Historia Largo
Historia Largo
Historia Largo
La crisis de 1929 puso fin a la era dorada del modelo primario exportador, muy vulnerable por
su dependencia del mercado mundial. Los gobiernos conservadores intentaron mantener las
exportaciones de materias primas a Gran Bretaña, adoptaron medidas proteccionistas para
frenar la fuga de dinero y fomentaron una industria de bienes de consumo. Veamos...
El colapso de la Bolsa de Valores de Wall Street, en 1929, provocó una depresión económica a
escala global, que llevó al declive del comercio mundial y a una caída en las inversiones
extranjeras.
Los primeros gobiernos de la restauración conservadora tuvieron que enfrentar la caída de sus
ingresos y resolver el aumento del desempleo, generado por la disminución de la actividad
económica.
El gobierno de Uriburu, al igual que los demás gobiernos del mundo en un primer momento,
tomó medidas económicas de neto corte liberal. Redujo el gasto público y mantuvo el pago de
la deuda externa. Sin embargo, también se vio obligado a intervenir en el mercado de divisas
mediante el control de cambios, para regular la circulación de moneda extranjera y el valor del
peso argentino.
El gran desafío del gobierno era exportar lo suficiente para importar los insumos industriales y
bienes de capital para mantener la producción.
La crisis internacional profundizó las dificultades: cada vez se vendía menos, a menor precio, y
los productores no tenían capacidad de invertir en maquinaria para reducir sus costos.
Proteccionismo y liberalismo
Desde 1933, se crearon organismos estatales para proteger la producción agropecuaria, como
la Junta Reguladora de Granos, la Junta Nacional de Carnes y organismos similares para el vino,
la yerba mate y el algodón. Estas juntas sirvieron para planificar la producción, manejar los
precios y evitar que los productores perdieran dinero.
178
Tratado Roca-Runciman
Desde las últimas décadas del siglo xix, la Argentina
se había integrado al mercado mundial como exportador
de carne y cereales. Debido a que Inglaterra era el principal comprador de estas
materias primas, la economía
argentina dependía de un imperio en crisis y descomposición desde el fin de la
Primera Guerra Mundial. El auge de la industria norteamericana provocó que la
Argentina entrara en un sistema de comercio triangular que resultó perjudicial.
La Argentina podía intercambiar materias primas por manufacturas con
Inglaterra, pero no podía hacer lo mismo con Estados Unidos, que producía sus
propios alimentos. A partir de entonces, la economía argentina obtenía pocas
libras por su producción agropecuaria, que debía convertir en muchos dólares
para comprar manufacturas estadounidenses.
Debido a la crisis de 1929, Inglaterra privilegió las relaciones comerciales con
países como Australia y Canadá, que integraban la Comunidad Británica de
Naciones. En 1933, el vicepresidente argentino, Julio Argentino Roca (h), y el
representante británico Walter Runciman firmaron un tratado comercial
mediante el cual Inglaterra se comprometía a mantener las compras de carne a
la Argentina [FIG. 276]. A cambio, el gobierno conservador otorgó amplias
ventajas a los frigoríficos y transportes británicos que operaban en el país, y
redujo los impuestos a la importación de productos del mismo origen.
El pacto Roca-Runciman otorgó grandes beneficios a los británicos en sus
cláusulas secretas: dio un lugar privilegiado a los bancos británicos en el recién
creado Banco Central y le otorgó el monopolio del transporte público de la
Ciudad de Buenos Aires.
La ciudad que más creció gracias a las migraciones internas fue la Ciudad de
Buenos Aires, seguida por Córdoba y Rosario. Los migrantes llegaban de todo el
país, en particular de provincias que habían ido despoblándose por su dificultad
para integrarse al modelo primario exportador, como Corrientes y Santiago del
Estero.
Movimiento obrero
180
Cambios culturales
Hacia 1920, la literatura, la música, la danza, el teatro y el carnaval aún
reflejaban las oposiciones entre cultura popular y cultura de elite que provenían
del siglo xix.
