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Sociología y Salud

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Sociología y salud.

Reflexiones para la acción


Lic. Nereida Rojo Pérez1 y Dra. Rosario García González2

RESUMEN
El presente trabajo tiene como propósito más general aportar algunos
elementos teórico-prácticos para la reflexión acerca de la relación Sociología
y Salud, desde la perspectiva de la Salud Pública, así como identificar las
principales áreas de acción del sociólogo en su desempeño profesional como
miembro del equipo de salud y los dilemas que tal interacción puede
enfrentar. Desde el punto de vista metodológico se hace un análisis de los
conceptos fundamentales en su devenir histórico, así como de sus formas de
expresión en la práctica concreta de los servicios de salud.

Descriptores DeCS: SALUD PUBLICA/ tendencias; SERVICIOS DE SALUD.


 
 

"Las ciencias de la salud son típicamente ciencias de frontera. Las soluciones surgen
de las áreas de contacto entre la medicina, la biología, la farmacología, la química, las
ciencias sociales, etc... Avanza no sólo el que tenga más conocimientos, sino el que
mejor los combine".

Agustín Lage
Abordar la esfera de la salud, independientemente de la esfera social, sería asumir un
modelo abstracto y unilateral que nos daría una visión distorsionada de la
realidad1 puesto que el hombre al que se quiere brindar salud es un ser vivo que
piensa, siente, actúa y se desarrolla en sociedad.

La consideración de lo social en las ciencias y la práctica médicas, así como la


determinación social de la salud y la necesidad de las Ciencias Sociales para su
comprensión científica, es algo ampliamente reconocido, argumentado y que se
remonta a los orígenes de las Ciencias Sociales y de la Salud, puesto que las
condiciones históricas que en el siglo XVIII dieron origen al pensamiento clínico fueron
las mismas que posibilitaron el surgimiento paralelo o ulterior de las distintas ciencias
del hombre.

Este abordaje social de los problemas de salud ha asumido distintas perspectivas en


dependencia de cual sea la disciplina que las sustenta: medicina social, sociología
médica, higiene social, epidemiología social, medicina colectiva, etcétera,2-4 y en su
devenir histórico no ha carecido de situaciones problémicas y dilemas prácticos a causa
tanto del predominio histórico de una concepción biologizadora como del relativo
menor desarrollo que ha tenido la Sociología de la Salud como rama de las Ciencias
Sociológicas, si se le compara con la sociología política o la histórica. También hay que
tener en cuenta que "dada la enorme velocidad de acumulación de conocimientos entre
los especialistas de un campo específico, la velocidad de intercambio entre campos
científicos diferentes se convierte en una limitante del proceso creativo". 1

Sin dudas, lo que hoy se denomina Sociología de la Salud es una rama del


conocimiento aún en construcción, donde deberá definirse qué grado de autonomía y
qué tipo de relación tiene la esfera de la salud con la totalidad social y/o con cada una
de sus partes; y cómo han influido las diferentes corrientes sociológicas en las
investigaciones y acciones de salud, campo en el cual los sociólogos tienen
posibilidades para desarrollar sus potencialidades como científicos capaces de
transformar la realidad en su nivel de competencia.

El presente trabajo tiene como objetivo abordar estos aspectos aportando algunos
elementos teórico-prácticos para la reflexión acerca de la relación Sociología y Salud,
desde la perspectiva de la Salud Pública, así como identificar las principales áreas de
acción del sociólogo en su desempeño profesional como miembro del equipo de salud y
los dilemas que tal interacción puede enfrentar. Metodológicamente se hace un análisis
de los conceptos fundamentales en su devenir histórico, tanto desde el punto de vista
teórico como práctico.

Objetivos

 Aportar elementos teórico-prácticos acerca de la relación.


 Identificar las áreas de interacción y los dilemas que presentan.

