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Resumen

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Resumen:

Durante la entrevista clínica, se lleva a cabo la evaluación del historial médico y del estado mental del
niño. La flexibilidad de esta técnica permite enfocarse en el motivo de la consulta, lo que realmente
preocupa al paciente, y comprender las motivaciones verdaderas, ya sean explícitas o implícitas, detrás
de la misma.

El desarrollo del niño es un proceso constante y dinámico, mientras que la evaluación clínica es un
evento puntual. Por lo tanto, se debe prestar especial atención a la edad, género y nivel de desarrollo del
niño, tomando en cuenta tanto patrones normativos como sociales. La edad del niño, junto con el tipo
de problemas, su frecuencia y gravedad, son factores que nos permiten determinar si un
comportamiento es patológico o analizar los riesgos que pueden estar asociados a su aparición. En
resumen, el enfoque de la evaluación clínica debe ser sensible a la evolución continua del niño y tener
en cuenta sus características individuales.

La entrevista clínica del niño permite explorar directamente la percepción que el niño tiene del problema
y evaluar su estado de desarrollo y mental. Al entrevistar directamente al niño, se obtiene información
que no podría obtenerse de otras fuentes, como el nivel de sufrimiento personal que experimenta el
niño, información sobre sus emociones y pensamientos (como ansiedad, pensamientos suicidas,
obsesiones y alucinaciones) y otros comportamientos relevantes, como conductas antisociales o abuso
sexual. En resumen, la entrevista directa con el niño es esencial para obtener información detallada y
significativa sobre el problema en cuestión y su estado mental.

Introducción:

En las últimas dos décadas, se han desarrollado múltiples entrevistas estandarizadas y escalas de
evaluación para sistematizar la evaluación de trastornos y síntomas psiquiátricos en la infancia. El
objetivo de estas herramientas es evaluar el desarrollo del niño en varios ámbitos de actividad
adaptativa de manera sistemática. Se han desarrollado formatos estructurados y semiestructurados para
llevar a cabo o registrar partes del examen del estado mental. Algunos proporcionan ítems específicos
para el "screening" de funciones cognoscitivas, mientras que otros ofrecen un formato para organizar los
datos del estado mental derivados de una entrevista clínica semiestructurada.

Por otro lado, se han elaborado entrevistas diagnósticas estructuradas y semiestructuradas para evaluar
la presencia de los principales trastornos psiquiátricos categoriales en niños. Estos instrumentos tienen
un formato estandarizado para padres y niños que revelan la presencia, duración y gravedad de síntomas
para los diagnósticos que aparecen en varias versiones del DSM. Estos instrumentos difieren en muchos
aspectos, como la flexibilidad que permite al entrevistador, el orden y realización de las preguntas, el
grado de entrenamiento clínico que se requiere a los entrevistadores, la organización del tiempo y el
margen de trastornos evaluados, y el objetivo y la población de sujetos a la que va dirigido el
instrumento.

A pesar de la utilidad de las entrevistas y los instrumentos estandarizados en el contexto clínico, no


pueden sustituir la entrevista psiquiátrica individualizada de un niño, ni se pueden considerar la única
base para establecer diagnósticos o planificar un tratamiento. Los objetivos de la obtención de datos
para la evaluación clínica de un niño requiere un estudio amplio, detallado y flexible en un contexto de
relación empática con los padres y con el niño. Además, los inventarios más estandarizados de entrevista
están diseñados como cuestionarios de síntomas y no pretenden evaluar los sentimientos, estilo de
personalidad, mecanismos de afrontamiento, contexto situacional, y potencialidades adaptativas que
proporciona la entrevista clínica.

También se han desarrollado escalas de evaluación de síntomas más estrictas para la evaluación
cuantitativa válida y fiable de ámbitos específicos de síntomas. Dichas escalas de síntomas pueden ser
útiles para cuantificar la gravedad de un síntoma y establecer una línea base frente a la que poder
comparar la respuesta a una intervención terapéutica. Entre las escalas de evaluación eficaces en la
práctica clínica se encuentran diversas escalas que evalúan la gravedad de síntomas depresivos, síntomas
de hiperactividad, desatención e impulsividad, síntomas de ansiedad, intensidad de los tics, alteración de
conductas alimentarias y actitudes y síntomas obsesivo-compulsivos. Las escalas de evaluación global
permiten al clínico realizar una evaluación cuantitativa del deterioro global.

