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La Catedral de Cádiz es una iglesia católica romana que fue construida entre 1722 y 1838. La
Catedral de Cádiz es uno de los edificios religiosos de la ciudad y la diócesis. El edificio ha
sufrido muchos cambios a lo largo de los siglos, pero sigue siendo un importante lugar
religioso para los gaditanos.
En otra cara, hay una inscripción que dice «¡Libertad! ¡Igualdad! Justicia!». Otra cara tiene
una inscripción que dice «Por Dios, España y la Libertad». La cuarta cara tiene una inscripción
que dice «¡Viva la Constitución de 1812!». También hay dos estatuas en el monumento, una
de las cuales representa la Libertad y la otra la Justicia. El Monumento a la Constitución de
1812 es un símbolo de la libertad y la democracia en España.
El monumento a las Cortes de Cádiz de 1812 conmemora la reunión de las Cortes españolas
durante la Guerra Peninsular. La guerra se libró entre el Imperio francés de Napoleón y una
coalición de fuerzas españolas, británicas y portuguesas. Las Cortes se reunieron en la ciudad
de Cádiz de 1810 a 1812, durante una época en la que la mayor parte de España estaba
controlada por Napoleón. Las Cortes aprobaron una serie de reformas liberales, como la
abolición de la esclavitud y la concesión de la igualdad de derechos a todos los españoles. El
monumento es un símbolo de la lucha por la libertad y la democracia en España.
El Castillo de San Sebastián de Cádiz se construyó en 1457 para proteger la ciudad de los
piratas y otros invasores. Hoy en día, el castillo es un popular destino turístico, conocido por
sus impresionantes vistas de la ciudad y su puerto. Los visitantes también pueden explorar
las numerosas habitaciones y pasillos del castillo, que están llenos de artefactos históricos y
obras de arte. El Castillo de San Sebastián de Cádiz es una visita obligada para todo aquel que
visite la ciudad de Cádiz.
El Gran Teatro Falla de Cádiz es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Está
considerado como uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura andaluza. En este teatro,
cada año se lleva a cabo por febrero el conocido concurso de carnaval de la ciudad. ¡No te lo
puedes perder!
La antigua Plaza Mayor de la ciudad, también conocida con el nombre de La Corredera, fue
encontrada extramuros, como era habitual en las ciudades medievales, y cerca de una de las
puertas de acceso, en este caso a la original Puerta del Mar, hoy Arco de la Pópulo. El trazado
irregular de esta plaza está condicionado, ya que en el pasado coincidía con una de las
desembocaduras del mar milenario, que atravesaba la actual isla de Cádiz.
En el siglo XVI ya se utilizaba como centro de actividad urbana, abierto al puerto y presidido por el
ayuntamiento. La función comercial tradicional que lo caracterizó se incrementó gracias al
desarrollo del comercio con América. De hecho, en este lugar se ofrecían a la venta muchos
productos exóticos que las flotas, procedentes de Indias, traían a la ciudad. A finales del siglo XVIII
se ordenó la construcción de plazas permanentes que le dieron a todo el conjunto un estilo de
mercado público y que se mantuvo así hasta la inauguración del Mercado Central.
En la Plaza de San Juan de Dios destacan varios edificios de interés, como el Municipio, la iglesia de
San Juan de Dios y la Casa de los Pazos Miranda.
Ayuntamiento de Cádiz
El Ayuntamiento de Cádiz se encuentra en el mismo lugar desde el siglo XVI. El edificio, de 1799,
fue rehabilitado y sustituido por el actual a finales del siglo XVII.
La obra es el resultado de los proyectos de Pedro Ángel Albisu y Torcuato Bejumedo y sigue la
estética académica imperante en ese momento. Las obras fueron terminadas en 1865 por Manuel
García del Álamo. La fachada se eleva sobre un pórtico liso, sostenido por arcos de medio punto,
con un gran balcón con columnas jónicas en el centro de un orden gigante, coronado por un
frontón triangular en el que destaca el relieve de Hércules, el mítico fundador de la ciudad. La torre
reproduce las características de la existente en el edificio anterior, obra que consta de tres cuerpos
de estilo manierista. El primer cuerpo es de planta cuadrada, a los lados se destacan las estatuas de
los patronos de la ciudad: San Servando y San Germán. El siguiente cuerpo, que descansa sobre el
primero, tiene planta octogonal, coronado por una hornacina sostenida por columnas jónicas y una
cúpula semiesférica, en la que se ubica la campana. La fachada totalmente decorada del edificio
utiliza varios elementos que remiten a la historia y el carácter comercial de la ciudad.
En el interior, las dependencias se han organizado en torno a un patio cuadrado. El patio se abre a
una escalinata monástica que, como el primer cuerpo del patio, se remonta a finales del siglo
XVII. En uno de los pasillos del patio se encuentra una escultura de mármol blanco que representa
a Hércules y que en la antigüedad correspondía a la única fuente de la ciudad.
En la escalera hay dos grandes cuadros, uno de los cuales representa a los patrones de la ciudad y
el otro el milagro de la Virgen del Rosario durante el tsunami de 1755.