La sociología y la salud pública a partir de sus definiciones conceptuales


La sociología es la ciencia que estudia las regularidades del desarrollo y funcionamiento
de los sistemas sociales, tanto globales como particulares.5 Estudia la concatenación de
los distintos fenómenos sociales y las regularidades de la conducta social del hombre.
Una definición más pragmática señala que se ocupa de la vida social humana, de los
grupos y sociedades.6

En el concepto original de salud pública, su autor, el sanitarista


norteamericano Winslow, la define como el arte y la ciencia de prevenir las dolencias y
discapacidades, prolongar la vida y fomentar la salud y la eficiencia física y mental, por
medio del esfuerzo organizado de la comunidad para el saneamiento del ambiente, el
control de las enfermedades, la educación de los individuos, la organización de los
servicios médicos para el diagnóstico temprano y el tratamiento preventivo de las
enfermedades, y del desarrollo de un mecanismo social que asegure a cada uno un
nivel de vida adecuado para la conservación de la salud, organizando estos beneficios
de tal modo que cada ciudadano se encuentre en condiciones de gozar de su derecho
natural a la salud y a la longevidad.7

Como disciplinas particulares, la sociología de la salud y la salud pública tienen en


común que ambas son resultado de una profunda revolución filosófica y social, cuya
esencia consiste en abordar los fenómenos y procesos en el marco de sus relaciones
más generales. Ambas requieren de un pensamiento integrador y de una visión
holística de la realidad. Su nivel de análisis es la población, así como los distintos
grupos y estratos sociales que conforman la sociedad.

La salud pública como ciencia, como campo de acción y como doctrina, constituye la
orientación básica en lo conceptual y en lo práctico de la relación e interacción de las
Ciencias Sociales y la Salud, mientras el conocimiento sociológico ha sido determinante
para reconocer y explicar los problemas de salud colectiva, a punto de partida de las
características estructurales de las distintas sociedades.
Interacción de ambas ciencias en su devenir histórico
Si bien en las distintas etapas del desarrollo de las sociedades han existido formas
colectivas de enfrentar la salud y la enfermedad, lo que hoy se entiende por Salud
Pública se consolidó con el surgimiento del capitalismo como modo universal de
producción. Tres procesos fueron determinantes para ello:
 

 El nacimiento de la salubridad en Francia. La Revolución Francesa posibilitó la


intervención del Estado en la organización y control de los servicios médicos y
en la enseñanza de las profesiones de la salud, en la vigilancia y el control
sanitarios y desarrolló una organización piramidal para la toma de decisiones en
caso de epidemias y desastres.
 El establecimiento de la Asistencia Social en Inglaterra, en 1848, con la
promulgación del Acta de Salud Pública.
 El establecimiento de la Seguridad Social para los trabajadores, en 1860, en
Alemania, salubridad, asistencia y seguridad social consolidaron la concepción
de la salud pública como un sector político-técnico del Estado que se expresa en
la aparición de una autoridad médica territorial con un encargo social que le
permitía tomar decisiones que afectaban instituciones, comunidades o zonas
geográficas determinadas, así como intervenir en áreas ajenas a las
enfermedades como el control del ambiente o las construcciones, entre otros.
Además del desarrollo de métodos y procedimientos para el tratamiento de la
enfermedad colectiva y la introducción de los registros de datos para el control
administrativo.

 
En el desarrollo del pensamiento sanitario se han observado avances y retrocesos en
los que han tenido gran influencia la concepción de la clase dominante sobre la salud y
la atención médica así como el desarrollo científico-técnico. No obstante, esto no ha
impedido que paulatinamente se haya ido consolidando la línea de la salubridad y de la
higiene social que en los siglos xviii y xix habían
propugnado Ramazzini, Virchow y Engels8,9, quienes demostraron las consecuencias de
las precarias condiciones de vida y trabajo en la salud de los trabajadores.

