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Redacciones Platón

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REDACCIONES.

1. Dualismo epistemológico.
2. Dualismo ontológico. La teoría de las Ideas y la Idea de Bien.
3. Dualismo antropológico. Teoría de la reminiscencia.
4. Ética platónica. El intelectualismo moral.
5. Teoría de la educación.
6. Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante.

Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante.

(Introducción)

● (Introducción: motivación política, algo de contexto histórico, y referirse al


título de la redacción) “Carta VII”: la situación política de Atenas en época de
Platón.
● (Rechazo de la democracia y de la oligarquía.)

Platón rechaza la democracia y la oligarquía (el gobierno de unas pocas familias nobles)
Como alternativa a estas formas de gobierno y como remedio a los males políticos de su
tiempo, Platón propone un gobierno de filósofos. En síntesis, la teoría platónica del
filósofo gobernante afirma que los males de la humanidad sólo tendrán remedio cuando el
gobierno estén en manos de personas que, gracias a la filosofía, han alcanzado la
sabiduría y la virtud.
● (Teoría del filósofo-gobernante. Se requiere el arte de la justicia, que sólo
puede alcanzarse mediante la filosofía.)

Pero, ¿por qué un gobierno de filosófos? Para gobernar es necesario aprender el “arte
de la justicia” y este arte sólo puede aprenderse mediante la filosofía. Tras su experiencia
con la democracia ateniense, Platón llegó al convencimiento de que la toma decisiones
sobre el bien común no debía reservarse a la mayoría, sino a los demás competentes en
el conocimiento de la justicia y del bien, y éstos son los verdaderos filósofos.
La propuesta platónica del filósofo gobernante es el resultado de aplicar el intelectualismo
moral de Sócrates al terreno de la política. En efecto, como, de acuerdo con el
intelectualismo socrático, sólo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben
en qué consisten la justicia y el bien, Platón deduce de aquí que sólo los filósofos pueden
ser los gobernantes perfectos, pues la filosofía es el único saber que proporciona el
consentimiento de las esencias de la Justicia y del Bien, conocimiento indispensable para
conducirse rectamente a uno mismo ya la sociedad. El conocimiento de la Justicia en sí y
del Bien en sí es un conocimiento globalizador de la realidad total, un conocimiento global
de la armonía y el orden del cosmos inteligible. Gracias a este conocimiento, el filósofo
gobernante puede adquirir también, ya en la esfera de la realidad de los asuntos
humanos, el criterio necesario para distinguir lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo,
tanto en su vida privada como en la política. Aquel gobernante que no conozca las
esencias de la Justicia y del Bien jamás llegará a ser un gobernante justo, y será como un
ciego conduciendo a una multitud de ciegos. En cambio, el filósofo gobernante será capaz
de gobernar a la luz de las Ideas eternas de Justicia, de Bien y de Belleza, cuya visión ha
alcanzado mediante la filosofía, tomándolas como modelo. Esta es la propuesta de Platón
para rechazar el empirismo político y del relativismo moral de los sofistas, lo que
supone una defensa de una concepción absolutista de los valores morales.

● (Estado ideal: productores, guardianes, gobernantes. El Estado es como un


individuo en grande)

Puede decirse, entonces, que la forma de gobierno que Platón propone es una
aristocracia, pero tomando esta palabra en su sentido literal y originario, como el
“gobierno de los mejores”. Ahora bien, debe quedar claro que lo que Platón está
proponiendo no es el gobierno de los mejores en razón de la sangre o del linaje, como se
entendía a la aristocracia tradicional, sino de los mejores en virtud y en saber. Su
propuesta consiste, por tanto, en una aristocracia de la virtud y del saber, una especie de
meritocracia, o gobierno de los mejores en mérito. Por ello, la teoría política de Platón
podemos considerarla como una teoría de la élite, según la cual el gobierno del Estado
debe recaer en una élite o minoría que sobresale por su formación, por su superioridad
moral y por el conocimiento de la verdad y del bien. Los aristócratas serían la parte
racional del Estado y formaría una unidad con las otras partes al igual que el alma tiene
tres partes pero forma un sólo individuo.

● (La justicia del Estado: ARMONÍA y orden natural entre clases, a semejanza
del alma)
El estado justo sería un Estado perfectamente organizado de acuerdo con los principios
de cooperación y de la división del trabajo según las capacidades de cada cual. ¿Cuándo
tendremos entonces un Estado justo? De igual modo que la justicia en el individuo
consistía en al armonía entre las tres partes del alma, la justicia del Estado consistiría en
la armonía entre las tres clases sociales que lo componen, de manera que hay justicia en
el Estado si hay armonía y unión y se da una perfecta cooperacion entre las tres clases
naturales que lo forman, de modo que cada una de ellas cumpla bien su función; eso
significa que desarrolle la virtud que le corresponde: que los gobernantes desarrollen la
virtud de la sabiduría, los guardianes la valentía, y los productores la moderación de sus
apetitos y deseos.
Además, lo mismo que ocurría en el alma, en donde la armonía se conseguía respetando
la jerarquía natural entre sus partes, para que haya armonía y justicia en el Estado tiene
que respetarse la jerarquía natural entre las clases que lo componen. Ahora bien, el orden
natural en general consiste en la sumisión de lo inferior a lo superior, de modo que habrá
orden y justicia en el Estado cuando la clase inferior, la de los productores, se someta a la
de los guardianes, y ambas a la de los gobernantes, que representan la racionalidad y el
conocimiento. Todos los males políticos y morales, de los que Platón fue testigo en su
época, como señala en la carta VII, tienen como causa la ruptura de este orden natural:
que los que tienen naturaleza de productor o de guardián luchen entre sí por ocupar el
mando y la dirección del Estado, ocupando el lugar de quienes poseen la sabiduría, el
conocimiento y la disposición adecuada del alma.
● (Finalidad de la Política: la justicia y el bien del Estado: (la …. y la cohesión
social). Primacía del bien de la comunidad frente al individual)

