Módulo Xi
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Con la ley 23264 del año 1985 el sistema civil argentino recepta el principio de igualdad entre hijos
matrimoniales y extramatrimoniales; manteniendo su distinción solo a los efectos de las reglas de su
determinación, reclamación e impugnación pero consagrando los mismos efectos una vez establecido el
vínculo jurídico entre padres e hijos: “la filiación matrimonial y extramatrimonial, así como la adoptiva
plena, surten los mismos efectos conforme a las disposiciones de este código“ ( art 240 cc). Esta norma
infra constitucional al igual que el art. 558 CCyC están en consonancia con el principio constitucional-
convencional de igualdad de los hijos sin importar el estado civil ni cualquier otra condición de sus
padres. El art 2 Convención de Derechos del Niño establece la obligación estatal de respetar los
derechos enunciados en la convención y asegurar su aplicación a todo niño independientemente de su
nacimiento o cualquier otra condición suya, de sus padres o de sus representantes legales.
El CCyC mantiene la prohibición de que, del certificado de nacimiento, surja el estado civil de los
padres, a los fines de evitar la discriminación social que ha habido durante tantísimos años respecto de
los hijos extramatrimoniales
ARTÍCULO 559.- Certificado de nacimiento. El Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas
sólo debe expedir certificados de nacimiento que sean redactados en forma tal que de ellos no resulte si
la persona ha nacido o no durante el matrimonio, por técnicas de reproducción humana asistida, o ha
sido adoptada.
Artículo 7
1. El niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que
nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a
ser cuidado por ellos.
2. Los Estados Partes velarán por la aplicación de estos derechos de conformidad con su legislación
nacional y las obligaciones que hayan contraído en virtud de los instrumentos internacionales
pertinentes en esta esfera, sobre todo cuando el niño resultara de otro modo apátrida.
Artículo 8
1. Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad,
incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias
ilícitas.
2. Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los elementos de su identidad o de todos
ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección apropiadas con miras a restablecer
rápidamente su identidad.
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2. FILIACIÓN: CONCEPTO. CLASES. LAS TRES FUENTES DE LA FILIACIÓN: BIOLÓGICA,
EMPLEO DE LAS TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA Y ADOPCIÓN. EL PRINCIPIO DEL DOBLE
VÍNCULO FILIAL Y SU RELACIÓN CON LA FILIACIÓN PROVENIENTE DE LAS TÉCNICAS DE
REPRODUCCIÓN HUMANA ASISTIDA (TRHA). PRUEBA.
ARTÍCULO 558.- Fuentes de la filiación. Igualdad de efectos. La filiación puede tener lugar por
naturaleza, mediante técnicas de reproducción humana asistida, o por adopción.
La filiación por adopción plena, por naturaleza o por técnicas de reproducción humana asistida,
matrimonial y extramatrimonial, surten los mismos efectos, conforme a las disposiciones de este Código.
Ninguna persona puede tener más de dos vínculos filiales, cualquiera sea la naturaleza de la
filiación.
La filiación consiste en saber quiénes son -desde el plano jurídico- los padres/ madres de un
determinado niño, niña, y por consiguiente, cuáles son los efectos jurídicos que genera esta relación.
Clases La filiación puede tener lugar por naturaleza, mediante técnicas de reproducción humana
asistida, o por adopción.
- La filiación por naturaleza o biológica, es decir, la derivada del acto sexual. En los casos de
filiación por naturaleza, la identidad genética, biológica y volitiva se unifica en las personas que
mantienen una relación sexual.
