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Resumen Psicologà - A Jurà - Dica y Forense

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Doc. Denisse1. Psicología Jurídica y Forense. 1° Parcial. Prof.

Julio César Ríos

Texto 1 “El concepto de Psicología Forense” Varela, (1993).

La psicología forense es aquella parte de la psicología que se desarrolla dentro del ámbito jurídico específico y/o
en sus órganos dependientes, caracterizándose por poseer técnicas propias que la convierten en una ciencia
auxiliar de ese campo.

Si bien no puede precisarse con exactitud el nacimiento de esta ciencia, se la puede situar en el auge mundial
del positivismo  este pensamiento revolucionó todas las ciencias de la época: a fines de la edad media, la
civilización resurge de la noche feudal y el saber necesita de PRUEBAS CONCRETAS para probar
fenómenos. De esta manera, en el campo de la ciencia penal ocurren hechos históricos que provocan
indirectamente el cambio en su concepción.

Cesare Lombroso en su libro “el hombre delincuente” aporta la primera conceptualización psicológica de la
determinación del actuar delictivo humano. En esta refirió características bio-psicologicas del ser humano
“delincuente” y hasta realizo una descripción de su “delincuente nato”: describiéndolo físicamente y refiriéndolo
como un ser “atávico”, cuyo desarrollo mental no correspondía a la época que le había tocado vivir, y al no
poderse asimilar a la cultura en que se había nacido se transformaba en un “marginal”. De acuerdo a esta
particular conceptualización no sólo se podía “descubrir” a quien cometía delitos, sino también practicar
métodos preventivos y detener a los sujetos antes de que los cometan.

Y Ferri, con su conceptualización teórica, comienza a vislumbrar la posibilidad de que factores climáticos,
pudieran explicar el actuar humano. Aquí puede nombrarse el primer laboratorio de psicología, donde si bien se
quiere recrear en laboratorio los fenómenos psicológicos, de lo cual tardíamente se da cuenta de su
imposibilidad, se comienzan a reconocer los principios humanísticos.

Luego, esta corriente se traslada a los EE.UU y aquí comienzan a introducirse factores sociales a estas
concepciones tal vez demasiado individualistas respecto del ser humano, y aparecen investigadores como
Pearson, Durhein y Merton, quienes aplican modelos sociológicos de desviación social para explicar el actuar
humano, lo que posteriormente fueron muy criticados.

En nuestro país, a principios de siglo comienza a llegar la influencia del positivismo europeo. En estos
momentos todavía la psicología en el campo forense no existía como tal y estaba sólo reservada como apéndice
menor de la medicina forense o la medicina legal. Existe en la Justicia Nacional un cuerpo reconocido de
médicos forenses, que se ocupan de peritar (funcionan como auxiliares asesores del juez) en las distintas causas
que lo requieran, no existe un cuerpo de psicología forense como tal. Nuestra presencia solo esta reducida a un
ejercicio limitado de la profesión, a cargo de un grupo de colegas que dependen funcional, administrativa y
profesionalmente del cuerpo médico forense con carácter de auxiliares de éstos, sin posibilidad de firmar ni
siquiera nuestras propias pericias y sin derecho a que el juez considere nuestras conclusiones. Esto en el fuero
penal; en el civil aún es más grave el tema, pues la presencia del psicólogo sólo se reduce a un listado de
profesionales que es consultado por el juez a su voluntad y elección, sin que este trabajo signifique una relación
laboral en el ámbito.

Pero este no es el único ámbito de inserción del psicólogo en esta especialidad. En el ámbito de menores, aquí
existen más de 200 psicólogos que si bien no todos poseen una formación forense, un gran número desarrolla sus
tareas profesionales en los llamados (mal llamados) “institutos de seguridad” .

En el caso de menores, no se habla de delito, sino de factor desencadenante, debido a que la ley no considera
delito el actuar marginal de un menor, ya que este no es capaz jurídicamente de la comisión de delitos, aquí,
independientemente del accionar puramente curativo de nuestra tarea específica, deberemos tener en cuenta
tiempos y posibilidades de egreso, de acuerdo a tiempos jurídicos, o a otras características sociales, lo cual
limitará nuestro accionar, ya no contamos con el paciente que viene a “curarse” y podemos aplicar en él

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tiempos ilimitados, sino con casos en los cuales ni siquiera vemos la presencia de conciencia de enfermedad o
sensación de incomodidad por el trastorno.

Y este es en principio el objetivo fundamental: crear la conciencia de enfermedad y necesidad de cura (que
en la mayoría de los casos no se logra), por lo tanto es imperativo que el psicólogo posea nociones básicas de
Derecho, lo cual no sólo va a posibilitar una mejor atención de su paciente, sino que también le permitirá un
idioma común para la comunicación con otros profesionales (juez).

Hasta el momento, la justicia se manejó con el consejo tradicionalmente médico, el cual se limitó a describir
enumerativa y estáticamente el fenómeno, sin el aporte de la terapéutica adecuada  Por esto se plantea la
necesidad de un discurso psicológico que no solamente se limita a la exposición de un diagnostico tan siquiera
dinámico, sino que también propenda a su terapéutica y reversión, y para ello debemos elaborar también
técnicas adecuadas, pues no podremos utilizar los mismos principios que aplicamos con pacientes en hospitales o
centros de salud mental.

Otro ámbito a tener en cuenta es el trabajo profesional que se realiza en unidades carcelarias: aquí la tarea es
diversa y difiere fundamentalmente de la realizada en establecimientos minoriles: aquí si estamos tratando con
personalidades con trastornos delincuenciales básicos, pero tampoco es sencillo por la multiplicidad de factores
convergentes. Nos encontramos con sujetos que se encuentran “procesados”, es decir que legalmente son
inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

 Aquí se nos presentaría un problema de orden jurídico y sería el riesgo de castigo sin delito, por el que
privaríamos de la libertad a una persona para su tratamiento, lo cual no tendría un tiempo determinado, pues
estaría condicionado a su “cura” o en su defecto a que desaparezcan las causales que hacían considerar a este
sujeto peligroso para sí y para terceros y era aconsejable su internación  en simples palabras “lo mantenemos
preso hasta que se cure”, lo cual implica un doble castigo: la enfermedad y la privación de la libertad. Esto no
fue aprobado, pero existe de algún modo en nuestro código y se da de una manera práctica.

Tal vez algunos digan que en las internaciones psiquiátricas sucede algo similar; pues bien, en algunos de los
casos el mismo paciente solicita su internación, pues su conciencia de enfermedad el plantea la necesidad de
cura, y en otros, su estado de alienación impide su capacidad de decisión y hace necesaria la autorización del
familiar para proceder a la internación.

La diferencia básica sería que nuestro “paciente” NO solicita la internación, no tiene capacidad de comprensión
de la realidad y por lo tanto de la enfermedad (si la hubiere), pero a la vez no se trata de un alienado, por lo cual
no correspondería que un familiar autorizara su internación.

Lo FUNDAMENTAL aquí es crear en el enfermo su capacidad de tal, o por lo menos la comprensión de que
algo anormal está ocurriendo y es necesario hacer algo para revertirlo. Y es por ello que la técnica de abordaje
es diferente y específica solamente para esta especial patología.

*El actuar delictivo es considerado como una patología psicosocial*

Texto 2 “El porqué de una psicología Forense” Lostaló, (2008).

CONTEXTO DEL SIGLO XXI PARA UNA PSICOLOGÍA FORENSE

Se parte de un marco doctrinario desde el consenso de la Comunidad Internacional, expresado en el ámbito de


las Naciones Unidas, que nos permite operar en y desde nuestra realidad latinoamericana. Esto surge a partir de
visiones significativas e integradores del colectivo humano, que tienen una implicancia clave en todas las
disciplinas  entre ellas se encuentra la Psicología Forense.

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Estos sistemas de ideas pretenden dar una aproximación a la interpretación integral y común de la evolución
histórica de las aspiraciones, derechos y deberes de la persona humana.

En 1948 surge la Declaración de los Derechos Humanos, como una normativa universal que otorga amparo a
los derechos de las personas, que fue expandiéndose conceptualmente, hasta ser adoptada por todos los Estados.

En 1980 se plantea –por primera vez- la cuestión de Desarrollo humano, y más tarde en los 90’ la cuestión de
Sustentabilidad, entendiendo que el desarrollo económico no solo da respuesta de por sí a las necesidades
integrales del ser humano de una generación, sino que también puede comprometer la reproducción misma de la
vida.

A partir de la posguerra, surge también una revolución tecnológica e industrial impulsada en pos del desarrollo
de los medios materiales que ha generado un mundo sin certezas y en el que la población mundial vive agobiada
por una crisis de sentido, clausurado el ciclo de confianza en el progreso, que la modernidad había inaugurado en
el milenio anterior  El estado ya no aparece como garante y promesa que se esgrimía para acabar con el
subdesarrollo, miedo, inseguridad o impunidad.

LA SEGURIDAD HUMANA, UN ENFOQUE DESDE EL CORAZÓN DE LA CRISIS

Comisión de las Naciones Unidas de Seguridad Humana (2000)

Llegada la década de los 90’, surge un planteo complementario al de los Derechos Humanos y el Desarrollo
Humano y Sustentable  Seguridad Humana da cuenta de una nueva expansión del reconocimiento de los
derechos de las personas.

Seguridad Humana  alude al despliegue de la posibilidad de concreta de alcanzar el mayor margen de


libertad aquí, ahora y para todos, es decir, de la liberación de los imperios de la “necesidad” y del “miedo”.

Si la seguridad absoluta es imposible, la participación es el único medio para poder controlar nuestras propias
vidas y asumir la responsabilidad de asegurar la supervivencia, reduciendo riesgos potenciales y conjurando
las crisis de manera colectivo.

Este concepto de Seguridad Humana incluye a todos, por el hecho de nacer y habitar en un territorio. La
condición de habitante de un territorio hace a todas las personas sujeto de derecho, sin discriminación alguna.
Este concepto se diferencia de la Seguridad de Estado, ya que concentra su enfoque en las personas,
considerando que en muchas ocasiones los Estados suelen volverse contra las personas a las que representan,
vulnerando sus derechos y libertades y amparando situaciones de impunidad.

MARCO REFERENCIAL DE LA PSICOLOGÍA FORENSE

Primera precisión: cuestión de control social, y por consiguiente  construcción de subjetividad.

Emilio García Méndez define al control social de dos maneras:

• De manera abstracta: toda actividad que ayuda a regular las interacciones humanas y que puede tomar
la forma de la cooperación o del conflicto.
• En forma concreta: como las medidas tendientes al mantenimiento y reproducción del orden
socioeconómico y político establecido.

Lo expresado como control social se corresponde con la idea de JURIDICIDAD que se define como: tendencia
favorable al predominio de las formas jurídicas en los asuntos políticos y sociales conforme a los intereses del
estado, por sobre los intereses generales de las personas. Estas quedan de ese modo, inmersas en las formas de
control social dominante de este momento histórico particular. A partir de aquí, la definición de jurídico denota
aquello que se hace, está y así debe estar según la forma legal (ajuste al derecho).

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Pierre Bourdieu plantea el concepto de DOMINACION SIMBÓLICA que implica la reproducción de un orden
social, en el reconocimiento y desconocimiento de la arbitrariedad que lo funda. Se debe recordar que toda
producción de subjetividad, es corporal y se da en el interior de una determinada organización histórico-social:
toda subjetividad da cuenta de la historia de un sujeto en un sistema de relaciones de producción de todo
orden.

No poder separar la práctica del psicólogo del orden jurídico implica simplemente desconocer la autonomía del
conocimiento psicológico con respecto al orden socio-económico en el que está comprendido y se desarrolla su
práctica.

No existe una subjetividad que pueda aislarse de la cultura y vida social, ni tampoco existe una cultura que
pueda aislarse de la subjetividad que la sostiene. Esta mutua determinación debe ser nuestro punto de arranque,
ya que la subjetividad es cultura singularizada tanto como la cultura es subjetividad objetivizada.

Entonces…hablar de PSICOLOGÍA JURÍDICA nos coloca en la clásica actitud de reducir los hechos sociales
a mecanismos psicológicos, como forma de soslayar la corresponsabilidad social del Estado en la
determinación de la vulnerabilidad psicosocial de los habitantes.

La subjetividad debe ser objeto de profundos estudios de todo orden. La investigación de la subjetividad
consiste básicamente en la interrogación y las significaciones de los sentidos, la ética y los valores morales que
produce una determinada cultura, la forma de apropiación del control social sobre los individuos y la orientación
que produce sobre sus acciones prácticas.

DESAFÍO PROFESIONAL

El final del milenio presenta desafíos severos a la clásica formación de los psicólogos  exigiendo una
readaptación de los instrumentos ético-profesionales para abordar temas sociales que nos afectan (venta-tráfico
de niños, congelación embrionaria para trasplantes, juicio por mala praxis, entre otros).

La actividad profesional de los psicólogos tiene una significación importante en este ámbito, ya sea en aspectos
preventivos, asistenciales o de rehabilitación. En este contexto adquiere singular relevancia la posibilidad
conceptual de brindar conocimientos que hacen a la especificidad de lo forense en los principales sectores e
instituciones, desde un marco teórico que reconoce la significación primordial del Control Social en la
construcción de la subjetividad. Es decir, no se puede deslindar de esta problemática quien hace la ley y cómo se
introyecta en los individuos.

El ámbito forense abarca e incluye distintos sectores, instituciones, problemáticas y prácticas. Como tal debe
incluir necesariamente la clásica visión psicología-jurídico-judicial, pero no se circunscribe ni se limita a ese
marco, sino que lo contiene como uno más de los saberes que incluye la disciplina, ya que el rol de la psicología
no es el de ser una ciencia auxiliar del derecho.

El profesional debe ser un psicólogo capacitado para enfrentar los problemas psicológicos, psicopatológicos y
psicosociales que se presenten en la práctica de la Psicología Forense, dentro del ámbito en que elija desarrollar
su labor (Minoridad, Sistema Penitenciario, Poder Judicial, Legislativo, Instituciones Cerradas o Totales, etc.)

La propuesta se fundamenta en rescatar metodologías que apunten a la prevención primaria en el ámbito forense,
encarando la tarea del psicólogo antes y después de producido el daño psíquico.

