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Apuntes Introducción A La Teología

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1

APUNTES INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA

1. ¿QUÉ ES LA TEOLOGÍA?
a. ¿Por qué estudiar Teología?

Teología, ¿PARA QUÉ? Pueden proponerse tres finalidades distintas que en la historia de la teología
se enfrentaron a veces de manera positiva, pero que en principio son perfectamente compatibles,
pudiendo combinarse entre sí. Corresponden a las formas que asume la fe como principio de la
teología. Así es como se presentan, de manera debidamente jerarquizadas, las tres finalidades de
la teología:

1. La teología busca el conocimiento de Dios y de su plan de salvación. Ésta es su finalidad


inmediata y directa. Para ello, la teología exige estudio, análisis y sistematización. Se presenta
entonces como ciencia. Es la finalidad enfatizada por santo Tomás y su escuela, así como hoy por
la teología nordatlántica, en general.

2. Pero el saber teológico no finaliza en sí mismo, sino que está orientado hacia la experiencia de
Dios y de su amor. Ésta es, pues, la finalidad mediata e indirecta de la teología. Es lo que
sustentaron en Occidente san Buenaventura y la escuela franciscana, así como todavía hoy la
teología oriental, y, en general, la patrística. La teología aparece aquí no como ciencia, sino como
sabiduría.

3. Sin embargo, el saber teológico no puede de ninguna manera terminar en el nivel experiencial o
afectivo del Misterio. Debe pasar a la práctica de la voluntad de Dios. La finalidad última de la
teología en la tierra es ésta. Y en este sentido, la teología es servicio a la fe y al compromiso
cristiano, como subrayaron las diferentes teologías de la praxis y de modo muy particular la
teología de la liberación. La teología toma aquí la forma de un saber crítico.

Por consiguiente, el saber teológico no puede en modo alguno terminar en sí mismo, sino que debe
llevar a la experiencia de Dios y al amor comprometido, aunque también una teología destituida de
seriedad crítica no presta un buen servicio a las finalidades mencionadas.

b. Concepto de Teología

El término teología es de origen griego e indica en el ámbito cristiano el saber especulativo y el


sistema doctrinal referido al misterio de Dios, al dato revelado y, en general, a las verdades de fe.
Es la búsqueda y deseo de entender la fe (San Anselmo).

Se utiliza por primera vez en la República de Platón, cuando se pregunta cuáles deberían ser los
criterios, para hablar correctamente sobre los dioses: «Cuáles deben ser los modelos a seguir para
la teología», es decir, para el discurso sobre Dios. La misma pregunta vuelve en la Metafísica de
Aristóteles, que habla de la teología como la ciencia teórica dirigida hacia la realidad divina y
eterna: a esta ciencia, la más elevada de todas, le corresponde reflexionar «sobre el ser en cuanto
ser, sobre la esencia y sobre los atributos que le pertenecen en cuanto ser».
2

A diferencia de lo que sucede en el mundo griego, el término teología está ausente en el Nuevo
Testamento: la palabra (logos) o conocimiento (gnosis) de Jesucristo y del Padre no son nunca
calificados como teología, sino más bien como charis, dones de la gracia. La ausencia del término
es significativa y obliga a preguntarse por qué fue retomado en un determinado momento. El
término reaparece en los Padres griegos: buscando presentar de forma orgánica el dato de la fe,
los Padres lo reúnen en torno a la «economía» o doctrina del actuar salvífico de Dios (como se da,
por ejemplo, en la creación y en la redención) y a la «teología» o doctrina sobre Dios en sentido
estricto, Esta organización del dato de fe refleja la visión griega del saber y se basa en las
concepciones platónicas evocadas más arriba. Aunque la distinción entre economía y teología no se
impondrá, puesto que de Dios sólo sabemos lo que se ha realizado en la historia de salvación, el
término teología entrará así en el pensamiento cristiano y se establecerá en él de forma definitiva.
La teología impone las exigencias de un saber crítico que con los apologistas procura dar razón de
la fe y con los padres alejandrinos y capadocios señala en la fe cristiana el lugar donde aprovechar
la herencia de la cultura clásica. La teología escolástica lleva a plenitud en la Edad media este
desarrollo: la teología es scientia fidei (ciencia de la fe), presentación orgánica y sistemática de la
fe.

c. La fe y sus dimensiones como principio de la Teología

La revelación es el «principio objetivo» de la teología; pues la teología cristiana trata propiamente


del «Dios de Jesucristo», y no solamente del «Dios de los filósofos y delos sabios». Y la fe es su
«principio subjetivo».
Ahora bien, originalmente la fe no es un sentir, ni un saber, ni tampoco un obrar, sino un nuevo
«modo de existencia», Sólo después la fe se articula en sus distintas dimensiones:

