03 Piscopedagogia IE
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cerebrales
INTRODUCCIÓN
La IE, al igual que otras inteligencias y al igual que los procesos psicológicos
básicos tienen un substrato neuroanatómico que los controla y regula. En el cerebro es el
neocórtex, en conjunción con el sistema límbico quienes ejercen el gobierno inteligente
de las emociones. Las investigaciones de los neurólogos de la emoción (Damasio, LeDoux,
Jáuregui, Rubia, entre otros) han aportado evidencia anatómica acerca de cómo puede
afirmarse la existencia de, no solamente de las respuestas emocionales, sino de las bases
neuroanatómicas de la Inteligencia Emocional, en tanto que constructo psicológico que
permite la gestión de las respuestas emocionales.
Las líneas que siguen ilustran sucintamente dichas bases. Una visión más amplia
de estos aspectos puede verse en obras especializadas de neuroanatomía. El propósito
del capítulo es sustentar en el cerebro humano el comportamiento emocionalmente
inteligente y, conocer, también sucintamente, qué estructuras cerebrales y qué tipo de
funcionamiento es el causante de la “falta de Inteligencia Emocional” en las reacciones y
estados no adaptativas ante situaciones que generan emociones y sentimientos.
1. La técnica de evaluación neurológica (PET) utiliza radiofármacos (Fluordeoxiglucosa), que al ser absorbidos
por el torrente sanguíneo emiten rayos gamma a modo de fosforescencias y ofrecen imágenes de las zonas
cerebrales que se activan durante la ejecución de determinadas tareas. Esta técnica está considerada como
demasiado invasiva o molesta para los niños. En la exploración neuroanatómica se emplea también la FMRI
(Imagen funcional por resonancia magnética), e incluso con la nueva tecnología desarrollada por Hirsch y cols.
En la Universidad de California, que combinan esta última la Resonancia Magnética que permite ver detalles
en imágenes anatómicas tridimensionales de tejidos cerebrales, con una supercomputadora gráfica y varias
estaciones de trabajo que realizan un seguimiento en el tiempo con respecto a los cambios morfológicos
producidos.
2.1.1. La amígdala.
En realidad existen dos amígdalas, la izquierda y la derecha, ambas están alojadas
profundamente en el cerebro. Son dos estructuras anatómicas ubicadas en el interior de
ambos hemisferios sobre el tronco cerebral, se les denomina también núcleo o complejo
amigdalino porque están constituidas por un pequeño conjunto de 13 núcleos, adoptando
la forma de almendra. Es el lugar donde se percibe y genera el miedo. Tiene conexiones
con el tronco cerebral comprometidas con el control cardíaco, respiratorio, vasodilatador
y reacciones de miedo. Tiene también conexiones con el neocórtex y con las demás
estructuras del sistema límbico, es decir, con el hipocampo. Las amígdalas también están
conectadas con el tálamo (del cuál recibe información emocional). La amígdala interviene
en el proceso de evaluación emocional de la información sensorial procedente de la vista,
el oído, el olfato y el gusto, y como consecuencia, emite las órdenes correspondientes a
través del SNA para la expresión de las emociones.
A la amígdala se le ha denominado el “centinela emocional” por sus funciones
de estar permanentemente alerta a los estímulos emocionales ya que escudriña las
percepciones en busca de alguna clase de amenaza, y actúa prontamente para la defensa
y salvaguarda personal. El daño bilateral en la amígdala provoca un defecto significativo
en el control ejecutivo y una conducta desinhibida y socioemocionalmente inadecuada.
Asimismo, la alteración amigdalina provoca la ausencia de miedo en situaciones que
objetivamente debe sentirse, así como la falta de empatía en los psicópatas. Sin embargo,
la evidencia que existe sobre estos aspectos resulta todavía insuficiente. La amígdala
participa en numerosos comportamientos adaptativos que requieren procesos psicológicos
de atención y, sobre todo, aprendizaje emocional.
