Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Resumen Politica Final

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 13

POLITICA ECONOMICA

1) Argentina 1880–1920: Modelo Agroexportador (auge)

Capitulo 1: LA GENERACION DEL PROGRESO (1880-1914)

Bases y punto de partida para el progreso Argentino


La situación inicial: a partir de la primera presidencia de Roca (1880-1886) que puede hablarse de un estado nacional.
La fórmula “Paz y Administración” fue toda una síntesis de las nuevas prioridades del país.
El último censo de 1869 mostraba un territorio bastante desierto y una población con bajos niveles de instrucción. La tasa
de analfabetismo era otro síntoma de retraso. La agricultura prácticamente no existía, era para consumo local; todavía en
los años 70 se importaba trigo. Recién a fines de la década se llevaría el primer embarque de trigo para exportación. Había
dificultad para transportar los productos del interior hacia los puertos y eso comenzó a abrirse con la difusión del ferrocarril
en la década de 1870.
En muchos terrenos los miembros de la clase política de ese tiempo sostuvieron posiciones enfrentadas, había desacuerdo
en cuanto a la política comercial, educación pública, el régimen de propiedad de la tierra, el papel del estado.
En cuanto a la política monetaria en 1899 se fija el tipo de cambio con el que operaria la Caja de Conversión.
Casi todos coincidían en la voluntad de incorporar a la Argentina a la Revolución Industrial.

Llenando el desierto: INMIGRACION, CAPITALES Y TIERRAS


Era todo un desafío coordinar la incorporación de recursos (tierra capital y trabajo), las tierras estaban pero se necesitaba el
ferrocarril para acortar las distancias entre la llanura y los puertos, el capital también era necesario para mejorar la
explotación y adquirir maquinarias.
En cuanto al trabajo el gobierno fomentó por todos los medios la incorporación a través de subsidios y ventajas para los
inmigrantes, la atracción principal estaba dada por las perspectivas de mejores empleos que en el país de origen.

2) Argentina 1920–1940: Ocaso Modelo Agroexportador, Gran Crisis del 30,comienza


la Industria de Sustitutiva de Importaciones (ISI).

CAPITULO 2: ULTIMAS IMÁGENES DE UN MODELO (1914-1929)

La industria en los 20: inversión externa y políticas públicas


En los años 20, la vida económica nacional todavía giraba alrededor de la producción primaria. Pero la importancia del
campo era cada vez menor respecto a la de la industria.
La tasa de crecimiento de las actividades manufactureras fue mayor que la del sector agropecuario. Todas las ramas de la
industria se desarrollaron con bastante rapidez.
Era un contraste con la agricultura pampeana, en donde el capital era de propiedad nacional, y se producía para el
consumidor extranjero, la fabricación industrial se dirigía al mercado local pero buena parte de las inversiones era de origen
foráneo. En el periodo 1923-1929 fue común la instalación de filiales de empresas extranjeras.
Las inversiones extranjeras también se dirigieron al petróleo. Durante los años 20 las inversiones extranjeras ayudaron a
que esa proporción aumentara y eso a pesar de que el ritmo de crecimiento de la demanda final era muy veloz y cuya taza

1
de automóviles per cápita se ubicaba entre las cinco mas altas del mundo. Comienzan los primeros conflictos entre la
producción nacional (ypf) y el capital petrolero norteamericano.
Se abría otra veta en la que sobresalía una misma tendencia de fondo: la creciente importancia de USA en la economía
argentina, y la pérdida de influencia de Gran Bretaña.
El impuesto que tenían que pagar los productos que entraban al país estaba calculado sobre un valor oficial estimado,
llamado “valor de aforo” o “tarifa de avalúos”.
En 1914 Alvear decidió aumentar los valores de aforo del 60%.
Pero la reforma de 1923 fue la más significativa acción oficial a favor a la industrialización
Alvear era favorable a las industrias que estimularan la demanda por la producción primaria local, y también a las
manufacturas en general.

Avatares de la moneda
El abandono de la convertibilidad en 1914 no derivó en una desvalorización del peso.
La reducción de importaciones durante la guerra ahorró divisas y se tradujo en excedentes comerciales considerables.
Pero a partir del año 1920 la BPagos comenzó a deteriorarse, los precios de las exportaciones cayeron y en 1923 la moneda
nacional alcanzó un precio mínimo de 3,3 pesos por dólar.
En el año 1924 comenzó una nueva recuperación de los precios de los productos agropecuarios y en 1927 el gobierno
declaro nuevamente la convertibilidad.
El tipo de cambio como un precio que determinaba en alto grado la distribución de ingresos nacional. Los asalariados se
veían generalmente perjudicados con la depreciación ya que tenían un importante peso en su canasta básica de consumo.
Así la caída del peso estaba asociada a precios más altos de los alimentos. Las fluctuaciones del peso también pueden verse
como un síntoma del grado de dependencia externa de la Argentina.
En 1929 se declara la inconvertibilidad

Hacia el abandono definitivo de la convertibilidad


Cuando alvear decidió retornar a la vieja paridad de 2,27 pesos ´papel por pesos oro en 1927 habia una expectativa de
ordenamiento monetario. Se esperaba que con la convertibilidad se cancelara el movimiento ondulante de la moneda
Argentina venia trayendo desde 1914.
Pero la bonanza fue breve, los mercados de bienes y de capitales de los que dependía el equilibrio externo empeoraron
rápida y simultáneamente. La buena campaña agrícola en Europa perjudico a las exportaciones argentinas. La reserva
federal de los Estados Unidos revertía su política de bajas tasas de interés para descomprimir lo que ya era una
especulación desenfrenada, la nueva tasa hacia menos atractiva las inversiones en el exterior, incluida la Argentina.

