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La Década Del 30 en Argentina

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La década del ’30 en la Argentina. La crisis del modelo agroexportador.

La caída de la Bolsa de Valores de Wall Street en 1929 y la consecuente


crisis mundial que desató, marcó un cambio trascendental en las
características y en la orientación de la economía mundial. Entre sus efectos se
encuentra la disminución del consumo y de las inversiones de capital por fuera
de las fronteras nacionales, la alta desocupación y la disminución de los
precios internacionales.
Esta crisis provocó junto a una brusca caída de los precios de los
productos agrícolas y carnes argentinas, la disminución del volumen del
comercio como consecuencia de las medidas proteccionistas que tomaban los
países centrales, significando un cambio profundo en las relaciones
comerciales y financieras multilaterales vigentes hasta entonces. Los acuerdos
bilaterales, la devaluación de las monedas, el abandono del patrón oro, la
adopción de controles de cambio, el establecimiento de cuotas de importación
y las trabas a las exportaciones provenientes de los países periféricos
contribuyeron a la fuerte disminución del comercio internacional.
La Argentina, al estar incluida en el sistema de comercialización mundial
se vio seriamente afectada. “El modelo dejará de tener vigencia frente a las
respuestas proteccionistas que los países centrales pondrán en práctica como
alternativa a la crisis. Un ciclo parecía concluido: el de la economía primaria
exportadora como excluyente núcleo dinámico de la economía argentina” 1.

Como resultado, la economía argentina no pudo recuperarse


rápidamente de la crisis ya que la mayor fuente de ingresos provenía de la
exportación de bienes primarios. Asimismo, la caída de los valores de
exportación trajo grandes dificultades para obtener los capitales necesarios
para el pago de las importaciones, pues los gravámenes del comercio exterior
eran la principal fuente de financiamiento del Estado.
Estos hechos derivaron en un profundo desequilibrio presupuestario que
afectó gravemente a todos los sectores de la economía generando que “entre
1929 y 1933 la producción decaiga un 14 por ciento, las exportaciones,

1
Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, Estudios sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2004, p. 13.
disminuyan en torno al 5 por ciento y, como consecuencia del descenso de los
precios de exportación, las importaciones bajaran de casi 2.000 millones de
pesos en 1929 a 897 en 1933”2.
El movimiento internacional de capitales se había reducido, produciendo
la quiebra del sistema comercial multilateral y llevando a los países
industrializados a adoptar políticas proteccionistas donde el Estado tenía un
papel fundamental en el diseño de nuevas estrategias para paliar la crisis. En
ese sentido, la caída de los valores de exportación trajo grandes dificultades
para obtener los capitales necesarios para el pago de las importaciones, pues
los gravámenes del comercio exterior eran la principal fuente de financiamiento
del Estado. Estos hechos derivaron en un profundo desequilibrio
presupuestario que afectó gravemente a todos los sectores de la economía.
“Entre 1929 y 1933 la producción decayó un 14 por ciento, las
exportaciones, disminuyeron en torno al 5 por ciento y, como consecuencia del
descenso de los precios de exportación, las importaciones bajaron de casi
2.000 millones de pesos en 1929 a 897 en 1933” 3.
Para poder hacer frente a estos desequilibrios, el foco de atención se
colocó en el nuevo rol que debía tomar el Estado argentino frente a la crisis
económica mundial.
Frente a esta situación, los sectores de la elite debieron implementar
adecuaciones para no perder su posición dominante en la economía, las
mismas se convirtieron en el objetivo central de los gobiernos conservadores
de la década. Siguiendo a Murmis y Portantiero, este nuevo rumbo que toma la
economía argentina, se apoya en la coincidencia de intereses de los grupos de
hacendados y de industriales que conformaron, a partir de ese momento, una
alianza de clases donde la hegemonía se mantuvo en los primeros pues el
comercio exterior siguió siendo la principal fuente de acumulación 4.
En este contexto, se promovió una mayor intervención del Estado en
economía como salida a la crisis. “El crecimiento del poder de iniciativa del
Estado (que en la realidad económica asume formas intervencionistas no

