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Historia Largo

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Las políticas económicas

La crisis de 1929 puso fin a la era dorada del modelo primario exportador, muy vulnerable por
su dependencia del mercado mundial. Los gobiernos conservadores intentaron mantener las
exportaciones de materias primas a Gran Bretaña, adoptaron medidas proteccionistas para
frenar la fuga de dinero y fomentaron una industria de bienes de consumo. Veamos...

Impacto de la crisis internacional

El colapso de la Bolsa de Valores de Wall Street, en 1929, provocó una depresión económica a
escala global, que llevó al declive del comercio mundial y a una caída en las inversiones
extranjeras.

La economía argentina dependía, para su funcionamiento, de la exportación de materias


primas al mercado mundial, pero también de las inversiones de origen europeo y
estadounidense.

En la Argentina, el descenso de la actividad económica había empezado antes del crac de


Nueva York, en 1928. Este declive se debió a la reducción de inversiones extranjeras que, en
ese momento, se habían volcado a la Bolsa de Wall Street, cuando su valor aumentaba. Más
tarde, la situación empeoró debido a la reducción de los precios internacionales de los
productos argentinos y la reducción de la demanda europea.

Los primeros gobiernos de la restauración conservadora tuvieron que enfrentar la caída de sus
ingresos y resolver el aumento del desempleo, generado por la disminución de la actividad
económica.

El gobierno de Uriburu, al igual que los demás gobiernos del mundo en un primer momento,
tomó medidas económicas de neto corte liberal. Redujo el gasto público y mantuvo el pago de
la deuda externa. Sin embargo, también se vio obligado a intervenir en el mercado de divisas
mediante el control de cambios, para regular la circulación de moneda extranjera y el valor del
peso argentino.

El gran desafío del gobierno era exportar lo suficiente para importar los insumos industriales y
bienes de capital para mantener la producción.

Crisis de la economía agroexportadora

La crisis internacional afectó particularmente a los productores agrarios. La reducción de la


demanda internacional y de los precios impactó notablemente en la rentabilidad del sector.

El estallido de la crisis se produjo en un contexto de fragilidad para el sector agrícola: ya casi no


quedaban tierras fértiles para poner a producir y las disponibles requerían mayores niveles de
inversión. Hacían falta obras de infraestructura, como caminos, diques y canales, y aplicar
fertilizantes que, en esa época, eran importados. Tampoco existían tecnologías novedosas que
permitieran aumentar la producción. Por este motivo, el crecimiento de la agricultura se
encontraba estancado desde mediados de la década de 1920. Paralelamente, en 1925, los
precios internacionales de las materias primas habían comenzado a disminuir, lo que reducía la
rentabilidad incluso de las tierras más productivas.

La crisis internacional profundizó las dificultades: cada vez se vendía menos, a menor precio, y
los productores no tenían capacidad de invertir en maquinaria para reducir sus costos.

Proteccionismo y liberalismo

A diferencia de su predecesor, el gobierno de Agustín P. Justo tomó medidas de mayor


intervención del Estado en la economía. En 1935 se creó el Banco Central, con el fin de
administrar el crédito, controlar la cantidad de moneda circulante y concentrar reservas de
dinero para utilizar en momentos de crisis. Otra medida intervencionista fue el
establecimiento de trabas a la importación, que iba a contramano de las doctrinas económicas
liberales más tradicionales. El gobierno compraba y vendía moneda extranjera, además de
reservarse la facultad de otorgar permisos a los empresarios que adquirían productos
importados. Así, el Estado incrementaba sus reservas, evitaba los aumentos de precios por un
exceso de importaciones, y fomentaba la producción local de bienes manufacturados, que
antes se fabricaban fuera del país.

Desde 1933, se crearon organismos estatales para proteger la producción agropecuaria, como
la Junta Reguladora de Granos, la Junta Nacional de Carnes y organismos similares para el vino,
la yerba mate y el algodón. Estas juntas sirvieron para planificar la producción, manejar los
precios y evitar que los productores perdieran dinero.