La filiación por naturaleza está presidida por ciertas máximas ("madre siempre cierta es"), por
presunciones iuris tantum (la paternidad por parte del marido de la madre), y por la prevalencia del dato
genético, elemento determinante al estar fundado en la relación sexual como eje central. De este modo,
en la filiación por naturaleza puede ser que el hombre no haya deseado tener un niño;
independientemente de su falta de voluntad, la paternidad se le atribuye en virtud de haber aportado el
material biológico
El elemento volitivo o la voluntad de ser padres es central para la determinación filial, la voluntad
se presta respecto de una persona ya nacida. En la adopción la voluntad se expresa y el vínculo surge
con posterioridad al nacimiento del niño. Por otra parte, en la adopción el niño no tiene ningún vínculo
genético con los padres. Existe un vínculo biológico anterior entre el adoptado y la familia de origen;
existe una "historia" previa, ha mediado un desarraigo, y el vínculo con los adoptantes surge con
posterioridad
- En las TRHA la cuestión se complejiza. Puede practicarse con material de la propia pareja o con
material genético (femenino y/o masculino) de un tercero. En este caso, la identidad genética se
independiza o recae en personas distintas de aquellas con quien se tiene identidad biológica o
voluntaria.
En las TRHA dicha manifestación de voluntad debe ser expresada previamente a la gestación, a
través de los consentimientos requeridos legalmente, el niño nace y existe como consecuencia de esa
voluntad. En las TRHA homóloga (con material de la propia pareja) también existe vínculo genético entre
el niño y sus progenitores, o con uno de ellos si es que se utiliza material de alguno y de un tercero.
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El CCyC determina el vínculo filial con quien prestó el consentimiento, con total independencia de
que se haya aportado o no el material genético. De este modo, en las TRHA, el dato genético ocupa un
lugar secundario, que se circunscribe al derecho a conocer los orígenes, que carece de entidad para
asignar vínculo jurídico de filiación solo por el aporte de material genético. Solo quien exterioriza la
llamada “voluntad procreacional” mediante el correspondiente consentimiento libre, previo e
informado, es quien será considerado progenitor de un niño y, por lo tanto, hace nacer todos los
derechos y deberes que se derivan del vínculo filial. Con el donante solo habrá un derecho a conocer los
orígenes, pero nunca un vínculo de padre e hijo.
Las TRHA permiten conservar embriones y/o material genético de las parejas por tiempos
prolongados, los que nos llevan a una realidad: la posibilidad de que los deseos de
paternidad/maternidad y las situaciones de las parejas cambien entre el inicio de un tratamiento y el fin
(divorcios, separaciones de hecho, planes distintos, por ejemplo). Por esta razón, el CCyC exige que el
consentimiento sea renovado ante cada transferencia de embriones o material genético; siendo
evidente que estos cambios en las decisiones no pueden darse en la filiación por naturaleza.
El principio del doble vínculo filial y su relación con la filiación proveniente de las técnicas de
reproducción humana asistida (trha)
En el CCyC, todo este tipo de desigualdades dentro de la filiación homoparental —la filiación
matrimonial sí permitía el doble vínculo filial, no así si se trataba de una filiación extramatrimonial—,
queda resuelta cuando se dispone: “Los nacidos antes de la entrada en vigencia del presente Código por
técnicas de reproducción humana asistida son hijos de quien dio a luz, y del hombre o la mujer que
también ha prestado su consentimiento previo, informado y libre a la realización del procedimiento que
dio origen al nacido, debiéndose completar el acta de nacimiento por ante el Registro Civil y Capacidad
de las Personas, cuando sólo constara vínculo filial con quien dio a luz, y siempre con el consentimiento
de la otra madre o del padre que no figura en dicha acta”. Esta posibilidad de completar el acta, estén —
quienes prestaron el correspondiente consentimiento informado a las TRHA— casados o no por un
régimen especial de carácter administrativo permitirá que se expidan los correspondientes certificados
de nacimiento con doble vínculo filial, sin importar el estado civil de los adultos
Situaciones fácticas:
Quién o quiénes son los progenitores, es decir, qué persona o personas generan vínculo filial con
el niño que nace de cada una de este tipo de TRHA. Todos estos casos tienen una única respuesta: quien
o quienes hayan tenido la voluntad procreacional.
