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Vocación Personal A Amar Reducido

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II.

VOCACIÓN PERSONAL A AMAR


Sin amor, estaríamos como niños perdidos en la inmensidad del cosmos.
Ortega y Gasset
El tema de la sexualidad desemboca en el amor, por eso urge definir el amor y analizar la historia
del amor para entender la actualidad. Lo primero que llama la atención es que una realidad tan
decisiva para el hombre, haya sido tan poco estudiada, la mayoría de los libros de amor hablan
solo de sexualidad, se cree que el amor no exige preparación, esto habla del despiste tan grave y
generalizado de la sociedad y explica la desproporción tan grande entre el admirable progreso
científico y tecnológico y el primitivismo en cuestiones de amor, el hecho de que no se le considere
importante es ya alarmante. Se habla mucho de amores pero poco del amor1: se cuentan muchas
historias de amor pero no se cuestionan en general, los modelos de amor que proponen.

En este capítulo se tratará de definir el amor, se descubrirán sus grados y se verá que más
allá de un sentimiento es un arte y en el arte es necesaria la teoría y la práctica. Es preciso conocer
también las grandes concepciones del amor y por qué en la actualidad hay tantas dificultades para
amar, para eso habrá que ir a los modelos de amor que subyacen inconscientemente en todas las
historias de amor, desde la literatura hasta las películas y novelas y que han creado un terrible
conflicto entre el matrimonio y el amor que lleva siglos.

1. Amor, enigma o misterio


La ley del amor consiste en que dos seres
se sientan nacidos el uno para el otro en el instante que se encuentran.
Kierkegaard
Es evidente que la mayoría de las relaciones amorosas en la actualidad están destinadas
al fracaso y a terminar, basta asomarse a las estadísticas, están llenas de divorcios y de
relaciones rotas, de una generalizada aversión a emprender una historia de amor duradera y de
desengaños amorosos, falsas esperanzas. El deseo original que todo ser humano tiene desde la
adolescencia de amar para siempre, se estrella contra la imposición social de que el amor no es
más que sentimiento y sexo, y contra la roca del matrimonio entendido como un contrato
(como imposición externa o extrínseca). La convicción de que amar no es más que recibir,
termina renunciando al matrimonio y al amor mismo: abandonándose en meras relaciones
sexuales sin amor. El resultado es la angustia y falta de felicidad, la sensación de ser usado y no
encontrarle futuro al amor. Sartre decía que el amor implica siempre disputas: cada uno quiere

1 J. ORTEGA Y GASSET, Estudios sobre el amor en Obras completas, V, Alianza Madrid 1983, 551.

1
que el otro ame y como amar es querer ser amado, no se da cuenta que el otro quiere ser
amado y esto crea la eterna insatisfacción de los amantes. Es el insecto que no logra salir por
las paredes del frasco.

Caben solo dos opciones, el amor como enigma o como misterio.

Enigma, del griego aenigma, consiste en un problema difícil de interpretar. Puede ser
también un conjunto de palabras de sentido encubierto para que el mensaje sea de difícil
entendimiento como los acertijos. El enigma o problema, una vez resuelto deja de serlo, pues su
comprensión se vuelve accesible para todas las personas. Entre los enigmas más famosos están el
de la Atlántida, mencionada entre otros por Platón, pues no se ha logrado saber su ubicación; la
desaparición de algunos aviones con sus pasajeros o la identidad de algunos asesinos y otros

Misterio, en sentido coloquial significa una realidad poco conocida y se le suele confundir con
enigma o con lo secreto, lo oculto o en general con alguna incógnita. Por su etimología, misterio (del
griego mysterion) significa designio, proyecto, plan y está cargado de un propósito y una intención; por
eso misterio es mucho más profundo y embarga toda la realidad humana que es instalación y
proyecto. El misterio en sentido real es un proyecto o designio sobre una realidad que se revela poco
a poco y está llamado a descubrirse. Descubrir cada uno, el misterio de su existencia es tarea de toda
la vida.
El proyecto (misterio) tiene dos caras, la primera es la intención del hacedor o idea sobre las cosas,
antes de que éstas existan. Las cosas no se hacen solas ni “porque sí”, responden siempre a un proyecto
y una finalidad, antes de existir en la realidad, están siempre en la mente de sus creadores, en ellas
hay siempre un antes y un después. Pocos se detienen a pensar en los proyectos que hay detrás o antes de
las cosas. Una característica propia de la sociedad actual es dar por hecho que debe haber cosas
y que estas deben funcionar sin preguntarse cómo, privándose de una gran fuente de
admiración como la tecnología. Esto sucede con las cosas hechas por el hombre, lo trágico es
que suceda con el hombre mismo. Parece que solo a los niños y a los raros se les ocurren
ciertas preguntas que van más allá de lo dado y casi siempre hay una respuesta adulta: “porque
sí, porque así debe ser”, para esterilizar las cuestiones más vitales. El niño interior muere cuando
deja de plantear preguntas decisivas.

La segunda cara del proyecto es que la cosa, una vez que existe cumpla o desarrolle su función. Esto
es relativamente fácil en las cosas y animales, cumplen el designio para el que fueron hechos.
En la vida humana es más complicado, el ser humano es siempre inacabado, está llamado a
hacerse, a completarse, a realizar en sí el proyecto siempre nuevo que es él mismo. Uno tiene
que descubrir el proyecto que hay en su existencia y tratar de llevarlo a cabo. Esto convierte la
vida personal en tarea y quehacer. La vida consiste en afrontar el azar o forzosidad fáctica tal
como se presenta de manera libre. Para encontrar el proyecto sobre la propia vida hay que
partir del cuerpo sexuado y del deseo de amar y ser amado. La madurez de una persona se mide por

2
su capacidad de contemplación y realización del misterio, de preguntarse ¿quién soy y qué va ser de mí a
partir de mis decisiones? Cada uno está llamado a darle sentido a los acontecimientos que se va
topando, a la luz del proyecto que pesa sobre sí. Por debajo de los problemas del amor emerge
el misterio, Por eso urge prepararse en el amor, aunque no produzca dinero –parece que es lo
único que se estudia hoy– pues se trata de la realidad más importante del hombre. Todos
quieren amar pero pocos entienden que el amor es un arte.

¿Qué es amor?

Más importante que definir el amor es vivirlo, “no se puede pensar siempre pero sí se
puede amar siempre” decía Comte. Para amar hace falta claridad. El amor es por lo pronto, una
palabra que se aplica a muchas realidades muy diferentes: sentimientos, pasiones, afectos,
enamoramiento, donación, relaciones sexuales, posesiones y dependencias y en algunas
lenguas, hasta a cosas y animales. Hay que descubrir el orden. Las palabras que se usan a diario
pueden ser de tres tipos: univocas (se aplican solo a una realidad, como las palabras “vidrio” u
“oxígeno”), equivocas (se aplican a varias realidades con significados diferentes, como “gato” o
“vela”); finalmente hay palabras análogas: se aplican a varias realidades, en diversa proporción
pero que tiene un significado primario del que se desprenden gradualmente los demás
significados. ¿Qué tipo de palabra es el amor? parece ser una palabra análoga.

Una segunda definición. Para Tomás de Aquino, amor en sentido estricto es el que otorga:
“amor est velle bona amato”, “amor es querer (buscar) bienes para el amado”2. En los diversos
tipos de amor se dan siempre dos facetas íntimamente unidas: la necesidad (nada más duradero
que la necesidad) y la donación como posibilidad. En la revelación cristiana el amor ocupa el
centro y existe la convicción de que es una participación que Dios le otorga al hombre dentro
del misterio de la libertad: el riesgo de la libertad en el fondo consiste poder negar el amor. El amor más
que un enigma o problema es un misterio y revela que el hombre no es una realidad problemática o
enigmática sino mistérica.

2. “Ordo amoris”, grados del amor


“Amigo es el que conoce la melodía de tu corazón y te la recuerda cuando la has olvidado”.
C. S. Lewis
El amor no es caótico, se presenta en grados y se lo puede ordenar. Hay amores más perfectos
y mejores. El amor, al ser una realidad análoga (recuérdese que análogo es un término que se

2 THOMAS AQUINENSIS, Summa theologíae, I, II, 26, 4.

3
aplica a muchas cosas pero ordenada y jerárquicamente, proporcionalmente), significa muchas
cosas y tiene diversas presentaciones y significados que conviene ordenar en la vida. Siguiendo
a C. S. Lewis, se pueden distinguir cuatro grados de amor, según su perfección. En los dos
primeros se recibe y se mueve el amor en el ámbito de los sentimientos, los últimos dos
dependen de la voluntad, son fruto de la libertad y por tanto de la decisión personal de dar.

Enamoramiento, contradicción y excentricidad

En el enamoramiento se ve la grandeza y la miseria humana, tiene dos grados. El primer


grado y el más tenue es el afecto, es el más humilde de los amores, más tierno y cercano a lo animal,
furtivo y casi esquivo, ensancha la mente. Como el que debe haber ante los extraños que uno
encuentra a diario: son más dignos de amor lo uno piensa. Por ello el afecto debe ser cultivado
e incluye las buenas maneras. La finalidad del don debería ser la de poner a quien lo recibe en
la condición de no necesitar ya de nuestro don. Los grandes enemigos del afecto son la sed de
posesión del otro y una cierta neurosis que conduce a un egoísmo casi irrefrenable.

