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REPUBLICA DE COLOMBIA

Rama  Judicial  del  Poder  Público  

JUZGADO PRIMERO PENAL DEL CIRCUITO

Radicación: 520016000485201101612 NI: 4090


Acusado: DUVAN FERNANDO ACHICANOY
Delito: HOMICIDIO AGRAVADO
DECISION: IMPRUEBA PREACUERDO

San Juan de Pasto, cinco (5) de octubre del año dos mil once (2011)

1. HECHOS JURIDICAMENTE RELEVANTES

“Tienen lugar en el Corregimiento de Obonuco de ésta ciudad, la noche del 12


de febrero del año en curso, cuando la pareja conformada por IVETH MAGALY
SANTACRUZ y DUVAN FERNANDO ACHICANOY ACHICANOY, concurren a una
fiesta que se realizaba en casa de la señora ALBA LUCIA MAIGUAL JOJOA, en la
casa 114ª-3 sector Divino Niño, a la cual también asistieron IVAN DARIO CAUTIS
ACHICANOY, DEIBI ALEXANDER ACHICANOY GUEVARA y su hermano ESTEY
ERICHK ACHICANOY GUEVARA, los últimos encargados de la música. Habiendo
transcurrido la fiesta normalmente hasta las 2:30 a.m., abandonan el lugar DEIBI
ACHICANOY, su hermano ERICK, DUBAN FERNANDO y su mujer MAGALY
SANTACRU; el primero decide irse para su casa y los demás resuelven
acompañarlo pero antes de llegar a su destino ERICK y DUBAN FERNANDO se
regresan a comprar licor, mientras MAGALY y DEIBI continúan la marcha hasta la
vivienda de aquél, solo que aquí la madre de éste le pide que regrese en busca
de su hermano, escuchando también el grito de MAGALY, diciéndole que se
afanara porque su esposo DUVAN pasó hacia la plaza principal del
Corregimiento; por lo que los dos salen a buscarlo sin que logren ubicarlo, pese a
haber recorrido el parque y el centro del pueblo, por lo que deciden regresar a la
fiesta averiguando por el paradero de DUVAN a DANNY ACHICANOY y CRISTIAN
CUATIS sin obtener ninguna información.

Siendo aproximadamente las 3:30 reingresan a la fiesta, en la cual MAGALY bailó


dos canciones, luego DEIBI ALEXANDER sale hasta la casa de su hermano,
ubicada a pocos metros del lugar a traer una chaqueta y cuando regresa a la
fiesta, observa a MAGALY discutiendo con DUVAN afuera de la casa del festejo y
como éste empuja a su esposa, mientras ella trataba de calmarlo, y como
armado de un cuchillo le asestó un golpe en la parte izquierda del pecho, siendo
la víctima auxiliada por la dueña de la casa, mientras el agresor huye del sitio; sin
embargo pese los esfuerzos de los vecinos por trasladar a MAGALY un centro
asistencial ella falleció en el trayecto.

2. DE LA FORMULACIÓN DE IMPUTACIÓN

El 16 de febrero del año que avanza, ante el Juez Tercero Penal Municipal de
vinculación jurídica por el delito de HOMICIDIO AGRAVADO por el vínculo con la
víctima, acorde a los artículos 104 Núm. 1 del Código Penal, con indicación
expresa de las sanción prevista como consecuencia jurídica (400 a 600 meses de
prisión), cargos que el imputado ACHICANOY ACHICANOY indicó no allanarse.

En esa misma audiencia se le decretó medida de aseguramiento de detención


preventiva sustituida a petición de la defensa por la detención domiciliaria pese
a que la delegada de la Fiscalía interpuso recurso de reposición frente a su
reconocimiento.

