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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

SEMINARIO DIOCESANO DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE


Área de Teología

Teología Fundamental
PROFESOR: PBRO. LIC. JOSÉ JUAN MARTÍNEZ MUÑOZ.
Curso 2023- 2024 Segundo Semestre

FICHA TÉCNICA # 4

PARTE I

8.0. LA FE
Introducción.
 La fe es respuesta. Dios tiene la iniciativa de autocomunicarse. El hombre acoge la
revelación con la fe: es su repuesta.
 Correlato subjetivo. La fe viene después de la revelación. La fe es el correlato
subjetivo correspondiente al correlato objetivo que es la revelación. Son éstos los
dos términos de la relación.
 Acto complejo y simple. La fe en Dios es un acto complejo por los diversos
aspectos de la persona que deben cooperar para que tenga lugar. Es también un
acto simple porque creer es sólo eso, no es posible la confusión: la fe es fe y nada
más, no hay un género superior al que pertenezca la fe; la fe agota el género.
 Creer en Dios y creer a Dios es un acto único en el hombre: del modo como se cree
en Dios y a Dios no se cree en nada ni a nadie. Aquí nos va a interesar el acto de la
fe, no la virtud de la fe.
 Teología del acto fe. Se ha desarrollado modernamente al igual que la Teología de
la revelación. Según como se entienda la revelación, así se entenderá la fe. La
Teología de la fe aparece con claridad desde el principio de la reflexión cristiana:
(1) La Fe tiene presencia constante en la S.E. y precisión terminológica muy
temprana. aunque el tema de la fe no sea un tema nuevo en la teología
(“convertíos y creed en el Evangelio”).

8.1. La fe en la Sagrada Escritura.


8.1.1. La fe en el AT.
 Etimología. En el AT no existe un único término para la fe sino más bien un campo
semántico, por lo cual el concepto de fe es muy amplio.
 ‘aman: mantenerse fiel a, ser estable, estar fundado. De este verbo procede el
“amén” que significa la respuesta incondicional de la fe.
 batah: esperar confiadamente en alguien.
 bè emín: apoyarse en algo o en alguien. Este término aparece 13 veces.
 La forma normal del hombre de relacionarse con Dios es “apoyarse” o “cree en
Dios”. El hombre debe creer que Dios cumplirá su promesa a pesar de que el
hombre se encuentre a veces alejado de Dios (en el exilio o al salir del Paraíso) y a

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pesar de que vea situaciones que desmienten la promesa de Dios. Esta promesa se
convierte en pacto con Noé (Gn 9,16) y en alianza con Abraham (Gn 17).
 Abraham. Es el modelo de fe veterotestamentaria . Escucha a Yahvé, obedece (Hb
11, 8), sale, se pone en camino confiando plenamente en Yahvé. La carta a los
Romanos (Rom 11, 4) llama a la fe de Abrahám “fe poderosa” porque le lleva
incluso a obedecer a Dios cuando le pide el sacrificio del hijo de la promesa.
 Moisés, la experiencia del Éxodo y los profetas: Dios se dirige al hombre o al
pueblo, pide ser escuchado y confía una misión a realizar. Cuando el hombre
responde, sale de sí mismo y camina fiado siempre en las palabras y promesas de
Dios. La experiencia del exilio es ocasión para que los profetas anuncien de nuevo
la necesidad de la fe para existir (Is 7,9).
 En el AT la Naturaleza de la Fe es:
1. Reverencia religiosa y acto de perfecta adoración.
2. Obediencia a la palabra de Dios.
3. Fidelidad al Señor benevolente y fiel.
4. Asentimiento firme al Dios de la verdad.
5. Espera paciente y confiada en las promesas de Yahvé.
6. Conocimiento interno de Dios, entrega de todo el corazón.
8.2.2. La Fe en el NT
 En el NT se designa la relación filial del hombre con Dios que se ha revelado. En el
NT la fe es como la esencia del ser cristiano. (2 Tes 1, 10: llama a los cristianos los
creyentes)
 Etimología: pstis, pisteuein: aceptación de verdades escatológicas (Mc 13,21),
creencia en los milagros (Mc 2,5), cumplimiento de la ley.
 La fe va a través de los mediadores en el AT mientras que en el NT la fe es
aceptación del mensaje de salvación que por iniciativa divina tiene lugar de una vez
para siempre en Cristo. En Cristo, Dios habla “con rostro”, hay una personalización
de la fe: lo que importa ya no es tanto la fidelidad del pueblo sino la conversión
personal del individuo.
 La fe es el acto con el que tiene lugar la conversión, en el que se hace presente la
esperanza y confianza. Aspecto subjetivo: “fides qua creditur” (la fe con la que se
cree) y aspecto objetivo: “fides quae creditur” (la fe que se cree, que es el
contenido de la revelación). Rom 10,8 presenta el aspecto objetivo.
 Sinópticos y San Juan. Jesús pide más la aceptación de su mensaje que de su
persona. En los sinópticos solo en un pasaje (Mc 18, 6: “...el que escandalice a uno
de éstos pequeños...”) se habla de la ‘fe en Jesús’. Sin embargo, la palabra de Jesús
sustituye a la ley de Moisés. En San Juan la ‘fe en Jesús’ es un tema central y
frecuente. (Jn 6: sermón eucarístico; Jn 9: curación del ciego de nacimiento) La fe
es “recibir a Jesús”, “aceptar su testimonio”, “seguirle”, “permanecer en Él”. (Jn 2,
11; Jn 3, 16; Jn 6, 31; Jn 8, 24) En San Juan la fe está ligada a la persona de Jesús.
Tiene lugar así el proceso de personalización de la fe: cada persona está llamada a
creer en Jesús. La fe, sin embargo, no es solo dinamismo existencial sino también
conocimiento. En San Juan creer y conocer se usan frecuentemente como
sinónimos. (Jn 6, 69: “...nosotros creemos y sabemos que eres el Santo de
Dios...”). En los evangelios y sobre todo en San Juan, Jesús se muestra como el

