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El Proceso Creyente

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EL PROCESO CREYENTE

1 INTRODUCCIN
.1 Teologa Fundamental y Fe
Junto a la Revelacin, la fe es uno de los pilares claves de la Teologa y, en particular, de la TF. En
efecto, una de las principales cuestiones de la TF se refiere precisamente a la razonablidad de la fe.
Su principal tarea es, precisamente, clarificar la relacin Revelacin - Fe. De hecho, la comprensin
que tengamos de uno de esos trminos condiciona definitivamente al otro. En la mutua relacin, la
fe es vista como respuesta a la revelacin histrica que resulta creble. Esta revelacin est
estrechamente relacionada con la autorealizacin que busca el sujeto creyente. Por cierto, el que
demos prioridad a una u otra determina la estructuracin temtica de la TF: ser desde la base si
comenzamos con el destinatario de la Revelacin; o bien desde arriba si anteponemos al Dios que
se nos manifiesta. En todo caso, sabemos que la TF trata de mostrar en forma clara que la
Revelacin es creble y la fe es razonable y sensata, de modo que ni la fe es ciega y ajena a toda
razn (fidesmo), ni es la conclusin evidente de un razonamiento categrico (apologa
racionalista), ni es contraria a la razn humana (racionalismo ateo, cierta crtica de la religin).
Antes de afrontar las grandes cuestiones, conviene tener en cuenta algunas observaciones generales
sobre la fe.
Al tratar estas cuestiones, hemos de considerar que la fe es un fenmeno antropolgico antes que
religioso. En efecto, la fe es un rasgo esencial del ser humano y una forma connatural de situarse
ante los dems y ante el mundo. El hombre es un ser esencialmente creyente: gran parte de su
aprendizaje lo realiza creyendo y mucho de lo que hace y afirma est basado en la fe, ms que en el
saber cientfico o en la propia experiencia.
Esta fe humana es expresin de la limitacin del conocimiento. En este sentido, creer hace
referencia a un estado subjetivo frente a la verdad, a una simple opinin como forma limitada de
conocer (pensar, sospechar, estar convencido de unas razones, asentir a una autoridad, otorgar la
confianza sobre la base de la probabilidad...). En este sentido, creer significa algo as como conocer
a medias, defectuosamente, sin total seguridad y por tal motivo surge la duda. Por eso, la decisin
de actuar y el compromiso correspondiente tienen algo de irracional e insensato. Sin embargo, es un
riesgo necesario para quien no quiera quedar paralizado indefinidamente por una duda enfermiza.
Ms all de esta significacin de fe, la actitud creyente tiene una dimensin ms especfica: la
dimensin personal. Se trata de una autntica relacin personal que no se reduce al campo del
conocimiento, sino que abarca la totalidad de la comunicacin o comunin entre personas. Es un
confo en ti que, sin contar con la evidencia objetiva, adquiere niveles excelsos de firmeza y
seguridad. La expresin yo confo en ti tiene una dimensin especficamente personal y otra
cognoscitiva, importantes ambas para la integridad de la fe cristiana.
La dimensin personal hace referencia a la relacin entre dos sujetos, relacin que se caracteriza
por la confianza plena en el otro, ms all de todo conocimiento objetivo y de toda seguridad o
evidencia objetiva. La fe as entendida es un encuentro y dilogo personal. Esta revelacin y
confianza son dos caras de una misma moneda: el que se autorevela se dona a s mismo en lo que
tiene de ms suyo, ntimo, personal; el que responde con la fe y la confianza tambin se dona a s
mismo y se entrega sin condiciones. Esta donacin mutua y entrega confiada hacen que tanto la
autorevelacin como la fe tengan su fundamentacin ltima en el amor, forma ms perfecta de
aproximacin personal y camino definitivo hacia el pleno conocimiento del otro y, en cierto sentido,
de uno mismo.
Por su parte, la dimensin cognoscitiva nos recuerda que al otro no lo conocemos slo por amor,
sino que tambin l es fuente de informacin, de conocimiento seguro. Se trata de un conocimiento
que no nos llega por la va de la evidencia objetiva o por el propio descubrimiento de lo real, sino
que nos llega por la va de autoridad y por la va de la fe: el otro se convierte para m en una
autoridad en quien puedo creer y confiar sin miedo a equivocarme. De esta forma, la fe es un tipo

de conocimiento, una posibilidad ms en el orden cognoscitivo y, en todo caso, la primera forma del
aprendizaje humano.