El segundo grado de amor es el eros es un amor que se sitúa dentro de un ámbito sagrado
que tiene que ver con la unión íntima entre un hombre y una mujer envueltos en el misterio de
la vida y que de suyo implica fidelidad corporal absoluta, sabiendo que no todo en la vida de
pareja se reduce a goce. El mayor enemigo del eros es el egoísmo que se centra sólo en el placer
de la persona y no en la persona del placer, quien ama “hacer el amor” y no amar al otro, en
realidad no ama pues no sale de sí mismo. ¡Cuántos egoísmos hay disfrazados de amor! El eros
hace desear no la mujer sino una mujer en particular. Ello conlleva superar una cierta
concepción romántica de la realidad humana que consiste en esperar que toda la vida sea
enamoramiento.

El enamoramiento es una manifestación de la grandeza humana y de la misteriosidad de la


persona y consiste en la presencia del otro en mí. Lo grandioso y contradictorio de este fenómeno
íntima y únicamente humano, son las dos contradicciones fundamentales que trae consigo y que
pocos consideran: la primera es que en el enamoramiento no soy yo el centro de mí sino el otro-
independientemente de la correspondencia, pero a la vez se concibe al otro por cuanto me da,
la presencia del amado revuelve la vida y provoca e-mociones nunca antes experimentadas, hay
quien sostiene que el enamoramiento se da una vez en la vida. La segunda contradicción del
enamoramiento está en su pretensión de eternidad y a la vez no ser más que un sentimiento, es
contradictorio que un sentimiento de por sí perecedero, tenga como esencia la eternidad.

4
“¿Qué es lo que más busca el amor? Busca infinitud y ¿qué es lo que más teme? Los limites”,
escribió Kierkegaard.

Ese deseo de eternidad se manifiesta en querer compartir la vida con el amado “para
siempre”, que no termine nunca, el deseo de fusión irreversible está íntimamente ligado al
enamoramiento y a la vez, lo propio de éste es su carácter transitorio y fugaz, es perecedero y
precario como la raíces del desierto. De allí surge la pregunta: ¿puede convertirse en algo real
eso que no es más que sentimiento? ¿Se puede amar para siempre a una persona?

La decisión libre de amar

El tercer nivel del amor es la amistad. Lewis afirma que “son pocos los modernos que
confieren un valor a la amistad... quizá porque pocos tengan experiencia de la misma”. Aquí
hay un salto de lo sensible a lo inteligible, al espíritu; un paso de sólo recibir al dar voluntaria y
libremente. La amistad no consiste en mirarse a sí mismos ni de frente, sino en tener un objeto
común en su mirada, en mirar hacia adelante con un proyecto común. La amistad responde a la
pregunta: ¿ves la misma verdad que yo? Quien no va a ningún lado no puede tener
compañeros de viaje: “Bare is back without brother behind it”.

La amistad ayuda a la persona no a vivir sino a vivir bien. Si el eros quiere un cuerpo desnudo,
la amistad busca personalidades desnudas. No todas las amistades son buenas por sí mismas,
las amistades malas tienen siempre el gusano de la traición. Ante el gran misterio de la vida
humana no queda sino buscar quien tenga la misma mirada para dirigirla juntos hacia delante.
Para Aristóteles la amistad es el único ámbito posible para la ética, es decir para escoger lo
mejor, no se puede ser bueno sin el ethos (hogar) de la amistad. Es inconcebible una relación amorosa
sin amistad, no va a ningún lado pues no tiene proyecto ni futuro, lo curioso es que la mayor parte de
ellas no llegan al nivel de amistad3.

El cuarto y más elevado grado del amor es la donación o benevolencia (caritas en latín y ágape en
griego). Propiamente hablando es el amor con que ama Dios, desinteresadamente y buscando
el bien del amado. El amor de Dios consiste en amar antes de ser amado y elegir antes de ser
elegido. Este amor gratuito es una de las grandes manifestaciones de la libertad absoluta y es lo
que asemeja hombre a Dios. El hombre al ser imagen de Dios está llamado a amar en este
nivel, es lo propiamente humano. El ateísmo contemporáneo está íntimamente ligado a la

3 VÁZQUEZ J. L., Antropología y teología de la amistad, Fundación Emmanuel Mounier, Salamanca 2011.

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incapacidad para amar. Todos los amores se asemejan, sin poder parangonarse nunca al
verdadero amor que es Dios. Paradójicamente Dios ama lo amable y a quienes libremente se
han hecho no amables o detestables. A Dios no se puede, en el fondo dirigir más que un amor
de necesidad, interesado. Pero el amor de Dios es tan grande que coloca al hombre a nivel de
un interlocutor, digno de mérito (es lo que significa el nombre de Israel).

El amor implica una continua lucha y un sobreponerse a sí mismo. Dios ha designado


al hombre como jardinero, llamándolo a cultivar los afectos llevados a su más alto punto, no
es casualidad que el Génesis sitúe a la primera pareja humana en un jardín. Por eso el amor de
donación no es algo logrado en el hombre, sino una tarea y una continua lucha por asemejarse
a Dios, cultivando el jardín que es el otro y que siempre es posible perfeccionar. La medida del
amor es amar sin medida, escribió Agustín de Hipona.

El amor de donación integra todos los grados del amor, y se manifiesta en amistad, eros y
afectos. Quien quiere realmente el bien del otro, lo rodea de afecto, de eros y crece con él en la
amistad y esto es ya un acto de la voluntad libre, una decisión y no sólo un dejarse arrastrar por
los instintos o por un amor a sí mismo. Con esto el amor de donación eleva al eros y al afecto
al nivel de la decisión: quiero lo mejor para ti porque te amo y lo demuestro con
manifestaciones concretas y sin usarte. Un gran error del que arrepentirse no es el de haber amado
demasiado a las personas, sino el de no haberse dado cuenta de a quién se amaba, concluye C: S: Lewis.

Tres errores en el amor

Primer error: creer que amar consiste en recibir. La mayoría de los fracasos en el amor se da
porque ambos están esperando solo recibir y eso no conduce a nada por estar basado en
sentimientos pasajeros. Se puede pasar la vida dependiendo de los demás, del tiempo, a salto
de mata, sin proyectos, cosechando solo insatisfacción. Lo propio de la masa es pensar que amar
equivale a ser amado y esto constituye una gran mentira, el inicio del fracaso. Por ello se
concentra en ser popular y aplicar técnicas para tener mayor “sex appeal”, estrategias para
ganar amigos y seducir, se conforma con libros superficiales, las redes sociales están plagadas
de esto.

El segundo error es creer que no hay que prepararse al amor, que en cuestiones de amor no hay nada
que aprender y que éste se puede dejar al azar y al tiempo, en parte porque las cosas ya están dadas.
Esto equivale a vivir la vida en clave trágica, cumpliendo un destino y limitándose al nivel

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social y se termina culpando a los demás y a las circunstancias sobre el resultado de la propia
vida: cuántas veces se escuchan frases como “tú me has hecho así”, “es que mi marido…”, y
otras. El miedo de los padres a los hijos en la actualidad, se debe a esa mentalidad, por eso se
les sobreprotege, se les cumplen los caprichos o se les abandona a su suerte. Amar es la
actividad más noble del ser humano y la clave de la vida, requiere de una educación, la
violencia, la prepotencia y los abusos vienen de personas que no aprendieron a amar. Eso a
nivel social, pero a nivel personal no se puede construir una hermosa historia de amor sin saber
distinguir los grados, sin preguntarse en qué grado de amor se está, si ambos están en el mismo
grado.

El tercer error es concebir el matrimonio como renuncia. La sociedad actual está atenazada entre
el deseo de amar sinceramente y el prejuicio de que el matrimonio deja fuera el amor. Se ha
progresado mucho en la libertad para amar y de escribir una historia de amor con quien
realmente se elige pero pesa todavía mucho el rigorismo moral y el puritanismo que condenan
el afecto y el eros como si fueran innobles y rastreros, el matrimonio sería solo responsabilidad
y renuncia.

Por eso se puede hablar de amores pobres, incompletos o falsos. Buscar el bien del
otro. Los libros de sexualidad están llenos de consejos tranquilizantes, le dicen a la gente lo que
quiere escuchar y que siga por el camino emprendido sin cambiar. El amor completo requiere de
amistad y donación, si no hay esto, mala señal: lo que parece amor no será más que uso y abuso
mutuo y en ello la mujer es más frágil.

Amar es un arte

Para aprender cualquier arte es necesaria la teoría y la práctica. Ovidio escribió hace dos mil
años El arte de amar, y aunque se trata casi sólo de seducción, refleja que el amor no es instinto
sino estrategia y sobreponerse a uno mismo. Hay que ir mucho más allá, a la vocación
fundamental de la persona: amar.

El primer movimiento es reconocerse amado. Aprender a ser hijo, reconocerse como hijo: ser
hijo significa concebirse como fruto de un amor absolutamente gratuito. De allí la importancia de ser
padre, la paternidad es la vocación a dar gratuitamente y la madurez –o maduración e incluso
madurecimiento– de una persona se nota en su capacidad de dar más que de recibir. En la vida
llega un momento en que la felicidad no está en recibir sino en dar. A partir del cuerpo

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sexuado, la vocación humana es plena en lo interpersonal y esto no lo llena ni el trabajo, ni la
unión orgiástica ni la conformidad gregaria o pertenencia a una sociedad.