1. Dimensión experiencial. Corresponde a la fides qua. Desde el punto de vista antropológico la fe


es, en primer, lugar, la experiencia del Misterio. Esta experiencia otorga un conocimiento inmediato
y directo de Dios, que podemos llamar «sapiencial» o «gnóstico». Así toda auténtica teología tiene
en su base una experiencia de fe o una espiritualidad. Ella es la que confiere a la teología unción,
reverencia y «sentido de misterio»

2. Dimensión cognitiva. Es la fides quae, la fe que se hace lenguaje y que busca ser verdadera,
correcta, «ortodoxa». Ahora bien, el testimonio originario de la fe cristiana está revelado en las
Escrituras. Ellas comprenden los libros llamados «canónicos» por constituir la «regla de la fe». Su
expresión concentrada es el Credo. La «doctrina de la fe» es para la teología su principio de
constitución «formal». Y por eso es también el criterio determinante y decisivo de la verdad de una
teología. Ninguna teología, por más mística o práctica que sea, puede dejar de medirse por la
doctrina de la fe.

3. Dimensión práctica. Es la «fe que obra por la caridad» (Gál 5,6), la fe informada por el amor y
por sus obras. Por tanto, la teología, en su arranque y en su constitución, no puede prescindir de la
vida y de la práctica del pueblo de Dios.

La fe constituye, según cada una de estas dimensiones, la fuente de toda teología. Sin embargo, la
teología, sin separar ni contraponer estas dimensiones, puede privilegiar una de ellas, Así la
teología oriental destacó la dimensi6n experiencial o mística, mientras que la teología occidental
desarrolló la dimensión intelectual o científica y la teología del sur del mundo, especialmente en
América latina, subrayó la dimensión práctica de la teología. De este modo, las diferentes
tradiciones teológicas se completan unas a otras.

d. La perplejidad de la Teología: Mirar el mundo con los ojos de Cristo


3

El tema central de la teología es el misterio de Dios. Si asume otros temas, religiosos o


seculares, será siempre en virtud de su tema principal y originario. Pero ¿Cómo trata la teología
su tema propio? Lo trata, como hemos visto, situándolo en la perspectiva de la fe. Ahí es donde
está la luz propia de la teología y no en la razón puramente humana. La razón opera en
teología en la medida en que es «iluminada» por la fe. La fe no ofusca la razón, sino que la
robustece y la eleva poderosamente. La visión de fe refleja la visión del propio Dios,
comunicada por la revelación, de suerte que se puede decir que el teólogo trata de ver el
mundo como Dios mismo lo ve. Más concretamente, el teólogo procura mirar el mundo con los
ojos de Cristo, Verbo de Dios.

Por tanto, el teólogo ve todo a partir de la perspectiva de la fe: Dios y el mundo, la Iglesia y la
sociedad, pues lo que define el objeto propio de la teología, como el de toda ciencia, no es su
«objeto material» («lo que» se estudia), sino el «objeto formal» («cómo» se estudia).

Lectura: Carta Encíclica del Papa Francisco, Lumen Fidei


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2. La elaboración de la Teología
a. Escritura, Tradición, Magisterio y Teología:
Diferencias, relaciones y complementariedad
Sobre la Revelación (VD 6-7)

El Dios que habla. Dios en diálogo


6. La novedad de la revelación bíblica consiste en que Dios se da a conocer en el
diálogo que desea tener con nosotros. La Constitución dogmática Dei Verbum había
expresado esta realidad reconociendo que «Dios invisible, movido de amor, habla
a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su
compañía». Sin embargo, para comprender en su profundidad el mensaje del Prólogo
de san Juan no podemos quedarnos en la constatación de que Dios se nos comunica
amorosamente. En realidad, el Verbo de Dios, por quien «se hizo todo» (Jn1,3) y que
se «hizo carne» (Jn1,14), es el mismo que existía «in principio» (Jn1,1). Aunque se
puede advertir aquí una alusión al comienzo del libro del Génesis (cf. Gn 1,1), en
realidad nos encontramos ante un principio de carácter absoluto en el que se nos narra
la vida íntima de Dios. El Prólogo de Juan nos sitúa ante el hecho de que
el Logos existe realmente desde siempre y que, desde siempre, él mismo es
Dios. Así pues, no ha habido nunca en Dios un tiempo en el que no existiera el Logos.
El Verbo ya existía antes de la creación. Por tanto, en el corazón de la vida divina está
la comunión, el don absoluto. «Dios es amor» (1 Jn 4,16), dice el mismo Apóstol en
otro lugar, indicando «la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen
del hombre y de su camino». Dios se nos da a conocer como misterio de amor infinito
en el que el Padre expresa desde la eternidad su Palabra en el Espíritu Santo. Por eso,
el Verbo, que desde el principio está junto a Dios y es Dios, nos revela al
mismo Dios en el diálogo de amor de las Personas divinas y nos invita a
participar en él. Así pues, creados a imagen y semejanza de Dios amor, sólo
podemos comprendernos a nosotros mismos en la acogida del Verbo y en la docilidad a
la obra del Espíritu Santo. El enigma de la condición humana se esclarece
definitivamente a la luz de la revelación realizada por el Verbo divino.

