Consideraciones Crítico-Poéticas para Pensar La Clínica Sistémica
Consideraciones Crítico-Poéticas para Pensar La Clínica Sistémica
Consideraciones Crítico-Poéticas para Pensar La Clínica Sistémica
Universidad de Chile
Resumen
Fecha correspondencia: La psicoterapia sistémico relacional ha problematizado, en las últimas dé-
Recibido: diciembre 26 de 2017. cadas, sus supuestos representacionales, avanzando hacia nuevas concep-
Aceptado: octubre 1 de 2018. tualizaciones de la experiencia psicoterapéutica. Este artículo presenta el
trabajo de un equipo de investigación clínica que, siguiendo los planteamientos
Forma de citar:
Besoain, C., Cuevas, P., Araya, C., teórico-clínicos de Marcelo Pakman, se planteó como objetivo general ex-
Angulo, S., & Morales, R. (2019). plorar los movimientos entre micropolítica y poética en el proceso terapéu-
Consideraciones crítico-poéticas tico, a través de una metodología cualitativa de caso único. Las técnicas de
para pensar la clínica sistémica producción de datos fueron la observación participante de seis sesiones de
relacional: propuesta metodológica psicoterapia, mediante el uso de un espejo unidireccional (Cámara de Gesell),
para investigación en psicoterapia. y seis entrevistas en profundidad con la terapeuta y una con el consultante.
Rev.CES Psico, 12(2), 83-102. Se analizó el material desde un enfoque dialógico que estableció una escucha
plural del material. En este artículo se presenta en extenso el dispositivo
Open access metodológico implementado y se expone una muestra del tipo de reflexio-
© Copyright nes clínicas que esta metodología permite construir. Finalmente, se discute
Licencia creative commons
Ética de publicaciones acerca de las implicancias y desafíos de hacer una investigación clínica dia-
Revisión por pares lógica y reflexiva, y su valor para la formación de psicoterapeutas.
Gestión por Open Journal System
DOI: http://dx.doi.org/10.21615/ Palabras Clave: Psicoterapia Sistémico Relacional, Investigación en Psico-
cesp.12.2.7 terapia, Micropolítica, Poética, Psicología Clínica.
ISSN: 2011-3080
Abstract
The relational systemic psychotherapy has problematized in recent decades
its representational assumptions, moving towards new conceptualizations
Comparte of psychotherapeutic experience. This article presents the work of a clinical
research team that, following the theoretical approaches of Marcelo Pak-
man, explored the movements between micro politics and poetics through
a qualitative case study methodology. Data production techniques included
participant observation in unidirectional mirror of six sessions of psycho-
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therapy, and in-depth interviews with the therapist and the patient. The material was
Sobre los autores: analyzed from a dialogical approach that stressed a plural hearing of the material.
This article gives full account of the methodological device and it is presented a
1. Doctora en Psicología. sample of the type of clinical reflections that this methodology allows to build. Fi-
Psicóloga. Docente Facultad nally, there are discussed the implications and challenges of conducting a dialogical
de Psicología, Universidad and reflexive clinical research and its value for psychotherapist training.
Alberto Hurtado. Investigadora
Laboratorio Interdisciplinario
de Subjetividad y Cambio Keywords: Relational Systemic Psychotherapy, Research in Psychotherapy, Micro
Social. Politics, Poetics, Clinical Psychology.
5. Candidato a Doctor en La metáfora del sujeto como texto implica nuevos desafíos teóricos, clínicos y de
Filosofía. Magíster en Filosofía formación en psicoterapia. La producción de conocimiento relativo a la práctica clí-
Moral y Política y Magíster en nica se encuentra tensionada hoy por las reflexiones que instaló el giro lingüístico
Psicología. Psicólogo. Docente y la influencia de las corrientes posestructuralistas en la psicología. La crítica al
Facultad de Psicología,
Universidad Alberto Hurtado. saber experto y a cualquier representación con ambiciones de verdad desafía la
investigación y teorización psicoterapéutica, bajo el riesgo de reificar y estabilizar
un proceso por definición dinámico y singular. Sin embargo, la formación y praxis
de la psicoterapia precisan de la existencia de un ejercicio crítico que someta sus
propias prácticas y supuestos a discusión desde algún parámetro de virtud teórico
y ético-político (Morales, 2010).