.2 Sagrada Escritura y Tradicin


La Sagrada Escritura presenta algunos rasgos caractersticos en relacin a su comprensin de la Fe:

Para la literatura bblica, la fe tiene un carcter esencialmente personal. Se enmarca dentro


de un encuentro: una persona (Dios) se revela y otra (el hombre) responde confiadamente. Aunque
Dios es persona en sentido analgico, llama la atencin la insistencia judeo cristiana de subrayar
los rasgos antropomrficos de Dios. Con sus palabras y obras revela su intimidad y sus
pensamientos. Se hace el encontradizo y se presta a la comunicacin y comunin individual y
colectiva. Este carcter personal de la fe no elimina su dimensin cognoscitiva de la misma, pero s
supone un corrimiento de acentos: ser creyente no es slo aceptar unas doctrinas reveladas, sino que
es un adentrarse en el conocimiento personal y en la experiencia de Dios. Ser creyente es
mantenerse fieles al mensaje y, en definitiva, a la voluntad de Yhwh, a la que responde con un
categrico Amn.

Se trata de una fe histrica. La fe est estrechamente vinculada a la Alianza, que implica por
parte del hombre un reconocimiento de la accin de Dios en la historia: alabanza por lo que ha
realizado, fidelidad y obediencia en el presente, confianza y esperanza en el futuro. Las mismas
vicisitudes histricas que jalonan la relacin Dios - Pueblo van configurando la fe y sus exigencias:
frente a la incredulidad e infidelidad, la fe es arrepentimiento, conversin, temor, obediencia,
esperanza, seguimiento1. La fidelidad de Dios, demostrada a lo largo de la historia, es el fundamento
de la fe del pueblo: creer en Dios es creer en sus obras histricas. Esta
fidelidad divina es, en ltima instancia, el motivo de la razonabilidad y sensatez de la fe judeo
cristiana, que se funda no tanto en el razonamiento terico, sino en la misma historia salvfica (cf Dt
26,5-10).

Inmersa en esta concepcin veterotestamentaria, el NT da a la fe una dimensin


cristoreferencial. En efecto, el creer en Dios se convierte en una exigencia de creer en Cristo (cf Jn
4,21; 5,38.40...). El acto de fe permanece ligado al hecho histrico y la historicidad de su persona,
con la que se mantiene unas relaciones de vida tales que se deja todo por seguirle. Al igual que en el
AT, la fe est vinculada a la salvacin a la justificacin (cf teologa paulina: Rm 3,21-23). El nexo
fe - amor adquiere gran relevancia (cf. teologa jonica).
En la tradicin eclesial posterior se ir subrayando cada vez ms el aspecto cognoscitivo de la fe,
aunque hemos de aclarar que los diversos elementos bblicos estuvieron siempre presentes.

Toda teologa acerca de la fe tiene que partir de la doble forma que desde Agustn (De Trin.
13,2,5) se designa como fides qua (creditur) y fides quae (creditur). La fe con la que se cree o fides
qua hace referencia a la opcin de fe: es el acto con el que se cree, por el cual se cree. La fe que se
cree o fides quae nos habla del conocimiento de la fe: la fe que se cree, los contenidos de la fe. As,
por ejemplo, la catequesis transmite un conocimiento y un saber (fides quae), pero es tambin una
maduracin de las actitudes y la asuncin de un proyecto de vida (interiorizacin o fides qua). Se
trata ante todo de una actitud frente al Dios que se revela, y en segundo trmino es la aceptacin y
confesin de los contenidos de esa revelacin divina. Por tal motivo, la reflexin teolgica sobre la
fe est siempre influida por el concepto de revelacin.

En la antigedad cristiana, la revelacin entendida como manifestacin epifnica har


contemplar la fe como entrega personal al Dios de Jesucristo, que aparece en la vida prctica
1El AT emple diversas expresiones para hablar de la fe: ser firme (aman), confiar (batah), apoyarse (behemin), esperar
(quirah), aguardar (kikkah), ponerse al abrigo (hasah)...

cristiana (fe como apropiacin tica), que se expresa materialmente en el canon, la regla de fe, los
dogmas, las obras teolgicas y la formacin magisterial. Ms tarde, y ya desde la Edad Media,
desde un modelo de revelacin instructivo y terico, entender la fe como asentimiento intelectual a
las verdades propuestas y autorizadas por el magisterio. Desde esta perspectiva, la fe estara en
grado de dar los apoyos necesarios a la misma razn. Mientras la escolstica subraya el elemento
racional en la fe, la teologa monstica y franciscana (Buenaventura) subrayarn el elemento
psicolgico afectivo. Toms de Aquino intentar una sntesis: la fe es un asentimiento especulativo e
intelectual de las verdades reveladas dado por la voluntad.

