Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Las Pruebas en El Desierto

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 26

Las Pruebas En El Desierto

Augusto Aniano
FBC of Lodi Español
Éxodo • Sermon • Submitted 2 years ago
Exodus 15–16
Sanctification
0 ratings
· 5.598 views
Share

Dios prepara a su pueblo a través de su paso por el desierto antes de ir a la


tierra prometida.
Notes
Transcript

REPASO: De Esclavitud a Libertad


Seguimos aprendiendo de la historia del Éxodo. Ya vimos la preparación de
Moisés, las excusas que puso para no hacer lo que Dios le estaba mandando
hacer, y la forma en que Dios libró al pueblo y juzgó al faraón y al pueblo
egipcio.

La Primera Reacción
Hoy, la historia nos encuentra al otro lado del mar rojo. Vamos a enfocarnos en
qué pasó luego de cruzar el mar en seco.
Lo primero que pasó fue una expresión de alabanza dirigida por Moisés y
aunque no nos vamos a enfocar en eso ahí ya tenemos una aplicación práctica.

Cuando Dios nos libra de la esclavitud del pecado, nuestra respuesta debe ser
una expresión profunda y genuina de sincera alabanza.

Si la historia terminara aquí tendríamos el final feliz que todos anhelan. Dios
obró de manea asombrosa, todos celebran, alaban a Dios y nada puede ser
mejor. Pero la historia no termina acá. El camino a la tierra prometida recién
comienza.

Mientras las historia se sigue desarrollando vamos a ver cómo el pueblo


transita un camino desde la esclavitud hacia la tierra prometida y en esa
travesía, el primer paso ya está dado.

El camino a la tierra prometida recién comienza.

Lo Que Viene
Si miramos hacia adelante, la tierra prometida está a solo unos días de
distancia. Aproximadamente a 11 días.

Eso quiere decir que en dos semanas el pueblo debería estar llegando a la
tierra que Dios le prometió a Abraham, Isaac y Jacob. Sin embargo, este viaje
va a ser un poco más largo.

Un Viaje Largo

Los 11 días del “tiempo estimado” se convirtieron en 40 años. Toda una


generación muere sin llegar a la tierra prometida y viven una situación que no
debió haber sido así. ¡¡Dios tenía otros planes para ellos!!

La pregunta obvia es ¿Por qué? Bueno, la historia nos dice que el pueblo no
estaba listo para entrar a la tierra prometida.
En el boletín tienes una frase de Tim Keller que explica la condición humana
descrita en esta historia.

Dios libró a su pueblo de la esclavitud en un momento, pero toma toda la vida


quitar la esclavitud de las personas.

El Desierto: Un Proceso de Santificación


Si vemos el paso por el mar rojo como una pintura de la salvación que Dios nos
ofrece, como dijimos la semana pasada, entonces el paso por el desierto luego
pasar el mar rojo es una imagen del proceso de santificación que
experimentamos en la vida cristiana.

Vamos a ver dos incidentes que nos van a mostrar un patrón que el pueblo
experimenta el pueblo luego de ver la bendición de Dios.

Si te vas a llevar una sola idea de este mensaje, quiero que esa idea sea esta:

Que Dios te haya salvado, no quiere decir que tengas todo resuelto o que
vallas a hacer todo bien.

Estos dos ejemplos nos van a recordar que, en pocas palabras, somos
humanos, pero también que Dios tiene planes para nosotros y que tenemos
que crecer si queremos agradar a Dios.

Lo vamos a abordar como las dos pruebas que el pueblo atraviesa luego de ser
librados de la esclavitud.

La Prueba Del Agua


Recuerdo que un profesor en el seminario nos comentaba que cualquiera de
nosotros puede pasar de un momento de una comunión profunda con Dios a
estar tan alejados de Dios como para ser capaces de hacer cualquier cosa en
un par de Dias.
Esto es exactamente lo que vemos en . El final de la increíble historia de la
liberación de la esclavitud, un momento excepcional en su comunión con Dios,
a un momento en el que están quejandose y murmurando…

Así de frágil es nuestra condición espiritual y por eso debemos estar buscando
a Dios cada día.

¿Qué es esto de la prueba del agua? Veamos el pasaje:

Éxodo 15.22–27 NTV


22
Entonces Moisés guió al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron
en el desierto de Sur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar
agua. 23 Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque
era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa
«amarga»). 24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés.
«¿Qué vamos a beber?», reclamaron. 25 Así que Moisés clamó al SEÑOR por
ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el
agua se volvió potable. Fue allí, en Mara, donde el SEÑOR estableció el
siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo. 26 Les
dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del SEÑOR su Dios y hacen lo
que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos
sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié
a los egipcios; porque yo soy el SEÑOR, quien los sana». 27 Después de salir de
Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce
manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.

Fíjate el carácter educativo de esta experiencia. Lo que Dios dice es claro. Te


lo traduzco en una palabra: ¡Aprende!

Analicemos un poco estoy empecemos por el principio:

El Pueblo Se Queja Contra Moisés


Pongámonos un segundo en los zapatos del pueblo. El v 22 nos muestra que
se internaron en el desierto. Nos dice que estuvieron 3 días sin agua.
Acá es el punto en que podemos perder la perspectiva y criticar la actitud de
los israelitas. Antes de que caigamos en esto hazte la pregunta: ¿Qué haría
yo? ¿Cómo responderías si Dios te dirige a estar 3 días en el desierto y sin
agua? No olvidemos que fue Dios mismo el que los puso en ese lugar.

No olvidemos que fue Dios mismo el que los puso en ese lugar.

Moisés es el que siempre va a recibir las quejas del pueblo. A lo largo de todo
el camino esta historia va a repetirse. Veamos como Dios responde:

Dios Cubre Las Necesidad Del Pueblo


Dios interviene, consistentemente y de manera sobrenatural atiende a la
necesidad de su pueblo.

En este caso, la respuesta de Dios es totalmente inversa a la primera plaga…


muy interesante.

El agua estaba amarga, Moisés tira un trozo de madera y en lugar de


convertirse en sangre, se vuelve potable.

Veamos algo que llama la atención.

Dios dice que el faraón debe obedecer a lo que Dios está pidiendo o sí no va a
transformar el agua en no potable.

Acá es al revés. Dios transforma el agua en potable y luego le dice al pueblo


algo muy importante.

Éxodo 15.26 RVR60


26
y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto
delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus
estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti;
porque yo soy Jehová tu sanador.
En ese proceso de santificación que estamos atravesando vamos a
enfrentarnos a este tipo de situación. Dios obrando y enseñándonos a hacer las
cosas a Su manera, pero muchas veces volveremos a caer.

En unos instantes vamos a ver otra vez al pueblo reaccionar en este proceso
de convertir 11 días en 40 años… mientras lo hacemos, piensa cuantos años
quieres pasar tú en el desierto antes de hacer lo que Dios tiene en mente para
ti.