Por otra vereda, desde el psicoanálisis relacional, Jessica Benjamin (2004, 2012)
propone pensar el espacio terapéutico bajo la idea de un tercero, lo cual implica
asumir la aporía de una relación entre sujetos que, a la vez que existen de manera
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separada y autónoma, dependen uno del otro para seguir siendo reconocidos en esa
existencia independiente. La terceridad, es un estado posible de la relación, habilitada
por el reconocimiento mutuo entre terapeuta y consultante, que permite sostener
la tensión entre momentos de reconocimiento, quiebre y reparación en la relación
terapéutica, en donde ya no es el uno o el otro el responsable, sino el tercero que
contiene la existencia de ambos. Así, el tercero puede emerger cuando es superada
la complementariedad entre uno que ayuda y otro que padece, para dar lugar al
reconocimiento mutuo, siendo allí posible la emergencia de la creatividad y la expe-
riencia de lo genuino. Para el nacimiento de esa terceridad, Benjamin (2012) señala
como elemento central una disposición terapéutica que radica en el atrevimiento
a situarse en un lugar que incluye no solo la observación y la escucha atenta, sino
también la posibilidad de perderse junto con el otro en el despliegue del encuentro.
Es así como pensar el espacio terapéutico, tanto desde la idea de comparecencia
comunitaria como desde la noción de terceridad, implica que no es algo dado por
el mero hecho del encuentro, sino que es un emergente singular y, por tanto, dis-
continuo. Desde acá la importancia de investigar sus atributos en profundidad y en
atención a la singularidad de cada encuentro.
Toda relación entre per-
sonas es un intercambio Investigar la singularidad del encuentro
dialógico de múltiples voces, La investigación en psicoterapia tiene como objeto de estudio el espacio terapéutico,
tanto en el diálogo interno el cual excede a cualquier representación definitiva o estable que pueda hacerse
como en el que ocurre entre de él. Entonces ¿cómo dar cuenta del espacio terapéutico sin reducirlo a categorías
los hablantes. La compren- abstractas que lo despojen de su naturaleza procesual e indeterminada? ¿Cómo dar
sión consiste en un proceso cuenta de ese espacio en donde acontece la singularidad de un encuentro entre su-
permanente de regulación
jetos en una relación de ayuda?
y desregulación mutua que
posee una lógica dialéctica y
precisa de tensión y oposi Desde una perspectiva dialógica, las palabras del consultante nunca están solas,
ción para avanzar (Marková, sino que viven en medio de un interminable proceso de diálogo con otras palabras,
2003; Valsiner, 2002). previas o por venir. Cada palabra enunciada es una toma de posición intencional di-
rigida a otro a quién responde (Bajtín, 1989). Así, desde el comienzo todo enunciado
está determinado por el otro, siendo imposible distinguir y separar el proceso de
comprensión en unidades discretas. Toda relación entre personas es un intercambio
dialógico de múltiples voces, tanto en el diálogo interno como en el que ocurre entre
los hablantes. La comprensión consiste en un proceso permanente de regulación y
desregulación mutua que posee una lógica dialéctica y precisa de tensión y oposi-
ción para avanzar (Marková, 2003; Valsiner, 2002).
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Esta pregunta permitió dar cuenta del espacio terapéutico, poniendo el foco en los
movimientos del terapeuta, entendidos estos como parte de una escena completa,
donde no es posible aislar la triada terapeuta/consultante/relación terapéutica. Si
bien, este estudio se concentró en la observación de movimientos que se distinguieron
como propios del terapeuta, del consultante y/o del espacio relacional, lo mismos
resultan ininteligibles si no se asume una perspectiva relacional, en la que las acciones
discretas de cada singularidad se hallan siempre concatenadas, dirigidas y en com-
parecencia ante otras presencias del espacio terapéutico. Además, en este espacio
intervino un cuarto elemento: el equipo de investigación que trabajó tras el espejo
unidireccional1 como testigo y participante del diálogo entre consultante y terapeuta,
de modo que su escucha y experiencia también fueron registradas a lo largo del
proceso de investigación. Estos múltiples aspectos fueron organizados en torno a
tres dimensiones emergentes del trabajo reflexivo del equipo y que constituyeron
los objetivos específicos de la investigación, a saber, campo atencional, actitud y
técnicas terapéuticas.