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revelador y la revelación de Dios. La fe se centra en Cristo confesado como


“Kyrios” Señor, y en la obra que Dios ha realizado en El.
 Cartas de San Pablo. La Fe constituye un tema capital y difícil. En Romanos y
Gálatas: la fe brota al oír la palabra (Rom 10) y se realiza plenamente mediante su
aceptación obediente. En San Pablo aparece claro que la fe es gracia (supera lo que
el hombre puede hacer por sí) sostenida por el Espíritu que acompaña la palabra
Flp 1, 29. Los problemas de interpretación se refieren a la relación Fe-ley, fe-
obras. . Tienen mucha importancia por la controversia despertada por el
protestantismo (una fe que anula la ley y las obras). Para Lutero la justificación
tiene lugar solo por la fe, renunciando así al valor radical de las obras como medio
de salvación. Claro está que no se puede pensar en las obras separadas de la fe
(puesto que esto sería una autojustificación), pero tampoco se puede pensar en la
fe separada de las obras (St 2, 14ss: la fe sin obras está muerta). La fe determina la
vida moral del hombre, de su existencia surge el deber. La fe tiene que ver tanto
con el entendimiento como con la voluntad. La “obediencia” a la fe implica la
renuncia a la propia bondad y sabiduría, y la sumisión plena a la economía de la
salvación; la inteligencia de la fe se refiere al contenido del mensaje y a la propia
situación del hombre ante Dios.

8.3. Tradición y magisterio sobre la fe


 La riqueza y la claridad de la enseñanza bíblica unidas a la temprana reflexión de lo
que significa ser cristiano, la conversión y las consecuencias existenciales de la fe
subjetiva, hicieron que la teología de la fe comenzara a desarrollarse pronto.
 La crítica moderna a la idea de revelación divina ha tenido consecuencia sobre la
fe, lo que condujo a un desarrollo del magisterio sobre su naturaleza y función.
8.3.1. Hasta el siglo VI.
 Al principio se vive de la enseñanza bíblica sobre la fe. Poco a poco se va
elaborando una reflexión sobre la revelación.
 a) Gnosticismo. Tiene lugar en el siglo II. Es una verdadera crisis en la que el
cristianismo se ve enfrentado a una reinterpretación de la fe. Consideran que la fe
es un conocimiento de segundo orden y oponen éste conocimiento (pistis) al
verdadero (gnosis). La fe es opinión personal, doxa, sin fundamento, que debe ser
sustituida la fe por el conocimiento perfecto (gnosis). A esto la Iglesia reaccionó
señalando el carácter de certeza de la fe (es episteme), es conocimiento riguroso y
fundado. No se mide por la fragilidad del hombre sino por la fidelidad de Dios. Por
esto la fe es un estado definitivo e irrebasable que no puede disolverse en un
conocimiento superior. La fe es verdadera gnosis, con certeza, que se convierte en
amor y cumplimiento de los mandatos. Clemente de Alejandría en su Stromata
habla de dos conversiones: la primera del paganismo a la fe y la segunda de la fe a
la gnosis (porque la fe busca una explicación de sí misma).
 En resumen: (1) La fe es repuesta del hombre al Dios que le habla y garantiza la
certeza y seguridad de la fe. (2) La fe es una acción moral libre en su comienzo y
que acaba afectando al conjunto de la acción moral del hombre.
 b) Regula Fides. Este término lo utilizan los Padres para referirse a la fe que se
debía tener por norma. En los siglos II, III y IV tiene lugar un proceso de ordenación

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de verdades. La regula fides se refiere a los elementos esenciales de la fe que el


