Las Defensas Sociales en Chihuahua
Las Defensas Sociales en Chihuahua
Las Defensas Sociales en Chihuahua
972.083
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Colección Divulgación
Institu to Naci~nal de Antropología e Historia
Martha Eva Rocha Islas
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Portada: Fuerzas Auxiliares. Chihuahua.
Fotografía cortesía de la familia Enríquez.
ISBN-968-6068-03-1
Indice
Agradecimientos 7
Introducción 9
Epílogo 121
Bibliografía 143
Apéndice 15 1
7
Introducción
11
" ... trajeron hoy a Torreón, unos veinte y tantos prisioneros, casi
todos ellos jóvenes ricachos (curritos), de los que en esta ciu dad
formaban la defensa social. "2
3 Se refiere a los motivos por los que doce jóvenes que se ofrede-
ron como soldados, y don Apolinar Partida, "valiente, diestro y deci-
dido", como jefe de la organización. formaron la Defonsa Social en
el pueblo de San José de Gracia, Michoacán . en 19 13. A¡md. en Luis
Gonzále1 y González, Pueblo en vilo. /lficrohistoria de San José de
Gracia, 2a. ed ., México, El Colegio dc México. 1972. pp. 1::!::!- 1.23.
4 Entrevista al señor Trinidad Vega. reali,ada por Ximena Sl'pÍll-
vcda el 29 de octubre de 1973 . cn La Ju nta , Chihuahua . An:hivo de
la Pa labra . I N1\II SE P. PII 0 / 1/ 1.:!r,. p . 43 .
12
T ras la previa in fo rmación bibliográfica p asé a la con sulta
de fue ntes documenta les, sien do de pa rticular interés el
archivo de la Secretaría de la Defensa Nacio nal, en su s ram os
Ca11celaqos e Histórico, en donde con sulté los ex pedie ntes
personales de exjefes villistas, incluyendo e l del p ro pio Fran -
cisco Villa: los ex pedie n tes de los estados de Chihua hua,
Coa huila y Dura ngo de 19 1O a 1920 (te rritorio ne t am ente
villista): el Archivo General de la ació n en su ram o Presi-
de11 tes: Obregó11- Calles: va rios volúmenes de l Archivo de l
Pa trona to de la Historia de Sonora. sobre todo los relacio-
nados con el periódico villista Vida Nue11a: la colecció n de
docu mc n tos de Silvestre Te rrazas , q ue se encu entra en la
Bib lio teca Bancroft: los Archivos Nacio nales de Washington.
sólo e n lo re la tivo a l Departamento de In teligencia: docu-
mentos relacio nados con Ignacio Enríquez y Franc isco Mur-
gu ía. y fina lmente e l arch ivo particula r de l general Ignacio
C. Enríquez, cuya riqueza docu me nta l fue dete rminante
para la realización de este li bro.
Dicho arch ivo perma nece sin ca ta logació n : sin embargo
est,í o rgan izado crono lógicame n te en carpC'tas e n las que se
e ncu entra n docume ntos q ue abarca n de 19 15 a 1924. Fue
revisada la parte correspo nd ie n te a 19 15 - 1920. e n la que se
inclu ye n documentos oficiales. desde su nom bramien to de
gobernador p rovisional de l estado. oficial mayor de la Se-
cn~taría de Gue rra y Marin a. jefe de las Defensas Socia les y
F ue rzas Au xi lia res de Caba llería. hasta su cand idatu ra y
no m bram ie nto de gobe rnador constitucio nal de l estado de
Ch ihua hua en el pe ríodo 1920- 1924. bajo la presidencia de
Alvaro Obregón. También ~e con ultó ahí la com:spondcn-
cia de la jefa tura de las Defensa Sociaks cuando estaba al
frc•nte de l'llas el genera l Silvino M. García: documentación
que abarca tk fcbrúo a junio de 19 19 y que cont il·ne la
información de fumlac ió n. manejo y actividades de estas
organizaciones. así como la correspondt·ncia telcgdfica de
los jl'l'cs de las Defcnsas Sociales al c ua'rtl'I general de la_
mismas. .
Incrementaron l'Sta riq ueza documental los testimonio.
oraks. fut•nt e histó rica que nos permite recupera r aspectos
de la vida cotidiana tk los p rotagoni ras y cuya espon tane i-
dad y frescura en su narrac ió n sólo es posible captar me-
13
<liante la entrevista, permitiéndonos también confrontar y
complementar información no consignada en documentos.
A este respecto, se consideraron las entrevistas realizadas a
villistas que, ante las circunstancias del momento, se integra-
ron al constitucionalismo. El poder interrogar a estos hom-
bres que conformaron la base social del villismo y tratar de
comprender las motivaciones que los decidieron a incorpo-
rarse a las Defensas Sociales, tuvr .,ir, duda un valor funda-
mental en la investigació n.
El libro está dividido en tres partes. La primera ubica las
características socioeconómicas y la organización política
del estado de Chihuahua, previas al movimiento armado de
191 O, poniendo énfasis en el papel que jugaron las fuerzas
represivas estatales como sostén del sistema porfirista; la
segunda se centra en el estudio de la Revolución en el esta-
do, haciendo hincapié en la génesis del movimiento villista,
el surgimiento y el apogeo de la División de_] Norte de 1913
a 1915 ; y la tercera parte, sin duda la espina dorsal del tra-
bajo, ubica a las Defensas Sociales en su relación con el vi-
llismo en el período 1916- 1920, las características, los inte-
grantes y la vinculación con el Estado: el papel desempeñado
por Ignacio Enríquez como gobernador, frente al caudillo
Pancho Villa. Finalmente, a manera de epílogo, se examina
cómo las Defensas Sociales y Fuerzas Auxiliares del estado
de Chihuahua enfrentan a los campesinos, hasta que el go-
bierno les otorga legalidad como Guardias Municipales en
1922. *
14
Panorama económico-político del estado de Chihuahua en
vísperas de la Revolución
2 Eric R. Wolf. Las luchas campesinas del siglo XX, México, Siglo
Veintiuno Editores S.A., 1972, p. 31.
15
El Decreto sobre Colonización y Compañi'as Deslindado-
ras del 15 d e diciembre de 1883 , promulgado por el presi-
d e nte Manuel G o nzález, y la Le_1• sobre ocupación y enaje-
nación de t errenos baldt'os del I o. de julio de 1894. de Po r-
firio Díaz, acele raron e l proceso de despojo. 3 El prime ro.
e n su a rt íc ulo te rcero estipulaba que los inmigrantes e xtran-
j e ros y los habita ntes de la República podían o btener te rre-
nos baldíos so pre text o de poblarlos: además, se autoriza ba
la c reación de compañías p ara la medició n, deslinde, lo tifi-
cación , avalúo y descripción de tie rras: por e llo las compa-
ñías recibían en pago hasta la terce ra parte d el te rreno des-
lindado, mientras que las dos terceras partes restantes
p odían adq uirirlas a muy bajo precio. Ace rca d e e llas,
a lgunos autores afirma n 4 que fueron la forma organizada y
o fic ial de despojo que a rruin ó a la pequeña propiedad.
El proceso de concentració n de la propie dad d e la tierra
en el norte conforma especi ficidades que la distinguen de la
región centro- sur del país. En efecto. ya desde el período
colon ial e l n orte de Méx ico había pe rmanecido al margen
de la evoluc ión de l centro. La tie rra no era adecuada para la
agricultura: al n o rte los poblad o res sólo llegaban a las
regiones mineras y sus alrededores. 5
El e~tabkcimie nto de colonias militares 6 en la nueva
línea fronteriza con los Estado Unidos. e n 1848. como de-
fensa con tra las constante incursio nes de grupo~ de indí-
gena~ nómada . . llamados apaches. no inc re mentó ma yo r-
mentl' la po blación. aunque p ro movió la colon ización. Estas
c irc un <;tanc ia~ co ntri bu ye n a l predominio de grandes latifun-
-1 Entre ellos Lucio '.\l endie ta y úñe,. And rés Molina Enr íquez.
Francisco R . Almada.
16
dios en el norte: " los pocos pueblos indígenas libres que sir-
vieron de con trapeso era n de tribus agrícolas, de las c uales la
m ás importante era la de los yaquis de Sonora". 7
Particularme nte e n el estado de Chihuahua la concentra-
ción de la tie rra fue muy inte nsa: para 1880 existían en el
estado dos grand es latifundios, el de Pablo Martínez del Río.
que tuvo sus o rígenes en la época colonial y que para 1860
gran parte había pasado a poder de Terrazas y H. Mülle r, y
el del propio Luis Terrazas, que se sitúa en la é poca de la
Reforma y que siguió incrementán.dose a expensas de ha-
ciendas de. menor tamaño, alcanzando una dimensión de
algunos millones de hectáreas y creand o así una de las
mayores fortu nas de la Repúbl ica Mexicana. Hacia 1900
existían en Chihuahua 158 haciendas y 274 ranchos regis-
trados:8 y en 19 1O aproximadamente dos quintas partes
del territorio c hihuahuense estaban e n manos de quince
propietarios. 9 Los la tifundios inclu ían principalmente la
17
parte que podía ser aprovechada en las labores agrícolas y
ganaderas; mientras los campesinos iban perdiendo no sólo
sus tierras, sino una serie de derechos adquiridos como co-
lo nizadores: autonomía municipal , exenció n de impuestos,
tránsito libre, derecho al ganado, e ntre otros.
El auge capitalista de la frontera sur de los Estados Uni-
dos de Norteamérica y la construcción del Ferrocarril Cen-
tral Mexican o en 188 1. abrieron al país un nuevo mercado
para el algodón, el ganado y los minerales, lo cual afectó
profundame nte la situación de.sus pobladores, sobre todo la
d e los colonos militares que conformaban una clase media
agraria . 10 El ganaJo que antes de 1880 era conside rado sin
dueño ya que no había mercado para su ven ta, fue acapara-
do por parte de los hacendados.
Esta pérdida de derechos se fue manifestando a través de
dive rsos brotes d e rebeldía e n contra del régimen porfirista,
entre 1886 y 1893. Los pueblos del Norte estaban armados
y te nían una larga tradición de lucha contra los grupos nó-
madas. Tal es el caso del alzamiento de los vecinos de Cu-
sihuiriachic protestando por autoridades impuestas por el
gobierno estatal ; la conspiración de Ciudad Guerrero, cuyas
causas políticas fueron la reelección del presidente Díaz y la
promulgación de una reforma a la constitució n local que su-
primía a los presidentes municipales encomendando sus fun-
ciones a los jefes políticos; el motín de La Ascención, el
conflicto e n T emósachic, ambos po r cuestiones electorales, 11
18
y el alzamiento de Tomóchic, cuya población a fines de
1888 había empezado a perder toda una serie de tierras
comunales declaradas como baldías y adjudicadas en parte
por la-compañía Limanto ur:12 el pueblo estaba descontento
por la imposición del jefe seccio na! Juan Ignacio Chávez:
tras un matiz religioso se ocultaban causas económico - po-
líticas13 que desencadenaron una sangrien ta lucha: fuerzas
rurales estatales y el ejército federa l pusieron sitio a la po-
blación, la cual resistió en forma heroica durante dos mese~
hasta que finalmente fu e aniquilad a. Fue sin embargo para
la dictadura porfirista un claro ejemplo de resistencia cam-
pesina. Movimientos m ás ambiciosos, cuya finalidad era el
derrocamiento de Díaz, 14 se presentaron en Santo Tomás y
en Palomas en 1893. Sin embargo , todos estos brotes rebel-
des fu eron fundam entalmente localistas: no hubo en ellos
un apoyo decidido de o tros sectores de la població n. En esta
época se genera en el Norte la aparición de una clase media
agrícola, la cual fu e en aumento debido a la transformación
19
de lu región fronte riza: desarrollo de la minería, de los fe-
rrocarriles y de cie rtas industrias locales. 15
En Chihuahua. que con taba con grandes extensio nes de
t ierra - no siempre buena para la agricultura- , la mano de
obra escaseaba, por lo que las parcelas alquiladas eran
de mayores dimensiones y los arrendatarios estaban en po-
,;ibilidades de obtener más que la mera subsistencia; además
de que trabajaban tres o cuatro meses al año en el campo y
el resto se alq uilaban en las minas o emigraban a los Estados
Unidos. 16 Paralelamente estab~ creciendo la clase obrera, en
particular por la construcción de las vías férreas donde se
percibían salarios más altos que los de las haciendas.
