La Década Del 30 en Argentina
La Década Del 30 en Argentina
La Década Del 30 en Argentina
1
Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, Estudios sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2004, p. 13.
disminuyan en torno al 5 por ciento y, como consecuencia del descenso de los
precios de exportación, las importaciones bajaran de casi 2.000 millones de
pesos en 1929 a 897 en 1933”2.
El movimiento internacional de capitales se había reducido, produciendo
la quiebra del sistema comercial multilateral y llevando a los países
industrializados a adoptar políticas proteccionistas donde el Estado tenía un
papel fundamental en el diseño de nuevas estrategias para paliar la crisis. En
ese sentido, la caída de los valores de exportación trajo grandes dificultades
para obtener los capitales necesarios para el pago de las importaciones, pues
los gravámenes del comercio exterior eran la principal fuente de financiamiento
del Estado. Estos hechos derivaron en un profundo desequilibrio
presupuestario que afectó gravemente a todos los sectores de la economía.
“Entre 1929 y 1933 la producción decayó un 14 por ciento, las
exportaciones, disminuyeron en torno al 5 por ciento y, como consecuencia del
descenso de los precios de exportación, las importaciones bajaron de casi
2.000 millones de pesos en 1929 a 897 en 1933” 3.
Para poder hacer frente a estos desequilibrios, el foco de atención se
colocó en el nuevo rol que debía tomar el Estado argentino frente a la crisis
económica mundial.
Frente a esta situación, los sectores de la elite debieron implementar
adecuaciones para no perder su posición dominante en la economía, las
mismas se convirtieron en el objetivo central de los gobiernos conservadores
de la década. Siguiendo a Murmis y Portantiero, este nuevo rumbo que toma la
economía argentina, se apoya en la coincidencia de intereses de los grupos de
hacendados y de industriales que conformaron, a partir de ese momento, una
alianza de clases donde la hegemonía se mantuvo en los primeros pues el
comercio exterior siguió siendo la principal fuente de acumulación 4.
En este contexto, se promovió una mayor intervención del Estado en
economía como salida a la crisis. “El crecimiento del poder de iniciativa del
Estado (que en la realidad económica asume formas intervencionistas no
2
Mirta Lobato y Juan Suriano., Atlas histórico Nueva Historia Argentina, Sudamericana, Barcelona,
2000.
3
Mirta Lobato y Juan Suriano., Atlas histórico Nueva Historia Argentina, Sudamericana, Barcelona,
2000.
4
Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, op. Cit., p. 44 y 45.
practicadas hasta entonces en la Argentina) le permite estructurar un área de
actividad aparentemente autónoma […] entre intereses económicos privados y
política del gobierno […] en salvaguarda del sistema” 5. El Estado, al asumir
nuevos roles se convierte en un Estado interventor que buscará equilibrar los
intereses del sector agrario dominante y de los propietarios industriales,
sectores sociales que componen la alianza de clases donde la hegemonía se
mantiene en el primer grupo.
Esta nueva configuración estatal encuentra su fundamento teórico en los
postulados del economista inglés John Maynard Keynes, quien al advertir la
insuficiencia de los principios económicos liberales para hacer frente a las crisis
económicas planteó la necesidad de una economía dirigida en donde el Estado
debía desarrollar un papel central en la regulación y la búsqueda entre la oferta
y la demanda. En esta clave, el Estado estaría en condiciones de promover el
pleno empleo regulando la inversión y el consumo a través de herramientas
tales como el gasto público, la creación de moneda y la determinación del
interés. De esta forma, se adaptaría el consumo de masas al crecimiento de la
productividad.
Es preciso señalar que el sector dirigente tomó del keynesianismo
aquellas ideas que ayudaran a resolver los problemas relacionados con los
grupos exportadores más que a buscar el bienestar general de los
consumidores.
Algunas de las medidas que se pusieron en marcha fueron las
siguientes:
* El control de cambios pasó a manos del Estado. Éste comenzó a
regular la compra y venta de divisas. En 1933, se crearon mercados cambiarios
paralelos: en uno el estado asumía el control de las divisas derivadas de las
exportaciones agropecuarias tradicionales; en otro, se generaba un mercado
libre como consecuencia de las exportaciones no tradicionales y los préstamos
bancarios.
