Redacciones Platón
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1. Dualismo epistemológico.
2. Dualismo ontológico. La teoría de las Ideas y la Idea de Bien.
3. Dualismo antropológico. Teoría de la reminiscencia.
4. Ética platónica. El intelectualismo moral.
5. Teoría de la educación.
6. Teoría del Estado justo y del filósofo gobernante.
(Introducción)
Platón rechaza la democracia y la oligarquía (el gobierno de unas pocas familias nobles)
Como alternativa a estas formas de gobierno y como remedio a los males políticos de su
tiempo, Platón propone un gobierno de filósofos. En síntesis, la teoría platónica del
filósofo gobernante afirma que los males de la humanidad sólo tendrán remedio cuando el
gobierno estén en manos de personas que, gracias a la filosofía, han alcanzado la
sabiduría y la virtud.
● (Teoría del filósofo-gobernante. Se requiere el arte de la justicia, que sólo
puede alcanzarse mediante la filosofía.)
Pero, ¿por qué un gobierno de filosófos? Para gobernar es necesario aprender el “arte
de la justicia” y este arte sólo puede aprenderse mediante la filosofía. Tras su experiencia
con la democracia ateniense, Platón llegó al convencimiento de que la toma decisiones
sobre el bien común no debía reservarse a la mayoría, sino a los demás competentes en
el conocimiento de la justicia y del bien, y éstos son los verdaderos filósofos.
La propuesta platónica del filósofo gobernante es el resultado de aplicar el intelectualismo
moral de Sócrates al terreno de la política. En efecto, como, de acuerdo con el
intelectualismo socrático, sólo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben
en qué consisten la justicia y el bien, Platón deduce de aquí que sólo los filósofos pueden
ser los gobernantes perfectos, pues la filosofía es el único saber que proporciona el
consentimiento de las esencias de la Justicia y del Bien, conocimiento indispensable para
conducirse rectamente a uno mismo ya la sociedad. El conocimiento de la Justicia en sí y
del Bien en sí es un conocimiento globalizador de la realidad total, un conocimiento global
de la armonía y el orden del cosmos inteligible. Gracias a este conocimiento, el filósofo
gobernante puede adquirir también, ya en la esfera de la realidad de los asuntos
humanos, el criterio necesario para distinguir lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo,
tanto en su vida privada como en la política. Aquel gobernante que no conozca las
esencias de la Justicia y del Bien jamás llegará a ser un gobernante justo, y será como un
ciego conduciendo a una multitud de ciegos. En cambio, el filósofo gobernante será capaz
de gobernar a la luz de las Ideas eternas de Justicia, de Bien y de Belleza, cuya visión ha
alcanzado mediante la filosofía, tomándolas como modelo. Esta es la propuesta de Platón
para rechazar el empirismo político y del relativismo moral de los sofistas, lo que
supone una defensa de una concepción absolutista de los valores morales.
Puede decirse, entonces, que la forma de gobierno que Platón propone es una
aristocracia, pero tomando esta palabra en su sentido literal y originario, como el
“gobierno de los mejores”. Ahora bien, debe quedar claro que lo que Platón está
proponiendo no es el gobierno de los mejores en razón de la sangre o del linaje, como se
entendía a la aristocracia tradicional, sino de los mejores en virtud y en saber. Su
propuesta consiste, por tanto, en una aristocracia de la virtud y del saber, una especie de
meritocracia, o gobierno de los mejores en mérito. Por ello, la teoría política de Platón
podemos considerarla como una teoría de la élite, según la cual el gobierno del Estado
debe recaer en una élite o minoría que sobresale por su formación, por su superioridad
moral y por el conocimiento de la verdad y del bien. Los aristócratas serían la parte
racional del Estado y formaría una unidad con las otras partes al igual que el alma tiene
tres partes pero forma un sólo individuo.
