TF Ficha 4
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Teología Fundamental
PROFESOR: PBRO. LIC. JOSÉ JUAN MARTÍNEZ MUÑOZ.
Curso 2023- 2024 Segundo Semestre
FICHA TÉCNICA # 4
PARTE I
8.0. LA FE
Introducción.
La fe es respuesta. Dios tiene la iniciativa de autocomunicarse. El hombre acoge la
revelación con la fe: es su repuesta.
Correlato subjetivo. La fe viene después de la revelación. La fe es el correlato
subjetivo correspondiente al correlato objetivo que es la revelación. Son éstos los
dos términos de la relación.
Acto complejo y simple. La fe en Dios es un acto complejo por los diversos
aspectos de la persona que deben cooperar para que tenga lugar. Es también un
acto simple porque creer es sólo eso, no es posible la confusión: la fe es fe y nada
más, no hay un género superior al que pertenezca la fe; la fe agota el género.
Creer en Dios y creer a Dios es un acto único en el hombre: del modo como se cree
en Dios y a Dios no se cree en nada ni a nadie. Aquí nos va a interesar el acto de la
fe, no la virtud de la fe.
Teología del acto fe. Se ha desarrollado modernamente al igual que la Teología de
la revelación. Según como se entienda la revelación, así se entenderá la fe. La
Teología de la fe aparece con claridad desde el principio de la reflexión cristiana:
(1) La Fe tiene presencia constante en la S.E. y precisión terminológica muy
temprana. aunque el tema de la fe no sea un tema nuevo en la teología
(“convertíos y creed en el Evangelio”).
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pesar de que vea situaciones que desmienten la promesa de Dios. Esta promesa se
convierte en pacto con Noé (Gn 9,16) y en alianza con Abraham (Gn 17).
Abraham. Es el modelo de fe veterotestamentaria . Escucha a Yahvé, obedece (Hb
11, 8), sale, se pone en camino confiando plenamente en Yahvé. La carta a los
Romanos (Rom 11, 4) llama a la fe de Abrahám “fe poderosa” porque le lleva
incluso a obedecer a Dios cuando le pide el sacrificio del hijo de la promesa.
Moisés, la experiencia del Éxodo y los profetas: Dios se dirige al hombre o al
pueblo, pide ser escuchado y confía una misión a realizar. Cuando el hombre
responde, sale de sí mismo y camina fiado siempre en las palabras y promesas de
Dios. La experiencia del exilio es ocasión para que los profetas anuncien de nuevo
la necesidad de la fe para existir (Is 7,9).
En el AT la Naturaleza de la Fe es:
1. Reverencia religiosa y acto de perfecta adoración.
2. Obediencia a la palabra de Dios.
3. Fidelidad al Señor benevolente y fiel.
4. Asentimiento firme al Dios de la verdad.
5. Espera paciente y confiada en las promesas de Yahvé.
6. Conocimiento interno de Dios, entrega de todo el corazón.
8.2.2. La Fe en el NT
En el NT se designa la relación filial del hombre con Dios que se ha revelado. En el
NT la fe es como la esencia del ser cristiano. (2 Tes 1, 10: llama a los cristianos los
creyentes)
Etimología: pstis, pisteuein: aceptación de verdades escatológicas (Mc 13,21),
creencia en los milagros (Mc 2,5), cumplimiento de la ley.
La fe va a través de los mediadores en el AT mientras que en el NT la fe es
aceptación del mensaje de salvación que por iniciativa divina tiene lugar de una vez
para siempre en Cristo. En Cristo, Dios habla “con rostro”, hay una personalización
de la fe: lo que importa ya no es tanto la fidelidad del pueblo sino la conversión
personal del individuo.
La fe es el acto con el que tiene lugar la conversión, en el que se hace presente la
esperanza y confianza. Aspecto subjetivo: “fides qua creditur” (la fe con la que se
cree) y aspecto objetivo: “fides quae creditur” (la fe que se cree, que es el
contenido de la revelación). Rom 10,8 presenta el aspecto objetivo.