creyente debe aceptar. El término contrasta lo que es la fe frente a las herejías: la
regula fides es lo que está en relación con el carácter apostólico, lo que viene de la
tradición apostólica. Tiene que ver más con la fides quae (lo que se cree) que con
la fides qua (la fe con que se cree, que es el aspecto subjetivo).
 c) San Agustín. Posee una profunda capacidad de análisis del orden psicológico del
hombre que se mueve o se resiste a la fe. Distingue tres tipos de conocimiento:
contemplación, ciencia y fe. La fe se orienta por una autoridad o por un testimonio
a diferencia de la contemplación o la ciencia. La fe es el término al que llega el
«corazón inquieto» del hombre que no encuentra su felicidad mientras no logra
descansar en Dios. Define así la fe: «creer es pensar con asentimiento» («credere
est cum assensione cogitare»). La inquietud del corazón desaparece en el
encuentro confiado del hombre con Dios en la fe, pero al descanso de la fe que
asiente le caracteriza otro tipo de inquietud que es el deseo de comprender el cual
le lleva a pensar sin abandonar ni condicionar por ello el asentimiento de fe. La fe
es, en consecuencia, un hecho que se da en el conjunto de la existencia del
hombre. Es un hecho no solo intelectual, sino moral. En cuanto al carácter gratuito
de la fe, el pensamiento de San Agustín se dirige contra los pelagianos (valoran la
libertad de tal manera que el hombre no necesita de la gracia) y semipelagianos
(aunque señalan que el inicio la fe depende del hombre, luego admiten que entra
en juego la gracia).
 d) Concilio Aransicano o Concilio de Orange. Condena la opinión de quienes
defienden que el initium fidei, el aumento de la fe y el credulitatis afectus “non per
gratiae donum (...) sed naturaliter nobis in esse. El canon 7 condena la doctrina
según la cual “por la fuerza de la naturaleza se puede consentir a la predicación
evangélica, sin la iluminación o inspiración del Espíritu Santo.
8.3.2 Edad Media.
 La fe es uno de los principales elementos de unidad religiosa, cultural y social.
Emerge como resultado del desarrollo del método científico la cuestión de precisar
el estatuto de la ciencia y su relación con la fe. El reverso de la medalla es el de la
posibilidad que tiene la fe de despertar y proseguir una actividad racional. La
respuesta de los dialécticos es que al creyente le está permitido, e incluso debe
utilizar la ratio plenamente e incluir en ella lo datos de la fe. Los antidialécticos
rechazan la dialéctica y la utilización de la razón de cara el intellectus fidei negando
también a la ciencia natural su independencia propia imposibilitando su servicio de
preparación para la revelación.
 Santo Tomás. Realizaría la empresa descomunal de dominar la crisis
desencadenada por la introducción de Aristóteles y hacerla útil para la Teología
(Estudio sobre la virtud de la fe II-II, q. 2-3) La fe es respuesta (esta idea es de San
Pablo): Para que haya fe tiene que haber palabra exterior. Santo Tomás expone la
fe sobre el concepto aristotélico de ciencia. La fe es un modo de saber en el cual el
objeto del saber es conocido mediante el testimonio de un tercero, de un testigo,
que es Dios. Al creer a Dios, el hombre tiene acceso a una ciencia objetiva que es
la ciencia de Dios. «Actus credentis non terminatur ad enuntiabile sed ad rem» [El
acto (de fe) del creyente no se detiene en el enunciado, sino en la realidad
(enunciada)] (s. th. 2-2, 1, 2, ad2). El acto de fe se relaciona con el amor, este

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impulso que en el hombre lleva a la fe procede de la voluntad (abre las vías para
supera una visión dualista). La virtud de la fe es el hábito de la mente con el que
comienza la vida eterna en nosotros, haciendo al intelecto asentir a realidades que
no se ven (se hallan el carácter de hábito (virtud) de la fe y su orientación
escatológica).
8.3.3 Siglos XVI al XIX.
1. Martín Lutero.
 Entre los factores preparatorios de la visión protestante de la fe y su función de la
salvación, está el nominalismo, (corriente en la que el aristotelismo integrado en la
síntesis tomista se independiza, se hace autónomo y presenta una fe que queda
aislada).
 Reacciona contra lo que considera un abandono del mensaje de la escritura, y
defiende que la justificación tiene lugar por la fe solamente, fe que no es la que se
expresa por medio de afirmaciones intelectuales sino el encuentro existencial con
un Dios benigno, que es entrega confiada y sin reservas (fiducial) al Dios
incomprensible en su vida y su gracia. Por el principio sola fides al excluirse la
justificación por las obras se acaba excluyendo la posible colaboración de la
inteligencia con la fe. La fe es ahora confianza cierta y seguridad plena y fuerte del
corazón por la cual se accede al cristianismo. Aquí falta el elemento de
asentimiento a las verdades de fe.
2. Concilio de Trento.
 Da la respuesta a Lutero y a los protestantes. No se ocupa directamente de la fe,
pero si tiene una enseñanza sobre la fe que se puede resumir en los siguientes seis
puntos:
(1) La fe forma parte de las disposiciones para la justificación (D1526/798). La fe es
gracia, respuesta y asentimiento a la verdad de la revelación salvadora.
(2) La fe, la esperanza y la caridad se reciben en el acto de la justificación junto con
la remisión de los pecados (D1530/800).
(3) La fe es el comienzo de la salvación, y el fundamento y raíz de toda justificación
(D1532/801).
(4) No existe ninguna señal segura de predestinación verdadera por lo que no
conviene abandonarse temerariamente a la confianza de estar justificado. Para
estar justificado no es necesaria una fe fiducial de que se está justificado sino
una firmísima esperanza (D1541/806).
(5) La fe y las obras cooperan en el crecimiento y aumento de justificación.
(6) Por el pecado grave se pierde la gracia y la caridad, pero no la fe, a no ser que
se trate de un pecado contra la fe. La fe puede mantenerse como fe muerta.
3. La Ilustración.
 En este tiempo la fe se ve devaluada progresivamente en su función cognoscitiva y
finalmente relegada al campo de lo irracional.
 Kant. Establece una separación entre la razón pura y la razón práctica, colocando
la fe en el ámbito de la moralidad. Con esto se oponen fe y conocimiento. La
revelación no es otra cosa que una forma de fe moral, ley moral formulada en
mandatos divinos que ayudan a ser honrados. La función esencial de la revelación
es que lleva a la ley moral, la cual tiene como postulado la existencia de Dios. Si la