● (La justicia del Estado: ARMONÍA y orden natural entre clases, a semejanza
del alma)
El estado justo sería un Estado perfectamente organizado de acuerdo con los principios
de cooperación y de la división del trabajo según las capacidades de cada cual. ¿Cuándo
tendremos entonces un Estado justo? De igual modo que la justicia en el individuo
consistía en al armonía entre las tres partes del alma, la justicia del Estado consistiría en
la armonía entre las tres clases sociales que lo componen, de manera que hay justicia en
el Estado si hay armonía y unión y se da una perfecta cooperacion entre las tres clases
naturales que lo forman, de modo que cada una de ellas cumpla bien su función; eso
significa que desarrolle la virtud que le corresponde: que los gobernantes desarrollen la
virtud de la sabiduría, los guardianes la valentía, y los productores la moderación de sus
apetitos y deseos.
Además, lo mismo que ocurría en el alma, en donde la armonía se conseguía respetando
la jerarquía natural entre sus partes, para que haya armonía y justicia en el Estado tiene
que respetarse la jerarquía natural entre las clases que lo componen. Ahora bien, el orden
natural en general consiste en la sumisión de lo inferior a lo superior, de modo que habrá
orden y justicia en el Estado cuando la clase inferior, la de los productores, se someta a la
de los guardianes, y ambas a la de los gobernantes, que representan la racionalidad y el
conocimiento. Todos los males políticos y morales, de los que Platón fue testigo en su
época, como señala en la carta VII, tienen como causa la ruptura de este orden natural:
que los que tienen naturaleza de productor o de guardián luchen entre sí por ocupar el
mando y la dirección del Estado, ocupando el lugar de quienes poseen la sabiduría, el
conocimiento y la disposición adecuada del alma.
● (Finalidad de la Política: la justicia y el bien del Estado: (la …. y la cohesión
social). Primacía del bien de la comunidad frente al individual)
http://filflobac2.blogspot.com/2010/10/la-educacion-platonica.html
Platón en la carta VII explica que tenía mucho interés en la política, pero llegó a la
conclusión de que todos los Estados estaban mal gobernados y necesitaban profundas
reformas legislativas. Sólo pueden ser buenos gobernantes los filósofos, que conocen lo
puede dejar que cada hombre consiga para sus hijos la educación que le parezca bien o
discursos o artimañas retóricas para triunfar en las discusiones, como hacían los sofistas.
Para despertar la inteligencia es necesario desarrollar las virtudes y controlar los deseos
irracionales. Platón busca mediante la educación liberar al alma respecto del cuerpo.
Con el crecimiento de la polis se hace necesaria la división del trabajo, surge una nueva
clase social, dedicada al mantenimiento del orden social y a la defensa del territorio
frente a agresiones exteriores. Este grupo lo constituyen los guardianes. Los guardianes
serán escogidos de entre aquellos ciudadanos que posean las aptitudes adecuadas
tareas de gobierno las realizaran los mejores guardianes. Así queda establecida una
Las tres partes del alma, racional, irascible y apetitiva, se corresponden con las clases
sociales de la polis: los filósofos, que gobiernan; los guerreros, que defienden a la
sociedad, y los artesanos, que trabajan. Igual que el alma individual debe guiarse por la
razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por aquellos en quienes prima la razón, los
filósofos. Cuando cada uno de estos estamentos realiza la tarea que le corresponde, se
alcanza la justicia, que es la culminación de las demás virtudes. Cada parte desempeña
de la sociedad.
preparación de los jóvenes hasta la edad de veinte años y culmina en el comienzo del
sexos que vayan a ser miembros de la clase gobernante, la cual se extenderá desde los
veinte hasta los treinta y cinco años. Los artesanos no recibirán esta educación.
cuerpo, busca también a la formación del carácter. La música incluye además de música
formación artística o humanística, todo lo que inspiran las nueve musas. El arte posee un
gran poder para la formación del carácter, permite inculcar en el alma creencias y
opiniones estimulando modos de pensar y actuar. Por ello se establece la censura. Los
poetas deben sólo imitar lo que es virtud, valor, piedad, dignidad. La música deberá ser
masculina y valiente y no una música débil, orientada hacia el placer. Deben descartarse
todas aquellas fábulas que presenten a los dioses y a los héroes como seres dominados
por pasiones, capaces de matar por venganza, de ser infieles, o de mentir para
aprovecharse.
propiedad privada, tanto de casas como de tierras o de dinero a los guardianes, deben
vivir en cuarteles y tener sus comidas en una mesa común. Además se eliminan las
común a los niños. Las mujeres pueden, en la sociedad de los guardianes, tener idéntico
papel en las actividades públicas que los hombres, recibiendo para ello la misma
educación.
se aplica sólo a la clase de los guardianes, los artesanos pueden tener propiedades y
esposa.
