Legalidad Penal
Legalidad Penal
Legalidad Penal
INTEGRACION NORMATIVA-Procedencia
PRINCIPIO DE TIPICIDAD-Límites
(…) son el dolo o la culpa aquello que obliga a una u otra adecuación típica ya
que, de conformidad con el principio constitucional de culpabilidad, la
responsabilidad subjetiva demarca el camino de la acción del fiscal y del juez,
para efectos de la escogencia de la tipicidad y de la pena consiguiente, una vez
se determina, además, que el hecho es antijurídico. Dicho de otro modo, la
conexión subjetiva –voluntad– del agente del delito, signada como dolo o culpa,
enfatiza la existencia de una exigencia sine qua non –la responsabilidad
subjetiva– como elemento del principio de culpabilidad.
Magistrados sustanciadores:
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO Y
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
I. DISPOSICIÓN DEMANDADA
2. Intervenciones ciudadanas15
24 Ibid., fl. 4. Para diferenciar ambos tipos de dolo, en el contexto normativo específico del aparte demandado,
acude a los siguientes ejemplos tomados de la doctrina. Para ilustrar el dolo “de matar”, citando a José F.
Botero, señala: “‘En principio, ni fáctica ni jurídicamente es dable, según quien escribe, pensar que quien
abandona a un recién nacido, en circunstancias que pongan en riesgo (amenaza) su vida está actuando con el
dolo de simplemente abandonar, por el contrario, su actuar está orientado por un dolo eventual respecto de la
muerte del menor como sería el caso de la persona que deja al recién nacido en un basurero o de la
persona que deja al recién nacido entre escombros un día lluvioso y muy frío; frente a tal situación,
las personas que dejan a esos recién nacidos se han representado como posibles las muertes de los
menores dejando librado al azar la no ocurrencia de tan fatales resultados, lo que constituye, dogmáticamente,
un dolo eventual de matar (C. P., artículo 22)’”. Para ilustrar el dolo de “abandono”, citando al mismo autor,
indica: “Contrario sensu, el caso de ‘la madre que deja a su hijo recién nacido en un sitio solitario y a la
intemperie un día muy lluvioso previendo que su hijo posiblemente morirá pero confiando imprudentemente
en que habrá de pasar aquella persona que todos los días trota por ese lugar solitario, de manera tal que
habrá de recoger a su hijo y llevarlo a un lugar seguro’ […] En este caso el dolo es de abandono y no sería
dable considerar este comportamiento como una tentativa de homicidio, a pesar que se actualiza el
comportamiento descrito en el inciso 2° del artículo 130 del Código Penal”. Ibid.
25 La intervención está suscrita por Augusto Trujillo Muñoz, presidente de la organización.
26 Fl. 6 del documento electrónico que contiene la intervención de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
27 La intervención está suscrita por Jorge Kenneth Burbano Villamarín y Claudia Patricia Orduz Barreto,
respectivamente, director del Observatorio de Intervención Ciudadana Constitucional de la Facultad de Derecho
y miembro del citado observatorio.
14. En la medida en que el aparte demandado da lugar a una falta de
congruencia entre la imputación, la acusación y el juzgamiento desconoce no
solo el derecho de defensa del procesado (art. 29 constitucional), en su expresión
de “igualdad de armas”28, sino también el interés superior del menor, al
posibilitar “indebidas condenas o impunidad”29. En particular, precisa:
16. Como argumento principal, solicita que la Corte se declare inhibida, por
no satisfacer el cargo la exigencia de certeza. Según precisa, el cargo parte “de
una premisa que no se desprende de la expresión normativa acusada, sino de
una proposición deducida por el accionante” 33, por cuanto, a diferencia de este
–según el cual la disposición en que se contiene el aparte demandado constituye
una circunstancia de “agravación punitiva”–,
1. Competencia
18. La Corte Constitucional es competente para conocer de la demanda de la
referencia, de conformidad con lo dispuesto por el art. 241.4 de la Constitución.