Desde el s. XIX la problemtica ha girado en torno a las relaciones fe - razn, llegndose a


ventilar un problema de singular importancia: Cmo se puede fundamentar la certeza de la fe?.
Ella, si descansa en la pura autoridad de Dios, dejar de ser racional; pero si se apoya en un previo
conocimiento de los contenidos revelados, deja de ser libre. Ligado a este problema se encuentra el
de la revelacin entre la naturaleza del hombre y el influjo que ejerce la gracia de Dios en ella. La
respuesta a esta cuestin tendr que tener en cuenta la relacin entre libertad y autonoma del
hombre y la llamada que Dios le ofrece.

2 LA FE COMO DON DE DIOS


.1 El fundamento de la fe
Decir que la fe es don de Dios es hablar de Dios como su fundamento. El hombre no puede creer a
Dios sino por la gracia divina (Ef 2,8-9; Jn 6,44-65). Gracia es la revelacin: Dios es quien se
revela, llama, habla, salva, y todo esto con absoluta libertad y liberalidad.

El motivo formal de la fe se halla en la misma autoridad del Dios que se revela (cf DS
3008). Esto significa que el asentimiento de la fe no se funda en la evidencia intrnseca de lo que en
ella se afirma, sino que el asentimiento es libre respuesta al don de Dios como motivo de adhesin.
La misma palabra de Dios se propone al hombre en clave de signo, pero no en cuanto signo de
credibilidad, sino de fe. Es un signo que se da en Cristo, cuya Resurreccin es signo supremo y
supremo objeto de la fe.

En este sentido decimos que slo Cristo, y Cristo Resucitado, es fundamento formal,
ltimo, de nuestra fe. En la fe cristiana el acto de fe es objeto de la misma fe. El mismo testigo del
Padre es el ltimo motivo de fe: creerle a l es creer en l como Hijo de Dios y revelador. Por tanto,
no son fundamento ltimo y formal de la fe: a) ni los signos de credibilidad, que pueden iniciar el
camino y ser presupuestos de la fe, pero no la especifican; b) ni las Sagradas Escrituras, pues una fe
autnticamente bblica es fe en Cristo, de quien nos ofrece un testimonio de primera mano; c) ni la
autoridad doctrinal del Magisterio (que est al servicio de la fe).

Recordemos que la Iglesia es el lugar histrico de la fe. su credibilidad y su fuerza no le


pertenecen en propiedad, sino slo en funcin de la fe, para cuyo servicio existe. Tanto para el
individuo como para la Iglesia, vivir de la fe significa reconocer no en s sino en Dios el propio
fundamento y la propia firmeza. La Iglesia, tanto en su carcter histrico (acontecimiento) como
institucional, tiene origen en la fe y a ella est ordenada esencialmente.

La misma dimensin cognoscitiva de la fe es expresin del carcter real del Misterio de


Cristo, que se objetiva en proposiciones doctrinales e invita a un asentimiento intelectual. La fe
implica un saber: saber del acontecimiento salvfico en Cristo, saber de s y del mundo como
implicados en tal acontecimiento. Ese saber es ya un momento estructural de la misma fe y no le
precede como algo distinto o separado de ella. Se trata de un movimiento interno de la fe dirigido a
la palabra de Dios y a su voluntad salvfica, no a verdades abstractas o a un mensaje doctrinal. Es
asentimiento como momento interno del consentimiento, de la aceptacin responsable. El contenido

de la fe se refiere a todo lo que constituye la revelacin de Dios en relacin a la salvacin y lo que


la Iglesia, basada y apoyada en ella, considera y propone como tal.
El cristiano cree indivisiblemente lo que Dios ha revelado por Cristo y que Dios se ha revelado en
Cristo. Es aqu donde se encuentra el momento culminante del don de la revelacin divina y el nexo
entre anuncio del Evangelio y la iluminacin interior.

