Ecologia Micorrizas PP
Ecologia Micorrizas PP
Ecologia Micorrizas PP
arbusculares y restauración
de ecosistemas
ISBN: 978-607-02-0712-9
por el apoyo otorgado para la publicación de este manual a través del proyecto
SEMARNAT–CONACyT 2002-c01-668.
PRÓLOGO
ECOLOGÍA DE MICORRIZAS ARBUSCULARES
Y RESTAURACIÓN DEL ECOSISTEMA
Alejandro Alarcón
PRESIDENTE DE LA SOMESIMI (2007-2010)
6
INTRODUCCIÓN
Resumen
En este capítulo se establecen los conceptos básicos de la restauración y se explica
lo que son los hongos micorrizógenos, en especial los arbusculares (HMA), y sus
principales efectos sobre el crecimiento de las plantas, fundamentos por los cuales
se han usado ya en varios ecosistemas tropicales en prácticas de restauración y fito-
remediación. Se explica la estructura del libro y se hace un resumen de los resultados
más importantes sobre la ecología de los HMA, y su aplicación en estudios de campo
tanto en ecosistemas naturales, como contaminados y en agroecosistemas.
Abstract
This chapter deals with the basic concepts of ecosystems restoration and
mycorrhizal fungi, especially arbuscular mycorrhizal fungi, also it covers the main
effects on plant growth, and how this knowledge has been very useful in restoration 7
Javier Álvarez-Sánchez y Juan Carlos Peña Becerril
INTRODUCCIÓN
Las actividades humanas, producto de la demanda por los recursos, han tenido
diversas repercusiones sobre los ecosistemas, tales como su degradación,
transformación o, incluso, su desaparición, por lo que se ha hecho necesario tomar
medidas para promover y acelerar su recuperación. En este sentido, una disciplina
que puede apoyar a lograr estos objetivos es la restauración ecológica, que consiste
en el manejo de un ecosistema, fundamentado en los procesos sucesionales, tal que
se promueva la recuperación de sus niveles de funcionalidad y estructura, semejantes
a los que tenía antes de la perturbación (Bradshaw 1997b).
La regeneración natural de los ecosistemas perturbados puede tomar tiempo, en
escala de décadas o siglos, sin embargo, si se logra identificar el obstáculo que genera
este retraso, la recuperación de dichos ecosistemas puede acelerarse con intervención
artificial, la cual será más exitosa si se usan o se imitan los procesos naturales. Este
proceso de identificación e intervención es la esencia de la restauración ecológica
(Dobson et al. 1997).
La restauración ecológica
La Society for Ecological Restoration (SER 2004) define a la restauración ecológica
como “el proceso de asistencia para la recuperación de un ecosistema el cual ha
sido degradado, dañado o destruido”. Ésta debe de tomar en cuenta un intervalo
crítico de variabilidad en la biodiversidad, los procesos ecológicos y la estructura en
el contexto regional e histórico y prácticas culturales sustentables1.
De acuerdo con Hobbs y Norton (1996), la restauración de zonas perturbadas
obedece a cuatro objetivos generales: 1) restaurar sitios altamente degradados
pero localizados, como las minas; 2) aumentar la capacidad productiva de tierras
productivas degradadas; 3) aumentar los valores de conservación en áreas protegidas,
y por último, 4) aumentar los valores de conservación en áreas productivas. Para ello,
Bradshaw (1997a) visualiza cuatro tipos de recuperación de ambientes perturbados,
la remediación, la reclamación, la rehabilitación y la restauración.
1
SER, 2004. Society for Ecological Restoration International Science & Policy Working Group.
2004. The SER, International Primer on Ecological Restoration. www.ser.org & Tucson: Society
8 for Ecological Restoration International.
INTRODUCCIÓN
esta simbiosis puede reducir el efecto de patógenos de las raíces; sin embargo, la
eficacia varía según el hongo, el patógeno, el substrato y las condiciones ambientales
(Barea 1998). La micorriza también puede incrementar la tolerancia al estrés hídrico
(Werner 1992, González 1993) ya que las plantas inoculadas son capaces de capturar
más eficientemente el agua a través de las hifas externas del hongo que llegan a
explorar un mayor volumen de suelo, más allá de los límites de las propias raíces de
la planta (Killham 1995, Rubio et al. 1997, Varela y Estrada-Torres 1999).
Asimismo, la formación de micorrizas conlleva amplios cambios fisiológicos
en el hospedero que hacen que éste se desarrolle y responda al estrés ambiental de
manera diferente a las plantas no micorrizadas (Linderman 1993). Esta simbiosis
también cambia la cantidad y la calidad de los exudados radicales, influyendo en
las comunidades microbianas rizósfericas. Además, algunos microorganismos
específicos participan en la formación de la micorriza ya que influyen en la
germinación de esporas, en la formación de los puntos de entrada en las raíces o
en el desarrollo de la relación (Azcón 2000, Hodge 2000). Por ello, los exudados de
las raíces inoculadas con hongos micorrizógenos, proveen la energía que sustenta la
diversidad de microorganismos presentes en el suelo y éstos a su vez, son benéficos
para la inoculación y simbiosis planta-hongo (Bethlenfalvay 1993).
La micorriza existe en prácticamente todos los ecosistemas ya que la mayoría de
las plantas vasculares estudiadas establecen esta relación (Harley y Smith 1984, Le
Tacon 1985, Robertson et al. 1999). Los HM más comúnmente representados en
las zonas templadas son los ectomicorrizógenos (HEM), mientras que en las zonas
tropicales son los hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) (Marschner 1990).
Los HEM son hongos filamentosos (Ascomycota y Basidiomycota) que
abundan en los climas templados y boreales e interactúan, de manera muy estrecha,
con muchas de las especies arbóreas (angio y gimnospermas) de importancia
maderera de esas zonas formando la ectomicorriza (Smith y Read 1997). En este
caso, las raíces de la planta micorrizada son envueltas por un manto de hifas,
densamente agrupadas, que truncan el desarrollo radical y se visualiza a simple vista
como muñones de diferentes tipos. El micelio fúngico que sí penetra a la raíz se
disemina entre las células corticales, nunca dentro de ellas, formando una red de
hifas interconectadas denominada red de Hartig que es la zona donde se establece
el contacto con las células de la raíz, para llevar a cabo el intercambio de nutrientes.
También se desarrolla una red de hifas extrarradicales fundamental para la captura
de nutrientes y agua (Marks y Foster 1973, Jackson y Mason 1984).
Por su parte, los HMA son hongos pertenecientes al phylum Glomeromycota
que forman la micorriza arbuscular con una gran gama de plantas vasculares y no
11
Javier Álvarez-Sánchez y Juan Carlos Peña Becerril
de zonas perturbadas de ambientes secos (Azcón y Barea 1997, Cuenca et al. 1998,
Requena et al. 2001, Cuenca et al. 2002).
Estudios enfocados en la restauración de sitios tropicales perturbados han
permitido determinar que los HMA favorecen el crecimiento, así como la producción
de biomasa de las especies nativas transplantadas en campo (Pouyú-Rojas y Siqueira
2000). Igualmente, Allen et al. (2003) determinaron que la inoculación con HMA de
las especies pioneras y persistentes favorece su crecimiento una vez transplantadas
en campo; también se han observado efectos favorables en supervivencia (Álvarez-
Sánchez et al. 2007). Cabe señalar que en estos trabajos reconocen que la respuesta
de los HMA está determinada por varios factores, entre ellos la historia de vida del
hospedero.
gran escala, dependerán del manejo técnico adecuado y eficiente del inóculo con
HMA lo cual es una buena perspectiva para reducir el uso de abonos químicos.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a la M. en. C. Irene Sánchez-Gallen sus sugerencias y revisión
crítica del manuscrito.
LITERATURA CITADA
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16
INTRODUCCIÓN
20
ÍNDICE
PARTE I. ECOLOGÍA
23
PARTE I
ECOLOGÍA
CRECIMIENTO Y REPRODUCCIÓN DE UNA PALMA DEL
TRÓPICO HÚMEDO: EFECTO DE LOS HONGOS
MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
Resumen
Astrocaryum mexicanum es una palma abundante y estructuralmente importante en
la selva húmeda de Los Tuxtlas, Veracruz. En este trabajo se analiza el efecto de
los hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) en el crecimiento de plántulas de
A. mexicanum en diferentes concentraciones de fósforo, así como la relación entre
la producción de estructuras reproductivas de la planta y las estructuras fúngicas;
este último aspecto en particular ha sido muy poco abordado en la literatura. Se
realizó un análisis clásico de crecimiento; un Análisis de Varianza mostró diferencias
significativas entre tratamientos (con y sin HMA) y concentraciones de P para la
altura, área foliar, peso seco total y por estructura, así como en la tasa relativa de
crecimiento. En cuanto a los porcentajes de colonización, las hifas y los arbúsculos 27
Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez
Abstract
Astrocaryum mexicanum is an abundant palm and structurally important in the
tropical rain forest of Los Tuxtlas, Veracruz. This paper to address the effect of
arbuscular mycorrhizal fungi (HMA) in the growth of A. mexicanum seedlings in
different concentrations of phosphorus, as well as what the relationship between
the production of reproductive structures of the plant and fungal structures;
the latter issue has been very little addressed in the literature. A growth analysis
showed significant differences between treatments (with and without HMA) and P
concentrations for height, leaf area, total dry weight and structure, and the relative
growth rate according to ANOVA test. The hyphae and arbuscules presented
the greatest percentages of colonization during the period of fruit maturation,
decreasing during the flowering and formation of the new fruits. The vesicles had
the highest levels of colonization during the rainy season. The results confirm that
this is micotrophic palm, but does not appear to have mycorrhizal dependency.
INTRODUCCION
Las palmas
La importancia de las palmas en los ecosistemas tropicales es amplia no sólo por su
papel ecológico, sino también porque tienen un uso antrópico y comercial. El uso que
le han dado las comunidades humanas ha sido muy diverso, desde la construcción
de techos con sus hojas (o como vigas), pasando por el uso artesanal en el caso
de las hojas para tejer cestos y hasta el consumo de frutos o de las flores como
parte de la dieta de la población local. Su importancia económica se ha acentuado
en las ultimas décadas debido al uso como plantas de ornato (Schroth et al. 2004).
Lo anterior ha ocasionado una sobreexplotación como en el caso del género
Chamaedora, cuya comercialización incluso ha generado prácticas más rentables a
través del establecimiento de cultivos (Hodel 1992).
Su importancia biológica y ecológica se basa en su papel como componente
importante de la estructura de las comunidades vegetales, ya que se encuentran en
tipos de vegetación como la selva alta perennifolia, mediana subperennifolia y baja
28 caducifolia (Pennington y Sarukhán 1998).
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
Colonización micorrízica
Los HMA al ser simbiontes obligados y, por lo general, no específicos en relación
con el huésped, presentan diferentes niveles de colonización dependiendo de
factores tanto bióticos como abióticos. La temperatura del sustrato puede favorecer
el establecimiento y la supervivencia de los hongos micorrizógenos (Creighton et
al. 1986); se ha observado que una temperatura del sustrato de alrededor de 30°C,
produce un incremento del 20% en la colonización (Gray y Gerdemann 1969). Por
otro lado, la intensidad lumínica es otro factor que tiene un efecto sobre la colonización
micorrízica (Creighton et al. 1986). Hayman (1974), reportó un incremento en
el número de arbúsculos en altas intensidades de luz así como en la colonización
29
Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez
total, la cual tuvo una correlación con los altos niveles de azúcar encontrados en
las raíces. Mostró también que el incremento en la colonización micorrízica puede
estar relacionado con mejores condiciones microambientales, tanto para la planta
como para el hongo. Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez (2003) reportan que en sitios
abiertos en el interior de la selva se registraron mayores porcentajes de colonización
total en Astrocaryum mexicanum que en los sitios de dosel cerrado, caso contrario a lo
que ocurre con los arbúsculos.
Los HMA tienen diferentes comportamientos dependiendo del sistema ya
sea natural, de cultivo o invernadero y del ciclo de vida de las plantas (Gavito y Varela
1993). Esto se refleja en la variación de las estructuras fúngicas a lo largo del tiempo,
debido a los cambios en la disponibilidad de nutrientes (Hetrick et al.1991).
Gavito y Varela (1993) realizaron un trabajo en zonas de cultivo, encontrando que
la dinámica de colonización está relacionada con el ciclo vital de la planta, ya que
cuando la planta es joven tiene altos porcentajes de colonización. Conforme aumenta
de tamaño y comienza la floración, disminuye la colonización total y al terminar el
ciclo de vida la colonización micorrízica desaparece casi en su totalidad.
Micorrizas y crecimiento
La mayoría de las respuestas de crecimiento bajo micorrización y diferentes
concentraciones de nutrientes, principalmente fósforo, han permitido determinar
que existen diferencias dependiendo del tipo de planta, del inóculo y de las
condiciones nutricionales. Este transporte de fósforo a través de las hifas ocurre
30
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
Dependencia micorrízica
La dependencia micorrízica se define como la respuesta de una planta a la infección
micorrízica para alcanzar o producir un crecimiento máximo bajo ciertas condiciones
ambientales, en particular la nutrición por fósforo (Alexander 1988). El grado de
dependencia micorrízica se define por la relación entre el costo y el beneficio que
se presenta entre la planta y el hongo, y está determinado por los requerimientos
nutricionales y la tasa de crecimiento de la planta (Alexander 1988). La hipótesis
de Baylis indica que el nivel de colonización micorrízica disminuye en una raíz de
tipo “graminoide”, donde la gran cantidad de raíces finas con diámetros menores
a 0.03mm no hace tan necesaria la presencia de los HMA y se presenta un buen
desarrollo; por otro lado, las plantas con raíces de tipo “magnolioide” que son de
mayores dimensiones a los 0.03mm necesitan más de la presencia de la micorriza,
para incrementar su área de contacto y los niveles de absorción de nutrientes y
poder tener un mejor crecimiento (Janos 1980b, St.John et al. 1983).
Las plantas se han agrupado, de acuerdo a la respuesta a la colonización
micorrízica, en plantas no micótrofas, micótrofas facultativas y micótrofas obligadas
(Bagyaraj 1989). La micotrofía esta relacionada por un lado con las ventajas o
necesidades con que cuenta la planta ante ciertas condiciones nutricionales, y por
otro con su dependencia del hongo (Janos 1980b).
Las plantas no micótrofas son aquellas que crecen sin la formación de
micorrizas, aún bajo condiciones de poca fertilidad. Además, han desarrollado un
sistema radicular con un gran número de ramificaciones que poseen tantas raíces
finas como pelos radicales; estas plantas compiten en suelos poco fértiles (Bagyaraj
31
Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez
1989). Las especies no micótrofas por lo general cuentan con mecanismos para
solubilizar formas de fósforo en el suelo, ya sea por acumulación y secreción de
ácidos orgánicos o por presentar microbiota en la rizósfera (Janos 1980b).
Las plantas micótrofas facultativas son aquellas que pueden crecer sin
micorrizas, pero ante condiciones nutricionales e hídricas desfavorables, y debido
a la competencia con otras especies, forman esta asociación (Bagyaraj 1989). Las
especies facultativas ajustan el nivel de infección que sostienen de acuerdo a las
condiciones de la planta (Janos 1980b).
Las especies vegetales con micotrofía obligada son las plantas que necesitan
de la presencia de la micorriza para su supervivencia y crecimiento, así como
necesarias para pasar a su siguiente estadío de vida (Janos 1980a). Estas plantas no
responden a la aplicación de fertilizantes, lo que indica que la dependencia micorrízica
se basa en la nutrición de la planta. Estas plantas se desarrollan en hábitats donde
por lo general la disponibilidad de nutrientes es baja, por lo que la formación de la
asociación es indispensable (Janos 1980b). Ramos Zapata et al. (2006) evaluaron la
dependencia micorrízica relativa de Desmoncus orthacanthos; si bien determinaron
que esta especie es dependiente de la asociación, observaron cambios estacionales
en sustratos de selva madura y milpas abandonadas.
A los árboles que ocupan el dosel y subdosel de la selva madura se les
conoce como especies tolerantes a la sombra y tienden a ser micotróficos obligados,
en tanto que las especies demandantes de luz (de estados sucesionales tempranos)
se consideran facultativas o no micotróficas (Bagyaraj 1989, Janos 1980a).
De acuerdo a lo anteriormente planteado, sería interesante saber si con la
presencia de HMA y en diferentes concentraciones de P, las plántulas de Astrocaryum
mexicanum tendrían una mayor respuesta en su crecimiento, así como analizar si
existe una relación entre la reproducción de la planta y la variación de las estructuras
de los HMA.
MÉTODOS
Se colectaron frutos maduros de A. mexicanum de 1000 individuos dentro de la
Estación de Biología “Los Tuxtlas”, los cuales se escarificaron con cloro al
10% durante 10 minutos; posteriormente se colocaron en arena estéril para su
germinación.
Una vez obtenidas las plántulas, se trasplantaron a una bolsa de 2kg con un
sustrato estéril de vermiculita y arena (1:1). Se analizaron dos factores: P con tres
concentraciones (sin P, 2 y 0.2 ppm, reportadas para la zona por Flores-Delgadillo et
32
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
al. (1999)), y HMA (con y sin esporas). Para cada tratamiento se usaron 20 plántulas
haciendo un total de 120. Para la inoculación se utilizaron esporas (800 aproximadamente)
las cuales se extrajeron del suelo de la zona en un volumen de 7ml.
Se realizó una cosecha inicial de 10 plántulas en cada tratamiento, y
mensualmente se midieron la altura y el diámetro a la base. Después de 6 meses se
realizó la cosecha final, en la cual se separaron hojas, tallo y raíz y posteriormente
se secaron a 80°C durante 48 horas. Se utilizó la primera cosecha para realizar un
análisis clásico de crecimiento obteniendo así el área foliar (AF), el peso seco de las
hojas (PSH), tallo (PST) y raíz (PSR), el peso seco total (PSTOT); la tasa relativa de
crecimiento (TRC) y el cociente raíz/vástago (R/V) (Hunt 1982).
Para el trabajo de campo, se ubicaron y caracterizaron tres sitios de dosel
cerrado (selva) y tres de dosel abierto (claros). En uno cada de ellos se marcaron
tres individuos adultos, que tenían más de un metro de altura y que presentaran
alguna estructura reproductiva (inflorescencia y/o infrutescencia). De cada
individuo se registraron la altura del fuste, altura total, y número de hojas y de
estructuras reproductivas. De cada uno se cosecharon las raíces finas, las cuales
fueron procesadas con la técnica de tinción de Phillips y Hayman (1970). Los
muestreos se realizaron en las tres épocas climáticas marcadas en la región: lluvias
(julio, septiembre 1996), nortes (noviembre 1996 y enero 1997), y secas (marzo,
mayo 1997); con dos muestreos por época.
Se realizaron láminas con las raíces para posteriormente observarlas al
microscopio óptico y contabilizar el porcentaje de colonización por estructura
(hifas, arbúsculos, vesículas y el total por individuo).
Por otro lado, en el campo se llevó a cabo un análisis fenológico por
individuo de A. mexicanum, comparando entre los microambientes la presencia de
estructuras reproductivas.
RESULTADOS
Altura
La mayor altura en las plántulas de Astrocaryum mexicanum se presentó en el
tratamiento con micorrizas, y con la concentración de fósforo de 0.2 ppm, seguido
de 2 ppm y por ultimo sin fósforo. En el caso de los tratamientos sin HMA se
observó el mismo patrón (Figura1a).
Un Análisis de Varianza (ANdeVA) mostró diferencias entre tratamientos
y concentraciones de P (Cuadro 1); al realizar la prueba de Tukey se observaron
diferencias entre los tratamientos con inóculo (CM) y sin inóculo micorrízico (SM)
(Figura 2a), mientras que para las concentraciones de P se formaron dos grupos: el
tratamiento sin P, y otro con las dos concentraciones (0.2 y 2 ppm) (Fig. 2c).
Área foliar
Al igual que con la altura, la mayor área foliar se presentó en el tratamiento con
micorrizas con la concentración de 2 ppm, seguido de 0.2 y por último en el
tratamiento sin fósforo (Figura 1b).
El ANdeVA mostró diferencias significativas entre tratamientos y entre
34 las concentraciones de P (Cuadro 1). Al realizar la prueba de Tukey se observaron
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
FIGURA 1. Altura (a) y área foliar (b) con los diferentes tratamientos con (CM) y sin
inóculo micorrízico (SM) y concentraciones fósforo (P). 35
Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez
CUADRO 1. Resultados del Análisis de Varianza para la altura(a) y el área foliar (b) (*p<
0.05).
Efecto g.l. F p
CUADRO 2. Resultados del ANdeVA para el peso seco de hojas (PSH)(a), tallo (PST)(b)
y raíz (PSR)(c) (* p< 0.05).
Efecto g.l F P
FIGURA 3. Peso seco de hoja, tallo y raíz, para los diferentes tratamientos (con HMA, M
y sin inóculo, SM) y concentraciones de P (1, sin; 2, 0.2ppm; 3, 2 ppm).
9 d) bb) bb)
10 a) bb) 8 aa)
9
7
8 a
a) 6
7
6 5
PST(g)
PST (g)
5 4
4 3
3
2
2
1 1
0 0
SM CM 0 0.2 2
b) bb) 10 e)
bb)
12 bb)
9
aa)
10 8
a)a
7
8
6
PSR(g)
6 5
PSH (g)
4
4 3
2
2
1
0 0
SM CM 0 0.2 2
12 f)
12 c)
bb) b
b)
ab
ab)
10
10 aa)
a
a)
8 8
PSH(g)
6 6
PSR (g)
4 4
2 2
0 0
SM CM 0 0.2 2
Concentración (P) ppm
Tratamiento
FIGURA 4. Diferencias entre los tratamientos con HMA (CM) y sin HMA, para
peso seco de hojas (a), tallo (b) y raíz (c) (+1 E.E), y los tratamientos con P (d, e, f,
respectivamente). Letras diferentes indican diferencias significativas de acuerdo a la
40 prueba de Tukey (p< 0.05).
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
2
SM
1.5
CM
1
0.5
0
0 0.2 2
Concentración (P) ppm
41
Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez
FIGURA 7. Proporción raíz-vástago (R/V). Con HMA (CM) y sin HMA (SM).
CUADRO 3. Resultados del ANdeVA para la tasa relativa de crecimiento (TRC) (* p<
0.05).
Efecto g.l. F p
CUADRO 4. Tabla 4. Valores de R para las pruebas de correlación de Spearman entre las
estructuras fúngicas y las estructuras reproductivas para cada microambiente (Sl=selva
y Cl=claro, nivel de significancia * p<0.05).
DISCUSIÓN
Astrocaryum mexicanum presentó un mayor crecimiento con la presencia de los
hongos micorrizógenos arbusculares; estos resultados apoyan los comentarios de
Janos (1980b) confirmando que plántulas de especies tolerantes a la sombra en
44 selvas húmedas son micotróficas.
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
CONCLUSIONES
Como planta tolerante a la sombra, Astrocaryum mexicanum es muy eficiente en
el uso de los recursos, sobre todo en condiciones de umbría dentro de la selva.
Los HMA tuvieron un efecto significativo en su crecimiento, dependiendo de las
concentraciones de P. Ello demuestra que la asociación mutualista con los HMA es
un factor adicional que le permite incrementar su eficiencia en el uso de recursos en
esas condiciones en la selva. En cuanto a la colonización, los mayores porcentajes de
las estructuras de absorción (hifas) e intercambio de recursos (arbúsculos) registrados
durante el tiempo de maduración de los frutos, permiten hipotetizar que la producción
de estructuras especializadas de los HMA está asociada con la reproducción de la
planta.
46
MICORRIZAS Y CRECIMIENTO DE PALMAS
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FLORES-DELGADILLO, L., I. SOMMER-CERVANTES, J. ALCALÁ-MAR-
TÍNEZ y J. ÁLVAREZ-SÁNCHEZ. 1999. Estudio morfogenético de algu-
47
Núñez-Castillo y Álvarez-Sánchez
Resumen
El efecto de la asociación micorrízica sobre el establecimiento y el desarrollo
de plántulas en selvas tropicales ha sido poco estudiado, en especial en plantas
características de etapas avanzadas de una sucesión, como es el caso de la palmera
Desmoncus orthacanthos Martius. Para evaluar el efecto de la inoculación con hongos
micorrizógenos arbusculares (HMA) sobre el establecimiento de D. orthacanthos, se
llevó a cabo el siguiente protocolo: 1) se estimó el porcentaje de colonización en
plántulas de D. orthacanthos presentes en una selva secundaria (acahual); 2) se evaluó
el número más probable (NMP) de propágulos infectivos de HMA en el suelo del 51
Ramos Zapata, Orellana y Carrillo
sitio durante las lluvias de verano, invierno y sequía; 3) se realizó una prueba de
dependencia micorrízica y crecimiento de la palmera en condiciones de invernadero
y 4) se llevó a cabo la introducción de plántulas inoculadas con HMA al acahual y
se evaluó el área foliar (AF), fósforo en tejido foliar (PTF) y supervivencia después
de 12 meses. Las plántulas de D. orthacanthos en el acahual presentaron colonización
del 6 al 20 % con variación estacional, el número de propágulos no mostró un
comportamiento estacional, en el invernadero el tratamiento con inoculación (+M)
provocó mayor captación de P y producción de biomasa, presentando esta palmera
valores positivos de dependencia. La plántulas inoculadas (+M) introducidas al
acahual mostraron valores mayores de AF y PTF que las plántulas no inoculadas
(–M). El análisis de regresión logística binaria indica un claro efecto del tratamiento
+M sobre la supervivencia (incrementándose hasta siete veces la probabilidad
de supervivencia) comparado con el tratamiento –M. D. orthacanthos responde
positivamente a la inoculación con HMA indicando que la interacción es importante
en el proceso de reclutamiento y establecimiento. Se presenta un diagrama lógico
sobre las etapas a seguir en un protocolo de restauración.
Abstract
Arbuscular mycorrhizal fungi (AMF) effect on the establishment and development
of seedlings in tropical forests is sparse, especially on plants in the advanced
stages of a succession, such as Desmoncus orthacanthos Martius. To evaluate the
effect of the inoculation with AMF on the establishment of D. orthacanthos, a
series of experimental set up was followed: 1) seedlings in an abandoned cornfield
(secondary vegetation, also called acahual) were tested for root colonization; 2) the
most probable number (MPN) of AMF propagules in soil was evaluated; 3) in a
greenhouse bioassay it was tested the role of AMF on seedlings’ growth and relative
mycorrhizal dependency was calculated and 4) a test was conducted with AMF
inoculation; seedlings were introduced in abandoned cornfield (acahual) and foliar
area (FA), phosphorous concentration in foliar tissues (PTF) and survivorship test
was carried out. The percentage of colonization in seedling roots from abandoned
cornfield was 6 to 20 % with seasonal variation, propagules number did not show
seasonality, a positive response to AMF inoculation in seedlings growth and relative
mycorrhizal dependency of D. orthacanthos to AMF in greenhouse was probed
using 4, 12 and 24 ppm of P concentration in substrate. Survival of seedlings tested
by binary logistic regression showed a positive effect of AMF inoculation on the
percentage of survival, with seven-fold probability of success on inoculated seedling
52 compared with the non inoculated ones. The response of D. orthacanthos seedlings
ESTABLECIMIENTO DE D. ORTHACANTHOS INOCULADO CON HMA
INTRODUCCIÓN
En las selvas maduras neotropicales, la presencia de lianas juega un papel importante
para la conservación de la estructura de la comunidad, ya que su abundancia y el tipo
de bejucos y lianas depende de la edad de la selva madura (Gentry 1991, Hegarty
y Caballé 1991, Richards 1996). En la selva mediana y alta subperennifolia de la
península de Yucatán la palmera Desmoncus orthacanthos Mart. (Figura 1), de hábitos
trepadores, se encuentra tanto en selva maduras como en sitios perturbados (orillas
de caminos). Ésta puede ser una especie indicadora del estado sucesional en el que
se encuentre un sitio (Troy et al. 1997) debido a que los atributos morfológicos de
los individuos de esta especie permiten apreciar la etapa serial en la que se encuentra
una comunidad vegetal.
A partir de diversos estudios (Troy et al. 1997, Orellana et al. 1999, Belsky
y Siebert 1999, Siebert 2000) se sabe que en condiciones de perturbación tales
como aperturas de claros, bordes de senderos forestales y campos en regeneración
que habían sido manejados con agricultura bajo el sistema roza, tumba y quema,
D. orthacanthos desarrolla poblaciones compuestas por individuos vigorosos con
gran cantidad de tallos gruesos, macizos, muy espinosos y con abundante follaje
de tonalidad oscura. De manera contrastante, en el interior de la selva madura se
encuentran poblaciones compuestas por individuos con escasos tallos delgados,
poco espinosos y con follaje ralo. En los terrenos perturbados, con suelo desnudo,
se denota la ausencia de poblaciones de D. orthacanthos; lo que permite inferir que
esta especie requiere al menos ciertas condiciones ambientales para establecerse y
colonizar un sitio.
D. orthacanthos ha sido considerada como una especie competitiva con
una amplia plasticidad, resistente a las perturbaciones y al estrés (Orellana 1992a)
por su abundancia y distribución tanto en áreas con alta como con baja incidencia
de luz, además de que el corte o remoción de los tallos promueve el crecimiento
(Siebert 2000). Escalante et al. (2004) han demostrado que las condiciones ideales
de crecimiento para esta especie se dan en los sitios ligeramente perturbados sobre
todo en los bordes de los caminos forestales angostos, estos sitios, los claros y los
bordes de selva madura con alta disponibilidad de luz y árboles (de los cuales se
valen para trepar), son considerados los óptimos para su adecuado establecimiento.
D. orthacanthos es capaz de establecer en sus raíces asociaciones con
hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) (Carrillo et al. 2002), lo cual es de 53
Ramos Zapata, Orellana y Carrillo
MÉTODOS
Sitio de estudio
Se localiza entre 19˚05’54’’ N y 88˚13’30’’ O. El área está cubierta por vegetación
secundaria y originalmente fue usada para agricultura de roza, tumba y quema,
cultivándose por dos ciclos, aproximadamente ocho a diez años antes del inicio
de este trabajo. Las especies dominantes de plantas de este lugar son: Cecropia
peltata L., Bursera simaruba (L.) Sarg., Cupania dentata Moc. & Sessé ex DC., Guazuma
ulmifolia Lam., Guettarda combsii Urb. y la palmera Desmoncus orthacanthos Martius.
El dosel en este sitio alcanza una altura aproximada de diez a 15 metros. El suelo
es de tipo gleysol, presenta una concentración de 13.50 mg de fósforo disponible
(P) por kilogramo de suelo (método Olsen), 16.93 cmol de nitrógeno total (N) por
kilogramo de suelo (micro Kjeldahl), con un porcentaje de 3.3% de materia orgánica
(MO) y presenta una valor de pH igual a 7.1.
55
Ramos Zapata, Orellana y Carrillo
de la maceta con una capa de suelo esterilizado para evitar contaminaciones entre
los diferentes tratamientos. Las macetas se distribuyeron al azar en una mesa de
invernadero, las plantas fueron regadas por capilaridad para evitar la lixiviación de
nutrimentos.
Seis semanas después de la siembra, las plántulas de S. vulgare fueron
cosechadas y se prepararon las raíces de acuerdo con la tinción propuesta por
Phillips y Hayman (1970). Para evaluar la presencia de HMA en las raíces y estimar
el NMP de propágulos infectivos de HMA de acuerdo con Porter (1979) se aplicó
la siguiente formula:
nativa. El filtrado de suelo se obtuvo homogenizando éste con agua destilada estéril
y filtrándolo a través de un papel filtro Whatman 42, para evitar el paso de esporas
de HMA (Azcón y Barea 1997).
Las plántulas se colocaron en el invernadero distribuyéndose de manera
aleatoria sobre una mesa y se regaron cada tercer día por capilaridad, para evitar
la lixiviación de los nutrimentos y mantener la humedad del substrato constante.