El núcleo más numeroso de trabajadores norteños fueron
los vaqueros en las haciendas ganaderas, cuya situación era
más favorable en relació n al resto de los trabajadores del
país. Su salario en 1902 fll! ctuaba entre siete y ocho pes·o s
mensuales, más alimentos, y además muchos de ellos tenían
ganado propio en tierras de la hacienda. 17
Los peones e ndeudados, al iniciar el siglo habían casi desa-
parecido en el estado debido a una serie de factores favora-
bles a los trabajadores: por una parte "el trabajo en las mi-
nas, un creciente número de hilanderías de algodó n o la
migración a los Estados Unidos, ofrecían oportunidades que
debilitaron la estructura de la servidumbre por deudas e
in cremen taba la movilidad de la fuerza de trabajo" . 18
Estas circunstancias obligaron a los terratenientes a reem-
plazar el t rabajo acasillado por contratos de aparcería con
salarios más elevados. Mientras que en el centro del país, los
medieros pagaban a la hacienda casi dos t erceras partes de
la cosecha, en el Norte pagaban un tercio o la mitad. 19
20
La estructura de poder imperante e n e l porfirismo tendió
a fre nar los levantamientos cam pesinos y en general a repri-
mir los movimientos de descontento con tra el régimen . La
idea rectora del porfirismo, aco rde con e l liberalismo deci-
monónico, fue la de progreso: para logra rlo se requería de
··paz" y una esta bi lidad q ue ga rant iza ra e l invcrsioni mo
tan to extranjero com o nacional. Prctend ía "justificar el
privilegio de la riqueza, para q ue de s u libre juego surgiese
un país poderoso, y señalar la urge ncia de un régime n polí-
tico dictatorial y autoritario que pudiera llevar a té rmino la
gra n o bra de unificació n naciona l de que precisaba Mé-
xico. io
Para tales fin es e l aparato po lítico quedó estructurado de
la sigu ie nte fo rma: en los estados, el poder lo ejercerían los
gobe rnad o res: e n los difere11tes distritos, jefes políticos
nombrados por éstos y confirmados e n su s puestos por e l
presidente: todo ello bajo una estru c tu ra piramidal absoluta,
contro lada desde e l centro po r Porfirio Díaz. Para su sten tarse
en e l poder, el ejército j ugó un papel primo rdial. Díaz - que
procedía de ese ejérci to - se esforzaba por asegurarse el
apoyo de genera les y oficiales de a lta grad uación; así, div i-
dió a l país mili ta rm ente e n diez zo nas, tres comandancias y
catorce jefa turas que debían evitar e l brote de cualquier agi-
tación política: C hih uahua quedó comp rend ida dentro de la
Segunda Zo na Militar. En e l campo el jefe político contaba
con los rurales para man tener e l "orden y la paz"::! 1 fu eron
ellos quienes represe ntaron la autoridad de D íaz e n el cam-
po. Los rurales provenían de las filas de desempleados. o
b ien eran convictos por crímenes civiles o militares que en
nombre del orden y de la ley ac tuaban con incre íb le bruta-
lidad: sus abusos, au n sie ndo descubiertos. permanecían im-
punes. Díaz impuso una sola condición a la policía rural :
21
ilimitada lealtad ; y contaba con ella aún en 19 10 y 191 I ,
cuando su régimen se.derrumbaba .22 ·
Los rurales desempeñaron un papel fundamental en la
pacificación del campo mexicano. contribuyendo al propó-
si to del porfirismo de mostra r al mundo la estabilidad del
país y su marcha armoniosa.
En los distintos estados de la R epública, el control polí-
tico e ra apoyado por fuerzas policíacas esta tales: urbanas y
rurales, e ncargadas de sofocar cualqu ier levantamiento , así
como por las den o minadas "guardias blancas'', al servicio de
in tereses privados. Las empresas ferrocarrileras, mineras y
agrícolas estaban auto rizadas para tener su p ro pia policía.
En Chihuah ua el orden era controlado por las Fuerzas de
Seguridad Pública también llamadas Cuerpos de Gendarmes
del Estado, que e n número aproximado d e 200 ho mbres
dependían directamente del gobernador y eran pagadas co'n
presupuesto del estado: te nían a su cargo mantene r la "paz
pública". En 1895 se c reó la po licía rural en cada pueblo del
estado, des tinada exclusivame nte a reco rrer periód icamente
los campos y caminos de su respectiva municipalidad , para
perseguir y apre he nde r a toda clase de malhecho res encon-
trados den tro de su jurisdicción. La policía era nombrada por
la autoridad política de los re pectivos pueblos, previa apro-
bación del Ejecutivo del estado: su número. de dos a diez
policías, era determinado en fun ció n de los habitantes y
ex tensión te rrito rial de los pueblos. 23
Entre los requisitos que se cxigfon para ser policía rural
se d estacaban: conocer bien el te rreno a vigilar. tene r apti tu-
des para el c rvicio. poseer a rma y caballo para el mejor de-
sempeño de su cargo, un capital que no excediera de
S 500.00 en bienes raíces y semovientes, y •·notoria honra-
22
dez".24 Sin em bargo, como "fuerzas represivas" locales,
brazo fuerte de los funcionarios civiles, en ocasiones actua-
ban brutalmente en el cumplimiento de las órdenes que les
eran señaladas.
El reglamento de organización autorizaba al gobernador
para aumentar la fuerza de Seguridad Pública en caso de ser
necesario ; así, en los estados se reproduce la misma estruc-
tura de control implementada por Díaz a nivel nacional.
Administrativame nte Chihuahua estaba dividida en dis-
tritos; la autoridad del gobernador recaía en un jefe po lítico;
los distritos a su vez se subdividían en mun icipalidades,
represen ta das po r ay untamientos o presiden tes de sección ;
las municipa lidad es, en comisarías, localizadas en pueblos
pequeños, haciendas y ranchos.
Para mante ner la aparente estabilidad del régimen, la
fu erzas polic íacas jugaron un importante papel y por lo
mismo se hicie ro n cada vez más indispensables, incremen-
tándose su número confo rme la dictadura porfirista ava nzaba
y la represió n se hacía más evide nte. Incluso llegaron al
estado los primero de tacament os de rurales - fines del por-
firismo cuand o grupos libera le ex iliados en Estados Un idos
incitaban a la rebe lión en el ca mpo, distribuían propaganda
y ocasionalmente cruzaban la fronkra.
Desde 4ue Díaz to mó L' I poder en 1876 hasta principios
del prese nte siglo. estab leció una clara separación entre el
poder político y el co ntro l eco nó mico; así, los caci4ucs re-
tendrían fun damental mente el poder económico, en tanto
que el pode r po lítico estaría en manos de los gobernadores
de los estado~ y los jefes políticos en los distritos; se evi taba
con ello q uc lo · ca<.:i4 ues adquiriesen demasiada fu erza y
<.:onsti tu ycra n un peligro para el istema.
1:.n Chihuahua el poder eco nó mico estaba representado
por la fami lia .Terrazas?~ 4ue en estos momentos (1876
1892) era antagónica a Díaz. Las revueltas de La .\loria y
24 ! Mdem.
25 Además de los 2'679,954 hectáreas que poseía aun cuando hay
d1vergenc1as e n relación al to ta l de tierras de la familia TerraLas, era
23
Tuxtepec habían d e te riorad o las re laciones e ntre ambos ge-
ne rales: T erraza , juarista primero, lerdisla después, no vio
con agrado e l triunfo del plan tuxtc pecano y e l ascenso de
Díaz .a la presidencia. Fue por e llo que cie rt os brotes de re-
beldía ca mpesina q ue se ge ne raro n e n el estado, sobre tod o
los provocados por cuestiones po lítico - electora les, estuvie-
ron ligad os de una u otra manera con e llo : pretendían debi-
lita r al gobie rn o estata l. Ha ta esta e tapa, finales de s iglo, la
familia Te rrazas y los campesinos habían coexis tid o e n ar-
m o nía : las tierras de éstos habían ido respetadas. 26
Durante la gubernatura de M·igue l Ahumada. iniciada en
1892, se lleva a cabo una políli<.:a de conciliació n en tre Díaz
y la o liga rq uía te rraten ie nte de Chihuahua. la familia Terra-
zas, con la media tización de su sob rin o y ye rn o Enrique
Cree!, mie m bro del partido de los C ientíficos. quien se con-
ve rtirá en embajador en Estados Un idos primero y ministró
de R e lac io nes Exteriores desp ués. Culmina e te acercamien-
to con la e ntrega que hace Díaz del gobierno de Chihuahua
a los T errazas, centralizando por primera vez en una familia
ambos poderes, e l económico y el político. en 1903- 1904
con Luis Te rra zas. en 1904 19 1O con Enrique Cree l. hasta
q ue se desencadenó e l movimiento armado. Así. la situació n
de los trabajadores norteños ca m bió de modo radical en los
primeros años de l siglo XX. debido a una serie de fac to rc
q ue transformaron completame nte a las clases altas del es-
tado. Esta transformación abarcó tan to a la o ligarquía local
com o a los g rupos de inversionistas extra njeros. a quienes se
24
les seguían otorgando concesiones en los diversos ramos de
la industria extractiva: agricultura , minería y petróleo. La
inversión de sus capitales la canalizaron fundamentalmente
a estos sectores de la economía: "acaparamiento de tierras
y de vastas regiones foresta les, construcción de ferrocarri-
les: minería y metalurgia: apoderamiento de las riquezas
petrolíferas: control de las finanzas y lucha por e l control
del mercado mcxicano".2 7
Grandes compafHas extranjeras reemplazaron a los inver-
sionistas particu lares. En la metalurgia la American Smel-
ting & R efining Co. (ASARCO), de los hermanos Guggen-
heim. ejerció e l control en e l país estableciendo fundiciones
en diversos estados de la parte septentrional. En los ferroca-
rriles. aun cuando e n 1907 se creó la compañía gubernamen-
ta l Ferrocarriles acionales de México 28 producto de la
fusión de las tres más importantes empresas con sus líneas
subsidiarias- . detrás de la aparente m exicanización la admi-
nistración seguía en manos de monopo lios estadounidenses.
Especial interés manifestaron los inversionistas extranjeros
frente al boom petrolero en el Golfo de México: este fue
uno de los factores fundamenta les que incidieron en la po-
lítica de los Estados Unidos con respecto a México. En la
,cgunda década del presente siglo e l petróleo determ inó en
grado considerable el carácter de las relaciones económico-
políticas entre México y e l vecino país del norte. 29
E •l IM .ULL l.: LI •• \
La política de privilegio y protección al inversio nismo
extranjero, implementada por Día4'., agudizó las contradic-
ciones al interio r de las clases dominantes, hasta provocar
que un sector de la burguesía t errate niente nacional empe-
zara a o rganizarse en grupos de oposición, los cuales poco a
poco fuero n creciendo y buscando alianzas con otras clases
hasta manifest arse abiertamente oposito res al régimen.
El problema agrario se recrudeció. En Chihuahua el go-
bernador Enrique Cree! ex pidió en 1905 una ley especial de
expropiación que despojaba de .tierras a parte de las excolo-
nias militares: para 1906 algunas de las colonias más antiguas
empezaron a sentir los efectos de estas medidas. Los habi-
tantes de Narniquipa escribieron al presidente Díaz un me-
mo rial protestando por el despojo de que habían sido víc-
timas: " Vemos con profundo pesar que esos terrenos que es-
timamos en justicia como nuestros, porque los hemos reci-
bido de padres a hijos y fecu ndado con el trabajo constante
de más de un siglo, van pasa ndo a manos de ex traños me-
diante un sencillo denuncio y el pago de unos cuantos pe-
sos"·. 30 Los pobladores de Jan os, otra de las más antiguas
co lo nias militares, también elevaron su queja ante e l presi-
dente Díaz en los siguien tes términos: "A dos leguas de J a-
nos se encuentra la Colo nia Fernández Leal; próspera, pero
cuyos d ueños viven con toda comod idad en los Estados
Un idos, mientras nosotros, que hemos sufrido con las inva-
siones de los bárbaros a los que nuestros padres desterraron,
no podemos obtener el terreno". 3 1 Como éstas, más colo-
nias elevaron también sus protestas, au nque sin éxito.
También fue expedida una ley de Hacienda Municipal 32
que gravaba en form a excesiva a un secto r de la sociedad
que en Chihuahua la constituía una clase media agraria y
urbana , mientras que las grandes empresas quedaban casi
exentas del pago de im puestos. Este régimen de privilegio
3 1 Ibi'dem, p. 25 .
26
propició que el descontento que existía hacia la familia
Terrazas- Cree! fuera en aumento, ya que desde que asu-
mie ron el po der político, los negocios, los empleos munici-
pales y estatales, eran manejados por ellos.