7. […] si bien es cierto que en el centro de la revelación divina está el evento de Cristo,
hay que reconocer también que la misma creación, el liber naturae, forma parte
esencialmente de esta sinfonía a varias voces en que se expresa el único Verbo. De
modo semejante, confesamos que Dios ha comunicado su Palabra en la historia de la
salvación, ha dejado oír su voz; con la potencia de su Espíritu, «habló por los
profetas». La Palabra divina, por tanto, se expresa a lo largo de toda la historia de la
salvación, y llega a su plenitud en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección
del Hijo de Dios. Además, la palabra predicada por los apóstoles, obedeciendo al
mandato de Jesús resucitado: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la
creación» (Mc 16,15), es Palabra de Dios. Por tanto, la Palabra de Dios se transmite en
la Tradición viva de la Iglesia. La Sagrada Escritura, el Antiguo y el Nuevo Testamento,
es la Palabra de Dios atestiguada y divinamente inspirada. Todo esto nos ayuda a
entender por qué en la Iglesia se venera tanto la Sagrada Escritura, aunque la fe
cristiana no es una «religión del Libro»: el cristianismo es la «religión de la
Palabra de Dios», no de «una palabra escrita y muda, sino del Verbo
5

encarnado y vivo». Por consiguiente, la Escritura ha de ser proclamada,


escuchada, leída, acogida y vivida como Palabra de Dios, en el seno de la
Tradición apostólica, de la que no se puede separar. […]

Sobre la Tradición y la Escritura (VD 17-18)

Tradición y Escritura
17. Al reafirmar el vínculo profundo entre el Espíritu Santo y la Palabra de Dios, hemos
sentado también las bases para comprender el sentido y el valor decisivo de la
Tradición viva y de las Sagradas Escrituras en la Iglesia. En efecto, puesto que «tanto
amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único» (Jn3,16), la Palabra divina,
pronunciada en el tiempo, fue dada y «entregada» a la Iglesia de modo definitivo, de
tal manera que el anuncio de la salvación se comunique eficazmente siempre y en
todas partes. Como nos recuerda la Constitución dogmática Dei Verbum, Jesucristo
mismo «mandó a los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente
de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes
divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que Él mismo cumplió y promulgó con
su boca. Este mandato se cumplió fielmente, pues los Apóstoles, con su predicación,
sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de
las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó; además, los
mismos Apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la
salvación inspirados por el Espíritu Santo».
El Concilio Vaticano II recuerda también que esta Tradición de origen apostólico es
una realidad viva y dinámica, que «va creciendo en la Iglesia con la ayuda del
Espíritu Santo»; pero no en el sentido de que cambie en su verdad, que es
perenne. Más bien «crece la comprensión de las palabras y las instituciones
transmitidas», con la contemplación y el estudio, con la inteligencia fruto de una más
profunda experiencia espiritual, así como con la «predicación de los que con la
sucesión episcopal recibieron el carisma seguro de la verdad».
[….] En definitiva, es la Tradición viva de la Iglesia la que nos hace comprender de
modo adecuado la Sagrada Escritura como Palabra de Dios. Aunque el Verbo de Dios
precede y trasciende la Sagrada Escritura, en cuanto inspirada por Dios, contiene la
palabra divina (cf. 2 Tm 3,16) «en modo muy singular».

18. […] En definitiva, mediante la obra del Espíritu Santo y bajo la guía del Magisterio,
la Iglesia transmite a todas las generaciones cuanto ha sido revelado en Cristo. La
Iglesia vive con la certeza de que su Señor, que habló en el pasado, no cesa de
comunicar hoy su Palabra en la Tradición viva de la Iglesia y en la Sagrada Escritura.
En efecto, la Palabra de Dios se nos da en la Sagrada Escritura como testimonio
inspirado de la revelación que, junto con la Tradición viva de la Iglesia, es la regla
suprema de la fe1.
1
De aquí se deduce la importancia de educar y formar con claridad al Pueblo de Dios, para acercarse a las Sagradas
Escrituras en relación con la Tradición viva de la Iglesia, reconociendo en ellas la misma Palabra de Dios. Es muy
importante, desde el punto de vista de la vida espiritual, desarrollar esta actitud en los fieles. En este sentido, puede ser útil
recordar la analogía desarrollada por los Padres de la Iglesia entre el Verbo de Dios que se hace «carne» y la Palabra que se
hace «libro». Esta antigua tradición, según la cual, como dice san Ambrosio, «el cuerpo del Hijo es la Escritura que se nos
ha transmitido», es recogida por la Constitución dogmática Dei Verbum, que afirma: «La Palabra de Dios, expresada en
lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre, asumiendo nuestra débil
condición humana, se hizo semejante a los hombres». Entendida de esta manera, la Sagrada Escritura, aún en la
6

