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Rapoport
El triangulo argentino: las relaciones económicas con Estados Unidos y Gran
Bretaña, 1914-1943. 1. Antecedentes En el momento en que Argentina se incorporó plenamente al mercado mundial, a fines del siglo XIX, como exportadora de productos agrícolas y ganaderos, el proyecto económico de sus clases dirigentes se adecuaba a la división internacional del trabajo existente. La Argentina tenía en Gran Bretaña un rico cliente, con una amplia capacidad de absorción de sus excedentes agrícolas. El elemento más importante que caracterizaba el comercio anglo-argentino era que el balance comercial entre los dos países presentaba un excedente permanente a favor de la Argentina, cubierto del lado británico por los intereses y dividendos de las inversiones realizadas en el país, por los fletes que debían abonarse por el transporte marítimo inglés y por pagos de servicios financieros. La descompensación de ese mecanismo iba a constituir, después de 1914, el signo anunciador de la decadencia británica en la Argentina. Ya desde principios del siglo XX, GB había dejado de ser la primera potencia industrial del mundo y perdió su posición privilegiada en el comercio internacional. Estados Unidos pasó a ser un país competidor en el mercado internacional. La PGM tenía una explicación sencilla: GB exportaba principalmente textiles, carbón, hierro y acero, productos afectados por la utilización de bienes sustitutivos o por el cierre de algunos mercados tradicionales, mientras que los EEUU exportaban maquinarias o productos manufacturados de mayor tecnología, cuya demanda se hallaban en proceso de expansión. Los EEUU salieron de la guerra transformándose de país deudor, con un saldo desfavorable en un país acreedor. El interés y los beneficios de las inversiones británicas de ultramar eran pagados con productos enviados por las naciones deudoras agrícolas a la Europa continental y a los EEUU y pasaban de estos últimos, mediante la forma de exportaciones de bienes manufacturados al Reino Unido. Era una situación triangular o hasta una tetralateral, en donde los países agrícolas deudoras exportaban hacia EEUU y Europa continental y estos, a su vez, lo hacían hacia el Reino Unido. La Argentina tenía una posición diferente y se hallaba más ligada que algunos países del imperio al mercado británico. 2. Comercio exterior e inversiones extranjeras en la década del 20. La Argentina era también el eje de una relación triangular junto con Reino Unido y EEUU. La Argentina tenía un excedente de exportaciones con el RU y un excedente de importaciones con EEUU. El grueso de las exportaciones argentinas se dirigía a GB, los exportadores de EEUU no disponían de una capacidad de embarque de retorno y esto facilitó o estimuló la dependencia de la Argentina del mercado británico. GB cubría, con los ingresos provenientes de la Argentina por inversiones y prestación de servicios financieros y comerciales, su balance comercial desfavorable. El sistema funcionaba porque en nuestro país existían entradas de capital provenientes de EEUU y de esta forma se equilibraba el desajuste que podía producirse en el comercio trilateral, manteniendo vigentes, aunque de una manera artificial, aunque de una manera artificial, los principios del sistema multilateral de comercio y pagos. Entre las dos guerras Inglaterra comenzó a importar de EEUU mucho más de lo que exportaba hacia aquel país y su déficit con la Argentina contribuyó a acentuar el desajuste de su comercio exterior y su dependencia de la economía norteamericana. Las importaciones de maquinarias norteamericanas posibilitaron la industrialización de los años ’30. Ese comercio aceleraba el aflujo de capitales estadounidenses en la economía argentina mediante la colocación de títulos públicos en el área de dólar o de inversiones directas de empresas norteamericanas, desplazando de este modo la influencia económica inglesa. El comercio triangular estaba significando un cambio de esferas de influencia. La relación económica entre la Argentina e Inglaterra no era tan universal como se piensa. Además de la relación comercial había también un vínculo en las cuantiosas inversiones de capital británico que llegaron a la Argentina desde fines del siglo pasado. Esas inversiones se radicaron en el transporte, ferrocarriles, empréstitos al gobierno, frigoríficos, servicios públicos y el sistema bancario y financiera. Los ferrocarriles eran el punto clave de todo este sistema. Al mismo tiempo que las relaciones con GB adquirían esas características, se iba vislumbrando una participación creciente de EEUU en la economía argentina. Tenía un papel importante con la industria frigorífica. En la primera década del siglo, se radicaron plantas pertenecientes a los principales frigoríficos del llamado “Club de Chicago”, cuya finalidad era abaratar sus exportaciones destinadas al mercado británico de carnes, aprovechando la mejor calidad de nuestra materia prima y los menores costos de producción locales. A través del aporte de esos frigoríficos el volumen de exportaciones de carnes norteamericanas a GB disminuyó en la misma medida. Pero la verdadera irrupción de los capitales norteamericanos en la economía argentina se produjo después de la PGM. Se instalaron empresas tales como “Kodak”, “Standard Oil”, “General Motors”, “Ford”, “Philco”, etc. Los EEUU después de la guerra se convirtieron en un importante mercado de capitales y entre 1914 y 1929, nuestro país recibió numerosos préstamos a corto y largo plazo mediante la colocación de títulos públicos en el mercado norteamericano. Las exportaciones de EEUU hacia la Argentina experimentaron un auge considerable: hierro, acero, automotores, maquinarias y otros productos. Pero los saldos del comercio con EEUU eran desfavorables para nuestro país al contrario de lo que ocurría respecto de Inglaterra: en 1929, el superávit comercial con Inglaterra fue de 352 millones de pesos y el déficit con EEUU de 367 millones de pesos oro. La razón por la cual la balanza fuera desfavorable se debía a que ambas no eran complementarias si no competitivas. El mercado norteamericano se cerró totalmente, en 1927 a la importación de carnes argentinas, pero ya mucho antes el alto nivel de protección impedía la colocación de nuestros productos. 