Puede ser difícil dar para quien no ha tenido la experiencia de recibir gratuitamente, o
nunca se ha dado el paso del recibir al dar, a veces por culpa de los padres. Alguien puede decir
justamente, que no ha tenido la experiencia de ser hijo, que ha tenido una infancia desgraciada o
unos padres irresponsables o tan ocupados, que se limitaron a lo biológico sin nada de
biográfico; incluso concebirse uno como no deseado o “producto” de la violencia. Estas
situaciones cada vez más frecuentes, no son un obstáculo para concebir la propia vida como
un don. Han de llevarme, acaso con ayuda de otros, a pensarme como el fruto siempre de un
amor paternal de Alguien que está por encima de todo y que me ha querido en la existencia, que
espera algo de mí. Por el hecho de existir, tengo una misión insustituible depositada en mí por
una mano amorosa, eso es la existencia y mientras se viva hay posibilidades, satisfacciones,
fracasos, penas y alegrías, retos, caídas y nuevas luchas. Quien ha tenido la experiencia de ser
hijo tiene la tarea moral de ayudar a quien no la ha tenido.

En la medida que uno se posee a sí mismo es capaz de amar por eso se ha insistido en la
urgencia de vivir en el nivel personal y de que la vida es drama y no comedia o tragedia ¡cuánta
gente adulta vive echando la culpa de sus males a los demás! Dejar el amor en manos de los
sentimientos es el camino directo al fracaso, pues por definición son pasajeros, es como
pretender vivir en un castillo de arena junto al mar.

El segundo movimiento es la de identificar los cuatro grados del amor y saber en cuál se
está, si ambos están en el mismo nivel. Uno puede estar en el nivel del afecto y el otro en el del
eros, uno busca amistad y otro espera una relación sexual, uno se dona y el otro espera solo
recibir, uno quiere un proyecto para la vida y el otro sólo una experiencia pasajera. Viceversa,
auténticas muestras de cariño, fruto de la donación pueden ser interpretadas por el otro como
meros afectos rutinarios. El amor es problema, o mejor en un quehacer que implica el diálogo,
autoconocimiento y discernimiento mutuo, es un misterio que descubrir y realizar juntos.

El tercer movimiento es concebir el amor como una historia hacia la plenitud de ambos,
escribir una historia de amor entre dos. Eso implica introducir en la relación el horizonte del matrimonio
y a la vez, introducir el amor en el matrimonio y no verlo como una carga o pura
responsabilidad. El principal quehacer, la principal tarea y el proyecto por excelencia es el otro.
Cuando no se tiene claro esto, se introducen grietas en la relación, sospechas y desconfianza,

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que es el veneno del amor, no en balde la desconfianza es el pecado más fuerte en las
Escrituras y Satán aparece como el “instigador” o introductor de la desconfianza en la relación
de amor. Ello implica llevar el eros y el afecto al matrimonio. Buscar el eros y el afecto por el bien del
otro, como fruto de una decisión, de la inteligencia y la voluntad, soy yo quien decide amar y
dar cariño y exigir una respuesta.

3. Amor, mistérica realidad


El amor es una flor preciosa, que crece al borde del precipicio,
hay que tener el coraje de ir a recogerla.
Stendhal
Culturas antiguas
Por “culturas antiguas” entiéndase el Hinduismo en sus diferentes presentaciones, las
religiones mesopotámicas, asirias y de los pueblos circundantes a la Tierra prometida o Fértil
creciente. A una concepción de la divinidad como una energéia corresponde una concepción de la
realidad como de emanación. La sexualidad es para estas religiones una fuerza cósmica que se
mueve en un eterno retorno entre el cielo y la tierra; un eterno renacer y morir de algunas
divinidades. Para estas religiones la sexualidad es por tanto una realidad sagrada y el hombre una
especie de pieza de un gran engranaje, un conducto para estas grandes fuerzas divinas.
Esta concepción de la tierra y del cielo como realidades sagradas se ve en las
religiones y culturas que adoran la vegetación, algunos árboles son habitáculos de la
divinidad. Estas religiones ven en los fenómenos naturales como el crecimiento, la
fecundidad, la fertilidad, las cosechas, la muerte de la naturaleza, teofanías o
manifestaciones de lo sagrado, de una fuerza divina a la que no se puede oponer. infinita
de ritos propios de la fertilidad como la elección de lugares y tiempos sagrados y la
práctica de la prostitución sagrada, hasta el sacrificio de animales y en algún caso extremo
de personas. Hay que tener en cuenta que algunas de las divinidades tienen la ambigüedad
de ser creadoras y destructoras.
Estas culturas conciben el amor como una fuerza que coloca al hombre a merced de las
potencias superiores e inferiores. En las antiguas religiones suele verse la sexualidad y el amor como una
energía cósmica, casi sinónimo de sexualidad. Esta fuerza está presente en la naturaleza y se manifiesta
cíclicamente, lo permea todo, las lluvias, las estaciones que rigen el celo en los animales y la
proliferación de frutos, las cosechas, la influencia de los astros, etc. Esta visión unitaria concibe el
universo como un gran organismo vivo del que participan los animales y los humanos. El gran ser que es
el universo está en un continuo movimiento y ello se manifiesta en los diferentes cambios que
experimenta la tierra a lo largo de ciclo temporal y un eterno retorno 4.
Hay que recordar que los mitos son las formas más altas de expresar un pensamiento y
comunicar una verdad, con un lenguaje simbólico. En todos estos mitos se advierte la importancia
del retorno al origen, como si la tierra continuamente se estuviera renovando o re-originando a través
de los fenómenos naturales y sexuales. Éstos se dan en el tiempo y en el espacio: hay tiempos y
lugares sagrados: por ejemplo los cambios de estación, íntimamente relacionados con la fecundidad
de la tierra y de los animales es vista como momento de especial hierofanía (manifestación de lo
sagrado). En algunas religiones las relaciones sexuales están profundamente relacionadas con este
paso de energía entre el cielo y la tierra que es concebida como una hembra o madre, mientras el
cielo constituye el elemento masculino que la fecunda. El hombre no puede quedar al margen de
este movimiento y de alguna manera se vuelve protagonista.

4M. ELIADE, Traité d’histoire des religions, Payot Paris 1949. Otros clásicos más específicos son : J. VANDIER-H.
C. PUECH- R. DUSSAUD, Les anciennesreligions orientales, Tome I. La religionégyptienne, PUF, Paris 1949; del mismo
M. ELIADE, Le mythe de l’eternelretour, Paris 1949 y Mito y realidad, Kairós, Barcelona 1999.

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Los mitos tratan de explicar el movimiento que se observa en todo. Este movimiento
permea las relaciones sociales, las relaciones con las fuerzas cósmicas y las relaciones con la
divinidad. En todo ello hay una intención de volver al principio como un arquetipo; la fecundidad
tiene gran valor y la divinidad se presenta como una jerarquía de dioses y diosas, con relaciones
parecidas a las humanas, como el amor-pasión. Sobresalen dioses como Ishtar (la Afrodita
babilónica), en el panteón ugarítico sobresale El (Eloím) que de dos esposas engendra a Aurora y
Crepúsculo y otros ejemplos que van forjando el politeísmo oriental.
Estos y otros mitos se expresan en ritos, en los que se sacraliza la sexualidad: cultos
agrícolas y referentes a la fecundidad de los animales, las hierogamias o celebraciones de las bodas
entre los dioses celebradas por el rey y una sacerdotisa como el caso de Marduk en Babilonia5. En
la Biblia se encuentran frecuentes alusiones a la prostitución sagrada, como práctica de los pueblos
vecinos de Israel, estas prácticas contribuyen según las creencias de sus adeptos a la potencia sexual
cósmica y del grupo.
En estas culturas hay una convicción de que la sexualidad y el amor son realidades sacras, que tiene
que ver con lo más sagrado y sublime por encima de lo animalesco e instintivo, la misma orgía tiene
sentido pues en ella se suspende por un rato el concepto de humanidad. Bataille diría a propósito
de la orgía moderna –descarnada de su dimensión religiosa– que nunca se está tan solo como en
ella y que es necesariamente decepcionante. Una visión especialmente elaborada de toda esta
concepción es la hindú6. En esta religión hay templos finamente labrados con temas eróticos como
los célebres templos de Kajuraho expresión plástica y sublime del Kama Sutra, antiguo tratado hindú
sobre sexualidad que concibe ésta como un camino de salvación, una intuición que recuerda la
revelación. Esta manera de concebir la realidad tan extraña a la mentalidad occidental actual,
técnica y tan propensa a vulgarizar tanto la religión como la sexualidad. Entre los devadasi, los
oficios sexuales gozan de respetabilidad religiosa, las mujeres estaban casadas con alguna divinidad
y estaban allí para satisfacer las necesidades sexuales de la sociedad, vivían dentro de los templos y
eran muy respetadas, so casos de prostitución sagrada y orgia en el contexto religioso.
Para estas tradiciones el amor es algo superior a la razón, una realidad cósmica que
arrebata al hombre y se sobrepone a él en su pequeñez frente al tremendo y fascinante cosmos en
movimiento. Estas tradiciones no son ajenas al mundo actual, su influencia en el romanticismo es
clara, y está presente en los cuentos de hadas y leyendas, han pervivido en la historia a través de las
historias de amor como se verá.
Grecia
Para los griegos –igualmente generalizando– el amor es una participación de los hombres
en el mundo de los dioses, es una manifestación del deseo de eternidad y está íntimamente
relacionado con la belleza. El mejor resumen de la concepción griega del amor se encuentra
plasmada en los frescos de la de la bóveda de la Sala Carracci (recámara de los esposos), del Palazzo
Farnese en Roma, una especie de capilla sixtina del amor griego.
El amor puede convertirse en una fuerza centrípeta tan grande que encierra a la persona en
una incomunicación y monólogo terrible y en eso va su condena, es el caso de Eco y Narciso, la
primera es condenada a no poder sino repetir lo que escuchaba, viéndose obligada a refugiarse en
los bosques y a una soledad asfixiante. Narciso por su lado, un día persiguiendo a Eco, tropieza y se
enamora de su propia belleza, reflejada en el agua. Queda condenado a convertirse en la célebre
flor, eternamente asomada al agua. En ambos casos se trata de un amor incapaz de salir de sí
mismo. En el amor el destino juega un papel decisivo, representado por las Parcas, tres hermanas que
tienen un oficio muy peculiar: los destinos de los hombres ya están tejidos, una hila, la otra mide y
la tercera corta el hilo de las vidas humanas.
Uno de los escritos cumbre, sobre el amor es el Banquete de Platón en el que aparecen
varios mitos. Ese diálogo es especial y posiblemente la obra maestra del filósofo y en el debate será
una mujer, Diotima, la sacerdotisa de Mantínea quien toma un papel preponderante enseñando a
Sócrates. Amor es todo deseo de cosas buenas y de felicidad y comienza con la belleza; el amor es querer lo

5Véase H FRANKFORT, La royauté et les dieux en Mésopotamie, Paris 1951 p 421 y ss.
6 Cfr. M. ELIADE, Erotismo místico en la India, Kairós, Barcelona 2002.