178

Tratado Roca-Runciman
Desde las últimas décadas del siglo xix, la Argentina
se había integrado al mercado mundial como exportador
de carne y cereales. Debido a que Inglaterra era el principal comprador de estas
materias primas, la economía
argentina dependía de un imperio en crisis y descomposición desde el fin de la
Primera Guerra Mundial. El auge de la industria norteamericana provocó que la
Argentina entrara en un sistema de comercio triangular que resultó perjudicial.
La Argentina podía intercambiar materias primas por manufacturas con
Inglaterra, pero no podía hacer lo mismo con Estados Unidos, que producía sus
propios alimentos. A partir de entonces, la economía argentina obtenía pocas
libras por su producción agropecuaria, que debía convertir en muchos dólares
para comprar manufacturas estadounidenses.
Debido a la crisis de 1929, Inglaterra privilegió las relaciones comerciales con
países como Australia y Canadá, que integraban la Comunidad Británica de
Naciones. En 1933, el vicepresidente argentino, Julio Argentino Roca (h), y el
representante británico Walter Runciman firmaron un tratado comercial
mediante el cual Inglaterra se comprometía a mantener las compras de carne a
la Argentina [FIG. 276]. A cambio, el gobierno conservador otorgó amplias
ventajas a los frigoríficos y transportes británicos que operaban en el país, y
redujo los impuestos a la importación de productos del mismo origen.
El pacto Roca-Runciman otorgó grandes beneficios a los británicos en sus
cláusulas secretas: dio un lugar privilegiado a los bancos británicos en el recién
creado Banco Central y le otorgó el monopolio del transporte público de la
Ciudad de Buenos Aires.

Un nuevo modelo industrial

El modelo primario exportador había impulsado el desarrollo de algunas


industrias asociadas a la producción agropecuaria, por ejemplo los frigoríficos y
los molinos de harina y aceite. En la década de 1920, empresas
norteamericanas como Ford, General Motors, Colgate, Palmolive y Toddy
abrieron varias fábricas en la Argentina.
Sin embargo, fue a partir de la crisis cuando se produjo el despegue de la
actividad industrial. Esto se explica porque, debido a la dificultad para importar
productos extranjeros, se generó una industrialización por sustitución de
importaciones. Así, se consolidaron las industrias de alimentos y bebidas, y, a
partir de 1935, la producción textil, la metálica y la petrolera superaron a las
primeras [FIG. 277].

Con la industrialización por sustitución de importaciones, la industria del


calzado alcanzó elevados niveles de producción.
El crecimiento industrial, en esta oportunidad, contó con el apoyo y el fomento
del gobierno nacional. El aumento de los aranceles a las importaciones —que
servían para incrementar los ingresos fiscales— contribuyó a proteger la
industria local contra la competencia externa. La política de cambios, que
implicaba tener un dólar alto para las importaciones, también favoreció a los
industriales.

El proceso de industrialización se vio limitado por varios factores. En primer


lugar, el país todavía no producía bienes de capital ni insumos básicos, como
hierro, acero o carbón. Esto hacía que la capacidad de inversión dependiera de
las exportaciones: si no se vendía lo suficiente, no había divisas para importar.
En segundo lugar, las industrias locales utilizaron tecnología atrasada y su
productividad era más baja que la de los países europeos.
A pesar de estas dificultades, la producción industrial argentina creció y empleó
a cada vez más trabajadores.
Guía de estudio
1. ¿Cómo impactó la crisis de 1929 en la Argentina,
y cuál fue la reacción del gobierno conservador?
2. ¿Quiénes firmaron el tratado Roca-Runciman
y qué establecía este acuerdo?
3. ¿Qué fue la industrialización por sustitución de
importaciones?
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Las transformaciones sociales

En la década de 1930, las migraciones internas modificaron el paisaje social del


país. El movimiento obrero se unificó en la Confederación Nacional de
Trabajadores (CGT) y exigió la intervención estatal en las negociaciones
laborales. El cine, la radio y el fútbol moldearon una identidad nacional y
barrial, pero también expresaron el conflicto social. Veamos...
Migraciones internas

La crisis económica mundial de 1929 puso pausa al ciclo de inmigración masiva


proveniente de Europa. En consecuencia, el desarrollo de la industrialización
por sustitución de importaciones, que demandaba un número creciente de
trabajadores, fomentó la migración del campo a la gran ciudad dentro de la
Argentina. Así, muchos de los desocupados por la crisis agrícola migraron a las
ciudades en busca de trabajo.