.2 Gracia como iluminacin interior


Gracia es la revelacin, pero tambin lo es la condicin de la fe, de su posibilidad. Por este motivo,
al referirse a la estructura ntima del acto de fe, la teologa da una funcin primordial a la
iluminacin interna de la gracia o lumen fidei (cf. Agustn y la teologa tomista), por medio de la
cual Dios atrae internamente al hombre hacia la unin inmediata con l, comunicndole un nuevo
dinamismo orientado hacia la visin beatfica y capacitndolo as para aceptar la palabra divina
segn su trascendente credibilidad, es decir, apoyndose en ella en cuanto por s misma es
absolutamente digna de ser creda; la gracia eleva y ordena las facultades espirituales del hombre
ms all del horizonte ilimitado del ser hacia Dios mismo 2.

La fe es vista como iluminacin y como orientacin vivida e implcita hacia Dios. Como
iluminacin porque Dios atrae internamente al hombre a la comunin con l, comunicndole un
nuevo dinamismo hacia la plenitud de la aspiracin natural del hombre, que es la visin de Dios.
Como orientacin vivida e implcita hacia Dios, la gracia abre el corazn del hombre al mensaje
cristiano, hacindolo no slo capaz de aceptar el mensaje, sino que le transforma interiormente.
Siendo iluminacin sobrenatural (lumen fidei) y transformacin divinizante (lumen gloriae), la
gracia interior posibilita al hombre a la participacin en la vida divina. Se trata de una accin divina
que se hace presente en la profundidad del hombre para que ste pueda entrar en contacto con l.

Esta iluminacin interior de la gracia no conlleva ningn contenido objetivo, sino que acta
como una atraccin aconceptual a Dios. No se trata de una visin o experiencia inmediata de Dios,
sino de una experiencia conciencial de la tendencia hacia Dios y captacin aconceptual de Dios en
esta inefable experiencia. Esta gracia anticipa el acto humano de fe, implica la presencia
aconceptual de Dios y orienta el dinamismo espiritual hacia el encuentro personal con el T,
primero desde el misterio de la fe y luego en la visin beatfica.

3 UN ACTO COHERENTE Y RESPONSABLE


.1 El acto de fe y el anlisis de la fe
El acceso del hombre a la revelacin se da por la fe. Si la fe es aceptacin de Dios como gracia
absoluta, hemos de recordar que todo ello acontece en el acto del hombre que cree, en el acto de fe.

Ciertamente, la fe no es un acto o una serie de actos, sino una actitud personal


fundamental y total, que imprime una orientacin nueva y definitiva a la existencia. Como hemos
visto, el hombre est posibilitado para recibir la revelacin y orientado hacia el Trascendente. La fe
surge en lo ms profundo de la libertad del hombre, internamente invitado por la gracia a la
intimidad con Dios, y abarca la totalidad de su persona en su inteligencia (mediante la doctrina de la
fe acepta la realidad revelada con sumisin al Misterio), en su voluntad (la revelacin es la misma
persona de Cristo, con su inevitable exigencia de entrega total en el amor y la obediencia) y en su
accin (creer es un asentimiento o consentimiento que haya en la praxis su autntica plenitud).

2cf. ALFARO J., MS III 114.


Desde una visin intrapersonal y prxica describimos la fe como respuesta: ante el
encuentro personal en el que Dios se da e invita a la amistad, el hombre entra en la intimidad divina
mediante su fe. Sin embargo, el acto de fe no acaece al margen de los actos concretos en que se
desarrolla y realiza la vida creyente, sino que implica un compromiso personal y comunitario en la
historia en cuanto realizacin prxica del Reino.
La teologa ha dado al estudio de la naturaleza de este acto el nombre de anlisis de la fe. Desde
diversas perspectivas, que no han de ser necesariamente excluyentes, la teologa ha madurado en su
comprensin del proceso creyente:

En un ambiente marcadamente intelectualista (fines del siglo XIX y principios del siglo
XX), se trat de conciliar tres aspectos de la fe. el don de Dios, la racionalidad y la libertad. La fe
estara en un plano inferior al saber, aunque superior a la opinin. El intelecto es llevado a un
asentimiento absolutamente cierto y firme por la voluntad que, movida por la gracia, suplira la
insuficiencia de los motivos intelectuales. Estamos ante el sacrificium intelectus.

