Guía de Preguntas 3
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Guía de Preguntas 3
Entre 1933 y 1939, existió una notable reactivación, duplicándose el ingreso nacional y el
índice de la producción, debido a la mejora de la infraestructura productiva. Aunque la
economía norteamericana no alcanzó el auge de la década del ’20. En Europa, la
repatriación de capitales por parte de bancos norteamericanos para afrontar la crisis de
liquidez agravó la situación del sector industrial y del comercio europeo.
Los países abastecedores de productos agrícolas, como Argentina, resultaron afectados por
el descenso de la demanda. Ello se debió a que la mayoría de las economías nacionales
procuraron defender sus mercados de la competencia extranjera y elevaron sus barreras
arancelarias. Dada la dependencia de la economía argentina de los flujos comerciales y de
capitales, el primer impacto de la crisis se produjo en el sector externo, la balanza de
pagos de 1930 y 1931 fueron netamente deficitarias, con un gran descenso de las
exportaciones y en menor medida de las importaciones, a esto se le sumó la desfavorable
evolución de los precios relativos. El valor de los productos agropecuarios, en especial del
trigo, bajó drásticamente, lo que agravó la situación. A fines de 1931, el valor de los
cereales y del lino había descendido casi a hasta la mitad. Las carnes no sufrieron tanto, al
igual que los productos forestales, pero las lanas experimentaron un gran descenso en sus
cotizaciones, a lo que se sumaba el fuerte proteccionismo agrario en Europa que fue
agudizándose con la depresión y resultó muy perjudicial para la Argentina. Se produjo
también una caída en los términos de intercambio, por la mayor declinación de los precios
agropecuarios con respecto a los industriales.
3. Desarrolle las medidas que se tomaron a lo largo de la década para salir de la crisis
prestando especial atención a:
a) El pacto Roca-Runciman
b) El plan de Acción Económica de 1933 de Pinedo (incluyendo los cuatro
frentes: mercado cambiario, de productos, política monetaria y política
fiscal)
c) El plan de reactivación económica de 1940
La primera medida importante, se tomó en 1931, a fin de disminuir el desequilibrio del
comercio exterior y la fuga de divisas mediante la implantación del “control de cambios”.
Este mecanismo consistió en la creación de una Comisión de Control de Cambios con el fin
de fijar periódicamente el valor de las divisas y asegurar el pago de las obligaciones
financieras externas. Esto se garantizaba mediante un sistema de “permisos de cambio”
que distribuía las divisas disponibles en función de una lista de prioridades donde figuraba,
en primer término, el pago de la deuda externa y luego el de las importaciones
imprescindibles (materias primas para industrias nacionales, combustibles, bienes de
consumo indispensables). Como consecuencia de estas medidas, la balanza comercial pasó
de una situación de déficit en 1930 a un superávit comercial en 1936. Estas mejoras de la
economía argentina, entre 1933 y 1937, se debían, además de las medidas implementadas,
a una mejoría de la coyuntura mundial. El incremento que se fijó en los aranceles
aduaneros contribuyó a acentuar el efecto proteccionista que de hecho tenían las
disposiciones cambiarias. Pero los efectos de ambas medidas resultaron amortiguados por
la firma del Pacto Roca – Runciman, que establecía una política discriminatoria a favor de
las empresas y exportadores ingleses. Debido a esta política proteccionista adoptada en
todo el mundo, se inició un fuerte proceso de industrialización por sustitución de
importaciones.
En 1929 se realizó el primer intento de convenio bilateral con Gran Bretaña (convenio
previo al Pacto Roca Runciman), establecido para mejorar las relaciones comerciales con
Gran Bretaña. Este convenio, acordado entre D´Abernon, en representación de Gran
Bretaña, e Yrigoyen, establecía la compra de material ferroviario por parte de nuestro
país, a cambio de carnes y cereales. La misión D´Abernon, en Argentina, tenía como
principal objetivo la recuperación de ciertas industrias británicas que se encontraban en
declinación y no podían resistir ya una competencia libre frente a las firmas de otras
potencias y a la aparición de bienes sustitutivos, como el transporte automotor y el
petróleo. La Sociedad Rural Argentina comenzó, entonces, a presionar al gobierno de
Justo para que se emprendiera una acción diplomática a fin de ayudar a los ganaderos
locales a mantener su participación en el mercado de Gran Bretaña. Entonces Justo, en
1933, envió una misión encabezada por Roca para negociar el mantenimiento de la cuota
argentina de “carne enfriada” en el mercado británico. (Algunas medidas del gobierno
argentino afectaban los intereses de GB, como el Control de Cambios, el incremento de
aranceles y la situación de diversas compañías británicas en Argentina). Gran Bretaña
pretendía una asignación preferencial de las Divisas, un desbloqueo de fondos congelados
y una reducción de los aranceles. A cambio, estaba dispuesta a aceptar la suspensión
temporaria del pago del servicio de la deuda externa. Además, por su parte, Argentina
pedía que no se redujera la cuota de carne enfriada, y que el gobierno local mantuviera el
control de esa cuota. Finalmente se firmó el 01/05/1933 el Pacto Roca-Runciman.
