Tema 1 - Definicion Bioquimica - 2022-2023
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Tema 1 - Definicion Bioquimica - 2022-2023
¿Cuáles de ellos derivan de los nutrientes y cuales son sintetizados por cada especie?
¿Cómo se sintetizan?
¿Cómo está organizada la estructura de la célula para llevar a cabo sus funciones?
¿Qué es la química de la herencia y cómo se dividen las células para dar lugar a células hijas
idénticas?
¿Cómo están reguladas los miles de reacciones químicas que tiene lugar en una sola célula o en
un organismo complejo para funcionar de un modo armónico?
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La bioquímica se estudia para comprender la relación existente entre nutrición, metabolismo y
genética con la salud y la enfermedad.
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1.2. DESARROLLO HISTÓRICO Y PERSPECTIVA ACTUAL DE LA BIOQUÍMICA
Figura 1: Entrelazado de las tradiciones históricas de la bioquímica, la biología celular y la genética. Mathews y col. Bioquímica.
Tercera Edición.
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La historia de la bioquímica está asociada íntimamente con el desarrollo de las ciencias de la
química a finales del siglo XVIII y de la biología en el siglo XIX. Sin embargo, no fue hasta los
primeros años del siglo XX que la bioquímica empezó a emerger como disciplina científica
independiente.
Es una ciencia polifacética que incluye el estudio de todas las formas de vida y que utiliza los
conceptos básicos derivados de la biología, química, física y matemáticas para alcanzar sus
objetivos (Figura 1).
Siglo XIX
El desarrollo de la química como ciencia a finales del siglo XVIII dio lugar al planteamiento de
ciertas cuestiones sobre qué es lo que confería a la vida sus propiedades características y en
particular, que era lo que distinguía a los compuestos orgánicos de los inorgánicos.
Fue durante la primera mitad del siglo XIX que la química orgánica se transformó en una química
de la vida con características distintivas que la separó de las otras ramas de la química.
Frederik Wöhler (Figura 1) en 1828 describió por primera vez cómo la urea, un
compuesto que solo se encuentra en los seres vivos, podría formarse por
calentamiento de un compuesto inorgánico, el cianato amónico.
En la década de 1820, Justus von Liebig (Figura 2), uno de los químicos
inorgánicos más eminentes, se dedicó al estudio de la nueva química. Liebig,
estudió la química de los animales y la fisiología de las plantas. Pudo demostrar que el calor de
los cuerpos de los animales se debe a la combustión del alimento ingerido. Fue el que introdujo
los abonos artificiales en la agricultura. Su laboratorio fue el primero en
establecer la categoría de los alimentos según el actual sistema de
clasificación de glúcidos, grasas y proteínas. También introdujo el
concepto de metabolismo (procesos químicos que forman o degradan
sustancias dentro de un organismo). El trabajo de Liebig, quedó resumido
en su libro “Química orgánica en sus aplicaciones a la Agricultura y a la
Fisiología”, publicado en 1840.
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En la década de 1840, la aceptación de la teoría celular de Matthais Scheleiden y de Theodor
Schwann (Figura 3), quienes reconocieron a la célula como
la unidad básica estructural de todos los organismos,
condujo a cambios fundamentales en la fisiología, la cual a
su vez, consiguió acercar aún más estrechamente a la
química orgánica con la biología.
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La idea de que agentes catalíticos solubles son responsables de la fermentación, fue también
propuesto por otros químicos eminentes, incluyendo Moritz Traube, quien, en 1861, estaba
convencido que una química de la vida era imposible sin entender y llevar a cabo la resolución
del conflicto de la teoría de la fermentación. La existencia, sin embargo de
fermentos catalíticos “desorganizados”, no fue considerada ya que nadie era
capaz de preparar extractos de células de levadura libres que pudiesen
fermentar azúcar. Fue durante este periodo de controversia que, en 1878,
Wilhelm Kühne (Figura 6), propuso el término de enzima para los fermentos, y
con ello, introdujo un térmico que subsecuentemente se ha convertido en el nombre general de
sustancias orgánicas que catalizan reacciones biológicas.
No fue hasta 1897, que Eduard Buchner (Figura 7; Premio Nobel, 1907), y su
hermano Hans, resolvieron la controversia de la fermentación demostrando en
extractos de levaduras, en preparados de células libres o agrupadas, eran capaces
de llevar a cabo la fermentación alcohólica.