La concepcin dialgico - personal dir que la fe ilumina la originaria apertura del hombre
al otro, al T. La fe es confianza en el T divino, que se da al hombre. La visin histrico - prxica
superar el personalismo interiorizante y ahistrico de la visin anterior. Si bien la fe es un acto
originario del hombre por el que se abre y proyecta el sentido total de su existencia y de la realidad
que le circunda, este mismo acto, al relacionar al hombre con Dios, incluye total y definitivamente a
los dems, al mundo, a todos los sectores de la realidad.
Como podemos observar, se trata de un acto del pensamiento y de la voluntad, interno y externo,
privado y pblico, que mira a esta vida y al ms all, tiene en el pasado una raz histrica que el
presente actualiza en marcha hacia un futuro cuyo trmino absolutamente ltimo es la Parusa. Slo
en todos estos elementos la fe alcanza su propia medida.

.2 Un acto razonable y sensato


La reflexin que tiene en la fe su origen, justificacin y base puede articularse en dos momentos: el
tema de los preambula y la teologa en sentido estricto. Preambula fidei (prembulos o
presupuestos de la fe)3 es una forma concisa empleada ya en la escolstica del siglo XIII para
indicar aquel conjunto de verdades y de conocimientos, posibles tambin a la razn humana, que
deben presuponerse lgicamente a la fe, para que la decisin de creer en Dios y en su revelacin sea
justificada ante los ojos del hombre.

Estos presupuestos de la fe comprenden, por un lado, un conjunto de verdades metafsicas


accesibles a la razn humana que, si fuesen negadas, resultara ininteligible el contenido de la
doctrina revelada (por ejemplo, la existencia y los principales atributos de Dios, la espiritualidad del
hombre y la inmortalidad del alma, la validez de los principios fundamentales del ser...); por otra
parte, el hecho mismo de la revelacin debe poder ser demostrado con signos incluso exteriores de
credibilidad, para que la decisin libre de creer en la revelacin como palabra de Dios corresponda
al carcter racional del hombre.

La tarea propiamente teolgica consiste en definir en qu sentido y medida es posible una


fundamentacin racional de la fe. Ciertamente la reflexin sobre los presupuestos de la fe no
puede llevar a cabo tal fundamentacin, sino que ha de establecer su posibilidad, sentido y lmite.
Por este carcter de justificacin racional de la fe, la exposicin de tales presupuestos coincide
con la filosofa de la religin. Al creyente, condicionado por la adhesin de fe, le ayudar a
descubrir la coherencia entre la profesin de su fe y la reflexin humana. Al no creyente puede
servirle para descubrir la fe como una posibilidad real.

3cf. ARDUSSO, Fe (el acto de), en DTI I-II, 1104-1111; ALFARO J., Fe, prembulos de la fe, en SM III, 102-106.

La teologa actual ha tratado de explicar la razonabilidad y sensatez de la fe mostrando el camino


del hombre hacia la revelacin y la correlacin del mensaje revelado con las aspiraciones ms
profundas del ser humano.

Hoy se habla del hombre como un ser abierto a la trascendencia o existencial sobrenatural.
Hemos destacado anteriormente que en el ser humano hay una apertura a la trascendencia, una
inclinacin natural o una tendencia espontnea a buscar la plenitud ms all de si mismo. El hombre
es esencialmente un oyente de la Palabra, un ser personal ansioso y expectante de revelacin (K.
Rahner). Siguiendo esta perspectiva, la antropologa existencial y personalista subraya la
consonancia entre la bsqueda de sentido y el dato revelado. Si bien la bsqueda de sentido es, a
nivel existencia, el problema primero del ser humano, una revelacin que responde a esa
significatividad de la vida humana se hace humanamente creble, an antes de ser aceptada en la fe.
Una fe que se basa en una revelacin creble, ofrecida como respuesta gratuita, se hace razonable y
sensata. Obviamente, si se trata de una actitud de fe es porque implica una entrega confiada o una
confianza en que el sentido nos es dado como gracia o como don, y no como creacin subjetiva o
como mera conquista. Pero esa entrega confiada no es arbitraria, sino que se fundamenta en la
correlacin entre bsqueda humana y respuesta revelada, entre apertura del ser humano a la
trascendencia y desvelacin del misterio del sentido y del destino del ser humano en la revelacin.
Es aqu donde se manifiestan los lazos de conexin entre la fe filosfica y la fe religiosa.

La consonancia entre bsqueda humana y respuesta revelada (tambin llamado por P.