Las protestas ya no fueron sólo de los grupos campesinos;
diversos sectores iban entrando en contradicción. En esta
primera década del siglo se manifiesta más abiertamente la
clase media: profesionistas e intelectuales, que padecían la
opresión y la falta de oportunidades. La oposición se ma-
nifestó primero a través del perio_dismo independiente, re-
presentado en Chihuahua por Silvestre Terrazas, editor del
diario El Correo de Chihuahua, fundado en 1899. 33 Al
mismo tiempo algunos intelectuales empezaron a organizarse
contra la dictadura; se generó un movimiento oposicionista
que tuvo apoyo principalmente en la clase obrera y en los
ectores medios: el movimiento magonista, cuyo documento
Programa del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación, fir-
mado en San Luis Missouri en 1906,34 fue el texto de mayor
trascendencia en la etapa precursora de la Revolución . En
él se conjugan dos tendencias : en lo polí'tico, la puramente
liberal de un reformismo que, en lo económico- social, re-
coge las demandas de obreros y campesinos.
A mediados de 1908 el PLM organizó un movimiento
revolucionario en el distrito Galeana de Chihuahua, encabe-
zado por Práxedis G. Guerrero, que debía levantarse en el
otoño del citado año, al igual que o tros núcleos magonistas
(se contaba con 46 grupos armados listos a levantarse). La
falta de comunicación entre ellos, la escasez de armamento
y el no tener vinculación directa con los campesinos, fueron
las causas de que el movimiento se descubriera y los involu-
crados fueran renazmen te perseguidos y enca rcelados. 35
3 3 Sobre su vida y actuación como director de El Correo de Chi·
huahua, véase Silvestre Terrazas. El 1·erdadero Pancho Villa, México,
Ediciones Era. 1985.
34 Véase Programa del Partido Liberal .Mexicano y Manifiesto a la
Nación, en ~lanuel González Ramírez. Plan es pol,'ticos y otros docu-
mentos. Mrx ico, Fo ndo de Cultura Económica. 1974, pp. :?4-:?9.
:?7
Un factor decisivo en el estallido del movimiento armado
de 191036 fue la gran crisis económica de los trabajadores
agrícolas en el segundo lustro del siglo XX, que afectó de
singular manera al estado de Chihuahua. En 1907, debido a
las fluctuaciones en la minería, miles de mexicanos que
trabajaban en los Estados Unidos fueron despedidos y las
autoridades norteamericanas los repatriaron. Al mismo tiem-
po fueron cerradas una serie de minas, especialmente en
Hidalgo del Parral, quedando sin empleo los obreros y sin
trabajo los inmigran tes. Parale la!'J1en te, una c risis en la agri-
cultura debida a he ladas e inundaciones, ocasionó la pé rdida
total de las cosechas de maíz en ese año.
Francisco I. Madero escribía en 1908: "el país, a pesar de
su vasta extensión de tierras laborales, no produce el algo-
dón , ni el trigo necesario para su consumo e n años normales,
y en años estériles tenemos que importar hasta e l maíz y el
frijol, bases de la alimentación del pueblo mexicano". 37
Esta crisis se manifestó en el alza de precios e n los artícu-
los de primera necesidad , y a ella no correspondió una igual
de los salarios. En general toda las clases sociales se vieron
afectadas por el desempleo, hambre, carest ía ; fluctuaciones
en la moneda fueron características de esta etapa .
A esta crítica situación agreguemos las declaraciones que
hizo Díaz en 1908 a l periodista J ames Creelman, en el sen-
tido de que el país ya estaba preparado para la democracia,
y por ello enarbolaba su firme resolución de separarse del
gobierno al concluir su período presidencial en 191 O. 38 La
actividad política encuentra un espacio para manifestarse
más abiertamente; clubes y círculos políticos congregan a la
o posición.
Así. para noviembre de 191 O el movimiento made rista
tie ne como escenario e l norte d e México, movimiento que
32
to en Bachíniva, J osé de la Luz Blanco que se insurreccionó
en Pedernales, José Ma. Caraveo en Ocampo, Guillermo
Baca en el distrito Hidalgo. Cabe citar a Cástulo Herrera,
quien había dirigido el sindicato de mecánicos en Chihuahua
y era miembro del Partido Antirreeleccionista en la propia
ciudad . Al grupo que encabezaba Herrera se le unió Pancho
Villa, quien hasta 1910 había sido un proscrito, 6 un abigeo
perseguido por la Acordada y dirigido por el cabecilla Igna-
cio Parra. Desde Durango se internó en el estado de Chihua-
hua, donde trató de asentarse trabajando en minas, de alba-
ñil, en el rastro y vend iendo carne en su oropio expendio:
pero siempre tuvo que huir de la acción punitiva de sus
perseguidores.
Asediado por las autoridades de Durango y Chihuahua.
siempre a "salto de mata", se internó en la sierra. hecho que
tanto le dio una perspectiva más amplia de la realidad del
campo norteño, como le permitió conocer bien este territo-
34
runte toda la campaña contra los federales el "ejército" de
Orozco fue el elemento mú efectivo del madcrismo. 10
Ante la generalización de los brotes de rebeldía en el
estado," Po rfiri o Díaz re forzó la Segunda Zona Militar que
com prendía Chihuahua y Durango, y o rdenó que se incre-
mentara la policía rural estatal como apoyo a las fuerzas fe-
derales. Sin emba rgo, poco a poco las poblaciones eran to-
madas por los revolucionario . a quienes se estaban uniendo
contingentes procedentes de Sonora y Coahu ila. En tales
circunstancias, el gobernador Enrique Cree( ordenó que se
o rganizara n Cuerpos de Voluntarios en los distritos Galeana,
Jiménez y Bravo!>, y se guarneciera la plaza de Ciudad Juórcz
con un cuerpo de cien hombres, ya que:
35
por remoto que aparezca, se mueren los sentimientos de patriotis-
mo y los de dignidad personal, y además se les ofusca el criterio, y
dejan de comprender estas pobres gentes que con esa actitud indi-
ferente están contribuyendo directamente para la destrucción de
lo que constituye su ideal o sea su fortuna.11
37
ninguna cxpropiac1on o in cautación de haciendas: lo único
que se hizo en materia agraria fue prohibir la venta de terre-
nos baldíos, así como la denuncia de terrenos municipales,
mientras se elaboraba un proyecto de distribución o venta
de tierras entre los campesinos. 15
Respecto a los desempleados que se habían unido al ejér-
cito maderista. nada se hizo por ellos.
De acuerdo a lo pactado en los Tratados de Ciudad Juárez,
Abraham González, en su calidad de gobernador, inició el
licenciamiento del ejército maderista en Chihuahua, gratifi-
cando a cada soldado con cincuenta pesos y veinticinco pe-
sos más a los que entregaban riíle o carabina, y el pasaje de
ferrocarril que los llevaría de regreso a su. pueblo natal, lo
que significaba que volvían a la misma situación de miseria
en la que se encontraban antes de unirse aJ maderismo.
A jefes como Tomás Urbina, Toribio Ortega y Fidel Avila, ·
se les gratificó con cien pesos; a Pascual Orozco se le entre-
garon cincuenta mil pesos 16 y a Villa diez mil, los cuales
aceptó en calidad de préstamo, con lo que estableció un ne-
gocio de ganado y carn icería en la ciudad de Chihualma.17
Al hacerse cargo de la presidencia del país, ·en octubre de
1911 , Madero suprimió temporalmente la Segunda Zona
Militar, creando en el estado la Primera Zona RuraJ al man-
do de Pascual Orozco, 18 constituida por an tiguos soldados
maderistas que al reintegrarse a las milicias estatales encon-
traron una nueva forma de empleo.
A fines de 1911 e inicios de 191 2 se manifestaron claros
síntomas de divisiones políticas entre civiles y militares, y
un grupo tras otro fueron rompiendo con Madero, declarán-
dose en rebeldía contra el gobierno constituido. 19
15 / bz"dem, p. 57.
38
En el Sur, Emiliano Zapata se había negado a licencia r a
su gente y siguió en pie de lucha por la transformación de las
estructuras agrarias existentes, en favor de una restauración
de la propiedad agraria comunal de los pueblos, proclamando
el Plan de A y a/a el 28 de noviembre de 19 1 l. 20 La lucha por
sus tierras en el fondo seguía siendo el problema esencial y
único de los pueblos zapatistas.
En el orte la revuelta orozquista obedece a factores de
diversa índole. Si bien es cierto que Orozco no simpatizó
desde un principio con Madero, el• distanciamiento entre
ambos responde al rencor q ue Orozco le guardaba, ya que
sentía que no le había retribuido como él esperaba, su
participación en el triunfo del maderismo. A Pascual Orozco
se le identifico con varios grupos disidentes: el reyista, la
rebelión vazquista a la que incluso combatió a principios de
19 12; también con los sectores conservadores de Chihuahua:
sin embargo, además de su ambición de poder, el factor de-
cisivo que Jo llevó a tomar las armas contra Madero fue la
petición formal que los distintos líderes revolucionarios le-
vantados en armas le hicieron para que se constituyera en
caudillo y general del Ejército Libertador;21 en m uchos de
sus se!,>uidores, fue el desempleo en que se trad ujo el licen-
ciamiento parcial de las fuerzas maderistas.
El 3 de marzo <le 1912, Orozco, después de romper con
Emilio Vázquez Gómez asume el mando de la rebelió n y
proclama el Pacto de la Empacadora, 22 reafirmando la nece-
sidad de una pronta solución al problema agrario y propug-
nando una serie de cambios tendientes a favorecer a la clase
obrera. Estas ideas denotan gran influencia del Programa del
Partido Liberal Mexicano de 1906. El plan lo firmaron di-
rigentes de diversa filiación: magonista. vazquista, y antiguos
exfederales porfiristas; J osé Inés Salazar. Emilio P. Campa .
40
de las milicias estatales revolucionarias para que el ejército
federal tuviera nuevamente el control sobre las fuenas ar-
madas y diera el apoyo a los grupos conservadores con quie-
nes se ligó. Esto explica la inculpación que Huerta hace a
Pancho Villa del robo de una yegua, 26 el sometimiento
a consejo de guerra sumario y el pretendido fusilamiento
que no se llevó a cabo por intervención directa de Madero;
el traslado de Villa a la penitenciaría en la ciudad de México :
el proceso que se le abre acusándolo de los delitos de insu-
bordinación, desobediencia y robo 1 para declararlo formal-
mente preso el 13 de junio de 1912; su posterior traslado a
la prisión militar de Santiago Tlatelolco, de donde se fuga
hasta llegar a la frontera con los Estados Unidos. Ya en te-
rritorio norteamericano continúa en comunicación con
Abraham González, quien le aconseja mantenerse fuera
del país. La verdadera razón era que Villa representaba al
núcleo más importante y consolidado de las fuerzas irregu-
lares en Chihuahua y por ello era necesario eliminarlo.
El cuartelazo proporcionó la coyuntura para consolidar
los objetivos de Huerta. Los grupos conservadores: hacen-
dados, empresarios, intereses extranjeros y el ejército federal,
pusieron los elementos a su alcance para recuperar nueva-
mente el poder.27
El Pacto de la Ciudadela 28 y los asesinatos de Madero y
Pino Suárez, en vez de poner coto a la Revolución desenca-
denaron el movimiento en forma generalizada, violenta y
siste111á tica.
41
El movimiento villista. Surgimiento y apogeo
de la División del Norte, 1913-191 S
45
El pueblo sentía gran simpatía por Villa, porque estaba identifi-
cado con su origen , con sus aspiraciones de reivindicar sus derechos,
de alcanzar una justicia social, humana, sobre todo de no soportar
un acto de tiranía como el que hubiera implantado Huerta. 10
...
d e los estados de Chihuahua y Durango se fueron incorpo-
rando a la División de l Norte: Fidel Avila. que había sido ca-
pataz de una hácienda, se inco rpora co n vaqueros y peones:
Maclovio y Luis He rrera se le unen e n Camargo ; Tomás Ur-
bina, con 600 hombres, e n Jimé nez; Ro do lfo Fierro, ferro-
carrilero: Calixto Co ntre ras, campesino de La Laguna ; los
he rmanos Eugenio y Luis Aguirre Be navides, ricos de la
regió n de Parras. Co ahui la: Severino Ce niceros, artesano de
La Laguna, e ntre o tros, hasta constitui r el po de roso ejército
villista que de rro tó a los federales e n dive rsas batallas, o b-
te nie ndo con e ll o el con trol militar e n casi to do el estado d e
Chihuahua. Fue e nto nces c uando los je fes de la División del
No rte acorda ron designar al general Villa como gobernador
p rovisional de este cstado 11 el 8 de diciembre de 19 13,
siendo confirmado e n su puesto po r e l Prime r Je fe Venustia-
no Carranza . Ejerció el po de r po lítico-admin ist rativo pocos
meses (has ta febre ro de 1914) debido a que nuevame nte re-
) gresa a hacerse cargo de las operacio nes en su avance militar
1 contra el hue rtismo . iniciándose así una etapa de gobie rnos
46
villistas en Chihuahua, encabezados por el profesor Manuel
Chao, el periodista Silvestre Terrazas y el agricultor Fidel
Avila, que gobernó hasta diciembre de 1915 , en que termi-
nó el régimen villista en Chihuahua.