Sinópticos y San Juan. Jesús pide más la aceptación de su mensaje que de su
persona. En los sinópticos solo en un pasaje (Mc 18, 6: “...el que escandalice a uno
de éstos pequeños...”) se habla de la ‘fe en Jesús’. Sin embargo, la palabra de Jesús
sustituye a la ley de Moisés. En San Juan la ‘fe en Jesús’ es un tema central y
frecuente. (Jn 6: sermón eucarístico; Jn 9: curación del ciego de nacimiento) La fe
es “recibir a Jesús”, “aceptar su testimonio”, “seguirle”, “permanecer en Él”. (Jn 2,
11; Jn 3, 16; Jn 6, 31; Jn 8, 24) En San Juan la fe está ligada a la persona de Jesús.
Tiene lugar así el proceso de personalización de la fe: cada persona está llamada a
creer en Jesús. La fe, sin embargo, no es solo dinamismo existencial sino también
conocimiento. En San Juan creer y conocer se usan frecuentemente como
sinónimos. (Jn 6, 69: “...nosotros creemos y sabemos que eres el Santo de
Dios...”). En los evangelios y sobre todo en San Juan, Jesús se muestra como el
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impulso que en el hombre lleva a la fe procede de la voluntad (abre las vías para
supera una visión dualista). La virtud de la fe es el hábito de la mente con el que
comienza la vida eterna en nosotros, haciendo al intelecto asentir a realidades que
no se ven (se hallan el carácter de hábito (virtud) de la fe y su orientación
escatológica).
8.3.3 Siglos XVI al XIX.
1. Martín Lutero.
Entre los factores preparatorios de la visión protestante de la fe y su función de la
salvación, está el nominalismo, (corriente en la que el aristotelismo integrado en la
síntesis tomista se independiza, se hace autónomo y presenta una fe que queda
aislada).
Reacciona contra lo que considera un abandono del mensaje de la escritura, y
defiende que la justificación tiene lugar por la fe solamente, fe que no es la que se
expresa por medio de afirmaciones intelectuales sino el encuentro existencial con
un Dios benigno, que es entrega confiada y sin reservas (fiducial) al Dios
incomprensible en su vida y su gracia. Por el principio sola fides al excluirse la
justificación por las obras se acaba excluyendo la posible colaboración de la
inteligencia con la fe. La fe es ahora confianza cierta y seguridad plena y fuerte del
corazón por la cual se accede al cristianismo. Aquí falta el elemento de
asentimiento a las verdades de fe.
2. Concilio de Trento.
Da la respuesta a Lutero y a los protestantes. No se ocupa directamente de la fe,
pero si tiene una enseñanza sobre la fe que se puede resumir en los siguientes seis
puntos:
(1) La fe forma parte de las disposiciones para la justificación (D1526/798). La fe es
gracia, respuesta y asentimiento a la verdad de la revelación salvadora.
(2) La fe, la esperanza y la caridad se reciben en el acto de la justificación junto con
la remisión de los pecados (D1530/800).
(3) La fe es el comienzo de la salvación, y el fundamento y raíz de toda justificación
(D1532/801).
(4) No existe ninguna señal segura de predestinación verdadera por lo que no
conviene abandonarse temerariamente a la confianza de estar justificado. Para
estar justificado no es necesaria una fe fiducial de que se está justificado sino
una firmísima esperanza (D1541/806).
(5) La fe y las obras cooperan en el crecimiento y aumento de justificación.
(6) Por el pecado grave se pierde la gracia y la caridad, pero no la fe, a no ser que
se trate de un pecado contra la fe. La fe puede mantenerse como fe muerta.
3. La Ilustración.
En este tiempo la fe se ve devaluada progresivamente en su función cognoscitiva y
finalmente relegada al campo de lo irracional.
Kant. Establece una separación entre la razón pura y la razón práctica, colocando
la fe en el ámbito de la moralidad. Con esto se oponen fe y conocimiento. La
revelación no es otra cosa que una forma de fe moral, ley moral formulada en
mandatos divinos que ayudan a ser honrados. La función esencial de la revelación
es que lleva a la ley moral, la cual tiene como postulado la existencia de Dios. Si la
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PARTE I
9. FE HUMANA Y FE DIVINA
9.0. Introducción.
La fe es la respuesta del hombre a la autocomunicación de Dios; se sitúa en el
contexto de la fe humana, de la fe como modo de relacionarse entre los hombres,
como actitud vital y como modo de conocimiento.