La Prueba Del Pan


Abordemos ahora la historia de la comida. No es sólo pan, porque Dios
también les va a dar codornices en esta historia para que coman. Pero las
codornices fueron un día y el pan 40 años, así que me parece justo nombrarlo
la prueba del pan :) y en unos momentos vamos a volver a esto, pero no les
quiero dar más pistas por el momento.

Para variar… el comienzo de la historia es:

El Pueblo Se Vuelve A Quejar Con Moisés


Una vez más, antes de juzgar escucha lo que nos cuenta la historia:

Éxodo 16.1–3 NTV


1
Después, toda la comunidad de Israel partió de Elim y viajó al desierto de Sin,
ubicado entre Elim y el monte Sinaí. Llegaron el día quince del segundo mes,
un mes después de salir de la tierra de Egipto. 2 Allí también toda la comunidad
de Israel se quejó de Moisés y Aarón. 3 «¡Si tan sólo el SEÑOR nos hubiera
matado en Egipto! —protestaban—. Allá nos sentábamos junto a las ollas
llenas de carne y comíamos todo el pan que se nos antojaba; pero ahora tú nos
has traído a este desierto para matarnos de hambre».

Están caminando en el desierto, llevan un mes sin comida y obviamente… se


quejan.

Ni por un segundo voy a creer que si tu y yo estuviéramos en los zapatos de


los israelitas no nos hubiéramos quejado.
Lo interesante de la queja es que, una vez, más no es cierta. No hubieran
preferido quedarse en Egipto. Clamaban desesperadamente por ser liberados,
sus hijos morían al nacer, eran maltratados, oprimidos, construyendo altares a
dioses en los que no creían...

Si, todo eso cierto… pero teníamos comida.

El argumento es una respuesta como esta: Si, todo eso cierto… pero teníamos
comida!!

Muchas veces tu y yo nos enfocamos en lo que nos falta, y no en lo que hemos


recibido. Esta fue la actitud del pueblo que otra vez, se queja con Moisés.

Dios Les Da Lo Que Necesitan Ese Día


La historia es fascinante, y no tenemos tiempo para abordar cada detalle pero
quiero leer parte de lo que Dios hizo:

Éxodo 16.13–18 NTV


13
Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que cubrieron el
campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del campamento
estaban húmedos de rocío. 14 Cuando el rocío se evaporó, la superficie del
desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como
escarcha. 15 Los israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos
a otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era. Entonces
Moisés les dijo:«Este es el pan que el SEÑOR les da para comer. 16 Estas son
las instrucciones del SEÑOR: cada grupo familiar juntará todo lo que necesite.
Recojan dos kilos por cada persona en su carpa». 17 Así que los israelitas
hicieron lo que se les dijo. Algunos recogieron mucho; otros, sólo un poco. 18
Pero cuando lo midieron, cada uno tenía lo justo y necesario. A los que
recogieron mucho no les sobraba, y a los que recogieron poco no les faltaba.
Cada familia tuvo justo lo que necesitaba.

Dios les da instrucciones acerca de cómo funciona esto del pan gratis.

No lo pueden guardar, porque al otro día se descompone, y tienen que


recogerlo en la mañana. El día de reposo SI lo tienen que recoger para dos
días y solo en ese día, no se echa a perder.
En el contexto de la santificación que estamos proponiendo, esta es una
pintura de la dependencia de Dios. Es como el ave recién nacida que depende
de que su madre le traiga el alimento y se lo ponga en la boca.

El pueblo esta descrito en completa y total dependencia de la voluntad de Dios.


Es Dios mismo quien, de manera sobrenatural los alimenta.

Hace semanas que vengo diciendo que entender esta historia es vital para
entender nuestra fe cristiana. (1) Entender cómo Moisés nos ayuda a entender
el papel de Jesús en la historia de la humanidad, (2) reconocer el poder de
Dios a través de las plagas y (3) entender el Dios personal que se contrasta
con las deidades paganas son excelentes ayudas para comprender nuestro
propio caminar espiritual.

Viendo a Jesús en la Historia


Ya mencionamos que en el proceso de santificación hay pruebas, y vimos dos
pruebas. Una fue la prueba del agua, y la otra fue la prueba del pan.

Intencionalmente dejé fuera las codornices, para insistir en la conexión entre la


historia del éxodo y la historia del cristianismo.

Jesús es el Agua viva y el Pan de vida


Cualquiera que haya escuchado la historia del Exodo va a coincidir en que las
referencias de Jesús tienen mucho que ver con la historia. Esas referencias
son las que nos ayudan a entender que somos peregrinos, que hemos sido
librados de la esclavitud y que estamos en camino a un lugar que Dios tiene
preparado para nosotros.

La historia del Éxodo es un ícono del judaísmo, sin duda, pero es a la vez una
ilustración de la vida cristiana.

Jesús está retomando el concepto de la provisión divina y lo está atando a su


propia persona. La semana pasada vimos esto en torno a la salvación cuando
dijimos que Jesús es el único que nos puede hacer pasar de muerte a vida.

Hoy vimos que, en ese proceso de santificación en el que todos estamos,


Jesús es para nosotros lo que el maná para el pueblo.
Termino con una invitación a abrazar el proceso de crecimiento que Dios tiene
preparado nosotros. La travesía en la que estamos implica el evento de la
salvación y la liberación del pecado, pero también el proceso mediante el cual
aprendemos a caminar con Dios y Él nos prepara para el futuro glorioso que
nos espera en Su presencia.

Oremos.

Aprendamos de la vida de Moisés


Julieta Torres Victoria 5 octubre, 2016 Bosquejos Biblicos 7 Comentarios 50,218 Vistas

Bosquejos Biblicos… Bosquejos para


Predicar
Éxodo 19:6
“…Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los
hijos de Israel…”
Sin duda es uno de los más grandes líderes de la historia, se llama Moisés, un hombre que obedeció al
llamado de Dios para realizar uno de los trabajos mas impresionantes, ser el líder que guiaría a todo un
pueblo de Egipto a Canaán, de una vida de esclavitud a una vida de libertad. Fue un líder que guió a toda
una nación, una nación de más de dos millones y llevándolo a través de un desierto; fue una tarea muy
difícil, si entráramos en detalles de ese liderazgo escribiríamos todo un libro, Moisés, además de ser un
gran líder, tuvo que tener tremendas cualidades; la Palabra cuando habla de él, menciona como un
hombre manso y humilde, un hombre obediente, en Éxodo 7:6 dice: «E hizo Moisés y Aarón como
Jehová les mandó; así lo hicieron»