20. En segundo lugar, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 6, inc. 3°, del
Decreto 2067 de 199137, la jurisprudencia constitucional ha admitido la
posibilidad excepcional de integrar al estudio de constitucionalidad otras
disposiciones no demandadas en los siguientes supuestos:
36 Fl. 5 del documento electrónico que contiene el concepto del Procurador General de la Nación.
37 El citado inciso dispone: “El magistrado sustanciador tampoco admitirá la demanda cuando considere que
ésta no incluye las normas que deberían ser demandadas para que el fallo en sí mismo no sea inocuo, y
ordenará cumplir el trámite previsto en el inciso segundo de este artículo. La Corte se pronunciará de fondo
sobre todas las normas demandadas y podrá señalar en la sentencia las que, a su juicio, conforman unidad
normativa con aquellas otras que declara inconstitucionales”.
38 Cfr., entre otras, las sentencias C-579 de 2013, C-286 de 2014, C-246 de 2017, C-394 de 2017 y C-120 de
2018.
Penal, la Sala integrará a la revisión constitucional la totalidad del inciso, al
considerar que las razones de la demanda son igualmente predicables del otro
supuesto que regula la disposición, relacionado con la aplicación de la pena
contemplada para el “homicidio”, si como consecuencia del abandono
“sobreviniere la muerte”39.
24. Así las cosas, se trata de otro contenido normativo que puede ser
“presumiblemente inconstitucional” al ser igualmente válidas las razones de la
demanda respecto de este otro supuesto, relacionadas con el posible
desconocimiento del art. 29 de la Constitución. Por tanto, en atención a lo
dispuesto por el art. 6 del Decreto 2067 de 1991, para efectos de garantizar la
efectividad del control constitucional, la coherencia del orden jurídico y el
principio de economía procesal, se revisará la constitucionalidad de la totalidad
del inciso 2° del art. 130 del Código Penal.
39 El inciso citado prescribe: “Artículo 130. Circunstancias de agravación. […] || Si el abandono se produce en
sitios o circunstancias donde la supervivencia del recién nacido esté en peligro se constituirá la tentativa de
homicidio y si sobreviniere la muerte la pena que se aplica será la misma contemplada para homicidio en el
artículo 103 de la presente ley”.
40 Simple “abandono”, en el tipo penal regulado en el art. 127 y “abandono de hijo fruto de acceso carnal
violento, abusivo, o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas”, en el tipo
que se regula en el art. 128. In extenso, los citados artículos disponen lo siguiente: “Artículo 127. Abandono. El
que abandone a un menor o a persona que se encuentre en incapacidad de valerse por sí misma, teniendo
deber legal de velar por ellos, incurrirá en prisión de dos (2) a seis (6) años. || Si la conducta descrita en el
inciso anterior se cometiere en lugar despoblado o solitario, la pena imponible se aumentará hasta en una
tercera parte”; “Artículo 128. Abandono de hijo fruto de acceso carnal violento, abusivo, o de inseminación
artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas. La madre que dentro de los ocho (8) días siguientes
al nacimiento abandone a su hijo fruto de acceso o acto sexual sin consentimiento, abusivo, o de inseminación
artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años”.
3. Problema jurídico
25. Le corresponde a la Sala decidir si el inciso 2° del art. 130 del Código
Penal satisface las exigencias adscritas a los principios de legalidad y
culpabilidad, integrantes del debido proceso penal (art. 29 constitucional), al
estatuir dos circunstancias de agravación –“tentativa de homicidio” y
“homicidio”– para los delitos de abandono que regulan los arts. 127 y 128 del
Código Penal.
26. Para la Sala, el inciso 2° del art. 130 de la Ley 599 de 2000, “Por la cual
se expide el Código Penal”, conforme a la subrogación de que fue objeto por
medio del art. 41 de la Ley 1453 de 2011, desconoce los principios de legalidad
y culpabilidad penal (art. 29 de la Constitución). Ello se da al no satisfacer las
exigencias de claridad, especificidad y precisión que requiere la tipificación de
una circunstancia de agravación; en efecto, la disposición genera incertidumbre
acerca del carácter del comportamiento que tipifica –principio de legalidad– y
del contenido del elemento subjetivo que exige para su configuración –principio
de culpabilidad–.