Se ha dicho del pensamiento político de Platón que es estalista, organicista y


comunitarista. Esto se aprecia con claridad en el libro VII de República. En primer lugar,
Platón es estatalista porque antepon el bien y la cohesión del Estado al bien individual. El
Estado, está por encima del individuo, el bien social está por encima del bien individual.
Así, por ejemplo, a los guardianes y filósofos se les exigirán renuncias y una vida
sacrificada en favor del bien de la colectividad, aunque luego se les compense con ciertos
honores, más honores a los guardianes que a los gobernantes. En segundo lugar, Platón
es organicist porque parece concebir el Estado perfecto siguiendo el modelo del
organismo vivo: al igual que éste está compuesto de órganos o partes, cada una de las
cuales desempeña una función en beneficio del conjunto, así también el Estado platónico
está compuesto de tres partes o clases sociales, cada una de las cuales desempeña la
función para la que está más capacitada, en beneficio de la comunidad entera. Y en
tercer lugar, se ha calificado el pensamiento de político de Platón de comunitarismo: la
vida del individuo sólo se entiende y tiene sentido en el seno de una comunidad de
pertenencia, en la cual el individuo desempeña una función específica; no es tanto que el
bien de la comunidad se anteponga al bien del individuo, sino más bien que la
consecución de éste depende por completo del logro y preservación del bien de la
comunidad.
Teoría de la educación.

● (Introducción: motivación política, algo de contexto histórico, y referirse al


título de la redacción)
● La educación según los sofistas: proceso pasivo.
● La crítica de Platón: educación es proceso activo.
● La educación: proceso selectivo.
● El fin último de la educación: el conocimiento de lo verdadero y de lo bueno
(Ideas, Idea de Bien), del orden inteligible debe imprimir orden y armonía en la
propia alma y en la sociedad.
● El papel propedéutico de las matemáticas en la educación.
● La dialéctica como enseñanza suprema. Relación con el asunto en el mito de la
caverna.

http://filflobac2.blogspot.com/2010/10/la-educacion-platonica.html

Platón en la carta VII explica que tenía mucho interés en la política, pero llegó a la

conclusión de que todos los Estados estaban mal gobernados y necesitaban profundas

reformas legislativas. Sólo pueden ser buenos gobernantes los filósofos, que conocen lo

que es la justicia, o los gobernantes que se conviertan en filósofos.

Lo malo de los estados existentes es que la educación ha sido equivocada. El Estado no

puede dejar que cada hombre consiga para sus hijos la educación que le parezca bien o

que encuentre en el mercado. Platón establece un sistema de educación obligatoria bajo

el control del Estado.

Para Platón la educación consiste en orientar la inteligencia hacia el verdadero objeto de

conocimiento que es la comprensión de la idea de Bien. No se trata de memorizar

discursos o artimañas retóricas para triunfar en las discusiones, como hacían los sofistas.

Para despertar la inteligencia es necesario desarrollar las virtudes y controlar los deseos

irracionales. Platón busca mediante la educación liberar al alma respecto del cuerpo.
Con el crecimiento de la polis se hace necesaria la división del trabajo, surge una nueva

clase social, dedicada al mantenimiento del orden social y a la defensa del territorio

frente a agresiones exteriores. Este grupo lo constituyen los guardianes. Los guardianes

serán escogidos de entre aquellos ciudadanos que posean las aptitudes adecuadas

(fuerza, valentía, amor a la verdad) y deberán de ser educados cuidadosamente. Las

tareas de gobierno las realizaran los mejores guardianes. Así queda establecida una

diferencia entre auxiliares, ejército y gobernantes, guardias perfectos.

Las tres partes del alma, racional, irascible y apetitiva, se corresponden con las clases

sociales de la polis: los filósofos, que gobiernan; los guerreros, que defienden a la

sociedad, y los artesanos, que trabajan. Igual que el alma individual debe guiarse por la

razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por aquellos en quienes prima la razón, los

filósofos. Cuando cada uno de estos estamentos realiza la tarea que le corresponde, se

alcanza la justicia, que es la culminación de las demás virtudes. Cada parte desempeña

su papel separadamente, pero buscando el interés común. Así se evitará la decadencia

de la sociedad.

Su plan educativo se divide en dos partes: la educación elemental, que comprende la

preparación de los jóvenes hasta la edad de veinte años y culmina en el comienzo del

servicio militar, y la educación superior, destinada a aquellas personas selectas de ambos

sexos que vayan a ser miembros de la clase gobernante, la cual se extenderá desde los

veinte hasta los treinta y cinco años. Los artesanos no recibirán esta educación.