Anuncios

Mini biografía de MOISÉS


MOISÉS. Levita, fue hijo de Amram y locabed. Nació en Heliópolis, famosa ciudad del bajo Egipto. Fue
adoptado por la hija de Faraón y educado “en toda la sabiduría de los egipcios” (Hechos 7:20-23). Llegó a
ser varón “poderoso en sus palabras y obras”.
Este primer período de su vida terminó cuando mató a un egipcio y tuvo que huir a Madián (Éxodo 2:12-
15). Durante su exilio (período de 40 años) se casó con Séfora, hija de Jetro. Era pastor cuando se acercó
a la zarza ardiendo y recibió el llamado de Dios. Cuando regresó a Egipto se convirtió en emancipador y
dirigente de Israel (período de 40 años). Moisés, líder del éxodo (Éxodo 5:1), llevó el pueblo al Sinaí
después de pasar junto al Mar Muerto (Éxodo 15:22; 19:2). Allí se convirtió en legislador (los diez
mandamientos constan en Éxodo 20: 1-17 y Deuteronomio 5:6-21). Guió a los israelitas desde el Sinaí a
las fronteras de la Tierra Prometida, pero murió en Nebo. Moisés fue un gran profeta, general,
administrador, legislador, estadista, liberador, prosista, poeta e historiador hebreo.
Para llegar a este nivel tomó ochenta años de la vida de Moisés. Esto no es una regla pero es verdad que
Dios no tiene prisa; él toma el tiempo que sea necesario para lograr su objetivo de transformarnos en
hombres como Moisés, que oirán la palabra de Dios y harán lo que él demanda. Él fue formado en dos
escuelas, y/o le llamo: Las dos escuelas de Moisés:

Anuncios

1. La escuela del PALACIO (duró 40 años) fue llevado a ese lugar cuando era bebé, de una manera
milagrosa diseñado por Dios mismo, con un gran propósito. En la escuela del palacio, Moisés aprendió:

• Cultura de reino
• Educación de príncipe
• Costumbres de familia real
• Alimentación de familia real
• Vestimenta de Príncipe
• Visión de Reino
2. DIOS NOS CREÓ PARA SER GOBERNANTES NO GOBERNADOS
A. Cuando Dios creó todo en la tierra le dijo al hombre todo es tuyo para que lo gobiernes Génesis 1:27-
28 “…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los
bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces
del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra…”
B. Por eso el Señor no dejó que Moisés creciera con mentalidad de esclavo si con mentalidad de Reino,
por eso lo llevó al palacio para saber cómo vivía un rey y fuera instruido de esa manera.

Anuncios

C. ¡TODO ESTO TIENE QUE VER CON LA FORMACIÓN DE LA MENTE Y EL PENSAMIENTO


DE MOISÉS! Es decir una mentalidad de Reino, una mentalidad superior, solamente una mentalidad
superior y no de esclavo podía luchar contra la mentalidad de esclavo de toda una nación, por eso Moisés
tenía que tener mentalidad de Reino.

Aplicando aquí a nuestra realidad es que nos damos cuenta de que el gran problema de la gente cuando
enfrenta batallas, tiene que ver con su forma de pensar, muchos miran como victimas, como esclavos y lo
único que hacen es culpar a otros de su situación;

Gálatas 5:1 “…Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez
sujetos al yugo de esclavitud…”
La Palabra dice: que lo que el hombre piensa, tal es, una cosa es mirar el problema como paciente y otra
es mirar como médico, Dios durante 40 años quería darle a Moisés una mentalidad diferente, de Reino, de
príncipe, para ser un gran líder, el no podía tener la misma mentalidad de un pueblo esclavo

3. La escuela del DESIERTO (duró otros 40 años)


Cuando salió del palacio llegó a parar al desierto, un cambio radical, de pronto después de todo lo que
podía tener en el palacio, ahora en el desierto no tenía nada, esta escuela es la escuela del desierto, es ahí
donde se forma el carácter, Moisés podía tener una gran mentalidad pero si su carácter era débil, habría
un desbalance, Dios nunca se equivoca, cuando Él trabaja, trabaja completo, por eso lo llevó otros
cuarenta años al desierto antes de ponerlo andar como líder. En el desierto Moisés aprendió lo que es:

• La soledad
• La Angustia
• El fracaso
• La persecución
• La crítica
• La murmuración de otros
Allí ya no había buena comida, buena ropa, comodidad, pero era necesario, todo lo contrario a la cultura
del Palacio, ¡El desierto no trae sanidad, pero trae formación! EL DESIERTO TIENE QUE VER CON
LA FORMACIÓN Y EL CARÁCTER DE LA PERSONA, es ahí donde el carácter es formado, ahí es
donde uno alcanza madurez, en el Palacio le esperaba un CETRO COMO PRÍNCIPE, pero en el desierto
la graduación fue una VARA, esto tiene una gran enseñanza espiritual, la VARA es autoridad, y es el
carácter formado que alcanza autoridad, autoridad para enfrentar las batallas, por eso Dios le dijo a
Moisés: “…Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo…” (Éxodo 14:16).
Con la VARA hizo partir el mar rojo por la mitad, hizo brotar agua de la peña, en el desierto se lo ganó, y
eso le sirvió para llevar a toda una nación adelante. Dios le dio el balance en su formación, no solo le dio
pensamiento correcto y visión, sino también le dio carácter, quizás en este momento estas librando
batalla, te sientes en el desierto, seco y desanimado, Dios te esta dando carácter, una VARA será tu
graduación, y con eso partirás mares, harás que brote agua de las peñas, veras grandes milagros en tu
vida.

CONCLUSIÓN:
Dios también nos sacó de Egipto (MUNDO) para convertirnos en reyes y para que tengamos autoridad,
de Esclavos pasamos a ser parte del el reino Divino, y van ha haber muchos desiertos pero en esos
desiertos Dios está formando nuestro carácter.

Con mentalidad de esclavos no podremos conquistar, nosotros ya somos linaje escogido para Dios.

1 Pedro 2:9 “…Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”
© Julieta Torres Victoria
LO HICE A MI MANERA
EXODO 2:11-15

¿Cuándo mencionan el nombre de Moisés, qué es lo primero que se te


viene a la mente? A mí, la famosa película “Los Diez Mandamientos”
(creo que tenía solo 12 ó 13 años cuando la vi por primera vez), con el
actor Charlton Heston, que hizo el papel de Moisés.

Salía guapísimo, fuerte, valiente y confiado. Por eso mis primeras ideas
de Moisés se formaron a través de esta película clásica de Hollywood.
Pero la Biblia, que es la Palabra inspirada de Dios, nos da el verdadero
retrato de Moisés, quien Dios usaría de manera increíble.

A pesar de que no vamos a estudiar todo el libro de Éxodo en sí, vamos


a estudiar algunos versículos que nos ayudarán a relacionarnos con este
hombre que vivió en la clase de mundo que tú y yo vivimos, que se
enfrentó a todo clase de conflictos, y que no siempre los manejó bien.
Pero que a pesar de sus pecados y defectos, llegó a ser útil en las manos
de Dios.

Cuando Dios quiere cambiar la historia, no comienza con una batalla...


sino con un bebé. Esa ha sido siempre la manera de Dios a través de la
historia, y es por eso que el Libro de Éxodo comienza con el nacimiento
de un bebé.