4.1. El inciso 2° del art. 130 del Código Penal desconoce el mandato de lex
stricta, definitorio del principio constitucional de legalidad penal
41 Sentencia C-646 de 2001, reiterada, entre otras, en las sentencias C-936 de 2010 y C-224 de 2017.
trabajo legislativo, para evitar todo exceso –y en esa medida cabe hablar de un
principio de interdicción del exceso punitivo–. De esa manera el derecho penal
como derecho constitucional aplicado, resulta de imposible construcción de
espaldas al Texto Fundamental de una democracia42.
el siguiente: “2- Las leyes penales deben describir conductas punibles de manera precisa e inequívoca, sin dejar
duda sobre la prohibición o el deber de actuar”. Gaceta constitucional No. 74 del 15 de mayo de 1991, p. 9.
47 Cfr., al respecto las sentencias C-559 de 1999, C-742 de 2012 y C-181 de 2016.
48 Sentencia C-181 de 2016. En un sentido semejante, al definir el alcance del principio de “estricta legalidad o
tipicidad”, en la Sentencia C-742 de 2012, que, a su vez, se fundamenta en las sentencias C-559 de 1999, C-843
de 1999, C-739 de 2000, C-1164 de 2000, C-205 de 2003 y C-897 de 2005, la Sala precisó: “(i) que la creación
de tipos penales es una competencia exclusiva del legislador (reserva de ley en sentido material) y que (ii) es
obligatorio respetar el principio de tipicidad: ‘nullum crimen, nulla poena, sine lege previa, scripta et certa’. De
manera que el legislador está obligado no sólo a definir la conducta punible de manera clara, precisa e
inequívoca, sino que además debe respetar el principio de irretroactividad de las leyes penales (salvo
favorabilidad). Mediante este principio, ha precisado la Corte, se busca proteger la libertad individual,
controlar la arbitrariedad judicial y asegurar la igualdad material de las personas frente al poder punitivo y
sancionador del Estado”.
49 De un lado, los tipos penales básicos describen de forma completa un supuesto de hecho, como acaece con el
delito de homicidio (art. 103 del Código Penal) o los delitos de abandono (arts. 127 y 128 del mismo código). De
otro, las circunstancias de agravación amplifican el supuesto de hecho de los tipos penales básicos y de los
autónomos. Un ejemplo de este último –tipo penal autónomo– es el delito de feminicidio (art. 104 del Código
Penal); este contiene el supuesto de hecho básico, además de otros elementos que le otorgan autonomía.
33. En el presente asunto, el legislador estatuyó el inciso 2° del art. 130 del
Código Penal a modo de tipo penal dependiente de los autónomos tipificados en
los arts. 127 y 128 –abandono–, no así del art. 103 –homicidio–, lo cual se
deriva de la ubicación de la disposición, de su denominación y del contenido
dogmático que la conceptualiza como agravante. Sostener lo contrario, es decir,
que se está ante un tipo penal autónomo –como lo propuso el Procurador
General de la Nación– y no ante una circunstancia de agravación expresamente
consagrada respecto de los delitos de abandono desconoce, de un lado, la
clasificación de la tipología en materia penal y, de otro, da un alcance
independiente a una disposición que depende para su aplicación de tipos penales
básicos, se insiste, de aquellos regulados en los arts. 127 y 128 de la
codificación penal.
50 Cfr., los fls. 5-6 del documento electrónico que contiene el concepto del Procurador General de la Nación.
51 Al fundamentar la solicitud de exequibilidad condicionada de la disposición.
52 Al diferenciar el dolo en los supuestos típicos de homicidio y abandono (fl. 4 del documento electrónico que
contiene la intervención de la Pontificia Universidad Javeriana).
