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De Indias II

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PREMIO MUNICIPAL 1994

Nelson Torres
DE INDIAS
Inscripción de propiedad intelectual: nº 85642

Primera edición

Diseño portada
Dibujo: “Huellas al borde del tiempo”
Octavio Barrientos.

Este libro se terminó de imprimir en julio de 1993


Impreso por San Cristóbal, Tarapacá 794,
Santiago, Chile.
A Marlene, Nelson y Antonio,
sol y lluvia destos cielos.
“Tomé el librito que pasaba el ángel
y me lo comí. En mi boca era dulce, co-
mo miel, pero cuando terminé de comerlo
se volvió amargo en mi estómago...”

APOCALIPSIS
Primera parte:

DESAS INDIAS

PREMIO IBEROAMERICANO DE POESÍA “JAVIERA CARRERA”, 1983.


“Hasta el comienzo
cuando todo estaba en suspenso todo inmóvil todo silencioso
todo vacío
solamente solo quieto el mar el cielo todo
y nada que estuviera reunido nada ruidoso
y todo estaba invisible todo inmóvil en el cielo...”

Ernesto Cardenal
INTRODUCCIÓN

Una mañana desperté confuso, atiborrado de luces y de miedos. De pronto


no era yo, un enorme abismo crecía como una cordillera alejando el cielo de la
tierra, distorsionando el paisaje. Fue como si un gen hubiera roto su silencio,
culminando su viaje por el tiempo y trasvasijando en mí toda su remota
información.

Y, como la cinta en reversa de un video-cassette, vi que los cerros y


montañas comenzaban a tupirse de selva.
Y grandes árboles –la madera viva más hermosa que haya conocido el hombre- se
erguían tan altos que parecían cubrir de selva el cielo.

Y la madera de las casas regresaba al bosque y se internaba en los árboles


y la corteza la envolvía nuevamente como un traje. Y vi que los caminos se
tornaban en huellas y senderos para desaparecer bajo el pasto.

Y la electricidad fluía de regreso por los cables hacia las represas y se


perdía en el curso de las aguas de los ríos que cambiaban de curso.

Incluso la palabra huyó despavorida de los libros y se hizo nuevamente


oral y signo y gesto y regresó al lugar de luz de donde fue arrancada.

Semidesnudo –apenas cubiertas mis vergüenzas- en una ligera


embarcación iba descubriendo lugares y a cada cosa dándole su nombre, según la
característica predominante en el paisaje. Próximo a las tierras donde el cielo
parecía más profundo y la selva ennegrecía su color de tanto el sol multiplicar las
hojas, vi esos enormes aparatos que flotaban, esas embarcaciones –innombrables
para mí- con sus velas infladas por el viento y esos seres, luminosos, como
llegados de otros tiempos.
SUEÑO DE LAS MANOS BLANCAS

“Y aconteció que todos ellos tuvieron el mismo sueño


y cada uno se vio en él y recordó
que sus manos buscaron otras manos
(el sol crecía con saña ante sus ojos).

Y he allá que ellos se quitaban la piel como un abrigo de lana


y sus ojos eran glaucos y el cabello apenas una mancha
ardiendo en retirada.

Entonces -de la altura- bajaba un humo espeso


que al irse con el viento dejaba enormes grietas y un sol de celofán
-látigo en mano- cubría de belleza su barbarie.

Luego vieron mares hojas piedras que sangraban


y un cielo de postal en vez del suyo
y hordas de tristeza llenándoles de azul
la capa vegetal de sus miradas.

He ahí que –limpios- vieron sus manos ahora blancas


y fueron a la aurora a comprobar lo cierto
de tal fosfescencia: sólo la noche estaba en ese hoy
sólo penumbras de libro por leer
corriendo sin zapatos por las piedras...”
CUANDO LLEGARON LOS HOMBRES HERMOSOS

Yo fui -según nos cuentan- uno de los tantos


que semidesnudo oculto tras las matas
les vio bajar de aquellas naves venidas de otros tiempos.