Campo atencional
En el encuentro con el otro aparecen territorios singulares imposibles de representar
en su totalidad. Se trata de texturas del encuentro, señales sutiles como un gesto,
una o varias palabras, un tono de voz, que indican la existencia de estos territorios
que imantan la atención de quién escucha. Estos “atractores” pueden hacer referencia
al contenido de lo dicho, a la forma de lo dicho, a los silencios o cualquier otro aspecto
de la materialidad del decir de la sesión, así como a las sensaciones, imágenes, aso-
1. El espejo unidireccional o cámara Gesell es usado con frecuencia en terapia familiar y en intervenciones de tradición sistémica.
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Actitud
Entendida como el despliegue estético-corporal, espacial, que acompaña el acontecer
del campo atencional. Esta dimensión es crucial en la conformación de la relación
terapéutica, al afectar el modo particular como cursa la regulación mutua de los par-
ticipantes del diálogo terapéutico. En esta dimensión cabe registrar aspectos tales como
las modulaciones emocionales, los gestos, los movimientos corporales, la modula-
La actitud terapéutica, como
ción entre cercanía y distancia, las pausas, el tono y el ritmo en la voz del terapeuta,
modo del despliegue estéti- así como las respuestas que aquel modo singular de manifestación del terapeuta va
co de terapeuta y consultan- teniendo en el modo de presentarse del consultante y viceversa. Esto va dando lugar
te, convoca un espacio para a una estética, o cualidad formal en tanto totalidad, de la relación terapéutica (Bate-
el encuentro cuya singula- son, 2002). La actitud terapéutica, como modo del despliegue estético de terapeuta
ridad resulta tan indetermi- y consultante, convoca un espacio para el encuentro cuya singularidad resulta tan
nada como discontinua de indeterminada como discontinua de cualquier a priori teórico o premisa individual;
cualquier a priori teórico o por ello, esta actitud, si bien puede conllevar un entrenamiento, implica desmontar
premisa individual; por ello, ciertos estilos específicos. Bajo el supuesto de la terapia como evento singular, la
esta actitud, si bien puede
actitud terapéutica debe acompañar el horizonte de atención del espacio terapéutico
conllevar un entrenamiento,
implica desmontar ciertos
desde lo que Pakman (2014) refiere en ocasiones como “tomar el pulso de la sesión”.
estilos específicos.
Técnica
Por último, las técnicas desplegadas configuran otra dimensión de este diálogo. Si-
guiendo la clásica distinción de Heidegger (1994) sobre el problema de la técnica
moderna, atendemos a la noción de técnica no como un mero conjunto de opera-
ciones terapéuticas de orden antropológico-instrumental, referidas a una operación
efectuada para conseguir un fin discreto, sino más bien al valor poiético o productivo,
de tales operaciones. Es decir, aquella acepción de técnica como una operación que
señala una forma de estar en el mundo, en este caso, una forma de estar en la re-
lación terapéutica. Nos referimos así en particular a los movimientos del terapeuta
que, conjugados en la comparecencia con el consultante, provocan el surgimiento
de algún aspecto de la realidad del encuentro mediante una operación particular. En
esta dimensión cabe registrar todo el repertorio de preguntas, señalamientos, in-
terpretaciones o movimientos realizados por el terapeuta con la intención de hacer
notar aquellos aspectos de la experiencia que se encuentran en los bordes de los
guiones micropolíticos y que pudieran abrir el espacio terapéutico a nuevos eventos
de sentido. En definitiva, la técnica remite efectivamente a operaciones parciales,
modulada el campo atencional y la actitud.
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Método
Participantes
Los participantes de la investigación fueron una díada terapeuta/consultante, cuyo
diálogo terapéutico fue videograbado y observado por el equipo de investigación en
una sala con espejo unidireccional durante seis sesiones.