Al inicio de la prueba las macetas fueron regadas con solución nutritiva de
Hoagland, [2.5 ml L-1 de Ca(NO3)2(1M), 2.5 ml L-1 de KNO3(1M), 1 ml L-1 de
MgSO4(1M), 0.8 ml L-1 de ZnSO4(0.5mM), 0.5 ml L-1 de MnSO4(1mM), 0.2 ml L-1 de
CuSO4(0.5mM), 2.0 ml L-1 de H3BO3(10mM), 0.1 ml L-1 de Na2MoO4(0.5mM), 2.0
ml L-1 FeSO4*7H2O(100mM)] a ésta se le adicionó la cantidad necesaria de KH2PO4
(1M) necesario para obtener la concentración de 4, 12 y 24 ppm de fósforo. Con
éstas se simularon las concentraciones de P encontradas en el suelo del acahual. Se
colocaron 6 plántulas en cada concentración de P. Después de 160 días las plantas
se cosecharon y se evaluó el peso seco total de la planta (raíz y parte aérea), la
concentración de fósforo en los tejidos y se estimó la dependencia micorrízica de la
planta, empleando la fórmula propuesta por Plenchette et al. (1983):
Análisis de datos
Los valores del porcentaje de colonización se analizaron mediante un análisis
de varianza (ANOVA) de medidas repetidas para detectar diferencias entre las
diferentes fechas de muestreo. Los valores del NMP de propágulos infectivos de
HMA fueron analizados mediante una prueba de verosimilitud para determinar
diferencias estadísticas entre las distintas fechas de muestreo (Kalbfleisch 1985,
Sprott 2000).
Los valores de peso seco total y concentración de P en tejidos de las
plántulas durante la prueba de invernadero fueron analizados mediante un ANOVA
bifactorial siendo la inoculación (+M y -M) y la concentración de P (4, 12 y 24 ppm)
en el substrato los factores a evaluar. Los resultados obtenidos durante la prueba de
establecimiento en el campo fueron analizados de la siguientes manera: el porcentaje
de supervivencia se evaluó por medio de un modelo de regresión logística binaria
y se calculó la razón de ventaja (momios o disparidad), los valores de área foliar
fueron transformados (logaritmo natural) y analizados mediante un ANOVA de una
vía siendo el tratamiento inoculación con HMA (con dos niveles +M y –M) el factor
a evaluar; los valores de concentración de P en tejido foliar se analizaron mediante
un ANOVA de una vía (+M y –M) para datos no paramétricos de Kruskal-Wallis.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
los valores y por lo tanto no se presenta una dinámica estacional. Esto se puede
explicar asumiendo que existe una sucesión de fuentes de inóculo, ya que en la época
seca la presencia de esporas es quizás la que influye de manera más importante en
el potencial de inóculo debido a que una baja cantidad de agua en el suelo puede
afectar la actividad de las hifas extrarradicales como fuente de inóculo (Jasper et al.
1993), mientras que en época de lluvias, la fuente principal de inóculo en los suelos
analizados serían las hifas del suelo y las raíces colonizadas con anterioridad, debido
a que un alto valor de humedad en los suelos en la época de lluvia puede disminuir
la densidad de esporas (Guadarrama y Álvarez-Sánchez 1999) ya sea por lixiviación
o por germinación. No existen reportes previos del número de propágulos de
HMA mínimos necesarios que permitan un establecimiento favorable de las plantas
hospederas, pero a partir de este estudio se puede señalar que valores entre 9 y 21
propágulos infectivos de HMA en 50mL de suelo son apropiados.
Las perturbaciones en los ecosistemas reducen, de manera general, la cantidad
de propágulos de los HMA (esporas, esporocarpos, hifas extrarradicales, fragmentos
de raíces colonizadas) debido a la remoción de las plantas hospedantes, de las cuales
dependen para la obtención de carbono y también como resultado de la ruptura
del micelio de hifas de los HMA (Allen et al. 1998) que pueden llegar a ocupar una
densidad tan elevada como 25 m de hifas por gramo de suelo (Smith y Read 1997).
FIGURA 4. Peso seco promedio (±EE) de las plántulas de D. orthacanthos después de 160
días de crecimiento en invernadero bajo los tratamiento de inoculación con HMA (+M
62 y –M) y de disponibilidad de P en el substrato (4, 12 y 24 ppm de P) (n=36).
ESTABLECIMIENTO DE D. ORTHACANTHOS INOCULADO CON HMA
y Read 1994, Pedersen y Sylvia 1996, Varma 1995, Fisher y Jayachandran 2002,
Azcón-Aguilar et al. 2003). El análisis de los resultados obtenidos en este estudio,
nos permite coincidir con Siqueira y Saggin-Júnior (2001) en el sentido que en los
trópicos las plántulas deben ser inoculadas previamente a la introducción al campo
con HMA para elevar la supervivencia y crecimiento inicial.
El valor promedio más elevado de área foliar en las plántulas se presentó
en el tratamiento +M (Figura 6), el análisis estadístico con los valores de AF
transformados indica diferencias significativas entre los tratamientos de inoculación
(F= 19.9, P<0.001), de acuerdo con Koide y Li (1989) el atributo de área foliar
refleja la respuesta a la asociación con HMA por parte de las plántulas.
El valor mas elevado de fósforo en el tejido foliar se encontró en las plántulas
+M (Figura 7), siendo estas diferencias estadísticamente significativas de acuerdo al
análisis no parámetrico (H=8.31, P=0.002), el contenido de fósforo en el tejido
foliar de la pina más joven está bajo la influencia de la inoculación con HMA.
El efecto de la inoculación sobre la producción de biomasa debe evaluarse
en el contenido de fósforo en los tejidos, además de que el poseer una colonización
FIGURA 6. Área foliar promedio (+EE) de las plántulas después de un año de haber sido
introducidas a la vegetación secundaria. M= inoculadas con HMA, NM= no inoculadas
(n=8).
65
Ramos Zapata, Orellana y Carrillo
de sus raíces por HMA le confiere una ventaja para la captación de nutrimentos
cuando los requiera y el requerimiento exceda la capacidad radical (Whitbeck 2001).
La captación de fósforo del suelo (concentración de fósforo en hoja nueva) se debe a
la mayor eficiencia en la toma y acumulación de fósforo en los tejidos lo que coincide
con los resultados obtenidos en Allium sativum por Al-Karaki (2002) ya que los HMA
son eficientes para la captura y movilización de fósforo del suelo hacia la planta.
El establecimiento en el campo de plántulas de D. orthacanthos fue favore-
cido por la inoculación con HMA. El efecto sobre los atributos de crecimiento
evaluados (área foliar y fósforo en tejidos) son claros ya que coinciden con el grado
de respuesta a los tratamientos lo cual se refuerza con el efecto de la inoculación
en la supervivencia de las plántulas. Los resultados obtenidos en este estudio con
respecto al efecto positivo de la inoculación con HMA sobre el establecimiento
exitoso de las plántulas coinciden con lo sugerido por otros autores.
FIGURA 7. Contenido promedio de fósforo (+EE) en los tejidos foliares de las plántulas
después de un año de haber sido introducidas a la vegetación secundaria. M= inoculadas
66 con HMA, NM= no inoculadas (n=8).
ESTABLECIMIENTO DE D. ORTHACANTHOS INOCULADO CON HMA
Si en el sitio perturbado
Evaluar la presencia de propágulos no se encuentran los
infectivos de HMA en el suelo del sitio a propágulos de HMA debe
realizarse la inoculación,
restaurar y su dinámica temporal.
el inoculo debe consistir
de cepas de hongos
Si la planta se coloniza
pero no responde
Estimar la dependencia micorrízica positivamente a la
de la especie vegetal inoculación debe evitarse
(prueba de invernadero). el uso de los HMA en
prácticas de restauración
con esta especie.
CONCLUSIONES
Los resultados demuestran que la asociación con HMA es importante para D.
orthacanthos en la etapa de plántulas, por lo tanto es necesario considerar la asociación
con los HMA en las prácticas de restauración ya que la inoculación de plántulas de D.
orthacanthos con HMA previa a la introducción a los sitios perturbados les brindará
ventaja. Por su parte, la estimación del número de propágulos infectivos de HMA
en diferentes ambientes y épocas, permitirá realizar un diagnóstico más preciso de
las condiciones presentes en el suelo, en lo que se refiere a la comunidad de hongos
micorrizógenos, y la necesidad de restablecer la comunidad de HMA por medio de
la introducción de plantas inoculadas.
Debe emplearse la inoculación de plántulas de D. orthacanthos desarrolladas
en viveros, en programas de manejo en los que se desee asegurar elevadas tasas de
establecimiento y supervivencia en el campo. La estrategia empleada en este trabajo
puede extrapolarse a otras especies de plantas y otros ambientes, sin embargo se
sugiere seguir el diagrama de flujo que se presenta en la figura 8, donde se resumen
cada una de las pruebas realizadas antes de la introducción de las plantas inoculadas
al sitio que se desea restaurar.
LITERATURA CITADA
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use for revegetation strategies in desertification-threatened areas. Applied Soil
68 Ecology 7: 83-92.
ESTABLECIMIENTO DE D. ORTHACANTHOS INOCULADO CON HMA
72
ECOLOGÍA DE LOS HONGOS MICORRIZÓGENOS
ARBUSCULARES DE UN MATORRAL XERÓFILO SOBRE
SUSTRATO VOLCÁNICO EN EL VALLE DE MÉXICO
Resumen
La presencia de hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) puede aminorar las
condiciones de estrés a las que están sometidas las plantas en la Reserva Ecológica
del Pedregal de San Ángel, vegetación que se caracteriza por ser un matorral xerófilo
establecido sobre sustrato volcánico, cuya particularidad es que se desarrolla a una
altitud de 2200 m y en un clima templado subhúmedo con aridez edáfica. Ante esto,
este trabajo tuvo como objetivo determinar la riqueza específica y la composición de
hongos micorrizógenos arbusculares del matorral xerófilo de la Reserva Ecológica del
Pedregal de San Ángel. Para ello se realizaron colectas de suelo por microambiente y de
73
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
Abstract
The presence of arbuscular mycorrhizal fungi (HMA) can minimize the stress
conditions to which the plants in the Ecological Reserve del Pedregal de San
Angel, vegetation that is characterized as a Xeric scrublands established on volcanic
substrate, whose peculiarity is that develops at an altitude of 2200 m in a temperate
climate with humid arid soil. Against this background, this study aimed to determine
the status of the community mycorrhizal plant Xeric scrublands and know the
species richness and composition of arbuscular mycorrhizal fungi of the Ecological
Reserve of Pedregal de San Angel. To that end were made by collecting soil and
roots microenvironment of 225 plant species in the area, it was determined the
type of mycorrhizal presenting and species richness of HMA depending on the
separation of spores from the soil. The 28 species were found that HMA is a large
number for such an area, the existence of genres Gigaspora and Scutellospora reflects
that there is little disturbed areas as these genres have been reported as indicators
of the situation. 87% of plants presented arbuscular mycorrhizal association,
in particular, it is important to note that was found in families reported as not
Mycorrhiza which include Amaranthaceae, Euphorbiaceae, Commelinaceae, and
Cyperaceae Portulacaceae.
INTRODUCCIÓN
La vegetación de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) se
caracteriza por ser un matorral xerófilo establecido sobre sustrato volcánico en el
sur del Valle de México. Este matorral, a diferencia de muchos otros, se desarrolla
a una altitud de 2 200 m, en un clima templado subhúmedo con una precipitación
de alrededor de 870 mm al año; su retención de agua es baja debido al poco suelo
acumulado, lo que produce aridez edáfica que, junto con la escasez de nutrientes,
74 restringe el desarrollo de la vegetación (Carrillo 1995, Castillo-Argüero et al. 2004).
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
MÉTODOS
Zona de estudio
La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) es un fragmento de
vegetación con una alta riqueza florística dentro del Valle de México (Figura 1), su
clima es templado subhúmedo con régimen de lluvias de verano (García 1964). La
temperatura media anual es de 15.5 °C y la precipitación total anual es de 870 mm.
Los suelos son someros de origen eólico y orgánico, su textura es areno-limosa, con
poca capacidad de retención de agua y escasez de nitrógeno y fósforo (Rzedowski
1954, Mooser 1962). Presenta heterogeneidad espacial ya que hay una gran cantidad
de microambientes topográficos: planos, oquedades, grietas, paredes, hondonadas y
77
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
Universidad
Ciencias
Metro
19°19’
Instituto de
Biología y Jardín
Botánico Exterior
Av. Insurg
19°18’ AN
la IM
de
A v.
Simbología
enes Sur
Reserva Ecológica
Alvaro Obregón
Coyoacán
Distrito Magdalena
Federal Contreras a
Derrame
b
Tlalpan
Volcán
Xitle
México
promontorios rocosos (Castillo-Argüero et al. 2004) los que junto con el gradiente
altitudinal (de los 2 250 a los 3 100 m) han favorecido el establecimiento de una flora
muy diversa (Rzedowski 1954, Carrillo 1995). Al comparar entre microambientes
abruptos y planos, no hay diferencias claras para biomasa arbustiva y herbácea pero
sí para la arbórea, siendo los sitios abruptos los de mayor biomasa (Cano-Santana
1994). La heterogeneidad temporal está dada por la distribución de la precipitación
y la temperatura, que determina una estacionalidad muy marcada con una época de
lluvias (mayo-octubre) y una época de secas (noviembre-abril).
Separación de esporas
Con el objeto de evaluar la riqueza de esporas en la REPSA, se colectaron 33
muestras compuestas de suelo de los primeros 20 cm de profundidad, durante la
temporada de secas de 1999, 19 correspondieron a abruptos y 14 a planos. Debido
a la gran cantidad de materia orgánica contenida en las muestras de suelo, las esporas
se separaron por el Método de decantación y gradientes de sacarosa de Gerdeman
y Nicolson (1963). Dicho método consiste en colocar 100 g de suelo en agua por
10 minutos revolviendo constantemente; posteriormente, se filtra por una serie de
tamices, colocando el sedimento filtrado en un gradiente de sacarosa al 20% y 60%,
se centrifuga a 3000 r.p.m. por 5 minutos. El sobrenadante se filtra y se lava con
agua corriente. El tamizado, así obtenido, se colocó en cajas petri para la separación
de esporas, las cuales se clasificaron en función de su color y tamaño, al ser
montadas en portaobjetos con PVLG, como medio de montaje, para su posterior
determinación.
Para conocer el estado micorrízico de la vegetación de la zona se colectaron
muestras de raíces, durante la temporada de lluvias de 1999 y 2000. Dicha colecta
se llevó a cabo por medio de recorridos, en los que cada vez que se encontraba un
individuo de la especie deseada, sin importar si estaba en un sitio plano o abrupto,
se extraían sus raíces finas. En total se muestrearon cinco individuos por especie
vegetal que se encontraran en flor o fruto para su fácil determinación. De esta forma,
solo fueron muestreadas 225 especies vegetales de las 337 actualmente identificadas
para la REPSA. Los ejemplares están depositados en el herbario de la Facultad de
Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (Castillo-Argüero et al.
2004).
Las raíces fueron teñidas con la técnica de azul de tripano (Phillips y Hayman
1970). Las raíces inmersas en KOH al 10% se colocaron en horno de microondas
a alta temperatura por 5 minutos, una vez flexibles y aclaradas, se lavaron con agua
corriente y se les agregó HCl al 5% por 8 minutos, pasado este tiempo se eliminó el
79
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
excedente de ácido y sin lavar se agregó el colorante de azul de tripano por 24 horas.
Posteriormente, se elaboraron tres preparaciones, conteniendo 20 segmentos de 2
cm de largo cada una, por especie. Se observaron bajo el microscopio óptico para
determinar la presencia o ausencia de algún tipo de micorriza.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) se obtuvieron en total
28 morfoespecies de hongos micorrizógenos arbusculares (HMA), de las cuales,
sólo 16 se han identificado hasta especie, que incluyen siete del género Glomus,
seis de Acaulospora, una de Entrophospora, una de Gigaspora y una de Scutellospora
(Hernández-Cuevas et al. 2003) (Cuadro 1). Cabe mencionar que la presencia de
los géneros Gigaspora y Scutellospora, que se han reportado como indicadores de
las últimas etapas sucesionales (Allen et al. 2003), puede mostrar que el mosaico
vegetacional de la REPSA incluye zonas muy conservadas.
Existen pocos estudios ecológicos sobre la micorriza arbuscular de sistemas
naturales en zonas áridas y semiáridas, los siguientes estudios reportan algunas de
las especies presentes en la REPSA. Cuenca y Lovera (1992) y Cuenca et al. (1998)
reportan en sabanas la presencia de las especies: Glomus geosporum, Acaulospora
spinosa y A. appendiculata. Stutz et al. (2000) registran en regiones semiáridas
de Arizona: G. intraradices y G. microagregatum, en Chihuahua: Entrophospora
infrequens, G. intraradices, G. microagregatum y G. mosseae y en Namibia: G.
intraradices, G. microagregatum y G. mosseae. Por otra parte, O`Connor et al. (2002)
encuentran a G. mosseae en regiones secas de Australia y Mohammad et al. (2003)
a G. geosporum, G. claroideum y G. mosseae en Jordania. Todo lo anterior, indica
que algunas de las especies que encontramos son de amplia distribución en las
zonas intertropicales y, en especial, en zonas áridas dada su recurrencia en dichos
hábitats pero otras están mucho más restringidas y han sido menos reportadas
para estos ambientes.
Con respecto a la riqueza específica, se encontró que, comparándola con
varios ambientes con características vegetacionales o abióticas semejantes a las de
la REPSA, es mucho mayor, como son algunos ambientes áridos y semiáridos que
mencionan valores de ocho a 15 especies (Stutz et al. 2000, Burrows y Pfleger 2002,
Mohammad et al. 2003) y sabanas donde se han reportado de 13 a 24 especies (Cuenca
y Lovera 1992, Cuenca et al. 1998); aunque existen otras zonas, cuya composición
vegetal es semejante a la de la REPSA, como un pastizal en la India, que presentan
valores de hasta 35 especies de HMA (Muthukumar y Udaiyan 2000).
80
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
SUBORDEN GLOMINEAE
Familia Acaulosporaceae
1. Acaulospora appendicula Spain, Sieverding et Schenck
2. Acaulospora laevis Gerdemann et Trappe
3. Acaulospora mellea Spain et Schenck
4. Acaulospora rehmii Sieverding et Toro
5. Acaulospora scrobiculata Trappe Rothwell et Trappe
7. Entrophospora infrequens (Hall) Ames et Schneider
Familia Glomaceae
1. Glomus claroideum Schenck et Smith
2. Glomus constrictum Trappe
3. Glomus geosporum Nicolson et Gerdemann
4. Glomus intraradices Schenck et Smith
5. Glomus microaggregatum Koske, Gemma et Olexia
6. Glomus mosseae Nicolson et Gerdemann
7. Glomus rubiforme (Gerd. & Trappe) R. T. Almeida & N. C. Schenck
SUBORDEN GIGASPORINEAE
Familia Gigasporaceae
1. Gigaspora gigantea Nicolson et Gerdemann
2. Scutellospora pellucida (Nicol. et Schenck) Walker et Sanders
81
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
CUADRO 2. Frecuencia relativa (%) de cada una de las especies de hongos micorrizógenos
arbusculares en los microambientes abruptos y planos. Se señala en gris claro las especies
que solamente se presentaron en sitios abruptos y en oscuro solamente las de sitios
planos.
82
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
70 con micorrizas
sin micorriza
60 no determinada
arbuscular-orquidioide
Número de especies
no-arbuscular
50
40
30
20
10
0
ita
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of
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Formas de vida
100 no-arbuscular
80
60
40
20
0
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ar
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Fomas de crecimiento
caso de las criptofitas y hemicriptofitas. Las especies con estas formas de vida,
al encontrarse bajo condiciones muy adversas, época de secas y perturbaciones,
pierden toda su cobertura vegetal y permanecen en estado latente hasta la aparición
de una nueva época favorable; bajo esta situación, los hongos pueden contribuir a
la rápida obtención de nutrientes y agua, durante la época de lluvias, permitiéndoles
desarrollarse más rápido o a la par de especies con otras formas de vida, p. e.
terofitas, de tal forma que la competencia entre ellas se abate.
Dentro de la REPSA se han hecho diferentes investigaciones con el objeto
de conocer a los HMA.
Estudios de la dinámica de colonización de los HMA, en condiciones de
campo, no han determinado claramente que los porcentajes de colonización de
las especies vegetales estén relacionados con los cambios estacionales y espaciales,
como es el caso del trabajo de Sandoval (2006) que reportó que tanto la época como
el sitio no tuvieron diferencias significativas en el porcentaje de colonización total,
sin embargo, el factor especie fue muy importante; se observó que Buddleia cordata
(fanerofita) presentó el porcentaje más alto (76%) mientras que Rhynchelytrum
repens (hemicriptofita), el más bajo (3%); aunque sí hubo una tendencia donde la
época de lluvias y los planos tuvieron los mayores porcentajes de colonización total
y por hifas.
Por su parte, Vega-Frutis (2003) estudió el crecimiento con HMA de Verbesina
virgata, una de las especies más importantes en la REPSA por su alta productividad
primaria neta. Ella encontró que si se toman en cuenta variables de respuesta tales
como la biomasa total y la tasa relativa de crecimiento, la presencia de HMA es más
costosa que benéfica para la planta; sin embargo, otras variables, más relacionadas
con la asignación de biomasa a estructuras foliares, tuvieron valores mayores con
HMA que sin ellos, lo que puede repercutir en su actividad fotosintética y, por lo
tanto, en su desempeño.
Probablemente, la presencia de asociaciones micorrízicas en ambientes
como la REPSA, con aridez edáfica, repercute en beneficio del desarrollo y del
mantenimiento de la comunidad vegetal al permitir la hidratación de los tejidos
vegetales y mantener el flujo hídrico.
CONCLUSIONES
En la comunidad de vegetación xerófila de la Reserva Ecológica del Pedregal de
San Ángel se reporta la predominancia hongos micorrizógenos arbusculares (más
del 80% de las especies analizadas), lo que coincide con lo registrado para otras
comunidades de matorral y zonas áridas. 87
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer a Oswaldo Núñez Castillo y Yuriana Martínez Orea, por su
apoyo en el trabajo de campo y a Guillermo Coronas Sámano por su apoyo en el
trabajo de gabinete. Asimismo, agradecemos a PAPIME proyecto No. DO203398
por el apoyo financiero.
LITERATURA CITADA
ALLEN, E.B. y M.F. ALLEN. 1986. Water relations of xeric grasses in the field:
Interactions of mycorrhizae and competition. New Phytologist 104: 559-
571.
ALLEN, E.B., M.F. ALLEN, L. EGERTON-WARBURTON, L. CORKIDI y A.
GÓMEZ-POMPA. 2003. Impacts of early- and late-seral mycorrhizae during
restoration in seasonal tropical forest, Mexico. Ecological Applications 13:
1701-1717.
ALLSOPP, N. y W.D. STOCK. 1995. Relationships between seed reserves, seedling
growth and mycorrhizal responses in 14 related shrubs (Rosidae) from a low-
nutrient environment. Functional Ecology 9: 248-254.
AUGÉ, R.M. 2001. Water relations, drought and vesicular-arbuscular mycorrhizal
symbiosis. Mycorrhiza 11: 3-42.
AZCÓN-AGUILAR, C., A. PALENZUELA-ROLDÁN, S. BAUTISTA, R.
VALLEJO y J.M. BAREA. 2003. Analysis of the mycorrhizal potential in the
rhizosphere of representative plant species from desertification-threatened
Mediterranean shrublands. Applied Soil Ecology 22: 29-37.
BETHLENFALVAY, G.J., S. DAKESSIAN y R.C. PACOVSKY. 1984. Mycorrhizae
in a southern California desert: ecological implications. Canadian Journal of
Botany 62: 519-524.
BRUNDRETT, M. 1991. Mycorrhizas in natural ecosystems. Advances in
Ecological Research 21: 171-313.
88
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
92
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
Ophioglossaceae
Ophioglossum engelmanni Prantl. Cr H-e P X
Polypodiaceae
Phlebodium araneosum (M. Martens et Galeotti) Mickel
Cr H-e P X
et Beitel
Phlebodium areolatum (Humb. et Bonpl. ex Willd.) J. Sm. Cr H-e P X
Polypodium thyssanolepis A.Braun ex Klotzsch Cr H-e P X
Selaginellaceae
Selaginella lepidophylla (Hook. et Grev.) Spring Cr H-a P X
Selaginella sellowii Hieron. Cr H-a P X
MAGNOLIOPSIDA
Acanthaceae
Dicliptera peduncularis Nees Te H-e A X
Amaranthaceae
Amaranthus hybridus L. Te H-e A -
Guilleminea densa (Humb. et Bonpl. ex Schult.) Moq. He H-r P X
Iresine diffusa Humb. et Bonpl. ex Willd. Te H-e A X 93
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
Anacardiaceae
Schinus molle L. Fa A P X
Apiaceae
Arracacia tolucensis (Kunth) Hemsl. Cr H-e P X
Asclepiadaceae
Asclepias linaria Cav. Fa Ar P X
Gonolobus uniflorus Kunth He H-tr P X
Funastrum elegans (Decne.) Schltr. He H-tr P X
Metastelma angustifolium Torr. Ca H-tr P X
Asteraceae
Ageratum corymbosum Zuccagni He H-e P X
Ambrosia canescens A. Gray. He H-e P X
Ambrosia psilostachya DC. He H-e P X
Archibaccharis serratifolia (Kunth) S.F. Blake Ca Ar P X
Baccharis serraefolia Kunth Fa Ar P X
Baccharis sordescens DC. Ca Ar P X
Bidens aurea (Aiton) Sherff Te H-e A X
Bidens bigelovii A. Gray Te H-e A X
Bidens odorata Cav. Te H-e A X
Bidens ostruthioides (DC.) Sch. Bip. Ca H-e P X
Brickellia veronicifolia (Kunth) A. Gray Ca Ar P X
Conyza canadensis (L.) Cronquist Te H-e A X
Conyza sophiifolia Kunth Te H-e A X
Cosmos bipinnatus Cav. Te H-e A X
Cosmos parviflorus (Jacq.) Pers. Te H-e A X
Dahlia coccinea Cav. Cr H-e P -
Dahlia pinnata Cav. Cr H-e P X
Dyssodia papposa (Vent.) Hitchc. Te H-e A X
Eupatorium mairetianum DC. Fa Ar P X
Eupatorium pichinchense Kunth Fa Ar P X
Eupatorium schaffneri Sch. Bip. ex B. L. Rob. Fa H-e P -
Florestina pedata (Cav.) Cass. Te H-e A X
Galinsoga parviflora Cav. Te H-e A X
Gnaphalium americanum Mill. He H-e P X
Gnaphalium oxyphyllum DC. He H-e P X
Jaegeria hirta (Lag.) Less. Te H-r A X
94 Lagascea rubra Kunth Fa H-e P X
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
Begoniaceae
Begonia gracilis Kunth Cr H-e P X
Brassicaceae
Brassica rapa L. Te H-e A X
Eruca sativa Mill. Te H-e A -
Lepidium sordidum A. Gray Te H-e A X
Lepidium virginicum L. Te H-e A X
Pennellia patens (O.E. Schulz) Rollins Te H-e A X
Rorippa mexicana (DC.) Standl. et Steyermark He H-e P X
Arbuscular y
Sisymbrium altissimum L. Te H-e A
orquideoide
Burseraceae
Bursera cuneata (Schltdl.) Engl. Fa A P X
Bursera fagaroides (Kunth) Engl. Fa Ar P X
Cactaceae
Mammillaria magnimamma Haw. Ca H-su P X
Opuntia tomentosa Salm-Dyck Fa Ar-su P X
Campanulaceae
Diastatea micrantha (Kunth) McVaugh. Te H-e A - 95
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
Caryophyllaceae
Drymaria laxiflora Benth. Te H-e A -
Drymaria leptophylla (Cham. Schltdl.) Fenzl ex Rohrb. Te H-e A X
Minuartia moehringioides (Moc. & Sessé ex Dc.) Mattf. Cr H-r P X
Caesalpiniaceae
Senna septemtrionalis (Viv.) H.S. Irwin et Barneby Fa Ar P X
Chenopodiaceae
Chenopodium ambrosioides L. He H-e P X
Chenopodium graveolens Willd. Te H-e A -
Convolvulaceae
Evolvulus alsinoides (L.) L. He H-r P X
Ipomoea cristulata Hallier f. Te H-tr A X
Ipomoea hederifolia L. Te H-tr A X
Ipomoea purpurea var. diversifolia (Lindl.) O’Donell Te H-tr A X
Ipomoea trifida (Kunth) G. Don He H-tr P X
Crassulaceae
Altamiranoa mexicana (Schltdl.) Rose Ca H-e P X
Echeveria coccinea (Cav.) DC. Ca H-a P X
Echeveria gibbiflora Moc. et Sessé ex DC. Ca H-a P X
Sedum moranense Kunth Ca Ar P X
Sedum oxypetalum Kunth Fa Ar P X
Sedum quevae Hamet Fa Ar P X
Cucurbitaceae
Cyclanthera dissecta (Torr. et A. Gray) Arn. Te H-tr A X
Sicyos deppei G. Don Te H-tr A X
Euphorbiaceae
Acalypha phleoides Cav. Te H-e A X
Euphorbia dentata Michx. Te H-e A X
Euphorbia graminea Jacq. Te H-e A X
Euphorbia indivisa (Engelm.) Tidestr. Te H-e A X
Euphorbia macropus (Klotzsch et Garcke) Boiss. Cr H-e P X
Euphorbia nutans Lag Te H-r A X
Euphorbia serpyllifolia Pers. Te H-e A X
96 Ricinus communis L. Fa Ar P X
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
Fabaceae
Cologania broussonetii (Balb.) DC. He H-tr P X
Crotalaria pumila Ortega Te H-e A X
Dalea foliolosa (Aiton) Barneby Te H-e A X
Dalea humilis G. Don Te H-e A X
Dalea zimapanica S. Schauer Fa Ar P X
Desmodium aparines (Link) DC. He H-tr P X
Desmodium neo-mexicanum A. Gray Te H-e A X
Macroptilium gibbosifolium (Ortega) A. Delgado He H-tr P X
Medicago lupulina L. Te H-e A X
Medicago polymorpha L. Te H-e A X
Melilotus indica (L.) All. Te H-e A X
Phaseolus pauciflorus Sessé et Moc. ex G. Don He H-tr P X
Gentianaceae
Centaurium quitense (Kunth) B.L. Rob. Te H-e A -
Geraniaceae
Geranium seemannii Peyr. He H-e P X
Hydrophyllaceae
Wigandia urens (Ruiz et Pav.) Kunth Fa Ar P X
Lamiaceae
Leonotis nepetifolia (L.) R. Br. Te H-e A X
Lepechinia caulescens (Ortega) Epling He H-e P X
Salvia mexicana Sessé et Moc. He H-e P X
Salvia tiliifolia Vahl He H-e P X
Loasaceae
Mentzelia hispida Willd. Te H-e A X
Loganiaceae
Buddleia cordata Kunth Fa A P X
Buddleia parviflora Kunth Fa A P X
Buddleia sessiliflora Kunth Fa Ar P X
Lythraceae
Cuphea wrightii A. Gray Te H-e A X
Malpighiaceae
Gaudichaudia cynanchoides Kunth He Ar P X 97
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
Malvaceae
Anoda cristata (L.) Schltdl. Te H-e A X
Sida rhombifolia L. Fa Ar P X
Sphaeralcea angustifolia (Cav.) G. Don Fa Ar P -
Mimosaceae
Calliandra grandiflora (L’Hér.) Benth. Ca Ar P X
Nyctaginaceae
Mirabilis jalapa L. He H-e P X
Onagraceae
Lopezia racemosa Cav. Te H-e A X
Oenothera pubescens Willd. ex Spreng. He H-e P X
Oenothera purpusii Munz He H-e P X
Oxalidaceae
Oxalis corniculata L. Cr H-e P X
Oxalis divergens Benth. ex Lindl. Cr H-e P X
Oxalis tetraphylla Cav. Cr H-e P X
Passifloraceae
Passiflora subpeltata Ortega He H-tr P X
Phytolaccaceae
Agdestis clematidea Moc. et Sessé ex DC. Fa H-tr P X
Phytolacca icosandra L. Ca H-e P X
Piperaceae
Peperomia campylotropa A.W. Hill Cr H-e P X
Peperomia galioides Kunth Cr H-e P -
Plumbaginaceae
Plumbago pulchella Boiss. Ca H-e P X
Polygonaceae
Polygonum capitatum Buch. –Ham. Ex D.Don. Cr H-r P X
Portulacaceae
Portulaca mexicana P. Wilson He H-e P -
98 Portulaca pilosa L. He H-e P X
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
Rubiaceae
Bouvardia ternifolia (Cav.) Schltdl. Fa H-e P X
Crusea diversifolia (Kunth) W.R. Anderson Te H-e A X
Crusea longiflora (Wild. ex Roem. et Schult.)