La ciudad que más creció gracias a las migraciones internas fue la Ciudad de
Buenos Aires, seguida por Córdoba y Rosario. Los migrantes llegaban de todo el
país, en particular de provincias que habían ido despoblándose por su dificultad
para integrarse al modelo primario exportador, como Corrientes y Santiago del
Estero.

La urbanización fue una de las consecuencias más notables de esta


transformación social: si el censo de 1869 registraba que apenas un 29 % de la
población vivía en asentamientos urbanos, hacia 1947, el 62 % de los
argentinos residía en alguna ciudad. Debido a que los migrantes muchas veces
eran pobres y a la falta de infraestructura, en las ciudades receptoras hubo
graves problemas de vivienda. Se formaron así las primeras villas miseria [FIG.
278].

Movimiento obrero

Los años treinta también transformaron el escenario en que los trabajadores


organizados habían planteado sus primeras demandas. La depresión económica
golpeó la actividad sindical, ya que el temor a perder el trabajo redujo la
adhesión de la clase obrera a huelgas y protestas. A esto también contribuyó la
persecución del gobierno de Uriburu a los dirigentes gremiales, que continuó
con menor intensidad durante la administración de Justo. En este contexto, los
empresarios aprovecharon para recortar derechos que los trabajadores habían
conquistado en años anteriores.

A partir de 1935, la industrialización por sustitución de importaciones llevó a la


concentración de la producción en grandes fábricas. Las organizaciones
sindicales anarquistas del período anterior, que agrupaban a artesanos y
trabajadores calificados de pequeños establecimientos, perdieron peso en el
movimiento obrero. Además, la represión durante la dictadura de Uriburu había
afectado do su organización.

Por el contrario, las corrientes sindicalistas y socialistas conservaron su lugar


junto al emergente sindicalismo comunista. Estas corrientes comenzaron a
organizar gremios que reunían a trabajadores no especializados y que tenían
dimensiones muy superiores.

Las precarias condiciones políticas y laborales impulsaron la unificación de los


sindicatos en la Confederación General del Trabajo (CGT), nacida en 1930 por
un acuerdo entre sindicalistas, socialistas e independientes. Años más tarde, en
1935, se sumaron los sindicatos dirigidos por los comunistas. Estas corrientes
políticas reclamaban la intervención del Estado como árbitro en los conflictos
entre el capital y el trabajo.
A partir de 1935, cuando se empezaron a notar los efectos del crecimiento
económico, el movimiento obrero se fortaleció y fue ganando cada vez más
peso político y social.

En paralelo, en el gobierno, empezaron a cobrar importancia sectores


preocupados por la regulación social. En consecuencia, se adoptaron
mecanismos de negociación colectiva entre sindicatos y empresarios.

180

Cambios culturales
Hacia 1920, la literatura, la música, la danza, el teatro y el carnaval aún
reflejaban las oposiciones entre cultura popular y cultura de elite que provenían
del siglo xix.
La emergencia de una cultura obrera contestataria y la intervención del Estado
para "nacionalizar" a los inmigrantes extranjeros a través de la educación
pública y el servicio militar diversificaron este paisaje. En los años treinta, la
expansión de la radio, el cine y el fútbol produjo una verdadera revolución
cultural.

Cine y radio
La Argentina fue uno de los primeros países en donde se desarrolló la radiofonía
comercial, con emisoras privadas como Radio Splendid, El Mundo y Belgrano,
que surgieron en los años treinta. A la transmisión de eventos deportivos,
música clásica, tango y jazz se sumaron, desde 1929, los radioteatros, como el
popular Chispazos de tradición, que emitía folletines gauchescos. La radio
funcionó como agente de nacionalización por la difusión del criollismo*, y al
mismo tiempo fue un vehículo de crítica social a las elites.
Entre 1930 y 1943, el cine nacional vivió su edad de oro, ya que las
producciones se multiplicaron y el público llenó las salas de exhibición. Como
ocurrió con la radio, el cine puso en evidencia la conflictividad social:
aparecieron comedias ambientadas en interiores lujosos con personajes de
clases altas que hablaban de "tú", mientras el melodrama popular castigaba en
sus historias a las mujeres que transgredían las normas de la sociedad
machista. Además, la industria cinematográfica también fue un modo de
visibilizar la división de clases y la discriminación a los trabajadores.