Una práctica psicológica en esta área significa trasladar de la esfera privada (desconocida, silenciada o negada)
los temas de la vida pública, entendidos desde una plena participación (foro).

La propuesta se ajusta a una metodología atravesada por dos ejes. Estos ejes son los de la práctica.

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EJE DE DESARROLLO TEÓRICO-PRÁCTICO: se basa en despegar desde lo jurídico hacia lo forense


atravesado por un enfoque preventivo-comunitario. En una constante tendencia a ampliar el campo psicológico
del modelo jurídico, “peritológico”, que tiende a favorecer el sistema regulador, modelador, adaptador y
“recitador”, propiciador de lo controlado.

La CRISIS DEL “QUE-HACER” en el ámbito forense, requiere del nuevo paradigma del Jus-Humanismo,
único capaz de garantizar la necesaria adecuación de la práctica profesional, atento a las normativas vigentes.

Texto 3 “Delimitación y ámbito de la psicología jurídica” Rubio, (2010).

DELIMITACIÓN JURÍDICO-FORENSE

La psicología jurídica corresponde al ámbito de trabajo del psicólogo que, con planteos y métodos propios de
abordaje, se encuentra con escenarios de cruces con el discurso del derecho. Atiende una praxis signada por
situaciones que están en relación a lo “prescrito por la ley o conforme a ella”. Se la diferencia de la psicología
forense, siendo esta última una de las tareas de la psicología jurídica. Esta incumbencia fue reconocida por el
Ministerio de Educación de la Nación en el año 1986 (como psicología forense).

La diferencia antes señalada es que: LA PSICOLOGIA FORENSE toma tal nombre debido al fuero, entendido
como el lugar de cada una de las ramas donde se imparte el derecho; por ende, está en relación con sólo uno de
los poderes del estado. En su etimología forense deriva de  fórum.

Esta tarea se desarrolla, entonces, en relación a algún tribunal, siendo éste la jurisdicción donde el juez
administra justicia, al escuchar y pronunciar sentencia. En este ámbito las pericias solicitadas son de distintas
disciplinas u oficios. Yendo en concreto a la pericia psicológica, según la clásica definición de Brian & Chaudé
una pericia es “acto cumplido por una o varias personas del arte de curar, en virtud de orden judicial o
administrativo y cuyo fin es analizar un hecho determinado, estableciendo sus características y extrayendo del
mismo determinadas conclusiones”. Se lo diferencia de un certificado, que es el testimonio de un hecho y sus
consecuencias pero sin requisitoria ni juramento; y también se lo distingue de la consulta, en tanto en ésta ser
vierte una opinión, donde se estima una cuestión relativa a personas o hechos de una causa judicial a pedido de
una parte o de autoridad judicial.

El psicólogo, según la tarea pericial específica, será perito oficial si pertenece al cuerpo oficial de la justicia
(ingreso con concurso) o perito de oficio, si luego de cinco años de recibido se anota en una lista de cámara y es
llamado en forma especial para un juicio en concreto. Podrá también ser perito de parte o consultor técnico
sobre los temas de su especialidad asesorando en la presentación de demandas, las lecturas o pericias u otras
tareas pertinentes.

La PSICOLOGÍA JURÍDICA incluye estas tareas forenses en el ámbito judicial, más las trasciende. Su campo
abarca a los otros poderes del estado y también instituciones privadas que, en su quehacer están ligadas a una
situación ajustada a derecho. Permite incluir tanto el asesoramiento en la redacción como en la reglamentación
de normas jurídicas en temas que le competen tanto al psicólogo, como el trabajo en los departamentos legales
de centros de internación o asistencia en salud mental, también participa en el ámbito de familia o en
instituciones, donde, según los casos, su quehacer a veces está en directa relación a la psicología clínica.

Requiere del conocimiento específico de psicología general, del desarrollo, de la estructura y dinámica del
hombre sano en sus distintas conceptualizaciones, entre otros vastos conocimientos. Del mismo modo, es
necesario estar abierto a discursos distintos del psicológico, como lo son: discurso jurídico, institucional,
psiquiatría académica, sociología, antropología, entre otros de los que es necesario diferenciarse, descubriendo
una modalidad propia. Es de mucha importancia conocer su propio campo epistémico, para no permitir
avasallarse por profesiones o concepciones afines o porque se superponen campos de la praxis; dada la materia
de la que se trata, el discurso amo es siempre factible de presentarse.

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La LEGISLACIÓN que posibilita el trabajo del psicólogo en forma autónoma, a nivel nacional data recién del
año 1985 en que es dictada la ley de ejercicio profesional de la psicología (N° 23.277). Antes del dictado de
esta ley, la praxis autónoma de los psicólogos se desarrollaba fuera del marco normativo, era algo conocido, pero
no sancionado  hasta ese momento estaba en vigencia la ley N° 17.132 de “normas para el ejercicio de la
medicina, odontología y actividades de colaboración” donde el psicólogo era un auxiliar de psiquiatría,
realizando sus labores por indicación y control médico especialista dentro de los límites de su autorización. Esta
última ley fue dictada en 1967, durante el gobierno de facto de Onganía.

*En este texto se precisará las diferencias de la psicología jurídica considerándola como una respuesta a una
demanda social y como pregunta a la sociedad.*

PSICOLOGÍA JURÍDICA COMO RESPUESTA

La psicología jurídica en tanto respuesta lo es a una demanda social que recibe, diferenciándose así de lo que
sucede en la psicología clínica en donde la demanda es, en general, de la persona que consulta. En este sentido,
el psicólogo debe generar un lugar para poder realizar la operatoria que le permita su respuesta
psicológica. Es necesario tener esto en cuenta por dos motivos:

1. A veces, al realizar pericias, suele tomárselo como un “testigo calificado”, lo cual es descalificar su
trabajo. Su tarea es clara: asesor desde su disciplina específica y no la de un testigo. Al igual que
llamarlo auxiliar de la justicia, lo que implica una subordinación al jurista.
2. Al atender a una persona que es traída, debe generar la situación para que ésta sea artífice de su acto,
sino que el psicólogo se convierte simplemente en un gestor de un aparato, actuando en espejo con una
de las concepciones del discurso jurídico.

Por esto, el modo en que el psicólogo realizará su tarea será, desde su discurso disciplinar, según el campo
epistémico en el que se posicione, sea este el de la mirada con su lectura informativa o el de la escucha con sus
lecturas hermenéutica o mayéutica. Este ámbito tiene rituales propios: tiempo de presentación de escritos,
manera de dirigirse a destinatarios, entre otros, los cuales deben ser respetados por el psicólogo.

Demandas sociales que podrían presentársele al psicólogo, a partir de las cuales realizará sus intervenciones:

*En el fuero civil cuando esté en cuestión la capacidad o incapacidad civil, por inhabilitación, declaración de
demencia o condiciones para testar por ejemplo. Internación o egreso de establecimientos de salud mental.
Capacidad para donar óiganos.

*En el orden familiar ante impedimentos, solicitud de nulidad, divorcios o separaciones por causa
psicopatológica, tenencia o restitución de hijos, regímenes de visita, adopción, crisis familiares judicializables,
violencia familiar.

*En el fuero laboral se realizan planteos por daños psíquicos, por indemnización debida a enfermedad
profesional, sinistrosis o bien jubilaciones por invalidez de causa psíquica o psicopatológica.

*En el fuero canónico, en aquellos casos que se tramitan por nulidad matrimonial o cuando un sacerdote pide la
reducción al estado laical o la nulidad de su ordenación, así como en situaciones propias de las instituciones
religiosas en el ámbito de la Iglesia Católica.

*En el ámbito penal los casos en que se plantee la imputabilidad o inimputabilidad del autor de un hecho, así
como la situación de los otros partícipes del mismo. Constituye una situación delicada en sus fundamentos, pero
también aparece como demanda de respuesta.

ORDENAMIENTO DEL INFORME DEL PSICOLÓGICO:

1) Encabezamiento: autoridad a quien se dirige.

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2) Proemio: antecedentes del firmante, fecha de juramento y ante quien aceptó el cargo.
3) Antecedentes de autos de interés psicológico legal: tomados como referencia por si necesita hacer un
pedido de estudios posteriores y para las repuestas a los puntos de pericia.
4) Estudio psicológico legal del caso: descripción semiológica y psicopatológica. Análisis de la estructura
y dinámica de la personalidad. Modalidad discursiva. Modalidades vinculares. Modalidades de las
operaciones inconscientes. Resultado de los test psicométricos y proyectivos administrados.
5) Consideraciones psicológico legales: diagnóstico respecto a las inferencias sobre el estado en el
momento del hecho y al tiempo del examen; aptitud para discernir o capacidad para dirigir sus actos,
simulación.
6) Conclusiones: en el fuero penal: apreciaciones generales: inferencias sobre el estado al momento del
hecho, capacidad para delinquir en el momento del hecho, necesidad de ser internado, impulsividad,
repeticiones, reacción a la frustración y privación. Respuesta a puntos de pericia. En el fuero civil:
apreciaciones generales: diagnóstico, fecha aproximada de comienzo, pronostico, recomendación de
modalidad de tratamiento. Apreciaciones especiales: contestar puntos de pericia.

*En el ámbito penitenciario, también demandará respuesta tanto el viejo concepto de locura durante la condena,
como los distintos informes a lo largo de la progresividad que contempla tal régimen.

*En el ámbito policial, tanto la asistencia en la formación de quienes integren en esos cuadros, como la tarea
concreta ante llamados de la comunidad por situaciones de violencia, secuestros o toma de rehenes.

*En el ámbito institucional, la asistencia a niños y adolescentes en situación judicializada, problemática del niño
abandonado, droga dependencias, comunidades marginales, violencia institucionalizada.

*En el ámbito de la salud mental, en la participación de los departamentos forenses de las instituciones o ante
casos que por su marco legal así lo requieran, como sucede ante abuso, coacción o violencia, intentos o
inducciones al suicidio.

*En el ámbito legislativo, en el asesoramiento para el dictado y reglamentación de leyes en que el discurso
psicológico tiene un lugar importante.

PSICOLOGÍA JURÍDICA COMO PREGUNTA

a. Preguntas al legislador

Garrido Martí plantea la autonomía y relación entre la psicología (como ciencia empírica) y la ley (discurso
jurídico). En cuanto a la ayuda que la psicología proporciona serían las respuestas. Pero ahí no termina la
psicología jurídica. Este autor menciona su empleo social para el cambio de legislación, lo que pertenecerá a la
pregunta, donde las ciencias sociales demuestran que la educación separada entre negros y blancos promueve la
segregación, revertiendo de esta manera un fallo de 1986 que dicta que eran iguales, pero debían estar separados.

Cuando un legislador quiere ir más allá de la interpretación semántica de las palabras debe recalar en las ciencias
sociales. Es por esto que la tarea de la psicología jurídica no queda planteada solo como respuesta a las
demandas explicitas que alguno de los tres poderes del estado le realice, sino que debe estar atento a preguntarse
y preguntar en función de lo planteado en los sucesos de su campo.

Según Garrido la mejor y más básica aportación que podría hacer la psicología a la ley es mostrarle cuál
debe ser la concepción de la conducta humana.

b. En el diálogo con otras disciplinas

En tanto pregunta, la psicología jurídica entabla un diálogo que le posibilita un intercambio donde puede plantear
sus cuestiones y aperturas viables. En este diálogo entre disciplinas, cuando el abordaje se hace desde el plano

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psicológico, a veces aparecen problemas en la consideración del método empleado, dada una supuesta
inferioridad del mismo tomando como ideal los métodos de las ciencias “duras” de fines del siglo XIX. Esto trae
el riesgo de descalificar las posibles conclusiones a las que se pudiera arribar.

Son varias las disciplinas que deben participar en una labor de este tipo y su urgencia es mucha. Es necesario
tener en cuenta que cada ciencia parte de conceptos con definiciones propias, por lo cual es necesario realizar
una lenta tarea de justificación de lo que se dice para poder así no caer en supuestos acuerdos solo superficiales
o incluso en confusiones y prejuicios cruzados que descalificarían posibles encuentros tan importantes en el
momento operativo.

c. Puesta en cuestión de los términos de la misma demanda

Se hará referencia Pierre Legendre, quien está atravesado por ambos discursos: psicoanalítico y jurídico. Este
autor se enfrenta al problema de bases epistémicas de la disciplina… ¿es clara la demanda que se le hace al
experto psi?

Desde el operar técnico parecen preguntas ociosas, pues la tarea del juez es juzgar desde la norma jurídica y la
del perito asesorado desde su disciplina, sin embargo, está en correlación con el origen mismo del ingreso de la
tarea pericial en las relaciones humanas judicializadas.

En el momento en que la ciencia, en tanto cientismo, pasa a ocupar un lugar reservado: ubicando ahora el
espacio de la verdad en la corporalidad bruta, observable científicamente, generando de esa manera
desubjetivación. Es en este contexto actual, ya que este lugar otorgado a la ciencia no ha cesado, donde no es
ociosa la pregunta por el experto psi como representante de tal ciencia y en una función en la que Legendre
advierte el peligro de poder convertirse en una tecnocracia psi, objetivista, gestionaría, administrativa, entre
otros, según los distintos calificativos que emplea.

d. La ciencia y el segregacionismo concentracionario

Legendre propone un lugar para el experto psi. Propone la necesidad de volver sobre el pasado para “ubicarse en
una perspectiva operatoria” ¿a qué se refiere? Interesa diferenciar el contenido del discurso, del lugar desde
donde actúa tal discurso, dándole prioridad a este último. Según su planteo:

“La intervención psi maneja el discurso fundador del sujeto. Esta intervención no puede situarse en el rango
de la del experto científico habitual con el que suelen tener que ver los jueces”.

Es decir, el psicólogo no debería acabar su tarea en realizar un diagnóstico para el juez, sino que es necesario
tener presente que se dirige también al inculpado, y su experiencia toma para éste el peso de una palabra.

Texto 4 “Criminalística, criminología y psicología jurídica” Varela, (2005).

CRIMINALÍSTICA, CRIMINALOGÍA Y PSICOLOGÍA JURÍDICA

No hay sociedad que no contenga una ley, ya sea tradicional, escrita, de costumbres o de derecho. Tampoco
existe una sociedad en donde no exista el crimen o la transgresión de la norma. Toda sociedad manifiesta la
relación entre el crimen y la ley a través de sanciones, cuya realización, sea cuales fueren sus modos, exige un
asentamiento subjetivo  Aquí es donde la Psicología Jurídica puede colaborar con las ciencias jurídicas.