Lo mismo pasó con el nacimiento de Isaac, de José, de Samuel, Juan


Bautista, y por supuesto, de Jesús. Dios usa las cosas débiles de este
mundo para derrotar a sus enemigos más poderosos. (1 Cor. 1:27.) Las
lágrimas de un bebé fueron las primeras armas que Dios usó en la
batalla contra Egipto.

Moisés nació en una época en que el faraón de Egipto había dado la


orden de que mataran a todos los bebés varones de los hebreos. Ellos se
habían reproducido tanto que los egipcios tenían miedo de que se
unieran a sus enemigos y los atacaran.

La mamá de Moisés lo pudo esconder solo por tres meses, pero cuando
ya no pudo seguir escondiéndolo, lo puso en una canasta en el Río Nilo.
Gracias a la providencia de Dios, el bebé fue a dar en manos de la hija
del faraón. Y esta lo adoptó como a su hijo.

Como Dios tiene un gran sentido del humor, la hija del faraón
contrató, nada menos, que a la mamá de Moisés para que amamantara
al pequeño Moisés, ¡y encima le pagó!

Moisés creció en las cortes del faraón, instruido en toda la sabiduría de


los egipcios. Algunos estudiantes bíblicos creen que a Moisés lo estaban
preparando para ser el próximo faraón. Fue educado en la mejor
universidad del imperio. Nada menos que en el Templo del Sol.

Dicen que el idioma de los jeroglíficos ha sido uno de los idiomas más
difíciles que ha existido; y sin embargo, Moisés lo dominaba. Moisés era
el hijo adoptivo del faraón y todos los privilegios y ventajas eran suyas.
Se convirtió en un hombre famoso y se ganó el respeto de los egipcios.

De acuerdo con el Libro de Hechos 7, la vida de Moisés se puede dividir


en tres etapas de 40 años cada uno. Moisés pasó sus primeros cuarenta
años en Egipto, mantenido por su madre y educado en las escuelas
egipcias. Los siguientes cuarenta años los pasó en el desierto,
mantenido por una vida solitaria y educado por Dios.
Sus últimos cuarenta años los pasó con el pueblo hebreo en el desierto,
mantenido por las aflicciones, las frustraciones, los desánimos y las
pruebas, y educado por la Ley que recibió de las propias manos de Dios.

EMPECEMOS EN ORACION
El título de este estudio es
“LO HICE A MI MANERA,”
y está dividido en tres
etapas: (I) Moisés Mata al
Egipcio; (II) Moisés Huye
al Desierto; y (III) Dios
Muestra Su Misericordia..
Así que comencemos con la primera etapa:

(I) MOISES MATA AL EGIPCIO (Éxodo 2:11-13)

11 Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad, fue a ver a sus


hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que
un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo.

12 Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al egipcio


y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente volvió a salir y, al ver que
dos hebreos peleaban entre sí, le preguntó al culpable: —¿Por qué
golpeas a tu compañero?

14 —¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros? —


respondió aquél—. ¿Acaso piensas matarme a mí, como mataste al
egipcio?

En un dos por tres, Moisés termina metiéndose en tremendo lío. Si bien


estoy segura que Moisés SI sabía que “él” iba a redimir a Israel, también
creo que esto lo hace volverse tenso e impaciente.

Y en esa condición mental lanza un golpe prematuro que termina siendo


un desastre, y un descalabro de 40 años. Deseoso de hacer grandes
cosas para Dios, Moisés fuerza una situación que lo lleva a una tragedia
personal. ¡Ya no había forma de retroceder!

Vs. 12 “Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al


egipcio y lo escondió en la arena.” ¿Pone Moisés al hombre fuera de
combate con una lanza? ¿O lo atraviesa por la espalda con una espada?
¡O lo mata a puñetazos!

La Biblia no lo dice. Lo que si es claro es que la idea viene de Moisés y él


mismo la lleva a cabo, dictado por su carne. El texto no nos dice que
Dios le dijera: “¡Oye Moisés, encárgate de este asunto, y hazlo bien!” Es
Moisés quien toma la decisión de hacerlo.

Hay algunos que dicen que no, que Moisés lo hace guiado por el Espíritu
Santo. Si esto hubiera sido del Espíritu, él no hubiera tenido que mirar a
un lado y al otro. Además el Espíritu de Dios nunca nos va a guiar a
pecar. ¡Eso va contra Su propio carácter... contra Su santidad!

Lo que sí creo es que Moisés era sincero en su motivación. No creo que


él se viera a sí mismo como un asesino, sino más bien, como un buen
hombre tratando de ayudar al pueblo de Dios. El deseo de hacer algo
bueno se apodera de Él. ¿Pero cuál era su problema? Moisés se dedica a
la voluntad de Dios, y no al Dios, a quien le pertenecía su voluntad.

Tú y yo podemos estar tan dedicadas a la voluntad de Dios... podemos


estar tan motivadas por un falso sentido de propósito, que podemos, sin
darnos cuenta, tomar cartas en el asunto, y dejar a Dios completamente
de lado. ¿Te ha pasado eso alguna vez?

¿Necesitaba el egipcio ser castigado? ¡Claro! Pero cuando Moisés


interviene y comienza su propia operación rescate, estaba motivado por
la carne, no por el Espíritu.

Con que facilidad le puede pasar esto a buenas personas... aún a


hombres y mujeres con las motivaciones más elevadas, y las mejores
intenciones. ¡Imagínate!

A lo mejor eres una maestra muy inteligente y sumamente calificada.


Pero en estos momentos te encuentras desempleada. En tu corazón
anhelas estar de nuevo al frente de un salón de clase.

Quieres, con toda tu alma, sentir ese atril debajo de tus manos y que las
mentes de esos estudiantes absorban tus conocimientos. Y de repente,
se te presenta la oportunidad de trabajar de nuevo, como maestra. Si no
tienes cuidado, te encontrarás abriéndote camino a codazos y
empellones hacia esa “puerta abierta.”

Y a todo esto, Dios había estado esperando que buscaras Su consejo. Si


tú actúas sin discernir el tiempo de Dios, es posible que pierdas Su
sonrisa porque El no bendice lo que Él no ha ordenado.
Puede ser que sientas que Dios quiere que hagas algo en cierta área.
Pero si no estás atenta, si no estás todos los días de rodillas ante El,
buscando Su rostro, leyendo Su Palabra, discerniendo Su tiempo,
actuando bajo el control del Espíritu Santo, puede que empujes y
fuerces la entrada prematuramente a ese lugar donde Dios te quería,
pero que no habría llegado en el tiempo del Señor.

¡Cuán crítico es este asunto del tiempo de Dios! En el libro de Ester, por
ejemplo, el tío Mardoqueo le dice a Ester, su sobrina, cuando comprende
el papel de ella como reina de Persia en Ester 4:14: “Quien sabe si no
has llegado al trono precisamente para un momento como éste.”