Las comedias de las mellizas Silvia y Mirtha Legrand fueron el símbolo del "cine
de teléfono blanco", que garantizaba el entretenimiento de las clases medias y
su identificación con las clases altas. Por el contrario, las películas de Tita
Merello pertenecían al género del melodrama popular.

Fútbol profesional
En las primeras décadas del siglo xx, el fútbol se volvió un espectáculo cada vez
más masivo. Se crearon decenas de estas asociaciones, y a los partidos asistía
cada vez más público, lo que generaba un ingreso considerable para los clubes.
Por esta razón, los jugadores comenzaron a reclamar la profesionalización del
deporte. Finalmente, en 1931, luego de una huelga de futbolistas, los clubes
más populares formaron la Liga Argentina de Football, que marcó el inicio del
profesionalismo [FIG. 280].
Boca fue el campeón del primer torneo profesional de fútbol, disputado en
1931.
Con el fin de la crisis económica en 1935, cuando los sectores populares
dispusieron de más dinero y tiempo libre, "ir a la cancha" se volvió un hábito
dominguero. Los clubes de fútbol, la prensa y la radio desempeñaron un papel
vital en la creación de estrellas futbolísticas y en el impulso de las rivalidades
deportivas.
El público intervino en el fútbol a través de las hinchadas, que moldearon una
cultura popular centrada en el "amor a los colores" como sinónimo de identidad
barrial. La rivalidad deportiva se transformaba, a veces, en enemistad territorial
y generaba hechos de violencia.
criollismo. Movimiento cultural nacido a fines del siglo xx, que exaltaba el
mundo rural y la cultura criolla anterior a la inmigración masiva como
depositarios del ser nacional. El poema Martín Fierro, de José Hernández, fue
una de sus expresiones más conocidas.

Guía de estudio
1. ¿De qué manera la radio y el cine fueron agentes de nacionalización y, al
mismo tiempo, visibilizaron los conflictos sociales?
2. ¿Por qué, en los años treinta, el fútbol se convirtió en un espectáculo de
masas?

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Las ideas políticas


La Argentina de 1930 fue escenario de debates políticos, en un ambiente
agitado por las guerras europeas. Las izquierdas apostaron a la defensa de la
democracia contra el fascismo, aunque los socialistas descuidaron al
movimiento obrero, a diferencia de los comunistas. El nacionalismo se dividió
entre tendencias restauradoras y populares. Veamos...
Época de debates
Los años de la restauración conservadora que van de 1930 a 1943 suelen ser
retratados como una edad oscura, donde una sucesión de gobiernos
autoritarios ahogaron la voz de las mayorías. Sin embargo, la década de 1930
fue también una época de apasionados debates de ideas, fuertes
movilizaciones sociales y activa participación de los partidos políticos en el
campo cultural.
Las disputas políticas no se reducían a dos sectores enemistados entre sí, sino
que había una multiplicidad de actores con diferentes proyectos de país:
socialismo democrático, comunismo revolucionario, nacionalismo económico
crítico de Gran Bretaña y nacionalismo católico con inclinaciones antisemitas.
La crisis del liberalismo político y económico fue el escenario que, sobre todo a
partir de la crisis mundial de 1929, hizo posible el avance de los proyectos
alternativos.

Tapa de la revista Clarinada, medio de prensa publicado entre 1937 y 1945 que
expresó las tendencias del nacionalismo anticomunista y antisemita en la
Argentina. Las ideas políticas argentinas estaban conectadas con los
acontecimientos internacionales: la guerra civil española y la Segunda Guerra
Mundial fueron momentos de intensa polarización que dividieron a buena parte
de la sociedad argentina, entre defensores y detractores de la Segunda
República española, y entre simpatizantes de los Aliados y partidarios del Eje.