53 Al precisar que la disposición demandada generaba “confusión en el análisis legal y judicial con un tipo
penal autónomo y con características diferentes como ocurre con el homicidio en su modalidad tentada” (fl. 7
del documento electrónico que contiene la intervención de la Universidad Libre, seccional Bogotá).
54 Se hace referencia al tipo penal de “abandono”, que regula el art. 127 del Código Penal: “El que abandone a
un menor de doce (12) años o a persona que se encuentre en incapacidad de valerse por sí misma, teniendo
deber legal de velar por ellos, incurrirá en prisión de treinta y dos (32) a ciento ocho (108) meses”. Como se
precisa más adelante, la expresión tachada fue declarada inexequible en la Sentencia C-468 de 2009.
55 En la Sentencia C-034 de 2005 la Corte Constitucional declaró exequible la expresión “legal”, contenida en el
art. 127 del Código Penal. El demandante señaló que dicha expresión daba lugar a un tratamiento diferente entre
quienes estuviesen protegidos por un deber “legal” y por un deber “jurídico”. La Corte descartó lo alegado al
considerar que “es improcedente exigir el mismo tratamiento jurídico frente a supuestos de hecho diversos”.
Según precisó, para atribuir una responsabilidad penal no es posible equiparar a quienes “la ley de manera
explícita y concreta atribuye la obligación de asumir el cuidado” con “cualquier otra persona respecto de la
cual eventualmente pudiera predicarse […] un supuesto e indeterminado ‘deber jurídico’”.
menores de 18 años] y otras personas distintas de los menores,
concretamente los desvalidos que no estén en condiciones de asistirse
por sí mismos, como puede ser el caso de los adultos mayores, los
enfermos mentales o los discapacitados físicos. (iv) la conducta o
acción delictuosa, es precisamente el abandono, entendido como la
desprotección absoluta en que se deja a una persona a la que se le
debe cuidado, es decir, que incurre en abandono, el que se sustrae a
las obligaciones de asistencia y socorro que legalmente tiene con
menores de edad o con personas desvalidas”56.
36. En relación con lo segundo, esto es, que el Legislador dispuso el inciso 2°
del art. 130 del Código Penal a modo de tipo penal dependiente de los
autónomos tipificados en los arts. 127 y 128 –abandono–, no así del art. 103 –
homicidio–, también es consecuente con las razones propuestas en el trámite
legislativo que dio lugar a la expedición de la disposición demandada. Si bien,
de los antecedentes legislativos del art. 41 de la Ley 1453 de 2011 no es posible
identificar que el Legislador hubiese perseguido una específica finalidad con la
modificación del inciso 2° del art. 130 de la Ley 599 de 2000, dado que la
disposición no hizo parte del proyecto de ley inicial 57, no tenía relación con los
fines generales de la iniciativa58, ni existió alguna discusión específica acerca de
56 Sentencia C-468 de 2009. En esta sentencia, la Corte Constitucional declaró inexequible la expresión “de
doce (12) años” contenida en el art. 127 del Código Penal, “con el fin de excluir del ordenamiento, el límite de
edad previsto por el legislador para el delito de abandono frente a menores de edad, ya que, como ha sido
expuesto, la condición de menor se extiende a toda persona que no ha cumplido los 18 años, y son ellos, niños y
adolescentes, quienes indistintamente deben tener la condición de víctimas del tipo penal”. La Sala consideró
que “la distinción impuesta por el legislador (…) no encuentra justificación constitucional alguna”.
Puntualmente, indicó que “el criterio distintivo utilizado por el legislador en la norma acusada, basado
exclusivamente en la edad del niño, no resulta entonces razonable y proporcional al fin perseguido con la
medida: la protección del menor”. Así, en línea con el alcance de la función legislativa frente al marco
constitucional señaló que: “aun cuando la Constitución Política le reconoce al legislador un margen de
discrecionalidad relativamente amplio para desarrollar la política criminal del Estado, la validez de las
medidas que en ese escenario se adopten, depende de que las mismas sean compatibles con los valores
superiores del ordenamiento, los principios constitucionales y los derechos fundamentales, debiendo entonces
mantener un margen de razonabilidad y proporcionalidad con respecto al fin para el cual fueron concebidas.