Capitulo 3: La política económica en tiempos de crisis (1929-1940)

El comercio triangular y el pacto anglo-argentino (pag 124-130)


Las dificultades que los productos argentinos encontraron en sus mercados de exportación, generadas por la caída de la
demanda mundial, se vieron seriamente agravadas por la escalada proteccionista en Europa y Estados Unidos.
La consecuente escasez de divisas requería una restricción significativa a las importaciones.
Inglaterra era comprador de productos argentinos que como vendedor de manufacturas con USA era al revés.
El conflicto entre los intereses británicos y norteamericanos en la Argentina era patente, en el área del transporte terrestre.
Los capitales ingleses habían tejido la densa red ferroviaria que recorría todo el país. Eran los productores ingleses los que
proveían el material para su construcción y reparación. Los norteamericanos, estaban más interesados en que se

2
expandiera en la Arg el transporte automotor. En tanto este ganara en importancia a costa del ferrocarril crecería la
demanda por automóviles y neumáticos norteamericanos.
El origen del combustible para el transporte también reforzaba este conflicto: EEUU estaba interesado en la explotación
petrolera en el país, el carbón utilizado provenía de sobre todo de Inglaterra. La intensidad con la que el gobierno argentino
apoyara la expansión de las rutas y caminos era una decisión que afectaba las relaciones internacionales del país.
El interés británico por recuperar sus ventas en la Argentina coincidía con las pretensiones de algunos sectores locales.
El otorgamiento de privilegios a las importaciones desde Inglaterra era una valiosa prenda de cambio que podía convencer
a los británicos para que levantarán sus barreras a las carnes y otros productos argentinos en el caso de una eventual
negociación. Los industriales se encontraban con que las restricciones a las importaciones impuestas por la Depresión
alejaban la competencia extranjera y permitían una mayor expansión de sus actividades.
Muchas filiales de empresas norteamericanas que se habían instalado a lo largo de los años 20 en la Argentina también
perdían con una intensificación del comercio con Inglaterra. Para usa un excesivo acercamiento de la Arg con Gran Bretaña
era el peor de los mundos posibles: se perjudicarían los exportadores norteamericanos.
Pero el interes industrial y norteamericano no fue lo suficientemente fuerte como para evitar la consolidación de un
particular bilateralismo anglo-argentino.
Uno de los acuerdos internacionales mas polémicos fue el de Roca-Runciman.
La inquietud de los ganaderos argentinos por los problemas que encontraban para exportar se transformó en pánico
después de que se fijara en Otawa un sistema de cuotas decrecientes para las carnes argentinas en el mercado inglés.
Los ganaderos argentinos querían revertir la situación a toda costa. Su presión a favor de un trato comercial con Inglaterra
se resumía en la fórmula de “comprar a quien nos compra”
Keynes se pronunciaba a favor e un movimiento hacia el bilateralismo ango-argentino, argumentando que de ese modo se
promovería el interés de los dos países:
Las razones detrás de la presión inglesa por rebajas arancelarias preferenciales, era entonces, la necesidad de defender
algunas de sus industrias de exportación.
El pacto Roca-Runciman se ganó la oposición de una buena parte de la opinión publica Argentina, sobre todo la de los
nacionalistas.
Lo que se consideraba una grosera alianza entre el k inglés y los sectores agropecuarios había sido convertido en la política
“vendepatria” cedía a los deseos del k británico con tal de conseguir mercado para las carnes argentinas.
Dominó una sensación general de rechazo que descubrió maniobras fraudulentas de los frigoríficos ingleses.
Las autoridades argentinas fueron algo débiles en las negociaciones. Las concesiones a Inglaterra se cumplieron más que
con las británicas a los intereses argentinos.
La prioridad para Inglaterra fue estrictamente respetada pero el cumplimiento no fue reciproco.
En 1936 el Board Trade menciono la posibilidad de gravar las carnes argentinas, invocando un severa crisis de la ganadería
británica.

La Argentina Industrial pag (142-145)


En Argentina habían florecido las industrias manufactureras para satisfacer el consumo interno, entre ellas las textiles,
metalúrgicas, las manuf de vidrio papel caucho y aparatos.
La crisis de los años 30 creo nuevas condiciones: la depreciación del peso y las nuevas tarifas trajeron un renacimiento
industrial que encontró luego protección en el control de cambios.
En 1939 el sector industrial argentino era un 35% mayor que en 1930.
El derrumbe del comercio exterior fue el principal responsable del desarrollo industrial en los años 30.
Esa restricción de la competencia externa en los productos manufacturados generó lo que se llamaría una “industrialización
por sustitución de importaciones”
Las importaciones cayeron de 34 a 22 a lo largo de la década.
3
El sistema discriminatorio de cambios y los privilegios arancelarios para productos británicos favorecieron a la produccion
de artículos que competían con los norteamericanos.
Fueron muchas las empresas de origen estadounidense que se decidieron a saltar las barreras aduaneras y cambiarias
instalándose directamente en la Argentina. Más de 100 empresas de ese país se establecieron en el periodo de 1931-1945.
Las ramas que competían con las importaciones fueron las que más resultaron ser dinámicas. Los tejidos de algodón los
neumáticos y la extracción y refinamiento de petróleo lideraron la expansión, también creció la elaboración de algunos
alimentos como las conservas de frutas, los tomates, y los aceites comestibles.
Las exportaciones no tradicionales fueron alentadas por el sistema cambiario, a través de un tipo de cambio mayor al que
recibían los exportadores de productos primarios.
El crecimiento industrial fue causa y consecuencia de un acentuado proceso de urbanización. La crisis del sector
agropecuario expulso a trabajadores rurales a las ciudades.
Muchas mujeres se incorporaron al mercado de trabajo urbano, el aumento del empleo urbano dio mayor impulso a la
actividad gremial.
Se aprovechó al máximo la capacidad productiva, no hubo mucha renovación de maquinarias y equipo.
El estancamiento de la inversión fue provocado en buena medida por las dificultades para importar bienes de capital.
Hubo en los años 30 un ambiente evidentemente favorable para el emprendimiento de actividades industriales.

