TEMA 49. La Justicia Como Fin de La Polis en Platón
TEMA 49. La Justicia Como Fin de La Polis en Platón
TEMA 49. La Justicia Como Fin de La Polis en Platón
FILOSOFÍA DE PLATÓN
1. Contexto
- Familia aristocrática (Cármines, Criticas, Solón)
- Gobierno de los Treinta Tiranos y muerte de Sócrates: necesidad de una reforma
radical
- Ámbito helénico y relación entre ciudadano y ciudad: identificación entre
individuo y polis. Reciprocidad: el individuo solo puede hacerse perfecto en un
Estado perfecto y este solo puede serlo si los individuos son perfectos
2. Herencia de Sócrates y enfrentamiento con los sofistas
- Todo saber es tekne: a) conocimiento riguroso, b) tiene un contenido específico,
c) se dirige al bien del objeto, d) se puede enseñar.
- Distinción entre episteme y doxa: los saberes y los simulacros de saberes. La
política tiene que ser el arte capaz de hacer mejor a los hombres
- La irracionalidad del igualitarismo democrático vs intelectualismo socrático.
3. La ciudad ideal en La República
3.1 Las clases sociales y la organización de la polis
- La justicia como condición de posibilidad para la vida del Estado
- Guardianes gobernantes (sophia), guardianes auxiliares (thymos) y productores
(templanza). Todas estas virtudes están acompañadas por la justicia que consiste
en el reconocimiento de la posición de cada uno. El Estado es justo cuando cada
uno de sus partes realiza su propia tarea. Analogía con los tipos de almas
(racional, colérica y irascible) y la justicia en el individuo
- La justicia de la polis está por encima del bien de los ciudadanos
3.2 Educación
- Principio de especialización funcional: justificación ontológica. La importancia
de la educación –asigna a cada uno su función- y la inutilidad de la ley.
- La educación de los guardianes: la comunidad de mujeres y niños (el
comunismo platónico). Los guardianes no pueden tener posesiones ni familia
porque supone que se dediquen a funciones que no son las suyas
(desgarramiento en el sujeto y correlativo desgarramiento en la sociedad).
- El rey-filósofo: proyección de la idea de bien en la constitución del Estado. El
gobierno es un servicio, el gobernante un siervo. Fundamentación
ontoepistémica: ascenso de la doxa a la episteme.
3.3 Las formas de gobierno
- Monarquía/oligarquía: único sistema justo, los demás enfermos. Degeneraciones
a partir del mestizaje de razas: a) timocracia, b) oligarquía, c) democracia, d)
tiranía.
3.4. El giro realista: El política y Las leyes
- Sus fracasos le llevan a planteamientos más realistas. Esto le lleva a la negación
de la existencia del gobernantes sabio en las sociedades humanas y a la
afirmación de que el sometimiento a la ley por parte de gobernantes y
gobernados es la mejor forma de gobierno. Esta idea se desarrolla más en las
Las Leyes donde incluso se acaba con la división estamental en clases sociales.
4. Conclusión
- Visión general y las críticas de Copleston y Popper.
LA JUSTICIA EN LA POLIS COMO OBJETIVO DE LA FILOSOFÍA DE
PLATÓN
1. Introducción
Para la exposición de este tema vamos a contextualizar en primer lugar la situación de la
Grecia clásica en la época de Platón y la propia estirpe familiar de la que éste procede. En
segundo lugar vamos a ver cómo se manifiesta en primer lugar la herencia socrática con el
principio de especialización y de qué forma plantea el enfrentamiento con la sofística
Platón. En tercer lugar vamos a trazar las líneas generales de la ciudad ideal expuesta a lo
largo de la República, con su división de clases y la importancia de la educación, y a
contraponerlas con las otras formas de gobierno. En último lugar vamos a ver cómo
evoluciona el pensamiento platónico a un tono más realista tanto en Las leyes como en El
político.
2. Contextualización
Platón nace en el seno de una familia aristócrata, lo que influyó en su temprano interés
por los asuntos políticos. Su familia descendía de Solón, su padre era Aristón, su madre
Perictione –hermana de Cármines y sobrina de Crítias-. A la muerte de su padre, su madre
se casó con Pirilampo, que era amigo de Pericles. En su juventud vio el gobierno de los
Treinta Tiranos y con la restauración de la democracia fue testigo de la muerte de su
maestro, Sócrates. Todo esto evitó su incorporación definitiva en la política ateniense y le
hizo extraer dos consecuencias: todos los estados estaban mal gobernados y es necesaria
una reforma radical que puede llevarse a cabo a través de la filosofía.