CCONTENIDOS:

Pautas generales sobre la entrevista psicología infantil:}

La entrevista clínica con un niño permite explorar directamente cómo percibe el niño su problema,
evaluar su desarrollo y estado mental general. Esta entrevista proporciona información que no se puede
obtener de otras fuentes, como el nivel de sufrimiento personal del niño, detalles sobre sus sentimientos
y pensamientos internos (como ansiedad, pensamientos suicidas, pensamientos obsesivos y
alucinaciones) y también puede proporcionar información sobre conductas antisociales o abuso sexual.

Antes de la evaluación y entrevista clínica, es recomendable que los padres hablen con su hijo para
explicarle la naturaleza y el propósito de la evaluación de manera positiva y sin culparlo. Esto evitará que
el niño se sienta a la defensiva o como si estuviera siendo castigado. Si el niño es joven, es posible que
necesite una explicación adecuada sobre quién es el médico (como "un médico para hablar de
sentimientos" o "un médico que ayuda a niños con problemas") y asegurarle que no habrá agujas ni
procedimientos dolorosos. Es importante que los padres alienten al niño a expresar cualquier
preocupación que tenga, incluso si se trata de temas familiares privados.

En la entrevista clínica con niños, es importante aclarar desde el inicio cuál es el objetivo de la evaluación
y qué se ha explicado al niño previamente. Con adolescentes, es recomendable comenzar la entrevista
de esta manera, mientras que con niños más pequeños se debe esperar hasta que estén cómodos. Es
importante no prolongar demasiado este tema ya que puede hacer que el niño se sienta incómodo o que
el entrevistador esté ocultando algo. Preguntar al niño qué sabe sobre el motivo de la visita puede
ayudar a corregir cualquier concepto erróneo y aclarar la comprensión del examinador. También es
esencial explicar la duración de la evaluación, la confidencialidad y el papel del clínico en términos
apropiados para su nivel de desarrollo.

Es importante indagar en las áreas principales de funcionamiento del niño, preguntando sobre sus
intereses, fortalezas y debilidades, así como sus sentimientos en diferentes ámbitos de su vida. Estos
ámbitos incluyen su familia, compañeros, escuela o trabajo, su propia imagen corporal y preocupaciones,
así como su mundo interno de fantasía. Aunque estos aspectos se hayan abordado en relación al
problema inicial, es necesario evaluar estas áreas de manera sistemática.
Para la entrevista con niños, se deben utilizar técnicas flexibles y sensibles que tomen en cuenta el nivel
de desarrollo cognitivo y lingüístico del niño, la complejidad emocional del tema y el grado de conexión
emocional entre el entrevistador y el niño (rapport).

Para obtener información sobre los sentimientos y la interacción social de los niños, las técnicas de juego
interactivo son útiles ya que los niños pueden tener dificultades para expresarse verbalmente. El juego
imaginativo con marionetas, figuras pequeñas o el entrevistador mismo puede ser un material valioso
para inferir los intereses, percepciones y modos característicos del niño para regular afectos e impulsos.
Un entrevistador experto puede facilitar este juego con fines diagnósticos y de construcción de la
relación con el niño, evitando especulaciones injustificadas o intrusiones. Además, la forma en que el
niño juega puede proporcionar información relevante para la evaluación de su estado mental.

La utilización de técnicas lúdicas durante la entrevista con el niño puede ayudar a establecer una buena
relación con el entrevistador y hacer que el proceso sea más divertido para el niño. Una técnica común
es pedirle al niño que haga un dibujo, ya sea libremente o basado en una instrucción específica. Además,
también existen preguntas proyectivas que pueden ser útiles para obtener información sobre los
intereses y emociones del niño, como preguntarle qué animal le gustaría ser o con quién se iría a una isla
desierta. Otras técnicas imaginativas interactivas incluyen el juego de garabatos de Winnicott y la Técnica
de explicar un cuento de Gardner. También se puede obtener información valiosa pidiéndole al niño que
describa un sueño, un libro, una película o un programa de televisión que recuerde, o preguntándole
acerca de sus aspiraciones para el futuro.

Para investigar el problema o aspectos de la vida del niño, es importante tener en cuenta su nivel de
desarrollo cognitivo y lingüístico, respetar su autoestima y ser cuidadoso en la formulación de las
preguntas. Las preguntas deben ser claras y comprensibles, evitando términos abstractos o directivas
que puedan generar respuestas poco útiles o inadecuadas. En niños más jóvenes, es común que
respondan de forma muy conformista o socialmente deseable, mientras que en niños mayores, pueden
sentirse incómodos al hablar de sentimientos de tristeza o vulnerabilidad. Por lo tanto, es necesario
utilizar un enfoque sensible y adaptado a cada niño para obtener información precisa.