Objetivo del tema: situar la fe divina en el ámbito de la experiencia humana.
9.1. La fe humana.
El verbo creer está lleno de matices, e incluso designa actitudes distintas y a veces
opuestas. Designa un campo semántico en el que se hallan una notable diversidad
de sentidos, los principales son:
(a) Creer: creer en el sentido de opinar. “Creo que tienen razón los aquejados por
el aceite de Colza”. Se basa sobre una probabilidad reconocida. En el sujeto, la
opinión va acompañada de la probabilidad con inseguridad en el objeto de creer
y temor a equivocarse.
(b) Creer en algo o tener creencias. Consiste en admitir como verdadera la realidad
de hechos, fuerzas, sucesos, por motivos insuficientemente fundados que no
vienen de una persona creíble sino de un fondo irracional que escapa a
cualquier comprobación o análisis. Las creencias son la desviación de una
religiosidad inmadura y se hallan cercanas a la superstición.
(c) Creer en el sentido de poner fe en algo o en alguien; creer en el sentido de
apostar. A este tipo de fe le acompaña inevitablemente la esperanza y el riesgo.
Exige de parte del que cree el hacer todo lo posible para que el objeto de fe
llegue a realizarse. “Creo que llegaré a ser campeón”. Este es el caso de la vida
moral. Esa fe apuesta implica al sujeto que la tiene y le hace apoyar y
comprometerse en favor de aquel o aquello que todavía no es lo que se está
seguro que será. La vida moral supone este tipo de creencias: la convicción de
que el cumplimiento del deber depara un bien mayor.
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(d) Creer algo a alguien. Aparece el otro que de una u otra manera me comunica
algo, pero no hay una relación interpersonal, sino que lo que hay es un mensaje
que otro ha dejado para ser aceptado. No se establece una relación entre un yo
y un tu. No hay una confianza en la persona que nos lo dice. Ejemplos:
informaciones, noticias, códigos, señales. Lo normal es que las personas que
entran en relación no se conozcan. A este tipo pertenece también la fe-creencia
referido a un objeto de orden ético y religioso.
(e) Fe en Dios. La fe religiosa puede acompañar al conocimiento natural de Dios.
Esta fe tiene un carácter absoluto e incondicionado. El conocimiento que aquí se
tiene de Dios procede del mundo (cosmos) y de sí mismo (conciencia). Esta fe es
uno de los elementos esenciales de la religión natural. El hombre que es
religioso por naturaleza y que conoce naturalmente a Dios puede no tener fe en
Dios. Es necesario que reafirme por un segundo acto (re-ligar)
(f) Fe interpersonal (“yo te creo”; “creo en ti”). El otro está máximamente
personalizado: se le conoce y se sabe cuál es su actitud hacia mí. Esta fe entre
personas es una forma de conocimiento y también de encuentro. Afecta el
conjunto de la persona y no sólo el aspecto intelectual: es una forma de entrega
y de aceptación mutuas. El conocimiento personal no pretende ser objetivo
como el científico, sino que es subjetivo y es el único que tiene acceso al
“misterio” de la persona. Etimología. Latín: credere: cor–dare (dar el corazón).
Inglés: believe: be love (ser amor).
(g) Fe en el Dios revelado, fe en Cristo. No es la fe religiosa o la fe en Dios porque
ahora el hombre no responde a un conocimiento indirecto de Dios, sino que
responde a Dios que se comunica al hombre como un “yo” a un “tu”,
entregándose y pidiendo una respuesta. La fe sobrenatural es un caso
excepcional y único de la fe interpersonal (“creo en ti”). Cuando el “tu” es Dios,
adquiere un sentido único porque Dios es el fundamento de la verdad y de la
realidad. Esta fe se convierte en un dinamismo de entrega absoluta que es la
explicación de lo que significa “creer” en Cristo.