Alzaron la cabeza palparon estas tierra


(pulsa en mis pupilas la belleza de sus ojos y sus manos, todavía)
se arrodillaron a besar el suelo hallado
y el peso de esa carne hizo tiras nuestras huellas
que no alcanzaron nunca más el mar
aquél que siempre vi tragarse el cielo entero.

Al llegar la noche el viento


hizo crecer y rodar
las primeras
piedras
de la guerra.
Y ELLOS TRAJERON LAS PALABRAS NUEVAS

Y hablaron.

Nos enseñaron a decir por medio de la flecha


por medio de la tosca
por medio de la lanza
buscando el pecho la cabeza y los ojos del hermano.

Pero “hermano” no era entonces ni señal


y no supimos más que darle filo al odio y la tristeza
hablar con sus palabras
huir con sus miradas
del sol enorme y doloroso
izado al tope en contra nuestro.
BENDITOS ELEGIDOS

Sangre contra sangre


y no se ataron por amor aquella vez sus opuestos colores.

Sangre contra sangre se fundieron


a punta de llorar
de no poder morir
y tener que aprender -los unos- el idioma de las piedras
los otros -benditos elegidos- la nostalgia
de alcanzar jamás el sueño bocarriba
ojos negros
contra el cielo de la noche destruida.
EMISARIOS

Pensábamos en El y no en aquellos que vinieron.


La vista noche a noche fija en las alturas
y vino por el mar.

Y no hubo amanecer ni maravilla que aplastara el miedo


que crecía como pasto marea tras marea en las pupilas
(podíamos oír, incluso, el ruido de los peces más pequeños
en la zona más remota del fondo submarino).

Y no hubo verbo que invirtiera –con sólo recordar el ruido de las aguas-
el curso del horror en nuestros ojos.

Ellos no eran Dios: asomaba


la muerte en las crestas del paisaje.
DUELE TANTO TU AMOR

Entonces ellos dijeron:

“Señor del nuevo sol que rompe corazones


por qué no vienes y caminas nuestras piedras
y mermas tanta muerte que no estanca?
Por qué no bajas o te anuncias sin dolor
y te quedas y caloras ese amor que –dicen- te rompe por nosotros?”.

Y una montaña bramó y ellos comprendieron.


Entonces alguien dijo:
“Dinos señor del doloroso cielo azul
qué hay más allá de todas esas hojas
de todas esas piedras que ahora sangran
y gritan y se funden por nosotros?”.

Y El –en palabras sencillas- les reveló su amor


les hizo ver la copa derramada con su sangre
y el mecanismo para hacer más bello el corazón de un hombre.

Y ellos advirtieron:
“Te seguiremos
pero duele tanto tu amor
a través de tus ojos de fuego...”
EVANGÉLIDOS (1)

“...y sepa V.M. que yo le dije del Señor y de la maravilla


de existir y ser en El. Entonces la madre quitóse el hijo
de las tetas, porque no viera el niño tanta pena y no le
arranque tan de cuajo y por la leche el odio que
guardaba por nosotros y que era su forma de amar lo
que tenía.

Y se arrancó el pezón. Y le dejó morir de hambre...”


SÓLO SUS OJOS

Le he buscado en todas partes


porque incluso en el filo de mi rabia
el dios que tanto dicen debe estar.

He andado todos los abismos palabras y señales


que trajeron esos hombres.

Y él no ha dicho soy o estoy


y aquél no ha dicho ven o sigue mis caminos.

Sólo esos ojos me allanaron doliendo en mis entrañas


cuando miraba con odio hacia su cielo.
INDIO CONVERTIDO

No me deja llorar esta sangre espesa y dura


y no puedo hacerlo
porque mi orgullo hierve y se rebela.

Cómo llorar
y que los ojos de los míos me perdonen?
qué hacer para limpiarme esta barbarie?