3. La crisis de 1930 y sus efectos en la Argentina. A partir de la crisis de la Bolsa de Nueva York, en 1929, comienzo de la gran depresión de los años 30. Entre las causas, la más importante va a estar en las relaciones argentino-norteamericanas son las medidas proteccionistas que se adoptaron en EEUU. El problema principal lo constituía en realidad la transferencia de esos fondos y ese es una de los elementos que mejor nos muestran los cambios que se estaban produciendo en la división internacional del trabajo. La crisis del 30, sin embargo, al quebrar el sistema multilateral de comercio y pagos, iba a producir un mayor aislamiento entre los países y un reforzamiento de las tendencias nacionalistas y proteccionistas. Ya hacía fines de la década de 1920, en el año 1929, se realizó el primer intento de convenio bilateral con Inglaterra como lo fue el frustrado convenio D’Abernon. El principal problema que se le presentaba a los ganaderos y en particular a los invernadores, a fines de la década del 20, era la imposibilidad de colocar los productos agropecuarios en Norteamérica: situación agravada por los inconvenientes creados por el comercio triangular con EEUU y el Reino Unido que se agudizaban aún más con la crisis de 1929. La misión de Lord D’Abernon tenía como principal objetivo la recuperación de ciertas industrias británicas que se encontraban en estado recesivo y que no podían competir libremente en el mercado mundial. Para el cónsul norteamericano el tratado se hacía con el solo fin de perjudicar a los EEUU y un regalo de 7 a 8 millones de libras para las industrias británicas, sin ventajas aparentes para la Argentina. Finalmente, el convenio D’Abernon no llegó a ser aprobado por el Congreso, pero lo que no se logró concretar a través de él se consiguió más tarde, en mayo de 1933, con el pacto Roca Runciman. En particular, el gobierno del Gral. Justo envió a Londres, en 1933, una misión encabezada por Julio A. Roca, vicepresidente de la Nación, para negociar el mantenimiento de la cuota argentina de carne enfriada en el mercado británico. ¿Cuáles eran los condicionamientos que se planteaban? Por el lado argentino, la preocupación era la amenaza de reducción de la cuota de importación de carnes para los países ajenos la Commonwealth, como el nuestro. Pero, algunas medidas del gobierno argentino afectaban los intereses británicos; como el establecimiento del control de cambios, que dificultaba el envío de remesas de empresas inglesas hacia el Reino Unido, y el incremento de los aranceles, a partir de 1931, que entorpecía el flujo de importaciones inglesas hacia la argentina. Lo que GB pretendía era una asignación preferencial de las divisas, un desbloqueo de fondos congelados y una reducción de los aranceles, estando dispuesta a suspender temporalmente el servicio de la deuda externa. La Argentina, por su parte, pedía que no se redujera la cuota de “Chilled2 o carne enfriada, y que el gobierno local mantuviera el control de esa cuota. La firma del polémico Pacto Roca-Runciman no ofreció demasiadas ventajas del lado argentino, mientras que satisfacía todos los pedidos del lado británico. Inglaterra concedía una participación a los frigoríficos nacionales para la exportación de carne argentina. En 1936 se renovó y se le agrego un impuesto a las exportaciones de carnes que perjudicó a los ganaderos argentinos. 4. Algunas peculiaridades de la política económica internacional de la Argentina en la década de 1930. La política económica de los gobiernos conservadores y del equipo económico que dirigó la economía argentina tuvo dos aspectos contradictorios: uno coyuntural, que estaba relacionado con la solución del problema de la carne para el sector ganadero, cuya influencia política era considerable; y el otro de largo plazo, que consistía en el estímulo y atracción del capital extranjero, en particular a través de efectos aparentemente “no queridos” de la política cambiaria. El plan Pinedo de 1940 procuraba hacer frente al déficit del balance comercial de 1939- 40, proponía intensificar desarrollar el intercambio con EEUU, estimulando de diversas formas las exportaciones hacia aquel país. Se creaba fondo de cambio para favorecer la introducción de productos norteamericanos, al mismo tiempo que se trataba de financiar una parte de esas importaciones mediante la ayuda crediticia estadounidense. Es por ello que los ingleses se opusieron al Plan Pinedo. A partir de principios de 1940 vuelven a incrementarse las importaciones de los EEUU y a existir un déficit del balance de pagos argentino con ese país. Una de las soluciones era, quizás, la industrialización del país, compartida por ciertos intereses extranjeros. Las disputas diplomáticas de la década de 1930 con los gobiernos estadounidense, el pacto Roca- Runciman, y el largo y estrecho vínculo que todavía existía entre Argentina y GB, dificultaron aún más la posibilidad de que las relaciones argentino- norteamericanas retomaran el camino emprendido en los años 20.