La filosofía revolucionaria de Marx y Engels, al plantear el materialismo histórico como


el instrumento metodológico idóneo para el análisis de la sociedad, permitió socializar
las causas de la enfermedad y señaló la necesidad de actuar sobre las causas
primeras: distribución de la riqueza, acceso a los bienes y servicios básicos como la
educación, el empleo, la vivienda, la ropa, la alimentación, el abrigo, la paz y la
seguridad ciudadana. Así la salud rebasa lo personal, individual y aislado, se vincula a
lo económico y corrobora la máxima de Virchow "la medicina es una ciencia social y la
política es medicina en gran escala".9

Es precisamente el desarrollo del pensamiento sanitario lo que permite que en


1920 Winslow elabore el concepto clásico de salud pública antes mencionado, donde se
da una dimensión del alcance social de esta disciplina.

Vista desde esta perspectiva, la salud deviene como un fenómeno estrechamente


ligado a las condiciones de vida de la población, que sólo puede ser explicado por
medio de un enfoque integral y sistémico. Es un proceso inmerso en la dinámica social
donde se pueden identificar seis grandes dimensiones: biológica, ecológica,
sociológica, psicológica, económica y de los servicios de salud.

Al decir de Pedro Brito,10 "la diversidad de la práctica médica no es explicada por la


sola existencia de diferentes enfermedades en cada grupo, sino por el interés que
tienen para la clase dominante, los grupos destinatorios de dicha práctica".

Los estudios acerca de los determinantes de salud en la población latinoamericana,


han demostrado que la pertenencia a un grupo o clase social explica mejor que
cualquier factor biológico la distribución de la enfermedad en la población 8 y que el uso
que se hace en el mundo contemporáneo del desarrollo de la tecnología y la atención
médica no ha implicado un avance sustancial en la salud de los grupos sociales
mayoritarios.

La salud y las distintas escuelas sociológicas en su articulación histórico-social


Cuando se hace referencia al análisis sociológico de la salud, está implícita la necesidad
de profundizar en el estudio de lo particular en su articulación con la totalidad histórico
social, pero sobre todo, en el análisis e interacción de los factores sociales.

Durkheim (1858-1917), fundador y principal portavoz de la Escuela de París y figura


cimera de la sociología clásica europea6 hace mención a la fisiología social y aborda en
su quehacer sociológico, la problemática del suicidio y los problemas de la salud
mental.

Para Parsons, figura primera de la sociología norteamericana, la enfermedad es la


incapacidad del individuo de funcionar en la sociedad.11 Concibe a la medicina como
dirigida a controlar las desviaciones de la salud, con lo cual reduce su acción al plano
individual y psicológico. Tal análisis no permite justificar la existencia del acceso
diferente a los servicios de salud ni los distintos tipos de práctica médicas existente
(fig.).

Fig.

La corriente que de él se deriva -neopositivismo-, fuente teórica del pensamiento


funcionalista, considera la causalidad como una construcción mental y no como una
forma de la determinación de los fenómenos mismos. Al carecer de los supuestos
teórico-metodológicos necesarios para adecuar la relación teoría-práctica, no tiene
capacidad para explicar ni generalizar acerca de la salud de la población. Considera la
medicina como determinada solo por su finalidad de curar y prevenir la enfermedad, lo
que le imposibilita percibir otras determinaciones provenientes del medio social.

Para la corriente sociológica latinoamericana actual, las ciencias sociales constituyen


nudos centrales para el análisis de la salud y de las formas que asume tanto su
tratamiento como las acciones de prevención y promoción.

Sin embargo, consideraciones de diversa índole entre las que se hallan la efectividad
de la tecnología médica, los intereses de los grupos de poder, en particular, los de las
transnacionales farmacéuticas, y de orden teórico como la discusión misma sobre el
objeto y los métodos de trabajo en la salud pública entre los partidarios del
funcionalismo, el pragmatismo y el materialismo histórico, principales corrientes de
pensamiento social presentes en el terreno teórico en nuestra región, han posibilitado
que aún persista en algunos sectores de la práctica sanitaria una óptica individual y
biologicista.

Las ciencias sociales y la salud pública en Cuba


La Salud Pública en Cuba no ha estado al margen de toda esta discusión científica y
quehacer práctico, ni de los dilemas que de ello se derivan.