3) Argentina 1945-1955: 1°y 2° Gob de Peron

CREDITO Y DESCREDITO: NACE LA INFLACION PAG 195-199


Ya a partir de la Segunda GM la economía argentina empezó a mostrar síntomas inflacionarios. Durante los años 1941 y
1945 la BMonteria creció más de 15%, un aumento elevado para lo que era la tradición argentina desde principios de siglos.
La resistencia de la soc argentina a las políticas inflacionarias era bastante fuerte.
La arg mantuvo una inflación más alta que la de los países mas avanzados.
Recién iniciado el gob peronista el régimen monetario y bancario argentino fue modificado profundamente, en 1946 fue
nacionalizado el Banco Central, se nacionalizó todo el sistema bancario
Los bancos no eran más que agentes receptores de depósitos por cuenta del Banco Central.
A través de los Bancos Comerciales el Banco Central desplegó la generosa política de créditos que permitió a la industria
financiar inversiones. y a pagar los salarios cada vez más elevados, estos créditos fueron en realidad un sustancial subsidio ya
que la tasa de interés pagadas fueron menores que la tasa de inflación en los años 1946-1948.
Una parte de los créditos volvía al sistema bancario en forma de depósitos que aumentaron durante los primeros años de
peronismo. Sin embargo, el aumento en los créditos fue siempre mayor al crecimiento de los depósitos, eso era expansión el
dinero circulante siempre proclive a generar inflación.
A la expansión crediticia provocada por la ayuda a la industria siguió la que recibía el estado nacional para cubrir su creciente
déficit presupuestario, se iniciaba así una práctica que sobrevira durante años y que ligaba íntimamente a la inflación con
déficit fiscal.
En cuanto los precios internacionales de los productos agrarios bajaran a un nivel normal y a medida que comenzaran a
jubilarse trabajadores afiliados a las nuevas cajas de previsión, esas fuentes de agotarían, lo que acabaría por avivar la
inflación.
Cuanto mas alta es la inflación mas poder de compra esta perdiendo quien mantiene billetes en su bolsillo y mas rápido se va
a desprender de ellos. Durante el primer gobierno peronista ocurrió al revés. Estaba operando lo que los economistas llaman
ilusión monetaria.
El incremento de los salarios en proporción mayor al de la productividad la capacidad para expandir el crédito sin provocar
inflación, nada de ello duraría para siempre.
La protección arancelaria y cambiaria, los estímulos monetarios y crediticios, las políticas de ingresos, Perón los había usado a
favor de la estrategia audaz y hasta inconsistente con la que amalgamó su base política.

4
CAPITULO 5: DEL PARAISO PERONISTA A LA CRISIS DEL DESARROLLO (1948-1958)
LA HORA DE LA AUSTERIDAD: EL PLAN ECONOMICO DE 1952 PAG 208-212

En 1952 el gobierno lanza un programa de austeridad que contrastaba con las políticas de los primeros años. El
estancamiento económico ya venía prolongándose por tres largos años.
En ese año hubo una desastrosa cosecha, escasez de energía eléctrica.
El plan de estabilización económica de 1952 conocido como plan económica tenia como objetivo detener la inflación.
Se intentaba resolver el problema del déficit comercial externo que se estaba tornando crónico. Había que moderar el
consumo, había que gastar menos.
La inversión publica se redujo bastante en 1952, el gasto bajo entre 1950 y 1953 un 23% y el déficit disminuyo tmb.
Los fondos de la seguridad social siguieron solventando los déficits fiscales, ya que los ingresos por aportes previsionales
continuaron superando a los pagos por ese concepto hasta mas alla de la caída del peronismo.
La retracción fiscal se combino con una política monetaria mucho mas restrictiva que hasta entonces. La tasa de
crecimiento de la cantidad de dinero descendió.
La inflación empobrece a los que viven de un ingreso fijo (sueldos y salarios)
Los instrumentos monetarios no fueron los únicos con que se intento combatir la inflación. Hubo medidas mas directas
como el retraso de las tarifas públicas, y el aumento de los subsidios a los bienes básicos.
La política antiinflacionaria fue acompañada por un concertado y prudente manejo de salarios.
Se pretendía establecer una política de ingresos mas duradera.
Algunas medidas apuntaron al aumento de las exportaciones, la faena de animales se restringió de manera de reducir la
inestabilidad de la exportación vacuna.
Después de años de ser perjudicados por el IAPI los productores agropecuarios comenzaron a recibir precios más favorables
superiores incluso a los vigentes en el exterior.
Se intentó fomentar la exportación de otros artículos a través de modificaciones en el sistema cambiario.
Con el plan de 1952, el gobierno desmontó el esquema que había estado vigente a partir de 1946.
La política expansiva salarial de 1946-50 dejó paso a un sistema de negociaciones bianuales que empezó con una drástica
caída de salarios reales, la liberal política de crédito para la industria fue moderada en nombre de la estabilidad monetaria,
y el virtual impuesto a las exportaciones agropecuarias que estaba implícito en el IAPI hasta 1948 no solo desapareció sino
que fue reemplazado por una deliberada política de aliento al sector rural.
La inflación bajo hasta tocar un mínimo en 1954 del 3,1%.
La caída de la inflación restableció la confianza en el peso entre 1952-55 aumento la proporción de riqueza privada
atesorada en moneda nacional, se recupera la producción interna y la balanza comercial paso a ser superavitaria en 1953 y
1954.