Y el apóstol Pablo dice, hablando del misterio del nacimiento de Cristo,


en Gálatas 4:4-5. “Pero cuando se cumplió el plazo (cuando vino el
cumplimiento del tiempo), Dios envió a Su Hijo, nacido de una mujer,
nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de
que fuéramos adoptados como sus hijos”

¡En el tiempo correcto, es una bendición incalculable! ¡UY! pero en el


tiempo incorrecto...

Moisés miró a uno y otro lado.” ¿Qué interesante, no? ¡No mira hacia
arriba! ¡Hacia el Cielo! Mira en ambas direcciones horizontalmente, pero
deja la vertical completamente fuera. ¿Y que hace después de dar rienda
suelta a su ira asesina? Las Escrituras dicen: “y lo escondió [al egipcio]
en la arena.”

Cuando actuamos en la carne, siempre tenemos algo que esconder.


Tienes que esconder tu motivación. Tienes que esconder algo que hiciste
mientras tramabas el plan.

Tienes que ocultar la mentira que dijiste, o esa media verdad. Tienes
que echarte atrás de lo que te habías jactado. Tienes que ocultar el
cadáver, que tu proceder carnal, ha creado.

Cuando tenemos una necesidad, a veces no creemos que Dios es lo


suficientemente poderoso para ocuparse de nuestra necesidad. Así que
decidimos ayudarlo un poquito. Apuramos el proceso, como lo hicieron
Abraham y Sara, y más tarde te encuentras con un Ismael en las
manos, burlándose del hijo de la promesa.

Al no pedirle consejo a Dios, al no buscar con afán Su tiempo, tú te


lanzas a manejar las cosas por ti sola. Y poco a poco tienes un lío en tus
manos. A mí me asombra que Moisés ni siquiera pudiera enterrar bien al
egipcio. ¿Pero qué pasa muchos años después, cuando DIOS se encarga
del asunto, y Moisés actúa de acuerdo en el tiempo de Dios?

¿Fue Dios capaz de enterrar a los egipcios? ¡Por supuesto! ¡El sepulta a
todo su ejército bajo el Mar Rojo... caballos, armas, carros, todo!
¡Cuando Dios interviene, el trabajo se hace... y se hace bien! ¡Con Dios
al mando, no hay pierde!
Cuando la carne manda, tú no puedes ni siquiera sepultar las
consecuencias. ¡Te perseguirán! Por eso es que Moisés “miró a uno y
otro lado.” Al actuar en la carne, tenía que asegurarse que no hubiera
moros en la costa.

Y es ahí cuando comienza realmente la desgracia. Hasta este momento,


Moisés había sentido que se había salido con la suya. Había hecho algo
atrevido y se sentía muy bien al respecto. No tenía idea que
la confusión, el fracaso, y la aflicción, lo estarían esperando. Yo
realmente creo que Moisés sí creía que estaba haciendo la voluntad de
Dios.

Hechos 7:24-25 amplía la historia de Moisés, cuando dice, “Al ver que
un egipcio maltrataba a uno de ellos, acudió en su defensa y lo vengó
matando al egipcio. Moisés suponía que sus hermanos reconocerían que
Dios iba a liberarlos por medio de él, pero ellos no lo comprendieron
así.”

Aparentemente, Moisés sabía o creía que él iba a ser el libertador de los


hebreos, muchos años antes de que recibiera, otra vez, la comisión ante
la zarza ardiente. También había pensado que todos los demás lo
entenderían. Pensaba que lo único que tenía que hacer era tomar la
iniciativa y que los hebreos se le unirían, y lo aclamarían como su héroe.

“¡Viva el príncipe Moisés! ¡Marchemos a palacio! Más bien, la Biblia dice:


“Pero ellos no lo entendieron.” ¡No lo comprendieron! Moisés no lo podía
creer. No podía entender lo que estaba pasando.

¿Si Dios quería usarlo poderosamente, entonces por qué nada le estaba
funcionando? Moisés había prendido la mecha, pero la madera no quería
arder. ¿Qué podría haber pasado? ¿Cómo es que había calculado tan
mal?

(13) “Al día siguiente Moisés volvió a salir, y ve que dos hebreos
peleaban entre sí.” Moisés, ¿por qué regresaste a la escena del crimen?
pensé yo. A lo mejor, para llevar a cabo su plan.

Moisés seguro que pensaría, que al matar al oficial egipcio, él estaba


probando su lealtad a los hebreos. Este debe de haber sido su Plan A.
Ahora venía el Plan B. Regresaría a la escena de su acción, y formaría su
ejército. Sin embargo, da la casualidad, que llega en medio de una
pelea.

¿Te imaginas a Moisés con el ceño fruncido mientras bajaba de su


carruaje oficial? ¿Qué es esto? pensaría él. ¿Una pelea? ¡Esto no era lo
que Moisés se había imaginado! “Amigos, les dice, debemos permanecer
unidos.” Pero ellos no querían ni escuchar su consejo… ni respetarlo.

Estos incidentes nos revelan que Moisés era un hombre compasivo... que
era sincero en su motivación, pero impetuoso en sus acciones. Números
12:3 dice “que Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro
sobre la tierra.”

PAUSA

13 Al ver que dos hebreos peleaban entre sí, le preguntó al culpable:


¿Por qué golpeas a tu compañero? ¿Y quién te nombró a ti gobernante y
juez sobre nosotros? respondió aquél.

¡Qué desprecio más grande! ¡Cómo le deben de haber dolido estas


palabras a Moisés, que acababa de arriesgarlo todo!

Seamos sinceras. ¿Alguna vez te ha pasado algo parecido? La mayoría


de nosotras sabemos lo que es esto. Por ejemplo, te preparas lo mejor
posible para hacer algo para Dios. Fijas metas. Gastas dinero y tiempo.
Se lo cuentas a todo el mundo.

Pero a pesar de lo doloroso que nos resulta reconocerlo, las metas o


anhelos, que no son revestidos en oración, y no son llevados
humildemente ante el Señor, resultan completamente inútiles.

Tal vez hiciste planes para dar una clase bíblica en tu casa. Esperabas
un buen grupo. Mandaste las invitaciones – la reunión sería a las 7:30
de la noche – y le haces publicidad. Llega la noche y tienes la sala bien
arreglada... con flores y bocaditos en la mesa del comedor.

Entonces llegan las 7:30... y nada. El tiempo pasa. El reloj da las 8


campanadas, y todavía nadie ha llegado. Las manecillas del reloj marcan
las 8:30pm, y nada. El café se enfría. Los bocaditos se comienzan a
secar. Y a ti, se te cae el corazón.

En resumidas cuentas, si estás haciendo las cosas en la energía de la


carne, estás condenada a fracasar. Pero si tú confías en el Señor para
que te indique el próximo paso a dar, si esperas en El con humildad, El
abrirá y cerrará las puertas necesarias, y tu podrás descansar hasta que
El te diga: “VE.”