Necesito llorar y no puedo hacerlo:

¿Me dejarán con estos ojos sucios


entrar al reino que dijeron?
EVANGÉLIDO (2)

“...pero ellos no comprenden, no hay forma de hacerles


concebir que Dios N. S. es salvación. Manera, no hay, de
asimilar la luz reveladora de la vida a la tiniebla espesa que
invade su mundo.
No ha sido posible hacerles entender que en su tortura,
angustia y muerte está su salvación y única manera de
alcanzar el Reino de los Cielos...”
ESE HOMBRE DE BARBA COLGADO DE UN MADERO

No sé si fue un alud de noche o sol


la nave que los trajo hacia nosotros.

No bastaron los gestos las palabras


que pronto compartimos
o el hombre colgado de los brazos
en una cruz de palo (pensamos que la muerte
le inyectó esa palidez que le colgaba
que vivo debía ser como nosotros. No fue posible
hacerlo nuestro: no iba a morir un dios tan fácilmente).

Debieron apagar las luces de su orgullo


trabajar la misma piedra que nosotros
decir palabras que fundieran nuestras manos y sus manos.

Y no entendimos: el hombre de la barba


no se bajó jamás de aquel madero.

Los viejos, cierta noche, junto al fuego:

“Nuestra descendencia habrá de saber alguna vez


lo que nos han querido decir...”
DESCRIPCIÓN DEL INDIO

“...y es tan poderosa la carne que les corre por el cuerpo, que
nuestras hachas ruedan por el suelo, sangrando chispas que nos
hieren los ojos...”
MANCHA RUBIA

La muerte hierve en todas partes.

Está en mis ojos y mi pelo


cuya luz ofende a mis hermanos.

es una mancha rubia lo que sangra


y se extiende sin piedad en mis avernos.

La nutro y la prolongo.

Y el río es más azul


y somos más hermosos.

Y un sol distinto se apodera de nosotros.


BÚSQUEDA EN EL LUGAR QUE COMPARTIMOS

Abro con las manos


la tierra que ahora compartimos.

Rasgo
araño
surco hasta palpar el insondable abismo
que crece y nos separa.

EL debiera estar entre estas piedras


polvo
barro: “Dios está en el Cielo, la tierra
y en todos los lugares...” -dicen
los hombres que vinieron.

Por eso escarbo (hasta sangrar)


la tierra que ahora compartimos.
EVANGÉLIDO (3)

“...Si eso quieres, señor de las alturas, yo te recibo y voy al cielo que

me cuentan, pero, por favor, no dejes, impide que mi nube se acerque


a la de aquéllos...”
PALABRAS DEL CONQUISTADOR

“Observa la belleza de esa boca muerta


groseramente abierta contra el cielo. Mira
cómo está: repleta de silencio.

Esa batalla ganada por la muerte


atochará de sol alguna vez
los cielos de esta patria.
Esa batalla ganada por la muerte
nos verá en los siglos venideros
quizás
orgullosos
de pie
sobre una plataforma de mármol
en la plaza de este mismo pueblo...”
PRESENCIA CONCEDIDA

EL Anduvo estos caminos.


A pie descalzo vino y dijo su palabra.

“Y tanto bárbaro se vio escapando hacia las sombras,


buscando en la espesura descifrar
su verbo duro, incandescente”.

Débiles osados o sumisos hubo algunos


que entendieron el mensaje revelado
-como suaves relámpagos-
y fueron a sus pies y suplicaron el cese de ese amor
que laceraba sus cuerpos
y escaparon luego por los cerros.

Sólo bestias quedaron junto a EL


lamiéndole en las manos y los pies
-bajo el tejido nuevo-
esas heridas vivas todavía.
LOS QUE JUGARON CON LAS PIEDRAS

Soy el Catrilef
el Nahuelpán
el Huenchumán
que otrora jugaba con las piedras.

En tiempos de aguas limpias


(antes que Cai-Cai alzara las mareas y Ten-Ten los cerros hasta el cielo)
salía a ver la aurora goteada por el sol
a la hora en que los astros se mudan de panales.