EL SOMBRIO INFORME PREBISCH PAG 235-237


Raul Prebisch renombrado presidente de la Comisión económica para América latina fue contratada por el gobierno para
que diagnosticara la salud económica nacional.
Redacto en su informa de 1955 que la Argentina atravesaba la crisis mas aguda del desarrollo económico.
Este informe subrayaba la gravedad de dos problemas: la dificultad de la BPAGOS y la inflación. El principal obstáculo para
el desarrollo argentino era la imposibilidad de aumentar las importaciones de materias primas y combustibles, lo mismo
que de maquinarias y equipos. Esta dificultad se debía a las limitadas exportaciones agropecuarias. La culpa era casi toda
del gobierno anterior se habían desalentado las exportaciones, se habían ignorado el desarrollo de industrias básicas, y no
se había dado estimulo suficiente a la producción petrolera.
Los planes quinquenales habían acentuado los defectos de la economía argentina al concentrar las inversiones públicas en
actividades no productivas.
5
También criticaba a las expansivas políticas monetaria y salarial que habían conducido a la inflación.
Los déficits de las empresas públicas de transporte, y la financiación hipotecaria, todo ello cubierto por el Banco Central via
emisión monetaria.
Este informe también establecía propuestas políticas en el corto plazo se requerían ajustes del tipo de cambio para hacer
mas rentable la exportación. La idea general era que los precios internos deberían moverse de manera de aumentar el
ingreso rural, a costa del urbano, solo asi despertarían las exportaciones de su prolongado letargo.
A demás había que reducir ciertas importaciones no esenciales como la de automóviles y dar mas relevancia a los bs de k.
Lo cierto es que las cosas no estaban tan mal como sugería Prebisch en su informe, la inflación estaba controlada desde
hacía tres años .

4) Argentina 1958-1973: FRONDIZI (Desarrollismo) Arturo Illia (go and go) Revolucion
Argentina (Ongania)

La propuesta desarrollista p249-254


El gobierno de Frondizi mostró una línea consistente y decidida en el ámbito de la política económica. Contaba en este
terreno con un elaborado plan de acción, que fue de máxima prioridad a lo largo de su periodo presidencial.
Que era el desarrollismo?
Un primer postulado sobre el que se basaba el desarrollismo era el pesimismo respecto de las exportaciones de productos
primarios como sostenía Prebisch.
Desarrollarse era desarrollar las manufacturas, hasta transformarse en una economía enteramente industrializada.
El carácter desbalanceado de su estructura industrial hacia necesario un impulso que garantizara definitivamente el paso de
una economía agroexportadora a una economía industrial.
La clave era la expansión “vertical” es decir el acople de las actividades de producción de insumos y bienes de k, a las ramas
ya más expandidas.
En primer lugar debía multiplicarse la producción de petróleo y gas, lo que permitiría, en un plazo corto, ahorrar divisas
para dedicarlas a la inversión en otros rubros.
En 1955 la importación de combustible representaba casi un quinto del total de bienes adquiridos a otros países, lo que
hacia aconsejable su sustitución por producción local.
“petróleo + carne= acero + industria química”: la capacidad de conseguir el capital necesario para instalar las ramas
químicas y de acero estaba dada por las posibilidades de exportación de carne y la sustitución de importaciones petroleras.
En esta ecuación el petróleo jugaba un papel adicional, además de ahorrar divisas estimularía las industrias químicas y
petroquímicas, que eran claves.
Segunda en la lista de prioridades estaba la siderurgia, cuyo desarrollo requería además la explotación de los depósitos de
carbón y hierro.
El desarrollismo planeaba también una solución permanente al problema de provisión de energía eléctrica, que desde hacia
unos años venia sufriendo bs as.
La ausencia de las actividades agropecuarias en las prioridades del gob era notoria. Según la visión desarrollista, el
estancamiento agropecuario no era una cuestión de corto plazo que pudiera resolverse con políticas de precios favorables
al sector.
No estaba en los planes llevar una reforma agraria, como si lo estaban haciendo Chile y Brasil. Para el desarrollismo la
cuestión agropecuaria no podía desligarse del problema gral de atraso tecnológico de la Argentina. Era solo mediante un
adecuado monto de inversiones que podría retomarse un camino de crecimiento en el campo argentino.
Una meta en que se ponía énfasis era la construcción de una amplia red de rutas y autopistas.

6
Se intentaría estimular la producción nacional de autos y camiones.
Se buscaba integrar económicamente a las distintas regiones del país y descentralizar las actividades económicas.
La solución no era para los desarrollistas la vuelta de los trabajadores al campo, sino la conformación de nuevos centros de
producción y consumo en el interior del país.
La idea de que se necesitaba un impulso de inversión decisivo y simultaneo era una de las claves del pensamiento de los
desarrollistas.
Había que conseguir un masivo aporte de capital extranjero.
El giro ideologico era suavizado por la convicción de que las inversiones extranjeras eran la única via para garantizar la
independencia económica.
El arribo de inversiones desde el exterior dependía de las condiciones externas que lograra generar el gobierno.
La voluntad para crear esas condiciones se manifestó en la sanción de una ley de inversiones extranjeras.
El desarrollismo previa un futuro de relativa paz
El clima favorable al desarrollismo tenia un alcance continental, que en 1961 seria refrendado por eeuu a través de la
Alianza para el Progres, un sistema de ayuda técnica y financiera a los países de Am Latina dirigido a combatir el
subdesarrollismo. la intención de esa iniciativa tenia mucho que ver con la creciente amenaza comunista eeuu no quería
otra cuba.

La batalla del petróleo p 257-258


Mientras el problema de corto plazo en la BPAGOS era agudizado por la política económica, se implementaban medidas
mas estructurales, había llegado la hora de probar la validez de las ideas desarrollistas sobre los pagos externos.
En julio de 1958 el gobierno anuncio que se había firmado contratos de explotación con empresas petroleras extranjeras.
Con frondizi la repercusión publica fue aun peor, algunos radicales del pueblo hablaban de un próximo intento de golpe de
estado.
Nadie era ciego al problema petrolero y todo el mundo coincidía en la inconveniencia de gastar 350 millones de dólares
anuales en la importación del mineral cuando el país estaba dotado de reservas.
Muchos consideraban que otras soluciones eran mas satisfactorias, se hablaba de la posibilidad de que YPF se capitalizara
con ayuda externa y ampliara por si misma la explotación.
También se discutían aspectos particulares de los acuerdos, especialmente con el precio que YPF debía pagar a las
compañías extranjeras por el petróleo extraído.
El autoabastecimiento se hizo realidad en poco tiempo, se multiplico por cuatro la producción de gas.
Frondizi también pidió credibilidad.