3. DEL ACTA DE PREACUERDO

La Fiscalía presentó escrito de acusación acompañado con acta de preacuerdo,


el cual verbalizo en audiencia, mediante el cual el señor DUVAN FERNANDO
ACHICANOY asesorado por la abogada adscrito al Sistema Nacional de
Defensoría Pública, hace manifestación preacordada de culpabilidad en calidad
de autor del delito de HOMICIDIO AGRAVADO COMETIDO EN ESTADO DE IRA, Art.
103 y 104 numeral 1 del C.P. sancionado con pena de prisión que va de 66 meses
20 días a 300 meses, a cambio de que la Fiscalía como parte de lo acordado, fija
como pena, el mínimo del cuarto mínimo y la rebaja en el máximo consagrada
en el Art. 351 CPP por el allanamiento a cargos antes de la formulación de
acusación, por tanto la pena a imponer es de 33 meses 10 días de prisión e
interdicción de derechos y funciones públicas por el mismo término de la pena
principal, pactando igualmente la suspensión condicional de la ejecución de la
pena privativa de la libertad.

4. CONSIDERACIONES

El Art. 351 Inc. 4º del Código de Procedimiento Penal, establece que los
preacuerdos celebrados entre Fiscalía y acusado obligan al juez de
conocimiento, salvo que ellos desconozcan o quebranten las garantías
fundamentales.

Debe por tanto analizarse para aprobar o improbar un acuerdo o preacuerdo, lo


siguiente:

(i) la prueba de responsabilidad aceptada por el procesado;


(ii) la no violación de garantías fundamentales y,
(iii) tenerse en cuenta que en los casos en que el imputado ha obtenido
incremento patrimonial como consecuencia del delito, sólo procede el
acuerdo o la terminación anticipada del proceso cuando se reintegre
al menos el cincuenta por ciento del mismo y se asegure el recaudo del
remanente, acorde con el artículo 349 del Código de Procedimiento
Penal.

Ha de entenderse que cuando se habla de garantías fundamentales, no solo se


trata de aquellas que protegen a la persona imputada o acusada, sino a todas
las preceptivas constitucionales y legales que atañen al principio de legalidad
como factor importante del derecho fundamental del debido proceso,
consagrado en el Art. 29 de la Constitución Política, que comprende entre otras
garantías procesales, el derecho a ser juzgado de conformidad con las leyes
preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con
observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio.

Y es que la filosofía de los preacuerdos y su aceptación radica en que estos


controlar el poder punitivo del Estado, limitando su aplicación dentro de límites
excluyentes de toda arbitrariedad y exceso por parte de los detentadores del
poder, de manera que el ciudadano tenga la certeza de que solo es punible lo
que está expresamente señalado en la ley y de que será tratado en igualdad de
condiciones, para evitar una punición arbitraria y no calculable sin ley o basada
en una ley imprecisa o retroactiva; de ahí que la tarea del juez de conocimiento
a la hora de evaluar un preacuerdo, debe enmarcarse dentro de este principio.

En sentencia de reciente data1 la Sala de Casación Penal de la Honorable Corte


Suprema de Justicia, indicó los deberes del juez de conocimiento en tratándose
de la aprobación de un preacuerdo. En efecto en esa oportunidad señaló:

“Dígase, entonces, que la actuación del funcionario de conocimiento, al entrar al estudio del
preacuerdo, encuentra su razón de ser en que este mecanismo de terminación anticipada no legitima
al fallador para emitir una condena que haga caso omiso de los antecedentes del proceso, pues no
puede perderse de vista que la prevalencia del derecho material y las garantías fundamentales
también rigen en los casos de sentencia anticipada.
……..
No sobra recordar cómo la Corte Constitucional se ha ocupado de este asunto, y es así que ha
manifestado que: “El ámbito y naturaleza del control que ejerce el juez de conocimiento está
determinado por los principios que rigen su actuación dentro del proceso penal como son el respeto
por los derechos fundamentales de quienes intervienen en la actuación y la necesidad de lograr la
eficacia del ejercicio de la justicia (art.10); el imperativo de hacer efectiva la igualdad de los
intervinientes en el desarrollo de la actuación procesal y proteger, especialmente, a aquellas personas
que por su condición económica, física o mental se encuentren en circunstancias de debilidad
manifiesta (art. 4), así como el imperativo de establecer con objetividad la verdad y la justicia (art.
5)”2...”.