¡Así que! Ya vimos como Moisés Mata al Egipcio, ahora veamos como

II. MOISES HUYE AL DESIERTO (Éxodo 2:14)

“Esto le causó temor a Moisés, pues pensó: Ya se supo lo que hice.” 15


Y, en efecto, el faraón se enteró de lo sucedido y trató de matar a
Moisés; pero Moisés huyó del faraón y se fue a la tierra de Madián.
PRIMERO VIENE LA SORPRESA. LUEGO, LA CONFUSION, Y AHORA, EL
MIEDO.

Y cuando el secreto de Moisés es descubierto, un escalofrío le debe


haber recorrido por todo el cuerpo. Y por miedo, la Biblia dice que,
Moisés huyó del faraón.” ¿Pero por qué huye Moisés? El versículo 15 nos
dice que “el faraón se enteró de lo sucedido y trató de matar a Moisés.”
Es posible que tú también te hayas visto obligada a vértelas con
consecuencias similares. Tu vida pasada puede reflejar un patrón de
gran ambición... pero de poca sabiduría; de grandes deseos... pero de
poco discernimiento.

De grandes aspiraciones... pero de poca humildad. De gran celo y


energía... pero de poca prudencia. Y por eso has tenido que salir
huyendo derrotada, una y otra vez.

En cada oportunidad, corriste más rápido, pero nunca tuviste éxito.


Nunca llegaste a donde querías llegar. Y valgan verdades, podríamos
decir que fueron nuestras acciones impulsivas las que nos llevaron a una
mala situación.

Muchas veces no necesitamos un título universitario más, lo que


necesitamos es SABIDURÍA. Poder discernir sabiduría toma tiempo.
Exige recibir buenos porrazos por el camino. Requiere sufrir unos
cuantos fracasos, y tragarnos una buena dosis de humildad... por muy
amarga que sea.

Y por último, después de ver como Moisés mata al egipcio, y huye al


desierto, vayamos a nuestra tercera y última etapa:

III. DIOS MUESTRA SU MISERICORDIA (Éxodo 2:15b)

“[Moisés] se fue a la tierra de Madián, y se sentó junto a un pozo.”

¿Puedes visualizar a Moisés tambaleándose a través de esas soledades,


su ropa fina llenándose de espinas, tropezando con las rocas medio
enterradas, dando tumbos y avanzando en medio del desierto?

Moisés no se estaba jactando a lo largo del camino. “¡LO HICE A MI


MANERA!” El era un fugitivo asustado y decepcionado que huía para
salvar su pellejo. La educación de la cual se jactaba tanto, ahora no
significaba nada para él.

Su conocimiento de los jeroglíficos y la poesía egipcia no eran de gran


consuelo ahora. Sus victorias militares parecían vacías. Hasta los
mismos soldados querían matarlo. Y con cada paso que daba,
probablemente estaría diciendo: “Mi vida se acabó. Dios nunca más me
usará. ¡Estoy totalmente acabado!” Pero nosotras sabemos, que él
estaba equivocado.

Pero pasarían muchos años de fatigas antes de que pudiera entender la


plenitud de esa realidad. El hecho de que no pudiera libertar a los
hebreos lo debe de haber devastado... Es por eso que Dios lo lleva a
Madián y lo vuelve pastor de ovejas durante 40 años.

Él tenía que aprender que la liberación de los hebreos vendría de la


mano de Dios, y no de la suya. Tal vez es ahí donde te encuentras tú
hoy. Este Moisés vivió hace miles de años, pero la situación que acabo
de describirte, es sumamente contemporánea.
Tú dirás: He trabajado tan duro. He tratado de hacer tantas cosas. Me
he esforzado tanto, pero no me ha llevado a ninguna parte. Nada me ha
funcionado. Créeme, tú puedes estar muy cerca de una victoria
espiritual. ¿Notaste a donde se sienta Moisés? La Biblia nos dice que “se
sentó junto a un pozo.” ¿No te parece eso significativo?

Cuando una vida, guiada por nuestra propia voluntad finalmente se


sienta, el pozo de una nueva vida está cerca. ¿Cuándo aprenderemos
esto? Hay personas que siempre tienen que estar haciendo algo...
quedarse sentados va contra su propia naturaleza.

Sin embargo, cuando Moisés finalmente se desploma en el suelo, al final


de una vida de auto-suficiencia, tiene a su disposición, junto a él, agua
fresca para tomar.

Ahora yo te digo a ti, ¡siéntate, por favor! ¡Ya has corrido demasiado!
Has peleado, empujado y manipulado en la vida durante muchos años.
Finalmente, Dios captado tu atención y te está diciendo:

“¡Para, hija! ¡Deja que yo me encargue de esto! Siéntate tranquila. Mira


lo que hay a tu lado. Hay un pozo de agua fresca.” Dios te ama tanto
que se dará el gusto de sacar un balde lleno de agua para refrescar tu
alma. Estate quieta. Estate tranquila.

Tal vez, por primera vez en tu vida adulta, vayas obedecer lo que Dios
te dice en el Salmo 46:10: “Estate quieta y reconoce que Yo soy Dios.”
Yo hice eso. Este salmo impactó mi vida de una forma increíble… “Estate
quieta, y reconoce que Yo soy Dios.”

Hace quince años, cuando le entregué mi vida a Jesucristo, todo lo que


podía salir mal, salió mal. Perdí mi negocio, mi estabilidad económica,
mi crédito, y casi, hasta pierdo mi casa. Traté de conseguir trabajo, pero
no había trabajo para mí, a pesar de que tenía una maestría en
administración de empresas.

Como no podía entender lo que estaba pasando en mi vida, clamé al


Señor, “Por favor, Señor, ayúdame a entender. Yo quiero hacer Tu
voluntad. No sé qué dirección tomar.”

Un día, después de todo un año de luchas, escuché al Señor hablarme al


corazón de forma clarísima, me dijo: “Estate quieta y reconoce que Yo
soy Dios.” Y me lo repetía una y otra vez, Estate quieta y reconoce que
Yo soy Dios.”

Al rato prendí la radio, y una canción comenzó, “Estate quieta y


reconoce que Él es Dios.” Se me salían las lágrimas. ¡Dios me estaba
hablando! Luego fui a una tienda a comprar una tarjeta para el día del
padre, y una tarjeta prácticamente me saltó encima, y decía, Estate
quieta y reconoce que Yo soy Dios.”
Ese domingo, cuando fui a la iglesia, el encargado de la alabanza
comenzó a cantar un solo, “Estate quieta y reconoce que Él es Dios.” Ese
miércoles en la iglesia, el pastor comenzó el culto orando, “Estate quieta
y reconoce que Yo soy Dios.” ¡Me lo repitió cinco veces en cinco días!