El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y la existencia de un movimiento


revolucionario antimperialista que favorecía el análisis de los problemas de salud de las
grandes masas del continente, sobre la base de su determinación social, posibilitó -
entre otros elementos- la aparición de la llamada corriente latinoamericana, que
desarrolló y continúa llevando a cabo una crítica al pensamiento y a la práctica médica
tradicional, señalando que la salud no puede ser reducida a la enfermedad y que
incluso la nueva enfermedad no puede ser tratada solo como un problema biológico, ya
que es, en última instancia un fenómeno social.12

Sin dudas, el Sistema Nacional de Salud de Cuba, sus logros, su capacidad para
renovarse y dar respuesta a las necesidades fundamentales de la población en esta
materia, continúa siendo parte del sustrato material del accionar teórico y de las
luchas sociales de científicos y salubristas que en esta región, y en el mundo en
general, luchan por mejorar la salud de los pueblos. A favor de la vertiente médico
social, desde la década de los ochenta, se ha demostrado la falsedad neoliberal del
supuesto defendido por primera vez en la Alianza para el Progreso, donde se afirma
que la situación de salud mejoraría como resultado del crecimiento económico. 13

El estudio sociológico de los problemas de salud -presentes en el cuadro


epidemiológico del país- entre los que se encuentran: las enfermedades crónico-
degenerativas, las de transmisión sexual, los accidentes -vinculados en gran
proporción a estilos de vida inadecuados y a actos inseguros y negligentes-. Los
hábitos tóxicos nocivos, las enfermedades infecciosas y cualquier otro problema de
salud que afecte la integridad, los derechos o el desarrollo del individuo, la familia o la
comunidad, han sido prioridades en la atención y la investigación de salud en Cuba.

Es obvio que la salud de la población continúa siendo para el Estado Cubano una
prioridad gubernamental y social, por lo cual en la situación de crisis económica por la
que atraviesa el país, se ha brindado especial atención a los grupos vulnerables, para
evitar una distribución desigual de la enfermedad en determinados estratos, como
podrían ser las personas de más bajos ingresos. No obstante, se requiere la
identificación de aquellos elementos sobre los cuales es posible actuar, así como del
desarrollo de la innovación y de la creatividad de su personal científico y técnico, para
cambiar patrones de comportamiento en las personas, los grupos y las comunidades.

Otros aspectos que se deben abordar desde el punto de vista sociológico serían los
relacionados con las percepciones, creencias y representaciones que sobre la salud y la
atención médica tiene la población cubana, la aceptación de concepciones mágico-
religiosas como explicación a determinados procesos de salud o enfermedad, así como
el grado de satisfacción con los servicios de salud incluida la población que los recibe y
el trabajador que los presta.

La discusión de estos aspectos induce a ver la necesidad de que los científicos sociales
y los salubristas cubanos contribuyen a dar respuesta a los principales dilemas y
necesidades de la interacción de las Ciencias Sociales y las Ciencias de la Salud:

Dilemas

 Concepción biologizadora
 Menor desarrollo de la Sociología de la Salud
 Velocidad de acumulación de conocimientos en las ciencias particulares

Necesidades

 Consolidar una escuela y un modelo de pensamiento verdaderamente integral


en el equipo de salud.
 Desarrollar y sistematizar un campo de conocimientos sociológicos en salud, en
particular instrumentos apropiados para el análisis de la situación de salud y de
la vigilancia en salud.
 Fortalecer la participación social y el desarrollo comunitario.
 Consolidar la ética y la correcta relación médico-paciente.
 Organizar los servicios de salud con eficiencia y efectividad, para lograr una
gerencia de calidad.