En resumen: La fe (el creer) es necesaria para vivir. De los modos de creer (d) al (g)
se puede decir que el acto de fe es un modo específico de conocer por el cual se
accede al objeto no en virtud de la capacidad subjetiva de conocer, sino por la
aceptación de un testigo y de su testimonio. El que cree llega a conocer aquello
que cree, no porque sea evidente para él, sino porque se fía de otro para quien sí
es evidente. Al final la fe tiene que apoyarse en alguien que no cree sino que sabe.
El sentido preciso de fe sólo corresponde al “creer algo (o alguien)” y a la fe
interpersonal (en el plano humano), y a la fe religiosa y a la fe en Cristo (en el plano
sobrenatural).
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evidencia de
simple
duda opinión fe ciencia
aprehensión
Assensus nada cierto asentimiento, pero total y pleno, firme, firme, por la evidencia
acompañado de duda y de bajo la moción de la evidencia inmediata
(juicio de
temor de que lo contrario voluntad, pues no hay mediatizada por el
asentimiento) sea verdadero evidencia objetiva razonamiento
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credere in Deum: Dios como fin. Creer hacia Dios. Expresa el matiz voluntario y
dinámico de la fe. Manifiesta el carácter vital y el carácter escatológico de la fe: en
cuanto “perceptio divinae veritatis” necesariamente “tendet in ipsam”.
Las tres formas manifiestan un mismo acto de fe del que Dios es el centro,
fundamento y fin.
9.5.2. Credere in Christum (en Cristo).
El Dios cristiano es Trinidad, luego, a la revelación como autocomunicación de
Dios-Trinidad, se debe responder con una fe que siga los mismos caminos de esa
revelación.
Se podrían aplicar las tres formas a Cristo: credere Christum, credere Christo,
credere in Christum. En el itinerario hacia Dios el paso por Cristo es esencial: la fe
se dirige a la Palabra de Dios que se nos ha dado.
Credere in Christum (1) pone de manifiesto la implicación de la esperanza y la
caridad en el acto de fe; y (2) es un modo de formular el carácter trinitario de la fe:
creo en Dios mediante Cristo (cristocentrismo).
San Agustín: «Credere est credendo amare, credendo diligere, credendo in eum
ire, eius membris incorporari» (Tratado sobre el evangelio de San Juan, no. 29).
J. Trütsch ha propuesto que la fe salvífica se exponga, de acuerdo con su triple
estructura con el siguiente esquema: In Spiritum, cum Christo ad Patrem. En esta
fórmula Cristo designa el Cristo individual (estructura personal de la fe), el Cristo
total (dimensión social eclesial de la fe), y el Cristo que vendrá (orientación
escatológica de la fe). Definición adecuada para la fe como entrega, pero no
aparece con claridad la fe como asentimiento y encuentro personalizador.
los creyentes. Hay una implicación mutua entre el acto de fe del creyente y la fe
de la Iglesia (si el creyente se inserta en la Iglesia para acceder a Cristo, la Iglesia
está en cada creyente que profesa la “fe común”). El creyente confiesa bien su
fe cuando confiesa la fe de la Iglesia. El creyente se ve liberado del riesgo de
particularismo y de una falsa comprensión subjetiva del misterio de Cristo al
estar dentro de la communio fidei. El contenido objetivo de la fe de la Iglesia se
hace vivo en el acto de fe del creyente. La fe cuya autoridad viene atestiguada
por la Iglesia no es sólo obediencia sino también libertad porque dirige al
creyente, le da luz y fuerza, y de ese modo se construye la Iglesia. La coherencia
fe-vida de los creyentes es un importante signo de credibilidad.
(3) El “creo” de la fe es el creo del individuo y al mismo tiempo expresión de la
Iglesia que cree. No es nunca el “creo” de personas aisladas: rechaza todo
individualismo en la relación con Dios. La confesión de fe se entrega en el
símbolo (la fórmula de fe), es la Iglesia que cree la que confiesa la Trinidad. Los
Concilios expresaban de la fórmula: “ésta es la fe de la Iglesia católica (IV de
Toledo)”. La fe del creyente es una «reditio», la devolución a la entrega de fe
que la Iglesia hace a cada uno de sus miembros.
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