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revelación es un fenómeno interior, la fe se agota en su carácter moral. De esta


manera la fe ya no es asentimiento a una verdad revelada.
 Hegel. Opone revelación a misterio, le lleva a intentar construir una filosofía de la
revelación. La fe es un estado subjetivo provisional, que dura mientras hay
misterio, que dará paso al conocimiento superior de la filosofía.
d) Fideísmo y Semirracionalismo
 Algunos autores cristianos que intentan responder a Kant enfatizan excesivamente
el carácter cognoscitivo de la fe: la fe son verdades.
 Reacción semirracionalista. Hermes quiere responder al kantismo y superar sus
dificultades. Toma el método de Kant como presupuesto: división entre ciencia y
moralidad. Quiere solucionar el problema poniendo la fe en el fondo de cualquier
conocimiento. Distingue entre asentimiento necesario que lleva a tener algo por
verdadero, y consentimiento necesario que lleva a admitir algo como verdadero en
el que distingue la “fe de conocimiento” (creencia en cualquier acontecimiento
histórico) y la “fe de corazón” (actividad de la voluntad que se somete libre y
totalmente a Dios tomando como regla de vida las verdades que Dios revela). Sólo
la fe del corazón es libre y fruto de la gracia. Sus errores se condenaron en el breve
“Dum acerbissimas” de Gregorio XVI (1835).
 L. Bautain. Fideísta. Hay que renunciar a la razón (individual y universal o sentido
común) si se quiere conocer la verdad. La fe es creencia humana en las verdades
reveladas tomadas como hipótesis, inevidentes en su comienzo pero convertidas
en evidentes cuando son personalmente experimentadas. La fe no se distingue de
los motivos que la preparan. Unos motivos puramente racionales carecerían de
eficacia si la fe sobrenatural no los acompaña de una u otra manera.
e) Concilio Vaticano I.
 Interesa el acto de fe «De fide» (capítulo 3). Vaticano I no quiso recoger una
enseñanza completa sobre la fe sino resaltar sólo algunos aspectos importantes
puestos en peligro por los errores modernos:
 Estamos obligados a prestar a la fe un pleno obsequio de nuestro intelecto y
voluntad (obsequium fide praestare tenemur). Sobre la fe dice el concilio: es
humanae salutis initium (citando a Trento). D1789: es “una virtud sobrenatural
mediante la cual, impulsados y ayudados por la gracia de Dios, creemos que son
verdaderas las cosas divinamente reveladas por Él, no por la verdad intrínseca de
las cosas conocidas con la luz de la razón, sino por la autoridad del mismo Dios
que se revela, que no puede ni engañarse ni engañarnos”.
 Presenta la fe como afirmación de la verdad de “los credenda”: «crédimus vera
esse». A la revelación divina que da a conocer verdades sobrenaturales,
responde una fe que cree esas verdades, no por la sola dinámica del conocer
humano, sino por la autoridad de Dios que se revela.
 Presenta la relación de la fe con la razón en el mismo acto de fe: la fe es
“obsequium rationi consentaneum”D1790, y no un “movimiento ciego del
espíritu”. La fe va preparada por signos externos (milagros y profecías) que
acompañan a los auxilios de la gracia y hacen a la fe razonable. Por otra parte la
fe es don de Dios y no sólo decisión humana, que el hombre debe aceptar
libremente.

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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

 El objeto de la fe son los credenda, lo que se contiene en la palabra de Dios


escrita o de tradición y que es propuesto a los fieles por el magisterio ordinario y
universal como revelación que se debe creer.
f) La crisis modernista. (fin s. XIX - principio s. XX).
 Saca las consecuencias de su idea de Revelación. Es en la cuestión de la fe donde
se captan sus presupuestos:
(a) Influjo de Schleiermacher (protestantismo liberal) y A. Sabatier: la fe
concebida como pura experiencia a la que resulta en la práctica accidental el
contenido de verdad de esa fe.
(b) El sentimiento religioso es la mejor expresión de la fe (esto es consecuencia
de lo anterior si se destruye en la práctica la certeza del conocimiento
revelado)
(c) En algunos autores lo que queda es una realidad divina más o menos
inexpresiva e inefable de la que no se puede tener conocimiento cierto, y ante
la que el mejor modo de responder es la conciencia.
g) Concilio Vaticano II.
 Da una breve enseñanza explícita sobre la fe, preparada por la teología de la
primera mitad del siglo XX. Se explica el carácter moral e intelectual de la fe, que
había planteado el modernismo dando una respuesta parcial y errónea. Vaticano II
señala también el carácter personal de la revelación (DV2 y 4) y de la fe (DV5).
 En la mayor parte de los lugares en que trata de la fe lo que le interesa es la acción
de la fe y sus relaciones con las diversas manifestaciones del mundo moderno:
relaciones de la fe con la cultura, (GS 57-59) y su eficacia frente al ateísmo (GS 21),
lo mismo que la acción y el papel de la fe de cara a la evangelización del mundo y
a la coyuntura de la segunda mitad del siglo XX (LG 23, AG 36).
 Enseñanzas explícitas del Concilio sobre el acto de fe en sí mismo:
(1) Dignitate Humanae (n. 10): La Libertad del acto de fe: se afirma el carácter
voluntario de la respuesta de fe enseñado en la palabra de Dios y los padres: el
acto de fe es voluntario por su propia naturaleza, ya que el hombre, no puede
adherirse a Dios que se revela a sí mismo, si, atraído por el padre, no rinde a Dios
el obsequio racional y libre de la fe. No se puede imponer nada en materia
religiosa.
(2) Dei Verbum (n. 5): Luego de presentar la revelación en Israel (3), en Cristo (4),
se ocupa de la fe (5): A Dios que se revela, se le otorga la obediencia de la fe
mediante la cual el hombre presta un asentimiento voluntario a la Revelación
dada por Él; el hombre se confía entera y libremente. Para llegar a la fe es
necesaria la Gracia de Dios y los auxilios internos del Espíritu Santo.
Carácter personal de la Fe: La fe afecta no sólo a la inteligencia sino a la entera
existencia del creyente. La fe es, ante todo una entrega total de la persona al
Dios que se dirige a ella en su revelación. La fe adquiere la misma propiedad
que la revelación (2-4), la personalización. El necesario asentimiento de la
inteligencia en el acto de fe, forma parte de la misma entrega de la persona en
su totalidad. Esto no supone cerrar el paso a la actividad de la inteligencia
fuera del ámbito de la fe (6).