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bueno para siempre y por ello, es deseo de eternidad. Amor es procrear en la belleza tanto espiritual
como corporal7. Este deseo de belleza espiritual es lo que conecta con el mundo de las cosas
perfectas y en el fondo con Dios, ya en el mundo griego hay la convicción de que el amor no puede
sino venir de Dios.
Diotima enseña a Sócrates en el diálogo, que Eros se divierte enlazando los corazones de
los hombres con sus flechas (aleatoriamente). Hay mucha miga en el origen de Eros: cuando nació
Afrodita, los dioses celebraron un banquete y, entre los invitados a la fiesta, estaba Poros, el dios de
los recursos y la abundancia. Llegó a mendigar a la sala del festín Penia, la pobreza o la indigencia.
Poros, embriagado de néctar, salió a tomar aire o a sestear. Penia se aprovecha de la oportunidad
para tener un hijo de él. Ese día es engendrado Eros, en el natalicio de Afrodita, por esto
acompañará a la diosa siempre en su cortejo. El amor es amante de lo bello por ser Afrodita
extremamente bella. Afrodita se refiere más a la relación sexual y Eros más al enamoramiento. Eros
es uno de los dioses más antiguos y no es un dios unitario, es doble como Afrodita, pues hay una
celeste (ouranía) y otra vulgar (pandemia), Eros más que un dios es un daimon, un mediador entre los
dioses y el hombre, de manera caprichosa.
Igual de encantador es el mito del andrógino, que cuenta Aristófanes: los hombres aman
porque al inicio eran esféricos y perfectos, tenían ocho extremidades y se desplazaban agilísimamente
y llegaban a donde querían, tenían dos frentes y carecían de espalda, se hicieron arrogantes (hybris) e
insufribles para los dioses, Zeus decidió dividirlos a todos en dos, “desde entonces mueren de
nostalgia por su otra mitad”. La virtud une, puede hacer que el hombre encuentre a su otra mitad. El
mal divide, puede provocar que Zeus divida aún más al hombre. Es imposible no recordar el
Génesis, con este relato y su intuición sobre la división como fruto del mal. La finalidad del amor es la
fecundidad corporal como espiritual, pues cuerpo humano es imagen de la belleza espiritual, esto
conecta el amor erótico con el paterno filial y el fraternal, y partiendo de la evidencia de los dos
sexos.
Otro de los grandes filósofos del amor es Aristóteles que desarrolla un tratado de la
amistad como necesaria para la ética. En Grecia no existe la amistad entre hombres y mujeres pues
no son iguales, por eso Sócrates preguntaba a Critóbulo “¿conoces a alguien con quien hables
menos que con tu mujer?” y se sabe que la actividad sexual fuera del matrimonio era común. Hay
numerosos testimonios de estas culturas en algunos libros de la Biblia, filtradas a través Persia y de
otras culturas del próximo oriente.
Originalidad judeocristiana
Los textos bíblicos no desacralizan la sexualidad, más bien constituyen una historia de
amor desde el Génesis al Apocalipsis. La gran novedad de la revelación es una doble analogía amorosa: Dios
ama a los hombres como un esposo a su esposa y el amor entre los esposos es un reflejo del amor
de Dios por el hombre. Las Escrituras tienen una estructura nupcial y consiste –como se verá– nada
menos que en la celebración de un casamiento o boda judía.
El amor tiene tres significados: Hesed del corazón, es un amor de misericordia y ternura interior
por el otro, su prototipo es amor esponsal y paternal con que Dios ama a Israel y la benevolencia
con que los esposos se han de amar mutuamente. Otro es Emunah, es una amor de aceptación
puede traducirse por constancia y perseverancia en el amor o por fidelidad, presupone una decisión y
un trabajo personal, tiene la misma raíz de amén. Finalmente está el quinah, que se traduciría por
exclusividad y celo ante la posibilidad de otro amante.
El ser humano es sexuado por ser imagen de Dios. El hombre es imagen de Dios por su
capacidad de crear y de crear-se, de dar gloria a Dios de manera consciente y libre, no hay mayor amor
que crear y dar libertad a la creatura para que pueda amar por sí misma: dejarla amar. El culmen de la visión
sexual judeocristiana es la mística, que concibe la relación con Dios ante todo como una relación
amorosa que no excluye ninguno de los grados del amor, desde el afecto hasta el ágape pasando
por lo erótico, como aparece en el Cantar de los cantares. En los relatos de los Inicios en el libro de la
Génesis, aparecen las diferencias entre la Escritura y el pensamiento religioso de oriente. Yahvé

7PLATÓN, Banquete, 205d, 206a Y 206b. M. MARTÍNEZ, Diálogos, Gredos, Madrid 2008 (vol. III), 145 y ss. .
JAEGER, Paideia, F.C.E., México 1962, 573 y ss.

11
aparece como un dios asexual, desaparecen las diosas madre, no hay bodas divinas, Yahvé está solo
en el orden divino, este monoteísmo es fruto de una larga maduración, la ley mosaica de la alianza
prohíbe prácticas como la prostitución sagrada, las fiestas estacionales ya que no hay uniones
sexuales divinas que representar. El regreso a tales prácticas será castigado o proscrito, como el
caso del becerro de oro o las prácticas sexuales en tiempo de los Reyes
El amor constituye el corazón del cristianismo 8. Según la tradición cristiana –inconcebible sin la
judía y las Escrituras– el amor es un movimiento de benevolencia, por el que el hombre está llamado a
amar al otro como Dios lo amaría, Dios es amor: nadie ama sino es en Dios y eso da al amor humano un
mérito infinito, como si fuera Dios quien amara a través de uno. Por eso el amor es una virtud teologal, la
tarea de cada uno por excelencia.
Esa tarea convierte la vida en un camino de ascensión a Dios, consiste en la integración de
las obras por el amor. El amor es comunión con Dios y convierte en eficaces las obras más sencillas. Esto tiene
sus consecuencias prácticas en la vida, el privilegio en el amor lo tiene el más débil, a quien hay que
promover. Una sociedad que privilegia al más fuerte es de por sí una sociedad enferma, en la que
los valores se han in-vertido y per-vertido. Los deseos se ven muchas veces opacados por la mala
educación o traicionados por las imposiciones de los medios de comunicación, de la propaganda y
la publicidad o de malos hábitos; a veces por la pereza, el abandono y la mediocridad en la vida o
por la falta de preparación y claridad respecto a lo que realmente se quiere y sus consecuencias.
Todo ello ha desembocado en un gran analfabetismo afectivo que inhabilita a muchos a amar para
siempre, esto se refleja en una vulgarización y trivialidad en la visión actual de la sexualidad, de la
procreación y de la mujer.
El amor entre los hombres es fruto de la diferencia sexuada y es manifestación de la imago Dei,
expresión de la imagen divina en el hombre, por el que están llamados a la una caro, una sola carne.
Por eso el matrimonio es la base de la sociedad a través de la familia. Pero el amor quedó
empañado por el pecado original, este introdujo –y consiste en– una terrible división dentro de los
actos humanos9.
La visión cristiana del amor no se ha librado de malentendidos y exageraciones. Ha habido
períodos de influencia estoica y de un maniqueísmo más o menos solapado que han opacado la nobleza
dl cuerpo a favor del espíritu, idealizando el amor. La relación entre sexualidad, amor y matrimonio
no siempre ha sido serena. En los primeros siglos de la era cristiana, surgieron pensadores que
sostenían que el camino más corto para llegar a Dios era la renuncia al sexo, hubo quienes llegaron
a la castración voluntaria interpretando la vocación de eunucos por el Reino de los cielos, como
Orígenes de Alejandría.
Entre las manifestaciones de pesimismo antropológico, está el fenómeno cátaro, tan influyente en
la visión del matrimonio y la sexualidad, influirá en la idealización de la mujer y en amor cortés, uno
de los capítulos más interesantes de la historia amorosa de occidente. Momentos de oscuridad son
el rigorismo moral y el puritanismo, posterior a Lutero, que a partir de la desconfianza del cuerpo,
condenará el placer sexual y dará origen a su vez, a movimientos como el romanticismo y la misma
revolución sexual.
4. ¿Por qué amamos como amamos?
El paganismo tenía un dios para el amor pero no para el matrimonio,
el cristianismo en cambio tiene un Dios para el matrimonio pero no para el amor.
Kierkegaard

8 Algunos de los grandes exponentes del tema del amor son Agustín de Hipona, Bernardo de Claraval, Juan de la
Cruz, C. S Lewis, Dennis De Rougemont, Nygren, Irving Singer. Tomás de Aquino definirá a partir de allí el
amor como “amor estvellebonumamato” THOMAS AQUINENSIS, Summatheologíae, I, II, 26, 4.
9 Cum-cupiscentia significa división, búsqueda de dos fines en un acto. En el amor cristiano entran diferentes

interpretaciones, eros puede ser el camino de subida a Dios, un amor místico, reservado a unos pocos; otro tipo de
amor cristiano es nomos, consiste en el descubrimiento de las leyes y su respeto, como una manifestación del amor
a Dios, como un tipo de sumisión a la voluntad divina; filia o vivencia de compañerismo y amistad espiritual,
constituye otra clave cristiana en el amor I. SINGER. La naturaleza del amor, Siglo XXI, México 1992, vol. II, 189.