Tillich mtodo correlativo) es obvio en un contexto religioso y creyente, pero no en un ambiente de
increencia y secularismo. De hecho, hoy da muchas personas, an conociendo bsicamente el
mensaje cristiano, no advierten en l esa correlacin con las aspiraciones ms profundas del ser
humano. Al contrario, consideran la opcin creyente como una fuga del compromiso humano o
alienacin. Por eso la teologa fundamental poltica, prctica, histrica y social de la revelacin y de
la fe nos dir que la credibilidad de la revelacin y la razonabilidad o sensatez de la fe ha de
buscarse en su dimensin histrico - social, es decir, en su capacidad para transformar y orientar la
historia hacia una historia de salvacin y liberacin. Es la praxis u ortopraxis de la comunidad
creyente la que hace la fe razonable y muestra la credibilidad del mensaje revelado 4.
Ahora bien, si decimos que hay razones para creer y que se nos muestran signos de
credibilidad, De qu nos sirven estas razones y estos signos si el acto de fe no se apoya en
motivos de razn?. Un intento de solucin se nos da al analizar el paso de oyente a creyente, el cual
tiene un doble origen cuyo vnculo lo representa la nica llamada, a la vez exterior e interior:

El conocimiento de la Revelacin se da por los signos (conocimiento por la razn): la razn


permite discernir los signos como divinos, con tal seguridad histrica que el hombre puede
lcitamente conformarse y conformar las mltiples decisiones de su vida concreta. Los signos no
conducen a una evidencia, sino a una certeza moral por la que el creyente da razn de su
esperanza.

Por su parte, la iluminacin interior (factor supra - racional) transforma el conocimiento


racional de los signos en la conciencia de que Dios me llama a creer. Es una gracia interior que
hace ver no slo el fenmeno, sino su sentido. Slo mediante esta gracia se puede discernir la
llamada personal a la fe.

.3 Un acto libre y responsable


La libertad de la fe hace referencia a un doble aspecto. Por una parte podemos decir que la fe libera
al hombre, y por otra indicamos que el acto humano de la fe es un acto libre.

La redencin de Cristo es un don de libertad (G 5,1); la verdad nos har libres (Jn 8,32).
La fe es una liberacin de todo lo que tiene funcin opresiva y destructora sobre el hombre y el
4cf la teologa poltica europea de J. B. Metz y J. Moltmann; las teologas de la liberacin latinoamericanas.

mundo (momento negativo) para el logro de la autenticidad del hombre, de su realizacin, del
ordenamiento de su mundo, de la relacin positiva con Dios (momento positivo).

Por parte del hombre, el acto de fe es esencialmente libre. En esta libertad encuentra su
presupuesto indispensable. Ella est por encima de la razn y no es la conclusin necesaria de unas
premisas racionales. Aunque tampoco es irracional, ni se cree sin razn. Es una opcin conforme
con la ndole racional del hombre. Por eso se ha dicho que la fe es una adhesin razonable 5. De
aqu que conocimiento y amor sean los dos rasgos esenciales que abren el ser humano a la
trascendencia.

La fe es, pues, a la vez razonable y gratuita. Implica una eleccin u opcin en la que entra
en juego no slo las razones de la razn, sino las razones del corazn (Pascal). Pero no se trata de
una eleccin u opcin cualquiera, sino que en ella el creyente (y el no creyente) se implica
existencialmente. Est en juego el sentido de la propia vida o, en otras palabras, la opcin
fundamental del ser humano. El motivo ltimo de la fe es un impulso interior que conduce a la
confianza firme y segura.
Las nuevas orientaciones teolgicas han dado tambin nuevas pistas a la TF y ha abierto nuevos
caminos para un dilogo con los no creyentes. La solidaridad en el compromiso conjunto por una
historia ms humanizada y liberadora es hoy el lugar de encuentro entre todos los hombres. Sin
embargo, tampoco esta mostracin de la razonabilidad y sensatez de la fe cristiana es suficiente para
inducir a la fe o para obligar a alguien a aceptarla. Y esto porque la fe es una opcin esencialmente
libre; no es el resultado categrico de razonamientos filosficos ni de signos histricos
convincentes. Por tal motivo ninguna teologa fundamental debe prescindir de tal constatacin, si
quiere mantenerse realista, humilde y creble.