El fenómeno criminal se ha ido modificando de acuerdo al devenir de los tiempos; al igual que las disciplinas
que se ocupan de dicho fenómeno (Psicología Jurídica, Criminalística y la Criminología) han ido mostrando
aspectos de su evolución en la investigación, explicación y comprensión del crimen.

La Psicología Jurídica es considerada como una rama de la especialidad psicológica, dado que la misma se
erige en un espacio de intersección atravesado por discursos esencialmente divergentes. Desde el campo de

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inserción, es una especialidad de la práctica profesional del psicólogo, que define la aplicación de la psicología
en el campo legal, surgiendo de la articulación del conocimiento científico de la psicología y el campo legal.

CRIMINALÍSTICA Y CRIMINOLOGÍA

En el uso cotidiano, la gente suele confundirse entre estas dos; pero es claro que estas son distintas. Ambas
ciencias son colaboradoras del Derecho Penal y Del Derecho Procesal Penal, pero el contenido de cada una de
ellas es diferente.

López Reyes comenta que la CRIMINALÍSTICA es la disciplina auxiliar del derecho penal o procesal penal
que se ocupa del descubrimiento y verificación científica del delito y del delincuente.

La CRIMINALÍSTICA es la ciencia de la pesquisa, de la táctica criminal en la escena del delito, de la comisión


de éste. Mientras que la CRIMINOLOGÍA se ha ocupado de estudiar las causas por las cuales una persona
delinque, las circunstancias que los llevaron a la comisión del delito y su relación con la víctima.

En la actividad delictiva, hay circunstancias de carácter individual, social y antropológico. Las causas sociales,
individuales, endógenas y exógenas por las cuales una persona llega a delinquir, son de diversa índole y, para
conocerlas, es preciso contar con la contribución de diversas ciencias.

A pesar de la autonomía científica, ambas ciencias colaboran para aportar verdad al proceso penal que
evitará la impunidad del hecho delictuoso cometido, cuando se haya determinado que realmente se ha infringido
una normal penal, brindando la prueba de la autoría del sospechado o la de su inocencia, lo cual permitirá captar
la personalidad del delincuente para una adecuada aplicación de la sanción penal y del posterior tratamiento
penitenciario.

Ambas ayudan en la moderna investigación criminal para alcanzar y brindar pruebas al proceso penal en sus tres
etapas decisivas: verificación del hecho delictuoso, determinación de su autoría y lo relativo a la personalidad del
delincuente para la adecuación de la sanción.

CRIMINALÍSTICA

Actualmente, la criminalística encierra en ella el estudio de las técnicas del crimen. En este sentido, brinda una
extraordinaria colaboración al proceso penal, ya que su fundamento es encontrar pruebas que lleven a la verdad
jurídica, para que el hecho delictuoso no quede impune.

Es una disciplina auxiliar del Derecho Penal, que se ocupa del descubrimiento y comprobación científica del
delito y del delincuente. A diferencia de la criminología, que se ocupa de la etiología del delito, la criminalista lo
hace de la comisión del mismo.

La criminalística se ocupa de reconstruir la historia de un hecho pretérito, a través de los vestigios materiales que
deja en su accionar el delincuente. OBJETIVO PRIMORDIAL: dedicarse a la búsqueda de la verdad a través
de la aplicación del método científico, a diferencia de la subjetividad del testimonio que está más abierto a la
especulación.

Implica el análisis físico de los elementos empleados para delinquir, examen y cotejo de rastros papilares,
huellas pisadas, análisis de residuos, sangre, materia fecal, esperma, pelos, sustancias tóxicas, entre otros.

J. Fortunato lo expresa diciendo “aplicación de recursos, métodos y procedimientos suministrados por la ciencia
a las investigaciones policiales tendientes a constatar la existencia de delitos y la identificación de sus autores”.

Esta definición, que sintetiza el contenido de la materia, comprende dos extremos:

1) Constatar la existencia de delito: en el sentido de establecer si se trata de un hecho o de una omisión


considerada delictuosa por la legislación penal vigente. Si este análisis resulta positivo, entonces entra a
jugar su rol el segundo extremo enunciado.
2) Identificación de sus autores: para lo cual habrá que valerse de los estudios de huellas, manchas,
rastros, etcétera.

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La Psicología Jurídica hace su aporte a la criminalística, solo después de que se ha comprobado la autoría de un
hecho delictuoso.

PSICOLOGÍA JURÍDICA Y CRIMINALÍSTICA

La CRIMINALIDAD es un concepto jurídico que describe un conjunto de hechos criminales ocurridos en un


medio determinado. La psicología jurídica en su colaboración con la criminalística intenta explicar las
características de personalidad de un sujeto que se encuentra imputado de un delito, y la correlación entre éstas,
el tipo de delito cometido y la capacidad psíquica del sujeto al momento de cometer el hecho.

La IMPUTABILIDAD es la capacidad de reproche jurídico, es decir, que el sujeto pueda comprender la


criminalidad de la acción cometida. Implica:

1. Capacidad para comprender la criminalidad del acto.


2. Capacidad para dirigir las acciones de acuerdo a dicho entendimiento.

Por lo que el psicólogo, en la evaluación pericial, deberá tener en cuenta los aspectos ligados a la capacidad para
comprender la criminalidad del acto, variables tales como:

- Estado de las funciones que componen la conciencia.


- Capacidad intelectual (nivel, rendimiento, etc.).
- Modalidad en que se establece vínculos.
- Mecanismos defensivos.
- Otras variables que surjan de dicha evaluación pericial.

En relación a la capacidad de dirigir las acciones, se evaluaran las siguientes variables:

- Control racional de los impulsos.


- Compulsiones.
- Tolerancia a la tensión y la frustración.
- Nivel de tensión interna.
- Estado emocional (si se halla dentro de parámetros normales).

En dicha evaluación se debe considerar la posibilidad de que el sujeto manifieste signos ante los cuales se
infiera:

- Simulación.
- Disimulación.
- Sobre simulación.

SIMULACION: producción voluntaria de síntomas psíquicos o físicos falsos o exagerados, con la finalidad de
evidenciar patología.

DISIMULACION: se da cuando el sujeto intenta dar la impresión de normalidad, y observamos una


exacerbación del control ideacional, pseudoadaptación a la realidad.

SOBREDISIMULACIÓN: es aquella que realiza el sujeto que padece trastornos mentales, cuando tiende a
prolongar los síntomas de una patología ya superada.

A los efectos de realizar la evaluación psicológico-pericial se tomara en cuenta si hay discrepancia entre los
hallazgos clínico-semiológicos que relata el sujeto y los aportados por las técnicas psicodiagnósticas. Al igual
que a la congruencia o incongruencia entre el lenguaje gestual y el verbal, sintomatología general.

El perito psicólogo deberá, fundamentalmente, evaluar los indicadores de agresividad y peligrosidad que
aparezcan en la aplicación de su técnica.

AGRESIVIDAD: conjunto de tendencias que se actualizan en conductas reales o fantasmáticas, dirigidas a


dañar al otro. AGRESIÓN: puede adoptar modalidades distintas de la acción motriz violenta o destructiva.

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PELIGROSIDAD: probabilidad de que un sujeto de acuerdo a sus condiciones psicofísicas, realice una
conducta auto o hetroagresiva. En general, se considera al estado peligroso como un estado jurídico-biológico
que surge de la estructura psicofísica-social del individuo, y que le confiere probabilidad de infringir la ley.

Los índices de peligrosidad y agresividad que el perito deberá considerar en su examen son:

- Excitabilidad.
- Hipersensibilidad.
- Impulsividad.
- Baja tolerancia a la frustración y a la angustia.
- Nivel de tensión intensa.
- Compulsión a la repetición de conducta agresiva.
- Nivel de vulnerabilidad ligada a la baja autoestima.
- Consumo de alcohol o sustancias toxicomanígenas en exceso y habitualidad de dicho consumo.

Así, la Psicología Jurídica realiza su contribución a la Criminalística, brindándole, a través del diagnóstico al que
se arriba, herramientas para determinar el quién y cómo del delito, en cuanto al potencial agresivo y
características psicopatológicas de ese sujeto.

CRIMINOLOGÍA

Etimológicamente, la palabra criminología significa ciencia del delito. Esto hace referencia a lo que Garófalo
(quien ha difundido esta ciencia con dicho nombre) considera que ésta debe ocuparse de varios de sus aspectos:
el natural (factores o causas del delito, y también puntos de criminalística); el jurídico-penal, el procedimental, el
penológico y el político criminal.

Esta definición excede el campo de trabajo de esta ciencia. Por lo cual se adhiere a lo planteado por Hans
Goeppinger al referir a la criminología: se ocupa de las circunstancias de la esfera humana y social
relacionados con el surgimiento, la comisión y la evitación del crimen, así como del tratamiento de los
violadores de la ley.

Mientras al derecho penal le interesa saber el grado de responsabilidad de quien delinque, la Criminología
procura conocer al hombre delincuente. Por qué causa delinque el hombre, es la pregunta esencial de esta
ciencia.

Se trata de una ciencia empírica, experimental, que se sirve del método inductivo, que no se basta a sí misma
para conocer las causas de la criminalidad, recurriendo entonces a otras ciencias como biología, psicología,
sociología y otras. Por ello es una interciencia. Intenta traspasar la mira del delito al delincuente, como forma de
explicar el delito mismo.

Para poder alcanzar una comprensión acabada sobre las motivaciones que conducen al delito, es precisa la
aplicación de un método eficaz. Un verdadero método criminológico debe sintetizar todos los procedimientos
capaces de descubrir la interdependencia entre las diversas condiciones y los diversos factores, además de
revelar la motivación de la conducta criminal.

Por eso, el delito estudiado por la criminología no es un simple hecho natural para que se pueda pensar que sea
suficiente descubrir sus causas físicas, sino un comportamiento humano y un fenómeno social, estrechamente
unido a la vida del individuo y de la sociedad.

Además, se debe partir del planteo de que, al ser un estudio sociopsicobiológico del crimen y el fenómeno
antisocial, existen factores causales y condicionantes. Estos factores deben ser estudiados desde diversas
disciplinas, ya que la explicación de por qué el hombre delinque, requiere de un enfoque interdisciplinario. Y es
a partir de esta concepción que la Psicología Jurídica brindará sus aportes a la Criminología.

Las investigaciones criminológicas se encaminan dentro de un plan que comprende:

1. Estudio de las causas generadoras del delito;


2. Las distintas modalidades que reviste el fenómeno según los diversos tipos de delincuentes;

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3. Los medios adecuados para el tratamiento preventivo de la delincuencia y la resocialización de los


delincuentes.

La criminología estudia los fenómenos antisociales, en tanto que es una manifestación humana. En cuanto a los
factores individuales que dan origen a la conducta delictiva, la Psicología Jurídica da cuenta del origen de la
misma, en tanto ésta expresa una conflictiva interna al sujeto que la lleva a cabo.

LA PSICOLOGIA JURIDICA Y LA CRIMINOLOGÍA

Lacan plantea que la criminología realiza una búsqueda de la verdad, pero esta búsqueda posee una doble cara:
verdad del crimen en su aspecto policíaco, y verdad del criminal en su aspecto antropológico.

La verdad que busca el derecho es una verdad objetivable, demostrable, diríamos, a través de pruebas.
Mientras que según las corrientes psicoanalíticas, la verdad del sujeto que delinque, entraña una simbología que
va más allá del acto realizado en sí.

Esa simbología intrínseca al acto antisocial, es lo que intenta develar el profesional psicólogo cuando esta
frente a un sujeto delinquido, para de esta forma colaborar con las ciencias jurídicas, aportándoles la
comprensión del delito desde otra visión que abarca lo más profundo del psiquismo humano.

A través de ello, el objetivo primordial es que el sujeto que se ha apartado de la norma transgrediéndola, pueda
“responsabilizarse” de su accionar. Responsabilizarse en el sentido de alcanzar un cierto grado de entendimiento
sobre el acto que ha llevado a cabo y las motivaciones inconscientes que lo han conducido al delito y que esto le
permite modificar su conducta transgresora.

Aquí es donde el PSICOANÁLISIS distingue las nociones de culpabilidad y responsabilidad, planteando que
la culpabilidad sería un criterio netamente jurídico, en tanto ese sujeto es pasible o no de reproche, mientras que
la responsabilidad subjetiva es lo que preocupa a la psicología profunda en tanto el sujeto realizó el acto.

Según Freud, el delincuente por razón de su instinto criminal reprimido e inconsciente, agobiado, sobrecargado,
por un sentimiento de culpabilidad anterior al hecho delictivo, procura liberarse de esta carga mediante la
comisión del delito. El delito pues, es una forma de liberación del inconsciente.

Conforme a este concepto, el delito no proviene del delincuente, no nace de causas endógenas, los delincuentes
en su mayoría no presentan una específica estructura somática que los diferencie de los demás hombres, son
hombres que no pueden enfrentar sus tendencias antisociales, mientras que el hombre “normal” es capaz de
contenerlas en parte, incluso de transformarlas en sentido social, por lo tanto el concepto es que el DELITO no
es producido por un defecto de nacimiento, sino por un defecto de educación  ello es lo que dará paso a la
posibilidad de rehabilitación del sujeto que ha cometido un delito.

En el estudio de la delincuencia, el Psicoanálisis distingue diversas clases de delincuencia:

A. Delincuencia imaginativa: limitada al campo de las representaciones en la mente que no pasa nunca a
la acción, por lo cual nunca daña a nadie.
B. Delincuencia habitual: que unas veces proviene de alteraciones orgánicas congénitas o adquiridas, otras
de falta de adaptación del individuo al ambiente o entorno.
C. Delincuencia ocasional: que comprende los hechos ocasionados por causas externas por imprudencia o
culpa.
D. Delincuencia neurótica: en la que el delito es expresión de un conflicto entre la parte social y la parte
social de la personalidad del delincuente.

El diagnóstico psicológico-clínico-criminológico, se refiere al conocimiento de la conflictiva intrapsíquica del


hombre que lleva a cabo conductas antisociales. Es un proceso complejo y a la vez dinámico, en el que entran
todos los elementos para la comprensión del individuo, de su familia y su medio social.

