Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Caña de Azúcar

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

La Mejora Genética en la caña de azúcar

Uno de los objetivos principales de agricultores y técnicos agrónomos es combatir de manera


eficiente las enfermedades que destrozan los cultivos, especialmente las que resultan más
devastadoras y causan severas pérdidas económicas. De las diversas prácticas que existen para
luchar frente a estas enfermedades se encuentra el uso de variedades que puedan presentar una
cierta tolerancia o una resistencia frente a los efectos perjudiciales que causan estos patógenos. Sin
embargo, el proceso de selección de variedades tolerantes (o resistentes) no resulta sencillo, ya que
está compuesto por numerosas fases bien definidas, que se puede alargar en el tiempo. De hecho, en
la caña de azúcar se estima un periodo entre 14 y 16 años para sacar al mercado una semilla
comercial con resistencia a ciertos factores adversos contra los cultivos, no solamente
enfermedades, también otros, como pueden ser frente al estrés, a la sequía, a unas condiciones
climáticas concretas, etc.

Necesidad de la resistencia genética

La caña de azúcar es un cultivo que presenta ciertas particularidades que lo hacen


especialmente propenso a sufrir el ataque de enfermedades, las cuales van a implicar una
serie de daños al cultivo y pérdidas económicas para el sector, que dependerán de la
severidad de estos ataques.

Un factor de riesgo importante a la hora de padecer enfermedades en la caña de azúcar es


que se trata de un monocultivo extensivo, instalado, en la mayoría de los países
productores, en grandes áreas. Además, puede darse la circunstancia de que solamente se
cultive una única variedad en una superficie tan extensa.

Estas circunstancias provocan que, cuando aparece en las zonas de cultivo, un patógeno
nuevo o una variante nueva de un patógeno ya existente, pueden producirse pérdidas
severas. Dichas pérdidas se agravan por el hecho de la dificultad que supone cambiar una
variedad por otra en un corto periodo de tiempo.

A este respecto, se pueden emplear distintas prácticas para combatir la acción de los
microorganismos causantes de las enfermedades, entre las que destacan:

 Usar material vegetal sano, libre de cualquier patógeno.

 Vigilarla entrada de material vegetal procedente de otros lugares, que posea una
garantía de sanidad.

 Eliminarrestos de cultivo anteriores con sospecha de haber padecido alguna


enfermedad.

 Llevar a cabo medidas higiénicas en las parcelas de cultivo, con carácter preventivo,
tanto antes de la plantación como durante el cultivo.

 Adecuar las acciones que pueden tener cierta influencia en la aparición de


enfermedades, como ajustar la fecha de plantación, realizar estrategias de
fertilización y riego adecuadas, etc.
 Aplicar tratamientos fitosanitarios cuando haya indicios de la presencia de
enfermedades.

Sin embargo, una de las principales prácticas contra las enfermedades que se está
realizando en la mayoría de los países productores de caña de azúcar es el uso de
variedades que presentan cierta tolerancia o resistencia a éstas (Ovalle, 2014). El hecho de
poder plantar un cultivo que reduzca o frene los daños causados es una gran alternativa de
lucha.

De este modo, se ofrece una protección natural a los cultivos que puede suponer
la reducción del uso de productos fitosanitarios, incluso la posibilidad de no aplicarlos. A lo
que hay que añadir las ventajas que conlleva esta reducción, como pueden ser:

 Es una práctica respetuosa con el medioambiente, que no contamina (tanto) el


entorno del cultivo.

 El cultivo contiene menos residuos de productos fitosanitarios.

 El producto cosechado es más inocuo y saludable para el consumidor.

Define la resistencia genética a las enfermedades como el “método más adecuado para
realizar un manejo “amigable” con el medioambiente, ya que elimina la necesidad de uso
de agroquímicos tales como fungicidas, bactericidas y, en el caso de enfermedades virales,
de insecticidas para el control de sus vectores”.
La Estación de Hibridación produce cada año suficiente semilla botánica para iniciar el
proceso de selección a nivel nacional, con una cantidad de hasta 360 mil híbridos, la cual es
distribuida entre los Campos Experimentales Regionales (CER) y el mismo CIDCA,
durante el mes de julio del año posterior a la realización de la cruza para dar continuidad al
programa de selección regional, con una población de hasta 30 mil híbridos. Posteriormente
a la germinación de la semilla, se realiza la inoculación y evaluación de la resistencia a las
enfermedades, dando inicio al proceso de selección (Flores-Revilla, 2012).