Sobre el Magisterio (DV 10)

Relación de una y otra con toda la Iglesia y con el Magisterio


10. La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito
sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia; fiel a este depósito todo el pueblo
santo, unido con sus pastores en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión,
persevera constantemente en la fracción del pan y en la oración (cf. Act., 8,42), de
suerte que prelados y fieles colaboran estrechamente en la conservación, en el
ejercicio y en la profesión de la fe recibida.
Pero el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o
transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya
autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente,
no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que
le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye
con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito
de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer.
Es evidente, por tanto, que la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio
de la Iglesia, según el designio sapientísimo de Dios, están entrelazados y unidos de
tal forma que no tiene consistencia el uno sin el otro, y que, juntos, cada uno a su
modo, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las
almas.

b. El lenguaje teológico

Al haber entre Dios, objeto teórico de la teología, y el discurso que lo expresa un


«abismo ontológico», el lenguaje de la teología es por fuerza analógico: habla por
semejanzas. El lenguaje de la analogía no capta el Misterio por medio de un concepto
ni lo encierra dentro de un sistema. Es antes y precisamente un lenguaje abierto e
indirecto que pasa por la experiencia del mundo humano.
Tenemos dos tipos de analogía: 1) La analogía conceptual. Según este primer tipo,
la teología habla del Misterio a través de conceptos, a veces extremadamente precisos,
como cuando, por ejemplo, se refiere a Dios en términos de Ser perfecto, infinito,
eterno, bueno y sabio. Este género de analogía es el preferido por la teología científica.
Aunque los términos tengan un contenido noético propio, el modo de entenderlos es
siempre humano y, por eso, analógico y, por eso mismo, aproximativo. 2) La
analogía metafórica o simbólica. A través de esta forma de analogía, el lenguaje
religioso usa imágenes y símbolos que, por medio de comparaciones, evocan como
pueden el Misterio divino. Como cuando hablamos de Dios como Padre, de Cristo,
como Señor, del Espíritu como viento, etc. Éste es el lenguaje preferido por la Biblia,
como también por los agentes de pastoral y por el pueblo en general. La teología no

multiplicidad de sus formas y contenidos, se nos presenta como realidad unitaria. En efecto, «a través de todas las palabras
de la sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra, su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (cf. Hb 1,1-3)», como ya
advirtió con claridad san Agustín: «Recordad que es una sola la Palabra de Dios que se desarrolla en toda la Sagrada
Escritura y uno solo el Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados». Benedicto XVI, Verbum Domini,
n.18
7

puede descartar el lenguaje analógico-metafórico, debe usarlo en articulación crítica


con el lenguaje analógico-conceptual.
Según la tradición clásica que se remonta al Pseudo-Dionisio, hay tres modos por
los que se declina el lenguaje analógico: la vía de la afirmación, por la cual se
afirman de Dios atributos positivos (bueno, sabio, etc.); la vía de la remoción, por la
cual se niegan en Dios los límites inherentes a las criaturas (infinito, in-mortal, no-
material, etc.); la vía de la eminencia, por la cual se conciben en Dios las cualidades
positivas de la creación, pero en modo superlativo e infinito (Ser perfectísimo, Padre
único, el Amor por excelencia, etc.).
La teología ha de ser bien consciente de que ningún lenguaje es adecuado al
Misterio, por ser éste finalmente inefable o indecible. El discurso teológico
comienza con afirmaciones (teología katafática), pasa por las negaciones (teología
apofática) y acaba en el silencio (teología mística). Oriente guardó vivo el carácter
apofático de la teología, mientras que Occidente acentuó de tal modo su aspecto lógico
que incidió frecuentemente en la hybris del racionalismo y en la palabrería religiosa.

c. Los tres momentos de la construcción teológica:


positiva, especulativa y práctica
Ahora podemos exponer sin dificultad cómo se desarrolla el proceso de producción
teológica. Se da en tres momentos:
1. El momento positivo es el primero y corresponde al auditus fidei. El teólogo inicia su
reflexión poniéndose en una actitud receptiva, a la escucha de los testimonios de la fe.
La razón teológica tiene aquí un carácter anamnético: la memoria de lo que Dios ha
dicho y hecho a favor del mundo. Eso no impide que sea una razón hermenéutica y,
por tanto, una razón crítica. En la práctica teológica esto significa que la Biblia ha de
ser el primero y el más importante libro de todo teólogo, siendo el «alma de toda la
teología», como dice el Vaticano II (OT 16; DV 24).
2. El momento especulativo, o teórico o constructivo, corresponde al intellectus fidei,
como profundización crítica y sistemática del contenido de la fe. En ese nivel la razón
teológica busca iluminar cuanto sea posible los misterios de la fe. Lo hace, en primer
lugar, a través de una penetración intelectual del misterio en estudio, buscando su
coherencia interna (análisis); después, articulando ese misterio con otros misterios y
con la realidad humana en general (síntesis o sistematización) y, finalmente,
proponiendo nuevas hipótesis interpretativas (creación). Pero como ninguna
construcción teológica puede encerrar el Misterio, todo sistema teológico ha de
permanecer abierto. De ahí el carácter intrínsecamente pluralista de la teología, pues
si una es la fe, muchas son las teologías.
3. El momento práctico u operativo de la teología corresponde a lo que podríamos
llamar aplicatio fidei. Lamentablemente es una función descuidada por la teología
clásica y también por la llamada teología moderna, siendo por el contrario realzada por
la teología de la liberación. En verdad, el «obrar» representa el momento constitutivo
de toda teología que se quiera completa y fecunda. Ella siempre necesita explicar las
proyecciones concretas de la fe en la vida de las personas y de las sociedades. De este
modo el camino de la teología termina donde empezó: en la fe. Pero ahora se trata de
una fe más lúcida y exigente.
8