El consentimiento que debe ser previo, informado y libre. Esta es la exteriorización de la columna
vertebral del régimen filial derivado de las TRHA: la voluntad procreacional. Tan importante es la
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voluntad procreacional que debe ser actual, y de allí que se necesite la renovación del consentimiento
en los mismos términos (previo, informado y libre) antes de cada práctica o procedimiento médico.
El eje central sobre el cual se edifica la determinación de la filiación de los niños nacidos de TRHA
es la llamada "voluntad procreacional", es decir, la intención de ser padres, con total independencia de
si éstos aportan o no su material genético
ARTÍCULO 562.- Voluntad procreacional. Los nacidos por las técnicas de reproducción humana
asistida son hijos de quien dio a luz y del hombre o de la mujer que también ha prestado su
consentimiento previo, informado y libre en los términos de los artículos 560 y 561, debidamente
inscripto en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, con independencia de quién haya
aportado los gametos.
Si se trata de una mujer sola que debe apelar a la donación de material genético masculino, la
voluntad procreacional y correspondiente consentimiento debidamente protocolizado e inscripto en el
registro civil, hace generar vínculo filial con ésta; de este modo, las TRHA constituyen un supuesto de
monoparentalidad originaria. Si se trata de una pareja, casada o no, de igual o diverso sexo, ambos
integrantes de la pareja también deben proceder a prestar el correspondiente consentimiento
informado para generar vínculo filial con el niño que nace de las TRHA, hayan aportado o no material
genético.
Los supuestos de filiación post mortem son las siguientes: a) mujer que se insemina con material
genético del o la cónyuge o conviviente fallecido durante el tratamiento de reproducción asistida; b)
mujer que se implanta con embrión oportunamente criopreservado con la conformidad del o la cónyuge
o conviviente fallecido durante el tratamiento de reproducción asistida y c) cónyuge o conviviente que
fallece repentinamente y la supérstite solicita la extracción de material genético para un futuro
tratamiento de reproducción asistida
En suma, la cuestión de la filiación post mortem constituyen, junto a la gestación por sustitución,
dos núcleos problemáticos que se derivan de las TRHA, que el Código Civil y Comercial no resuelve de
manera precisa y por lo cual, sigue abierto el debate y su interpretación.
Las técnicas de baja complejidad son aquellas que tienen por objeto la unión entre el óvulo y el
espermatozoide en el interior del sistema reproductor femenino, lograda a través de la inducción de la
ovulación, estimulación ovárica controlada, desencadenamiento de la ovulación e inseminación
intrauterina, intracervical o intravaginal, ya sea con material genético (semen) de la pareja o de
donante. En cambio, en las de alta complejidad, la unión entre el óvulo y el espermatozoide acontece
fuera del sistema reproductor femenino, incluyendo a la fecundación in vitro, intracitoplasmática de
espermatozoide, la crioconservación de ovocitos y embriones, la donación de ovocitos y embriones y la
vitrificación de tejidos reproductivos.
Al respecto, el art. 8° señala que cuando se trata de tratamientos de baja complejidad y por lo
tanto, menos costosos, se puede acceder hasta un total de cuatro tratamientos anuales y en cambio,
cuando se trata de tratamientos de alta complejidad, los más costosos, hasta un máximo de tres
tratamientos con intervalos mínimos de tres meses entre cada uno de ellos.
El artículo 20 reafirma que el embrión no implantado no es persona. Veamos, el art. 20 señala que
se entiende por concepción el plazo que corre entre el mínimo y máximo para el embarazo; es decir, se
relaciona la noción de concepción con la de embarazo. En este contexto, fácil se advierte que jamás se
podría decir que la persona o pareja que tiene embriones criopreservados o aún frescos esperando ser
transferidos ya por esa sola situación se encuentra embarazada o el test de embarazo pudiera darle
positivo. Por su parte, el art. 21, es más elocuente aún al sentar como principio —en la misma línea que
el Código Civil originario— que los derechos y obligaciones se consolidan o quedan sujetos al nacimiento
con vida, diciéndose de manera expresa que esta situación de latencia acontece desde la concepción o
la implantación del embrión y hasta el efectivo nacimiento con vida. Así, el propio Código Civil y
Comercial alude de manera precisa y le da relevancia a la implantación del embrión.