12
Esta afirmación del filósofo romántico con su punta de acusación, revela mejor que
nada la esquizofrenia que durante siglos ha habido en occidente entre matrimonio y amor. Con
ello pone el dedo en la llaga de la tarea pendiente Primero habría que preguntarse ¿cómo
amamos, cuál es el modelo vigente de amor en la actualidad? La respuesta es sencilla. Porque
hay una herencia amorosa que se ha ido sobreponiendo en la historia, e sus épocas cálidas. Lo
esencial es que sigue pendiente la tarea de introducir el amor en el matrimonio y el matrimonio
en el amor.

Tres modelos en nuestro ADN

El modelo de amor sentimental y pasajero, resbaladizo y ligero de hoy, se va fraguando


desde el siglo XII. Se ha trasmitido a través de las historias de amor que se encuentran en las
novelas, en la literatura amorosa, en los filmes, la televisión y en las canciones. Éstas son las
latas, los botes y las envolturas donde se bebe el amor. Lo impresionante es que prácticamente
todas las historias de amor durante los últimos ocho siglos están marcadas por una historia de amor,
trasmitida a través de mil formas. Se trata de la historia de Tristán e Isolda, como sostiene Denis
de Rougemont. Esta historia de amor, siempre refrita, tan encantadora y emocionante, es
esencialmente la historia de un adulterio10. Esta concepción del amor se forjó en el amor cortés. Éste
trata de rescatar el amor sincero, de los matrimonios arreglados. El segundo momento es el
romanticismo, quiere liberar el amor de la jaula de oro del matrimonio puritano. El tercero, ya en el
siglo XX, es la revolución sexual, que quiere liberar el amor y la mujer del corsé de las reglas de la
moral extrínseca. En tecnología se vive en el siglo XXI, en cuestiones de amor estamos en la
edad de las cavernas, el lenguaje es el de los gruñidos y toscos ademanes.

Amor cortés: amar fuera del matrimonio

El amor cortés surge hace ochocientos años como una revolución contra las costumbres
de los matrimonios arreglados pero ha tenido un peso colosal en la forma de amar de los siglos
venideros. El núcleo de amor cortés está en la entretenida y apasionante historia de Tristán e
Isolda, presente en todas las historias de amor hasta la actualidad11.

Se trata de un mito celta, puesto por escrito en pleno Medievo (Las grandes versiones
de Tristán e Isolda son las del Berul y Thomas). El mito es un relato cargado de simbología que

10DE ROUGEMONT D., L’amour et l’Occident, Libraire Plon, Paris 1972.


11Esto coincide con el nacimiento y difusión de las lenguas romances, de los cantares de gesta y los relatos de la
caballería, en la que se enfrentan batallas, retos y penalidades por el amor de una dama ajena.

13
resume prodigiosamente muchas situaciones, permite ver muchas realidades y faces del amor.
Los mitos tienen un poder fascinador sin que se sepa por qué, pues están cargados de elementos
sagrados. Tristán e Isolda es una historia de amor eternamente cantada, de mil modos en
occidente.

Tristán, nace en la desgracia, de allí su nombre, queda huérfano pues su madre Blancaflor
no sobrevive a su nacimiento, su vida está llena de nubes. El rey Marcos, su tío recoge a Tristán en
la corte y lo educa en Cornualles, la primera hazaña de Tristán es la derrota del Morholt, un gigante
que viene a pedir doncellas de Cornualles como tributo. Con esta proeza Tristán es nombrado
caballero pero queda herido y se embarca para ser curado, en una nave sin remos, armado sólo con
su espada y un arpa. Al llegar a Irlanda se encuentra a la reina, la única que puede salvarlo pero es
hermana del Morholt y por ello Tristán no revela su nombre y el origen de su mortal herida. Isolda,
princesa real lo cura y lo cuida.
Años más tarde el rey Marcos se ve obligado a casarse, lo hará con la mujer cuyo cabello de
oro le ha sido llevado por una golondrina y manda a Tristán a buscarla. Una tempestad lo arrastra a
Irlanda allí mata a un dragón que amenazaba el reino, herido es cuidado nuevamente por Isolda.
Ésta descubre un buen día que se trata del asesino de su tío e intenta matarlo con su propia espada
mientras admira su belleza pues se está bañando, pero Tristán le revela su misión y se embarcan
hacia Cornualles para encontrar a su futuro esposo, Marcos. Ya en alta mar entre tempestades y
calores, tienen sed, para ello la sirvienta Brangien les da a beber, por error, el brebaje preparado por
la madre de Isolda y destinado a garantizar el amor de los esposos. A partir de este momento
confiesan su amor y lo vivirán apasionadamente. Según algunos, el enamoramiento mutuo es efecto
del filtro que durará tres años o toda la vida, para otros el enamoramiento nace cuando Isolda
descubre desnudo a Tristán, para otros, es fruto del trato entre ambos. La falta ha sido consumada
pero Tristán permanece fiel a la misión que ha recibido del rey y conduce a Isolda ante Marcos a
pesar de la traición. Brangien pasará la primera noche con Marcos, expiando así su torpeza.
Unos barones “felones” denuncian ante el rey el amor entre Tristán e Isolda. Condenado al
destierro, Tristán convence con engaño a Marcos de su inocencia. Uno de los felones tiende una
trampa a los amantes siembra “flor de trigo” entre el lecho de Tristán y el de la reina. Tristán se da
cuenta de la trampa y salta por encima del espacio que separa los lechos, pero una herida se le abre
con el esfuerzo manchando de sangre la harina, lo que sirve a los felones y a Marcos como prueba
del adulterio. Entregarán a Isolda a una banda de leprosos mientras Tristán es condenado a muerte,
se evade (escena de engaño en la capilla) libera a Isolda y con ella se adentra en el bosque de
Morrois, donde viven tres años una vida de privaciones. Un día Marcos los sorprende dormidos
con la espada entre ambos cuerpos, emocionado el rey toma este gesto como signo de castidad, los
perdona y sustituye sigilosamente su espada por la de Tristán. Terminados los tres años se acaba el
efecto del filtro y el ermitaño Ogrin se ofrece como voluntario para que Tristán devuelva la mujer a
su marido el rey. Aunque ella no está muy convencida pues pide que Tristán se quede en el reino
para luego prometer que se encontrará con el caballero al aviso de una señal y ya nada podrá
detenerla “ni torre, ni muro, ni castillo”. Comienzan las citas clandestinas con la complicidad del
guardabosque. Los barones felones vigilan la virtud de la reina. Ésta pide un juicio divino para
probar su inocencia y gracias a un subterfugio triunfa en la prueba: antes de tomar el hierro
candente que deja intacta la mano de quien no miente. Jura no haber estado jamás en los brazos de
otro hombre que no sea el rey o los del villano que acaba de ayudarla a bajar de la barca. El villano
no es otro que Tristán disfrazado…12.
Luego vendrán nuevas aventuras y hazañas que hacen la historia más entretenida aún. Al
alejarse a otras tierras Tristán desconfía del amor de Isolda y termina casándose con “Isolda la de
las manos blancas”, por su belleza y por el nombre de Isolda a quien añora. Nuevamente herido en
combate hace llamar a la reina Isolda la rubia para ser curado por ella. La reina se embarca
ondeando una bandera blanca signo de esperanza, Isolda la mujer de Tristán espiaba su llegada y
atormentada por los celos le miente a su marido que está en cama anunciándole que la vela del

12 Se ha parafraseado el resumen de D. DE ROUGEMONT, L’amour et l’Occident, 27 y ss.

14
barco que trae a la otra Isolda es negra. Tristán muere del dolor e Isolda la rubia igualmente al
abrazar el cuerpo de su amante. Sobre la tumba de Tristán nació una vid y sobre la de Isolda un
hermoso rosal que se enlazaron.

La primero que llama la atención (siguiendo a De Rougemont) es que el mito de Tristán e


Isolda –cuajado de enigmas– tiene una gran actualidad porque representa el modelo de amor
que por excelencia ha educado sentimentalmente a generaciones enteras, está presente en las historias de
amor hasta la actualidad, basta asomarse a las telenovelas, las canciones o los filmes, pasando
por la literatura en general.

Lo segundo es que sustancialmente es una historia de adulterio entre sus protagonistas. La


caballería combate el matrimonio: el amor cortesano nace como una reacción contra la anarquía de las
costumbres feudales: el matrimonio se había convertido en un simple medio de
enriquecimiento a través de pactos, de anexión de tierras dadas en dote o codiciadas por
herencia. Si el negocio resultaba mal, se repudiaba a la mujer. Frente a estos conflictos, el
modelo de amor cortés presenta como un amor autentico, ideal, basado en la voluntad y fiel13. La
sustancia es que el amor cortés es en el fondo, incompatible con el matrimonio. En esta
historia la felonía y el adulterio son aceptados con naturalidad; el mito no pierde ocasión para
rebajar la institución del matrimonio: constantemente se hace burla de Marcos el rey, casado
con Isolda, mientras el héroe y protagonista principal vive del engaño. Más que combatir el
matrimonio, quiere salvar lo genuino del amor, pero concibe este como una relación
puramente espiritual por estar impregnado por la herejía cátara.