Ese principio del derecho penal guarda íntima relación con el proceso intelectual
de la adecuación típica, ya que el juicio de tipicidad ha dicho la Corte Suprema
de Justicia, Sala Penal3, M.P. Mauro Solarte Portilla, consiste en adecuar una
conducta a un tipo penal y no en buscarle un tipo penal a una conducta, para lo
cual es necesario establecer dos verdades: una fáctica, relacionada con la
verificación del supuesto de hecho, y otra jurídica, comprobable a través de la
interpretación de enunciados normativos que califican la conducta o el hecho
como delito y del cual sujeto sería el autor, de suerte que la actividad intelectual
de la Fiscalía después de tener una base de hechos jurídicamente relevantes
concordantes con los elementos materiales con vocación probatoria, es la de
adecuar la conducta a un tipo penal con sus calificantes, agravantes o
atenuantes, específicos o genéricos, en otras palabras la actividad del titular de
la acción penal no está limitada sino por la legalidad del asunto, y se encuentra
vetado para omitir circunstancias de tiempo, modo o lugar que deben tener una
sanción.

De igual manera la Corte Constitucional en sentencia C-1260 de 2005, al analizar


la exequibilidad del Art. 350 del CPP, respecto al tema de preacuerdos y
negociaciones, dejó en claro que el fiscal, en el esquema de justicia consensual,
tiene la posibilidad de celebrar preacuerdos, pero no tiene la libertad para hacer
la adecuación típica de la conducta a su voluntad, pues se encuentra limitado
por las circunstancias fácticas y jurídicas que resultan del caso y que guardan
concordancia con los elementos materiales con vocación probatoria, evidencia
física e información legalmente obtenida. En la parte pertinente dijo:

1
Radicado 34829-27 -04-2011 M.P. José Luis Barceló
2Corte Constitucional, sentencia C-516 de 2007, citada por la Sala en la sentencia del 27 de
octubre de 2008, rad. 29979. Postura similar había sido expuesta en la sentencia C-591 de 2005, y
así mismo había sido anticipada en la C-425 de 1996, referida al Código de Procedimiento Penal de
“…la facultad del fiscal en el nuevo esquema procesal penal está referida a una labor de
adecuación típica, según la cual, se otorga al fiscal un cierto margen de apreciación en cuanto
a la imputación, pues con miras a lograr un acuerdo se le permite definir si puede imputar una
conducta o hacer una imputación que resulte menos gravosa; pero de otro lado, en esta
negociación el Fiscal no podrá seleccionar libremente el tipo penal correspondiente sino que
deberá obrar de acuerdo con los hechos del proceso…”

En efecto, en relación con la posibilidad de celebrar preacuerdos entre el fiscal y el imputado,


aquel no tiene plena libertad para hacer la adecuación típica de la conducta, pues se encuentra
limitado por las circunstancias fácticas y jurídicas que resultan del caso. Por lo que, aún
mediando una negociación entre el fiscal y el imputado, en la alegación conclusiva debe
presentarse la adecuación típica de la conducta según los hechos que correspondan a la
descripción que previamente ha realizado el legislador en el Código penal…”

Ahora, la adecuación típica realizada en los inicios de una investigación, cuando


se formula la imputación, no es vinculante, no amarra el proceso, ya que a
medida que progresa la investigación, la precisa ubicación jurídica del
comportamiento investigado puede variar, ya para agravar ora para atenuar; de
suerte que la Fiscalía siempre estará en la obligación de proceder con lealtad,
que para los efectos del tema a tratar se traduce en que el titular de la acción
penal siempre que pretenda realizar una negociación deberá – como deber ser-,
proceder conforme a la real adecuación jurídica de los hechos que se
encuentran probados o que son el resultado de la actividad investigativa.

En ese orden de ideas, descendiendo a lo que es materia de pronunciamiento, el


despacho considera que pese al esfuerzo argumentativo realizado por el Fiscal
delegado para motivar la adecuación típica en el presente caso, el Juzgado no
encuentra, de acuerdo con los elementos materiales probatorios presentados,
que el delito bajo el cual se hace la acusación corresponde con los hechos, toda
vez que se reconoce la circunstancia modificadora de la pena prevista en el Art.
57 CP, de la ira sin que ella se encuentre acreditada.

En efecto, gracias a las entrevistas rendidas por testigos presenciales de los


hechos, señores DEIBI ALEX ACHICANOY, IVAN CUATIZ ACHICANOY y ALBA LUCIA
MAIGUAL, es factible rememorar las circunstancias en las cuales perdió la vida la
joven MAGALI SANTACRUZ IPIALES a manos de su compañero permanente
DUBAN FERNANDO ACHICANOY.