Te H-e A X
W.R. Anderson
Sapindaceae
Cardiospermum halicacabum L. He H-tr P X
Dodonaea viscosa (L.) Jacq. Fa Ar P X
Scrophulariaceae
Lamourouxia rhinanthifolia Kunth He H-e P -
Penstemon campanulatus (Cav.) Willd. Ca H-e P X
Verbascum virgatum Stokes Te H-e A X
Solanaceae
Datura stramonium L. Ca H-e P X
Nicotiana glauca Graham Fa Ar P X
Physalis patula Mill. He H-e P X
Solanum bulbocastanum Dunal Cr H-e P X
Solanum nigrescens M. Martens et Galeotti Te H-e A X
Solanum rostratum Dunal Te H-e A X
Valerianaceae
Valeriana sorbifolia Kunth Te H-e A X
Verbenaceae
Lantana velutina M. Martens et Galeotti Fa Ar P X
Verbena carolina L. Te H-e A X
Vitaceae
Cissus sicyoides L. Ca H-tr P X
LILIOPSIDA
Agavaceae
Agave salmiana Otto ex Salm-Dyck He H-a P -
Manfreda scabra (Ortega) McVaugh He H-a P - 99
Castillo-Argüero, Guadarrama Chávez, Sánchez-Gallen y Hernández-Cuevas
Alliaceae
Milla biflora Cav. Cr H-e P X
Amaryllidaceae
Zephirantes concolor (Lindl.) Bent et Hook F. Cr H-e P X
Zephirantes longifolia (Baker ex Donn. Sm.) Standl. Cr H-e P X
Anthericaceae
Echeandia mexicana Cruden Cr H-e P X
Bromeliaceae
Tillandsia recurvata (L.) L. Fa H-ep P -
Calochortaceae
Calochortus barbatus (Kunth) J.H. Painter Cr H-e P X
Commelinaceae
Commelina coelestis Willd. var. coelestis Willd. He H-e P -
Commelina diffusa Burm. f. He H-e P X
Commelina tuberosa L. He H-e P -
Gibasis linearis (Benth.) Rohweder Cr H-e P -
Tinantia erecta (Jacq.) Schelcht. Cr H-e P -
Tradescantia crassifolia Cav. Cr H-r P X
Tradescantia sp. Cr H-r P X
Tripogandra purpurascens (S. Schauer) Handlos Te H-r A X
Cyperaceae
Bulbostylis juncoides (Vahl) Kük. ex Osten Cr H-e P X
Cyperus manimae Kunth Cr H-e P X
Cyperus seslerioides Kunth Cr H-e P X
Dioscoreaceae
Dioscorea galeottiana Martens Cr H-tr P X
Hipoxidaceae
Hipoxis mexicana Schult. et Schult. f. Cr H-e P X
Iridaceae
Sisyrinchium tenuifolium Humb. et Bonpl. ex Willd. Cr H-e P X
Tigridia pavonia (L.f.) DC. Cr H-e P -
Orchidaceae
100 Bletia urbana Dressler Cr H-e P X
HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES EN PEDREGALES
Poaceae
Aegopogon tenellus (DC.) Trin Te H-r A X
Bouteloua repens (Kunth) Scribn. He H-e P X
Chloris gayana Kunth He H-e P X
Chloris virgata Sw. Te H-e A X
Digitaria ternata (Hochst. ex A. Rich.) Stapf. Te H-e A X
Eragrostis mexicana (Hornem.) Link He H-e P X
Microchloa kunthii Desv. He H-e P X
Muhlenbergia rigida (Kunth) Kunth He H-e P X
Muhlenbergia robusta (E. Fourn.) Hitchc. Ca H-a P X
Panicum lepidulum Hitch. et Chase He H-e P X
Paspalum tenellum Willd. He H-e P X
Pennisetum villosum R. Br. ex Fresen. He H-e P X
Rhynchelytrum repens (Willd.) C.E. Hubb. He H-e P X
Setaria parviflora (Poir.) Kerguélen. Te H-e A X
Sporobolus atrovirens (Kunth) Kunth He H-e P X
Sporobolus indicus (L.) R. Br. He H-e P X
Tripsacum dactyloides (L.) L. Ca H-e P X
101
EFECTO DE LAS ISLAS DE RECURSOS SOBRE LA ABUNDANCIA
DE ESPORAS DE HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
(HMA) EN EL VALLE DE TEHUACÁN-CUICATLÁN, MÉXICO
Resumen
Estudios recientes señalan que algunas especies de Mimosa forman islas de recursos
(IR) en el Valle de Tehuacán-Cuicatlán. El objetivo de este estudio fue evaluar el
impacto de la heterogeneidad espacial (islas de recursos formadas por Mimosa vs áreas
abiertas, AA) y estacional (estación de lluvias vs inicio estación de sequía vs estación
de sequía) en la distribución de las esporas de hongos micorrizógenos arbusculares
(HMA) del suelo, en cuatro sitios de estudio dentro del Valle. Se reportó un mayor
número de esporas durante la estación de lluvias que durante la de sequía (lluvias
> inicio de sequía > sequía); así como un mayor número de esporas en el suelo
bajo el dosel de las especies de Mimosa (IR) que en AA. Se registraron diferencias 103
Camargo-Ricalde y Esperón-Rodríguez
significativas al comparar tres sitios dentro del área formada por la IR, el mayor
número de esporas se registró cerca de la base del tronco (tronco > parte media
del dosel > margen del dosel); así como al comparar entre las diferentes especies
de Mimosa. Por tanto, la distribución de esporas de HMA en las IR es afectada
por la heterogeneidad edáfica y estacional, y la especie del hospedero, entre otros
factores.
Abstract
Recent studies show that some species of Mimosa create resource islands (RI) in the
Tehuacan-Cuicatlan Valley. The aim of this study was to asses the impact of the
spatial (resource islands vs open areas, OA) and seasonal (wet season vs start of dry
season vs dry season) heterogeneity in the distribution of arbuscular mycorrhyzal
fungal (AMF) spores in the soil in four different study sites within the Valley. More
spores were reported during the wet season than in the dry one (wet > start dry
> dry); as well as more spores below the canopy of Mimosa species (RI) than in
OA. Significant differences were reported when comparing three sites within the
RI area, more spores were reported near the trunk base (trunk > medium part
of the canopy > canopy margin); as well as comparing between Mimosa species.
Therefore, the distribution of AMF spores within RI is affected by edafic and
seasonal heterogeneity, as well as by the host species, among other factors.
INTRODUCCIÓN
Los hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) son simbiontes obligados de la
raíz de plantas y se asocian con aproximadamente el 80% de las plantas vasculares
(Pirozynski 1981); sin embargo, se conoce muy poco sobre su dinámica poblacional,
y sólo se han establecido algunos bosquejos sobre su distribución natural, así como
sobre la generación y distribución de sus esporas (Johnson et al. 1992, Harnett y
Wilson 1999).
Los propágulos de HMA son esporas, fragmentos muertos de raíz y otro
tipo de materia orgánica colonizada, así como redes de hifas, conformando lo que,
en su conjunto, se conoce como “potencial de inóculo micorrícico” (PIM) (en inglés:
“mycorrhizal inoculum potential”, MIP). El PIM se refiere a la capacidad que tienen
los propágulos de HMA de formar asociaciones en un suelo particular, siendo,
en parte, consecuencia del número de propágulos activos de HMA y describe la
actividad de los HMA en el suelo en una determinada estación del año (Allen 1991);
sin embargo, el ciclo de vida de los HMA, principalmente la dinámica poblacional de
104
ISLAS DE RECURSOS SOBRE LA ABUNDANCIA DE ESPORAS DE HMA
sus esporas, sigue siendo poco estudiada, ya que se desconoce su reproducción sexual
y sólo se ha observado su reproducción a través de la formación de clamidosporas
y por la fragmentación de hifas (Allen et al. 1995).
Las comunidades de HMA presentan diferencias en densidad relativa,
producción de esporas y actividades diferenciales correlacionadas con el ambiente,
por ejemplo, al comparar la estación de lluvias y la estación de sequía, la especificidad
del hospedero y la presencia de otras especies de hongos al mostrar interacciones
de competencia (ej. Titus y del Moral 1998a, 1998b, Turner y Friese 1998). En
consecuencia, a nivel del ecosistema, el establecimiento de las comunidades
vegetales depende de la dispersión de propágulos viables de HMA, del PIM, de
la presencia adecuada de propágulos de las plantas, y de condiciones ambientales
apropiadas (Camargo-Ricalde 2002).
En una primera aproximación, se demostró que algunas especies de Mimosa
(Leguminosae-Mimosoideae) forman islas de recursos (IR) en el Valle de Tehuacán-
Cuicatlán, Puebla y Oaxaca, ricas no sólo en materia orgánica y nutrimentos del suelo
(ej. NT, P, Ca, Mg) (Camargo-Ricalde et al. 2002), sino en esporas de HMA (Camargo-
Ricalde y Dhillion 2003). La relevancia de este hecho radica en que las zonas áridas y
semiáridas se caracterizan, principalmente, por la baja fertilidad del suelo y la escasa
precipitación, limitando el crecimiento y desarrollo de las especies vegetales; por lo
anterior, la presencia de HMA puede ser una ventaja para las plantas desérticas que
forman micorrizas (Dhillion y Zak 1993, Tarafdar y Praveen-Kumar 1996).
El objetivo de este estudio fue evaluar el impacto de la heterogeneidad
espacial (islas de recursos vs áreas abiertas) y estacional (estación de lluvias, inicio de
la estación de sequía y estación de sequía) en la distribución de las esporas de HMA
del suelo, en cuatro sitios de estudio dentro del Valle de Tehuacán-Cuicatlán.
MÉTODOS
Valle de Tehuacán-Cuicatlán
El Valle de Tehuacán-Cuicatlán es una región semiárida localizada en el centro-sur
de México (17°20’-18°53’ N y 96°55’-97°44’O), con una superficie aproximada de
10,000 km2, se localiza en los estados de Puebla y Oaxaca. Las altitudes oscilan entre
los 500 y 3,200 m.s.n.m. El promedio anual de precipitación es 400-600 mm, con
régimen de lluvias de verano y una temperatura media anual de 20°C. Los suelos
son rocosos y poco profundos, bien drenados y principalmente derivados de rocas
sedimentarias y metamórficas (Zavala-Hurtado y Hernández-Cárdenas 1998). 105
Camargo-Ricalde y Esperón-Rodríguez
Colecta de suelo
Las colectas de suelo se llevaron a cabo en dos islas de recursos (IR) por sitio,
comparando tres estaciones: 1) Lluvias (julio, 2003), 2) Inicio de sequía (noviembre,
2003) y 3) Sequía (marzo, 2004). Se colectaron muestras de suelo en tres sitios dentro
del área formada por la IR, entre 10-20 cm de profundidad: 1) Cerca (ca. 5-10 cm) del
tronco de Mimosa spp. y lo más próximo a la raíz (rizósfera) (tronco), 2) En la parte
media de la cobertura del arbusto, siguiendo una dirección radial (media), y 3) En el
margen externo de la cobertura del arbusto (margen); es importante mencionar que,
para cada especie, se seleccionaron dos arbustos de talla y cobertura similares, y, por
último, 4) En un área abierta (AA), fuera de la IR, siguiendo la dirección radial. Se
colectaron 120 muestras de suelo en total. Las muestras de suelo se conservaron en
bolsas de polietileno negro y se transportaron al laboratorio.
Obtención de esporas
Se seleccionaron (al azar) y analizaron tres submuestras por cada muestra de
suelo colectada para la obtención de esporas de HMA (decantación de alícuotas
106
ISLAS DE RECURSOS SOBRE LA ABUNDANCIA DE ESPORAS DE HMA
Análisis de datos
Se utilizaron los siguientes estadísticos: 1) Prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis
(p<0.05), 2) Análisis de varianza (ANOVA, p<0.05), 3) Prueba de X2 (=0.05),
comparación de medias (diferencias entre el número de esporas del suelo: bajo el
dosel de Mimosa spp. vs áreas abiertas) y 4) Prueba no paramétrica de t de Student
(=0.05), diferencias entre el número de esporas del suelo bajo el dosel de Mimosa
spp. vs áreas abiertas vs estaciones del año.
RESULTADOS
Se registraron esporas de HMA en todas las muestras de suelo analizadas (Cuadro
1, Figura 1).
No hubo diferencia significativa al comparar el número de esporas totales
de hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) registrado entre las islas de recursos
formadas por Mimosa spp. (IR) por sitio (S1-IR = S2-IR = S3-IR = S4-IR); de igual
manera, no hubo diferencia al comparar el número de esporas totales entre las áreas
abiertas (AA) por sitio (S1-AA = S2-AA = S3-AA = S4-AA).
Al comparar entre las estaciones del año, se reportó un mayor número
de esporas durante la estación de lluvias que durante la estación de sequía (lluvias
> inicio de sequía > sequía); así como en el número de esporas registradas en el
suelo de las IR formadas por Mimosa spp. vs AA. En el caso particular de las IR, se
encontraron diferencias significativas al comparar el número de esporas del suelo
del nivel del tronco vs el margen del dosel (tronco margen), del nivel del tronco vs
AA (tronco AA), parte media del dosel vs el margen del dosel (media margen), y
parte media del dosel vs AA (media AA); sin embargo, no hubo diferencia entre el
número de esporas del suelo del nivel del tronco vs la parte media del dosel (tronco
= media), y del margen del dosel vs AA (margen = AA).
Asimismo, al comparar entre las dos IR entre sí y entre las dos AA entre sí,
por sitio, no se encontraron diferencias significativas (IR-1 = IR-2; AA-1 = la AA-2).
Sin embargo, se registraron diferencias significativas entre las diferentes
especies de Mimosa formadoras de IR: M. lacerata (S1) M. luisana (S2), al comparar
el número de esporas del suelo registrado durante la estación de lluvias, M. luisana
107
108
FIGURA 1. Número de esporas de hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) (+EE) reportado en las islas de recursos
(IR) formadas por especies de Mimosa (Leguminosae) y en áreas abiertas (AA) en el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, Puebla
y Oaxaca, México.
3500
3500
4000 4000 3000
3000
3000 3000 2500
inicio 2500
2000 2000 2000 2000
sequía
(nov) 1000 1500 1500
1000
1000 1000
0 0
IR1 AA1 IR2 AA2 500 500
-1000 -1000 IR1 AA1 IR2 AA2
0 0
Número de esporas
-500 IR1 AA1 IR2 AA2 -500 IR1 AA1 IR2 AA2
3000 3000
3000
3000
2000 2000
2000
2000
sequía 1000 1000 1000
1000
(mar) 0 0
0 0
IR1 AA1 IR2 AA2 IR1 AA1 IR2 AA2 IR1 AA1 IR2 AA2
IR1 AA1 IR2 AA2 -1000 -1000
-1000 -1000
El número de esporas de HMA reportado en esta gráfica correspondiente a las islas de recursos (IR) formadas por especies de Mimosa, es la suma de las esporas aisladas a nivel del tronco de
Mimosa spp. y lo más próximo a la raíz (tronco), la parte media de la cobertura de la copa del arbusto, siguiendo una dirección radial (media) y del margen externo de la cobertura de la copa
del mismo (margen); así como en áreas abiertas (AA), fuera de la IR. Se estudiaron dos islas de recursos (IR1, IR2) y dos áreas abiertas (AA1, AA2) por sitio. Sitio 1, S1; Sitio 2, S2; Sitio 3,
S3; y Sitio 4, S4.
ISLAS DE RECURSOS SOBRE LA ABUNDANCIA DE ESPORAS DE HMA
DISCUSIÓN
Hasta donde se sabe, este es el primer estudio que intenta reflejar el gradiente espacial
y estacional en la distribución de esporas de HMA en relación con la presencia de
islas de recursos (IR) en una región semiárida, en este caso, las IR están formadas
por especies de Mimosa. Otros estudios (ej. Mosse y Bowen 1968, Redhead 1977,
Kiran Singh y Varma 1981, Dhillion y Zak 1993, Camargo-Ricalde y Dhillion 2003),
han mostrado la presencia/ausencia de esporas de HMA en formaciones vegetales
naturales, así como en terrenos de cultivo; pocos de estos trabajos relacionan a las
esporas de HMA con la estacionalidad (ej. Kiran Singh y Varma 1981, Mearryweather
y Fitter 1998a, 1998b, Camargo-Ricalde y Dhillion 2003) (Cuadro 2). Sin embargo, al
comparar entre el número de esporas reportado en cada trabajo, es posible observar
una gran variación en el número de esporas registradas y en el tipo de comunidad
vegetal analizada; así como en los métodos empleados para la obtención de dichas
esporas, por ejemplo, se han reportado desde 5 esporas (Mosse y Bowen 1968)
hasta 13,297 (Redhead 1977); en este estudio, se reportan desde 200 esporas (inicio
de la estación de sequía, AA, S2), hasta 4,620 (estación de lluvias, suelo de la parte
media del dosel, S2). De igual forma, sólo dos trabajos señalan, de manera general,
la presencia de esporas de HMA en islas de recursos, ambos realizados en México
(Carrillo-García et al. 1999, Camargo-Ricalde y Dhillion 2003).
De acuerdo con los resultados obtenidos en este estudio, existen diferencias
significativas en el número de esporas de HMA relacionadas con la heterogeneidad
espacial (IR-AA) y estacional (estacionalidad) que se presenta en el valle semiárido
de Tehuacán-Cuicatlán. Algunos autores (ej. McGee 1989, Allen 1991) señalan que
estas diferencias en el número de esporas de HMA del suelo están relacionadas con
diferentes estrategias de supervivencia de las especies de HMA al habitar en una
región semiárida.
Otros factores que pueden estar relacionados con estas diferencias son:
a) La morfología y los exudados específicos de la raíz de las especies de Mimosa,
110 así como la presencia de nódulos fijadores de nitrógeno; sin embargo, no hay
ISLAS DE RECURSOS SOBRE LA ABUNDANCIA DE ESPORAS DE HMA
Cuadro 2. Continuación.
Hayman Nueva Gales del Cultivos de trigo: 3,361 Se registró un número muy variado en
y Stovold Sur, Reino Unido Cultivo de avena: 769 el número de esporas colectadas. En
(1979) Cultivo de cebada: 169 general se encontraron más esporas
Tamizado en Cultivo de maíz: 3,583 en suelos cultivados que en suelos
húmedo Cultivo de sorgo: 3,673 nativos.
y decantación Cultivo de cítricos: 617
(Gerdemann y Cultivo de soya: 96
Nicoloson 1963) Cultivo de algodón: 66
Cultivo de tabaco: 74
Cultivo de girasol: 22
Jardín: 15
Bosque: 213
Matorral: 281
112
ISLAS DE RECURSOS SOBRE LA ABUNDANCIA DE ESPORAS DE HMA
Cuadro 2. Continuación.
113
Camargo-Ricalde y Esperón-Rodríguez
1998a), sirven de defensa contra patógenos y herbívoros (ej. Newsham et al. 1995) y
mejoran la adecuación de las plantas (ej. Johnson et al. 1997, Merryweather y Fitter
1998a, 1998b), así como las propiedades físicas y químicas del suelo (ej. Jakobsen
1994).
No obstante que se requiere continuar con el estudio de la biología de estas
especies de Mimosa, sobre todo de sus raíces, así como del estudio ecológico de la
microbiota del suelo, las IR formadas por Mimosa podrían considerarse una opción
factible como parte de las estrategias de conservación del suelo y de la biodiversidad
(incluyendo la microbiota del suelo) en el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, de manera
armónica con las necesidades culturales y económicas de los habitantes de la región,
ya que la población estimada en esta zona es de 650,000 habitantes, incluyendo siete
grupos indígenas: Chinantecos, Cuicatecos, Ixcatecos, Mazatecos, Mixtecos, Nahuas
y Popolocas (Casas et al. 2001).
CONCLUSIONES
La distribución de esporas de HMA del suelo en las IR formadas por Mimosa spp., es
afectada por la heterogeneidad edáfica y estacional; por lo que el suelo en estas IR no
sólo es rico en materia orgánica y nutrimentos, sino en esporas de HMA. Asimismo,
las IR formadas por Mimosa podrían considerarse una opción factible como parte
de las estrategias de conservación del suelo y de la biodiversidad (incluyendo la
microbiota del suelo) en el Valle de Tehuacán-Cuicatlán.
AGRADECIMIENTOS
A Andrea G. Hernández Soriano y a Laura A. Antaño Díaz por su ayuda en el
trabajo de campo y a Rosaura Grether González por sus comentarios y la revisión
crítica del manuscrito.
LITERATURA CITADA
ABBOTT, L.K. y A.D. ROBSON. 1977. The distribution and abundance of
vesicular arbuscular endophytes in some Western Australian soils. Australian
Journal of Botany 25: 515-522.
ALLEN, M.F. 1991. The ecology of mycorrhizae. Cambridge Univesrity Press,
Great Britain, 184 pp.
ALLEN, E.B., M.F. ALLEN, D.J. HELM, J.M. TRAPPE, R. MOLINA y E.
RINCÓN. 1995. Patterns and regulation of mycorrhizal plant and fungal
diversity. Plant and Soil 170: 47-62. 115
Camargo-Ricalde y Esperón-Rodríguez
RESTAURACIÓN
DEGRADACIÓN DEL SUELO: CONCEPTOS GENERALES
Resumen
El suelo es un sistema dinámico, que ha evolucionado y se ha diferenciado a lo
largo y ancho de la corteza terrestre. Su evolución alcanza su climax en la madurez
y precede a su degradación a largo plazo, pero esta última puede ser inducida por
las actividades humanas, y modificar el ciclo normal de la evolución, esto tiene
implicaciones muy importantes para sus funciones. Es importante entender los
conceptos desarrollados respecto a la forma de degradación de los suelos para poder
abordar con éxito el manejo y la recuperación de suelos degradados y para establecer
una certera comunicación entre los científicos, los académicos o extensionistas que
se dedican a buscar alternativas de conservación de este noble recurso. En este
capítulo se intenta resumir los principales conceptos sobre la degradación del suelo,
los tipos de degradación y los términos que involucran la devolución parcial al suelo,
de su habilidad para soportar la vida.
121
Carrillo González
Abstract
Soil is a dynamic system, which has evolved to become more differentiated across
the length and breadth of the earth’s crust. His evolution reaches its climax at
maturity and precedes their degradation in the long run, but the latter can be induced
by human activities, and change the normal cycle of evolution, this has major
implications for their functions. The concepts developed with respect to the form
of land degradation are important to be able to successfully address the management
and recovery of degraded soils and to establish an accurate communication among
scientists, academics or extension workers who are dedicated to seeking alternatives
to conserve this noble action. This chapter attempts to summarize the main
concepts on land degradation, degradation rates and terms that involve the partial
refund to the ground, its ability to support life.
CONCEPTO DE DEGRADACIÓN
El suelo es la capa delgada que cubre a la tierra, que esta habitada por organismos.
Algunos lo han considerado como la epidermis de la Tierra, y puede medir desde
unos milimetros hasta algunas decenas de metros de espesor. Cubre dos terceras
partes de la superficie terrestre, pero menos de 22% (3,200 millones de hectáreas) se
puede destinar a uso agrícola (Scherr 1999). Es el producto de una larga evolución
que incluye muchos procesos de transformación de minerales y rocas, y la síntesis de
nuevos compuestos. El tiempo se que tarda en formar una capa de un centímetro de
suelo es de 500 a 2000 años o más, según su ubicación geográfica, de tal modo que el
suelo se puede considerar como un recurso casi no renovable (Jenny 1994). El suelo
en condiciones naturales puede lograr un equilibrio metaestable con el entorno,
cuando alcanza su madurez, pero considerando su morfología un suelo alcanza su
madurez cuando se desarrolla bien su perfil, según el tipo de suelo, en este sentido
las propiedades de un suelo maduro están en función del tiempo de evolución.
La formación del suelo a partir de la roca madre involucra la transformación
de rocas y minerales a través del intemperismo físico y químico, y a la vez la
síntesis de nuevos minerales (Jenny 1994). El intemperismo físico consiste en la
desintegración de las rocas por efecto de la temperatura, la abrasión por el agua,
el hielo y el viento y por acción de los organismos. El intemperismo químico de
los minerales por hidratación, hidrólisis, disolución, oxidación, reducción y otras
reacciones como la carbonatación.
Los factores que determinan la formación de los tipos de suelo son: el
material parental (rocas de las cuales se forma), el clima, la biota, la topografía y el
122 tiempo. El suelo contiene una amplia variedad de materiales cuya composición y
DEGRADACIÓN DEL SUELO
TIPOS DE DEGRADACIÓN
Se pueden diferenciar tres tipos de degradación de suelo: a) la física dentro de cual la
más importante es la erosión, pero se incluye la compactación del suelo entre otros
fenómenos, b) la biológica y la c) química, esta última consiste desde pérdida de la
fertilidad, la acidez, la acumulación de sales hasta la contaminación (Figura 1).
Degradación física
Ésta involucra modificaciones como pérdida de la estructura, aumento de la densidad
124 aparente o compactación, formación de capas endurecidas (piso de arado que altera
DEGRADACIÓN DEL SUELO
Física
DEGRADACIÓN DE SUELO
Encostramiento
Capa dura
Erosión
Inducida por el Natural
hombre (evolución del suelo)
Suelos
Tipos
REDUCCIÓN DEL
RENDIMIENTO
Degradación biológica
Esta forma de degradación involucra la disminución en la biodiversidad del suelo
y de la materia orgánica, esto es común en suelos agrícolas donde se interrumpe el
ciclo de los materiales orgánicos debido a la extracción de la cosecha. Con base en
la pérdida de materia orgánica en los 30 cm de suelo superficial se han propuesto las
127
Carrillo González
siguientes clases de degradación: nula o ligera <1%; moderada de 1- 2.5%; alta 2.5 –
5% y muy alta >5%. Muchos de los procesos básicos del suelo son realizados por los
organismos que en él viven. La reducción de la diversidad biológica es causada por la
instalación del sistema de monocultivos por varios años consecutivos y la aplicación
de substancias tóxicas como parte de los insumos (Altieri 1999), por la pérdida de
materia orgánica por su mineralización continua sin aporte de nuevos residuos, por
la erosión o el efecto de la contaminación. La alteración de la funcionalidad del suelo
y su capacidad de resiliencia (que es la habilidad intrínseca del suelo para regenerar
su productividad) pueden ocurrir también por la pérdida de biodiversidad. Otro
factor que contribuye a la degradación es la reducción en la actividad enzimática
microbiana en general y debida a la introducción de compuestos xenobióticos o a
la disminución en particular de la materia orgánica. Por ejemplo, algunos elementos
potencialmente tóxicos (EPT) como los metales pesados que reaccionan con los
grupos sulfidrilo de las enzimas y causan la inactivación o inhibición de la actividad
enzimática (Shaw y Raval 1961). También pueden afectar indirectamente a las
enzimas al alterar las comunidades de organismos que las producen (Kandeler et
al. 2000). Se estima que 80% del territorio nacional sufre algún tipo de degradación
biológica (Becerra 1998).
Degradación química
Esta involucra la reducción de la fertilidad del suelo, el desbalance de nutrientes, la
eutrofización, la reducción de las bases intercambiables, la acumulación de sales, la
reducción del pH y la contaminación.
La degradación de la fertilidad se refiere a la disminución en su capacidad
para sustentar cultivos agrícolas y es causada por modificación de las propiedades
físicas, químicas, biológicas, bioquímicas y fisicoquímicas. Como consecuencia de
esos cambios se requiere aplicar mayor cantidad de insumos a los suelos agrícolas,
para incrementar la producción.
La degradación química se refiere a la pérdida de nutrientes como el N, K,
Ca, Mg, P entre otros, ya sea por lavado vertical de suelos o por arrastre superficial
de materiales que los contienen. El fósforo por ejemplo, puede ser arrastrado con
los coloides a los cuales se asocia, desde nivel parcela o microcuenca, con lo cual
se contribuye a la contaminación de aguas superficiales (Flores 2004). El problema
de arrastre de nutrimentos en los sedimentos es importante en suelos con fuerte
pendiente o en aquellos con pobre drenaje (Zhao et al. 2001). Este proceso puede
ocurrir de tres formas: por percolación a través del perfil, en solución en el agua
de escorrentía y por arrastre (en forma de sedimentos) de coloides y materiales en
128
DEGRADACIÓN DEL SUELO
los cuales los nutrimentos van sorbidos (Baker y Laflen 1983). Los suelos con baja
productividad son con frecuencia destinados a otro tipo de uso y como resultado el
impacto ambiental es mayor.
La salinización consiste en la acumulación de sales en la capa arable. Se
pueden distinguir dos situaciones: una en la que el cation dominante es el Ca2+
y la otra donde domina el Na+. Esta última situación causa lo que se denomina
sodificación, que es la saturación del complejo de intercambio con sodio, y es debida
principalmente al uso agrícola de aguas conteniendo alta concentración de sodio.
La acumulación natural de sales ocurre en zonas áridas y semiáridas donde la
evaporación es mayor que la precipitación, las sales como los cloruros y sulfatos de
Ca, Mg, Na y K formados durante el intemperismo de rocas o acarreados por el agua
de lluvia se acumulan en la superficie del suelo, ya que la precipitación es insuficiente
para que sean lavadas hacia capas profundas del perfil. En suelos de regiones áridas
es común encontrar valores de CE mayores de 1 dS m-1 por el escaso transporte de
cationes alcalino y alcalinotérreos que se solubilizan fácilmente. Se acepta en general
que donde la relación entre precipitación y evaporación es menor de 0.75 es muy
probable la acumulación de sales a través del tiempo (Brady y Weil 1999).
Otro proceso de formación de suelos salinos son aquellos formados en
lechos de mares o lagos o bien los derivados sobre depósitos fósiles de sales, al
evaporarse el agua mueve las sales a la superficie por flujo de masa. Según la FAO
(2003), la intrusión de agua marina en las costas es otra de las causas importante de
acumulación de sales en los suelos.
La acumulación inducida de sales ocurre principalmente por riego en suelos
con drenaje deficiente y con agua de mala calidad. Con base en su contenido de
sales, el agua se puede clasificar como sigue: <0.7 dS m-1 sin restricciones de uso,
entre 0.7 y 3.0 dS m-1 uso con restricciones de ligeras a moderadas dependiendo del
suelo y >3.0 dS m-1 con restricciones severas de uso (Rowell 1992). El agua de riego
usualmente contiene sales de Ca2+, Mg2+ y Na+, en concentraciones variables, las sales
se acumulan en el horizonte superficial del suelo y lentamente saturan el complejo de
intercambio cuando, se implementa el riego con agua salina en suelos poco drenados
o en zonas con alta evaporación, de modo que las sales no pueden ser percoladas.
Como consecuencia, hay efectos directos en el suelo, como es el incremento
del pH, la dispersión de los coloides y la reducción de la conductividad hidráulica.