ARTÍCULO 563.- Derecho a la información de las personas nacidas por técnicas de reproducción
asistida. La información relativa a que la persona ha nacido por el uso de técnicas de reproducción
humana asistida con gametos de un tercero debe constar en el correspondiente legajo base para la
inscripción del nacimiento.
a. anonimato cerrado o absoluto, por el cual la identidad del donante no será revelada porque,
pase lo que pase con la persona que nació de donante —incluso si necesitase conocer tal identidad para
salvar su vida—, primaría la intimidad de este último;
b. en el lado opuesto, el no anonimato, por el cual el donante nunca será anónimo y siempre la
información identificatoria estará a disposición de la persona nacida de este modo;
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c. el sistema llamado “de la doble ventana”, por el cual la persona nacida de TRHA heteróloga,
cuando llega a determinada edad, podrá ir al centro de salud o a una oficina determinada expresando su
deseo de tener información identificatoria y contactarse con el donante. El establecimiento de salud u
organismo interviniente le tomará sus datos para contactarse con el donante y hacerle saber de esta
inquietud, y si el donante acepta, se le brindan los datos solicitados, pero si el donante se niega, se
mantienen en reserva; y
d. el sistema de anonimato relativo, por el cual, en principio, la donación es anónima pero, ante
determinadas situaciones, será posible lograr su apertura. Así surge de lo dispuesto en el art. 564 CCyC,
que adopta postura intermedia sintetizada.
El derecho a la información en las TRHA heteróloga está regulado en dos artículos, el 563 y el 564
CCyC.
ARTÍCULO 565.- Principio general. En la filiación por naturaleza, la maternidad se establece con la
prueba del nacimiento y la identidad del nacido.
La inscripción debe realizarse a petición de quien presenta un certificado del médico, obstétrica o
agente de salud si corresponde, que atendió el parto de la mujer a quien se atribuye la maternidad del
nacido. Esta inscripción debe ser notificada a la madre, excepto que sea ella quien la solicita o que quien
denuncia el nacimiento sea su cónyuge. Si se carece del certificado mencionado en el párrafo anterior, la
inscripción de la maternidad por naturaleza debe realizarse conforme a las disposiciones contenidas en
los ordenamientos relativos al Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
En el supuesto excepcional por el cual se carece de certificado médico como elemento esencial
sobre el cual queda determinada la filiación materna pudiéndose inscribir el nacimiento a favor de esta,
se encuentra resuelta en el art. 32 de la ley 26.413, tras destacar cómo se prueba el hecho del
nacimiento cuando acontece en un establecimiento asistencial, prevé dos supuestos más: 1) los
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nacimientos ocurridos fuera de establecimiento médico asistencial pero con atención médica, cuya
prueba se da del mismo modo que cuando se produce dentro de un establecimiento asistencial —o sea,
el supuesto mayoritario—; y 2) los nacimientos ocurridos también fuera de un establecimiento médico
asistencial pero sin atención médica, con el certificado médico emitido por el establecimiento médico
asistencial público con determinación de edad presunta y sexo, y, en su caso, un certificado médico del
estado puerperal de la madre y los elementos probatorios que la autoridad local determine.
ARTÍCULO 566.- Presunción de filiación. Excepto prueba en contrario, se presumen hijos del o la
cónyuge los nacidos después de la celebración del matrimonio y hasta los trescientos días posteriores a
la interposición de la demanda de divorcio o nulidad del matrimonio, de la separación de hecho o de la
muerte.