d. Áreas de estudios y disciplinas teológicas


Objetivos de las Áreas Teológicas

1. Área Epistemológica. Que el alumno adquiera los principios estructurantes de la cientificidad


teológica.
a. Metodológicas. Que el alumno se ejercite en el método teológico y en el uso de lenguaje y
los recursos propios de la ciencia de la fe. Esto se expresa en su capacidad de iluminar la
realidad partir de la fe. La madurez en este campo fructificará en el trabajo científico
presentado al final de la etapa y en la estructuración de unidad y de sentido existente entre
los diversos contenidos teológicos que se pondrá de manifiesto en el examen “De Universa
Theologia”.
b. Fundamental. Que el alumno justifique la auto comunicación de Dios al hombre en Cristo en
su razonabilidad propia, la capacidad humana de acogerla y sus signos de credibilidad,
especificando los principios de inteligibilidad y comunicabilidad del mensaje cristiano.
2. Área Positiva. Que el alumno adquiera las habilidades hermenéuticas para acceder a las
fuentes de la Teología.
a. Sagradas Escrituras. Que el alumno asuma las Sagradas Escrituras como alma de la
Teología y de toda actividad eclesial, desarrollando diversos métodos de acceso a su estudio
e interpretación.
b. Historia. Que el alumno adquiera una visión global y crítica de la historia de la Iglesia como
el espacio de la transmisión de la fe y de la vida cristiana, y una comprensión de las etapas
del desarrollo dogmático y teológico.
3. Área sistemática. Que el alumno explicite en su organicidad los contenidos de la fe católica.
a. Dogmáticas. Que el alumno alcance una visión sistemática actualizada de los grandes ejes
de la profesión de fe cristiana, a saber, los misterios cristológico, trinitario, antropológico,
eclesiológico y escatológico.
b. Litúrgico-sacramentales. Que el alumno alcance una visión sistemática de la dimensión
celebrativa y sacramental de la fe, especificando el valor teológico de la acción litúrgica y la
mistagogía de la práctica sacramental.
4. Área Práctica. Que el alumno asuma las implicaciones vitales y eclesiales de la fe católica y las
integre en la perspectiva del ministerio sacerdotal.
a. Moral-espiritual. Que el alumno asuma, formule y promueva los principios que orientan la
vida concreta del creyente, tanto en la dimensión personal como en la social.
b. Pastoral. Que el alumno justifique teológicamente la acción de la Iglesia en sus dimensiones
profética, sacerdotal y real, reconozca la importancia de la planeación y evaluación de la
pastoral desde la perspectiva de la fe y valore las pastorales específicas dentro de la Iglesia
local.
9

Epistemológicas Teología positiva Teología sistemática Teología


práctica
Metodológicas Área de Sagradas Área Área moral-
* Introducción a Escrituras Dogmática espiritual
la *Introducción a las SE *Dios revelado por Cristo *Moral
Teología *Pentateuco y libros *Cristología y fundamental
* Método históricos soteriología *Moral de la
teológico *Salmos y sapienciales *Eclesiología persona
* Seminario de *Libros proféticos *Mariología *Moral social
investigación *Evangelios sinópticos *Creación y pecado *Doctrina social
* Síntesis y Hechos de los *Gracia de la Iglesia
Obligatorias

teológica Apóstoles *Escatología *Teología


*Corpus paulino espiritual
*Corpus joánico
*Hebreos y cartas
católicas
Teología b) Área de historia b) Área litúrgico- b) Área
Fundamental *Patrología sacramental pastoral
*Revelación y fe *Historia de la Teología *Liturgia fundamental *Pastoral
*Credibilidad *Historia de la Iglesia *Sacramentología fundamental
(Cristología y Antigua general *Pastoral
eclesiología *Historia de la Iglesia *Sacramentos de especial
fundamental) Medieval Iniciación *Derecho
*Historia de la Iglesia *Eucaristía canónico
nueva *Reconciliación y Unción fundamental
*Historia de la Iglesia *Matrimonio *Derecho
moderna y *Teología del Orden sacramental
contemporánea *Teología del tiempo y *Derecho
*Historia de la Iglesia espacio celebrativo matrimonial
en América
(Latinoamérica,
mexicana, regional y
norteamericana)
*Seminarios de *Ecumenismo *Pastorales
hermenéutica *Misionología específicas
Optativas