Según su acumulación los suelos pueden agruparse en cuatro categorías: suelos
normales, salinos, alcalinos no salinos y salino sódicos. La acumulación de sales es una
forma de degradación de suelos a nivel mundial, se estima que la superficie mundial
afectada por sales es de 950 millones de hectáreas (Lal 1997). En algunos países la
129
Carrillo González
superficie de sus suelos afectada por la salinidad es muy importante, según la FAO
(2003) los países con mayor superficie (en millones de hectáreas) afectada son: China
(38,5), Paquistan (20.2), Indonesia (8.5), Bangladesh (3.5), India (8.6), Filipinas (0.4),
Brasil (9.1), Cuba (1.8), Argentina (1.7) y México (1.65), en el caso de Indonesia, la
superficie expuesta al efecto marino es muy grande por ser constituido de varias islas.
En México, las áreas más importantes degradadas por acumulación de sales
se encuentran en los distritos de riego, y constituyen una superficie importante
(Cuadro 2). Se estima que la superficie afectada por sales a nivel nacional puede ser
de 20% (Becerra 1998). Estas regiones son los principales centros de producción de
cultivos y tienen gran importancia económica. Si no se detiene el incremento de la
superficie afectada por sales, esto implicará un gasto muy alto para la recuperación
de esos suelos y la necesidad de mejorar la tecnología de manejo del agua.
Otra fuente de salinidad y alcalinidad para los suelos es la incorporación de
residuos orgánicos como el estiércol vacuno (Gilberton et al. 1979) y la gallinaza
de aves destinadas a la producción de huevo, cuya dieta es complementada con
CaCO3. (Sims y Wolf 1994). La aplicación continua de gallinaza puede incrementar
CUADRO 2. Superficie afectada por sales en los principales distritos de riego en México
Acidificación
Esta forma de degradación del suelo es causada por procesos como el lavado de
cationes alcalinos y alcalinotérreos e incremento de la actividad del H+ en la solución
del suelo y el complejo de intercambio, debido al aporte de H+ por alguna fuente
de acidez, por ejemplo, la aplicación de los residuos ácidos de industrias como la
productora de alcohol (McBride 1994). Tiene como consecuencia la reducción del
pH y el incremento en la actividad del Al y Mn que son tóxicos. Noble et al. (2000)
propusieron un índice para establecer criterios de degradación del suelo por acidez,
el cual toma como referencia la capacidad de intercambio catiónico a pH 5.5 y el
contenido real de cationes intercambiables. Sin embargo, el índice de saturación aún
se debe evaluar para distintos cultivos.
Otro efecto de la acidez es el aumento de la solubilidad de elementos tóxicos
en los suelos donde se depositan materiales con reacción residual ácida, como los
óxidos de azufre y nitrógeno (Brady y Weil 1999).
La lluvia ácida, por ejemplo, es una vía de entrada de compuestos con
reacción residual ácida; es causada por la conversión de los óxidos de nitrógeno y
azufre en ácidos fuertes. El proceso en forma natural ocurre en regiones de fuerte
vulcanismo, ya que los volcanes liberan monóxido de carbono, óxido de nitrógeno
y de azufre, y como consecuencia de fuegos forestales. Pero la cantidad de óxidos,
que se depositan en el suelo se ha incrementado, debido a su emisión durante
la combustión de combustibles fósiles por vehículos de motor, termoeléctricas,
sistemas de enfriamiento y calefacción, y por incineradores (Tan 1993). Algunas de
las reacciones químicas de formación de ácidos son las siguientes:
2 SO3 + O2 SO3
2 NO + O2 NO2
NO2 + H2O HNO3 + HNO2 Ácido nítrico y nitroso 131
Carrillo González
CONTAMINACIÓN
Este fenómeno involucra la introducción de algún agente que tenga efectos negativos
en la biota. La Real Academia de la Lengua Española define este término como la
alteración de la pureza de una cosa, como los alimentos, el agua, suelo o aire. Una
definición completa es la propuesta por Reevé y Barnes (1994), quienes dicen que
contaminación se refiere a la introducción directa o indirecta de una substancia o
forma de energía al ambiente que cause efectos negativos a la naturaleza o ponga en
peligro la salud humana, dañe algún tipo de organismos o interfiera en el uso de un
recurso. Por ejemplo, los suelos contaminados por EPT no tienen el mismo valor
comercial que los no contaminados.
En el idioma inglés se distinguen dos vocablos referentes a esta forma
de degradación del suelo: “pollution” involucra incremento en la concentración
de alguna sustancia a nivel que causa efectos negativos en los organismos y
“contamination” se hace referencia a la concentración que se desvía del contenido
natural o normal pero sin observarse daños inmediatos en algún componente
de la biota. La limitación para aplicarlos en la práctica de debe a la dificultad
para distinguir cuando usarlos, pues las concentraciones que son tóxicas para un
132 organismo, pueden no serlo para otro que viva en el mismo sustrato (Alloway 1995).
DEGRADACIÓN DEL SUELO
Contaminación orgánica
Principal proceso de
Plaguicida Persistencia Adsorción
transformación
Fotodescomposición,
Organoclorados) DDT 3 –20 años Muy Fuerte
volatilización
PCBs 2-10 años Biodegradación Fuerte
Organosfosforados: Malatión 1 día Hidrólisis Muy fuerte
Atrazina (simazina) 1-12 meses Hidrólisis Fuerte
Acido benzoico Amiben,
2 –12 meses Hidrólisis Débil
dicamba
Acido 2, 4 diclorofenoxiacetico 1-5 semanas Hidrólisis alcalina Moderada
Carbaryl 1-8 semanas Hidrólisis alcalina Fuerte
Barban 2-8 semanas Hidrólisis
Hidrólisis, fotolisis,
Paraquat 1-2 años Muy fuerte
Biodegradación
Trifluralin 1-4 meses Hidrólisis Muy fuerte
Fuente: Brady y Weil 1999, Dear 1999, Gouy et al. 1999, Spencer et al. 1996.
Contaminación inorgánica
Contaminación causada por EPT. Dentro de este grupo de elementos se incluyen a los
oligoelementos, que son esenciales para la planta, pero que a altas concentraciones
son tóxicos como Zn, Cu, Mn, Ni así como a los elementos tóxicos como el As, Cd,
Pb y Se. Las fuentes de estos contaminantes, de acuerdo con Adriano (2001) son
diversas e incluyen:
a) Las aguas residuales y los lodos producto de su depuración.
b) Residuos de la industria eléctrica.
c) Industria metalurgia y de la fundición.
d) Combustión de residuos fósiles.
e) Industria química.
f) Los residuos de minas de metales.
g) Industria militar y de materiales para la pesca deportiva y la caza.
h) Actividades agrícolas.
135
Carrillo González
INDICADORES DE DEGRADACIÓN
Se han definido indicadores de degradación de suelo, los cuales permiten evaluar
la susceptibilidad a la degradación; se pueden enlistar en relación al proceso de
degradación (Cuadro 5). Algunos parámetros (respiración basal, mineralización
de nitrógeno, tasa de desnitrificación, contenido de ATP y otros (Nannipieri et
136
DEGRADACIÓN DEL SUELO
Capacidad de contracción
Compactación Susceptibilidad a la compactación
dispersión
Química
Incremento en saturación de
Acidificación Declinación del pH. bases
Capacidad de amortiguamiento
Disminución de capacidad de
Disminución de Ciclo de nutrientes
intercambio cationico
nutrientes Fijación biológica de N
Reducción de reserva de nutrientes
RESILENCIA
Este es un concepto ecológico que involucra varios atributos los cuales determinan
la respuesta al disturbio o estrés, hay varias interpretaciones que se le ha dado a este
término: a) Es la habilidad para resistir cambios y recobrar el estado inicial; b) la
habilidad para resistir desplazamientos desde el estado antecesor; c) la elasticidad
o tasa de recuperación; c) la amplitud o intervalo de cambio en una propiedad
desde el cual la recuperación es posible; d) histeresis o divergencia en la ruta de
recuperación y maleabilidad, e) diferencia entre un estado nuevo y el anterior (Lal
1997). En resumen es la capacidad del suelo para resistir o para que se recupere de
perturbaciones naturales o inducidas por el hombre. El número de procesos que
permiten la resiliencia son análogos a los responsables de la degradación, entre los
más importantes están la rapidez de formación, agregación, acumulación de carbono
orgánico, ciclo de nutrientes, transformación, lixiviación de sales, incremento en la
biodiversidad y sucesión de especies. Los factores de resiliencia del suelo determinan
la velocidad, ruta y patrón de recuperación, en los cuales la biodiversidad tiene una
función muy importante.
ACELERACIÓN DE LA DEGRADACIÓN
En resumen, la degradación del suelo es un proceso biofísico manejado por causas
sociales, económicas y políticas. Aunque se estima que la productividad de 75%
de las tierras agrícolas a nivel mundial se ha mantenido estable, la degradación
del suelo se ha propagado, debido a diversos factores, a un ritmo acelerado en los
últimos 50 años. La productividad ha disminuido mucho, en cerca de 16% de los
terrenos agrícolas de los países en desarrollo. En los campos cultivados de África
aproximadamente 20% tienen algún grado de degradación. En América Central
cerca de 75% de los terrenos son afectados por la degradación y 11% de los de Asia
han sufrido degradación grave.
La superficie estimada que sufre algún grado de desertificación en América
Latina es de 3.68 millones de km2. Se considera que las pérdidas económicas por la
degradación de suelos, en esta región, supera los 975 millones de dólares al año y
que requiere una inversión mayor a los 13,000 millones de dólares para recuperación
de suelos degradados por desertificación (FAO 2001).
Los aspectos sociales involucrados en la degradación del suelo son
complejos. Se sabe que la agricultura de subsistencia, la pobreza y el analfabetismo
son causas importantes de la degradación del suelo y el ambiente (Lal 1997). Las
139
Carrillo González
CUADRO 6. Continuación
Recuperación pasiva o atenuación natural. En este
Método no caro y que sólo requiere
método se permite que los procesos naturales, como
observación continua de su evolución.
volatilización, aireación, fotolisis y biodegradación,
Ahora se la llama atenuación natural.
ocurran.
Vitrificación pasiva. Los contaminantes son Costo intermedio e implementación
solidificados con una corriente eléctrica, quedando relativamente simple, se aplica a
inmóviles hasta por 10,000 años. substancias como el Cr.
Volatilización. Puede remover compuestos resistentes
Se usa en compuestos volátiles como
a la degradación. Restringido a substancias con baja
cloroformo, tetracloruro de carbono,
presión de vapor. Pero se requiere un sistema de flujo
clorovinilo, xileno, benceno entre
continuo de aire a través del suelo y es necesario
muchos otros, EPA, 1995.
atrapar los contaminantes volatilizados.
Modificado de: Sparks 1995, Lepley 2003, Riser-Roberts 1998.
CUADRO 7. Continuación
Tratamiento con suelo. El suelo contaminado Este proceso es económico, pero puede
es removido y extendido sobre el terreno para tomar tiempo para reducir los niveles de
permitir que ocurran los procesos naturales contaminantes, se puede aplicar a ciertos
como la bio y fotodegradación. El pH se eleva plaguicidas.
a 7 ó más para inmovilizar metales y aumentar
la actividad microbiológica, también se agregan
nutrientes. El suelo contaminado es mezclado
con el suelo donde se extendió para promover la
aireación y el contacto con los organismos.
Vitrificación. Se basa en la formación de un
Se debe controlar la volatilización de
arco eléctrico. Los residuos se funden a alta
elementos (Cerqueira et al. 2004).
temperatura y se transforman en vidrio inerte.
Lombrices
La actividad de las lombrices de perforar y crear canales y movilizar materia orgánica
de la superficie al interior del suelo son de las actividades que más contribuyen a la
evolución del suelo y a mejorar su calidad como incremento de infiltración y espacio
poroso, flujo de aire, también se mejora la agregación de partículas y el ciclo de los
elementos. Estos son de los organismos que más contribuyen a la fragmentación
y transformación de los residuos orgánicos, y la formación de humus en el suelo;
sus exudados pueden servir de sustrato de crecimiento de hongos. Hay función
diferencial entre las principales especies encontradas en los suelos: Lumbricus rubellus
se alimenta principalmente de hojas, Allolobophora caliginosa consume materia
orgánica parcialmente descompuesta, Lumbricus terrestris transporta hojas dentro de
sus túneles para alimentarse de ellos posteriormente (Wood 1989).
Termitas
Estos organismos considerados dentro del grupo isoptero, participan en forma
importante en modificar las propiedades físicas (textura) y químicas (pH, contenido
de carbono y nitrógeno, micronutrientes) (Jouquet et al. 2005). Aparentemente
son más comunes en suelos degradados que en los no degradados, donde
parecen mejor adaptadas las lombrices (Tian 1998). Su principal función en el
suelo es la transformación mecánica y transporte de residuos esto se ha llamado
bioalteración.
Una opción de manejo de suelos encostrados (una forma de degradación
física) es la aplicación de materiales para atraer termitas o incrementar su actividad,
los procesos que se desencadenan por la actividad de las termitas son: ruptura de
costras, reducción de compactación, incremento en porosidad, mejora la infiltración
y aumenta la capacidad de retención de humedad, estos cambios a su vez mejoran
las condiciones del suelo para la penetración de raíces, recuperación de la cubierta
vegetal y restablecer la productividad primaria (Mando 1997). Se caracterizan por
usar la lignina y celulosa como fuente de energía por lo que incorporan los residuos
de madera al suelo y mejoran las condiciones de crecimiento para otros organismos
(Wood 1989). 145
Carrillo González
Procariontes
Son los organismos vivos más pequeños que se conocen, sus organelos y el núcleo
tiene membranas que los definen en estos se incluyen las bacterias y Archaea.
Las bacterias son muy importantes por su participación en el ciclo del carbono,
nitrógeno y otros elementos como el Fe ó S, y por su interacción con las plantas,
y por la diversidad que representan, pues se estima que hay alrededor de 6000 a
10000 genomas por gramo de suelo no alterado (Torsvik y Ovreas 2002). Su función
en suelos degradados incluye la ejecución de reacciones de minerales que ayuda a
formar suelo, o a modificar la actividad de substancias tóxicas y la modificación del
ambiente rizosférico que permite el establecimiento y crecimiento de las plantas.
Están presentes en el suelo desde las fases iniciales de su evolución. Las Archaea
están también presentes en los suelos y rocas y conviven con las bacterias (Davet
2004). Su abundancia y diversidad se han tratado de asociar con la calidad del suelo,
aunque la variación de las poblaciones dificulta la confiabilidad de su uso como
indicador. Algunas especies tienen funciones importantes como la reducción de
Fe3+ a Fe2+, otros participan en el desarrollo de la estructura del suelo al mejorar la
estabilidad de los agregados (Wood 1989).
Eucariontes
Incluye a organismos con núcleo y organelos definidos por membranas celulares,
en estos se incluyen a las algas, hongos, protozoarios y todos los organismos
restantes.
Algas. Son organismos autótrofos fotosintéticos, lo que les permite crecer en
rocas, suelos degradados y aun contaminados y sus restos constituyen aporte de
materia orgánica que permite a largo plazo el crecimiento de otros organismos.
También las hay heterótrofos facultativas, que usan moléculas orgánicas como
glucósidos, acetato y piruvato, lo que les permite crecer dentro del suelo y aportar
materia orgánica.
Protozoarios. Estos son organismos heterótrofos que contribuyen a la
transformación de la materia orgánica, aún en residuos y en suelos contaminados.
Hongos. Incluyen varios grupos de organismos heterótrofos de vida libre y
asociados con plantas, que forman estructuras ramificadas (hifas) y les permite
explorar amplio volumen de suelo. Sus estructuras y exudados agrupan partículas de
suelo, principalmente debido a la producción de polisacaridos. Por esto contribuyen
a mejorar las propiedades físicas del suelo, a disolver minerales y a incrementar la
146 disponibilidad de nutrientes para las plantas.
DEGRADACIÓN DEL SUELO
HONGOS MICORRÍZICOS
Figura 2. Algunos de los indicadores de degradación de suelo que los hongos icorrizi-
cos pueden modificar. 147
Carrillo González
CONCLUSIONES
La degradación de suelo es un problema prioritario desde el punto de vista de
la conservación de los recursos naturales, en este caso difícilmente renovables.
Incluso se podría hablar de un elemento estratégico de soberanía nacional por las 149
Carrillo González
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DEGRADACIÓN DEL SUELO
158
RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN UN BOSQUE TROPICAL
ESTACIONAL: LA COMPOSICIÓN DE LAS ESPECIES DE HONGOS,
LA ACUMULACIÓN DE CARBONO Y RELACIONES HÍDRICAS
Resumen
En este trabajo se presentan dos grupos de experimentos de restauración ecológica
mediante el uso de micorrizas en un bosque tropical seco en la península de
Yucatán, México. El primer grupo de experimentos presentado compara los efectos
de varios inóculos micorrízicos procedentes de vegetación en diferentes etapas
sucesionales. Las comunidades de hongos micorrízicos provenientes de sitios
diferentes, las diversas respuestas de crecimiento de plantas en etapas sucesionales
159
Edith B. Allen et al.
Abstract
We report on restoration experiments using mycorrhizae in seasonal tropical forest
in the Yucatan Peninsula, Mexico. Two restoration experiments were done to
determine the effects of mycorrhizal inoculum from different stages of succession.
The complex interactions of mycorrhizal fungal species assemblages from different
stages, growth responses of early and late successional plants, and site conditions
created complex interactions that could best be explained by differences in soil
organic matter. By improving plant growth, arbuscular mycorrhizae also increased
litter fall and accumulation of soil organic matter. Further increases in organic
matter may be promoted by glomalin accumulation following inoculation. A
second set of experiments was done to test the effects of a nurse plant on seedling
establishment via hydraulic lift. Seedling survival was greater near the nurse plant,
18
O stable isotope data showed that these seedlings received hydraulically lifted deep
water in the vicinity of the nurse plant. Because of the critical roles of mycorrhizae
in promoting plant growth, carbon sequestration, and improving water relations,
they need to be considered as part of restoration programs.
INTRODUCTION
As discussed in other chapters of this book, mycorrhizal fungi are important in
160 promoting growth of individual plant species and, thereby, will alter ecosystem
RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN BOSQUE TROPICAL ESTACIONAL
functioning. This chapter reports on two restoration studies from seasonal tropical
forest in the Yucatan Peninsula. Two examined the growth response of individual
trees to mycorrhizal inoculation with assemblages of fungi from early and late
successional forests, and how inoculation promotes soil carbon accumulation. The
second set of experiments concerned the role of mycorrhizal fungi in promoting
hydraulic lift to establish seedlings. Hydraulic lift is especially important in
seasonally dry climates where water movement via hyphae may make the difference
for survival and growth. The two sets of studies together provide insight into the
importance of mycorrhizal fungi in the establishment of seasonal tropical forest,
and evidence for mycorrhizal-induced changes in growth, water relations, nutrient
uptake, soil organic matter, species diversity, and overall ecosystem functioning. The
importance of mycorrhizae for each of these functions is discussed, followed by the
descriptions of the experiment to study them. Mycorrhizal fungi operate at the scale
of the individual, but in promoting carbon accumulation and water movement they
affect ecosystem dynamics and thus are globally important.
Several studies have also been done in seasonal tropical forest on changes in AM
diversity with disturbance and succession. There were no differences in AM spore
species composition in tree-fall gaps and adjacent forest, which had a total of 15
species, in the Chamela Biological Station (Allen et al. 1998). However, nearby
pastures had only two species of spores. This contrasts with results for Costa
Rican grasslands and nearby wet tropical forest, which were similar in AM fungal
spore species composition (Johnson and Wedin 1997, Picone 2000). Vegetation
is expected to control mycorrhizal species composition, especially with a drastic
difference such as species-rich forest compared with species-poor planted grassland
(e.g., Johnson and Wedin 1993). However, in these studies the climate may have
been the controlling factor, as pastures are subject to more severe seasonal drying
and heat in the seasonal tropics than the wet tropics, and may pose a more severe
environment for spores surviving the transition from beneath a shady forest canopy
to an exposed pasture.
In general, AM plant communities tend to be high in plant richness but
low in fungal species richness, while ectomycorrhizal communities are low in plant
but high in fungal species richness (Allen et al. 1995). A maximum number for
richness of AM fungi within any stand or region was, curiously, about 40 species
based on sites examined from a variety of vegetation types (Allen et al. 1995, 2002,
Varela and Trejo 2001). However, the number of AM species associated with any
one plant species tends to be 6-8 (Allen et al. 1995, 2001). Van der Heijden et al.
(1998) showed that the effects on individual plant growth from adding additional
AM species to a spore mix becomes diminished after 6-8 species of fungi were
present. The functional significance of changes in mycorrhizal spore species
composition have seldom been examined in a field setting (Querejeta et al. 2003,
2006a). Restoration studies provide an opportunity to learn which species of fungi,
or groups of species, are important for restoration. The low number of AM species
makes it possible to examine responses to both individual AM species and groups
of species representing different successional stages or vegetation types.
The goal of the restoration ecologist is to hasten the rate of succession to match plant,
animal and microbial diversity in the restored area with an appropriate reference area
(Allen et al. 2001). A diversity of late successional plants are normally introduced for
restoration, but if these are introduced to an early successional soil, then the plants
must associate with early successional AM fungi. Arbuscular mycorrhizal fungi are
seldom reintroduced in practice. When they are, they are usually introduced as a
single cultured species, or at maximum 2-3 species (Corkidi et al. 2005). Cultured
162 inoculum may not be effective for various reasons. It may be non-viable following
RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN BOSQUE TROPICAL ESTACIONAL
with isolates of Glomus spp. This was most likely because S. calospora produced
more external hyphae and utilized a higher proportion of plant carbon than Glomus
spp. (Thomson et al. 1990, Pearson et al. 1993, Hart and Reader 2002). Similarly, the
small-spored Glomus mosseae was a more effective mutalist in terms of biomass and
response to P level than he large-spored Acaulospora bireticulata (Gavito and Varela
1995).
The experiment of Allen et al. (2003) was repeated one year later with
somewhat different results (Allen et al. 2005). In the second experiment, the mature
forest inoculum produced the best growth response by the second year for some of
the species, even though it was never the best inoculum during four growing seasons
in the earlier experiment. The reason for this may have been the fire treatment
that burned incompletely and left a large amount of organic matter in the soil in
the second compared to the first experiment. The mature forest fungi may have
performed better in an organic soil that was more similar to their site of origin
(Allen et al. 2005).
Most inoculum studies to test tropical plant response to mycorrhizae have
used either early-seral or pot-cultured inoculum (Janos 1980b, Huante et al. 1993,
Siqueira et al. 1998, Zangaro et al. 2000). Studies using late seral inoculum have had
mixed results; forest inoculum was better than pasture inoculum for an early seral
tree (Fischer et al. 1994), but the two sources of inocula produced similar growth
in a late seral tree (Asbjornson and Montagnini 1994). Another study (Kiers et al.
1998) had species-specific interactions, with late seral inoculum best for a pioneer
tree in one case, and early seral inoculum best for a mature forest tree in another.
The impacts of mycorrhizal fungi from different stages of succession, or from
different vegetation types, are not always straightforward to predict, and may require
additional experimentation until generalizable principles are found for complex
interactions of multiple fungal and plant species and varying site conditions.
annual carbon source in tropical forests (Houghton et al. 2000), soil microorganisms
and their contribution to biogeochemical process. There is a close spatial and
temporal relationship between the plant community and the mycorrhizal fungal
community, which affects the carbon dynamics and carbon pools in the ecosystem.
Studies indicate that mycorrhizal linkages can reduce plant competition for resources,
promote forest recovery, and influence the pattern of plant succession (Amaranthus
and Perry 1994). Finally in a changing environment, the increase in carbon dioxide
could change soil structure and this has a strong effect on soil processes and
microorganisms (Rillig and Allen 1999).
TABLE 1. Soil organic matter (OM), total N and bicarbonate extractable P concentrations
in soil from a restoration site before and after an experimental burn, and three years
later from six tree species inoculated with soil from early seral forest, mature forest, or
no mycorrhizal inoculum (NM). ANOVA was done to compare the three inoculum
treatments. There were no significant differences among plant species within an
inoculum treatment, and no significant interactions for inoculum vs. plant species.
Po s t - p l a n t i n g
== == === === === ===
(10/00)
OM in their surface soils, while the plants inoculated with mature forest soil were
intermediate both in tree growth and in % OM.
These results suggest that the effects of mycorrhizal fungi on productivity
are highly important in determining C accumulation in soils. The effects of the
different species composition of AM fungi on hyphal development and on glomalin
accumulation still need to be tested. Gigasporaceae are known to produce an
extensive mycelial network, but this net work is slow to develop and these AM fungi
were most abundant in late successional soils.
deep moist layers to drier shallow layers in the soil profile has been termed hydraulic
lift (Caldwell et al. 1998). This process involves reverse flow and water efflux from
shallow roots to soil when reduced canopy transpiration at night allows root water
potential to rise above soil water potential in drier upper soil layers. Potential
implications of this process include plant transpiration enhancement during periods
of strong evaporative demand (Ryel et al. 2002), facilitation of water-stressed
neighboring plants (Dawson 1993, Moreira et al. 2003), prolonged activity of fine
roots and rhizosphere microorganisms during drought (Querejeta et al. 2007a), or
improved mineralization, diffusion and absorption of nutrients in dry soil (Caldwell
et al. 1998). Querejeta et al. (2003b) showed that plants conducting hydraulic lift can
directly supply water to their associated EM and AM mycorrhizae during the night,
thus maintaining their integrity and functionality even during extreme drought.
that conduct hydraulic lift might experience less water stress and higher survival
during the dry season, especially when nurse trees and seedlings share a common
mycorrhizal network.
A field experiment was designed to test this hypothesis under dry
tropical conditions in the Yucatan Peninsula near Merida. Two traditional Maya
FIGURE 2. Isotopic composition of soil water (D:H [y-axis] vs. d18O [x-axis]). 171
Edith B. Allen et al.
trees (Figure 1). This indicates seedling uptake of “hydraulically lifted” water from
deeper soil layers (therefore less exposed to evaporation), which was not available to
172 seedlings planted further away from the nurse Brosimum trees.
RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN BOSQUE TROPICAL ESTACIONAL
Surprisingly, distance from the nurse trees did not affect the stem water
content of Cedrela and Cordia seedlings in any significant way at time of sampling
(Figure 3), despite higher soil moisture within the rhizosphere of the Brosimum
nurse trees. Therefore, proximity to the nurse tree did not result in any detectable
improvement in seedling water status at the peak of the dry season. However,
improved water status of seedlings growing near the nurse trees relative to those
growing further away may have occurred during earlier stages when drought
conditions were less extreme, thus explaining differences in seedling survival rates.
Further studies will be required to determine if drought stress alleviation due to
hydraulic lift is the major reason for increased seedling survival near mature Brosimum
nurse trees, as suggested by our data.
Mycorrhization data
The mycorrhizal status of Brosimum, Cedrela and Cordia seedlings planted in transects
around adult Brosimum trees was evaluated after harvest (April 2002). Percentage
AM colonization of the seedlings was slightly but significantly higher (P=0.04)
FIGURE 3. Stem water content (y-axis) in seedlings at different distance from nurse tree
Brosimum. 173
Edith B. Allen et al.
in Santa Cruz than in Hocaba, especially for Cordia and Brosimum. Percentage
AM infection was significantly different (P<0.0001) among seedling species as
well. Across sites, Cordia seedlings showed highest level of root colonization by
arbuscular mycorrhizal fungi (70-85%), followed by Cedrela (46-52%) and Brosimum
(32-49%).
Percentage colonization of roots by AM fungi in Cordia and Cedrela seedlings
was not significantly affected by distance from the nurse Brosimum trees (Figures 4
and 5). Only Brosimum seedlings in Santa Cruz (but not in Hocaba) showed slightly
174 higher AM infection near the nurse trees, suggesting that some conspecific seedling
RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN BOSQUE TROPICAL ESTACIONAL
growing further away, thus contributing to higher seedling survival rates despite
similar percentage infection levels. Moreover, improved functionality of seedling
mycorrhizal roots and extraradical mycelium may have occurred near nurse trees
due to higher soil moisture during severe drought. Seedlings sharing a common
mycorrhizal network with nurse trees conducting hydraulic lift have been shown
to maintain the integrity and functionality of their mycorrhizal symbiosis during
extreme drought and to receive small amounts of hydraulically lifted water directly
along hyphal links (Egerton-Warburton et al. 2007).
CONCLUSIONS
Mycorrhizae have several important roles in restoration of seasonal tropical forest.
They may improve establishment of tree seedlings, but the appropriate species of
AM fungi must be selected. In the case studies presented here (Allen et al. 2003,
2005), the initial growth response to mature forest fungi was lower than for early seral
fungi. Since the results of the two studies were different (maximum growth response
by mature vs. early seral fungi), the studies show the importance of understanding
the growth environment of the establishing seedlings. In an early seral soil, such as
one that was burned or tilled, early seral fungi may be more responsive, while an
undisturbed soil may promote better growth with later seral fungi. Restoration is
an important process to increase soil C, and selection of the most productive fungi
for the site will enhance this process while increasing establishment and growth.
Mycorrhizal fungi operate at the scale of the individual, but in promoting carbon
accumulation of ecosystems they promote carbon sequestration and thus are globally
important. Finally, tree growth in a seasonally dry climate is especially stressful for
establishing seedlings. The role of AM fungal hyphae in promoting hydraulic lift is
critical in this environment. Not all inoculation studies have resulted in increased
plant growth, but these are seldom tested against water stress (Querejeta et al.
2003a, Querejeta et al. 2006a). We suggest that even where fungi do not increase
growth immediately during the rainy season (when plants are typically planted
for restoration), they may improve plant survival and growth in the dry season by
providing water to the plant via hydraulic lift.
ACKNOWLEDGEMENTS
This research was funded by the U.S. National Science Foundation (DEB 9622352
176 and 9981607) and the University of California Institute for Mexico and the U.S.
RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN BOSQUE TROPICAL ESTACIONAL
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RESTAURACIÓN Y MICORRIZAS EN BOSQUE TROPICAL ESTACIONAL
184
LAS MICORRIZAS ARBUSCULARES Y LA RESTAURACIÓN DE
SABANAS TROPICALES EN VENEZUELA
Gisela Cuenca
INSTITUTO VENEZOLANO DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS (IVIC)
CENTRO DE ECOLOGÍA, CARACAS, VENEZUELA
gcuenca@ivic.ve
Resumen
Las micorrizas arbusculares (MA) pueden ser utilizadas para acelerar la sucesión
o de recuperación de un ecosistema degradado. En este trabajo se plantean tres
estrategias que utilizan a los hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) para
recuperar sabanas que fueron sometidas a una severa perturbación. Tales estrategias
son 1) la siembra de gramíneas exóticas; 2) la introducción de inóculos de HMA
(consistentes en esporas, raicillas colonizadas y micelio) junto con pequeñas dosis
de fertilizante y 3) la utilización de arbustos nativos micorrizados como plantas
“nodrizas”. Los resultados muestran que la resiembra de gramíneas exóticas cuando
la perturbación acaba de ocurrir, genera un incremento significativo en el inóculo
de HMA. Esto a su vez, favorece el reingreso de la flora nativa que al cabo de
varios años, desplaza a las gramíneas exóticas, lográndose con ello la recuperación
185
Cuenca
Abstract
Arbuscular mycorrhizas (AM) can be used to increase the rate of plant succession
or restoration of degraded ecosystems. In this work we discuss three strategies
that involve arbuscular mycorrhizal fungi (AMF) for the restoration of degraded
tropical savannas. These are: 1) planting exotic grasses; 2) the introduction of an
AMF inoculum (spores, colonized roots and mycelium) together with a small dose
of chemical fertilizer and 3) the use of mycorrhizal native shrubs as “nurse” plants,
to promote the recruitment of savanna indigenous plant species around them.
Results showed that planting exotic grasses when the disturbance has just occurred,
produces a significant increase in the AMF inoculum . This in turn, promotes the
income of native species which in few years, displaced the exotic grasses and caused
the recovery of degraded savannas. Strategy 2) is necessary when long time has
elapsed since disturbance and the few AMF propagules that survived disturbance,
died due to the lack of host plants. Finally, the strategy 3) using native shrubs as
“nurse” plants produced the recruitment of savanna indigenous plant species around
these shrubs, reactivating plant succession that was stopped after disturbance.
