Artes
Artes
Artes
Trabajo practico
Luque-Paraguay
2023
INTRODUCCION
En este trabajo nos centramos para dar a conocer sobre los distintos tipos de artes, esculturas
y arquitecturas. El arte es una actividad en la que el ser humano recrea, con una finalidad
estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia,
la imagen o el sonido.
El arte es entendido generalmente como cualquier actividad o producto realizado con una
finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones y, en
general, una visión del mundo, a través de diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos,
sonoros, corporales y mixtos.
INFORMACIÓN
ARTE EN GRECIA
El arte griego se caracterizó por estar hecho a la medida del hombre y por buscar el equilibrio y
la belleza ideal. Hicieron templos, teatros, mausoleos (tumbas), gimnasio, estadios, etc.
El arte de la Antigua Grecia es el estilo elaborado por los antiguos artistas griegos,
caracterizado por la búsqueda de la «belleza ideal», recreando el "mundo ideal" del modelo
platónico, o mediante la "imitación de la naturaleza" en el sentido de la mímesis aristotélica.
El arte surge de un período sombrío (S. X, IX y VIII) con una mezcla de lo nuevo y de lo viejo, de
lo cretomicénico y de lo dórico. De hecho existen tres elementos constitutivos de la cultura
griega: Los dorios aportaron la rigidez, la dureza, el espíritu militar y deportivo, el estilo
geométrico. El Arte Griego en la antigüedad tiene como característica fundamental tener
un alto idealismo estético, lo cual implica que el arte representa no la realidad cruda y directa
sino una visión idílica y perfecta que se percibe por el uso de la proporcionalidad y equilibrio
de los elementos así como por su interés
ARQUITECTURA
La arquitectura en la antigua Grecia generalmente se hacía con
madera o ladrillos de barro, por lo que sus planos de planta son la
única evidencia de su existencia. Los griegos establecieron la
mayoría de los temas, actitudes y formas más duraderos de la
cultura occidental. La arquitectura es uno de los legados griegos
que la civilización occidental ha heredado, ya que Grecia estableció
muchos de los elementos estructurales, motivos decorativos y tipos
de edificios que todavía se usan en la arquitectura actual.
Los dos estilos principales de la arquitectura griega son dóricas e iónicas. El estilo dórico es
mucho más disciplinado y austero, mientras que el estilo iónico es más relajado y
decorativo. Hubo un fuerte énfasis en la construcción de templos para los dioses y diosas
mitológicos griegos. Pero, también había edificios públicos bien conocidos como el Partenón.
Los materiales de construcción utilizados fueron piedra caliza y algunas piedras nativas. El
mármol muy costoso se usó principalmente para la decoración escultórica que se encuentra en
los grandes edificios del período clásico. Los techos de sus edificios estaban formados por vigas
de madera cubiertas con terracota superpuesta u ocasionalmente tejas de mármol.
La estructura de la arquitectura griega antigua consiste en un cubo o rectángulo básico,
flanqueado por columnatas, y una larga secuencia de columnas. El edificio tendrá un pronao o
un pórtico que se abrirá a un gran peristilo de cancha abierta. Los griegos usaban muy poco los
principios del arco de mampostería, bloques individuales unidos por mortero. El extremo
frontal del techo tiene una estructura plana de forma triangular, el frontón que generalmente
está lleno de decoración escultural.
Los templos son la forma más conocida de arquitectura griega. El altar del templo
generalmente se encontraba en el fane sagrado, un recinto, frente al templo. El edificio
interior del templo, cella, sirvió principalmente como almacén. Las otras construcciones
públicas comunes de la arquitectura griega son los gimnasios, la palestra y los teatros. En la
antigua Grecia, los arquitectos apenas eran tratados como maestros artesanos valiosos, a
diferencia de hoy, donde los arquitectos están estrechamente asociados con el trabajo que
producen. Y además, la arquitectura no fue vista como una forma de arte, como lo es en los
tiempos modernos.
PINTURA
La pintura griega hace referencia principalmente a todas las obras cuya producción se llevó a
cabo durante el periodo histórico conocido como “helénico “Es desde el arte griego, del que
parten los conceptos de estética que predominarán en la civilización occidental, así como
también lo hizo el resto de su cultura.
Resulta difícil analizar la pintura de la civilización griega, debido a que muchas obras
desaparecieron por saqueos o no se han conservado hasta nuestros días. Entre lo que aún se
conserva, existen algunos frescos pintados sobre muros, trozos de tablas de madera, losas de
piedra y algunas copias. Para estudiar la pintura, los expertos se han basado principalmente en
el análisis de las cerámicas, porque de estas, sí se conservan numerosas piezas. Esto ha
permitido hacer un mejor análisis sobre la estética griega, aunque también resulta un poco
limitado gracias a la superficie de las vasijas y al uso de pocos colores debido al material
empleado.
Otra de las formas en las que se ha podido realizar un estudio sobre la pintura griega, ha sido a
través de la literatura. Se ha partido de diversos textos de autores como Plinio el
Viejo o Pausanias de Lidia, que nos han permitido saber acerca de los artistas más destacados
y sobre el arte en general de la época.
Dentro de la cultura griega, el arte es uno de los puntos más importantes para entenderla.
Aunque hoy en día existe información acerca de los pintores más famosos de la época y de sus
obras, no se conserva ninguna pieza. Al no conservarse ninguna obra que sea propiamente
pintura, para analizar lo que fue el arte griego, se toma sobre todo como referencia la pintura
sobre cerámica, pues de este tipo, sí es posible encontrar muchas piezas.
Como en muchos otros periodos de la historia, la pintura griega se caracterizó por ser utilizada
principalmente para la decoración de espacios con fines civiles, religiosos o fúnebres. Las
esculturas también eran pintadas, principalmente en la representación de la ropa que vestían
o el cabello. La pintura griega con más reconocimiento fue la que se realizó sobre tablas.
ESCULTURA
División de la escultura
La escultura griega suele dividirse en cuatro periodos históricos bien delimitados a los cuales
preceden el protohistórico1 o minoico2 y el micénico.3 En este último se desarrolló, por espacio
de unos veinte siglos (desde el año 3000 al 1100 a. C. aproximadamente), un arte rudimentario
pero lleno de vida y movimiento que modeló el barro y trabajó la piedra, el marfil, el hueso e
incluso el oro, el plomo y el bronce, produciendo relieves, grabados, entalles mitológicos en
piedras finas y pequeñas estatuas e idolillos. Aunque labrados con cierta tosquedad, se
presentan a veces con admirable corrección en el dibujo que parece recordar el arte de los
cazadores del reno los cuales pudieron tener con la civilización egea algún lazo histórico.
Los cuatro períodos arqueológicos que tras un prolongado silencio artístico siguieron al
micénico se distinguen del siguiente modo:
Período de formación
En el primer período después de los rudimentarios ídolos de madera llamados xoanon,
planos por delante y por detrás y redondeados en los bordes, descubiertos
en Delos (atribuidos al mítico Dédalo) y después de las primeras estatuas de mármol de tosco
labrado y a modo de columnas, va recorriendo el arte un camino de progreso que empieza en
las escuelas jónico-asiáticas de Samos y Quíos (islas de Asia Menor) y sigue en la
dórica Sición (Peloponeso) a principios del siglo VI. Las jónicas se distinguen por cierta
elegancia y simetría en el plegado de los paños como es de ver en las
diferentes Artemis (o Dianas primitivas) que son obras principales de dichas escuelas. La
dórica, por la robustez y el aspecto varonil de sus figuras y unas y otras por los reflejos de la
tradición asiática en que debieron inspirarse, imitando modelos de procedencia oriental.4 No
obstante, en la escuela dórica se hace menos visible el influjo asiático y se revela ya por el
espíritu de independencia sobre todo, en la talla de sus Apolos desnudos y de aspecto varonil.
En los relieves de este periodo se advierte por lo general la misma técnica de los asirios arriba
mencionada.