Y yo Tureo
Ancao
Marimán jugaba a queme entiendan:

Dos piedras azuladas eran el amor de indio a india


las ubres de la tierra se abrían como frutas y me ganaba un beso.
Un pájaro y sus huevos: una piedra blanca sobre otras más pequeñas de colores
muy oscuros: vida aún sin luz pulsando en las tinieblas.
Y así
padres-hijos-nietos: piedras que iban decreciendo
en formas tamaños y colores
hasta llegar a ser arena
polvo entre la arena
átomos de polvo y desaparecer
como se escurre incluso lo perenne.

La llama de la vida se transmitía vía oral


y el pan y la palabra iban de generación en generación
contados o cantados sin alterar un gramo
la cantidad de luz por años-gen.

Y yo jugaba a que me entiendan.

La palabra crecía a borbotones rumbo al cielo


y se iba a las alturas como un bosque
cada vez más bella y más espesa
y se guardaba su semilla y sus frutos eran salmos y salomas
poemas como hojas anchas y eternas
versos en que el viento nos izaba los cabellos
y el mar mojaba nuestros pies
con el solo sonido de la voz al ser cantados.

No existía entonces la palabra DIOS: estaba


en cada uno de nosotros
y era tan visible y tan palpable
que aun en el rocío se le podía ver
cambiando
transformando la materia
o bajo tierra
alimentando a las raíces
originando más vertientes
o dando a nuestros muertos el cuidado necesario
para que dejen de vagar por las estrellas.

Y yo jugaba a que me entiendan


y formaba palabras con las piedras.

Los cerros y montañas eran hombres poderosos


insignes forjadores del sol y de la luna
y se llamaban hombres-luz
porque al hablar se iluminaba en el capullo
el gusano de seda
y así cuanto más alto y grande –piedrarriba-
más cerca de lo puro y virginal como la tierra
como el sol y el universo
hasta llegar y regresar a lo perfecto
y a la nada
en un viaje infinito y circular lejano a los radares.

Era joven (el cielo, entonces, no sangraba)


mis ojos y mi piel y mis cabellos se asían a la noche
al calafate al humo y crepitar del palo que se quema
y yo jugaba a que me entiendan:

Primero fue la piedra


(vimos que era buena)
después nos enseñaron a arrojarla
a pulirla
a darle filos
Y comenzó a podrirse todo
y yo
Mansilla
Barrientos
Aguilar cambié mi juego
...por las armas.
Segunda parte:
DESTAS INDIAS
”El sol quiere llegar al árbol de nuestra sangre,
derribarlo y hacerlo cenizas...”

Jorge Teillier.
ALUD DE GENTE

(1)

Vamos
les llevaré a ver el sol
si existe.
Tal vez el mar ya ni se acuerde de nosotros
y nada lo separe
o las piedras se nieguen a ser frutas o tortillas.

Pero vengan
que más allá del Aconcagua
más allá del Himalaya lejos
(quizás donde no queda más altura)
alguien nos hace señales de luz
cerrando y abriendo los ojos
abriendo y cerrando los ojos.
(2)

Se van
como se arranca de raíz una montaña: una explosión
de ira y susto escapa en todas direcciones
a rastras con su luz y con su mundo a cuestas.

La polvareda casi tapa el sol


que acecha en una grieta de los cielos.
(3)

El polvo anuncia que la gente va o regresa.


Del humo y las cenizas surge un hombre que no ve
y la sombra nos azota como un rayo
hace un gesto y –bíblicamente- el cemento
se abre en edificios
estatuas
obeliscos.
Sobre su rostro va mi rostro de pueblo que sujeta sus colores.
Ya casi no se escucha la estampida
pero la gente huye sin volver la vista
como dejando el mundo envuelto en llamas
los ojos apretados
guardando la mirada por palabras que leer alguna vez
cuando la herida de sol les cicatrice.

El hombre va regresa
(el óxido corroe sus palabras)
y en todas partes le sujeto como puedo su color
los pies que son raíces
a punto de saltar -.sangrantes- por los aires.
(4)

Este es el camino:

Una luz que puede ser estrella


o no es
definitivamente
estrella.