INTRODUCCIÓN
La creciente degradación de las áreas tropicales hace que sea prioritario el desarrollo
de estrategias que promuevan el éxito de los planes de reforestación y de recuperación
de los ecosistemas que están siendo sometidos a intensas perturbaciones.
Algunos autores han señalado que los hongos micorrizógenos arbusculares
(HMA) tienen aplicaciones inmediatas en la recuperación de las áreas degradadas.
Ello se debe no sólo a su importante papel en la nutrición mineral de las plantas
(Smith y Read 1997) sino además al papel crucial que estos microorganismos tienen
en la creación de la estructura del suelo (Miller y Jastrow 2000).
Hace ya muchos años Janos (1980) estudiando la sucesión vegetal en un
bosque tropical de Costa Rica, señaló la existencia de una estrecha relación entre
186 los HMA y la sucesión vegetal en el trópico. De acuerdo a este autor, las etapas
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN DE SABANAS
sur del Orinoco, las sabanas muestran estas características más exacerbadas, debido
a las altas precipitaciones y por lo tanto, los intensos procesos de lixiviación de los
suelos que dominan en esa región del país.
En el presente capítulo se presentarán tres estrategias que toman en cuenta a
los HMA y que han sido aplicadas exitosamente para recuperar sabanas de Venezuela
que han sido sometidas a perturbaciones muy severas. Tales estrategias incluyen:
1. La siembra de gramíneas exóticas.
2. La introducción de inóculos de HMA.
3. La utilización de arbustos nativos como “plantas nodrizas”.
MÉTODOS
Zona de Estudio
El presente trabajo fue realizado en La Gran Sabana (LGS) al Sureste de Venezuela.
LGS es una altiplanicie de altitud decreciente desde 1400 m.s.n.m. en el norte
hasta 800 m s.n.m. en el sur. Como su nombre lo indica, la vegetación dominante
son sabanas mezcladas con parches de bosques, las cuales crecen sobre suelos
muy pedregosos. También hay arbustales creciendo sobre areniscas. El material
parental es parte del Escudo de Guayana, uno de los substratos más antiguos de
la tierra (Schubert y Huber 1989). LGS pertenece al Parque Nacional más grande
de Venezuela, el Parque Nacional “Canaima”, con 3 millones de hectáreas. LGS
también es importante debido a que ella constituye la cuenca del río Caroní, el
cual alimenta a la represa del Guri, de la cual depende la mayor parte de la energía
hidroeléctrica del país (> 50%) (Dezzeo 1994).
El clima es ecuatorial y la precipitación anual es de unos 2000 mm, bien
distribuidos a lo largo del año excepto por los dos meses relativamente secos de
febrero y marzo. Los suelos son muy ácidos y lixiviados, por lo tanto bajos en
cationes intercambiables y nutrientes en general (Cuenca y Lovera 1992).
Experimento 1
Siembra de gramíneas exóticas
La distribución de esporas de HMA a través del perfil del suelo de una sabana,
muestra claramente que la mayoría de estos propágulos se encuentran concentrados
en los primeros centímetros (Lovera 1991) (Figura 1). En consecuencia, si el
suelo superficial es removido o perturbado, el número de esporas de HMA se verá
disminuido drásticamente.
Para la construcción de una carretera que une a Venezuela con Brasil,
188 atravesando LGS, se hicieron numerosas perturbaciones en las sabanas. Dichas
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN DE SABANAS
0-15
Profundidad en cm
20-30
40-50
70-80
sabana natural, área degradada y área resembrada. Para la cuantificación del NMP
se hicieron diluciones del suelo de cada una de las diferentes situaciones desde 4-1
hasta 4-8, por quintuplicado y utilizando a Vigna luteola (Jacq.) Benth. como planta
hospedera.
Diez años después, en algunas de estas áreas resembradas con gramíneas
exóticas, se hizo un inventario de la vegetación utilizando el método de los cuadrantes
según Brower et al. (1989), para evaluar el Indice de Valor de Importancia de las
especies presentes. Para ello se demarcaron en cada uno de los sitios evaluados
parcelas de 50 x 25 m. Dentro de cada parcela se escogieron al azar 60 puntos en
los cuales se insertó una varilla de metal, la cual fungió como centro de cuatro
cuadrantes, en cada uno de los cuales se censó la planta más cercana a la varilla y se
midió la distancia a la misma así como la cobertura de cada planta utilizando para
ello el diámetro de la proyección vertical de la copa. En cada una de las parcelas se
censaron 240 plantas y con dichos datos se calculó el Índice de Valor de Importancia
para cada una de las especies.
Experimento 2
Introducción de inóculos de HMA y una pequeña dosis de fertilizantes
La construcción de la carretera a través de La Gran Sabana entre el Km 88 y Santa
Elena de Uairén, generó un gran número de áreas degradadas (75 áreas de entre
0,1 – 11,6 ha cada una). Al menos 20 de dichas áreas permanecieron sin vegetación
y sin ningún tratamiento durante ocho años. Con el fin de investigar si la ausencia
de vegetación en estas áreas se debía a factores nutricionales únicamente o a la falta
de HMA o ambos, en una de ellas, denominada “La Laguna” (5°40’ N 61°32’ W) se
estableció un experimento para dilucidar esa incógnita. Para ello se establecieron 40
parcelas de 2 m x 2 m y en ellas se sembró B. decumbens sometida a los siguientes
tratamientos: C =Control; I =Inoculada con un inóculo mixto de HMA a la dosis de
1750 kg/ha; P = fertilizada con 100 kg/ ha de superfosfato triple (SFT) y I + P =
inoculada y fertilizada. El experimento se estableció a comienzos de las lluvias (abril).
Al cabo de cuatro meses se evaluó la biomasa aérea de los distintos tratamientos.
Para ello, se cosecharon totalmente las plantas (vástago y raíz) de B. decumbens, y
una vez en el laboratorio se determinó su peso seco. Los valores presentados son el
promedio de 10 réplicas.
Experimento 3
Utilización de arbustos nativos como “plantas nodrizas”
190 Dado que el viento no deposita propágulos al azar, algunos autores han señalado
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN DE SABANAS
RESULTADOS
Los resultados obtenidos al estudiar el efecto de la siembra de gramíneas exóticas
en las áreas degradadas (Experimento 1), muestran que tanto el número de esporas
de HMA como el número de propágulos de HMA disminuyó con una perturbación
severa como las realizadas en LGS (Cuadro 1). Sin embargo, también resultó
evidente que la siembra de las gramíneas exóticas, produjo la recuperación del
CUADRO 2. Lista de especies presentes en algunas de las áreas resembradas con gramíneas
exóticas (préstamos), organizadas de manera decreciente de acuerdo a su Índice de
Valor de Importancia. Sólo se muestran las especies que alcanzaron un IVI mayor del 5
% y el IVI que presentaron las gramíneas exóticas en todos los casos.
Préstamo Cerro Rojo:
ESPECIE Familia I V I (%)
Marcetia taxifolia (St. Hill) D.C. Melastomataceae 36,73
Paspalum sp. L. Poaceae 32,20
Andropogon sp. L. Poaceae 5,91
Brachiaria decumbens (Staff.) Prain Poaceae 1,13
Brachiaria humidicola (Rendle) Schweick Poaceae 0,40
Préstamo de Luepa:
ESPECIE Familia I V I (%)
Bulbostylis junciformis (Kunth)C.B. Clarke Cyperaceae 20,82
Cyperus raspan L. Cyperaceae 19,96
Brachiaria decumbens (Staff.) Prain Poaceae 11,43
Andropogon leucostachyus Kunth Poaceae 7,86
Lagenocarpus cf rigidus (Kunth) Nees Cyperaceae 6,05
Brachiaria humidicola (Rendle) Schweick Poaceae 4,60
193
Cuenca
30
25
Biomasa del vástago (g/m2) c
20
15
10
b
5
a
a
0
C I P I+P
-5
Tratamientos
35
PLANTULAS
cd
ESTACAS d
30
abc abc bcd
ab abc
25 e
a
Altura (cm)
20
de
d
15
d
10
c
b
b
5
a
0
C P M1 M2 M3 M1 + P M2 + P M3+ P
Tratamientos
PLÁNTULAS ESTACAS
Tratamientos MA (%) Arb. (%) MA (%) Arb. (%)
82,3b
M1 + P 69,3d 69,3 b 42,7 bc
DISCUSIÓN
La introducción de las gramíneas exóticas no resultó tan perjudicial como podría
suponerse, ya que permitió que el inóculo de HMA se recuperara con creces y 197
Cuenca
2.5
C
M1
M2
2 x M3
N° promedio plantas reclutadas
P
M1+P
M2+P
M3+P
1.5
0.5
0
x x x
4 Meses 6,5 Meses 11 Meses 18 Meses 21 Meses
2.5
C
M1
b
M2
M3
2
N° promedio plantas reclutadas
C+P
M1+P
M2+P
M3+P
1.5
ab
1
ab
0.5 ab
ab
a, a
a
0
4 Meses 6,5 Meses 11 Meses 18 Meses 21 Meses
Frecuen-
Frecuencia cia de for-
Trata- de ingreso mación de
Especie Familia
miento de la MA por
especie trata-
miento
PLÁNTULAS COMO
NODRIZAS
Especie no identificada - C 0,1 1/1
Scleria cyperina Kunth Cyperaceae C 0,1 0/1
Echinolaena inflexa(Poir) Chase Poaceae C 0,1 1/1
Declieuxia fruticosa Rubiaceae M1 0,1 1/1
(Wild.)Kuntze
Panicum cf micranthum Poaceae M2 0,1 0/1
Rhynchospora sp. Cyperaceae M2 0,1 1/1
Especie no identificada - M2 + P 0,1 1/1
ESTACAS COMO NODRIZAS
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae C 0,1 1/1
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae P 0,1 1/1
Echinolaena inflexa (Poir) Chase Poaceae P 0,1 1/1
Schizachyrium sp. Poaceae P 0,1 1/1
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae M1 0,7 4/7
Mimosa cf. pudica Mimosaceae M1 0,1 1/1
Rhynchospora cf conata Cyperaceae M1 0,1 0/1
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae M2 0,2 2/2
Vismia sp. Guttiferae M2 0,1 1/1
Diodia sp Rubiaceae M3 0,1 1/1
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae M1 + P 0,5 5/5
Scleria cyperina Kunth Cyperaceae M1 + P 0,1 1/1
Marcetia taxifolia (St. Hill) D.C. Melastomataceae M1 + P 0,1 1/1
Echinolaena inflexa (Poir) Chase Poaceae M1 + P 0,1 0/1
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae M2 + P 0,5 5/5
Sauvagesia cf erecta L. Ochnaceae M3 + P 0,2 2/2
Echinolaena inflexa (Poir) Chase Poaceae M3 + P 0,1 1/1
Aristida torta (Ness) Kunth Poaceae M3 + P 0,1 1/1 199
Cuenca
además, tal como se supuso hace varios años (Cuenca y Lovera 1992), ello ha
permitido el ingreso y el establecimiento exitoso de las especies nativas de LGS que
hoy en día son las que dominan en las áreas que fueron resembradas con las dos
gramíneas exóticas. Esta resultó entonces, una estrategia viable para recuperar áreas
severamente degradadas. Además, por fortuna, las gramíneas africanas no resultaron
capaces de competir en un ambiente tan pobre en nutrientes como son las sabanas
de LGS y han sido por lo tanto hasta ahora, incapaces de colonizar nuevos hábitats,
algo que sería realmente indeseable en un área como el Parque Nacional “Canaima”,
que posee una de las floras más interesantes del neotrópico (Huber 1995).
Los resultados obtenidos indican, sin lugar a dudas, que después de una
perturbación, la estrategia más contraproducente es dejar el área desnuda y sin
ningún manejo. Esto puede evidenciarse en el experimento realizado en un área que
se dejó abandonada por muchos años. Los resultados revelan que la recuperación
en ese caso sólo es posible reintroduciendo los HMA acompañados de una pequeña
dosis de fertilizante. Dado el paupérrimo estatus nutricional de las áreas degradadas,
un inóculo de HMA solo es incapaz de promover el crecimiento de las plantas, dado
que los costos de mantenimiento de la simbiosis superan con creces los beneficios
que podrían aportar los HMA en un sustrato desprovisto de materia orgánica y
nutrientes. El efecto del fertilizante que sí es significativamente mayor al causado
por el control o el tratamiento inoculado, tiene el problema de que es fácilmente
lixiviado -con los problemas de contaminación de los acuíferos que ello conlleva-
y requiere por lo tanto reaplicaciones a lo largo del tiempo. Por el contrario, la
aplicación del inóculo junto con el fertilizante, permite un uso mucho más eficiente
de los últimos y un indudable beneficio a las plantas, que a pesar de ser gramíneas y
en teoría por lo tanto no muy dependientes de las MA, en suelos tan extremadamente
degradados, se comportan como absolutamente dependientes de la simbiosis. El
haber dejado el terreno desnudo por largo tiempo, provocó la desaparición de los
escasos propágulos de MA que habían sobrevivido a la perturbación, dado el carácter
de biótrofos obligados de los HMA (Azcón-Aguilar et al. 1999). Este hecho impidió
a nuestro juicio, que la presencia de B. decumbens bastara por sí sola para provocar
el crecimiento vegetal en el Experimento 2 a diferencia de lo que ocurrió en el
Experimento 1 donde la recuperación de la sabana es hoy un hecho cumplido.
Finalmente, los resultados del Experimento 3 indican claramente que C.
pusilla es una especie muy dependiente de las micorrizas, como quedó evidenciado
por el escaso crecimiento que se observó en las plantas del control, en concordancia
con la experiencia previa que se posee para otras especies de Clusia (Cuenca et al.
200 2001, Cáceres y Cuenca 1996).
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN DE SABANAS
lado a lado y separados por escaso medio metro, plantas a las que se le habían
aplicado inóculos muy concentrados, y plantas sembradas en suelo totalmente
estéril. Así pues, las probabilidades de una contaminación causada por la escorrentía
o el salpicado de la lluvia era muy elevada, debido a la alta tasa de precipitación
típica de la zona (Hernández 1994). Los datos de colonización micorrícica de
las plántulas del tratamiento P once meses después de transplantadas al campo,
mostraron en casi todos los casos la presencia de arbúsculos, lo que imposibilita
considerar el tratamiento P como un verdadero control, pues en efecto se trató más
bien de un tratamiento M + P ya que sabemos que son los arbúsculos las estructuras
funcionales por excelencia de las MA (Smith y Read 1997). La presencia de hifas en
el tejido radical, en ausencia de arbúsculos como se observó en algunos controles,
fue muy baja por lo que probablemente no llegó a causar efectos significativos en el
crecimiento de tales plantas.
En relación al objetivo que se perseguía en cuanto al reclutamiento de
plantas nativas alrededor de las plantas nodrizas, indican que tal como habíamos
supuesto inicialmente, las plantas de C. pusilla provenientes de estacas, al tener
mayor porte y biomasa, crearon una mayor turbulencia del viento el cual favoreció el
reclutamiento de semillas de otras plantas nativas de LGS. El tamaño que tenían las
plantas de C. pusilla provenientes de semilla a los 21 meses no fue suficiente como
para crear ese efecto, aunque si el experimento se hubiese prolongado por más
tiempo, suponemos que dichas plántulas provocarán a largo plazo, un incremento
similar en el reclutamiento de plantas colonizadoras.
Consideramos pues, que el experimento debería ser más largo para
poder evaluar apropiadamente los efectos de los distintos tratamientos sobre el
reclutamiento de plantas nativas, aunque ello aumentaría mucho más el riesgo de
contaminación entre tratamientos. Sin embargo, los resultados mostrados señalan
que los tratamientos micorrizados fueron los que reclutaron la mayor parte de las
plantas, particularmente el tratamiento M1 + P.
Muy sorprendente resulta el hallazgo de que independientemente de que
la planta nodriza se encontrara micorrizada o no, la inmensa mayoría (el 83 %) de
las plantas colonizadoras estaban micorrizadas. Esto apoya la hipótesis formulada
hace ya varios años donde se señala que dada la baja disponibilidad de nutrientes y
especialmente de P de los suelos de La Gran Sabana, las micorrizas deberían ser un
rasgo obligado de la vegetación colonizadora de la zona (Cuenca y Lovera 1992). Así
pues, las plantas reclutadas que se registraron durante el experimento estaban en su
mayoría micorrizadas o creciendo en suelos fertilizados, pues de lo contrario, lo más
probable es que hubieran muerto antes de lograr ser censadas por este trabajo.
202
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN DE SABANAS
CONCLUSIONES
1. Plantar semillas en áreas degradadas cuando la perturbación acaba de
ocurrir, produce la recuperación del inóculo de HMA, especialmente si la
que se siembra es una especie micótrofa facultativa como una gramínea.
Por el contrario, si se deja un largo tiempo un área degradada desprovista de
vegetación, la recuperación de tal área sólo es posible si se reintroducen los
HMA junto con una pequeña dosis de fertilizante.
2. Las plantas “nodrizas” provenientes de estacas produjeron un mayor
reclutamiento de plantas nativas que las provenientes de semillas.
Especulativamente, puede decirse que la mayor biomasa y mayor altura de
los arbustos que provenían de las estacas provocaron una mayor turbulencia
del viento alrededor de los arbustos lo cual aumentó la oportunidad de
reclutar semillas y propágulos de HMA. El inóculo de Glomus manihotis
junto con una pequeña dosis de fertilizantes químicos, fue el tratamiento
que indujo el mayor reclutamiento de plantas nativas.
3. La mayoría de las plantas colonizadoras estuvieron micorrizadas
independientemente de que hubieran sido reclutadas alrededor de un
arbusto micorrizado o no.
4. En suma, en los suelos de LGS, que poseen una muy baja disponibilidad de
nutrientes, la presencia de micorrizas arbusculares es un carácter obligatorio
de las plantas colonizadoras de esta área, contradiciendo la hipótesis de
Janos (1980). Y esa a su vez, es la explicación de porqué la mayoría de
las especies reclutadas estaban micorrizadas o aparecieron en tratamientos
fertilizados.
AGRADECIMIENTOS
Los resultados presentados en este trabajo son producto de un equipo de
investigación constituido por Milagros Lovera, Zita de Andrade (†), Laurie Fajardo 203
Cuenca
y Erasmo Meneses. Los ilustres botánicos: Otto Huber, Mauricio Ramia, Reina
Gonto y Angel Fernández, identificaron las especies de plantas las cuales en muchos
casos eran minúsculas, desprovistas de órganos reproductivos. A ellos, nuestro más
profundo agradecimiento. Además agradezco la colaboración de todo el personal
de la Estación Científica de Parupa en La Gran Sabana, así como el financiamiento
otorgado por el FONACIT.
LITERATURA CITADA
ALLEN, E.B. y M.F. ALLEN. 1990. The mediation of competition by mycorrhizae
in successional and patchy environments. En: J.B. Grace y D. Tilman (Eds.).
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En: D.M. Sylvia, L.L. Hung y J.H. Graham (Eds). Mycorrhizae in the next
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BOLAN, N.S. 1991. A critical review on the role of mycorrhizal fungi in the uptake
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BROWER, J.J., J. ZAR y C. VON ENDE. 1989. Field and Laboratory Methods for
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plant En: C. Azcón-Aguilar y J.M. Barea (Eds.). Mycorrhizas in integrated
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CUENCA, G., Z. DE ANDRADE y E. MENESES. 2001. The presence of alumi-
num in arbuscular mycorrhizas of Clusia multiflora exposed to increased
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CUENCA, G. y M. LOVERA 1992. Vesicular-arbuscular mycorrhizae in disturbed
and revegetated sites from La Gran Sabana, Venezuela. Canadian Journal of
204 Botany 70: 73-79.
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN DE SABANAS
206
EL USO DE HONGOS MICORRÍZICOS ARBUSCULARES
EN LA REVEGETACIÓN DE ECOSISTEMAS AMENAZADOS DE
DESERTIFICACIÓN EN ESPAÑA
Resumen
Es incuestionable que la desertificación no solo causa el deterioro de la mínima
cubierta vegetal existente y de la calidad del suelo, sino también un descenso en
la diversidad y actividad de los hongos micorrízicos arbusculares (MA), lo cual
limita el restablecimiento de la cubierta vegetal. Tras dos décadas de investigaciones
orientadas a evaluar el impacto de la micorriza arbuscular en la revegetación de
ecosistemas mediterráneos desertificados en España se demostró: (1) la necesidad
de utilizar arbustos característicos de la sucesión natural como especies “diana”;
(2) que la micorrización acelera la colonización natural de dichas plantas; (3)
la restauración de la diversidad de las poblaciones de hongos MA autóctonos
es fundamental para la restauración (diversidad y cobertura) de comunidades de 207
Palenzuela y Barea
Abstract
Desertification is known to cause not only disturbance of natural plant communities
and degradation of soil quality, but also a lowering in the activity and diversity of
arbuscular mycorrhizal (AM) fungal populations. This limits re-establishment of
the natural plant cover. Research aimed at evaluating the impact of AM fungal
inoculation for revegetation strategies to aid recovery of desertification-threatened
Mediterranean ecosystems in Spain has demonstrated: (1) the need of using shrubs
from the natural succession as target species; (2) that AM fungal inoculation
help natural colonization of target shrubs; (3) restoring natural diversity of AM
fungal populations is critical for restoring diversity and structure of natural plant
communities; (4) a beneficial impact of the revegetation with AM-inoculated plants
on physical, chemical and biological soil properties; (5) a beneficial effect of AM-
inoculation in interaction with composted residues on transplant performance and
an improvement of aggregate formation and enzymatic activities related to nutrient
cycling; (6) the usefulness of molecular methods to analyse diversity of AM fungi
colonizing either the rhizospheric soil or the root tissues; and (7) the benefit of an
AM inoculum based on a mixture of autochthonous fungi in nursery production of
target shrubs of great ecological interest for Mediterranean ecosystems.
INTRODUCCIÓN
Hace unas dos décadas que el Grupo de Investigación “Micorrizas” de la
Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), al que pertenecen los autores
de este Capítulo, inició en España estudios de prospección y aplicación de
hongos micorrízicos arbusculares (MA) en ecosistemas desertificados en España.
Obviamente, las investigaciones se orientaron a promover la restauración de tales
ecosistemas mediante programas de revegetación utilizando plantas a las que,
mediante micorrización dirigida, se les dotó de un sistema MA optimizado.
208
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y REVEGETACIÓN DE ECOSISTEMAS DESERTIFICADOS
áreas del planeta, a las que se considera que poseen un “clima mediterráneo”.
En la Cuenca Mediterránea que afecta a España son muy importantes la sequía
estival (Hemisferio Norte) pronunciada, abundante energía solar y precipitaciones
irregulares y esporádicas, pero torrenciales, en otoño-invierno, lo que provoca la
pérdida de la cubierta vegetal y erosión cuantitativa y cualitativa del suelo.
Como ha sido ampliamente demostrado, el equilibrio natural que rige la
estabilidad de los ecosistemas desarrollados en ambientes mediterráneos puede ser
perturbado por cambios en la actividad de agentes naturales (procesos climáticos,
geomorfológicos o paleotectónicos, etc.). Consecuente, la estructura, la morfología y
la diversidad de especies de la vegetación potencial se degrada, proceso concomitante
con un deterioro generalizado de las propiedades físicas, químicas y biológicas del
suelo (Lopéz-Bermúdez y Albaladejo 1990, Herrera et al. 1993, Barea y Jeffries
1995, Requena et al. 1996, Barea y Olivares 1998, Requena et al. 2001). Es por ello
que, entre sus diversos objetivos operacionales, el Grupo “Micorrizas” de la EEZ
propusiera investigar, en primer lugar, el impacto de la erosión del suelo y la pérdida
de cobertura vegetal, tal como ocurre en ciertas áreas del sudeste de la Península
Ibérica, sobre la diversidad de las poblaciones de hongos MA. El objetivo final era
y es investigar si la restauración del potencial micorrícico autóctono puede ser clave
para el éxito de los programas de revegetación de áreas degradadas con riesgo de
erosión/desertificación.
Antes de describir algunos experimentos-modelo que permitan conocer
las investigaciones realizadas en España en cuanto al uso de hongos MA en la
restauración de ecosistemas mediterráneos con riesgo de desertificación, se ofrece
una información resumida de aspectos de interés que inciden en esta temática de
estudio. Estos se refieren a: (a) la relación que existe entre biodiversidad y estabilidad
de ecosistemas terrestres; (b) conocer la cubierta vegetal en los ecosistemas
mediterráneos; (c) analizar los procesos que intervienen en la degradación de la
cubierta vegetal y de la calidad ambiental en ecosistemas mediterráneo; (d) definir
las estrategias que se pueden seguir para la restauración/revegetación de ecosistemas
mediterráneos degradados; (e) el impacto de las MA en la restauración de ecosistemas
degradados.
Factores desencadenantes
* Uso deficiente de los * Aridez y termicidad
recursos naturales: - Lluvias irregulares con
- Deforestación episodios torrenciales
- Sobrepastoreo - Sequía estival prolongada
- Producción agrícola intensiva * Entorno geológico joven y
- Abandono de tierras abrupto
- Actividades mineras * Incendios
- Contaminación
- Incendios provocados
Pérdida de biomasa,
diversidad
y actividad microbiana:
* Alteración de los ciclos
biogeoquímicos de los
Degradación del suelo
* Degradación de la estructura
nutrientes
* Atenuación de los de suelo (compactación,
desagregación)
mecanismos
* Pérdida de fertilidad
de protección de la planta
frente a estreses (lixivación de nutrientes)
* Alteración del ciclo de la * Pérdida de materia orgánica
materia orgánica
factor limitante (Herrera et al. 1993), lo cual demanda estudios a nivel de parcelas
piloto representativas que permitan incrementar los conocimientos para lograr la
instalación óptima de las plántulas y garantizar un correcto funcionamiento de la
plantación, en suma una restauración eficaz. El material vegetal, a su vez, ha de ser
obtenido aplicando tecnologías orientadas a mejorar su calidad y resistencia a los
estreses ambientales propios del ecosistema. En este sentido, los microorganismos
del suelo (entre ellos los hongos MA) deben ser considerados ya que se conoce su
potencialidad tanto para la producción de plántulas de calidad como para el éxito
global de la revegetación (Barea et al. 1996 y 2007).
Otra contribución importante del micelio externo es ser la base de una red de
hifas y propágalos que se extiende por el suelo, fundamental para que se establezcan
nuevas plántulas e incremente la diversidad de especies (Drew et al. 2006). Así mismo
el micelio es crítico para interconectar plantas de distintas especies en la comunidad,
lo que facilitaría intercambio de nutrientes minerales y C entre ellas (Leake et al.
2004, van der Heijden et al. 2006).
Teniendo en cuenta las premisas referidas anteriormente, no es de extrañar
que en los últimos años se hayan desarrollado diversos experimentos basados en la
prospección y aplicación de la MA en programas de restauración de ecosistemas
degradados (Turnau y Haselwandter 2002, Allen et al. 2005, Barea et al. 2005 y Alvarez-
Sánchez et al. 2006). En relación con la restauración de ecosistemas mediterráneos
en el sudeste de España (Barea y Honrubia, 1993, Barea et al. 1999, Requena et al.
2001, Palenzuela et al. 2002 y 2006, Palenzuela y Barea 2006, Caravaca et al. 2002 a, b
y c, 2003 a, b, c, d y e 2004, 2005 y 2006, Barea y Honrubia 2004, Green et al. 2005), se
ha investigado la aplicabilidad de las MA en estrategias destinadas a frenar la erosión
y la desertificación, gracias a su impacto sobre el establecimiento y desarrollo de las
plantas, especies arbustivas autóctonas, transplantadas a condiciones naturales, y al
incremento de la calidad del suelo. Estos estudios se pormenorizan en la siguiente
sección.
Como se ha indicado anteriormente, puesto que la degradación de la cubierta
vegetal conlleva el deterioro de las poblaciones de hongos MA, es lógico pensar que
la restauración de áreas degradadas incluye la restauración de poblaciones de estos
hongos (Renker et al. 2004). Una alternativa es tratar de incrementar los propágalos
naturales mediante el uso de especies micotróficas. Sin embargo, la tendencia
normal es introducir inóculos apropiados obtenidos por “cultivo” de hongos de la
diversidad natural. Surge así la necesidad de buscar esos hongos en las llamadas “islas
de recursos” (Carrillo-García et al. 2000, Palenzuela et al. 2002, Carmargo-Ricalde
y Dhillion 2003, Ferrol et al. 2004) que se crean en la rizosfera de una especie dada,
que se mantienen en un hábitat concreto, y desarrollar la tecnología adecuada para
su aislamiento, multiplicación y producción de inóculos. Las técnicas de producción
de inoculantes de hongos MA (Gianinazzi y Vosatka 2004, Barea y Honrubia 2004)
están recibiendo un interés considerable, lo que está repercutiendo en los desarrollos
biotecnológicos correspondientes.
Como resultado de diversos ensayos, se ha comprobado que la inoculación
con hongos MA autóctonos beneficia el desarrollo de las plantas y produce una
mejora en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, tales como el
216 estado de agregación, contenido en nitrógeno y materia orgánica, número de
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y REVEGETACIÓN DE ECOSISTEMAS DESERTIFICADOS
Degeneración
del Irreversible DESERTIZACIÓN
ecosistema
Procesos
naturales
ECOSISTEMA NUEVOS
NATURAL ECOSISTEMAS
Condiciones
originales
Degeneración
del RECUPERACIÓN REHABILITACIÓN
ecosistema
RESTAURACIÓN
Especies Especies de
preexistentes ecosistemas
Gestión y
diferentes
manejo
DEGRADACIÓN DESERTIFICACIÓN
ECOSISTEMA ECOSISTEMA
DEGRADADO DESERTIFICADO
técnicas moleculares (Ferrol et al. 2004, Palenzuela y Barea 2006) para analizar la
diversidad natural de hongos micorrízicos en las “islas de fertilidad y de recursos”
que se crean en las rizosfera de especies de plantas “diana”, representativas de los
diversos comunidades objeto de estudio.
Se ha completado el análisis de la diversidad de hongos MA presentes como
esporas en el suelo rizosférico de las plantas en las 5 comunidades objeto de estudio
(18 especies), e investigado el impacto de la degradación de la cobertura vegetal
sobre la diversidad de hongos MA (Palenzuela y Barea 2006). Utilizando criterios
morfológicos se han descrito 25 morfotipos diferentes de hongos MA, estos incluyen
las especies normalmente descritas en ecosistemas mediterráneos (Azcón-Aguilar et
al. 2003b, Ferrol et al. 2004).
Los 25 morfotipos disponibles se han asignado a “especies” y caracterizado por
técnicas moleculares (PCR de la región 18S del ADN ribosómico, “Fingerprinting”
mediante técnica original basado en el uso de TTGE (Ferrol et al. 2004), Secuenciación
y Análisis de Secuencias-BLAST-). Se dispone la secuencia de todos y cada uno
de los morfotipos aislados. De acuerdo con la información en las bases de datos,
las secuencias confirman, en más del 90 % de los casos, la especie asignada por
criterios morfológicos, lo cual posee una relevancia considerable en el contexto de
unificación de criterios para caracterizar los hongos micorrízicos arbusculares. Una
de las “especies” encontradas (Otospora bareai), es nueva para la ciencia (Palenzuela
et al. 2007, en preparación).
Estos ensayos están produciendo una información extensa e intensa, que
se está enriqueciendo y procesando actualmente, en la que se está confirmando
una clara tendencia, generalizable a todas las especies y comunidades, del potencial
micorrícico en muestras de suelo correspondientes a todas las variables experimentales
ensayadas. Considerando que las tres variables de respuesta fundamentales para
evaluar la diversidad y abundancia de propágulos de la micorriza, es decir, el potencial
micorrícico un suelo, son “número total de esporas” (por una cantidad dada de
suelo), “número más probable de própagulos capaces de generar la micorriza” y
“número de ecotipos de hongos diferentes”, se puede concluir como sigue. La
diversidad y potencial de producir la micorriza es superior en suelo “rizosférico”
en parcelas bien conservadas > suelo “no rizosférico” en parcelas bien conservadas
>/= suelo “rizosférico” en parcelas degradadas > suelo “no rizosférico” en parcelas
degradadas (Palenzuela y Barea 2006). Estos datos, correspondientes a la comunidad
del romeral, elegida como modelo representativo, se recogen en la figura 3.