De hecho, hay quienes consideran que el intento de establecer una armnica correlacin
entre la situacin humana y el mensaje revelado pone en peligro la gratuidad de la gracia, la
novedad de la revelacin y la radicalidad de la fe y de la justificacin. Para K. Barth la Palabra de
Dios no es una confirmacin de la palabra humana, sino ms bien una negacin dialctica y radical
de la misma: Dios dice no donde el hombre secular dice s. La respuesta de la revelacin a la
pregunta humana es siempre una respuesta sorprendente y desconcertante, pues no slo rectifica la
pregunta, sino que la corrige radicalmente. La fe no es razonable y sensata por razones filosficas o
concordancias antropolgicas, sino simplemente por ser una opcin ciega de fe fiducial. Es una fe
razonable sin razones. Siguiendo estas instancias, se ha originado cierta desconfianza frente a todo
intento de mostrar la razonabilidad de la fe cristiana, que es calificado fcilmente de ideologa,
racionalismo, reduccionismo secular o secularizacin de la fe. Siendo un don gratuito de Dios y una
llamada sobrenatural que slo reclama la obediencia como respuesta, se desautoriza la funcin de la
razn en la fundamentacin de la fe e incluso cualquier intento de teologa fundamental que no sea
la simple experiencia carismtica.

Aunque tal postura nos advierte de no caer en un racionalismo, ella, sin embargo, elimina
de raz el sentido y el propsito de la TF. Sera sacrificar la estructura misma del espritu humano.
Se cree razonablemente en la medida en que se conocen los indicios que hacen creble la revelacin
y hacen razonable la opcin de fe.

4 ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES


A grandes rasgos podemos mencionar algunos aspectos de la articulacin entre razn y fe, entre
credibilidad y don de Dios:

La credibilidad lleva a la opcin creyente por medio del conocimiento del significado de la
Revelacin y la fe para el hombre. La credibilidad viene a ser el estatuto humano de la revelacin y
5fidei nostrae obsequium rationi consentaneum (cf. Rm 12,1). Vaticano I, DS 3009.

de la fe. Y puesto que ver y creer son una nica y sola cosa, la credibilidad no es un estadio o
momento intelectual con conciencia propia 6, previo al acto de fe, sino un aspecto formal,
distinguible por la reflexin pero identificado en la realidad viviente del proceso creyente. Sin
embargo, esta credibilidad no entra en el santuario del mismo asentimiento, sino que es prembulo,
se queda en el lmite. Si no fuese as, caeramos en un racionalismo que reduce la fe a pura
conclusin racional.

Como don de Dios, la fe es fruto de una iluminacin de la gracia que hace que el hombre
pueda trascender los signos de credibilidad y descubrir la llamada a creer en Dios. La luz de la fe
realiza la sntesis de unos indicios o motivos de credibilidad que no encuentran pleno sentido si no
es en la opcin creyente (concepcin sinttica del proceso de credibilidad: J. E. Newman, P.
Rousselot, J. Alfaro). Pero si olvidamos el paso anterior caeramos en un fidesmo que niega el
valor de la razn en la opcin creyente.

Las razones de la fe son el nexo entre razn y fe. la razn por s misma no lleva a la fe,
pues esta supera toda exigencia racional. El presupuesto necesario para que el hombre pueda actuar
rectamente es la credibilidad - razonabilidad, donde la fe no niega ni destruye la razn, sino la
supone y trasciende, perfeccionndola.
Podemos as plantear algunos criterios para el discernimiento de la credibilidad.

Criterio de plausibilidad bsica debida a la atraccin tica, esttica y de veracidad de los


diversos elementos que se ofrecen al hombre oyente. Es el marco genrico al que se orientan los
otros criterios.

Criterio de coherencia interna: muestra la inteligencia y conexin interior de todo este


proceso en sus diversos aspectos tanto tericos como prcticos.

Criterio de adecuacin experiencial, referida bsicamente a la experiencia global humana,


capaz de iluminacin sus dimensiones ms profundas tanto seculares como religiosas.

Criterio de significatividad prctica, que expresa la fuerza que asume esta opcin creyente
para el hombre y la historia, procurndole un nuevo e insospechado sentido en la vida y accin
concretas.

Criterio de validez para el dilogo, idneo para la interrelacin con cristianos, con otras
confesiones religiosas o con quien no cree.
La fe es un don de Dios, pero tambin responsabilidad humana: ninguno cree sin la gracia de Dios,
pero al mismo tiempo ninguno cree sin haber dicho su s a Dios. De aqu que, ante la fe, el
hombre se sita entre la aceptacin o el rechazo.

6Esta es la postura analtica de A. Gardeil y Garrigou - Lagrange.

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