Bíblica *Seminario de problemas


*Seminarios de teológicos
hermenéutica teológica
y conciliar

Dinámica: Elaboración de un glosario teológico (a partir de las palabras encontradas


o escuchas en las lecturas y clases)
10

ESCUELAS PARROQUIALES
11

3. Visión sinóptica de la historia de la Teología


a. Cuadro sinóptico de las Etapas, autores y método de la Teología
Cuadro anexo…

b. Un panorama histórico de la Teología


La importancia de la historia en la religión cristiana: historia de la salvación (Morales p. 187;
Síntesis Teológica, p. 18-20); importancia de la historia en la Teología (cfr. Libanio y Murad, p.
105)2.

La historia de la Teología se sitúa de un lado, como parte de la historia de la Iglesia, juntamente


con la historia de los dogmas y, de otro lado, como momento y presupuesto de la teología misma.

a) La Teología originante “de las primeras comunidades cristianas”.


Cfr. Libanio-Murad, p. 106-108

Trató de reflexionar sobre su fe, interpretando el acontecimiento fundante de la vida-muerte-


resurrección de Jesús, así como la constitución e implementación de la Iglesia.
Fuente de toda teología...
Características Pneumática
: Eclesial
Misionera
Vivencial
Contextualizada
Abierta al futuro

b) La Teología simbólica de la patrística.

 Contexto: dos grandes peligros.- helenizar y secularizarse Cfr. Libanio- Murad p. 110ss..
Algunos datos o visión general: Cfr. Morales, p. 291ss. (Tomando el cuadro del Diccionario,
Apéndice)
 La T. como anagogía (subida) hacia el misterio divino: creer para entender, entender para
creer: vid. Congar, La fe y la Teología, p. 281-286.
 La fe permite la búsqueda y la comprensión (aunque la desprecian, no pueden rechazar
la filosofía de su tiempo).
 Los Pp. tienen una cultura pagana: Para el estudio de la Escritura, usan la segunda
sofística...; pero en general toman la neoplatónica y estoica (cfr. Ciudad de Dios).
 La santidad de los Pp. => místicos=anagogía (vid. Libanio, 112)

Características de  Bíblica

2
Queda patente que para los que nos precedieron hacer teología no supuso un encuentro con el Dios cristiano considerado
en abstracto, sino que comportó la historicidad del testimonio creyente, la diversidad de las culturas, las diferenciaciones
de las ciencias humanas. Puede decirse en verdad que así como la T., en este complejo contexto, reflexiona sobre la Palabra
de Dios vivida en la Iglesia, la historia reflexiona sobre la T. Y las Teologías.
12

la T. Patrística:  Litúrgica
Cfr. Libanio-Murad,  Crística y eclesial
p. 111ss.  Trinitaria
 Creativa, inculturada y plural

Evaluación:
Positivo Límites
Inculturación Desescatologización y deshistorización de la T.
La frescura de la T. simbólica No poder superar siempre los límites de la F. Griega.
Fuente de la Liturgia

Herencia:
Cfr. Congar, p. 293-295
 Transmisión por los monjes (Casiodoro).
 Boecio recoge la lógica de Aristóteles.
 Tener una formación enciclopédica y usarla para el estudio de la Escritura.
 Servicio a la religión.

c) Teología medieval (Ss. IX-XVI)

 T. monástica (Rovira, p. 60ss.)

- Precedentes: reforma carolingia (s. IX): cambios sociales y eclesiales


- Escuelas bíblicas: copistas, glossa bíblica (s. XII)
- Introducción de la dialéctica (s. XII)
La dialéctica no es otra cosa sino el uso de la razón humana y filosófica en las afirmaciones
de fe, en cuanto dicha razón intenta dar explicaciones inteligibles de esas afirmaciones que
creemos.
Tiene su origen en la triple entrada de Aristóteles en Europa (Cfr. Congar, p. 301; Libanio,
p. 121ss):
- Boecio: Logica vetus que comprendía las Categorías y De la interpretación.
- 1120-1160: I y II Analíticos (estudio del silogismo y de las diferentes especies de la
demostración), Tópicos y problemas sofísticos.
- 1220 (París): La Metafísica, la Política, el Tratado del alma, la Física y otros...