En este lapso se llevó a cabo una serie de medidas ten-
dien tes a destruir el poder económico y político de la oli-
garquía tradicional gobernante, modificando la estructura
del estado durante algún tiempo. Francisco Villa puso de
manifiesto sus propósitos sociales con la expedición de va-
rios decretos tendientes a beneficiar a la población de Chi-
huahua, así como a satisfacer las necesidades prácticas de
financiamiento para la guerra y lograr el apoyo de la pobla-
ción local.
Entre los decretos emitidos por Villa como gobernador, el
más trascendente es el de "Confiscación de Bienes" del 12
de diciembre de 1913. Confiscó, a título de restitució n de
bienes nacionales, las propiedades muebles e inmuebles per-
tenecientes a Luis Terrazas e hijos, hermanos Cree!, herma-
nos Falomir, José Ma. Sánchez, hermanos Cuilty, hermanos
Luján , J . Francisco Molinar y todos los familiares y demás
có mplices que con ellos estuvieren relacionados. Al triunfo
de la Revolución se dictaría una ley reglamentaria que ha-
bría e.le determinar la equitativa distribución de dichos bie-
nes, poniendo en primer término a las viudas y huérfanos, y
en seguida a los veteranos que habían tomado parte activa
en el movimiento : igualmente se restituirían a sus legítimos
duefios las propiedades que les fueron arrebaradas. 12 Al
mismo tiempo Villa decretó el establecimiento del Banco
del Estallo, que emitiría papel moneda hasta por diez mi-
llo nes de pesos, cuyo respaldo sería el total de los biene.
confiscados, quedando a cargo del propio Banco la admi-
nistración de dichos bienes.
Villa decretó la fiscalización de las propieuac.les de súb-
ditos espafioles: nomb ró un interventor para manejar los
productos que serían destinados a subsidio de guerra hasta
el triunfo del movimiento armado, destinándose después al
48
ingreso económico; tal es el caso de icolás Fernández, ca-
poral de una hacienda de los Terrazas. 15
Las haciendas confiscadas se mantuvieron íntegras y sólo
los productos de consumo eran repartidos en gran medida
entre las capas más pobres de la población: carne, alimentos
e incluso dinero en efectivo .
El ejército villista aglutinó un grupo heterogéneo en su
composición. La base social de la División del Norte la inte-
graron trabajadores móviles, mineros y obreros desemplea-
dos, para quienes el ejército se comiirtió en el principal me-
dio de sustento. Un grupo considerable de vaqueros y peo-
nes de las· haciendas, poco a poco se fueron incorporando:
también se ligaron al villismo importantes sectores de clase
media que veían la oportunidad de ascenso social en la
nueva administración, al triunfo del movimiento, a nivel lo-
cal e incluso nacional.
Duran te 1913 y parte de 1914, los cuerpos de ejército
operaron en forma independiente. El problema del financia-
miento se resolvió de manera aislada, y el ejército villista
pudo financiar el movimiento armado, primero mediante la
imposición de préstamos forzosos y después a través de la
expropiación de grandes propiedades ganaderas en Chihua-
hua y de algodón en la región lagunera, sin llegar a afectar
las posesiones de los norteamericanos, lo cual le valió a Villa
el apoyo de los Estados Unidos, lo que se tradujo en lapo-
sibilidad de adquirir e introducir armas y pertrechos de gue-
rra que darían a la División del Norte la fama de ser el
ejército mejor equipado (además de poder adquirir arma-
mento de los Estados Unidos, sus integrantes recibían un
sueldo), quizá también el mejor alimentado; mejor adiestra-
do, y estrictamente jerarquizado. Finalmente, fue este
contingente el que consumó la derrota del huertismo. 16
En las batallas de Tierra Blanca. Chihuahua y Ojinaga,
el ejército federal en el estado es totalmente vencido: la
toma de las plazas de Torreón y Zacatecas en 1914 fue de-
49
cisiva no sólo para el aniquilamiento de Huerta y el ejército
federal; acarreó además el rompimiento en tre Villa y Ca-
rranza, intensificándose la guerra civil entre las facciones
contendientes: carrancistas, villistas y zapatistas.
Venustiano Carranza, hacendado y gobernador de Coa-
huila, había ocupado cargos importantes en la administra-
ció n porfirisra, de ahí que su proyecto político respondía a
intereses conservadores. Desde que se pronuncia contra
Huerta, su re lación con Pancho Villa fue de antipatía, de
profunda desconfianza y hasta de hostilidad. 17 Al lanzarse a
la lucha annada constitucionalista, no quiso destruir el lati-
fundismo; y cuando hubo necesidad de recurrir a las confis-
caciones, aclaró que serían temporales y que no permitiría
que la tierra fu ese divid ida entre los campesinos. 18
Las diferencias entre ambos se agudizaron cuando, por
una parte, Carranza quiso impedir la expropiación de tierras·
y a fines de 1914 pidió a Villa que las haciendas confiscadas
fueran puestas bajo el control carrancista. para devolverlas a
sus antiguos dueños, y cuando por otra pretendió poner un
dique a la preponderancia que iba adq uiriendo el villismo
tanto por sus triunfos mili tares como por su prestigio en tre
las clases popu lares. 19
La desobediencia de Villa al avanzar con sus tropas y
efectuar la toma de Zacatecas encomendada a Pánfilo ate-
ra, sacó a plena luz el conflicto entre a mbos jefes. Después
de tomada la plaza, Villa regresa con sus tropas a Torreón ;·
es allí donde los jefes de la División del Norte y del oroes-
te, intenta ndo zanjar las dificultades entre Villa y el Primer '
J efe, acordaron conferenciar en la ciudad de Torreón. El
resultado de esto fue un pac to establecido el 8 de julio de
1914, que en esencia proponía que se convocara a una con-
so
venc1on de jefes de to das las fue rzas constitucionalistas,
con e l fin de llegar a un acuerdo sobre un programa, un pre-
side nte inte rino y un go bierno provisional que convocaría a
elecciones,2°
La e ntrada de O b regón a la ciudad de México e l 15 de
agosto de 191 4, lleva a Carranza a tratar de estabilizar la
situación política y ejercer un control milita r. ombró de-
legados para q ue conferenciaran con los zapatistas y los so-
me tieran al poder de Carranza; pero los surianos completa-
ban el re parto de tierras en su zona y dieron decididame nte
preponderancia al problema agrario. 2i°
A mediados de septie m b re Ca rranza comunica a Villa y
a Obregón que ha resucito convocar a una junta para el lo.
de octubre e n la c iudad de México, con la re presentación de
todo e l pa ís, cuyo fin sería hacer surgi r la cimentació n de la
fu tura marcha política y económica de la nación. Villa ma-
nifiesta a Carranza que la Divisió n del o rte no acudirá a la
junta, ya que no se precisan las c uestio nes que serán tratadas,
con lo cual se corre e l riesgo de que la cuestió n agraria, que
ha sid o e l móvil de la Revolució n , q uede postergada y hasta
excl uida.
Al día siguiente se produce la escisión e ntre Villa y el
Prime r J efe, c uando Carran za rehusa aceptar la Conven ción
sobre las bases p ropuestas e n e l Pacto de Torreón 22
En este proceso de ruptura Obregón participa como me-
diador, yendo a Chihuahua a convence r a Villa de que se
someta, a cambio de c iertas promesas que e n esencia eran las
mismas pactadas e n T o rreón. Obregón se apoya en Villa
para obligar a Carranza a otorgar ciertas concesiones a las
masas, actitud que le perm itía al sonore nse ex tender su base
poi ítica y así cana lizar e l ascenso revolu cio nario. 23
52
designando a Villa como comandante en jefe de todas las
divisiones bajo la autoridad de la Convención. Villa inic ia su
avance a la ciudad de México, ocupándola el día 20 de no-
viembre, sin resistencia.
To mada la capital, cen tro y norte del país por las fuerzas
convencionistas. Carranza abandona la c iudad de México
refugiándose en el puerto de Veracruz, que acababa de ser
evacuado por las tropas norteamericanas. 27
Una vez establecidas en Palacio acional, las tropas vi-
llistas unidas a las zapatistas como hal;>ía quedado asentado
en el Pacto de X ocl1i111i/co. 28 sostend rían al gobierno de la
Convención, el cual debería ejerce r el poder político.
Es a partir de esta experiencia que el v-illismo empieza a
dar forma escrita a su ideario tic reivindicaciones sociales,
primero en la ley Agraria tic 24 tic mayo de 191529 y pos-
nomía a los estados para resolver los problemas sociales. Jesús Silva
Herzog. Breve Historia de la Revolución Mexicana. La etapa constitu-
cionalista y la lucha de facciones, México, Fondo de Cultura Econó-
mica (17), 1960, pp. 219-224; Arnaldo Córdova, op. cit., p. 163.
30 El programa fue expedido por la Convención al momento de di-
solverse ésta, el 18 de abril de 1916; sin embargo fue previamente dis-
cutido por villistas y zapatistas y aprobado antes del 1O de octubre de
191 S, día en que se separaron y los delegados villistas partieron al
norte. El programa consta de cin co grupos de artículos relativos a la
cuestión agraria, cuestión obrera, reformas sociales, reformas políticas
y tres artículos transito rios que se refieren a la elección y designación
de los gobernadores de los estados. Je'Sús Silva Herzog, op. cit., pp.
241 - 247.
31 Véase Ley de 6 de enero de 19 15, que declara nulas todas las
enajenaciones de tierras, aguas y montes pertenecientes a los pueblo~,
54
prometía la devolución de tierras a los pueblos que habían
sido despojados. Esta ley, en consonancia con el discurso de
Luis Cabrera del 3 de diciembre de 1912, pretendía "quitar-
le de las manos al zapatismo la bandera del agrarismo". s2
También se expidieron una serie de decretos de carácter
socioeconómico que contribuyeron a dar legitimidad al
constitucionalismo, aunque la guerra civil siguió laten te.
Los dirigentes del gobierno convencionista (Eulalio Gutié-
rrez, Jo:é l. Robles, Mateo Almanza y Lucio Blanco) final-
mente lo desconocen ; huyen de la ciudad de México ofre-
ciendo a Obregón incorporarse a ·sus filas, los restos del
gobierno convencionista, ahora con Roque González Garza
a la cabeza, tienen que abandonar la ciudad estableciendo la
sede en Cuernavaca. SS A fines de enero de 1915 Obregón
ocupa la capital, consumándose la separación territorial
militar entre el villismo y el zapatismo.
La primera medida implantada por Obregón fue retirar de
la circulación todos los billetes, excepto. los constitucionalis-
tas que estuvieren circulando expedidos después del lo. de
diciembre, provocando el caos económico. Las fuerzas ca-
rrancistas triunfantes, para ayudar a los grupos más indigen-
tes, establecieron puestos de auxilio en diferentes lugares de
57
los Estados Unidos,2 que se tradujo en la ayuda prestada al
Primer Jefe en la campaña de Sonora. 3 Entre las propiedades
de ciudadanos norteamericanos que Villa confiscó en su
regreso a Chihuahua estaba la hacienda Babícora, propiedad
de William Randolph Hearst, junto con gran cantidad de ca-
ballos y ganado.4 ·
Así, tras la derrota sufrida en la campaña de Sonora, en
El Alamito, Hermosillo y San Joaquín, Villa y los restos de
su ejército, castigados por un duro· invierno llegan a Madera
el l O de diciembre y se dirigen a la ciudad de Chihuahua; lo
que fuera la poderosa División d·el Norte se encontraba me-
llada y casi destruida. En este momento se aprecia en la
composición social del villismo una división de clases muy
marcada: los sectores medios que habían luchado al lado de
Villa en su época de apogeo ahora lo abandonan, e incluso
luchan al lado del carrancismo o bien se convierten en la
base de las Defensas Sociales que lo habrían de combatir
con tenacidad.
El día 20 de diciembre, al abandonar la ciudad de Chihua-
hua rumbo a la sierra, Villa declara públicamente su rebeldía:
No me rendiré, resistiré. Siempre estaré en pie de lucha hasta que
se presente la oportunidad de asumir la fuerza necesaria para de-
rrocar a Carranza o morir en la lucha. Yo siempre he defendido a
59
ción en México apoyada por los intereses conservadores,
pero que el gobierno norteamericano rechazó. 8
Villa, a través del diario oficial del villismo: Vida Nueva,
dio a conocer las condiciones humillantes mediante las cua-
les los Estados Unidos daban a Carranza su reconocimiento. 9
De todas las acusaciones que Villa hacía a Carranza sólo
una era cierta: "Carranza había accedido a examinar las pe-
ticiones de los Estados Unidos por los daños causados du-
rante la Revolución y estaba devolviendo a sus antiguos due-
ños las propiedades confiscadas" . 10
Unido a lo anterior, el problema del parque comprado por
uno de los agentes financieros de Villa, Lázaro de la Garza,
parque que había resultado para salvas, lo que influyó en el
desastre de Cclaya, y, claro, también la ayuda o torgada a
Carranza por parte de los Estados Unidos en la campaña de
IO lbi'dem, p. IV.