El CCyC recepta un modo único de computar el plazo de 300 días durante el cual opera la
presunción legal. Así, a todo niño que nace dentro de un matrimonio se lo tiene por hijo matrimonial y,
por lo tanto, opera la presunción en análisis; esta se mantiene hasta los 300 días a contar desde la
interposición de la demanda de divorcio o de nulidad de matrimonio, separación de hecho o
fallecimiento del cónyuge. He aquí tres modificaciones del CCyC:
a. solo regula el plazo en que rige la presunción legal y no su contrapartida, desde cuándo deja de
regir —o sea, cuándo ya no se aplica la presunción—, siendo esta una clara reiteración desde dos puntos
de vista diferentes (cuándo se presume y cuándo no se presume la filiación matrimonial de quien da a
luz);
b. agrega como causal de extinción de la presunción la muerte del cónyuge de quien da a luz; y
c. deroga la separación personal como causa fuente desde la cual comienza a correr el plazo en el
que se aplica o mantiene la presunción legal de filiación matrimonial.
El CCyC introduce algunas modificaciones que mejoran la redacción del texto anterior, el art. 243
CC.: En primer término, se adopta un solo momento desde el cual empieza a correr el plazo de 300 días
dentro del cual se presume el vínculo filial con el cónyuge de la mujer que da a luz cuando se trata de
divorcio o anulación del matrimonio: la interposición de la demanda, como sostenía la doctrina
mayoritaria, y no la sentencia.
En segundo lugar, se quita del texto la separación personal como una de las causales de cese de la
presunción legal, lo que responde a una coherencia del sistema legal. Si la separación personal es
derogada como figura que puede plantearse ante la desavenencia de un matrimonio, ella debe
desaparecer en todos aquellos ámbitos en los cuales esta institución tenía injerencia o impacto: uno de
ellos es el de la filiación y, en particular, en la determinación de la filiación matrimonial, y así se hace.
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La tercera modificación involucra la incorporación, como causal de cese de presunción legal de
filiación, del fallecimiento del cónyuge de la mujer que da a luz. En el CCyC el fallecimiento constituye
una causal directa o expresa.
El CCyC mantiene la separación de hecho como otra de las causas para hacer cesar la presunción
legal de filiación del cónyuge de quien da a luz, que debe probarse en el marco de un proceso judicial en
virtud de que la legislación en materia registral no autoriza a los registros públicos a demostrar
administrativamente la situación fáctica de separación de hecho por el plazo que indica la norma en
análisis, de manera que esa alegación valga por sí sola para hacer cesar la presunción legal.
En la filiación biológica o por naturaleza, el matrimonio es un acto central para que opere la
presunción filial que se regula en la norma en análisis; en cambio, cuando se trata de filiación por TRHA,
se necesita, además, el correspondiente consentimiento para que se genere vínculo filial entre el niño y
el cónyuge de la persona que dio a luz.
El CCyC mantiene la regulación de un supuesto excepcional: qué ocurre cuando, aún cesada la
presunción legal de filiación del cónyuge de quien da a luz por haber transcurrido más de 300 días de
producida la separación de hecho, el vínculo matrimonial siguió vigente.
El CCyC, al igual que el CC, resuelve la cuestión estableciendo que el niño será matrimonial
siempre y cuando sea inscripto mediando el consentimiento de ambos miembros del matrimonio. Se
trata de un supuesto especial en el que cesó la presunción legal que establece como principio el art. 566
CCyC y, por lo tanto, adquiere relevancia la voluntad de los cónyuges para que el niño sea matrimonial.
Esta voluntad será mera expresión manifestada en el registro civil al inscribir al hijo en el caso de
filiación biológica y, en cambio, esta manifestación será diferente al tener que cumplimentarse los
requisitos previstos en los arts. 560 y 561 CCyC, para que el consentimiento sea formal, previo y libre,
como acontece en los casos de filiación derivada de las TRHA.
ARTÍCULO 568.- Matrimonios sucesivos. Si median matrimonios sucesivos de la mujer que da a luz,
se presume que el hijo nacido dentro de los trescientos días de la disolución o anulación del primero y
dentro de los ciento ochenta días de la celebración del segundo, tiene vínculo filial con el primer cónyuge;
y que el nacido dentro de los trescientos días de la disolución o anulación del primero y después de los
ciento ochenta días de la celebración del segundo tiene vínculo filial con el segundo cónyuge.
