C-0774 - María Soldevila (A)
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Mª Jesús Grandes
Gracias a un viaje a Alemania en 2009, María Soldevila conoció un nuevo tipo de mezclador de
hormigón que se había presentado recientemente en el mercado alemán. Pensó que esta
máquina podría tener una excelente acogida, por lo que se puso en contacto con la firma
fabricante. En el curso de las conversaciones mantenidas al efecto se decidió, como
procedimiento más conveniente para introducirse en Andorra, trabajar durante el año 2010
importando las máquinas, y comenzar su fabricación en Sant Julià de Lòria en 2011. Más
adelante se emprendería la fabricación de otros tipos de maquinaria para la construcción que
también producía la firma alemana.
María Soldevila carecía de los medios financieros necesarios para poner en marcha el negocio.
Por ello, en septiembre de 2009, planteó el asunto a su tío Gabriel Nadal, que contaba con
amplias posibilidades financieras. Nadal aceptó participar en la empresa, y el 1 de octubre de
2009 se constituyó una sociedad anónima de 500.000 euros de capital, desembolsado a partes
iguales por cada uno de los dos socios, Soldevila y Nadal. Ese mismo día, María firmó un contrato
con su primo José Nadal, experto en informática, para que desarrollara la página web de la
empresa. El contrato tenía una duración de tres meses y suponía un coste total de 12.000 euros.
Para hacer frente a eventuales dificultades de tesorería en la etapa inicial, solicitaron un
préstamo bancario de 110.000 euros, que firmaron a finales de 2009.
Debido a una serie de coincidencias, ese mismo año, María se enteró de que había una nave
industrial en venta, cuyo propietario era Bruno Roca. Esta nave reunía las condiciones adecuadas
para sus planes. Así, María decidió aprovechar la ocasión y la compró por 400.000 euros el 30
de diciembre de 2009, pagando 320.000 euros al contado y comprometiéndose a pagar los
80.000 euros restantes el 30 de junio de 2010. De los 400.000 euros, estimaba que 300.000
euros representaban el coste del terreno, y que los otros 100.000 correspondían al coste del
edificio. Consideró que la nave estaría en condiciones satisfactorias de utilización durante unos
veinte años.
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24.000 euros resultantes, se adeudaban 12.000 euros a la firma alemana. No se había vendido
todavía ningún mezclador.
Cuando Nadal vio la información que María le facilitaba, pensó que era totalmente insuficiente.
Manifestó que necesitaba, como mínimo, el balance de la sociedad a 31 de diciembre de 2009,
y dio a su sobrina dos días de plazo para entregarle esa información, indicándole que no
reconociese ninguna pérdida ni ganancia hasta que se iniciasen las operaciones en 2010.
María no tenía conocimiento alguno de contabilidad, materia que consideraba aburrida e inútil.
Sin embargo, estimó más oportuno no manifestar esta opinión a su tío e ingeniárselas de alguna
forma para suministrarle la información solicitada.
El año 2010 pasó muy rápidamente. Soldevila se entregó por completo a la tarea de poner en
marcha la empresa, sin prestar atención a la contabilización de sus operaciones, labor a la que
no tenía afición alguna. Se limitaba a llevar un seguimiento de la tesorería. Las transacciones
realizadas durante 2010 fueron las siguientes:
1. Importaron a crédito 310 mezcladores, cuyo importe total fue de 248.000 euros.
2. Vendieron 100 mezcladores al contado, a razón de 1.500 euros por unidad.
3. Vendieron 200 mezcladores a crédito, a razón de 1.550 euros por unidad.
4. Cobraron un total de 220.000 euros de los clientes a quienes habían vendido a crédito.
5. Los pagos al proveedor de mezcladores ascendieron a un total de 210.000 euros.
6. Las actividades comerciales y administrativas supusieron 90.000 euros pagados al
contado.
7. Pagaron los 80.000 euros correspondientes a la compra del edificio y del terreno.
8. Abonaron los 110.000 euros del préstamo bancario.
9. Los intereses del préstamo bancario ascendieron a 5.000 euros, y se pagaron al cerrar
el año.
10. A finales de diciembre, María decidió invertir parte de la tesorería que no esperaba
utilizar inmediatamente —20.000 euros— en valores negociables de alta liquidez.
El 23 de diciembre de 2010, María recibió una carta de su tío. Éste había trasladado
recientemente su residencia a otra ciudad, y, entre otras cosas, le decía:
«A mediados del próximo mes de enero iré a visitarte para revisar la marcha de nuestra
empresa. Para ello, es necesario que para esa fecha tengas lista la cuenta de pérdidas y
ganancias de 2010 y el balance a 31 de diciembre de 2010. Y también, por supuesto, un
cuadro que muestre los flujos monetarios de 2010».
Tras leer estas líneas, María decidió elaborar los estados financieros que su tío le había exigido,
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procediendo por pasos de la forma que sigue: tomó como referencia de partida el balance a
31 de diciembre de 2009 y fue modificándolo introduciendo en el mismo, y de forma sucesiva,
las consecuencias de cada una de las diez operaciones indicadas más arriba.
Anexo 1
Resumen del libro de caja (en euros). Cuarto trimestre de 2009
Entradas Salidas
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