60
Sonora, cobraron en Villa un odio mortal hacia los nortea-
mericanos .
. Como represalia por los hechos ocurridos en Santa Isa-
bel 11 primero y el ataque a la población norteamericana de
Columbus, después, el presidente Wilson impuso a México
el embargo de armas -que nunca se llevó a cabo estricta-
mente- y para ello envió la expedición punitiva compuesta
de doce mil soldados al mando del general John J. Pershing,
a territorio nacional en persecución de Villa. 12
El 29 de marzo se produjo el primer combate de nortea-
mericanos y villistas. A partir de esto, Villa recobró nueva-
mente popularidad en Chihuahua, convirtiéndose en un
símbolo de la resistencia nacional. Su ejército se multiplicó
hasta ser nuevamente de varios miles de hombres en sep-
tiembre de 1916, que debían librarse al mismo tiempo de la
persecución de los carrancistas. Otra ventaja para Villa fue
que recibió varios baúles llenos de armas, enviados desde
Alemania, después del ataque antedicho. Aparentemente
habían sido comprados a una fábrica de armas en Bridgepot,
Connecticut, antes del estallido de la Primera Guerra Mun-
diaI.13
61
le dirige el propio Villa desde la Hacienda de San Jeró-
nimo.15 Incluso volvieron a tomar la ciudad de Chihuahua el
27 de noviembre de 1916, que se encontraba defendida por
fuerzas al mando del general Jacinto B. Trevifio, quien fue
destituido de su puesto de jefe del Cuerpo de Ejército del
Noroeste por haber evacuado la plaza.
Esta campaña contra el villismo emprendida por Carranza
y el ejército constitucionalista fue reforzada por los intereses
conservadores de Chihuahua, representados ahora por el
gobernador provisional del estadq, Ignacio C. Enríquez 16 y
la ayuda de las Defensas Sociales. Enríquez era originario de
la ciudad de Chihuahua; al término de sus primeros estudios
en este estado ingresa a la escuela particular de agricultura
en Ciudad Juárez, graduándose de ingeniero agrónomo en
Illinois, EUA. Dedicado a las labores agrícolas como adminis-
trador en la hacienda de Rubio, propiedad de la familia Zu-·
loaga, se incorpora a la Revolución al consumarse los críme-
nes de Madero y Pino Suárez en febrero de 1913, organizan-
do en Ciudad Juárez un regimiento de caballería denominado
. ..en los pequeños pueblos y rancherías, las que podrán ser inte-
gradas por sus mismos habitantes, a quienes se les proporcionará un
oficial de las fuerzas del Estado, de quien recibirán instrucción, or-
ganización, armas, parque y ordenes para en casos urgentes operen
en combinación con las que se encuentren más inmediata·s, o bien
incorporándose con las fuerzas del Estado, si así fuere necesario;
pudiendo una vez cumplida esa comisión, regresar a sus propios
pueblos.21
65
frente de ellas el coronel Carlos Carranza. 22 A las Milicias
Auxiliares se les cubriría medio haber, ya que tendrían tiem-
po suficiente para atender sus asuntos privados.
Con esta organización se pretendía privar a la guerrilla
villista de su fuente indispensable de suministro e informa-
ción: la población civil.
Las Milicias Auxiliares que Enríquez propuso constituye-
ron las Defensas Sociales en el estado, que empiezan a confi-
gurarse a partir de 1916 en algunas poblaciones de Chihua-
hua, y que en años subsecuentes (1917 - 1920) crecieron en
número e importancia. Con una organización paramilitar di-
chos contingentes actuaron como fuerzas represivas al tiem-
po que el poder civil y el militar se disputaban el control de
las mismas.
Resulta paraJójico al movimiento popular del villismo la
formación de las Defensas Sociales, en tanto que los villistas,
hombres del pueblo, habían de ser combatidos precisamente
por el pueblo mismo, organizado en Defensas Sociales. Sin
embargo hay que considerar que la dirección de las organiza-
ciones generalmente estuvo en manos de los sectores medios
de la población.
La composición social heterogénea de las defensas nos da
cuenta de una población rural también heterogénea. Para
algunos de sus militantes, que habían sido villistas o carran-
cistas y que una vez amnistiados y sin una ocupación pro-
ductiva se habían incorporado a las Defensas Sociales en su
región como modus vivendi; para otros la incorporación a
las Defensas responde a la necesidad de defender la tierra
dentro de la legalidad, con el gobierno constituido ya que
también promete que una vez aniquilada la guerrilla se verá
el reparto de tierras.
De la integración a las filas carrancistas narran los in for-
man tes:
67
... Para darse garantía, se organizaron los cuerpos de defensas so-
ciales y esos cuerpos de defensas sociales estaban unidos, pues, a
las fuerzas del gobierno y esas fuerzas se organizaron con el objeto
de defenderse, por ejemplo aquí en este pueblo Bachíniva llegaba
gente villista ... pues se organizaba luego, luego la gente inmediata-
mente para defenderse y si entraba por ejemplo gente también del
gobierno, que tratara de cometer desmanes, también había que. de-
fenderse, ese fue el objeto de la organización.26
70
xas, entre el general Obregón, acompafíado del general En-
ríquez, y el general Hugh L. Scott.
En octubre de 1916 Villa lanzó un Manifiesto a la Nación
en la población de San Andrés, en el que convoca al pueblo
a la lucha contra los invasores; además propone la expropia-
ción y nacionalización de las empresas mineras y ferroviarias
extranjeras y la prohibición de poseer propiedades en el país
a todo extranjero con menos de 25 años de residencia. El
manifiesto terminaba con el grito de ¡México para los me-
xicanos! 34
Un mes. después Villa y sus tropas toman la ciudad de
Chihuahua defendida por las fuerzas constitucionalistas al
mando del general Jacinto B. Treviño y la plaza de Parral
defendida por fuerzas al mando del general Luis Herrera. A
fines de l 916 era ya tviden te que la expedición punitiva
había fracasado en sus objetivos y estaba estancada en sus
posiciones. El 6 de diciembre las fuerzas carrancistas, jefatu-
ra.das por el general Francisco Murguía, designado jefe de
operaciones militares en el estado en sustitución del general
Treviño, recuperan la ciudad de Chihuahua.
Mientras tanto Carranza, considerando que la lucha ar-
mada estaba por concluir y que había que llevar al país
nuevamente por el orden constitucional y dar forma a las
reivindicaciones populares surgidas en la lucha, convoca a un
Congreso Constituyente representado por elementos de la
facción triunfadora, la cual debía reunirse en Querétaro en
noviembre de 1916 y abocarse a redactar una nueva Consti-
tución. Carranza presenta a la asamblea un proyecto mode·
rado de reformas que los delegados discutirían, aprobarían
o modificarían. 35 Sin embargo, en poco tiempo los elemen-
tos radicales rebasaron el proyecto, dando paso a la Carta
Magna de 1917, cuyas partes esenciales integran en la nueva
legislación aspectos sociales hasta entonces no considerados.
40 5 de febrero de 191 7.
41 Periódico Oficial, op. cit., año II, núm. 7, 17 de febrero de 1917. ·
74
El ejército villista disminuyó una vez más después de que
la expedición pun itiva salió de México. Perdidas las ciudades,
ahora bajo el control del ejército y el poder central, sólo la
popularidad y carisma que como jefe tuvo Francisco Villa le
permitieron mantenerse en la sierra reagrupando partidas en
destacamentos a veces numerosos, otras reducidos, para to-
mar poblaciones por medio de ataques súbitos que le permi-
tían abastecerse de alimentos, animales, armas, castigar a sus
enemigos, distribuir víveres entre los habitantes y retirarse
rápidamente, dispersándose en pequeños grupos inencontra-
bles. Su táctica militar se manifiesta como una guerra de
guerrillas, que se desarrolla en el territorio que ellos mejor
conocen; pero lo más importante en la guerrilla era contar
con el apoyo y simpatía de la población local.
De los motivos por los que la gente lo seguía, un infor-
mante relata:
75
Se dieron casos como el de la población de Namiquipa,
donde se había creado la Defensa Social desde los primeros
meses de 1916. Incorporaba a un núcleo numeroso de po-
bladores debido a un hecho concreto que ellos mismos na-
rran:
Se levantaron las Defensas Sociales por el hecho que hizo Villa aquí
en Namiquipa, una cosa muy horrible, que el pueblo de Bachíniva
estaba muy sentido, porque una vez que vino a Namiquipa, sabe
que no había ni un hombre ... y entonces andaba uno del pueblo
y le dijo: -Mire mi general, que desprecio me ha hecho mi pueblo.
(le picó al general luego, luego) -No hay un hombre que nos re-
ciba aquí - Bueno, entonces junten a todas las mujeres de 16 años
para arriba ... Y ese hecho pasó y de ahí se le voltearon todos los
generales a Villa .. las deshonró como el ·16 fue, yo ~reo .. _44
Las Defensas Sociales se crearon para cuidar sus intereses, las fami-
lias, que no abusaran tanto. Llegaban los ejércitos pues acabando
con las gallinas, las v:icas, matándolas hasta por gusto, en el tren
mataban las vacas y ahí las dejaban tiradas, las ponían de blanco y
así . . . cometiendo robos, asesinatos y violaciones a las fami-
lias . . . También los carrancistas en Rubio, también se trajeron
corno unas catorce muchachas y hasta se querían traer mujeres ca-
sadas, y así.45
78
nes contendientes entraban y salían en constante refriega,
cometiendo atropellos en personas e intereses. Parral, punto
de desplazamiento hacia Ciudad Juárez, Torreón o Durango,
de 1916 a 1920 fue asediada constantemente por las tropas
villistas. Al parecer esto originó que un grupo de sus pobla-
dores constituyeran la Defensa Social.
Los que se organizaban eran los que tenían algo que perder; es de-
cir, clase media o alta ... se incorporaban también muchos obreros
y campesinos un poco mas arriba de ,peones o bien peones amigos
de algunos de ellos; entraba el que quería ... los más activos eran
los más jóvenes, los muchachos entre los 18 y los 25 años de
edad.49
so Ibi"dem
51 Entrevista al señor José Reyes. realizada por María Isabel Souza
el lo. de julio de 1974 en Parral, Chihuahua. Archivo de la Palabra,
INAH- SEP, PH0/1 / 158.
79
El temor de muchos desertores de las filas villistas los lle-
vó a afiliarse a estas organizaciones, con lo que garantizaban
estar armados, alternativa que les proporcionaba seguridad.
Los integrantes de la Defensa Social de Parral no se incor-
poraron ni dependieron de la jefatura de operaciones mili-
tares; fueron fuerzas civiles de apoyo al ejército para la de-
fensa de la ciudad. Fuerzas militares al mando de los genera-
les Alfredo Rueda Quijano y Luis Herrera tenían el control
de la población.
En Meoqui la Defensa Social.se organizó en 1918· con un
número aproximado de cuatrocientos hombres. Su jefe, An-
tonio Colomo, hacendado y comerciante de la localidad, la
organizó con el único fin de garantizar protección para sí
mismo y los habitantes del lugar y de puntos cercanos: San-
ta Cruz de Rosales, Delicias, Labor Nueva, mismos sitios de
donde se allegó la gente, proporcionándoles caballada de su
rancho y la mayor parte de las armas y el parque. Este cuer-
po de defensa tuvo vida efímera debido á que fueron en-
contrados soldados de las fuerzas del general Murguía roban-
do las siembras del social Arcadio Carrillo; también tropa al
mando del general Espinosa y Córdova recogieron bestias y
reses de la propiedad de Colomo. Se entabló un tiroteo en-
tre "sociales" y soldados del ejército, resultando con ello
que Murguía ordenara el desarme de los integrantes de la
mencionada defensa. Sin embargo, un contingente de ciento
cincuenta sociales no fueron desarmados y pasaron a formar
parte de las fuerzas del general Favela en la persecución de
villistas. 52
Haciendo un análisis del término Defensa Social, pode-
mos decir que implica la unión de un grupo de familias para
preservar su estructura como grupo, su modus vivendi, pro-
tegiéndose de las depredaciones propias de una guerra civil,
que cometían las diversas facciones en pugna.