“Señor,” le pregunté con lágrimas de emoción, “¿Me estás tratando de


decir algo?” ¡Era obvio! En ese tiempo yo todavía era una novata en la
fe, así que no entendía bien todo esto. Dios me estaba hablando a través
del Salmo 46:10. El me estaba diciendo que confiara en El.

Que Él tenía un plan para mi vida, y que lo cumpliría a Su debido


tiempo. Que tenía que dejar de hacer las cosas a mi manera. Que las
tenía que hacer a Su manera. Siempre hay bendición cuando hacemos
las cosas como Dios manda.

¿Estás dejando que Dios controle tu vida? ¿Estás haciendo las cosas a tu
manera, o a la manera de Dios? ¿Esperas a que Él te guíe?

Dwight L. Moody, el famoso evangelista americano, nos da su punto de


vista acerca de la vida de Moisés: “Dice que Moisés—pasó sus primeros
cuarenta años pensando que era alguien. Luego pasó sus siguientes
cuarenta años pensando que no era nadie. Y por último, pasó sus
últimos cuarenta años descubriendo, lo que puede hacer Dios, con un
don nadie.”

Como Moisés, me pasé la primera parte de mi vida tratando de ser


alguien... adquiriendo títulos universitarios, prestigio, carrera, dinero,
éxito (solo vivía para eso.)

Dios tuvo que ponerme en un desierto para enseñarme, que realmente


no era nadie... y poco a poco ha enseñarme lo que Él podía hacer con
una don nadie como yo.

Y como Moisés, me puso al lado de un pozo a tomar agua fresca... me


dio Su Palabra... la Biblia llama la Palabra de Dios agua que da vida.

Me sentó a Sus pies, y como a María, la hermana de Marta y Lázaro, me


comenzó a enseñar Su verdad. Yo nunca había leído la Biblia antes.

Pero me senté a los pies de Jesús... día tras día... leyendo la Biblia...
estudiándola... leyendo libros cristianos... escuchando enseñanzas
bíblicas en la radio mientras hacía los quehaceres de mi casa... y
congregándome en la iglesia con otras mujeres cristianas.

Fueron varios años, bien intensos, queriendo conocer a Dios... y caminar


más cerca de El.

Y como a Moisés, Dios me puso en un desierto. La universidad de Dios


es el desierto. Hablo de ese lugar árido y muchas veces pelado en el cual
Dios coloca a sus hijos para prepararlos para una tarea particular en sus
vidas.
No hay nada glamoroso, ni atractivo en el desierto. Es un lugar de
desolación, de un calor que agobia la vida. Algunas personas pasan
semanas en el desierto. Otras, meses. ¡Para Moisés fueron C-U-A-R-E-N-
T-A años!

Creo que nos ayudaría saber que la palabra hebrea para desierto es
“midbaar.” Viene de la palabra “dahbaar,” que significa hablar. El
desierto es donde Dios nos habla, donde nos comunica algunos de Sus
mensajes más importantes. Es ahí donde aprendí a escuchar a Dios.

Sin esta experiencia del desierto, ustedes y yo podríamos vivir hasta el


fin de nuestras vidas sin escuchar o saber jamás lo que Dios nos quiere
decir. La soledad del desierto cambia eso.

En ese lugar solitario, tú te ves despojada de todas las cosas en las


cuales te apoyabas para tu comodidad, de todas esas cosas que sentiste
que necesitabas a lo largo de tu vida, pero que realmente no
necesitabas en absoluto. ¡El desierto es un curso básico!

En Deuteronomio 32, el Espíritu Santo escribe estas palabras acerca de


la nación de Israel, pero quiero que las apliquemos a nosotras mismas...
hay que personalizarlo.

“Lo halló en una tierra desolada, en la rugiente soledad el yermo, lo


protegió y lo cuidó: lo guardó como a la niña de sus ojos.”

Aquí Moisés está hablando de cómo Dios protegió a los hebreos. Dios los
rodeó, los cuidó y los guardó como a la niña de sus ojos. El Señor, que
te ha puesto en un desierto, y sabe exactamente la experiencia que
necesitas en el desierto.

Él sabe el lugar preciso donde serán silenciadas las distracciones de la


vida, y donde serás capaz de escuchar Su voz. Tu “soledad” del desierto,
puede parecer muy diferente a la mía. Dios nos conoce a cada una de
nosotras en lo más recóndito de nuestro corazón.

El aislamiento es siempre parte de la experiencia del desierto. Mientras


la nación de Israel vagaba por el desierto de Sinaí, ellos se deben de
haber sentido bien solos.

Y Moisés, en la mitad de su vida, alejado de la única tierra que había


conocido, sin ninguna oportunidad de regresar (al menos eso era lo que
él creía) se debe haber sentido solo y abandonado.

En el desierto, tú eres la niña de los ojos de Dios. Y, para tu sorpresa,


descubrirás que Dios ni te ha abandonado ni te ha desamparado. Te ha
estado cuidando mucho más que en cualquier otro momento de tu vida.

Y Dios nos guía a través del desierto. Aunque lo hayas sabido o no, lo
hayas sentido o no, o lo hayas creído o no, Dios no ha quitado Su mano
de tu vida. ¿Te has sentido abandonada en una tierra desierta? Quiero
que sepas que Dios siempre ha tenido Sus alas extendidas sobre ti!
PAUSA

¿Y a todo esto, qué es el desierto? Es un lugar que se puede definir


como desolado y solitario. Sin embargo, en el desierto Dios creó una
nación, a Israel. Les dio los Diez Mandamientos; estableció el
sacerdocio; y les dio los planos del tabernáculo.

Se pueden crear muchas cosas en el desierto. Dios llevó a los Israelitas


al desierto para probarlos, pero ellos no pasaron la prueba, y se pasaron
40 años dando vueltas... vagabundeando por el desierto.

Capaz te estoy hablando a ti, que disfrutaste de una envidiable


educación y que tuviste excelentes perspectivas de trabajo cuando te
graduaste de la universidad. Pero ahora, por la razón que sea, te
encuentras sin ningún futuro... te sientes que tu estima personal está
por los suelos. ¡Yo me sentí así!

Puede ser que disfrutaste de buena salud la mayor parte de tu vida, y de


repente, el doctor te dice: “He notado una mancha en tu
pulmón.Francamente, no me gusta su aspecto.”

O, hemos verificado la biopsia y no se ve bien. En realidad, tienes un


tumor maligno. Una información como esa te hace tambalear, y clamas
en tu corazón: “¿Dónde está Dios?” ¿Cómo me voy a enfrentar a esto?”

Puede que estés soltera... que estés esperando al hombre idóneo para tu
vida. ¡Tu príncipe azul! Pero pasan los meses... los años, y esa
esperanza que has abrigado, como la llama secreta de una
vela, comienza a parpadear. Estás en el desierto buscando
anhelosamente escuchar la voz de Dios.

O estás pasando por la terrible angustia de que tu esposo te ha


abandonado; sin la esperanza de que regrese. Llegas a tu casa del
trabajo, y encuentras que tu esposo te ha dejado una nota.