2
Mirta Lobato y Juan Suriano., Atlas histórico Nueva Historia Argentina, Sudamericana, Barcelona,
2000.
3
Mirta Lobato y Juan Suriano., Atlas histórico Nueva Historia Argentina, Sudamericana, Barcelona,
2000.
4
Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, op. Cit., p. 44 y 45.
practicadas hasta entonces en la Argentina) le permite estructurar un área de
actividad aparentemente autónoma […] entre intereses económicos privados y
política del gobierno […] en salvaguarda del sistema” 5. El Estado, al asumir
nuevos roles se convierte en un Estado interventor que buscará equilibrar los
intereses del sector agrario dominante y de los propietarios industriales,
sectores sociales que componen la alianza de clases donde la hegemonía se
mantiene en el primer grupo.
Esta nueva configuración estatal encuentra su fundamento teórico en los
postulados del economista inglés John Maynard Keynes, quien al advertir la
insuficiencia de los principios económicos liberales para hacer frente a las crisis
económicas planteó la necesidad de una economía dirigida en donde el Estado
debía desarrollar un papel central en la regulación y la búsqueda entre la oferta
y la demanda. En esta clave, el Estado estaría en condiciones de promover el
pleno empleo regulando la inversión y el consumo a través de herramientas
tales como el gasto público, la creación de moneda y la determinación del
interés. De esta forma, se adaptaría el consumo de masas al crecimiento de la
productividad.
Es preciso señalar que el sector dirigente tomó del keynesianismo
aquellas ideas que ayudaran a resolver los problemas relacionados con los
grupos exportadores más que a buscar el bienestar general de los
consumidores.
Algunas de las medidas que se pusieron en marcha fueron las
siguientes:
* El control de cambios pasó a manos del Estado. Éste comenzó a
regular la compra y venta de divisas. En 1933, se crearon mercados cambiarios
paralelos: en uno el estado asumía el control de las divisas derivadas de las
exportaciones agropecuarias tradicionales; en otro, se generaba un mercado
libre como consecuencia de las exportaciones no tradicionales y los préstamos
bancarios.
* Se creó el Banco Central. En 1935 se sustituyó la Caja de Conversión
por el Banco Central de la República. Asimismo, se estableció el Instituto
Movilizador de Inversiones Bancarias, destinado a regular las instituciones
bancarias y financieras.
5
Idem, p. 43.
* Se llevó adelante una reforma impositiva. En 1931 se estableció el
impuesto a los réditos. Además, con la creación de la Dirección General
Impositiva se perfeccionó el sistema fiscal y este tipo de ingresos reemplazó a
los tradicionales derechos de aduana.
* Las obras públicas cobraron gran importancia como una manera de
buscar una salida al desempleo. La creación de la Dirección Nacional de
Vialidad en 1932, respondía a esta necesidad. Años más tarde, se habían
pavimentado 2.000 kilómetros de caminos y estaban en marcha gran cantidad
de obras de infraestructura. La nueva red vial incluía rutas pavimentadas de
Buenos Aires a Rosario y Córdoba, de Rosario a Santa Fe y de Buenos Aires a
Mar del Plata. También se construyeron algunos tramos parciales de ruta
pavimentada en San Luis, Mendoza y San Juan.
* Se crearon las juntas reguladoras de la producción para controlar y
reglamentar a cada sector específico de las actividades primarias básicas del
país. Se establecieron juntas reguladoras de: granos, carnes, vinos, yerba
mate, algodón y de la industria lechera.
La tendencia proteccionista de los países industrializados y la
emergencia de relaciones económicas de tipo bilateral afectaron en gran
medida a las exportaciones de carnes argentinas que comenzaron a
descender. El Tratado de Ottawa firmado por Gran Bretaña e 1932 establecía
la prioridad de comprar carnes a los países de la Comunidad Británica como
Canadá y Australia.
Frente a esta realidad, la Argentina, en su afán de mantener sus cuotas
de exportación de carne vacuna, firmó en 1933 el pacto Roca- Runciman. El
mismo fue ampliamente favorable para Inglaterra, pues ésta solo estaba
obligada condicionalmente a conservar la cuota de importación de carnes
argentinas, reservándose el derecho de restringirlas cuando le conviniera.
Además, reservaba a los frigoríficos argentinos el 85 % de esa cuota de
exportación, permitiendo que solo el 15 % restante fuese exportado por
empresas argentinas. Por su parte, la Argentina se comprometía a mantener
libre de derechos el carbón y todas las demás mercaderías que se importaban
en esas condiciones, volver a las tasas y aforos vigentes antes de 1930 y
proteger los intereses de las empresas británicas instaladas en suelo argentino.
Otro efecto de la crisis fue el proceso de crecimiento de la industria para
abastecer al mercado interno, proceso que ya se venía desarrollando desde los
años ’20. No obstante, la industrialización se limitó centralmente en la
producción de textiles y alimentos, en menor medida se desarrollaron las
industrias química y de metálicos. Los principales centros industriales fueron
Capital Federal y Gran Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
El surgimiento de nuevas industrias atrajo una gran masa de población
que provenía del interior del país y que se dirigía hacia las ciudades para
trabajar en las fábricas. Estos migrantes debieron enfrentarse con un Estado
que no avanzó demasiado en cuestiones que atañen a la situación social de la
población, dando como resultado que la situación de los trabajadores no
variara demasiado en relación a etapas anteriores.