El planteamiento político de Platón se desarrolla en el antiguo ámbito helénico, donde
se tenía la idea que el hombre solo alcanza su plenitud a través de la ciudad a la que
pertenece1. Así pues, hay una concepción del individuo muy diferente a la liberal-
individualista de la que nosotros somos herederos, pues hay una identificación del
individuo con la polis. De ahí que el ser humano sea social por naturaleza para Platón y
que establezca una relación de reciprocidad entre el individuo y el Estado: el individuo
sólo puede hacerse perfecto en un Estado perfecto y el Estado perfecto solo es posible
si sus ciudadanos son virtuosos. El Estado, de hecho, no es más que un individuo
agrandado, o sea, tiene las necesidades, exigencias y fines éticos que el individuo: de ahí
que haya una correlación entre los propósitos de uno y otro, y que la política y la ética se
desarrollen en íntima conexión. El volverse del individuo en virtuoso es similar al
volverse del Estado virtuoso, y la consecución de estos fines está regida por la razón que
es la única que puede conocer la justicia. De esta manera la política va a entenderse como
un conocimiento científico (va a ser episteme) ajena al relativismo de los sofistas.
3. La herencia de Sócrates y el enfrentamiento con los sofistas: el Gorgias
Sócrates acepta de la Platón la idea todo saber auténtico es tekhne: a) que viene
precedido por un conocimiento riguroso (episteme), b) tiene un campo específico, c) se
dirige a un bien, d) puede enseñarse. El que conoce una técnica es competente en ella, o
sea, no se equivoca en su arte pues conoce las razones y fundamentos de lo que afirma, y
justamente por tener estos conocimientos es capaz de enseñarlos. Así pues, hay una radical
distinción entre conocimiento (episteme) y opinión (doxa). En Gorgias Platón distingue
4 tipos de saberes según tenga por objetivo el placer o la salud del cuerpo y el alma. De
esta manera compara la gimnasia –que produce bienestar en el cuerpo- con la medicina –
1
Esto explica, por ejemplo, la condena de muerte se pudiera canjear por la condena de destierro.
que lo sana y restaura- con la cosmética –que da apariencia de salud- y la gastronomía –
que produce alimentos que nos placen-; y la legislación –que mantiene el orden del alma-
y la justicia –que restaura su orden quebrantado- con la sofística –que favorece la
apariencia de orden en el alma- y la retórica –cuyos consejos no restauran la enfermedad
del alma-. Y tras hacer esta comparación se da cuenta que el arte de Gorgias no es un
auténtico arte, pues no viene precedido por un conocimiento riguroso, ni tiene un campo
específico, ni hace mejores a los individuos, ni tampoco puede enseñarse. Ahora bien, sí
puede, como la gastronomía, proporcionar a veces lo agradable, pero nunca lo bueno y
conveniente2. Así pues, estas artes que proporcionan lo agradable no son científicas pues
no están basadas en conocimientos sino en creencias, pues el que las practica conoce los
efectos que su acción provoca en el público, pero no conoce las causas. Sócrates, por eso,
dice que más que artes son rutinas. La política, en cambio, sí tiene que ser un arte capaz
de hacer mejor a los hombres3. Todo arte, por tanto, procura un beneficio sobre el objeto
que trata: la política sobre la ciudad, la medicina sobre el enfermo, el navegante sobre la
tripulación: de esta manera se entiende que la retórica, que intenta proporcionar un
beneficio sobre quien lo produce –económico o de honores- y no sobre su objeto, no puede
ser un arte. Toda esta crítica a la retórica entra dentro del contexto de la crítica a la
democracia real ateniense, por la consideración de lo que podríamos llamar irracionalidad
del igualitarismo democrático que adjudica cargos sin atender a la capacidad y concede a
todos la oportunidad potencial de gobernar. Pues esto es contrapuesto al intelectualismo
socrático que hereda Platón, que concibe la virtud y la política como una tekhne.