Socialistas
Desde su creación, el Partido Socialista aspiraba a una progresiva
democratización de la vida política argentina a través de una serie de reformas.
Por eso, criticaba la "política criolla" del fraude conservador, así como la idea de
una revolución rápida y violenta que propugnaban los anarquistas y
comunistas.
Hacia 1930, este partido contaba con cientos de locales, bibliotecas y centros
culturales, pero solo cinco agrupaciones de trabajadores [FIG. 282]. Con la
llegada de las derechas al poder en la Argentina y Europa, los socialistas
plantearon que el mayor problema del país era la oposición entre democracia y
fascismo. Gracias a la proscripción y el abstencionismo radical, los socialistas
lograron obtener numerosas bancas en el Congreso en las elecciones de 1932 y
1934.
Aunque, en 1935, los sindicalistas socialistas asumieron la dirección de la CGT,
el partido no dio mayor importancia a la actividad gremial y concentró sus
esfuerzos en la acción política. Convencidos de la importancia de la lucha
antifascista y de la necesidad de reforzar la democracia, se aliaron con los
radicales y, en 1937, presentaron la lista Alvear-Repetto en las elecciones
presidenciales.
El descuido de la política sindical y la dificultad de la cúpula partidaria para
percibir las transformaciones económicas y sociales generaron críticas y
rupturas internas.

182

Comunistas
La Revolución rusa de 1917 tuvo varios simpatizantes en la Argentina. Un
sector disidente del Partido Socialista formó el Partido Socialista Internacional,
bautizado luego como Partido Comunista para acercarse a la Unión Soviética. La
dictadura de Uriburu persiguió a los comunistas e ilegalizó su partido. A pesar
de todo, en los años treinta, el Partido Comunista amplió su presencia en el
mundo del trabajo, la cultura y los intelectuales.
En los años veinte, el Partido Comunista Argentino había asumido la estrategia
de "clase contra clase" lanzada por la Internacional Comunista. Según esta
estrategia, los comunistas debían adoptar una política intransigente, que
buscara construir un movimiento obrero revolucionario. Para esto, evitaban
todo tipo de alianzas y acuerdos con las organizaciones burguesas o que ellos
consideraban reformistas, como el Partido Socialista.
Aunque esta política fue profundamente sectaria, los comunistas lograron una
amplia inserción entre los trabajadores y lograron fundar los sindicatos de las
nacientes industrias, como los textiles, a la vez que reorganizaron sindicatos
antiguos, como el de la construcción.
Hacia 1935, cuando la Unión Soviética ordenó erigir frentes populares contra el
fascismo, los comunistas argentinos se orientaron a luchar por la apertura
política. Así se aliaron con el radical Marcelo T. de Alvear y, luego, apoyarían el
gobierno conservador de Roberto Ortiz, que había prometido acabar con el
fraude.
Documentos
El nacionalismo económico
Es triste confesarlo, pero la historia de entretelones dice que siempre fuimos un
organismo colonial inglés, tan hábilmente tramado que solo los entendidos
podrían descubrir las conexiones de nuestra finanza y de nuestra política con
las decisiones y los intereses de la metrópoli. Pero a partir de septiembre de
1930, el sometimiento se torna tan visible y se ajustan tan
desconsideradamente los órganos de cuya libertad depende la existencia
misma de la Nación que hasta los más legos comienzan a preocuparse de los
grandes problemas nacionales y a denunciar las causas de nuestro
inconmensurable empobrecimiento (...) Una de las medidas más urgentes, que
alguna vez deberán afrontar los gobiernos, será la de la nacionalización de los
servicios públicos. Se impedirá así que el capital extranjero forme parte
integrante y preponderante del organismo argentino. Raúl Scalabrini Ortiz,
Política británica en el Río de la Plata,
Buenos Aires, Plus Ultra, 1973.