Se pretende responder el interrogante acerca de sobre quién pesa la presunción legal de filiación
matrimonial cuando una persona nace vigente el plazo de los 300 días en el que se mantiene la
presunción legal con el primer cónyuge, pero quien da a luz se encuentra ya unido en matrimonio con
otra persona, su segundo cónyuge.
El CCyC sigue la postura adoptada por el CC, diferenciando dos supuestos fácticos:
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1. si el niño nace dentro de los 300 días en los que opera la presunción del art. 566 CCyC, y dentro
de los 180 días de celebrado el segundo matrimonio, el padre o madre legal es el cónyuge del primer
matrimonio; y
2. si el niño nace también dentro del plazo de 300 días vigente la presunción legal, pero posterior a
los 180 días de la celebración del segundo matrimonio, el padre o madre legal es el cónyuge del segundo
matrimonio.
a. por la inscripción del nacimiento en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas y por
la prueba del matrimonio, de conformidad con las disposiciones legales respectivas;
La filiación es matrimonial siempre y cuando también se esté dentro del plazo que prevé el art.
566 CCyC, en el que opera la presunción legal de filiación del o la cónyuge de quien da a luz. Tratándose
de la filiación por naturaleza, la determinación de la filiación es legal, es decir, queda establecida con
total independencia de la voluntad del o la cónyuge de la mujer, a tal punto que un tercero está
facultado a inscribir al niño; y este, a tener doble vínculo filial con ambos miembros del matrimonio, si
se acreditan los requisitos que prevé la ley. La única modificación que introduce el CCyC está en el
último inciso, referido a la filiación por TRHA. La determinación de la filiación matrimonial de niños
nacidos de TRHA se deriva también de la correspondiente partida de matrimonio entre los
cónyuges/progenitores, pero, además, es un elemento central contar con el consentimiento previo,
formal e informado
b. acción de emplazamiento filial, haciéndose lugar a la acción a favor de una pareja casada:
filiación por naturaleza matrimonial;
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La determinación de la maternidad es única e igual, se trate de una filiación matrimonial (madre
casada) o extramatrimonial (madre no casada, en unión convivencial o no). En cambio, la determinación
de la filiación con la pareja de esa mujer sí difiere según esta esté o no unida en matrimonio. En el
primer caso, se está ante la presunción legal que regula el art. 566 CCyC; en el segundo supuesto se
debe apelar a la figura denominada “reconocimiento”.
El CCyC establece un triple modo para que quede determinada la filiación extramatrimonial:
3. sentencia en juicio de filiación (filiación por naturaleza en los casos de reclamación o, de manera
excepcional, en los casos de filiación por TRHA, cuando exista algún conflicto derivado del
consentimiento).
ARTÍCULO 571.- Formas del reconocimiento. La paternidad por reconocimiento del hijo resulta:
a. de la declaración formulada ante el oficial del Registro del Estado Civil y Capacidad de las
Personas en oportunidad de inscribirse el nacimiento o posteriormente;
En el CCyC, el reconocimiento queda reservado para la paternidad en los casos de niños nacidos
por filiación biológica en el marco de una filiación extramatrimonial heterosexual, siendo que en los
supuestos de filiación extramatrimonial entre parejas del mismo sexo y parejas de diverso sexo que
acudan a TRHA, se aplican las reglas generales de la filiación derivada de las TRHA, en las que el principio
de voluntad procreacional observa un rol fundamental. En el caso de la filiación matrimonial, no alcanza
con que los adultos estén casados sino que, además, debe contarse con el correspondiente
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consentimiento previo, formal e informado, acto fundamental para que quede determinada la filiación
en el marco de las TRHA.
ARTÍCULO 572.- Notificación del reconocimiento. El Registro del Estado Civil y Capacidad de las
Personas debe notificar el reconocimiento a la madre y al hijo o su representante legal.