Una vez completada la educación por la gimnasia y la música, la mayoría de los que han
superado esta etapa serán guardianes. Algunos de ellos, los mejores, pasarán a la etapa
caverna. Existen dos mundos, el mundo sensible, la caverna, y el mundo de las Ideas, el
exterior. Las Ideas son únicas, inmutables, indivisibles y eternas. Son también las
características de los conceptos, aunque para Platón las Ideas no son sólo realidades
mentales, son realidades perfectas que existen en el cielo, las cosas terrestres apenas
nos permiten imaginar su belleza y realidad. El mito de la caverna nos muestra las
Bien. Que se expresa con el paso de la oscuridad a la luz, hasta contemplar directamente
el sol en el cielo.
La primera de las ciencias que los ayudarán a pasar de las tinieblas de lo sensible a la luz
nociones, tales como lo par y lo impar, de estas nociones que no admiten demostración (axiomas)
pensando en ellas mismas, sino en aquello de lo que son imagen. Discurren acerca del
cuadrado en si, pero no acerca del que ellos dibujan, así ven aquello que sólo puede ser
La tercera ciencia que estudiarán es la astronomía. La belleza del cielo debe verse
Al llegar a los treinta años, se escogerá a los que hayan mostrado mejores condiciones
dialéctica.
El dialéctico parte de hipótesis, por ejemplo la Idea de lo justo, pero estas hipótesis son
que no sea las ideas tomadas en sí mismas. De este modo, de Idea en Idea, se alcanza
la Idea de Bien, Idea suprema fundamento de la inteligibilidad y el ser del Mundo de las
Ideas.
descendente, proceso inverso que reconstruye la serie de las Ideas sin recurrir a la
experiencia sensible. Lo que permite establecer las relaciones y jerarquías de las Ideas.
Quince años transcurrirán de este modo en la vida del futuro hombre de Estado. Aquellos
que a los cincuenta años hayan salido puros de estas pruebas asumirán la autoridad y la
administración sin otro fin que el bien público. Como se dice en el mito de la caverna,
La virtud principal del alma es la justicia. ¿En qué consiste la virtud de la justicia? ¿Qué
es un alma justa? Como hemos visto, con frecuencia, en el alma humana chocan entre sí
la razón, las pasiones y los deseos. Pero existe un orden o jerarquía natural en el alma
según el cual la parte racional debe dirigir y gobernar la parte irascible y la parte apetitiva.
La justicia en el alma consiste entonces en respetar esta jerarquía natural: que la razón
gobierne o rija las pasiones fogosas de la parte irascible y las utilice además para
gobernar los deseos y apetitos de la parte apetitiva; es entonces cuando hay concordia y
armonía en el alma. Cuando se da esta concordia y armonía en el alma decimos que hay
justicia, y además cada una de las partes del alma habrá desarrollado la virtud que le es
propia, pues hay una virtud propia para cada parte del alma. La virtud propia de la parte
racional es la sabiduría o prudencia; la de la parte irascible es la valentía; y la de la
apetitiva, la templanza o moderación.