La Sala del Consejo, de planta rectangular, está ricamente decorada con mármol, estuco y frescos
de estilo isabelino, todo el conjunto data de 1870. La bóveda está pintada con frescos y en los
laterales, con un estilo decorativo en relieve conocido como trampantojo. l'oeil, imita los bustos de
ilustres gaditanos. Además, destacan dos grandes lámparas de cristal veneciano.
Palacio de Congresos
El Palacio de Congresos se construyó utilizando las estructuras de la Real Fábrica de Tabacos de
Cádiz, inicialmente fundada por Felipe V en el mismo sitio que el antiguo almacén de la
ciudad. Sobre esta estructura, en 1883 se construyó el edificio de tres plantas, de planta irregular
independiente.
Durante el siglo XVIII se convirtió en el centro de expansión urbana e integró la actual Plaza de San
Juan de Dios, como consecuencia de su ocupación comercial, en actos civiles y religiosos. Esta
plaza, históricamente, se ha hecho conocida por ser el lugar donde se proclamó la Constitución de
1812 y por ser el sangriento escenario de la represión del movimiento liberal de 1820.
Las proporciones de los edificios que la rodean presentan una gran uniformidad, interrumpida
únicamente por la esbelta fachada de la iglesia de Sant'Antonio . La sede del Casino Gaditano,
construida en el siglo XVIII por el Marqués del Pedroso, es un edificio de estilo barroco, renovado
en estilo isabelino en 1857. El patio y las dependencias internas tienen una rica decoración
neomudéjar, creada en 1890 por el Artista sevillano Adolfo López Rodríguez.
Otro edificio de gran interés es la sede de la antigua Banca Aramburu, con un frontispicio del siglo
XVIII en mármol blanco, con pilares en el segundo cuerpo mientras que la fachada fue renovada en
estilo modernista por Juan Cabrera Latorre en 1910.
En esta plaza, por su interés histórico, destaca la Casa Museo del escritor gaditano José María
Pemán, que ahora acoge exposiciones temporales y exposiciones.
Plaza de Candelaria
En este lugar, originalmente, había una pequeña plaza adyacente a la ermita, llamada de los Moros,
alrededor de la cual, en el siglo XVI, se construyó el Convento de la Candelaria. El derribo del
Convento, durante la Primera República, permitió que la actual plaza, que forma un espacio
trapezoidal destinado al verde público, se organice en torno a una glorieta central, en la que se
ubica la estatua de bronce de Emilio Castelar, político y escritor de Gaditán. fue presidente del
Poder Ejecutivo durante la Primera República Española.
La fachada está compuesta por tres cuerpos, divididos en otros tantos tramos, que en el centro
alberga el hall de entrada, sobre el que se ubicó un gran balcón de columnas jónicas de mármol,
sostenido por Atlantis. Los compartimentos de las secciones laterales, en el cuerpo principal, tienen
terrazas de hierro fundido con un diseño complejo.
Se trata de una construcción de hormigón armado que tiene dos núcleos diferenciados: el pabellón
de acceso, construido en la muralla, y la zona de baño propiamente dicha, construida sobre pilotes
en la playa. Consta de una zona central, flanqueada por torres coronadas por cúpulas bulbosas, de
las que parten dos alas curvilíneas, con pabellones que se abren en los extremos, cubiertos por
cúpulas.
Todo el conjunto tiene una clara influencia modernista, aunque se evidencia el historicismo
oriental, propio de los balnearios británicos. Tiene pequeños elementos decorativos, entre los que
destaca el panel de azulejos que representa a la Virgen de la Palma, obra de Justo Ruiz de Luna.
En la actualidad, el edificio alberga las dependencias del Centro de Arqueología Subacuática de
Andalucía. Su campo de actuación se centra en la investigación del Patrimonio Arqueológico
Subacuático existente en el territorio de Andalucía, a través de la documentación, intervenciones,
conservación y restauración.
En ella, según petición de los fundadores de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración, se
labró un humilladero, que más tarde se denominaría Cruz de la Verdad. Este nombre daría lugar a
confusiones, al reunirse en esta plaza los desocupados del lugar para dar noticias de toda índole,
especialmente falsas, por lo que no tardaría en conocerse popularmente como Plaza de la Cruz de
las Mentiras, nombre del que deriva su actual denominación de Plaza del Mentidero.
El edificio está ubicado en una de las zonas más altas de la ciudad y su torre se encuentra entre las
torres mirador más altas de Cádiz: se encuentra a 45 metros sobre el nivel del mar y se encuentra
en el centro histórico de la ciudad. Por su altura y posición, fue la torre de vigilancia oficial del
puerto de Cádiz en 1778, y su nombre actual deriva del del primer Vigía, Antonio Tavira.
Se divide en dos cuerpos: el primero con ventanales redondos con parteluz separados por una
columna de mármol y el segundo decorado con pinturas geométricas en almagra (ocre rojo).
La torre ofrece un atractivo turístico único: la Cámara Oscura. Proyecta una imagen viva y en
movimiento de lo que está sucediendo en ese momento en el exterior. Este es un principio óptico
relativamente simple, ya conocido en la época de Leonardo da Vinci. Consta de una pantalla blanca,
un espejo y dos lentes. En la torre también hay dos salas de exposiciones.