La 1ª fase comprende gimnasia y música. La educación física no se limita a desarrollar el

cuerpo, busca también a la formación del carácter. La música incluye además de música

formación artística o humanística, todo lo que inspiran las nueve musas. El arte posee un

gran poder para la formación del carácter, permite inculcar en el alma creencias y

opiniones estimulando modos de pensar y actuar. Por ello se establece la censura. Los

poetas deben sólo imitar lo que es virtud, valor, piedad, dignidad. La música deberá ser

masculina y valiente y no una música débil, orientada hacia el placer. Deben descartarse
todas aquellas fábulas que presenten a los dioses y a los héroes como seres dominados

por pasiones, capaces de matar por venganza, de ser infieles, o de mentir para

aprovecharse.

El comunismo platónico completa el proceso educativo. Se basa en la prohibición de la

propiedad privada, tanto de casas como de tierras o de dinero a los guardianes, deben

vivir en cuarteles y tener sus comidas en una mesa común. Además se eliminan las

relaciones sexuales monógamas permanentes. La procreación será regulada por los

gobernantes, con el fin de conseguir la mejor descendencia posible. El Estado educa en

común a los niños. Las mujeres pueden, en la sociedad de los guardianes, tener idéntico

papel en las actividades públicas que los hombres, recibiendo para ello la misma

educación.

Estas ideas resultaban muy novedosas en una sociedad basada en la economía

doméstica. Este rasgo da a la República su carácter utópico. Sin embargo, el comunismo

se aplica sólo a la clase de los guardianes, los artesanos pueden tener propiedades y

esposa.

Una vez completada la educación por la gimnasia y la música, la mayoría de los que han

superado esta etapa serán guardianes. Algunos de ellos, los mejores, pasarán a la etapa

siguiente. Los futuros gobernantes deben aprender varias ciencias.

Las ciencias se corresponden con el conocimiento del mundo exterior en el mito de la

caverna. Existen dos mundos, el mundo sensible, la caverna, y el mundo de las Ideas, el

exterior. Las Ideas son únicas, inmutables, indivisibles y eternas. Son también las

características de los conceptos, aunque para Platón las Ideas no son sólo realidades

mentales, son realidades perfectas que existen en el cielo, las cosas terrestres apenas

nos permiten imaginar su belleza y realidad. El mito de la caverna nos muestra las

dificultades que encontraremos para pasar de la ignorancia al conocimiento de la idea de

Bien. Que se expresa con el paso de la oscuridad a la luz, hasta contemplar directamente

el sol en el cielo.
La primera de las ciencias que los ayudarán a pasar de las tinieblas de lo sensible a la luz

de lo inteligible, es la aritmética, ciencia del cálculo. El matemático da por supuestas ciertas

nociones, tales como lo par y lo impar, de estas nociones que no admiten demostración (axiomas)

parte el proceso deductivo que permite obtener diferentes conclusiones.

La segunda es la geometría. Los matemáticos se apoyan en figuras geométricas, pero no

pensando en ellas mismas, sino en aquello de lo que son imagen. Discurren acerca del

cuadrado en si, pero no acerca del que ellos dibujan, así ven aquello que sólo puede ser

visto por el pensamiento.

La tercera ciencia que estudiarán es la astronomía. La belleza del cielo debe verse

como un reflejo de la belleza del cielo inteligible.

Al llegar a los treinta años, se escogerá a los que hayan mostrado mejores condiciones

para el estudio y la guerra y se les concederán nuevos honores, iniciándolos en la

dialéctica.

El dialéctico parte de hipótesis, por ejemplo la Idea de lo justo, pero estas hipótesis son

verdaderas hipótesis, algo provisional, trampolines o peldaños que permiten ascender

hasta el principio de todo, un principio no hipotético, en esta ascensión no recurre a nada

que no sea las ideas tomadas en sí mismas. De este modo, de Idea en Idea, se alcanza

la Idea de Bien, Idea suprema fundamento de la inteligibilidad y el ser del Mundo de las

Ideas.

En principio la dialéctica es un proceso ascendente, pero también hay una dialéctica

descendente, proceso inverso que reconstruye la serie de las Ideas sin recurrir a la

experiencia sensible. Lo que permite establecer las relaciones y jerarquías de las Ideas.

Después de dedicarse cinco años a la dialéctica, estos escogidos "descenderán de nuevo

a la caverna" para ganar experiencia. Allí se observará si se mantienen firmes o vacilan.

Quince años transcurrirán de este modo en la vida del futuro hombre de Estado. Aquellos

que a los cincuenta años hayan salido puros de estas pruebas asumirán la autoridad y la
administración sin otro fin que el bien público. Como se dice en el mito de la caverna,

conocen la idea de Bien y pueden actuar sabiamente, además no buscan la gloria

mundana, asumen el gobierno como una obligación, el prisionero liberado no desea

volver a la caverna, además esta vuelta no es fácil y necesita un período de adaptación.

Ética platónica. El intelectualismo moral.

● (Introducción: motivación política, algo de contexto histórico, y referirse al


título de la redacción)

● (Se ocupa del máximo bien humano: felicidad unida a la virtud).

La virtud principal del alma es la justicia. ¿En qué consiste la virtud de la justicia? ¿Qué
es un alma justa? Como hemos visto, con frecuencia, en el alma humana chocan entre sí
la razón, las pasiones y los deseos. Pero existe un orden o jerarquía natural en el alma
según el cual la parte racional debe dirigir y gobernar la parte irascible y la parte apetitiva.
La justicia en el alma consiste entonces en respetar esta jerarquía natural: que la razón
gobierne o rija las pasiones fogosas de la parte irascible y las utilice además para
gobernar los deseos y apetitos de la parte apetitiva; es entonces cuando hay concordia y
armonía en el alma. Cuando se da esta concordia y armonía en el alma decimos que hay
justicia, y además cada una de las partes del alma habrá desarrollado la virtud que le es
propia, pues hay una virtud propia para cada parte del alma. La virtud propia de la parte
racional es la sabiduría o prudencia; la de la parte irascible es la valentía; y la de la
apetitiva, la templanza o moderación.