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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

h) Catecismo de la Iglesia Católica.


 Se ocupa a la vez del carácter personal y eclesial de la fe. Trata de la fe después de
haberse ocupado no sólo de la revelación divina en su constitución (Israel, Cristo)
sino después incluso de la presencia de la revelación en la Iglesia (Escritura,
tradición).
 Por la fe el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios.
Con todo su ser, el hombre da su asentimiento a Dios que se revela (DV 5) N. 143.
 No. 150: «La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo
tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha
revelado.»
 Características de la fe: Es gracia (153), acto humano (154), libre (160), necesario
para la salvación (161), comienzo de la vida eterna (163).
 Por primera vez se presenta la fe en sentido trinitario: creer solo en Dios (150), en
Jesucristo (151), en el Espíritu Santo (152).

PARTE I
9. FE HUMANA Y FE DIVINA
9.0. Introducción.
 La fe es la respuesta del hombre a la autocomunicación de Dios; se sitúa en el
contexto de la fe humana, de la fe como modo de relacionarse entre los hombres,
como actitud vital y como modo de conocimiento.
 Objetivo del tema: situar la fe divina en el ámbito de la experiencia humana.

9.1. La fe humana.
 El verbo creer está lleno de matices, e incluso designa actitudes distintas y a veces
opuestas. Designa un campo semántico en el que se hallan una notable diversidad
de sentidos, los principales son:
(a) Creer: creer en el sentido de opinar. “Creo que tienen razón los aquejados por
el aceite de Colza”. Se basa sobre una probabilidad reconocida. En el sujeto, la
opinión va acompañada de la probabilidad con inseguridad en el objeto de creer
y temor a equivocarse.
(b) Creer en algo o tener creencias. Consiste en admitir como verdadera la realidad
de hechos, fuerzas, sucesos, por motivos insuficientemente fundados que no
vienen de una persona creíble sino de un fondo irracional que escapa a
cualquier comprobación o análisis. Las creencias son la desviación de una
religiosidad inmadura y se hallan cercanas a la superstición.
(c) Creer en el sentido de poner fe en algo o en alguien; creer en el sentido de
apostar. A este tipo de fe le acompaña inevitablemente la esperanza y el riesgo.
Exige de parte del que cree el hacer todo lo posible para que el objeto de fe
llegue a realizarse. “Creo que llegaré a ser campeón”. Este es el caso de la vida
moral. Esa fe apuesta implica al sujeto que la tiene y le hace apoyar y
comprometerse en favor de aquel o aquello que todavía no es lo que se está
seguro que será. La vida moral supone este tipo de creencias: la convicción de
que el cumplimiento del deber depara un bien mayor.

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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

(d) Creer algo a alguien. Aparece el otro que de una u otra manera me comunica
algo, pero no hay una relación interpersonal, sino que lo que hay es un mensaje
que otro ha dejado para ser aceptado. No se establece una relación entre un yo
y un tu. No hay una confianza en la persona que nos lo dice. Ejemplos:
informaciones, noticias, códigos, señales. Lo normal es que las personas que
entran en relación no se conozcan. A este tipo pertenece también la fe-creencia
referido a un objeto de orden ético y religioso.
(e) Fe en Dios. La fe religiosa puede acompañar al conocimiento natural de Dios.
Esta fe tiene un carácter absoluto e incondicionado. El conocimiento que aquí se
tiene de Dios procede del mundo (cosmos) y de sí mismo (conciencia). Esta fe es
uno de los elementos esenciales de la religión natural. El hombre que es
religioso por naturaleza y que conoce naturalmente a Dios puede no tener fe en
Dios. Es necesario que reafirme por un segundo acto (re-ligar)
(f) Fe interpersonal (“yo te creo”; “creo en ti”). El otro está máximamente
personalizado: se le conoce y se sabe cuál es su actitud hacia mí. Esta fe entre
personas es una forma de conocimiento y también de encuentro. Afecta el
conjunto de la persona y no sólo el aspecto intelectual: es una forma de entrega
y de aceptación mutuas. El conocimiento personal no pretende ser objetivo
como el científico, sino que es subjetivo y es el único que tiene acceso al
“misterio” de la persona. Etimología. Latín: credere: cor–dare (dar el corazón).
Inglés: believe: be love (ser amor).
(g) Fe en el Dios revelado, fe en Cristo. No es la fe religiosa o la fe en Dios porque
ahora el hombre no responde a un conocimiento indirecto de Dios, sino que
responde a Dios que se comunica al hombre como un “yo” a un “tu”,
entregándose y pidiendo una respuesta. La fe sobrenatural es un caso
excepcional y único de la fe interpersonal (“creo en ti”). Cuando el “tu” es Dios,
adquiere un sentido único porque Dios es el fundamento de la verdad y de la
realidad. Esta fe se convierte en un dinamismo de entrega absoluta que es la
explicación de lo que significa “creer” en Cristo.
 En resumen: La fe (el creer) es necesaria para vivir. De los modos de creer (d) al (g)
se puede decir que el acto de fe es un modo específico de conocer por el cual se
accede al objeto no en virtud de la capacidad subjetiva de conocer, sino por la
aceptación de un testigo y de su testimonio. El que cree llega a conocer aquello
que cree, no porque sea evidente para él, sino porque se fía de otro para quien sí
es evidente. Al final la fe tiene que apoyarse en alguien que no cree sino que sabe.
El sentido preciso de fe sólo corresponde al “creer algo (o alguien)” y a la fe
interpersonal (en el plano humano), y a la fe religiosa y a la fe en Cristo (en el plano
sobrenatural).