Ahora bien, cualquiera sea el problema que hay que enfrentar o la posición científica
por la que se tome partido, individual o institucionalmente, ya quedó atrás la época en
que las Ciencias Médicas reclamaban para sí el total protagonismo de las acciones de
salud en la población, ni existe trabajo serio que, hoy día, obvie la interacción de lo
social en las Ciencias de la Salud.6,8,13 Luego, lejos de continuar esbozando argumentos
que evidencien la vinculación de las ciencias sociales a la esfera de la salud,
correspondería ahora hacer hincapié en explorar cómo puede un profesional de la
salud-científico social o no- enfrentar los retos actuales de la salud de la población,
incorporando los principios, métodos y técnicas de la Sociología a su desempeño
profesional, cualquiera sea la esfera en que desarrolla su actividad: atención médica,
investigación, docencia o administración de salud, asumiendo como punto de partida
que "toda temática que se relacione con la vida humana, con la salud, la enfermedad o
la muerte, en cuanto se aborde y analice como entidad y realidad histórica, con la
rigurosidad y metodología que tal entidad requiere, es un tema médico social". 12
Aplicación práctica de la sociología a la esfera de la salud
En la esfera de la salud, al igual que en el resto de las esferas de acción del hombre
hay que destacar la existencia de 3 importantes instancias: la práctica, la producción
de conocimientos y la formación de recursos humanos, predominando la primera sobre
las dos restantes, puesto que la práctica es la que orienta hacia dónde hay que dirigir
los esfuerzos para la producción de nuevos conocimientos y determina cuáles aspectos
deben ser incluidos en la formación de los recursos humanos.

El abordaje sociológico resulta muy útil en la práctica de las acciones de salud para
determinar el problema en su carácter multifactorial. Junto a la epidemiología, ayuda a
medir su impacto; pero, además, facilita el establecimiento de las relaciones existentes
entre las condiciones de vida, determinadas conductas y factores de riesgo que pueden
desarrollar enfermedades. Al afrontar esta relación entre los factores sociales, la salud
y la enfermedad, el profesional de salud se adentra en relaciones de mayor
complejidad, tales como la influencia de la enfermedad o la salud sobre las conductas y
viceversa; dependencia recíproca que a su vez es influida por la relación del hombre
con su entorno social, por la posición socioeconómica que ocupa en este entorno y por
su conducta social propiamente dicha.

De todo lo anterior se desprende que el desarrollo de la salud no es un problema


individual, sino una condición y consecuencia de la acción social, pero que, a su vez,
tiene una respuesta individual que depende del tipo de afección, la personalidad y el
funcionamiento de las mediaciones sociales ante la enfermedad.14

Y aquí se introduce otro factor que interactúa en el problema y que por su


trascendencia fue incluido en la definición aceptada por la Organización Mundial de la
Salud, mediante el vocablo bienestar: el aspecto subjetivo de la salud, que no solo es
consecuencia de los factores antes mencionados sino que también influye en ellos.

Ahora bien, este abordaje multifactorial del problema de salud, mediante el paradigma
médico-social, que lejos de excluir de su consideración la esencia de los fenómenos
biológicos, los enriquece con un análisis más profundo y generalizador, 14 obliga a la
discusión del segundo aspecto de la aplicación práctica de la sociología a la esfera de la
salud: la producción de conocimientos mediante la incorporación de los métodos y
técnicas de la investigación social que abordan al hombre en su integridad y ayudan a
identificar problemas y alternativas de solución desde la perspectiva de las audiencias-
metas involucradas en dichos problemas.

Si bien la metodología de investigación científico natural está ampliamente difundida


en la esfera de las investigaciones para determinar la cuantía de un problema de salud
en términos de prevalencia, incidencia, morbilidad y mortalidad, en la medida en que
el trabajo de los profesionales de la salud amplía su espectro de acción y trasciende la
clínica para incorporar problemas relacionados con aspectos tales como promoción de
salud, evaluación de los servicios de salud, relación médico-paciente, conocimientos en
salud, cambios conductuales y estilos de vida, las investigaciones se tornan más
complejas y conciernen tanto a los aspectos biomédicos como a los de organización y
de cultura, llegando a incluir, en ocasiones, hasta el cuestionamiento de por qué
resulta difícil incorporar al diario quehacer de la práctica médica determinados
hallazgos de un ensayo aleatorio. Entonces hay que diseñar investigaciones que más
que predecir o medir el fenómeno interpreten el por qué de la ocurrencia de dicho
fenómeno y permitan el pronóstico de las tendencias y condiciones fundamentales de
los cambios sociales y sus consecuencias en la salud.