El diagnóstico de la personalidad del delincuente, es dinámico y evolutivo, porque se modifica según la


sintomatología y situación que rodea al sujeto. Si bien cada individuo presenta una estructura básica de
personalidad que no cambiará, lo que sí puede modificarse es la forma de expresión a través de las

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conductas, de la problemática que subyace en ese sujeto.  Aquí es importante señalar que, hablar de
diagnóstico es hablar simultáneamente del tratamiento que permitirá la rehabilitación del individuo.

Por lo tanto, la Psicología en su aplicación en su aplicación en el campo jurídico y en su carácter de ciencia


auxiliar de la criminología, aporta no solo la comprensión acabada del sujeto en relación con el hecho delictivo,
sino también las posibilidades de tratamiento del mismo.

Se concluye que  la criminalística y la criminología son dos ciencias bien diferenciadas entre sí. A pesar de
que ambas hacen referencia al delito, el estudio que realiza cada uno del mismo, posee un enfoque absolutamente
distinto.

Los aportes que a ellas puede realizar la Psicología Jurídica también son diferenciales; dado que la
criminalística la ayudará a saber si el sujeto cometió delito; mientras que la criminología le explicará los
procesos psíquicos que han llevado a un sujeto a cometer un delito, y por lo tanto, también cuáles son las
posibilidades de tratamiento para el mismo.

Texto 5 “Capítulo IV: La ley” Rubio, (2010)

En este capítulo se harán distinciones acerca de diversos términos jurídicos que, en los discursos psicológicos, no
tienen la misma significación.

Ley: la norma y la regla podrían ser consideradas como sinónimos. Tan así es que, la definición de ley que
aparece en el diccionario de Julio Casares es: “regla y norma constante e invariable, nacida de la causa
primera” con lo que une los tres términos. Se sabe que la ley a la que remiten las distintas disciplinas no tiene el
mismo significado en cada una de ellas.

La idea de ley, en principio, conduce a la práctica ética. Recordemos que el ethos griego tiene una doble
aceptación; la de comportamiento (que conduce a la moral como tratado de las costumbres), carácter (como
algo que se imprime y conduce a la ética)  a partir de tal vocablo quedan delimitados dos ámbitos: (1) el del
comportamiento y el (2) carácter, en un sentido fuerte: o modo de habitar.

I. EN EL DISCURSO JURÍDICO

Benveniste  estudia a las instituciones indoeuropeas desde el vocabulario, encuentra distintos términos para
“derecho” propios de cada lengua. Un concepto que se considera destacable es el ORDEN: que regula la
disposición del universo, el movimiento de los astros, la periodicidad de la estaciones, entre otras cosas… nada
de lo que afecta en el mundo escapa al imperio del orden.

Esta noción no sólo engloba aspectos jurídicos, sino también religiosos y técnicos, tomando en cada una de las
esferas expresiones que le son propias. En el caso de lo religioso, el origen de la ley viene de otro lado, de un
lugar divino en este caso, no es el resultado del capricho del que la dicta, de su legislador.

Si bien en el derecho actual hay distintas maneras de entender el concepto de ley, es posible referirse a la norma
jurídica como la formalización positiva que ordena las conductas sociales, a partir de un precepto y una
sanción  está implicado el estado, que debe velar por su cumplimiento a través de sus organismos competentes
con el fin de aplicar sanciones cuando esta no se cumpla, con el fin de restablecer el orden alterado por esa
conducta antijurídica  se destacan dos momentos: MOMENTO PRESCRIPTIVO (que marca una permisión
y una prohibición) y un MOMENTO DE SANCIÓN (expresa la observancia o la infracción a la norma).

II. EN EL DISCURSO PSICOLÓGICO

Al abordar a la psicología jurídica como pregunta trabajamos un texto de Garrido, el cual plantea que la relación
entre la psicología y la ley se da en forma recíproca.

Al decir que la psicología influye sobre la ley es porque hizo cambiar algunas maneras de ver la naturaleza
humana, que la ley las incorporará como supuestos y las hará aplicar. En un momento posterior, será la

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psicología la encargada de confirmar los datos que surjan de su cumplimiento. Esta relación entre psicología y
ley es tal que, dependiendo del momento donde se realice el corte temporal, será una u otra la que influya más en
ese momento.

Esta analogía psicología-derecho se puede llevar a cabo porque establece que su objeto de estudio es la conducta,
entendida ésta como acción; quedan homologados en su texto tres conceptos: comportamiento, conducta y
acción. Postula que  son las leyes de la conducta las que el legislador tiene en cuenta, en un marco donde
el psicólogo atiende a “lo que es” en tal conducta y, el legislador atiende a “lo que debe ser” la conducta
esperada. Por lo tanto, este autor no se plantearía el problema de diferenciar los discursos, se ubica en una
posición binaria, donde se recorta el individuo y la sociedad.

También se dio lugar a las propuestas de Legendre, el cual tiene una noción de ley distinta a la recién expuesta.
Partiendo ya, no de un duelo individuo-sociedad donde la preocupación está centrada en el control social y la
seguridad individual sino, desde un planteo que versa sobre la institución en el sujeto. En esta versión, la ley se
convierte en “el tercer social garante de la humanización de cada quién”. Este autor establece una
continuidad entre el discurso del derecho y los fundamentos del sujeto, pero esto presenta dificultades en la
realización debido a la heterogeneidad entre los dos discursos.

Le interesa la condición institucional de la subjetividad (ese lazo que se produce con ese espacio que le
precede: montajes jurídicos de lo prohibido, los cuales tienen función primera hablar) Esto es ubicado por
Legendre como horizonte del derecho, en tanto sistemas de normas que lo refleja  se convierte en la garantía
de aquel. El hombre entra en una vida ya instituida, ya es hablado por adelantado. Cuando un padre opera con
su hijo lo hace según la imagen institucionalizada de padre, acorde al tercero social como agente. La
importancia de tal legalidad la muestra en dos tiempos, postulados para la lógica de la diferenciación: uno
primero, de la puesta en escena del Tercero Social Instituyente que plantea el principio de paternidad, y uno
segundo, familiar donde se despliegan los lugares según lo edípicos.

Siendo la familia el marco institucional, concluye que “nada se engendra ni se funda por sí mismo, se es hijo
en dos niveles: hijo de la referencia e hijo de sus padres.

En síntesis, para entender su noción de ley, diferenciada en tanto LEY, Legendre apeló principalmente a las
nociones de referencia, padre y con acento puesto en la institucionalización, donde cobra un lugar importante
los marcos normativos, las leyes que, en este texto, elegimos llamar las normas jurídicas.

III. EN EL DISCURSO ANTROPOLÓGICO

En la primera noción psicológica que tomamos (la de Garrido) el abordaje estaba hecho desde un binarismo, en
cambio, el siguiente enfoque (la de Legendre) consideró un garante externo como Tercero. Teniendo en cuenta
esto, se hará mención a un texto que adhiere una palabra que transforma la situación:

“Si yo no hubiera venido y no hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen
excusa de su pecado”

Es la situación de dos personas que vivían en una sociedad de una determinada manera y, por la venida de
alguien que habló, ya nada es igual para ellos. Esta palabra opera como una terceridad, siendo incluso que, el
texto no dice que fuera “ESCUCHADA” por ellos y aun así los transforma; de ahora en más son responsables de
su pecado –que antes no tendrían-. El efecto de la palabra ya está dada por el hecho de haber sido
pronunciada, insisto, les fue hablada y ya tiene consecuencias, que en el texto está dicho como el “no tener
excusa de su pecado”.

Es para estudiar este pasaje  desde la naturaleza a otro orden. Levi Strauss se pregunta ¿dónde termina la
naturaleza? ¿Dónde comienza la cultura?  Para responderlas, describe tanto a animales domésticos como a
insectos, en los cuales no encuentra ni siquiera un esbozo de algo que pueda considerarse como cultura.
Tampoco en los niños salvajes. Esto de no encontrar reglas estables en los animales, es lo que le permite
formular la diferencia:

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Todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por su


espontaneidad, mientras que todo lo que está sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos
de lo relativo y de lo particular.

Pero llegado al humano se encuentra con un conjunto de hechos que contradice el hallazgo anterior:

Un conjunto complejo de creencias, costumbres, estipulaciones e instituciones que se designa brevemente con el
nombre de prohibición del incesto  ÚNICA REGLA QUE POSEE CARÁCTER DE UNIVERSALIDAD, lo que
varía es que en cada una de las culturas posee formas propias.

Al ser una regla es cultural, pero por el carácter de universalidad es pre-cultural, por eso la ubica en el umbral y a
su vez concierne a la vida sexual, que lo vuelve a acercar a la naturaleza animal, aunque destaca al respecto dos
cuestiones, una primera es que los deseos sexuales en el hombre no siempre respetan las convenciones sociales,
y una segunda que, aun en los animales requiere del estímulo del otro, con lo cual convierte en el terreno
propicio para el tránsito entre los dos órdenes.

Entonces, por presentar la condición de universalidad pertenece a la naturaleza, pero como condición de cultura,
pues sus reglas no dependen de aquella y se las impone. En consecuencia, la prohibición del incesto no
pertenece ni a una ni a otra, por lo cual es lo que permite establecer el nexo entre ambas. ESTA REGLA
ANTROPOLÓGICA PERMITE EL ADVENIMIENTO DE UN ORDEN NUEVO EN EL SER HUMANO
 no sólo reglamente la relación entre los sexos y asegura el poder de la cultura sobre la naturaleza, sino que,
ubica en un tiempo que inhistórico (pues es un punto de origen que está en ambos lados del umbral) a partir del
cual se puede pensar que la cultura se convierte en la verdadera naturaleza del hombre.

IV. EN EL DISCURSO PSICOANALÍTICO

Ante tal cuestión, es posible encontrar un camino de solución a través de los postulados de un mito. Lacan
propone leer de esa manera lo formulado en el clásico Totem y Tabú  se rescatarán de allí elementos para el
problema de la ley.

El relato de Totem y Tabú está centrado en un “padre primordial”, el cual cobra efecto una vez muerto,
generando en ese estado, un nuevo orden de convivencia a partir del momento en que queda una situación de
exterioridad al grupo. Su consecuencia es que lo que era una banda de hermanos en la horda paterna, toma otra
organización: se instituye la exogamia, vía prohibición del acceso a la mujeres del padre, y así, operan las leyes
de alianza y filiación estudiadas por Levi-Strauss como estructuras elementales de parentesco.

Esto presenta un paso desde un tiempo primordial  el goce estaba localizado en éste padre violento, hasta
que opera la muerte y, a partir de ella, con la figura del padre muerto se incorpora simbólicamente en cada uno
de ellos  SE INSTITUYE ENTONCES LA LEY que, al privar, INSTAURA UNA FALTA, la cual opera
como un mandato y funda al deseo.

V. CONCLUSIÓN

Se puede apuntar que el discurso psicológico no explica la Ley, pero sí habla del modo como se inscribe
concretamente en la historia personal y cuáles son los efectos singulares que ello genera. Ocurre en el seno
de las relaciones familiares, con sus dinámicas características, que excede a la realidad psicológica, pero que es
donde se forma el psiquismo, con el modo diferenciado que le otorga cada cultura.

En nuestro ámbito no es infrecuente la confusión que se presenta al no diferenciar la norma jurídica de lo que
se llama Ley (en el sentido Ley del padre). Suele no tenerse en cuenta que para la ley, como norma jurídica, es
necesaria en cada miembro la inscripción de la Ley en su proceso de personalización, que operó en la
constitución del sujeto, pues sin este requisito la norma grupal no encontrará basamento donde asentarse.

Entender los modos en que se realiza la inscripción de esta Ley en cada persona, posibilita entender las
posiciones subjetivas que asume, la cual marcará las conductas ante la norma jurídica. Su conocimiento pone
frente a los diversos tipos de cumplimiento de tales prescripciones, así como de las infracciones y transgresiones
desde sus posiciones subjetivas concretas.

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Para que haya un deseo es necesaria una Ley –paterna- que lo instituya y ordene, y ésta se debe inscribir
en forma singular, respetando modalidades estructurales  EL DESEO SURGE DE LA LEY.

Norma  jurídica
Regla  antropológica, en el paso de la naturaleza a la cultura posibilitado por la regla de prohibición de
incesto.
Ley  del padre, que se la puede leer como Ley de castración, que permite la constitución del deseo: porque hay
ley es que hay deseo, es que hay sujeto.

Texto 6 “Capítulo VI: El sujeto” Rubio, (2010)

Una de las nociones significativas en el derecho que se emplea en el ámbito psicológico, sobre todo a partir de
Lacan y que podría ser puente entre ambos discursos es la de SUJETO. De todos modos, la misma palabra no
significa lo mismo en cada concepto. Lo que puede aumentar la confusión es que suele tomarse como sinónimo
en el lenguaje coloquial los vocablos de: persona, individuo, ser humano, etc.

I. SUJETO DE DERECHO

Esta noción de “sujeto de derecho” como expresión técnica es propia de la ciencia jurídica, para designar
supremamente a los entes solo a los cuales es posible imputar derechos y obligaciones, o relaciones jurídicas.
Esta definición es de valor jurídico, válida para el ámbito del derecho, ya que no en todos los tiempos humanos
han tenido una “personalidad jurídica”, y aun así, al tenerla, tampoco ha sido del mismo modo.

Esta definición es propia del ordenamiento jurídico, por lo tanto  se trata de una abstracción que toma su
forma según le es dada por la norma y no por las propiedades intrínsecas.

Por lo tanto, esto implica una capacidad jurídica del sujeto, o sea que, desde la norma es titular de derechos y
deberes. Esta capacidad se diferencia de la capacidad de obrar jurídicamente, que es la posibilidad de realizar
tales derechos y deberes por sí mismo.

Esta noción de SUJETO DE DERECHO no es originaria en el vocabulario técnico-jurídico, surge desde los
romanos. También en el siglo XVI según el uso filosófico de ese momento.

II. SUJETO DE LO INCOSCIENTE

El modo en que planteemos la noción de sujeto en los discursos psicológicos es primordial al momento de
dialogar con el jurista. Podemos leerlo según su relación con “la realidad”, tal como sucede en la construcción de
tablas psicológicas, o en la administración de test que se utilizan en evaluaciones.  Es necesario tener en claro
que, si bien se emplean conceptos psicoanalíticos en muchas de esas evaluaciones, hacerlo de este modo implica
ubicarlo en relación con la realidad según la noción freudiana de yo; es muy distinto si se lo sitúa a partir del
orden significante como lo hace Lacan. SIN EMBARGO, PUEDE PRESTARSE A CONFUSIÓN.