La emergencia de una cultura obrera contestataria y la intervención del Estado
para "nacionalizar" a los inmigrantes extranjeros a través de la educación
pública y el servicio militar diversificaron este paisaje. En los años treinta, la
expansión de la radio, el cine y el fútbol produjo una verdadera revolución
cultural.
Cine y radio
La Argentina fue uno de los primeros países en donde se desarrolló la radiofonía
comercial, con emisoras privadas como Radio Splendid, El Mundo y Belgrano,
que surgieron en los años treinta. A la transmisión de eventos deportivos,
música clásica, tango y jazz se sumaron, desde 1929, los radioteatros, como el
popular Chispazos de tradición, que emitía folletines gauchescos. La radio
funcionó como agente de nacionalización por la difusión del criollismo*, y al
mismo tiempo fue un vehículo de crítica social a las elites.
Entre 1930 y 1943, el cine nacional vivió su edad de oro, ya que las
producciones se multiplicaron y el público llenó las salas de exhibición. Como
ocurrió con la radio, el cine puso en evidencia la conflictividad social:
aparecieron comedias ambientadas en interiores lujosos con personajes de
clases altas que hablaban de "tú", mientras el melodrama popular castigaba en
sus historias a las mujeres que transgredían las normas de la sociedad
machista. Además, la industria cinematográfica también fue un modo de
visibilizar la división de clases y la discriminación a los trabajadores.
Las comedias de las mellizas Silvia y Mirtha Legrand fueron el símbolo del "cine
de teléfono blanco", que garantizaba el entretenimiento de las clases medias y
su identificación con las clases altas. Por el contrario, las películas de Tita
Merello pertenecían al género del melodrama popular.
Fútbol profesional
En las primeras décadas del siglo xx, el fútbol se volvió un espectáculo cada vez
más masivo. Se crearon decenas de estas asociaciones, y a los partidos asistía
cada vez más público, lo que generaba un ingreso considerable para los clubes.
Por esta razón, los jugadores comenzaron a reclamar la profesionalización del
deporte. Finalmente, en 1931, luego de una huelga de futbolistas, los clubes
más populares formaron la Liga Argentina de Football, que marcó el inicio del
profesionalismo [FIG. 280].
Boca fue el campeón del primer torneo profesional de fútbol, disputado en
1931.
Con el fin de la crisis económica en 1935, cuando los sectores populares
dispusieron de más dinero y tiempo libre, "ir a la cancha" se volvió un hábito
dominguero. Los clubes de fútbol, la prensa y la radio desempeñaron un papel
vital en la creación de estrellas futbolísticas y en el impulso de las rivalidades
deportivas.
El público intervino en el fútbol a través de las hinchadas, que moldearon una
cultura popular centrada en el "amor a los colores" como sinónimo de identidad
barrial. La rivalidad deportiva se transformaba, a veces, en enemistad territorial
y generaba hechos de violencia.
criollismo. Movimiento cultural nacido a fines del siglo xx, que exaltaba el
mundo rural y la cultura criolla anterior a la inmigración masiva como
depositarios del ser nacional. El poema Martín Fierro, de José Hernández, fue
una de sus expresiones más conocidas.
Guía de estudio
1. ¿De qué manera la radio y el cine fueron agentes de nacionalización y, al
mismo tiempo, visibilizaron los conflictos sociales?
2. ¿Por qué, en los años treinta, el fútbol se convirtió en un espectáculo de
masas?
181
Tapa de la revista Clarinada, medio de prensa publicado entre 1937 y 1945 que
expresó las tendencias del nacionalismo anticomunista y antisemita en la
Argentina. Las ideas políticas argentinas estaban conectadas con los
acontecimientos internacionales: la guerra civil española y la Segunda Guerra
Mundial fueron momentos de intensa polarización que dividieron a buena parte
de la sociedad argentina, entre defensores y detractores de la Segunda
República española, y entre simpatizantes de los Aliados y partidarios del Eje.