Los métodos cualitativos para dar respuesta a estas interrogantes de investigación son
muy diferentes a los de la investigación clínica que resultan más familiares a los
profesionales de la salud.

La metodología de investigación cualitativa 15,16 tiene una historia en las Ciencias


Sociales que se remonta a los inicios del siglo, y que se ha desarrollado
considerablemente en las últimas 3 décadas. Sin embargo, el campo de las ciencias
médicas fue mucho más conservador en incorporar sus métodos a las investigaciones
de salud, alegando falta de objetividad. No obstante, el arte de investigar es algo más
que la perspectiva de la neutralidad y la objetividad: es un proceso multicultural que
requiere un método de interpretación que constituya un elemento esencial de las
investigaciones en los servicios de salud, no solo porque da acceso a determinadas
áreas no asequibles por los métodos cuantitativos, sino también porque la descripción
cualitativa es requisito previo de una buena investigación cuantitativa, particularmente
para explorar problemas vírgenes de investigación.

Este método de investigación lleva implícitas técnicas propias como son las entrevistas
a profundidad, cara a cara o grupal, y las observaciones directa o indirecta,
participante o no participante e indirecta, las cuales brindan información para
interpretar el fenómeno con una estructura y lenguaje que se refleja en términos de lo
que ese fenómeno significa para los grupos investigados. Un método no excluye al otro
ni lo supera. Lo que supone cuál es el método que se debe utilizar es precisamente el
propósito de la investigación.

Evidentemente, cada uno de estos aspectos -desde la discusión teórica hasta los
métodos y técnicas particulares de investigación- constituyen, per se, materia de un
tema de desarrollo y requerirían de un curriculum desde el pregrado, con el fin de que
los proveedores de salud incorporen a su desempeño profesional los principios básicos
de un enfoque y práctica interdisciplinarios, planteamiento que nos acerca a la última
instancia que debemos abordar: la formación de recursos humanos.

En ambos casos, el primer objetivo será formar especialistas críticos, para ello deben
poseer un marco conceptual que sustente sus posiciones teóricas. En segundo lugar,
deben dominar los principales conocimientos ya desarrollados, sobre la determinación
social de la necesidad de salud así como de la provisión y utilización de los servicios.
Por último, debe lograrse un especialista capaz de enfrentar la rapidez del cambio del
mundo contemporáneo e identificar las necesidades actuales y de futuro próximo en la
salud de la población. La estrategia general para lograr estos objetivos es la
integración de la investigación a la docencia, así como la exploración de las
motivaciones para el estudio de las carreras de la salud, los ideales que las orientan.
No sólo son importantes los conocimientos sino los valores, actitudes y modelos de
conducta de estos profesionales.17

No se trata solo de formar especialistas en Sociología Médica sino también de


formar especialistas en Salud Pública con capacidad crítica para aprovechar al máximo
los aportes de la sociología y de otras disciplinas sociales,17 si bien no hay una tradición
de trabajo de sociólogos en el sector y la cifra actual de estos profesionales en las
instituciones de salud es escasa, se trata, sobre todo, de formar equipos
multidisciplinarios, donde se ponga a prueba la interdisciplinariedad.6
Y ¿qué hará el profesional de la salud con esta formación y esta rica producción de
conocimientos? volver a la práctica en un escalón superior de la espiral: la
transformación de la realidad. El objetivo de todo el quehacer cognoscitivo del hombre
es: transformar la realidad objetiva que lo rodea, en aras del bienestar de la
humanidad.

