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Platón

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1.

Contexto cultural-filosófico
Platón, discípulo de Sócrates, nació en el 427 a.C. en medio de la Guerra del Peloponeso,
un conflicto entre Atenas y Esparta. Tras la derrota de Atenas en el 404 a.C., se instauró la
Tiranía de los Treinta, que suprimió los derechos democráticos y desencadenó una guerra
civil- La condena a muerte de Sócrates por el jurado popular impactó profundamente a
Platón. En la democracia ateniense, los sofistas desempeñan un papel crucial como
educadores, enseñando retórica y persuasión a los nuevos ciudadanos. Estos debían
adquirir habilidades para participar en la Asamblea, proponer ideas, criticar y debatir, ya que
todos los ciudadanos tenían igualdad ante la ley (isonomía) y libertad de expresión
(isegoría).

La injusticia sufrida por Sócrates motivó a Platón a cuestionar el sistema político y la


comprensión de la justicia en Atenas. Consideró que tanto los ciudadanos como los
gobernantes carecían de un verdadero entendimiento de la justicia, lo que lo llevó a
apartarse de la política y dedicarse a la filosofía y la escritura de sus diálogos. En el
contexto de la democracia ateniense, los sofistas introdujeron la idea de que las leyes eran
convenciones sociales y podían modificarse.

Los ciudadanos tenían la capacidad de cambiar las leyes a través de debates y votaciones
en la Asamblea, lo que marcó un cambio en la concepción de la ley como algo inmutable y
divino. Platón halló en la filosofía un refugio ante la corrupción política y la falta de
comprensión de la justicia en su sociedad. Su legado perdura a través de sus escritos,
donde abordó cuestiones éticas, políticas y metafísicas que siguen siendo relevantes en la
actualidad. Su crítica a la democracia ateniense y su búsqueda de la verdad dejaron una
huella profunda en el pensamiento occidental.

La filosofía de Platón se basa en las ideas de Sócrates y algunos presocráticos, buscando


definir conceptos universales como el Bien y la Justicia a través del diálogo inductivo. A
diferencia de Sócrates, Platón va más allá al afirmar la existencia de un mundo inteligible
donde residen las Ideas, incluyendo la Idea del Bien y la Justicia como realidades objetivas
conocibles. Asimismo, Platón defiende el intelectualismo moral y la idea del filósofo-rey,
sosteniendo que la felicidad individual depende de la felicidad de la comunidad.

La influencia de los presocráticos, especialmente los pitagóricos, es significativa en la


filosofía platónica. Platón destaca la importancia de las matemáticas, heredada de los
pitagóricos, como preparación para comprender las ideas. También adopta la doctrina
pitagórica de la inmortalidad y transmigración de las almas, conceptos cruciales en su teoría
del conocimiento. Además, Platón incorpora la idea de Heráclito sobre el constante cambio
en la naturaleza, contrastando su visión al considerar el mundo inteligible como lo
verdaderamente real, no el mundo sensible.

Platón equipara las Ideas con las características del ser de Parménides, destacando su
eternidad e inmutabilidad. Aunque abandona el monismo de Parménides al postular la
multiplicidad de Ideas, adopta su dualismo epistemológico entre la vía de la verdad
(conocimiento de las Ideas) y la vía de la opinión (conocimiento del mundo sensible). Para
Platón, el conocimiento del mundo inteligible es verdadero, mientras que el del mundo
sensible es defectuoso y engañoso.
Platón también se inspira en los atomistas Leucipo y Demócrito en su concepción de la
materia como algo caótico y en constante movimiento. Aunque reconoce la similitud con los
atomistas en cuanto al movimiento eterno de la naturaleza, Platón sostiene que la
verdadera realidad no reside en este mundo en constante cambio, sino en el mundo de las
Ideas. Establece dos pilares en su filosofía: la existencia de principios morales absolutos,
heredados de Sócrates, y la posibilidad de obtener un conocimiento científico y objetivo de
estos principios, lo que le permite rebatir el escepticismo y relativismo de los sofistas.

2.Encuentra la idea principal y secundarias y justificarlas.


Para convertirse en filósofo según Platón, el ser humano debe embarcarse en un proceso
de conocimiento que culmina en la contemplación de la Idea del Bien por parte del alma.En
el Libro VII de "La República", durante el mito de la caverna, se describe el inicio de este
proceso de educación. Platón sostiene que este comienzo, que implica orientarse hacia
realidades más verdaderas, es difícil, confuso y temeroso, y requiere ser forzado.

Epistemológicamente, el fragmento aborda el ámbito de la opinión (doxa), destacando dos


grados de conocimiento: la conjetura (eikasia), basada en imágenes, y la creencia (pistis),
basada en objetos sensibles. Este proceso de mover el conocimiento de imágenes a objetos
es arduo y doloroso.

En términos ontológicos, estos grados de conocimiento corresponden a grados de realidad:


las imágenes representan sombras (nivel inferior) y los objetos sensibles representan una
realidad superior. La luz del fuego en la caverna simboliza el sol, que permite ver tanto
objetos como sus reflejos, ilustrando la participación del grado inferior de la realidad en el
superior.

Antropológicamente, el prisionero encadenado representa un alma ignorante que inicia su


educación, luchando contra las limitaciones sensoriales y deseos corporales, simbolizadas
por las cadenas.