Producción de datos
Una de las técnicas de producción de datos utilizada fue la observación participante
(Kawulich, 2005), guiada por tres objetivos de investigación, que ayudaron a orien-
tar y direccionar la observación del equipo durante el proceso terapéutico: campo
atencional, actitud y técnica. El registro de las dimensiones se realizó a partir de
pautas de observación (ver Tabla. 1), en una sala con espejo unidireccional (Cámara
de Gesell). La perspectiva dialógica (Bajtín, 2003) permitió registrar múltiples voces
en una misma conversación, es así como el equipo de investigación se coordinó para
observar el espacio terapéutico desde distintos niveles, es decir, una parte del equipo
orientó la observación hacia el terapeuta, otra parte orientó la observación hacia el
consultante, y una tercera parte orientó la observación a las cualidades estéticas de
la sesión como terceridad o totalidad. Todas las sesiones fueron videograbadas y
transcritas para su posterior análisis.
Otra técnica de producción de datos fue la entrevista reflexiva (Denzin, 2001). Al fi-
nalizar cada una de las seis sesiones se realizó una entrevista con la terapeuta (ver
Tabla 2), en la que participó todo el equipo de investigación, con la finalidad de re-
construir lo que Rober (1999), desde una perspectiva dialógica, denominó la conver-
sación interna del terapeuta a lo largo de la sesión. Se hizo énfasis en la indagación
respecto al proceso atencional y de construcción de hipótesis que orientó los movi-
mientos actitudinales y técnicos de la terapeuta. Para dar lugar a esta conversación,
se le solicitó evocar sus estados de ánimo, emociones, asociaciones, recuerdos e
imágenes a lo largo de cada sesión. La escucha del equipo y sus reflexiones enrique-
cieron aquello relatado por la terapeuta respecto a su conversación interna. Se dio
paso, de este modo, a la reconstrucción de una conversación interna a varias voces,
tanto la voz de la terapeuta como la voz del equipo detrás del espejo que, a modo de
un coro griego, complementó y profundizó la comprensión de aquello señalado por
la terapeuta.
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C. ¿Qué cree usted que intentaba/pensaba su terapeuta [en esos momentos]? ¿Cuál cree
usted que era el objetivo de su terapeuta en esos momentos?
D. ¿Como fue para usted atenderse en una sala espejo con un equipo que observa?
E. Después de esta experiencia, si alguien le preguntara, ¿De qué se trata venir a terapia, que
le responde?
F. Otros comentarios que le parezcan relevantes: que más le gustaría decir sobre su expe-
riencia, que se pudo quedar en el tintero
Análisis de datos
Una vez concluido el proceso de observación de sesiones y de entrevistas, todo el
material construido, a saber, pautas de observación y transcripciones de cada se-
sión, transcripciones de las entrevistas reflexivas a la terapeuta y al consultante, fue
analizado, siguiendo a Cornejo, Faúndez y Besoain (2017), desde una intencionalidad
analítica que promovió procesos de reflexividad, una aproximación polifónica a los
textos y una relación creativa con la escritura. En esta etapa participó todo el equipo
Aporesis, incluida la terapeuta del caso. Se implementó un análisis inspirado en la
perspectiva dialógica de Bajtín (1989, 2003) descrita en los antecedentes, lo que
promovió una apertura de la escucha de los relatos de manera de hacerla plural
(Arfuch, 2002) y puso atención en las siguientes dimensiones:
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• Cómo fue dicho: forma y organización del diálogo, ritmo entre lo dicho y los silen-
cios, temporalidad predominante y sus variaciones, tono emocional, corporalidad,
gestualidad, quiebres en el contenido y el tono de la narración, lapsus o errores,
momentos de tensión, de impasse o dificultades en el diálogo.