Emil Fischer (Figura 8), también debe ser mencionado. Frecuentemente referido como el padre
de la bioquímica, Fischer recibió el Premio Nobel en 1902. A partir de la segunda mitad de siglo,
siguió una aproximación de química orgánica en sus estudios en varias
clases de compuestos biológicos. Su demostración de la especificidad de
las enzimas y su pronunciamiento a cerca de la relación llave-cerradura
entre una enzima y su sustrato en 1884, fue una de las principales
contribuciones científicas que él realizó en esta área. Su
experimentación, en los primeros años del siglo XIX, en proteínas reveló
que éstas estaban compuestas por un número de diferentes, pequeños bloques de construcción,
llamados aminoácidos, los cuales se unen, para juntos formar largas cadenas. También sintetizó
una proteína que contenía 18 aminoácidos y luego demostró su rotura por enzimas digestivas.
Las técnicas que Fischer desarrolló para la determinación de estructuras químicas de sustancias
continúan siendo útiles para la investigación bioquímica.
Siglo XX
Durante las tres primeras décadas, el énfasis fisiológico y químico continuó dominando en la
investigación bioquímica. El aislamiento y estudio químico de compuestos fue útil y como
resultado de estos estudios, la humanidad obtuvo muchos beneficios. Hormonas tales como la
adrenalina, tiroxina e insulina fueron algunos de los compuestos de importancia médica
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estudiados. La identificación y subsiguiente caracterización de las vitaminas lipo- e hidro-
solubles, así como la dilucidación de los aminoácidos requeridos por los seres humanos,
aumentaron en gran medida los conocimientos en nutrición.
En 1950, se realizó entre otros hitos, la elucidación de las vías sintéticas (anabólicas) que dan
lugar a la producción de compuestos biológicos. En gran medida, el éxito en el estudio se debió
al uso efectivos de radioisótopos, que fueron introducidos en la investigación biológica a
mediados de 1930.
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Al final de la década, el metabolismo intermediario, la red de reacciones enzimáticas que
conforman la maquinaria de síntesis y degradación de las células fue definida.
En 1950, Linus Pauling (Figura 11, Premio Nobel, 1954), y Robert B Corey, propusieron la
conformación en α-hélice y la estructura secundaria de las proteínas. Igualmente, de gran
importancia, el trabajo de Frederick Sanger (Figura 12, Premio Nobel, 1958) con la publicación
en 1953 de la primera secuencia de aminoácidos completa de una proteína. Sanger y
colaboradores, consiguieron determinar la secuencia de 51 aminoácidos de las dos cadenas
peptídicas de la hormona insulina.
Las verificaciones de que una proteína (previamente considerada como una larga cadena de
aminoácidos) podía tener una estructura bien definida y de que la composición de las proteínas
podía ser determinada, abrieron una nueva y emocionante frontera para la investigación. Las
percepciones bioquímicas y la tecnología habían llegado a un punto en que era posible
emprender estudios detallados sobre los compuestos de alto peso molecular de una célula,
llamados macromoléculas. Dos clases de macromoléculas (proteínas y ácidos nucleicos) fueron
los puntos clave y de mayor esfuerzo en investigación.
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Antes, en 1940, George Beadle y Edward Tatum (Figura 14, Premios Nobel conjuntos, 1958),
publicaron la hipótesis de un gen-una enzima, que pone de
manifiesto que la función de un gen es especificar la estructura
de una enzima. La explicación de la función genética en
términos bioquímicos llevó a las ciencias de la genética y de la
bioquímica a la llamada genética bioquímica que aportó
nuevas dimensiones a la investigación en ambas disciplinas.
En 1928, el bacteriólogo británico Frederick Griffith llevó a cabo una serie de experimentos con
ratones y bacterias Streptococcus pneumoniae. Griffith no intentaba identificar el material
genético, sino en realidad trataba de desarrollar una vacuna contra la neumonía. Se combinaron
bacterias R (no virulentas) con inofensivas bacterias S (virulentas) muertas por calor y se
inyectaron en un ratón. El ratón desarrolló neumonía y murió y en sangre aparecerían bacterias
S vivas. Griffith concluyó que las bacterias de la cepa R debían haber tomado lo que él llamó
"principio transformante" de las bacterias S muertas por calor, que les permitió "transformarse"
en bacterias con cobertura lisa y volverse virulentas.
En 1944, Oswald T Avery, Colin M MacLeod y Maclyn McCarty (Figura 15), estudiaron el
fenómeno de la transformación en las bacterias, identificaron el ADN como principio
transformador. Esta identificación reveló así mismo, la naturaleza química del gen.
Excepto para ciertos virus, El ADN es el material genético universal, replicándose mediante
mecanismos bioquímicos muy similares en todos los tipos de células. La síntesis de proteínas,
en cualquier forma de vida, requiere los mismos 20 aminoácidos y los mismos procesos
bioquímicos.
Dos brillantes contribuciones de Crick en la última mitad de los años 50, le proporcionó a la
biología molecular sus laureles científicos. Uno fue el Dogma Central de la biología molecular
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que, en parte, es una versión puesta al día de la hipótesis un gen –una enzima, ya que expresa
en lenguaje químico, el flujo de información biológica desde el gen a la estructura proteica.