Se sabe que desde muy temprano del día 12 de febrero del año en curso, la
pareja conformada por el imputado y MAGALI SANTACRUZ había decidido asistir
a una fiesta que se realizaba en casa de la señora ALBA LUCIA MAIGUAL, sector
del Divino Niño, Corregimiento de Obonuco por lo que encargan a su pequeña
hija en la casa de los abuelos maternos, arribando al festejo a las 9:30 p.m., que se
desarrolló de manera normal y en donde la pareja departió alegremente hasta
aproximadamente las 2:30 de la madrugada cuando deciden abandonar el
lugar acompañados de los hermanos ESTEY ERICK y DEIBI ALEX ACHICANOY (tíos
del procesado), para dirigirse a la casa de la madre y abuela de aquellos, solo
que faltando una cuadra para llegar al sitio, DUBAN y ERICK ACHICANOY se
devuelven a comprar aguardiente, mientras MAGALI y el tío continúan la marcha
hasta arribar a la residencia, pero como ésta última observa pasar a su esposo,
llama al tío para salir en su búsqueda, la que resultó infructuosa, pues los buscaron
en la plaza y en el centro del Corregimiento y no los localizaron, por lo que
finalmente regresaron a la fiesta preguntándoles a DANNY ACHICANOY y
CRISTIAN CUATIS por DUBAN, sin recibir alguna información, ya para ese momento
eran las 3:30 a.m., entran al sitio y bailan dos canciones. Al cabo de 15 minutos
DUBAN arriba al lugar, habla con su esposa, discuten, ella trata de calmarlo pero
de ayudar a la víctima, el agresor sale huyendo del lugar, sin embargo la
indefensa mujer falleció en el trayecto al centro asistencial.

El insuceso fue calificado en audiencia de formulación de imputación por el ente


investigador como HOMICIDIO AGRAVADO previsto en el Art. 103 y 104 del CP.
numeral 1, por tratarse la víctima de la compañera permanente del procesado,
sin que se reconociera en esa oportunidad ninguna circunstancia diminuente de
la pena.

En el acta de preacuerdo el delegado de la Fiscalía, modifica la calificación


jurídica, tipificándolo como un delito de HOMICIDIO AGRAVADO COMETIDO EN
ESTADO DE IRA del que se hizo víctima a IVETH MAGALI SANTACRUZ IPIALES,
otorgándole por el allanamiento a cargos, los siguientes beneficios para efecto
de la fijación de la pena: Se parte de la pena mínima del cuarto mínimo, se
reconoce la rebaja del 50% de la pena y le concede el subrogado de la
suspensión condicional de la ejecución de la pena.

Que se trata de un delito emocional o cometido en estado de ira previsto en el


Art. 57 del CP, no está demostrado, por cuanto de acuerdo a la jurisprudencia
reiterada de la Corte Suprema de Justicia, para que se configure ésta circunstancia
atenuante se requiere de:

(i) un acto de provocación grave e injusto,


(ii) una reacción por parte del autor constitutiva del resultado típico y
(iii) una relación causal entre ambas conductas

Respecto al primero de los requisitos, de la existencia de un acto de provocación


grave o injusto de parte de la víctima IVETH MAGALI SANTACRUZ IPIALES, éste no
existió, pues de acuerdo a la entrevista rendida por el señor DEIBI ALEX
ACHICANOY y el interrogatorio de indiciado; durante la fiesta la pareja no tuvo
problemas ni la víctima propició algún disgusto, habiendo decidido retirarse del
festejo en compañía de sus familiares para dirigirse a casa de su abuela y en el
trayecto el procesado y su tío ESTEY se quedan del grupo para comprar licor,
mientras los otros continúan el recorrido, sin embargo al ver que no llegan y la
víctima alcanza a observar a su esposo a la distancia, regresan en su búsqueda
sin encontrarlos por lo que deciden buscar a DUVAN en la fiesta a donde
ingresan y bailan dos canciones; no habían transcurrido 15 minutos cuando arriba
el procesado al lugar, discute con la infortunada víctima y la ataca con un puñal.