El procedimiento analítico fue organizado en dos fases, una singular y otra trans-
versal (Cornejo, 2006). La fase singular dio lugar a seis informes, uno para cada
sesión de psicoterapia. Cada informe inició con una breve descripción de la sesión,
posteriormente desarrolló aspectos ligados a los contenidos abordados en la sesión,
su estética, hitos o momentos relevantes y una imagen que diera cuenta de aquello
que no fue posible representar de la sesión por medio de palabras. La segunda parte
de este informe registró los análisis relativos al campo atencional, la actitud y las
técnicas desplegadas en el diálogo terapéutico, en tanto articuladores de movimien-
tos entre lo micro-político y lo poético durante el proceso. En un apartado final se
registraron algunas hipótesis y reflexiones que, por su cualidad o recurrencia, fue-
ron consideradas como transversales al estudio. Estas daban pistas sobre aspectos
más amplios a la especificidad de esa sesión y permitían responder los objetivos
generales del estudio.
Por otra parte, la fase transversal del análisis se adelantó como un proceso de diá-
logo entre los seis informes de sesión y los objetivos de la investigación. Para esta
fase los miembros del equipo de investigación se reorganizaron en tres sub-equipos
de trabajo, cada uno destinado a analizar uno de los objetivos específicos de in-
vestigación, sin perder de vista la pregunta de investigación como totalidad. Cada
sub-equipo realizó una lectura transversal del material recopilado en torno a la di-
mensión asignada, lo que dio paso a un nuevo diálogo sobre el cual fueron surgiendo
propuestas comprensivas, para dar respuesta al objetivo principal. Posteriormente,
esta propuesta se presentó al equipo en su totalidad, en forma de esquema o figura
conceptual-visual, abriéndose así un espacio para la reflexión conjunta.
Aspectos éticos
La presente investigación se sometió a una constante reflexión ética y se siguieron
todos los protocolos del CAPS de la Universidad de Chile y de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Chile para la realización de investigación. Antes de
comenzar, ambos participantes revisaron y firmaron los documentos de consen-
timiento informado y cualquier pregunta que tuviese durante todo el proceso fue
debidamente aclarada. Su participación fue libre y voluntaria, no condicionaba su
atención en el CAPS, y podía suspenderla en cualquier momento sin ningún perjuicio.
Para resguardar la confidencialidad los nombres reales fueron cambiados por seu-
dónimos.
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Resultados
A continuación, expondremos algunas pistas relativas, a modo de muestra, del tipo
de hallazgos y reflexiones que este dispositivo metodológico clínico permite producir,
poniendo el foco en las implicancias para la investigación y la formación.
G: (…) llevo tres meses sin consumir nada o sea yo desde que empecé con la
otra psicóloga y bueno pasé la crisis matrimonial por decirlo así, mi separación,
yo me fui a vivir con mi hermana. Yo creo que eso me ayudó mucho porque mi
hermana ha sido de las únicas personas que yo he tenido cerca, que me ha
apoyado me ha ayudado, ha sido como una madre para mí, tuve muchas con-
versaciones y ella me orientó mucho (…) Llevo tres meses sin consumir, me
he sentido bien, de hecho me siento como con más energía por decirlo así, con
más ánimo de hacer las cosas que antes, y no he notado tampoco cambios en
mi actitudes sino todo lo contrario, no sé porque será, yo lo relaciono quizás
con el consumo o quizás no tiene ningún tipo de relación y es parte de mi per-
sonalidad, no sé yo (Fragmento de la primera sesión).
El equipo ubicado detrás del espejo escuchó el relato de Guillermo como el guion de
un exadicto, un rehabilitado que busca recuperar la confianza de quienes lo rodean,
y resaltó el insistente esfuerzo de Guillermo por dar cuenta de sus cambios. Esta
insistencia fue escuchada como la revelación de un miedo, que inspiraba un movi-
miento: Guillermo no quiere perder a su familia, le aterra la posibilidad de separarse
de sus hijos.
mujer, de quién siente se ha alejado mucho los últimos años. Cuenta que su esposa
le exige de mala manera más colaboración en las tareas de la casa y la crianza, y
relaciona su consumo de marihuana a esos momentos, en los que su mujer lo hace
sentir como un extraño.
G: Prácticamente cuando yo tenía conflictos con ella, como que ella se olvidaba
de todo lo que uno había vivido y todo lo que uno sentía y como que me trataba
como si yo fuera un extraño. O sea, no sé si odio, pero si con mucha mala onda,
que yo consideraba que poniendo la balanza y decía pucha yo lo que hice no vale
como ella me está tratando por decirlo así (Extracto primera sesión).