Antes que Platón Sócrates se enfrentó al relativismo de los sofistas. Sócrates defendió lo
que se denomina intelectualismo es la teoría ética que consiste en afirmar que la virtud
consiste en el conocimiento. Lo mismo que no puede ser buen zapatero aquel que no
conoce el oficio de zapatero, una persona no puede ser justa si no conoce qué es la
justicia. Sin conocimiento no puede haber virtud. El vicio es ignorancia, todo ser humano
desea su propio bien, el error o la ignorancia del bien son la causa del vicio y del obrar
mal. Por lo que si alguien conoce realmente qué es la justicia, necesariamente tiene que
obrar justamente, y no puede obrar injustamente. En el sistema de Platón es el
gobernante el que conocerá mejor que el resto la justicia, y por ello se le concederá la
función de gobernar la ciudad, inspirándose para ello en la contemplación del orden y la
armonía del mundo de las Ideas eternas (Justicia, Bien, Belleza, etc.) En estos individuos
predominará la parte racional del alma sobre las otras dos, lo que les hace especialmente
capacitados para aprender la ciencia de la justicia y del bien a través de la filosofía; su
virtud propia será la sabiduría o prudencia. Serán seleccionados de entre los mejores
guardianes para recibir posteriormente una educación especial, destacando el
aprendizaje de las matemáticas y de la filosofía (la dialéctica).
● (La principal virtud el alma es la justicia (armonía). Las otras virtudes del
alma).
La justicia es la virtud que mide el equilibrio o armonía del alma, también del Estado, pero
aquí nos limitaremos a señalar la justicia como principal virtud del alma, concepción de
Platón de influencia pitagórica. En el alma para Platón existe un orden o jerarquía natural
según la cual la parte racional debe dirigir la parte irascible y la parte apetitiva. La justicia
en el alma consiste entonces en respetar esta jerarquía natural: que la razón gobierne o
rija las pasiones fogosas de la parte irascible y las utilice además para gobernar los
deseos y apetitos de la pare apetitiva; es entonces cuando hay concordia y armonía en el
alma. Cuando se da esta concordia y armonía en el alma decimos que hay justicia, y
además cada uan de las partes del alma habrá desarrollado la virtud que le es propia,
pues hay una virtud propia para cada parte del alma. La virtud propia de la parte racional
es la sabiduría o prudencia; la de la parte irascible es la valentía; y la de la apetitiva, la
templanza o moderación. De la ruptura del orden natural entre las partes del alma es de
donde surge la injusticia en el individuo: cuando las pasiones o los apetitos desbocados
se erigen en dueños del alma y la razón es acallada y sometida a ellos, invirtiendo el
orden natural de las cosas, entonces aparece la injusticia, que no es más que la
desarmonía o el desorden de las pasiones y apetitos del alma.
La justicia como virtud del alma y como orden del Estado debe tener un correlato ideal,
verdadero que es la Idea de Justicia, y en Platón las Ideas son modelos de perfección y la
auténtica realidad, y es la Idea de Bien la que representa la máxima perfección y lo
máximamente real, y gobierna el mundo de las Ideas, lo mismo que el sol y su luz
gobiernan el mundo sensible. La Idea de Bien es la causa del ser de la perfección y de la
existencia de las demás Ideas. Esto se debe a que, así como las cosas sensibles
participan de las Ideas, cada Idea participa de la perfección de la Idea de Bien. Por
consiguiente, las Ideas deben su perfección, su ser y su esencia, a esta Idea. Y también
las cosas sensibles le deben su existencia, al menos indirectamente, pues sólo existen
porque participan de las Ideas, que, a su vez, deben su ser a la Idea de Bien, de modo
que lo mucho o poco que las cosas sensibles tengan de perfectas, de buenas y de reales
se lo deben a esta Idea. Por tanto la Idea de Bien es la causa final, es decir, el modelo
último al que tienden o aspiran a semejarse todas las realidades. Así, tanto el cosmos
sensible como el cosmos inteligible, apuntan hacia la Idea de Bien, a la cual imitan, el
primero de forma imperfecta, y el segundo de forma perfecta.
Platón establece una división del alma en tres partes: racional, irascible y apetitiva. Cada
una de las partes se relaciona con una función del alma o psiqué. La parte racional es la
sede de la inteligencia y tiene naturaleza divina, es exclusiva del ser humano. Su sede
está en la cabeza. La parte irascible es la fuente de las pasiones y emociones humanas.
