CASOS
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CASO 1
Historia de la enfermedad actual En octubre de 2015, May y su madre tiene una fuerte
discusión de la cual surgen agresiones físicas de parte de ambas. Durante el suceso la
paciente tiene conductas como gritar, correr y 20 por último encerrase en el baño a cortarse
las manos hasta desmayarse. Fue llevada a urgencias y atendida la crisis; posteriormente
fue remitida a psiquiatría y diagnosticada con trastorno de control de impulsos y de la
conducta, no especificada. El psiquiatra la remite al psicólogo, sin embargo, las consultas
con este profesional fueron pocas, y finalmente ella desertó del proceso. En Febrero del
2016 cambia colegio, y desde entonces se siente, estresada, irritable, aburrida, con
sentimientos de soledad y culpa por haber agredido a su madre, y dificultades para
controlar sus emociones.
• Síntomas cognitivos: Piensa que es un fracaso, que es incapaz, es una persona mala;
además, se siente culpable y desesperanzada frente al futuro; también manifestó que se le
dificulta concentrarse.
Historia personal y social May es la mayor de dos hermanos y proviene de una familia
monoparental. Su abuela y su madre quedaron a cargo de ella desde que nació, ya que su
madre nunca convivió con su padre; el contacto con él ha sido esporádico; desde los trece
años empezó a verlo y relacionarse con él un poco más. La paciente creció en un ambiente
caracterizado por la hostilidad y la agresividad por parte de su madre, quien mostraba
conductas impulsivas y agresivas, que utilizaba a manera de castigo como “morderla, darle
puños, golpearla contra las paredes, encerrarla en el baño, intentar ahorcarla, tirarla por las
escaleras, dejarla sola en casa o encerrarla en el cuarto todo un día”; también ejercía
maltrato psicológico con frases como, “me arrepiento de haberte tenido, eres un estorbo”.
May, ha manifestado desde los 6 años, una personalidad pre -mórbida con rasgos
impulsivos y síntomas “depresivos. Según reportan tanto la madre como la paciente,
cuando ella era castigada o no complacían sus deseos, tiraba objetos y luego se desmayaba
durante cinco minutos. Igualmente, ambas refieren que su estado de ánimo constantemente
era triste e irritable, con llanto fácil, y recurrente; se aislaba y atemorizaba ante cualquier
reacción de la madre; a partir de los 10 años empieza a tener “pensamientos de muerte,
ideas suicidas, sentimientos de soledad y en los momentos de rabia se maltrata (según
señala la paciente para “desahogarse” ), con acciones como encerrarse en el baño,
enterrarse los lapiceros en las piernas, arañarse, golpearse, halarse el pelo y cortarse las
manos (cutting)”.
Durante su infancia la paciente careció de afecto, respeto, aceptación, cuidados y atención
por parte de sus padres. El afecto y protección que recibía era el de su abuela, quien no
estaba siempre para suplir sus necesidades básicas debido a sus obligaciones laborales. A
May le falto guía y dirección, no tuvo unos límites realistas ya que se le dificulta fijar o
alcanzar objetivos personales, disciplinarse a sí misma, y controlar sus impulsos. Expresa
que desde que empezó la adolescencia ha tenido dificultades con sus logros académicos;
comúnmente, falta a clase o se ausenta de ella; mantiene conflictos abiertos con su madre,
novio, compañeros de colegio y profesores. Así mismo, ha tenido varios cambios de
vivienda (ha vivido con la abuela, la mamá, la tía y la prima y con otros familiares) y de
colegio.
Según informa May a los 14 años intentó suicidarse tomándose un frasco de pastillas
después de haber sido abusada sexualmente por un desconocido; como consecuencia de ello
quedó embaraza y posteriormente, cuando tenía tres semanas de gestación se provocó un
aborto. A los 16 años la paciente se corta las manos hasta desmayarse después de un
episodio de agresiones físicas y verbales con su madre. Se refiere a la relación con su
madre como tormentosa y conflictiva; con su padre y padrastro el contacto es distante.
Describe a su padre como “temperamental y distante”; su madre la ve como “agresiva,
violenta, iracunda, impulsiva, incapaz de expresar afecto”. Sus relaciones sociales son
inestables y poco duraderas. Actualmente tiene una escasa actividad social con un círculo
que se limita a los compañeros de su novio.
1. EVALUACIÓN
Para poder analizar el caso de May como primer paso realice una lectura completa de todo
el texto presentado y fui subrayando los rasgos o acontecimientos que llamaban mi atención
o que eran relevantes para mí, una vez terminada la lectura volví a leer los rasgos que
estaban subrayados y a cada uno le iba relacionando con los criterios del DSM-5
pertenecientes al Trastorno de Personalidad Limite, una vez que relacione todos los rasgos
observe si cumple con los 5 criterios solicitados en el DSM-5 para poder continuar
analizando a fondo cada uno de los rasgos encontrados.