Nacionalismos
El nacionalismo fue un movimiento político y cultural que se formó en la
Argentina en los años veinte, con dirigentes como Leopoldo Lugones, Carlos
Ibarguren, Manuel Carlés, los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta y Ernesto
Palacio. La prensa nacionalista de La Fronda y La Nueva República rechazaba a
la democracia, a las izquierdas y al yrigoyenismo, y deseaba la vuelta del
régimen oligárquico. Este nacionalismo restaurador exal-
taba a las Fuerzas Armadas, a las elites y las tradiciones hispano-católicas,
poniendo en duda la capacidad del pueblo para gobernar y expresarse a través
del voto. Durante la Década Infame, surgió una tendencia dife- rente en el
nacionalismo: en 1935, Luis Dellepiane, Arturo Jauretche, Homero Manzi y otros
militantes yrigoyenistas
crearon la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja). Este
grupo dio forma a un nacionalismo popular (FIG. 283), que consideraba que el
nacionalismo solo era legítimo si estaba "en vinculación directa con los
intereses de las masas populares".
Lo que tuvieron en común los distintos grupos nacionalistas es que comenzaron
a observar que la economía argentina era extremadamente dependiente de
Europa,
en particular de los Estados Unidos. Se formó así el concepto de
neocolonialismo, según el cual la Argentina, si bien era un país independiente,
tenía fuertes lazos de dependencia de las potencias europeas, que limitaban su
soberanía. Así, el discurso
antiimperialista, fue ganando cada vez más predicamento en diferentes grupos
de la sociedad.

Aunque Raúl Scalabrini Ortiz (1898-1959) no fue miembro oficial de Forja


durante varios años por no afiliarse al radicalismo, fue una figura intelectual
decisiva para esta corriente.
Guía de estudio
1. ¿Cuáles eran las críticas de los socialistas a
los conservadores y los comunistas?
2. ¿En qué aspectos cambió la estrategia del
Partido Comunista en 1935?
3. ¿Qué diferencias había entre el nacionalismo
restaurador y el nacionalismo popular?

183

La Argentina en tiempos de guerra

{ El gobierno de Roberto Ortiz intentó terminar con el fraude electoral, pero su


muerte impidió la salida democrática. El conservador Ramón Castillo presidió un
gobierno débil, presionado por sectores políticos y militares que le exigían
sostener la neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial o romper con
esta postura. Veamos...

Gobierno de Roberto Ortiz

La fórmula Roberto Ortiz-Ramón Castillo, que ganó las elecciones de 1937 de


manera fraudulenta, respondía a las necesidades de la Concordiancia [FIG.
284].
El presidente Ortiz era un radical antipersonalista que dependía de Agustín P.
Justo, quien aspiraba a seguir influyendo en la política argentina. El
vicepresidente Castillo, en cambio, había sido designado por los conservadores.
El nuevo mandatario, que asumió en febrero de 1938, sorprendió a aliados y
opositores cuando intentó terminar con el fraude electoral. Al segundo año de
su gestión, anuló las elecciones para diputados en San Juan, y en febrero de
1940, intervino la provincia de Catamarca por irregularidades en los comicios.

Las medidas de Ortiz generaron el rechazo de los conservadores que integraban


su propio gobierno. La máxima tensión se produjo cuando el conservador
Manuel Fresco falseó las elecciones a gobernador de Buenos Aires para evitar el
triunfo de los radicales, y el gobierno intervino la provincia.
La campaña contra el fraude no llegó muy lejos debido a los problemas de salud
del vicepresidente Castillo, que falleció en julio de 1942. Con la asunción del
presidente, que falleció en julio de 1942, el gobierno quedó en manos de los
conservadores, que no tenían ninguna intención de realizar una reforma
política.
Las presidencias de Justo, Ortiz y Castillo tuvieron que atravesar una época de
intensa convulsión mundial por la guerra civil española y la Segunda Guerra
Mundial.
Aunque el gobierno argentino se mantuvo neutral, estos conflictos generaron
profundas divisiones en la sociedad y la cultura

La masiva presencia de los inmigrantes generó gran interés en la guerra civil


española y la Segunda Guerra Mundial.