Los ejemplos anteriores dejan claro que las corporaciones
denominadas Defensas Sociales no sólo fueron organizacio-
80
nes de campesinos para defender sus hogares; en algunos
casos funcionaron como contingentes armados al servicio de
los hacendados tradicionalmente conocidas como guardias
blancas; a· la vez fueron fuerzas civiles armadas que opera-
rían conjuntamente con el ejército, a las cuales se les impuso
una serie de obligaciones y sólo se les retribuía periódica-
mente. La multiplicidad de funciones que desempeña.ron las
defensas explica que no se crearan como una orga11ización
vertical, sino que por el contrario, la diversidad de intereses
locales propició que fuera desde la base que se organizaran,
aunque con patrocinio estatal. La aceptación de la gente al
incorporarse a dichas organizaciones obedeció, en el caso de
las clases populares, posiblemente a que aJ pertenecer a ellas
ya no estarían fuera de la ley ; cansados de una lucha que no
les había retribuido en nada, podrían permanecer en sus lu-
gares de origen y conservar arma y caballo, lo que les pro-
porcionaba cierta seguridad ; la base social de las defensas la
constituyó la población rural más sedentaria: el campesino
que opta por regresar a su pueblo a trabajar y defender la
tierra.
Entre 1917 y 1918 se organizaron Defensas Sociales en
gran parte del estado, particularmente en la región serrana
y centro de Chihuahua. En las poblaciones de Cusi..huiriachic,
Cerro Prieto, Nonoava, San Francisco de Borjas que com-
prende los pueblos y ranchos de Santa Ana, Guadalupe, Te-
porochic, Sahuariachic, Santa Rosa, Socorrilla, Franco,
Avendaño, y Ojo de Agua, Carichic, Nopávechic, Satevó,
Llanos de San Juan Bautista, Hacienda de Rubio, Hacienda
de El Rayo y Hacienda Bustillos, pertenecientes al distrito
Benito Juárez: Los Ríos que incluye Santa Isabel. San Miguel.
Guadalupe, La Concepción, Babonayaba, Labor de Prieto,
San Antonio de Chacones, La Joya, San Agustín, La Ciéne-
ga de Ortiz, San Andrés comprendiendo las haciendas y ran-
chos de Chavarría, Zubía, Guadalupe, Arroyo de Félix, San-
doval, Peñones, Beltranes, Santa Rosa, San Bernabé, Sama-
puchic, Santa Elena, San Juan, Pachuchic, Rancho Nuevo,
San Lorenzo, Carretas, Chuvíscar, Santa Rosalía de Cuevas,
Tutuaca, San Bemardino y Santa María de Cuevas pertene-
cientes al distrito Iturbidc ; Ciudad Guerrero, Temósachic,
Matachic, Pedernales, Santo Tomás, San Isidro, Tomóchic,
81
Tosánachic, San José del Sitio, Basuchil, Las Cruces, San
Pedro Madera, Yepópiera, Baquiachic, Pachivo y Miñaca del
distrito de Guerrero; Ojo Caliente y Julimes en el distrito
Camargo. Balleza y Valle de Olivos en el distrito Hidalgo:
Batopilas y Valle de Allende en los distritos Andrés del Río
y Jiménez respectivJJ11ente; Janos localizada en el distrito
Galeana y las anteriores mencionadas de Namiquipa y Cru-
ces; Parral, Bachíniva y Meoqui53 (véase mapa).
Cada una de ellas nombraba, al organizarse, un primero y
segundo Jefes. El primero era asi¡nilado con el grado de ma-
yor para efectos de pago de haberes y control de sus miem-
bros. Sin embargo, estos grados no creaban antecedentes mi-
litares (Anexo l ).
Sabemos a través del libro minutario que envían a la jefa-
tura de operaciones militares en el estado, que la Defensa
Social de Los Llanos de San Juan Bautista, integrada por·
trescientos elementos al mando de Adalberto Domínguez y
Cruz Chacón, primer y segundo jefes respectivamente, se
organizó porque:
55 AICE.
83
3. Hacer prisioneros, quedando en libertad de ejecutarlos sin
formación de causa. 57
4. Aprehensión de familiares de bandoleros, usándolos como
rehenes para lograr la sumisión de los rebeldes aJ gobierno
carrancista.
S. Entregar aJ cuartel general armas sobrantes recogidas al
enemigo o a particulares que carecieran de autorización para
portarlas. E te armame nto era usado para armar más "so-
ciales'' o bien para gente reclutada en el ejé rcito.
6. Movilizarse al lugar que les fuese indicado por la jefatura
de operaciones, e incorporarse a la columna asignada, obede-
ciendo órdenes de la o ficialidad del ejército. 58
Aquellas personas que no aceptaban movilizarse fuera de
su región o bien que estand o en campana desertaban, se les
recogía arma y caballo y se les daba de baja de la Defensa
Social a la que pertenecían, quedando en "libertad" de re-
gresar a sus hogares pero privados en Jo absoluto de seguir
perteneciendo a estos cuerpos.
7. Los jefes de defensa debían rendir partes militares y nove-
dades ocurridas en la zona de su mando, a la jefatura de ope-
raciones.
8. Podían también conceder amnistía bajo las condiciones
establecidas por la jefatura de operaciones, que eran: rendi-
ción incondicional y entrega de arma y caballo.59
57 El Jefe de la Defensa Social de Rubio aprehendió a los vilbstas
Reynaldo Ornelas, Valentín Abitia, y ordenó fueran pasados por las
armas. Se aprehendió a un villista de apellido Larguero, comisionado
por Acosta para levantar gente por la sierra, por lo que fue colgado.
58 El jefe de la Defensa Social de Los Llanos de San Juan Bautista
salió con 82 sociales a San Francisco de Borja, a fin de prestar auxilio
en ese pueblo que se encontraba amenazado por los villistas; posterior-
mente se dirigió a Carichic y de ahí a Cusihuiriachic, t.n donde se reu-
nieron con el general Alfredo Rueda Quijano, encargado de realizar la
campaña en esa zona (AICE). Regresó la Defensa Social de Bachíniva
después de quince días de persecución del enemigo, habiendo acompa-
ñado al general Rueda Quijano. Están en campaña 60 sociales de la
defensa de Cerro Prieto, etc. (Expediente XI/481.5/76, Chihuahua,
1917, ADNH).
85
El papel de las Defensas Sociales
como fuerzas paramilitares
88
enfrentará a ambos generales: Murguía por su afán de asi-
milarlas como fuerzás paramilitares: Enríquez por usarlas
como instrumento político de control, dependientes de
su autoridad.
La inestabilidad en el estado continuaba; los villistas se-
guían en pie de lucha pese a que en ocasiones se transmitían
a Carranza informaciones como ésta:
... han cesado ya las operaciones formales, pudiendo considerarse
ya realmente terminada la campaña en contra del villismo, que
está reducida a la completa impotencia y próxima a desaparecer
radicalmente. Una vez que reciba los pertrechos efectuaré con co-
lumnas volantes una completa campaña de exterminio en contra de
las partidas que quedan.3
89
En el lapso de marzo a octubre de 1917, Enríquez recibe
varias proposiciones de clubes políticos del estado que le
ofrecen trabajar empeñosamente en su candidatura; además
los tenientes coroneles Félix Delgado y José Comadurán le
aseguran que más de dos mil quinientos individuos integran-
tes de las Defensas Sociales de la sierra están dispuestos a
darle su voto.4
Enríquez les agradece el apoyo, pero declina el ofreci-
miento porque
... dada la situación actual en esa entidad, mis servicios serían más
efectivos, conservando mi jerarquía militar y consiguiendo el ir con
mando de fuerzas, estaré en aptitud de colaborar de una manera
efectiva a la pacificación del estado, de dar amplias garantías a sus
habitantes, siendo a la vez el primero en respetar y hacer que se res-
peten las disposiciones emanadas de la autoridad civil. Mientras que
si acepto mi candidatura y llego a ser honrado con el voto de mis
conciudadanos, me nulificaría como militar y estaría sujeto a la
presión de los jefes con mando de fuenas; quienes por desgracia en
su mayoría son muy desordenados ... No creo que pueda, ni deba
haber elecciones para gobernador de ese estado, mientras éste no se
pacifique por completo y se reorganice la administración civil en
todos los poblados.5
9 Ibi'dem
12 AICE.
94
El llamado General Francisco Murguía es en Chihuahua, y seguirá
siéndolo quien quiera que venga a sucederlo, el representante per-
sonal de Carranza y el exclusivo Agente de su obra criminal, res-
ponsable inmediato de la ruina y desolación en que el Estado se en-
cuentra sumido y de la sangre que se derrama. Utilizando, elemen-
tos extraños a él, con falsas promesas y absurdas teorías, su labor
es la de matar hombres de Chihuahua para adueñarse de sus bienes
y ser con Carranza y los más adictos a Carranza, los únicos herede-
ros; con igualdad de fines y con iguales engaños, es preciso que así
se entienda, se forman o han formado, como en otras épocas aná-
logas, los grupos de las Defensas Sociales, sólo al servicio y en bene-
ficio del Tirano, y la verdad es, que en la presente ocasión resulta
monstruoso el proceder de tales grupos, cuando estos arman su
brazo para matarse hermanos con hermanos y labrar su propia
desgracia, ayudando al de fuera y al verdugo a afilar el puñal que
á éllos mismos asesina.
Francisco Villa
97
riormente, pero con las modificaciones que establece la presente
circular y que se enumeran en seguida:
98
Sector Iturbide, cor!. Salustio Lima con sede en Santa Isabel; sec-
tor Guerrero, cor!. Miguel Comadurán con sede en Guerrero; sec-
tor Rayón, cor!. Manuel Calderón en Bocoyna; sector Arteaga, cor!.
Octavio A. Galindo en Chinipas; sector Andrés del Río, cor!. Ni-
céforo BUstillos en Tonachic, sector Benito Juárez, tte. cor!. Prós-
pero Espinosa en Cusihuiriachicl8 (véase mapa).
18 Jbidem .
99
La elección de jefe contempla las características que para
el control político tradicionalmente eran requeridas en las
áreas rurales. El poder depende del número de gente que
controle; crece el poder conforme se incremente el número
de hombres bajo su control, pero además es importante des-
tacar, en este caso, que el poder del jefe regional aumenta en
función de la capacidad que tenga de subordinar a un obje-
tivo más amplio los intereses locales o personales.
Es de particular significación el contenido de las siguien-
tes cláusulas:
21 Ibidem.
100
tica", resultaron electas personas con diferentes característi-
cas. En Cusihuiriachic, por ejemplo, el jefe era el ingeniero
de minas Eduardo W. Enríquez, sustituido por el señor Jesús
María Mendoza, exvillista; en San Andrés, Luis A. García
fue sustituido por el mayor Manuel de la Rosa, exvillista.
No todas las Defensas estaban dispuestas a cooperar en la
persecución de los villistas. En ocasiones el ánimo de algu-
nos elementos decaía, por los hechos que se registraban en-
tre sus compañeros: la Defensa Social de Satevó, al ser ata-
cada por los villistas, no recibió ay_u da, muriendo algunos
sociales durante la refriega. Como resultado del asalto a la
población de Satevó y el temor de que fueran sitiadas las
poblaciones de Bachíniva y Namiquipa, el general Castro
ordenó que se suspendieran los trabajos de reorganización
de las Defensas y se preparara el ánimo de los sociales en
los lugares donde se pensaba atacaría el enemigo, para que
estuviesen dispuestos a cooperar en la campaña. Para tales
efectos el general Silvino M. García gira una circular en los
siguien tes térrnin os:
.. .los exhorto para que unidos, ya que estáis constituídos en De-
fensas Sociales, que serán a no dudarlo las que acaben definitiva-
mente con el bandolero Villa y sus compañeros ... estéis preveni-
dos y me ayudéis a rechazar los ataques de este pernicioso elemen-
to que por desgracia agobia todavía al herido pueblo chihuahuense.
No solamente se es patriota muriendo en Carrizal contra los invaso-
res del país, también se es patriota y se es héroe muriendo en de-
fensa de la paz y el orden, contra los malvados que roban, violan
o incendian. Espero de vuestro patriotismo me tengais al tanto de
todos los movimientos que observeis en vuestra zona a fin de pres-
taros una ayuda efectiva y rápida.
102
proponen una alianza entre los sociales y las fuerzas villistas.