2. INTRUMENTOS UTILIZADOS
o DSM-5 completo.
o Historia Clínica de May.
3. RESULTADOS ENCONTRADOS
May, es una adolescente de 16 años que acude a consulta mencionando necesitar ayuda
psicológica, nos menciona que se cambió de colegio y desde entonces se levanta aburrida,
irritable, estresada y con un sentimiento de culpabilidad. El suceso que marcó el inicio de
este caso es una fuerte discusión entre May y su madre en donde se agreden mutuamente y
May presenta actitudes como gritar, correr y cortarse las manos hasta quedar desmayada
(Criterio 5), en la primera cita con el profesional May menciona entre sus emociones un
sentimiento de vacío (Criterio 7), además de sentir ira, irritarse con facilidad y sentirse
triste y ansiosa. May presenta dos principales estresores el primero es su madre, ya que no
tienen una buena relación ni comunicación y el segundo es su pareja sentimental con la que
de igual manera mantiene una relación de peleas, discusiones, etc. Y además a May se le
dificulta tener relaciones positivas con sus compañeros (Criterio 2). May refiere que a los
7 años empezó a sentirse triste e irritable sin motivo alguno (Criterio 6) por lo que nos
demuestra una inestabilidad afectiva.
A May se le dificulta las relaciones interpersonales por lo que su círculo social se limita a
los amigos de su novio, su madre refiere que May es una persona irritable, agresiva y con
relaciones inestables. (Criterio 6)
Desde pequeña May ha presentado rasgos impulsivos en situaciones cuando era castigada
May empezaba a lanzar objetos, jalarse el pelo, etc. May presenta problemas para controlar
su ira por lo que frente a cualquier situación ya sea mínima o extrema May reacciona de
forma agresiva y ataca a la otra persona ya sea física o verbalmente (Criterio 8)
A los 10 años May surgen pensamientos suicidas y a esta misma edad empieza a
automutilarse, cortándose las manos o pinchando sus extremidades con lapiceros (Criterio
5).A los 14 años intento suicidarse (Criterio 5) tomándose un frasco de patillas.
Un factor importante a analizar es el comportamiento de la madre con May, puesto que las
dos presentan similitud en sus actitudes y comportamientos frente a cualquier situación.
5. DIAGNÓSTICO
Una vez que he identificado la relación de los rasgos que se presentan en el caso con los
criterios que identifique puedo decir que May, una adolescente de 16 años que solicita
atención psicológica cumple con 5 de 9 criterios pertenecientes al Trastorno de la
personalidad Limite, de acuerdo al DSM-5 este trastorno se caracteriza por un padrón
dominante de inestabilidad de las relaciones interpersonales (tiene una mala relación con
sus compañeros de colegio, su madre y su pareja sentimental), autoimagen y de los afectos
(afectividad inestables, cambios de ánimo sin motivo) impulsividad intensa (tirar objetos,
salir corriendo, encerrarse en un baño). Dichos acontecimientos se presentan en cualquier
contexto. En conclusión, May cumple con el número de “requisitos” establecidos en el
Manual DSM-5 para poder diagnosticar con el Trastorno de Personalidad Limite.
CASO 2
Este es un caso verdadero, pero he tenido que hacer cambios para proteger la identidad del
paciente y algunos aspectos de la mía propia. En varios casos he sustituido, en aras de una
equivalencia simbólica, ciertos aspectos de nuestras vidas. Los diálogos son siempre reales
y con la mayor literalidad que mi memoria permite. El disfraz es profundo, sólo paciente y
terapeuta podemos ver detrás de él. Sin lugar a dudas, cualquier lector que crea reconocer
algún aspecto de este caso estará equivocado. Psicoterapia de 2 años y 3 meses de duración
que tuve la oportunidad de compartir con Lionell V.
Presentación
Lionell acude con casi 15 minutos de retraso a nuestra primera entrevista, asunto sobre el
cual no hará mención en ningún momento. Nos saludamos cortésmente; estrecho su mano,
en la que puedo sentir una perceptible sudoración. Sin embargo, se muestra sosegado en su
tono de voz y ordenado en sus gestos. Me mira fijamente a la cara al tiempo que sonríe,
preguntándome con decisión cuál es su asiento, cosa que le indico y comenzamos a charlar.
En esta entrevista previa nos sentamos cara a cara, uno frente al otro, con una distancia de
unos 2 metros y medio entre nuestros sillones.