1) El Mercado cambiario: Pinedo procedió a realizar una importante reforma del Control
de Cambios, que consistió en la división del mercado cambiario en un mercado oficial y en
otro libre. En el primero, cuyo tipo de cambio era fijado por el gobierno a través de la
Comisión de Control de Cambios primero, y por el BCRA a partir de 1936, debían liquidarse
las divisas provenientes de las exportaciones regulares. En el mercado libre, debían
liquidarse las divisas provenientes de las exportaciones no regulares, de las inversiones
extranjeras directas, de fondos flotantes externos, de fletes marítimos y de diversas
transacciones comerciales y financieras privadas. Los exportadores estaban obligados a
vender sus divisas a la Comisión a un tipo de cambio oficial de compra, mientras que los
importadores y aquellos que necesitaban efectuar pagos en el exterior debían para
adquirirlas obtener permisos previos de la Comisión, fijándose diariamente el tipo de
vendedor por licitación entre los poseedores de permisos. Sólo quienes realizaban
exportaciones no regulares podían volcar sus divisas al mercado libre, al cual debían
recurrir aquellos importadores que no hubiesen podido obtenerlas en el mercado oficial,
con lo cual intentaba bloquearse reaparición de fondos bloqueados.
2) Regulaciones en los mercados de bienes: A fin de evitar una mayor caída de la actividad
interna, desde 1931 comenzaron a crearse comisiones asesoras y juntas reguladoras, cuya
finalidad era proteger los intereses de los distintos sectores productivos: cerealero,
cárnico, azucarero, vitivinícola, textil, etc. En total en el ’30 se crearon 21 organismos
autónomos y 25 sin autonomía. Por ejemplo la Junta Reguladora de Granos compraba los
cereales a los productores a precios básicos “mínimamente rentables”, y los vendía luego
a los exportadores a los precios de mercado, deprimidos por la crisis. La idea era proteger
a los primeros de la caída de los precios internacionales, absorbiendo las posibles pérdidas
que puedan tener.
3) La política monetaria y la creación del BCRA: En 1935 se creó el BCRA, con el objetivo
de regular la moneda y el crédito adaptando el circulante a las necesidades de la actividad
económica. La idea de la creación del BCRA venía madurando desde hacía años, aunque se
enfrentaba con los partidarios de mantener el sistema existente (Control de Cambios o
Caja de Conversión), que se había revelado insuficiente para evitar la fuga de oro o
devaluación durante las crisis y cuya innegable rigidez en épocas de convertibilidad
impedía el manejo de la política monetaria, mientras en momentos de inconvertibilidad
fomentaba el emisionismo incontrolado
En los comicios de 1930 el oficialismo radical tuvo sus primeras derrotas en la renovación
de diputados. Este hecho marca una gran oposición al gobierno de turno, de parte de
diversos partidos políticos y los medios de difusión. En realidad, la causa determinante de
la caída de Yrigoyen radicó en la coalición de fuerzas políticas, económicas y militares,
que desde el comienzo de la segunda presidencia del caudillo radical volcaron todos sus
esfuerzos a desestabilizar al gobierno. La conspiración militar se desarrollaba entre las
filas del ejército, en donde había 2 tendencias. Por un lado, Uriburu tenía tendencias
nacionalistas, proponiendo una reforma sustancial del régimen constitucional, la
eliminación del sufragio popular y su reemplazo por una suerte de corporativismo. La otra
tendencia de corte liberal y pro británica, estaba inspirada por el ex ministro de guerra,
Gral. Justo y respaldada por sectores mayoritarios de la clase política de orientación
conservadora. Estos coincidían con los nacionalistas en la necesidad de derrocar a
Yrigoyen, pero planteaban el mantenimiento del orden institucional, logrando imponer a
los nacionalistas la participación de políticos opositores y la introducción de algunas
modificaciones en la proclama revolucionaria. Finalmente, el golpe militar logró derribar
al gobierno constitucional el 06/09/1930. Por primera vez, la suprema Corte de Justicia
legitimaba el quebrantamiento de la legalidad constitucional.
