluso de manera más abstracta, que están presentes para ilustrar
cómo el plan de Dios es misterioso.
Estas explicaciones son demasiado especulativas y, sinceramente,
insatisfactorias. La idea presentada en este capítulo no está
completamente libre de especulaciones, pero tiene dos ventajas
distintas: (1) conexiones textuales con la narrativa del Antiguo
Testamento y el pensamiento judío del Segundo Templo, y (2) una
lógica temática que no sólo puede explicar su inclusión, sino que
correlaciona a cada mujer con el resto de las mujeres en la genealogía.
La erudita del Nuevo Testamento Amy Richter cree que lo que ella
llama la “Plantilla de los Vigilantes Enoquianos” es esencial para
comprender a las mujeres en la genealogía de Jesús. Ella resume esta
plantilla al principio de su estudio reciente:
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El escritor del Evangelio según Mateo estaba familiarizado con
temas y tradiciones sobre el patriarca antediluviano Enoc,
incluida la historia de la caída de los vigilantes, y muestra que
Jesús produce la reparación escatológica de las consecuencias
de la caída de los vigilantes. En el Evangelio de Mateo, el
presagio de la reparación y luego la reparación misma, se ven
en la genealogía del evangelista y la narrativa de la infancia
[…]
Las mujeres de la Biblia hebrea nombradas por Mateo en su
genealogía de Jesús presagian la reversión de la transgresión de
los Vigilantes. Las cuatro están conectadas con la plantilla de
los Vigilantes de Enoc. Usan las artes ilícitas, pero el uso de
estas habilidades conduce a la rectitud en lugar del mal. Las
mujeres también están conectadas con otros aspectos de la
plantilla de los Vigilantes enoquianos, incluida la interacción
sexual que conecta los reinos terrenal y celestial, la interacción
con los ángeles, los aspectos inusuales de su descendencia y las
conexiones con los gigantes.
En la narración del nacimiento, Mateo muestra el
nacimiento de Jesús ocurriendo de una manera que revierte la
transgresión y la maldad de los Vigilantes en el mundo como
ocurre en la plantilla enoquiana. Específicamente, el
nacimiento de Jesús ocurre a través de la unión de una mujer y
un ser celestial, pero en contraste con la historia de los
Vigilantes, no hay relaciones sexuales involucradas. Además,
en la narrativa de Mateo, los primeros humanos fuera de la
familia inmediata de Jesús en interactuar con el niño Jesús son
los magos que son practicantes de las artes ilícitas enseñadas
por los Vigilantes y usan el conocimiento astrológico
justamente para encontrar a Jesús. En el modelo Enoquiano,
los Vigilantes traen la idolatría al mundo; en Mateo, los magos
adoran al objeto de adoración apropiado: Jesús.135
73
LAS PARTICULARIDADES DE LA TIPOLOGÍA DE LA
REVERSIÓN EN LAS CUATRO MUJERES
1. TAMAR
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11
Entonces Judá le dijo a Tamar, su nuera, que no se casara
por el momento y que se quedara en la casa de sus padres,
hasta que Selá tuviera edad suficiente para casarse con ella.
Realmente era una excusa, porque temía que su hijo menor
también muriera al casarse con ella. Tamar, pues, volvió a vivir
con sus padres.
12
Pasó el tiempo, y la esposa de Judá, que era hija de Súa,
murió. Cuando terminó el tiempo del duelo, Judá y su amigo
Hirá, el adulanita, fueron a Timnat a esquilar las
ovejas. 13 Alguien le dijo a Tamar que su suegro iba a Timnat a
esquilar las ovejas. 14 Entonces ella, comprendiendo que él no
iba a dejarla casar con Selá, a pesar de que él ya tenía edad
suficiente, se quitó la ropa de viuda, se cubrió con un velo para
no ser reconocida, y se sentó junto al camino, a la entrada de
Enayin, que está en el camino a Timnat. 15 Judá la vio al pasar
y creyó que era una prostituta, ya que tenía el rostro cubierto
con un velo. 16 Él se detuvo y le propuso que lo dejara acostarse
con ella, sin darse cuenta de que era su nuera.
―¿Cuánto me pagarás? —preguntó ella.
17
―Te enviaré un cabrito de mi rebaño —prometió él.
―¿Qué prendas me darás para que tenga la seguridad de que
me lo vas a mandar? —preguntó ella.
18
―Bien, ¿qué es lo que quieres? —preguntó Judá.
―Dame el sello que usas para identificarte, tu cordón y tu
bastón —respondió ella. Él le entregó las prendas, y tuvieron
relaciones sexuales. Ella quedó embarazada 19 y volvió a
ponerse su ropa de viuda.
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entregar Tamar a su hijo Sela. Tamar más tarde daría a luz a Fares y
Zera, el primero de los cuales también está en la genealogía de Jesús
(Mateo 1:3).
Hay mucho al acecho bajo la superficie de esta historia. Mirando
más de cerca, vemos que Judá se casó con una mujer cananea llamada
Sua (Génesis 38:2),139 pero el texto no dice específicamente que
Tamar, la mujer que Judá elige como esposa para su hijo mayor
(Génesis 38:6), también fuera cananea. Algunos eruditos consideran
que la etiqueta de qedēshah sugiere que Tamar era una prostituta
sagrada cananea. Esto exagera los datos, pero al menos, la historia
está redactada de tal manera que vincula el incidente con la
prostitución sagrada cananea. El punto importante no es si Tamar es
gentil o no. Más bien, es que Mateo percibe un vínculo entre Tamar y
la plantilla de los Vigilantes. Ese vínculo se deriva más obviamente de
la transgresión sexual ilícita, pero hay más en juego de lo que parece.