Socialistas
Desde su creación, el Partido Socialista aspiraba a una progresiva
democratización de la vida política argentina a través de una serie de reformas.
Por eso, criticaba la "política criolla" del fraude conservador, así como la idea de
una revolución rápida y violenta que propugnaban los anarquistas y
comunistas.
Hacia 1930, este partido contaba con cientos de locales, bibliotecas y centros
culturales, pero solo cinco agrupaciones de trabajadores [FIG. 282]. Con la
llegada de las derechas al poder en la Argentina y Europa, los socialistas
plantearon que el mayor problema del país era la oposición entre democracia y
fascismo. Gracias a la proscripción y el abstencionismo radical, los socialistas
lograron obtener numerosas bancas en el Congreso en las elecciones de 1932 y
1934.
Aunque, en 1935, los sindicalistas socialistas asumieron la dirección de la CGT,
el partido no dio mayor importancia a la actividad gremial y concentró sus
esfuerzos en la acción política. Convencidos de la importancia de la lucha
antifascista y de la necesidad de reforzar la democracia, se aliaron con los
radicales y, en 1937, presentaron la lista Alvear-Repetto en las elecciones
presidenciales.
El descuido de la política sindical y la dificultad de la cúpula partidaria para
percibir las transformaciones económicas y sociales generaron críticas y
rupturas internas.
182
Comunistas
La Revolución rusa de 1917 tuvo varios simpatizantes en la Argentina. Un
sector disidente del Partido Socialista formó el Partido Socialista Internacional,
bautizado luego como Partido Comunista para acercarse a la Unión Soviética. La
dictadura de Uriburu persiguió a los comunistas e ilegalizó su partido. A pesar
de todo, en los años treinta, el Partido Comunista amplió su presencia en el
mundo del trabajo, la cultura y los intelectuales.
En los años veinte, el Partido Comunista Argentino había asumido la estrategia
de "clase contra clase" lanzada por la Internacional Comunista. Según esta
estrategia, los comunistas debían adoptar una política intransigente, que
buscara construir un movimiento obrero revolucionario. Para esto, evitaban
todo tipo de alianzas y acuerdos con las organizaciones burguesas o que ellos
consideraban reformistas, como el Partido Socialista.
Aunque esta política fue profundamente sectaria, los comunistas lograron una
amplia inserción entre los trabajadores y lograron fundar los sindicatos de las
nacientes industrias, como los textiles, a la vez que reorganizaron sindicatos
antiguos, como el de la construcción.
Hacia 1935, cuando la Unión Soviética ordenó erigir frentes populares contra el
fascismo, los comunistas argentinos se orientaron a luchar por la apertura
política. Así se aliaron con el radical Marcelo T. de Alvear y, luego, apoyarían el
gobierno conservador de Roberto Ortiz, que había prometido acabar con el
fraude.
Documentos
El nacionalismo económico
Es triste confesarlo, pero la historia de entretelones dice que siempre fuimos un
organismo colonial inglés, tan hábilmente tramado que solo los entendidos
podrían descubrir las conexiones de nuestra finanza y de nuestra política con
las decisiones y los intereses de la metrópoli. Pero a partir de septiembre de
1930, el sometimiento se torna tan visible y se ajustan tan
desconsideradamente los órganos de cuya libertad depende la existencia
misma de la Nación que hasta los más legos comienzan a preocuparse de los
grandes problemas nacionales y a denunciar las causas de nuestro
inconmensurable empobrecimiento (...) Una de las medidas más urgentes, que
alguna vez deberán afrontar los gobiernos, será la de la nacionalización de los
servicios públicos. Se impedirá así que el capital extranjero forme parte
integrante y preponderante del organismo argentino. Raúl Scalabrini Ortiz,
Política británica en el Río de la Plata,
Buenos Aires, Plus Ultra, 1973.