El profesional de la salud que -partiendo de la experiencia práctica y de la necesidad


que detectó durante ella- incursionó en la búsqueda de nuevos conocimientos
mediante la investigación y la formación profesional, regresará a la práctica de salud
en un estadio superior de desarrollo y apertrechado de nuevas herramientas para
mejorar la práctica mediante el diseño de nuevas formas de organización y métodos
de trabajo.

Trabajará en el diseño, la organización, implementación, ejecución, intervención y


evaluación de programas de salud que faciliten la administración de los servicios,
garantizando su calidad y evaluando no solo su impacto en los grupos a los que van
dirigidos, sino también el grado de satisfacción que estos producen en la población; en
la incorporación de métodos y técnicas participativas que devuelvan al individuo y a la
comunidad su protagonismo en la promoción de salud y prevención de las
enfermedades.

¿Cómo engarzar los distintos elementos de la acción? Aceptar la unidad dialéctica de lo


biológico y lo social en el proceso vital humano implica que los esfuerzos de
conocimiento y de acción deben recurrir a los métodos, categorías y técnicas de ambos
niveles de la realidad y por tanto, requiere el concurso de disciplinas científicas
especificas. La salud es un punto de encuentro donde confluyen lo biológico y lo social,
el individuo y la comunidad, la política social y la económica...". 18

En este sentido el método científico social no será auxiliar del científico natural, ni un
recurso para explorar aspectos complementarios; tampoco se trata de hiperbolizar el
enfoque sociológico, obviando la esencia biológica del proceso vital humano. Ambos
métodos han de formar un binomio integrador de las polaridades salud-enfermedad,
resaltando el carácter dinámico y multifactorial de dicho proceso con un enfoque
generalizador del problema de salud a partir de sus demandas intrínsecas.

Todas estas reflexiones serían poco efectivas si al abordar en la práctica diaria, la


interacción de la Sociología y la Salud, dedicáramos los esfuerzos a delimitar cuáles
son las esferas de acción de cada uno de los distintos perfiles de profesión, a
centrarnos unos en lo biológico y otros en lo social. Hay que centrarse en el hombre
con su problema de salud. Una vez identificado el problema, abordarlo con un enfoque
multifactorial y un trabajo interdisciplinario, en el que cada cual dé lo mejor de sus
conocimientos, desempeño profesional y valores humanos en aras del aseguramiento
de la salud y la longevidad de la población que es a fin de cuentas, el sentido último
del desarrollo.

SUMMARY
The present paper is generally aimed at presenting some theoretical and
practical elements for a reflection on the relationship of sociology and health
from the health public viewpoint as well as to identify the main spheres of
action of the sociologist in his/her professional performance as a member of a
health care team and the problems that such interaction may face. from the
methodological viewpoint, an analysis is made on the fundamental concepts
in the course of history and on how they are expressed in practical health
care services.

Subject headings: PUBLIC HEALTH/TRENDS; HEALTH; SERVICES.

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Recibido: 26 de marzo de 1999. Aprobado: 22 de noviembre de 1999.


Dra. Nereida Rojo Pérez. Escuela Nacional de Salud Pública "Carlos J. Finlay", Ciudad
de La Habana, Cuba.
 
 

1
 Máster en Salud Pública y Tecnología Educativa. Licenciada en Sociología.
Profesora Titular e Investigadora Agregada.

Doctora en Ciencias Sociológicas y Máster en Tecnología Educativa.
Investigadora Titular. Instituto Nacional de Endocrinología.
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GARCIA GONZALEZ, Rosario. Sociología y salud. Reflexiones para la acción. Rev Cubana Salud


Pública [online]. 2000, vol.26, n.2 [citado  2022-12-19], pp.91-100. Disponible en:
<http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
34662000000200003&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0864-3466.

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GARCIA GONZALEZ, Rosario. Sociología y salud. Reflexiones para la acción. Rev Cubana Salud
Pública,  Ciudad de La Habana ,  v. 26, n. 2, p. 91-100,  dic.  2000 .   Disponible en
<http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
34662000000200003&lng=es&nrm=iso>. accedido en  19  dic.  2022.

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34662000000200003&lng=es&tlng=es.

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