● (Concepción absolutista de los valores morales; crítica al relativismo moral


de los sofistas).

Esta concepción de la virtud tiene el objetivo de contraponer la educación y la formación


de los ciudadanos de los individuos para que alcancen una vida feliz por parte de los
sofistas. Éstos desarrollaron teorías originales como el relativismo, el escepticismo, el
convencionalismo y el empirismo político, aquí nos interesa analizar el relativismo moral.
El relativismo que defenderán los sofistas afirma que no existen verdades absolutas, que
toda verdad es siempre relativa. Expresión de este relativismo es la frase del sofista
Protágoras: “El ser humano es la medida de todas las cosas; de las que son en tanto que
son y de las que no son en tanto que no son. Para el que está enfermo el alimento es y
parece amargo, mientras que para quien está sano es y parece lo contrario”. Para los
sofistas no hay diferencia entre la verdad y lo que parece verdad. La verdad es lo que a
cada cual le parece verdad. Lo mismo es ser y parecer. Por tanto, cualquier opinión es
verdadera (al menos para el que la emite), y por eso no hay diferencia alguna entre
conocer verdaderamente algo y opinar sobre algo. Contra Platón, afirman, pues, que todo
conocimiento es simplemente opinión.

● (Relación con la política: el gobernante ha de ser el mejor, no sólo en


conocimiento, sino también en virtud. Influencia del intelectualismo moral
socrático).

Antes que Platón Sócrates se enfrentó al relativismo de los sofistas. Sócrates defendió lo
que se denomina intelectualismo es la teoría ética que consiste en afirmar que la virtud
consiste en el conocimiento. Lo mismo que no puede ser buen zapatero aquel que no
conoce el oficio de zapatero, una persona no puede ser justa si no conoce qué es la
justicia. Sin conocimiento no puede haber virtud. El vicio es ignorancia, todo ser humano
desea su propio bien, el error o la ignorancia del bien son la causa del vicio y del obrar
mal. Por lo que si alguien conoce realmente qué es la justicia, necesariamente tiene que
obrar justamente, y no puede obrar injustamente. En el sistema de Platón es el
gobernante el que conocerá mejor que el resto la justicia, y por ello se le concederá la
función de gobernar la ciudad, inspirándose para ello en la contemplación del orden y la
armonía del mundo de las Ideas eternas (Justicia, Bien, Belleza, etc.) En estos individuos
predominará la parte racional del alma sobre las otras dos, lo que les hace especialmente
capacitados para aprender la ciencia de la justicia y del bien a través de la filosofía; su
virtud propia será la sabiduría o prudencia. Serán seleccionados de entre los mejores
guardianes para recibir posteriormente una educación especial, destacando el
aprendizaje de las matemáticas y de la filosofía (la dialéctica).

● (La principal virtud el alma es la justicia (armonía). Las otras virtudes del
alma).

La justicia es la virtud que mide el equilibrio o armonía del alma, también del Estado, pero
aquí nos limitaremos a señalar la justicia como principal virtud del alma, concepción de
Platón de influencia pitagórica. En el alma para Platón existe un orden o jerarquía natural
según la cual la parte racional debe dirigir la parte irascible y la parte apetitiva. La justicia
en el alma consiste entonces en respetar esta jerarquía natural: que la razón gobierne o
rija las pasiones fogosas de la parte irascible y las utilice además para gobernar los
deseos y apetitos de la pare apetitiva; es entonces cuando hay concordia y armonía en el
alma. Cuando se da esta concordia y armonía en el alma decimos que hay justicia, y
además cada uan de las partes del alma habrá desarrollado la virtud que le es propia,
pues hay una virtud propia para cada parte del alma. La virtud propia de la parte racional
es la sabiduría o prudencia; la de la parte irascible es la valentía; y la de la apetitiva, la
templanza o moderación. De la ruptura del orden natural entre las partes del alma es de
donde surge la injusticia en el individuo: cuando las pasiones o los apetitos desbocados
se erigen en dueños del alma y la razón es acallada y sometida a ellos, invirtiendo el
orden natural de las cosas, entonces aparece la injusticia, que no es más que la
desarmonía o el desorden de las pasiones y apetitos del alma.

● (Necesidad de conocer la Idea de Bien, el orden y la armonía del mundo de


Ideas).