La amígdala está involucrada en la REB (Respuesta Emocional Básica); recibe primero
los estímulos emocionales a través del denominado “el rápido camino de tierra “ (LeDoux,
1996), vía rápida que da inmediata respuesta automática y casi instantánea, ya que está
conectada con las glándulas suprarrenales y activa la secreción de adrenalina en estas y
de noradrenalina en el locus coeruleus. Sus instrucciones le permiten al organismo sonreír,
saltar, hacia atrás, hacia delante … como respuesta adaptativa al medio. Se producen en el
organismo cambios en el estado orgánico (somatosensoriales, viscerales o autónomos), en el
sistema endocrino y en equilibrio neuroquímico del propio cerebro. Este estado emocional
activado sirve para ofrecer la Respuesta Emocional Básica y, al responder, reconstruye el
conocimiento emocional de la situación e influye en la toma de decisiones y el razonamiento
sobre la misma emoción. Pero la amígdala no actúa sola en sus respuestas emocionales,
sino que también lo hace en conjunción con otras estructuras que no forman parte del
2.1.2. El hipocampo.
Esta estructura cerebral tiene forma de caballito de mar pero se parece más a la
pata de un gigante o de un elefante. Cumple la función de establecer la memoria a largo
plazo y la memoria emocional. La principal función del hipocampo es proporcionar una
buena memoria del contexto vital para el significado emocional. Como afirma Rubia (2000:
121) el hipocampo actúa como si se tratara de un “cartógrafo cognitivo”, que establece
un mapa de la posición de las cosas en el mundo externo. El aprendizaje emocional es
mediado por un sistema que puede operar independientemente de nuestra conciencia.
2.1.3. El tálamo.
Es la estructura que retransmite la información sensorial hacia el núcleo amigdalino.
Dirige información que llega hasta partes del cerebro correspondientes y específicas para
ser procesadas allí. Sus núcleos sensoriales están conectados con las dos amígdalas y dicho
circuito funciona como una alarma corporal. Su velocidad de transmisión es muy elevada
y en cuestión de centésimas de segundo permite reaccionar a la amígdala tras recibir la
información. El tálamo también está conectado con el hipotálamo.
2.1.4. El hipotálamo.
Esta estructura cerebral tiene la función de coordinar las acciones que ordena el
sistema amigdalino para responder a través del SNA. Recibe la información neuroquímica y
neuroendocrina producida por la amígdala y transmite las órdenes a los músculos para que
se enerven, o que se vasodilaten los capilares, o que se produzcan otras respuestas motoras
adaptativas para hacer frente a la emoción producida (expresiones faciales y corporales).
El hipotálamo y glándula pituitaria o hipófisis ajustan ciertas condiciones físicas del
cuerpo para alcanzar la adaptación al entorno en las mejores condiciones.
2.2. EL NEOCÓRTEX.
La corteza prefrontal está implicada en el circuito neurológico que controla los
estados emocionales positivos y negativos. El neocórtex está implicado en la percepción,
la cognición, la conciencia y la memoria a corto y largo plazo. Fisiológicamente está
constituido por una capa superficial de tejido cerebral con plegamientos variables según
Bases neuroanatómicas.
¿Por qué se propone el “dar rienda suelta” a las emociones? Es decir, comunicar las
emociones y “sacárnoslas de encima”, lo que se llama apoyo emocional. Porque el hablar de
ellas nos ayuda a elevarlas al nivel cortical, al neocórtex donde pueden ser conscientemente
procesadas. La terapia cognitiva como la TRE de Ellis implica una actividad intelectual (más
propia del hemisferio izquierdo) de analizar las situaciones, interpretaciones y distorsiones
• IRA
- Elevación de la frecuencia cardíaca.
- Aumento de la presión sistólica y diastólica (con menor intensidad que en
el caso del miedo).
- Aumento del grado de conductancia eléctrica de la piel.
- Reducción del volumen sanguíneo (vasoconstricción).
- Elevación de la tensión muscular.
- Aumento de la frecuencia respiratoria.
- Aumento de la secreción hormonal (noradrenalina del locus coeruleus).
- Elevada actividad neuronal.
• TRISTEZA
- Elevación moderada de la frecuencia cardíaca.
- Aumento ligero de la presión arterial (sistólica y diastólica).
- Incremento del grado de conductancia eléctrica de la piel.
- Vasoconstricción.
- Elevación de la tensión muscular.
- Cambios en la respiración.
- Elevación del nivel de actividad neuronal.