Parece acercar el sujeto del derecho al postulado por el psicoanálisis de Lacan ya que “cada uno es responsable
de su posición de sujeto”, lo cual podría leerse con la noción de causalidad tal como la trabaja el discurso
jurídico, pero, veremos que es una aproximación peligrosa.

Lacan dice esta frase en un contexto  para que una cura psicoanalítica pueda operar es necesario que el sujeto
que habla se haga cargo de su enunciación, planteándose como responsable de lo que dice, que responda por
ello, dejando de estar en la “bella indiferencia”  pero, ¿vale para toda situación cotidiana?

*Para poder abordar estas cuestiones, tendremos en cuenta una afirmación de Lacan: UNO SOLO ES
RESPONSABLE EN LA MEDIDA DE SU SABER HACER.

A. EL SUJETO Y EL YO

En lo cotidiano uno vive la experiencia de ser el dueño de mis motivaciones, de ser el centro de mí mismo, de ser
consciente de mis pensamientos y mi manera de ser.  El descubrimiento freudiano del inconsciente pone en

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cuestión estas afirmaciones tan categóricas, marcando así una de las ya clásicas heridas narcisistas a tal
ilusión psicológica.

Desde lo que escucha, en la singularidad de quienes lo consultaban, Freud plantea que cuando sus analizante
decían lo que no querían decir (a través de lapsus), tal afirmación es una injuria para ese yo que cree
autosuficiente, autocognoscente, pues significa reconocer que dice más de lo que cree decir y no capta todo
aquello que está expresando, dado que se establece una división irreductible entre lo que conoce de sí en forma
consciente y ese saber de su verdad inconsciente. Este planteo va de la mano de noción de determinismo
psíquico, entendido en el sentido de no saber acerca de las propias motivaciones.

Si bien no plantea una teoría de sujeto llamándola como tal, cuando imagina su nacimiento recurre a la
formulación mítica que fue mencionada al referirnos a la ley (tótem y tabú), poniendo el acento en la
incorporación del padre primitivo.

Quien sí emplea la noción del sujeto es Lacan, el cual lo aborda en un sentido de articulación lógica, apuntando a
su formalización. Tiene como centro el descubrimiento freudiano de lo no-sabido y de ese modo continúa la
hipótesis freudiana de lo inconsciente aportando, como novedad que se trata de SUJETO DE LO
INCONSCIENTE. El sujeto lacaniano no es algo previo al texto, sino que se produce, en acto, en el momento
mismo del corte del discurso enunciado, como sucede en los momentos de apertura de lo inconsciente por alguna
de sus formaciones (síntoma, lapsus, fallido).

Nominarlo “sujeto” permite entender más claramente al operar de tal saber no sabido, ya que cuando Freud lo
llama INconsciente dio lugar a postularlo por su negatividad, por la carencia de consciencia, cuando, en realidad,
de lo que se trata es de una afirmación de un saber que está produciendo efectos. Al plantearlo en la relación con
el Otro llevará a Lacan, en uno de sus aforismos, a definir lo inconsciente como el operar del discurso del Otro.
Es importante tener en cuenta la formulación del desconocimiento para el yo, que no se resuelve con una
explicación, con un saber desde un referente –como el que disponen las normas-, sino que es un saber de texto
que se produce en un acto para el cual es necesario estar implicado en él.

Cabe la insistencia, el sujeto según lo entiende Lacan no es el que cada quien capta de sí. Esta captación queda
del lado del “yo”, con sus características de desconocimiento proyectivo, marca de su origen de constitución en
lo que estudiara a partir del llamado estadio del espejo, participando del registro imaginario de la experiencia.

B. SUJETO DE LA CIENCIA

La posibilidad de pensar en tal sujeto, según Lacan tiene un surgimiento histórico fechable, solo es posible a
partir de la formulación cartesiana, en el surgimiento de las ciencias en su acepción moderna. Requirió el
planteo de la certidumbre de un sujeto, como el resto –el desecho- que resulta de la falta de saber, propio de la
división entre el saber y la verdad, lo que, para poder entenderlo, llevará a diferenciar enunciado de enunciación.
Por eso la sorprendente afirmación: “el sujeto sobre el que operamos en psicoanálisis no puede ser sino el
sujeto de la ciencia”. Esto plantea dificultades, porque la ciencia forcluye al sujeto y su búsqueda está
motorizada por una acumulación de saber, no por la verdad.

A fines de la Edad Media, cuando el esfuerzo humano se dirigió al descubrimiento de las leyes y elementos de la
naturaleza, se concretó un nuevo cuerpo científico: las ciencias naturales  el hombre pertenece a la
naturaleza, pero se distingue por su condición racional. Para que esto fuera posible se necesitaron varios
pasos, siendo uno fundante el dado por Descartes con el método de la duda. El “pienso, luego existo” no fue su
punto de partida, éste pretendía justificar el conocimiento y funda runa ciencia racional edificada sobre
fundamentos sólidos (críticas del escepticismo). Buscará un principio metódico en el cual estén contenidas todas
las ciencias posibles  plantea Reglas para la dirección de la mente  encuentra que el método que legitima
el conocimiento es el matemático, que proporciona la certeza que busca.

Plantea la verdad en términos de evidencia, lo cual separa de aceptar los conocimientos recibidos por la
autoridad de quien lo dijo; solo es válido lo que es evidente para él. La duda metódica le permitirá llegar a un
punto incontrastable, quedando así por fuera de las objeciones. AL FUNDAMENTAR ESTE MÉTODO ES
QUE APARECEN LAS CONSECUENCIAS QUE IMPORTAN A NUESTRO TEMA.  En la búsqueda

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de justificar a la razón matemática como el instrumento idóneo para encontrar verdades definitivas, encuentra a
este yo, como principio, primera proposición verdadera.

Llega a la conclusión de que es una sustancia cuya esencia es pensar, y si deja de hacerlo, deja de existir. Lo
único que queda preservado del escepticismo o del genio maligno, es pensar, enunciar juicios. Lo único que
podemos examinar, son los contenidos de ese yo, las ideas, que luego serán estudiadas como representaciones.

C. EL SUJETO ENTRE EL SABER Y LA VERDAD

El sujeto de la ciencia es el sujeto de la duda, el cual es captado en la enunciación “yo dudo”, que partiendo de
una acumulación previa de saber, asume la tarea de producir saber para poder acrecentarlo, como algo muy
distinto, insistamos, a la búsqueda de la verdad. De allí que Lacan afirma sobre el sujeto que: es lo que hace falta
al saber. El saber, en su presencia, es regulado por otras leyes que las de la intuición (por las del juego
simbólico y de una estrecha copulación del numero con un real, que es ante todo, lo real de un saber).

Se produce entonces una ruptura con la intuición, una certidumbre del saber y una escritura con fórmulas,
dejando a su vez a la verdad del lado de un garante y con la consiguiente supresión, con la forclusión, del sujeto.

Cuando Freud postula un pensamiento que siendo un saber, es sin saber qué hace su aparición en esas lagunas
del discurso, en los tropiezos, en las aperturas y cierre de lo inconsciente, permite que resurja el problema de la
verdad, reabriendo el camino de una ética. En la escucha del retorno de lo reprimido, en el síntoma, la verdad
reencuentra sus derechos, bajo la forma de ese real no sabido, que es ese real del sexo. Es este reconocimiento
de los efectos lo que ubica a la verdad como causa.

El sujeto de lo inconsciente, sujeto dividido, no es una entidad autónoma, sino que es el sujeto representado por
el significante, teniendo en cuenta que, en la conceptualización de Lacan “el inconsciente es la suma de los
efectos de la palabra en un sujeto, a ese nivel en que el sujeto se constituye con los efectos del significante”
 Es decir que… EL SUJETO SE ENCUENTRA REPRESENTADO POR UN SIGNIFICANTE PARA
OTRO SIGNIFICANTE.

D. EL SUJETO Y EL LENGUAJE

La palabra que se afirma en la verdad da por supuesto que somos seres hablantes. Es necesario diferenciar que
hablamos un lenguaje particular (una lengua) y a su vez, lo que produce efectos es aquello que de la misma
queda inscripto en el cuerpo de cada uno de los únicos seres hablantes.

Lacan habla de tres tipos de lenguaje:

• Lenguaje, registro imaginario.


• La lengua, registro simbólico.
• Lalengua, registro real.

La comunicación entre los animales, ¿comparte las mismas características de un lenguaje?  Los estudios de
Benveniste sobre abejas  se trata de un simbolismo rudimentario que con elementos variables y una
“significación constante” comporta un sistema de comunicación en una comunidad, que se caracteriza por no
provocar una respuesta por los receptores  no hay ni dialogo ni mensaje a partir de otro mensaje.

A diferencia de la comunicación entre los animales, ¿qué caracteriza al lenguaje humano? Según Ducrot y
Todorov, la primera característica del lenguaje es su aspecto sistemático, la segunda es presuponer la existencia
de significación, y en tercer lugar afirman que comporta ciertas propiedades especificas tales como que se
utilicen términos sobre los cuales no se tenga conocimiento, pero que logre ser comprendido gracias al contexto.

Delimitado entonces el lenguaje, primera acepción que ubicamos en el registro Imaginario, participa sí en el
humano existe la condición heredada en la disposición neurológica de poder hablar. Luego, dependiendo su lugar
aprenderá un tipo de lenguaje. Lacan afirmo que antes de hablar ya somos hablados.

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En los seres humanos, lo que impera es el malentendido, al modo de un trauma que no es posible de superar,
porque siempre aparece la necesidad de preguntar ¿qué me quisiste decir? O aclarar algunas cosas. El sujeto
está tomado en la cadena de significantes en la que es ubicado antes de nacer.

El lenguaje en el registro de lo real es posible de captar en un lamentable experimento realizado con 40 niños en
el siglo XII  quiso averiguar que lenguaje hablarían los niños al crecer sin ninguna persona les hubiere hablado
antes. Todos los niños murieron, no podían vivir sin caricias, sin rostros alegres, etc.

Con la nominación lalengua, se refiere a la lengua materna con lo que la palabra misma tiene de laleo,
entendiendo por tal no la lengua hablada por la madre, sino a esa manera que tiene de dirigirse a su hijo. Es la
presencia del otro primordial. Es entrando en resonancia con los demás es que puede hablar sin saber lo que dice,
constituirse como sujeto de lo inconsciente.

E. Operaciones de constitución del sujeto

Ser hablado por el otro tiene varias implicancias. Este primer momento de la constitución subjetiva es llamado
por Lacan alienación, donde el lenguaje y cuerpo son inseparables. Luego la separación se dará con la división
subjetiva y el sentido (aportado por el otro). Esto permitirá el acceso a la lengua. Marca, entonces, un modo de
surgir, así como una división entre lo que sabe y el orden de la verdad a advenir.

En la obra Lacaniana se habla tanto de enajenación y de alienación como sinónimos, aquí se propone una
diferenciación: enajenación del yo y utilizar alienación para la noción de sujeto.

Para que un sujeto surja del ser debe haber en el mundo significantes a descifrar que de por sí no quieran decir
nada, lo cual lleva implícito que deben existir seres hablantes, pues tales significantes se producen en el lugar del
Otro, aunque tal Otro no esté aun ubicado. Al escuchar un chiste y reírnos, se genera una sorpresa, lo cual deja
de manifiesto la división del sujeto. Este efecto de división expresa de una manera simple y en lo cotidiano que
tal sujeto no se causa a sí mismo; al mismo tiempo que se le presentifica (en tal desaparición) la muerte. LA
OPERACIÓN QUE MUESTRA ESTA CAUSACION DEL SUJETO ES LA ALIENACION,
ENTENDIENDOLA COMO TAL DIVISION DEL SUJETO DESIGNADA EN SU CAUSA.

Es a partir de la interpelación del niño al adulto, donde lo confronta a la imposibilidad de que responda, donde le
marca su no completud y carencia de respuestas, donde el niño tiene una manera de localizar en el otro a la
propia falta. Es atacar a la cadena de significante, metiéndose en ella, pero no sin ella. Tal operación es la
que Lacan llama separación engendrarse a sí mismo.

F. EL SUJETO RESPONSABLE

A diferencia del yo, que participa del tiempo de anticipación que pide el discurso jurídico, el sujeto de lo
inconsciente es el que muestra esa verdad dejada de lado por la ciencia con la forclusión del sujeto. Esto sucede
a partir de los síntomas que desacomodan al yo, siendo el sujeto que el psicoanálisis retoma al mostrar el
descentramiento de su verdad. Pero, este sujeto que no es causa de sí, pues el significante le viene del Otro.

Al comienzo se ha hablado de un sujeto responsable  ¿qué alcance tiene para Lacan?

El tema de responsabilidad está presente en tanto considera que hay una exigencia de asentimiento subjetivo al
castigo impuesto por la sociedad ya que es éste el que establece la relación entre el crimen y la ley. Entonces
afirma: “la responsabilidad, es decir, el castigo, es una característica esencial de la idea del hombre que
prevalece en una sociedad dada”.  LA RESPONSABILIDAD ESTABLECE LA RELACION ENTRE EL
ACTO Y LA LEY.

Lacan también agrega que… “De nuestra posición de sujetos, somos siempre responsables” Y, por último
“uno sólo es responsable en la medida de su saber hacer” (saber qué hacer con aquello que ha dado lugar a la
formación del síntoma)

De lo antedicho se desprende que es necesario DIFERENCIAR el: ser escuchado como sujetos para que se
pueda hacer “responsable” (de su posición como sujeto, de que hacer allí, de atribuirle a alguien responsabilidad
en el sentido que el discurso jurídico solicita). Esto lleva a dos cuestiones: una, que es la noción distinta según el

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discurso y la otra es que, en el momento operatorio es muy importante tener en cuenta si se trata de una tarea
pericial en respuesta a esa demanda jurídica, o si es una tarea de asistencia, en sus distintas variantes propias del
ámbito, donde es esencial el lugar de escuchar al sujeto para que pueda hacerse artífice de su destino.