La justicia como virtud del alma y como orden del Estado debe tener un correlato ideal,
verdadero que es la Idea de Justicia, y en Platón las Ideas son modelos de perfección y la
auténtica realidad, y es la Idea de Bien la que representa la máxima perfección y lo
máximamente real, y gobierna el mundo de las Ideas, lo mismo que el sol y su luz
gobiernan el mundo sensible. La Idea de Bien es la causa del ser de la perfección y de la
existencia de las demás Ideas. Esto se debe a que, así como las cosas sensibles
participan de las Ideas, cada Idea participa de la perfección de la Idea de Bien. Por
consiguiente, las Ideas deben su perfección, su ser y su esencia, a esta Idea. Y también
las cosas sensibles le deben su existencia, al menos indirectamente, pues sólo existen
porque participan de las Ideas, que, a su vez, deben su ser a la Idea de Bien, de modo
que lo mucho o poco que las cosas sensibles tengan de perfectas, de buenas y de reales
se lo deben a esta Idea. Por tanto la Idea de Bien es la causa final, es decir, el modelo
último al que tienden o aspiran a semejarse todas las realidades. Así, tanto el cosmos
sensible como el cosmos inteligible, apuntan hacia la Idea de Bien, a la cual imitan, el
primero de forma imperfecta, y el segundo de forma perfecta.

Dualismo antropológico. Teoría de la reminiscencia.


● (Introducción: motivación política, algo de contexto histórico, y referirse al
título de la redacción)
● (Dualismo antropológico: alma y cuerpo)

Se conoce como dualismo antropológico a la concepción del ser humano como un


compuesto de cuerpo y alma. Influenciado por la filosofía pitagórica Platón considera la
unión de alma y cuerpo como puramente accidental y en el diálogo titulado Fedro se
presenta como un castigo.

● (Características contrapuestas cuerpo-alma. Funciones o partes del alma)

El alma es considerada inmortal e inmaterial, y tiene prioridad sobre el cuerpo; es lo que


constituye nuestro “yo”, nuestro verdadero ser, hasta el punto de que en ocasiones Platón
llega a afirmar que “el ser humano es su alma”. Siguiendo la tradición filosófica griega,
Platón considera el alma como el principio vital que infunde vida y movimiento al cuerpo,
pero es además, en el caso del alma humana, el principio del conocimiento y su rasgo
más característico es la racionalidad. El alma es una realidad intermedia entre los dos
mundos (el sensible y el inteligible), si bien su lugar propio y hacia el cual tiende es el
mundo de las Ideas, en el que ha preexistido. La teoría platónica del alma está cargada
de influencias pitagóricas: existencia anterior desligada del cuerpo, teoría de la
reencarnación, necesidad del alma de purificarse por medio del conocimiento y de la
práctica de la virtud, inmortalidad e inmaterialidad, etc.

Platón establece una división del alma en tres partes: racional, irascible y apetitiva. Cada
una de las partes se relaciona con una función del alma o psiqué. La parte racional es la
sede de la inteligencia y tiene naturaleza divina, es exclusiva del ser humano. Su sede
está en la cabeza. La parte irascible es la fuente de las pasiones y emociones humanas.
Reside en el pecho. La parte apetitiva es la fuente de los apetitos y deseos materiales del
ser humano. Reside en el bajo vientre. Las partes irascible y apetitiva son irracionales,
están estrechamente vinculadas al cuerpo y se hallan presentes también en el animal. En
el diálogo que lleva por título Fedro, expone Platón el mito de la caída y ascensión del
alma humana, en que el alma es comparada con un carro dirigido por un auriga, que
representa a la parte racional, tirado por una caballo blanco y dócil (parte irascible) y por
otro negro e indomable (parte apetitiva), que deben ser convenientemente guiados y
dirigidos por el auriga. Pero, ¿por qué tres partes? Y, ¿por qué éstas precisamente?
Mediante esta división tripartita Platón pretende explicar dos aspectos de la psicología
humana: en primer lugar Platón nos presenta el alma como el escenario y el campo de
batalla en el que a veces se enfrentan estas tres fuerzas; en segundo lugar, la
preponderancia de una parte del alma sobre las otras dos da lugar a tres tipos diferentes
de individuos con características psicológicas específicas.

● (Yo: mi alma. Desprecio del cuerpo y de lo material)

El cuerpo para Platón es material y mortal. Siguiendo a los pitagóricos, Platón mantiene
una concepción bastante peyorativa del cuerpo: el cuerpo es la cárcel del alma, de la cual
ésta tiende a liberarse; es, además, una fuente constante de apetitos y deseos. El cuerpo
inclina a la posesión de lo material, al mundo de las cosas sensibles, y provoca así la
ambición y las guerras. El cuerpo, en definitiva, arrastra al alma hacia lo sensible, donde
jamás encontrará ni la virtud ni el conocimiento. Como se dice en el libro VII de República,
el cuerpo es un obstáculo que aparta y distrae al alma del conocimiento de la verdad, una
pesada carga que el alma debe vencer y dominar si quiere encaminar hacia el
conocimiento de la realidad superior e inteligible, donde hallará la verdad y la virtud.

● (Preexistencia del alma en una vida anterior. El cuerpo como cárcel del alma)

Lo que se puede decir sobre el alma como contrapuesta al cuerpo puede ser dicho
también de los pitagóricos. La concepción pitagórica del alma está influida por la religión
órfica, según la cual el cuerpo era una especie de cárcel para el alma. Para los
pitagóricos, el alma tenía que liberarse del cuerpo. Esta liberación sólo es posible tras
purificarse a través de sucesivas reencarnaciones en diferentes cuerpos y a través del
cultivo de las matemáticas y la filosofía. Además, concebían el alma como una extraña
armonía del cuerpo, en el caso de Platón la armonía requiere el equilibrio de las tres
partes del alma según el individuo. Tanto para los pitagóricos como para Platón la función
del alma consistía en el conocimiento del orden y la armonía del universo. Asl, el alma,
que es armonía del cuerpo, tiende al conocimiento del cosmos o armonía matemática del
universo, en Platón hay que añadir que es la Idea de Bien que la de en última instancia
ese orden al que el alma tiende.
● (Teoría de la reminiscencia: preexistencia del alma en el mundo de las Ideas)

Para los pitagóricos la vía de acceso al conocimiento de la realidad y del universo no son
los sentidos, sino el razonamiento matemático. Si bien los pitagóricos no distiguieron
claramente entre conocimiento y opinión (distinción fundamental en Platón), el desprecio
del cuerpo y del conocimiento racional, a los razonamientos abstractos y al cultivo de las
matemáticas, son un antecedente del pensamiento de Platón.