En la segunda sesión, la terapeuta le pidió a Guillermo que le hable sobre esa ne-
cesidad de sentirse importante para otro. Apareció entonces la historia de su rela-
ción con su padre, un hombre de las fuerzas armadas, severo y frío, que en varias
ocasiones ejerció violencia física con su hermano. A sus trece años se separó de su
madre y se fue a vivir al sur con su nueva esposa, una mujer dura que manifiesta
abiertamente su molestia por la presencia de Guillermo en la nueva vida conyugal.
G: (…) por darte un ejemplo a los nueve años mi hermano le sacó una botella
de whisky a mi papá y cuando mi papá se dio cuenta que le había abierto
el whisky le saco pero cresta y media, o sea lo metió a la ducha helada y le
empezó a dar con una guasca de esta pa’ pegarle a los caballos -porque a mi
papá le gustaba andar a caballo- y obviamente bueno el agua helada no te
deja marcas (…).
G: Que un padre pueda ser tan (se emociona, llora) agresivo y ‘puta’(sic) y a pesar
de eso, mi hermano siempre fue muy unido a mi padre, de hecho, cuando mis
papás se separaron, él se fue a vivir con él.
En medio del relato, Guillermo narró una escena que para la terapeuta resultó espe-
cialmente importante, a través de la cual vió con mucha nitidez al niño frágil imaginado
por el equipo, la anterior escena de Guillermo con su esposa y el significante “extraño”:
(…). Claro, empezó con ese desaire, de no haber el puesto, mi puesto de comida
y bueno yo le pregunté y le dije: “Eh Patricia” le dije, bueno yo le decía tía, “Tía
Patricia, eh, ¿qué pasa con mi puesto, lo pongo yo?”, “No, no pongas ningún
puesto porque tú no estás considerado en el almuerzo”. Bueno mi papá no es-
taba en ese momento. Y le dije “Bueno y por qué no estoy considerado”, y me
dijo “No porque yo no quiero que estés más acá, estoy ‘chata’ de que tu vengas
para acá a pecharme”. Entonces me empezó a refregar muchas cosas. Yo tenía
16 años más o menos, y en eso llegó mi papá.
G: No, yo me quedé para adentro, o sea y como te digo yo soy súper sensible,
entonces me dio pena como ella estaba siendo conmigo, porque yo no había
hecho nada. Entonces yo le decía “Pero explíqueme por qué está haciendo
esto conmigo”, y ella dijo “Es que estoy cansada de que ustedes vengan y que
por culpa de ustedes yo tengo conflictos con tu papá”. Y en eso llegó mi papá,
entonces yo le dije “Bueno dígame lo que usted me está diciendo en frente de
mi papá”, y ahí me empezó a lanzar todas las cosas que me había dicho delante
de mi papá, y ahí miré a mi papá y le dije “Bueno papá no sé tu qué tienes
que decir, porque yo no he hecho nada para que la tía esté así, yo siempre he
seguido las reglas de la casa, siempre he hecho lo que me han pedido cuando
vengo para acá”.
Al menos yo lo vi, y creo que varios de nosotros lo vimos, que te pasó algo con
lo del extraño ¿No?, la figura del extraño, ¿No?, que se apareció en varios mo-
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Discusión
La presente investigación contempló un diseño metodológico que permitió la ob-
servación y análisis del diálogo terapéutico en tanto evento poético, de un modo
que no restringió lo atendible a la pura dimensión del significado y se abrió hacia
la comparecencia comunitaria inherente a un encuentro singular (Pakman, 2014);
esto es, propició la construcción de conocimiento reflexivo, dialógico, sin clausurar
la experiencia de los participantes en categorías extra locales (Frank, 2005). Para
ello se expusieron, en el análisis de la escena terapéutica, las voces del consultante en
sesión, de la terapeuta en sesión, de la terapeuta en la entrevista posterior, del equi-
po en la reflexión posterior y del consultante en la entrevista final; de modo, que fue
posible aproximarse a la complejidad de la escena terapéutica como acontecimiento
que considera, tanto como excede, lo narrado por el consultante y por la terapeuta,
y cuya textura puede vislumbrarse en los pliegues entre las diferentes voces, imá-
genes y registros que puedan decirse de él y que se sintetizan en su propio pliegue
(Deleuze, 2017).