Además de las salas de exposiciones y la Cámara Obscura, el monumento también cuenta con un
increíble mirador desde el que contemplar un magnífico panorama de toda la ciudad
Las calles fueron pavimentadas con arcilla al mismo tiempo que se construían las primeras
edificaciones. Es muy interesante observar, como aún es posible visualizar, las huellas fosilizadas de
numerosos bovinos que atravesaban estos caminos.
El eje de la visita gira en torno a la figura de Mattan, un fenicio que murió durante un gran
incendio, ocurrido en la ciudad en el siglo VI a.C. y del que algunos restos forman parte importante
del tema del itinerario.
Además de estos restos fenicios, también se han conservado las construcciones de una fábrica
romana de procesamiento de pescado, con sus piscinas para la conservación del pescado en
salmuera.
Comenzamos la visita en la plaza de San Juan de Dios. Data del siglo XV y fue el primer
espacio abierto ganado al mar. Hasta entonces, los gaditanos vivían dentro del recinto
amurallado. El edificio más importante es el Ayuntamiento, que es realmente
monumental y fue construido en dos etapas y estilos: neoclásico e isabelino.
Bordeándolo por la derecha, nos adentramos en un laberinto de callejuelas: San
Antonio Abad, Posadilla y la plaza de San Martín. De esta última sale el pasaje del arco
de la Rosa, que es una de las puertas originales de la muralla del siglo XIII. Al otro lado,
aparece la plaza de la catedral.
La Catedral Nueva se construyó gracias a la prosperidad que supuso el traslado de
Sevilla a Cádiz del monopolio del comercio con América en 1717. Las obras
comenzaron en 1722, pero se pararon en varias ocasiones hasta su consagración, en
1838. En su cripta están enterrados Manuel de Falla y José María Pemán. La misma
entrada que debemos pagar para ver la catedral sirve para acceder al Museo
Catedralicio. También se puede visitar la torre de Poniente, que ofrece una de las
mejores vistas de la ciudad. Al salir de la catedral, nos metemos por el callejón de los
Piratas para ir a la plaza de Fray Félix. Aquí admiramos la fachada blanca de la Iglesia
de la Santa Cruz o Catedral Vieja.
Ruinas imperiales
Rodeando la Iglesia de la Santa Cruz, llegamos en dos minutos al teatro romano, de
finales del siglo I antes de Cristo, que fue el más grande de Hispania, con capacidad
para 20.000 espectadores. Está escrito que aquí Lucio Cornelio Balbo el Menor mandó
ejecutar a un actor por feo. Ahora sólo tiene una parte de las gradas al descubierto.
Salimos de la plaza por la calle (estrechísima) del teniente Andújar y doblamos luego a
la derecha por Santo Domingo. Al final se encuentran las murallas y el baluarte de San
Roque. Forman parte de la fortificación que cruza la plaza de la Constitución, una
barrera que llega hasta el puerto. Aquí se encuentran las murallas de la Puerta de
Tierra, la antigua entrada de la ciudad, y dos museos que merece la pena que
visitemos: el Museo Taller Litográfico y el Museo Iberoamericano del Títere, este
último inaugurado en 2012.
Zurbaranes y goyas
Reanudamos la visita a la ciudad en la plaza de la Mina, que se construyó en 1838
aprovechando el huerto del convento de los franciscanos. Está rodeada de casas
nobles y es lugar con mucho ambiente, sobre todo cuando atardece. Aquí está
el Museo de Cádiz, donde podemos ver sarcófagos antropoides fenicios, esculturas
romanas o los lienzos de Zurbarán procedentes de la desamortizada Cartuja de Jerez.
Después nos dirigimos por el callejón del Tinte hasta el Oratorio de la Santa Cueva, del
siglo XVIII, en cuya capilla alta hay tres lienzos de Goya.
Giramos por la calle de Columela a la derecha y avanzamos por Javier de Burgos hasta
Marqués del Real Tesoro donde, en la esquina con Sacramento, se alza la Torre Tavira.
Mide 45 metros y fue levantada en 1778 en la parte más alta de la ciudad, como torre
vigía oficial del puerto de Cádiz. En el interior, podemos visitar su cámara oscura, una
habitación pintada de negro en la que, gracias a un juego de lentes y espejos se
proyectan, sobre una pantalla curva en forma de mesa, imágenes reales y en
movimiento de lo que está pasando en el exterior.
Al sur del castillo aparece La Caleta, la única playa urbana dentro del recinto histórico.
Las otras tres (Santa María del Mar, La Victoria y Cortadura) están en la parte nueva y
son amplias y dadas a la masificación. La Caleta, en cambio, conserva el ambiente de
barrio de pescadores. Podemos bajar hasta la arena y esperar la puesta de sol, que es
todo un espectáculo. También vemos muy cerca el Castillo de San Sebastián, que está
situado en un islote unido a tierra por un malecón. Aunque hubo una atalaya desde
tiempos árabes, el castillo actual es del siglo XVIII.