Luces y sombras de la nueva industria p 270-273


El desarrollo industrial argentino pronto asumió la dirección esperada por el gobierno de Frondizi.
En el área energética lo más destacado fue el incremento repentino de la producción petrolera. Se consiguió financiamiento
para la construcción de la usina en Dock Sud y se iniciaron los estudios para la represa El chocón.
También creció la siderurgia, gracias a la puesta en marcha de Somisa, las importaciones aumentaron menos que el
consumo. Además comenzaron las gestiones para extraer mineral de hierro de los yacimientos de Sierra Grande.
La petroquímica se destacó como una de las actividades que recibió más inversión extranjera.
El aumento de las construcciones determino un crecimiento importante en la producción de cemento, el programa de
expansión de caminos y autopistas, rubro en el que el estado quintuplico su inversión, la industria cementera se amplió en
un 32%.
En ninguna actividad hubo un crecimiento tan vertiginoso y desordenado como en el automotriz.

7
Las fallas que aquejaban a la versión desarrollista de la estrategia de sustitución de importaciones, particularmente nocivas
en el caso de la industria automotriz, puede resumirse en dos: el problema de la escala insuficiente y la falacia del ahorro de
divisas.
La combinación entre un mercado protegido y extraordinarios incentivos para la instalación de plantas generaba una
producción no solo apta para la exportación, sino además incapaz de surtir al mercado interno con productos de una buena
relación calidad-precio.
Ya hacía años que el mercado interno era considerado el destino natura de los productos manufactureros. Pero también es
cierto que la administración desarrollista no había hecho nada por cambiar ese estado de cosas.
La tibieza exportadora de la industria ponía en riesgo todo el programa: no ayudaba a obtener divisas, cuya escasez estaba
llegando a un punto crítico.
Uno de los fundamentos del programa desarrollista era combatir el “problema estructural” que venia sufriendo la
economía argentina en la última década, reflejado en la incapacidad para combinar al mismo tiempo aumentos en el nivel
de actividad con quilibrio en los pagos externos.
Cada vez que la economía comenzaba a expandirse, crecían las importaciones de insumos para la industria y con ellas la
amenaza de una crisis de balanza de pagos.
Una estrategia eficaz de sustitución de importaciones seria aquella q resultara en una demanda menor de esos insumos. No
paso tal cosa en los años de Frondizi. Alguna de las ramas que más se expandieron durante esa época, fue la automotriz,
eran bastante intensivas en insumos importados, aun cuando su uso estaba legalmente limitado.
Esta industria agotaba el ahorro de divisas que se había conseguido gracias a la política petrolera.
Cuando las políticas desarrollistas permitieron que aumentara la oferta domestica al acelerado ritmo que esa demanda
reprimida requería, no es que se estuvieran sustituyendo importaciones se estaba produciendo bienes cuya importación
había estado prácticamente prohibida hasta ese entonces, esas actividades dependían en una medida de insumos
extranjeros, está claro que el resultado era desahorrar divisas, antes que ahorrarlas.
También hubo un mecanismo de demanda provocada por los cambios en la distribución del ingreso.
El ingreso salarial como porcentaje del ingreso nacional disminuyo, como consecuencia por el efecto inmediato del plan de
estabilización.

Go and go pag 295-301 cap 7 (Illia)


Antes que lanzar un gran plan que abarcara los muchos aspectos del manejo económico, se actuó menos sistemáticamente,
enfrentando los problemas a medida que se presentaban.
La conducción de Blanco apeló a los típicos instrumentos macroeconómicos de corto plazo que formaban el corpus de la
política eocnomica keynesiana. Expansión fiscal a través de aumentos en las compras del estado más estímulo al crédito vía
emisión monetaria, ésa era la receta conocida para tratar con economías que estaban lejos del pleno empleo.
Las medidas crediticias se reflejaron en el aumento anual de la base monetaria alrededor del 40% en un solo año. El incentivo
financiero se administró haciendo hincapié en el desempleo, es decir a la hora de conceder créditos a las industrias se optara
por aquellas más propensas a generar empleo. También se dieron facilidades crediticias para cancelar pagos del estado, el
sector público pagaba la deuda que venía acumulando contra sus proveedores.
A demás de estas políticas monetaria y fiscal, se orientaron algunos precios de la economía. Las tarifas de las empresas
públicas quedaron congeladas de manera de no comprimir por esa vía el ingreso real de las familias.
Hubo una ley de salario mínimo, vital y móvil. Los salarios crecieron una proporción mayor a los precios, alrededor del 10% a
lo largo de 1964.
Otra de las medidas de este periodo fue actuar con independencia del Fondo Monetario Internacional. Se pactó directamente
con los países acreedores y se consiguieron importantes refinanciaciones.
Había que restringir el nuevo endeudamiento al nivel que fuera estrictamente indispensable y exportar mas de lo que se
importaba.

8
Se suspendió el financiamiento a algunas importaciones y se reinstauraron los controles cambiarios para movimientos
financieros. Se premió a las industrias que utilizaban pocos insumos importados con un mayor volumen de crédito, al tiempo
que se restringía el uso de componentes no nacionales en la industria automotriz.
La política cambiaria fue el arma contra el déficit externo, el control de cambios no alcanzaba a las operaciones comerciales,
que se realizaban con bastante libertad.
La gran ventaja era que garantizaba estabilidad al poder de compra de las divisas obtenidas por los exportadores.
La política cambiaria coincidió con el crecimiento de las exportaciones. La Argentina pudo exportar más bienes agropecuarios
porque produjo más.
Buenas condiciones climáticas y la esperada respuesta de los productores a los mejores precios se combinaron para que la
producción agropecuaria de 1964/65 fuera alta en comparación al promedio histórico.
Illia decidió la anulación de los contratos petroleros con empresas extranjeras. Esto implicaba un daño a la credibilidad
argentina en su trato con los inversores extranjeros, esto tuvo como resultado la interrupción del crecimiento del sector
petrolero argentino. Se perdía así una oportunidad de complementar el aumento de las exportaciones con otra fuente de
ahorro de divisas.
Los resultados de estas medidas fueron la recuperación económica con un 10% de aumento anual del PBI, la participación de
la inversión en el producto bruto fue de un 20%, la reactivación impactó sobre el nivel de empleo y llevo la tasa de
desocupación bajó a un 4,6%. El auge exportador permitió acumular saldos comerciales favorables por 1400 millones de
dólares.
En 1966 ni el PBI cayó ni hubo crisis de balanza de pagos. La desaceleración de la demanda interna evito que aumentaran
las importaciones y el superávit comercial fue mas alto que en los años previos.