9.2. Estructura epistemológica de la fe


 Se busca precisar en qué lugar exacto del conocimiento humano se sitúa la fe. San
Agustín había caracterizado la fe como «cum assensione cogitare». Santo Tomás en
De Veritate desarrolla cinco modos de conocer que se articulan en torno al
asentimiento y a la investigación. La posición central de la fe es expresión de su
imperfección y de su grandeza:

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TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

 La investigación (cogitatio) y el asentimiento (assensus), en principio se excluyen


el uno al otro. En tanto está pendiente la investigación, no puede haber
asentimiento. Cuando tiene lugar este asentimiento, la investigación cesa.
 En la duda no hay asentimiento, y las posibilidades de investigación son totales.
 En la opinión, ya hay un cierto sentimiento, aunque acompañado de duda y
temor de que lo contrario sea verdadero. La investigación queda plenamente
abierta.
 En la ciencia el asentimiento es firme debido a la evidencia a la que se ha llegado
por medio del razonamiento. Hay una investigación previa mitigada luego por la
evidencia de la demostración.
 En la evidencia de simple aprehensión el asentimiento es inmediato, como lo es
la evidencia, y no hay nada de investigación.
 La Fe ocupa un lugar intermedio. Por un lado, es asentimiento firme, pero no por
la evidencia del objeto, sino bajo el imperio de la voluntad que empuja a la
inteligencia a cubrir el trecho que lleva de la credibilidad a la fe. Esa credibilidad
es el objeto de la investigación anterior al asentimiento; Después del
asentimiento, la investigación continúa como búsqueda del intellectus fidei
(teología).
 El siguiente cuadro resume el análisis de Santo Tomás en torno a los dos términos
de la definición de fe de San Agustín, y que se encuentra en De Veritate, q. 14, a. 1.

evidencia de
simple
duda opinión fe ciencia
aprehensión

Cogitatio investigación anterior al investigación nada


asentimiento anterior, pero
(investigación)
(razonabilidad) y que mitigada luego por
continúa después la evidencia de la
(teología) demostración

Assensus nada cierto asentimiento, pero total y pleno, firme, firme, por la evidencia
acompañado de duda y de bajo la moción de la evidencia inmediata
(juicio de
temor de que lo contrario voluntad, pues no hay mediatizada por el
asentimiento) sea verdadero evidencia objetiva razonamiento

 La fe no puede ser reducida ni a la opinión, ni a la ciencia. El asentimiento de la fe


es total y firme. Por el motivo en que se apoya -Dios revelador- el fundamento
objetivo de ese asentimiento es incluso más firme que el de la ciencia del sujeto. La
fe es subjetivamente inferior a la ciencia porque busca la evidencia en su conocer
(fides quaerens intellectum) sin que por ello la falta de evidencia afecte a la

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firmeza del asentimiento. La fe como conocimiento implica necesariamente la


intervención de la entera persona que debe aceptar el compromiso que supone
llegar a la fe. Su dimensión moral lleva al hombre a salir al encuentro de una
verdad que afecta a toda su existencia.
9.3. Entendimiento y voluntad
 Creer es, entre otras cosas, hacer un juicio que afirma la verdad de lo revelado
(esto es así, amén). La inteligencia interviene en tres momentos: (1) entiende la
palabra que se dice, (2) juzga la verosimilitud, plausabilidad y la credibilidad, (3)
interviene en el acto de fe confesando la verdad de lo revelado (asentimiento).
 La fe no es sólo asunto de la inteligencia como pretende el racionalismo. En el acto
de fe interviene la voluntad. Es libre: “creo si quiero, porque quiero” y “si no
quiero, no creo”, la voluntad asiente voluntariamente a lo que la inteligencia
conoce. Sin embargo, no basta querer creer para creer, porque la fe es gracia,
aunque es necesario querer para creer. “Creo porque quiero” se entiende también
en un sentido amplio como “creo porque amo”. Es la fe interpersonal, el “te creo a
ti” que se da entre dos sujetos.
 Entendimiento y voluntad intervienen armónicamente en el acto de fe. La
inteligencia conoce y juzga, sin llegar a la evidencia subjetiva; la voluntad es la que
decide creer. Si no interviniera la inteligencia el acto de fe sería ciego. Si no
interviniera la voluntad no se llegaría al acto de fe nunca, o la fe sería ciencia (sólo
inteligencia).
 La fe tiene un carácter personal: afecta a toda la persona, es entregarse
totalmente a Dios y dejarse afectar en toda la hondura de su ser. Por eso la acción
propia del creyente es el testimonio, ser testigo hasta el final, mediante la palabra,
la vida y hasta la muerte. El creyente no es un partidario; el creyente se ha
entregado a una persona tal que tiene la capacidad de exigir el don total y sin
condiciones, de la vida y de la muerte. Esta persona sólo puede ser Dios. Cuando el
hombre se entrega de esa manera a Dios, no se pierde a sí mismo, sino que alcanza
la plenitud, queda liberado del fanatismo porque entra en comunión con la Verdad
y el Amor. El fanatismo es responder con la entrega total del ser a una verdad que
es parcial.
 La fe en cuanto acto de la entera persona da lugar a la experiencia de la fe:
percepción a través de la vida de la realidad creída, de la relación única con Dios y
del propio sujeto en cuanto afectado por una nueva situación. La experiencia
cristiana se caracteriza por ser una experiencia bajo el régimen de la fe. Juan Pablo
II hablando sobre la fe dice que es “dejarse encontrar y conquistar por la figura
luminosa de Jesús y del Padre que le ha enviado” (discurso 16-X-1979). El
Catecismo de la Ig. Cat. n. 176 dirá: “La fe es adhesión personal del hombre entero
a Dios que se revela”.
9.4. La fe en cuanto conocimiento.
 La fe es una forma de conocimiento específico que es verdadero e irreductible a
cualquier otra forma de conocer. El que cree sabe, accede a la verdad mediante el
testimonio de otro que conoce directamente. El carácter de conocimiento
específico de la fe ha sido contestado de diversas maneras a lo largo de la historia:

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(1) Teoría de la “doble verdad” (Averroes) No admite una auténtica comunicación


de la fe y la verdad de la razón. Coexisten dos verdades distintas.
(2) Los anti-dialécticos (S. Pedro Damiano). Los dialécticos caen en el racionalismo.
Los anti-dialécticos reaccionan contra el abuso de la razón por parte de los
dialécticos y rechazan la relación fe-razón. El resultado es que fe y razón son dos
modos heterogéneos de conocer. La verdad de la fe es distinta en cuanto
verdad, de la verdad de la razón.
(3) Edad moderna. Emerge la razón como autónoma y tiende a abarcarlo todo.
Rechazo de la fe: la ve comprometedoramente próxima a la razón
(racionalismo-semiracionalismo), alejada de cualquier posibilidad de expresar
juicios sobre la realidad (Schleiermacher), como mera opinión que lleva al
engaño (Hume).
(4) Reacción fideísta. Niega el carácter de conocimiento de la fe. La fe es el único
conocimiento; la razón no llega a la verdad. El que no vive de la fe perece en el
vacío (Lamennais)
(5) Modernismo. Contrapone fe e historia. La fe es expresión de experiencias
subjetivas que carecen de fundamento en el acontecer histórico. Cabe que el
Jesús de la historia sea algo distinto del Cristo de la fe.
 Todas estas teorías son el resultado de epistemologías que reducen la realidad a un
sólo nivel. La oposición entre inteligencia o voluntad; razón teórica o razón
práctica; verdad o vida; asentimiento o experiencia; hacen que la fe se
contraponga al conocimiento de la realidad: la fe es un acto oscuro que está en el
hombre y en lo que converge lo no-racional.
 Magisterio de la Iglesia. La fe es asentimiento a las verdades reveladas no por la
intrínseca verdad de las cosas sino por la autoridad del mismo Dios que revela
(Trento, Concilio Vaticano I, Dei Filius).
 La fe sobrenatural tiene la estructura de la fe humana. Se llega a conocer la
verdad de algo por medio de un testigo. Para que la fe tenga alcance noético
alguien tiene que ver y saber por sí mismo. Este conocimiento auténtico y
verdadero es el que luego creen los demás que creen por la palabra del testigo.
 La verdad de Dios es verdad oscura. El que cree sabe que esa verdad oscura es
verdad luminosa, per intellectum loquentis, e ilumina la verdad de la razón. Andre
Frossard: «el misterio es una verdad oculta en sí misma que ilumina todas las
demás».
 Santo Tomás. El acto de fe procede de la voluntad y culmina en el entendimiento.
La fe es un hábito intelectual que perfecciona la inteligencia y por el cual la
inteligencia se somete, obedece. “Existen un conocimiento y una inteligencia
(gnosis y epignosis) que comienzan con la fe, y en los que se puede crecer”.

Fides quae y fides qua.


 Fides quae. Contenido de la fe plasmado en proposiciones o dogmas. Sentido
objetivo.
 Fides qua. Acto o actos interiores del sujeto mediante los cuales se decide a creer.
Sentido subjetivo.

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 Objeciones a la fides quae. Para algunos la distancia entre las fórmulas de fe y la


realidad de Dios obligan a ser muy cautos en la afirmación de lo que es de fe o no
lo es. Otros llegan incluso a proponer que se renuncie a toda pretensión de
determinar la fe de una manera distinta a la bíblica. Otros más creen que la fides
quae va cambiando según los momentos históricos. Otros conciben la fides quae
como la objetivación de la fides qua. Para todos ellos, la fe no es la respuesta con la
que el hombre acepta la invitación reveladora de Dios.
 Frente a estas posturas hay que afirmar la mutua implicación de la fides quae y la
fides qua: la fe es respuesta sólo en cuanto la fides qua es medida por la verdad de
la revelación (fides quae), estableciéndose un diálogo en el que están presentes el
asentimiento de la inteligencia y la adhesión personal.
 En la determinación de la fides quae, es necesario contar con que la revelación es
para el hombre. La formulación de la fe debe tener en cuenta esta destinación
antropológica.

9.5. La fe en Dios: carácter teologal de la fe.


 La fe en Dios es distinta de la fe humana. En la fe humana no es lícito creer de una
manera absoluta e incondicional en nada ni en nadie porque el “tu” humano no es
indefectible. La mera fe interpersonal no es salvadora.
 La fe en Dios es distinta de la fe religiosa. El creer en Dios sí está afectado de la
incondicionalidad porque Dios es indefectible, pero la fe meramente religiosa es
teísta, es fe en Dios a partir de una mediación del cosmos y de la conciencia, y es
provisional porque está sujeto a una posible corrección: a que Dios se revele y se
haga interlocutor mío. Además, la fe religiosa no tiene su continuidad en la
caridad, sino en el temor y la obediencia.
 La fe cristiana no es teísta sino teologal. Establece una relación inmediata entre
Dios que se revela y el hombre que cree (destinatario de la revelación). La fe
cristiana toma la obediencia y la incondicionalidad de la fe religiosa, y toma el
carácter interpersonal de la fe humana. El «creo en ti» se dirige al “Tu” absoluto
que ha condescendido a llamar, en Cristo, “tu” a su criatura redimida.
 Expresión de la fe teologal: La fe es una acto sencillo y nítido (creo), pero a la vez
un acto personal de naturaleza compleja que afecta y compromete a todo el
sujeto.
 La fe es adhesión y compromiso, posesión y unión con Dios (aunque no perfectos
sino acompañados de una tensión a lo perfecto), diálogo y encuentro, expresión de
la fidelidad a la alianza.
9.5.1. Credere Deum (que Dios), Credere Deo (a Dios), Credere in Deum (en Dios).
 San Agustín: Tratado sobre el evangelio de San Juan, no. 29. Santo Tomás: Suma
Teológica.
 Estas tres formas explicitan diversos niveles de la fe teologal:
 credere Deum: Dios como objeto material de la fe. Creer que existe Dios.
 credere Deo: Dios como objeto formal de la fe. Creer a Dios que se revela y creerle
por su autoridad.