Se trata de evitar que una persona pueda llegar a desconocer que sobre ella se ha procedido a
generar nada más ni nada menos que un vínculo filial producto del correspondiente acto de
reconocimiento y así evitar posibles perjuicios ante este desconocimiento que viola la identidad como
derecho humano, y que el Estado como garante último de los derechos humanos de todas las personas
debe proteger.
Esta previsión opera para el campo de la filiación por naturaleza o biológica, siendo que la figura
del reconocimiento se circunscribe a la determinación de la paternidad en la filiación extramatrimonial
heterosexual.
De este modo, el hijo no solo toma inmediato conocimiento de que sobre su persona se ha
procedido a determinar un vínculo de filiación paterno, sino además de que podría ejercer todos los
derechos y deberes que se derivan de tal acto, como así también interponer la correspondiente acción
de impugnación si no se correspondiera con el elemento biológico —central en el campo de la filiación
por naturaleza—.
Se mantiene la regla de que se permite el reconocimiento de persona fallecida pero, en este caso,
la consecuencia es de tinte moral y no jurídico, ya que el único efecto civil se daría en el campo del
derecho sucesorio pero, de manera expresa, se lo excluye afirmándose que tal acto de reconocimiento
no genera vocación hereditaria, ni para quien reconoce ni para cualquier persona de la rama del
reconociente.
Esta regla tiene excepción: esta exclusión no opera si al acto de reconocimiento lo precedía o
había existido posesión de estado de hijo.
ARTÍCULO 574.- Reconocimiento del hijo por nacer. Es posible el reconocimiento del hijo por nacer,
quedando sujeto al nacimiento con vida.
Al regularse de manera expresa la posibilidad de reconocer a una persona por nacer, sujeto a la
condición resolutoria del nacimiento con vida (art. 21 CCyC), era necesario identificar o poder revelarse
el nombre de la mujer embarazada. Por lo tanto, el registro civil deberá adecuar sus normativas internas
a los fines de facilitar este tipo especial de reconocimiento, o deberá procederse a modificar la ley
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ARTÍCULO 575.- Determinación en las técnicas de reproducción humana asistida. En los supuestos
de técnicas de reproducción humana asistida, la determinación de la filiación se deriva del
consentimiento previo, informado y libre, prestado de conformidad con lo dispuesto en este Código y en
la ley especial.
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Cuando en el proceso reproductivo se utilicen gametos de terceros, no se genera vínculo jurídico
alguno con éstos, excepto a los fines de los impedimentos matrimoniales en los mismos términos que la
adopción plena
- El material genético puede provenir o corresponder a un tercero y, sin embargo, el vínculo filial
quedar establecido en quien o quienes prestaron el debido consentimiento, por ser quienes tienen la
voluntad de procrear o de ser padres a través del uso de las TRHA.
En art. 575 CCyC se deja bien en claro que la determinación de la filiación en los casos de TRHA
deriva del consentimiento previo, informado y libre, ya sea que se esté en el marco de un matrimonio
(filiación matrimonial) o por fuera de él (filiación extramatrimonial), con o sin aporte de material
genético por parte de quienes quieren ser padres.
La utilización de material genético involucra varias cuestiones que son propias de la filiación por
TRHA. Además de lo atinente al derecho a la información, y a su acceso, sobre la persona que donó el
material —expresamente regulado en los arts. 563 y 564 CCyC—, el Código se ocupa de dejar bien en
claro que jamás podrá haber vínculo filial con el donante y por consecuente, no sería posible iniciar
acción judicial de ningún tipo para llevar adelante algún reclamo o ejercer ciertos derechos y deberes
contra el donante. El único vínculo legal expresamente previsto por el CCyC es, como acontece en el
caso de la filiación adoptiva plena, a los fines de los impedimentos matrimoniales.
- Solo quien presta este consentimiento es tenido por el ordenamiento jurídico como progenitor,
no el donante.
- como regla, no hay posibilidad jurídica alguna de que exista vínculo jurídico con el donante, salvo
en lo relacionado con los impedimentos matrimoniales y, por excepción, con la posibilidad de acceder a
información identificatoria.
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