Período arcaico
Entre los siglos XII -IX a.C., y de forma un tanto brusca, se produce el colapso de la civilización
micénica, dando lugar a un paréntesis denominado como la Edad Oscura griega.5Tras varios
siglos de constantes invasiones y numerosas pérdidas de la cultura micénica, en el siglo
VIII a.C. se produce un nuevo período histórico, denominado como la Época arcaica, este
período fue el auge de la escultura arcaica.5
Kuros del Asclepeion de Paros.
La escultura arcaica empezó mostrando su gran admiración por la escultura egipcia, las figuras
geométricas y las posiciones rígidas eran lo más característico de este estilo,5 aun así, este tipo
de escultura fue evolucionando hasta conseguir ser más natural.6También hay que destacar la
exageración de las facciones de la cara, los ojos prominentes fueron algo muy emblemático
durante el comienzo de este período artístico, esculturas como Cleobis y Bitón son un claro
ejemplo de ello.6Gracias a los primeros juegos de atletismo se comenzaron a realizar
esculturas masculinas, a estas se las denominó Kuros, imágenes de los atletas vencedores. Más
tarde, los vestidos fueron un complemento más en la vestimenta de las estatuas arcaicas, pero
sobre todo con la representación femenina, que le daba un tono aún más rígido a la estructura
de la escultura.
Período clásica
El tercer período señala el apogeo de la escultura, siendo Fidias el que a mediados del siglo V a. C. la
llevó a su esplendor. Pero antes forman una especie de transición los escultores Cálamis y Mirón,
los cuales vencen la rigidez del anterior periodo dando a las figuras delicadeza y gracia el primero y
expresión de movimiento el segundo. Fidias, condiscípulo de Mirón en la escuela
de Agéladas (de Argos), se celebra como escultor de los dioses pues nadie como él en el mundo
antiguo supo dar a sus creaciones artísticas actitud noble y serena y sello de lo divino sin que le
hiciera falta para ello el simbolismo. Obras suyas fueron entre otras
las estatuas crisoelefantinas (de oro y marfil) de Zeus para el templo de Olimpia y la
de Atenea para el Partenón de Atenas. Esta última medía unos doce metros sobre su
pedestal, siendo de marfil las carnaciones y oro las vestiduras.
algunas de las esculturas que adornaban los tímpanos y frisos de este segundo templo.
Contemporáneo y condiscípulo de Fidias fue Policleto, que
en su tiempo alcanzó tanta fama como él, notable por la
corrección en el dibujo, finura en los detalles y expresión
noble de la fuerza y forma humanas, en contraposición al
tipo sobrehumano de Fidias. Ambos artistas se consideran
como genios superiores de la escultura. Policleto fijó
el canon escultórico, modificado después
por Eufránor y Lisipo y representa con Mirón el progreso
de la escuela argivo-sicionia o dórica de Canaco y Agéladas,
siendo obras suyas varios atletas y la
famosa Amazona presente en los Museos Vaticanos.
Los imitadores de Fidias constituyen la escuela llamada de tradición ática o jónica en la cual
brillan Agorácrito, Alcámenes y Peonio. Se cuentan entre las mejores obras de la escuela las
siguientes:
Período helenístico
el grupo de Laoconte y sus hijos de la escuela de Rodas, que hoy se halla en el Museo del
Vaticano;
el Toro Farnesio de la escuela de Trales;
el Gálata moribundo de la escuela de Pérgamo.
Glíptica
Durante todos los periodos enumerados, se cultivó en Grecia con perfección admirable la
glíptica, ya ensayada en el arte micénico y antes cultivada en Egipto y Caldea. Se conservan en
los Museos magníficas colecciones de primorosos entalles y camafeos, labrados con piedras
finas (ágatas, por lo común con sus afines) que sirvieron para anillos y demás joyas de la
opulencia griega y que tal vez mejor que los demás objetos artísticos, revelan el gusto y la
habilidad insuperable del pueblo griego para con la escultura. Tomó por patrón de su glíptica
en sus principios el escarabeo de los egipcios sustituyendo el jeroglífico por la figura mitológica
y alguna inscripción griega. Y aunque desde el siglo V a. C. se fue abandonando la forma del
escarabajo, conservó siempre el corte oval o elíptico y convexo en las gemas grabadas. La más
notable de estas es un camafeo de la época helenística, labrado tal vez en Alejandría y
conservado en el Museo del Hermitage en San Petersburgo. Representa los bustos de un
Tolomeo y su esposa (Tolomeo II y Arsinoe, probablemente) y mide 17 centímetros de largo
por 13 de ancho. Se denomina Camafeo Gonzaga por haber pertenecido al duque de Mantua.
A dichos camafeos de factura griega deben agregarse también los llamados vasos murrinos
(nombre que, al parecer, les da Plinio el Viejo) y son ciertas copas talladas en ágata u otra
piedra fina que suelen tener relieves magníficos. Los más famosos entre estos son
la llamada Copa de los Tolomeo, vaso de ágata con pie y con figuras alusivas a Baco
la Taza Farnesio, del Museo de Nápoles.
Ambas pueden considerarse obra helenística de Alejandría. Dicha taza tiene la forma de un
platillo de cornalina de ocho centímetros de diámetro con ocho figuras en el interior y la
cabeza de Medusa en la externa. La glíptica griega y romana no ha podido ser superada nunca
ni siquiera por el arte moderno...
Coro plastia
En trabajos de coro plastia (estatuas y relieves de barro cocido) sobresalió igualmente el
pueblo artista por excelencia siendo muy celebradas las estatuillas de Tanagra (en la antigua
Beocia) y de Mirina4 (cerca de Esmirna, en Asia Menor) por sus acabados de perfiles. Datan de
los siglos IV a. C. y III a. C. las mejores de estas obras aunque ya empezaron en el VI a. C. y
siguieron labrándose en la época romana, las cuales reproducen con frecuencia y a escala las
obras maestras de los grandes artistas griegos. A imitación de las griegas, se modelaron otras
en Sicilia, Etruria y Roma.
Los griegos se destacaron en la arquitectura en piedra, la escultura en piedra y en bronce,
además de la pintura sobre vasijas cerámicas. La construcción más importante dentro de la
arquitectura religiosa fue el templo, era la residencia del dios y el lugar donde se ofrecían los
sacrificios (Partenón).
El arte griego de la Época Clásica alcanzó, sobre todo en escultura, cotas de perfección que lo
convirtieron en modelo a imitar (arte clásico), primero por el arte romano y posteriormente
por el Renacimiento, Clasicismo y Neoclasicismo.
ARTE EN EGIPTO
El arte egipcio es colosal, es decir, muchos de sus edificios y esculturas son de dimensiones
enormes. La pintura y la escultura en relieve empleada en templos y tumbas, unido al empleo
de abundantes jeroglíficos han permitido conocer con gran detalle la historia del
Antiguo Egipto. Una de las características del Antiguo Egipto es su singular arte, con obras
monumentales que generalmente tenían carácter simbólico, funerario o religioso.
ARQUITECTURA
La arquitectura del Antiguo Egipto se caracteriza por crear un sistema constructivo en sus
edificios monumentales, con el empleo de sillares tallados en grandes bloques, y sólidas
columnas.
La arquitectura egipcia es conocida por sus
monumentales construcciones en piedra, como
templos, pirámides y obeliscos. Estas estructuras eran
construidas para servir como tumbas, templos
religiosos y edificios públicos. Los templos egipcios eran
diseñados para honrar a los dioses y eran construidos
con piedra caliza y granito.
Las construcciones más originales de la arquitectura
egipcia monumental son los «complejos de
las pirámides», los templos y las tumbas (mastabas, speos, hipogeos y cenotafios), cuya
grandiosidad dependía de la clase social del personaje a enterrar. Las tumbas de varios
faraones fueron construidas como pirámides y las mayores son las atribuidas
a Seneferu, Keops y Kefrén. La única de las siete maravillas del Mundo Antiguo que aún
perdura, la pirámide de Jufu, es un buen ejemplo del grado de perfeccionamiento alcanzado
en las ciencias aplicadas.