Una vez analizada la diversidad natural de hongos micorrízicos en las “islas de
222 fertilidad y de recursos” que se crean en la rizosfera de especies de plantas “diana”,
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y REVEGETACIÓN DE ECOSISTEMAS DESERTIFICADOS
Para identificar las especies de hongos que son capaces de colonizar las
raíces de las distintas plantas y asociaciones de plantas utilizadas, se ha desarrollado
en nuestro laboratorio una técnica molecular novedosa (Cornejo et al. 2004,
Sánchez et al. 2006). Concretamente, se ha encontrado que utilizando la técnica de
la PCR anidada y utilizando los “primers” NS31 y NS41 han podido clonarse un
número considerable de amplicones (50) que han sido analizados mediante SSCP,
presentes en raíces crecidas en condiciones naturales (Sánchez et al. 2006). Esta
metodología es de relevancia para la caracterización/identificación de los hongos
micorrízicos que realmente colonizan las raíces, en condiciones naturales. De hecho,
su aplicación ha permitido conocer varios aspectos del comportamiento ecológico
de las poblaciones de hongos MA en las condiciones estudiadas. Por una parte,
se ha detectado la presencia de algunas especies de hongos MA dominantes, que
10
Riqueza de especies de hongos MA
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Tomillo Mejorana Genista Lavanda Romero NR Tomillo Mejorana Genista Lavanda Romero NR
Zona 1 Zona 2
son capaces de persistir de manera recurrente colonizando las raíces a lo largo del
ciclo anual de crecimiento de las plantas. Por otra parte, existen algunos hongos
que es posible encontrarlos de forma estacional, siendo capaces de colonizar las
raíces bajo determinadas condiciones climáticas, como puede ser durante el otoño
y la primavera. Finalmente, se ha encontrado también algunos hongos que son
capaces de realizar una colonización inicial de las raíces de las plantas durante su
establecimiento, apareciendo sólo de forma ocasional en estados más avanzados
de desarrollo. Esto pone de manifiesto el hecho de que las distintas especies de
hongos poseen distintas estrategias de colonización de la raíz, como puede ser la
colonización permanente de la raíz, la colonización estacional, o la colonización
ocasional, que puede verse muy influida por los procesos de competencia que
se pueden presentar. Estos hechos indican que, aunque exista dominancia en la
colonización de las raíces por unas pocas especies de hongos MA, todas las especies
juegan un papel importante en algún momento del ciclo de crecimiento de la planta,
y que al momento de planificar una intervención en un ecosistema con fines a la
restauración de la cubierta vegetal, los inoculantes micorrízicos a utilizar deben
ser consorcios de diferentes especies de hongos. Por otra parte, el estudio de la
colonización de las raíces por diferentes hongos MA ha permitido establecer la
existencia de una considerable relación entre las especies presentes en las raíces de
la planta en un determinado momento con la presencia de esporas de los distintos
hongos en el suelo, existiendo a la vez un desfase estacional entre el momento en
que la colonización es detectada en la raíz y el momento en que es posible encontrar
mayor cantidad de esporas de la especie colonizadora en el suelo. Esto ratifica la
importancia del establecimiento del hongo en la raíz de la planta como paso previo
para la formación de estructuras de resistencia y la finalización de su ciclo de vida.
Finalmente, la utilización en este estudio de distintas especies de plantas,
tanto solas como en combinación, ha permitido poner de manifiesto la existencia
de relaciones tanto sinérgicas como antagónicas entre las distintas especies. Es así
como por ejemplo la asociación con retama favorece el crecimiento de las otras
tres especies, o como la asociación de lavanda y mejorana resulta beneficiosa para
el crecimiento de ambas. Por su parte, la asociación de las distintas plantas con
romero genera efectos detrimentales en el crecimiento de la especie acompañante,
que pueden deberse tanto a una fuerte competencia por los recursos del suelo
como a efectos de alelopatía. Sin duda, el prestarle atención a estos hechos reviste
una gran importancia en programas de restauración de la cubierta vegetal por una
serie de factores, como son la factibilidad de establecimiento de diferentes plantas
en asociación, los efectos que pueda tener sobre el crecimiento de la planta y por 225
Palenzuela y Barea
CONCLUSIONES
El Grupo de investigación “Micorrizas” de la Estación Experimental del Zaidín
(EEZ-Granada), CSIC ha realizado durante las dos últimas décadas diversos
estudios de prospección y aplicación de los hongos micorrícico arbusculares (MA)
orientados a promover la revegetación de ecosistemas desertificados en España.
A lo largo de ese tiempo este Grupo ha llevado a cabo investigaciones que han
propiciado los desarrollos biotecnológicos pertinentes que pusieron de manifiesto
la importancia de la micorrización en programas de revegetación. Se corroboró
inicialmente el hecho, normalmente aceptado, de que en programas de revegetación
de ecosistemas degradados en ambientes mediterráneos deben utilizarse plantas
nativas pertenecientes a la sucesión natural del área de estudio. Sobre la base de
estos ensayos preliminares, se han ido planteando hipótesis de trabajo progresivas,
basadas en analizar la diversidad de ecosimbiontes en la rizosfera de plantas “diana”,
y en utilizar dicha diversidad como fuente de inóculo para las plantas seleccionadas
que van a ser usadas en programas de revegetación. Así, se han realizado, y realizan,
ensayos en los que se ha ido progresando en la consecución de los siguientes
objetivos, evidentemente interconectados:
1. Se ha demostrado que la micorrización permite acelerar el proceso de
colonización natural de una especie arbustiva “diana” predominante,
mediante transplante de plántulas producidas en vivero con micorrización
óptimizada.
2. Se ha evidenciado el impacto beneficioso de tales desarrollos biotecnológicos
(revegetación con plantas micorrizadas) en la restauración de propiedades
físicas, químicas y biológicas del suelo que definen su calidad.
3. Se ha conseguido promover la restauración (diversidad y cobertura) de
comunidades de especies de plantas arbustivas en interacción con la
restauración (diversidad y actividad) de las poblaciones naturales de hongos
micorrízicos en la rizosfera de las mismas.
4. Se ha puesto de manifiesto un efecto beneficioso de la interacción entre
micorrización y aplicación de residuos sólidos compostados sobre: (a) el
226 establecimiento, desarrollo y estado nutricional de los trasplantes; (b) la
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y REVEGETACIÓN DE ECOSISTEMAS DESERTIFICADOS
capacidad fotosintética de las plantas; (c) las relaciones hídricas de las mismas
en condiciones de aridez; (d) las actividades enzimáticas relacionadas con el
ciclado de C, N y P en la rizosfera de plantas; (e) la formación de agregados
estables, lo que afecta muy positivamente a la calidad del suelo.
5. Se han desarrollado nuevos métodos (moleculares) para analizar la diversidad
natural de hongos micorrízicos en las “islas de fertilidad y de recursos”
(suelo y raíz) que se crean en la rizosfera de especies de plantas “diana”,
representativas de los diversos ecosistemas mediterráneos y explotarla
mediante la obtención de un inoculante micorrícico (mezcla de ecotipos
de hongos) “específico” (patentado por los autores) de comunidades de
arbustos de elevado interés ecológico en ecosistemas mediterráneos.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a todos los compañeros de la EEZ –CSIC, Granada,
CEBAS_CSIC, Murcia (citados en la revisión bibliográfica) su extraordinaria labor
de investigación que ha sido resumida en este capítulo. Así mismo agradecen a la
CME de la Junta de Andalucía y las Empresas TRAGSA, EGMASA y Paisajes del
Sur su colaboración. Especial agradecimiento al Proyecto del Plan Nacional de
I+D+i (CGL-2006-02584/BOS) de España.
LITERATURA CITADA
ALBALADEJO, J., V. CASTILLO y A. ROLDÁN. 1996. Rehabilitation of
degraded. soils by water erosion in semiarid environments. En: J.L. Rubio
y A. Calvo (Eds.). Soil degradation and desertification in Mediterranean
environment. Ediciones Geoforma, Logroño. pp: 265-278.
ALLEN, M.F., E.B. ALLEN y A. GÓMEZ-POMPA. 2005. Effects of mycorrhizae
and nontarget organisms on restoration of a seasonal tropical forest in
Quintana Roo, Mexico: Factors limiting tree establishment. Restoration
Ecology 13: 325-333.
ÁLVAREZ-SÁNCHEZ, J., SÁNCHEZ-GALLEN I. y GUADARRAMA P. 2006.
Arbuscular mycorrhizal fungi as a key factor for restoration model of humid
forest. 5th International Conference on Mycorrhiza “Mycorrhiza for Science
and Society” Granada, España.
AUGÉ, R.M. 2001 Water relations, drought and vesicular-arbuscular mycorrhizal
symbiosis. Mycorrhiza 11: 3-42. 227
Palenzuela y Barea
236
RESTAURACIÓN Y USO DE HONGOS MICORRIZÓGENOS
ARBUSCULARES: UN ANÁLISIS DE PARÁMETROS FOLIARES
Resumen
Analizamos el efecto de los hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) en el
crecimiento de plántulas de especies arbóreas demandantes de luz y tolerantes a
la sombra que fueron trasplantadas a un potrero derivado de una selva húmeda
en la región de Los Tuxtlas, Veracruz. Germinamos semillas de cinco especies
demandantes de luz (Heliocarpus appendiculatus, H. donnellsmithii, Myriocarpa longipes,
Cecropia obtusifolia y Piper auritum) y de cinco especies tolerantes a la sombra (Cordia
megalantha, Ficus yoponensis, F. insipida, Nectandra ambigens y Rollinia jimenezii). Las
plántulas obtenidas se crecieron en suelo de selva (S) o pastizal (P) y con (M+) o sin
(M-) HMA, constituyendo un total de cuatro combinaciones (SM+, SM-, PM+, PM-).
Después de permanecer 150 días en una casa de sombra, solo las plántulas de siete
especies alcanzaron para ser trasplantadas a dos sitios en un pastizal (N por especie
237
Sánchez-Gallen, Álvarez-Sánchez y Guadarrama
= 120), en donde se sembraron al azar en tres parcelas por sitio y transcurridos 210
días se cosecharon; en este capítulo se presentan los resultados del área foliar (AF),
peso seco foliar (H), peso seco total (PST), concentración de clorofila, área foliar
específica (AFE), proporción de peso seco foliar (PPF) y proporción de área foliar
(PAF) de la cosecha final. Los factores suelo, micorrización y especie generaron
diferencias significativas en AF, H y PST; siendo el nivel selva y el nivel M- los de los
valores más altos, al igual que las especies F. insipida y F. yoponensis. Para la PPF sólo
se observaron diferencias significativas para el factor especie; las especies con los
valores más altos fueron P. auritum, F. insipida y M. longipes. También para AFE, el
factor especie generó diferencias significativas; las especies con los valores mayores
fueron P. auritum, H. appendiculatus y R. jimenezii. Para la proporción de área foliar,
los factores que presentaron diferencias significativas fueron suelo y especie, y la
interacción suelo × micorrización × especie fue significativa. En el caso del suelo el
valor mayor fue en el pastizal, mientras que en especie la que tuvo el valor más alto
fue P. auritum. Todas las respuestas estuvieron muy asociadas a la identidad de las
especies. Nosotros recomendamos la utilización de suelo de selva para propagar las
plantas, por contener inóculo nativo.
Abstract
We analyzed the influence of arbuscular mycorrhizal fungi (AMF) on growth and
survival of seedlings of light demanding and shade tolerant tree species that were
transplanted to a cattle ranch derived from the tropical rain forest at Los Tuxtlas,
Veracruz, Mexico. We used seedlings of five pioneer (light demanding) species
Heliocarpus appendiculatus, H. donnellsmithii, Myriocarpa longipes, Cecropia obtusifolia,
Piper auritum, and five late successional (shade tolerant) species Cordia megalantha,
Ficus yoponensis, F. insipida, Nectandra ambigens and Rollinia jimenezii. We analyzed
the effect of soil type (from tropical rain forest (S) or pasture (P)), and AMF (with
(M+) and without inoculation (M-)) for each species. After growing 150 days in a
shade house, seedlings of seven species were transplanted into two pasture sites
(N for species = 120) and randomly distributed according to treatments (SM+,
SM-, PM+, PM-), we harvested them 210 days after transplant; we analyze leaf trait
results corresponding to the final harvest. Leaf Area, Leaf Dry Weight and Total
Dry Weight were significant for soil, AMF and species factors; the highest values
were observed in forest soil and without AMF; F. insipida and F. yoponensis had
the highest values. For Leaf Weight Proportion, only significant differences were
observed for species factor; P. auritum, F. insipida and M. longipes had the highest
238 values. For Specific Leaf Area also species factor produced significant differences,
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN EN LA SELVA HÚMEDA
with the highest values for P. auritum, H. appendiculatus and R. jimenezii. For Leaf
Area Ratio, significant differences were observed for soil (pasture with the highest
mean) and species (P. auritum with the highest mean), and the interaction soil ×
AMF × species was significant. The responses were closely associated to species
identity. We recommend the use of forest soil for plant propagation, because it has
native inoculum.
INTRODUCCIÓN
La apertura de campos de cultivo y potreros, la explotación forestal, el crecimiento
humano y el desarrollo de infraestructura urbana son los principales factores que han
traído como consecuencia la pérdida de la cobertura vegetal de los sistemas tropicales
en gran parte de nuestro planeta (Geist y Lambin 2001), siendo la década de los años
setenta una de las más cruciales ya que fue cuando se alcanzó una deforestación
promedio anual del 4% de su superficie, a nivel mundial (Dobson et al. 1997).
En México, el panorama no es distinto, durante los años ochenta, el 75% de
la deforestación nacional ocurrió en las selvas húmedas (Hughes et al. 2001, Guevara
et al. 2004). Actualmente, el continuo de selva húmeda, de hace unas décadas, ha
dado paso a un paisaje fragmentado, donde predominan los parches de vegetación
original muy pequeños (menores a 5 ha), inmersos en una matriz de potreros y
cultivos (Mendoza et al. 2005).
Las repercusiones globales de esta deforestación son gravísimas, entre ellas
podemos mencionar el cambio climático global, la pérdida de servicios ecosistémicos
y de biodiversidad, todo esto conlleva una necesidad imperiosa de recuperar algo de
esas áreas forestales perdidas.
Una solución es que se permita que los sitios deteriorados y abandonados se
regeneren naturalmente, pero este proceso puede ser muy lento y lo que se precisa es
acelerar la incorporación de zonas con cubierta forestal. En estos casos, la alternativa
es intervenir el sistema, lo que implica primero identificar algunos procesos y/o
componentes específicos críticos para su recuperación, para luego manipularlos
artificialmente con el fin de acelerar la sucesión ecológica. Este procedimiento es la
esencia de la restauración ecológica (Dobson et al. 1997), que consiste en el manejo
del ecosistema con el objeto de recuperar los niveles de funcionalidad, estructura y
estabilidad semejantes a los que se encontraban antes de la perturbación (Bradshaw
1997). Dado que la restauración ecológica puede tener una trayectoria de referencia
dada por la sucesión ecológica (Aronson y Le Floc’h 1996, Hobbs y Norton 1996),
es fundamental considerar el grupo ecológico de las especies, las interacciones entre
ellas y la reintroducción de especies nativas. Asimismo, es recomendable tener metas 239
Sánchez-Gallen, Álvarez-Sánchez y Guadarrama
Los Tuxtlas, Ver., y con ello evaluar el éxito de los HMA en las primeras fases de la
restauración ecológica de sitios deteriorados de esta selva húmeda.
MÉTODOS
Sitio de estudio
Este trabajo se realizó en un pastizal cercano a la Estación de Biología Tropical “Los
Tuxtlas” del Instituto de Biología de la UNAM en Veracruz, México, derivado de una
selva alta perennifolia (Miranda y Hernández 1963) con algunos árboles remanentes.
Se localiza al sureste del estado de Veracruz, México, a una altitud de 150 m s.n.m.
La precipitación total promedio anual es de 4725.2 mm y la temperatura media anual
es de 24.3º C. El clima es cálido-húmedo (García 1988).
Los suelos en la zona son ultisoles y alfisoles y se ha reportado que, en
los primeros centímetros de profundidad, el pH varía entre 5.3 y 6.8 y la materia
orgánica fluctúa entre 1.64 y 11.11%; tienen una capacidad de intercambio catiónico
que va de 5.2 a 46.9 y la textura es predominantemente arenosa, limosa y arcillo-
limosa (Flores-Delgadillo et al. 1999, Sommer-Cervantes et al. 2003).
Invernadero
Se colectaron semillas de diferentes individuos de especies arbóreas de la selva
húmeda: a) especies demandantes de luz: Heliocarpus appendiculatus Turcz., H.
donnellsmithii Rose (H. don), Cecropia obtusifolia Bertol., Myriocarpa longipes Liebm.
y Piper auritum Kunth, y b) especies tolerantes a la sombra: Cordia megalantha
S.F.Blake, Ficus yoponensis Desv., F. insipida Willd., Nectandra ambigens (S.F.Blake)
C.K.Allen y Rollinia jimenezii Saff.
Las semillas se lavaron con hipoclorito de sodio al 5% por 10 minutos y
se enjuagaron con agua corriente. Fueron puestas a germinar en la casa de sombra
de la Estación de Biología, en charolas con arena de construcción (tamaño 20/30),
esterilizada en autoclave sin presión durante una hora, reposando 24 horas;
transcurrido este tiempo se volvió a colocarla en el autoclave, una hora más.
Una vez que alcanzaron 10 cm de altura, aproximadamente, fueron
transplantadas a bolsas de plástico que contenían una mezcla suelo:arena (3:1) y de
acuerdo a la combinación de los siguientes factores: suelo de selva (S) o de pastizal
(P), y micorrización, con HMA (M+) o sin HMA (M-, suelo esterilizado), resultado
242 en total cuatro tratamientos (SM+,SM-, PM+, PM-).
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN EN LA SELVA HÚMEDA
Campo
Cinco meses después de lo anterior, las plántulas de siete especies se trasplantaron a
dos sitios en un pastizal (con una pendiente promedio de 10o y a 500 m de distancia
de la selva), se sembraron 120 plántulas por especie (840 en total) (separadas entre sí
1.5 m), en un arreglo al azar por bloques de acuerdo al tratamiento (cinco plántulas
por cada uno), constituyendo tres bloques separados por tratamiento en cuadros
de 20x20 m por sitio (N= 5 réplicas x 4 tratamientos x 3 bloques x 2 sitios = 120
individuos por especie). Todas las plantas se cosecharon después de siete meses, es
importante hacer notar que no todas las plántulas sembradas sobrevivieron hasta
esta fase, varió de acuerdo a la especie, en total 190.
El área foliar de cada planta fue obtenida con un medidor de área foliar
(Delta-T), después de eso las hojas fueron secadas junto con los tallos en un horno
a 80˚C por 48 horas o hasta que se estabilizara el peso seco. Posteriormente, todo
el material seco fue pesado por cada estructura e individuo. Los datos de clorofila
fueron tomados en 10 hojas por planta, con el medidor de clorofila (Opti-Sciences
CCM-200) que proporciona datos del índice de contenido de clorofila a través de
la absorbancia óptica en dos longitudes de onda en un área circular de 3/8” de
diámetro. Dichos datos se promediaron por planta y se procesaron.
ANÁLISIS DE DATOS
Para analizar el desempeño de las plántulas se llevó a cabo un análisis de las variables
relacionadas con la biomasa foliar correspondientes a la cosecha final (Hunt 1982).
Las variables consideradas fueron:
AF
Proporción de área foliar (cm2 g-1) PPF= y
PST
AF
Área foliar específica (cm2 g-1) AFE=
H
RESULTADOS
Concentración de clorofila
El factor especie generó diferencias significativas y la interacción suelo y micorrización
fue significativa (Cuadro 1). En el primer caso, la especie Cordia megalantha tuvo el
menor valor y las dos especies de Ficus, insipida y yoponensis, presentaron los valores
más altos (Figura 1). En el caso de la interacción, un grupo formado solamente por
suelo de selva sin HMA tuvo el valor promedio mayor (31.76), mientras que los tres
restantes niveles se aglutinaron en otro grupo.
244
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN EN LA SELVA HÚMEDA
CUADRO 1. Resumen del análisis de varianza para las variables estudiadas (H = peso seco
foliar, PST = peso seco total, AF = área foliar, PPF = proporción de peso seco foliar,
PAF = proporción de área foliar y AFE = área foliar específica). Solamente se presentan
los factores (suelo, micorrización y especie) o sus interacciones que fueron significativas
(p<0.05).
245
Sánchez-Gallen, Álvarez-Sánchez y Guadarrama
Figura 1. Valores promedio (X ± 1E.E.) del peso seco de hojas (H), peso seco total
(PST), área foliar (AF) e índice de contenido de clorofila (Clorofila) para las especies
estudiadas. Letras diferentes indican diferencias significativas de acuerdo a la prueba de
Tukey (p<0.05). Nomenclatura de las especies: Cordia, Cordia megalantha; Fic ins, Ficus
insipida; Fic yop, F. yoponensis; Hel app, Heliocarpus appendiculatus; Myrio: Myriocarpa
246 longipes; Piper, Piper auritum; Roll, Rollinia jimenezii.
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN EN LA SELVA HÚMEDA
20 a
50 a
40
15
ab
30
PST (g)
ab
H (g)
10
b
b
b
20 b
b b
5 b b
b 10
b
0 0
a 50
4000
a a
40
3000 b
AF (cm2)
b
ab b
Clorofila
ab 30 b
2000
b b c
20
b
1000
b 10
0 0
Cordia Fic ins Fic yop Hel app Myrio Piper Roll Cordia Fic ins Fic yop Hel app Myrio Piper Roll
del suelo, el valor mayor fue en el pastizal, mientras que en especie la que tuvo
el valor más alto fue la especie demandante de luz, P. auritum, y los menores se
observaron en C. megalantha, R. jimenezii, F. yoponensis y H. appendiculatus (Figura
2). Las interacciones con los valores más grandes fueron las combinaciones de la
demandante de luz, P. auritum, con cualquier nivel de suelo y micorrización, mientras
que los valores más bajos correspondieron a la tolerante C. megalantha creciendo en
suelo de pastizal con o sin HMA y en suelo de selva con HMA (Cuadro 2).
DISCUSIÓN
La especie fue el factor que determinó en gran medida el comportamiento de
la mayoría de las variables de respuesta consideradas. En general, las especies
demandantes de luz tendieron a acumular más biomasa (AF, H y PST) y a presentar
los valores mayores en AFE, pero con una menor relación entre área foliar y biomasa
total (PAF), contrario a lo que ocurrió con las tolerantes a la sombra. Las variaciones
tan altas en AFE y PAF pueden ser indicadoras de una gran plasticidad fenotípica, lo
248 que permite a las especies acoplarse a cambios en la disponibilidad de luz durante su
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN EN LA SELVA HÚMEDA
S M+ Cordia d
P M- Cordia d
P M+ Cordia d
P M- Fic yop d c
S M+ Roll d c
P M- Roll d c b
S M+ Fic ins d c b
S M+ Fic yop d c b
S M- Cordia d c b
S M- Myrio d c b
S M+ Hel app d c b
S M- Fic yop d c b
S M- Hel app d c b
P M- Hel app d c b
S M- Fic ins d c b
P M+ Hel app d c b
P M+ Roll d c b
S M+ Myrio d c b
P M+ Fic yop d c b
P M+ Myrio d c b
S M- Roll d c b
P M- Fic ins d c b
P M- Myrio d c b
P M+ Fic ins d c b
P M+ Piper c b a
S M- Piper b a
S M+ Piper b a
P M- Piper a
249
Sánchez-Gallen, Álvarez-Sánchez y Guadarrama
y altura total a lo largo del tiempo, que se reflejó en la tasa relativa de crecimiento de las
demandantes de luz y en supervivencia en las tolerantes a la sombra, éstas crecieron
menos en altura y en biomasa, pero tuvieron una mayor supervivencia lo cual puede
implicar que su estado nutricional era mayor y probablemente soportaron mejor
las condiciones de competencia y herbivoría a partir de más recursos incorporados.
Esto coincide con los valores bajos de AFE, indicando que el grosor de las hojas en
estas especies puede ser un factor importante que permite evadir de una manera más
eficiente el ataque por herbívoros
La inoculación previa al trasplante al campo con hongos micorrizógenos
arbusculares es muy deseable. Álvarez-Sánchez et al. (2007) encontraron respuestas
significativas en el crecimiento de las plántulas inoculadas con HMA en invernadero.
Pouyú-Rojas y Siqueira (2000) demostraron que plántulas inoculadas con HMA
tuvieron valores mayores en altura y biomasa que plantas no inoculadas y Allen et al.
(2003), en un estudio realizado en el bosque tropical del noreste de la península de
Yucatán, encontraron que plantas nativas inoculadas con HMA y, posteriormente,
trasplantadas a un sitio perturbado, tuvieron valores mayores en altura, cobertura,
biomasa, diámetro del tallo y en su tasa de crecimiento, con respecto a los obtenidos
con plantas sin inóculo.
Nuestros resultados indican que, al menos durante las primeras etapas de
desarrollo de algunas especies arbóreas de selva, la presencia de HMA no repercute
positivamente en las variables foliares, sin embargo, como ya se ha demostrado
con trabajos previos, el papel de estos hongos puede ser tan variado y fundamental
que no puede reducirse solamente a dichas variables, si no que se debe visualizar
desde un punto de vista global y funcional porque ellos son capaces de incidir
en diferentes niveles y escalas (Rillig 2004). Por esto, la inoculación con HMA es
importante sin dejar de tener en cuenta la identidad de las especies vegetales. En
nuestro caso, podemos mencionar que Nectandra ambigens, Cecropia obtusifolia y
Heliocarpus donnellsmithi sufrieron un fuerte detrimento en el tratamiento sin HMA
y suelo de pastizal, tanto que no fue posible continuar el experimento con ellas, su
mortalidad fue muy alta y su incremento en biomasa fue negativo al transcurrir solo
seis meses de inoculación. Mientras que Ficus insipida y F. yoponensis fueron dos
especies muy plásticas que tuvieron buen desempeño, no necesariamente el más
alto, con cualquier tratamiento.
Lo anterior refuerza las recomendaciones de algunos autores en el sentido
de que antes de realizar un trabajo a gran escala para la recuperación de sitios
perturbados se ha sugerido la necesidad de desarrollar pruebas experimentales
con especies nativas, de ese sitio, para estudiar su adaptabilidad, a partir de su 251
Sánchez-Gallen, Álvarez-Sánchez y Guadarrama
CONCLUSIONES
De acuerdo a los datos de este trabajo, la identidad de las especies es fundamental
para evaluar su desempeño en términos de las variables foliares; la ausencia de
HMA y el suelo de selva fueron factores también muy importantes. Por todo lo
anterior, podemos concluir que algunas especies demandantes de luz podrían ser
trasplantadas y no inoculadas con HMA (Myriocarpa longipes) pero otras no, como
Heliocarpus donnellsmithii. En el caso de las especies tolerantes a la sombra el uso de
los HMA es recomendable por su importancia en la supervivencia (Álvarez-Sánchez
et al. 2009), con excepción de Nectandra ambigens. En todos los casos, el suelo de
selva se relacionó con respuestas positivas y, por lo tanto, el crecimiento de estas
especies en casa de sombra debe hacerse con suelo de selva.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a Oswaldo Núñez, Alejandro Astudillo, Juan Carlos Peña,
Diego Olivera, Braulio Gómez Chagala y al Sr. Juan Gómez por su ayuda en el
trabajo de campo. Gracias también a Lizbeth Guzmán por su colaboración en la
edición de figuras y cuadros. Esta investigación fue realizada gracias al apoyo de los
252 proyectos PAPIIT-UNAM 205599 y 235402.
MICORRIZAS ARBUSCULARES Y RESTAURACIÓN EN LA SELVA HÚMEDA
LITERATURA CITADA
ALLEN, E.B., M.F. ALLEN, L. EGERTON-WARBURTON, L. CORKIDI y
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Sánchez-Gallen, Álvarez-Sánchez y Guadarrama
257
ESTABLECIMIENTO DE PLANTAS DE MEZQUITE (PROSOPIS
LAEVIGATA) INOCULADAS CON HONGOS MICORRIZÓGENOS
ARBUSCULARES BAJO UN SISTEMA PREHISPÁNICO DE RIEGO
POR GOTEO EN UNA ZONA SEMIÁRIDA DETERIORADA
Resumen
Se realizó un estudio del establecimiento de plantas de mezquite (Prosopis laevigata),
inoculadas con hongos micorrizógenos arbusculares nativos y cultivadas durante seis
meses en condiciones de invernadero, para su posterior trasplante a un agostadero
sobrepastoreado, ubicado en el Valle de Actopan, Hidalgo, en México, en el cual se
implementó un sistema prehispánico de riego por goteo, mediante ollas de barro
enterradas cubiertas por pintura orgánica vegetal.
Durante siete meses se realizaron registros mensuales de altura, número
de pinnas, cobertura foliar, diámetro del tallo, tasa de crecimiento relativo, de
259
Monrroy-Ata, Paz-Cortés y García-Sánchez
Abstract
A study of the establishment of mesquite plants (Prosopis laevigata), inoculated with
arbuscular mycorrhizal fungi native and cultivated for six months in greenhouse
conditions for subsequent transplant to a agostadero sobrepastoreado, located in
the Valley of Actopan, Hidalgo, which was implemented a system prehispánico
drip irrigation, using clay pots buried organic vegetable covered by paint.
During seven months were conducted monthly records of height, number of
pinnae, coverage leaf, stem diameter, relative growth rate, height and diameter of
the stem, and survival of plants. The survival of P. laevigata was 30% and 26.6%,
in comparison with the fertilized treatment and the non inoculated respectively.
The killers were herbivory, drought and vandalism. We conclude that the irrigation
system allowed the establishment of mesquite and other plants around the pot and
that the irrigation system is inexpensive and efficient, but requires time and effort
to produce it and mount it.
INTRODUCCIÓN
Las zonas áridas y semiáridas tienen gran importancia para México por su extensión,
su potencial productivo, su biodiversidad y su diversidad cultural; sin embargo, estas
zonas han estado sujetas a una intensa explotación de recursos, principalmente por
sobrepastoreo y pérdida de la cubierta vegetal. Por ello, es necesario comprender
y revertir los mecanismos de la erosión, los cuales incrementan la degradación y
sólo cambian en su índice de velocidad, de acuerdo con las características físicas,
biológicas y ecológicas de la zona (propiedades edáficas), las condiciones de manejo
del suelo y el contexto socioeconómico del sitio (Montaño y Monroy 2000). Es por
eso que en un ambiente donde la vegetación esencialmente ha sido sobre-explotada
y frecuentemente eliminada, es necesario lograr el establecimiento de plantas nativas
que sean resistentes a las presiones selectivas locales; sin embargo, estas plantas
deberán protegerse para lograr que lleguen a la edad adulta (Bradshaw 1983).
En este sentido, la restauración ecológica se propone proveer de bases
260 científicamente sólidas para la reconstrucción de ecosistemas dañados o destruidos
ZONAS ÁRIDAS Y HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
por goteo, el flujo hídrico podría ser interrumpido por fallas en el bombeo o filtro,
lo que puede ocasionar serios problemas y costos en el cultivo. Por esto, las ollas
de barro podrían ser consideradas, en varios tipos de clima, como un importante
método de conservación hídrica para riego, ya que es el sistema de riego con mayor
eficiencia del uso del agua: de 2.5 a 7 kg/m3 (Bainbridge 2001).