El closet y los cajones están vacíos. Él se ha ido. Y los vientos rugientes


comienzan a soplar cuando descubres, a través de una cadena de
hechos, que tu esposo te había sido infiel.

O, le das tu vida a Cristo. Decides caminar con El... le das tu corazón...


comienzas a caminar con El, y tu esposo se pone furioso. Te regaña
cuando lees tu Biblia... no quiere que vayas a la Iglesia... te hace la vida
imposible. ¡Quiere que te dejes de necedades!

¡Esta es otra puerta de entrada al desierto! Hay sequedad. Hay soledad.


Te sientes miserable y abatida. Pero no importa lo que digan tus
emociones, la Biblia dice que tú no estás sola. Dios está ahí. El te rodea,
te cuida, te guarda como a la niña de Sus ojos.

Dios promete cuidarte a través de este desierto… que no tiene ni sendas


ni señales. Cristo te ama tanto, que quiere darte ese vaso de agua que
saciará tu sed. Cristo no te dejará... quiere que sepas que está a tu lado
todo el tiempo velando por ti.

¿Por qué nos dirige Dios a lugares desiertos? Recibamos la respuesta de


Moisés, quien se sacó muy buenas notas en la Universidad Divina del
Desierto. Es para que Dios nos pueda probar... para hacernos
humildes... para que la verdadera condición de nuestro corazón sea
revelada.

No se trata de que Dios pueda llegar a conocernos (El ya nos conoce)


sino para que tú lo puedas conocer. Y también, no hay nada como el
desierto para ayudarnos a descubrir quien somos realmente.

Cuando tú te quitas todos los adornos, te quitas todas las máscaras y te


desprendes de todos los disfraces falsos, comienzas a ver una verdadera
identidad, una faz que no había surgido durante años. ¡Quizás nunca!

Eso fue lo que hizo el desierto por Moisés. Eso es lo que el desierto, hizo
por mí. Y lo hará por ti. Te hará humilde. Te mostrará tus fortalezas y
tus debilidades. Te ayudará a describirte a ti misma como nunca antes lo
habías hecho.

Jesús te ama, y tiene un propósito para tu vida. Tú eres Su poema, Su


obra de arte. Y cuando El te saque de ese desierto... de ese dolor...
saldrás más fuerte... más bella espiritualmente... tu fe se habrá
fortalecido... y tu relación con Dios se habrá hecho más íntima y
apasionada.

Lo que El ha prometido, El lo hará, porque El nunca rompe las promesas


que le ha hecho a Su pueblo. Cuando llega el tiempo de Dios, El hace Su
obra. ¡Así que anímate! En esta vida todo tiene su tiempo. Eclesiastés
dice que hay “un tiempo para llorar y un tiempo para reír.”

2 Corintios. 4:17 dice, “Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que


ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más
que todo sufrimiento.”

¡Las pruebas tienen su propósito! El sufrimiento y la sequedad producen


hermosura. No nos gusta mientras lo estamos viviendo, pero cuando
hemos pasado la prueba, nuestras lágrimas se convierten en risas y
alegría. Como diría Job, ¡saldrás pura como el oro!

OREMOSLE AL SEÑOR

Padre, estar en el desierto no es exactamente nuestro lugar favorito.


Pero es el lugar donde aprendemos a conocerte y a escuchar Tu voz.
Gracias, Señor, que tienes un propósito para cada una de nuestras
vidas. Guíanos por el poder de tu Espíritu para saber cuándo debemos
de proceder a tu llamado, y cuando nos tenemos de quedar quietas.

Señor, queremos ser humildes como Moisés. Queremos vivir vidas


transformadas conforme a Tu corazón. Gracias por Tus promesas de
estar con nosotras siempre…contra viento y marea. Sabemos que eres
fiel, y que Tú cumples Tus promesas. En el nombre de Jesús. Amén.

Las excusas de Moisés


01 DE DICIEMBRE DE 2016


CONÉCTESE

TWEET
 0
GOOGLE+
 0COMENTE
 E-MAIL

 IMPRIMIR

El camino para el éxito en cualquier área en la vida es: establecer un


objetivo, luchar con todas las fuerzas y no mirar a las dificultades. Eso
exige sacrificio. Muchos, sin embargo, se acomodan y terminan
conformándose con la situación de sus vidas, incluso repletas de
derrotas y fracasos. Y lo que no faltan son “excusas” para intentar
justificar ante sí mismo y ante los demás los constantes resultados
negativos.

Eso sucedió con Moisés.

Dios había oído el clamor de Su pueblo y había descendido con el fin de


librarlo de la esclavitud. Él llamó a Moisés desde el medio de una Zarza
en el Monte Sinaí y le contó cómo, por intermedio de él, providenciaría el
libramiento (Éxodo 3:3-10). A pesar de la “buena noticia”, Moisés, cinco
veces presentó “excusas” para evitar la responsabilidad de ser el
intermediario de ese libramiento. Vea:
Primera excusa: ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11)
Moisés se sentía inferior. Pensó que Dios había escogido a la persona
incorrecta.
La respuesta de Dios: No importa quién eres. Yo estaré contigo. (Éxodo
3:12)
Segunda excusa: ¿Quién eres Tú? (Éxodo 3:13)
Moisés sintió una falta de intimidad.
No conocía a Dios suficientemente bien para describírselo al pueblo.
La respuesta de Dios: Yo Soy el que Soy. Soy todo lo que necesitas.
(Éxodo 3:14)
Tercera excusa: ¿Y si ellos no me oyeran? (Éxodo 4:1)
Moisés se sintió intimidado. Se preocupó por la reacción que el pueblo
iba a tener para con él.
La respuesta de Dios: Muéstrales Mis señales que ellos te oirán. (Éxodo
4:2-9)
Cuarta excusa: Nunca fui un buen orador. (Éxodo 4:10)
Moisés se lamentó por sus fragilidades.
¿Quién le daría oídos, si él no hablaba bien?
La respuesta de Dios: ¿Quién dio la boca al hombre? (Éxodo 4:11-12)
Quinta excusa: Sé que puedes encontrar a otro mejor. (Éxodo 4:13)
Moisés se comparó con los demás, incluso con su hermano, y se juzgó
incapaz.
En este punto, Dios Se enojó con él y le dijo: OK, voy a dejar que Aarón
vaya contigo. Pero, aun así, TÚ vas a conducirlo. (Éxodo 4:14-16)
Conclusión:
Después de todas las excusas, Moisés finalmente HIZO lo que Dios le
había pedido. Y el libramiento ocurrió.

¡Deje de dar excusas, pues Él sabe que usted es capaz!


Él no busca a personas que confían en sí mismas, sino a personas que
confían y, sobre todo, que obedecen a lo que Él dice. Deje de mirarse en
el espejo buscando sus propias limitaciones y comience a mirar al Dios
Todopoderoso.

También podría gustarte