Cuando se comete un error al evaluar el nivel de madurez del niño, esto puede llevar a crear expectativas
equivocadas en la entrevista y el niño puede reaccionar de forma inapropiada en consecuencia.

Si uno cambia su manera de comunicarse con un paciente en particular, usando un lenguaje infantil o
adolescente, esto puede provocar que el paciente se identifique excesivamente o que se anule el
significado de lo que está diciendo, lo cual puede ser perjudicial para entender el problema que está
experimentando.

Se recomienda no inducir al niño o adolescente a realizar acciones cuyo beneficio para su maduración no
esté claro. El clínico debe evitar la tentación inconsciente de sugerir, inducir o facilitar comportamientos
que respondan a sus propias necesidades y no a las del paciente.

Ortiz Soto, P., Duelo Marcos, M., & Escribano Ceruelo, E. (2015). La entrevista en salud mental infanto-
juvenil (III): la valoración psicopatológica y estructural del niño. Pediatría Atención Primaria, XVII(65),
e69-e82.
1. Contenidos:
a. Pautas generales en la entrevista psicológica infantil y adolescente

Acorde a Molina (2007) se deben mantener en consideración los siguientes puntos en el


ejercicio de la entrevista psicológica infantil y adolescente:

1. El psicólogo, podrá intercalar preguntas sobre el estado físico del paciente,


o preguntar por sus deseos, ilusiones, miedos, impulsos, defensas, afectos, y
otro tipo de relaciones que nos puedan parecer de interés.
2. El psicólogo personalmente, en lo posible, es el que debe acompañar al
niño desde la sala de espera al lugar de la exploración intentándolo hacer con
su acuerdo y convenciéndolo, de que sus padres le esperan en la sala de
espera y los encontrará al salir.
3. Tratará al niño por su nombre y le dará a conocer el suyo, facilitando una
relación lo más personalizada posible, no se sentará siempre tras una mesa,
debe aclarar que es lo que el niño comprende del hecho de que le hayan
llevado a la consulta. Debe establecer con él cierta complicidad y asegurarle
de que guardara el secreto en los niveles que él quiera.
4. Es mejor no tomar notas durante las entrevistas, puesto que esta actitud
puede inhibir al niño y privarle de expresar todo lo que podría.
5. En el juego libre que se establece el entrevistador hará preguntas que
favorezcan una mayor creatividad e iniciativa y en ningún momento dirá nada
que pueda cortar la espontaneidad del estudiado. (p. 3)

La entrevista clínica con un niño permite explorar directamente cómo percibe el niño su
problema, evaluar su desarrollo y estado mental general. Esta entrevista proporciona
información que no se puede obtener de otras fuentes, como el nivel de sufrimiento personal
del niño, detalles sobre sus sentimientos y pensamientos internos (como ansiedad,
pensamientos suicidas, pensamientos obsesivos y alucinaciones) y también puede
proporcionar información sobre conductas antisociales o abuso sexual.

b. Estructura de la entrevista

Preparación y orientación: Antes de la evaluación y entrevista clínica, es recomendable que


los padres hablen con su hijo para explicarle la naturaleza y el propósito de la evaluación de
manera positiva y sin culparlo. Esto evitará que el niño se sienta a la defensiva o como si
estuviera siendo castigado. Si el niño es joven, es posible que necesite una explicación
adecuada sobre quién es el médico y asegurarle que no habrá agujas ni procedimientos
dolorosos. Es importante que los padres alienten al niño a expresar cualquier preocupación que
tenga, incluso si se trata de temas familiares privados.

Problema manifiesto y proceso de consulta: En la entrevista clínica con niños, es importante


aclarar desde el inicio cuál es el objetivo de la evaluación y qué se ha explicado al niño
previamente. Con adolescentes, es recomendable comenzar la entrevista de esta manera,
mientras que con niños más pequeños se debe esperar hasta que estén cómodos. Es
importante no prolongar demasiado este tema ya que puede hacer que el niño se sienta
incómodo o que el entrevistador esté ocultando algo. Preguntar al niño qué sabe sobre el
motivo de la visita puede ayudar a corregir cualquier concepto erróneo y aclarar la comprensión
del examinador. También es esencial explicar la duración de la evaluación, la confidencialidad y
el papel del clínico en términos apropiados para su nivel de desarrollo.