Un plan novedoso p 325-329


En 1967 se anunció un Plan de Estabilización y Desarrollo, la medida del mismo era fijar una nueva paridad del peso argentino
igual a 350 por dólar y que no habría más devaluaciones.
El mercado de cambios quedaba unificado a ese nuevo nivel, un 40% superior al que estaba vigente antes del plan.
Se trataba de una devaluación compensada, porque al mismo tiempo bajaban los aranceles de importación y se establecían
impuestos de entre 16% y 25% a las exportaciones tradicionales, con lo que se amortiguaba el impacto sobre los precios
internos de la valorización del dólar.
Suspendidas las convenciones colectivas de trabajo, se concedió un aumento de salarios también destinado a ser el último al
menos por los dos años siguientes. Se llegó a un acuerdo de precios con las empresas. Si las empresas no remarcaban precios
por un tiempo recibirían beneficios tales como ser incluidas entre las que podían vender a quienes obtuvieran créditos de
consumo.
Con el congelamiento del tipo de cambio y los salarios, más los acuerdos de precios, se pretendía eliminar o al menos debilitar
decisivamente las expectativas de inflación.
Este plan tuvo como resultado que la cantidad de dinero creciera a tasas anuales de 30% en 1967 y del 20% en 1968.
El plan consiguió que se redujera de manera rápida y significativa la tasa de incremento de precios. El gobierno todavía
contaba con la posibilidad de reducir las retenciones de manera de evitar un deterioro excesivo de la rentabilidad
exportadora.
La actividad económica se vio estimulada por un acceso más fácil al crédito y un clima de mayor confianza para la inversión.
El producto bruto comenzó su recuperación.
La recuperación de la demanda por dinero daba al gobierno cierto aire para poder financiarse de manera no inflacionaria
mientras resolvía sus complicaciones fiscales.
Gracias a las nuevas condiciones había una ola de inversiones del exterior en la compra de empresas argentinas, los sectores
bancario, automotor y de cigarrillos eran los preferidos.
Esta entrada de fondos desde el exterior era importante para alejar la crisis de balanza de pagos.
El Banco Central acumuló en 1967 más reservas que en cualquier otro año previo.
El año 1969 terminó con un crecimiento del producto bruto interno (9,6%) mayor a la tasa de inflación (7,6%) algo que no se
daba desde 1954.
A fin de año Krieger Vasena ya no estaba en el Ministerio de Economía.

9
El ministro pasó a ser José María Dagnino Pastore, debió padecer la fuga de capitales causada por la desconfianza que siguió la
remoción de Krieger Vasena, encarar las renegociaciones salariales y sufrir la “inflación vacuna” (el aumento acelerado de los
precios de la carne).
Las medidas que tuvo que tomar fueron de contracción de importaciones, con las que logró generar un superávit comercial en
1970. Los salarios se renegociaron a niveles que estaban a un 20% por encima de los anteriores, los trabajadores por fin
conseguían una posición algo más cómodo. Pero la inflación retomaba un curso ascendente, empujada por el precio de la
carne.

5) Argentina 1973–1982: 3º Gob de Perón+ Proc.Reorg.Nac

Cap VIII, p336-342(¿Revolución o Reformismo?)


En 1973 las urgencias no eran las mismas que en 1955, pero sí fue la misma la respuesta de Perón sentar empresarios y
sindicatos en la mesa de negociaciones para acordar políticas.
Un paso central de esa estrategia fue la firma de un Acta de Compromiso Nacional en 1973. Los dos componentes
principales eran la puesta en marcha de reformas de fondo y el lanzamiento de un plan concertado de estabilización que
pronto comenzó a llamarse Pacto Social.
En 1973 se dictó una ley de inversiones extranjeras que procuraba limitar el peso del capital externo, que venía en aumento
desde hacía dos décadas, pero el gobierno no fue demasiado estricto en la aplicación de la misma.
Argentina durante la década del 60 adoptó políticas industrial-exportadoras, la contribución peronista a ese impulso fue la
“Ley de protección al trabajo y la producción nacional”, era extremadamente proteccionista e introducía una serie de
incentivos para la comercialización en el exterior de productos industriales.
Una de las medidas que se tomó fue el apoyo crediticio y técnico a pequeñas y medianas empresas confiando en su potencial
exportador.
El peronismo cambiaba su estrategia de impulso a la demanda agregada, en 1946-1951 había sido el consumo, en 1952-1955
la inversión, ahora parecía ser el fomentar las exportaciones.
El resultado inmediato fue que en el año 1973 cerrara con un superávit de comercio de 1030 millones de dólares.
En 1973 los Terminos de Intercambio tocaron su valor máximo desde los años 50.
El gobierno justicialista nacionalizó otra vez el comercio exterior. Esto se realizó a través de dos leyes gemelas que ampliaron
las facultades de las juntas nacionales de granos y carnes, que pasaron a monopolizar la exportación de esos bienes.
La idea era centralizar el comercio para tener cierto poder en los mercados internacionales.
Se sancionó una norma que contaba con consenso político y técnico: la del impuesto a la renta potencial de la tierra.
En 1973 el monto de los impuestos pagados se independizo del valor de lo producido, esto era un incentivo para producir
más. También se firmaron varios acuerdos comerciales con países socialistas, inaugurando un acercamiento que se
prolongaría durante el resto del gobierno justicialista, esto tuvo como resultado que la participación de los países socialistas
en el comercio de exportación argentino pasó de 3 a 11%.
Hubo una organización monetaria, una monopolización del sistema bancario. Esto quiere decir que los bancos pasaron a
tomar depósitos en nombre del Banco Central, y a conceder crédito de acuerdo con el monto que éste les asignara, este
monto dependía del valor de lo depositado en ese banco y de otros criterios. El gobierno controlaba la cantidad de dinero de
una manera más directa que con el sistema de reservas fraccionarias.