En Platón las realidades primeras no son los números como para Pitágoras sino las Ideas
y de entre ellas las primera de ellas la Idea de Bien. Si las Ideas pertenecen a un mundo
distinto del nuestro, es decir, si están fuera del mundo sensible y visible ¿cómo puede el
alma humana conocerlas? Platón resuelve esta dificultad mediante la teoría de la
reminiscencia o anámnesis. El alma antes de encarnarse, en un cuerpo, ha preexistido
en el mundo de las Ideas y ha contemplado allí las Idas, pues la actividad propia del alma
es la contemplación de las Ideas. Al entrar en el mundo sensible y encarnarse en un
cuerpo, el alma olvida las Ideas y tan sólo queda una huella borrosa, confusa y olvidada
de las mismas. Así pues, de acuerdo con la teoría de la reminiscencia, aprender o
conocer no es otra cosa que recordar. La experiencia sensible, en la medida en que las
cosas sensibles son una copia de las Ideas, es entonces una ocasión para “recordar” las
Ideas, que han quedado grabadas de forma borrosa en el alma. Esta concepción
mitológica que sostiene Platón es una manera de ilustrar el innatismo del conocimiento
como la capacidad de alcanzar el conocimiento verdadero a través de la educación, lo
que Platón señala como la contemplación directa de las Ideas.
Dualismo epistemológico.

● (Introducción: motivación política, algo de contexto histórico, y referirse al


título de la redacción)
● (Dualismo epistemológico: conocimiento y opinión. Razón y sentidos. Visión
de las cosas de arriba y visión de las cosas de abajo (mito de la caverna))

¿Puede el ser humano alcanzar un conocimiento verdadero sobre lo real? Platón


distingue dos grados o esferas de la realidad - la realidad inteligible y la sensible. En clara
correspondencia con esos dos grados de realidad, distingue Platón dos niveles o grados
de saber, uno más claro y otro más oscuro: el conocimiento propiamente dicho, o
conocimiento científico lo que en griego se denomina episteme, el otro conocimiento es la
opinión o doxa. Por tanto, al dualismo ontológico le corresponde el dualismo
epistemológico.
El conocimiento científico es el nivel superior del conocimiento; el saber acerca de lo
inteligible. Es claro verdadero, objetivo y no relativo, y su fuente es la inteligencia, no los
sentidos. Para Platón es el auténtico saber acerca lo real, y como para Platón lo
auténticamente es lo inteligible, el conocimiento es siempre saber sobre la realidad
inteligible, nunca sobre la realidad visible o sensible. Para alcanzar el conocimiento de lo
auténticamente real habrá que dirigir nuestra alma hacia la esfera de lo inmaterial y
abstracto, es decir, hacia la contemplación de las Ideas eternas, apartándose de los
sentidos engañosos y de las cambiantes cosas del mundo sensible. Alcanzar esta clase
de conocimiento es la meta que persigue la filosofía.

La opinión o doxa es un grado de saber inferior al conocimiento; el saber acerca de la


realidad sensible y material. Es un saber oscuro, confuso, poco fiable, relativo y
cambiante, y su fuente son los sentidos. Platón considera que de las cosas cambiantes
del mundo sensible jamás puede obtenerse conocimiento en sentido estricto , tan sólo
simples opiniones. Platón estaría de acuerdo con los sofistas en que toda opinión es un
saber relativo. Pero, a diferencia de los sofistas - para quienes todo saber es siempre
opinión y el conocimiento objetivo es imposible - para Platón no todo saber es opinión; el
distingue entre opinión y conocimiento. Si usamos los sentidos para indagar sobre la
realidad sensible y cambiante sólo obtendremos opinión, pero si usamos la inteligencia
para investigar sobre la realidad inteligible e inmutable, alcanzaremos conocimiento.

● (Grados de saber: símil de la línea)

Al final del libro VI está el célebre símil de la línea que representa diferentes grados de
realidad y de claridad del conocimiento, y cuanto más realidad hay más claridad, cuanto
más real es un objeto, más claro y más verdadero es el saber que obtenemos de él; y al
revés cuanto menos real es algo, más oscuro y confuso es el saber que tenemos de él.
Esta escala va de menos claro a más claro o verdadero, el nivel más bajo perteneciente a
la opinión están la imaginación y la creencia, en el nivel del conocimiento científico o
episteme están el pensamiento discursivo y la inteligencia. En su ascenso gradual hacia
las Ideas el alma debe recorrer todos los grados del ser, pasando por todos los estados
mentales, desde el más oscuro y confuso (imaginación) al más claro (inteligencia o
conocimiento en sentido oscuro).