Pero anda
y la seguimos.
(5)

La huella de lo azul
azota el continente.

Sus senos
chicharrean en el barro.

sus muslos borbotean


en las charcas del camino
siempre limpias
cristalinas: espejo de los cielos.
(6)

Alguien tiene una palabra


que intenta alzar el vuelo.

Y necesita mucho cielo


y viento favorable
para hacerlo.

Una palabra en llamas quiere alzar el vuelo


y escapar también como ese piño
que va por los caminos
y saltar
desde la palma de la mano –cercenada-
a la luz
la verdadera luz
que debe guarecerse en otros siglos.
ATISBOS DE SEÑALES

De pronto ya no caen las estrellas


no andan
no conceden deseos
las estrellas.

Aunque a veces
cambia el curso de las aguas
un átomo un gen un rodamiento
dislocado en la órbita del universo
y surgen de improviso
las estrellas
para mostrarnos esos brazos
que ya quisieran ver los telescopios.
SOMOS UN MITO DE AZUL AMERICANO

En esta parte de la tierra


la plata no alcanza para fabricar la bomba.
Nuestras mujeres aprovechan sus primeros óvulos maduros
para atochar las calles de ojeras y relámpagos.

Entonces amanece
y musgo y desamparo cubren la semilla
que guardamos para una navidad
en la que Dios no vino a visitarnos.

Somos un mito de azul americano: Cristóbal


lo dijo
lo dijo Américo:
“un secreto paraíso de hojas nuevas”

y un árbol cuya savia sigue supurando.


CARTA A LAUTARO

Muchacho loco:

A estas alturas de la muerte, ya debes saber


que la luz no anduvo por estos territorios.
Deben haberte contado que Valdivia, Gamboa o Alderete
no eran Dios, a cuestas con su reino,
entrando a estos remotos lugares del planeta.
Deben haberte dicho que aquella llamarada
vino muy después: cuando la sangre se negó a salir matando
de nuestra piel, de nuestros corazones.
Pero –claro- eras joven
y ese loco amor que vociferan tantos libros
descerrajó tu voz, tu vida, todo.
Tú que ahora estás por esos lados
(¿repararon ya el forado que te hicieron en la espalda?)
dile a Dios que la sangre muerta contra el suelo desta patria
hizo despertar enormes árboles,
que grandes edificios no cesan de querer juntar
el cemento con su magma en las alturas
(¿te enteraste que el odio vino de pavo
en esas carabelas que imagino recuerdas?).
Dile, incluso, que te borre de los libros y cuadernos escolares
o disipe la tiniebla que bifurca los caminos
cuando vamos solos.

Eso, digo, suponiendo que no lleguen


por allá nuestros diarios.
LUZ A FUEGO LENTO

El fuego
-de múltiples oficios y colores-
la hoguera que llameara en nuestros ojos
es hoy el resplandor en la pantalla
los rostros
las miradas de un John Wayne un Franco Nero
sudado
ensangrentado
matando a los villanos pieles rojas.
VOLTEJEOS

Nada de naufragios
a medio andar el viaje.

Ni abandonos de barco
motines
socorros
ni braceadas inútiles.

La tabla
el mástil
o un poema basten
para cruzar el horizonte
y regresar con vida
sin desordenar el orden de los astros.
CAMBIOS DE PAISAJE

Ll uvia
quizás de qué rincón de qué galaxia
impresa en la memoria del hombre
regresó la lluvia.

Y el panorama gris
el desolado sol que compartieron los antiguos
sólo trae esa angustia de hospital
que salpicó un poema de Pezoa Véliz.

Lluvia
después de tanto sol
la l l u v i a
y nadie cree ya en la l
l
u
v
i
a

“Es pura propaganda” -dicen.


Y YO NO SOY ULISES

Pero ellos nos acechan.

Hordas ejércitos
irrumpen en las calles y las casas.

Y sus armas no son convencionales. Ahora


nos atacan con ataris electrodomésticos
modelos econímicos
actividades deportivas
y sobreexplotación.