Evaluación de las principales áreas de funcionamiento: Es importante indagar en las áreas


principales de funcionamiento del niño, preguntando sobre sus intereses, fortalezas y
debilidades, así como sus sentimientos en diferentes ámbitos de su vida. Estos ámbitos
incluyen su familia, compañeros, escuela o trabajo, su propia imagen corporal y
preocupaciones, así como su mundo interno de fantasía. Aunque estos aspectos se hayan
abordado en relación al problema inicial, es necesario evaluar estas áreas de manera
sistemática.

c. Técnicas que se pueden utilizar:

Para la entrevista con niños, se deben utilizar técnicas flexibles y sensibles que tomen en
cuenta el nivel de desarrollo cognitivo y lingüístico del niño, la complejidad emocional del tema
y el grado de conexión emocional entre el entrevistador y el niño (rapport).

Técnicas de juego interactivo: Para obtener información sobre los sentimientos y la


interacción social de los niños, las técnicas de juego interactivo son útiles ya que los niños
pueden tener dificultades para expresarse verbalmente. El juego imaginativo con marionetas,
figuras pequeñas o el entrevistador mismo puede ser un material valioso para inferir los
intereses, percepciones y modos característicos del niño para regular afectos e impulsos. Un
entrevistador experto puede facilitar este juego con fines diagnósticos y de construcción de la
relación con el niño, evitando especulaciones injustificadas o intrusiones. Además, la forma en
que el niño juega puede proporcionar información relevante para la evaluación de su estado
mental.

Técnicas proyectivas: La utilización de técnicas lúdicas durante la entrevista con el niño


puede ayudar a establecer una buena relación con el entrevistador y hacer que el proceso sea
más divertido para el niño. Una técnica común es pedirle al niño que haga un dibujo, ya sea
libremente o basado en una instrucción específica. Además, también existen preguntas
proyectivas que pueden ser útiles para obtener información sobre los intereses y emociones del
niño, como preguntarle qué animal le gustaría ser o con quién se iría a una isla desierta. Otras
técnicas imaginativas interactivas incluyen el juego de garabatos de Winnicott y la Técnica de
explicar un cuento de Gardner. También se puede obtener información valiosa pidiéndole al
niño que describa un sueño, un libro, una película o un programa de televisión que recuerde, o
preguntándole acerca de sus aspiraciones para el futuro.

Preguntas directas: Para investigar el problema o aspectos de la vida del niño, es importante
tener en cuenta su nivel de desarrollo cognitivo y lingüístico, respetar su autoestima y ser
cuidadoso en la formulación de las preguntas. Las preguntas deben ser claras y comprensibles,
evitando términos abstractos o directivas que puedan generar respuestas poco útiles o
inadecuadas. En niños más jóvenes, es común que respondan de forma muy conformista o
socialmente deseable, mientras que en niños mayores, pueden sentirse incómodos al hablar de
sentimientos de tristeza o vulnerabilidad. Por lo tanto, es necesario utilizar un enfoque sensible
y adaptado a cada niño para obtener información precisa.
d. Situaciones a evitar durante el proceso de entrevista:

Cuando se comete un error al evaluar el nivel de madurez del niño, esto puede llevar a crear
expectativas equivocadas en la entrevista y el niño puede reaccionar de forma inapropiada en
consecuencia.

Si uno cambia su manera de comunicarse con un paciente en particular, usando un lenguaje


infantil o adolescente, esto puede provocar que el paciente se identifique excesivamente o que
se anule el significado de lo que está diciendo, lo cual puede ser perjudicial para entender el
problema que está experimentando.

Se recomienda no inducir al niño o adolescente a realizar acciones cuyo beneficio para su


maduración no esté claro. El clínico debe evitar la tentación inconsciente de sugerir, inducir o
facilitar comportamientos que respondan a sus propias necesidades y no a las del paciente.

e. Elementos a considerar en el proceso de entrevista

Existen algunos elementos básicos que deben considerarse durante el proceso de entrevista
los cuales, según Molina (2007), aportan información determinante para la evaluación y
diagnóstico como la vestimenta, conducta motriz, lenguaje, comunicación, orientación,
concentración, atención, memoria, percepción, emoción y su actitud durante la entrevista (pp.
7-9). Autores como Soto et al. (2015) explican que se debe considerar también aspectos como
la autorregulación, nivel de actividad, conductas motoras y nivel de atención (pp. 70-71).

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