● (Teoría de la reminiscencia: preexistencia del alma en el mundo de las Ideas)

Si las Ideas pertenecen a un mundo distinto del nuestro, es decir, si están fuera del
mundo sensible y visible ¿cómo puede el alma humana conocerlas? Platón resuelve esta
dificultad mediante la teoría de la reminiscencia o anámnesis. El alma antes de
encarnarse, en un cuerpo, ha preexistido en el mundo de las Ideas y ha contemplado allí
las Idas, pues la actividad propia del alma es la contemplación de las Ideas. Al entrar en
el mundo sensible y encarnarse en un cuerpo, el alma olvida las Ideas y tan sólo queda
una huella borrosa, confusa y olvidada de las mismas. Así pues, de acuerdo con la teoría
de la reminiscencia, aprender o conocer no es otra cosa que recordar. La experiencia
sensible, en la medida en que las cosas sensibles son una copia de las Ideas, es
entonces una ocasión para “recordar” las Ideas, que han quedado grabadas de forma
borrosa en el alma. Esta concepción mitológica que sostiene Platón es una manera de
ilustrar el innatismo del conocimiento como la capacidad de alcanzar el conocimiento
verdadero a través de la educación, lo que Platón señala como la contemplación directa
de las Ideas.

● (La dialéctica como método de conocimiento)

En los mismos párrafos que Platón trata sobre el símil de la línea trata también de
explicar la diferencias entre el método matemático y el método dialéctico. Aunque tanto
las matemáticas como la dialéctica se ocupan de realidades que son inteligibles, el
método que utilizan es bien diferente, lo cual hace que el conocimiento que proporcionan
una y otra no tenga el mismo valor ni el mismo grado de claridad. Así, el saber que
proporcionan las matemáticas, aún siendo más claro que la opinión, es más oscuro y
confuso que el que proporciona la dialéctica sobre las Ideas.
Platón llama ciencia dialéctica de las Ideas y de las relaciones entre Ideas, en particular
de la relación entre cada Idea con la Idea de Bien. Frecuentemente Platón identifica la
dialéctica con la filosofía. La dialéctica es la enseñanza principal en la formación de los
futuros gobernantes, pues, es la que les conducirá a la contemplación de la Idea de Bien
y de las restantes Ideas, que tomarán como modelo para imponer orden en su propia
alma y en la sociedad.

El matemático parte de hipótesis o supuestos, pero, a diferencia del dialéctico, toma estas
hipótesis como axiomas, es decir, como verdades tan evidentes que no necesitan de
demostración. A partir de estas no demostradas, descienden deductivamente, mediante
cadenas de razonamientos, hasta sus teoremas o conclusiones. El método dialéctico, en
cambio, también parte de hipótesis, pero, a diferencia del matemático, el dialéctico no
toma estas hipótesis como verdades definitivas (principios) que no necesitan de
demostración, sino como lo que son son, o sea, simples supuestos provisionales, que
cumplen la función de trampolines o peldaños (511d) desde los que el alma, en lugar de
descender deductivamente hasta las conclusiones, asciende dialécticamente hasta el
principio, es decir, hasta la Idea y, luego, de Idea en Idea, hasta la Idea de Bien.

Además las matemáticas necesariamente han de apoyarse en el mundo sensible en


materiales efectivos, mientras que el filósofo intentan conocer las Ideas sin apoyarse en
nada sensible, haciendo uso exclusivamente de la inteligencia y del poder argumentativo
de la razón.

Dualismo ontológico. La teoría de las Ideas y la Idea de Bien.

● (Introducción: motivación política, algo de contexto histórico, y referirse al


título de la redacción)
● (Ideas: esencias de las cosas, causas del ser de las cosas)

La teoría de las Ideas es la aportación más original de la filosofía platónica. Todos los
aspectos de la filosofía platónica remiten en último término a esta teoría. Frente al
relativismo de los sofistas, Platón defiende la posibilidad de alcanzar verdades objetivas
universales y absolutas acerca de la realidad. De las realidades del mundo sensible es
imposible obtener un conocimiento verdadero, objetivo y universal. De Heráclito acepta
que los objetos del mundo físico y material están en permanente devenir, por tanto, no
puede ser fuente de verdad, si la verdad cambiara a cada instante no sería la verdad. De
Parménides acepta que el conocimiento que nos aportan los sentidos es engañoso y sólo
nos muestra la apariencia de las cosas, no es la auténtica realidad, la cual sólo es
accesible a la lógica de la razón. Platón está convencido de que sólo puede haber
conocimiento verdadero de lo que no cambia, de lo que permanece estable. Por tanto, si
ha de existir la verdad deben existir ciertas realidades que no cambien y que
permanezcan eternamente estables e idénticas a sí mismas. Estas realidades han de ser
no materiales, eternas e inmutables y constituirán el objeto del verdadero conocimiento.
Platón les dará el nombre de Ideas o Formas.

Platón está firmemente convencido de que, aparte de la noción que en cada época
histórica y en cada lugar se ha tenido de la justicia (por ejemplo, la justicia en la Atenas
del siglo IV a.C., la justicia tal y como la definen las leyes del Estado Español en la
actualidad, etc.), aparte de las múltiples y variadas opiniónes que cada persona o cada
comunidad humana pueda tener sobre qué es justo, aparte de la multiplicidad de
ejemplos de acciones justas que podemos observar con nuestros sentidos, etc., existe la
Justicia en sí, es decir, la Idea única, eterna, inmutable y universal de Justicia, en relación
a la cual las múltiples cosas justas y las múltiples opiniones sobre lo justo son sólo copias
o sombras más o menos imperfectas. Ningún ejemplo de cosa justa representa para
Platón la Justicia en sí; todos ellos on copias de ellas, es decir, plasmaciones concretas y
materiales de la Justicia en el que la esencia común y única de una multiplicidad de cosas
justas.