Texto 7 “El sujeto y la Ley” Salomone (2008)

El sistema jurídico convoca al psicólogo a participar de diversas prácticas, desempeñando una variedad de roles.
Variadas situaciones en otros ámbitos de trabajo compelen al profesional a tomar en cuenta variables jurídicas y
a ser interlocutor de instancias judiciales.

El cruce de discursos, y de las prácticas concomitantes a cada uno de esos campos, compele a establecer
entonces un dialogo disciplinar que nos convoca a reflexionar sobre los puntos de encuentro y desencuentro.

*Se trata de reflexionar sobre la articulación entre el sistema jurídico y la dimensión clínica de nuestra
práctica, entendiendo por esta última a esa perspectiva que toma en cuenta la dimensión del sujeto, la
singularidad en situación.* Dimensión clínica no se refiere exclusivamente al trabajo clínico, sino que con este
término se intenta señalar el modo de lectura y abordaje sustentado en la lógica del sujeto.

Puntos en común de ambas disciplinas  nociones tales como subjetividad, sujeto, responsabilidad, culpa, ley
y prohibición. En ambos campos se juega la relación entre el sujeto y la ley. Si bien se plantean dos
legalidades diferentes (sujeto-ley simbólica // sujeto-ley social), la filiación del orden jurídico a la legalidad
simbólica nos permite triangular la relación entre una legalidad y otra con el sujeto como tercer elemento.

Doble filiación del sujeto. Dos campos que lo interpelan y lo convocan a responder, constituyéndolo: sujeto
siempre sometido a juicio: el de una instancia critica que lo sostiene dentro de la ley y le dé una instancia social
y represiva que lo castiga cuando sale fuera de la ley”.

LA CONTINUIDAD ENTRE AMBOS DISCURSOS PUEDE DARSE A PARTIR DE ESTAS DOS


LEYES: SIMBÓLICA Y SOCIAL  HOMOGENEIDAD DE ESTRUCTURA ENTRE LOS CAMPOS
DEL DERECHO Y DEL PSICOANÁLISIS.

De todos modos, existen barreras semánticas entre los conceptos que se manejan en ambos discursos. Los
conceptos de sujeto, responsabilidad, culpa, ley y prohibición claramente constituyen nociones teóricas disímiles
según se trate de una u otra disciplina.  Estas diferencias conceptuales conllevan implicancias de peso en
relación a las posibilidades de articulación de los dos campos que nos ocupan. Se trata de la configuración de
discursos diferentes, organizados sobre nociones teóricas diferentes, provenientes de corpus conceptuales
y prácticas distintas, que convocan al sujeto a responder desde diferentes lugares.

Frente a las divergencias, surge la necesidad de formular algunos cuestionamientos respecto de la función
del psicólogo en el ámbito jurisdiccional: ¿Quién es el destinatario de la práctica del psicólogo en contextos
judiciales?

Si bien es posible ubicar temáticas comunes a ambos campos, también se torna ineludible subrayar que se trata
de dos practicas discursivas disímiles. Surge entonces la pregunta por el campo de trabajo que se constituye en el
encuentro de estos dos discursos  ¿EXISTE UN CAMPO PSI-JURÍDICO?

Juan Dobón plantea que  lo psi-jurídico no existe como campo formalizado del saber, se trata en cambio
de un campo de transdisciplina y encuentro, del efecto de tal entrecruzamiento entre dos prácticas de
discurso diferentes. En el estudio de dichos efectos serán puestas en cuestión las diferentes concepciones e
sujeto, la pertinencia de los conceptos y lo límites de cada disciplina. Este campo se produce a partir de la
intersección de diferentes regímenes de saber.

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¿ES POSIBLE ENTONCES SOSTENER LA IDEA DE UNA HOMOGENEIDAD ESTRUCTURAL A


AMBOS CAMPOS Y APOSTAR ASÍ A LA EFICACIA SIMBOLICA D ELA LEY SOCIAL SOBRE EL
SUJETO?

Se ubicarán cuestiones que atestiguan cierta homogeneidad entre el orden jurídico y la dimensión del sujeto.
Podemos mencionar la relación –íntima y recíproca- entre Ley Simbólica y Ley Jurídica, la cuestión de culpa y
lo prohibido como tema central a ambos campos, la interpelación al sujeto en el terreno de la responsabilidad, en
tanto operatoria medular a ambos discursos.

Es necesario distinguir los términos JURÍDICO y JUDICIAL. Jurídico refiere a lo que atañe al derecho o a se
ajusta a él; y el término judicial se refiere a la cualidad de pertenecer o ser relativo al juicio, a la administración
de justicia, al ejercicio de juzgar.

En términos de lo jurídico es posible plantear una continuidad con el orden subjetivo, en referencia al sujeto de
la ley, sujeto instituido psíquica y jurídicamente, y apostar así una operatoria que reubique al sujeto en el campo
de la ley, tanto simbólica como social (Función clínica del derecho). Sin embargo, lo judicial puede tomar
formas de intervención que arrase el campo subjetivo (función cínica del derecho).

*El encuentro entre las prácticas psi y las prácticas judiciales nos confronta a la pregunta por la función
profesional. Será distinto pensar al profesional psi como auxiliar de la justicia, ajustándose a necesidades
judiciales, o bien ejerciendo los saberes que le son propios y sosteniendo un compromiso ético con el
destinatario de su práctica*.

Es éticamente esperable que el psicólogo no restrinja su función a la de un mero asistente de las instancias
judiciales, ya que su responsabilidad profesional no se agota en el trecho entre los derechos y las obligaciones
del sujeto jurídico. Su función profesional supone un trabajo que propicie la implicación del sujeto en su
acto como operación suplementaria al cumplimiento de la consigna jurídica. Se trata de sostener la
posibilidad de responder jurídicamente por los actos para propiciar el tránsito hacia una respuesta ética que
comprometa al sujeto, destinatario de su práctica, en los avatares de la propia singularidad.

El psicoanálisis no deslinda las consecuencias en el ciudadano que asiste, acompaña al sujeto en el proceso
de desenmascaramiento de su decir hasta el umbral, en ese paso hay un corte dejando a su cargo como
ciudadano las implicancias de sus acciones morales en la ciudad.

Texto 8 “El sujeto y la Ley” Degano (1993).

*Reflexión de registros de Legalidad y Subjetividad*

1. SUJETO Y LEY

Una reflexión interrogativa sobre las relaciones entre el Sujeto y la Ley implica referencia la circularidad lógica
que da vinculación a los dos tópicos entendidos así como significantes.

Hablar de sujeto implica hablar de sujeción y esto lleva a reconocer las referencias de la misma, las modalidades,
las articulaciones, los mecanismos característicos, en definitiva la legalidad que determina ese modo de sujeción.

De la misma manera, referirse a la Ley independientemente de implicar a los sujetos que esa legalidad legaliza
impide comprender los efectos, la dinámica de su estructura y la necesidad de su existencia, así como todas las
referencias intervinientes.

Ambos términos se comprenden en su funcionalidad, ya que los efectos de sostenimiento van a ser lo
determinante de su existencia, por la dinámica que, en caso de no existir haría caer las significaciones de esos
espacios.  esto indica que no existe Legalidad independientemente de la referencia a los elementos que
legaliza (sujetos) y por otro, la necesidad de una dinámica referencial mutua, ya que la identidad relativa posible

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va a estar funcionalmente determinada, resultando que el Sujeto y la Ley van a ser referentes que articulan en un
espacio: espacio de la legalidad.

2. ORDENAMIENTO JURIDICO

En el orden social la Ley está representada por un conjunto de disposiciones con algún ordenamiento en su
interioridad, estas disposiciones conforman el ordenamiento jurídico constituyendo un espacio de legalidad
escrita (también existen legalidades no escritas, como la de usos cotidianos).

Lo legal opera como un referente permanente en la dinámica y conducta social, siendo atributo no estático de
una dinámica o movilidad relativa que opera consensualmente.

La intervención de lo legal es la determinación de lugares y posiciones, y consecuentemente, la instauración de


una tópica social entendida en términos de estamentación y organización por determinación de relaciones  esta
organización está al servicio de la preservación de supuestos básicos (la vida, la propiedad, la familia, etc.)

El resultado es que el sistema entendido como legal y constituido por elementos heterogéneos que
comparten una lógica en general, organiza el conjunto social y garantiza mediante su acción una
funcionalidad ajustada a ese modo de significaciones.

3. ORDENAMIENTO SOCIAL

El efecto de control social que lo legal en tanto Ley, ejerce sobre lo legislado y sus jerarquías. El control
aparece como lo no dicho pero que evidentemente se presenta como un elemento que da sentido de una serie de
situaciones y fenómenos que desde la Ley se presentan dichos en términos del beneficio general.

En términos de Beneficio general o bien común se circunscribe una serie de prácticas a veces punitivas o
lesionantes para la estructura subjetiva, que tiene por objeto determinar o trazar límites del espacio de legalidad.
 Operan así mecanismos de corte o sección que delimitan el perfil del espacio legal evidenciando su faz
represiva, para lo cual debe estar sostenida en la referencia al bienestar general.

El ordenamiento social de acuerdo al sistema de jerarquías de que se trate ocupa en los hechos la verdadera
referencia de esta operación delimitativa de lo legal. Función regia sin duda pero que no necesariamente coincide
puntualmente, desde una lectura interrogativa, con el matrizado del “beneficio general o bien común”

Una de las funciones de lo que denominamos Ley es establecer qué es lo legal y que no lo es mediante un
sistema de producción de significaciones y, en este sentido, establecer una escala de valoraciones donde como
consecuencia, está comprendida la determinación de lo que se puede caracterizar como lo normado y lo no
normado, es decir, lo ajustado a la norma o no y también en extensión lo normal y lo anormal, diferenciación de
múltiples efectos en el plano del Sujeto.

4. SUJETO DE LA NORMA-NORMATIVIDAD

Siendo los sujetos primeramente sujeto de una modalidad legal que los constituye como tales y siendo esta
legalidad determinante de un modo de normatización, se produce en esa operación una producción de
normalidad y, en ese mismo movimiento, una construcción de anormalidad que se traduce en la producción de
sujetos normales y anormales como necesidad tópica estructural.

La ANORMALIDAD está vinculada así en su determinación con un sistema normativo que regula en intención
el intercambio intersubjetivo y que por sus efectos en extensión produce discriminación intersubjetiva.

Surge entonces apreciaciones científicas que sostienen estos tópicos: psiquiatría clásica, esta disciplina se
entiende como un modo de reconocimiento y clasificación diagnostica de “enfermedades” referente a un sistema
nosográfico determinado y una propuesta terapéutica.

En el caso de anormalidad, se realiza un aislamiento del sujeto de su medio social siendo la reclusión la garantía
del mismo. El aislamiento posibilita un intercambio social, y está al servicio de la seguridad y la recuperación de
la normalidad.

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Resulta evidente que la efectivización de sus prácticas coercitivas sostenidas y sosteniendo el sistema legal
aseguran el control del sujeto social de acuerdo a situaciones esperables y en preservación de la legalidad
vigente.

En ese sentido, las prácticas psiquiátricas clásicas parecieran jugar un papel que, por coincidencias operativas,
coadyuvaran a la eficacia en el eje de certificación o configuración de parámetros de normalidad.

5. LEGALIDAD – ILEGALIDAD

En términos generales, se entiende que la legalidad es lo característico referente a la Ley, lo legal. Es evidente
que fuera de ese recorte legal exista un resto, otro conjunto de elementos del universo referido que en términos
de conductas se puede asignar a lo ilegal.

El perfil que va a indicar la operación de la Ley, adjudicándose así un territorio o legalidad de pertenencia, va a
excluir a ese resto sancionándolo. Resulta así que el efecto de la Ley es determinar un territorio de
prohibiciones.

En la operación fundante del sistema legal, la Ley marca su territorio y el de la ilegalidad. Para el primero otorga
permisividad y el beneficio de la Ley, y para el segundo la sanción por la prohibición.

Por lo tanto, este resto del acto de legalizar y por efecto de la sanción se constituye, precisamente en el territorio
de lo ilegal. En realidad lo sancionado es un espacio prohibido y en última instancia un modo de intercambio
no permitido. ¿Será la ilegalidad un territorio sin sentido como se plantea desde el discurso de la legalidad
– la ley-?

6. SUJETO DE LA ILEGALIDAD

Parece que el recorte de la ilegalidad constituye un espacio que, si bien fuera del circuito de la Ley, no por ello
no sea poseedor de una ilegalidad. Más bien es reconocible que es necesidad que posea una circulación ajustada
a una legalidad regulatoria y que dé sentido al acto ilegal en general –más allá del sentido singular de cada acto.-

Si no se entienden las cosas en estos términos, el acto ilegal aparece como el sinsentido. Tal vez lo sea, pero
sólo para las consideraciones del discurso de la Ley, pero no por ello para el resto donde sí evidencia sentido.

Si no fuera así, el delincuente transgresor de la Ley, estaría en territorio del sinsentido, de la alineación, de la
locura en todos los casos. Puede que ocurra en algunos, pero también es necesidad que en otros el delincuente lo
sea –en su acto de transgresión- de la sujeción a otra legalidad que lo sostiene; paradójicamente la legalidad de lo
ilegal.

Es propio que la sanción disciplinaria que implica la penalización, produzca a su vez sanción en el sentido
constitutivo, ya que en el acto de la internación sancionatoria penal acontece la internación en un sistema de
legalidad diferente y, en ese acto, se inscriba, sancione, confirmativamente al sujeto como perteneciente a ese
sistema.

La operación de sanción, que sanciona al transgresor y ese acto sanciona como sujeto de la Ley al que
circula por el circuito legal, y que a su vez sanciona al transgresor como sujeto de la ilegalidad, está
indicando que la ley, como operación, juega una función doblemente constituyente y antitética, ya que en
tanto significa también produce su significación tachada.

En definitiva, la sanción punitiva lo es en la condición de ejercer la sanción constitutiva en el circuito de la


ilegalidad.

La internación de un sujeto en instituciones de “la ilegalidad” es constituyente de pertenencia de los sujetos que
transitan por las mismas, por lo tanto ¿cómo operar la restitución al circuito de la legalidad? ¿cómo rehabilitar-
sancionar como sujeto de la Ley al que se constituyó sancionatoriamente como sujeto de la ilegalidad?