(…) || Siendo la penalización la forma más lesiva de control social, por el alto grado de afectación a la libertad
personal y otras garantías, en caso de que el legislador advierta que la adopción de una medida de ese tipo no
contribuye al perfeccionamiento de una política dirigida al logro de los fines perseguidos, debe prescindir de
ella, pues, de lo contrario, la misma se tornaría ilegítima, forzando la intervención del juez constitucional para
disponer su retiro del ordenamiento jurídico”.
57 El debate legislativo de lo que sería la Ley 1453 de 2011 comenzó en el Senado de la República (proyecto de
ley 164 de 2010, Senado y 160 de 2010, Cámara). La disposición demandada se incluyó en el “informe de
ponencia para primer debate” en la Cámara de Representantes (cfr., Gaceta del Congreso No. 43 de 2011). En
este documento se hizo referencia al texto aprobado por el Senado de la República y se publicó el “texto para
discusión”, con las modificaciones propuestas en comisión (cfr., Gaceta del Congreso No. 43 de 2011, fl. 37),
entre ellas, la adición del art. 81 –que finalmente sería el art. 43 de la ley en cita–, en al Capítulo VI sobre “Otras
medidas para garantizar la seguridad ciudadana” (cfr., Gaceta del Congreso No. 43 de 2011, fl. 52).
Posteriormente, en el “informe de ponencia para segundo debate” ante la plenaria de la Cámara de
Representantes y en el “texto para discusión” se incluyó en el Capítulo I “Medidas penales para garantizar la
seguridad ciudadana”, en el cual se mantendría el texto propuesto hasta su aprobación.
58 Según se indicó en la exposición de motivos, el proyecto de ley pretendía “prevenir y enfrentar el terrorismo
y la criminalización organizada” (cfr., Gaceta del Congreso No. 737 de 2010, Senado de la República, fl. 14 y
Gaceta del Congreso No. 43 de 2011, Cámara de Representantes, fl. 43). Por tanto, los objetivos de la reforma
fueron los siguientes: “1. Eliminar la impunidad; 2. Luchar contra la criminalidad organizada; 3. Incrementar
la efectividad del proceso penal, del proceso de extinción de dominio y la responsabilidad de los jóvenes, y 4.
Vincular a la comunidad en la prevención de la criminalidad y la violencia y convivencia ciudadana”. Para
alcanzar estos objetivos se propusieron medidas penales, de procedimiento penal, algunas relacionadas con la
extinción de dominio, otras con el Código de Infancia y Adolescencia, con la prevención del terrorismo y,
finalmente, algunas para garantizar la seguridad ciudadana. Para justificar la adopción de medidas penales se
su conveniencia, sí es posible encontrar algunas referencias a la necesidad de
crear nuevas causales de agravación punitiva. En efecto, en cuanto a las
reformas al Código Penal, se indicó en los antecedentes legislativos que estas
“tienen que ver principalmente con la creación de nuevos tipos penales y el
endurecimiento de algunos delitos para que no sean excarcelables”59. En cuanto
a la justificación general de las medidas penales que se pretendía regular, se
anunciaron nuevas causales de agravación y justificaciones generales para la
inclusión o modificación de medidas con fundamento en la “potestad
legislativa”; en especial, al hacer referencia a la “viabilidad constitucional” de
todas ellas, se indicó:
37. Ahora bien, antes de la expedición del art. 41 de la Ley 1453 de 2011 la
regulación de las circunstancias de agravación de los delitos de abandono era
clara, específica y precisa y, por tanto, inequívoca, en que lo era únicamente de
estos delitos autónomos –arts. 127 y 128 del Código Penal–. En efecto, antes de
esta modificación, el art. 130 del Código Penal –Ley 599 de 2000–, disponía:
“Circunstancias de agravación. Si de las conductas descritas en los artículos
anteriores se siguiere para el abandonado alguna lesión personal, la pena
respectiva se aumentará hasta en una cuarta parte. || Si sobreviniere la muerte,
el aumento será de una tercera parte a la mitad”. Una redacción análoga se
contemplaba en el art. 348 del Decreto Ley 100 de 1980 –anterior Código
Penal–, en los siguientes términos: “Abandono seguido de lesión o muerte. Si
del hecho descrito en los artículos anteriores se siguiere para el abandonado
alguna lesión personal, la pena respectiva se aumentará hasta en una cuarta
parte. || Si sobreviniere la muerte, el aumento será de una tercera parte a la
mitad”.