Los egipcios construyeron monumentales templos dedicados a los dioses, como los
de Karnak o Abu Simbel, destacando en ellos su gran impacto simbólico, el tamaño y la gran
armonía y funcionalidad de sus espacios. Los arquitectos reales, con sus conocimientos de
física y geometría, erigieron monumentales edificaciones y organizaron el trabajo de
multitudinarios grupos de artistas, artesanos y trabajadores. El tallado, transporte desde las
canteras de Asuán y colocación de pesados obeliscos monolíticos de granito o colosales
estatuas, implica un alto nivel de conocimientos. También construían grandes palacios para
comodidad del faraón, pero la vida terrenal era menos importante que la de ultratumba, por lo
que no eran de piedra y no han tenido la misma duración que tumbas y templos.
Características
Pintura en la tumba de Rejmira.
Debido a la escasez de materiales,2 los dos materiales de
construcción predominantemente usados en el antiguo
Egipto eran el adobe (ladrillos de barro) y la piedra,
fundamentalmente piedra caliza, también
piedra arenisca y granito en cantidades enormes.3
Del imperio antiguo en adelante, la piedra fue reservada
generalmente para tumbas y templos, mientras que los
ladrillos fueron utilizados en viviendas, incluso en los palacios
reales, fortalezas, muros de los recintos de los templos y para edificios en los complejos de los
templos.
Muchas de las antiguas ciudades egipcias han desaparecido porque estaban situadas cerca de
las zonas cultivables del valle del Nilo, que eran inundadas periódicamente con el lodo del río y
se elevaron lentamente durante milenios; o porque los ladrillos de adobe, con que se
construyeron, fueron utilizados como fertilizante por los campesinos; otros edificios son
inaccesibles, ya que las nuevas construcciones fueron erigidas sobre las antiguas.
El clima de Egipto, afortunadamente seco y cálido, preservó, como la aldea de Deir el-Medina,
la ciudad de Kahun4 del Imperio Medio, o las fortalezas en Buhen5 y Mirgissa. Por otra parte,
muchos templos y tumbas han perdurado porque fueron construidos de piedra, o asentadas
en tierras altas, no afectadas por las inundaciones del Nilo.
Así, nuestra información de la arquitectura egipcia antigua se fundamenta principalmente en
sus monumentos religiosos,6 estructuras macizas caracterizadas por su gran tamaño, con
muros levemente inclinados y escasas aberturas, repitiendo un método de construcción
posiblemente usado para obtener estabilidad en edificios de muros de adobe.
De similar manera, los adornos grabados superficialmente y el modelo de los edificios de
piedra pudo haber derivado del tipo y ornamentación de los edificios de muros de adobe.
Aunque el uso del arco fue desarrollado durante la cuarta dinastía, todos los edificios
monumentales son construcciones adinteladas con muros y pilares, con cubiertas planas
conformadas por enormes bloques de piedra apoyados en muros externos y grandes columnas
poco espaciadas.
Los muros, exteriores e interiores, así como las columnas y los techos, fueron cubiertos con
jeroglíficos e ilustrados con bajorrelieves y esculturas pintadas en brillantes colores.7 Muchos
ornamentos de la decoración egipcia son simbólicos, como el escarabajo sagrado, el disco
solar, y el buitre. Otros adornos frecuentes fueron las hojas de palma, de la planta del papiro, y
los brotes y las flores del loto.8 Los jeroglíficos eran parte de la decoración así como los
bajorrelieves que narraban acontecimientos históricos o interpretaban leyendas mitológicas.
La vivienda egipcia estaba constituida por varias habitaciones, alrededor un gran salón con
columnas y luz cenital; disponía de terrazas, bodega subterránea y un jardín, al fondo.
Muchas viviendas disponían de patios interiores, de dónde provenía la luz, con todas las
habitaciones dispuestas entorno al mismo, y sin ventanas al exterior, por la necesidad de
protegerse contra el calor.
Las casas egipcias se construían como las de los campesinos fellahs del siglo XX: muros de
ladrillo de adobe y terrazas planas de troncos de palmera unidos. La arquitectura popular se
caracterizó por su buena adaptación al clima seco y cálido de Egipto.
Los restos de viviendas mejor conservados se encuentran en Deir el-Medina y Tell el-Amarna.
Los templos egipcios son la imagen de la
casa del dios. En la época
predinástica eran simples capillas de techo
arqueado, construidas con elementos
vegetales. Durante las primeras dinastías
pudieron surgir los primeros templos de
adobe. En el Imperio
Antiguo, Imhotep erige el primer complejo
funerario monumental con piedra labrada,
presidido por una pirámide escalonada, surgiendo los primeros templos en piedra, imitando
las capillas de estructura vegetal aunque simbólicos, como un decorado, pues no se podía
acceder a ellos; en Guiza perduran restos pétreos de templos de Keops, Kefrén y Micerino,
faraones de la cuarta dinastía, formado parte de ambiciosos complejos funerarios presididos
por inmensas pirámides. Posteriormente surge el Templo Solar, bajo el reinado de Userkaf, el
primer faraón de la dinastía V, para representar los rituales de sacerdotes de Heliópolis al
dios Ra.
En el Imperio Medio, destaca el monumental complejo de Hawara, en El Fayum, denominado
el «Laberinto» por Heródoto, que lo visitó, y del que apenas quedan restos.
Los templos más monumentales surgen en el Imperio Nuevo Tipológicamente, están
constituidos por:
Arquitectura funeraria
Para llegar a entender este tipo de arquitectura, es importante entender también la relación
de los egipcios con sus muertos. Según sus creencias, el cuerpo era una parte esencial, debía
conservarse para asegurar la vida del fallecido en el “más allá”; esto explica el surgimiento de
las momificaciones. Pero realizar estos difíciles procesos, sin un lugar estable y seguro donde
guardar la momia, no tenía sentido. Por ende, las estructuras funerarias sufrieron una
evolución constante con base en tres objetivos principales: facilitar el viaje del difunto, aludir a
algún mito religioso y evitar las entradas de los saqueadores a los que los tesoros y ajuares les
resultaban muy apetecibles.
En su origen (períodos predinástico y protodinástico), las tumbas eran simples hoyos de forma
ovalada, a menudo forrados con pieles, donde se depositaba el cuerpo junto con un pequeño
ajuar en vasijas; y finalmente se cubría con un túmulo de arena (alusión a la colina primigenia).
Poco a poco, dicho túmulo comenzó a sustituirse por una estructura de ladrillo llamada
Mastaba.
La mastaba
Surge en el periodo protodinástico y constituye la tipología arquitectónica asociada a la
nobleza por excelencia. Su forma básica consiste en una superestructura con forma de
pirámide truncada, de base rectangular realizada en ladrillos de adobe y paja crudos. La
entrada daba acceso a una capilla donde los familiares del difunto depositaban ofrendas al
muerto, tras la que había una falsa puerta decorada con relieves que constituía una alusión a
la “entrada del más allá”. Dentro de la superestructura había también una sala llamada Serdab,
la cual guardaba una estatua que representaba el “Ka” del difunto. Bajo la superestructura, un
pozo, normalmente sellado con cantos, daba paso a la cámara funeraria que guardaba el
sarcófago. Con el paso del tiempo, estas estructuras fueron haciéndose cada vez más
complejas, se anexaban más salas subterráneas, revestimientos más nobles, algunos cuerpos
se realizaron con piedra caliza en lugar de ladrillo... Las decoraciones interiores solían
representar tanto temáticas de la vida cotidiana del fallecido como textos sagrados, todo en
post de garantizar la prosperidad en el más allá.
Las pirámides
Las pirámides son, sin duda, el elemento funerario
más característico del faraón. Estas colosales
arquitecturas nacen en el Imperio Antiguo, como un
deseo de representar la escalera (o rampa,
posteriormente) celestial conformada por rayos de
sol, por la que el faraón debería ascender al cielo. Así
mismo, su cumbre se propone como una
representación de la colina primigenia, al igual que lo
eran las mastabas y los enterramientos más arcaicos.