Lionell, previa invitación mía, comienza a hablar manifestando sus intereses e inquietudes
sobre la que sería nuestra terapia. Desde el primer momento puede entreverse en el paciente
un esfuerzo por autocontrolarse, por desprenderse del nerviosismo cuya sudorosa mano me
significaba, como si viviera ese acontecimiento como un indicador de debilidad o
femineidad, y a mí como a un crítico evaluador. Mientras su discurso avanza, se le va
notando tranquilo y sosegado, hasta el punto en que no solamente se controla, sino que trata
de controlarme a mí y a la sesión; tendencia que rápidamente me hizo comprender el
porqué de su retraso. Trata de separarse de su sensación de sentirse evaluado, invirtiendo la
situación y atribuyéndome a mí el papel de alguien que tiene que demostrar algo así como
determinadas habilidades.
Lionell: “Bien, doctor, la verdad es que ando de aquí para allá, de consultorio en
consultorio entrevistándome con distintos analistas en busca de uno que me sea
convincente, que me demuestre que sabe cosas, que es un profesional potente,
¿entiende?, que esté lo suficientemente preparado como para analizarme... a mi
altura “
Terapeuta: “¿Y qué le empuja a tratarse, Lionell? ¿Qué ideas o expectativas tiene
sobre su terapia?”.
Terapeuta: “En mi opinión, Lionell, el análisis es algo más que cumplir unos
criterios de formación, de hecho, el principal beneficio es un beneficio de carácter
personal. Por tanto pienso que todo análisis es terapéutico, más que didáctico, y creo
que es importante que pueda comprender esto”.
A través de esta entrevista inicial se van desvelando rasgos que considero muy
determinantes de la personalidad del paciente. Como puede entreverse, Lionell manifiesta
una actitud fálica en relación al momento en que trata de controlarme, llegando con retraso
a la sesión, trata de hacerme sentir vorazmente evaluado por él. Al mismo tiempo,
comienzan a aparecer enseguida aspectos de envidia narcisista en relación a la
agresividad, el desprecio y superioridad con que habla sobre los analistas que ha visitado.
Cabe señalar la fantasía de excepcionalidad, de ser alguien especial que necesita un
analista especial, “un profesional potente, a mi altura” en sus propias palabras. En seguida
va a aparecer, ya desde este primer encuentro, toda una tendencia a exhibirse, a mostrar
aspectos que considera grandiosos de sí mismo, motivado en la búsqueda por
necesidades inconscientes de despertar u obtener admiración en el otro. También nos
encontramos con la fantasía de omnipotencia, megalomaníaca, infantil, en que Lionell
siente que las cosas se van a conseguir por el mero de hecho de ser pensadas, deseadas,
negando el trabajo, el esfuerzo y el tiempo necesarios que la realidad impone en su
consecución “yo vengo por un tiempecillo y ¡listo!”.
En esta primera entrevista invité a Lionell a que hablara de sus inquietudes sobre lo que
para él consistía y significaba analizarse, quise conocerle, ofrecerle de entrada un espacio
acrítico, sin censura, donde pudiera sentirse cómodo y hablar con amplitud. Personalmente,
sentí la necesidad de controlarme que albergaba, sentí como una necesidad
suya el ponerme a prueba de la manera en que antes apuntamos. Quizá esto me ayudó a no
sentirme agredido ante el rol que Lionell necesitó asignarme y a no actuar tal papel.
Veámoslo a continuación a través de la siguiente transcripción:
Lionell: “Dígame doctor, mas o menos… ¿Cuántos años lleva usted de ejercicio?,
¿Ha tenido pacientes inteligentes y perspicaces que le pusieran en jaque? Por cierto
me gusta su consulta, el diván, el cuadro de Freud (hay un cuadro muy grande de
Freud en la pared de mi consultorio), ¡qué típico! la estantería llena de libros, esto es
un poco como “de película”, ¿no cree?”
Lionell: “Es usted un tipo inteligente doctor, me gusta (se ríe entusiasmado). Bueno
no sé si le dije que vengo de Mallorca, estoy viviendo en un piso compartido con
tres buenos amigos. La verdad es que quizá sí que soy un poco controlador y sobre
todo me gusta mucho ser un poco el líder con mis compañeros, siempre me ha
gustado sentirme como alguien carismático. Mis padres están divorciados desde que
yo tengo unos doce años. Tengo tres hermanos, Fernando es siete años mayor que
yo, Victoria cinco años mayor también, y Boro, el más pequeño que es cinco años
menor. Con mi padre tengo una relación difícil. Mis hermanos mayores estudiaron
Derecho al igual que él y bueno, yo he sido siempre un poco rebelde, el hijo más
gamberro. Y, bueno, a veces tengo algún encontronazo con él. (Aquí adopta un tono
más serio y tras una pausa continúa como quien se dispone a desvelar un secreto).