38. Esta última disposición, entre otras, fue objeto de control constitucional
en la Sentencia C-013 de 1997. El demandante argumentó que la disposición
vulneraba “los artículos 1, 2, 4, 5, 11, 12, 13, 14, 16, 22, 42, 43, 44, 45, 46, 47,
50, 83, 94, 95, 96, 228 y 229 de la Constitución Política”, dado que, “si a causa
de una conducta omisiva de deberes se producen como resultados la muerte o
hizo énfasis en la necesidad de eliminar la impunidad, las dificultades relacionadas con la vigilancia de las
detenciones domiciliarias y vigilancia electrónica y la verificación de existencia de salvoconductos de armas de
fuego, problemas asociados a la conformación de grupos ilegales, fraudes inmobiliarios, redes ilegales de
medicamentos, delitos relacionados con la fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego o municiones,
dosis personal, falencias en la tipificación del tráfico de precursores químicos, el aumento de penas relacionadas
con delitos como la simulación de investidura o cargo público, la utilización ilícita de equipos transmisores o
receptores, la perturbación de actos oficiales y la usurpación de funciones públicas con fines terroristas, entre
otros.
59 Gaceta del Congreso No. 194 de 2011, Cámara de Representantes, fl. 2.
60 Cfr., gacetas del Congreso No. 043 y 194 de 2011, Cámara de Representantes.
las lesiones personales (artículo 348 del Código Penal), el tratamiento jurídico
penal debe ser el de castigar la respectiva falta como homicidio y lesiones
personales”. La Sala declaró la constitucionalidad de la norma, con fundamento
en el siguiente razonamiento:
41. Como lo plantearon los intervinientes, tal falta de precisión permite que la
Fiscalía General de la Nación y el juez penal, respectivamente, puedan imputar y
condenar por “tentativa de homicidio” u “homicidio” sin que sea necesario
acreditar el elemento subjetivo –dolo– de este tipo penal, o que, para los mismos
fines, sea suficiente acreditar la circunstancia objetiva que tipifica, sin aquellos
elementos propios de los delitos de abandono, que pretende agravar.
42. Son el dolo o la culpa aquello que obliga a una u otra adecuación típica ya
que, de conformidad con el principio constitucional de culpabilidad, la
responsabilidad subjetiva demarca el camino de la acción del fiscal y del juez,
para efectos de la escogencia de la tipicidad y de la pena consiguiente, una vez
se determina, además, que el hecho es antijurídico64. Dicho de otro modo, la
conexión subjetiva –voluntad– del agente del delito, signada como dolo o culpa,
enfatiza la existencia de una exigencia sine qua non –la responsabilidad
subjetiva– como elemento del principio de culpabilidad65.