7. LEGALIDAD Y CONSTITUCION

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Los anteriores interrogantes no pueden ser contestados sin entenderlo en la dimensión de la operación
constituyente de la ley. Esta, en tanto necesidad estructural, se evidencia en su mayor capacidad: la constitución
como función  esta función constituyente está escrita en la escritura de la constitución como soporte fundante
de todo el sistema jurídico escrito.

La constitución de la constitución –ley primera- por lo tanto es la operación constitutiva pura en tanto constituye
el espacio de constitución-constituyente de circuito de la legalidad.

Este sistema compuesto por elementos (disposiciones, reglas, etc.) tiene también una función de previsibilidad,
intentando garantizar prospectivamente un estado de equilibrio funcional determinado.  en este sentido toda
legalidad constituye también una pre-visión de una periocidad esperable del estado de equilibrio de un sistema
de ordenación.

La internación, realizada como sancionante se sostiene en un elemento de sentido que plantee la necesidad de la
misma, este fundante es la caracterización del sujeto de que se trate según su cuadro de medida subjetiva que
otorga una configuración del Sujeto y una periodicidad previsible de su conducta, y por lo mismo, esperable.

Es justamente esta previsión de la conducta donde se da básicamente un doble efecto: por un lado una sanción
en tanto constitución del sujeto como Sujeto de la internación = sujeto de anormalidad, y por otro la
confirmación del circuito psicopatológico en que queda inscripto-sancionado, ya que su conducta prevista va a
ser leída y registrada en más desde ese referente que toma el lugar de elemento significador o proveedor de
sentido en tanto es la condición de lectura de la dimensión subjetiva desde el discurso psiquiátrico clásico y las
instituciones que lo sostienen.

TODA MANIFESTACION DEL SUJETO VA A QUEDAR REGISTRADA EN FUNCION DE LA


LEGALIDAD PSICOPATOLOGICA QUE LO CONSTITUYE COMO SUJETO DE ESE REFERENTE.

*Lo que la ley regula es un modo de relación entre sujetos y, en definitiva, asegura un modo subjetivo por la
función constituyente que ejercita.

No sólo la ley constituye por su acción un modo de intercambio asegurándolo, sino que a su vez un modo
determinado de relación intersubjetiva determinado en esa letra, da sentido a la Ley que en definitiva también
constituye, ya que la ley por sí misma no se sostiene sino mediante el sentido que otorga, sentido de pertenencia
por sujeción a la misma.

La legalidad por tanto produce y reproduce un modo de funcionalidad de sistema que legaliza y de los sujetos
de la misma determinando por efecto un modelo de subjetividad esperable.

8. LEGALIDAD Y PODER

En el ejercicio de la legalidad, se constituye algo y a su vez ese algo constituye la Ley. Finalmente la Ley
aparece como representado ella misma otra cosa  un modo de intercambio determinado. Nos referimos a
modos de intercambio con modos o formas organizativas de la producción y reproducción de estructuras
subjetivas que en lo social se traduce en los modos cotidianos de resolución de necesidades como trabajo,
educación, transmisión cultural, recuperación de la salud, en definitiva el bienestar mismo.

Y es en este orden que el verdadero sentido de la legalidad aparece en la preservación, reproducción,


funcionalidad y constitución subjetiva en modos de intercambio que en última instancia van a respetar un
principio de distribución de beneficios determinado de ese funcionamiento. Estos beneficios en principio
van a ser negados a los sujetos de la ilegalidad.

Los beneficios de la legalidad van a estar asegurados en principio, y en su mayor parte, para aquellos que
participan más diferenciadamente ligados a la distribución del Poder. En definitiva aparece una configuración
donde el poder y su distribución son los elementos que dan sentido último al sistema legal, ya que mediante éste
va a estar preservada su existencia y jerarquías.

*todos aquellos elementos que hagan peligrar el equilibrio del sistema de distribución del poder van a caer
dentro del terreno de la ilegalidad*

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9. SUJETO-ALINEACION-LEY

El sistema legal constituye a un modo subjetivo necesario y consecuente, y la relación en que queda el sujeto
respecto del circuito de lo legal va a estar determinado por la posición del mismo respecto de su condición de
acceso a los lugares del poder.

El sujeto para serlo requiere de la sanción de Otro quien en ese movimiento es signatario del poder de sancionar.
La relación de sanción es constitutiva, y de exigencia estructural en el campo del Sujeto y su inexistencia
denotante de un espacio de carencia de deseo.

El goce pleno del Poder y la prescindencia de la demanda de sanción por otro, condena al sujeto a no serlo. El
punto de goce por lo tanto es el punto de desujetamiento y la función de la muerte por interrupción del circuito
subjetivo deseante.

El poder en este sentido es una función ajena al Sujeto, o condición de ajenidad radical, y representa el lugar del
Otro como alteridad, del que queda el sujeto en relación de diferenciación-sanción.

La relación Sujeto-Ley sostiene así la existencia del poder. La legalidad mediatiza la relación del sujeto con el
poder, siendo ella la que otorga los modos y proporcionalidades de su participación.

La ley por tanto provee el entramado en que el sujeto se trama en su posición esencial de sujeto del deseo. La
posición en esta trama es el verdadero drama del sujeto sujetado en ella y garantizado por lo tanto como tal por la
trama legal.

La humanidad supone por ello el atravesamiento de la condición subjetiva por una legalidad de distribución de
poder y renunciamiento al goce (del poder).

El sujeto por lo tanto respecto de la Ley está de ese modo en una relación mediatizada, de extrañamiento, ya que
en definitiva para participar de lo legal y así beneficiarse con su sanción debe sujetarse violentado su condición
de libertad.

La alineación será la posibilidad de gozar del poder en una inclusión que borra la diferencia con el Otro que
queda así subsumido también en uno. La alienación-extrañamiento de ese lugar –alegal- es la condición del
Sujeto. La sanción del sujeto por la Ley será por lo tanto de sujetamiento a sistemas extraños al mismo en tanto
ajena a la distribución del poder.

La ley así resulta distribución del poder, y el sujeto para serlo debe guardar una relación de alienación con ella a
condición de su libertad. Es justamente la perforación del sistema que el sujeto ejerce, atravesando el circuito de
lo legal y produciendo lo ilegal en un movimiento de sanción simultánea, lo que inaugura la confirmación de la
legalidad.

Texto 9  “La función pericial” Camargo (2005)

FUNCION PERICIAL

Al utilizar el término “función” busco el auxilio en lo que las matemáticas entienden


por tal: se llama función definida en A y a valores de B, a una ley que asocia a cada
elemento de A uno o más elementos de B. No se tratará de parcializar para su análisis
lo que suele ser la tarea habitual de un perito de las profesiones “psi” en las
convocatorias judiciales.

El interrogante y las hipótesis centrales de este texto girarán alrededor de la demanda


pericial del Juez y su correlato  respuesta del perito a esa demanda.

¿QUÉ DEMANDA UN JUEZ?  Un auxiliar, asesor, en el punto preciso donde su saber al momento de
confrontarse con la búsqueda de la verdad hace aguas. El perito es un experto en una materia, de la cual el juez
no tiene por qué saber.

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PERITO  sujeto competente en determinado orden de conocimientos, llamada a emitir dictamen sobre algún
punto a dilucidar. Todo el andamiaje “científico” del perito, sobre el cual debe apoyar su hacer, se aboca allí al
servicio de responder, en la medida de lo posible, a la demanda del juez. Todo su conocimiento se aplica de tal
modo sobre el objeto a peritar, que en nuestro caso no puede ser otra cosa que la subjetividad humana. Luego,
finalizado el momento de pericia, se ofrece un producto (informe) en tiempo y forma a quien nos haya
demandado.

Alguien en una posición particular nos demanda, interroga  nosotros demandamos e interrogamos a aquél al
cual se refiere la demanda primera  se otorga una respuesta a aquello.

Camargo propone 2 proposiciones para someterlas a consideración:

• 1° el acto pericial puede consistir en responder a la demanda del juez por la vía de la
interpretación; y
• 2° nuestra posibilidad de operatoria no pueden quedar por fuera del marco de un dispositivo: el
revelado por Freud con el nombre de transferencia.

Interpretar en este marco deberá tener un alcance distinto al de una dirección de cura psicoanalítica. La
estructura de la interpretación, y por lo tanto del discurso analítico, no es ajena a un posible vínculo nuestro con
el juzgador. Interpretar para el psicoanálisis no es sino un acto que apunta a develar al sujeto las enunciaciones
que subyacen a un enunciado suyo  lo que habilita ese acto no es sino una falta previa: una falta en el saber
 en el caso del juez precisamente esa falta de saber convoca a la intervención pericial  recurre al otro.

Nuestro lazo discursivo con el juez puede ordenarse a través de un discurso de tipo universitario (en las
clasificaciones lacanianas): esto equivaldría a profesar sobre el caso (ejemplo: informes). Una segunda opción es
que nuestro lazo con el juez se configure a través de un discurso del tipo amo, ordenado con los significantes de
nuestra ciencia el campo de los saberes jurídicos -> es el saber del psi en posición de juez (ejemplo: pericias
sobre inimputabilidad). Una tercera posibilidad es un discurso de tipo histérico, propiciando la elaboración
propia por parte del juzgador de un saber sobre el caso. Este discurso interpela a la ley.

El dispositivo discursivo que conviene, según Camargo, en la relación Perito/Juez es aquel que se orienta
en el DISCURSO ANALÍTICO, y dentro de él, en la especificidad de una de sus herramientas, la
interpretación analítica, en el sentido de hacer del juez un sujeto dividido que trabaja con el deseo que lo
anima en cada caso particular al cual se refiere su demanda pericial.

El acto pericial es aquel que puede conducir al juez a las puertas de su propio Acto respecto de lo que juzga, pero
un Acto distinto, que va más allá de ubicarlo a él como trascendido en su decir por lo que él llama la Ley, un
acto que no se sostiene solamente en una moral, sino que implica al sujeto al cual se refiere, pero no al saber que
la ciencia pericial aporten sobre él. En tal sentido, se puede acompañar al juez en su acto que sanciona, un
acto que es, en fin, absolutamente solidario. Este “acompañar” lo es a través del acto de la interpretación, que,
por paradójico que parezca, lo que hace es dejar al juez solo en un encuentro inesperado, donde el Otro no ofrece
garantías.

Un encuentro en fin, del sujeto que ocupa la función de juez con la castración, lo único que permite que en su
fallar, falle, es decir, soporte y asuma la humanidad implícita en su acto.

*La lógica de la interpretación en este contexto, construida por el encuentro entre el discurso jurídico y
analítico es lo que permitirá que el vacilar del juez en posición de Amo produzca un sujeto a la altura de su
acto jurídico por haber trascendido lo jurídico mismo, por integrar ese acto lo que me atrevería a llamar el
“deseo del juez”.

Deseo éste que se traducirá en su sentencia de dos modos como mínimo: a) singularizando cada caso, no sin
los códigos, pero más allá de ellos, para integrar en su resolución la dimensión subjetiva y las verdades parciales

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de aquellos sobre los cuales recae la acción jurídica, lo que permitirá que b) los judiciables o enjuiciados
puedan reintegrar su acto delictivo o sus demandas judiciales a su propia historia subjetiva, volviéndose
responsables, dimensión que trasciende la de culpa o la de queja.

La segunda proposición incluye la noción de transferencia, y es en realidad la consecuencia de lo dicho hasta


aquí. ¿Dónde ubicarlo en la trilogía Juez/Perito/Peritado? De acuerdo a nuestra experiencia, diremos que la
prácticamente única posibilidad es ubicarla en el par perito/juez, y no en perito/peritados  esto trae
consecuencias.

La primera  es la cuestión del diagnóstico, que si nos pensamos desde el psicoanálisis, este diagnóstico NO ES
SIN TRANSFERENCIA. ¿Cómo haremos un diagnostico en una dimensión donde la transferencia no existe?
Quizá, si se establece una relación transferencial entre perito y juez, el acento pueda desplazarse desde una
visión positivista del caso a una crítica, donde el diagnóstico en cualquiera de sus tipos ceda su lugar a lo que
llamaremos “transferencia de trabajo”, poner al trabajo los enunciados y enunciaciones que atraviesan en cada
situación jurídica particular, con la implicación en el caso de todos los operadores actuantes y con la premisa de
no obturar con saberes totalizantes las verdades parciales que allí se juegan. La puesta en forma de esa
transferencia de trabajo, en el contexto de una intersección del discurso analítico y jurídico, sea el modo
privilegiado de sostener esa hiancia necesaria entre saber y verdad para que el poder no avasalle al sujeto.

La segunda consecuencia  si la posibilidad de instalación de Sujeto Supuesto al Saber está del lado del vínculo
que podamos establecer con cada juez, se deduce que es allí donde deberíamos rastrear las verdaderas
posibilidades de nuestro actuar.

Si con un juez que nos demande la intervención pericial ese operador de la transferencia en tanto tal no se
instala, nada de lo expuesto podrá desplegarse. Esto no desvaloriza cualquiera intervención pericial, porque aun
un analista advertido de las distintas consecuencias de sus posicionamientos discursivos, no deja de intervenir
desde aquellas que pueda considerar menos convenientes, y sin embargo, no por ello renuncia a una ética que
apunte a revalorizar la dimensión “sujeto”, y ello no es sin consecuencias a la hora del encuentro con el discurso
jurídico.

Son escasas las situaciones donde esta variable de la actividad pericial sostenida desde un discurso de tipo
analítico puede llevarse a cabo tal como ha sido esbozada aquí. Escaso no significa nulo, es decir, así como
apuntábamos a que cada caso fuese particular para el juez, nuestro vínculo con cada juez será también
particular.

Algunos no estarán dispuestos sino a obturar su división con un saber dogmático que “suponen” nuestra ciencia
pericial puede aportarles. Pero otros tantos cuyo compromiso ético con el acto de juzgar ofrece la suficiente
apertura para que estas cuestiones puedan ser al menos escuchadas y pensadas.

Texto 10  Capítulo IV: La pericia en Psicología. Talarico, (2007)

¿Qué es una pericia? Realizar o tener una pericia.

a) Significado de una pericia, motivos y objetivos  la pericia es una cualidad del saber y de la
experiencia. Es lo que se adquiere a través del trabajo realizado y la confiabilidad que su habilidad
brinda.