Ahora bien, ¿Cómo pensar una formación en psicoterapia que desarrolle la habilidad
de atender a la dimensión del sentido?
Una psicoterapia críti- Así, una psicoterapia crítico-poética implica estar atentos a la presencia de lo que
co-poética implica estar comparece entre terapeuta y consultante, sin forzar su interpretación en tanto tra-
atentos a la presencia de ducción, ni la ambición de dilucidar su desenlace. Dicha sensibilidad no es un logro,
lo que comparece entre no es el fin de la terapia sino un modo de estar eventualmente en ella, una “estética
terapeuta y consultante, sin de su existencia” -en términos foucaulteanos- que en cuanto tal propone una manera
forzar su interpretación en de habitar el espacio terapéutico.
tanto traducción, ni la ambi-
ción de dilucidar su desen- La metodología de esta investigación permitió exponer los distintos registros impli-
lace. Dicha sensibilidad no
cados en la construcción del espacio terapéutico en tanto comparecencia comuni-
es un logro, no es el fin de
la terapia sino un modo de taria (Pakman, 2014). Desde acá el espacio terapéutico toma lugar como un tercero
estar eventualmente en ella, (Benjamin, 2004, 2012), encuentro entre consultante y terapeuta, donde es superada
una “estética de su existen- la dualidad complementaria yo/tú para dar vida a un espacio otro, que pertenece a
cia” -en términos foucaulte- ambos. Así, los dichos del consultante son puestos en el horizonte de ese espacio,
anos- que en cuanto tal pro- entrando en resonancia con la multiplicidad de voces, imágenes y afectos que han
pone una manera de habitar comenzado a habitar ese espacio a lo largo del proceso terapéutico, y que encuen-
el espacio terapéutico. tran su sentido allí. El equipo de investigación formó parte del espacio y sus voces
también constituyeron el espacio relacional que hizo posible la emergencia del sen-
tido. Fue así un equipo de investigación que no se restringió a la labor de observa-
ción y análisis final, sino que participó en el curso que tomó el proceso terapéutico y
la consideración de sus voces e imágenes fueron fundamentales para la compren-
sión del sentido de lo expuesto en la sesión y el devenir de la terapia.
terapéutica, se sostiene también una ética particular, que Orange (2013) ha dado en
llamar hermenéutica de la confianza. Sin desatender las condiciones de producción
relacional y material del habla del consultante y del equipo terapéutico, sus voces
son consideradas como voces autorizadas en el proceso de investigación clínica y
en su análisis.
Conclusiones
La psicología clínica, en general, y la psicoterapia sistémico-relacional, en particular,
tienen el desafío clínico y ético de desarrollar conocimiento que, a la vez de someterse
al rigor científico, promueva el rescate de la singularidad del encuentro terapéutico
desde una dimensión antropológica crítica de la praxis terapéutica. Este trabajo quie-
re contribuir a ese desafío, proponiendo una metodología de investigación que busca
acercar los límites entre los procesos de investigación y los procesos clínicos. Esto nos
parece de especial relevancia para la generación de conocimiento en psicología clínica
donde, creemos, los procesos de investigación pudieran ser en sí mismos espacios
con un gran potencial formativo para las habilidades terapéuticas. Es de hecho un ob-
jetivo de este trabajo, dar a conocer una experiencia de investigación en psicoterapia
que pueda tener rendimientos para la formación de terapeutas, al proponer una me-
todología que, en su recursividad, pueda servir a un doble propósito: la investigación
y la formación.
Agradecimientos
Agradecemos al Concurso de Apoyo a la Investigación para Académicos del Depar-
tamento de Psicología 2013, de la Universidad de Chile. También agradecemos los
valiosos comentarios del profesor Marcelo Pakman y de los miembros Equipo Apo-
resis en la escritura y revisión de este trabajo. De manera muy especial queremos
agradecer a los participantes de esta investigación, por permitir adentrarnos en la
delicada intimidad de su diálogo terapéutico.
Referencias
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