Estrella
Estrella
Estrella
Una estrella (del latín stella) es todo objeto astronómico que brilla con luz propia. Más
precisamente, se trata de una esfera de plasma que mantiene su forma gracias a un
equilibrio hidrostático de fuerzas.
Índice
1 Generalidades
o 1.1 Descripción
o 1.2 Ciclo de vida
2 Formación y evolución de las estrellas
3 Agrupaciones y distribución estelar
o 3.1 Estrellas ligadas
o 3.2 Estrellas aisladas
o 3.3 Distribución estelar
o 3.4 La navegación espacial y el posicionamiento estelar
4 Estructura estelar
5 Generación de energía en las estrellas
6 Composición
7 La estrella prototípica
8 Clasificación
o 8.1 Tipos espectrales
o 8.2 Clases de luminosidad
o 8.3 Clasificación gravitacional de estrellas
8.3.1 Clasificación por centro gravitacional estelar
8.3.2 Clasificación de estrellas sistémicas por posición
8.3.3 Clasificación de estrellas por agrupación gravitacional
8.3.4 Clasificación de estrellas por sistema planetario
9 Mitología estelar
10 Legado estelar
11 Véase también
12 Referencias
13 Bibliografía
o 13.1 En inglés
o 13.2 En alemán
14 Enlaces externos
o 14.1 En español
o 14.2 En inglés
o 14.3 En alemán
Generalidades
Estas esferas de gas emiten tres formas de energía hacia el espacio, la radiación
electromagnética, los neutrinos y el viento estelar y esto es lo que nos permite observar
la apariencia de las estrellas en el cielo nocturno como puntos luminosos y, en la gran
mayoría de los casos, titilantes.
Debido a la gran distancia que suelen recorrer, las radiaciones estelares llegan débiles a
nuestro planeta, siendo susceptibles, en la gran mayoría de los casos, a las distorsiones
ópticas producidas por la turbulencia y las diferencias de densidad de la atmósfera
terrestre (seeing). El Sol, al estar tan cerca, no se observa como un punto, sino como un
disco luminoso cuya presencia o ausencia en el cielo terrestre provoca el día o la noche,
respectivamente.
Descripción
Son objetos de masas enormes comprendidas entre 0,081 y 120-2002 masas solares
(Msol). Los objetos de masa inferior se llaman enanas marrones mientras que las estrellas
de masa superior parecen no existir debido al límite de Eddington. Su luminosidad
también tiene un rango muy amplio que abarca entre una diezmilésima parte y tres
millones de veces la luminosidad del Sol. El radio, la temperatura y la luminosidad de
una estrella se pueden relacionar mediante su aproximación a cuerpo negro con la
siguiente ecuación:
Se puede decir que dicho proceso de colapso termina en el momento en que la estrella
no produce fusiones de material, y dependiendo de su masa total, la fusión entrará en un
proceso degenerativo al colapsar por vencer a las fuerzas descritas en el principio de
exclusión de Pauli, produciéndose una supernova.
Las estrellas se forman en las regiones más densas de las nubes moleculares como
consecuencia de las inestabilidades gravitatorias causadas, principalmente, por
supernovas o colisiones galácticas. El proceso se acelera una vez que estas nubes de
hidrógeno molecular (H2) empiezan a caer sobre sí mismas, alimentado por la cada vez
más intensa atracción gravitatoria. Su densidad aumenta progresivamente, siendo más
rápido el proceso en el centro que en la periferia. No tarda mucho en formarse un núcleo
en contracción muy caliente llamado protoestrella. El colapso en este núcleo es,
finalmente, detenido cuando comienzan las reacciones nucleares que elevan la presión y
temperatura de la protoestrella. Una vez estabilizada la fusión del hidrógeno, se
considera que la estrella está en la llamada secuencia principal, fase que ocupa
aproximadamente un 90 % de su vida. Cuando se agota el hidrógeno del núcleo de la
estrella, su evolución dependerá de la masa (detalles en evolución estelar) y puede
convertirse en una enana blanca o explotar como supernova, dejando también un
remanente estelar que puede ser una estrella de neutrones o un agujero negro. Así pues,
la vida de una estrella se caracteriza por largas fases de estabilidad regidas por la escala
de tiempo nuclear separadas por breves etapas de transición dominadas por la escala de
tiempo dinámico (véase Escalas de tiempo estelar).