Debates por la Guerra Mundial

La posibilidad de un enfrentamiento armado a escala mundial se manifestó


desde 1936 en varios puntos del globo. Pero fue la guerra en Europa la que
sensibilizó a importantes sectores de la sociedad argentina, ya sea por el peso
de la inmigración europea, o por las raíces hispano-criollas de muchos
argentinos.
El conflicto en España provocó debates y peleas, a veces a muerte: en
noviembre de 1936, en Santa Fe, un obrero portuario español asesinó a su
compañero de cuarto, de nacionalidad portuguesa, por una discusión sobre la
Guerra Civil. Hacia 1937, en la Ciudad de Buenos Aires, se representaban obras
de teatro español vinculadas al bando republicano o nacional, que polarizaban
al auditorio porteño [FIG. 286].
La Segunda Guerra Mundial generó nuevas divisiones, esta vez entre aliadófilos
(partidarios de los Aliados) y germanófilos (partidarios de Alemania). En 1938,
se realizó un imponente acto nazi en el Luna Park, al cual habrían asistido
15.000 personas. Del otro lado, más de 500 pilotos de la Royal Air Force
británica que habían combatido en la Segunda Guerra Mundial eran voluntarios
británicos. En 1942, la Alianza Libertadora Nacionalista, simpatizante del Eje,
realizó una importante manifestación a favor de la neutralidad argentina en la
guerra.

El dramaturgo Federico García Lorca fue fusilado por las tropas franquistas en
1936. Sus obras eran un éxito en la Argentina.

184

Presidencia de Ramón Castillo

La muerte del presidente Ortiz, en 1942, dejó al país en una situación muy
delicada. Una vez en funciones del Poder Ejecutivo, Castillo (FIG. 287) revirtió
muchos de los cambios realizados por su predecesor: reinstaló las prácticas
fraudulentas y la represión a las fuerzas políticas opositoras.

Entre otras medidas, Castillo desarmó la Concordancia, ya que algunos de los


partidos que la integraban habían apoyado los intentos de apertura política de
su predecesor.
Si bien la presencia de algunos políticos en el gabinete, como Julio A. Roca y
Federico Pinedo, hacía prever una política favorable con los Aliados, Ortiz
mantuvo la histórica posición de neutralidad ante la Segunda Guerra Mundial.
Con esta medida, el gobierno buscaba no perjudicar el comercio marítimo con
los países beligerantes.
Los ministros aliadófilos fueron desplazados por Enrique Ruiz Guiñazú y Carlos
Acevedo, de claras simpatías por el franquismo español, a pesar de la presión
internacional.
Esta actitud fue castigada duramente por los Estados Unidos, que en 1941
habían ingresado a la guerra. Entonces, aumentó la presión para que la
Argentina declarase la guerra al Eje. Ante la negativa, los Estados Unidos
impusieron a la Argentina un bloqueo a la venta de armas y maquinaria y
cortaron el crédito al país por no apoyar el esfuerzo bélico de los Aliados.

Debido a la postura neutralista, Castillo ganó el apoyo de los sectores


nacionalistas y de los conservadores provinciales. En la oposición se ubicaron
todos los partidos políticos simpatizantes de los Aliados, que conformaron una
especie de Frente Popular de hecho.
En 1943, debían celebrarse elecciones presidenciales.

Sin apoyo para imponer un candidato que sostuviera la postura de neutralidad


ante la guerra, Castillo designó como candidato al senador conservador
Robustiano Patrón Costas, un empresario salteño del azúcar aliadófilo.
El candidato no agradaba a la izquierda ni al radicalismo, que lo veían como la
personificación de la oligarquía terrateniente y el fraude. Tampoco despertaba
confianza en las Fuerzas Armadas, donde predominaban quienes apostaban a la
neutralidad argentina en la guerra y los que simpatizaban con el Eje. Fue así
como políticos y militares empezaron a conspirar para tomar el poder.

Golpe de 1943
La salida militar a la crisis política se vio facilitada por la muerte del radical
Marcelo T. de Alvear y el conservador Agustin P. Justo, en 1943, ya que ambos
dominaron la escena política argentina en los años treinta y aún podían ganar
las elecciones presidenciales. Además, los conservadores estaban debilitados
tras permanecer doce años en el poder, entre escándalos de corrupción y
maniobras sistemáticas de fraude electoral.
El 4 de junio, un golpe de Estado comandado por sectores nacionalistas del
Ejército [FIG. 288] derrocó al gobierno de Castillo y designó como presidente al
general Arturo Rawson. Señal de que la inestabilidad política continuaba, el
nuevo mandatario fue removido, a su vez, por el general Pedro Ramírez, tan
solo tres días después de hacerse cargo del Poder Ejecutivo.
La dictadura de Ramírez persiguió a la izquierda, suprimió los partidos políticos,
intervino las universidades y declaró obligatoria la enseñanza religiosa en las
escuelas públicas. Aunque las políticas y varios funcionarios del nuevo gobierno
se identificaban con el nacionalismo restaurador, el golpe de 1943 no significó
un regreso a los tiempos de Uriburu, sino el fin de la restauración conservadora
y el comienzo de una nueva etapa en la historia política argentina.