4. La ciudad ideal: la República.
3.1 Las clases sociales y la organización de la polis
Platón esboza una idea de ciudad ideal trazando las condiciones que hacen a un régimen
perfecto y para esto se pregunta por la justicia, pues esta es una condición de posibilidad
para la vida del Estado ya se presenta en toda organización que quiera funcionar –incluso
entre los bandidos existe un mínimo de justicia-. La justicia, por tanto, tiene que ser una
cualidad del Estado perfecto. Para Platón la sociedad es algo natural en la medida en que
un hombre no se basta a sí mismo y necesita de los demás (L.II). Todos los ciudadanos
están repartidos en clases sociales con unas características propias: 1) Gobernantes:
prudencia y sapiencia (sophia), 2) Guardianes: que mantienen la convivencia social, la
ampliación y la defensa –externa e interna- del territorio: fortaleza y valentía (thymos), 3)
Productores: atiende a las necesidades elementales y base económica: templanza y
moderación. Estas son las virtudes acompañadas de la justicia, que forma parte de
todas ellas –virtud trasversal- y consiste en el reconocimiento por parte de su tarea
dentro del Estado, forman las cuatro virtudes de la ciudad justa. De ahí la retroalimentación
entre Estado e individuo: el Estado es justo cuando cada uno de sus participantes
realizan su tarea conveniente4, así como el individuo es justo cuando realiza la tarea que
le es propia: la justicia es la unidad entre individuo y Estado. La justicia es justamente la
virtud que posibilita el nacimiento de las otras tres y las conserva. Esta idea de la división
estamental de la sociedad es analógica a la idea de la división del individuo en tres tipos
2
Platón aquí hace una distinción fuerte entre lo que parece bueno y lo que es bueno y esto, quizá, sea
esencial para entender a Platón. Nuestro autor parece más que enfrentarse a la mentira, enfrentarse al
simulacro de verdad, a la apariencia de verdad.
3
En este momento Sócrates dice que el régimen democrático de Péricles volvió más irritables a los
hombres. Se entiende, por tanto, que la política al realizar esta labor domesticadora modifica y reprime las
pasiones de los hombres para volverlos mejores.
4
La justicia, por tanto, tiene por objetivo la constitución de un equilibrio entre contrarios en la sociedad
(reminiscencia a Anaximadro)
de partes (o almas)5: 1) racional (cabeza), 2) colérica (pecho), 3) irascible (bajo vientre). La
justicia en el individuo consiste en el equilibrio entre estas tres almas –mito del auriga en el
Fedro-, o sea, en que cada una de ellas cumpla su cometido, siendo el de la racional
mandar y el de los otras dos obedecer6. De la misma forma que el Estado es justo cuando
todos se subordinan a los que saben y cada cual hace el trabajo para el que está
predispuesto. En eso consiste en la justicia: en que cada cual ocupe su lugar. Esa justicia
es el bien de la polis y éste está por encima del bien de los ciudadanos, de ahí que la
mentira –mito de los tipos de almas- tenga una utilización legítima (L.III) en vistas del bien
común.
3.2 La educación
Para Platón cada individuo –así como cada parte del alma- y cada clase social
desempeña la función para la que están más capacitados dentro del Estado. Esto es lo que
se conoce como principio de especialización funcional y es el fundamento de la justicia.
Esto se basa tanto en el aumento del rendimiento por la división del trabajo, como en la
justificación ético –típicamente griega- de corresponder lo bueno, la conveniente y lo útil:
la arethé es la excelencia en el ejercicio de una función. Así pues, cada uno tiene una
función natural y está constituye el fin al que se orientan. De ahí que este principio de
especialización tenga un carácter ontológico en Platón, pues se fundamenta en el ser
mismo de las cosas. La educación será fundamental pues es la que promueve la
justicia, la educa al ciudadano para que ocupe su lugar. Ahora bien, la importancia de
la educación supone un férreo control sobre que implica una selección de los cuentos a los
niños, crítica de la poesía y expulsión de los poetas de la república –por dar imágenes
inmorales de los dioses-.
Educación de las clases sociales: a) Monarca o asamblea de notables: son los mejores
dotados de los guardianes que se escogen entre los 20 y los 30 años y se someten a una
preparación avanzada tanto científica como física. Estudian (filosofía, matemáticas,
astronomía, bellas artes, dialéctica) para conocer las leyes y los valores del mundo. Luego
sirven durante 15 años al Estado en altos cargos públicos. A los 50 años se hacen
gobernantes, pues ya están preparados y han alcanzado la prudencia; b) Guardianes
(fogosos [valientes] y mansos, como perros guardianes, y un poco filósofos): educados en
música (censurada) y en gimnasia. Ellos salvaguardan de las enemistades internas y de los
ataques exteriores, pero son los únicos que llevan armas y podrían ser peligrosos. Por eso
motivo se prohíbe que posean cosas de valor, e incluso que tenga mujeres e hijos propios.