Por lo anterior, el objetivo del presente trabajo es hacer uso de herramientas
propias de la restauración ecológica, como es el caso de los hongos micorrizógenos
arbusculares y de optimizar el uso del factor más limitante: el agua, mediante el sistema
de riego prehispánico de ollas de barro enterradas, para lograr el establecimiento de
Prosopis laevigata (mezquite), en una zona semiárida deteriorada.
MÉTODOS
La fase de laboratorio se realizó en un invernadero de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Zaragoza Campus II, de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), con orientación norte-sur, situado en la zona oriente de la Ciudad
de México. La zona de estudio es un agostadero ubicado en el municipio de Santiago
de Anaya, el cual pertenece al Valle de Actopan, Hidalgo; la parcela experimental se
localiza entre los 20° 23’ 28’’ LN y 99° 01’ 22’ LW, con una altitud de 2038 m s.n.m.
El suelo para el cultivo de las plantas fue colectado en un agostadero semiárido
del municipio Santiago de Anaya,
Hidalgo; posteriormente se tamizó
en el invernadero, con una malla
metálica de apertura de 0.1 cm2
y después se realizó una mezcla
homogénea del suelo con arena
sílica en relación 2:1 (v/v) y así
facilitar la infiltración del agua. Una
vez terminada la mezcla se esterilizó
durante una hora a una temperatura
de 94-96° C en una autoclave.
Para micorrizar las plantas de este
estudio, se usó un inóculo obtenido
FOTOGRAFÍA 1. Olla de barro cubierta
con pintura vegetal, cuyos orificios la-
terales están sellados con cera de Cam-
264 peche.
ZONAS ÁRIDAS Y HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
FOTOGRAFÍA 2. Olla de barro con agua, cubierta con un plástico de baja densidad y su-
jetado con ligas elásticas. La planta de mezquite está a la derecha de la olla, rodeada por
las rocas y muestra signos de herbivoría. 265
Monrroy-Ata, Paz-Cortés y García-Sánchez
pintando los bordes de las ollas con pintura blanca no tóxica se reduce la evaporación
del agua y pintando las paredes exteriores del recipiente se reduce el flujo del agua.
Los orificios laterales que presentan las ollas en la parte superior fueron tapados con
cera de Campeche y así evitar la evaporación del agua del interior del recipiente.
Cuando se colocaron las ollas en el sitio, fueron cubiertas en la apertura
superior con bolsas de plástico y sujetadas con ligas. Esta fue la única parte de la
olla que salió del suelo, ya que permanecieron enterradas a un costado de la planta.
Bainbridge (2001) sugiere que las tapas podrían ser de barro, aluminio, cerámica,
madera o incluso plástico, considerando cómo se sujeta al cuello de la olla para evitar
que insectos habiten la olla. Se utilizaron 30 ollas de barro para el lote testigo (M-) y
30 para el lote micorrizado (M+). Se seleccionaron únicamente las plantas cuya altura
fuera homogénea dentro de cada uno de los tratamientos (testigo y micorrizado) a razón
de 30 plantas en cada lote.
Las plantas se tras-
plantaron en el mes 0 (enero
de 2005), en un agostadero
deteriorado del municipio
de Santiago de Anaya, en el
Valle de Actopan, Estado
de Hidalgo. En el sitio se
seleccionó como planta no-
driza a Flourensia resinosa,
debido a su abundancia y ahí se
excavó un hoyo de acuerdo al
tamaño de la olla, extrayendo
rocas y rompiendo el tepetate
si estaba presente. Se realizó el
transplante de los mezquites a
1-3 cm de distancia del borde
de la olla dejando espacio
suficiente a un lado de la
planta para poder llenar la
olla con agua nuevamente
(Bainbridge 2001).
FOTOGRAFÍA 3. Sistema de riego por goteo mediante Se colocaron las plan-
olla de barro enterrada con planta de mezquite en el tas de Prosopis laevigata en
posición norte respecto a la
266 borde superior del recipiente.
ZONAS ÁRIDAS Y HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
nodriza vegetal, para protegerla de los rayos solares y del posible forrajeo. Valiente-
Banuet et al. (1991) mencionan que el principal factor que determina el efecto de
nodrizaje, es la protección que provee a otros organismos vegetales contra la fuerte
radiación, la cual determina la distribución de ciertas especies bajo su cobertura
con una preferencia hacia el lado norte, donde se recibe menor radiación anual y
hacia el lado oeste que generalmente es más frío y recibe radiación principalmente
al atardecer.
Desde el primer día del transplante se midieron las variables de respuesta
a las plantas del lote testigo y el micorrizado. Estas variables fueron: altura total,
cobertura o diámetro medio (éste se consigue a partir del promedio entre el
diámetro mayor y el menor de la cobertura vegetal) y el diámetro del tallo a 1 cm
de la superficie del suelo; estos datos se tomaron con ayuda de un vernier. También
se cuantificó el número de pinnas. El registro se hizo cada mes durante siete meses
(enero 2005 a agosto de 2005).
RESULTADOS
Crecimiento
El crecimiento fue evaluado considerando cinco aspectos: altura máxima, cobertura
foliar, diámetro del tallo, número de pinnas y RGR (tasa relativa de crecimiento), dando
como resultado que las plantas de los dos tratamientos presentan comportamiento
con características similares influenciados no sólo por el efecto de la micorrización
sino por otros aspectos como herbivoría, sequía y vandalismo.
Altura
A partir de los datos registrados mensualmente del crecimiento de las plántulas de
Prosopis laevigata bajo los dos tratamientos, se observa que las plantas de ambos
lotes fueron impactadas por herbivoría, por lo que decrecieron, sin embargo, a
partir del mes 5 las plantas no micorrizadas crecieron ligeramente más respecto a
las micorrizadas. Asimismo, el tratamiento de plantas micorrizadas muestra cierta
estabilidad en la altura promedio de los vegetales a partir del mes 6 seguido del
7; esto posiblemente por el inicio de la temporada de lluvias, que hace disponible
mayor cantidad de alimento para los herbívoros, además de evitar la mortalidad por
sequía (Figura 2).
268
ZONAS ÁRIDAS Y HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
Torres (2005) obtuvo que los HMA favorecen un mayor desarrollo vegetal
(altura, diámetro, número de hojas y de pinnas) en plántulas de Prosopis laevigata,
en comparación con aquellas que no fueron inoculadas, durante las 12 semanas
posteriores al establecimiento de las plántulas. Esto en condiciones de invernadero,
sin embargo el presente experimento se realizó en campo, donde existen variables
no controladas que influyen en ambos tratamientos.
Número de pinnas
En cuanto al número de pinnas, también se encontraron diferencias en los dos
tratamientos, debido a que el desarrollo de las plantas (Figura 3), muestra que el
número de pinnas de los dos tratamientos fluctuó en relación a la herbivoría que se
presentó durante el experimento; sin embargo, el número de pinnas en el tratamiento
M+ fue mayor al inicio, en el mes 0 (enero) hasta el mes 3 (abril), después decreció,
pero en el mes de agosto volvió a ser mayor en el número de pinnas en las plantas
micorrizadas respecto al tratamiento M-. El número de pinnas que generaron los
individuos de los diferentes tratamientos presenta un comportamiento similar,
aunque en cantidad de pinnas el tratamiento micorrizado es menor posiblemente
por la poca altura de las plantas, como se muestra en la gráfica anterior. La herbivoría
también ocasionó que los tallos se ramificaran y crecieran pinnas a partir de ramas
generadas en la base del tallo.
Cobertura foliar
El desarrollo de las plantas (Figura 4) muestra que el diámetro medio de la cobertura
foliar, así como el número de pinnas y la altura máxima de los dos tratamientos
fluctuó en relación a la herbivoría, sequía y vandalismo, factores que se presentaron
durante el experimento; sin embargo, la cobertura foliar en el tratamiento M+ en el
mes 1 y 2 fue mayor que en el tratamiento M- , el cual tuvo mayor cobertura durante
unos cinco meses en el experimento.
FIGURA 5. Crecimiento promedio del diámetro del tallo durante los meses de
experimentación. M+ tratamiento micorrizado y M- tratamiento no micorrizado. 271
Monrroy-Ata, Paz-Cortés y García-Sánchez
Supervivencia
Existen varios factores, tanto ambientales como inherentes a la planta, que interfieren
en la supervivencia en campo; en este caso se encontró 30% de supervivencia para
el tratamiento micorrizado y 26.6% para el no micorrizado (Figura 6), observando
como causas de mortalidad: herbivoría, sequía, vandalismo y la relación entre ellas
variando en cada mes (Figuras 7 y 8; Cuadro 1).
Las variables del desarrollo vegetal antes analizadas no mostraron
diferencias significativas entre el tratamiento micorrizado y su testigo en relación
a la altura, número de pinnas, cobertura foliar y diámetro de tallo, sin embargo, la
supervivencia fue mayor para el tratamiento M+.
La herbivoría fue la causa principal de mortalidad (Figura 7) de las plantas
de Prosopis laevigata, pues fueron depredadas en su follaje por la fauna local
(posiblemente cabras, borregos y conejos). Sin embargo, la mayoría de las plantas
fueron reducidas a tallos menores a 5 cm de altura que posteriormente se ramificaron
y produjeron pinnas en la parte basal, lo que muestra la tolerancia a la herbivoría de
plantas de mezquite.
Parámetros/Tratamientos M+ M- Observaciones
Establecimiento (supervi- 30 % 26.6% Fue un poco mayor el del
vencia) tratamiento M+
Mortalidad por herbivoría 33.3% 60% El tratamiento M- mostró
mucho mayor mortalidad a
este factor
Mortalidad por sequía 6.66% 3.33% Impactó más al tratamiento
M+
Mortalidad por sequía y 20% 6.66% Mayor mortalidad en el
herbivoría tratamiento M+, tolerando
mejor el tratamiento M-
Mortalidad por herbivoría + 6.66% 0.0% Fue mas afectado el trata-
vandalismo miento M+
Mortalidad por herbivoría + 3.33% 3.33% Igual para los dos tratamien-
sequía + vandalismo tos
Altura máxima, _ _ No hay diferencias signifi-
cobertura foliar, cativas
número de pinnas,
diámetro de tallo
RGR _ _ No hay diferencias signifi-
cativas
Sistema de riego
Nodrizaje por flourensia
resinosa
CONCLUSIONES
Con base en los resultados obtenidos, se puede concluir que el sistema de riego
por goteo, consistente en ollas de barro enterradas, de 7 litros de volumen, son
un sistema de irrigación eficiente, en programas de repoblamiento vegetal en
agostaderos semiáridos deteriorados. La supervivencia de las plantas, después de
7 meses, fue de 30 y 26.6% para los tratamientos micorrizado y no micorrizado
respectivamente, sin presentarse diferencias estadísticas significativas. Sin embargo,
el periodo experimental enero-agosto 2005, fue un lapso de tiempo excesivamente
seco y caluroso y sin el sistema de riego mensual no hubieran sobrevivido las plantas
(2005 fue el año más caliente en los registros meteorológicos mundiales). Asimismo,
a pesar de la intensa presión selectiva por herbivoría en el sitio, debido a que la
presencia de otras plantas verdes palatables era nula, los mezquites tienen defensas
antiherbívoras muy eficientes, particularmente mediante rebrotes en la base del tallo,
que les permiten sobrevivir. Por lo anterior, es recomendable emplear el sistema
de riego por goteo, de la olla de barro enterrada, para programas de restauración
ecológica de la vegetación en zonas áridas y semiáridas. 275
Monrroy-Ata, Paz-Cortés y García-Sánchez
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo contó con el financiamiento de CONACYT, mediante el proyecto
con clave: SEMARNAT-2002-C01-668 y de la UNAM, a través de la Dirección
General de Asuntos del Personal Académico y su Programa de Apoyo a Proyectos
de Investigación e Innovación Tecnológica (Clave: IN-213706).
LITERATURA CITADA
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ZONAS ÁRIDAS Y HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
278
PARTE III
AGROECOSISTEMAS Y SISTEMAS
CONTAMINADOS
LA MICORRIZA ARBUSCULAR EN LA SOSTENIBILIDAD Y LA
RESTAURACIÓN DE AGROECOSISTEMAS
Resumen
Este trabajo presenta algunos escenarios en los cuales los hongos micorrízicos1
arbusculares (HMA) tienen importante participación como vía de flujo de nutrimentos
entre el suelo y las plantas. Se indican los avances en el conocimiento de los HMA
y su función en los agroecosistemas. Por ejemplo, la aplicación conjunta de estos
microorganismos con fertilizantes orgánicos a cultivos utilizados en la restauración
de zonas con afloramientos de capas endurecidas de origen volcánico (tepetates),
debido a que mejoran la absorción de nutrimentos por las plantas. Otro aspecto
incluido se refiere a la inoculación con HMA en viveros de árboles destinados a la
recuperación de zonas erosionadas, ya que los sitios de plantación definitiva poseen
1
El presente capitulo utiliza el termino “micorrízico” con base en los diccionarios de botánica de
P. Font Quer (1982) y micología de Miguel Ulloa (1991). 281
Ferrera-Cerrato, Delgadillo Martínez y Alarcón
características edáficas desfavorables que los HMA pueden subsanar. Con respecto
a zonas áridas, se indica la importancia de los HMA en las islas de fertilidad de
leguminosas arbóreas y las especies vegetales asociadas. En lo que respecta a los
HMA en climas templados, se mencionan los efectos del cambio de uso del suelo
de forestal a agrícola y como estos HMA asociados al estrato arbustivo y herbáceo
de bosques de pino-encino, pueden colonizar y mejorar el crecimiento de cultivos
anuales. Por último, se describe la función de los HMA en la translocación de
nutrimentos en los agroecosistemas tropicales sostenibles.
Abstract
This paper presents some scenarios in which arbuscular mycorrhizal fungi (HMA)
have significant participation as a way flow of nutrients from the soil and plants.
It shows progress in understanding the HMA and its role in agroecosystems. For
example, joint implementation of these microorganisms with organic fertilizers to
crops used in the restoration of areas with outcrops of hardened layers of volcanic
origin (tepetates), because they improve the absorption of nutrients by plants. Another
aspect concerns including inoculation with HMA in tree nurseries for the recovery
of eroded areas, as the final planting sites have unfavorable soil characteristics that
HMA can remedy. Regarding arid, indicated the importance of HMA on the islands
of fertility leguminous trees and plant species associated. With regard to the HMA
in temperate climates, mentioned the effects of changing land use from forest to
agriculture and how these partners to HMA and herbaceous shrub layer of pine-oak
forests, can colonize and improve crop growth annually. Finally, it describes the role
of HMA in the translocation of nutrients in the sustainable tropical agroecosystems.
INTRODUCCIÓN
El ser humano es dependiente del suministro de agua dulce. Con base en lo anterior,
no es extraño que las culturas ancestrales se hayan distribuido en áreas de intensa
precipitación como el caso de la cultura maya durante el periodo clásico en Chiapas,
sur de Campeche y áreas circundantes de Guatemala; o en las cercanías a lagos,
como los mexicas en el Lago de Texcoco. De manera similar, la agricultura se ha
desarrollado a partir de la domesticación de plantas adaptadas a condiciones edáficas
favorables; suelos sin exceso de sales, con pH cercano a la neutralidad y suficiente
humedad disponible.
El aumento constante de la población mundial y las prácticas agropecuarias,
ocurrido con frecuencia no en concordancia con la conservación de los recursos,
282 han provocado problemas de degradación de los ecosistemas terrestres. Debido a
MICORRIZA ARBUSCULAR EN AGROECOSISTEMAS
ello, el ser humano y sus plantas y animales domesticados, han tenido la difícil tarea
de acoplarse y establecerse en ambientes cada vez más desfavorables, provocando a
su vez un mayor deterioro.
Con el objetivo de restaurar los sitios degradados y colonizar ambientes
adversos se han desarrollado dos estrategias paralelas. La primera se relaciona con la
utilización de plantas nativas y la segunda, utilizando plantas alóctonas que pueden
tener mayor adaptación a las condiciones limitantes. Esta última, se ha desarrollado
a partir de la selección de especies tolerantes a factores limitantes de crecimiento y
recientemente, mediante la modificación genética de algunas especies vegetales.
No obstante, para favorecer mayor éxito en la adaptación y crecimiento de
estas plantas a condiciones edáficas limitantes, se ha acudido al manejo de simbiosis
mutualistas (Ferrera-Cerrato y Alarcón 2001). Un ejemplo de estas simbiosis, es aquella
relacionada con la fijación de nitrógeno atmosférico llevada a cabo por bacterias
simbióticas (Rhizobium) habitando los nódulos radicales de leguminosas, o incluso
aquella simbiosis que se forma entre los hongos micorrízicos y la planta, de tal modo
que el macrosimbionte es favorecido en la absorción de nutrimentos y agua.
Este capítulo presenta algunos estudios que involucran el uso de hongos
micorrízicos arbusculares (HMA) en simbiosis con plantas destinadas a la restauración
de suelos degradados, además de analizar su papel en los agroecosistemas con un
enfoque sostenible.
PROBLEMÁTICAS ABORDADAS
el suelo, como los fosfatos (Ferrera-Cerrato y Alarcón 2001). Aún en los tepetates
recién roturados se ha observado la presencia de HMA nativos (Quintero-Ramos y
Ferrera-Cerrato 1992); sin embargo, la inoculación con HMA seleccionados o con
aquellos HMA ecológicamente adaptados a condiciones limitantes, puede contribuir
significativamente en el rendimiento de los cultivos.
Palacios et al. (1991) mencionaron que la inoculación con HMA fue capaz
de mejorar la eficiencia de uso de los fertilizantes fosfatados y nitrogenados en
varios cultivos establecidos en suelos de tepetate con alto contenido de carbonatos
de calcio. Debido a su importancia en la fijación de nitrógeno atmosférico, las
leguminosas representan excelente potencial de uso en la recuperación de tepetates.
Así, Guzmán-Plazola y Ferrera-Cerrato (1990) indicaron que la inoculación de
HMA en trébol rojo (Trifolium pratense) y acacia sauce (Acacia saligna H.L. Wendl.)
establecidas en tepetate, produjo similar cantidad de materia seca comparada con
la aplicación de 120 kg de P2O5 ha-1. En este particular caso, la inoculación con
HMA es necesaria para favorecer el desarrollo de A. saligna en tepetates como ha
sido previamente descrito para suelos poco fértiles (Gardezi y Ferrera-Cerrato
1989). En este sentido, la inoculación debe ser realizada durante la propagación y
crecimiento de las plantas en la etapa de vivero y posteriormente, liberar la planta al
sitio definitivo (Gómez y Ferrera-Cerrato 1990).
Uno de los objetivos consecuentes de la restauración de tepetates, es la
obtención de productos agrícolas encaminados tanto a la subsistencia como a la
comercialización, por lo que se han realizado trabajos experimentales con este doble
propósito. Un ejemplo de ellos se refiere a la aplicación de materia orgánica, la
cual favorece el efecto benéfico de la inoculación con HMA en el rendimiento de
cultivos establecidos en tepetate roturado en condiciones de campo. Tal es el caso
del cultivo de haba (Vicia faba), frijol (Phaseolus vulgaris) y maíz (Zea mays) (Quintero-
Ramos y Ferrera-Cerrato 1992). En el caso del maíz, la aplicación de 4, 8 y 12 t de
vermicomposta ha-1 en combinación con HMA produjo mayor desarrollo de las
plantas (García 1996). Este estudio demostró el efecto positivo de los HMA en la
utilización y aprovechamiento de los nutrimentos, presentes en este abono orgánico,
por las plantas. Ejemplo de este beneficio, es el incremento en el contenido de N y
P en plantas de trébol rojo (Trifolium pratense) inoculadas con HMA y establecidas
en tepetate en condiciones de invernadero (González 1987).
*ddt= días después del trasplante, PSPA= peso seco de la parte aérea, HMA= inoculación con
un hongo micorrízico arbuscular. **Promedios con la misma letra en la misma columna y de
286 la misma especie son estadísticamente iguales (Tukey =0.05).
MICORRIZA ARBUSCULAR EN AGROECOSISTEMAS
denota el beneficio de los HMA en plantas en las que se establece la simbiosis con
Rhizobium/ Bradyrhizobium, la cual es favorecida principalmente por la capacidad de
los HMA en absorber y translocar fosfatos necesarios para llevar a cabo la actividad
fisiológica del simbionte bacteriano en la fijación del nitrógeno atmosférico. Con
base en lo anterior, la inoculación de los HMA puede contribuir significativamente
en el crecimiento y desarrollo de leguminosas arbóreas destinadas a la recuperación/
reforestación de tepetates. Este es el caso del trabajo realizado por Ríos (1994) quien
observó que leguminosas arbóreas (Mimosa biuncifera Berth, Acacia schaffneri (Wast)
Herman, y Eysenhardtia polystachya (Ort) Sarg) establecidas en tepetate e inoculadas
con HMA presentaron mejor crecimiento que aquéllas sin inocular (Figura 1). Sin
embargo, en dicho estudio no se contempló la inoculación de rizobias, por lo que
se puede esperar mayor crecimiento y adaptabilidad de las plantas establecidas de
tepetate, con la doble simbiosis, pero se requiere mayor estudio en este aspecto.
esporas ct
180 100
160
140 80
-1
120
60
100
seco
80
40
60
40
20
20
0 0
Pd(I) Zm(I) Cn(II) Zm(II) Cm(III) So(III)
cultivos
que subyace en rodales de pino (Pinus hartwegii), aile (Alnus spp.), oyamel (Abies
religiosa), cedro blanco (Cupressus spp.) y encino (Quercus spp.). Se analizaron raíces
y suelo rizosférico de 40 especies del estrato inferior en la temporada de sequía
y de lluvias. Los principales componentes vegetales fueron Penstemon gentianoides,
Alchemilla procumbens y Senecio barba-johanis. La colonización micorrízica en las
especies muestreadas varió de 74 a 81% en la época de sequía y de 57 a 72% en la
de lluvias. Los principales géneros de HMA encontrados fueron Glomus y en menor
proporción, Acaulospora, Gigaspora, Entrophospora y Scutellospora.
Seguido a la descripción de la diversidad de HMA se realizó la inoculación
en cinco cultivares de frijol de diferente hábito de crecimiento con las tres principales
especies de Glomus aisladas, así como la inoculación con rizobias específicas para
frijol. Con base en los datos presentados en el Cuadro 3, se observó que los cinco
cultivares de frijol inoculados con HMA presentaron mayor producción de materia
CUADRO 3. Peso seco de la parte aérea de cinco cultivares de frijol inoculados con HMA
y/o una cepa específica de rizobias (Modificado de Reyes-Solís 1987).
Hábito de crecimiento
I II IIIB IIIC IV
Cultivar Puebla
Cacahuate Michoacán (g planta-1) A1293 F320 Promedio
Tratamiento
Testigo 1.75b 2.29b 2.59c 2.12c 4.29d 2.61
HMA1 1.82b 2.53ab 3.26a 3.06ab 4.97c 3.13
HMA2 2.05ab 2.66a 3.34a 3.23a 6.08a 3.47
HMA3 1.91b 2.69a 2.80b 2.73b nd 2.53
HMA1+R 2.36a 2.30b 3.25a 2.70b 5.50b 3.22
HMA2+R 2.23a 2.01b 3.11ab 3.04ab 5.83ab 3.24
HMA3+R 2.12ab 2.49ab 2.83b 2.87b nd 2.58
seca que el testigo sin inocular. De estos cultivares, el cultivar F320 de hábito de
crecimiento indeterminado y bastante capacidad de trepar, presentó mayor respuesta
a la inoculación ya que la producción de materia seca superó hasta en 141.72% al
testigo sin inocular.
1) 2) 3)
FIGURA 3. Esporas de HMA presentes en la etapa de floración del maíz, más lábiles al
cambio de la rotación frijol nescafé-maíz-calabaza por la asociación maíz-calabaza (Gon-
zález-Chávez 1989). 1) Espora de Gigaspora albida P= pared única. 2) Esporocarpo de
Sclerocystis rubiformis. 3) Esporocarpo de Sclerocystis sp. Cl= clamidospora y PH= plexo
hifal. Nota: Las especies del género Sclerocystis fueron transferidas al género Glomus por
Redecker et al. (2000).
CONCLUSIONES
El manejo inadecuado de los recursos naturales ha generado la más grande
degradación de suelos de la historia moderna, por lo que necesitamos urgentemente
una estrategia que permita el desarrollo agrícola y su conservación. En los
agroecosistemas, los HMA promueven la eficiente captación de agua y nutrimentos
en la mayoría de la plantas; especialmente, en aquellos suelos que han perdido su
fertilidad y que requieren retornar a sus características originales. Con este objetivo
en mente, futuras investigaciones tendrán que centrarse en el conocimiento integral
de ecosistemas agrícolas y naturales, incluyendo a los microorganismos simbióticos;
reafirmando el importante papel de éstos en el mantenimiento equilibrado de
los recursos naturales. Además del manejo de microorganismos benéficos (HMA
y rizobios, por ejemplo) para las plantas, otras alternativas como la aplicación
de enmiendas orgánicas, cultivos de cobertera, leguminosas arbóreas y árboles
frutales con plasticidad para adaptarse a condiciones de suelos perturbados o
deteriorados, son importantes para proceder a recuperar/rehabilitar dichos suelos
a la agricultura o para estabilizar los ecosistemas. Sin embargo, se requiere de
mayor investigación encaminada al entendimiento de los procesos biológicos,
físicos y químicos que se llevan a cabo durante la recuperación/rehabilitación de
suelos perturbados.
Por otra parte, el grado de perturbación de los agro- y ecosistemas por efecto
de contaminantes orgánicos e inorgánicos, hace necesario implementar alternativas
de remediación/rehabilitación que sean amigables con el ambiente como lo son la
biorremediación y la fitorremediación. Estos aspectos están siendo estudiados por
algunos grupos de investigación en México.
AGRADECIMIENTOS
Este escrito es parte del proyecto del Fondo SISIERRA-CONACyT Sureste 2002-
03-01 “Escalamiento de inóculo micorrízico arbuscular para la sostenibilidad de
viveros de cítricos tolerantes al virus de la tristeza en Campeche, Campeche”. Se
agradece al Dr. Jesús Pérez-Moreno por las sugerencias al presente capítulo.
296
MICORRIZA ARBUSCULAR EN AGROECOSISTEMAS
LITERATURA CITADA
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Prensa, D.F. México. pp: 194-205. 297
Ferrera-Cerrato, Delgadillo Martínez y Alarcón
304
BIO-RECUPERACIÓN DE SUELOS CONTAMINADOS CON
ELEMENTOS POTENCIALMENTE TÓXICOS:
USO DE HONGOS ARBUSCULARES
Resumen
Se reconoce ampliamente que la micorriza arbuscular es una simbiosis relevante en
los ambientes naturales y agroecosistemas. Sin embargo, su papel en los ambientes
contaminados es menos entendido. Este capítulo resume que los hongos micorrízico
arbusculares (HMA) desempeñan una función relevante en sitios contaminados y que
en aquellas áreas donde la simbiosis este ausente por las condiciones muy extremas
de contaminación o por otras causas, la recuperación de estos sitios se favorecerá
por el uso de microorganismos benéficos del suelo en combinación con prácticas
químicas. Especial énfasis se hace en el uso de HMA, porque éstos pueden tener
importantes implicaciones ecológicas dentro de las alternativas de fito-recuperación.
La protección de las plantas contra los efectos tóxicos de los contaminantes, el
incremento en su capacidad para establecerse, mayor productividad y utilización de
nutrientes son pre-requisitos para una recuperación exitosa. En estos procesos, la 305
González-Chávez
participación del micelio externo de los HMA y la proteína producida por éste, la
glomalina, son relevantes para la función de estos hongos en sitios contaminados.
Abstract
It is widely acknowledged that the arbuscular mycorrhizal symbiosis is relevant
in natural environments and ecosystems. However, its role in contaminated
environments is less understood. This chapter summarizes the arbuscular mycorrhizal
fungi (AMF) play an important role in contaminated sites and in areas where the
symbiosis absent in these very extreme conditions of pollution or from other causes,
recovery of these sites is strengthened by the use beneficial soil microorganisms in
combination with chemical practices. Special emphasis is put on the use of HMA,
because they may have important implications in ecological alternatives phyto-
recovery. The plant protection against the toxic effects of pollutants, increasing its
ability to establish, higher productivity and utilization of nutrients are prerequisites
for a successful recovery. In these processes, the involvement of external mycelium
of AMF and the protein produced by this, glomalin, are relevant to the role of fungi
in these contaminated sites.
INTRODUCCIÓN
Los hongos micorrízicos arbusculares (HMA) son endófitos mutualistas que se
asocian a las raíces de la mayoría de las plantas vasculares y se distribuyen ampliamente
en todos los suelos (Read 2002). Se reconoce la importancia que los HMA tienen en
equilibrio de ecosistemas y agroecosistemas y su participación en el establecimiento
y productividad de las plantas (van der Heijden et al. 1998). La asociación micorrícica
resulta en múltiples beneficios para estas plantas (mejoramiento en el crecimiento,
protección contra patógenos del suelo, adaptación a condiciones extremas del suelo
y ambiente, etc.).
En suelos contaminados se conoce que la distribución de los HMA también
es extensa y se sugiere que éstos protegen a las plantas contra los efectos tóxicos de
algunos contaminantes, los cuales se encuentran en altas concentraciones en el suelo
(Colpaert 1998). Se conoce que los HMA tienen mecanismos para tolerar ciertos
contaminantes y es por esta razón que se considera que pueden ser elementos
esenciales para la recuperación de suelos contaminados (González-Chávez
2004). El objetivo de este capítulo es mostrar que se requiere establecer el uso de
microorganismos rizosféricos, con énfasis en los HMA dentro de las tecnologías
biológicas de recuperación de suelos contaminados para incrementar el éxito del
306 establecimiento y productividad de las plantas y la calidad del suelo.
SUELOS CONTAMINADOS Y HONGOS ARBUSCULARES
La micorriza arbuscular
La micorriza arbuscular es una asociación integral que consiste en la participación
activa de dos componentes: el hongo y la planta. Esta asociación es el tipo más
común de las simbiosis mutualistas en el reino vegetal (Smith y Read 1997).
Finalmente, la micorriza y no las raíces son los principales órganos para la absorción
de nutrimentos del suelo en la mayoría (>85%) de las plantas terrestres. Con base a
su distribución y la aparente baja especificidad de los HMA para colonizar las raíces
de las plantas, la asociación es una regla, más que una excepción.
307
González-Chávez
Recientemente hay mas evidencias que sustentan que los HMA son una parte
integral de los ecosistemas y agroecosistemas, y por lo tanto para entender mejor
su funcionalidad ecológica, estos hongos deben estudiarse con mayor profundidad
en diferentes condiciones agroecológicas y edafoclimáticas. Estos micosimbiontes
contribuyen en la diversidad de las plantas, el ciclo de nutrimentos, adquisición de
fuentes nutritivas que previamente se pensó no eran disponibles para las plantas y en
el funcionamiento de los ecosistemas (van der Heijden y Sanders 2002).
los EPTs no se entienden completamente, pero las evidencias muestran que el micelio
externo de los hongos y la glomalina, proteína que producen las hifas de los HMA
secuestran EPTs, lo cual disminuye su toxicidad para sus plantas hospederas (Joner
et al. 2000, González-Chávez 2002 a, b y 2004, González-Chávez et al. 2008).
Joner et al. (2000) reportaron que el micelio externo de Glomus mosseae
puede transportar Cd del suelo a las plantas que crecen en suelo contaminado. Pero
la transferencia del hongo a la planta se restringe por inmovilización en el suelo.
González-Chávez et al. (2002b) también mostraron que el micelio externo de tres
HMA (G. mosseae BEG-132, G. caledonium BEG-133 y G. claroideum BEG-134) es
capaz de secuestrar extracelularmente Cu en altas concentraciones. Sin embargo,
sólo G. mosseae BEG-132 lo secuestró intracelularmente.