Nacionalismos
El nacionalismo fue un movimiento político y cultural que se formó en la
Argentina en los años veinte, con dirigentes como Leopoldo Lugones, Carlos
Ibarguren, Manuel Carlés, los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta y Ernesto
Palacio. La prensa nacionalista de La Fronda y La Nueva República rechazaba a
la democracia, a las izquierdas y al yrigoyenismo, y deseaba la vuelta del
régimen oligárquico. Este nacionalismo restaurador exal-
taba a las Fuerzas Armadas, a las elites y las tradiciones hispano-católicas,
poniendo en duda la capacidad del pueblo para gobernar y expresarse a través
del voto. Durante la Década Infame, surgió una tendencia dife- rente en el
nacionalismo: en 1935, Luis Dellepiane, Arturo Jauretche, Homero Manzi y otros
militantes yrigoyenistas
crearon la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja). Este
grupo dio forma a un nacionalismo popular (FIG. 283), que consideraba que el
nacionalismo solo era legítimo si estaba "en vinculación directa con los
intereses de las masas populares".
Lo que tuvieron en común los distintos grupos nacionalistas es que comenzaron
a observar que la economía argentina era extremadamente dependiente de
Europa,
en particular de los Estados Unidos. Se formó así el concepto de
neocolonialismo, según el cual la Argentina, si bien era un país independiente,
tenía fuertes lazos de dependencia de las potencias europeas, que limitaban su
soberanía. Así, el discurso
antiimperialista, fue ganando cada vez más predicamento en diferentes grupos
de la sociedad.
183
El dramaturgo Federico García Lorca fue fusilado por las tropas franquistas en
1936. Sus obras eran un éxito en la Argentina.
184
La muerte del presidente Ortiz, en 1942, dejó al país en una situación muy
delicada. Una vez en funciones del Poder Ejecutivo, Castillo (FIG. 287) revirtió
muchos de los cambios realizados por su predecesor: reinstaló las prácticas
fraudulentas y la represión a las fuerzas políticas opositoras.
Golpe de 1943
La salida militar a la crisis política se vio facilitada por la muerte del radical
Marcelo T. de Alvear y el conservador Agustin P. Justo, en 1943, ya que ambos
dominaron la escena política argentina en los años treinta y aún podían ganar
las elecciones presidenciales. Además, los conservadores estaban debilitados
tras permanecer doce años en el poder, entre escándalos de corrupción y
maniobras sistemáticas de fraude electoral.
El 4 de junio, un golpe de Estado comandado por sectores nacionalistas del
Ejército [FIG. 288] derrocó al gobierno de Castillo y designó como presidente al
general Arturo Rawson. Señal de que la inestabilidad política continuaba, el
nuevo mandatario fue removido, a su vez, por el general Pedro Ramírez, tan
solo tres días después de hacerse cargo del Poder Ejecutivo.
La dictadura de Ramírez persiguió a la izquierda, suprimió los partidos políticos,
intervino las universidades y declaró obligatoria la enseñanza religiosa en las
escuelas públicas. Aunque las políticas y varios funcionarios del nuevo gobierno
se identificaban con el nacionalismo restaurador, el golpe de 1943 no significó
un regreso a los tiempos de Uriburu, sino el fin de la restauración conservadora
y el comienzo de una nueva etapa en la historia política argentina.
Las fuerzas del ejército desfilan por las calles del centro porteño.
Guía de estudio
1. ¿Qué diferencias hubo entre los gobiernos de
Marcelo Ortiz y Ramón Castillo?
2. ¿Cómo impactaron los conflictos
internacionales en la Argentina entre 1936 y 1945?
3. ¿Cuáles fueron las características del golpe
militar de junio de 1943, y qué medidas tomó el
nuevo gobierno?
185
El gobierno de Farrell
Guía de estudio
1. ¿Por qué el golpe de 1943 no dio como
resultado inmediato una apertura democrática?
2. Redacten un texto explicando qué fue el Gou
y cuál fue su posicionamiento en la Segunda
Guerra Mundial.
3. ¿Cómo fue el ascenso político de Perón?
189