Pululan las sirenas


y su canto sube por los cables por enchufes
e invade los hogares
y no preciso atarne a un mástil
para evitar su anzuelo luminoso: ciego
sordo impenetrable
su armas todavía no me alcanzan.
PARA EL MAÑANA

Intento sepultar tantas palabras.

Dejar en el olvido el verbo luz


que como telaraña enreda el verso
dejando apenas el vestigio
la huella de los pies
de las palabras nuestras.

Pretendo que (a punto de quedarnos en silencio)


alguien capte la señal
la herida que fulgura
desde mi cerro más alto.

Pero un poema es poca leña


poca venda poca costra
para esta llaga cuya luz no tiene frenos.
MIRADA AL CIELO

Manchado de postal
izado
inaugurado
fosforescentemente impreso: el cielo
no es el salmo que colgamos de estas ramas.
POEMA DE AMOR CON VIENTO FAVORABLE
“No las damas, amor, no gentilezas
de caballero canto enamorados...”
(Alonso de Ercilla)

El verso es mucho cielo


y sin embargo necesito tus escombros, tu aserrín
para poner el pie
y no me engulla el precipicio.

Sopla el sur en los cimientos del poema


y yo no soy Colón ni tú las carabelas.

No estamos para viajes o largas travesías,


mi único naufragio está en tu intento
de arrastrarme hacia mi orilla opuesta.

(un bosque de palabras despierta y se desangra por las noches


como esa breve muerte que es el beso que no das y luego empoza).

Sopla un viento favorable


y el cielo es brochazo azul como tus ojos (dos oasis)
enquistados medio a medio
en ese rostro -portada de revista- violentamente angelical.

El viento está llamando


y no serás mi pasajera.
IDIOMA A CONTRASOL

Sucia y ojerosa
regresa la palabra: vertedero de sombras
luces y estampidas.

Se derrumba
nace
y queda supurando.

A contraluz se aprecia la osamenta


su tos que ya se anuncia
el cáncer luminoso que atora su garganta.
CENIZAS

Yo no profetizo
ni fundo
ni unauguro: palpo en las cenizas
los escombros
alguna brasa o chispa de palabra sin arder.

Después del gran incendio


una palabra vieja sucia incluso mal vestida
pero nuestra.
CONQUISTADURA AUSTRAL

“De una libra esterlina penden nuestros sueños,


una libra, vivo o muerto. Como la hierba -súbita, silvestre-
brotan los desnarizadores
los desorejadores
los capadores de los hijos de Temaukel.

Y nadie ni Kenós
(que derramó de un ánfora su verbo
y puso las fronteras de nuestro terrorio) se encuentra
aquí para explicarnos.

(Sólo, brillantes como lágrimas de lámparas


atisban los Hohuen –los semidioses- condenados a vivir
eternamente entre los astros).

De una libra esterlina


penden luces y tinieblas”.
GLOSAS

Un listado de frases
de palabras amputadas
queda de los chono. Y algunas
vivas en el habla cotidiana
llameantes bellas cálidas
pero desconocidas
guturalizadas por nosotros
sin saber que alguna vez significaron
Arcoiris
tierra
viento sur
corazón
estrella
fuego.

Los utensilios nos cuentan su manera de cazar


o mariscar cocer sus alimentos
pero el lenguaje queda a medio iluminar el túnel
a medio andar las sombras.

Y ya no están los hombres de las islas


para decirnos con su voz y sus palabras
el lenguaje el mundo que hace siglos compartieron.
PANORAMA TIPO

El cielo es pliegos de papel


resmas de gaviotas
junto al mar.

Lanchas
velas de diarios que se alejan
cubriendo de noticia el horizonte.

El prójimo-papel no deja huellas


en la playa: es imposible oír la sangre
que debe transcurrir bajo la fronda azul
de un cielo transparente.

Ojeras
palafitos
plástico fonolas: una gotera de sol
destruye la burbuja al despertar.
CONCESIONES MARÍTIMAS

Nuestros antepasados chono y veliche


no dejaron pirámides templos o grandes catedrales.