 T. escolástica.
A partir del s. XI, se distinguen 6 elementos en la enseñanza escolástica: Lectio,
Commentarium, Quaestio, Disputatio, Quodlibet, Sententiae.
La T. se convierte en ciencia con la sistematización de Santo Tomás.
La escolástica elabora la teología en el interior del círculo cultural homogéneo típico de la
cristiandad.
Por un lado está la escuela “dominica”, más especulativa; y por otro, la “franciscana”, más
voluntarista y del afecto siguiendo la corriente agustiniana.
Al mismo tiempo se desarrolla una T. ascética y mística, cuyo representante lo encontramos en
la “Imitación de Cristo” de Kempis.

 Evaluación crítica (Libanio p. 127)


13

- Los conceptos le dan rigor teórico al acto de pensar la fe (lógica, método deductivo,
categorías...)
- Comparte los límites del aristotelismo: conceptualismo, racionalismo, esencialismo,
metafisismo, abstractismo, tendencia al deduccionismo, a-historicismo. Se pierde el lado
concreto, histórico, experimental, personal del ser...
- La T. se reduce a una ciencia de conclusiones. Se pierde el sentido histórico-salvífico de la fe y
de su pensamiento reflexivo.

d) Teología Moderna (ss. XVI-XVIII)


(Libanio-Murad, p. 129ss.)
- Cambios en la sociedad, rigidez en la teología.
 Se desarrolla la T. en España (Salamanca, y los escritos místicos de San Juan de la Cruz, San
Ignacio y Santa Teresa de Jesús).
 Ss. XVII y XVIII son en la T. de la Iglesia un período de calma, que es signo de decadencia
en algunos aspectos. Sin embargo inicia la T. histórica, o mejor, una T. realizada con un
método histórico (Petavio).
 Se busca restaurar la antigua teología medieval mediante la “neoescolástica”...

- Características
 De controversia (antiprotestante) y demostrativa (“biblicista”); los teólogos asumieron la
carga de probar, no sólo la legitimidad, sino la necesidad de creer, en relación a la razón.
 sumisión al Magisterio, defensora de la Iglesia;
 abandona su función de investigación para convertirse en exposición autoritaria de la
doctrina (Denzinger);
 se desarrolla en tres ejes: fundamental, moral (San Alfonso), dogmática (Petavio,
Thomassin, Bossuet);
 Fray Bartolomé de las Casas aparece como el precursor de la T práctica y política (Rovira
Belloso, p. 64).

- Evaluación crítica
 Prevalece la dimensión cognoscitiva, sobre lo existencial y celebrativo;
 se aleja de la realidad histórica y pastoral;
 se quiso “perpetuar” una teología en un mundo cambiante...

e) Teología preconciliar (renovación)


(Libanio-Murad, p. 134ss.; pero seguir apéndice 4)

- S. XIX: Tubinga y la Escuela Romana.


- Inicia un movimiento de retorno a las fuentes, especialmente a la tradición patrística y a la gran
escolástica y la escuela romana hace lo mismo: realizan estudios positivos, críticos e históricos.
Aprovechan los descubrimientos arqueológicos. Intentan salir al encuentro del pensamiento
moderno.
- Al inicio del s. XX está el movimiento neotomista: Maritain, Chenu, Wilson
- La Iglesia se opone al modernismo representado en Loisy, frena el desarrollo de las ciencias
bíblicas y otras áreas teológicas, refuerza la fijación de la teología manualística.
- Entre las guerras la problemática humana comienza a ser tema de la T. Surge la T. Kerigmática
que busca una predicación viva y eficaz.
- Antes del Vaticano, H. De Lubac y J. Daniélou contribuyen con el retorno a las fuentes en la
llamada “Nouvelle Théologie”, junto con otros como Congar, Chenu y Bouillard.
14

f) La Iglesia en Concilio (Vid. Apéndice-Apuntes)

g) Después del Concilio (Vid. Apéndice de Raúl Berzosa)

Algunas características que proponen Libanio-Murad:

1. En diálogo con la modernidad: Desplazamiento de la trascendencia a la encarnación.


T. de la secularización (T. de la muerte de Dios; años 60-70’s)
El descubrimiento de las realidades terrenas (T. del Tercer Mundo)

h) Teología plural
Hoy se habla de teologías...; así tenemos las llamadas T. del Genitivo 3, pero también de enfoques
teológicos, tal como distingue Libanio-Murad en su capítulo 6°:

c. Tendencias y características de la Teología contemporánea

http://www.verbodivino.es/libro/3046/teologia-y-magisterio-tensiones-antiguas-y-nuevas-
concilium-345

http://www.verbodivino.es/libro/2443/padres-de-la-iglesia-en-america-latina-concilium-333

https://revistas.uco.edu.co/index.php/kenosis/article/view/81

3
Sobre ellas tenemos el Apéndice 5 tomado de Raúl Berzosa, p. 115ss.
15

Los documentos magisteriales y su valor de enseñanza y orientación (Anexo)