En la III dinastía, Dyeser encargó la edificación de la Pirámide de Saqqara al
arquitecto Imhotep. Fue la primera vez que se sustituyó el uso de ladrillos de barro cocido
por el de bloques de piedra caliza. Esta estructura escalonada evolucionó en búsqueda de
la pirámide geométricamente perfecta y en rampa, objetivo que alcanzan durante la IV
dinastía con la Pirámide de Keops. Esta se incluyó entre las Siete Maravillas del Mundo y
es la única de estas siete que ha perdurado hasta nuestros días.
Posteriormente, por necesidad de reducir costes, las pirámides se edificaron como un
caparazón calizo con un interior de ladrillos de adobe. El tamaño colosal se vio reducido al
tiempo que proliferan los relieves en las paredes; es en esta época cuando aparecen los Textos
de las pirámides. Los saqueadores de tumbas continuaban profanando sus interiores, en
consecuencia, en el Imperio Medio se introducen sistemas complejos de laberintos, trampas y
cámaras.
Las pirámides no se edificaban solas, sino que formaban parte de un complejo muy grande.
Dicho complejo se levantaba normalmente en la ribera oeste del Nilo, y debía estar próxima a
una cantera de caliza que abastecería durante todas las construcciones.
En primer lugar, podía haber varias pirámides satélite perteneciente a mujeres o familiar del
faraón. Además, para asegurar la prosperidad de su vida en el “más allá”, había un templo
donde se regalaban ofrendas y oraciones al faraón; en ocasiones podía haber uno o varios
pozos que albergaban barcas funerarias. Pero además de las edificaciones con funciones
religiosas, toda una ciudad se organizaba alrededor de la construcción de la pirámide,
organizada de forma gremial al frente de un funcionario real. Tenían tierras de cultivo propias,
donde la mitad de la cosecha se destinaba a la ciudadanía y la otra al faraón. No todos los
materiales se obtenían en el propio complejo, algunos llegaban a través del puerto, localizado
de forma que su llegada a la obra fuera lo más eficiente posible. Dada la importancia de la
edificación de su estructura funeraria, el faraón y su familia solían frecuentar o incluso residir
en las inmediaciones, por lo que es común la existencia de una residencia o palacio real.
A pesar de las tentativas de los ingenieros y constructores reales, las pirámides eran
demasiado llamativas y los saqueadores de tumbas seguían poniendo en peligro la estabilidad
de las momias. Por este motivo, los faraones del Imperio Nuevo decidieron retornar al
enterramiento de los cuerpos, y así surgió el Valle de los Reyes.
Cuando la capital se trasladó a Tebas, durante el Imperio Nuevo, los faraones mandaron
excavar sus tumbas en el Valle de los Reyes y las separaron del resto del complejo funerario.
Eran galerías abiertas en la roca, con recintos anexos al pasillo central, que conducen a la
cámara del sarcófago. Las paredes estaban pulidas, encaladas y policromadas con diferentes
escenas, como las del Libro de los Muertos o los Textos de las Pirámides. En el Tercer periodo
intermedio, los dignatarios de la dinastía XXI, ya fueron enterrados debajo del propio templo
de Amón, en Tanis, la nueva capital, pues la necrópolis tebana sufría continuos expolios.
Pintura
La pintura del Antiguo Egipto fue muy bien vista eminentemente simbólica, funeraria
y religiosa. La técnica pictórica de los egipcios fue un precedente de la pintura al fresco o
témpera, ya que hacían de los pigmentos naturales, extraídos de tierras de diferentes colores,
una pasta de color, que mezclaban con barro y disolvían con agua para poder aplicarlo sobre
los muros, revestidos con una capa de tendido "seco" de yeso.
Sus principales técnicas fueron el fresco, el temple, el encausto y a veces también
el esmalte en joyas, amuletos, escarabeo, estatuillas de correspondientes y azulejo de
revestimiento en muros interiores. Sus colores fueron vivos y variados en cada escena y las
más antiguas pinturas parietales decorativas que se conocen fueron policromas, y de colorido
uniforme. Los tintes base se obtenían: el negro, del carbón, el blanco, de la cal o de yeso, el
amarillo y rojo-ladrillo, del ocre natural del desierto, el verde, de la malaquita y el azul,
del lapislázuli.
La pintura se utilizaba para decorar las paredes de los templos y tumbas, así como para ilustrar
papiros. Una técnica muy empleada fue la del fresco para conseguir los colores de los
pigmentos que se tenían que diluir en agua antes de ser aplicados sobre una pared húmeda. El
arte egipcio es indudablemente la manifestación que más ha dominado en el hombre actual.
La civilización egipcia no solo creó la arquitectura, pintura y escultura su belleza no tan solo es
impresionante, sino que también es toda una cultura que ha hecho soñar a miles de personas
como investigadores, literarios y las personas comunes donde se funde un sobresaliente
misterioso e historia, el arte egipcio es un arte que se relaciona con el medio en él se
desarrolla. Este se desarrolla en diferentes aspectos: método geográfico que determina una
cultura cerrada que hace un arte impermeable a influencias exteriores a ellas que evolucionará
poco a poco y cuando lo haga será bajo sus formas ya que su comunicación con el exterior es
mínima, el arte egipcio esta subyugado por ello es muy parecido y monótono y tan
homogéneo. Es un arte con estereotipo en el que se ha valorado más la originalidad, precisión
del acabado, además de tener una gran característica simbólica y mágica
ESCULTURA
La escultura del Antiguo Egipto se practicaba desde el periodo Predinástico con admirable
perfección en estatuaria y bajorrelieves, conservándose millares de objetos de una y otra clase
elaborados en madera, marfil, en bronce (a veces dorado y con incrustaciones de oro y plata),
en barro cocido y, sobre todo, en piedra que para las estatuas suele ser de gran dureza. Los
bajorrelieves egipcios se usan para inscripciones jeroglíficas, representaciones de dioses y
faraones, de la vida doméstica, de faenas agrícolas o escenas de ultratumba y sobre todo para
conmemorar las victorias de los faraones, Ya en las obras prehistóricas comienzan a insinuarse
las características propias del arte Egipcio. Los bajorrelieves forman bandas paralelas y los
personajes más importantes adquieren mayor tamaño. Durante la época menfita se desarrolla
la estatuaria en relación con la arquitectura funeraria. Las estatuas dobles del difunto, que
aseguraban su supervivencia, debían lograr un gran parecido. Para dar mayor veracidad las
pintaban y esmaltaban los ojos. Sus características varían según el rango: el faraón, por
ejemplo, adoptaba una actitud ritual hierática y solemne; muchos más libres y realista son las
estatuas de particulares realizadas en madera o en piedra caliza pintada. La estatuaria del
Imperio Nuevo creció con la arquitectura, que emprendió monumentales templos. Aparecen
esfinges y estatuas colosales de carácter frontal (apreciables solo de frente) y simétrico, que se
antepone a los pilones. Otra novedad son las estatuas- bloques, figuras en cuclillas envueltas
en un manto y sosteniendo alguna divinidad o un objeto oculto.
Las estatuas representan por lo general divinidades mitológicas, faraones, personajes
importantes y a veces, personas sencillas ocupadas en quehaceres domésticos, en cámaras
sepulcrales. Sus dimensiones varían considerablemente desde los grandes colosos de los
templos de Abu Simbel que miden casi veinte metros hasta las minúsculas figurillas de tan solo
algunos centímetros de longitud (generalmente, de barro cocido, barnizadas o esmaltadas).
Los relieves estaban policromados con la técnica de pintura al temple. Se pueden contemplar
en las vitrinas de diversos museos del mundo.