Muchas estrellas, el Sol entre ellas, tienen aproximadamente simetría esférica por tener
velocidades de rotación bajas. Otras estrellas, sin embargo, giran a gran velocidad y su
radio ecuatorial es significativamente mayor que su radio polar. Una velocidad de
rotación alta también genera diferencias de temperatura superficial entre el ecuador y
los polos. Como ejemplo, la velocidad de rotación en el ecuador de Vega es de
275 km/s, lo que hace que los polos estén a una temperatura de 10 150 K y el ecuador a
una temperatura de 7 900 K.3
La mayoría de las estrellas pierden masa a una velocidad muy baja. En el Sistema Solar
unos 1020 gramos de materia estelar son expulsados por el viento solar cada año. Sin
embargo, en las últimas fases de sus vidas, las estrellas pierden masa de forma mucho
más intensa y pueden acabar con una masa final muy inferior a la original. Para las
estrellas más masivas este efecto es importante desde el principio. Así, una estrella con
120 masas solares iniciales y metalicidad igual a la del Sol acabará expulsando en forma
de viento estelar más del 90% de su masa para acabar su vida con menos de 10 masas
solares.4 Finalmente, al morir la estrella se produce en la mayoría de los casos una
nebulosa planetaria, una supernova o una hipernova por la cual se expulsa aún más
materia al espacio interestelar. La materia expulsada incluye elementos pesados
producidos en la estrella que más tarde formarán nuevas estrellas y planetas,
aumentando así la metalicidad del Universo.
Adolescencia estelar.
Véase también: Diagrama de Hertzsprung-Russell
Estrellas ligadas
Las estrellas pueden estar ligadas gravitacionalmente unas con otras formando sistemas
estelares binarios, ternarios o agrupaciones aún mayores. Una fracción alta de las
estrellas del disco de la Vía Láctea pertenecen a sistemas binarios; el porcentaje es
cercano al 90% para estrellas masivas5 y desciende hasta el 50% para estrellas de masa
baja.6 Otras veces, las estrellas se agrupan en grandes concentraciones que van desde las
decenas hasta los centenares de miles o incluso millones de estrellas, formando los
denominados cúmulos estelares. Estos cúmulos pueden deberse a variaciones en el
campo gravitacional galáctico o bien pueden ser fruto de brotes de formación estelar (se
sabe que la mayoría de las estrellas se forman en grupos). Tradicionalmente, en la Vía
Láctea se distinguían dos tipos: (1) los cúmulos globulares, que son viejos, se
encuentran en el halo y contienen de centenares de miles a millones de estrellas y (2) los
cúmulos abiertos, que son de formación reciente, se encuentran en el disco y contienen
un número menor de estrellas. Desde finales del siglo XX esa clasificación se ha
cuestionado al descubrirse en el disco de la Vía Láctea cúmulos estelares jóvenes como
Westerlund 1 o NGC 3603 con un número de estrellas similar al de un cúmulo globular.
Esos cúmulos masivos y jóvenes se encuentran también en otras galaxias; algunos
ejemplos son 30 Doradus en la Gran Nube de Magallanes y NGC 4214-I-A en NGC
4214.
Estrellas aisladas
No todas las estrellas mantienen lazos gravitatorios estables; algunas, igual que el Sol,
viajan solitarias, separándose mucho de la agrupación estelar en la que se formaron.
Estas estrellas aisladas obedecen, tan solo, al campo gravitatorio global constituido por
la superposición de los campos del total de objetos de la galaxia: agujeros negros,
estrellas, objetos compactos y gas interestelar.
Distribución estelar
A pesar de las enormes distancias que separan las estrellas, desde la perspectiva terrestre
sus posiciones relativas parecen fijas en el firmamento. Gracias a la precisión de sus
posiciones, «son de gran utilidad para la navegación, para la orientación de los
astronautas en las naves espaciales y para identificar otros astros» (The American
Encyclopedia). Fueron la única forma que tuvieron los marinos para situarse en alta mar
hasta el advenimiento de los sistemas electrónicos de posicionamiento hacia mediados
del siglo XX. Véase Estrella (náutica).
Estructura estelar
Corte transversal de nuestro Sol. Imagen:NASA
La edad de la mayoría de las estrellas oscila entre 1000 y 10 000 millones de años;
aunque algunas estrellas pueden ser incluso más viejas. La estrella observada más
antigua, HE 1523-0901, tiene una edad estimada de 13 200 millones de años, muy
cercana a la edad estimada para el Universo, de unos 13 700 millones de años.
Aún así, resultó que las temperaturas que se alcanzan en los núcleos de las estrellas son
demasiado bajas como para fusionar los iones. Ocurre que el efecto túnel permite que
dos partículas con energías insuficientes para traspasar la barrera de potencial que las
separa tengan una probabilidad de saltar esa barrera y poderse unir. Al haber tantas
colisiones, estadísticamente se dan suficientes reacciones de fusión como para que se
sostenga la estrella pero no tantas reacciones como para hacerla estallar. Existe un
óptimo de energía para el cual se dan la mayoría de reacciones que resulta del cruce de
la probabilidad de que dos partículas tengan una energía determinada E a una
temperatura T y de la probabilidad de que esas partículas se salten la barrera por efecto
túnel. Es el llamado pico de Gamow.