El tercer elemento es que este modelo de amor está empapado en la herejía cátara. Ésta es
una concepción dualista del hombre, en la que el cuerpo es la parte despreciable ante el espíritu que es la
parte elevada. Los trovadores difundían esta concepción idealizando a la mujer en sus historias
de amor y combates: se combatía por una dama ajena e idealizada, despreciando el cuerpo. Los
trovadores tenían claras influencias de los místicos árabes y estos a su vez de las religiones persas
de las que provenía esta visión no cristiana, que se remontaba hasta el hinduismo. Este
lenguaje místico e idealizador del amor cortés estará presente en la retórica de la mística
católica, italiana y española aunque referido a la relación amorosa con Dios.

El cuarto elemento es que se trata de un amor a sí mismos, De Rougemont resume que aman
pero no se aman, se aman sólo a sí. El amor es una relación que purifica, se usa al otro para “ser

13 LE GOFF J-SCHMITT J. C., Diccionario razonado del occidente medieval, Akal. Madrid 1999, voz Amor cortés.

15
mejor”. Se ama el amor más que a la persona. Había que preguntarse si realmente ama Tristán
a Isolda y viceversa, el hecho es que no se casan.

Quinto elemento. El amor aparece ligado a la muerte: la espada entre los cuerpos, la
temeridad y sobre todo el desenlace (además de ser una supuesta prueba de amor idealizado);
la muerte misma de los amantes revela esa relación: la pasión es tal que los amantes prefieren
morir que separarse y los arbustos cuajados de flores que brotan de las tumbas es otra bella
alusión a la muerte.

Sexto elemento. Ellos no son responsables de ese enamoramiento, la magia juega un papel
importante que se refleja en el filtro. Se tiene que acudir al lenguaje engañoso de los símbolos, los
amantes caen en la embriaguez de la pasión por culpa de una pócima y con ello se sacuden
toda responsabilidad: la piedra que se lanza sin apuntar va directa al blanco, afirma el autor de
L’amour et l’occident. Los afrodisiacos de los que se habla hoy tienen la mayoría de las veces un
toque mágico, pues la magia persuade sin dar razones, hace exclamar a los amantes: “no me
puedo oponer a amarte pues no depende de mí”.

El amor es una guerra –séptimo elemento– tiene como objetivo la mutua conquista. En las
novelas de caballería, auténticas escuelas del amor, el caballero emprende continuamente
luchas y batallas para lograr el vasallaje de su amada, ella se resiste pero cede. Amadís de Gaula,
es un ejemplo de esa relación feudal en el terreno amoroso. El resultado es un amor desgraciado,
condenado a la ocultación, al fingimiento, el amabam amare de Agustín de Hipona se revela aquí
con fuerza: la pasión es por definición sufrimiento y dolor.

El noveno elemento es el modelo de mujer que se propone. Es bella, ajustada a los cánones de
la época, ajena al matrimonio en cuanto que es idealizada por un amante que no es su marido,
igualmente el admirador no idealiza a la propia mujer sino a la ajena. Hay dos modelos de
mujer: la amante y esposa. No se concibe a las dos en una: si el amado se casase con la amante
ésta devendría esposa y aquél idealizaría a otra. Esto es lo definitivo y lo trágico del modelo
cortés.

Esto lleva al décimo elemento, el amor termina con la posesión de la presa. Esto es de una
impresionante actualidad: todas las historias de amor terminan en una boda de los amantes y
con la consabida frase “y se casaron y vivieron felices y comieron perdices”. Termina todo

16
justo cuando la historia comienza. ¿Qué pasa con el amor después de la boda? Sencillamente muere y
tendrá que buscarse fuera.

La historia real de amor cortés es la de Abelardo y Eloísa. Preceptor y discípula, cuyo tío la tenía
destinada a un buen partido para la familia. Abelardo es un revolucionario pues trasgrede las reglas
de tres formas: enamorándose de una chica reservada a otro por razones de nobleza, rehúye de la
idealización consumando la relación y estableciendo una relación de matrimonio, cosa que además
pregona como un triunfo. Allí nace el ideal de amor moderno: juntar amor y matrimonio. Al
enterarse de los amoríos entre los amantes el tío no duda en acudir a la castración. Después de tan
terrible tragedia, deciden entrar a un convento, pero la historia de amor espiritual continúa,
revelando así la separación entre amor espiritual y matrimonio reducido a la alianza entre familias.
Son conocidas las cartas de amor entre los amantes y las descripciones posteriores, desde el
convento, de las experiencias de amor sin ahorro de detalles.
Lo sustancial es que esta concepción del amor ha pesado a través de la literatura, que es
la que educa en el amor y a las costumbres14. La Celestina15 y sobre todo el Quijote16representan una
crítica más o menos lucida del amor cortés y sus estragos en el alma, cada una según su estilo y
género. Una desde la picardía, el otro desde un realismo renacentista-barroco, no hay que
olvidar que la novela de Cervantes es una historia de amor y es un testimonio de que la
caballeresca estaba más viva que nunca. El Quijote representa para De Rougemont un triunfo
de Roma, nunca se subrayará suficientemente su genialidad.

El modelo de Tristán volverá a imponerse en la literatura, aunque con excepciones


como la Plaza real de Corneille, otra obra que triunfa sobre el mito, no así en su oponente
Racine que pasa del desencadenamiento del mito al eclipse del mismo, sin darse cuenta está ya
uno a las puertas del romanticismo, otra época cálida del amor. Con ello se llega a una de las
grandes épocas cálidas de la historia que pesan en la actualidad, el Romanticismo.

Amor romántico: eterno enamoramiento

“La perspectiva romántica según la cual un príncipe y una princesa se casan y viven
felices para siempre, conduce siempre al divorcio” (B. Russell).

Romanticismo
Romanticismo significa dos cosas: un periodo histórico y el modelo de amor fruto de ese
período. Viene de romantic, que a fines del siglo XVI designaba en Inglaterra el carácter romancesco

14 De Rougemont identifica toda una trayectoria que tiene como punto de partida el Roman de la Rose, del siglo
XIII, para entonces las dos versiones del mito –la de Berul y la de Thomas– llevaban ya un siglo de existencia.
Igualmente en la poesía de Sicilia e Italia se advierte la influencia, Beatriz sería un símbolo de la dama idealizada
(es la misma época en la que se introduce la dama o la reina en el ajedrez, como consecuencia de la idealización de
la mujer); en el lenguaje de Petrarca se advierte la misma influencia. A partir de allí los relatos de caballería
cobrarían una enorme popularidad y difusión.
15 Véase IGLESIAS Y., Una nueva mirada a la parodia de la novela sentimental, La Celestina. Iberoamericana 2009, 13.
16 Es suficiente la obra de MORÓN C., Para entender el Quijote, Rialp, Madrid 2005. Aunque la lectura de la obra de

Cervantes es insustituible.

17
y aventurero del romance caballeresco medieval, luego se aplicó a lo medieval y al arte gótico.
Nace en Alemania con el célebre movimiento Sturmund Drang, cuyos mayores representantes fueron
Novalis y F. Schlegel. Es una reacción al neoclásico17. A partir de allí lo romántico significará
también un modelo de amor.
El romanticismo es una apasionada rebelión del corazón frente al corsé de las reglas impuestas
artificialmente. El Romanticismo va de fines del siglo XVIII a mediados del XIX. Hay temas
típicamente románticos como la revaloración del sentimiento y de la fe, amor por la historia, con
especial interés en el Medievo, de lo exótico y de una Grecia no clásica sino idealizada, exaltación
de aspectos irracionales, místicos y mágicos de la vida; libre expresión de la creatividad subjetiva.
Un aspecto muy importante es el de la nostalgia del infinito en lo finito, de lo divino en la
naturaleza. Intenta el rescate del ser humano frente a la cuadriculación de la razón y del
objetivismo, propios del estilo neoclásico, del iluminismo y del racionalismo. Constituye un rescate
del yo frente al absoluto de la razón y del Espíritu que es devenir absoluto. Subraya la imponencia
de la naturaleza que sobrecoge al espíritu humano y lo arrastra consigo. Representa un retorno a los
dos grandes pilares del Medievo: el cristianismo y la “barbarie” con sus cultos paganos semi
cristianos.
El romanticismo acentúa la voluntad y el sentimiento, subraya lo arracional y angustia de la
vida humana, la grandeza de la vida no puede ser encasillada en cortas medidas científicas, las
rebasa y precede a la razón. Constituye una revolución artística, política, social e ideológica tan
importante que todavía hoy vive muchos de sus principios: libertad, individualismo, democracia,
nacionalismo18. Por ello es amante de las ruinas, porque en ellas se ve la fuerza de la naturaleza que
arrastra todo a su paso y subraya la temporalidad y pequeñez humanas. No se puede encorsetar el
amor en el matrimonio. Rousseau afirmaba que no se casaba porque no quería adquirir un
compromiso y nunca probaría que el deber le obligaba a ello, “no lo he hecho ni quiero hacerlo”
Los grandes temas del Romanticismo. Son la vida humana, el sentido de la existencia, la
historicidad de la misma, la muerte y el amor humano, dentro de este se canta a la mujer, el
nacionalismo exaltado hasta el heroísmo. Estos temas casi siempre en el marco de una
trascendencia religiosa. El Romanticismo es un movimiento individualista por un lado y por otro
abandona al individuo a la fuerza de la naturaleza. La autonomía del sujeto como primer logro del
pensamiento ilustrado es fundamental para la concepción que el hombre romántico tiene de sí
mismo y en relación a la Naturaleza, ésta lo envuelve y sobrepasa como se puede apreciar en la
pintura de este período.
El amor es la fuerza que domina todo, comenzando con el macrocosmos, una fuerza frente a la
que no se puede luchar, es como un vendaval, que arrastra al hombre a su capricho, una especie de
copulaciones astrales en palabras de Fourier. El amor es sustancialmente enamoramiento y esto lo
convierte en trágico. Eso lleva a iniciar innumerables historias de amor, sin que ninguna cuaje, pues
e antídoto contra la pasión es la convivencia. La imagen mental tiene más fuerza que la vivencia
real.
En la actualidad domina un neo romanticismo. Se expresa en frases como “encontrar el amor”,
“el amor va y viene”, “está dormido el amor a la sombra del olvido”, “el amor acaba”, “al corazón
no se manda”, “cuando vuelva el amor”, “el matrimonio es la tumba del amor”, “nada es para
siempre”, “ya el tiempo lo dirá”, “obedece al corazón, él no se equivoca” y otras.
Todo ello se percibe en el poeta sevillano y tardo romántico Bécquer. En su obra
presenta el amor humano como una fuerza que arrebata al hombre y lo conduce de un