La pericia es una prueba, un método para comprobar un hecho o una conducta, un estado o una consecuencia de
una conducta. Es necesario que esa prueba tenga validez y esté fundada. La psicología como ciencia tiene la
especificidad de someter a su estudio al ser humano, por lo tanto puede situar “singularmente en su propia
historicidad y circunstancias a un sujeto en particular”.

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Doc. Denisse1. Psicología Jurídica y Forense. 1° Parcial. Prof. Julio César Ríos

La pericia psicológica es el informe que brinda el psicólogo, luego de haber estudiado y analizado el caso a
peritar. Constituye el resultado del estudio que se hace respecto de esa persona, enviada por encargo de otro
superior que es el juez. El lenguaje en el que se exprese deberá ser riguroso pero claro, dejando los tecnicismos
de lado, y tratando de expresarse para que sea comprendido por las partes y el juez.

El momento en que se solicita la pericia psicológica corresponde al periodo de prueba de un juicio. Cualquiera
de las partes puede pedir una evaluación para constatar, verificar o rechazar algo demandado.

Consiste en la necesidad de establecer o determinar cualquier estado emocional o anímico, que haya variado y
perturbado el equilibrio anterior de una persona, de una familia o de un grupo. Es el juez el que solicita este
auxilio de un experto en la materia.

b) Breve descripción de los pasos a seguir

Primero, se debe hacer la inscripción correspondiente (en Cap. Fed. Se realiza en octubre, previo a pago de
arancel que permite anotarse en todos los fueros// en provincia se debe tener la matricula, actualizada y
anotarse en los colegios de los distritos provinciales, inscripción en septiembre). A partir del mes de febrero del
año subsiguiente, podrá ser sorteado.

El perito de oficio deberá esperar ser sorteado, y en caso de que así sea, le llegará una cedula al domicilio
referido, y el aviso debe ser respondido dentro de los 3 días de recibido, concurriendo de forma personal al
juzgado correspondiente con la documentación. Una vez aceptado el cargo, se puede solicitar el expediente para
poder leer antecedentes del proceso y enterarse qué le ha sucedido a la persona que debe entrevistar.

Una vez obtenidos los datos, no debemos formarnos un juicio anterior de lo que vamos a encontrar en la
entrevista. Esto es difícil pero es profesional y ético. Solo debemos cotejar lo que vemos, escuchamos y
conseguimos en los test, con la información lograda anteriormente. Y sacar conclusiones que sean lo más
válidas y certeras posibles.

c) Los pasos específicos de las entrevistas diagnosticas

En la entrevista psicológica, para los informes periciales, la situación es diferente a las demás relaciones de
interacción psicológica, pues muchas veces el entrevistado no viene por su propio interés, sino obligado por
la circunstancia penal. La motivación no responde a la persona que debemos entrevistar, sino a quien lo
envía: juzgado, abogado. Se debe tratar de motivar nosotros al entrevistado, hacerlo entender e informarle
porque está ahí, frente a nosotros.

El campo de la entrevista está dado por el entrevistado, pero los límites o marco de referencia los debe poner el
entrevistador  lugar, fecha, las veces que será necesario entrevistarlo. Una característica de la entrevista
pericial es que el modo de entrevista es más dirigida que libre.

d) El trabajo o rol del psicólogo en el ámbito judicial


1. La idoneidad  rasgo de capacidad y experiencia, que está implícito en la función de perito.

Se encuentra contemplada en el artículo 464, donde se requiere que el perito tenga título habilitante en su
profesión. La idoneidad supone la actuación responsable del perito, el cumplimiento de su tarea y de los
términos establecidos. Es necesario asociar la idoneidad a la ética para valorizar la función del perito, y en
general de todo el que trabaje con el fin de hacer justicia.

En la instancia pericial, la ética se refiere a dos instancias: una SUBJETIVA (en cuanto a la honestidad del
saber y del conocimiento científico) y una INTERPERSONAL, que se transmite en el informe pericial, que
debe ser veraz, autentico y neutral.

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Doc. Denisse1. Psicología Jurídica y Forense. 1° Parcial. Prof. Julio César Ríos

2. Elección del fuero. Cuáles son los de mayor intervención. Esta elección se refiere a las distintas
posibilidades existentes dentro del ámbito de la justicia, entre las cuales el perito psicólogo puede elegir
intervenir.

El fuero de mayor intervención para el psicólogo es el civil. En este fuero, los tribunales de familia tiene
siempre un psicólogo como miembro estable de los juzgados. Los casos más frecuentes son las adopciones,
guardas o tutelas. Al igual que el tema de accidentes, daños y perjuicios (pertenecen al fuero civil) que también
son de la casuística más frecuente.

3. Causales posibles del peritaje psicológico.

Dentro del ámbito civil las más frecuentes son las de familia (divorcios, separación de bienes y alimentos) y las
de accidentes.

FAMILIA  Los divorcios y separaciones implican cuestiones complejas cuando hay hijos de por medio. La
tarea del psicólogo que debe peritar tiene gran responsabilidad porque versará al juez para que decida sobre la
vida futura de menores. El psicólogo actúa entonces en parte como evaluador y en parte como mediador de
ambas partes, teniendo como punto de partida el mejor interés para los hijos. En los casos de divorcio, podemos
decir que siempre el perito psicólogo debe tener en cuenta la participación del menor en la decisión final.

TRABAJO  en el fuero laboral, las pericias psicológicas se especializan en despidos, donde se buscará la
causa y consecuencia de esa pérdida laboral, los efectos del posible daño psíquico por perder la actividad, grupo
de pertenencia y seguridad.

CASOS DE ACCIDENTES: aquellos que tengan implícitas lesiones físicas y psíquicas, evaluando las
consecuencias de unas sobre otras.

e) La función del perito

La pericia como atributo significa etimológicamente la habilidad, la experiencia, la sabiduría y la practica en un


quehacer específico. El perito es la persona que ha ejercido a lo largo del tiempo una misma actividad y ha
adquirido habilidad y experiencia, sabiduría en ella como para ejercerla con idoneidad. El rol del
psicólogo en el ámbito judicial se incluye mediante su conocimiento de la dinámica de la personalidad y de las
profundidades del inconsciente.

La esencia del informe pericial es el diagnostico al que se arriba luego de evaluar los distintos test y las
entrevistas iniciales. Cada entrevista conlleva una evaluación personal del peritado. En cuanto al diagnóstico,
estará basado en la formación teórica del perito y en los baremos o puntos de referencia.

Normalidad y patología  Según Rush se llama “normalidad” a un comportamiento que está dentro de los
parámetros de la mayoría de las personas y que no llama la atención debido a que estamos habituados a verlo.
Anteriormente era más fácil determinar lo normal de lo anormal, pero actualmente, un comportamiento anormal
en otra época, puede considerarse normal actualmente.

*La normalidad es la conformidad a las normas de un grupo, y anormalidad sería todo lo que se aleje de
esa media, de una norma que marcaría el límite entre ambas*

Aquí se utiliza la agrupación multiaxial, que no agrupa ya en términos psiquiátricos cerrados, sino que toma cada
desorden o alejamiento de los rasgos normales desde varios ejes. Cada eje proviene de una fuente diferente.

Cuando hablamos de normalidad o de patología, debemos pensar en un continuo que no tiene un límite exacto.
Este concepto es importante tenerlo en cuenta en los diagnósticos periciales, pues los rasgos que aparecerán
serán variados y de distinto origen.

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Doc. Denisse1. Psicología Jurídica y Forense. 1° Parcial. Prof. Julio César Ríos

Vicisitudes de una pericia  son los resultados o efectos que puede tener un dictamen pericial, luego de ser
visto por las partes o el juez. La pericia puede ser observada, con pedido de aclaraciones de algún punto en
especial, o puede ser objeto de un pedido de impugnación. La vicisitud que corre la pericia tiene varios caminos,
a veces el más largo puede llevar a término el juicio con cobro de honorarios. Inversamente, pocas veces, se
puede ver frustrado el camino hacia la sentencia más justa. Pero siempre, la pericial psicológica cumple la
función de establecer un diagnóstico y aclarar una situación conflictiva.

Texto 11  La pericia psiquiátrica. Zazzali, (2013)

EL PSIQUIATRA FORENSE EN ACCION

El psiquiatra forense debe tener en cuenta que se halla en un medio en el que se plantean pugnas muy fuertes. Y
los protagonistas de esas cuestiones son, precisamente, las personas a quienes tiene que examinar. Los
representantes legales de las partes en litigio harán al perito preguntas aclaratorias. Pero no siempre los
cuestionamientos tienen como objeto llegar a la verdad de lo sucedido  el abogado puede objetar algunas
afirmaciones con intención de minar la credibilidad del dictamen.

La tarea del psiquiatra no se reduce a examinar personas e informar lo hallado. Deberá fundamentar sus
aseveraciones. Los informes deben ser en lenguaje entendible para la gente común. Y cuando no queda otra
opción más que utilizar un vocablo técnico, se debe explicar con palabras accesibles al no conocedor.

ACLARANDO VOCABLOS

Puede ocurrir que en nuestro trabajo cotidiano tropecemos con un vocablo que posea una acepción en el uso
vulgar, otra en el jurídico y una tercera en psiquiatría. Por ejemplo:

Lucidez  en la calle ser lucido significa ser inteligente. En tribunales suele ser entendido como sinónimo de
cordura. Y en psiquiatría clínica lucidez se refiere al estado de la conciencia vigil, indicando que está clara (no
obnubilada). Para un psiquiatra un alienado puede estar lucido, esto desorientará a un abogado.

Conciencia es un vocablo multívoco, del que se pueden reconocer tres acepciones claras y distintas. Hay
conciencia vigil, una conciencia reflexiva y una conciencia moral. La vigil es aquella facultad mental que se
limita a informarnos sobre los fenómenos de nuestra vida. La reflexiva ayuda a tomar posición con respecto a lo
sucede alrededor. Y la conciencia moral es la actividad por la que la persona formula juicios sobre el bien y el
mal.

*En el funcionamiento psíquico racional las tres conciencias funcionan estructuradas en un todo armónico*

EL INFORME PERICIAL

Hay dos posibilidades de estados psíquicos: el examinado puede ser enajenado o racional. De lo hallado
durante el examen psiquiátrico forense se deduce clínicamente la capacidad mental que el examinado presentaba
en el momento del hecho que se está investigando.

Con todo el material a la vista y con los documentos que están en el expediente el perito psiquiatra ha de llegar a
una comprensión global del sujeto examinado y su circunstancia, y procederá a establecer su estado mental en un
particular momento de su biografía, lo que le permitirá dictaminar puntualmente si podía o no comprender el
significado de lo que estaba haciendo.

PERITAJE FORENSE

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Doc. Denisse1. Psicología Jurídica y Forense. 1° Parcial. Prof. Julio César Ríos

El dictamen pericial en tribunales es un tipo muy especial de asesoramiento. Se llama pericia o peritaje al
informe oral o escrito que el experto transmite al tribunal, en donde figura la evaluación del caso que ha
estudiado y las conclusiones a las que se ha llegado. El tribunal valorará el contenido del dictamen pericial y
podrá o no basarse en él para fundar el fallo  la opinión del perito no obliga al tribunal.

El perito ha de redactar su dictamen en lenguaje entendible para el lego. El perito se expresará con precisión y
sencillez, sin excesos declamatorios. Se prescinde de los tecnicismos, o se aclararan cuando no sea posible
obviarlos.

El informe también debe ser claro, concreto, completo y científicamente riguroso. Sin agregados superfluos, se
deben abordar con toda amplitud las diversas cuestiones psicopatológicas que aporten luz a la comprensión de
hechos relacionados con la causa judicial. No se debe abusar de hipótesis y de opiniones personales.

El peritaje psiquiátrico es una herramienta técnica al servicio de la administración de la justicia, en un


caso concreto. El informe no se hace en abstracto, sino que está referido a un hecho, que es el que se trata en el
expediente.  No puede desconocerse que el dictamen pericial necesita estar científicamente fundado. Carece
de valor el dictamen en que el perito se limita a exponer sus opiniones personales.

Hay en el perito psiquiatra un riesgo: creer que su misión incluye descubrir culpables y sentenciar. El rol del
perito psiquiatra no es decidir culpas o responsabilidades concretas de un sujeto  eso es incumbencia del
tribunal. El perito psiquiatra sólo debe expedirse acerca del estado mental de los protagonistas de un
episodio con implicaciones jurídicas.

PERICIAS COMPARTIDAS

No se justifica la realización de un informe pericial compartido por un psicólogo y un psiquiatra. En algunas


ocasiones el juez, el fiscal o el defensor solicitan la realización de un perita psiquiátrico-psicológico. Estamos
aquí frente a dos saberes que, si bien tienen algunos puntos de contacto, son en realidad poco concordantes. Hay
métodos totalmente distintos (estudios psicotécnicos o enfoque clínico). También hay un lenguaje y
objetivos diferentes.

Por definición, la psicología tiene predilección por lo normal, por las innumerables variantes de lo normal,
y por algo de lo anormal, nunca por lo enfermo mental, que incluye de modo significativo a la dimensión
biológica. Mientras tanto, la psiquiatría tiene como ámbito propio lo anormal y lo enfermo.

Talarico Zazzali EL PSICÓLOGO FORENSE


Pericia psicológica Pericia psiquiátrica DICTAMINA
Utiliza técnicas psicológicas No utiliza técnicas psicólógicas PREFERENTEMENTE SOBRE
Interpreta la anamnesis (si el sujeto DINAMISMOS INCONSCIENTES
tiene disfunción mental o no) DEVELADOS POR
No existe examen psicólogico, Examen psiquiátrico INTERPRETACIONES DE LA
existe evaluación psicólogica/ DINAMICA DE LA
psicodiagnóstico PERSONALIDAD Y LAS
Apunta al diagnóstico multiaxial Apunta al diagnóstico Psicopatológico PROFUNDIDADES DEL
de la subjetividad INCONSCIENTE; MIENTRAS
Determina estados emocionales, Busca tension entre aspectos racionales QUE EL PSIQUIATRA FORENSE
mecanismos intrapsíquicos y no racionales DICTAMINA SOBRE
Interpretación hermenéutica Busca signos de patología (DSM IV) COMPORTAMIENTOS
Clínica de la escucha Clínica de la mirada (observacional) CONSCIENTES
Hace hincapié en el discurso Hace hincapié en las acciones del sujeto COMPRENSIBLES.

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