Fases del proceso de selección de variedades

Antes de iniciar el proceso de selección, se realiza, de forma anual, la hibridación, entre los
meses de octubre y diciembre, que es el periodo durante el cual las variedades florecen de
forma natural, dando lugar a los cruzamientos, que son de dos tipos:
 Biparentales: apareamiento de dos individuos de sexo diferente.

 Policruzamientos: apareamiento de tres o más individuos de diferente sexo.

Ambos cruzamientos se realizan en farol para evitar la contaminación de polen extraño. A


los 18 días después del cruzamiento, se cosecha la semilla botánica (o Fuzz), procedimiento
que consiste en cortar las espigas hembra en los cruzamientos biparentales y las espigas
macho y hembra en los policruzamientos

– Multiplicación I

Se forma con la caña-semilla de ciclo plantilla de la selección de la Fase Parcela. Se


siembran cuatro surcos de 25 m de cada variedad, estableciendo así el lote de
multiplicación.

– Fase Prueba de Adaptabilidad

Se establece de noviembre a diciembre y consiste en determinar el grado de adaptación


regional de las variedades, así como conocer su madurez industrial en las diferentes zonas
agroecológicas en el área de influencia de cada. La evaluación de las variedades se realiza
durante los ciclos de plantilla y soca, efectuando calificaciones fitosanitarias trimestrales y
la selección de los doce meses de edad.

En esta fase, el criterio de selección se basa en las características agronómicas en el tipo de


madurez y en el rango de adaptación de las variedades, con el objetivo de seleccionar
variedades de comportamiento agroindustrial balanceado, con un buen contenido en
sacarosa en el primer tercio de la zafra de preferencia y de adaptación a un amplio espectro,
o específica, que suponga la solución a un problema concreto.

Para la identificación varietal, se consideran las características: diámetro del tallo, tipo de
yema, cantidad de espinas, población de tallos molederos y mamones (jóvenes), hábito de
crecimiento, altura de tallo, uniformidad de desarrollo, despaje, tenacidad, resistencia al
acame, floración, médula, oquedad, sanidad interna y externa, madurez, jugosidad y
contenido de sacarosa, pureza y fibra. También se considera el comportamiento de
adaptación de las variedades frente a condiciones de: altitud, régimen pluviométrico,
suelos, drenaje, sequía, vientos y heladas.

– Multiplicación II

Con el material preseleccionado en ciclo plantilla de la Fase Prueba de Adaptabilidad, se


establece de inmediato, en la época apropiada, el lote de multiplicación II, sembrando
nueve surcos de veinte metros de cada variedad. Tiene la finalidad de proveer de caña-
semilla de ciclo plantilla de las variedades seleccionadas en dicha fase para establecer los
trabajos de la Fase Evaluación Agroindustrial.

– Evaluación Agroindustrial
Esta fase tiene como finalidad evaluar con mayor precisión el comportamiento
agroindustrial de las variedades en las zonas agroecológicas donde fueron seleccionadas,
obteniendo así una información más consistente de la respuesta varietal a condiciones más
específicas del entorno.

Para esta evaluación se deben utilizar diferentes diseños experimentales (bloques al azar,
cuadro latino, etc.), con la finalidad de calificar diferentes características agronómicas,
industriales y de adaptabilidad durante tres ciclos de evaluación, correspondiendo a los
ciclos productivos de plantilla, soca y resoca.

Se deben incluir como testigo a las variedades sobresalientes de la región, las variedades
seleccionadas en la Fase Prueba de Adaptabilidad y las prometedoras, enviadas por los
diferentes. Al conjunto de variedades se les debe considerar su madurez y riqueza en
sacarosa. Por ello, los valores más altos del Rendimiento Teórico de Azúcar de todas las
variedades integradas en la evaluación deben coincidir con la época de cosecha más
adecuada, o establecida en la zona agroecológica donde se vaya a ubicar dicho estudio. La
siembra se realiza con la caña-semilla proveniente del lote de Multiplicación II.