Las elecciones consagraron a Justo como nuevo presidente por fraude generalizado, lo que
permitió el triunfo frente a la fórmula opositora encabezada por De La Torre y el socialista
Nicolás Repetto. Las elecciones de 1931 consagraron el triunfo de la fórmula presidencial
de la Concordancia. La fórmula estaba compuesta por Agustín Justo y Julio A. Roca (hijo).
Justo estaba en contra de algunas medidas tomadas por el gobierno de Uriburu y pretendía
emerger como un defensor de las instituciones democráticas, a pesar de que su triunfo
estuvo basado en el fraude y la proscripción del radicalismo. El nuevo gobierno para poder
mantenerse en el poder, se basó en tres instrumentos políticos: el fraude, intervención
federal y la violencia política, recurriendo así a medidas autoritarias y represivas, aunque
mantuvo formalmente las instituciones democráticas. El fraude inhibió las posibilidades
electorales del radicalismo, quedando al margen la Capital Federal y Córdoba,
permitiendo el triunfo radical y socialista. Las intervenciones federales fueron un
mecanismo utilizado para asegurar el control político nacional sobre las provincias
opositoras, entre ellas San Juan, Tucumán, Buenos Aires, Catamarca y Santa Fe. La
violencia política fue otro de los factores que utilizó el gobierno para su predominio
político. Es así como hubo asesinatos (de diputados y senadores), torturas para los presos
políticos y persecuciones a opositores con el pretexto de anticomunismo. Hubo una
preocupación por parte de Justo, temiendo un posible golpe militar en contra de él.
Mantuvo una relación diplomática con los jefes militares, teniendo como objetivo, lograr
la prescindencia política de los militares, afianzar una actitud legalista y un mayor
profesionalismo entre los uniformados. Los resultados de la política militar de Justo no
fueron los esperados, ya que hubo dos intentos de golpes militares apoyados por la
oposición radical en 1932 y 1933, aunque no tuvieron éxito. Por este motivo, el gobierno
de Justo, intentó disciplinar y despolitizar a los oficiales, pero con la muerte del Ministro
de Guerra Rodríguez (máximo colaborador de Justo en la tarea de imponer disciplina
dentro de la oficialidad), la tendencia golpista no pudo ser revertida. En este marco, el
General Ramón Molina, repudió el golpe de Estado de 1930 y planteó la necesidad de
elecciones libres y honestas, además de reformas socio-económicas, por lo que obtuvo
consenso social y apoyo de sectores de izquierda. Según Justo, Molina representaba una
amenaza, por lo que dispuso su arresto y lo obligó a su retiro activo del servicio. Justo
buscó fundamentos para legitimar su gobierno, para ello recurrió al “tribunal de la
opinión” (la prensa), procuró el apoyo de las entidades intermedias y persiguió el respaldo
de lo opinión técnica y calificada. Además buscó otras fuentes como la iglesia y el
ejército.
Ortiz fue elegido presidente a fines de 1937, con ayuda del fraude electoral. Candidato de
la Concordancia, en representación del radicalismo anti personalista, Ortiz llevaba como
vicepresidente a Castillo que era “conservador”. Ortiz advirtió que había una crisis
legitimidad del poder y que las bases económicas del sistema podían estar en peligro si no
se modifican “desde arriba” sus estructuras políticas. Para ello se comprometió a
abandonar las prácticas electorales fraudulentas, permitir que la oposición radical tuviera
la posibilidad de acceder al gobierno, y democratizar en forma general la vida política. El
mandato de Ortiz duró 2 años y medio. Su breve período despertó ilusiones en las fuerzas
políticas de la oposición por el carácter más “democrático” de su actuación, comparada
con la de anteriores administraciones conservadoras. En 1940, presionado por su
enfermedad y por enemigos políticos dentro del gobierno en contra de sus intenciones
democráticas, Ortiz delegó sus funciones provisoriamente en Castillo, quién quería
mantener las costumbres políticas que pretendía sanear Ortiz. En política exterior, Castillo
era partidario de mantener la neutralidad y tenía desconfianza a EEUU. Pero la oposición
política de Castillo era débil y debió hacer concesiones (favores políticos). Así, en 1940,
nombró un gabinete integrado por figuras del ala liberal, como el ministro de Relaciones
Exteriores, Roca (hijo) y el ministro de Hacienda, Pinedo. Este último, presentó un plan
económico (acompañado por una apertura política hacia los radicales), que no tuvo
consenso en el interior de la coalición conservadora. Esta situación llevó a la renuncia de
Roca y Pinedo en 1941 y al nombramiento de otro gabinete, esta vez más cercano a las
ideas del presidente, con tendencias que nada tenían que ver con el retorno a las
prácticas democráticas.