Se hallan con frecuencia en las tumbas egipcias de la época tebana unas estatuillas semejantes
a momias que representan para el difunto el oficio de respondientes o ushebtis (así llamadas
en el ritual funerario). Mientras que otras de mayores dimensiones y de aspecto natural que
también se colocaban en las tumbas son auténticos retratos del difunto, los cuales, en opinión
de los egipcios, servían de sostén al Ka, especie de doble espiritual que suponían sobrevivía al
cuerpo del finado que sólo era la residencia del Ka.
Suponían los egipcios, además, que el espíritu del difunto se hallaría muy conturbado y no
podría lograr la resurrección si no se mantenía íntegra la momia o su estatua, de lo que
proviene el procurar que ésta fuese un fiel retrato, idealizado en el caso de los faraones, y que
las estatuas siempre se representen lo más compactas posibles ya que si sobresaliesen los
miembros estos podrían desprenderse con el paso del tiempo y estas eran estatuas para la
eternidad. También destaca el poblar las cámaras sepulcrales de estatuillas, pinturas y relieves
que representasen variadas escenas de la vida doméstica, utensilios, rebaños, faenas agrícolas
e industriales, alimentos, ejércitos, etc., para recreo del espíritu de la momia.
Las pequeñas efigies de divinidades que se hallan en las sepulturas, desde el Imperio Medio, y
se introducían hasta en los vendajes de las momias, se consideraban entes protectores que
servían de conjuros o amuletos. Asimismo, algunas estatuillas de marfil que representan
divinidades o animales sagrados como el escarabajo (Jepri), el ibis (Tot) y otras figurillas
mitológicas, las cuales suelen llevar algún orificio que indica haber servido para collares y dijes
suspendidos del cuello.
Las estatuas de los faraones se disponen siempre erguidas, con el tronco recto, los brazos
pegados al cuerpo o apoyados sobre los muslos si estaban sentados. Cuando se expresa la
acción de andar, casi siempre avanzan el pie izquierdo.
Si la actitud de la estatua es la de sentada sobre el suelo (como ocurre tratándose de la
representación de escribas), se cruzan o juntan las piernas y se añadía un papiro desplegado
sobre ellas.
En todo caso se representa a los egipcios sin barbas y a los extranjeros con ellas o con el tipo y
costumbres del respectivo país de procedencia.
Características generales
Las esculturas y bajorrelieves se ceñían a una serie de convencionalismos, cánones o normas
que se mantuvieron invariables en casi todos los periodos durante tres mil años.
Ley de la Frontalidad: Las figuras que son concebidas para ser vistas de frente; son muy
simétricas, como si se hubieran esculpido respecto de un eje central, siendo las dos partes
muy semejantes.
Jerarquía: Las figuras más importantes eran esculpidas más grandes y detalladas que las
de los demás personajes, y mostraban actitudes hieráticas.
Hieratismo: Con ausencia de expresividad y rigidez de actitudes, como signos de respeto y
divinidad. Sólo en algunos periodos se acercó al naturalismo.
En los bajorrelieves, además:
Canon de perfil: las figuras se representaban con el rostro, brazos y piernas de perfil,
mientras que el tronco y el ojo estaban esculpidos de frente, con un elegante criterio
estético que perduraba casi invariable.
Ausencia de perspectiva: No había profundidad sino yuxtaposición de figuras que se
encuentran en un mismo plano.
Uso de colores planos: se utilizaron colores de tonos uniformes, con un código que
respondía más a criterios simbólicos más que realistas.
En la época de Akenatón (Akenatón) hubo un cambio de cánones. Las figuras se representaron
tal como eran realmente, sin idealizarlas y con una cierta tendencia a humanizarlas; aparecen
con cabezas alargadas, gruesas y cortas piernas y estómagos abultados. También se
aproximaban más al naturalismo muchas esculturas y representaciones grabadas en las
tumbas de nobles y potentados de la época
Períodos artísticos
Aunque todas las esculturas egipcias ofrecen un sello característico de su arte y cierta
uniformidad de estilo, se diferencian unos grupos de otros, según el periodo de la historia a
que pertenecen del siguiente modo:
La escultura del Imperio Antiguo es hierática en las representaciones de dioses y faraones,
pero en los cortesanos es de tendencia naturalista, y se distingue por la majestad y
realismo que imprimen a la figura humana, copiando con bastante perfección las facciones
del personaje y las escenas de su vida: se hallan en los templos y tumbas. Entre los
mejores modelos destaca la estatua de madera de un personaje llamado Kaaper,
coloquialmente cheik-el-beled (el alcalde del pueblo), que data de la dinastía V (siglo
XXIV a. C). Otro ejemplo de escultura de este período es El escriba sentado.
En el imperio Medio se sigue la tradición menfita pero con más realismo, dando a los
faraones un aspecto apacible, alargando ligeramente las figuras.
El periodo Tardío (desde mediados del siglo VII a. C.) produjo una reacción
extremadamente realista, alargando más las figuras y afinando y perfeccionando la técnica
escultórica, a pesar de que el material preferido para ello, a veces, era el basalto y otras
piedras de gran dureza. Se abandonó la talla de colosos desde esta época. Se poblaron de
efigies los templos y aumentó la escultura en bronce. Pertenecen a la misma época la
mayoría de los bronces mitológicos guardados en los museos.
En el imperio Medio se sigue la tradición menfita pero con más realismo, dando a los
faraones un aspecto apacible, alargando ligeramente las figuras.
El periodo Tardío (desde mediados del siglo VII a. C.) produjo una reacción
extremadamente realista, alargando más las figuras y afinando y perfeccionando la técnica
escultórica, a pesar de que el material preferido para ello, a veces, era el basalto y otras
piedras de gran dureza. Se abandonó la talla de colosos desde esta época. Se poblaron de
efigies los templos y aumentó la escultura en bronce. Pertenecen a la misma época la
mayoría de los bronces mitológicos guardados en los museos.
ARTE EN ROMA
El arte romano puede definirse como esculturas, pinturas y mosaicos que representan no solo
temas mitológicos y religiosos, sino también la vida cotidiana y las personas. La producción
artística era mayor y más accesible que nunca.
El arte romano narra y conmemora las batallas de los hombres a través de representaciones
como arcos triunfales y columnas conmemorativas. El arte romano en escultura se manifestó a
través de relieves en las tumbas, que representaban situaciones de la vida cotidiana y de la
cultura romana.
La innovación comenzó en el siglo III o II a. C. con el desarrollo del hormigón romano como un
complemento disponible o sustituto de la piedra y el ladrillo. Los edificios comenzaron a
integrar grandes pilares que sostenían amplios arcos y cúpulas. La libertad dada por el
hormigón también inspiró el desarrollo de la arcada y de la columnata, una fila de columnas
puramente decorativas frente a un muro de carga. En una arquitectura de menor escala, la
resistencia del hormigón romano liberó el plano de piso de celdas rectangulares a un ambiente
de flujo libre.
Los romanos emplearon profusamente el arco y la bóveda. Ésta no se forma con dovelas de
piedra aparejada (salvo en algunas construcciones asiáticas), como se disponía en
la bóveda etrusca, sino de una masa confeccionada con puzolana y cascajo. Las bóvedas solían
tener gruesos arcos de ladrillo, ya paralelos, ya diagonales pero embebidos en la bóveda
misma, que servían como sujeción provisional y como refuerzo interior de la bóveda. Un
ejemplo soberbio es la cúpula del Panteón de Agripa en Roma.
Los romanos no solo construyeron bóvedas de cañón
y cúpulas, sino rudimentarias bóvedas de arista y de
crucería. Pero estas últimas debieron usarse con poca
frecuencia fuera del Imperio de Oriente pues solo se
conocen las de las Termas de Caracalla y las de la
Basílica de Majencio en la cual se advierte un sistema de
contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También
empezaron a aparecer en la arquitectura romana los
capiteles historiados que tanto se hicieron en la Edad
Media, pues de ellos se han descubierto algunos
ejemplares en Pompeya y otros sitios.
Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos. Puentes y
acueductos son austeros y funcionales, mientras que templos y palacios son lujosos y
monumentales, con un claro fin representativo. Las edificaciones más nobles se revestían
de piedra formando órdenes, que no reflejaban la estructura interior real. Se decoraban los
muros de los edificios suntuosos con pinturas y los pavimentos con mosaicos.
La renovación urbana de Augusto
El Ara Pacis (Altar de la Paz) erigido en el año 13 a. C. para celebrar la pacificación
de Hispania y la Galia por Augusto.
Factores como la riqueza y la alta densidad de población en las ciudades obligaron a los
antiguos romanos a descubrir nuevas soluciones arquitectónicas propias. El uso
de bóvedas y arcos, junto con un sólido conocimiento de los materiales de construcción, les
permitió lograr éxitos sin precedentes en la construcción de una infraestructura imponente
para uso público. La conquista de Grecia hizo que centenares de artistas griegos llegaran a
Italia, y la pax romana auspiciada por Augusto propició una bonanza económica sin
precedentes, lo que permitió el desarrollo de las artes, incluida la arquitectura.
Luego de derrotar a Marco Antonio en la Batalla de Accio, y afianzada así la paz en el territorio
dominado por los romanos, Augusto emprendió una gran reforma urbanística en Roma que le
cambió la faz a la ciudad. Augusto, que no solo promovió la construcción sino también todas
las artes, habría emprendido dicha reforma para acondicionar la ciudad a su nueva condición
de capital imperial, pero también para cumplir el deseo que había tenido su padre
adoptivo, Julio César, de mejorar el aspecto de Roma. Para ese momento, la ciudad ya había
llegado al millón de habitantes, muchos de los cuales eran inmigrantes, lo que propició la
formación de barrios populares como la Suburra, el Argileto y el Velabro. Ante tal crecimiento
demográfico, se hizo necesario un programa de urbanismo que incluyera almacenes de acopio
y un puerto para garantizar el abastecimiento de la población.
Modelo a escala del Mausoleo de Augusto.
Bajo el gobierno de Augusto se amplió el cauce del río Tíber para evitar inundaciones y se
construyeron nuevos acueductos, además de las primeras termas públicas, dos teatros, un
anfiteatro y una biblioteca pública; también se construyó un nuevo foro, el Forum
Augusti (Foro de Augusto), el Ara Pacis (Altar de la Paz), templos como el Panteón de Agripa o
el de Mars Ultor (Marte Vengador), jardines, pórticos y otros edificios públicos. Otra de las
obras más importantes del programa de embellecimiento urbano de Augusto fue la renovación
del Campus Martius (Campo de Marte), que quedó transformado en un impresionante
complejo monumental. El Mausoleo de Augusto estuvo destinado a guardar sus restos y los de
su familia, y la Casa de Augusto (Domus Augusti) en el monte Palatino sería el primer edificio
del complejo que constituiría el palatium, el palacio imperial.7
Gracias al programa de embellecimiento de la urbe que lideró Augusto, la arquitectura tuvo un
gran impulso, como lo refiere el historiador Suetonio:
Embelleció hasta tal punto Roma, cuyo ornato no se correspondía con la majestad del Imperio
y que, además, se encontraba expuesta a las inundaciones y a los incendios, que pudo con
justicia jactarse de dejarla de mármol, habiéndola recibido de ladrillo.
Auge arquitectónico
El auge arquitectónico del Imperio comprende,
aproximadamente, el tiempo transcurrido entre los
reinados de Nerón a Constantino I (es decir, entre los
años 54 a 337), siendo especialmente notorias las obras
construidas durante los gobiernos
de Tito, Trajano y Adriano9. Los ejemplos más
destacados incluyen los acueductos de Roma,
las Termas de Diocleciano y las Termas de Caracalla,
las basílicas y el Coliseo. Estas construcciones fueron
reproducidas a menor escala en las ciudades y aldeas de todas las provincias del Imperio.
Algunas estructuras supervivientes están casi completas, como las murallas de la
ciudad Lugo en Hispania Tarraconensis (ahora el norte de España). La estructura administrativa
y la riqueza del Imperio hicieron posibles proyectos muy grandes, incluso en lugares alejados
de los centros principales, al igual que el uso de mano de obra esclava, tanto calificada como
no calificada.
Especialmente bajo el Imperio, la arquitectura a menudo cumplía una función política,
demostrando el poder del Estado romano en general, y de individuos específicos responsables
de la construcción. Esta función política de la arquitectura permitió enaltecer al Estado y darle
credibilidad a la imagen que se quería dar del Imperio. Para lograrlo, no se desaprovechó
ningún medio para realzar la impresión de majestuosidad en las creaciones arquitectónicas10.
La arquitectura romana tal vez alcanzó su apogeo en el reinado de Adriano, cuyos muchos
logros incluyen la reconstrucción del Panteón en su forma actual y dejar su marca en el paisaje
del norte de Gran Bretaña con el Muro de Adriano.
Decadencia
El Mausoleo de Teodorico, rey de los ostrogodos, en Rávena (Italia), construido hacia el 520
d. C., es un claro ejemplo de la arquitectura romana tardía, o paleocristiana.
El período de esplendor del arte romano abarca los dos primeros siglos del Imperio, pero ya a
principios del siglo II de nuestra era se inicia una lenta decadencia del buen gusto que se
acentúa con la crisis del siglo III y se confirma en los siglos IV y V por efecto de cierto
barroquismo o irregularidad y pesadez en los estilos, aunque aumente el fasto y la magnitud
de las obras. Sin embargo, la arquitectura, en cuanto arte de construir, siguió desarrollándose
hasta la invasión de los bárbaros, por lo menos, en los principales centros de cultura. Pruebas
de esto son las grandes basílicas de Roma construidas en el siglo IV, no solo las destinadas al
culto cristiano, sino también las civiles. Los restos de la colosal basílica civil de Constantino
(también llamada de Majencio) que todavía se alzan en Roma, sirvieron como fuente de
inspiración a los arquitectos del Renacimiento en el siglo XVI.
Se considera que con el emperador Constantino se inicia
propiamente la decadencia de la arquitectura romana,
pues bajo este emperador comienza a reciclarse mucho
material antiguo para la construcción de obras nuevas,
como se hizo en Constantinopla, ciudad que se construyó
en gran medida con fragmentos, esculturas, columnas y
despojos llevados de todos los rincones del Imperio. En
Roma, el Arco de Constantino fue construido reciclando
materiales de edificios erigidos en tiempos
de Trajano, Adriano y Marco Aurelio, sobre todo los altorrelieves, pues ya por entonces era
cada vez más difícil encontrar escultores capacitados para esculpir obras semejantes. Sin
embargo, aunque en el caso de la escultura la decadencia fue evidente en muy poco tiempo, la
arquitectura mantuvo su consistencia por más tiempo debido a que resultaba más fácil para
los arquitectos que para los escultores imitar las obras que aún les rodeaban.
Materiales
Piedra y mármol
Opus sectile en un suelo de mármol de colores en la Villa Adriana.
Los romanos hicieron ladrillos de arcilla cocida desde aproximadamente el comienzo del
Imperio, reemplazando los ladrillos de barro secados al sol. El ladrillo romano era casi
invariablemente de una altura menor que el ladrillo moderno, pero se hizo en una variedad de
diferentes formas y tamaños. Las formas podían ser cuadradas, rectangulares, triangulares y
redondeadas, y los ladrillos más grandes encontrados medían más de tres pies de largo. Los
ladrillos romanos antiguos tenían un tamaño general de 1½ pies romanos por 1 pie romano,
pero existían variaciones comunes de hasta 15 pulgadas. Los ladrillos romanos antiguos
encontrados en Francia medían 8" x 8" x 3".La Basílica de Constantino de Tréveris está
construida con ladrillos romanos de 15" cuadradas por 1½" de espesor. A menudo hay poca
diferencia obvia (especialmente cuando solo sobreviven los fragmentos) entre ladrillos
romanos utilizados para muros por un lado y baldosas utilizadas para techos o suelos por el
otro, por lo que los arqueólogos a veces prefieren emplear el término genérico de material de
construcción cerámico.