Le diré más, mi padre tiene un trastorno narcisista de la personalidad, es un tipo
difícil que nunca se ha preocupado realmente por nosotros. En su mente él es un
“padrazo”, en el sentido de que nos ha pagado buenos colegios y económicamente
nos tiene bien atendidos, pero nunca se ha molestado en conocerme de verdad. En
rigor no sabe casi nada de mí, de las cosas que me interesan, la música que me
gusta, las chicas o los amigos con los que salgo, nada de eso”.
El paciente me hizo sentir que ya había cierta implicación por su parte en nuestro trabajo
terapéutico, comenzó a abrirse y a dar una información muy importante y personal
desvelándose muchos rasgos, deseos, necesidades y miedos que le caracterizan. Finalizó
expresando lo que percibí como una fuerte rabia y rivalidad edípica hacia el padre. Al
mismo tiempo, me pregunté si, al hablar sobre éste, no estaría Lionell expresando aspectos
que inconscientemente pueden pertenecerle y formar parte de sus propias disposiciones. Me
pareció demasiado pronto para interpretar y confrontarlo con estos aspectos. Me sorprendió
la facilidad y franqueza aparente con la que fue relatando toda esta información sobre sí
mismo. Personalmente me sentí muy motivado a trabajar con él. Tras finalizar esta primera
entrevista, me pregunté concretamente qué era lo que yo había articulado para contribuir a
que el paciente abandonara esa posición en donde trataba de controlarme y acorralarme, y
se reubicara en un lugar tan favorable como era el de implicación en la terapia y apertura
personal. Obviamente, fue un acierto no contribuir al establecimiento de una relación
competitiva, ni mucho menos tratar de exhibir mis conocimientos como terapeuta al modo
que quizá él esperaba y dar satisfacción a sus necesidades de control. Pienso que la clave
estuvo en la devolución de lo que él estaba poniendo en juego (“me hace sentir usted,
Lionell, que necesita controlar muchas cosas”), de modo que pudo repensarlo,
contemplarlo e, incluso, favoreció la apertura en él (“me pregunto si le sucede lo mismo en
otros ámbitos de su vida, si otras personas han podido sentirse así al tratarle”) Al mismo
tiempo, quise validarle y transmitirle la sincera idea de que me apetece conocerle, (“me
interesa conocer cosas sobre usted” ).
Lionell: “(Se ríe), Supongo que fue una gran faena y eso explica que, pese a que
ahora nuestra relación es diferente, yo le hiciera durante muchos años la vida
imposible a Boro (se ríe nuevamente). Algún tiempo después comencé a jugar
mucho con mi hermano mayor, Fernando, ya le dije que tiene siete años más que yo.
Me encantaba jugar con él, ¡era lo mejor! Compartíamos habitación y era todo
fantasía. Yo tenía un nombre de juegos: ´jorjin´. En todos los juegos yo era ´jorjin´.
A veces un superhéroe que llevaba a cabo misiones secretas, a veces un campeón
del mundo cuando hacíamos fútbol, baloncesto, rugby. En otros juegos, yo tenía un
ordenador dentro de mi cabeza que me dotaba de todo tipo de habilidades
especiales. Cuando mi madre y yo empezamos a ser “enemigos” yo me convertí en
un niño “más difícil”. Era un torbellino, también muy inteligente, hablaba muy bien
para mi edad, muy espabilado, son cosas que siempre se han comentado en mi
familia, como también las etiquetas de revoltoso, con un muy mal perder en los
juegos, maleducado, chulesco, arrogante, quizá algo de todo eso todavía vive en
mí... usted me lo dirá doctor (se ríe). Por otro lado, en aquel tiempo mi padre era
para mí alguien todopoderoso, adelantaba a todos los coches en la autopista, era
fuerte, me levantaba por los aires haciéndome cosquillas en la barriga, tenía fajos de
billetes en los bolsillos, era respetado, sabía pescar, hacer barbacoas. Mis hermanos
mayores disfrutaron más que yo de su presencia. Desde que yo tengo memoria, mi
padre hacía muchos viajes de trabajo, iba a un casino de juego por las noches con
asiduidad, estaba menos con nosotros, pero recuerdo algunas excursiones, jugar con
él al fútbol, cosas así”.
1. EVALUACIÓN
Para la evaluación de este caso en primera instancia realicé una lectura completa y fui
resaltando los rasgos relevantes que el terapeuta mencionaba como parte de su análisis y de
igual manera fui subrayando los rasgos que mencionaba Lionell y que me parecían rasgos
de un trastorno, después de subrayar leí cada rasgo señalado y lo fui relacionando con los
criterios del Trastorno Narcisista, identifique si cumplía con el número de criterios
solicitado por el DSM-5 y finalmente continúe analizando de manera profunda cada uno de
los criterios encontrados.
CRITERIOS ENCONTRADOS
5. DIÁGNOSTICO