64 Tal como lo advirtió la Sala en la Sentencia C-181 de 2016, “La culpabilidad es aquel juicio de reproche
sobre la conducta del actor que permite imponer una sanción penal a su acción típica y antijurídica. Tiene como
fundamento constitucional la consagración del principio de presunción de inocencia y el avance hacia un
derecho penal del acto, conforme al artículo 29 Superior. En ese sentido, el desvalor se realiza sobre la
conducta del actor en relación con el resultado reprochable, más no sobre aspectos internos como su
personalidad, pensamiento, sentimientos, temperamento entre otros. Conforme a lo anterior, está proscrita
cualquier forma de responsabilidad objetiva, pues la base de la imputación es el juicio de reproche de la
conducta del sujeto activo al momento de cometer el acto. Por último, la culpabilidad permite graduar la
imposición de la pena de manera proporcional, puesto que el análisis no se agota en la verificación del dolo, la
culpa o la preterintención, sino que además, debe tenerse en cuenta el sentido específico que a la acción u
omisión le imprime el fin perseguido por el sujeto”.
65 Según dispone el art. 22 del Código Penal, “La conducta es dolosa cuando el agente conoce los hechos
constitutivos de la infracción penal y quiere su realización. También será dolosa la conducta cuando la
realización de la infracción penal ha sido prevista como probable y su no producción se deja librada al azar”.
Por su parte, el art. 23 de la misma codificación prescribe: “La conducta es culposa cuando el resultado típico es
producto de la infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió haberlo previsto por ser previsible, o
43. Así las cosas, la disposición demandada es un caso paradigmático de una
incongruencia dogmática que amalgama un tipo penal completo de resultado –
art. 103 del Código Penal– o de uno tentado –arts. 27 y 103 del Código Penal–
con un tipo penal subordinado de mera conducta –arts. 127 y 128 del Código
Penal–, pues difícil e indeterminado resulta que del solo abandono en lugar
despoblado se infiera el animus necandi –ánimo de matar–, al paso que se
desconoce el aspecto subjetivo de la circunstancia de agravación. Si ello es así,
entonces, cuando el Legislador dispone que, “Si el abandono se produce en
sitios o circunstancias donde la supervivencia del recién nacido esté en peligro
se constituirá la tentativa de homicidio y si sobreviniere la muerte la pena que
se aplica será la misma contemplada para homicidio en el artículo 103 de la
presente ley”, no apenas invade el ámbito de los juicios de desvalor sobre la
conducta concreta que han de efectuar el fiscal y el juez–en cuya virtud articulan
la descripción objetiva de la conducta (tipo objetivo) con la forma como se ha
manifestado la voluntad del agente del delito (tipo subjetivo)–, sino que,
además, desconoce el mandato de proscripción de toda forma de responsabilidad
objetiva, corolario del ya enunciado principio constitucional de culpabilidad –
art. 29 constitucional–. Es, precisamente, esta razón adicional –a aquella tratada
en el título 4.1 supra–, que justifica la declaratoria de inexequibilidad del inciso
2° del art. 130 del Código Penal.
5. Conclusión
45. Por las razones que anteceden, para la Sala, el inciso 2° del art. 130 de la
Ley 599 de 2000, “Por la cual se expide el Código Penal”, conforme a la
subrogación de que fue objeto por el art. 41 de la Ley 1453 de 2011, desconoce
los principios de legalidad y culpabilidad penal –art. 29 de la Constitución– y,
por tanto, es ordenada su inexequibilidad. En todo caso, precisa la Sala que la
declaratoria de inconstitucionalidad no elimina la tipicidad del abandono. Con el
inciso 1° del art. 130 del Código Penal se cubren todas las modalidades de
abandono y con el art. 103 del Código Penal se cubre el resultado muerte, en
caso de que este se siga del abandono.
47. Así las cosas, con la decisión que adoptará la Sala Plena en esta
oportunidad no se está dejando una laguna de punibilidad respecto de todos
aquellos resultados en los cuales el agente tenga por intención –dolo directo o
eventual– al abandonar a un menor, lograr como resultado su muerte; esto por
cuanto tal circunstancia se tipificaría con independencia del abandono, en un
tipo penal de homicidio, o en una tentativa de homicidio en caso de que el
resultado buscado por el agente –muerte del menor– no se concrete por
circunstancias ajenas a la voluntad del agente.