Esto se debe a que los guardianes –gobernantes y auxiliares- no pueden poseer nada- y
vivirán todos ellos en común. El medio de vida para ellos será un salario aportado por la
clase productora, que sea suficiente para llevar una vida sensata pero sin lujos. Esto es lo
que se ha llamado el comunismo platónico7 y tiene una razón de ser: permitir a los
guardianes la propiedad privada sería permitirles que se dediquen a funciones que no
son las suyas lo que va en contra del principio de especialización. Esto supondría un
desgarramiento de la unidad en el alma de los guardianes que tendría como correlato
un desgarramiento en el seno de la sociedad. Con la familia pasaría lo mismo, supone un
5
La única que sobrevive después de la muerte es el alma racional.
6
Paralelismo entre individuo y estado: el apetito, la volición y la razón se corresponden con la función
económica, la función de defensa y la función legislativa en el Estado. La injusticia es la rebelión de los
elementos, es la toma de poder por parte de los que no están capacitados.
7
Aunque así, a vuelapluma podemos ver dos diferencias importantes con el comunismo. En primer lugar
la disolución de la propiedad privada no es el fin de la ciudad, sino un medio para la obtención de la sociedad
justa y feliz. En segundo lugar esto solo se aplica a la clase gobernantes, no a la productora.
foco de individualismo en el guardián el cual es un riesgo para la constitución del Estado
ideal.
La educación del gobernante es fundamental porque es el que asegura la justicia de la
ciudad. Por eso, solo aquellas en las que gobierne el que sabe –el filósofo-, o sea aquel que
es poseedor de la téjnè política podrán contar con una constitución correcta. El filósofo,
por tanto, debe mandar en función de su conocimiento, por ser el que auténticamente
sabe de la justicia y el único puede proyectar la idea de bien en la constitución del
Estado. En cambio, en la democracia, esto es imposible porque no todos conocen esa idea
de bien. El conocimiento del bien es, por tanto, un saber teórico-práctico, y solo el que lo
conoce es capaz de plasmarlo en el Estado. Ahora bien, el Estado busca la felicidad de
todos y eso hará el gobernante, que no es más que un siervo de la comunidad. Por eso,
llega a decir Platón, preferiría no gobernar, ya que siempre es mejor “ser servido” que
“servir” (L.I). Así pues, en un Estado justo, los ciudadanos más que pelearse por gobernar,
se pelearían por no gobernar. Porque un arte cualquiera, como el arte de gobernar, procura
lo conveniente a su objeto: así pues el político se ocupa por el bienestar del pueblo, no por
su propio bienestar. El régimen político de Platón, aún siendo altamente elitista, no elige a
los gobernantes en función de su posición social, sino de sus méritos, por eso podría
llamarse elitismo intelectual. Esta idea del gobernante unida la importancia que tiene la
educación, hace que las leyes no sean necesarias en el Estado. Pues tanto el gobernante –en
casos concretos- como la educación –de manera más general- hacen posible la justicia
dentro de la ciudad. Esta concepción del gobernante tiene una fundamentación
ontoepistemológica para Platón, ya que éste afirma la existencia de una realidad
permanente y cognoscible, tanto en el sentido natural como ético-político. En tres pasajes
de la República podemos descubrir dicha idea: analógica del sol, metáfora de la línea y
mito de la caverna. El caso es que Platón considera la existencia de algo que subyace a las
apariencias y entiende el camino de ese conocimiento como un ascenso de la opinión
(doxa: ekasia y pistis) al conocimiento (episteme: dianoia y noesis)8 que culmina con el
conocimiento de la Idea de Bien. Este camino, además, no implica un conocimiento
aséptico que no afecte al sujeto, sino que se produce un cambio en el sujeto mismo 9, una
transformación de carácter moral –una especie de catarsis- que hace que el individuo
adquiera la felicidad y fije sus intereses en lo inteligible.
