Gabo Ferro y Sergio CH
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Por eso, aunque el espíritu machacante del instrumental “Cruz del Sur
invertida” parezca sugerir que lo que primará en los próximos 40 minutos de
escucha será una versión de fogón de Black Sabbath que reemplaza al
satanismo por el Trauco y la Luz Mala, las verdaderas bases quedan
sentadas en “Corona de caranchos”. “Como un peregrino en el camino
hacia el altar / Un vaso de vino y atravieso el vendaval / Ya no veo el trigo,
ya no veo la ciudad / Suenan los ladridos anunciando la verdad”, entona
Sergio Ch cual fugitivo, en un clima que lleva a Led Zeppelin III a la pampa
profunda. Gabo Ferro toma la posta en el tema siguiente, “Qué parte de mí”,
un folk diáfano en el que mastica las palabras en el estribillo para
reacomodarlas y cambiar el sentido de una oración a otra (“¿Qué parte de
mí te toca? ¿Qué parte de mí querés? / Qué parte de mí nos toca? ¿Qué
parte de partir nos toca?”).
A medida que las canciones corren, quedan en claro las marcas propias de
ambos en la composición. Los temas que tienen a Sergio Ch al frente se
construyen desde unos pocos versos (o a veces, sólo uno) que se repiten
las veces necesarias para operar desde la reiteración. En cambio, cuando
es Gabo Ferro quien da un paso al frente, las letras adquieren poesía
dramática y un trabajo de superposición de su propia voz para crear
texturas en capas. En el medio de eso, un trabajo en conjunto en el que los
títulos terminan por delinear el escenario y sus protagonistas desde los
títulos de las canciones: “La tierra y los ríos”, “El pescador”, “La estación” y
la lista sigue entre blues rurales y polvaredas.
Mientras más se adentra en el camino el dúo, más introspectivos se ponen
sus protagonistas (“Construyendo, consumiendo, comenzando en el mismo
lugar / Llega el viento cuando tiemblo, ahora puedo ver y respirar”), y
también más oscura es la galería de criaturas que acechan en los márgenes
(“Cada presa sostendrá levitando la cabeza de su cazador sobre su viuda”).
“Ejercer libertad es salirse de acá para volver al mundo vivo”, entona Ferro
en “Crudo a tu cautivo” y, aunque está poniendo su voz al servicio de un
personaje más de esta historia, difícil no tomarlo como una conclusión de la
propia experiencia. Y, por las dudas, mejor emprender la cabalgata
acompañado.