Richter escribe:
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nombre era Sua; la tomó y la poseyó, y ella concibió y dio a luz un
hijo, y él llamó su nombre Er” (Génesis 38:2-3, subrayado agregado).
Los vigilantes “ven” (1 Enoc 6:2) a las hijas de los hombres; “toman”
esposas de entre ellos; ellos “entran en ellas” (1 Enoc 7:1); las mujeres
“concibieron” y “dieron a luz” a los gigantes (1 Enoc 7:2).142
Aún más revelador es el nombre del primer hijo de Judá: Er
(hebreo: ;ערʿr). Los eruditos han notado que el nombre deriva de la
misma raíz semítica (עור, “estar despierto”) como “Vigilante” (;עיר
ʿı̂r).143 Richter llama la atención sobre la conexión: “Por tanto, el
nombre de Er deriva de la misma raíz que el nombre de los ángeles
rebeldes Vigilantes de 1 Enoc.”144 También es interesante que Judá le
dé a la Tamar disfrazada su anillo de sello como parte de su promesa.
La metalurgia de la joyería fue una de las artes ilícitas enseñadas por
los Vigilantes.
Por último, aunque Tamar no era en realidad una prostituta
sagrada, se la describe con el término para una: qedēshah. Aunque
algunos eruditos argumentan que no existía la prostitución sagrada
(ofrecer sexo como una forma de adoración) y que este término ha
sido mal entendido,145 el material mesopotámico es claro que la
qedēshah desempeñó el papel de la diosa Inanna en el acto anual de
relaciones sexuales con el rey (“matrimonio sagrado”) y el de partícipe
“en rituales exorcistas y de hechicería”.146 Richter observa: “Al igual
que la historia de la transgresión de los Vigilantes enoquianos, el
matrimonio sagrado sirvió para cerrar la brecha entre el reino celestial
y el reino terrenal […]. Además, al igual que los Vigilantes de la
historia de Enoc, Inanna está asociada con demonios. En la historia
de su descenso al inframundo, regresa con una banda de demonios
que representan una amenaza para los vivos”.147
2. RAHAB
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¿Qué hay de la conexión con el ángel? Esto se detecta en la
traducción griega de la Septuaginta del relato de Rahab y el Nuevo
Testamento.
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3. RUT
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Para nuestros propósitos, lo que conduce a la oferta de Rut es
digno de mención:
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El término mamzēr de Deuteronomio 23:2 es significativo. Es el
término detrás de la famosa designación de la descendencia gigante de
los Vigilantes como “espíritus bastardos” en la literatura judía del
Segundo Templo, especialmente en los Rollos del Mar Muerto. David
Jackson, en su trabajo académico sobre el judaísmo enoquiano,
explica: “Encontramos el concepto de ‘bastardo’ ( ;ממזרmamzēr),
extraído de Deut[eronomio] 23:2-4 y Zac[arías] 9:6 aplicado a la
descendencia de los ángeles y las mujeres en toda la literatura de
Qumrán”.159
Por último, es interesante señalar que la tradición rabínica
conocía todo este material y, como suelen hacer los intérpretes
rabínicos, lo convirtió en un terreno para la interpretación
imaginativa. Se creía que Orfa, la hermana de Rut, era la madre de
Goliat y sus hermanos. Algunos rabinos supusieron que Orfa tenía
sangre de gigantes (Emim) por ser moabita. El Talmud de Babilonia
(b. Sotah) dice:
4. BETSABÉ
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Algunos otros elementos merecen atención. Urías fue uno de los
Gibborim de David (“valientes”; 2 Samuel 23:39). Como vimos con
Rut, estar casado con un gibbor puede haber hecho que ciertos lectores
judíos sospecharan de una conexión con los gigantes. Por tanto,
Betsabé sería otro antepasado de Jesús asociado con un gibbor.
Quizás más interesante es el hecho de que Betsabé se convirtió en
la gebīrah, la Reina Madre. Este término es el equivalente femenino de
gibbor. No se usa específicamente para Betsabé, la reina esposa del rey
David, aunque se usa para otras reinas israelitas (2 Reyes 10:13; 2
Crónicas 15:16; Jeremías 13:18; 29:2). Los estudiosos no están de
acuerdo sobre si la gebīrah tenía alguna función gubernamental oficial.
Hay escaso apoyo textual para la idea. En el caso de Betsabé, el único
papel que parece haber tenido fue el de solidificar el reclamo de
Salomón sobre el trono (1 Reyes 1). Ese papel puede haber surgido ad
hoc de las circunstancias.
Por último, el propio nombre de Betsabé es de interés. En 2
Samuel 11, donde los lectores la encuentran por primera vez, ella es
“Betsabé, la hija de Eliam”. En 1 Crónicas 3:5, se le da un nombre
diferente: “Bath-shua, la hija de Amiel”. En hebreo, la primera parte
del nombre (bat o bath) significa “hija”, por lo que el nombre de 1
Crónicas significa “hija de Shua”. Hemos visto el nombre Shua antes,
en Génesis 38:
1
Sucedió en ese momento que Judá descendió de sus
hermanos y se desvió hacia un adulamita, que se llamaba Hira.
2
Allí Judá vio a la hija de un cananeo que se llamaba Shúa. La
tomó y la poseyó.
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RESUMEN
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