● (Dualismo ontológico: realidad inteligible y realidad sensible, mundo del ser


y mundo del devenir. Exterior e interior de la caverna (Mito de la caverna))
La teoría de las Ideas de Platón le lleva a afirma la existencia de dos mundos de
naturaleza distinta, es lo que se conoce como dualismo ontológico. Por un lado tenemos
el mundo inteligible y por otro el mundo sensible. El mundo inteligible es el mundo del ser,
de lo estable, de lo eterno y permanente; por tanto es el nivel superior de realidad, el nivel
de lo auténticamente real. Es un mundo trascendente que está más allá de la esfera de
las realidades materiales y visibles que nos son familiares. Al mundo inteligible
pertenecen no sólo las Ideas, sino también los objetos o entes matemáticos, que también
son inmateriales, perfectos, inmutables, eternos e ideales, como las Ideas, si bien
ontológicamente inferiores. En la cima de las Ideas se halla la Idea suprema de Bien, de
la cual participan todas las restantes Ideas.

El mundo sensible o visible, por contra, es el mundo del devenir y de la multiplicidad, de lo


que cambia, de lo que nace y muere, de lo impermanente. Representa por tanto un nivel
inferior de realidad, de cosas menos reales, perfectas, estables y consistentes que las
realidades inteligibles. Es un mundo de apariencias, de realidades materiales, sometidas
al cambio, a la generación y a la corrupción. El mundo del devenir es el mundo de las
cosas que están en continuo proceso de cambio, lo cual significa que están dejando de
ser algo para empezar a ser otra cosa que aún no son; por es Platón considera el devenir
como a mitad de camino entre el ser y el no-ser; el devenir es una forma de realidad
intermedia entre el ser y la nada absoluta, una forma de realidad más inconsistente e
inestable que la realidad inteligible.

● (Relación entre lo sensible y lo inteligible: imitación, participación, sombras.


Dependencia ontológica de lo sensible. Mito del Demiurgo)

La relación entre el mundo inteligible y el mundo sensible puede establecerse según el


grado de realidad de ambos mundos, en sentido fundamental, pero podría establecerse
otra relación en relación a la génesis del mundo sensible que no la del mundo inteligible
que es eterno. Aquí el modelo es el artesanal que se representa con la figura de
Demiurgo. La palabra “Demiurgo” significa en griego “artesano” y Platón la usa para
referirse a una Inteligencia suprema de carácter divino que ha fabricado el mundo
sensible, tomando como modelo el mundo de las Ideas eternas y perfectas; el Demiurgo
ha plasmado ese modelo en una materia preexistente caótica, móvil y amorfa, a la
manera como un alfarero plasma en la arcilla o el barro el proyecto o plan que tiene en su
mente. Platón quiere darnos a entender mediante este mito que el mundo sensible
responde un plan racional e inteligente, y que no procede del caos o del desorden. Todo
lo bello, bueno y armónico que apreciamos en el mundo visible se debe precisamente al
hecho de que imita, aunque imperfectamente, el orden supremo del mundo de las Ideas.
El cosmos visible imita perfectamente el cosmos inteligible y perfecto. Para Platón la
causa de esta imperfección ha de residir en la materia, pues la intención del Demiurgo era
hacer lo mejor y lo más bello y el modelo era perfecto; sólo resta, pues, la materia como
causa de la imperfección.

● (Grados de realidad: símil de la línea. La naturaleza de los objetos


matemáticos)

En el símil de la línea que Platón relata al final del libro VI de la República queda en
suspenso saber qué tipo de objetos son los que corresponden al pensamiento discursivo
que está entre la creencia y la inteligencia, estos objetos son inteligibles pero de menor
grado de realidad que las Ideas. Platón estaba convencido que los objetos matemáticos
que enumeran tres manzanas, tres mesas y tres piedras han de ser puras, ideales e
idénticas entre sí. Por lo que parece que los objetos de la matemática son para Platón
realidades. El matemático no inventan los triángulos, ni las líneas paralelas y sus
propiedades, sino que descubre esas cosas e intenta determinar sus características
valiéndose del pensamiento. Tal vez queden aún muchos de esos objetos todavía sin
descubrir, y por tanto sin definir, que están desde toda la eternidad esperando ser
descubiertos y definidos por un matemático sagaz.
Estos objetos son inteligibles inferiores frente a las Ideas que son inteligibles superiores.
Los objetos matemáticos admiten pluralidad a diferencia de las Ideas, así por ejemplo hay
muchos círculos inteligibles peor una única Idea de Circularidad. También en la forma de
acceder a un tipo de realidad u otra, las matemáticas tienen una relación con la realidad
al modo de hipótesis, y sólo las Ideas son principios verdaderos principios de lo real.
Títulos de redacciones.

● Teoría de la reminiscencia y ontología.


● Teoría de reminiscencia y filósofo gobernante.
● Teoría de la reminiscencia y educación.
● Teoría de la reminiscencia e intelectualismo moral.

Preguntas de relación.

● Similitudes y diferencias entre el filósofo gobernante de Platón y el hombre excelente


(spoudaios) de Aristóteles.

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