Les ofrecen toda clase de garantías para que regresen a sus
hogares las familias que se han alejado y refugiado en la
-sierra por criminales engaii.os de sus enemigos.27 Le hacen
saber nuevamente el mo tivo por el que continúan en pie de
lucha y que es "el castigo justo para los verdaderos culpables
de las desgracias que afligen al país que Jo son los carrancis-
tas, derribar a ese régimen corrompido que nos avergüenza y
nos envilece, procurando el advenimiento de un gobierno ge-
nuinamente popular, fuerte y honrado que nos haga fe-
lices". 28
En estos momentos en que el villismo se encontraba ya en
franca decadencia, era difícil conseguir prosélitos. El gobier-
no se había encargado de desprestigiarlo atrayendo a los ex-
villistas y a la población civil, enrolándolos en las defensas
como fuerzas de choque. Además de que en las Defensas
de Namiquipa y Bachíniva había gran descontento hacia el
general Castro, a quien culpaban de no haberle dado su justa
importancia al movimiento que emprendían los sociales con-
tra los villistas. Sabían que Villa con ochocientos hombres
bien pertrechados se encontraba en el campamento Las
Cruces. La Defensa de Namiquipa y las familias en su totali-
dad habían abandonado el pueblo y permanecían aún en la
sierra. Por la comunicación de los villistas con el mayor An-
tillón tenían la esperanza de que la población no fuera ata-
cada ; sin embargo, estaban preparados para defenderse, pero
era necesaria la ayuda del gobiem o. 29
El 18 de abril los villistas tomaron una vez más la ciudad
de Parral, que estaba defendida por fuerzas al mando del
general Madinabeytia (exjefe del estad o mayor de la Divi-
sión del Norte) y por Defensas Sociales dirigidas por el
ingeniero Francisco Chávez Holguín, José de la Luz Herrera,
Melitón Lozoya, José María Gutiérrez, "el Chato" Jurado y
103
otros. "Todos de familias notables de. ahí". 30 En dicho com-
bate fue tomada prisionera la totalidad de la Defensa Social,
a cuyos integrantes se les perdonó la vida, excepto a José de
la Luz Herrera y a su hijo Ceferino, quienes fueron fusilados
por considerárseles traidores.
Villa, dueño de la plaza, procedió a imponer préstamos
forzosos a las compañías mineras que explotaban los fundos
en esa parte del estado. Abandonaron Parral y a fines de
abril atacaron Ciudad Juárez. La nosesión de esta localidad
fronteriza era clave para iniciar. la campaña formal que se
había planeado, y como no pudieron tomarla se replegaron
nuevamente al sur, rumbo a Durango.
Ante la amenaza de las partidas villistas que habían ata-
cado la población de Santa Isabel y merodeaban por la sie-
rra, el general García ordenó a los jefes de defensa en la
región alistar sus fuerzas por si era necesario movilizarlas.
Esta orden debía ser obedecida por los "sociales"; se apoya-
ba en la cláusula séptima de la circular ya referida. Sin em-
bargo, para algunos resultaba difícil acatarla . . . "al estar
fuera de nuestras casas por algunos días tenemos que ero-
gar gastos que para mí son muy fuertes, pues soy pobre". 31
Mayor descontento se generó entre los sociales cuando el
general Castro ordenó que se procediera a organizar una co-
lumna de caballería compuesta de mil hombres (socialistas
de la sierra) que operarían en el estado de Chihuahua bajo
las órdenes del general Silvino García y cuyo objetivo sería
perseguir al bandolero Villa y a sus gavillas. La columna per-
cibiría haberes a partir del 5 de mayo, en la siguiente forma:
un peso diario a sociales montados y am1ados, dos cincuenta
a oficiales y cuatro pesos a jefes, más cincuenta centavos a
todos para forrajes.
La convocatoria se hizo del conocimiento de todas las De-
fensas, quienes se negaron a formar parte de la columna ex-
pedicionaria. Apoyados en el contenido de la cláusula quin-
31 AICE.
104
ta de la circular, expresaron los motivos por los que no de-
seaban participar.
En Santa María de Cuevas sus miembros manifestaron:
32 Ibzºdem.
33 Ibzºdem.
34 Ibzºdem.
105
Cusihuiriachic, entre otros, manifiestan su negativa. Sin du-
da el gobierno parecía olvidarse de· la situación precaria en
que estaban estos campesinos norteños. La información ob-
tenida nos demuestra que fue el campesino sedentario, tan
pobre como los rebeldes villistas, el enrolado y movilizado
nuevamente para suprimir la oposición ciertamente popu-
lar. Comprometidos en una lucha en la que no habían obte-
nido beneficios, su mejor protesta era negarse a cumplir ór-
denes.
Sin embargo, ante la respuesta de los sociales de no aban-
donar sus hogares y salir de su región, se ordenó un recluta-
miento forzoso. La mitad de los elementos que integraban
cada defensa debía ponerse a las órdenes de la Jefatura de
las Defensas: la otra mitad permanecería en su localidad para
defender al pueblo y seguir sus labores en el campo. Se pro-
cedería al desarme inmediato de los que aún así no acatasen
la orden de salir . .. "trayendo las armas, para armar otros
contingentes que están dispuestos a prestar sus servicios y
que carecen de esos elementos, porque dadas las circunstan-
cias porque atravesamos se considerarán encubridores del
bandolerismo a todos aquellos que no quieran batirlos en la
forma que les ordene este Cuartel General y serán castigados
enérgicamente". 35 No se les dejaba alternativa, ya que las
armas era una garantía de protección en sus pueblos; con
esta medida se les dejaba a la ofensiva villista y a las depre-
daciones que pudiera cometer la tropa del ejército. Unida a
esta circular, el general García gira la siguiente proclama a
las Defensas Sociales.
36 Ibi"dem.
108
promociones para que los vecinos de los pueblos se integra-
ran a estas organizaciones. A los desertores se les enviaba a
la jefatura de las Defensas, así como a los que se les encon-
traba robando o cometiendo arbitrariedades. 41
Contaban las Defensas Sociales con un servicio médico
que daba atención a los heridos en campafla. Los Jefes de
defensa impartían justicia entre sus agremiados, quienes a
su vez, en sus respectivas poblaciones, tomaban la justicia
en sus manos e imponían el orden "muy a su manera". Pero
estos cuerpos de autodefensa par~cían ser poco eficientes,
ya que las quejas de la población civil, por destrozos que
cometían los villistas en poblaciones y rancherías, se suce-
dían sin interrupción.
Seis meses al frente de la jefatura de operaciones el gene-
ral Castro y la creación de la jefatura de las Defensas Socia-
les con organización paramilitar, no habían logrado el obje-
tivo del exterminio del villismo; y es que el general Castro
se dedicó a organizar administrativamente su División, des-
cuidando la campafla militar; además, durante su estancia en
Chihual1Ua fue concesionario de casas de juego en Ciudad
Juárez.
4 lbidem.
5 Expediente XI/IIl/2- 876, op. cit., t. I, ADNC y AICE.
11 2
Después del frustrado ataque de Francisco Villa a la ciu-
dad fronteriza de Ciudad Juárez Uulio de 1919) y conside-
rando el general Enríquez que al replegarse al sur se interna-
ría en el .distrito Galeana, donde aún no se habían organiza-
do Defensas Sociales, manifiesta al general Diéguez la nece-
sidad de formarlas. Para ello, Enríquez comisionó al capitán
Rafael Sanmiguel, quien marchó a la zona mencionada (véase
mapa); procedió a reunir en la presidencia municipal de cada
lugar a los vecinos, dándoles a conocer lo siguiente:
6 AICE.
8 Los sueldos eran los siguientes: $ 5.89 mayor;$ 4.86 capitán pri-
mero; $ 4.22 capitán segundo; $ 3.58 teniente; $ 3.33 subteniente;
$ 2.20 sargento primero;$ l.75 sargento segundo;$ 1.50 cabo ; S 1.25
soldado; más cincuenta centavos diarios para el sostenimiento de sus
animales cuando el gobierno no les suministrara forrajes. El general
Enríquez en su calidad de jefe, recibía un salario de $ 16.00 diarios.
114
En la campaña antivillista colaboró - como ya se dijo
antes- el gobernador del estado, ingeniero And rés Ortiz,
quién mediante una proclama ofrece una recompensa de
cincuenta mil pesos a quien o quienes aprehendan a Villa.
En todas las poblaciones de Chihuahua se distribuyeron
proclamas de la recompensa; esto, así como el rompimiento
de Villa con el general Angeles, la muerte de Martín López
y la falta de parque, provocaron que muchos villistas conti-
nuaran amnistiándose.
Las Defensas Sociales seguían organizándose en las pobla-
ciones donde no existían, o bien en aquellos lugares donde
habían sido disueltas. La Defensa de Tonachic, distrito An-
drés del Río, formuló al organizarse su propio reglamento,
enviándolo al cuartel general. Son de particular interés los
puntos ocho y nueve del reglamento, que señalan lo siguiente:
11 5
villista, Félix Salas, miembro de la Defensa Social de Balleza,
lo puso en manos de-sus perseguidores para que se le juzgara
por el delito de rebelión militar en campaña. Felipe Angeles
fue fusilado el 26 de noviembre de 1919 . 11
Felipe Angeles y Pancho Villa, que en la División del Nor-
te se complementaron de manera excelente: un táctico y un
estratega, siempre se manifestaron un profundo cariño y
respeto. Angeles, en su contacto con los campesinos de Mo-
relos primero y en el Norte después, comprendió que "lo
que guiaba a Pancho Villa en todas sus acciones, aun las más
contradictorias, era un incontenible, inmenso sentimiento
de amor y servicio a las masas" . 12 A él lo había llevado a la
Revolución un sentimiento de justicia; sin embargo, la in-
compatibilidad entre la táctica del militar de carrera y la
audacia del guerrillero fue la causa del distanciamiento, di-
ferencias que respondían a sus orígenes sociales opuestos y ·
a su concepción sociopolítica.
La muerte de Angeles representaba para Carranza un peli-
gro menos, sumándose a la del líder suriano Emiliano Za-
pata, asesinado en la hacienda de Chinameca el 1O de abril
de 1919.
Por lo que respecta al sector obrero, que había apoyado
al carrancismo en 1915 creando los batallones rojos, tam-
bién se vio amenazado por el propio Carranza, quien duran-
te 1916 dictó una serie de disposiciones antiobreras; logró
sin embargo en 1918, organizar en Saltillo la Confederación
Regional Obrera Mexicana (CROM), con la cual se fortaleció
el movimiento de los trabajadores. 13 Por su parte Obregón,
que había adquirido gran popularidad, aprovechó la coyun-
tura y así en 1919 el Partido Laborista lanzaría su candida-
tura a la primera! magistratura del país. Por contra, Carranza
pretende imponer a un civil, Ignacio Bonillas, como candi-
11 6
dato a la presidencia, provocando con ello una alianza de
los sonorenses que culmina con el Plan de Agua Prieta y el
ulterior asesinato de Carranza en Tlaxcalantongo el 20 de
mayo de 1920.
Ignacio Enríquez, en el estado de Chihuahua y en su e,a-
rácter de jefe de las Defensas Sociales y Fuerzas Auxiliares,
aprovecha la coyuntura y al frente de estas organizaciones se
adhiere a dicho plan y secunda al movimiento armado. Re-
organizan estas fuerzas como Defensas Sociales de la sierra
al mando directo de Enríquez y como segundo jefe Jesús
Antonio Almeida, ascendido a teniente coronel.14
Para la organización y sostenimiento de las fuerzas, la te-
sorería general del Estado hizo un préstamo que se incre-
mentó con la aportación de particulares, reuniéndose cin-
cuenta y un mil pesos. A los jefes de defensa se les propor-
cionó dinero para que procedieran al reclutamiento. Reci-
bieron haberes todos los sociales que participaron en el
movimiento, incrementándose nuevamente los sueldos y
pagándoles con toda regularidad ; de ahí quizá el éxito de
estas organizaciones en cuanto al número de sus integran-
tes.15
Obregón entró triunfalmente a la ciudad de México el 8
de mayo de 1920, y el Congreso designó como presidente
provisional a don Adolfo de la Huerta, que tomó posesión el
l o. dejulio.
Después del asesinato de Carranza, un periodista nortea-
mericano entrevistó a Francisco Villa en Santa Cruz de Ro-
sales, Chihuahua, en relación a la actitud que tomaría ahora
desaparecido el jefe del constitucionalismo; Villa manifestó:
º
2 Tratados celebrados entre Francisco Villa y el general Eugenio
Martínez como representante de la Secretaría de Guerra, en los cuales
acepta Villa en nombre propio y de sus fuerzas las bases que le propu-
so el ejecutivo para deponer las armas y retirarse a la vida privada. Fir-
mado en la plaza de Sabinas, Coahuila, el 28 de julio de 1920. Expe-
diente XI/Ill/1-210, Francisco Villa, ADNC.
120
Epílogo
. . .en vez de proporcionar los referidos caballos así como los de-
más elementos facilitados por esa secretaría a dichas fuenas, sean
entregados al gobierno del estado para que sirvan en la organiza-
ción de la policía rural que se está viendo es indispensable conser-
var distribuída en pequeños grupos en todo el estado para la per-
secución de malhechores . . . además para hacer dicho reparto de
caballos entre las fuerzas auxiliares cesantes, se presenta la dificul-
tad de que son sólo trescientos y pico de caballos para mil y tantos
hombres no siendo equitativo otorgárselos a quienes actualmente
los tienen y que precisamente los más empeñosos y de mejor vo-
luntad han usado caballos propios.l
121
la que en la práctica llevó a cabo sus propósitos sociopolíti-
cos y económicos. 2
En el estado de Chihuahua la gubernatura constitucional
recayó en el general Ignacio C. Enríquez, quien sustituyó al
gobernador provisional Abel S. Rodríguez tomando pose-
sión el J4 de octubre de 1920. La seguridad de su gobierno
se afiahza en la existencia de la policía rural, Jo que Je daba
poder e independencia de los comandantes militares ; a este
objetivo es al que primeramente da atención.