Las fuerzas del ejército desfilan por las calles del centro porteño.

Guía de estudio
1. ¿Qué diferencias hubo entre los gobiernos de
Marcelo Ortiz y Ramón Castillo?
2. ¿Cómo impactaron los conflictos
internacionales en la Argentina entre 1936 y 1945?
3. ¿Cuáles fueron las características del golpe
militar de junio de 1943, y qué medidas tomó el
nuevo gobierno?

185

El gobierno de Farrell

El régimen militar quedó muy debilitado por no llamar a elecciones y sostener la


neutralidad argentina en la guerra. El Grupo de Oficiales Unidos (GOU) logró
salir de la crisis política gracias a las políticas sociales del coronel Juan Domingo
Perón. Veamos...
Militares en el poder
El golpe militar de 1943 no condujo a una nueva restauración conservadora,
pero tampoco tuvo como resultado inmediato la apertura democrática que
reclamaba la oposición. Los miembros de las Fuerzas Armadas que lideraron el
golpe lograron imponer un proyecto político propio. Durante la presidencia del
general Pedro Ramírez, los principales órganos del gobierno fueron manejados
por el Grupo de Oficiales Unidos (Gou), una sociedad secreta compuesta por
militares nacionalistas de rango medio. Su objetivo era mantener la neutralidad
argentina ante la guerra y se oponían a la continuidad del gobierno
conservador.

El GOU admiraba el modelo industrialista, corporativista y autoritario de los


países del Eje, que parecía una alternativa al régimen oligárquico y su
dependencia económica con Inglaterra y los Estados Unidos.
En 1944, cuando la derrota de Alemania en la guerra era inminente, se
redoblaron las presiones para que Ramírez tomara una postura más agresiva
contra el Eje. En enero, la Argentina rompió relaciones diplomáticas con
Alemania y Japón, razón por la cual el Gou desplazó a Ramírez y puso en su
lugar al general Edelmiro Farrell.
El derrocamiento de Ramírez generó una crisis en el régimen militar, que quedó
aislado y sin apoyos en la sociedad civil. La debilidad del gobierno de Farrell
facilitó la emergencia de una figura hasta entonces secundaria, el coronel Juan
Domingo Perón.

Perón y la política social


En noviembre de 1943, el coronel Juan Domingo Perón se había hecho cargo del
Departamento Nacional del Trabajo (DNT). Esta dependencia, creada en 1907,
tenía la función de recoger, coordinar y publicar todos los datos relativos al
trabajo en el país, para conocer las condiciones laborales y redactar proyectos
de ley que solucionaran los conflictos. Más tarde, sumó tareas de inspección y
control del cumplimiento de las leyes laborales, y la capacidad de mediar en
conflictos entre trabajadores y empleadores. Sin embargo, el DNT tuvo poca
capacidad para intervenir.
Cuando Perón asumió esa tarea, la jerarquizó y pasó a constituir la Secretaría
de Trabajo y Previsión (STP). La nueva secretaría absorbió otras dependencias
estatales y asumió facultades de carácter conciliatorio y arbitral, así como
funciones de policía del trabajo. Además, amplió su influencia en el país, con
delegaciones en las provincias.
Desde su oficina, Perón tejió una alianza con dirigentes sindicales y lanzó un
programa de reformas favorables a los trabajadores. Como fruto de su labor,
entre 1943 y 1945, se sancionó el Estatuto del peón rural, el salario mínimo, el
sueldo anual complementario y las vacaciones pagas. La popularidad de Perón
le permitió ascender en jerarquía en el gobierno de Farrell, ya que fue
nombrado ministro de Guerra y vicepresidente.

Guía de estudio
1. ¿Por qué el golpe de 1943 no dio como
resultado inmediato una apertura democrática?
2. Redacten un texto explicando qué fue el Gou
y cuál fue su posicionamiento en la Segunda
Guerra Mundial.
3. ¿Cómo fue el ascenso político de Perón?

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