Reside en el pecho. La parte apetitiva es la fuente de los apetitos y deseos materiales del
ser humano. Reside en el bajo vientre. Las partes irascible y apetitiva son irracionales,
están estrechamente vinculadas al cuerpo y se hallan presentes también en el animal. En
el diálogo que lleva por título Fedro, expone Platón el mito de la caída y ascensión del
alma humana, en que el alma es comparada con un carro dirigido por un auriga, que
representa a la parte racional, tirado por una caballo blanco y dócil (parte irascible) y por
otro negro e indomable (parte apetitiva), que deben ser convenientemente guiados y
dirigidos por el auriga. Pero, ¿por qué tres partes? Y, ¿por qué éstas precisamente?
Mediante esta división tripartita Platón pretende explicar dos aspectos de la psicología
humana: en primer lugar Platón nos presenta el alma como el escenario y el campo de
batalla en el que a veces se enfrentan estas tres fuerzas; en segundo lugar, la
preponderancia de una parte del alma sobre las otras dos da lugar a tres tipos diferentes
de individuos con características psicológicas específicas.
El cuerpo para Platón es material y mortal. Siguiendo a los pitagóricos, Platón mantiene
una concepción bastante peyorativa del cuerpo: el cuerpo es la cárcel del alma, de la cual
ésta tiende a liberarse; es, además, una fuente constante de apetitos y deseos. El cuerpo
inclina a la posesión de lo material, al mundo de las cosas sensibles, y provoca así la
ambición y las guerras. El cuerpo, en definitiva, arrastra al alma hacia lo sensible, donde
jamás encontrará ni la virtud ni el conocimiento. Como se dice en el libro VII de República,
el cuerpo es un obstáculo que aparta y distrae al alma del conocimiento de la verdad, una
pesada carga que el alma debe vencer y dominar si quiere encaminar hacia el
conocimiento de la realidad superior e inteligible, donde hallará la verdad y la virtud.
● (Preexistencia del alma en una vida anterior. El cuerpo como cárcel del alma)
Lo que se puede decir sobre el alma como contrapuesta al cuerpo puede ser dicho
también de los pitagóricos. La concepción pitagórica del alma está influida por la religión
órfica, según la cual el cuerpo era una especie de cárcel para el alma. Para los
pitagóricos, el alma tenía que liberarse del cuerpo. Esta liberación sólo es posible tras
purificarse a través de sucesivas reencarnaciones en diferentes cuerpos y a través del
cultivo de las matemáticas y la filosofía. Además, concebían el alma como una extraña
armonía del cuerpo, en el caso de Platón la armonía requiere el equilibrio de las tres
partes del alma según el individuo. Tanto para los pitagóricos como para Platón la función
del alma consistía en el conocimiento del orden y la armonía del universo. Asl, el alma,
que es armonía del cuerpo, tiende al conocimiento del cosmos o armonía matemática del
universo, en Platón hay que añadir que es la Idea de Bien que la de en última instancia
ese orden al que el alma tiende.
● (Teoría de la reminiscencia: preexistencia del alma en el mundo de las Ideas)
Para los pitagóricos la vía de acceso al conocimiento de la realidad y del universo no son
los sentidos, sino el razonamiento matemático. Si bien los pitagóricos no distiguieron
claramente entre conocimiento y opinión (distinción fundamental en Platón), el desprecio
del cuerpo y del conocimiento racional, a los razonamientos abstractos y al cultivo de las
matemáticas, son un antecedente del pensamiento de Platón.