Obtiene de Obregón la autorización para organizar un
cuerpo de caballería con el personal correspondiente a un
regimiento. Los gastos de la corporación, haberes, forrajes y
otros, serían cubiertos por el gobierno federal a través de la
Secretaría de Hacienda. El armamento, vestuario, equipo,
caballos y acémilas de dicho cuerpo los proporcionaría la
Secretaría de Guerra a solicitud del propio Enríquez. 3
Obregón le da toda la autoridad para el manejo de la cor-
poración, quedando en libertad de nombrar y remover el
personal (jefes, oficiales y tropa) de dichas fuerzas irregula-
res, actuando de un modo totalmente independiente de la
jefatura de operaciones militares del orte, que estaba al
mando del general Eugenio Martínez.
También pasaron a depender directamente del goberna-
dor las organizaciones de civiles armados, denominadas De-
fensas Sociales. A sus in tegran tes se les invitó a perfeccionar
su organización y a continuar cooperando eficazmente para
la conservación del orden. 4
Como estímulo a estas organizaciones, les fue entregado a
cada uno de sus integrantes, por acuerdo del general Obre-
gón, un diploma que los acreditaba como miembros de las
Defensas Sociales del estado de Chihuahua, por conducto
del coronel Jesús Antonio Almeida, jefe de estas organiza-
ciones, con motivo del centenario de la consumación de la
123
bido a que no fue enviada la suma acordada, la tesorería del
estado proporcionó treinta y siete mil quinientos noventa
pesos, importe del pago mensual de dichas fuerzas. 8
Las difíciles condiciones económicas del gobierno federal
llevan a Obregón a proponer a Enríquez la supresión de la
policía rural, sugerencia que él declina puesto que, como ya
se dijo, la solidez de su gobierno, entre otros factores, la
fundamentaba en la existencia de estas fuerzas.
La desaparición de los rurales, argumentaba Enríquez:
lO Jbz'dem.
125
Por su parte, el Partido acional Agrarista se dirige al
presidente Obregón informándole que se han recibido nu-
merosas quejas de los agraristas del estado de Chihuahua de-
bido a .la obstrucción sistemática que las fuerzas rurales
sostenidas por el ejecutivo del estado desarrolla contra los
pueblos que, acogiéndose a la ley del 6 de enero de 1915 y
a los derechos agrarios reconocidos por la Constitución. han
solicitado restitución o dotación de ejidos.
126
Policía Rural, combate a los núcleos delahuertistas levanta-
dos en annas. Una vez más Enríquez manipula a estas fuer-
zas.16
Finalmente tras la derrota de De la Huerta, nuevamente
licenció a las tropas auxiliares;17 pero las Defensas Sociales,
con la denominación de Guardias Municipales, continuaron
siendo elementos indispensables de los gobiernos posteriores,
para ejercer un control sobre la población civil y reprimir en
su cuna cualquier brote de rebeldía.
Distrito Guerrero
Distrito Hidalgo
Distrito Jiménez
Distrito Rayón ,
Ocampo 1917 Mayor Luis Solís
Distrito Arteaaa
En el siguiente cuadro aparecen los principales "jefes" villistas que continúan en acciones guerrilleras, asaltando y
tomando poblaciones en el estado de Chihuahua. Combatidos por el ejército y Defensas Sociales, en número ·
aproximado de 5 000 hom bres, entre los años de 19 17- 1919 continúan la guerrilla en su lucha por obtener
reivindicaciones sociales.
Francisco Villa, Nicolás Ataque Cd. de Chihuahua Fuerzas del general Isidro 31 - 111- 1917
Fernández, Gerónimo Caidona
Padilla y Gorgonio Beltrán
con 2 000 hombres
Villa se une a Femández Ataque San Miguel Fuerzas carrancistas 21 - IV- 1917
en San Buenaventura con Babícora los derrotaron
1 500 hombres
Villa, José Inés Salazar, Combate San Miguel Fuerzas del general Favela
Mitchel, Martín López, Babícora
Padilla, !Jeltrán, Uribe
con 1 500 hombres
Luis Montoya Tiroteo Rancho Viejo Defensa Social del lugu
Luis Montoya con SO Tiroteo La Boquilla Defensa Social Meoqui 2- XI- 1917
hombres
Martín López y su gente Persecución Santa Mada de Defensas de Carretas 23- X- 1917
Cuevas
Martín López Combate San Agustín Defensas de San Borjas 28- X- 1917
Francisco Villa Toma de plaza Ojinaga Fuerzas del general Pedro 14- Xl- 1917
Favela
Navarrete y su gent, Combate Valie de Olivos Defensa Social de Olivos; 25 - XI- 1917
dan muerte a 4 villistas
en el combate
Julio Acosta y sus fuerzas Ataque Ciudad Guerrero Fuerzas del general Alanís 29- Xl- 1917
Reynaldo Ornelas y Evacuación Ojinaga Fuerzas del general Favela 3- XII- 1917
Sánchez con 50 hombres con 40 voluntarios; los
persiguen
Julio Acosta con 60 Ataque Naguerachic Defensas San Isidro con 24-lV-1917
hombres 50 hombres; hacen
prisioneros a 4 villistas
qu e son colgados
Martín López Ataque Llanos de Defensa Social de la región 27- XII- 1917
Prieto
Reynaldo Ornelas Combate Hacienda de Defensa Social de Rubio; lo 27- XII- 1917
Rubio aprehenden y es colgado
en un poste de vía
Villa, Salazar, Mitchel Combate San Miguel Fuerzas del general Favela 1918
Martín López, Padilla, Babícora
Beltrán, Uribe con 1 500
hombres
Luis Montoya Tiroteo Rancho Viejo Defensa Social del lugar 1918
Canuto Reyes Combate Hacienda de Fuerzas del general Pedro 10- VI- 1918
Covadonga . Favela
José Pérez Combate Hacienda El Corl. Manuel N. López 10- VI- 1919
Búfalo
Gonzalo Montoya, Combate Valle de Olivos Defensa Social del lugar 8- X- 1919
Moreno y Meléndez
Anexo J
A continuación se registran algunos de los jefes villistas que al amnistiarse se incorporan a las fuerzas carrancistas
o a las Defensas Sociales.
Ex coroneles
Alejandro Ceniceros Bachíniva Gral. Pedro Favela Incorporados a 19- V- 1917
y Robles con 414 hombres Defensa social
Manuel de la Rosa San Andrés Jefe Defensa Social lncorporactos a 31 - V- 1917
(Secretario de Juan Murga) Luis A. García Defensa Social
Julián Pérez. con su gente Incorporado a 31 - V- 1917
Ubaldo Mendoza y San Antonio Tte. Corl. Delgado 20- VII- 1917
30 hombres
Francisco Cano y su gente Ojinaga Corl. R.V. Castro Jefe de la Defensa 12- X- 1917
Social del Jugar.
Gorgonio BeltráJJ Teporáchic Jefe Defensa Social Incorporado a 1918
Fuentes orales
Entrevista ·al general Roberto Fierro, realizada por Eugenia Meyer los
días 13 y 21 de febrero de 1973 en la ciudad de México. Archivo de la
Palabra, INAH- SEP, PHO/ 1/42.
Literatura
144
La Revolución en el Estado de Chihuahua. México, Talleres Gráfi-
cos de la Nación, 1964, 2 vols. (Instituto Nacional de Estudios His-
tóricos de la Revolución Mexicana, 35).
Brondo, Whitt E. La Divisió n del Norte (191 4J. México, Editorial Lu-
men , 1940.
146
Herrera, Celia. Francisco Villa ante la Histo ria. 2a. ed., México, Edito-
rial Libros de México S.A .. 1964.
147
Ontiveros, Francisco P. Toribio Ortega y la Brigada González Ortega.
Chihuahua, 1914.
Wolf, Eric R. Las luchas campesinas del siglo XX. México, Siglo Vein-
tiuno editores S.A., 1972.
149
Apéndice
CIRCULAR
A todos los Jefes de Defensas Sociales en el Estado de Chihuahua
Con1iderando que la, ac:rupacionH armadu que u han ••nido denoltlna.ndo
• 'Drtftn11.1 Soci.a.lu' •, prHtu 1 p,.¡1d.1n HIJUir prutaodo 1v1 'b.itnos oficlo1 para
pz'Uthar 1u ho11.r y 8\1.1 propios iotUHH, Hh C1.1.Uhl General de al car¡o, ha
tHldo a bien dhponer lo 1i(l,,l.i1ot•:
lo. t.• ''O.hn11.1 SooialH' • en 11 E.s~o de Chlbu.ahua, deberb cooUn¡¡ar
oi-callindu en la a1 .... tora& que lo ,u.aba.o a.oterior•eat1. pero coa lu codlU-
eacion11 que 11tabl 1c1 la pr111nt1 Ciroul&r y que •• enl.llMr&n 111 HIJUida:
2o. n Ciartd CHera.l nollbrart Jef u d•pH,dStotH dlrect.&.alnu del ■ilao
1 a qu.hn11 11ftalari un.a, pr1c!1ando 'Det1n1H,' qua 11t&rin a 1h11 órd1n11, E1to1
JefH, 1ubdhldiri.ft 1l•ndo entre JetH ■uklhrnos dll Ejiir cho a 11.1 6rd1nu de
le. cualH qued.arú loa Jetu de l u 'O.r1na&a' en cada pueblo y a quhou H lu
u¡ujr, recooociecdo la ad■ilac16n de M:ayc-r.
lo. Para Hr Jefe d• la 'Dehnaa' d• lll2 pueblo H nquhr e Htar a"Hciu.do
•n 41, Hr de b\l•na con.ducta chil y tener lu dotH de -.ndo •urtcientu a J1dcio
del Jete de la zona, aei coao qu• .aniflHhn u coatoraid.ad cu.ado Nno• un utenta
y cinco por chato de loa chtdadanoe qu• Htén dJ•p,aHtoe • peraucer a.naa.doe .n al
J",leblo d• que H t rate.
4o. DepeodiectH de u,oa Jefu d• 'Dehn•a' quedar'-n loa que coaan~t!'llH
'Defenue' de Coosrepci en•• 7 Ra.ncheriu • loe qve H lee dari una a•1a1lac16n coa-
prendida entre Sar¡ento PT1auo J Cllpl táa S•IWldO, HCW' 1u capacidad y la iapor-
aocia del rnuuro de boabrH que 001111.nden, a propvuta del Jefe •ub■ltarno t!lltar
r con aprob■c16e del de la son.a en que H encu,ntreo dic..ha• 'O.hnau.
5o . to•o• lo ■ elementH chilH, hloludn lo ■ q1.1• tenpn uiailaci6n ■1
Utar J q1.1e conat1tuyu la.a 'Dthn•aa Socta lH' al quedar httit1,1idu ••tu, ur,
ul. . .ote para p ranthar 1u hopr, •"-• illhrHH y •u Yida, por cuyoaotho no per-
ctbtrl.n r--.i.ceractdn &l(Un■ pero tupoco tendrin la obll1aci6n de prHtar HrYi
cio1 de u a l f1,11ra de 1u Re¡ión.
60. El Cuartel O•neral de Operacipca1 a ai car¡o, por conducto del J•f• d1
la aoca de 'Dth n•••• proporeioaar, lln1c&Mnhau.n1ctoi:e• eo al númaro que Ha cece-
■arU; por lo tanto, todo• lu de-61 demento, de (\l,trra •• loa proporcionar-in ui-
a.h.o lOI interuadoe.
?o. Lal '0.hnH•' entre d, hcdr,11 11 de ber lnprHcindible de pr ot.e¡erH
autuaaente lin que Ha nece...,.io Jl&r• el ca n, ordenH upeci&le• y con •1or raa6n
cuat1.do la• reciban en tal untido, puH el coau:do q1,1e uta Cir cular Ht.ablece, H
ulueau para que de un.a man,ra eaprHa tone J •o•ten¡a la cohui6n entr• lo ■
eleMDto1 armado■ J 1e u.nHique d •ndo pera d . .Jor ,:11to ,n la prchccUn que
la• 'O.hnH•' H proporien, para lo cual COGtarta con todo el apoyo ■ahrlal y .a-
MU d• la• h orn• doporuShotef' de Hh. J1fatura do Op1raoior:H,
Al pueblo de Chihuahua
El General
Ignacio C. Enriquez
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