Expresado brevemente, la información genética contenida en un gen (ADN) se transcribe en una
molécula de ácido ribonucleico (ARN), otro tipo de ácido nucleico, del cual, es entonces
traducida a estructuras proteicas. La otra contribución fue la de sus ideas sobre cómo se
almacena la información genética en un gen, es decir, la identidad química del códigogenético.
En 1965, Jacob y Monod junto a J.P Changeaux, propusieron también una teoría para explicar
los aspectos moleculares de la regulación de la actividad catalítica de las enzimas. También en
1965, se terminó de elucidar el código genético,
en un trabajo conjunto de los laboratorios de
Marshall W. Niremberg, Har G. Khorana (Premio
Nobel Conjunto, 1968) y Severo Ochoa (Premio
Nobel, 1959, Figura 17).
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investigaciones sobre la estereoquímica de las moléculas orgánicas y las reacciones catalizadas
por enzimas.
Desde 1975 hasta principios del siglo XXI, comienza a secuenciarse el ADN (Paul Berg, Walter
Gilbert y Frederick Sanger, premios Nobel, 1980, Figura 21). En 1985, Michael S Brown y Joseph
L Golsdtein (Figura 22) recibieron el premio Nobel por sus contribuciones a conocimiento sobre
la regulación del
metabolismo del
colesterol y la descripción
de los receptores que
participan en la
internalización de las proteínas. Comienzan a crearse las primeras industrias biotecnológicas
(Genentech), se aumenta la creación de fármacos y vacunas más eficaces, se eleva el interés por
las inmunología y las células madres y se descubre la enzima telomerasa (Elizabeth Blackburn y
Carol Greider, Premios Nobel, 2009, Figura 23). Se clonan los
primeros seres vivos, se secuencia el ADN de decenas de
especies y se publica el genoma completo del hombre (Craig
Venter, Celera Genomics y Proyecto Genoma Humano), se
resuelven decenas de miles de estructuras proteicas y se
publican en PDB, así como genes, en GenBank. Comienza el
desarrollo de la bioinformática y la computación de sistemas complejos, que se constituyen
como herramientas muy poderosas en el estudio de los sistemas biológicos. Se crea el primer
cromosoma artificial y se logra la primera bacteria con genoma sintético (2007, 2009, Craig
Venter). Se fabrican las nucleasas con dedos de zinc. Se inducen artificialmente células, que
inicialmente no eran pluripotenciales, a células madre pluripotenciales (Shin'ya Yamanaka).
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el conjunto de todos los potenciales genes (genómica), de RNA expresados por los genes
(transcriptómica), de polipéptidos (proteómica) o de sustancias metabólicas (metabolómica)
que un organismo puede contener en todas las condiciones fisiológicas posibles. En forma
general se denominan “ómicas”. Así, por ejemplo, el metaboloma humano representa la suma
de todas las sustancias metabólicas –o metabolitos– detectados en Homo sapiens hasta el
momento. A través de la compilación de datos obtenidos de la genómica, la transcriptómica y la
proteómica se han establecido los nodos más importantes y se elaboraron mapas de mayor o
menor resolución de la vasta red de actividad química que constituye el metabolismo.
La fisiología estudio de la función corporal, se superpone casi por completo con la bioquímica.
La inmunología emplea numerosas técnicas bioquímicas y muchos de los aspectos
inmunológicos han encontrado uso extenso entre bioquímicos. Farmacología y farmacia se
apoya en un conocimiento sólido de bioquímica y fisiología; en particular, la mayor parte de los
fármacos son metabolizados por reacciones catalizadas por enzimas y las complejas
interacciones entre fármacos se comprenden mejor desde el punto de vista bioquímico. Los
venenos actúan por medio de reacciones o procesos bioquímicos y este es el tema de
toxicología.
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Enfoques bioquímicos se emplean cada vez más en el estudio de aspectos básicos de la Patología
(estudio de la enfermedad), como inflamación, lesión celular y cáncer. Muchos profesionales en
microbiología, zoología y botánica emplean métodos bioquímicos casi en forma exclusiva.
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Bibliografía
Armstrong, Frank B. Biochemistry.Tercera Edición 1989. Oxford University Press.
Mathews, Christopher K., Van Holde K.E., Ahren Kevin G. Bioquímica. 3ª Edición. 2002. Editorial
Addison Wesley. ISBN: 0-8053-3066-6
Tymoczko, John L., Berg, Jeremy M., Stryer, Lubert. Bioquímica: curso básico. 2ª Edición. Reverté.
2014. ISBN: 978-84-291-7603-2
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