Al decir del procesado, el motivo que le produjo el estado emocional lo


constituye el hecho de que su mujer y su tío, hayan desaparecido por un espacio
largo de tiempo sin que los encuentren, pese a haberlos buscado en su casa y en
la casa de sus suegros, en cuyo trayecto señala se encontró con un muchacho
de quién no recuerda el nombre y le pregunta por ellos y éste, en tono burlón le
dice que no los ha visto, pero como el “supuesto personaje” continúo riéndose
como burlándose de él, le pareció extraño y como al arribar a la casa de sus
suegros, no la encuentra le dio rabia y se imaginó que andaba con otro, -luego se
dio cuenta que era su tío-, por lo que al llegar a la fiesta y mirarla bailando con
otro la llamó y al reclamarle, ella se reía, le dio rabia, sin que recuerde lo que
sucedió posteriormente.

No se puede confundir rabia con ira, pues mientras la primera es un sentimiento


rápido, pasajero de resentimiento, disgusto o rencor; la ira, es de mayor
intensidad, según el tratadista Fernando Velasquez4, constituye un estado de
perturbación del siquismo que altera de manera grave y transitoria su afectividad,
aunque sin la hondura suficiente para constituir un trastorno mental transitorio
excluyente de la imputabilidad y por ende de la culpabilidad, de ahí que el
legislador, le reconozca una disminución notable en la punibilidad, cuando se
trata de una conducta cometida bajo ese estado.

Aceptar éste hecho como un acto de provocación grave e injusto proveniente


de la víctima IVETH MAGALI SANTACRUZ, es justificar un comportamiento violento
sobre una mujer, sin motivo y sin razón y por lo mismo, totalmente injusto; no otra
cosa se desprende del inverosímil relato del indiciado, ya que el mismo propició su
retraso al haberse quedado comprando licor y luego detenerse a libar con un
grupo de amigos, para luego pretender justificar su actitud agresiva y violenta en
una presunta ausencia de su compañera por espacio de dos horas y en donde,
dice, llegó a imaginarse que andaba con otro solo porque un supuesto personaje,
de quien no recuerda el nombre, le respondió que no había visto a su mujer y a su
tío, como burlándose de él; hecho que resulta contradictorio pues no se entiende
cómo es que si no lo conoce, le pregunta por sus parientes, y que llevan a
concluir al Despacho que el procesado en un intento por justificar su conducta,
miente.

Y es que los hechos no sucedieron como él los relata pues mientras él afirma que
estaba conmovido, arrepentido y quería abrazar a la víctima; los testigos ALBA
LUCIA MAIGUAL, IVAN CUATIZ ACHICANOY y DEIBI ALDEX ACHICHANOY, indican
que DUVAN una vez atacó a su mujer, abandonó el lugar de los hechos sin
prestarle ningún auxilio. Y en cuanto a la actitud adoptada frente a su suegro
LIBARDO SANTACRUZ, le mintió al decirle que a su hija la habían herido, sin
reconocer su propia responsabilidad, la que ocultó hasta que la Fiscalía General
de la Nación adelantó la correspondiente indagación y solicitó la emisión de la
orden de captura.

No es posible por tanto admitir como un acto de provocación grave e injusto de


la víctima, el hecho de que la infortunada mujer haya decidido buscar a su
esposo para regresar a su hogar, cuando éste la abandona con el pretexto de
aprovisionarse de más licor y menos cuando se trataba de una buena mujer,
responsable, seria, dedicada al cuidado de su hija, su hogar y su esposo, así lo
declaran su padre, hermana y lo reconoce el propio procesado.

No puede seguirse tolerando lo que erróneamente se ha denominado “cultura


machista” y que no es otra que la violencia masculina ejercida sobre las mujeres
y que eventualmente ha sido justificada por el Estado.

Y es que afortunadamente hoy en día, los derechos de las mujeres se han hecho
visibles y exigibles con la expedición de varios instrumentos internacionales que
propenden por su respeto y por la eliminación de cualquier tipo de violencia que
atente contra sus derechos fundamentales, los cuales hacen parte de nuestra
legislación patria por virtud del bloque de constitucionalidad al haber sido ratificados
por el estado colombiano, entre los que se mencionan, la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (o Convención de
Belém do Pará –Brasil), suscrita el 9 de junio de 1994 y aprobada en nuestro país
mediante la ley 248 de 1995, estableció que:

“[…] debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o


conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado”5.