Sólo conchales encontramos


grandes yacimientos de historia primitiva
verdaderos alaridos de luz con más información
que un radiotelescopio en la profundidad del cosmos.
Y los expertos lee incluso las estrellas
que ocupaban la eterna oscuridad
del firmamento de esos tiempos.

Por medio de esa luz rompemos el silencio de sus huesios


y nos comunicamos
andamos sus caminos
navegamos en sus dalcas
y dormimos contemplando sus atardeceres.

Pero es un verbo débil apenas perceptible


y que se rompe o distorsiona con sólo papapadear.

Sólo conchales dejaron los primeros hombres destas islas


desecho que hoy se llevan en camiones
a fin de optimizar el hábitat costero
para que prolifere el sol de las pesqueras.
GÉNESIS

El trauco apareció en el Archipélago


junto con los primeros soles lluvias y escarchas.
El biosistema tuvo necesidad del trauco
y por derivación e injerto
lo formó del bosque.
El primer habitante del primer grupo
que dejó de errar por estas islas
y se instaló en un lugar fijo
es el primer autor fantástico
el gran poeta anónimo que imaginó al galán
para ocultar con su enramaje una vergüenza familiar
equivalente al pecado original.

Del bosque fue formado el trauco


de la madera más antigua
de las especies más altas que poblaron estas islas
hoy plagadas de espinillos.
EXTINCIÓN DE CANTOS DE SIRENAS

Mientras exigua luz americana


es sólo el grito que se aleja
en otras voces borboteando
buscamos la manera
el subterfugio de nacer
a esa mañana que se agolpa sin los remos
o el bote luminoso
que arribaba de las más remotas islas
cargados de sirenas que cantaban
corridos mexicanos.
PINCOYA

Danzas
de espalda de frente o de perfil
y azotas las caderas
como las bailarinas negras de bandas tropicales.

Semidesnuda
como una más: copetinera turbia bataclana
y el mar se encrespa en celo.

Bailas
y la sensualidad que hace variar el orden de los astros
no altera el ritmo de la naturaleza que –implacable-
sigue dando o negándonos el alimento.

Bailas: la soledad ocupa


la huella de tu pie en la arena.
RESTOS DE SEÑALES

El sol es un tizón al rojo en la garganta


e intentamos cantar
pero el telar se niega a los poemas.

De pronto sobra sol


y sin embargo osamos creer en las estrellas
en esta tierra negra y su semilla de metáforas
incluso en esa lluvia que -sumisa- recorre los alerces
como la mano juvenil su forma adolescente.

Pero la aurora se derrumba en contra nuestro


(un corazón que salta sobre el charco después del sacrificio)
pero la hoguera sigue ahí
a la intemperie
a punto de apagarse.
REGRESO DE LOS BRUJOS

De las montañas
de los altos cerros de chips
volverán los conocen el arte de tornar
sus átomos moléculas y células
en otras formas vivas
o en cualquier materia inerte
y ocuparán el Archipélago
y tierras y mares adyacentes.

Será como una mancha de aceite derramada por un barco


o como herida que cicatrizada
continúa supurando por adentro.

Un arcoiris negro cruzará de lado a lado el horizonte.

De los cerros
de los televisores & equipos de video
volverán
del cielo preso en una red de buque-factoría habrán de regresar.

Y no estarán los Antipani


los Pillámpel
los Nauco los Huenteo
para captar la luz de su lenguaje
y divulgar al mundo la noticia.
TODO TIENE UN TIEMPO EXACTO

Tiempo para amar y para odiar


tiempo de tormentas y de soles
tiempo de estampidas y regresos
tiempo de opresión y de justicia.

¡Grande maravilla es la palabra cuyo brote primerizo


puede alimentar de sol
incluso la madera de los hombres!

Tiempo de escasez y de abundancia


tiempo de la luz y las tinieblas.

Hoy es tiempo de cosechas


tiempo de coger la luz
la buena semilla de la luz.

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