17Para los neoclásicos, período anterior al romanticismo, la belleza es más académica y depende, de los objetos
(unidad, variedad, regularidad, orden, proporción, etc.), más que de la sensación que producen éstos en quien los
contempla. La belleza, debe proporcionar un placer sereno, ordenado y proporción, imitación del arte griego. Es
un estilo académico.
18 El romanticismo está presente en la revolución industrial inglesa, que desarrolla una clase burguesa y sienta las

bases del liberalismo; en la revolución francesa, que proclama los principios de libertad, igualdad y fraternidad; y en la
independencia de las naciones iberoamericanas.

18
enamoramiento a otro. Con gran sensibilidad y maestría poética describe la pretensión de
historia que es el enamoramiento. Pero el amor es sólo enamoramiento y radica en los sentidos
externos a través de la mirada, los gestos, las caricias y la contemplación de la figura femenina y
su belleza. Enamorarse es alojar a la amada en la propia vida. La amada habita en el amado y
este espera habitar en ella, él quiere suspirar en el viento, llamar a la amada entre las voces de
las sombras y respirar junto a ella por la noche a través sus ruidos. El amor provoca en el
amado una visión más amable del mundo porque la he visto y me ha mirado ¡hoy creo en Dios!. El
amado disfruta de la presencia de la amada aunque ella duerma o incline la cabeza sobre su
pecho o dialoguen con la mirada.

En sus Rimas, tal como fueron ordenadas después de su muerte, se advierte con gran
coherencia, cómo la historia de amor no cuaja y termina en la ruptura y la muerte. El amor es
una fuerza que arrastra a quien ha sido flechado por las saeta de Eros y no puede oponerse a
él. Es una vibración interna que sale en forma de un “No digáis que agotado su tesoro, de asuntos
falta, enmudeció la lira… ¡mientras haya una mujer hermosa habrá poesía!. La belleza de la mujer es
fuente de la inspiración: ¿Qué es poesía...? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Poesía... eres tú!. Así comienza el amor
y termina afirmando amargamente y postrado en el dolor: Una mujer me ha envenenado el alma, otra
mujer me ha envenenado el cuerpo; para culminar con la muerte:"¡Oh, qué amor tan callado el de la
muerte!¡Qué sueño el del sepulcro tan tranquilo!" y también:¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

El amor es una fuerza que se experimenta y es imposible luchar contra él, se presenta sin
llamarlo, lleva a un clímax y al éxtasis para un día marcharse y olvidarse dejando a la persona en
el dolor: ¡Los suspiros son aire y van al aire! ¡Las lágrimas son agua y van al mar! Dime, mujer, cuando el
amor se olvida ¿sabes tú adónde va? El amor es una fuerza que idealiza la realidad es un movimiento
que lo sacude por dentro y que le hace exclamar con un texto sublime

Besa el aura que gime blandamente


las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube de occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve el beso..

El amor palpita en los paisajes sobrecogedores y sublimes y en los más hondos


sentimientos humanos, en los bosques de corales y a do un rumor no llega. La idolatría del

19
amor lleva al poeta a dejarse llevar por la experiencia inmediata y a exclamar: Amémonos hoy
mucho y mañana digámonos ¡adiós! y: ¡cuándo podré dormir con ese sueño en que se acaba el soñar!

Oigo flotando en olas de armonías,


rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?
Dime
¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!

La fuerza del amor presente en la naturaleza, revela el deseo de fusión:


Dos rojas lenguas de fuego y que al romper se coronan
que a un mismo tronco enlazadas con un penacho de plata.
se aproximan y, al besarse,
forman una sola llama. Dos jirones de vapor
que del lago se levantan
Dos notas que del laúd y, al juntarse allá en el cielo,
a un tiempo la mano arranca, forman una nube blanca.
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan. Dos ideas que al par brotan;
dos besos que a un tiempo estallan,
Dos olas que vienen juntas dos ecos que se confunden;
a morir sobre una playa eso son nuestras dos almas.
Es idealización de la inalcanzable mujer:

Yo soy ardiente, yo soy morena,


yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No
es a ti, no.

—Mi frente es pálida, mis trenzas


de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No,
no es a ti.

—Yo soy un sueño, un imposible,


vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
— ¡Oh
ven, ven tú!

20
El romanticismo está lleno de paradojas. Reduce el amor a enamoramiento, allí está su
grandeza y su condena: la sucesión de enamoramientos no constituyen una historia de amor,
esto va generando en el enamorado una sensación de depresión y por ello está íntimamente
ligado a la muerte. Para el seductor de Kierkegaard toda historia de amor es de medio año como
mínimo. Baudrillard dirá a su vez que no hay peor perversión que la del coleccionista, el
seductor no es más que un atesorador de amores. La convicción de que la historia de amor
terminará, acarrea el deseo de morir juntos. El amor muchas veces termina con la posesión de
la amada y esto hace que termine el amor y se busque un nuevo enamoramiento. El
romanticismo es una reacción contra la concepción puritana del matrimonio que subrayaba la
responsabilidad y dejaba fuera el eros. Nuevamente las historias de amor terminan frase: “se
casaron y vivieron felices”: se acaba la historia de amor justo cuando debiera comenzar no en
vano terminan las rimas en un desolado “Qué solos se quedan los muertos”.

El lado crudo del romanticismo y anticipación de la revolución sexual es el marqués de


Sade, para el que toda relación humana es de por sí violenta, exclama: “huid sin reservas del amor”,
sus obras están llenas de personajes depravados que gozan con el sufrimiento ajeno y la destrucción
sin razón que recuerda el homo homini lupus de Hobbes aplicado al sexo. La erótica consiste en
cálculos en un racionalismo morboso. Sade revela asimismo el peso de la educación, su tío que lo
tuvo a su cargo, entre los seis y los diez años, tenía como amantes en la misma casa a una madre, su
hija y a una criada. Su padre había terminado en la cárcel por diversos delitos sexuales. Recuérdese
que los estudios de Freud comienzan por el intento de entender los comportamientos sádicos,
rescatando que toda relación sexual tiene algo de agresión, tendencia a dominar en un lenguaje de
cortejo. La influencia de Sade va mucho más allá de lo sexual, se nota en la morbosidad necrofílica
(atracción por la muerte) de la sociedad actual, la fascinación por la violencia, el terror y el crimen,
por la noticia amarilla y la comercialización del horror.

Revolución sexual, amar no es más que sexo

La revolución sexual es un complejo movimiento, fruto de muchas corrientes y causas,


a partir de los años cincuenta del siglo XX pero que se venía gestando durante décadas. Se
caracteriza por el rechazo de los moldes y estructura de la sociedad, en la vivencia de la
sexualidad y el amor. Es a la vez síntoma y consecuencia de que ciertos modelos habían dejado
de funcionar o acaso nunca lo habían hecho. Se pueden identificar algunos ingredientes de este
vasto y lento movimiento:

En su aspecto social es una consecuencia y reacción a los horrores de las guerras


mundiales, especialmente de la segunda. A la falta de sentido ante tanto dolor y sufrimiento la
sociedad responde convirtiendo el placer y la comodidad en el ideal de la vida. Esto aunado a
la difusión en el consumo de drogas propició una sociedad volcada a lo fácil y automático.

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Por el lado de la religión y la moral, la revolución sexual representa una reacción contra los
moldes impuestos por el puritanismo sexual de origen anglosajón, junto al debilitamiento de la
voluntad en las personas, por los elementos anteriores. Frente al extrincesismo moral o moral
victoriana con sus escapes a la prostitución tolerada y reglamentada, propone el amor
convertido en deseo, tan evidente en la prostitución y la frecuentación de los bajos mundos.
Los espectáculos populares o de variedades en las representaciones eróticas iban en aumento,
junto con la sátira y la burla de los roles impuestos por la sociedad, en ellos se generalizan cada
vez más el histrionismo travesti de gran popularidad en las ciudades.

La difusión de los anticonceptivos es otra causa que ha provocado la separación técnica entre
amor, sexualidad y fecundidad. Será este quizá la mayor causa y efecto de todo este
movimiento. De esta separación técnica se pasará a la ignorancia absoluta sobre la relación que
hay entre estas tres realidades íntimamente humanas. A esto se vino a añadir toda una
propaganda neo maltusiana sobre la regulación de la natalidad y explosión demográfica.