Así mismo, advirtió que la “violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica”6
“a) Que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier
otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido
el mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación,
maltrato y abuso sexual”7.

Introdujo como obligación de los Estados que suscribieron la Convención la de


“adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a
prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y llevar a cabo lo siguiente”8:

“f) Establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya
sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un
juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos.

”g) Establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para


asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a
resarcimiento, reparación del daño u otros medios de compensación justos y
eficaces”9.

Por último, aclaró que, para la adopción de todas esas medidas, los Estados miembros

“[…] tendrán especialmente en cuenta la situación de vulnerabilidad a la


violencia que pueda sufrir la mujer en razón, entre otras, de su raza o de su
condición étnica, de migrante, refugiada o desplazada. En igual sentido, se
considerará a la mujer que es objeto de violencia cuando está embarazada, es
discapacitada, menor de edad, anciana, o está en situación socioeconómica
desfavorable o afectada por situaciones de conflictos armados o de privación
de su libertad”10.

Es pertinente señalar que la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y


Erradicar la Violencia contra la Mujer tuvo como uno de sus referentes11 la Declaración
sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, adoptada por la Asamblea
General de la ONU el 20 de diciembre de 1993, que definió el término “violencia
contra la mujer” como

“[…] todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que


tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para la mujer, así como la amenaza de tales actos, la coacción o
la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública
como en la vida privada”12.

De igual manera la Honorable Corte Suprema de Justicia se ha pronunciado en


diversas oportunidades sobre el tema, baste señalar la sentencia de 23 de septiembre
de 200913, cuando señaló:

“[…] es imperiosa en un país como Colombia, en donde la tradición sociocultural


ha sido la de tolerar, justificar y ponderar la supremacía de lo masculino tanto en
el ámbito público como en el privado, de suerte que las expectativas con las
personas pertenecientes al sexo opuesto han quedado reducidas a la asunción
de determinados roles (como el de madre abnegada, novia fiel y esposa sumisa),
e incluso a la divulgación de ciertas cualidades (como la virginidad, la ineptitud, la

7
Literal a) ibídem.
8
Inciso 1º del artículo 7 ibídem.

9
Literales f) y g) ibídem.
10
Artículo 9 ibídem.
pasividad, la belleza o la simple condición ornamental), que de ningún modo se
compaginan con el debido respeto a sus derechos fundamentales.

”Lo anterior ha llevado, en el diario vivir, a un sinnúmero de situaciones en las que


no sólo deviene en evidente el estado de debilidad manifiesta de la mujer, sino
en las que también se producen consecuencias lesivas de bienes jurídicos que
siguen contando con la aquiescencia de un considerable sector de la
comunidad. Por ejemplo, en la Encuesta Nacional de Salud realizada por el
Ministerio de la Protección Social en el año 2007, se aseguró que, en relación con
algunas formas de violencia doméstica, la percepción de los habitantes de
Bogotá comprendidos entre los dieciocho y los sesenta y nueve años era la
siguiente:

”‘El 23,2 % de los hombres y el 11,8 % de las mujeres de ese grupo de edad y que
reside en el departamento considera que ‘cuando un hombre golpea a una
mujer muy seguramente es porque ella le dio motivos’. En el promedio nacional
los porcentajes fueron del 29,8% en los hombres y del 18,8% en las mujeres.

”’El 12,6% de los hombres y el 9,1% de las mujeres de ese grupo de edad y que
reside en el departamento considera que ‘hay situaciones en las cuales se
justifica que un hombre le dé una cachetada a su esposa o compañera’. En el
ámbito nacional los porcentajes fueron del 16,2% en hombres y del 12,0% en las
mujeres’14.