En Platón las realidades primeras no son los números como para Pitágoras sino las Ideas
y de entre ellas las primera de ellas la Idea de Bien. Si las Ideas pertenecen a un mundo
distinto del nuestro, es decir, si están fuera del mundo sensible y visible ¿cómo puede el
alma humana conocerlas? Platón resuelve esta dificultad mediante la teoría de la
reminiscencia o anámnesis. El alma antes de encarnarse, en un cuerpo, ha preexistido
en el mundo de las Ideas y ha contemplado allí las Idas, pues la actividad propia del alma
es la contemplación de las Ideas. Al entrar en el mundo sensible y encarnarse en un
cuerpo, el alma olvida las Ideas y tan sólo queda una huella borrosa, confusa y olvidada
de las mismas. Así pues, de acuerdo con la teoría de la reminiscencia, aprender o
conocer no es otra cosa que recordar. La experiencia sensible, en la medida en que las
cosas sensibles son una copia de las Ideas, es entonces una ocasión para “recordar” las
Ideas, que han quedado grabadas de forma borrosa en el alma. Esta concepción
mitológica que sostiene Platón es una manera de ilustrar el innatismo del conocimiento
como la capacidad de alcanzar el conocimiento verdadero a través de la educación, lo
que Platón señala como la contemplación directa de las Ideas.
Dualismo epistemológico.
Al final del libro VI está el célebre símil de la línea que representa diferentes grados de
realidad y de claridad del conocimiento, y cuanto más realidad hay más claridad, cuanto
más real es un objeto, más claro y más verdadero es el saber que obtenemos de él; y al
revés cuanto menos real es algo, más oscuro y confuso es el saber que tenemos de él.
Esta escala va de menos claro a más claro o verdadero, el nivel más bajo perteneciente a
la opinión están la imaginación y la creencia, en el nivel del conocimiento científico o
episteme están el pensamiento discursivo y la inteligencia. En su ascenso gradual hacia
las Ideas el alma debe recorrer todos los grados del ser, pasando por todos los estados
mentales, desde el más oscuro y confuso (imaginación) al más claro (inteligencia o
conocimiento en sentido oscuro).
Si las Ideas pertenecen a un mundo distinto del nuestro, es decir, si están fuera del
mundo sensible y visible ¿cómo puede el alma humana conocerlas? Platón resuelve esta
dificultad mediante la teoría de la reminiscencia o anámnesis. El alma antes de
encarnarse, en un cuerpo, ha preexistido en el mundo de las Ideas y ha contemplado allí
las Idas, pues la actividad propia del alma es la contemplación de las Ideas. Al entrar en
el mundo sensible y encarnarse en un cuerpo, el alma olvida las Ideas y tan sólo queda
una huella borrosa, confusa y olvidada de las mismas. Así pues, de acuerdo con la teoría
de la reminiscencia, aprender o conocer no es otra cosa que recordar. La experiencia
sensible, en la medida en que las cosas sensibles son una copia de las Ideas, es
entonces una ocasión para “recordar” las Ideas, que han quedado grabadas de forma
borrosa en el alma. Esta concepción mitológica que sostiene Platón es una manera de
ilustrar el innatismo del conocimiento como la capacidad de alcanzar el conocimiento
verdadero a través de la educación, lo que Platón señala como la contemplación directa
de las Ideas.
En los mismos párrafos que Platón trata sobre el símil de la línea trata también de
explicar la diferencias entre el método matemático y el método dialéctico. Aunque tanto
las matemáticas como la dialéctica se ocupan de realidades que son inteligibles, el
método que utilizan es bien diferente, lo cual hace que el conocimiento que proporcionan
una y otra no tenga el mismo valor ni el mismo grado de claridad. Así, el saber que
proporcionan las matemáticas, aún siendo más claro que la opinión, es más oscuro y
confuso que el que proporciona la dialéctica sobre las Ideas.
Platón llama ciencia dialéctica de las Ideas y de las relaciones entre Ideas, en particular
de la relación entre cada Idea con la Idea de Bien. Frecuentemente Platón identifica la
dialéctica con la filosofía. La dialéctica es la enseñanza principal en la formación de los
futuros gobernantes, pues, es la que les conducirá a la contemplación de la Idea de Bien
y de las restantes Ideas, que tomarán como modelo para imponer orden en su propia
alma y en la sociedad.