3.3 Las formas de gobierno
El Estado no es más que el conjunto de los individuos que lo componen y, por tanto,
adquiere el carácter y modo de vida de estos. Para Platón la forma ideal de gobierno es la
monarquía o la oligarquía, siempre y cuando estén en el poder aquellos que se hayan
familiarizado con la idea de justicia. Sólo este sistema político es justo, mientras que los
otros cuatro están enfermos (L.VIII). Los otros cuatro son degeneraciones de este estado
a partir del mestizaje de razas y lo conforman: a) timocracia: Esparta es un ejemplo de
este régimen en que mandan los guerreros y militares -los valerosos-. Estos tendrán
demasiada ambición de honores y dinero –de este último sobre todo en la vejez-, por lo que
éste régimen degenerara en b) oligarquía: aquí ya hay una consubstancial veneración del
dinero pues mandan los concupiscentes, o sea, aquellos que por ambición y descontrol
quieren tener de forma desenfrenada riquezas. Esto dividirá la ciudad en dos, la de los ricos
y la de los pobres, que estará en constante guerra. De la degeneración de la oligarquía,
cuando los pobres descubran la falta de valía de los ricos y reclamen el poder, surgirá c) la
8
Eikasia: conocimiento objetos, pistis: creencias; dianoia: matemáticas, noesis: dialéctica.
9
Esto es lo que Foucault llama en sus cursos de La hermenéutica del sujeto el contragolpe de la verdad
(le retour de la vérite)
democracia: será el gobierno de la indisciplina, donde no habrá leyes, ningún derecho será
inviolable. En la democracia existen tres clases sociales: zánganos –que gobiernan-, ricos y
pobres. Mientras que los ricos querrán unirse para volver a instaurar la oligarquía, el
pueblo elegirá a un líder que cada vez irá teniendo más y más poder. Cuando este líder
alcance un poder incontrolable, la democracia degenerará en d) tiranía: el líder devendrá
tirano y tendrá un poder totalitario y ejercido injustamente, pues acabará con todo aquel
que se le oponga. Quitará al pueblo las armas y creará su propio ejército personal, de forma
que el pueblo se entregue a su poder. La tiranía es definida por Platón como la esclavitud
entre esclavos, pues así como el pueblo es esclavo del tirano, el tirano lo es de sus
pasiones.
4.4 El giro realista: Las leyes y el político
No obstante, los fracasos reales de la política de Platón –en la vida real con Dionisio I
y II en Siracusa- trajeron como consecuencia una evolución hacia planteamientos más
realistas. Aunque en el Político vuelva a decirse que con un saber auténtica no necesita las
leyes, ya se dice que ese gobernante sabio no existe en las sociedades humanas. De ahí
que a falta de dicho gobernante el sometimiento a las leyes por parte de los gobernantes y
los gobernados sea la mejor forma de gobierno. No obstante, Platón afirma que no hay que
las leyes pueden modificarse según las circunstancias y que un supersticioso respeto a la
tradición no debería impedir esto. En Las leyes vuelve sobre la misma idea y ya afirma que
éstas son inevitables por no existir dicho gobernante sabio. Ahora bien, aquí esta idea está
acompañada por el abandono de la estructura social de la República: ya no se propone
la división en clases sociales, sino que todos los individuos pueden cumplir cualquier
función social. Además opta por un sistema de gobierno mixto entre monarquía y
democracia. Aunque los ciudadanos gobiernan y sean gobernados a partir de las leyes,
estos no toman parte en la elaboración de éstas. La elaboración de las leyes corresponde al
legislador, mientras que su modificación o ampliación al Consejo supremo de los
guardianes10.
5. Conclusión
Hemos visto la relación íntima que existía para los griegos entre conciencia política y
conciencia ética, cuyo correlato es la reciprocidad entre el ciudadano –individuo- y Estado:
el “recto” vivir solo era posible desde la polis. De ahí la importancia la relación entre
virtud, felicidad y justicia. Esta concepción del Estado es diametralmente opuesta al Estado
liberal –en cierto sentido atomista- de la época contemporánea. También hemos visto como
el pensamiento de Platón evoluciona desde un idealismo utopista –cuya idea más
importante quizá sea el principio de especialización que implica una concepción
cientificista de la política- hasta una política más realista. Algunos autores como
Copleston consideran que Platón fue quien fundamenta una teoría filosófica del
Estado, aunque no plantea reformas concretas –como si hará Aristóteles por ejemplo- sino
que busque reformar todo el estado basándose en principios de carácter general. En
cualquier caso el Estado platónico es, como el Estado hegeliano, organicista. También
Popper considera en La sociedad abierta y sus enemigos –desde un ideal democrático
individualista- que Platón es defensor de una sociedad cerrada, clasicista, totalitaria e
inmovilista11. Así pues, una de esas sociedades que no defienden las libertades
10
Existe un Consejo nocturno que vigila la ortodoxia de la comunidad, los funcionarios. Este consejo
puede condenar a muerte a cualquiera que cuestione o ponga en peligro los principios básicos de la
comunidad con sus opiniones. ¿Sería Platón consciente de que este consejo posiblemente habría acusado a
Sócrates?