Les proponemos que a partir de la lectura de los siguientes fragmentos, reflexionen


sobre el nuevo rol que adquiere el Estado en la década del ‘30 y las medidas que pone
en marcha. Luego, señalen cuáles fueron las acciones que perjudicaron o beneficiaron a
los sectores capitalistas vinculados a la exportación de bienes primarios y a los sectores
capitalistas vinculados al desarrollo industrial.

“…no basta la compra de excedentes a fin de dar al movimiento económico el ritmo


que conduzca al más alto grado de ocupación. Es indispensable pensar otros estímulos.
Ninguno más eficaz que el de la industria de la construcción, tanto por la amplitud y
extensión de sus efectos, como por la rapidez con que se sienten en el organismo
económico. […] Se ha expresado ya que el Estado no se ocupará directamente de
construir edificios sino de facilitar en todas las formas posibles el desenvolvimiento de
la construcción. [...] Para que la industria salga más vigorosa y diversificada de esta
situación […] el financiamiento se proveería del siguiente modo: mediante la
cooperación del Banco Central, los bancos de plaza y el capital financiero, las
industrias solventes podrán disponer de recursos a plazos intermedios que podrán
llegar hasta quince años en casos excepcionales y a tipos de interés tan bajos como sea
posible.”

Federico Pinedo, Ministerio de Hacienda y Agricultura de la Nación, Plan de


Reactivación Económica Nacional, Talleres Gráficos de la Penitenciaría, Buenos Aires,
1934, p. 90.
“Todos los países civilizados tienen su política económica internacional propia,
que oponen a la de los demás países. Nosotros, en cambio, tenemos la política
económica internacional que nos imponen los demás países.
En todas las naciones civilizadas existe una política económica y social propia
que se opone a la influencia del exterior. En el nuestro, en cambio, existe la política
económica y social interna que el exterior nos impone.
[…] Se trata, en fin, de crear una política económica argentina, política que
jamás ha existido y que nos es tan necesaria como nuestras instituciones sociales y
administrativas.”
Alejandro Bunge.

“Todos los senadores lo escucharon, y eso que el gobierno inglés quiere o no quiere se
refiere a cosas que pertenecen a la República Argentina, y deberían ejercitarse por el
gobierno argentino. El gobierno inglés le dice al gobierno argentino no le permito que
fomente la organización de compañías que le hagan competencia a los frigoríficos
extranjeros. En esas condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido
en un dominio británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los
dominios británicos semejantes humillaciones. Los dominios británicos tienen cada uno
sus propias cuotas de importación de carnes y la administran ellos. La Argentina es la
que no podrá administrar su cuota. No sé si después de esto podremos seguir diciendo:
al gran pueblo argentino salud”

Lisandro de la Torre, Diario de sesiones de la Honorable Cámara de Senadores, Mayo


de 1933. Portal educ ar.

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