El matemático parte de hipótesis o supuestos, pero, a diferencia del dialéctico, toma estas
hipótesis como axiomas, es decir, como verdades tan evidentes que no necesitan de
demostración. A partir de estas no demostradas, descienden deductivamente, mediante
cadenas de razonamientos, hasta sus teoremas o conclusiones. El método dialéctico, en
cambio, también parte de hipótesis, pero, a diferencia del matemático, el dialéctico no
toma estas hipótesis como verdades definitivas (principios) que no necesitan de
demostración, sino como lo que son son, o sea, simples supuestos provisionales, que
cumplen la función de trampolines o peldaños (511d) desde los que el alma, en lugar de
descender deductivamente hasta las conclusiones, asciende dialécticamente hasta el
principio, es decir, hasta la Idea y, luego, de Idea en Idea, hasta la Idea de Bien.
La teoría de las Ideas es la aportación más original de la filosofía platónica. Todos los
aspectos de la filosofía platónica remiten en último término a esta teoría. Frente al
relativismo de los sofistas, Platón defiende la posibilidad de alcanzar verdades objetivas
universales y absolutas acerca de la realidad. De las realidades del mundo sensible es
imposible obtener un conocimiento verdadero, objetivo y universal. De Heráclito acepta
que los objetos del mundo físico y material están en permanente devenir, por tanto, no
puede ser fuente de verdad, si la verdad cambiara a cada instante no sería la verdad. De
Parménides acepta que el conocimiento que nos aportan los sentidos es engañoso y sólo
nos muestra la apariencia de las cosas, no es la auténtica realidad, la cual sólo es
accesible a la lógica de la razón. Platón está convencido de que sólo puede haber
conocimiento verdadero de lo que no cambia, de lo que permanece estable. Por tanto, si
ha de existir la verdad deben existir ciertas realidades que no cambien y que
permanezcan eternamente estables e idénticas a sí mismas. Estas realidades han de ser
no materiales, eternas e inmutables y constituirán el objeto del verdadero conocimiento.
Platón les dará el nombre de Ideas o Formas.
Platón está firmemente convencido de que, aparte de la noción que en cada época
histórica y en cada lugar se ha tenido de la justicia (por ejemplo, la justicia en la Atenas
del siglo IV a.C., la justicia tal y como la definen las leyes del Estado Español en la
actualidad, etc.), aparte de las múltiples y variadas opiniónes que cada persona o cada
comunidad humana pueda tener sobre qué es justo, aparte de la multiplicidad de
ejemplos de acciones justas que podemos observar con nuestros sentidos, etc., existe la
Justicia en sí, es decir, la Idea única, eterna, inmutable y universal de Justicia, en relación
a la cual las múltiples cosas justas y las múltiples opiniones sobre lo justo son sólo copias
o sombras más o menos imperfectas. Ningún ejemplo de cosa justa representa para
Platón la Justicia en sí; todos ellos on copias de ellas, es decir, plasmaciones concretas y
materiales de la Justicia en el que la esencia común y única de una multiplicidad de cosas
justas.
En el símil de la línea que Platón relata al final del libro VI de la República queda en
suspenso saber qué tipo de objetos son los que corresponden al pensamiento discursivo
que está entre la creencia y la inteligencia, estos objetos son inteligibles pero de menor
grado de realidad que las Ideas. Platón estaba convencido que los objetos matemáticos
que enumeran tres manzanas, tres mesas y tres piedras han de ser puras, ideales e
idénticas entre sí. Por lo que parece que los objetos de la matemática son para Platón
realidades. El matemático no inventan los triángulos, ni las líneas paralelas y sus
propiedades, sino que descubre esas cosas e intenta determinar sus características
valiéndose del pensamiento. Tal vez queden aún muchos de esos objetos todavía sin
descubrir, y por tanto sin definir, que están desde toda la eternidad esperando ser
descubiertos y definidos por un matemático sagaz.
Estos objetos son inteligibles inferiores frente a las Ideas que son inteligibles superiores.
Los objetos matemáticos admiten pluralidad a diferencia de las Ideas, así por ejemplo hay
muchos círculos inteligibles peor una única Idea de Circularidad. También en la forma de
acceder a un tipo de realidad u otra, las matemáticas tienen una relación con la realidad
al modo de hipótesis, y sólo las Ideas son principios verdaderos principios de lo real.
Títulos de redacciones.
Preguntas de relación.