En este contexto, ya comenzaban a manifestarse los primeros síntomas de una seria crisis
política. El factor principal de la misma se encontraba en la situación interna del país,
aunque desde 1942, con la entrada en la guerra de EEUU, se agregarían también las
presiones internacionales. La falta de apoyo popular a la Concordancia conservadora
explicaba la recurrencia al fraude electoral. El clima represivo, la corrupción política, los
frecuentes escándalos económicos y la actitud de ceder frente a los países centrales por
casi una década habían contribuido a descreer de los gobiernos surgidos del golpe de
Estado de 1930 y, además, no lograron las transformaciones económicas que esos mismos
gobiernos habían debido impulsar para hacer frente a la crisis mundial. El creciente
aislamiento político del régimen conservador generaba de ese modo un peligroso “vacío de
poder”.
6. Caracterice el golpe militar de 1943 y el rol del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) en
el gobierno de facto.
Conforme a estos lineamientos, la primera etapa del gobierno militar estuvo influida por
una orientación nacionalista, industrialista y autoritaria, con signos derechistas. Por un
lado, creó el Banco de Crédito Industrial, dispuso el allanamiento de las oficinas
monopólicas de electricidad, intervino la Corporación de Transportes, expropió la
Compañía Primitiva de Gas, inició el estudio de las tarifas aduaneras e impulsó las
industrias militares. Por otro, intensificó la represión policial de comunistas e
izquierdistas, introdujo la enseñanza religiosa en las escuelas, legalizó la censura de la
prensa escrita y radial, persiguió a profesores y estudiantes liberales, disolvió los partidos
políticos y clausuró el local donde funcionaba una de las centrales sindicales, prohibiendo
sus actividades y la de los gremios adheridos.
En 1945, el régimen militar se puso a la defensiva. La caída nazi sirvió de excusa para que
los simpatizantes de los partidos opositores y los grupos económicos dominantes
organizaran grandes manifestaciones callejeras, como si se tratara de una victoria interna
sobre el poder “nazifascista”, reclamando la convocatoria inmediata a elecciones y
rechazando toda candidatura oficial. Las FF. AA. Debían afrontar un grave dilema. Por un
lado, no estaban dispuestas a facilitar el retorno de los partidos políticos sin el previo
cumplimiento de los objetivos revolucionarios de 06/1943. Por el otro, no todos sus
integrantes tenían la intención de respaldar las ambiciones políticas de Perón, que desde
el gobierno gestaba las condiciones para hacer viable su candidatura constitucional.
En 07/1945 el gobierno convocó al pueblo a elegir sus autoridades a fin de año. La
convocatoria fue acompañada del compromiso de no adoptar candidaturas y de asegurar
elecciones libres. Luego, Perón ofreció cargos importantes en el gobierno a dirigentes del
radicalismo, intentando dividir al partido de Alem, capitalizar sus diferencias internas y
atraer al ala de la intransigencia Yrigoyenista. Si bien no obtuvo los resultados esperados
varios radicales aceptaron el ofrecimiento, y desde el Ministerio del Interior se levantó el
Estado de Sitio, impuesto por Castillo y mantenido por los militares, facilitando la
actividad de los partidos políticos. A principios de octubre la presión de la oposición de
Perón y de la oficialidad de Campo de Mayo determinaron que, el 09/10/1945, Perón
renunciara y que fuera detenido en la Isla García. La CGT recogió la inquietud de los
trabajadores que interpretaron que con el desplazamiento de Perón corrían peligro las
conquistas sociales obtenidas gracias a su gestión. Entonces, la CGT anunció una huelga
general en apoyo de la liberación de Perón, por lo que una muchedumbre en Plaza de
Mayo exigió y logró la libertad de su líder y su retorno al poder. Perón volvió a ocupar el
centro del escenario político. El ejército debió aceptar su regreso a disgusto y recibir el
inesperado apoyo popular y de los sindicatos. El coronel aparecía como el único candidato
posible del Ejército para las elecciones. Ahora, los nuevos integrantes del gabinete
nacional respondían a Perón. En el curso de 2 semanas todo foco opositor dentro de las
FFAA fue eliminado. El régimen militar cumplía su promesa de asegurar el ejercicio de la
soberanía popular justificando su intervención y logrando conservar el poder para
devolverlo a alguien surgido de las filas del Ejército (Perón), y no a los partidos
tradicionales.