Una gran variedad de reacciones diferentes de fusión tienen lugar dentro de los núcleos
de las estrellas, las cuales dependen de la masa y la composición.
Composición
EV Lacertae, una estrella muy joven que contiene una metalicidad muy alta.
En la Vía Láctea las estrellas se clasifican según su riqueza en metales en dos grandes
grupos o poblaciones. Las que tienen una cierta abundancia se denominan de la
población I, mientras que las pobres en metales forman parte de la población II.
Normalmente la metalicidad de una estrella va directamente relacionada con su edad:
las de la población I son más jóvenes comparadas con las de la población II. Estas
últimas abundan en el halo galáctico, mientras que las estrellas de población I son más
frecuentes en regiones cercanas al disco galáctico.
La estrella prototípica
Imagen de Betelgeuse por el Observatorio Europeo del Sur, que muestra el disco estelar,
la extensa atmósfera y una pluma de gas antes desconocida.
El Sol es tomado como la estrella prototípica, no porque sea especial en ningún sentido,
sino porque es la más cercana a la Tierra y por tanto la más estudiada por los humanos.
La mayoría de las características de las estrellas se suelen medir en unidades solares.
Las magnitudes solares son usadas en astrofísica estelar como patrones.
y las masas de las otras estrellas se miden en masas solares abreviado como Msol.
Clasificación
Artículo principal: Clasificación estelar
La clasificación moderna se realiza a través del tipo espectral. Existen dos tipos de
clasificación, basados en dos catálogos diferentes: el catálogo de Henry Draper (HD)
realizado en Harvard a principios del siglo XX, el cual determina lo que se denomina
Tipo espectral, y el catálogo del Observatorio Yerkes, realizado en 1943, el cual
determina lo que se denomina Clase de luminosidad.
Tipos espectrales
Si una estrella es sistémica (forma parte de un sistema estelar) puede ser a su vez de dos
tipos. Las estrellas centrales son aquellas estrellas sistémicas que actúan como centro
gravitacional de otras estrellas. Esto quiere decir que otras estrellas las orbitan. Las
estrellas sistémicas que orbitan a una estrella central se denominan estrellas satélites.
Las estrellas cumulares son aquellas que forman cúmulos estelares. Si el cúmulo es
globular, las estrellas se atraen por gravedad (las estrellas se atraen mutuamente). Si el
cúmulo es abierto, las estrellas se atraen por gravitación en donde el centro gravitacional
es el centro de masa del cúmulo (las estrellas orbitan un centro gravitacional en común
que las mantiene unidas). Las estrellas independientes son aquellas que no forman
cúmulos estelares con ninguna otra estrella. Sin embargo hay estrellas independientes
que sí forman parte de un sistema estelar pues orbitan estrellas o son centro de otras.
Este sería el caso de estrellas sistémicas-independientes.
Las estrellas que poseen un sistema planetario, en donde ellas son centro gravitacional y
los demás cuerpos celestes las orbitan, se denominan estrellas planetarias. Las estrellas
únicas son aquellas que no poseen un Sistema Planetario que las orbita. Entiéndase por
sistema planetario cualquier cuerpo celeste (planeta, asteroide, cometa) que orbita una
estrella.
Mitología estelar
Tal como ha sucedido con ciertas constelaciones y con el propio Sol, las estrellas en
general tienen su propia mitología. En estadios precientíficos de la civilización se las ha
observado como entidades vivientes (animismo), dotadas de fuerza sobrenatural. Se las
ha identificado, eventualmente, con el alma de los muertos, o bien con dioses o diosas.
La trayectoria de las estrellas y su configuración en el espacio, aún hoy forman parte de
algunos constructos culturales ligados al pensamiento mágico.
Legado estelar
Para los habitantes del planeta Tierra, las estrellas, además de componer el mapa
celeste, tienen otra finalidad menos conocida pero mucho más importante: legarnos una
variedad de elementos casi imprescindibles para sobrevivir. Así por ejemplo, los
componentes del acero se cocieron en alguna estrella a temperaturas de varios miles de
millones de grados, que con la explosión de una supernova fueron lanzados al espacio
para finalmente llegar hasta nuestro planeta azul. Gracias a ello tenemos el vital
oxígeno, el oro y los diamantes. El propio ser humano está compuesto por materiales
sintetizados previamente en las estrellas. Quizá por todo esto pueda entenderse que el
grupo B²FH encabezase su ya clásico artículo con esta cita de Shakespeare:8