Lo anterior se propondrá como una liberación femenina de la opresión masculina:


liberación de la maternidad, del matrimonio e incluso del placer sexual masculino. Tal actitud
había sido ya anticipada por el realismo literario o primer feminismo: cultura flapper y representa
el elemento marxista-freudiano o liberación sexual, también llamado liberación femenina. Se
introduce un sutil dominio de lo masculino, cumpliendo la profecía de Ortega y Gasset que
afirmaba mucho antes que el muchacho se convertiría en el modelo de la sociedad: no se embaraza, no
tiene obligaciones, es delgado, fuerte e independiente.

La revolución sexual tiene como consecuencia la generalización de todo tipo de


relaciones sexuales y su aceptación, y la tolerancia hacia todo tipo de preferencia como
expresión de la sexualidad que no debe ser reprimida. Junto con ello se propone la sexualidad
como un derecho, produciendo la proliferación de parejas de hecho y la exclusión del
matrimonio, prescindiendo del parentesco a favor de la pasión como había anticipado un siglo
antes Fourier.

El detonante de toda esta situación es el Informe Kinsey. Se trata de un reporte sobre la


sexualidad en los Estados Unidos en el que se pretende desvelar la vivencia real de la sexualidad
más allá de las normas, de las apariencias y de la hipocresía social. Según una metodología muy
particular se presenta en este reporte el comportamiento americano a través de estadísticas. Estas
estadísticas ofrecen datos no esperados: la vivencia real de la sexualidad, contradicen las costumbres
puritanas y haría palidecer a la decadente sociedad romana del imperio. El informe quiere
convencer, con datos que en la práctica sexual del americano medio no corresponde a la moral
impuesta por la sociedad: las relaciones prematrimoniales, el recurso a la prostitución, las relaciones

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y experiencias homosexuales, las relaciones extramaritales y otras muchas prácticas, son
infinitamente más frecuentes de lo que se creía. Se le da gran importancia a los experimentos
realizados con seres humanos, para llevar a cabo el informe no se dudó en llevar a cabo
experimentos con miles de niños, que incluían la excitación y abuso para obtener resultados a
manos de “profesionales bien entrenados para ello”; además gran parte de la población encuestada
provenía de ambientes dudosos como prostíbulos y cárceles.
La lógica de la metodología es la siguiente: las estadísticas reflejan una realidad social muy
diferente a la de las creencias: las prácticas extremas “son muy comunes”. Luego se da un salto: de
lo común a lo normal. Para justificar las conclusiones, se acude también a los animales como modelo
del comportamiento sexual humano. Se separa la sexualidad de los hombres de la sexualidad de las
mujeres y en general se reduce la sexualidad a datos y a técnicas (de excitación por ejemplo).
Un dato que desenmascara la pretensión científica del reporte es la población encuestada,
pero además el punto de partida para las conclusiones está basado en el uso de personas: los niños,
se da por sentado que hay una sexualidad infantil y esto es inquietante, ya Freud había combatido la
idea de que no hay pulsión sexual en la infancia. Si se toman en cuenta las experiencias radicales no
se pasará por alto la injusticia tremenda que implica la invasión a las vidas particulares de niños con
prácticas propias de adultos.
La conclusión que se saca de esto es que la incidencia estadística es igual a “lo normal”,
aunque se condena la palabra normal aplicada a resultados que contradigan dicho estudio haciendo
un curioso uso de la normalidad, con ello se eleva a normalidad, cualquier preferencia o tendencia
personal. Se divide a las personas en heterosexuales y homosexuales definiendo heterosexual como
“lo que no es homosexual”, con ello la aplicación del termino gai a niños y adolescentes. Queriendo
liberar la sexualidad de los prejuicios morales, se cayó en una clara propaganda hacia la
homosexualidad.
Algunas de las consecuencias y objetivos del informe Kinsey son la desconexión entre
hombres y mujeres en la sexualidad. El informe se propone acabar con el tabú que prohíbe las
relaciones entre generaciones; y sostiene algunas ideas como las siguientes: el pudor se presenta
como una manifestación de histeria; las relaciones prematrimoniales benefician a las mujeres; a los
niños les benefician las relaciones sexuales con adultos. De allí surgen los movimientos a favor de
la pedofilia: ésta es vista como una orientación emergente e incompatible con la religión cristiana.
Desde la ideología kynseyiana la moral en el campo de la sexualidad es herencia de la paranoia judía
en materia sexual.
Para ello habría que cambiar la mentalidad de la gente y en algunos sectores se vio la
urgencia de aplicar y difundir la visión de Kinsey a través de políticas educativas, de ello ha
derivado el pansexualismo, las ideologías de gender y sexualidad y ciertos feminismos19. El amor
quedará convertido en consumo y en mutuo uso. Parece que la finalidad última del reporte es la
aceptación social de todo tipo de preferencias a través de la legalización y promoción en la
reeducación de la sexualidad desde las escuelas. Todo ello promueve una visión de “outlet sex” el
sexo es sexo independientemente de sus presentaciones. De esta manera el asalto a la sexualidad
americana no viene desde la pornografía sino desde la “ciencia” 20.
Si algo define la situación actual en el campo del amor es la desorientación, fruto de la
disolución entre sexualidad, amor y fecundidad. Combinado con el peso que los medios de
comunicación han tomado y la soledad que experimentan la mayoría de los jóvenes y
adolescentes da como resultado la incapacidad para leer y expresar los sentimientos y
movimientos amorosos. A este panorama se le puede llamar analfabetismo afectivo, como

19MASLOW A. -H. SAKODA J. (1952).“Volunteer error in the Kinsey study”, Journal of Abnormal Psyc
hology. 1952 Apr;47(2):259-62.
20 La fundación de playboy y Siecus. Son parte esencial para propagar una nueva mentalidad de sex outlet.

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consecuencia en gran parte de la revolución sexual. No se puede pensar el amor en la
actualidad sin tener en cuenta la revolución sexual.

Amor líquido: sexo sin amor21

La forma final. El modelo de amor propio de la actualidad, consiste en un amor con fecha de
caducidad y reducido a consumo. Este modelo es el claro reflejo de la sociedad capitalista, basada en
el consumo, que concibe al hombre como una máquina productora y consumidora de cosas y
aparatos que se desechan cuando aún sirven. Amor es sinónimo de consumo. El consumismo
consiste esencialmente en desechar, no tanto en comprar o usar. En la sociedad actual se compran
diariamente millones de cosas desechables, desde botellas de plástico hasta ordenadores y
equipos electrónicos, todos con una caducidad impuesta por el siguiente modelo en el aparador
y la renovación periódica de los modelos para vender más y cambiar de aparato. La economía
está basada en ello y por ello hay frecuentes crisis. Ese mismo esquema aplicado al amor
significa “usar y sentirme libre de tirar a la basura cuando ya no me satisfaces”; amar es
consumir y consumir consiste en desechar personas, sin compromiso.

Este modelo de amor, aparentemente tan divertido, desata una dinámica destructiva: la
conciencia de no ser más que un objeto de uso y la angustia y miedo a terminar en el basurero del
amor. De allí la manía por ser sexy, la religión del cuerpo y la alucinación por las operaciones,
que lo único que hacen es retrasar la fatídica hora de terminar desapareciendo en el cajón del
desamor. Acaso la consecuencia más destructiva sea la incapacidad de amar, para siempre, para
construir una historia con alguien, además de la pobreza de lenguaje y un sentido de depresión,
de frustración y cinismo coleccionista. El coleccionismo es una enfermedad de la modernidad
que muestra las carencias del hombre de hoy. El coleccionista establece un sistema moral en el
que excluye a los seres humanos, es la moralidad de las cosas. El seductor es el coleccionista de
imágenes huecas. Se-ducere significa desviar o apartar del camino.

Síntesis. El primitivismo amoroso se refleja tanto en la reducción del amor a reglas,


como en el abandono en el instinto y la vulgaridad. Uno reduce el amor a contrato y
compromiso, cosifica el amor. El otro extremo lo animaliza. Las soluciones que se han querido

21La característica de los líquidos –a diferencia de los gases y de los sólidos– es que sus moléculas tienen la misma
fuerza de cohesión que de repulsión: eso pasa con el amor: “me da igual estar contigo porque podría estar con
cualquiera”. El amor apoyado en la tremenda fragilidad de las relaciones, relación pura o pura relación, que se traduce
en un “usémonos mientras nos disfrutemos, para eso no tienes que morirte, me basta encontrar a otro que me
satisfaga”.

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dar a esto han caído en el extremo opuesto: el amor cortés busca la autenticidad en el amor frente a la
barbarie de concebir el matrimonio como contrato pero propone la infidelidad como amor
auténtico. El amor romántico busca liberar el amor, de las estructuras impuestas por la moral
puritana que y el matrimonio-contrato o institución de obligaciones, pero quema la historia de
amor, reduciéndola a una sucesión de enamoramientos. La revolución sexual es un movimiento
mucho más complejo y pobre culturalmente, pero tiene la gran intuición de intentar rescatar a la
mujer de los modelos impuestos por la sociedad, pero se queda en aspectos técnicos, instintivos y
llamativos, y corre el riesgo de imponer a la mujer nuevos modelos masculinos.

El amor sigue siendo una tarea siempre nueva que realizar y está en la base de la
problemática familiar. El alcoholismo, el consumo de drogas y antidepresivos,, los disturbios
sexuales, la proliferación de enfermedades mentales, la idolatría del dinero y otros fenómenos
lo único que revelan es el fracaso en los modelos que fomenta la sociedad. El problema
irresuelto sigue siendo cómo vencer el aislamiento y trascender con los demás.

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