11
No obstante, podríamos preguntar: ¿si Platón es totalitario por qué utiliza el diálogo?
individuales y que se insertan en lo que Popper llamaba sociedades tribales. Hay múltiples
interpretaciones de Platón que, desde una óptica liberal, siempre suelen presentar a nuestro
pensador como un autor totalitario –sin tener en cuenta que la posición del gobernante no
es un privilegio, sino una responsabilidad- y desde una óptica más intelectualista nos lo
muestra como un pensador utópico. Los marxistas también lo consideran un ideólogo de la
aristocracia. En todo caso, nosotros creamos que quizá muchas de estas interpretaciones
sean sobremanera sutiles –salvo la obvia de pensador utópico- en la medida en que si
tomamos en cuenta el papel de los gobernantes en la sociedad no se puede hablar de su
“ciudad ideal” como una suerte tiranía.
Platón plantea un sistema educativo y político en el que los más preparados son los
encargados de educar y gobernar al pueblo, porque ellos conocen “la verdad”. En nuestra
sociedad, la globalización y la popularización de las nuevas tecnologías, a la vez que han
demostrado ser un gran avance para el acceso al conocimiento y la evolución de la
educación, han traído como consecuencia la difuminación de la verdad, han provocado un
relativismo. El uso de Internet a nivel global ha provocado que la información sea
instantánea y plural, volátil e inestable. La realidad, a través de las nuevas tecnologías, es
multiforme y cambiante, y cada vez nos encontramos más asentados en esta inmensa
caverna dentro del mundo de la opinión. El acceso a la información mediante las nuevas
tecnologías de modo inmediato y por parte de cualquiera ha restado credibilidad a la
propia información. Platón confiaba en que los más preparados eran capaces de
vislumbrar las ideas porque estas eran inamovibles. Hoy no se tiene la más mínima
confianza en que estas ideas puedan siquiera ser conocidas, debido, entre otras cosas, a la
relatividad que han provocado las nuevas tecnologías. Nuestra sociedad también comparte
con Platón la idea de la importancia de la educación. Desde el momento en que la
educación se convierte en un proceso obligatorio, la sociedad reconoce oficialmente su
relevancia. De ahí que cualquier gobierno que se precie trate de mejorar el sistema
educativo (en España, en los últimos 25 años, hemos tenido numerosas leyes educativas:
LOE. LOGSE, LEA…). Si en platón la educación del filósofo le permitía conocer las
ideas de Bien y Justicia, dos de los principales referentes éticos para poder gobernar con
sabiduría, nuestro sistema educativo ha decidido implantar asignaturas comunes y
obligatorias como la Ética o la Educación para la Ciudadanía para que estos valores
puedan ser conocidos por todos los alumnos y todas las alumnas, que mejoran así la
propia noción de ciudadanía.
6. Bibliografía
- García Gual, C., "Platón", en Camps, V., Historia de la ética. 1. De los griegos
al renacimiento, Barcelona, Cátedra, 1987, pp. 80-135
- García Gual, C., Historia de la filosofía antigua, Madrid, Trotta/CSIC, 1997
- Guthrie, W.K.C., Historia de la filosofía griega, seis vols., Madrid, Gredos,
1984 y ss.
- Jaeger, W., Paideia: Los ideales de la cultura griega. Madrid, FCE, 1990.
- Lledó, E., La memoria del lógos. Estudios sobre el diálogo platónico, Taurus
- Ross, D. La teoría de las ideas de Platón, Madrid, Cátedra, 1989.
- Touchard, J., Historia de las ideas políticas, Madrid, Tecnos, 51983