6. Síntesis
48. Previa integración normativa de la totalidad del inciso 2° del art. 130 de la
Ley 599 de 2000, “Por la cual se expide el Código Penal”, conforme a la
subrogación de que fue objeto por el art. 41 de la Ley 1453 de 2011, concluye la
Sala Plena que la disposición desconoce los principios de legalidad y
culpabilidad penal –art. 29 de la Constitución–. Ello se da al no satisfacer las
exigencias de claridad, especificidad y precisión que requiere la tipificación de
una circunstancia de agravación; en efecto, la disposición genera incertidumbre
acerca del carácter del comportamiento que tipifica y del contenido del elemento
subjetivo que exige para su configuración. Esta falta de precisión torna incierta
su aplicación, dando lugar a hipótesis ilimitadas de subsunción, como aquellas
propuestas por el demandante y la mayoría de los intervinientes.
50. Como lo plantearon los intervinientes, tal falta de precisión permite que la
Fiscalía General de la Nación y el juez penal, respectivamente, puedan imputar y
condenar por “tentativa de homicidio” u “homicidio” sin que sea necesario
acreditar el elemento subjetivo –dolo– de este tipo penal, o que, para los mismos
fines, sea suficiente acreditar la circunstancia objetiva que tipifica, sin aquellos
elementos propios de los delitos de abandono, que pretende agravar. En efecto,
son el dolo o la culpa aquello que obliga a una u otra adecuación típica ya que,
de conformidad con el principio constitucional de culpabilidad, la
responsabilidad subjetiva demarca el camino de la acción del fiscal y del juez,
para efectos de la escogencia de la tipicidad y de la pena consiguiente, una vez
se determina, además, que el hecho es antijurídico. Dicho de otro modo, la
conexión subjetiva –voluntad– del agente del delito, signada como dolo o culpa,
enfatiza la existencia de una exigencia sine qua non –la responsabilidad
subjetiva– como elemento del principio de culpabilidad.
53. En el presente asunto, el Legislador estatuyó el inciso 2° del art. 130 del
Código Penal a modo de tipo penal dependiente de los autónomos tipificados en
los arts. 127 y 128 –abandono–, no así del art. 103 –homicidio–, lo cual se
deriva de la ubicación tópica de la disposición, de su denominación y del
contenido dogmático que la conceptualiza como agravante. Sostener lo
contrario, es decir, que se está ante un tipo penal autónomo –como lo propuso el
Procurador General de la Nación– y no ante una circunstancia de agravación
expresamente consagrada respecto de los delitos de abandono sería desconocer,
de un lado, la clasificación de la tipología en materia penal y, de otro, dar un
alcance independiente a una norma que, aunado a que no soporta el análisis de
constitucionalidad a partir del principio de estricta tipicidad y legalidad, depende
para su aplicación de tipos penales básicos, se insiste, de los arts. 127 y 128 de
la codificación penal.
56. El tipo penal básico y completo –el homicidio–, al ser de medios abiertos,
reprocha la causa de la muerte con independencia del medio que dé lugar a tal
resultado. De esta manera, si el iter criminis tiene como causa el “abandono en
lugar solitario”, y, por tanto, se trata de la conducta por medio de la cual se
ejecuta el homicidio, el sujeto activo del delito no puede ser favorecido con una
consecuencia jurídica de menor reproche, tal es el caso del abandono. En todo
caso, en tal supuesto, los elementos subjetivos –los grados del elemento volitivo
del dolo– permiten al fiscal y al juez, según el caso, decantarse por el dolo de
consecuencias necesarias o el dolo eventual, teniendo en cuenta tesis como las
de la “representación”, la “posibilidad” o la “probabilidad”.
V. DECISIÓN
RESUELVE
Declarar INEXEQUIBLE el inciso 2° del art. 130 de la Ley 599 de 2000, “Por
la cual se expide el Código Penal”, conforme a la subrogación de que fue objeto
por el art. 41 de la Ley 1453 de 2011.