La educación, central en la ética y política platónica, es descrita como un proceso


ascendente guiado por aquellos que han alcanzado el conocimiento de la Idea del Bien, es
decir, los filósofos-reyes, quienes

3. Justificación del texto mediante la filosofía del autor.


Platón identifica el relativismo ético en la democracia ateniense, promovido por los sofistas,
como la causa de la condena a muerte de Sócrates. Su objetivo fundamental es superar
este relativismo ético proponiendo un Estado ideal basado en el conocimiento de verdades
absolutas, las Ideas. En este Estado, se organizan tres grupos sociales: los productores, los
guardianes y los gobernantes, quienes, tras una educación rigurosa, alcanzan la sabiduría
al conocer las Ideas y los valores éticos y políticos. Los gobernantes filósofos, junto con los
guardianes caracterizados por su fortaleza y valentía, dirigen a los productores, que se
distinguen por su moderación en los placeres corporales, buscando mantener un Estado
justo.
Este régimen político ideal puede ser una monarquía si gobiernan un filósofo o una
aristocracia si un grupo de filósofos gobierna. Platón critica la concepción sofista de la
educación en favor de este modelo estatal que busca establecer justicia social y moral. En
este Estado ideal, Platón destaca la interdependencia entre ética y política, argumentando
que solo se alcanzará un Estado justo cuando cada ciudadano cumpla con su función
natural de acuerdo con su clase.

La naturaleza humana y la adhesión a las funciones asignadas son fundamentales para


determinar la bondad de las acciones de un individuo en este contexto. Lo bueno, según
Platón, está intrínsecamente ligado a la naturaleza humana y no es relativo ni convencional.
Platón también aborda el dualismo antropológico, describiendo al alma como prisionera del
cuerpo. El proceso educativo consiste en purificar el alma liberándola de los deseos
corporales y controlando las pasiones del cuerpo, lo que implica sufrimiento. Esta visión
dualista influye en su concepción de educación y en la búsqueda de la sabiduría, donde el
alma debe liberarse de las influencias materiales para alcanzar la verdadera comprensión y
sabiduría.

La ética platónica se basa en la antropología, donde el ser humano actuará de manera


justa cuando cada parte de su alma muestre su virtud: la parte concupiscible debe ser
moderada, la irascible debe demostrar coraje y la racional debe alcanzar el conocimiento de
las Ideas. Solo así se considerará a un individuo como justo, ya que el conocimiento de las
Ideas es esencial para desarrollar la justicia tanto a nivel privado como público, lo que
resalta la importancia de la educación en la ética y política de Platón. Para construir un
Estado ideal según Platón, es necesario que estén en el poder aquellos que han alcanzado
el conocimiento de la verdad, lo que nos lleva nuevamente a los aspectos ontológicos y
epistemológicos fundamentales en su filosofía.

El pasaje describe el tránsito desde el conocimiento de las sombras (opinión) hacia los
objetos del mundo sensible (creencia), centrándose en el mundo inteligible. En el mundo
inteligible, existen dos niveles de realidad: los objetos matemáticos en el nivel inferior y las
Ideas en el nivel superior, siendo estas perfectas, eternas, universales e inmutables, con la
Idea del Bien en la cúspide de la jerarquía. Estos niveles de realidad se corresponden con
dos niveles de conocimiento: la razón discursiva para los objetos matemáticos y la dialéctica
para las Ideas, constituyendo la ciencia (episteme). Solo aquellos versados en matemáticas
y dialéctica estarán preparados para liderar el Estado ideal según Platón.

4.Comparación con un filósofo actual


Para establecer la relación entre la filosofía de Platón y la de Nietzsche, es crucial entender
la noción de "voluntad de poder" de Nietzsche. Este principio rige la naturaleza como una
pluralidad de fuerzas en constante cambio, contrastando con las Ideas eternas y perfectas
de Platón que residen en el mundo inteligible. Para Nietzsche, el movimiento del mundo se
explica desde el mismo mundo sensible, mientras que para Platón, las Ideas presididas por
la Idea del Bien son la causa de todo.
Nietzsche ve al ser humano como expresión de la voluntad de poder, que abarca todos los
instintos e impulsos vitales, incluyendo el conocimiento. Para él, el conocimiento es una
interpretación creativa del mundo, opuesta a la noción platónica de reminiscencia de las
Ideas eternas.

Ontológicamente, Nietzsche rechaza el dualismo de Platón, que separa el mundo sensible


del inteligible. En lugar de un mundo estático de Ideas, Nietzsche defiende un mundo en
constante devenir. Considera las Ideas de Platón como creaciones humanas y critica su
olvido de esta invención con su famosa frase "¡Dios ha muerto!".

Epistemológicamente, Nietzsche critica la creencia en las Ideas platónicas, viendo los


conceptos como metáforas humanas para ordenar un mundo caótico. Mientras Platón
considera el conocimiento como reminiscencia de las Ideas, Nietzsche lo ve como
interpretación personal del mundo, donde cada individuo crea sus propios valores y
verdades.

Ética y moralmente, Nietzsche rechaza la visión platónica que desprecia los instintos
corporales. Para Platón, actuar bien implica controlar estos instintos para alcanzar la Idea
del Bien. Nietzsche, en cambio, defiende una moral basada en la aceptación de los instintos
vitales y la creación de nuevos valores por el superhombre, que usa su voluntad de poder
para crear sus propias interpretaciones del mundo y abrazar la vida.

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