”Los anteriores datos parecen confirmar la vigencia del Informe de la Relatora


Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y sus consecuencias
(presentado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU el 11 de marzo de
2002 y realizado en virtud de una misión a Colombia, durante el mes de
noviembre de 2001), en el que acerca del particular sostuvo que, en nuestro país,

”‘[…] sigue considerándose la violencia doméstica como una cuestión privada,


por lo que no suelen denunciarse los sucesos de esa índole, ni se puede por
consiguiente determinar el alcance real del problema. Según la información
recibida por la CIDH [Comisión Interamericana de Derechos Humanos], son
menos de la mitad las mujeres maltratadas que buscan ayuda y sólo el 9% de
ellas presentan denuncia ante las autoridades. Ni el Estado ni la sociedad están
lo bastante sensibilizados a la necesidad de abordar el problema de la violencia
doméstica. La impunidad de los autores de estos actos contra la mujer es
prácticamente del 100%’15.

El documento de las Naciones Unidas de la Oficina del Alto Comisionado para los
derechos humanos de México, denominado “Feminicidio” elaborado por la
investigadora Patsilí Toledo Vásquez16, alude a que éste tipo de delitos ha
quedado en la impunidad por la ausencia de castigo, no porque exista
impunidad normativa sino por la impunidad fáctica, el cual tiene relación con los
múltiples obstáculos para realizar la investigación, pasando por los problemas
relacionados con la independencia e imparcialidad de los órganos judiciales
hasta la baja tasa de denuncia de estos hechos y la sobrecarga laboral que
opera en la justicia penal, y por ello señala que trátese de impunidad normativa o

14
Http://www.minproteccionsocial.gov.co/VBeContent/library/documents/DocNewsNo18-
358DocumentNo9094.PDF.

15
Coomaraswamy, Radhika, Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra
la mujer, sus causas y sus consecuencias acerca de su misión a Colombia del 1º al 7
de noviembre de 2001, CDH, 11 de marzo de 2002, § 29.
fáctica, constituiría una violación a los Derechos Humanos y con ello a las
obligaciones internacionales del Estado, en nuestro caso del estado colombiano.

De tal manera que en éste caso se concluye que el delito de HOMICIDIO del que
se hizo víctima a la joven MAGALI SANTACRUZ no se produjo en estado de ira, por
lo tanto su reconocimiento y los demás beneficios que otorga la Fiscalía al
imputado como responsable del ilícito, comportan una acumulación indebida de
beneficios y con ello no se aprestigia la administración de justicia, toda vez que

1. Se reconoce el estado de ira que no se ha acreditó


2. Se pacta una pena mínima
3. Se rebaja el 50% de la pena
4. Se pacta el subrogado de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena privativa de la libertad, quitándole al juez la facultad de estudiar sus
requisitos.

Respecto a lo expuesto por la señora defensora de que por virtud del preacuerdo
solo se reconoce la rebaja del 50% de la pena y que la Fiscalía estaba facultada
para realizar la adecuación típica que corresponde; se debe recordar que la
adecuación típica es la que no corresponde a la situación fáctica acaecida el
día 13 de febrero del año en curso, en los cuales perdió la vida la señora MAGALI
SANTACRUZ IPIALES a manos del señor DUVAN FERNANDO ACHICANOY, por tanto
al reconocerle una circunstancia atenuante de la pena que no está probada,
constituye un beneficio a favor del procesado.

Por lo anterior no se aprueba el preacuerdo firmado entre el señor DUVAN


ACHICANOY y el delegado de la Fiscalía 2ª. Seccional, de ahí que atendiendo lo
previsto en el Artículo 317 parágrafo, modificado por el artículo 30 de la Ley 1142
de 2007 y por el Art. 61 de la ley 1453 de 201, se restablecen los términos, esto es,
desde el día en que fue presentado al Centro de servicios judiciales la
correspondiente petición (18 de Marzo de 2011) hasta hoy 5 de octubre, para que
la Fiscalía continué con lo de su cargo.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, el Juzgado Primero Penal del Circuito de Pasto,

RESUELVE

PRIMERO.- IMPROBAR EL PREACUERDO PRESENTADO conforme a los


planteamientos expuestos en la parte motiva.

SEGUNDO.- Se restablecen los términos que duró el trámite, esto es, desde el día
en que fue presentado al Centro de servicios judiciales la correspondiente
petición, 18 de marzo de 2011, hasta esta fecha, para que la Fiscalía continué
con lo de su cargo.

NOTIFIQUESE Y CUMPLASE

MIRTHA LUCIA CEBALLOS VALENCIA


Juez

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