Los romanos perfeccionaron la fabricación de ladrillos durante el primer siglo del Imperio y lo
utilizaron de forma ubicua, tanto en la construcción pública como privada. Los romanos
llevaron sus habilidades de fabricación de ladrillos a los territorios conquistados, introduciendo
la técnica en las poblaciones locales. Las legiones romanas, que operaban sus propios hornos,
introdujeron ladrillos en muchas partes del Imperio; los ladrillos a menudo se sellaban con la
marca de la legión que supervisó su producción. El uso de ladrillos en el sur y el oeste
de Germania romana Germania, por ejemplo, se remonta a las tradiciones ya descritas por el
arquitecto romano Vitruvio. En la Britania, la introducción del ladrillo romano fue seguida por
una brecha de 600-700 años en la producción de ladrillos.
Hormigón romano
Detalle del interior de una cúpula romana hecha íntegramente de concreto, u hormigón
romano.
El estuco romano se usaba principalmente para cubrir los cielos rasos y los muros interiores de
los aposentos. Por lo general, tenía una pulgada de espesor. Muchos fragmentos se han
conservado, sobre todo en las ciudades de Pompeya y Herculano. La mezcla para la
elaboración de los estucos romanos, llamada marmoratum opus, se componía de tres capas de
argamasa mezclada con mármol pulverizado. Una mezcla parecida, compuesta por polvo de
cal viva mojada con vino y molida con manteca e higos, servía para recubrir el interior de las
cisternas y acueductos, que previamente se frotaban con aceite9.
el orden toscano o etrusco (latín: Ordo Tuscanicus) que permanece básicamente igual.
el orden dórico romano (en latín: Ordo Doricus) que eleva su columna a dieciséis módulos,
adorna su collarino o garganta, añade un talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de
junquillo que rodea al fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos.
Esta última diferencia constituye respectivamente las variantes de dórico denticular y
dórico modillonar, según los arquitectos del renacimiento.
el orden jónico romano (Ordo Ionicus en lengua latina), que adorna más su capitel que el
griego, reduce la magnitud de sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la
proporción del fuste.
el orden corintio romano (Ordo Corinthius en latín), se ostenta más florido aún que el
griego y en él abunda, sobre todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series
el capitel, dobladas hacia adelante y además de los dentículos admite series de modillones
adornados para sostener la cornisa.
el orden compuesto (en latín: Ordo Compositus), que llegó a ser el predilecto de los
romanos no difiere del corintio sino en engarzarse más los adornos y en alguna
modificación accidental del capitel: este se forma con hojas de acanto sin calículos y con
cuatro volutas que salen por encima del cuarto de bocel de modo que parece compuesto
de jónico y corintio.
La arquitectura romana adoptó con frecuencia la superposición de un orden arquitectónico a
otro diferente en un mismo edificio, quedando el más sencillo y robusto debajo del más
elegante y delicado, según es de notar en el grandioso Coliseo romano.
Fueron modelos de dichos órdenes en Roma:
Diseño urbano
Los antiguos romanos empleaban estructuras ortogonales regulares sobre las que
construyeron las ciudades coloniales. Probablemente se inspiraron en ejemplos griegos y
helénicos, así como en ciudades planificadas regularmente que fueron construidas por
los etruscos en Italia. Sin embargo, Roma, la capital imperial, creció desordenadamente, por lo
que existió un marcado contraste entre las ordenadas cuadrículas del diseño de las ciudades
provinciales y el caótico e irregular trazado de la capital
Plano de Roma en época imperial.
Cada ínsula era de 80 yardas (73 m) cuadradas, con la tierra dentro de ella dividida. A medida
que la ciudad se desarrollaba, cada ínsula se llenaría finalmente con edificios de varias formas
y tamaños y se cruzaría con caminos y callejuelas. La mayoría de las insulae fueron entregadas
a los primeros colonos de una ciudad romana, pero cada persona tenía que pagar para
construir su propia casa.
Durante el Bajo Imperio, las ciudades comenzaron a ser rodeadas por murallas para
protegerlas de los invasores y para marcar los límites de la ciudad. Las áreas fuera de los
límites de la ciudad se dejaron abiertas como tierras de cultivo. Al final de cada carretera
principal había una gran entrada con atalayas. Con el avance del declive y la decadencia
urbanística, se colocaron rastrillos en las puertas de las murallas para proteger a las ciudades
en caso de caer bajo asedio enemigo, y se construyeron torres de vigilancia adicionales a lo
largo de las murallas de la ciudad.
El desarrollo de la urbanización griega y romana es relativamente conocido, ya que hay
muchas fuentes escritas y se ha prestado mucha atención al tema, ya que los romanos y los
griegos son generalmente considerados como los que dieron origen a la ciudad occidental
moderna.
Tipos de construcciones
Los romanos recibieron diferentes tipologías que modificaron o adaptaron a sus gustos o
necesidades, desarrollando algunas gracias a nuevas técnicas. Entre estas podemos señalar
la domus, el templo, el teatro y los monumentos funerarios.
Foro
Reconstrucción digital del romano. Modelo a escala del Foro de Augusto.
Basílica
La basílica romana era un gran edificio público donde se podían tramitar asuntos comerciales o
legales, y que también se usaba para ceremonias oficiales, teniendo muchas de las funciones
de los actuales ayuntamientos. Su estructura era de planta rectangular con pronaos o pórtico,
naves (central y laterales) para el público, transeptum o chalcidicum para los abogados, absis
o exedra para el tribunal, entradas principal y laterales y tribunas o galerías, sobre las naves
laterales, con vistas a la central. Aunque su forma era variable, las basílicas a menudo
contenían columnatas interiores que dividían el espacio, dando pasillos o espacios con arcadas
en uno o ambos lados, con un ábside en un extremo (o menos a menudo en cada extremo),
donde los magistrados se sentaban, a menudo en un estrado ligeramente elevado. El pasillo
central tendía a ser ancho y era más alto que los pasillos laterales, de modo que la luz podía
penetrar a través de las ventanas del triforio.
La basílica más antigua conocida, la Basílica Porcia, fue construida en Roma en 184 a. C.
por Catón el Viejo durante el tiempo en que fue Censor. Otros ejemplos tempranos incluyen
la basílica de Pompeya (finales del siglo II a. C.). Después de que el cristianismo se convirtiera
en la religión oficial, la forma de la basílica fue considerada apropiada para las primeras
grandes iglesias públicas, con la atracción de evitar las reminiscencias de la forma del templo
grecorromano.
PINTURA
Los romanos de la Antigua Roma admiraban la pintura griega tanto como la escultura, y
animaban a los artistas que trabajaban para ellos a hacer copias de obras griegas,
especialmente famosas o populares. Los romanos tendían más que los griegos a decorar sus
paredes con pinturas murales, y aunque siguen la tradición griega, muestran en sus pinturas
un gran colorido y movimiento. Las pinturas, con figuras individuales, grupos o paneles
enteros, se reproducían, se adaptaban, estropeaban o embellecían según el talento de los
artistas y las exigencias del cliente.
Los procedimientos usados en esta pintura debieron ser el encausto, el temple y el fresco.
Aunque se sabe que los romanos desarrollaron la pintura sobre tabla, los restos pictóricos
conocidos más importantes son de tipo mural, frescos protegidos con una capa de cera que
avivaba los colores.
Sus géneros, el decorativo de vajillas y muros y el histórico y mitológico en los cuadros
murales. Y aunque los descubiertos hasta el presente ofrecen más que todo un carácter
decorativo llegan a ser verdaderas composiciones pictóricas y se juzga con fundamento que
hubo también otros de pintura independiente a semejanza de los actuales de tabla o
de caballete. Se cultivaron con dicho carácter decorativo mural el paisaje, la caricatura,
el retrato, los cuadros de costumbres, las imitaciones arquitectónicas y las combinaciones
fantásticas de objetos naturales constituyendo con estas últimas el género que los artistas
del Renacimiento llamaron grutesco, hallado en las antiguas Termas de Tito en Roma y que
sirvió al célebre Rafael como fuente de inspiración para decorar las Logias del Palacio
Apostólico Vaticano. Hay que citar los retratos pintados. En el Egipto romano se descubrió una
excelente colección de retratos sobre tabla, realizados para ser colocados sobre las momias.