Junto a las declaraciones del magisterio extraordinario o solemne, originadas en los Concilios
ecuménicos y en las definiciones ex cathedra hechas por el Papa, la gran mayoría de los
documentos magisteriales proceden del magisterio ordinario, realizado por el Papa y por los
Obispos en comunión con él.
Estos documentos son muy variados y encierran valor doctrinal diferente, aunque siempre
orientador para la fe y las costumbres. Los títulos formales que llevan (encíclica, exhortación,
constitución, carta, declaración, discurso, etc.) son parte de una terminología que ha
evolucionado con el tiempo y no tiene necesariamente carácter inalterable, ni indica de modo
absoluto el valor doctrinal del documento de que se trate.
Podemos mencionar los siguientes tipos de documentos:

a) Constituciones Apostólicas.
Esta clase de documentos contienen aspectos disciplinares y normativos, y equivalen a leyes de
la Iglesia, cuyas disposiciones se motivan doctrinalmente.

b) Encíclicas. Son los documentos de magisterio ordinario de primer rango. El


término encíclica significa algo parecido a carta circular, y se usaba ya dentro de la Iglesia en el
siglo IV. En el siglo VII comienza a emplearse referido a cartas papales. Su uso actual procede
de finales del s. XVIII. Las encíclicas comienzan a publicarse por los Papas de modo habitual a
partir de Gregorio XVI (1831-1846). Son documentos de contenido doctrinal importante, si bien
hay otros textos magisteriales que sin llevar el nombre de encíclica, pueden, sin embargo,
contener doctrina de mucha trascendencia. Las encíclicas suelen ir dirigidas a todo el pueblo
cristiano y no excluyen a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, capaces de entender
el mensaje de la Iglesia.

c) Exhortaciones Apostólicas. Son cartas papales a la Iglesia, de contenido exhortativo y


doctrinal, y generalmente de finalidad práctica. Están destinadas, tanto como las encíclicas, a
tener valor universal pero el Papa no quiere rodearlas de la solemnidad de aquéllas. En la
actualidad por lo general son fruto de un Sínodo de los Obispos.

d) Cartas Apostólicas.

e) Declaraciones papales.

f) Discursos papales.

g) Otros documentos papales incluyen mensajes, homilías y sobre todo catequesis.

Para consultar el magisterio de la Iglesia existen diversas publicaciones y manuales. Aparte de


las colecciones y series de fuentes magisteriales que suelen usar quienes se dedican
habitualmente al cultivo de las ciencias eclesiásticas, hay textos condensados de fácil manejo y
consulta, como son los siguientes:
a) E. Denzinger, El Magisterio de la Iglesia. Manual de los Símbolos, definiciones y
declaraciones de la Iglesia en materia de fe y costumbres, Barcelona, 1963.
Este libro es la traducción española de la versión latina publicada por su autor por vez primera
en 1854. Desde entonces se ha convertido en el manual de magisterio más difundido. La citada
traducción española contiene textos solamente hasta el pontificado de Pío XII, prácticamente
incluido entero.
16

Recientemente se ha editado la 38a edición de esta obra (Herder 1999), que contiene en texto
latino y castellano documentos hasta el año 1995.
b) J. Collantes, La Fe de la Iglesia Católica, Madrid 1983. El autor agrupa los textos con un
criterio temático, en vez de cronológico como hace Denzinger. El libro se divide en once
capítulos (l. Fe y razón; 2, Las fuentes de la Revelación; 3. Dios Creador; 4. Cristo Salvador; 5.
María en la obra de la salvación; 6. Dios revelado por Cristo; 7. La Iglesia de Cristo; 8. La
gracia; 9. Los sacramentos de la Iglesia;10. Las realidades últimas;11. Símbolos de Fe
cristiana). Contiene breves introducciones a cada capítulo, y notas con útil bibliografía.
c) J. Ibáñez-E. Mendoza, La Fe divina y católica de la Iglesia, Madrid 1978.
Los autores siguen un criterio expositivo de los textos semejante al de la obra anterior. En una
extensa primera parte del libro se contienen amplias introducciones por temas y un breve
vocabulario teológico.
d) F Guerrero (director), El Magisterio Pontificio Contemporáneo, 2 vols, Madrid 1991-1992.
Contiene una amplia colección de encíclicas y documentos desde León XIII a Juan Pablo II. Los
textos se agrupan cronológicamente dentro de nueve apartados: Sagrada Escritura, Dogma,
Moral, Sagrada Liturgia, Espiritualidad, Evangelización, Familia, Educación, Orden sociopolítico.
Publicaciones periódicas como Osservatore Romano (edición diaria italiana y semanal en
español) y Ecclesia publican habitualmente numerosos textos del magisterio papal y episcopal.
El Vaticano difunde diariamente por Internet textos y noticias relacionadas con la actividad del
Romano Pontífice.

José MoralesIniciación a la TeologíaRialp 2000, cap. IV, pp. 87-117, Consultado el 11-nov-2013
en: http://www.mercaba.org/Enciclopedia/M/magisterio_y_teologia_en_la_vida.htm

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