Setiadi (2000) reportó que la biomasa de Sesbania grandiflora se incrementó
entre 400 y 500% por la inoculación con dos aislados de HMA nativos seleccionados
de áreas contaminadas, en comparación con plantas no inoculadas. Una característica
relevante fue que estos HMA formaron extensivamente micelio externo en el suelo
contaminado y alrededor del sistema radical de esta planta.
González-Chavez et al. (2004) demostraron que la glomalina, en la superficie
de las hifas y la que se libera al suelo, es capaz de secuestrar fuertemente y en
cantidades significativas diferentes EPTs como Cd, Pb, Zn y Cu. Estos resultados
concuerdan y enfatizan la importancia del micelio externo y la glomalina como
agentes secuestradores de metales y de absorción de nutrimentos esenciales para
el desarrollo de las plantas, lo cual puede facilitar el establecimiento en estos sitios
contaminados como reportado por Joner et al. (2000) y González-Chavez et al.
(2002b).
Daevis Jr. et al. (2000) reportaron que los HMA disminuyeron parcialmente
los efectos tóxicos de Cr en plantas de girasol en comparación con plantas no
micorrizadas. Las plantas micorrizadas presentaron mayor crecimiento y actividad
fotosintética. González-Chávez et al. (2002a) mostraron que la inoculación con HMA
en un pasto tolerante a arsénico (Holcus lanatus) creciendo en un suelo contaminado
incrementó dos veces el número de hijuelos y la producción de materia seca de
follaje. También observaron que las plantas inoculadas acumularon tres veces
menor cantidad de arsénico en la parte aérea y raíz que plantas no inoculadas. Los
autores discutieron que la capacidad del pasto para crecer en suelos fuertemente
contaminados con arsénico se debió en parte a la asociación con HMA, los cuales
permitían a este pasto incrementar su tolerancia a arsénico. Los HMA fueron capaces
de regular el transporte de arsenato:fosfato en las raíces, tanto de plantas tolerantes
como no tolerantes. 309
González-Chávez
Villar (2002) reportó que el éxito del establecimiento de una cubierta vegetal
depende de múltiples factores, uno de los más relevantes es: la calidad de las plantas.
Este autor considera que una planta o cualquier otro material de reproducción es
de calidad cuando es capaz de alcanzar un desarrollo (supervivencia y crecimiento)
óptimo en un medio determinado y, por tanto, asegurando alta calidad de la planta
se podrá cumplir los objetivos establecidos en un plan de recuperación. Se conoce
que la calidad de una planta la determinan sus características genéticas, sanitarias,
morfológicas y fisiológicas. Dentro de estas características, las morfológicas para
una alta calidad de la planta son: la altura, el diámetro y la masa de la parte aérea,
la masa del sistema radical y una serie de índices como la proporción entre la masa
aérea y la radical (PA/PR), el diámetro de tallo.
Las prácticas de cultivo en vivero y de manejo en campo pueden determinar
la calidad morfológica y fisiológica de las plantas. Dentro del manejo de viveros
se conoce que los HMA representan una alternativa biológica relevante para la
producción de plantas de calidad (González-Chávez et al. 1998).
El manejo de vivero es una fase importante en el proceso de las explotaciones
comerciales de plantas, no sólo con interés para la reforestación o revegetación
de áreas perturbadas, sino también con interés forestal, frutícola, hortícola y
ornamental. El manejo de los HMA en el vivero permite obtener plantas de tamaño
más uniforme, en menor tiempo, con menor uso de insumos químicos (fertilizantes
y plaguicidas) y con alta capacidad para su establecimiento y producción en campo.
Para conseguir este objetivo, la inoculación de las plantas debe realizarse en las
primeras etapas de crecimiento (González-Chávez et al. 1998).
De los beneficios que los HMA ofrecen a sus plantas al establecerse en campo
son que la precolonización por HMA seleccionados suprimen la subsecuente
colonización de hongos fitopatógenos, así la simbiosis participa en la protección
de la planta contra enfermedades del suelo. Juniper y Abbott (2004) mostraron que
los HMA a menudo mitigan los efectos dañinos que tienen altas concentraciones
de sales en el suelo. Zwiazek y Tawfik (2003) reportaron que los HMA controlan
el balance de agua en las plantas, ya sea por regulación estomatal o por transporte
de agua en la raíz mediado por acuapurinas. Por lo tanto, las plantas con micorriza
presentan mayor tolerancia a la sequía (Subramanian y Charest 2003). En relación
a la participación de los HMA en mejorar la calidad del suelo, se plantea que la
glomalina y el micelio externo participan importantemente en mejorar la estructura
e incrementar la estabilidad de los agregados, lo cual mejora las condiciones del
suelo para el desarrollo de las plantas (Wright y Uphadyaya 1998).
Ante el conocimiento de las diferentes alternativas de recuperación de suelos,
314 resulta relevante conocer el binomio suelo-contaminante. Es decir, solamente tras
SUELOS CONTAMINADOS Y HONGOS ARBUSCULARES
DIAGNÓSTICO
Sitio
Contaminado
Plantas
Suelo Contaminante
presentes
RECUPERACIÓN
CONCLUSIONES
El uso de HMA y otros microorganismos simbióticos mutualistas puede tener
importantes implicaciones ecológicas dentro de las alternativas de fito-recuperación.
La protección de las plantas contra los efectos tóxicos de los EPTs, el incremento en
su capacidad para establecerse, mayor productividad y utilización de nutrientes son
prerrequisitos para una recuperación exitosa.
LITERATURA CITADA
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González-Chávez
322
HISTORIA DE LA UTILIZACIÓN DE AGUAS RESIDUALES EN EL
VALLE DEL MEZQUITAL, HIDALGO Y SU EFECTO ACTUAL EN
LA SIMBIOSIS MICORRÍZICA ARBUSCULAR
MYCORRYZAL SYMBIOSIS
Resumen
Se presenta una recopilación del origen y la problemática del reuso de aguas residuales
en el Distrito de Riego 03 en el Valle del Mezquital, Hidalgo, México, uno de los más
grandes y antiguos del mundo. Se sintetizan los primeros resultados de muestreos de
campo para estudiar el efecto del riego con agua residual en la simbiosis micorrízica
arbuscular (MA). Los efectos se cuantificaron en la abundancia de esporas in situ, el
potencial colonizador del suelo y la diversidad de especies a través de varios periodos
de irrigación (5, 35, 65 y más de 90 años aproximadamente) en las dos unidades
taxonómicas de suelo más abundantes (Leptosoles y Vertisoles). Se cuantificó el
fósforo disponible y algunos metales pesados como variables que pudieran ejercer
un impacto negativo en la MA. Se encontró que el tipo de suelo es el factor 323
Ortega Larrocea y Siebe Grabach
Abstract
The present is a review documenting the impact on soil properties due to the
agricultural use of wastewater in the Mezquital Valley of Mexico, one of the largest
and oldest irrigated areas in the world. While soil nutrients and organic matter
are increased along the irrigation time, available phosphorous and heavy metal
concentrations also increase. Both affect the abundance of arbuscular mycorrhizal
fungi (AMF) soil populations. Results shown that soil type determine the impact
of pollution. This was determined by the abundance of soil-borne spores and
sporocarps, the soil colonization potential and the morphotype diversity in field
samples, as well as in culture-propagation samples. Irrigation time has negatively
affected the abundance and diversity of AM spores. This effect was evident in
Vertisols irrigated for 95 years. AMF colonization potential was not affected by the
irrigation periods as it is by soil type.
INTRODUCCIÓN
El uso de aguas y lodos residuales para el riego de terrenos agrícolas, se practica
mundialmente a diferente escala y con distinto grado de impacto ambiental (British
Geological Survey 1998). El desalojo de estos residuos es producto del sistema
hidráulico moderno siendo común en países de América Latina como Perú y Chile,
el reuso de las aguas residuales no tratadas para el riego de granos y hortalizas (Peña
2002). Su reutilización en la agricultura resulta atractiva dados los elevados costos
de su tratamiento y contribuye a prevenir la contaminación directa de los cuerpos
acuáticos naturales. También disminuye el uso de fertilizantes costosos y permite
aumentar la explotación y productividad de tierras áridas y semi-áridas (Kelley et al.
1984, Bond 1998, Peña 2002). La aplicación de estos residuos ha sido particularmente
ventajosa en México, en donde más de la mitad de las tierras agrícolas son de
temporal: de los 270 mil km2 cultivables, 58 mil son irrigados y para finales del siglo
pasado, sólo 1565 eran regados con agua residual (Siebe y Cifuentes 1995).
Sin embargo, mundialmente se reconocen los efectos ambientales globales
324 causados por el uso de estos desechos en la producción de alimentos. Estos son
AGUAS RESIDUALES Y SIMBIOSIS MICORRÍZICA
2001). Por tanto, es de esperarse que el riego con aguas negras a través del tiempo
repercuta negativamente en esta asociación. La heterogeneidad que presentan las
unidades de suelo y tiempos de irrigación en el Distrito de Riego 03 en el estado
de Hidalgo, México, lo hace un escenario óptimo para estudios sobre efectos
de acumulación de elementos a lo largo del tiempo y de la influencia edáfica. Se
compilan los primeros resultados de estudios de campo en la simbiosis micorrízica
arbuscular en este Distrito de Riego que es considerado el más grande y antiguo
del país (Siebe y Cifuentes 1995) y del mundo (Siebe y Cifuentes 1995, Siebe y
Fischer 1996, Naranjo y Biswas 1997, BGS 1998, Campbell 2000). Los objetivos de
la presente revisión fueron dar un panorama de la historia del manejo agrícola y del
impacto ambiental que en general ha tenido el reúso con aguas negras provenientes
de una de las ciudades más grandes del mundo en un ecosistema semiárido del
neotrópico y analizar el impacto que ha tenido en las poblaciones de HMA y en la
dinámica de la simbiosis.
(Siebe y Fischer 1996). Los principales cultivos a finales del siglo pasado producidos
con el riego fueron trigo (12-30 %), maíz (33-45 %), alfalfa (25-40 %) y jitomate
(14 %). Los cultivos de temporal (25 %) eran en un principio frijol, avena, cebada,
chile verde, papa y frutales (Terán 1956, Mendoza 1981). Para 1997, el déficit en la
producción de maíz en el Estado desplazó a los otros cultivos, por lo que el 41 %
de la superficie agrícola correspondió únicamente a la siembra de maíz y 41 % a la
de alfalfa, produciéndose chile, frijol y trigo en la restante. La siembra en el Distrito
desde hace más de cincuenta años, se ha basado en un sistema de rotación, cuyo
cultivo base es la alfalfa y se alterna con maíz, frijol y trigo (Terán 1956).
La aplicación del agua residual en el Mezquital fue anterior a 1945, fecha
en la que se decretó el Distrito por la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos (SARH) (Mendoza 1981) y bajo acuerdo presidencial en 1953 (Terán
1956). Sin embargo, el origen del riego en esta zona se remonta a la época de la
Colonia, cuando debido al propio crecimiento del Valle de México, se produjo
la necesidad de desalojar fuera de él, volúmenes cada vez mayores de las aguas
usadas. Así se comenzó en 1671, la construcción del Tajo de Nochistongo que
duró hasta 1789 y sirvió para encauzar el agua residual hacia el río Tula a través
del río Cuauhtitlán. La irrigación agrícola data desde 1886 (Sánchez 1985) y fue
paralela a la construcción del Gran Canal que duró hasta 1904. En este año se hace
la concesión del uso del agua al Distrito de Riego, que ya se daba de manera no
oficial y que en 1912 se tiene ya formalizada (Siebe y Cifuentes 1995). Para los años
setenta de este mismo siglo, el encauzamiento y almacenamiento del agua negra de
la capital hizo posible su aplicación a gran escala en los suelos productivamente
inexplotados debido a la aridez de la zona. Sin embargo, ésta no fue la única razón
para la creación del Distrito ya que el déficit de productos básicos y la necesidad de
autoabastecimiento de la demanda nacional, obligaron a la explotación de nuevos
territorios. En los años 1925 a 1938, la mayoría de los terrenos de siembra fueron
asignados al riego (Flores-Delgadillo et al. 1992) y para 1985, se cubrió entre el 80
y 93.8 % del área cultivada (Sánchez 1985). Esta superficie aumenta conforme se
incrementa el volúmen de agua de desecho: entre 1914 y 1926 se regaban 14 000
ha, duplicándose para 1950 y ya en 1955, la superficie oficial se delimitó en 32 000
(abarcando 12 municipios). En 1965 eran irrigadas entre 42 500 y 50 100 ha, 85 000
para 1985 y aproximadamente 100 000 en 1997 (Siebe y Cifuentes 1995, Flores et
al. 1997). Actualmente, esta cifra ha superado las 130 000 hectáreas en donde los
principales cultivos en el 2006 fueron alfalfa (> 40 000 ha), maíz (> 30 000 ha), frijol
(> 4 000 ha) y en menor proporción chile, calabaza, nabo y avena (< 1500 ha por
cultivo) (SAGARPA 2006). 327
Ortega Larrocea y Siebe Grabach
Impacto ambiental
Por otro lado está el hecho de que no todos los terrenos regados reciben la misma
calidad de agua: en 1995 de 85 000 ha, 10 000 eran regadas con agua negra cruda, 35
000 con 80 % de cruda y 20 % de almacenada de origen fluvial y 25 000 con agua
que recibió un tratamiento primario de sedimentación. El resto, que corresponde a
terrenos situados a altitudes menores a 1900 msnm, reciben el agua recuperada de
los canales que riegan a suelos de mayor altitud (Siebe y Cifuentes 1995). El aporte de
nutrimentos con el riego (especialmente N y P) ha contribuído al enriquecimiento de
los suelos (naturalmente ricos en minerales como Ca, K y otras bases), aumentando
la productividad de la zona comparada con la de temporal (Siebe y Cifuentes 1995).
Palacio et al. y Palacio y Siebe (1994) mostraron un enriquecimiento en el Valle en
N, P, K, Mn y C orgánico debido al riego. Siebe y Cifuentes (1995) y Siebe (1998)
estimaron una adición anual de hasta 580 kg/ha de N, 250 de P y 780 de K en la
aplicación de agua cruda. Sin embargo, el tiempo y volumen de irrigación que varían
dependiendo de la unidad de suelo, de la estación del año y del tipo de cultivo, junto
con la calidad del agua, son determinantes en la acumulación de contaminantes.
La calidad del agua ha cambiado con el tiempo pasando de inicialmente
doméstica, a doméstica e industrial desde los años cincuenta del siglo anterior. En
1989, de 71 m3 anuales que se generaban en la Ciudad de México, un 55 a 67 % eran
de origen doméstico, 11 a 17 % industrial y 16 a 34 % de servicios y comercios
(Naranjo y Biswas 1997). A esto se suma el aumento del uso indiscriminado de los
detergentes, cuya producción comercial comienza en México a mediados del siglo
pasado reemplazando hasta en un 80 % en diez años a los jabones. Aún así, en la
década de los setenta, la calidad del agua cruda se consideraba aceptable para su
utilización agrícola ya que la mayoría era de uso municipal. En 1990 se calculó un
aporte de 712 kg/ha de boro y 2340 kg/ha de detergentes (Naranjo y Biswas 1997). El
fósforo, entre los elementos más abundantes que se vierten en este agroecosistema,
se incorporó en el Mezquital hasta en 130 kg/ha anuales (Mascareño 1974). Se ha
documentado una estrecha relación entre el contenido de la materia orgánica en
el suelo con el de fósforo y otros iones como NH4+ a lo largo de la evolución del
uso de aguas negras en las últimas dos décadas del siglo pasado (Pérez-Acosta et al.
2002). Gracias a que la mayoría de los cultivos son resistentes a los componentes
de los detergentes como las substancias activas de azul de metileno y los alquil-
bencil-sulfonatos (ABS), la acumulación de fosfatos no produjo efectos tóxicos en
las plantas que también son altamente resistentes al boro contenido en los mismos
y al menos a concentraciones de 70 mg/kg o mayores de fósforo disponible en el
suelo.
328
AGUAS RESIDUALES Y SIMBIOSIS MICORRÍZICA
riego en terrenos agrícolas del Valle del Mezquital, Hidalgo para estudiar el efecto
que ha tenido el uso de aguas residuales en la simbiosis micorrízica arbuscular.
MÉTODOS
Se realizaron dos tipos de muestreos en campo; el primero para determinar el impacto
del riego y la contaminación a corto (5 años) y largo plazo (95 años) cuantificada a
través de la concentración de algunos metales pesados y fósforo, en la abundancia
de esporas de HMA los suelos predominantes (Leptosoles y Vertisoles). El segundo
muestreo se realizó en ambos suelos para determinar el efecto del tiempo de riego
(5, 35, 65 y 95 años) en la abundancia de esporas y en el potencial colonizador para
formar la simbiosis arbuscular. Los métodos de estudio se encuentran referidos en
Ortega-Larrocea et al. (2001) y Ortega-Larrocea (2001a y b) y Ortega Larrocea et
al. (2007) y se basaron en la cuantificación de propágulos de HMA por tamizado
en húmedo y decantación; la cuantificación de la colonización radical por tinción
con azul de Tripán en 100 intersecciones a 200 × y la propagación de los HMA en
invernadero usando cebolla (Allium cepa L.) como hospedero a partir de suelo de
campo aplicando como propágulos macro-agregados con raicillas. Finalmente, la
cuantificación de metales pesados totales en los suelos se hizo por digestión ácida
en microondas y lectura en absorción atómica, la de fósforo disponible se hizo
colorimétricamente por reducción con ácido ascórbico. La evaluación estadística
de los datos procedió acuerdo al diseño de muestreo mediante análisis de varianza
de dos vías (suelo y años bajo riego), pruebas de Tuckey, algunos métodos de
conglomerados y correlaciones.
Glomus
300
30
150 15
0 0
100 g suelo
0 25 50 75 0 25 50 75 0 25 50 75
esporocoarpos
esporas
P (mg/kg)
450 45
Sclerocystis
300 30
150 15
0 0
0 25 50 0 25 50 75
0 25 50
Cu (mg/kg) Pb (mg/kg)
e h
f g
k l
i
j
FIGURA 2. Diversidad de esporotipos de HMA en suelos regados con aguas residuales. a. Espora libre de Glomus mossseae.
b. Esporocarpo de Glomus mosseae. c. Esporocarpo de Glomus sinuosa. d. Glomus sp. e. Glomus fasciculatum. f-h. Glomus
AGUAS RESIDUALES Y SIMBIOSIS MICORRÍZICA
spp. i. Glomus aggregatum (intraradices). j. Glomus afin claroideum. k y l. Esporocarpos laxos de Glomus spp.
335
Ortega Larrocea y Siebe Grabach
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Distintos muestreos en campo y experimentos en invernadero, permitieron
determinar que la abundancia de propágulos de resistencia (esporas) de los HMA
es influenciada por el riego con aguas residuales, y que el tipo de suelo y el tiempo
de riego determinan el grado de impacto. Bajo las mismas condiciones de manejo
e irrigación, el Leptosol es un suelo que favorece la colonización radical y la
esporulación, mientras que el Vertisol es más susceptible al impacto negativo del
riego. A pesar de los elevados contenidos de fósforo y nutrimentos disponibles en
los suelos regados por el mayor tiempo, éstos no produjeron una inhibición de la
simbiosis ni una disminución significativa en el potencial colonizador de los suelos.
El efecto de éstos junto con los metales pesados han provocado un decremento en
la abundancia y diversidad de esporas en ambos tipos de suelos cuando han sido
regados por más de 90 años. La disminución del número de esporas puede repercutir
negativamente sobre el potencial micorrízico del suelo en caso de que haya ciclos
de descanso prolongados en los que no haya hospederos presentes (cultivos) que
permitan dar continuidad a la simbiosis.
En combinación con los resultados edafológicos y microbiológicos referidos
ampliamente en este trabajo, se concluye que es necesario llevar a cabo un manejo
diferencial de los distintos suelos del Distrito de Riego cuando son regados por los
mismos periodos de tiempo. Las prácticas agrícolas recomendables deben prevenir
que se alcancen niveles de contaminación que afecten irreversiblemente a la simbiosis
en los suelos regados por mayor tiempo. Sin embargo, el manejo integral debe ser
planeado en función de la participación de los HMA en la traslocación de metales
pesados dependiendo de los cultivos (Ortega-Larrocea, 2001). La rehabilitación de
suelos agrícolas contaminados debe incluir además de las prácticas de manejo, el
uso y la aplicación de microoorganismos benéficos una vez que se fundamente su
desempeño en el agroecosistema en cuestión.
AGRADECIMIENTOS
Las autoras agradecen a la Dirección General de Intercambio Académico (DGAPA),
al Programa de Apoyo de Estudios de Posgrado (PAEP) de la UNAM y al Programa
ECOS-SEP-CONACyT-ANUIES (U96-M02) por los apoyos otorgados. Se agradece
de manera especial al Dr. Christopher Walker por la determinación taxonómica de
algunas especies y a la M. en C. K. Shimada por el apoyo en los análisis de suelo.
337
Ortega Larrocea y Siebe Grabach
LITERATURA CITADA
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338 Where´s the limit? Changes in the microbiological propieties of agricultural
AGUAS RESIDUALES Y SIMBIOSIS MICORRÍZICA
343
PARTE IV
BIOTECNOLOGÍA
CULTIVO DE HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES:
HACIA LA PRODUCCIÓN DE INOCULANTES
Resumen
La elaboración de los abonos biológicos está basada en microorganismos o en sus
productos metabólicos, los cuales promueven el crecimiento de las plantas por
diferentes mecanismos; tales como, una mejor absorción de nutrimentos. Desde
el punto de vista de una agricultura sostenible y respetuosa con el medio, el uso
de biofertilizantes representa una alternativa importante para reducir el uso de
abonos químicos. Los hongos micorrizógenos arbusculares son utilizados como
biofertilizantes ya que ayudan a las plantas a utilizar de forma mas eficiente los
nutrientes minerales ya que incrementan el área de absorción de las raíces. Los
propágulos micorrizógenos que existen en el suelo incluyen esporas, raíces
micorrizadas o sus fragmentos y hifas extramatricales. Debido a la facilidad
de manipulación de las esporas, éstas son los propágulos micorrizógenos más
ampliamente utilizados para producir inoculantes. Para obtener una cantidad 347
Amora Lazcano y Varela
Abstract
The biofertilizers concerning to microorganisms or their metabolites that promote
plant growth by different mechanisms, such as the improvement of nutrient
supply. For sustainable agriculture, the use of biofertilizers represents an important
alternative to reduce the use of chemical fertilizers. The arbuscular mycorrhizal
fungi (AMF) are a kind of preferable biofertilizers. The AMF could help plants for
use fertilizers more efficiently by an enlarged absorption. Therefore, the use of AMF
does not imply to stop fertilization, but can diminish the amount of applied fertilizer.
Propagules of AMF in soils include spores, colonized root fragments as well as
extramatrical hyphae. Due to the facility of manipulation, spores are the most widely
propagules used in inoculants production. In order to obtain sufficient quantities
of propagules, several techniques have been developed and will be discussed in
this book chapter: a) the pot culture technique, the most common method, using
sterilized soil or inert substrates (vermiculite, perlite, and/or a mixture of these) as
culture medium; b) hydroponic culture, that is a system where the plant roots lie on
a layer of nutrient solution; c) aeroponic system that involves the production of
colonized roots in a chamber providing nutrient solution in the form of mist; and
d) monoxenic cultures using transformed or not transformed roots.
INTRODUCCIÓN
Los biofertilizantes o abonos biológicos están basados en microorganismos que
promueven y benefician la nutrición y el crecimiento de las plantas. Se trata de
microorganismos del suelo, generalmente hongos y bacterias, que se asocian de
manera natural a las raíces de las plantas de una forma más o menos natural. Los
microorganismos promotores del crecimiento y nutrición vegetal facilitan, de manera
directa o indirecta, la disponibilidad de determinados nutrientes para las plantas
348 tales como el nitrógeno y el fósforo, además del agua, mientras que otros producen
CULTIVO DE HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
Técnicas de cultivo
Como es sabido los HMA son simbiontes obligados, es decir, estos microorganismos
no pueden completar su ciclo de vida si no colonizan las raíces de una planta
huésped. Los cultivos se mantienen de forma general en plantas que crecen sobre
suelos o sustratos estériles (cultivos trampa), o bien, mediante sistemas de cultivo
hidropónicos o aeropónicos (Jarstfer y Sylvia 1992). Durante estos últimos años, se
han desarrollado otras técnicas de producción y mantenimiento a largo plazo, como
es el sistema de cultivo monoxénico. Mediante este método ya se ha llevado a cabo
con éxito la propagación de especies pertenecientes a Gigaspora (Bécard y Piché
1989, Diop et al. 1992), Glomus (St-Arnaud et al. 1996, Strullu et al. 1997, Declerck
et al., 1998, Gryndler et al. 1998, De Souza y Berbara 1999, Pawlowska et al. 1999,
Declerck et al. 2000), Acaulospora (Dalpé y Declerck 2002) y Scutellospora (De Souza
y Declerck 2003). Con el perfeccionamiento de esta técnica se conseguirá aumentar
el número de cepas disponibles para obtener así la colección de HMA (Declerck et
al. 2000).
Sistema aeropónico
Sylvia y Hubbell (1986), desarrollaron el sistema aeropónico para el cultivo de
hongos micorrizógenos arbusculares y la producción de inóculo a partir de las
raíces micorrizadas en éstos cultivos. Este sistema permite obtener cultivos sin
contaminantes, además de facilitar la recuperación de las raíces colonizadas.
El sistema consiste en suspender las plantas en una cámara en la que las
raíces son alimentadas a través de una solución que contiene todos los nutrimentos
352 necesarios para su desarrollo, por medio del rocío que genera un disco atomizador.
CULTIVO DE HONGOS MICORRIZÓGENOS ARBUSCULARES
1. Se requiere una cámara para cada hongo que se desee trabajar, por lo tanto si
el objetivo es cultivar distintas especies, el espacio se vuelve un problema.
2. Hasta ahora, sólo un número limitado de especies de Glomus muestran
compatibilidad con este ambiente de crecimiento.
Sistema hidropónico
Este sistema permite el desarrollo de plantas hospederas en una solución enriquecida
sin la presencia del suelo. Los nutrientes se absorben directamente de la solución
hacia las raíces de la planta. Cuando el sistema se mantiene correctamente, se propicia
un crecimiento más rápido de las plantas en comparación con aquéllas crecidas en el
suelo. Además, puesto que los sistemas radicales no compiten para el suministro de
alimentos, más plantas pueden crecer en un espacio reducido (URL 2).
El sistema debe cumplir ciertas condiciones que propicien el adecuado
desarrollo de la planta las cuales son:
Cultivo monoxénico
El cultivo monoxénico de hongos micorrizógenos arbusculares es el sistema
utilizado principalmente para la producción de esporas. De igual forma es un modelo
353
Amora Lazcano y Varela
Producción de inóculo
En general, las esporas y los fragmentos de raíces colonizados que se utilizan para
iniciar los cultivos monoxénicos proceden de plantas-hospederas crecidas en maceta
y mantenidas en invernadero. Los sistemas de cultivo hidropónico y aeropónico
pueden servir también para producir el inóculo.
Para establecer la simbiosis, se recomienda utilizar el poro (Allium porrum)
como planta-hospedera debido a su crecimiento rápido y su carácter micótrofo. Las
raíces jóvenes del poro son translúcidas al microscopio lo que facilita la observación
de las vesículas.
Proceso de desinfección
Esta es la etapa crítica del cultivo in vitro. Varias soluciones desinfectantes pueden ser
utilizadas, como el etanol, hipoclorito de sodio, cloramina T, Tween 20 y antibióticos
(estreptomicina y gentamicina). Entre cada etapa, los propágulos se lavan varias
veces con agua estéril.
Las esporas recuperadas del proceso de desinfección pueden ser utilizadas
directamente para montar el sistema de cultivo monoxénico o se puede realizar con
ellas un cultivo axénico que permite que las esporas germinen en el medio de cultivo
agar-agua en el cual se puede evaluar el porcentaje de germinación, relacionando el
número de esporas germinadas con el número de esporas puestas a incubar. Cuando
las esporas comiencen a germinar (aproximadamente una semana después del inicio
de la incubación) pueden ser transferidas a placas en las que estén preparadas las
raíces para que así se lleve a cabo el cultivo monoxénico.
Proceso de incubación
Después de la desinfección, los propágulos (esporas y fragmentos de raíces
colonizadas) se colocan junto a las raíces hospederas transformadas o no
transformadas, en un medio de cultivo sintético. Las cajas se incuban a 28°C hasta
que se observe un crecimiento hifal. Esta etapa sirve igualmente para eliminar los
propágulos contaminados.
Proceso de asociación
Las esporas germinadas y los fragmentos de raíces colonizados que presentan un
crecimiento hifal se reasocian con una raíz-hospedera en el medio de cultivo sintético
de Strullu-Romand modificado (SRM), (Declerck et al. 1998) ó utilizando medio
mínimo (M), (Bécard y Fortin 1988). En general, el propágulo se transfiere a la
zona de crecimiento de la raíz (Declerck et al. 1998), o bien al contrario, colocando
una raíz-hospedera en crecimiento cerca del propágulo. Varias semanas o meses
después, dependiendo de la cepa, se puede observar la esporulación.
Este último paso implica el establecimiento del cultivo monoxénico en el
cual se cultivan conjuntamente dos organismos. Las raíces utilizadas pueden ser
de dos tipos, raíces transformadas con el plásmido Ti de Agrobacterium rhizogenes
o raíces no transformadas obtenidas a partir de la inducción de la germinación
de distintos tipos de semillas en un medio de cultivo sintético y realizando
posteriormente transferencias continuas de las radículas obtenidas hasta adaptar a
las raíces a desarrollarse in vitro. 355
Amora Lazcano y Varela
Subcultivos
El cultivo continuo consiste a mantener de forma indefinida los cultivos monoxénicos
de un hongo MA. Este se realiza mediante la reasociación del hongo con una nueva
raíz transformada de zanahoria sobre medio de cultivo nuevo. El tiempo transcurrido
entre dos subcultivos varia en función de la cepa considerada. Generalmente las cepas
que presentan una esporulación importante, como G. intraradices y G. proliferum,
pueden ser reinoculados cada 3 o 4 meses (Plenchette et al. 1996, Strullu et al. 1997,
Declerck et al. 1998). Para iniciar un subcultivo se pueden utilizar las esporas, las
raíces colonizadas o bien los dos propágulos, en función del tipo de cepa.
intacto o diluido. Este método es preciso porque mide la capacidad infectiva de los
propágulos fúngicos.
El potencial de inóculo puede ser determinado por el cálculo del número
más probable (NMP). Los protocolos establecidos recomiendan utilizar diluciones
cuaternarias (1/4) del biopreparado, hasta 4-5 ó 4-6 dependiendo de la concentración
de propágulos que se indique en la etiqueta, cada dilución debe manejarse por
triplicado y después de por lo menos de cuatro semanas de desarrollo de las plantas,
se deberán sacar las raíces, teñirlas y observarlas al microscopio para observar las
estructuras micorrícicas y así poder calcular en número de propágulos presentes
(Sieverding 1991).
Cuando se trabaja con un inoculante comercial es muy importante tomar
en cuenta los datos exhibidos en la etiqueta de éste para realizar pruebas de control
de calidad, como son: la especie del microorganismo o microorganismos utilizados
para su elaboración, el tipo de planta al que se aplica, la fecha de caducidad, el
número de propágulos/unidad de soporte, las condiciones de almacenamiento así
como verificar la ausencia de otros microorganismos contaminantes.
CONCLUSIONES
Los inoculantes que contienen hongos micorrizógenos arbusculares pueden ser
utilizados en la agricultura en forma de biofertilizantes tanto, en vivero como a
nivel de campo, constituyendo una alternativa valiosa para solucionar problemas de
micropropagación, aclimatación y nutrición de diferentes especies de importancia
agrícola, reduciendo al mismo tiempo los costos de producción, ya que requieren
una menor aplicación de insumos como son fertilizantes, riego y plaguicidas y a
su vez permitiendo de esta forma establecer sistemas más eficientes, precoces y
productivos, que aumente la sostenibilidad de los cultivos.
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
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