p342-347 (Pacto Social, Armonías y Discordias);


En cuanto a la inflación, Gelbard se basó en una política antiinflacionaria que sostenía que el aumento sostenido de los
precios, no era tanto producto de las expansiones monetarias a las que conducía el déficit fiscal, sino más bien el síntoma de
una debilidad más profunda: la incapacidad de la economía para alcanzar un equilibrio mutuamente aceptado entre los
ingresos del trabajo y los del capital.
Para quebrar las presiones inflacionarias requería como condición previa una limitación de las demandas sectoriales, que solo
podría tener un éxito duradero si era aceptada por las partes en pugna.

10
A partir del Pacto Social se acordó una configuración de precios y salarios, con la expectativa que se mantuviese en el tiempo.
Los sueldos fueron aumentados en un monto fijo, que para los trabajadores de menores ingresos representó cerca del 20% de
mejora.
También se intentó congelar los precios, de acuerdo con una lista oficial que para algunos productos preveía una reducción en
los valores nominales.
La realidad era que los gremios no estaban conformes, este pacto significaba un recorte de poder, ya que desaparecía su
capacidad negociadora.
Cuando asumió Perón muchos sindicalistas esperaban una corrección de este pacto, pero el mismo ratifico el acuerdo y lo
afirmó como la principal arma para el manejo económico de corto plazo.
Los empresarios tampoco podían estar satisfechos con un programa que tenía como propósito explícito y central reducir la
proporción del ingreso nacional recibida por el capital.
El resultado inmediato fue que en el año 1973 cerrara con un superávit de comercio de 1030 millones de dólares.
El PBI creció 4,5%, el desempleo en el Gran Buenos Aires disminuyo de 6,1% a 4,5%.
La balanza comercial mejoró ya que la mayor demanda de importaciones pesó menos que las divisas conseguidas gracias a los
altos niveles de precios internacionales y producción de los bienes exportables.
Pero nada de eso era tan impresionante como el registro de la inflación la cifra de 60% de aumento de precios a lo largo de
1973.
A fin de este año la consigna “inflación cero” ya era un logro del gobierno justicialista y un eficaz instrumento de propaganda.
El éxito de las políticas aplicadas por Gelbard se basaba en dos argumentos: para frenar la inflación permanente es
indispensable que la emisión de dinero sea moderada y lo más importante son las expectativas de la gente acerca de la
marcha futura de los precios.
Si se logra instalar la creencia de que los precios se mantendrán estables, la gente estará dispuesta a mantener en sus
bolsillos más dinero del que guardaba en la época de alta inflación.
Pero las primeras deficiencias del pacto social aparecieron como consecuencia de eventos externos, ajenos al control del
gobierno.
El aumento de los precios de los insumos provenientes del exterior impactaba en los costos de las empresas, que
reclamaron cierta libertad para trasladar esos incrementos a los precios, también comenzó la resistencia sindical, que
exigían control por parte de la CGT sobre los balances de las empresas, para ver hasta qué punto se justificaba su reclamo.
Perón decidió que la importación iba a ser a precios subsidiados por el estado de los insumos. Esto no dejaba de ser un
síntoma de nuevas dificultades.
En 1974 el Pacto Social llego a su deterioro definitivo, el gobierno estudiaba un aumento de tarifas para contener el déficit
fiscal, y de los combustibles para trasladar al mercado interno la suba en el precio internacional del petróleo.
Había desabastecimiento de ciertos productos, presión por parte de los gremios para que haya una corrección en la política ya
que la inflación iba erosionando el salario real.
La medida que se tomó este año fue una “gran paritaria nacional”, la cual determinó un aumento de sueldos, tarifas públicas y
combustibles y autorizo a ciertas revisiones de precios.
La muerte de Perón significó la desaparición de un factor equilibrante y coordinador.
En 1974 Gelbard fue reemplazado por Alfredo Gómez Morales.
El número de ministros ha sido en la Argentina un buen indicador del grado de estabilidad de la economía y de las políticas
económicas, en los veinte meses que duró la viuda de Perón pasaron por el Palacio de Hacienda seis ministros.

p362-367 (Política de Estabilización: del monetarismo a La Tablita)


Hacia 1978 el gobierno decidió determinar la cantidad de dinero y renunciar a la política cambiaria.
El Banco Central dejó de intervenir activamente en el mercado de divisas permitiendo que el tipo de cambio alcanzara “su
propio equilibrio”. La nueva política provoco una apreciación real.
A fines de 1978 se decidió aplicar como método antiinflacionario manejar el tipo de cambio para poner una cota a los precios
nacionales.
Se anunció un cronograma, la tablita, especificando el valor del dólar durante ocho meses a partir de 1979.
Las tarifas públicas, los salarios mínimos y el crédito doméstico tenían sus propias tablitas.

11
La tasa de inflación iba a estar determinada por la suma de la inflación internacional más el ritmo de la devaluación. Una
resolución reaseguraba: habría recortes especiales de aranceles a la importación para aquellos productos cuya inflación fuera
mayor a la internacional más la tasa de depreciación.
Los resultados inmediatos que tuvo la tablita fueron: una expansión de la actividad económica, la demanda agregada se
recuperó al compás del descenso en las tasas reales de interés, pero la caída de la tasa de interés se dio de un modo distinto
del que esperaba el gobierno.
Este plan antiinflacionario falló en su objetivo específico, además se iba acumulando un atraso cambiario que, al abaratar las
importaciones y hacer menos rentable la exportación tendía a deteriorar la balanza comercial. Por lo que la balanza comercial
fue positiva en 1976 y 1979, pero cambió bruscamente en 1980.
Salvo en la industria automotriz y naval, todo era quejas.
En febrero una devaluación no programada del 10% terminó con la tablita. La desconfianza se convirtió en pánico y a fines de
marzo hubo una pérdida de reservas acumulada desde octubre que rozó los 5000 millones de dólares.