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 credere in Deum: Dios como fin. Creer hacia Dios. Expresa el matiz voluntario y
dinámico de la fe. Manifiesta el carácter vital y el carácter escatológico de la fe: en
cuanto “perceptio divinae veritatis” necesariamente “tendet in ipsam”.
 Las tres formas manifiestan un mismo acto de fe del que Dios es el centro,
fundamento y fin.
9.5.2. Credere in Christum (en Cristo).
 El Dios cristiano es Trinidad, luego, a la revelación como autocomunicación de
Dios-Trinidad, se debe responder con una fe que siga los mismos caminos de esa
revelación.
 Se podrían aplicar las tres formas a Cristo: credere Christum, credere Christo,
credere in Christum. En el itinerario hacia Dios el paso por Cristo es esencial: la fe
se dirige a la Palabra de Dios que se nos ha dado.
 Credere in Christum (1) pone de manifiesto la implicación de la esperanza y la
caridad en el acto de fe; y (2) es un modo de formular el carácter trinitario de la fe:
creo en Dios mediante Cristo (cristocentrismo).
 San Agustín: «Credere est credendo amare, credendo diligere, credendo in eum
ire, eius membris incorporari» (Tratado sobre el evangelio de San Juan, no. 29).
 J. Trütsch ha propuesto que la fe salvífica se exponga, de acuerdo con su triple
estructura con el siguiente esquema: In Spiritum, cum Christo ad Patrem. En esta
fórmula Cristo designa el Cristo individual (estructura personal de la fe), el Cristo
total (dimensión social eclesial de la fe), y el Cristo que vendrá (orientación
escatológica de la fe). Definición adecuada para la fe como entrega, pero no
aparece con claridad la fe como asentimiento y encuentro personalizador.

9.6. Carácter eclesial de la fe.


 La revelación nos llega en la Iglesia. Nosotros creemos en la Iglesia.
 La fe es un acto personal. Es la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios
que se revela. Pero la fe no es un acto aislado, y por eso este acto necesita ser
completado con la dimensión eclesial del creer.
 “«Creer» es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede (creo in Ecclesia), engendra
(es la Iglesia la que en mí pone la fe), conduce y alimenta (mediante los
sacramentos) nuestra fe”. Hay doble atribución de sujeto: es la persona la que cree
y al mismo tiempo la Iglesia la que cree.
 Para que el acto de fe sea personal y eclesial debe darse una identificación del
sujeto creyente con la Iglesia:
(1) El creyente está en la Iglesia y de ella recibe el contenido y el modo de creer.
Hay cierta analogía entre Dios Trinidad y la comunidad de creyentes. La
consecuencia de esto a nivel gnoseológico es que la mediación de la Iglesia es
necesaria (condición sine qua non) para tener una fe que sea conocimiento
personal. Quien cree en la Iglesia supera el «aislamiento de la propia existencia»
para formar una unidad (“cuerpo” con Cristo) en la que la individualidad es
expropiada en favor de la comunidad. El “auditus fidei” (Cf. Rom 10, 17) es “in
Ecclesia” y “per Ecclesiam”; el cristianismo es necesariamente eclesial.
(2) La Iglesia es communio fidelium (comunidad de los creyentes). La Iglesia no es
una pura realidad mística sino también histórica y expresión de la communio de
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los creyentes. Hay una implicación mutua entre el acto de fe del creyente y la fe
de la Iglesia (si el creyente se inserta en la Iglesia para acceder a Cristo, la Iglesia
está en cada creyente que profesa la “fe común”). El creyente confiesa bien su
fe cuando confiesa la fe de la Iglesia. El creyente se ve liberado del riesgo de
particularismo y de una falsa comprensión subjetiva del misterio de Cristo al
estar dentro de la communio fidei. El contenido objetivo de la fe de la Iglesia se
hace vivo en el acto de fe del creyente. La fe cuya autoridad viene atestiguada
por la Iglesia no es sólo obediencia sino también libertad porque dirige al
creyente, le da luz y fuerza, y de ese modo se construye la Iglesia. La coherencia
fe-vida de los creyentes es un importante signo de credibilidad.
(3) El “creo” de la fe es el creo del individuo y al mismo tiempo expresión de la
Iglesia que cree. No es nunca el “creo” de personas aisladas: rechaza todo
individualismo en la relación con Dios. La confesión de fe se entrega en el
símbolo (la fórmula de fe), es la Iglesia que cree la que confiesa la Trinidad. Los
Concilios expresaban de la fórmula: “ésta es la fe de la Iglesia católica (IV de
Toledo)”. La fe del creyente es una «reditio», la devolución a la entrega de fe
que la Iglesia hace a cada uno de sus miembros.

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