Igualmente en Pompeya (Italia), y pintados al fresco, se descubrieron magníficos retratos como
los del Panadero y su esposa, o el de una muchacha, ambos en el Museo de Nápoles.
Destacó también el arte pictórico de la civilización romana en el procedimiento del mosaico.
No obstante, y en general, el mosaico es usado sobre todo para suelos, siendo en época
bizantina cuando sustituya a los frescos en los muros. También en época romana se encuentra
el mosaico extendido a cuadros pensiles según lo revelan algunos ejemplares que se guardan
en los museos y abrazando en uno y otro caso, asuntos y composiciones históricas. Se usaba
para decorar interiores. Siguen utilizando el opus tesselatum de origen griego, aportando
como novedad el opus sectile. La miniatura sobre pergamino fue otro género que estuvo muy
en boga entre los bibliófilos romanos de la época de Augusto, pero de ella no se han
descubierto ni se conservan ejemplares anteriores al siglo III.
Los principales monumentos de pintura greco-romana que hoy existen se han extraído de las
ruinas de Herculano, Pompeya, Estabia, el Palatino de Roma y de las necrópolis de El-Fayun,
en Egipto, además de los mosaicos descubiertos en numerosas ciudades que fueron romanas.
La mayor parte de las pinturas murales conocidas corresponde a casas particulares y edificios
públicos de Pompeya y Herculano, dos ciudades italianas que estaban de moda y que fueron
arrasadas por el volcán Vesubio en el año 79 d. C., aunque también se han encontrado algunas
pinturas en Roma y en otros lugares. El Museo de Nápoles, centro principal de estudio para el
arte romano, conserva más de mil fragmentos de pintura al fresco, arrancados de los muros de
Herculano y Pompeya. Entre los más famosos cuadros murales de este arte greco-romano se
cuentan:
los fragmentos de una Ilíada del siglo III en la Biblioteca Ambrosiana de Milán
las cincuenta viñetas de Virgilio de la Biblioteca Apostólica Vaticana que datan del
siglo IV} al V.
Romanizada la pintura griega, tomó un carácter propio según puede verse en las decoraciones
murales de Pompeya que constituyen el llamado estilo pompeyano. Se distingue este por la
delicadeza, gracia y fantasía del dibujo, sobre todo, en vegetales estilizados, por la viveza del
colorido por el realismo y la voluptuosidad en las figuras y por cierto contraste de colores y
luces tal que aproxima el estilo al de la escuela impresionista moderna. Todo ello, aunque no
sale del género decorativo, refleja el espíritu de una sociedad bulliciosa, elegante, frívola y
voluptuosa.
La cerámica hispanorromana carece de figuras pintadas y solo las presenta en relieve y sin
color distinto del fondo como puede observarse en los llamados barros saguntinos.
Estilos
En 1882, Augusto Mao, publicó un estudio sobre la pintura decorativa de Pompeya, a
partir del De architectura de Vitruvio, reagrupó las pinturas en cuatro categorías
distintas que denominó estilos pompeyanos.1
En la actualidad esta definición se mantiene únicamente porque he entrado en el uso y
porque sirve, de todos modos, para clasificar determinados tipos de representaciones
pictóricas. No es exacto ni hablar de estilos ni calificarlos con el adjetivo pompeyano
ya que tales sistemas estaban difundidos ampliamente en todo el mundo helenístico.
Primer estilo o de incrustaciones
Detalle de un mural en la Villa de Ariana, en el primer estilo tardío o de transición.
ESCULTURA
La escultura de Roma se desarrolló en toda la zona de este país de influencia romana, con su
foco central en Roma, entre el siglo VI a. C. y V d.C.1 El origen derivó de la escultura griega,
principalmente a través de la herencia de la escultura etrusca, y luego directamente, por
contacto con las colonias de la Magna Grecia y la propia Grecia, durante el periodo helenístico.
El retrato, género que consiguió un gran prestigio y que dejó ejemplos singulares de gran
técnica y de alta expresividad, la escultura decorativa de los grandes monumentos públicos, se
convirtieron en las corrientes más características de la escultura romana.45
Tras la consolidación del imperio romano, otras influencias extranjeras, sobre todo orientales,
determinaron una progresiva separación del canon griego hacia una simplificación formal de
tendencia abstracta, que estableció las bases del arte bizantino, paleocristiano y medieval.
Este proceso, sin embargo, se intercaló con varios períodos de recuperación del clasicismo,
que además de fortalecer el vínculo simbólico con el pasado fueron útiles para el
mantenimiento de la cohesión cultural y política del vasto territorio. Ni siquiera
la cristianización del imperio pudo determinar la exclusión de referencias a la escultura clásica
romana pagana, y hasta el siglo V, cuando la unidad política se rompió definitivamente, los
modelos clásicos siguieron siendo imitados, pero adaptados a los temas del nuevo orden
social, político y religioso que se había instaurado.6
El estudio de la escultura romana ha demostrado ser un desafío para los investigadores por su
evolución que es cualquier cosa menos lineal y lógica. Los intentos de imponer un modelo de
desarrollo formal como un sistema orgánico sobre la historia de la escultura romana se
muestran inexactos y poco realistas. A pesar de algunos desacuerdos entre los especialistas en
muchos puntos, ya se tiene una idea más o menos clara sobre las características generales de
cada etapa evolutiva, pero, cómo fue su desarrollo y cómo se transforman de una a otra etapa
ha demostrado ser un proceso muy complejo y que aún está lejos de entenderse bien. Una
tendencia duradera al historicismo y eclecticismo, aún más pronunciada que la observada
durante el período helenístico, junto con la presencia de diferentes estilos, en esculturas
producidas en el mismo momento histórico para distintas clases sociales, e incluso dentro de
una sola clase, atendiendo a las necesidades de cada tema y situación, hacen que su
comprensión sea aún más compleja.7
Además del gran mérito intrínseco de la producción escultórica romana, el hábito generalizado
de copias de obras anteriores griegas y alusiones al clasicismo griego a lo largo de toda su
historia, incluso por los primeros cristianos, mantuvo viva una tradición y una iconografía que
de otra forma podrían haberse perdido. Gran parte del conocimiento de la cultura y el arte de
la Grecia antigua, y más, la escultura romana —junto con la griega— tuvo una importancia
fundamental en la formulación de la estética del Renacimiento y el Neoclasicismo, que
confirma su vitalidad y significado incluso en los tiempos modernos, y es considerado hoy
como uno de los organismos artísticos más importantes de la cultura occidental, como lo
demuestra el gran número de estudios especializados de que es objeto y de la fascinación que
todavía tiene en el público en general.8
PINTURA PINTURA
ESCULTURA ESCULTURA
DIBUJO N°3 ROMA
ARQUITECTURA
PINTURA
ESCULTURA
ANEXO
CONCLUSIÓN
Sus obras filosóficas, científicas, arquitectónicas y artísticas fueron claves para que se
construyeran las bases de la cultura occidental que conocemos hoy en día. El teatro, el
concepto de la belleza, los juegos olímpicos, la política y la creación del concepto de la
democracia fueron algunos de sus mayores logros. El arte griego se caracterizó por estar hecho
a la medida del hombre y por buscar el equilibrio y la belleza ideal. Hicieron templos, teatros,
mausoleos (tumbas), gimnasio, estadios, etc. Cícladas.
BIBLIOGRAFIA
Wikipedia
https://es.wikipedia.org › wiki › Arte_de_la_Antigua_...
Wikipedia
https://es.wikipedia.org › wiki › Arquitectura_en_la_A...