6) Argentina 1983–1989: Alfonsín

Cap IX, p396-400(Teoría y Practiva de una Estabilización Heterodoxa),


en febrero de 1985 Grinspun fue reemplazado por Juan Vital Sourrouille.
Antes de anunciarse el Plan Austral se corrigieron hacia arriba algunos precios que se creían retrasados respecto al
promedio.
El tipo de cambio se devaluó hasta alcanzar un nivel prácticamente record y las tarifas publicas se elevaron hasta el punto
en que cubrían los costos de las empresas estatales.
Las medidas de corrección de precios aceleraron la inflación.
En junio de 1985 se anunció el Plan Austral, implicó un ajuste fuerte con el objetivo de evitar la hiperinflación.
Las medidas del mismo fueron las siguientes, el austral sería la nueva unidad monetaria.
Quedaban congelados los precios de la economía, salvo en los alimentos frescos.
También se congelaron las tarifas públicas y los salarios, se redujeron las tasas de interés reguladas, se devaluó en un 15% y se
congelo posteriormente el tipo de cambio, fijándolo en 0,80 centavos por dólar, compensada con un incremento de los
impuestos a las exportaciones, se implementó una política monetaria y fiscal estricta que comprendía una reducción del déficit
del 11% del PBI al 4% hacia fin de año.

El Banco Central dejaría de emitir dinero destinado a financiar los desequilibrios del Tesoro Nacional.
La esperada recuperación fiscal se basaba en impuestos adicionales a la exportación, un esquema de “ahorro forzoso”, el
aumento de algunos gravámenes específicos y la reducción del periodo de pago del IVA.
Se introdujo el desagio: los contratos pactados en la moneda antigua se transformaban automáticamente a australes, a través
de una tabla de conversión que mantenía el valor real esperado de los pagos futuros.
Las tasas de interés reguladas se reducían a un promedio del 5% mensual.
El plan tuvo un efecto favorable inmediato que incluyó, un incremento de las exportaciones, lo que permitió que el Banco
Central aumentara sus reservas; la suba de las recaudaciones impositiva y tarifaria; la disminución del déficit fiscal y de la
emisión monetaria, y la reducción de la tasa de inflación al 2% mensual.
El aumento de gravámenes al comercio exterior y a los combustibles, el producto del “ahorro forzoso” y la contención de los
salarios de la administración pública también contribuyeron a que el déficit fiscal se mantuviera dentro de los márgenes
previstos en el plan.
La estabilidad trajo ganancias para la población como el aumento inmediato del salario real y la reaparición de líneas de
crédito para consumo. Esas mejoras ayudaron a tonificar la demanda y estimular la produccion.
Al comenzar 1986 el Plan Austral era un éxito, economico y político.

p401-407 (La estabilidad relegada).


La ilusión de una nueva etapa duró poco ya que en 1986 la inflación alcanzaba el 4,6%.

12
El congelamiento de tarifas al deteriorar los ingresos reales de las empresas públicas impactaba sobre el déficit fiscal y por lo
tanto sobre la capacidad de consolidar la estabilidad.
El superávit de la balanza comercial daba signos de debilitarse, por lo que en 1986 se anunció una “flexibilización”.
A partir de entonces los precios públicos se irían ajustando paulatinamente dando una pauta para el crecimiento de los
salarios y los precios privados.
La flexibilización demostró que el congelamiento de precios había tenido un papel importante comp tregua forzada de los
típicos conflictos distributivos de la economía argentina.
Las renegociaciones de salarios resultaron en aumentos cada vez mas rapidos.
Durante los críticos meses de mediados del año 1986, el aumento en la demanda de dinero había sido satisfecho y lo mas
probable era que las nuevas inyecciones monetarias afectaran proporcionalmente al nivel de precios.
Hubo un problema de coordinación de políticas. Mientras que desde el Ministerio de Economía se pretendía un manejo mas
prudente, las autoridades del Banco Central intentaban expandir el crédito para reanimar la producción. Considerando las
tasas de interés reales, el objetivo de dinero barato aparece cumplido: de niveles positivos se pasó a mediados de 1986 a tasas
negativas.
La política de estabilización careció de una estrategia estructurada.
Esa ausencia se debió a la perdida de credibilidad que había implicado el rápido retorno a un régimen de alta inflación.
Era sabido que una reducción de la inflación requeria moderación en la política monetaria durante un tiempo prolongado,
pero ese tiempo no estaba disponible, porque hacia fines de 1986 reapareció la necesidad de financiar los déficits públicos con
emisión de dinero, con lo que se quebrantaba una de las promesas del Plan Austral.
Las causas estructurales del Deficit fiscal estaban intactas. Todas las razones por las que había mejorado las cuentas del estado
fueron desapareciendo.
Hubo además mala suerte los precios de los productos exportables tuvieron una caída de 20% en dos años, complicando un
esquema de financiamiento publico que contaba entre sus pilares a los impuestos al comercio exterior.
En esas condiciones no podía sostenerse la restricción monetaria.
Con una inflación que ya amenazaba con volver a los dos dígitos mensuales al comenzar el año 1987 el equipo economico
dispuso un nuevo congelamiento de pregios: “el australito”.
Se trataba de una medida defensiva ante el desborde inflacionario.
Al grave desequilibrio que presentaban las cuentas publicas se sumaban las demandas de fondos provenientes de las
provincias y una generosa concesión de créditos para vivienda, lo que condujo a un creciente endeudamiento.

Por lo que el gobierno intentó un segundo ajuste, llevar a cabo una política más restrictiva en el manejo de la oferta de
dinero. Pero esta política comenzó a afectar a las cuentas públicas ya que su presión recesiva reducía la recaudación y por otro
lado incrementaba la remuneración a los encajes lo que aumentaba el gasto.

13

También podría gustarte