– Multiplicación III

Con los resultados de los dos primeros ciclos de selección, se establecen los lotes de
Multiplicación III, para disponer de caña-semilla de cara a la fase siguiente.

– Prueba Semicomercial

El objetivo de esta fase es la observación en un área más extensa y la multiplicación de las


variedades prometedoras propuestas para su introducción al cultivo comercial, en base a los
resultados obtenidos en la Fase Evaluación Agroindustrial. Los trabajos de esta fase deben
realizarse de acuerdo con las recomendaciones específicas para cada variedad dadas sus
características de adaptación.

De cada variedad se siembra un máximo de una hectárea en la época más adecuada,


considerando que este material será utilizado como caña-semilla. La evaluación se hace a
través de calificaciones sanitarias trimestrales, una calificación botánica de acuerdo con lo
descrito por Gómez-Merino y Sentíes-Herrera (2015) y una agronómica como en la fase
anterior a los nueve meses de edad.

– Fase Semillero

Corresponde a la última etapa del proceso de selección de variedades y tiene el objetivo de


multiplicar las variedades prometedoras y aportar semilla de calidad para su introducción al
cultivo comercial.

4. Importancia del mejoramiento genético

El programa de mejoramiento genético en caña de azúcar ha conseguido aportar algunos


avances y mejoras en este terreno. Por ejemplo, ha permitido desarrollar un 66 % de las
variedades que actualmente se cultivan en territorio nacional que, junto con las variedades
extranjeras, se han convertido en un pilar fundamental de variabilidad genética para el
diseño, implementación y evaluación de estrategias de producción de azúcar, junto a otros
productos y derivados que constituyen la materia prima de las transformaciones
agroindustriales (Sentíes-Herrera et al., 2017).

Es preciso reseñar que los aportes de este programa han sido destacados, teniendo en cuenta
que en las dos décadas anteriores el porcentaje de variedades nacionales en el campo cañero
se había estimado en un 55 % (Flores-Revilla, 2012; Sentíes-Herrera et al., 2016).

Según Sentíes-Herrera y Gómez-Merino (2014), las directrices para el mejoramiento


genético y la continuidad del fortalecimiento de esta agroindustria, con fines de
diversificación productiva, deben incluir:

 La ampliación de la base genética mediante la hibridación.

 La selección y el intercambio de variedades.

 La aplicación del cultivo in vitro.

 La generación de modelos estadísticos multivariados.

Por todo esto, con el principal objetivo de obtener una mejor producción en campo, Gómez-
Merino et al. (2014), proponen una serie de necesidades de innovación, que incluyen la
generación de variedades con mayor capacidad para producir biomasa y sacarosa, además
de resistencia a factores bióticos (plagas y enfermedades) y abióticos (sequía, inundaciones,
heladas, acidez, salinidad, etc.), uso eficiente del agua, mayor infraestructura para riego,
uso eficiente de fertilizantes, generación y aplicación de fertilizantes y biofertilizantes,
desarrollo de variedades biotecnológicas, generación de sistemas de producción orgánicos,
diversificación de la producción, cosecha en verde y mecanización, entre otros.

Como conclusión final, se pueden rescatar las valoraciones de Sentíes-Herrera et al. (2017),
que destaca la prioridad que supone para el país canalizar esfuerzos significativos para que
la caña de azúcar continúe siendo un soporte para el desarrollo del campo de la industria
diversificada. Estos esfuerzos deben ser en términos de investigación básica, desarrollos
tecnológicos e innovación. Sobre todo, teniendo en cuenta los desafíos a los que
actualmente se enfrenta la agricultura, como son la escasez y la contaminación del agua, el
alza generalizada de precios de los insumos agrícolas, los embates ambientales impuestos
por el cambio climático global y la disminución, tanto de la productividad como de la
rentabilidad del sector, entre otros.

También podría gustarte