* Se creó el Banco Central. En 1935 se sustituyó la Caja de Conversión
por el Banco Central de la República. Asimismo, se estableció el Instituto
Movilizador de Inversiones Bancarias, destinado a regular las instituciones
bancarias y financieras.
5
Idem, p. 43.
* Se llevó adelante una reforma impositiva. En 1931 se estableció el
impuesto a los réditos. Además, con la creación de la Dirección General
Impositiva se perfeccionó el sistema fiscal y este tipo de ingresos reemplazó a
los tradicionales derechos de aduana.
* Las obras públicas cobraron gran importancia como una manera de
buscar una salida al desempleo. La creación de la Dirección Nacional de
Vialidad en 1932, respondía a esta necesidad. Años más tarde, se habían
pavimentado 2.000 kilómetros de caminos y estaban en marcha gran cantidad
de obras de infraestructura. La nueva red vial incluía rutas pavimentadas de
Buenos Aires a Rosario y Córdoba, de Rosario a Santa Fe y de Buenos Aires a
Mar del Plata. También se construyeron algunos tramos parciales de ruta
pavimentada en San Luis, Mendoza y San Juan.
* Se crearon las juntas reguladoras de la producción para controlar y
reglamentar a cada sector específico de las actividades primarias básicas del
país. Se establecieron juntas reguladoras de: granos, carnes, vinos, yerba
mate, algodón y de la industria lechera.
La tendencia proteccionista de los países industrializados y la
emergencia de relaciones económicas de tipo bilateral afectaron en gran
medida a las exportaciones de carnes argentinas que comenzaron a
descender. El Tratado de Ottawa firmado por Gran Bretaña e 1932 establecía
la prioridad de comprar carnes a los países de la Comunidad Británica como
Canadá y Australia.
Frente a esta realidad, la Argentina, en su afán de mantener sus cuotas
de exportación de carne vacuna, firmó en 1933 el pacto Roca- Runciman. El
mismo fue ampliamente favorable para Inglaterra, pues ésta solo estaba
obligada condicionalmente a conservar la cuota de importación de carnes
argentinas, reservándose el derecho de restringirlas cuando le conviniera.
Además, reservaba a los frigoríficos argentinos el 85 % de esa cuota de
exportación, permitiendo que solo el 15 % restante fuese exportado por
empresas argentinas. Por su parte, la Argentina se comprometía a mantener
libre de derechos el carbón y todas las demás mercaderías que se importaban
en esas condiciones, volver a las tasas y aforos vigentes antes de 1930 y
proteger los intereses de las empresas británicas instaladas en suelo argentino.
Otro efecto de la crisis fue el proceso de crecimiento de la industria para
abastecer al mercado interno, proceso que ya se venía desarrollando desde los
años ’20. No obstante, la industrialización se limitó centralmente en la
producción de textiles y alimentos, en menor medida se desarrollaron las
industrias química y de metálicos. Los principales centros industriales fueron
Capital Federal y Gran Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
El surgimiento de nuevas industrias atrajo una gran masa de población
que provenía del interior del país y que se dirigía hacia las ciudades para
trabajar en las fábricas. Estos migrantes debieron enfrentarse con un Estado
que no avanzó demasiado en cuestiones que atañen a la situación social de la
población, dando como resultado que la situación de los trabajadores no
variara demasiado en relación a etapas anteriores.
“Todos los senadores lo escucharon, y eso que el gobierno inglés quiere o no quiere se
refiere a cosas que pertenecen a la República Argentina, y deberían ejercitarse por el
gobierno argentino. El gobierno inglés le dice al gobierno argentino no le permito que
fomente la organización de compañías que le hagan competencia a los frigoríficos
extranjeros. En esas condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido
en un dominio británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los
dominios británicos semejantes humillaciones. Los dominios británicos tienen cada uno
sus propias cuotas de importación de carnes y la administran ellos. La Argentina es la
que no podrá administrar su cuota. No sé si después de esto podremos seguir diciendo:
al gran pueblo argentino salud”